7.
ROBINSON CRUSOE (1719), DE DANIEL DEFOE
CAPÍTULO 1: PRIMERAS AVENTURAS DE ROBINSON
1) Como yo era el tercer hijo de la familia y no me había educado en
ningún oficio, desde muy pequeño me pasaba la vida divagando. Mi
padre, que era ya muy anciano, me había dado una buena educación,
tan buena como puede ser la educación en casa y en las escuelas
rurales gratuitas, y su intención era que estudiara leyes. Pero a mí
nada me entusiasmaba tanto como el mar, y dominado por este
deseo, me negaba a acatar la voluntad, las órdenes, más bien, de mi
padre y a escuchar las súplicas y ruegos de mi madre y mis amigos.
Parecía que hubiese algo de fatalidad en aquella propensión natural
que me encaminaba a la vida de sufrimientos y miserias que habría de
llevar.
2) Mi padre, un hombre prudente y discreto, me dio sabios y
excelentes consejos para disuadirme de llevar a cabo lo que,
adivinaba, era mi proyecto. Una mañana me llamó a su recámara,
donde le confinaba la gota, y me instó amorosamente, aunque con
vehemencia, a abandonar esta idea. Me preguntó qué razones podía
tener, aparte de una mera vocación de vagabundo, para abandonar la
casa paterna y mi país natal, donde sería bien acogido y podría, con
dedicación e industria, hacerme con una buena fortuna y vivir una vida
cómoda y placentera. Me dijo que sólo los hombres desesperados,
por un lado, o extremadamente ambiciosos, por otro, se iban al
extranjero en busca de aventuras, para mejorar su estado mediante
empresas elevadas o hacerse famosos realizando obras que se salían
del camino habitual; que yo estaba muy por encima o por debajo de
esas cosas; que mi estado era el estado medio, o lo que se podría
llamar el nivel más alto de los niveles bajos, que, según su propia
experiencia, era el mejor estado del mundo y el más apto para la
felicidad, porque no estaba expuesto a las miserias, privaciones,
trabajos ni sufrimientos del sector más vulgar de la humanidad; ni a la
CAPÍTULO 1: PRIMEIRAS AVENTURAS DE ROBINSON
1) Visto que eu era o terceiro filho da família e não tinha sido
educado em nenhuma profissão, passei a minha vida vagando
desde muito jovem. O meu pai, que já era muito velho, tinha-me
dado uma boa educação, tão boa como a educação em casa e em
escolas rurais gratuitas, e a sua intenção era que eu estudasse
direito. Mas eu estava tão entusiasmado com nada como o mar, e
dominado por esse desejo, eu me recusei a obedecer à vontade, ou
melhor, às ordens do meu pai, e a ouvir as súplicas e orações da
minha mãe e dos meus amigos. Parecia haver alguma fatalidade
naquela propensão natural que me levou à vida de sofrimento e
miséria que eu deveria levar.
2) Meu pai, homem prudente e discreto, deu-me conselhos sábios e
excelentes, para me dissuadir de fazer o que eu julgava ser o meu
projeto. Certa manhã ele me chamou ao seu quarto, onde a gota o
confinou, e ele amorosamente, embora com veemência, me
incentivou a abandonar esta idéia. Ele me perguntou que razões eu
poderia ter, além de uma mera vocação vagabunda, para deixar a
casa dos pais e meu país natal, onde eu seria bem-vindo e poderia,
com dedicação e indústria, fazer uma boa fortuna e viver uma vida
confortável e agradável. Ele me disse que só homens desesperados,
por um lado, ou homens extremamente ambiciosos, por outro, foram
para o exterior em busca de aventuras, para melhorar seu estado
através da alta empresa, ou para se tornar famoso fazendo trabalhos
que saíram do caminho habitual; que eu estava muito acima ou
abaixo de tais coisas; que meu estado era o estado médio, ou o que
se poderia chamar o nível mais alto dos níveis inferiores, que,
segundo sua própria experiência, era o melhor estado do mundo e o
mais adequado para a felicidade, porque não estava exposto às
misérias, privações, obras e sofrimentos do setor mais vulgar da
vergüenza, el orgullo, el lujo, la ambición ni la envidia de los que
pertenecían al sector más alto. Me dijo que podía juzgar por mí mismo
la felicidad de este estado, siquiera por un hecho; que este era un
estado que el resto de las personas envidiaba; que los reyes a
menudo se lamentaban de las consecuencias de haber nacido para
grandes propósitos y deseaban haber nacido en el medio de los dos
extremos, entre los viles y los grandes; y que el sabio daba testimonio
de esto, como el justo parámetro de la verdadera felicidad, cuando
rogaba no ser ni rico ni pobre.
3) [Así que], sin encomendarme a Dios o a mi padre, ni considerar las
circunstancias o las consecuencias, me embarqué el primer día de
septiembre de 1651, día funesto, ¡Dios lo sabe!, en un barco con
destino a Londres. Creo que nunca ha existido un joven aventurero
cuyos infortunios empezasen tan pronto y durasen tanto tiempo como
los míos. Apenas la embarcación había salido del puerto, se levantó
un fuerte vendaval y el mar comenzó a agitarse con una violencia
aterradora. Como nunca antes había estado en el mar, empecé a
sentir un malestar en el cuerpo y un terror en el alma muy difíciles de
expresar. Comencé entonces a pensar seriamente en lo que había
hecho y en que estaba siendo justamente castigado por el Cielo por
abandonar la casa de mi padre y mis obligaciones. De repente
recordé todos los buenos consejos de mis padres, las lágrimas de mi
padre y las súplicas de mi madre. Mi corazón, que aún no se había
endurecido, me reprochaba por haber desobedecido a sus
advertencias y haber olvidado mi deber hacia Dios y hacia mi padre.
CAPÍTULO 3: LA PLANTACION. EL NAUFRAGIO
4) No me quedaba más remedio que seguir adelante, pues me había
metido en un negocio que superaba mi ingenio y contrariaba la vida
que siempre había deseado, por la que había abandonado la casa de
mi padre y hecho caso omiso a todos sus buenos consejos. Más aún,
estaba entrando en ese estado intermedio, o el estado más alto del
estado inferior, que mi padre me había aconsejado y, si iba a
humanidade; nem à vergonha, orgulho, luxo, ambição ou inveja
daqueles que pertenciam ao setor mais alto. Disse-me que eu podia
julgar por mim mesmo a felicidade deste estado, ainda que por um
fato; que este era um estado que o resto do povo invejava; que os
reis muitas vezes lamentavam as conseqüências de nascer com
grandes propósitos e desejavam ter nascido no meio dos dois
extremos, entre o vil e o grande; e que o sábio dava testemunho
disso, como o parâmetro justo da verdadeira felicidade, quando
orava para não ser nem rico nem pobre.
3) Assim, sem me recomendar a Deus ou a meu pai, nem considerar
as circunstâncias ou as consequências, embarquei no primeiro dia
de setembro de 1651, o dia desastroso, sabe Deus! num navio com
destino a Londres. Creio que nunca houve um jovem aventureiro
cujas desgraças começaram tão cedo e duraram tanto quanto as
minhas. Assim que o navio deixou o porto, um forte vendaval se
levantou e o mar começou a tremer com uma violência terrível.
Como eu nunca tinha estado no mar antes, comecei a sentir um
desconforto no meu corpo e um terror na minha alma muito difícil de
expressar. Eu então comecei a pensar seriamente sobre o que eu
tinha feito e que eu estava sendo justamente punido pelo Céu por
deixar a casa de meu pai e meus deveres. De repente lembrei-me
de todos os bons conselhos dos meus pais, das lágrimas do meu pai
e das súplicas da minha mãe. O meu coração, que ainda não tinha
endurecido, afrontou-me por ter desobedecido às suas advertências
e por ter esquecido o meu dever para com Deus e meu pai.
