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RECURSO DE APELACION

CAUSA PENAL Nº 2JU-1704-2010


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Ciudadana:
BELKIS ALVAREZ ARAUJO JUEZ DE PRIMERA INSTANCIA EN
FUNCIONES DE JUICIO NUMERO DOS DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL
DEL ESTADO TACHIRA
Su Despacho.-

Nosotros, JAFETH VICENTE PONS BRIÑEZ, HERNESTO RAMIREZ y


YULIANA DEL VALLE RAMIREZ RAMIREZ, titulares de las cédulas de
identidad Nos. V- 5989790, 10176992 y V- 16.540.991, respectivamente, inscritos en el
Inpreabogado bajo los números 26.202, 58503 y 117.513, también respectivamente,
con domicilio procesal ubicado en el Edificio Colonial “Dr. Toto González”, esquina
de carrera 3 con calle 4, piso 1, oficina 1; Sector Catedral, San Cristóbal, Estado Táchira,
actuando en este acto en nuestra condición de defensores privados del ciudadano
JORGE ENRQUE AÑEZ CHACON, suficientemente identificado en autos, ante
Usted, con el debido respeto, ocurrimos para exponerle:

CAPITULO I

DE LOS HECHOS PROCESALES

En fecha 06 de junio de 2010, fue celebrada Audiencia de Calificación De Flagrancia


y Presentación Física, por ante el Tribunal Sexto de Control de este Circuito Judicial Penal,
en donde se decreto la flagrancia del nuestro representado, se ordeno la prosecución de la
causa por los trámites del procedimiento abreviado y se decreto Medida de Privación Judicial
Preventiva de Libertad. Pasando directamente para el Tribunal de Juicio por ser
procedimiento abreviado, correspondiéndole por distribución al Tribunal Segundo de Juicio
de este Circuito Judicial Penal, dándole este su respectiva entrada, posterior a ello se fijo
Juicio Oral y Público 29 de Junio de 2010, otorgando el Tribunal prorroga fiscal de 15 días
para la presentación del acto conclusivo. Posterior a esto la Fiscalia del Ministerio Publico
Presento su respectivo acto conclusivo en el cual presento acusación formal en contra de
nuestro representado el ciudadano JORGE ENRQUE AÑEZ CHACON por el delito de
TRAFICO EN LA MODALIDAD DE TRANSPORTE AGRAVADO DE SUSTANCIAS
ESTUPEFACIENTES Y PSICOTROPICAS, previsto y sancionado en el artículo 31 en
concordancia con el articulo 46 numerales 5 y 8 de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito
y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas. Una vez iniciado el juicio,
admitida la acusación, admitidos y recepcionados y evacuados los medios de pruebas se
procedió a condenar a nuestro patrocinado a la pena de 7 años de prisión.
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CAPITULO II

DE LA SENTENCIA RECURRIDA
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CAPITULO III

PREVIO

DE LA NULIDAD ABSOLUTA OBSERVADA

(OMISIÓN Y QUEBRANTAMIENTO DE LAS FORMALIDADES PREVISTAS Y


EXIGIDAS EN EL ARTICULO 202 “A” DEL CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL
PENAL)

Señala el artículo 202 que los funcionarios encargados de colectar las evidencias
físicas deben cumplir con la cadena de custodia, entendiéndose esta, la garantía legal que
permite el manejo idóneo de las evidencias digitales, físicas o materiales, con el objeto de
evitar su modificación, alteración, o contaminación desde el momento de su ubicación en el
sitio del suceso o lugar de hallazgo, su trayectoria por las distintas dependencias de
investigaciones penales, criminalísticas y forenses la consignación de los resultados a la
autoridad competente hasta la culminación del proceso. La cadena de custodia comprende
el procedimiento empleado en la protección, fijación, colección, embalaje, rotulado,
etiquetado, preservación y traslados de evidencias a las respectivas dependencias de
investigación penales criminalísticas y ciencias forenses, u órganos jurisdiccionales.
Debiendo registrar las evidencias físicas colectadas en la planilla especialmente diseñada
para la preservación de esta cadena de custodia a fin de garantizar la integridad,
autenticidad, originalidad y seguridad del elemento probatorio desde su colección hasta la
culminación del proceso. La planilla de registro de evidencias físicas deberá contener la
indicación en cada una de sus partes, de los funcionarios o personas que intervinieron en el
resguardo, colección, embalaje, etiquetaje, traslado, preservación, análisis, almacenaje y
custodia de las evidencias, para evitar y detectar cualquier alteración, contaminación o
extravió de estos elementos probatorios.

De esta manera cuando se obra con inobservancia o quebrantamiento de las


formalidades esenciales previstas en la norma in comento, la prueba obtenida será una
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prueba ilícita viciada de nulidad absoluta; siendo que afecta los derechos y garantías
fundamentales que abrigan y ampara a las personas que se les inicia un proceso penal.

