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Seminario "MATERNIDAD HOY"

Por Lic. Diana Wechsler


NATAL, 17 de Abril de 2004
Recopiladores: Sandra Palomares - Carlos Semorile

Qué esta pasando con la maternidad hoy? Qué es lo que miramos y cómo
miramos este proceso? Por un lado tenemos las estadísticas que nos dicen en
qué segmentos se divide la población de embarazadas hoy en día, y por otro lado
tenemos el encuadre que nos proporciona la Psicología Holística y que nos va a
servir para "leer" esas estadísticas -y para todo lo demás-. Veamos entonces las
estadísticas de noviembre del 2003 que nos indican los siguientes índices
poblacionales de embarazo:

Establecimientos estatales y
privados

Adolescentes -hasta Mujeres Siguen solas Más de 40 Fert. Asistida


los 17 años- solas d/parto años
19% 12% ?% 17% ?%

Como se observa en el cuadro, no existen estadísticas para saber cuáles


son los porcentajes de mujeres que se embarazan mediante fertilización asistida o
el de mujeres que continúan solas la crianza del bebé luego del parto. La realidad
indica, además, que existe una diferencia entre las embarazadas de hoy y las
embarazadas de hace 3 ó 4 años: las adolescentes embarazadas, por ejemplo,
antes eran de niveles bajos pero ahora esto no es privativo de ese solo nivel
social. Por otro lado, es notable el alto índice de embarazos adolescentes -casi un
20% del total-, lo cual nos va dando pautas acerca de la sociedad del futuro. El
segundo paso es ver cómo leemos estas cifras porque el enfoque clásico es
pensar al embarazo como una mujer sola con su cuerpo, con su panza de
embarazada, y ahí -en el nivel de las evidencias físicas- termina todo el
acercamiento al fenómeno del embarazo. Este es un abordaje evidentemente
parcial porque la embarazada tiene, además de su cuerpo físico, un cuerpo
emocional, un cuerpo mental y un cuerpo espiritual.

ESPIRITUAL
 LOS DISTINTOS CUERPOS

FÍSICO
MENTAL
EMOCIONAL
EMOCIONAL
MENTAL
FÍSICO
ESPIRITUAL
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Para abarcar correctamente esta realidad, debemos salir entonces del


simplismo del esquema causa-efecto y postular para el embarazo -desde la
Psicología Humanista, desde la Psicología Transpersonal- un encuadre
multifactorial que tenga en cuenta la biología pero también la cultura porque la
embarazada no está robinsonianamente sola en el mundo, sino que suele tener
una pareja, amén de una familia que a su vez están insertadas en una comunidad
y finalmente en una sociedad. O sea: el adentro y el afuera -incluyendo lo que
incide en el contexto histórico determinado- tomando el embarazo como un todo
en forma global y sincrónica para tratar de ver todo lo que ocurre al mismo tiempo,
y cómo y desde qué técnicas captamos este todo (por ejemplo: poder mirar estas
estadísticas y ver qué ocurre en los niveles físico, emocional, mental, y espiritual
de cada grupo de embarazadas, y cómo esos niveles pueden ser abordados
desde el trabajo de Centros de Energía).

 LA EMBARAZADA Y SUS ENTORNOS

SOCIEDAD

COMUNIDAD

FAMILIA

PAREJA

EMBARAZAD
A
3

De modo que, en primer lugar, vamos a dar una serie de pautas acerca de
qué cosas nos importa mirar de una embarazada para intentar un primer
acercamiento a esa totalidad de la que hablamos. Veamos:

- Aceptación o no del embarazo (que incluye el deseo o no de ser madre -deseo


previo-).
- Cómo atraviesa el embarazo (y qué características sintomatológicas presenta
en los niveles físico, emocional, mental y espiritual).
- Parto.
- Post-parto; visto en tres gradientes: tristeza puerperal, depresión post-parto y
psicosis post-parto.

