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SAN MARCOS
Ghent Centre Universidad del Perú, D ECANA DE AMÉRICA
UNIVERSIDAD NACIONAL
MAYOR DE SAN MARCOS
FONDO EDITORIAL
ISBN: 978-9972-46-577-2
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional N.º 2016–04449
© Red Muqui
Av. República de Chile N.º 641, Lima 11, Perú.
http://www.muqui.org
Publicado con el apoyo del Fondo de Investigación de Flandes(FWO)la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos\OD5HG0XTXL
Primera edición.
Lima, abril de 2016.
Queda prohibida la reproducción parcial o total de este libro sin permiso expreso de los editores
Las luchas sociales por la tierra en América Latina:
Un análisis histórico, comparativo y global
Hanne Cottyn, Javier Jahncke, Luis Montoya,
Ela Pérez, Mattes Tempelmann
(Editores)
Autores
Presentación ................................................................................................................11
Eric Vanhaute y Hanne Cottyn
Introducción ...............................................................................................................15
Ela Pérez y Luis Montoya
Presentación ................................................................................................................ 27
Mattes Tempelmann
El lugar del canto y la oralidad como práctica pedagógica de reafirmación de la vida y
su existencia en los Andes cajamarquinos ..................................................................31
Yamile Alvira
La decolonización de la tierra en América del Sur: El derecho a pertenecer a la
Tierra. El caso de la Araucanía .................................................................................. 39
Mara Duer
Libres y sin fronteras: Dos casos de luchas indígenas por el territorio en el Chaco
y en el altiplano de Bolivia ........................................................................................ 45
Carla Rodas
Resistiendo al destierro. Un estudio sobre dinámicas de resistencia en
conflictos territoriales por el agua. Huila, Colombia .................................................51
Fabian Singelnstein
Presentación ................................................................................................................ 67
Mattes Tempelmann y Edwin Alejandro
“La singularidad de nuestro proceso”: Los significados políticos de la reforma
agraria peruana ........................................................................................................... 69
Anna Cant
Experiencia de la agricultura familiar en Cuatro Lagunas y su relación con la defensa
de la tierra productiva en Cusco ................................................................................ 73
Francisco Cueva
Reforma agraria a pesar del Estado: Las luchas indígenas por la tierra en la sierra
ecuatoriana ................................................................................................................. 79
Geoff Goodwin
La lucha por la tierra en el Ecuador y los límites de la Revolución Ciudadana ........87
Michel Laforge
“Tenemos mucho que decir, simplemente nadie escucha” Luchando por el (re)
conocimento de las y los niños (as) mediante un mapeo participativo .................... 99
Katrin Singer
La experiencia de la Sociedad Cooperativa Maya Vinic de San Cristóbal de las
Casas, Chiapas, México ............................................................................................113
Reynaldo Arias
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Producción comunitaria y mercado de exportación de la “Quinua real” en el
Municipio de Santiago de Huari, Oruro, Bolivia ....................................................121
Guillermo Jorge Churme
La nueva independencia: de la huerta urbana a la autonomía alimentaria ............135
Nathaly Jiménez
Grupo de Iniciativa en Economía Solidaria (GIES) Canchis, 2003–2015 .............. 141
Henry Mar y Gloria Pilares
&XDUWDSDUWH5HÀH[LRQHV¿QDOHVVREUHODVOXFKDVVRFLDOHVSRUODWLHUUD
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Algunas perspectivas sobre las luchas sociales por la tierra ......................................189
Eric Vanhaute y Hanne Cottyn
Propuestas desde la red Muqui sobre las luchas sociales por la tierra ......................195
Javier Jahncke, Mattes Tempelmann y Edwin Alejandro
Anexo
Pronunciamiento Luchas sociales por la tierra en América Latina .................... ....209
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PRESENTACIÓN
Esta publicación presenta los trabajos expuestos en la conferencia internacional: Las
luchas sociales por la tierra en América Latina. Un análisis histórico, comparativo y
global. Realizada el 24 y 25 de junio de 2015 en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de la ciudad de Lima en el Perú.