CAPÍTULO 3: PLANTAÇÃO. A NAUFRAGIA
4) Não tive outra escolha senão continuar, porque entrei num
negócio que superou a minha ingenuidade e contradizia a vida que
sempre desejei, pela qual deixei a casa de meu pai, e desprezei todo
o seu bom conselho. Além disso, eu estava entrando naquele estado
intermediário, ou o estado mais alto do estado mais baixo, que meu
pai me havia aconselhado, e se eu fosse acolhê-lo, eu poderia muito
acogerlo, bien podía haberme quedado en casa para hacerlo, sin
haber tenido que padecer las miserias del mundo, como lo había
hecho. Muchas veces me decía a mí mismo que esto lo podía haber
hecho en Inglaterra, entre mis amigos, en lugar de haber venido a
hacerlo a cinco mil millas, entre extraños y salvajes, en un lugar
desolado y lejano, al que no llegaban noticias de ninguna parte del
mundo donde habitase alguien que me conociera. De este modo,
lamentaba la situación en la que me hallaba. No tenía a nadie con
quien conversar si no era, de vez en cuando, con mi vecino, ni tenía
otra cosa que hacer, salvo trabajos manuales.
Solía decir que mi vida transcurría como la del náufrago en
una isla desierta, donde no puede contar con nadie más que consigo.
Más, con cuánta justicia todos los hombres deberían reflexionar sobre
esto: que cuando comparan la condición en la que se encuentran con
otras peores, el cielo les puede obligar a hacer el cambio y
convencerse, por experiencia, de que fueron más felices en el pasado.
Y digo que, con justicia, merecí vivir una vida solitaria en una isla
desierta, como la que había imaginado, pues tantas muchas veces la
comparé, injustamente, con la vida que llevaba entonces; si hubiera
perseverado en ella, con toda seguridad habría logrado hacerme rico
y próspero.
5) Encontrándome a salvo en la orilla, elevé los ojos al cielo y le di
gracias a Dios por salvarme la vida en una situación que, minutos
antes, parecía totalmente desesperada. Creo que es imposible
expresar cabalmente, el éxtasis y la conmoción que siente el alma
cuando ha sido salvada, diría yo, de la mismísima tumba.
[M].
Caminé por la playa con las manos en alto y totalmente absorto
en la contemplación de mi salvación, haciendo gestos y movimientos
que no puedo describir, pensando en mis compañeros que se habían
ahogado; no se salvó ni un alma, salvo yo, pues nunca más volví a
verlos, ni hallé rastro de ellos, a excepción de tres de sus sombreros,
una gorra y dos zapatos de distinto par.
Miré hacia la embarcación encallada, que casi no podía ver por
bem ter ficado em casa para fazê-lo, sem ter que sofrer as misérias
do mundo, como eu tinha feito. Muitas vezes eu disse a mim mesmo
que poderia ter feito isso na Inglaterra, entre meus amigos, ao invés
de a cinco mil quilômetros de distância, entre estranhos e selvagens,
em um lugar desolado e distante, onde não havia notícias de
nenhuma parte do mundo onde vivesse alguém que me conhecesse.
Assim, lamentei a situação em que me encontrei. Não tinha com
quem conversar se não estivesse, de vez em quando, com meu
vizinho, nem tinha mais nada para fazer além de trabalho manual.
Eu costumava dizer que a minha vida era como a de um homem
naufragado numa ilha deserta, onde só posso contar comigo
mesmo. Mas como é justo que todos os homens reflitam sobre isso:
que quando comparam a condição em que se encontram com os
piores, o céu pode forçá-los a fazer a mudança e convencê-los, por
experiência, de que foram mais felizes no passado. E digo que,
justamente, merecia viver uma vida solitária numa ilha deserta, como
tinha imaginado, porque tantas vezes a comparei, injustamente, com
a vida que tinha então; se tivesse perseverado nela, certamente teria
conseguido enriquecer e prosperar.
5) Encontrando-me seguro na praia, levantei os olhos para o céu e
agradeci a Deus por salvar minha vida em uma situação que,
minutos antes, parecia totalmente desesperada. Creio que é
impossível expressar plenamente o êxtase e o choque que a alma
sente quando foi salva, diria eu, da própria sepultura.
[M].
Caminhei pela praia com as mãos no ar e totalmente absorvido na
contemplação da minha salvação, fazendo gestos e movimentos que
não posso descrever, pensando nos meus companheiros que se
afogaram; nenhuma alma foi salva senão eu, pois nunca mais os vi,
nem encontrei vestígios deles, exceto três de seus chapéus, um
boné e dois sapatos de um par diferente.
Eu olhei para o barco encalhado, que eu mal podia ver por causa da
la altura de la marea y la espuma de las olas y, al verla tan lejos,
pensé: «¡Señor!, ¿cómo pude llegar a la orilla?» Después de
consolarme un poco, con lo poco que tenía para consolarme en mi
situación, empecé a mirar a mi alrededor para ver en qué clase de
sitio me encontraba y qué debía hacer. Muy pronto, la sensación de
alivio se desvaneció y comprendí que me había salvado para mi mal,
pues estaba empapado y no tenía ropas para cambiarme, no tenía
nada que comer o beber para reponerme, ni tenía alternativa que no
fuese morir de hambre o devorado por las bestias salvajes. Peor aún,
tampoco tenía ningún arma para cazar o matar algún animal para mi
sustento, ni para defenderme de cualquier criatura que quisiera
matarme para el suyo. En suma, no tenía nada más que un cuchillo,
una pipa y un poco de tabaco en una caja. Estas eran mis únicas
provisiones y, al comprobarlo, sentí tal tribulación, que durante un rato
no hice otra cosa que correr de un lado a otro como un loco. Al
acercarse la noche, empecé a angustiarme por lo que sería de mí si
en esa tierra había bestias hambrientas, sabiendo que durante la
noche suelen salir en busca de presas.
La única solución que se me ocurrió fue subirme a un árbol
frondoso, parecido a un abeto pero con espinas, que se erguía cerca
de mí y donde decidí pasar la noche, pensando en el tipo de muerte
que me aguardaba al día siguiente, ya que no veía cómo iba a poder
sobrevivir allí. Caminé como un octavo de milla, buscando agua fresca
para beber y, finalmente, la conseguí, lo cual me causó una inmensa
alegría. Después de beber, me eché un poco de tabaco a la boca,
para quitarme el hambre y regresé al árbol. Mientras me encaramaba,
busqué un lugar de donde no me cayera si me quedaba dormido.
Corté un palo corto, a modo de porra, para defenderme, me subí a mi
alojamiento y, de puro agotamiento, me quedé dormido. Esa noche
dormí tan cómodamente como, según creo, pocos hubieran podido
hacerlo en semejantes condiciones y logré descansar como nunca en
mi vida.
CAPÍTULO 4: LA ISLA DESIERTA
6) Mi siguiente tarea era explorar el lugar y buscar un sitio adecuado
altura da maré e da espuma das ondas, e quando eu vi tão longe, eu
pensei: "Senhor, como eu poderia chegar à praia? Depois de me
consolar um pouco, com o pouco que eu tinha para me consolar na
minha situação, comecei a olhar em volta para ver em que tipo de
lugar eu estava e o que eu tinha que fazer. Logo o sentimento de
alívio se desvaneceu e eu percebi que eu tinha sido salvo para meu
próprio mal, porque eu estava encharcado e não tinha roupas para
vestir, eu não tinha nada para comer ou beber para me recuperar, e
eu não tinha alternativa senão passar fome ou ser devorado por
bestas selvagens. Pior ainda, eu não tinha nenhuma arma para
caçar ou matar qualquer animal para o meu sustento, nem para me
defender de qualquer criatura que quisesse matar-me por causa
deles. Em suma, eu não tinha nada além de uma faca, um cachimbo
e um pouco de tabaco numa caixa. Estas eram as minhas únicas
provisões e quando descobri, senti uma tribulação tão grande que
por um tempo não fiz mais que correr de um lado para o outro como
um louco. Quando a noite se aproximava, comecei a me preocupar
com o que seria de mim se houvesse animais famintos naquela
terra, sabendo que durante a noite eles costumam sair em busca de
presas.