Respecto de la aceptación o no del embarazo, debemos tener en cuenta que


existen poderosos mandatos sociales que -por un lado- glorifican la maternidad
pero que -por otra parte- exigen que la mujer de hoy en día deba ser exitosa: flaca,
espectacular, divina. Esta contradicción flagrante entre la "mujer 10" y la "madre
con mayúsculas" de la matriz judeo-cristiana, provoca que las mujeres sientan
culpa si no llegan a visualizarse como la MADRE PERFECTA (= SIEMPRE
DISPONIBLE Y SACRIFICIAL) del mandato ancestral. Es en este sentido que
debemos estar atentas a ver en dónde queda el deseo de la mujer embarazada ya
que -como sabemos- el deseo es un factor básico para un buen desarrollo y
crecimiento personal y, si la embarazada lo pierde, no cobra interés por sí misma y
luego esto le provoca una gran depresión.

Estos altísimos niveles de exigencia también repercuten en cómo las


mujeres atraviesan el embarazo, ya que la cultura predetermina conductas
específicas para con su cuerpo de embarazada; como quien dice: un cuarto rosa
lleno de tules donde la embarazada se regodea con su nuevo estado. Muchas
veces se observa que la mujer se siente satisfecha por cumplir con estos
mandatos, pero otras veces ese sometimiento femenino hace crisis y promete un
cambio y nosotras, como instructoras, podemos hacer que la embarazada tenga
su propio modo de ser madre y posibilitar su verdadera realidad, lo que puede y lo
que no puede más allá de los mandatos.

Además la embarazada puede elegir como será su parto, sí con anestesia o


sin ella, etc. Debemos saber que todo lo que hay alrededor de la maternidad
desconcierta, y nosotras tenemos que tener una mirada comprensiva puesto que
hay madres que tienen rechazo al momento del parto, o malas experiencias
anteriores. Tenemos que tener muy presente que ni siquiera el embarazo más
ideal de todos garantiza la salud mental de nadie, y que lo único coherente es que
la persona sea sí misma más allá de los mandatos.
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Pero este primer acercamiento necesita todavía de un encuadre mayor que


nos permita, en un primer momento, pensar las distintas etapas del desarrollo
de una vida humana para luego ubicar esa vida humana en particular -la de la
embarazada- y ver qué correspondencias o corrimientos tiene respecto de
este Genograma Vital de Carl Jung.

 GENOGRAMA DEL DESARROLLO VITAL

aprender básico
1°Fase individual
instintiva
0 A 21 AÑOS
tener
2°fase indiv.
Personal relacional
21 A 42 AÑOS
enseñar
3° fase comunitaria
relacional
42 A 63 AÑOS
donar
4° fase comunitaria
humanistica
63 A 84 AÑOS

Como vemos cada etapa vital está signada por un tipo de experiencia
peculiarmente distinta a las demás, y este cuadro puede aún ser complejizado si
pensamos que cada cuadrante, a su vez, se divide por septenios. A nivel global,
debemos tener en cuenta que en nuestra cultura las personas luchan por
pertenecer -o por aferrarse- al cuadrante del Tener (el que va de los 21 a los 42
años), y esto lo vemos en las costumbres -pero también en el lenguaje- de un
sector de la población que define políticas de consumo; o sea: las cosas que se
deben usar o las que se deben hacer y que, juntas, implican un "tener".

Cuando nosotras hacemos una entrevista, debemos ubicar a la


embarazada en relación con el Genograma y ver si sus conductas coinciden con el
área de intereses vitales que corresponden a su edad. Una adolescente, por
ejemplo pertenece -por grupo etario- a la etapa del Aprender pero su realidad de
embarazada la empuja, en forma prematura, a la etapa del Tener. Otro desfazaje
lo encontramos en algunas familias ensambladas cuando un miembro de la pareja
-o ambos- tienen hijos anteriores que aportan a la nueva familia: algunas veces se
da que el hombre es mucho mayor que la mujer y entonces ocurre que pasa a ser
abuelo de sus hijos en vez de ser su padre. Algo similar ocurre en algunos
embarazos tardíos, sobre todo cuando los padres tienen edades más cercanas a
los cincuenta que a los cuarenta: son personas que llegan al Tener a una edad en
la que la experiencia vital por excelencia debiera ser la de Enseñar.
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Nosotras debemos estar muy atentas a estos "corrimientos" porque cuando


hay un miembro de la familia que se "queda" en una edad, traba el crecimiento de
todo el grupo familiar tan literalmente como el palo traba la rueda. Nosotras
pensamos que la familia es un sistema -una verdadera Constelación Familiar, para
ser más precisos-, y cualquier alteración traba el funcionamiento y el desarrollo de
esa constelación a la que está por arribar un bebé para insertarse en ella.