Los recursos que facilitaron esta cooperación fueron proporcionados por un proyecto
del Fondo de Investigación de Flandes (FWO), ejecutado desde el Departamento de
Historia de la Universidad de Gante. El proyecto aborda la cuestión de la tierra, enfo-
cado en las transformaciones históricas de las sociedades rurales en relación a procesos
de globalización. Desde un análisis global y comparativo, se busca trazar la diversidad
y los caminos paralelos que caracterizan las “trayectorias de transición” de comunida-
des campesinas en el mundo moderno (Vanhaute, Cottyn and Wang, 2014)1. Con-
trastando historias localizadas de distintas regiones del mundo, el proyecto apunta a
cuestionar y desafiar la historia clásica y eurocéntrica de la “desaparición” de las y los
campesinos tras los ciclos de globalización.
1 Vanhaute, Eric; Cottyn, Hanne; and Wang, Yang (2014). “Peasantries”, in: Immanuel Wallerstein, The World is
Out of Joint. World–historical interpretations of continuing polarizations, Paradigm Publishers, pp. 55–68.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Por lo evidente que parece, la construcción de historias críticas en que figuran las
poblaciones y comunidades que viven en y de la tierra como protagonistas es y sigue
siendo una tarea ambiciosa, necesaria y viable. Ambiciosa por el peso de la colonia-
lidad, la diversidad y la complejidad que marcan estas historias. Necesaria porque la
perspectiva comparativa y global es el único camino no–eurocéntrico para evaluar el
impacto de la transición más importante desde la revolución neolítica. Posible por las
nuevas evoluciones entre el enfoque y la metodología del mundo académico, y de los
movimientos sociales y las alternativas populares que ha abierto más oportunidades
para una colaboración honesta y fructuosa.
Tomando en cuenta este escenario, la conferencia fue concebida como una herra-
mienta estratégica para construir puentes y facilitar encuentros interdisciplinarios e
intersectoriales, más allá de los formatos académicos estándar. Además, fue resulta-
do de una nueva forma de colaboración entre el Centro de Estudios Globales de la
Universidad de Gante, la Red Muqui y el Seminario de Economía Social, Solidaria y
Popular de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Complementarios, tanto
en perfil institucional como en ejes y temas de investigación y acción.
El equipo de la Universidad de Gante proviene del Departamento de Historia y es
miembro del Ghent Centre for Global Studies. Sus integrantes se dedican al estudio
de la transformación del campo “global” a lo largo de los últimos 500 años. Mantiene
vínculos interdisciplinarios para fomentar la investigación y el debate sobre el papel
de las formas de explotación del suelo y del trabajo en el surgimiento del capitalismo
global y cambios sociales en comunidades locales.
El trabajo de Red Muqui cubre 11 regiones del Perú, donde apoya comunidades afec-
tadas y amenazadas por proyectos mineros con información, asesoramiento jurídico y
propuestas para las políticas públicas. Promueve reformas institucionales e incide en la
opinión pública, en las empresas y en el Estado para garantizar un uso y gobernanza de
la tierra de manera sostenible, con respeto de los derechos humanos y los estándares
sociales y ambientales.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
El Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular es una instancia creada desde
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos del
Perú, que agrupa a docentes investigadores e investigadoras, estudiantes, integrantes
de organizaciones, movimientos sociales y productores activos en el campo de la eco-
nomía solidaria. Colabora con comunidades que, en respuesta a los efectos distorsio-
nadores de la economía capitalista, han desarrollado iniciativas que buscan implemen-
tar circuitos de intercambio más sustentables y justos.