Es así, que en el caso de marras, se observa la inexistencia del procedimiento de


cadena de custodia, desde el mismo momento del hallazgo y colección de la presunta
evidencia hasta su análisis y almacenaje; donde ni siquiera se logra determinar con precisión
o meridiana claridad, cual fue el funcionario el que realmente encontró la presunta droga en
el vehículo (21,5 grms. de cannabis sativa), siendo que conforme a la declaración de Silvio
Luis González Aldana, este manifestó, que fue el Cabo Ortega quien inspecciono el vehículo
y encontró el envoltorio con la presunta droga mientras que el agente policial Osmer José
Ortega Murillo y Agente Policial Reinaldo Valvuena Becerra, ambos coinciden en que fue este
último quien inspecciono el vehículo y consiguió la presunta droga. Sin embargo de ninguna
de estas tres declaraciones se refleja que tales funcionarios hayan procedido conforme a las
exigencias esenciales contenidas en el artículo 202 “A” de la norma adjetiva penal, es decir,
que no le dieron el manejo idóneo ni cumplieron el procedimiento en la colección de la
presunta droga, no usaron ninguna planilla que reflejara la indicación del funcionario que
intervino en la colecta, en su ubicación, su embalaje, su etiquetaje, su traslado, su
preservación y su almacenaje; solo de actas se puede inferir que la referida evidencia física
fue entregada por una funcionaria policial de nombre Quintero Karina, a la funcionaria
ELIANA THARIRY VELAZCO MARIÑO, para su análisis químico respetivo en el Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y criminalísticas, mediante comunicación 1829 de fecha
05 de junio de 2010; en la que solo se refleja la solicitud de la práctica de experticia de
orientación, certeza y pesaje, de la evidencia descrita y endosada a nuestro defendido, sin
cumplir las más mínimas formalidades legales. Por lo que cabe preguntarse ¿sería que tal
evidencia fue alterada, modificada o contaminada? a lo que debemos responder; no se sabe,
puesto que fueron inobservadas y quebrantadas las formalidades previstas para efectuar el
procedimiento de cadena de custodia.

Al practicarse la colección de dicha evidencia física sin las formalidades legalmente


establecidas se ha infringido la legalidad ordinaria en la obtención de dicha prueba, ya que
las actuaciones policiales no se ajustaron a las previsiones y al procedimiento establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal, por lo tanto dicho elemento de prueba se encuentra
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viciado de nulidad absoluta, ya que la actuación policial implico la inobservancia y violación
de derechos y garantías fundamentales previstos en el Código Orgánico Procesal Penal, por
lo que en consecuencia se debe declarar la nulidad absoluta del procedimiento policial
empleado en la obtención y colección de la evidencia referida a la presunta droga y que sirvió
como prueba para fundamentar la decisión que a través del presente escrito se impugna. Así
mismo debe anularse de igual manera todos los actos anteriores, contemporáneos y
posteriores a los que la nulidad se extiende por su conexión en referencia a dicho acto; tal es
así, la prueba de ensayo, orientación y pesaje Nº 9700-134-lct-35610 y la experticia química
– botánica Nº 9700-134-LCT-3106-10.

CAPITULO IV

DE LOS FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE APELACION

PRIMERO

Incurre la respetable Juzgadora en violación de la ley como consecuencia de la errónea


aplicación de la norma contenida en el artículo 22 del Código Orgánico Procesal Penal, ya
que se apartó de los criterios de la lógica y de las máximas experiencias en la apreciación y
valoración de los órganos de prueba incorporados al juicio, otorgándole valor probatorio a
las declaraciones falsas y contradictorias de funcionarios policiales que actuaron en el
procedimiento y demeritando las declaraciones de los testigos presenciales quienes en forma
conteste narraron las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que ocurrieron los hechos.
Siendo que, la errónea valoración de la prueba que efectuó el Tribunal, tuvo una incidencia
directa en la forma en la que la sentenciadora estableció los hechos objetos del debate,
resultando condenado nuestro defendido.

La respetable juzgadora desecha la declaración de los cuatro testigos, quienes fueron


debidamente recepcionados por el Tribunal y contrariamente aprecia la declaración de tres
funcionarios policiales que practicaron el procedimiento y quienes fueron señalados por el
acusado y los testigos como personas que le colocaron un paquete para luego exigirle una
cantidad de dinero; siendo que dichos funcionarios inobservaron las formalidades previstas
en la norma adjetiva penal para preservar la cadena de custodia, y adicionalmente, ni
siquiera buscaron testigos de procedimiento para afianzar sus dichos.
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La ciudadana Juez valora los dichos ofrecidos por los funcionarios policiales actuantes; sin
embargo, al ser verdaderamente examinadas dichas declaraciones encontramos
contradicciones que evidencian que los funcionarios policiales falsean la verdad de los
hechos; entre otras encontramos:

1) SILVIO LUIS GONZALES ALDANA. Quien se contradijo frente a los otros dos
funcionarios que participaron en el procedimiento, al referirse este funcionario que la
persona que revisó el vehículo e incautó la sustancia fue El Cabo Ortega, mientras que los
otros dos funcionarios señalan que la persona que revisó el vehículo e incautó la sustancia
fue el funcionario Reinaldo Balbuena. Además Silvio Gonzales, manifestó que los pitillos
eran normales de color trasparente, con un polvo blanco, mientras que en la experticia
Química Botánica, la experto Eliana Thairy Velazco Mariño, manifiesta que se trataban de
pitillos de color amarillo.

2) OSMER JOSÉ ORTEGA MURILLO. Este funcionario manifestó que la persona que
revisó el vehículo y encontró la droga fue el Agente Balbuena, a diferencia de Silvio Gonzales,
quien señaló al Cabo Balbuena como el funcionario que encontró e incautó la droga. Por lo
que cabe preguntarse, a cuál de los dos se le cree? También introduce este ciudadano en su
declaración la existencia de un nuevo elemento, referido a la existencia de una bolsa
trasparente con unos rastros de cal supuestamente; por lo que cabe preguntarse si eso es
verdad donde esta esa bolsa con esos supuestos rastros de cal; La respuesta es simple, como
no se respeto la garantía del procedimiento que implica la cadena de custodia, no se puede
determinar qué fue lo que realmente sucedió, ni mucho menos donde esta esa supuesta bolsa,
ni tampoco experticia alguna que logre determinar y aclarar los hechos. Por lo que esta
versión proyecta la existencia de la siembra alegada por los testigos presenciales de los
hechos; quienes en forma conteste manifestaron que los funcionarios arrojaron dentro del
carro una bolsa para luego extorsionar a nuestro defendido.