EL PROBLEMA DE LA CONCIENCIA

Ahora bien, este Genograma puede y debe ser enriquecido con el análisis
-aportado por la Psicología Humanística- de cómo se estructura la conciencia del
ser humano, entendiendo como "conciencia" a todo aquello que yo se dé mi
mismo, lo que defino como propio de mi ser, de mi individualidad. Pero, como
todas sabemos, también existe un capa inconsciente que va cobrando forma
desde el útero de la madre: el bebé vive situaciones que van configurando este
inconsciente, situaciones que no necesariamente luego recuerda y que -si más
adelante inicia un trabajo de análisis- el terapeuta va sacando a la luz mediante los
recursos propios del psicoanálisis (sueños, asociaciones libres, etc.). Y aunque
para muchos aquí se acaba la historia, quienes seguimos las enseñanzas de Jung
respecto del problema de la conciencia, sabemos que todavía hay sucesivas
capas de lo que él llamo Inconsciente Colectivo: un territorio de ideas e imágenes
compartidas por la humanidad toda, una suerte de acervo común de recuerdos,
mitos y arquetipos ancestrales que a todos nos llega por herencia genética y que
es como el sueño compartido de la especie.

 EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA

INC. COLECTIVO - FILOGENÉTICO BIOLOGÍA - GENÉTICA TRABAJO FÍSICO


INC. COLECTIVO - SOCIAL SOCIOLOGÍA - ANTROPOLOGÍA MEDITACIÓN
INC. COLECTIVO - COMUNITARIO PSICOLOGÍA SOCIAL VISUALIZACIÓN
INC. COLECTIVO - FAMILIAR PSICOTERAPIA
INCONCIENTE PERSONAL PSICOLOGÍA PSICOTERAPIA
CONCIENCIA PSICOTERAPIA

Para analizar lo que "baja" hacia la conciencia desde las capas del
Inconsciente Personal, Familiar y Comunitario, debemos tomar en consideración
de 2 a 3 generaciones pasadas, y ver cómo se transmiten ideas, creencias y
costumbres, tanto en el nivel familiar como en el de las etnias a las que estas
familias pertenecen o han pertenecido en el nivel comunitario (capa para la que
tomamos en consideración de 100 a 200 años de experiencias históricas). Para la
capa del IC Social tomamos en cuenta, por ejemplo, todo el siglo XX, y cuando
pasamos al estadio del IC Filogenético tomamos en cuenta todo lo que la persona
hereda en tanto pertenece a una determinada raza. Y por último, tal como se
observa en el cuadro, hay diferentes disciplinas que se ocupan de trabajar cada
una de estas capas, y asimismo hay distintos abordajes posibles según sea el
nivel del IC que se desee o necesite trabajar.
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Ahora que ya tenemos en cuenta el Espectro de la Conciencia en toda su


riqueza y complejidad, es el momento de señalar que durante el embarazo se
produce una muy fuerte activación del Hemisferio Derecho del cerebro. De ese
modo, la mujer accede más fácilmente -a través de sueños, de intuiciones- a
conocimientos ancestrales que no sabí a que tenía e inclusive llega a conectarse
con personas que vivieron hace siglos o con arquetipos ancestrales ligados a la
maternidad. O, lo que es lo mismo: toda mujer sabe parir, y por momentos la
embarazada tiene intuiciones que a veces hacen que parezca vidente. Cuando
esto ocurre, la mujer es frecuentemente "ninguneada" y quienes la rodean
comienzan a pensar que está pasando por una regresión de tipo infantil.