La alianza entre estas tres agendas complementarias se forjó en torno de la apuesta
compartida de contribuir a la construcción de un modelo de desarrollo sostenible
e integral. La evaluación de las viejas y nuevas luchas por la tierra y los recursos na-
turales es fundamental para el objetivo común de entender y remodelar el mundo
moderno. El objetivo específico de la conferencia es unir perspectivas tanto históricas
como contemporáneas acerca de las luchas por la tierra en América Latina. Las agen-
das compartidas constituyen un marco de análisis y acción pertinente para llegar a un
conocimiento más profundo de las trayectorias históricas, estructuras extractivistas y
alternativas populares detrás de las luchas por la tierra en un mundo globalizado. Con
representantes de cada institución se formó un comité organizador que se encargó del
programa y la logística. Se aseguraron los fondos necesarios para la realización de este
evento ambicioso y la publicación que acompaña, gracias al apoyo del Fondo de Inves-
tigación de Flandes (FWO) y los aportes de cada institución co–organizadora.
En línea con el propósito de fomentar el análisis crítico y descolonializador sobre las
luchas por la tierra desde una perspectiva global, histórica y comparativa, se planteó un
evento de formato internacional y dinámico que facilitara el intercambio de conoci-
mientos, prácticas e ideas entre académicas y académicos, dirigentes sociales, activistas
y artistas. La universidad funcionaría como espacio de encuentro, justamente con la
intención de buscar las fronteras de los marcos de pensamiento establecidos y abrirse
para un diálogo realmente descolonizador. Así nació un evento transdisciplinario e
híbrido, generador de nuevos aprendizajes acerca de casos emblemáticos y “olvidados”
o menos visibles de luchas por la tierra en América Latina, e inspirador para futuros
intercambios y alianzas.
Como Ghent Centre for Global Studies estamos muy agradecidos de haber podido
formar parte de todo el proceso, desde su concepción hasta la realización y la difusión
mediante esta publicación. Agradecemos al profesor Luis Montoya y la profesora Ela
Pérez como representantes del Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular, y
al Dr. Javier Jahncke, Edwin Alejandro y Mattes Tempelmann como representantes de
la Red Muqui. También reconocemos el gran trabajo del equipo del Centro de Exten-
sión Universitaria y Proyección Social (CEUPS) de la Facultad de Ciencias Sociales,
particularmente a Claudia Sánchez, y al Seminario, con sus numerosos voluntarios
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
y voluntarias llenos de entusiasmo, y del equipo de comunicación de la Red Muqui.
Nuestra gratitud va a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por facilitar el
ambiente y la participación de sus equipos docentes, así como al Fondo de Investiga-
ción de Flandes (FWO) por viabilizar la realización del evento. Sin duda, el factor más
importante en la realización de un encuentro de gran compromiso y resonancia ha
sido el alto nivel de participación con gran número de ponentes, distinguidos expertos
invitados, artistas talentosos y comprometidos, y un público numeroso y activo.
(ULF9DQKDXWH\+DQQH&RWW\Q
'HSDUWDPHQWRGH+LVWRULD
Grupo de investigación “Communities, Connections, Comparison”
KWWSFFFXJHQWEH
Universidad de Gante, Bélgica
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INTRODUCCIÓN
Los imaginarios surgidos de las luchas sociales por la tierra en América Latina estuvie-
ron marcados durante mucho tiempo y casi de manera exclusiva por las demandas de
democratización de la propiedad, expresadas en las varias gestas desplegadas por los
diversos movimientos campesinos organizados desde las primeras décadas del siglo
XX, las tomas de tierra y la reivindicación por la reforma agraria. El lema de Emiliano
Zapata: “La tierra es para quien la trabaja”, resumió este sentimiento compartido por
millones de desposeídos.
El cine latinoamericano intentó, casi a la par de estos procesos, retratarlos a través de
una creación cinematográfica donde hombres y mujeres del campo asumían un prota-
gonismo especial en los cambios de sus sociedades, las películas del director mexicano
Emilio “El indio” Fernández son emblemáticas al respecto; pero es propiamente en la
década del sesenta, con la insurgencia de movimientos como “Cinema novo”, liderado
por el director brasileño Glauber Rocha; o el “Grupo cine liberación”, animado por
el cineasta argentino Fernando “Pino” Solanas; o la obra individual de directores con-
notados como el cubano Tomas Gutiérrez Alea o el boliviano Jorge Sanjinés, que este
imaginario termina de afianzarse.
