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LA PERSPECTIVA CENTRADA-EN-LA-PERSONA DE LA PSICOPATOLOGÍA: NEUROSIS

Elke Lambers

Introducción
A veces se critica a la teoría centrada-en-la-persona por no prestar suficiente atención al desarro-
llo de la psicopatología y las cuestiones específicas que surgen en la terapia. En realidad, esta
terapia no prescribe tratamientos específicos para las diferentes trastornos y siempre ha evitado el
lenguaje diagnóstico. El profesional dentro de este abordaje se esfuerza por comprender los
conflictos de una persona antes que encasillarla dentro de una categoría más amplia.
La terapia centrada-en-la-persona tiene mucho para ofrecer en el campo de la salud mental, pero
para desarrollar su potencial es importante que los profesionales puedan expresarse
correctamente en el lenguaje y el marco de referencia de la psiquiatría y la salud mental. No
significa que tengan que adoptar el sistema de diagnóstico médico, sino que aprendan a
comprender ese lenguaje y puedan comunicar coherentemente su conceptualizacion de las
dificultades del consultante.

Diagnóstico
El diccionario define “diagnóstico” como la identificación de una enfermedad a partir del reconoci-
miento de sus síntomas. Esto traducido a la psicopatología sería algo así como “la identificación de
un problema a partir del reconocimiento de la conducta y la forma de experienciar de una persona.
Esto no es muy diferente de lo que sucede con el consultante durante el proceso terapéutico.
Rogers observa que la terapia se trata básicamente de que la persona experiencie las inadecuacio-
nes en las viejas formas de percibir y las percepciones nuevas y más exactas, y reconozca las rela-
ciones significativas entre ambas. En un sentido profundo, la terapia es diagnóstico, y éste se lleva
a cabo en el experienciar del consultante y no en el intelecto del terapeuta.
De hecho, el terapeuta participa en este proceso diagnóstico, Ve como el consultante se percibe a
sí mismo y a su mundo, y cómo relaciona eventos pasados con las circunstancias presentes y las
aspiraciones futuras. En el proceso la persona elabora su propia teoría diagnóstica sobre lo que le
pasa, con la ayuda del counselor que provee la relación que lo ayuda a sentirse lo suficientemente
seguro para permanecer abierto a su experienciar. Desde esta perspectiva centrada-en-la- persona,
el diagnóstico es un proceso completamente individual con resultados que son únicos para cada
persona. Es también un proceso en el que ambos permanecen abiertos al experienciar del
consultante.
Este concepto de diagnóstico es bastante diferente al concepto médico donde es una evaluación
del paciente hecha por un profesional. La evaluación no es individual sino que se orienta a ubicar
a la persona en una categoría que tiene tratamientos especificos. Este tipo de diagnóstico coloca el
locus de valoración completamente fuera del consultante y convierte al terapeuta en el experto
que determina la orientación y la meta del trabajo terapéutico. Los que se oponen a toda forma de
diagnóstico afirman que el psicodiagnóstico es inexacto y que no alcanza a capturar la complejidad
de la esencia y el mundo interno de la persona ni su contexto social y cultural. Priorizando sólo lo
“patológico” y dejando fuera lo “saludable”, se reduce a la persona a una simple etiqueta.
A pesar de tener una mirada muy diferente del concepto de diagnóstico, esto no significa que los
terapeutas centrados-en-la-persona estamos eximidos de desarrollar una comprensión del

Lambers, E. (2003). The Person-Centred Perspective on Psychopathology: the neurotic client. In D. Mearns.
Developing Person-Centred Counselling. 2nd ed. London: Sage, pp. 105-9. [Síntesis y traducción de la cátedra]. 1
lenguaje propio en este campo. Será en beneficio de los consultantes si los profesionales podemos
interactuar con otros profesionales de la salud mental.