Por el contrario, nosotras creemos que lo que sucede es que no existe una
cabal comprensión del fenómeno y que, en todo caso, lo que infantiliza a la mujer
es este enfoque que la "fija" a un estado de conciencia que es el habitual de todos
los demás seres humanos. La embarazada pasa por diversas alteraciones de la
conciencia, lo que Ken Wilber llama estados ampliados de conciencia que
suponen la posibilidad de activar lo que nosotras llamamos núcleos progresivos
-por ser todo lo contrario a regresivos-. Cuando estos núcleos progresivos se
activan, la crisis que todo embarazo supone se trasmuta en una oportunidad
especialísima para el desarrollo de las potencialidades de la mujer (y, en este
sentido, todos los niveles dan maduración, claridad, tranquilidad).

Claro que no sólo la mujer tiene esta chance, sino que durante el período
del embarazo también se debe tener en cuenta al varón que está accediendo a su
paternidad. Y esto en un doble sentido. Por un lado no debemos olvidarnos de
que, aún cuando la mujer haya decidido comenzar y continuar su embarazo en
soledad, siempre -en algún momento- ha existido un hombre: pero inclusive, y
más importante que ello, es que no podemos permitirnos soslayar -como pretende
cierto feminismo ultramontano- la "función padre". Por otro lado, tampoco
debemos caer en ciertas versiones edulcoradas en las cuales la oportunidad/crisis
para el hombre se reduce a una extrema sensibilización. Hay que tener mucho
cuidado con ese imaginario en el cual el hombre está pegado como un sticker
sobre la panza de su compañera mientras de fondo se escucha el Adagio de
Albinoni. No: si cuando la mujer accede a ser madre representa la energía
centrípeta, el adentro, el hombre es el afuera, la energía centrífuga, y para él el
embarazo debe ser un momento de fortísima conexión con el mundo externo.

Una vez que visualizamos todos los distintos niveles de análisis


Que debemos tener en cuenta, es hora que comencemos a cruzar los distintos
cuadros y ver qué surge de su interrelación. Y un primer cruce indispensable es el
de los distintos grupos de embarazadas con respecto a lo que les sucede a cada
uno de sus "cuerpos" durante el proceso del embarazo.
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LOS CUERPOS DE LAS EMBARAZADAS


Cuerpos: Adolescentes Solas Más de 40 Fertilización
-hasta los 17 años asistida
años-
Físico Tienen una alta Aumento de Contradicción: Viene de
aptitud y buena conexión con el cuerpo no le experiencias de
disponibilidad el cuerpo: es dio fecundidad una muy alta
física. Buen un templo; son -haya querido manipulación del
trabajo de especialistas o no tener cuerpo: poco
parto. en dietas. hijos-. Tristeza fértil, les falló, les
corporal/vital. da rabia. El hijo
Hay que darle llega tras un largo
placer: bailar agotamiento. El
aflojarse. cuerpo es un
desconocido que
odio.
Emocional Negación, Hay una Descarga. Manipulación
desplazamient historia previa. sobre la emoción.
os: preocupa- Absoluta Lo que debe ser y
ción por viaje diferencia entre hacerse no
de egresados. alguien importa cómo:
Lo negado amparado o hay que tener
aparece en el solo, contenido relaciones sí o sí,
postparto. o no. Ella sin etc.
pareja=vacío.
Mental Nosotras Despejarlo. Búsqueda: que Están más
debemos dar Hay mucha ella busque su informadas que
información, expectativa, es propia nosotras:
apoyar con como su carta información, lo escucharlas y
libros, de que ella aprender de ellas.
fotocopias: presentación: necesita en
podemos al grupo le cada momento.
acceder y provoca Postparto: que
clarificar desde solidaridad y tengan un hijo,
este nivel. pena. no un nieto.
Espiritual No intervenir La reflexión La Bioética: hasta
salvo casos acerca del qué punto vale la
excepcionales. significado hijo pena pasar por
ayuda a situaciones
elaborar otros difíciles en pos de
planos. ser madre
biológica. Ser
honestas: Hasta
qué punto yo lo
tolero; si no es
así, lo derivo.
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Una primera aclaración general y necesaria se refiere a lo que entendemos