El documental del director argentino Gerardo Vallejo “El camino hacia la muerte del
viejo Reales”, dedicado a la vida de los jornaleros rurales de la Provincia de Tucumán
en Argentina, fue una de las muestras más conspicuas de esta apuesta estética.
Sin embargo, no fue solo desde el cine que este imaginario fue construido. La música
también fue otro campo clave de su producción. La cantata popular “Donde nacen los
cóndores. Kuntur Wachana”, del compositor peruano Celso Garrido Lecca, aportó
también un componente poderoso: el peso que la memoria musical adquiría en las
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
luchas sociales por la tierra. Garrido Lecca, con letra del cineasta peruano Federico
García, musicaliza la vida del líder campesino Saturnino Huillca, organizador de sindi-
catos y tomas de tierra con comunidades del Cusco, en Perú. Composiciones de can-
tautores como el argentino Atahualpa Yupanqui, “El arriero”; el chileno Víctor Jara,
“El arado”; y en especial del uruguayo Daniel Viglietti, “A desalambrar”; son muestras
también de esta sensibilidad musical que abona la lucha por la tierra.
La pintura y la plástica en general, al igual que el cine y la música, también aportaron
a este imaginario. El muralismo mexicano, liderado por Diego Ribera; o la obra de los
pintores indigenistas peruanos, particularmente, José Sabogal y Julia Codesido; o la
creación plástica del ecuatoriano Oswaldo Guayasamin, pueden ser algunas muestras
de este aporte.
Sin lugar a dudas la contribución de un sector importante de ensayistas y narradores
latinoamericanos, desde el campo de las ciencias sociales y la literatura, consolidó este
imaginario. Es imposible no recordar al Amauta José Carlos Mariátegui y sus “Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana”, en especial, el ensayo sobre “El pro-
blema de la tierra”. O dejar de mencionar la obra narrativa de autores como el mexica-
no Juan Rulfo, el novelista peruano José María Arguedas, el literato ecuatoriano Jorge
Icaza o el narrador venezolano Rómulo Gallegos, para citar solo algunos ejemplos de
literatos que aportaron argumentos y personajes inolvidables al imaginario construido
sobre las luchas sociales por la tierra en América Latina y donde la demanda por la
democratización de la propiedad fue un eje siempre presente.
No es arbitrario en este sentido asumir que a lo largo del tiempo, sobre todo desde y
durante el siglo XX, la lucha por la tierra ha sido un factor dominante en la forja de
la sociedad latinoamericana y en la formación de movimientos sociales de gran pro-
tagonismo, confrontados no solo con las dinámicas propias de estas sociedades sino
también con los crecientes imperativos del mercado mundial. Entonces, proponer
persistir en su análisis, tanto histórico como contemporáneo, constituye un aspecto
ineludible y valioso, como lo ha sido en las últimas décadas.
Argumento
El abordaje a pesar de esto merece una revisión. No solo en la perspectiva de reclamar
una lectura interdisciplinaria, o mejor aún transdisciplinaria, sino que vaya más allá
del imaginario antes señalado a fin de incorporar, junto a la democratización de la
propiedad, el análisis de otros asuntos como:
a) La depredación de bienes fundamentales como el agua o el suelo resultado de la
aplicación de políticas extractivas de recursos naturales que han puesto en riesgo su
sostenibilidad y la vida misma de miles de comunidades. No es posible ocultar que en
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
las últimas tres décadas la explotación de recursos naturales ha generado una dinámica
predatoria, impactos ambientales negativos y extendidos sobre miles de personas, así
como conflictos eco territoriales reconocidos por la opinión pública no solo latinoa-
mericana sino a nivel global.
