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Sistema nervioso.
El SNS abarca todas las estructuras del sistema nervioso periférico encargadas de conducir
información sensitiva y de llevar información del control motor a los músculos
esqueléticos.
El sistema nervioso somático (SNS) está formado por neuronas sensitivas que llevan
información (por ejemplo, sensación de dolor) desde los receptores sensoriales –
fundamentalmente ubicados en la cabeza, la superficie corporal y las extremidades–, hasta
el sistema nervioso central (SNC), y por neuronas motoras que conducen los impulsos a los
músculos esqueléticos para permitir movimientos voluntarios, como saludar con la mano o
escribir.
Composición
El sistema nervioso somático está compuesto por treinta y un nervios que emergen de la
médula espinal y siete de los nervios craneales.
De los doce pares de nervios craneales, los nervios que tienen componentes somáticos son:
III. El Nervio Oculomotor ocular común que activa los músculos del ojo,
IV. El Nervio Patético Troclear mueve el músculo oblicuo mayor del ojo,
V. El Nervio Trigémino mueve el maxilar inferior y otros músculos masticatorios.
VI. El Nervio Abducens externo mueve el músculo recto del ojo,
VII. El Nervio Facial mueve los músculos de la cara.
XI. El Nervio Accesorio espinal mueve los músculos dorsales y del cuello,
XII. El Nervio Hipogloso se encarga de los movimientos de la lengua.
El sistema nervioso simpático es una de las divisiones del sistema nervioso autónomo.
Regula de forma involuntaria numerosas acciones, entre ellas la contracción de los
músculos lisos y la secreción de muchas glándulas. Sus efectos son generalmente opuestos
a los del sistema nervioso parasimpático. Los neurotransmisor más importantes del sistema
simpático son la adrenalina y noradrenalina. Su acción principal está relacionada con una
respuesta de lucha o huida ante estímulos externos que puedan poner en peligro al
organismo, por este motivo aumenta la frecuencia y fuerza de los latidos del corazón, dilata
los bronquios del pulmón, dilata la pupila, aumenta la presión arterial, dilata los vasos
sanguíneos que aportan sangre a los músculos esqueléticos de todo el cuerpo y estimula la
producción de sudor por las glándulas sudoríparas. Este conjunto de acciones pueden
considerarse como una preparación para la lucha o huida, pero se desencadenan de forma
automática ante cualquier estímulo intenso como un sobresalto, un dolor punzante o una
situación generadora de ansiedad.