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FRAY LUIS DE GRANADA: Orar y obrar.

Fray Luis de Granada es una figura que destaca en el siglo XVI. Sus escritos
fueron elogiados tanto por personalidades como santa Teresa de Jesús y el papa
Gregorio XIII, como por un sinfín de cristianos del pueblo sencillo que hacían correr los
ejemplares de sus libros “a banderas desplegadas”1.

1. Sobre su vida…

Fray Luis nació en Granada, en 1504, en un hogar pobre. Se sabe que su madre
se quedó viuda cuando él era niño, y que “vivía(n) de la limosna” que pedían y les
daban en un monasterio.
Elegido para “paje” de los hijos del conde de Tendilla, fue a vivir a la Alhambra,
al palacete que Íñigo López de Mendoza construyó para morada suya y de su familia.
Tratado como un hijo adoptivo, adquirió una excelente formación intelectual.
Profesó en la Orden de Predicadores en el Convento de Santa Cruz la Real de
Granada el 15 de junio de 1525. Allí mismo estudió Filosofía y en 1529, pasó a San
Gregorio de Valladolid, firmando los estatutos de dicha Casa de estudios como fray
Luis de Granada.
Se sintió llamado a predicar el Evangelio en el Nuevo Mundo, y el 3 de agosto
de 1534 estaba en Sevilla, haciendo los preparativos para embarcarse. Sin embargo el
provincial decidió darle otro destino: “restaurar” el importante pero maltrecho y
abandonado convento de Escalaceli, en Córdoba.
Allí trabajó fray Luis doce años, de 1534 a 1545: restauró el convento, y se
destacó como predicador, en Córdoba y en localidades como Palma del Río, Badajoz y
Évora.
A pedido de la corona portuguesa pasó a residir, a fines de 1550, en el convento
de Évora, y luego en el convento de Santo Domingo de Lisboa. Fue elegido Provincial
de la provincia dominicana de Portugal desde 1556 a 1560.
Publicó su Libro de Oración y Meditación en 1554, y en 1556-1557, publicó
Guía de pecadores, ambos con una extraordinaria acogida de público.
En 1559, el Inquisidor general, Fernando de Valdés, desató una arrasadora
campaña y las obras de fray Luis integraron el Índice de libros prohibidos junto con las

1
Álvaro Huerga refiere que a los manuales de fray Luis los traían “las niñas de cántaro bajo el brazo, las
fruteras y verduleras los leían cuando vendían y pesaban la mercancía”. (HUERGA ALVARO, Fray Luis de
Granada. Una vida al servicio de la Iglesia. B.A.C., Madrid, 1988, p. 114)
de sus amigos san Francisco de Borja, san Juan de Ávila y fray Bartolomé de Carranza
OP, Arzobispo de Toledo. Entre los temas que le son sospechados destaca su insistencia
de que la santidad es un camino propuesto a los cristianos de todos los estados de vida
dentro de la Iglesia. Posteriormente el Concilio de Trento, al que Fray Luis es
convocado como experto teólogo, confirma la ortodoxia de sus obras.
Su producción literaria es enorme, en castellano, en portugués y en latín. Escribe
sermones para ayudar en su tarea a los predicadores y pensando en aquellos centros en
donde no los haya, escribe explicaciones del Credo, un tratado acerca de los oficios de
los obispos, un sinfín de tratados de para fomentar la devoción y la espiritualidad entre
el pueblo de Dios.
En diciembre de 1588 se agrava su salud y le avisan que los médicos le dan
pocas esperanzas de vida, a lo que Fray Luis responde alzando las manos: “Ningunas
nuevas me pudierais dar, padre mío, mejores ni de mayor consuelo que éstas”. Al
administrársele el Sacramento de la Unción, pide perdón a todos los que estaban
presentes de cualquier ofensa que les hubiese hecho o mal ejemplo que les hubiese
dado. Acabado el oficio llamó a todos los novicios y les hizo una plática…
Muere el 31 de diciembre de 1588, a los 84 años. Dice un testigo que le lloraron
especialmente muchos pobres, a quienes ayudaba gracias a donaciones que otras
personas le daban. Y sin embargo “le debemos llorar todos, pues nos falta un hombre
que tanto nos ayudaba con su doctrina y ejemplo para el camino del cielo.”2

2. El Libro de la Oración y Meditación: “guía y consejo” para la vida


espiritual.
A Fray Luis no le resulta suficiente anunciar el don de la salvación que en Cristo
es ofrecido a todos. Considera que, para asumir plenamente su servicio de predicador,
debe enseñar con detalle cómo se avanza en el camino de la salvación, ofreciendo
consejos, advertencias y propuestas prácticas accesibles a todos. Procura –mediante sus
libros- entrar en más explicaciones porque “los predicadores comúnmente no
descienden a estas particularidades susodichas, sino, cuando mucho, tratan en común de
las virtudes; y la doctrina moral es poco provechosa cuando es común y general”3.