por Cuerpo Espiritual que, para nuestro enfoque, tiene que ver con el nivel
trascendente de lo humano, con el plano sagrado de la existencia. Pudiera ocurrir
que tengamos frente a nosotras a una persona que reniegue de cualquier impulso
de tipo religioso. En ese caso, el Cuerpo Espiritual lo igualamos a la Ética donde
lo sagrado de la existencia es una cuestión de Derechos Humanos; es decir: la
conciencia hacia el bebé por nacer, el respeto absoluto hacia su dignidad como
persona con una identidad propia (y no una propiedad de sus progenitores).

Pero veamos cada grupo por separado y analicemos -por un lado- lo que
les ocurre en cada uno de los distintos cuerpos y, por otra parte, veamos también
cómo inciden en cada grupo aquellas pautas que veíamos al principio
(deseo/aceptación, cómo atraviesan el embarazo, parto y postparto). Y, finalmente,
veremos también nuestra propia posición como instructoras frente a las
problemáticas específicas de cada grupo, y qué decisiones y/o abordajes se hacen
necesarios cuando la intervención promete más desfazajes que encuentros.

Adolescentes: Por lo general estos embarazos son muy comunitarios en el


sentido de que participa el grupo de amigas de la adolescente, y se lo vive en un
clima de mucha alegría, inclusive al interior de la familia. Estos embarazos no
tienen nada de "pesado" porque, además, en el nivel del cuerpo físico las
adolescentes cuentan con un cuerpo que les responde a full (y que no cuenta con
antecedentes de no haberle respondido igualmente bien en el pasado), de modo
que las adolescentes tienen buenos trabajos de parto. Pero las embarazadas
adolescentes son habitualmente negadoras, y son típicos los desplazamientos del
estilo de estar más preocupadas por el viaje de egresados que por el embarazo:
no es raro que ellas posterguen hasta la doceava semana la confirmación de su
estado. Claro: en la mayoría de las situaciones, estos embarazos no han surgido
de un deseo consciente, de una decisión tomada previamente, y toda la
problemática pasa por aceptar o no el embarazo, por continuarlo o no. También
hay que tener en cuenta que en muchos casos se trata, además, de un embarazo
que se trata de mantener oculto por temor a las represalias familiares: en general,
las madres aceptan más la sexualidad de sus hijas que los padres, quienes en
general castigan la sexualidad de su joven hija.

Entonces, al nivel del cuerpo emocional, nos encontramos con una actitud
negadora y esta negación en algún momento hace eclosión, y habitualmente lo
hace en el postparto. En el postparto las adolescentes pasan invariablemente por
la tristeza puerperal y no es infrecuente que inclusive lleguen a la depresión
postparto -y, en los casos más graves, a la psicosis postparto-. Un escenario
habitual es que la abuela se hace cargo masivamente del bebé como si fuera su
hijo, y lo cría como si fuera un hermano más de la reciente madre cuando -en
realidad- la adolescente tuvo un hijo y no un hermano. En este escenario, la
adolescente vuelve al secundario, retoma su noviazgo y sus amistades y circuitos
habituales de salidas, mientras que la abuela la alivia de la tareas propias de una
madre y, de ese modo, queda revitalizada por el nieto. Es un verdadero pacto de
huida: la adolescente no quiere ser madre y la madre de la adolescente no quiere
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ser abuela; entonces la abuela joven hace de madre y la madre joven hace de
hermana del bebé.