3) REINALDO BALBUENA BECERRA, que a diferencia del funcionario Silvio Gonzales,


este ciudadano si manifiesta que fue él, quien practicó la revisión corporal y la revisión del
vehículo, encontrando las sustancias incautadas; pero llama la atención de esta defensa que
este ciudadano manifiesta que en el puesto posterior al piloto encontró una bolsa, en la que
habían unos pitillos de color amarillo con una sustancia, otra bolsa con una sustancia y otra
de restos vegetales. Si es un verdadero procedimiento policial y no es una siembra de droga,
cabe preguntarse qué paso con esa “otra bolsa con una sustancia”; donde aparece colectada,
donde está experticiada, donde esta ofrecida como elemento de prueba; que sucedió con esa
bolsa y la cadena de custodia. Además este ciudadano, entra en contradicción con su
compañero Silvio Gonzales, ya que afirma que los pitillos eran de color amarillo.
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Sin embargo esto no es lo más insólito de estas declaraciones, puesto que estos mismos
funcionarios levantaron y suscribieron el acta de inspección de personas y de vehículo que
fue admitida como medio de prueba y fue incorporado por su lectura al proceso y del cual se
siguen evidenciando contradicciones severas que hacen dudar de la seriedad y honestidad
del procedimiento policial efectuado por estos tres funcionarios. Es así que, es dicha acta no
se refleja “…la otra bolsa…” que también contenía sustancia blanca; solo se refleja un
envoltorio confeccionado en material sintético, de color negro; pero recordemos lo que dijo
REINALDO BALVUENA BECERRA, en el curso del debate, “…Inspeccioné el vehículo,
encontrando en la parte de atrás del copiloto, yo subí el mueble y en la parte de abajo estaba
la droga en una bolsa trasparente…”. Parece que estos funcionarios sufren de daltonismo y
discalculia, no coinciden ni en el número ni en el color de bolsas encontradas, ya que o es
negra o es trasparente, tampoco coinciden en el color de los pitillos, o son amarillos o son
trasparentes. Eliana Tahiry funcionaria adscrita al Cuerpo de Investigaciones Científicas
Penales y Criminalísticas, quien practicó las experticias químicas a la droga, señala que
recibió un envoltorio de color trasparente; mientras que en el acta de inspección
debidamente admitida e incorporada al proceso y reafirmada con la declaración de los
funcionarios policiales, se señala que la bolsa era de color negro; en qué momento cambio de
color la bolsa; seria en el momento de la siembra? Otra circunstancia que no coincide es que
el funcionario Reinaldo Balbuena, quien practico la presunta incautación de la sustancia,
manifiesta en su declaración durante el juicio oral que logró percibir el olor de los restos
vegetales, mientras que la otra sustancia no la logró oler; sin embargo, en el acta de
inspección este agente manifiesta que observaron un polvo de color blanco de olor fuerte y
penetrante que por sus características les hizo presumir a los actuantes que se trataba de
sustancias estupefacientes; entonces LA OLIÓ O NO LA OLIÓ; siguen mintiendo estos
funcionarios; y sin embargo estas declaraciones y esta acta policial de inspección de personas
y de vehículo sirvieron de presupuesto para fundar la sentencia condenatoria contra nuestro
defendido.

Como consecuencia de la ausencia de una cadena de custodia y de testigos del procedimiento


no existe garantía que pueda probar que en verdad nuestro defendido llevaban esa sustancia,
muy por el contrario existen pluralidad de indicios, incluyendo testigos presenciales que
manifestaron haber visto el momento de la siembra de la droga, y además escucharon el
motivo por el cual los funcionarios hacían tal siembra, y es referido a la exigencia de
cantidades de dinero para no involucrarlo en el hecho ilícito y ante la negativa de nuestro
defendido el mismo fue sembrado sin testigos de procedimiento; lo que llevo a que estos
funcionarios se contradijeran en sus declaraciones y no fueran verdaderamente contestes en
las mismas.

Ahora bien, con tales contradicciones, repasando: entre sus propias declaraciones; entre sus
declaraciones y el acta levantada con ocasión a la inspección de personas y de vehículo; entre
sus declaraciones y las declaraciones de los testigos presenciales de los hechos; y entre sus
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declaraciones y las evidencias físicas y experticias que fueron incorporadas al proceso. No
queda otra consecuencia lógica y racional que desechar estas declaraciones y no darles
ninguna clase de valor probatorio. Más cuando el Tribunal Supremo de Justicia en forma
reiterada y pacifica ha sostenido el Criterio de que “…el solo dicho de los funcionarios
policiales no es suficiente para inculpar a los procesados, pues sólo constituye un indicio de
culpabilidad…”. Siendo que tales declaraciones se traducen en simples indicios de
culpabilidad, y siendo en contraste con las contradicciones expuestas, debió procederse a no
darle merito ni valor probatorio alguno.

La ciudadana juez, contrariamente, no valoró la declaración de Virginia Pabón López, quien


verdaderamente fue testigo presencial de los hechos, y quien en forma, clara y diáfana
manifestó la forma de cómo ocurrieron los hechos, señalando que vio cuando un funcionario
sacó algo y se lo colocó dentro del carro del señor Jorge, que ella se quedó en la esquina y
como el señor Jorge hablaba fuerte y el funcionario que llegó después le decía hábleme claro,
ella escucho, no denunció este hecho sino que le avisó a la familia. Se puede observar que su
declaración coincide perfectamente con los demás testigos presenciales por lo que se le debió
haber dado el justo valor probatorio que merece; sin embargo, muy contrariamente, la
respetable juez no la valora por cuanto la deponente manifestó conocer al ciudadano que
estaba siendo intervenido, y que su hijo trabaja con él vendiendo empanadas; por lo que, a
criterio de la ciudadana Juez, la ciudadana no realizando actuación alguna para prestarle
colaboración, de interesarse en saber qué es lo que estaba pasando, más aun cuando señala
que le estaban pidiendo un dinero y que le están colocando algo en su vehículo.