A única solução que me ocorreu foi escalar uma árvore frondosa,
semelhante a um pinheiro, mas com espinhos, que ficava perto de
mim e onde resolvi passar a noite, pensando no tipo de morte que
me esperava no dia seguinte, pois não conseguia ver como
sobreviveria ali. Andei cerca de um oitavo de milha, procurando por
água fresca para beber, e finalmente consegui, o que me causou
imensa alegria. Depois de beber, coloquei um pouco de tabaco na
boca para tirar minha fome e voltei para a árvore. Enquanto subia,
procurei um lugar onde não caísse se adormecesse. Cortei um pau
curto, como um bastão, para me defender, entrei no meu alojamento
e, por puro esgotamento, adormeci. Naquela noite eu dormi tão bem
quanto, creio eu, poucos teriam sido capazes de fazê-lo em tais
condições e consegui descansar como nunca antes em minha vida.
CAPÍTULO 4: A ILHA DESERTA
6) Minha próxima tarefa era explorar o site e procurar um lugar
para instalarme y almacenar mis bienes, a fin de que estuvieran
seguros ante cualquier eventualidad. No sabía aún dónde estaba; ni si
era un continente o una isla, si estaba poblado o desierto, ni si había
peligro de animales salvajes. Una colina se erguía, alta y empinada, a
menos de una milla de donde me hallaba, y parecía elevarse por
encima de otras colinas, que formaban una cordillera en dirección al
norte. Tomé una de las escopetas de caza, una de las pistolas y un
cuerno de pólvora y, armado de esta sazón, me dispuse a llegar hasta
la cima de aquella colina, a la que llegué con mucho trabajo y
dificultad para descubrir mi penosa suerte; es decir, que me
encontraba en una isla rodeada por el mar, sin más tierra a la vista
que unas rocas que se hallaban a gran distancia y dos islas, aún más
pequeñas, que estaban como a tres leguas hacia el oeste.
Descubrí también que la isla en la que me hallaba era estéril y
tenía buenas razones para suponer que estaba deshabitada, excepto
por bestias salvajes, de las cuales aún no había visto ninguna. Vi una
gran cantidad de aves pero no sabía a qué especie pertenecían ni
cuáles serían comestibles, en caso de que pudiera matar alguna. A mi
regreso, le disparé a un pájaro enorme que estaba posado sobre un
árbol, al lado de un bosque frondoso y no dudo que fuera la primera
vez que allí se disparaba un arma desde la creación del mundo, pues,
tan pronto como sonó el disparo, de todas partes del bosque se
alzaron en vuelo innumerables aves de varios tipos, creando una
confusa gritería con sus diversos graznidos; mas, no podía reconocer
ninguna especie. En cuanto al pájaro que había matado, tenía el picó
y el color de un águila pero sus garras no eran distintas a las de las
aves comunes y su carne era una carroña, absolutamente
incomestible.
Complacido con este descubrimiento, regresé a mi balsa y me
puse a llevar mi cargamento a la orilla, lo cual me tomó el resto del
día. Cuando llegó la noche, no sabía qué hacer ni dónde descansar,
pues tenía miedo de acostarme en la tierra y que viniera algún animal
salvaje a devorarme aunque, según descubrí más tarde, eso era algo
por lo que no tenía que preocuparme.
No obstante, me atrincheré como mejor pude, con los arcones
y las tablas que había traído a la orilla, e hice una especie de
adequado para montar e armazenar meus produtos para que eles
estivessem a salvo de qualquer eventualidade. Eu ainda não sabia
onde eu estava; se era um continente ou uma ilha, se era povoada
ou deserta, ou se havia perigo de animais selvagens. Uma colina
estava alta e íngreme, a menos de uma milha de onde eu estava, e
parecia elevar-se acima de outras colinas, formando uma cadeia de
montanhas ao norte. Peguei uma das espingardas de caça, uma das
pistolas e um corno de pólvora e, armado com esta temporada, me
pus a caminho para chegar ao topo daquela colina, à qual cheguei
com muito trabalho e dificuldade para descobrir meu doloroso
destino; ou seja, estava em uma ilha cercada pelo mar, sem mais
terra à vista que algumas rochas que estavam a grande distância e
duas ilhas, ainda menores, que eram cerca de três léguas a oeste.
Também descobri que a ilha em que me encontrei era estéril
e tinha boas razões para supor que era desabitada, exceto animais
selvagens, dos quais eu ainda não tinha visto nenhum. Vi um grande
número de aves, mas não sabia a que espécie elas pertenciam, nem
qual seria comestível, caso eu pudesse matar qualquer uma delas.
Na minha volta atirei num pássaro enorme que estava empoleirado
numa árvore ao lado de uma floresta frondosa, e não duvido que
tenha sido a primeira vez que uma arma foi disparada ali desde a
criação do mundo, pois assim que o tiro soou, inúmeras aves de
vários tipos voaram de todas as partes da floresta, criando um grito
confuso com seus vários gritos, mas eu não pude reconhecer
nenhuma espécie. Quanto à ave que ele matou, tinha a mordida e a
cor de uma águia, mas suas garras não eram diferentes das das
aves comuns, e sua carne era um carniça, absolutamente não
comestível.
Satisfeito com esta descoberta, voltei à minha jangada e
comecei a levar a minha carga até à costa, o que levou o resto do
dia. Quando chegou a noite, não sabia o que fazer ou onde
descansar, pois tinha medo que me deitasse no chão e que viesse
um animal selvagem e me devorasse, embora, como descobri mais
tarde, isso fosse algo com que não tinha de me preocupar.
Mas eu me barricei o melhor que pude, com os baús e
tábuas que levei à praia e fiz uma espécie de abrigo para a noite.
cobertizo para albergarme durante la noche. En cuanto a la comida,
no sabía cómo conseguirla; había visto sólo dos o tres animales,
parecidos a las liebres, que habían salido del bosque cuando le
disparé al pájaro.
7) Cuando vi el dinero sonreí y exclamé:
-¡Oh, mercadería que no se vende!, ¿para qué me sirves? No vales
nada para mí; ni siquiera el esfuerzo de recogerte del suelo.
Cualquiera de estos cuchillos vale más que este montón de dinero. No
tengo forma de utilizarte, así que, quédate donde estás y húndete
como una criatura cuya vida no vale la pena salvar. Sin embargo,
cuando recapacité, me lo llevé y lo envolví en un pedazo de lona.
8) Una vez instalado, me di cuenta de que sentía la necesidad
imperiosa de tener un sitio donde hacer fuego y procurarme
combustible. Contaré con lujo de detalles lo que hice para
procurármelo y cómo agrandé mi cueva y las demás mejoras que
introduje. Pero antes, debo hacer un breve relato acerca de mí y mis
pensamientos sobre la vida, que, como bien podrá imaginarse, no
eran pocos.
Tenía una idea bastante sombría de mi condición, pues me
hallaba náufrago en esta isla, a causa de una violenta tormenta, que
nos había sacado completamente de rumbo; es decir, a varios cientos
de leguas de las rutas comerciales de la humanidad. Tenía muchas
razones para creer que se trataba de una determinación del Cielo y
que terminaría mis días en este lugar desolado y solitario. Lloraba
amargamente cuando pensaba en esto y, a veces, me preguntaba a
mí mismo por qué la Providencia arruinaba de esta forma a sus
criaturas y las hacía tan absolutamente miserables; por qué las
abandonaba de forma tan humillante, que resultaba imposible sentirse
agradecido por estar vivo en semejantes condiciones.
