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Guía de Práctica Clínica: Otocerosis y cerumen impactado

El cerumen es una sustancia normal de un pH aproximado de 5.2 a 7.0 que cumple la


función de limpieza, protección y lubricación de conducto auditivo externo (CAE), y se forma
cuando las secreciones glandulares -tanto de glándulas sebáceas como sudoríparas
modificadas o ceruminosas- se mezclan con células epiteliales exfoliadas. Normalmente, el
cerumen es eliminado por un mecanismo de limpieza, lo que hace que migre fuera del CAE,
asistido por el movimiento de la mandíbula.

La acumulación de cerumen, ocasionada por un fallo del mecanismo antes mencionado, es


una de las razones más comunes por las que los pacientes buscan atención médica para
los problemas relacionados con los oídos. Es más frecuente en pacientes pediátricos; así
como también en los ancianos por el mismo proceso de degeneración glandular y
desecación del cerumen. Otros factores de riesgo son el uso de audífonos y de hisopos de
algodón; y al mismo tiempo, algunas condiciones favorecen la acumulación de cerumen,
como aquellos pacientes con enfermedades dermatológicas del CAE o la piel periauricular,
con conductos estrechos o estenosados, exostosis, malformaciones congénitas o
deformidades adquiridas, pacientes con discapacidad intelectual, o bien, que se les hayan
realizado procedimientos en la región del hueso temporal.

La impactación de cerumen se define como una acumulación de cerumen que causa


síntomas, impide una evaluación necesaria del canal auditivo/membrana timpánica o el
sistema vestibular o pueda interferir con los resultados de una evaluación audiológica, o
ambos. Cabe mencionar que, aunque "impactación" por lo general implica que el cerumen
se encuentre encajado o comprimido en el canal auditivo, la impactación de cerumen no
requiere una obstrucción del 100% del CAE.

DX

El diagnóstico se realiza, justamente, cuando una acumulación de cerumen provoca


síntomas, dificulta la evaluación necesaria del oído, o ambos. Se hace hincapié en que la
oclusión total no es necesaria para el diagnóstico. Cabe señalar que en un canal auditivo
sin obstáculos o cuando la vista de la membrana timpánica no es esencial para la buena
atención, y el cerumen no está asociado con síntomas, no se considera "impactado" por
esta definición, por lo que no se requiere más intervención que la observación. Los síntomas
incluyen plenitud ótica, otalgia, prurito, otorrea, tos, descarga nasal amarillenta, hipoacusia
o pérdida de la audición, tinnitus y vértigo.

Durante la realización del interrogatorio, deben averiguarse algunos antecedentes de


importancia: historia previa de cerumen impactado, anormalidades estructurales, alergia,
infecciones de vías respiratorias superiores, higiene personal.

Con respecto a la pérdida de la audición, se ha observado que se requiere una obstrucción


de al menos 80% del CAE para producir una disminución en la agudeza auditiva, la cual
por lo general es reversible y leve (el umbral auditivo se encuentra entre 26 y 40 dB)

TX

Hay tres opciones terapéuticas eficaces son ampliamente utilizados:

1) Agentes cerumenolíticos. Se recomienda su uso previo a la irrigación. La eficacia


depende de varios factores, entre ellos la temperatura a que se aplique. Puede dar
complicaciones como: malestar, pérdida transitoria de la audición, mareos e
irritación de la piel. Deben evitarse en pacientes con infecciones activas del canal
auditivo.

2) Irrigación: Riego o lavado con jeringa por un chorro de agua tibia. Comúnmente se
usa un irrigador jet dental oral estándar, aunque ya existen dispositivos electrónicos
especiales. Las principales complicaciones reportadas después de la irrigación son
dolor, lesión en la piel del canal auditivo con hemorragia, y la otitis externa aguda.
Entre las complicaciones significativas está la perforación y el vértigo. Se ha
informado también del riesgo de fractura de la platina del estribo al uso de irrigadores
jet.

No debe realizarse en personas que han tenido cirugía de oído o que tienen una membrana
timpánica dañada; debe evitarse también en individuos con anomalías anatómicas del canal
(malformaciones congénitas, osteomas, exostosis, tejido cicatricial, etc) que predisponga al
atrapamiento de agua en el conducto auditivo externo después del riego. La irrigación se
debe realizar con precaución en pacientes con diabetes, y deben ser instruidos para
informar del desarrollo de la otorrea y/u otalgia con prontitud, pues se relaciona con el
desarrollo de otitis externa maligna (sobre todo si se usa agua no estéril). Se debe
considerar la acidificación del canal auditivo ya que el pH ligeramente ácido del conducto
auditivo externo normal puede ser un factor significativo en la producción de la resistencia
a la otitis externa y/u otitis externa maligna.

3) Extracción manual. Se recomienda sólo después de suavizar el cerumen impactado.


Incluye el uso de curetas oído, sondas, ganchos, pinzas, o microsucción. Los riesgos
son: traumatismo en el canal auditivo externo, incluyendo el dolor y/o sangrado,
perforación de la membrana timpánica, y, en raras ocasiones, infección. Si se realiza
extracción por aspiración del conducto auditivo, se pueden producir ruidos que son
bastante molestos y puedan asustar al paciente. La succión puede crear un efecto
de enfriamiento y provocar una respuesta calórica desde el oído interno, causando
nistagmo y vértigo.

No se recomienda el uso de hisopos.

La impactación se resuelve cuando el médico puede examinar el oído o realizar los análisis
correspondientes, sin la interferencia de cerumen y los síntomas asociados han cedido. Si
se cumple esta primera condición, pero los síntomas persisten, el médico debe considerar
diagnósticos alternativos. Dependiendo de la naturaleza de los síntomas del paciente, éstos
pueden incluir: hipoacusia neurosensorial; otosclerosis; otitis media; efectos secundarios
de medicamentos; tumores de cabeza y cuello; síndrome de la articulación
temporomandibular; infecciones del tracto respiratorio superior; disfunción de la trompa de
Eustaquio; enfermedad de Ménière, neurinoma del acústico o trastornos de la piel de la
canal.

PREVENCIÓN

Entre las medidas que pueden ser beneficiosas en la reducción de la impactación de


cerumen se encuentran: administrar preparados tópicos profilácticos, irrigación del
conducto auditivo externo, o la limpieza rutinaria del canal auditivo por un médico. Los
pacientes deben ser aconsejados de no insertar objetos extraños, como hisopos de algodón
de punta o pinzas para el pelo, en el canal auditivo, ya que estos objetos pueden contribuir
aún más a impactar cerumen que ya está presente en el canal o incluso dañar estructuras
en el oído. Los individuos que usan audífonos tienen un mayor riesgo de desarrollar
retenciones; por lo tanto, las instrucciones sobre el cuidado y la limpieza de dichos
auxiliares se deben discutir con los pacientes y los cuidadores.

Extraído de:

CENETEC. Diagnóstico y tratamiento de cerumen impactado. México: Secretaría de Salud;


2013
Roland PS, et al. Clinical practice guideline: Cerumen impaction. Otolaryngology–Head and
Neck Surgery (2008) 139, S1-S21

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