Psicopatología centrada-en-la-persona
En su teoría de la personalidad, Rogers describe el desarrollo del desajustes y la desorganización
psicológica como una formulación que aplica a cada individuo en un mayor o menor grado.
Lo central de su teoría es la incongruencia entre el self (sí mismo, autoconcepto o noción de yo) y
el experienciar. Lo que llamamos nuestro 'self' puede haberse distorsionado por las condiciones de
valor (o valoración condicional) que hemos tenido que negociar. Las autoridades externas (padres,
parejas, valores culturales, religiones, etc.) habrán tenido ciertas expectativas para nosotros y
habrán tratado de introyectarnos estas formas de ser para mantener nuestro apego. Igualmente,
habremos tenido que negar o distorsionar las experiencias de nuestro self que van en contra de lo
se supone que debíamos ser. Ésa es la 'incongruencia' esencial de la que Rogers. Hasta donde la
incongruencia induce a desórdenes en nosotros dependerá de muchos factores incluyendo:
• la naturaleza de las condiciones de valor (o valoración condicional)
• el grado de incongruencia
• la dificultad que tengamos en mantener una imagen razonablemente consistente de
nosotros mismos (autoconcepto) frente a esa incongruencia
• la naturaleza de las defensas que erigimos en un esfuerzo por mantener consistentemente
esa imagen
Básicamente, Rogers ve los desórdenes como un proceso más que como una condición o un estado
rígido. Y como el desorden es el resultado de nuestros esfuerzos por negociar la incongruencia y
esas negociaciones cambiarán con nuestras circunstancias de vida, así nuestros desórdenes
seguirán un proceso de desarrollo.

Síntomas que refiere el consultante

• Sentimientos de inadecuación, infelicidad, insatisfacción.


• No se conoce ni se entiende a sí mismo.
• Sus vínculos no son satisfactorios.
• Tiene la sensación de no estar yendo a ningún lado, de estar estancado o bloqueado.
• La vida es una “lucha” para él.
• Le resulta dificil tomas decisiones.
• Tiene dudas, miedos, ansiedades, sentimientos de culpa y a veces, también presenta sinto-
mas y malestares fisicos persistentes que no presentan bases orgánicas.
• Puede tener preocupaciones específicas que dominan su vida que se convierten en el foco
habitual, si no el único tema, de la sesión de counseling. Dolores de cabeza, síntomas de
ansiedad, preocupación por su salud, por un niño o su pareja, por una decision, cualquier
cosa puede presentarse como “el problema”, no permitiéndole al counselor hacer contacto
más allá del límite de esas preocupaciones.
• Cuando tiene dificultad para tomar decisiones, suele pedir consejo de otras personas
incluído el counselor, pero de todas formas no puede actuar.

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• Expresar sus sentimientos de manera incongruente. Tiene dificultad para expresarse
clarameouerente sobre sí mismo. Está demasiado preocupado por lo que las personas
piensan de él.
• Espera que el counselor lo pueda ayudar a sentirse mejor y al mismo tiempo teme que éste
se harte de él. Matías podría ser un ejemplo de esto:
Matías: A veces sólo siento pena por mi mismo. ¿Por qué no puedo ser un poco más como mi
hermano, mas extrovertido y confiado, más agradable? Me pregunto si alguna vez las
cosas serán diferentes...
Counselor: A veces te sientes realmente bajoneado... te sientes mal... sientes envidia y
desesperanza...
Matías: Si, es así... deberia recobrar la compostura... no está bien que envidie a mi hermano, lo
siento … no debería quejarme tanto... seguro que debes querer oir algo positivo para
variar...
Counselor: Matías, escucho qué dificiles están siendo las cosas para vos en este momento...
como queno podes entenderlo … y estás preocupado por lo que yo pueda pensar de
vos...
Matías: (lágrimas en los ojos) Odio sentirme de esta manera...me da miedo que te puedas
hartar de mí.... pero sí... pero a veces no soporto a mi hermano...