Pero algo siempre me hacía recapacitar y reprocharme por
estos pensamientos. Particularmente, un día, mientras caminaba por
la orilla del mar con mi escopeta en la mano y me hallaba absorto
reflexionando sobre mi condición, la razón, por así decirlo, me expuso
otro argumento: «Pues bien, estás en una situación desoladora, cierto,
Quanto à comida, eu não sabia como conseguir, eu só tinha visto
dois ou três animais, parecidos com lebres, que tinham saído da
floresta quando atirei no pássaro.
7) Quando vi o dinheiro, sorri e exclamei:
-Oh, mercadoria que não é vendida, de que me serve para mim?
Você não vale nada para mim, nem mesmo o esforço para pegá-lo
do chão. Qualquer uma destas facas vale mais do que este monte
de dinheiro. Eu não tenho como usar você, então fique onde você
está e afunde como uma criatura cuja vida não vale a pena salvar.
No entanto, quando pensei nisso, peguei nele e envolvi-o num
pedaço de tela.
8) Uma vez instalado, percebi que sentia a necessidade imperativa
de ter um lugar para fazer fogo e conseguir combustível. Vou dizer-
vos em pormenor o que fiz para o conseguir e como ampliei a minha
caverna e as outras melhorias que fiz. Mas primeiro, devo fazer um
breve relato de mim mesmo e dos meus pensamentos sobre a vida,
que, como pode imaginar, não eram poucos.
Tive uma ideia bastante sombria da minha situação, pois
naufraguei nesta ilha devido a uma violenta tempestade, que nos
tinha desviado completamente da rota, ou seja, várias centenas de
léguas das rotas comerciais da humanidade. Eu tinha todas as
razões para acreditar que era uma determinação do Céu e que eu
terminaria meus dias neste lugar desolado e solitário. Eu chorava
amargamente quando pensava nisso, e às vezes me perguntava por
que a Providência arruinava tanto suas criaturas e as tornava tão
miseráveis; por que as abandonava tão humilhantemente que era
impossível sentir-se grato por estarem vivas em tais condições.
Mas algo sempre me fez reconsiderar e me censurar por
estes pensamentos. Particularmente, um dia, enquanto caminhava
pela orla com minha espingarda na mão e me encontrava absorvido
na reflexão sobre minha condição, a razão, por assim dizer, me deu
outro argumento: "Bem, você está em uma situação desoladora,
certo, mas lembre-se onde os outros estão. Não foram onze a bordo
do barco? Porque eles não foram salvos e você morreu? Por que
pero por favor, recuerda dónde están los demás. ¿Acaso no venían
once a bordo del bote? ¿Por qué no se salvaron ellos y moriste tú?
¿Por qué fuiste escogido? ¿Es mejor estar aquí o allá?» Y entonces
apunté con el dedo hacia el mar. Todos los males han de ser juzgados
pensando en el bien que traen consigo y en los males mayores que
pueden acechar.
CAPÍTULO 5: EL DIARIO DE ROBINSON
9) Comencé a considerar seriamente mi condición y las circunstancias
a las que me veía reducido y decidí poner mis asuntos por escrito, no
tanto para dejarlos a los que acaso vinieran después de mí, pues era
muy poco probable que tuviera descendencia, sino para liberar los
pensamientos que a diario me afligían. A medida que mi razón iba
dominando mi abatimiento, empecé a consolarme como pude y a
anotar lo bueno y lo malo, para poder distinguir mi situación de una
peor; y apunté con imparcialidad, como lo harían un deudor y un
acreedor, los placeres de que disfrutaba, así como las miserias que
padecía, de la siguiente manera [M].
Malo: “Soy arrojado a una horrible isla desierta, desprovisto de
toda esperanza de rescate”.
Bueno: “Pero estoy vivo, y no me ahogué como el resto de los
que viajaban conmigo.”
Malo: “Soy señalado y separado, por así decirlo, de todo el
mundo, para ser infeliz”.
Bueno: “Pero también soy señalado de entre toda la tripulación
para ser salvado de la muerte; y Aquel que milagrosamente me salvó
de la muerte, puede librarme de esta situación”.
10) Habiendo recuperado un poco el ánimo respecto a mi condición y
renunciando a mirar hacia el mar en busca de algún barco; digo que,
dejando esto a un lado, comencé a ocuparme de mejorar mi forma de
vida, tratando de facilitarme las cosas lo mejor que pudiera.
você foi escolhido? É melhor estar aqui ou ali?" E então eu apontei
meu dedo para o mar. Todos os males devem ser julgados pelo bem
que trazem consigo e pelos males maiores que podem espreitar.
CAPÍTULO 5: DIÁRIO DE ROBINSON
9) Comecei a considerar seriamente a minha condição e as
circunstâncias a que estava reduzido, e decidi por escrito os meus
negócios, não tanto deixá-los aos que viessem depois de mim,
porque era muito improvável que eu tivesse descendência, mas para
libertar os pensamentos que me afligiam diariamente. Como a minha
razão dominava o meu desânimo, comecei a consolar-me como
podia e a escrever o bem e o mal, para poder distinguir a minha
situação da pior; e escrevi com imparcialidade, como faria um
devedor e um credor, os prazeres de que desfrutava, bem como as
misérias que sofria, da seguinte forma [...].
Mal: "Sou atirado para uma horrível ilha deserta, desprovido
de qualquer esperança de resgate.
Bem, "Mas estou vivo, e não me afoguei como o resto dos
que viajaram comigo."
Mau: "Sou escolhido e separado, por assim dizer, de todos,
para ser infeliz.
Bem: "Mas eu também sou escolhido dentre toda a
tripulação para ser salvo da morte; e Aquele que milagrosamente me
salvou da morte pode livrar-me desta situação.
10) Tendo recuperado um pouco de coragem sobre minha condição
e desistindo de olhar para o mar em busca de algum navio, digo que,
deixando isso de lado, comecei a lidar com a melhoria do meu modo
de vida, tentando facilitar as coisas para mim o melhor que pude.
11) Así, pues, me puse a trabajar y aquí debo señalar que, puesto que
la razón es la sustancia y origen de las matemáticas, todos los
hombres pueden hacerse expertos en las artes manuales si utilizan la
razón para formular y encuadrar todo y juzgar las cosas
racionalmente. Nunca en mi vida había utilizado una herramienta, mas
con el tiempo, con trabajo, empeño e ingenio descubrí que no había
nada que no pudiera construir, en especial, si tenía herramientas; y
hasta llegué a hacer un montón de cosas sin herramientas, algunas
de ellas, tan solo con una azuela y un hacha, como, seguramente,
nunca se habrían hecho antes; y todo ello con infinito esfuerzo.
12) Días más tarde, después de haber regresado al barco y rescatado
todo lo posible, todavía no podía evitar subir a la cima de la colina,
con la esperanza de ver si pasaba algún barco. Imaginaba que, a lo
lejos, veía una vela y me contentaba con esa ilusión. Luego, después
de mirar fijamente hasta quedarme casi ciego, la perdía de vista y me
sentaba a llorar como un niño, aumentando mi desgracia por mi
insensatez.
13) 4 de noviembre. Esta mañana organicé mi horario de trabajo,
caza, descanso y distracción; es decir, que todas las mañanas salía a
cazar durante dos o tres horas, si no llovía, entonces trabajaba hasta
las once en punto, luego comía lo que tuviese y desde las doce hasta
las dos me echaba una siesta pues a esa hora hacía mucho calor; por
la tarde trabajaba otra vez. Dediqué las horas de trabajo de ese día y
del siguiente a construir mi mesa, pues aún era un pésimo trabajador,
aunque el tiempo y la necesidad hicieron de mí un excelente artesano
en poco tiempo, como, pienso, le hubiese ocurrido a cualquiera.