Contrariamente considera esta defensa, que la actuación de esta ciudadana se encuentra


enmarcada dentro de la conducta normal de un ciudadano que conoce, vive y sabe de los
desmanes que a diario comenten los funcionarios; es lógico pensar que si lo están sembrando
y le están exigiendo una cantidad de dinero y se inmiscuye en el asunto, automáticamente se
va a ver involucrada ella también, por lo que su reacción realmente fue la más acorde y fue
la de avisarle a la familia de nuestro defendido en tanto que ella no se vio involucrada en el
problema que se generaba.

Así mismo la ciudadana Juez no valoró la declaración del ciudadano NELSON EDUARDO
PEÑALOZA PABON, quien igualmente narra la forma como nuestro defendido fue
interceptado, sembrado y extorsionado, y aun a pesar que su declaración es diáfana,
coherente y coincidente con la de su pariente, esta no es valorada por la respetable Juez de
Juicio por cuanto consideró que, tratan a través de una versión de ayudar al ciudadano Jorge
Añez, no considerando lógico que interviniera, ya que es su socio en la venta de empanadas
y pasteles; teniendo tiempo para ver y escuchar lo que decían pero no para prestarles ayuda;
sin embargo considera esta defensa la misma circunstancia alegana para el caso anterior, es
decir, difícilmente podían brindarle ayuda, si un grupo de funcionarios lo está sembrando y
lo está extorsionando,; lo que obviamente consideraron más prudente fue participarle lo más
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rápido a sus familiares quienes realmente son sus verdaderos dolientes. Y sin embargo,
consideran tanto su inocencia, que efectivamente declararon en el presente Juicio las
circunstancias de modo, tiempo y lugar que observaron, cuando ocurrieron los hechos.

CARLOS ALBERTO MARINEZ, sigue señalando la ciudadana Juez, que no le dio valor
probatorio porque no parece lógico que no le haya prestado auxilio a nuestro defendido en
el momento en que ocurrieron los hechos; aun cando manifestó que es amigo de Añez.

Ha sido abundante las explicaciones sobre las contradicciones observadas en las


declaraciones hechas por los funcionarios policiales actuantes en el procedimiento; así
mismo ha quedado clara la contesticidad de los testigos presenciales que declararon en el
procedimiento y que solo se limitaron a no intervenir en un exabrupto policial para no ser
objeto de represarías, pero que, como cualquier persona, participaron a los familiares de
nuestro defendido a los fines de que ellos actuaran. Por lo que la respetable juzgadora debió
restarle el crédito a las declaraciones de los funcionarios y darle merito a la de los testigos
presenciales de los hechos.

En consecuencia, considera esta defensa, que la respetable juzgadora erró en la apreciación


y valoración de la prueba, infringiendo el artículo 22 del Código Orgánico Procesal Penal,
incurriendo en una irracional apreciación y apartándose de las máximas experiencia y la
lógica, en tanto que le dio valor a la declaración de tres funcionarios policiales, los cuales
incurren en severas contradicciones entre sus propias personas, entre ellos mismos, frente a
las evidencias presuntamente colectadas, frente a los testigos presenciales; y sin embargo se
le otorga credibilidad a sus dichos aun cuando la propia jurisprudencia de nuestro máximo
Tribunal refiere que sus declaraciones no son suficientes para inculpar a los procesados, pues
sólo constituye un indicio de culpabilidad.

Motivo por el cual denuncio la infracción del artículo 22 del COPP, al incurrir en violación
de la ley por errónea aplicación de la norma allí contenida (452 numeral 4) y en consecuencia
se ordene la realización de un nuevo Juicio Oral y Público sobre los hechos, por exigencia de
la inmediación y la contradicción, ante un Juez distinto al a quo (457 primer aparte).

SEGUNDO

Al evento desde ya negado por esta defensa, que la Honorable Corte de Apelaciones considere
improcedente la primera denuncia formulada y contenida en el presente escrito; paso a
realizar esta segunda denuncia con fundamento en los siguientes alegatos:
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La respetable Juez de Primera Instancia en Funciones de Juicio número 02, una vez hecho
un concienzudo análisis de los medios de prueba recepcionados y valorados individualmente
y en su conjunto, efectuando un estudio de las circunstancias en que ocurrieron los hechos,
determinó y estableció los siguientes hechos:

De esta manera la respetable Juez determinó y estableció los hechos referidos apoyándose
en fundamentalmente en los siguientes medios de prueba:

De la propia determinación del hecho punible establecida por el Tribunal de Juicio, así como
de los medios de prueba debidamente recepcionados, valorados y concatenados en su
conjunto por el Tribunal, se desprende, que mi defendido el ciudadano Jorge Enrique
Chacón Añez no se encontraba traficando o trasportando ni distribuyendo ningún tipo de
sustancia estupefaciente o sicotrópica, sino que el mismo poseía una cantidad aproximada
de veintiún gramos y medio de cannabis sativa la cual utiliza para su consumo personal; tal
circunstancia es corroborada con la experticia toxicológica realizada por la funcionaria
farmacéutica Eliana Thairy Velazco Mariño y su propia declaración, quien habiendo tomado
previamente las muestras del raspado de dedos y de orina del prenombrado ciudadano, y
conforme al análisis realizado, determinó que en la muestra de orina se encontraron
metabolitos de marihuana, y en la muestra de raspado de dedos, se encontró resina de
marihuana; lo que indica que mi defendido si manipuló, y se consumía su dosis personal de
marihuana; por tanto la misma no es utilizada ni para su distribución ni para el trasporte,
sino para su consumo personal.