Y si bien el núcleo de las mayores dificultades lo encontramos al nivel del


cuerpo emocional, no es desde allí que debemos abordar el problema (y esto es
válido casi como un axioma: los problemas de un centro específico se elaboran no
desde ese mismo nivel, sino desde el nivel que le sigue en el sentido ascendente).
De modo que el abordaje de las embarazadas adolescentes debemos realizarlo
desde el nivel del cuerpo mental. De qué manera? Brindándole toda la información
-mediante libros, fotocopias, etc.- que a ella le va a permitir ir elaborando las
dificultades que se le presentan a nivel emocional. Por un lado, se trata de toda la
información acerca del proceso que va atravesando, pero también se trata de ir
estimulando en la adolescente la toma de decisiones que la confirmen en su lugar
de futura madre: que ella vaya decidiendo que hará con el bebé, como será la
lactancia, si el padre estará en el parto ó, en el caso que el papá no exista, qué
hubiera querido ella que pase o qué hubiera pensado el padre (ténganos en
cuenta que el padre, en muchos casos, no pasa de ser un novio ocasional, una
relación que luego no continúa). Suele haber en las adolescentes un déficit en la
maduración, y es por ello que se hace necesario orientarlas durante este proceso,
y sobre todo en lo que respecta al lugar del padre porque el lugar del padre existe
-aunque él no esté físicamente presente-. Hay, entonces, que hablarle del padre
porque si no las consecuencias estarán en el postparto cuando la abuela intenta
reemplazar al varón: es importante que esto no ocurra porque ello obturaría las
futuras relaciones de pareja de esta chica (es preferible que, en tal caso, este
lugar lo ocupe un hermano varón, o alguna de las amigas).

En lo que respecta al nivel espiritual, la indicación es que no entremos en


esta área donde se dilucidan temas tales como la sacralidad del hijo por nacer:
esto habitualmente confunde a la adolescente y no le aporta nada a cambio
(solamente nos internamos en este nivel si la propia joven, por venir de una
formación religiosa -o algo similar-, lo pide). Finalmente, pero no menos
importante, es que estemos atentas a cómo nos impacta la embarazada
adolescente a nosotras como instructoras porque, por ejemplo, nosotras podemos
tener tal vez una hija de esa edad que quizás haya pasado por una situación
similar. Generalmente los embarazos adolescentes disparan rabia, juicios,
prejuicios, pero también una muy fuerte ternura que puede darnos ganas de
sustituir a la madre de la adolescente. (Como indicación aplicable a cualquier
grupo, debemos considerar que la regla es que toda vez que una situación equis
se nos vuelva intolerable -y en esto hay que ser absolutamente éticas y honestas-,
debemos derivar).

Solas: Este es un grupo donde las mujeres suelen haber buscado muy
activamente quedar embarazadas y donde, por lo tanto, el deseo habitualmente se
halla aumentado. Por lo general, lo hacen de los 30 años en adelante cuando la
barrera biológica les hace sentir que están jugadas (y mucho más de los 35 años
en adelante). Estas son embarazadas que tienen un aumento de conexión con su
cuerpo físico -al que veneran como un templo- pero necesitan elaborar los motivos
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de su embarazo en el nivel emocional. De modo tal que lo primero que tenemos


que hacer es determinar si ellas pasan solas el embarazo porque lo desearon o
por muerte de la pareja, o por abandono de la misma. Son, obviamente,
situaciones distintas que plantean escenarios diferentes porque no es lo mismo
que la embarazada esté amparada o absolutamente sola, contenida o no, y hasta
puede ser necesario una derivación a psicoterapia breve para que ellas despejen
las zonas más brumosas respecto a qué significado tiene para ellas el hijo que
esperan. Para estas mujeres su embarazo en soledad es como su carta de
presentación y el grupo de pares tiende a tener una actitud de solidaridad activa,
pero nosotras debemos cuidarnos de adoptar hacia ellas una actitud paternalista.
Más bien debemos ayudarlas a que ordenen la información que ya traen en el
nivel mental para que, de ese modo sea ella misma quien descubra lo que tiene
ganas de hacer como mamá. Pero, sobre todo, debemos intervenir desde el nivel
espiritual donde las preguntas por el significado (para qué tener hijos?) sirven para
que la embarazada clarifique aquello que tiene confuso en el nivel emocional.