14) Resulta imposible describir el asombro y la confusión que sentí en
este momento. Hasta entonces, no tenía convicciones religiosas; de
hecho, tenía muy pocos conocimientos de religión y pensaba que todo
11) Por isso, ponho-me a trabalhar e aqui devo salientar que, sendo
a razão a substância e a origem da matemática, todos os homens
podem tornar-se especialistas nas artes manuais, se usarem a razão
para formular e enquadrar tudo e julgar as coisas racionalmente.
Nunca na minha vida tinha usado uma ferramenta, mas com o
tempo, com trabalho, determinação e engenhosidade descobri que
não havia nada que eu não pudesse construir, especialmente se eu
tivesse ferramentas; e até consegui fazer muitas coisas sem
ferramentas, algumas delas, apenas com uma azuela e um
machado, como, certamente, nunca teria sido feito antes; e tudo isso
com esforço infinito.
12) Dias depois, depois de ter voltado ao navio e resgatado tanto
quanto possível, não pude deixar de subir ao cume do monte, na
esperança de ver se algum navio passaria. Imaginei que, ao longe,
vi uma vela e fiquei contente com essa ilusão. Então, depois de olhar
fixamente até ficar quase cego, eu a perderia de vista e me sentaria
e choraria como uma criança, aumentando meu infortúnio por causa
da minha loucura.
13) 4 de Novembro. Esta manhã organizei o meu horário de
trabalho, caça, descanso e distração, ou seja, todas as manhãs saía
para caçar durante duas ou três horas, se não chovia, depois
trabalhava até às onze horas, depois comia o que tinha e das doze
às duas horas dormia uma sesta porque nessa altura estava muito
calor; à tarde trabalhava de novo. Eu passei as horas de trabalho
desse dia e no dia seguinte para construir a minha mesa, pois eu
ainda era um péssimo trabalhador, embora o tempo ea necessidade
me fez um excelente artesão em um curto espaço de tempo, como,
eu acho, teria acontecido com qualquer um.
14) É impossível descrever o espanto e a confusão que senti neste
momento. Até então, eu não tinha convicções religiosas; de fato, eu
tinha muito pouco conhecimento da religião e pensava que tudo o
lo que me había sucedido respondía al azar o, como decimos por ahí,
a la voluntad de Dios, sin indagar en las intenciones de la Providencia
en estas cosas o en su poder para gobernar los asuntos del mundo.
Mas cuando vi crecer aquel grano, en un clima que sabía inadecuado
para los cereales y, sobre todo, sin saber cómo había llegado hasta
allí, me sentí extrañamente sobrecogido y comencé a creer que Dios
había hecho que este grano creciera milagrosamente, sin que nadie lo
hubiese sembrado, únicamente para mi sustento en ese miserable
lugar.
Esto me llegó al corazón y me hizo llorar y regocijarme porque
semejante prodigio de la naturaleza se hubiera obrado en mi
beneficio; y más asombroso aún fue ver que cerca de la cebada, a
todo lo largo de la roca, brotaban desordenadamente otros tallos, que
eran de arroz pues lo reconocí por haberlos visto en las costas de
África.
No solo pensé que todo esto era obra de la Providencia, que me
estaba ayudando, sino que no dudé que encontraría más en otro sitio
y recorrí toda la parte de la isla en la que había estado antes,
escudriñando todos los rincones y debajo de todas las rocas, en
busca de más, pero no pude encontrarlo. Al final, recordé que había
sacudido la bolsa de comida para los pollos en ese lugar y el asombro
comenzó a disiparse. Debo confesar también que mi piadoso
agradecimiento a la Providencia divina disminuyó cuando comprendí
que todo aquello no era más que un acontecimiento natural. No
obstante, debía estar agradecido por tan extraña e imprevista
providencia, como si de un milagro se tratase, pues, en efecto, fue
obra de la Providencia que esos diez o doce granos no se hubiesen
estropeado (cuando las ratas habían destruido el resto) como si
hubiesen caído del cielo. Además, los había tirado precisamente en
ese lugar donde, bajo la sombra de una gran roca, pudieron brotar
inmediatamente, mientras que si los hubiese tirado en cualquier otro
lugar, en esa época del año se habrían quemado o destruido.
CAPÍTULO 6: EL DIARIO DE ROBINSON (II)
15) Esto se entenderá mejor cuando cuente la parte pasada de mi
que tinha acontecido comigo era aleatório ou, como dizemos lá fora,
a vontade de Deus, sem investigar as intenções da Providência
nessas coisas ou em seu poder de governar os assuntos do mundo.
Mas quando eu vi aquele grão crescer, em um clima que não era
adequado para cereais e, acima de tudo, sem saber como cheguei
lá, fiquei estranhamente sobrecarregado e comecei a acreditar que
Deus tinha feito este grão crescer milagrosamente, sem que
ninguém o semeasse, apenas para meu sustento naquele lugar
miserável.
Isso tocou meu coração e me fez chorar e me alegrar porque
um tal prodígio da natureza havia trabalhado em meu benefício; e
mais surpreendente ainda foi ver que perto da cevada, ao longo de
toda a rocha, brotou desordenadamente outros caules, que eram
arroz, porque eu os reconheci por tê-los visto nas margens da África.
Não só pensei que tudo isso fosse obra da Providência, que
me ajudava, mas não tinha dúvida de que encontraria mais em outro
lugar, e percorri toda a parte da ilha onde tinha estado antes,
procurando em cada canto e debaixo de cada pedra, procurando por
mais, mas não consegui encontrá-la. No final, lembrei-me que tinha
sacudido o saco de comida de frango naquele lugar e o espanto
começou a dissipar-se. Devo também confessar que meu piedoso
agradecimento à Divina Providência diminuiu quando percebi que
era apenas um acontecimento natural. No entanto, devo ser grato
por uma providência tão estranha e imprevista, como se fosse um
milagre, pois foi realmente obra da Providência que aqueles dez ou
doze grãos não tivessem sido estragados (quando os ratos tinham
destruído o resto) como se tivessem caído do céu. Além disso, ele
os havia jogado precisamente naquele lugar onde, sob a sombra de
uma grande rocha, eles poderiam surgir imediatamente, enquanto
que se ele os tivesse jogado em qualquer outro lugar, naquela época
do ano eles teriam sido queimados ou destruídos.
CAPÍTULO 6: O DIÁRIO DE ROBINSON (II)
15) Isto será melhor compreendido quando contar a última parte da
historia y agregue que, a pesar de todas las desgracias que me
habían ocurrido hasta ese día, no se me había ocurrido pensar que
eran a consecuencia de la intervención divina, o que se trataba de un
castigo por mis pecados, por la rebeldía contra mi padre, por mis
pecados actuales que eran muy grandes o, bien, un castigo por el
curso general de mi depravada vida. Cuando me hallaba en aquella
desesperada expedición en las desiertas costas de África, no pensé ni
por un instante en lo que podía ser de mí, ni deseé que Dios me
indicara a dónde dirigirme, ni me protegiera del peligro que me
rodeaba y de las criaturas voraces y salvajes crueles. Simplemente,
no pensaba en Dios ni en la Providencia y me comportaba como una
mera bestia enajenada de los principios de la naturaleza y los dictados
del sentido común; a veces, ni siquiera como eso.