2
Citado en HUERGA, Íd, 313.
3
Fray Luis de Granada, Libro de Oración y Meditación Íd., Prólogo XVI. (De ahora en más este libro de
citará como LOM)
Sabe que, si bien, la salvación es algo que no se da sin la gracia de Dios,
tampoco se da sin nuestra colaboración. Por eso procura dar avisos que “principalmente
sirven a los que comienzan, para que tengan unas como cuerdas a que se puedan asir,
con que anden este nuevo y no sabido camino”4. Porque “cierto es que una de las cosas
que más requieren guía y consejo es la vida espiritual, y mucho más el negocio de
la oración, que así como es más delicado y más divino, así requiere más consejo y
aviso5.
Que sean textos dirigidos a todos y de gran divulgación no significa que sean
poco profundos. Si bien Fray Luis expresa que su “intención no fue más que poner a los
principiantes en él (camino)”6, en realidad, expone y aconseja para que el lector avance
hasta su transformación en Dios. Sin hablar de etapas, va describiendo el itinerario de la
conversión de toda la persona en Cristo hasta ser semejantes a Él como la figura en el
espejo, “aquella beatísima unión de nuestro espíritu con Dios, que es el fin de toda la
vida espiritual”7.

3. Una guía que reconoce la diversidad de caminos.


Fray Luis no propone un camino único, ni un método, ni un diseño
preestablecido al cual hay que sujetarse, pues si bien “no conviene enseñarse esto como
arte, por no hacer ofensa a la gracia, así conviene darle aviso de todo lo necesario, por
no errar el camino”8.
Como reconoce que el Espíritu suscita una variedad de carismas para el bien de
todo el Cuerpo Místico de Cristo, defiende la diversidad de modos y de caminos dentro
de la fe común de la Iglesia.
…Y lo mismo es necesario que haya en el cuerpo místico de la Iglesia, para
cuyo servicio y hermosura toda esta variedad de miembros —que son diversos estados y
oficios— es necesaria. Es otrosí aquella vestidura de José, que era de diversos colores
(cf. Gén 37,3) para significar la variedad de los espíritus y ministros que en ella hay, los
cuales todos caminan para el cielo, cada cual por su propio camino. Por donde, así como
dende la circunferencia de un círculo hay mil caminos para ir al centro…, así también
los hay para ir al cielo... De donde nace que unos van a este centro por el camino de la
oración y contemplación, otros por el de la predicación, otros de la penitencia, otros de

4
LOM, II, V, § 18, p. 188
5
LOM, II, V, § 17, p. 187
6
LOM, II, V, conclusion, p. 190
7
LOM, II, I, § 2, p. 87
8
LOM, II, V, § 17, p. 187
la paciencia de las adversidades, otros de la abstinencia, otros de la pobreza, otros de la
humildad, otros por el de la religión y observancia regular, y otros por el de las obras de
misericordia, y otros por otros semejantes; los cuales todos van a parar al mismo
puesto.9

4. Cuidando la oración, se cuida la vida…


En la primera parte del Libro de oración y meditación, enseña los 5 pasos de la
oración, y en la segunda parte explica qué es la devoción, qué la favorece y qué la
impide, explica cuáles son las tentaciones que aparecen en el camino y qué avisos se
pueden tener contra ellas.

Primeramente presenta el ejercicio de la oración en 5 pasos. Estos son una guía


especialmente pensada para los comienzos. A medida que se avanza en el camino
podrán manejarse con mayor libertad y discreción10:
Los cinco pasos son:
(1) Preparación:
Y porque el saber orar como conviene es un muy especial don de Dios y obra
del Espíritu Santo (cf. Rom 8,26-27), pídele humilmente, que él te enseñe a hacer este
oficio, y te dé gracia para estar allí hablando con él, con atención y devoción, y con
recogimiento de corazón, y con temor y reverencia…; y, asimismo… que salgas dél
con nuevas fuerzas y asiento para las cosas de su servicio. También suele ser buena
manera de aparejo rezar algunas oraciones vocales antes de la meditación,
(o)…algunos devotísimos salmos que ayudarán mucho a encender y despertar la
devoción… Lo cual nos es tanto más necesario, cuanto más estuviere nuestro espíritu
resfriado y distraído11.