El respetable Tribunal, subsumió la conducta de mi defendido en el delito de tráfico en la


modalidad de trasporte de sustancias estupefacientes y psicotrópicas; siendo definida tal
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acción por la ley especial que regía la materia para el momento en que ocurrieron los hechos,
como:

“(…) Tráfico de drogas. Distingue entre tráfico en estricto sentido y tráfico en amplio sentido.
Tráfico en estricto sentido, se entiende la operación ilícita específica de comerciar o negociar
con las sustancias estupefacientes o psicotrópicas o de químicos esenciales, desviados para
producir estas sustancias con ánimo de lucro. Es la fase última de las actividades ilícitas de
la industria transnacional del tráfico ilícito de drogas. Se considera un delito de peligro
concreto, de mera acción o acción anticipada. Tráfico en amplio sentido, se entienden todas
las conductas delictivas interrelacionadas que integran la cadena de producción, dirigida y
controlada por miembros de la industria trasnacional del tráfico de drogas previstas en esta
Ley, en los artículos 31, 32 y 33, como fases de una relación mercantil ilícita regida por los
mismos principios que dirigen el espíritu empresarial del mercado legítimo: la necesidad de
mantener y ampliar la cuota de mercado ilícito que posee esta asociación de delincuencia
organizada a base del concepto insumo-producto-resultado (…)” Resaltado y subrayado son
propios.

El análisis de la definición de tráfico de drogas, conforme a la ley derogada, vigente para el


momento en que ocurrieron los hechos, posee como elemente sine qua non, el ánimo de
lucro, la relación mercantil ilícita regida por los mismos principios que dirigen el espíritu
empresarial del mercado legítimo. Elemento NO PRESENTE EN LOS HECHOS
DETERMINADOS POR EL TRIBUNAL; por tanto mal puede ser sunsumida la conducta de
mi defendido en este tipo penal; muy por el contrario se denota que la cantidad detentada es
exiguamente superada a la cantidad que puede poseer como conumnidor y que
científicamente fue comprobado a través de las experticias su problema medico de consumo.

Aun cuando la ley especial, vigente para el momento en que ocurrieron los hechos, considera
que bajo ninguna circunstancia, a los efectos de determinar el delito de posesión, podrán
tomarse en cuenta aquellas cantidades que se detenten como pretexto de previsión o
provisión que sobrepasen lo que podría ser teóricamente una dosis personal, y señalando
que en el caso de cannabis sativa tal cantidad no podrá exceder de 20 gramos de dicha
sustancia; no es menos cierto, que tampoco podemos enmarcar la conducta de un
consumidor con dosis de aprovisionamiento dentro del delito que perpetra un
narcotraficante o un distribuidor de drogas; ya que habida cuenta estas personas buscan la
comercialización de dichas sustancias para obtener un lucro personal, en perjuicio de la
sociedad, mientras que el consumidor, aún cuando detente una cantidad que ínfimamente
sobrepasa la dosis de consumo personal, sigue siendo un enfermo, que debe ser tratado como
tal, que no se lucra mediante la venta de dichas sustancias ya que no las comercializa sino
que las compra para consumirlas, es decir, causa un daño a su patrimonio y no al patrimonio
de las demás personas, y de igual manera el daño fisco recae sobre su propia persona y no va
dirigida su acción a dañar a personas indeterminadas que integran el conglomerado social.
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La Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas (2006), contempla una serie de delitos como consecuencia de la actividad
ilícita de las sustancias prohibidas en esa ley; entre los cuales quiero destacar algunos de
ellos:

1) El consumidor personal que posea sustancias de esta naturaleza en dosis personal


para su consumo, entendida como aquélla que, de acuerdo a la tolerancia, grado de
dependencia, patrón individual de consumo, características psicofísicas del individuo y la
naturaleza de las sustancias utilizadas en cada caso, no constituya una sobredosis. Para este
caso solo se aplicarán las medidas de seguridad contenidas en los artículos 70 y siguientes
de la ley especial.

2) La posesión ilícita de estas sustancias, con fines distintos al tráfico, ocultamiento,


trasporte, almacenamiento corretaje, consumo personal y las actividades lícitas contenidas
en el artículo 3 de la ley especial; será penado con prisión de uno a dos años. Sin embargo
limita la posesión ilícita a dos gramos para los casos de posesión de cocaína y sus derivados,
compuestos o mezclas con uno o varios ingredientes; y hasta veinte gramos, para los casos
de cannabis sativa, que se encuentre sobre su cuerpo o bajo su poder o control para disponer
de ella.

3) La distribución de una cantidad menor a las previstas (es decir menos de cien gramos
de cocaína o menos de mil gramos de marihuana) o de aquéllos que transportan estas
sustancias dentro de su cuerpo, la pena será de cuatro a seis años de prisión.

4) Si la cantidad de drogas no excede de mil gramos de marihuana, cien gramos de


cocaína, sus mezclas o sustancias estupefacientes a base de cocaína, veinte gramos de
derivados de la amapola o doscientos gramos de drogas sintéticas, la pena será de seis a ocho
años de prisión.