16) Ahora empezaba a comprender las palabras mencionadas
anteriormente, Invócame y te liberaré, en un sentido diferente al que lo
había hecho antes, porque entonces no tenía la menor idea de nada
que pudiese llamarse salvación, si no era de la condición de cautiverio
en la que me encontraba; pues, si bien estaba libre en este lugar, la
isla era una verdadera prisión para mí, en el peor sentido. Mas ahora
había aprendido a ver las cosas de otro modo. Ahora miraba hacia mi
pasado con tanto horror y mis pecados me parecían tan terribles, que
mi alma no le pedía a Dios otra cosa que no fuera la liberación del
peso de la culpa que me quitaba el sosiego. En cuanto a mi vida
solitaria, ya no me parecía nada; ya no rogaba a Dios que me liberara
de ella, ni siquiera pensaba en ello, pues no era tan importante como
esto. Y añado lo siguiente para sugerir a quien lo lea que cuando se
llega a entender el verdadero sentido de las cosas, el perdón por los
pecados es una bendición mayor que la liberación de las aflicciones.
17) Descendí un trecho por el costado de ese delicioso valle,
observándolo con una especie de secreto placer, aunque mezclado
con otras reflexiones dolorosas, al pensar que todo aquello era mío,
que era el rey y señor irrevocable de todo este lugar, sobre el que
minha história e acrescentar que, apesar de todas as desgraças que
me aconteceram até aquele dia, não me ocorreu pensar que fossem
consequência da intervenção divina, ou que fosse um castigo pelos
meus pecados, pela rebelião contra meu pai, pelos meus pecados
presentes que foram muito grandes, ou então um castigo pelo curso
geral da minha vida depravada. Quando eu estava naquela
expedição desesperada às costas desérticas da África, não pensei
por um momento no que poderia ser de mim, nem desejei que Deus
me dissesse para onde ir, nem me protegesse do perigo que me
cercava e das criaturas vorazes e selvagens cruéis. Eu
simplesmente não pensava em Deus ou na Providência e me
comportava como uma mera besta alienada dos princípios da
natureza e dos ditames do senso comum; às vezes nem mesmo
assim.
16) E comecei a entender as palavras acima mencionadas: Chamai-
me e livrar-vos-ei, num sentido diferente do que fiz antes, porque
então não tinha a menor idéia de nada que se pudesse chamar
salvação, se não fosse da condição de cativeiro em que me achava;
porque, estando eu livre neste lugar, a ilha era para mim uma
verdadeira prisão, no pior sentido. Mas agora aprendi a ver as coisas
de forma diferente. Agora olhei para o meu passado com tanto
horror e os meus pecados pareciam tão terríveis que a minha alma
só pedia a Deus a libertação do peso da culpa que me tirava a
calma. Quanto à minha vida solitária, já não me parecia nada; já não
rezava a Deus para me libertar dela, nem sequer pensava nisso,
porque não era tão importante como isto. E eu acrescento o seguinte
para sugerir ao leitor que quando alguém chega a entender o
verdadeiro significado das coisas, o perdão pelos pecados é uma
bênção maior do que a libertação das aflições.
17) Desci uma extensão ao longo daquele vale delicioso,
observando-a com uma espécie de prazer secreto, ainda que
misturada com outras reflexões dolorosas, pensando que tudo o que
era meu, que era rei e senhor irrevogável de todo este lugar, sobre o
tenía pleno derecho de posesión; y que si hubiera podido transmitirlo,
sería un bien hereditario tan sólido como el de cualquier señor de
Inglaterra. Vi muchos árboles de cacao, naranjos, limoneros y cidros,
todos silvestres y con poca o ninguna fruta, al menos en ese
momento. Sin embargo, recogí unas limas que, no sólo estaban
sabrosas sino que eran muy saludables. Más tarde mezclé su zumo
con agua y obtuve una bebida muy sana y refrescante.
CAPÍTULO 7: VIAJES Y TRABAJOS
18) Dediqué todo el día a dar gracias humildemente por los muchos
bienes que me habían sido prodigados, sin los cuales, esta vida
solitaria habría sido mucho más miserable. Le di gracias a Dios con
humildad y fervor por haberme permitido descubrir que, tal vez,
podía sentirme más feliz en esta situación solitaria que gozando
de la libertad en la sociedad y rodeado de mundanales placeres.
Le agradecí que hubiese compensado las deficiencias de mi soledad y
mi necesidad de compañía humana con su presencia y la
comunicación de su gracia que me asistía, me reconfortaba y me
alentaba a confiar en su providencia aquí en la tierra y aguardar por
su eterna presencia después de la muerte.
Ahora empezaba a darme cuenta de cuánto más feliz era esta
vida, con todas sus miserias, que la existencia sórdida, maldita y
abominable que había llevado en el pasado. Habían cambiado mis
penas y mis alegrías, mis deseos se habían alterado, mis afectos
tenían otro sentido, mis deleites eran completamente distintos de
cómo eran a mi llegada a esta isla y durante los últimos dos años.
[M]
Desde este momento, comencé a convencerme de que,
posiblemente, era más feliz en esta situación de soledad y abandono
que en cualquier otro estado en el mundo. Con estos pensamientos le
di gracias a Dios por haberme traído a este lugar.
No sé qué ocurrió pero algo me turbó y me impidió pronunciar
las palabras de agradecimiento. «¿Cómo puedes ser tan hipócrita -me
dije en voz alta- y fingirte agradecido por una situación de la cual, a
pesar de tus esfuerzos por resignarte a ella, deseas liberarte con
qual eu tinha pleno direito de posse; e que, se o pudesse transmitir,
seria um bem hereditário tão sólido como o de qualquer senhor de
Inglaterra. Vi muitos cacaueiros, laranjeiras, limões e cítricos, todos
selvagens e com pouca ou nenhuma fruta, pelo menos naquela
época. No entanto, eu peguei algumas limas que não só eram
saborosas, mas também muito saudáveis. Mais tarde eu misturei
seu suco com água e obtive uma bebida muito saudável e
refrescante.
CAPÍTULO 7: DESLOCAÇÕES E TRABALHO
18) Todo o dia dediquei a dar graças humildemente pelas muitas
coisas boas que me foram dadas, sem as quais esta vida solitária
teria sido muito mais miserável. Agradeci a Deus com humildade e
fervor por me ter permitido descobrir que, talvez, me pudesse sentir
mais feliz nesta situação solitária do que desfrutar da liberdade na
sociedade e rodeado de prazeres mundanos. Agradeci-lhe por ter
compensado as deficiências da minha solidão e da minha
necessidade de companhia humana com a sua presença e a
comunicação da sua graça que me ajudou, me confortou e me
encorajou a confiar na sua providência aqui na terra e esperar pela
sua presença eterna depois da morte.
Agora comecei a perceber o quanto esta vida, com todas as
suas misérias, era mais feliz do que a sórdida, maldita e abominável
existência que eu tinha levado no passado. As minhas tristezas e
alegrias tinham mudado, os meus desejos tinham sido alterados, os
meus afetos tinham outro significado, as minhas delícias eram
completamente diferentes de como eram na minha chegada a esta
ilha e nos últimos dois anos.
[M]
A partir deste momento, comecei a me convencer de que era
possivelmente mais feliz nesta situação de solidão e abandono do que
em qualquer outro estado do mundo. Com estes pensamentos agradeci
a Deus por me trazer a este lugar.
Não sei o que aconteceu, mas algo me perturbou e me impediu
de pronunciar as palavras de ação de graças. "Como podes ser tão
hipócrita - disse a mim mesmo em voz alta - e fingir estar grato por uma
todas las fuerzas de tu corazón?» Aquí me detuve y, aunque no pude
darle gracias a Dios por hallarme allí, le agradecí sinceramente que
me hubiese abierto los ojos, si bien mediante sufrimientos, para ver mi
vida anterior y para lamentarme y arrepentirme de ella. Nunca abrí ni
cerré la Biblia sin darle gracias a Dios por hacer que mi amigo en
Inglaterra, sin que yo le dijese nada, la hubiese empaquetado con mis
cosas y por ayudarme a rescatarla del naufragio.