(2) Lección:

9
LOM, II, V, p. 170
10
Porque todo esto es obra de gracia y negocio del Espíritu Santo, no pretendemos hacer aquí regla
general ni atarle las manos para que no pueda llevar por otro camino a quien él quisiere; ni presumimos
tampoco de comprehender todo lo que para este negocio se requiere, sino solamente dar algunos
avisos a los que de nuevo comienzan y ponerlos en el camino; porque, después de entrados en él, la
experiencia del negocio y la asistencia del Espíritu Santo les serán mejores maestros desta doctrina.
LOM, II, I, § 1, p. 85
11
LOM, I, IV, p. 59
Después de la preparación se sigue la lección; la cual no ha de ser apresurada ni
corrida, sino muy sosegada y atenta, aplicando a ella no sólo el entendimiento para
entender lo que se lee, sino mucho más la voluntad para gustar lo que se entiende12

(3) Meditación:
Después de la lección se sigue la meditación del paso que se ha leído. Acerca de
lo cual es de saber que esta meditación unas veces es de cosas que se pueden figurar
con la imaginación, como son todos los pasos de la vida y pasión de Cristo, y otras, de
cosas que pertenecen más al entendimiento, que a la imaginación, como cuando
pensamos en los beneficios de Dios, en su bondad y misericordia, o en cualquier otra
de sus perfecciones. Esta manera de meditación se llama intelectual, y la otra,
imaginaria. Y de la una y de la otra solemos usar en estos ejercicios, según que la
materia de las cosas lo requiere13.

(4) Hacimiento de gracias:


“Después de la meditación se puede seguir l un devoto hacimiento de
gracias por los beneficios recibidos, el cual ha de acompañar siempre nuestras
oraciones…

(5) La petición, que propiamente se llama oración, en la cual pedimos todo


aquello que conviene, así para nuestra salud, como para la de nuestros prójimos y de
toda la Iglesia”14

Fray Luis está convencido de que la vida de oración es la clave para avanzar en
la identificación con Cristo y en la transformación de la persona por el Espíritu Santo.
Para no ofrecer resistencia alguna a la acción del Espíritu Santo, nuestro corazón
debe estar libre de ataduras esclavizantes:
Y, por esto, el que desea acertar este camino trabaje por desarraigar de su
corazón todas estas aficiones extrañas y presentarlo como una materia prima desnuda de
todas las formas, para que así pueda Dios imprimir en él todo lo que quisiere, sin
resistencia. Esta es aquella resignación a la cual pertenece ofrecer a Dios un corazón

12
LOM, I, V, p. 61
13
LOM, I, VI, p. 62
14
LOM, I, III, p. 56
libre y desatado de todas las aficiones y deseos del mundo, para que no haya en él cosa
que impida a las influencias del Espíritu Santo15.

La segunda parte del Libro trata de la Devoción. Ésta nos da fortaleza de ánimo
para cortar con los apetitos desordenados: sólo la experiencia de un “amor mayor” nos
impulsa a desembarazarnos de aquello que nos obstaculiza. Fray Luis define la
devoción, siguiendo a Santo Tomás, como:
una prontitud y aliento para bien obrar y para el cumplimiento de los
mandamientos de Dios y de las cosas de su servicio. […] Mas desta devoción y
prontitud para lo bueno muchas veces nace aquella consolación espiritual que los
simples llaman devoción; y [a su vez], esta misma consolación acrecienta la verdadera
devoción, que es aquella prontitud y aliento para bien obrar, y haciendo al hombre tanto
más pronto para las cosas de Dios, cuanto más alegre y consolado anda dentro de sí
mismo16.

Porque la devoción se despierta en la oración, Fray Luis enseña con tanto detalle
el camino de la oración: entrenarse en este camino es despertar en nosotros el motor que
impulsa el desapego de los apetitos y sostiene la vida virtuosa. Fray Luis recomienda
tener larga y profunda oración para que, con esta devoción en el corazón, de él broten
las virtudes:
Pues, como esta sea raíz y principio de todo nuestro bien, todo nuestro trabajo
ha de ser en procurar de tener tan larga y tan profunda oración, que baste para traer
siempre el corazón con esta manera de recogimiento y devoción. Para lo cual no basta
cualquier manera de oración, sino es menester que sea tan larga y tan profunda, que así
como una sala muy bien regada por la mañana en tiempo de verano conserva todo el día
un frescor y templanza suave, que le viene de aquel riego que recibió, así el ánima del
justo ha de quedar a sus tiempos tan regada y empapada en Dios con los ejercicios de la
oración, que siempre haya en ella un continuo frescor de devoción, con el cual se
defienda de los ardores del mundo17.

15
LOM, II, III, § 12, p. 134
16
LOM, II, I, p. 85-86
17
LOM, II, IV, § 8, p. 160
Educar en la vida de oración es una tarea muy importante para fray Luis pues las
gracias que en ella se dan son como “espuelas para andar por el camino de la virtud”18
y avanzar más a prisa en el camino de la conformación con la voluntad de Dios.

4. Conclusión
La pluma y la predicación de Fray Luis son signo de la ardiente vocación de
amor que albergaba su corazón. Hasta el final de su vida no dejó de insistir, con sus
escritos y con su predicación, acerca de lo central de la vida cristiana. Nunca dejó pasar
la oportunidad de brindar a todos los cristianos señales, guías y avisos para avanzar en
el camino del Señor.
Podemos decir que orar y obrar son la síntesis de su magisterio: cuanto mayor
es la simpleza, mayor es la profundidad.

18
Cf. LOM, II, IV, § 1, 3, p. 142

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