La revisión del abordaje de las luchas sociales por la tierra incluye además una discu-
sión epistemológica de fondo, compartida crecientemente desde la reflexión latinoa-
mericana: La crítica al eurocentrismo. Esta cuestión plantea el desafío de romper con
una mirada centrada en la idea de producción de saber solo y exclusivamente desde el
conocimiento científico proveniente de occidente, para abrir la posibilidad de recono-
cer otros procesos de producción de saber provenientes de otras civilizaciones. Exige
fundamentalmente desenvolver una crítica a la colonialidad del saber y del poder,
porque el eurocentrismo constituyó un componente central de la matriz de domina-
ción nacida con la modernidad propia de la sociedad capitalista, y que coadyuvó al
afianzamiento de la reproducción del capital al mismo tiempo que a la consolidación
de otros patrones de dominación como la raza o la patriarcalidad.
Este cuestionamiento al eurocentrismo nos plantea abrir la mirada a otros procesos
de producción de saber, donde las y los académicos o las y los especialistas no son los
únicos que aprehenden la realidad sino que también lo hacen otras y otros actores
como las y los dirigentes de organizaciones y movimientos sociales; donde la universi-
dad y la academia no posee el monopolio de su producción, donde la interculturalidad
sustenta necesariamente procesos de diálogo de saberes que abren nuevos procesos
de aprendizaje de la realidad. Entonces, las luchas sociales por la tierra requieren un
abordaje que combine miradas de especialistas, académicas y académicos, con las de
dirigentas y dirigentes, a fin de abrir perspectivas y reconocer nuevos saberes.
Este libro comparte en su contenido las reflexiones anteriormente presentadas y las
profundiza. Compila un conjunto amplio de trabajos expuestos en la conferencia in-
ternacional: Las luchas sociales por la tierra en América Latina. Un análisis histórico,
comparativo y global. Realizada el 24 y 25 de junio de 2015 en la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de la ciudad de Lima en el
Perú.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Esta conferencia aspiró a crear un diálogo amplio y profundo entre investigadoras e
investigadores, docentes, académicas y académicos, dirigentas y dirigentes de movi-
mientos sociales y representantes de pueblos originarios y organizaciones no guber-
namentales; intercambiar y compartir perspectivas históricas y contemporáneas, así
como miradas comparativas (casos de diferentes países) y globales, sobre los cambios y
continuidades de las luchas sociales por la tierra en América Latina.
Esta conferencia reunió conocimientos sobre los cambios históricos y actuales vividos
por muchas comunidades de América Latina, desde la perspectiva de las luchas socia-
les por la tierra. Tres ejes temáticos estructuraron los diferentes aportes: Tierra y extrac-
tivismo; tierra, recursos naturales y agricultura familiar; y tierra y economía solidaria.
Trama y personajes
La iniciativa de realizar la conferencia estuvo a cargo de un comité organizador confor-
mado por tres instituciones: La Universidad de Gante de Bélgica, representada a través
del Grupo de Investigación Communities, Connections and Comparison (CCC) y
el Ghent Centre for Global Studies (GCGS); la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos del Perú, representada a través del Seminario de Economía Social, Solidaria
y Popular de la Facultad de Ciencias Sociales; la Red Muqui – Red de Propuesta y
Acción, del Perú. El apoyo financiero para la realización de la conferencia provino del
Fondo de Investigación de Flandes (FWO).
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
La conferencia previamente a su realización desenvolvió dos procesos en paralelo: Por
un lado, abrió una convocatoria a investigadoras e investigadores académicos y aca-
démicas, interesados en presentar ponencias, esta convocatoria fue desenvuelta entre
noviembre de 2014 y febrero de 2015. El resultado fue la recepción de 47 resúmenes
remitidos y la selección, entre los mismos, de un grupo de 18 resúmenes de ponencia.
Divididos de manera proporcional entre los tres ejes temáticos de la conferencia.