CAPÍTULO 8: EXPEDICIÓN TEMERARIA
19) [C]oncluyó mi cuarto año de estancia en la isla y celebré el
aniversario con la misma devoción y tranquilidad que los anteriores,
pues, gracias al constante estudio de la palabra de Dios y al auxilio de
su gracia divina, había adquirido una nueva sabiduría, distinta a mis
conocimientos anteriores. Veía las cosas de otro modo y el mundo me
parecía algo remoto, con lo que no tenía nada que ver y de lo que no
esperaba ni deseaba absolutamente nada. En pocas palabras, no
tenía nada en común con él, ni lo tendría nunca, de modo que lo veía
como se debía ver después de la muerte; como un lugar donde había
vivido pero al que había abandonado. Muy bien podía decir, como
Abraham al rico avariento: Entre tú y yo media un profundo abismo.
En primer lugar, me hallaba lejos de los vicios del mundo. No
sentía la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos, ni
la soberbia de la vida. Nada tenía que envidiar, puesto que poseía
todo aquello de lo que podía disfrutar y era el señor de toda la isla.
Podía, si eso me complacía, llamarme rey o emperador de todo lo que
poseía. No tenía rivales ni adversarios ni a nadie con quien
disputarme la soberanía o el poder. Podía cosechar suficiente grano
para cargar muchos navíos pero no me hacía falta, de modo que
sembraba solo el que necesitaba para mi sustento. Tenía tortugas en
abundancia pero no las cogía sino de cuando en cuando, según mis
necesidades. Tenía suficiente leña para construir toda una flota de
barcos y luego llenar sus bodegas con el vino o las pasas que podía
obtener de mi viñedo.
Solo me parecía valioso aquello que podía utilizar. Comía solo
lo que necesitaba y el resto, ¿de qué me servía? Si cazaba más de lo
situação da qual, apesar dos teus esforços para te resignares a ela,
desejas libertar-te com toda a força do teu coração?" Aqui eu parei, e
embora eu não pudesse agradecer a Deus por estar ali, eu
sinceramente agradeci a Ele por abrir meus olhos, ainda que através do
sofrimento, para ver minha vida anterior e lamentar e me arrepender
disso. Eu nunca abri ou fechei a Bíblia sem agradecer a Deus por fazer
meu amigo na Inglaterra, sem que eu lhe dissesse nada, empacotá-la
com minhas coisas e por me ajudar a resgatá-la do naufrágio.
CAPÍTULO 8: EXPEDIÇÃO IMPRUDENTE
19) O quarto ano da minha permanência na ilha terminou e celebrei
o aniversário com a mesma devoção e tranquilidade dos anos
anteriores, porque, graças ao constante estudo da palavra de Deus
e à ajuda da sua graça divina, adquiri uma nova sabedoria, diferente
do meu conhecimento anterior. Eu via as coisas de outra maneira e
o mundo me parecia ser algo remoto, com o qual eu não tinha nada
a ver e do qual eu não esperava nem desejava nada. Resumindo, eu
não tinha nada em comum com ele, nem nunca o teria tido, por isso
o vi como deve ser visto depois da morte, como um lugar onde ele
tinha vivido, mas a quem tinha abandonado. Ele poderia muito bem
dizer, como Abraão ao rico avariento: Entre você e eu há um abismo
profundo.
Em primeiro lugar, eu estava longe dos vícios do mundo.
Não senti a concupiscência da carne, nem a concupiscência dos
olhos, nem o orgulho da vida. Eu não tinha nada a invejar, porque eu
possuía tudo o que podia desfrutar e era o senhor de toda a ilha. Eu
poderia, se isso me agradasse, chamar-me rei ou imperador de tudo
o que possuía. Não tinha rivais nem adversários, nem ninguém com
quem disputar a soberania ou o poder. Eu podia colher grãos
suficientes para carregar muitos navios, mas não precisava deles,
então semeei apenas o que precisava para o meu sustento. Tinha
tartarugas em abundância, mas só as tomava de vez em quando, de
acordo com as minhas necessidades. Eu tinha lenha suficiente para
construir uma frota inteira de barcos e então encher seus porões
com o vinho ou uvas passas que eu podia obter do meu vinhedo.
Só aquilo que eu podia usar me parecia valioso. Só comi o
que podía comer, tenía que dárselo al perro o dejar que se lo
comieran las sabandijas. Si sembraba más grano del que podía
consumir, se echaba a perder. Los árboles que cortaba se pudrían
sobre la tierra ya que no podía utilizarlos de otro modo que no fuera
como lumbre para cocinar mi comida.
En pocas palabras, después de una justa reflexión, comprendí
que la naturaleza y la experiencia me habían enseñado que todas las
cosas buenas de este mundo lo son en la medida en que podemos
hacer uso de ellas o regalárselas a alguien y que disfrutamos solo de
aquello que podemos utilizar; el resto no nos sirve para nada. El avaro
más miserable y codicioso de este mundo se habría curado del vicio
de la avaricia si hubiese estado en mi lugar, pues poseía infinitamente
más de lo que podía disponer. No deseaba nada, excepto algunas
cosas que no podía tener y que, en realidad, eran insignificancias,
aunque me habrían sido de gran utilidad. Como he dicho
anteriormente, tenía un poco de dinero, oro y plata, que sumaban
unas treinta y seis libras esterlinas y, ¡ay de mí!, ahí yacía esa inútil y
desagradable materia, con la que no podía hacer absolutamente
nada. A veces pensaba que habría dado parte de ella a cambio de
unas buenas pipas para fumar tabaco o de un molino de mano para
moler el grano. Más aún, lo habría dado todo a cambio de seis
peniques de semillas de nabos y zanahorias de Inglaterra o de un
puñado de guisantes y habas y un frasco de tinta. En mi situación, no
podía sacar ningún provecho de ese dinero y allí estaba, dentro de un
cajón, cubriéndose de moho con la humedad de la cueva durante la
estación de lluvias; y si hubiera tenido el cajón lleno de diamantes,
tampoco habrían tenido ningún valor, porque no tenía uso que darles.
20) Vivía, de este modo, cómodamente; mi espíritu estaba tranquilo y
enteramente conforme con la voluntad de Dios y los designios de la
Providencia. Por lo tanto, mi vida era mucho más placentera que la
vida en sociedad, pues, cuando me lamentaba de no tener con quien
conversar, me preguntaba si no era mejor conversar con mis
pensamientos y, si puede decirse, con Dios, mediante la oración, que
disfrutar de los mayores deleites que podía ofrecer la sociedad.
que precisava e o resto, de que me serviu? Se eu caçava mais do
que podia comer, tinha de o dar ao cão ou deixar que os vermes o
comessem. Se eu semeasse mais grãos do que poderia comer,
estragar-se-ia. As árvores que eu cortava apodreciam no chão
porque eu não podia usá-las de outra forma que não fosse como um
fogo para cozinhar a minha comida.
Em suma, depois de uma reflexão justa, compreendi que a
natureza e a experiência me ensinaram que todas as coisas boas
deste mundo são boas na medida em que podemos usá-las ou dá-
las a alguém e que só desfrutamos daquilo que podemos usar; o
resto não nos serve de nada. O avarento mais miserável e
ganancioso deste mundo teria sido curado do vício da ganância se
estivesse em meu lugar, pois possuía infinitamente mais do que
poderia dispor. Eu não desejava nada, exceto algumas coisas que
eu não podia ter e que, na realidade, eram insignificantes, embora
me tivessem sido de grande utilidade. Como eu disse antes, eu tinha
um pouco de dinheiro, ouro e prata, que somava cerca de trinta e
seis libras, e ai de mim, lá estava aquela matéria inútil, desagradável
com a qual eu não podia fazer absolutamente nada. Às vezes eu
pensei que eu teria dado parte dela em troca de alguns bons
cachimbos de tabaco ou um moinho de mão para moer o grão. Além
disso, teria dado tudo em troca de seis cêntimos de sementes de
nabo e cenoura de Inglaterra ou de um punhado de ervilhas e feijões
e uma garrafa de tinta. Na minha situação, eu não podia usar esse
dinheiro e lá estava ele, numa gaveta, coberto de bolor com a
humidade da gruta durante a estação das chuvas; e se eu tivesse a
gaveta cheia de diamantes, eles também não teriam qualquer valor,
porque eu não os usava.