Mayores de 40 años: Este es grupo de mujeres que viene de haber


priorizado otras situaciones vitales -laborales, profesionales, etc.- y no la
maternidad. Pero, hayan o no querido tener hijos, para ellas el cuerpo les ha
fallado en cuanto a los tiempos -siempre que se trate de su primer embarazo- y es
una fuente de exigencia y no de placer. A esta tristeza corporal/vital debemos
posibilitarle canales de expresión como el baile para que vayan trasmutando hacia
experiencias corporalmente placenteras. Y, si en el nivel emocional ellas están
detenidas, estos trabajos sencillos les posibilitan la descarga, el llanto, contenidas
por el grupo de reconocimiento femenino; es decir: llegan tensas, con mala
memoria del cuerpo, pero terminan bien. Ahora bien: si esta situación provoca en
nosotras como instructoras algún tipo de identificación excesiva, es preferible pedir
ayuda a una colega para trabajar esa situación específica. Por otro lado, nosotras
le damos información a través del cuerpo para que lloren, se descarguen y se
aflojen, pero la información del nivel mental es preferible que sean ellas quienes la
busquen de acuerdo a lo que piensan que les va a resultar mejor para cada etapa
del embarazo. Otro dato a tener en cuenta es que así como antes funcionaba un
modelo clásico donde los hombres mayores se emparejaban con mujeres más
jóvenes, ahora suele darse una inversión de ese modelo y las mujeres de más de
40 años suelen tener parejas más jóvenes que ellas. De todos modos, es
importante que luego del postparto estas mujeres -y sus parejas- críen a un hijo y
no a un nieto, que no lo tengan como a un osito de peluche; en síntesis: que los
suelten para que crezcan a su aire. Finalmente, en el nivel espiritual, las mayores
de 40 suelen estar satisfechas y contenidas porque van camino a lograr el deseo
de tener un hijo.

Fertilización asistida: Estas mujeres vienen de experiencias que suponen


grados muy altos de manipulación sobre el propio cuerpo. Sienten que el cuerpo
les ha fallado reiteradamente y ello les produce una fuerte sensación de rabia: el
hijo llega tras un largo agotamiento y el propio cuerpo es un desconocido al cual
odian. En el nivel emocional se produce entonces una gran manipulación porque
no hay espacio más que para lo que debe hacer a los fines de lograr el embarazo.
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Por ejemplo: si por indicación médica "hay que" tener relaciones y salir corriendo a
la clínica, pues sencillamente lo hacen pasando por encima del deseo, del amor,
del encuentro con la pareja, de lo que sea. En los grupos de embarazadas, ellas
avasallan a las demás mujeres y buscan una alianza de la coordinadora para ser
las elegidas del grupo. Anhelan lograr una especie de lugar de privilegio y no
pueden ver o interesarse por las otras compañeras: en estos casos conviene
darles un espacio aparte, un apoyo para volcar lo que les pasa. Y, aunque muchas
veces hacen relatos eternos plagados de términos difíciles -casi irreproducibles-,
ellas suelen tener mas información que nosotras y, en ese sentido, conviene
escucharlas y aprender -nosotras y el grupo- de lo que ellas traen. En el nivel
espiritual estos largos relatos movilizan en nosotras cuestiones que tienen que ver
tanto con la Ética como con la Bioética, como ser hasta qué punto vale la pena
avasallar tantas situaciones vitales a cambio de tener un hijo biológico y si, por
ejemplo, no sería mejor encarar una adopción. Nuevamente tenemos que ser
absolutamente honestas y, si no toleramos alguna de estas situaciones, debemos
derivar.

Finalmente debemos tener presente que, en algunos casos muy puntuales,


una embarazada puede pertenecer a varios de los grupos que mencionamos; por
ejemplo: puede tener más de 40 años, encarar sola el embarazo y haber pasado
por un proceso de fertilización asistida.

¿CÓMO DEBE SER UNA MADRE?

Para terminar, quisiera que se reúnan en grupos reducidos para hacer un


ejercicio simple que consiste en que ustedes mismas respondan a la siguiente
consigna: ¿Cómo deber ser una madre? O, dicho de otro modo: qué se espera
socialmente del comportamiento de una madre? Les sugiero que respondan esta
pregunta en uno o varios párrafos que comiencen con la frase "Una madre es...".