El segundo proceso consistió en una consulta a diversos movimientos sociales, pueblos
originarios y organizaciones no gubernamentales de varios países de América Latina,
que pudieran estar interesados en asistir a la conferencia a fin de presentar experien-
cias emblemáticas en los tres ejes antes señalados. Este proceso fue realizado entre ene-
ro y mayo de 2015. El resultado fue la invitación de 18 dirigentas y dirigentes sociales
para exponer, al igual que las y los ponentes académicos, presentaciones dedicadas a
las luchas desenvueltas por sus movimientos, pueblos y organizaciones.
Una tarea complementaria fue la invitación cursada a tres dirigentes de movimientos
sociales, una mujer y dos varones, que pudieran presentar, al inicio de la conferencia,
sus perspectivas sobre las luchas sociales por la tierra desenvueltas hoy en América
Latina; así como la solicitud a un grupo de reconocidos expertos que colaboraran en
el proceso de síntesis de los debates animados como parte de la conferencia. Esto per-
mitió contar con la presencia de 8 invitados más, 3 dirigentes y 5 especialistas.
La conferencia presentó un total de 44 exposiciones durante los dos días, entre presen-
taciones de activistas y ponencias de académicos, académicas y especialistas.
El diseño de la metodología de la conferencia no fue menos complejo. La preocupa-
ción principal era lograr un encuentro creativo de los diversos aportes en el marco de
los tres ejes propuestos, en un encuentro y diálogo de saberes. Siguió esta secuencia:
a) La conferencia fue iniciada con una ceremonia de pago a la tierra o “pagapu”, en
quechua ayacuchano. Este ritual no constituía un elemento aislado en el marco de la
metodología. Todo lo contrario. Representaba un componente simbólico potente y
necesario para lograr la resignificación del sentido mismo de la conferencia. Su reali-
zación implicaba un necesario cuestionamiento a un abordaje estrictamente racional,
académico y cientificista de corte eurocéntrico. La ceremonia fue conducida por Rosa
Cachi representante de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas,
Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú (FENMUCARINAP).
b) Luego, la primera mesa de la conferencia estuvo dedicada a la presentación de tres
experiencias a cargo de activistas representantes de las mismas, uno por cada eje. Las
experiencias fueron: La Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC) de Cajamarca,
Perú, protagonista de la lucha contra el proyecto Conga de Minera Yanacocha, pro-
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
c) Esta primera mesa fue seguida por las presentaciones intercaladas de dirigentes
y dirigentas junto a las ponencias de académicas, académicos y especialistas en los
tres ejes de la conferencia en el orden siguiente: El primer eje puso a discusión el
extractivismo, el segundo los recursos naturales y la agricultura familiar, y el tercero la
economía solidaria.
d) Al final de las presentaciones y ponencias, la metodología diseñada consideró rea-
lizar una reflexión de conjunto a manera de síntesis preliminar que diera cuenta del
debate hasta ese momento desenvuelto. Dos reconocidos académicos: César Germa-
ná, profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; y Sinclair Thomson,
profesor de la Universidad de New York; asumieron esta tarea.
e) Al siguiente día, la conferencia continuó con las presentaciones de dirigentas y di-
rigentes, y ponencias de académicas, académicos y especialistas, esta vez desarrolladas
en simultáneo en tres auditorios.
g) Finalmente, la conferencia terminó con la síntesis de los principales debates anima-
dos, a cargo de tres reconocidos especialistas: Alberto Acosta, profesor de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) sede Ecuador; Laureano Del Cas-
tillo, investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES); y Luiz Inácio
Gaiger, profesor de la Universidad do Vale do Rio dos Sinos (UNISINOS) Brasil.
Terminada la intervención de los especialistas, fue leído un pronunciamiento elabo-
rado durante la conferencia, como expresión de acuerdos, desafíos y compromisos
derivados de las reflexiones sostenidas.