5) El que ilícitamente trafique, distribuya, oculte, transporte por cualquier medio,


almacene, realice actividades de corretaje con las sustancias o sus materias primas,
precursores, solventes y productos químicos esenciales desviados, a que se refiere esta Ley,
aun en la modalidad de desecho, para la producción de sustancias estupefacientes y
psicotrópicos, será penado con prisión de ocho a diez años.

6) Quien dirija o financie las operaciones antes mencionadas, con las sustancias, sus
materias primas, precursores, solventes o productos químicos esenciales desviados, a que se
refiere esta Ley, aun en la modalidad de desecho, para la producción de sustancias
estupefacientes y psicotrópicos, será penado con prisión de quince a veinte años.

De los extractos trascritos, podemos observar la progresividad de la pena dependiendo del


grado de peligrosidad de la actividad desplegada por el agente trasgresor de la norma. Así,
que no se puede aplicar la misma pena a una persona que detente ilícitamente sustancias,
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frente a un distribuidor, ó a un narcotraficante, ó a un financista. La calificación del hecho
tipo depende de la conducta desplegada por el agente. También observamos que la norma
referida a la tenencia ilícita prohíbe la dosis de aprovisionamiento, mientras que, la que
regula los consumidores de estas sustancias, ordenan que a los mismos deben practicársele
un examen forense a los efectos de determinar su grado de tolerancia.

Aun cuando existe esta prohibición sobre la dosis de aprovisionamiento en la ley especial
vigente para el momento en que ocurrieron los hechos, la misma no prevé ninguna
consecuencia jurídica que imponga alguna pena a la persona que incurra en esta conducta.
Lo que implicó que a la representación fiscal le fuere más fácil solicitar el enjuiciamiento de
mi defendido por la presunta comisión del delito de tráfico en la modalidad de trasporte por
la cantidad de veintiún gramos y medio de marihuana, que ponerse a enmarcar la conducta
en un tipo penal que realmente no existe.

Quiero ilustrar mi posición con una hipótesis referencial, concebida en los siguientes
términos: (Caso hipotético). Luego de que el ciudadano Jorge Enrique Añez Chacón, compró
su dosis de consumo personal (21,5 grms.), se monta y enciende su vehículo dispuesto
arrancar, pero es interceptado por una comisión policial, mientras que al mismo tiempo, y
por otra parte, otros efectivos de la misma comisión irrumpen en el local donde se distribuye
la sustancia estupefaciente, y efectivamente consiguen al ciudadano Pedro Malacara, con los
instrumentos utilizados para distribuir drogas, (balanza, pitillos, dinero, hilos, tijeras, entre
otras), adicionalmente consiguen una panela de droga (cannabis sativa) con un peso de
novecientos setenta y ocho (978) gramos; y ambos son procesados penalmente. A Jorge
Enrique Añez Chacón, le es practicada experticia toxicológica y efectivamente se demuestra
que es consumidor, ya que se evidencia que manipuló y consumió cannabis sativa siendo el
resultado de los exámenes de orina y raspado de dedos; mientras que el examen toxicológico
de Pedro Malacara, solo generó positivo para el raspado de dedos, lo que evidenció que
manipulaba cannabis sativa pero no la consumía (distribuidor). Por lo que, la representación
fiscal, al momento de presentarlos por ante el órgano jurisdiccional, a Jorge Enrique Añez
Chacón por encontrarle la sustancia en el puesto de atrás del vehículo, la fiscalía
normalmente le imputa el delito de tráfico en la modalidad de trasporte de 21 gramos y medio
de marihuana por cuanto la sustancia se encontraba trasportándose dentro de un vehículo,
pidiendo una pena que oscila entre seis (06) a ocho (08) años de prisión (como lo es el caso
de marras); mientras que al hipotético Pedro Malacara normalmente le imputarían el delito
de distribuidor de cantidades menores, cuya pena oscila entre cuatro (04) a seis (06) años
de prisión; siendo que Jorge Enrique Añez Chacón es un consumidor enfermo, que se hace
daño físico así mismo, que causa disminución patrimonial de su propio peculio, que se
empobrece y no se enriquece; mientras que el hipotético Pedro Malacara es una persona que
comercializa dicha sustancia, se lucra ilegalmente, le hace daño a la sociedad, se enriquece a
consta de los demás, comete delito de lesa humanidad, pero que sin embargo,
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paradójicamente su pena media se encuentra dos años menos que la pena media de Jorge
Enrique Añez Chacón quien solo es un consumidor.

Casos como el hipotético narrado, se observan muy a menudo en nuestro Circuito Judicial
Penal, en los que, a los consumidores con dosis de aprovisionamiento se les trata como narco
traficantes de drogas, mientras que los distribuidores de cantidades menores de drogas, se
les impone una pena mucho menor, en la que generalmente, pueden optar a medidas
cautelares sustitutivas, y que adicionalmente, si admiten los hechos su pena nunca excederá
de dos años; pero acá tenemos a un consumidor CONDENADO A LA PENA DE SIETE AÑOS.
Y sin embargo la norma adjetiva penal le exige al juez que al momento de tomar sus
decisiones, tenga en cuenta la LÓGICA, las máximas experiencias y la ciencia.