20) Assim vivi confortavelmente: o meu espírito estava em paz e
inteiramente em conformidade com a vontade de Deus e os
desígnios da Providência. Portanto, minha vida era muito mais
agradável do que a vida em sociedade, pois, quando lamentei que
não tinha com quem falar, me perguntava se não seria melhor falar
com meus pensamentos e, se é que se pode dizer, com Deus,
através da oração, do que desfrutar das maiores delícias que a

CAPÍTULO 9: LA PISADA EN LA ARENA
21) Más, creo que nunca me sentí tan orgulloso de una obra, ni tan
feliz por haberla realizado, que cuando descubrí el modo de hacer una
pipa. A pesar de que, una vez terminada, era una pieza fea y tosca,
hecha de barro rojo, como mis otros cacharros, era fuerte y sólida y
pasaba bien el humo, lo que me proporcionó una gran satisfacción
porque estaba acostumbrado a fumar.
22) Incluso los más estoicos se habrían reído de verme sentado a la
mesa, junto a mi pequeña familia, como el príncipe y señor de toda la
isla. Tenía absoluto control sobre las vidas de mis súbditos; podía
ahorcarlos, aprisionarlos, darles y quitarles la libertad, sin que hubiera
un solo rebelde entre ellos.
Del mismo modo que un rey come absolutamente solo y asistido
por sus sirvientes, Poll, como si fuese mi favorito, era el único que
podía dirigirme la palabra. Mi perro, que ya estaba viejo y maltrecho y
que no había encontrado ninguna de su especie para multiplicarse, se
sentaba siempre a mi derecha. Los dos gatos se situaban a ambos
lados de la mesa, esperando que, de vez en cuando, les diera algo de
comer, como muestra de favor especial.
Estos no eran los dos gatos que había traído a tierra en el
principio. Aquellos habían muerto y yo los había enterrado, con mis
propias manos, cerca de mi casa. Uno de ellos se había multiplicado
con un animal, cuya especie no conocía, y yo conservaba estos dos, a
los que había domesticado, mientras los otros andaban sueltos por los
bosques. Con el tiempo, comenzaron a ocasionarme problemas, pues,
a menudo se metían en mi casa y la saqueaban. Finalmente, me vi
obligado a dispararles y, después de matar a muchos, me dejaron en
paz. De este modo, vivía en la abundancia y bien acompañado, por lo
que no podía lamentarme de que me faltase nada, como no fuese la
compañía de otros hombres, que, poco después, tendría en demasía.
sociedade poderia oferecer.
CAPÍTULO 9: PISAR NA AREIA
21) Mais, creio que nunca me senti tão orgulhoso de uma obra, nem
tão feliz por tê-la feito, como quando descobri a maneira de fazer um
cachimbo. Apesar de, uma vez terminada, ser uma peça feia e
áspera, feita de lama vermelha, como as minhas outras panelas e
frigideiras, era forte e sólida e divertia-me com o fumo, o que me deu
grande satisfação porque estava habituado a fumar.
22) Até o mais estóico se teria rido para me ver assentado à mesa,
ao lado da minha pequena família, como o príncipe e senhor de toda
a ilha. Eu tinha controle absoluto sobre a vida dos meus súditos;
podia enforcá-los, aprisioná-los, dar-lhes e tirar-lhes a liberdade,
sem que houvesse um único rebelde entre eles.
Assim como um rei come absolutamente sozinho e assistido
por seus servos, Poll, como se fosse o meu favorito, era o único que
podia falar comigo. O meu cão, que era velho e maltratado e não
tinha encontrado nada do género para se multiplicar, sentava-se
sempre à minha direita. Os dois gatos ficaram em ambos os lados
da mesa, esperando que, de vez em quando, eu lhes desse algo
para comer, como um sinal especial de favor.
Estes não eram os dois gatos que eu tinha trazido para terra
no início. Eles tinham morrido e eu tinha-os enterrado, com as
minhas próprias mãos, perto da minha casa. Um deles se multiplicou
com um animal, cuja espécie eu não conhecia, e guardei estes dois,
que eu tinha domesticado, enquanto os outros andavam soltos na
floresta. Eventualmente começaram a causar-me problemas, pois
muitas vezes invadiram a minha casa e saquearam-na. Finalmente,
fui forçado a matá-los, e depois de matar muitos, deixaram-me em
paz. Assim eu vivia em abundância e em boa companhia, e por isso
não podia me queixar de que me faltava nada além da companhia
de outros homens, dos quais eu logo teria muito.
23) Un día, a eso del mediodía, cuando me dirigía a mi piragua, me
sorprendió enormemente descubrir las huellas de un pie desnudo,
perfectamente marcadas sobre la arena. Me detuve estupefacto,
como abatido por un rayo o como si hubiese visto un fantasma.
Escuche y miré a mi alrededor pero no percibí nada. Subí a un
montículo para poder observar, recorrí con la vista toda la playa, a lo
largo y a lo ancho, pero no hallé nada más. Volví a ellas para ver si
había más y para confirmar que todo esto no fuera producto de mi
imaginación pero no era así. Allí estaba muy clara la huella de un pie,
con sus dedos, su talón y todas sus partes. No sabía, ni podía
imaginar, cómo había llegado hasta allí. Después de darle mil vueltas
en la cabeza, como un hombre completamente confundido y fuera de
sí, regresé a mi fortificación, sin sentir, como se dice por ahí, la tierra
bajo mis pies, aterrado hasta mis límites, mirando hacia atrás cada
dos o tres pasos, imaginando que cada árbol o arbusto, que cada
bulto en la distancia podía ser un hombre. No es posible describir las
diversas formas que mi mente trastornada atribuía a todo lo que veía;
cuántas ideas descabelladas se me ocurrieron y cuántos
pensamientos extraños me pasaron por la cabeza en el camino.
23) Um dia, por volta do meio-dia, quando ia a caminho da minha
canoa, fiquei muito surpreendido ao descobrir as pegadas de um pé
descalço, perfeitamente marcado na areia. Parei atordoado, como se
tivesse sido atingido por um raio ou como se tivesse visto um
fantasma. Ouvi e olhei em volta, mas não percebi nada. Subi um
monte para poder observar, procurei por toda a praia, longa e larga,
mas não encontrei mais nada. Voltei a eles para ver se havia mais e
para confirmar que tudo isso não era fruto da minha imaginação,
mas não era assim. Havia uma pegada muito clara, com seus dedos
dos pés, calcanhar e todas as suas partes. Eu não sabia, nem podia
imaginar, como cheguei lá. Depois de mil voltas na cabeça, como
um homem completamente confuso e fora de si, voltei à minha
fortificação, sem sentir, como dizem lá fora, a terra debaixo dos
meus pés, aterrorizada até aos meus limites, olhando para trás a
cada dois ou três passos, imaginando que cada árvore ou arbusto,
que cada colisão à distância poderia ser um homem. Não é possível
descrever as várias formas que a minha mente perturbada atribuía a
tudo o que eu via; quantas ideias loucas me ocorreram e quantos
pensamentos estranhos passaram pela minha cabeça no caminho.