La conceptualización centrada en la persona de la neurosis

• Una valoración condicional fuerte estuvo o aún está presente en las relaciones importantes
del consultante, y ésta ha sido bastante clara y contundente con respecto a la expresion de
los sentimientos y conductas especificas.
• El castigo por no adecuarse a la valoración condicional impuestas se expresó como retiro
del afecto y la aceptación, causando sentimientos de odio hacia si mismo, inadecuación,
falta de valoración, miedo al rechazo y culpa.
• La autoexpresión se ha vuelto limitada y está controlada por la valoración condicional.
• El autoconcepto es rigido y negativo, y se mantiene con la poderosa ayuda de los
mecanismos de defensa.
• Se niegan o distorsionan los sentimientos inaceptables tanto para evitar el rechazo de los
otros como para evitar tomar conciencia del conflicto interno, lo que resulta insoportable.
• El foco de valoración está externalizado de su si mismo: como la persona no puede abrirse
plenamente a su experienciar, y cada vez tiene menos contacto con su self, le cuesta mucho
conocer sus sentimientos y expresarlos congruentemente.
• Depende de los otros para evaluar si lo que siente está “bien” o “mal”. Busca consejo y
aprobación, y es incapaz de tomas decisiones o actuar según su sentir.
• El consultante está en un estado de incongruencia: no está en contacto con su experienciar,
tiene dificultad para autoaceptarse, y no se siente capaz de ser realmente “él mismo”.
Puede tener una explicación para su “forma de ser”: su historia personal explica su
autoconcepto, sus sintomas y la razón de su bloqueo, su incapacidad para tomar decisiones
o enfrentar un cambio.

Cuestiones a tener en cuenta en la relación terapéutica con un consultante

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• En la relación con un consultante con estas caracteristicas pueden presentarse cuestiones
de confianza, poder y dependencia, ya que éste necesita ser visto como un “buen”
consultante. Le otorga al counselor mucho poder: el poder de experto, de la persona que
lo conoce más de lo que él se conoce a sí mismo, la persona que puede dar consejo u
orientación y que tiene el poder de juzgarlo.
• Será muy susceptible a la valoración condicional en la relación terapéutica, siempre listo
para cumplir con las expectativas del counselor, ya sean sean éstas reales o imaginadas.
• Con este consultante, el counselor puede sentirse obligado a actuar, a ser un experto o a
querer rescatarlo.
• El consutante con el foco de valoración externalizado le atribuye poder a los que lo rodean
y el counselor que no toma conciencia de este tipo de presión, ni de su propia reacción
ante esto, puede llegar a encontrarse en una relación en la que tanto counselor como
consultante experiencien sentimientos dependencia, responsabilidad por la otra persona, y
culpa por no ser lo suficientemente “buenos”.
• Es mucho más probable que el movimiento se dé cuando el counselor pueda crear las
condiciones que lleven al consultante a lograr mayor congruencia, autoaceptación y
apertura al experienciar.
• La comunicación de la comprensión empática del counselor no sólo ayuda al consultante a
sentirse escuchado y validado, sino que también lo ayuda a comenzar a escucharse a sí
mismo y a irse abriendo a su propio experienciar.
• La aceptación incondicional del consultante tal cual es, y no como podria ser, crea una
relación en la que el cliente se libera de la carga de la valoración condicional - algo que ha
sido todo una tema en su desarrollo - y su autoaceptación se permite crecer. La
congruencia y autenticidad del counselor en la relación ofrece al consultante el modelo de
una forma de ser y facilita el desarrollo de su propia congruencia.
• Trabajar con un consultante que es cada vez más congruente, que está más dispuesto a
tomar riesgos y decisiones puede ser muy movilizante y reconfortante para el counselor.
No obstante, esta satisfacción, si bien es necesaria y legítima, puede dar lugar a queel
counselor se sobreinvolucre y valore condicionalmente si el consultante que tiene que
cumplir con las expectativas y necesidades del counselor. No hace falta decir que un
counselor neurótico es vulnerable y puede inducir tal condicionalidad.

Conclusión
Históricamente el enfoque centrado-en-la-persona ha rechazado las etiquetas diagnósticas por
temor a que puedan obstruir nuestra visión de la individualidad del consultante. No obstante, es
posible comprender, por ejemplo, la neurosis en términos de la teoría centrada-en-la-persona. Este
analisis puede ayudar al counselor a comprender sus propias respuestas al cliente neurótico.

Lambers, E. (2003). The Person-Centred Perspective on Psychopathology: the neurotic client. In D. Mearns.
Developing Person-Centred Counselling. 2nd ed. London: Sage, pp. 105-9. [Síntesis y traducción de la cátedra]. 4

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