En la presente causa, aun cuando al ciudadano Jorge Enrique Añez Chacón, lo detuvieron
con presuntamente veintiún gramos y medio de marihuana, el mismo no es ningún narco
traficante, ni en la modalidad de trasporte, ni en la modalidad de ocultamiento, ni en
ninguna modalidad. NO PODEMOS OBVIAR ESTA REALIDAD FACTICA, PARA
COMPLACER CAPRICHOS FISCALES, MAL PUEDE EL JUEZ APLICAR UN PRECEPTO
LEGAL A SABIENDAS QUE VIOLA PRINCIPIOS PROPIOS DEL DERECHO; NO PUEDE
CONCEBIRSE UNA DECISIÓN AJUSTADA A DERECHO CUANDO LA MISMA VIOLA LA
JUSTICIA, PUES LOS PRINCIPIOS Y VALORES TAMBIEN FORMAN PARTE DEL
SISTEMA PENAL. Y siendo, que quedó demostrado que mi defendido es solo un consumidor
no se le puede agravar de ninguna manera su situación procesal, aplicándole una norma que
lo desfavorece mucho más mas allá, que las normas que se le aplican a personas que dedican
su actividad a distribuir drogas en cantidades menores con ánimo de obtener lucros de esta
actividad, generando un verdadero daño social y un estado de peligrosidad que derrumba los
pilares fundamentales de la colectividad.

Lo pretendido es que, ante la falta de penalización en la ley especial derogada, de conductas


en las que un consumidor detente una dosis que superen exiguamente su consumo personal
(dosis de aprovisionamiento); a los mismos, le sean aplicados los principios constitucionales
y fundamentales de “la norma más favorable” y de la “norma que mas beneficie al reo”; es
decir, que se le aplique la norma que regula la posesión ilícita de sustancias contenida en el
artículo 34 de la derogada Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas; en vez de ser juzgado como traficante en alguna de sus
modalidades, como lo son, trasporte, ocultamiento, entre otras, previsto y sancionado en el
artículo 31 de la misma ley. Aún cuando realmente lo propio, sería declarar que la conducta
desplegada por mi defendido, aun cuando está prohibida por el artículo 34 de la ley especial
derogada, en esa misma ley, no se contempla ninguna consecuencia jurídica o sanción penal
para dicha conducta.
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Es así como esta defensa técnica solicita a esta Honorable Corte de Apelaciones, sea
declarada con lugar la presente denuncia interpuesta con fundamento en el numeral 4 del
artículo 452 del Código Orgánico Procesal Penal, por cuanto el Tribunal al dictar la sentencia
incurrió en el vicio de violación de la ley por errónea aplicación del precepto jurídico que
empleó, es decir, condenó a mi defendido por el delito de tráfico en la modalidad de trasporte
agravado de sustancias estupefacientes y psicotrópicas previsto y sancionado en el artículo
31 en concordancia con el ordinal __° del artículo 46 de la Ley Orgánica Contra el Tráfico
Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas; siendo que los hechos
determinados por el mismo Tribunal y fundados en los medios de prueba debidamente
evacuados y valorados, se subsumen en el delito de posesión ilícita previsto y sancionado en
el artículo 34 de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas; como consecuencia de la aplicación del principio de la
norma más favorable ó de la norma que más beneficie al reo. En consecuencia solicito a esta
Honorable Corte de Apelaciones dicte una decisión propia sobre el asunto penal que se le
sigue en su contra, sobre la base de las comprobaciones de los hechos fijados en la decisión
recurrida, rectificándose a favor de mi defendido, el error en la calificación de los hechos que
dio por probados, subsumiéndose en los hechos que verdaderamente se corresponden, es
decir en el delito de posesión ilícita; o en su defecto ordene que otro Tribunal de igual
categoría al a quo se pronuncie sobre el cambio de calificación con base a la decisión que
tome esta honorable Corte de Apelaciones.