Bien, veamos ahora los resultados. "Una madre es": buena, abnegada,
amorosa, está siempre disponible, sabe escuchar, es exitosa, vidente, no deja de
ser mujer, moderna, trabajadora, sacrificial, amamanta a sus críos, tiene a su
propia madre como referencia, tiene pareja, es afectuosa, protectora, responsable
contenedora, integradora, compañera, manipuladora, mediadora, comunicativa,
comprensiva, auténtica, omnipotente, sexualmente activa, aguantadora, brinda
seguridad, sostén, cuidado, alimento, es facilitadora, proveedora, ejemplo, modelo,
primera responsable, culpable, desborda energía, madre = mártir, sagrada, santa,
virgen, origen, castradora, rígida, flexible, permisiva, persona.

¿Qué denso, no? Pues bien, este sería una suerte de arquetipo bastante
universal, presente al menos como "deber ser" en la matriz judeo-cristiana y se
despliega como mandato en una multiplicidad de culturas diferentes. Es muy
frecuente que una mujer cumpla con todos estos mandatos (porque ellos
-atención- susurran, por lo bajo, un paraíso de felicidad absoluta a cambio de tanto
sacrificio) para luego darse cuenta que no es en absoluto feliz. Todo esto se da a
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nivel del centro medio y se experimenta en toda situación no resuelta, y es por ello
que debemos revisar si a estos mandatos los estamos teniendo en cuenta en toda
su complejidad. Porque cuando decimos revisarlos, estamos hablando de todos
los niveles en que revisar el mandato es posible porque, amén de revisar en qué
medida nos exigimos estar a la altura de semejante bronce, también debemos
revisar si juzgamos o no a una mujer que -por ejemplo- haya dejado a sus hijos
con el padre para irse a vivir con el novio. También debemos tener en cuenta que
toda vez que no cumplimos con el modelo nos llenamos de culpa y que, si no
queremos que el deber ser se nos imponga, debemos cuestionarnos acerca de
qué tipo de mujer y de madre aspiramos a ser. De la respuesta que honestamente
le demos a esa pregunta, resultará una autenticidad necesaria no sólo para
nosotras mismas como personas sino que, además, es una autenticidad
indispensable en nuestra tarea como instructoras que se proponen ayudar a otras
mujeres en un tramo especialmente crucial de sus vidas.

Finalmente debemos señalar que este mandato tan avasallante está


encontrando una respuesta silenciosa, pero contundente, de parte de los cuerpos
de las mujeres de muy distintas partes del mundo. Tanto los extendidos problemas
para la fertilidad como la baja en los índices de natalidad (aún en países
tradicionalmente matriarcales como España e Italia), dicen -ya que las propias
personas no lo pueden expresar oralmente- que nadie en su sano juicio quiere
verse compelida a tener que cumplir con semejante programa de sometimiento del
propio ser. Para que veamos esto con mayor claridad, nos podemos servir del
siguiente esquema que grafica el modo en que una personalidad se despliega en
su totalidad.

 EL DESPLIEGUE DE LA CONCIENCIA

Co
mu Salu
d
nida Pare
d ja
Voca
ción
Yo

Fam
Hijo ilia
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O sea: debemos tener en cuenta la integración de todas y cada una de las


partes de un Yo central (el hijo, sí; pero también la pareja, la vocación, la salud, la
familia y la comunidad). El desarrollo meramente parcial -el hijo y nada más, por
ejemplo- provoca frustración y una sensación de vacío que la maternidad en sí
misma no llega a llenar.

En síntesis: hemos dado un breve pantallazo a temáticas sobre las que


habremos de volver una y otra vez. Como muchas de ustedes ya saben, nuestro
método pedagógico no supone una línea ascendente y progresiva donde el
conocimiento son datos que se acumulan de una vez y para siempre sino que, por
el contrario, se trata de un acercamiento a las problemáticas que se produce en
espiral y, en ese sentido, se pasa muchas veces por el mismo lugar pero nunca se
pasa de la misma manera porque cada vez se profundiza un poco más que la vez
anterior.

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