Concluye su escrito recursivo la defensa alegando la violación de la ley por errónea aplicación del
precepto jurídico, conforme a lo establecido en el numeral 4 del artículo 452 del Código Orgánico Procesal
Penal, debido a que se aplicó a su defendido la figura del tráfico de sustancias estupefacientes y
psicotrópicas, tipificado en el artículo 31 de la derogada Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el
Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, agravado con la circunstancia contenida en el
artículo 46 eiusdem, siendo que los hechos demostrados en el debate oral permiten subsumir la conducta
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desplegada por su defendido en el delito de posesión ilícita de sustancias estupefacientes y psicotrópicas,
tipificado en el artículo 34 del citado texto sustantivo penal vigente.
Sobre el citado punto estima la Sala que le asiste parcialmente la razón por cuanto el Juzgado II de Juicio
de este Circuito Judicial Penal al acreditar los hechos que efectivamente se dieron por probados en el
debate oral, adecuó erróneamente la conducta a la calificación contenida en el artículo 31 de la Ley
Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas en lo
atinente al Transporte Ilícito de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, atendiendo únicamente a la
significación gramatical de la palabra transportar, sin establecer la vinculación real del citado término al
espíritu, propósito y razón de política criminal de la derogada Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el
Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, obviando la correcta argumentación de los
medios de prueba de forma individual y luego relacionados entre sí, para emitir el pronunciamiento de
derecho del cual se colige la adecuación típica de la conducta aparentemente asumida por el justiciable
el día 05/06/10, además de ello observa esta instancia judicial, que tal situación se hace extensiva a la
presunta concurrencia de las circunstancias agravantes específicas de la responsabilidad criminal
contenidas en los numerales 5 y 8 del artículo 46 de la Ley Orgánica contra el Tráfico Ilícito y el Consumo
de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, las cuales además no son establecidas en el dispositivo
del fallo con lo que se observa la incongruencia de la decisión recurrida.
Observa la sala que la decisión sometida a conocimiento a través del recurso de apelación de sentencia
definitiva, no puede analizarse para verificar la violación de la ley por errónea aplicación del precepto
jurídico invocada por la defensa, ya que la recurrida omitió el análisis y valoración de los medios
probatorios producidos en el debate para el establecimiento de los fundamentos de hecho y de derecho
que motivan su decisión de condena por el delito de Transporte de Sustancias Estupefacientes y
Psicotrópicas, presentándose además la ambigüedad en cuanto a la concurrencia de la agravante de la
responsabilidad criminal ya destacada en esta decisión, con lo que el vicio que la afecta es el referido al
numeral 2 del artículo 452 del Código Orgánico Procesal Penal por ausencia de expresión de tales
elementos que permitan el correcto ejercicio del derecho a la defensa y el conocimiento que le
corresponde a todos los involucrados de cuál es la conducta que se considera como delictiva y bajo qué
supuestos se configuró.
Atisba la Corte de Apelaciones que la sentencia recurrida no contiene la determinación precisa y
circunstanciada de los hechos que el Tribunal estimó como acreditados el acusado, constitutivos del
hecho imputado por el Ministerio Público en su acto conclusivo, por cuanto realizó la transcripción del
capítulo de la acusación fiscal atinente a ese punto, al dicho de los testigos y expertos que comparecieron
al juicio, así como a la incorporación de las pruebas de naturaleza documental al proceso por su lectura,
amparado en una interpretación netamente gramatical de la palabra transporte, sin realizar una labor de
redacción concreta para exponer cuál fue la convicción surgida de tales medios probatorios para cada
circunstancia probada, sino que por el contrario tenemos una amplia y monótona sentencia que no
efectúa el proceso de subsunción de la norma penal, violentando de esta forma la seguridad jurídica y
uno de los modos de garantizar el derecho a la defensa, habida cuenta la imposibilidad de entendimiento
de la misma que no amerita la transcripción de los dichos de los testigos ni la formación de un tratado de
Derecho Penal.
Esta Sala ha sostenido en reiteradas oportunidades que la motivación de la sentencia se refiere a la
exposición concisa de los fundamentos de hecho y de derecho, con mención de las normas legales
aplicadas en el caso concreto, consistiendo para el Juez en el establecimiento de las circunstancias
fácticas del caso para realizar la subsunción de los hechos en las condiciones de aplicación del enunciado
normativo identificado para la resolución jurídica, siendo éste requisito contemplado en el numeral 4 del
artículo 365 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual es de obligatorio cumplimiento para los
Tribunales de Juicio, con lo que el Juez está obligado a elaborar sus fallos, mediante un razonamiento
jurídico hilado y congruente que resulte de la evaluación del suceso sometido a su conocimiento.
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La norma señalada exige la determinación precisa y circunstanciada de los hechos que el Tribunal estima
acreditados y la exposición concisa de los fundamentos de hecho y de derecho en que se basa para
dictar sentencia, debiendo el Juez efectuar un resumen de las pruebas relevantes del proceso que lo
llevaron a obtener el convencimiento explanado en el dispositivo del fallo, señalando además los motivos
por los que desecha un medio probatorio para lograr la apreciación de los hechos propios del debate, por
ende tal requisito no puede quedar satisfecho con su mera mención, sin expresar su contenido.
El Tribunal Supremo de Justicia en Sala de Casación Penal, ha señalado en sentencia N° 186 de fecha
04-05-2006 que el proceso de motivación de sentencia encierra la expresión de las razones de hecho y
de derecho en que se funda la decisión dictada, la subordinación de éstas a las previsiones de la ley
adjetiva y sustantiva penal, que la motivación del fallo no sea una enumeración material e incongruente
de la pruebas producidas en el debate y que el proceso de decantación, se transforme por medio de
razonamientos y juicios, la diversidad de hechos, detalles o circunstancias a veces inverosímiles y
contradictorios en la unidad o conformidad de la verdad procesal.
El Tribunal Supremo de Justicia ha sido reiterativo respecto a la obligación que tienen los Jueces de
analizar las pruebas existentes en autos, de compararlas entre sí y de establecer los hechos que de ellas
se derivan, porque sólo de ese modo queda expresado en el fallo las razones de Hecho y Derecho para
llegar a la verdad procesal, puesto que la legalidad de la condenatoria o de la absolución del acusado,
debe resultar con absoluta claridad y precisión del examen metódico y exhaustivo de los elementos
probatorios en la parte fundamental de la sentencia, lo cual no se verifica en el presente asunto, motivo
por el cual no es procedente el vicio alegado por la defensa contenido en el numeral 4 del artículo 452
del Código Orgánico Procesal Penal, sino el establecido en el numeral 2 del citado texto legal por evidente
ausencia de motivación del fallo en orden al establecimiento del delito por el cual se dictó sentencia de
condena en este asunto, en atención a lo cual se acogen parcialmente los alegatos explanados por la
defensa en su escrito recursivo. Así se decide.
Con base a las razones antes expuestas, es forzoso concluir que la Sentencia publicada en fecha
27/10/2010 por el Juzgado II de Juicio de este Circuito Judicial Penal, mediante la cual absolvió al
ciudadano J.E.A.C., por la comisión del delito de Tráfico en la Modalidad de Transporte de Sustancias
Estupefacientes y Psicotrópicas, previsto y sancionado en el artículo 31 de la derogada Ley Orgánica
contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, se encuentra
afectada por el vicio de falta de motivación, al no haberse efectuado por parte de la recurrida la total
valoración de los medios de prueba incorporados al debate oral, relacionados con los fundamentos de
derecho que determinaron la adecuación del hecho de la vida real al tipo penal y que generó sentencia
condenatoria, anulándose la precitada decisión judicial en atención a lo cual se ordena la realización de
nuevo Juicio Oral y Público ante un Juez distinto de aquél que la pronunció. Así se decide.-
DECISIÓN
Por los razonamientos de hecho y de derecho precedentemente expuestos, esta Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Estado Táchira, administrando justicia en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:

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