En paralelo, la conferencia incorporó un fuerte componente artístico y cultural que
permitió la presentación del Teatro Universitario y el Elenco de danzas de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, bboys intérpre-
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
tes de break dance como Al ritmo del break crew y Legado Flowklore crew, realización
de murales con la participación de artistas como Jorge Miyagui, el colectivo espacio
abierto integrado por Martin Gómez y Rosa Valdivieso; graffiteros como Dors, D’An-
gelo y otras expresiones artísticas, como la exposición del pintor Roberto López; las
presentaciones del grupo de música latinoamericana Llaqta y la Batucada del TECUS.
También fue organizada durante los dos días la Feria de intercambio de saberes, con la
participación de activistas, colectivos de estudiantes, productores y libreros.
Asimismo, fue realizada una salida de campo a la cuenca baja del valle de Lurín, al sur
de la ciudad de Lima, con el objetivo de conocer su problemática, la amenaza cons-
tante de desaparición que la aqueja y la resistencia de lucha por la tierra y el territorio
de sus pobladores. Esta incluyó la visita a la Asociación de artesanos Ichimay Wari,
conformada por 18 familias provenientes de Ayacucho e instalados en la zona desde la
década del ochenta como resultado del desplazamiento forzado por la violencia políti-
ca. Así como el recorrido por el Santuario de Pachacámac, una huaca mayor o centro
ceremonial convertido en un importante lugar de peregrinaje del mundo andino en
tiempos precolombinos, el guiado especializado estuvo a cargo de Luisa Díaz, docente
del Departamento Académico de Arqueología de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Mención aparte merece el trabajo sostenido por el equipo de voluntarias y voluntarios,
conformado por estudiantes de esta Facultad y liderados por Claudia Sánchez y César
Ninapaytán. Junto al apoyo de las practicantes del Centro de Extensión
Universitaria y Proyección Social de la Facultad, Diana Faichín y Elizabeth Guillén.
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&RQUDGR2OLYHUD
/LEUHWR\HStORJR
El libro que tiene en sus manos presenta de manera sintética las diversas reflexiones
realizadas en el marco de la conferencia. Por razones de espacio y limitación de
recursos publicamos versiones resumidas por las y los autores comprometidos con
esta publicación.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
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SURSRUFLRQDU XQ DERUGDMH FRPSUHQVLYR GHO FDQWR \ OD RUDOLGDG SURGXFLGRV FRPR
SDUWH GH OD OXFKD FRQWUD OD LPSRVLFLyQ GHO SUR\HFWR &RQJD HQ &DMDPDUFD 3HU~
0DUD'XHUGHla Universidad de Warwick, indaga en el caso de la Araucanía y las
luchas del pueblo Mapuche de Chile por la defensa de su territorio; y Carla Rodas,
de la Asociación Departamental de Antropólogos de La Paz, examina las luchas
indígenas por el territorio en el Chaco y el altiplano de Bolivia.
La segunda parte reúne los trabajos del eje tierra, agricultura familiar y recursos
naturales. Incluye el estudio de Anna Cant, de la Universidad de Cambridge,
dedicado al análisis de los significados políticos del proceso de reforma agraria del
Perú; la indagación de Francisco Cueva, de la Asociación Arariwa, que presenta la
experiencia de la agricultura familiar en Cuatro Lagunas, ubicada entre las
provincias de Acomayo y Canas en Cusco, Perú;
3URGXFWRUHV 0D\D 9LQLF ³(O KRPEUH PD\D´ HQ PD\D WVRWVLO TXLHQ H[SRQH OD
H[SHULHQFLDGHHVWDHPEOHPiWLFDVRFLHGDGFRRSHUDWLYDGHSURGXFFLyQGHFDIp\PLHO
RUJiQLFRVGHODVFRPXQLGDGHVWVRWVLOHVGHO(VWDGRGH&KLDSDV0p[LFR
(OJD&KiYH]\(ULND4XLQWDQLOODGHOD8QLYHUVLGDG1DFLRQDO0D\RUGH6DQ0DUFRV
DQDOL]DQ ODVUHODFLRQHV HQWUH HFRQRPtDV VROLGDULDV \HFRQRPtDV IDPLOLDUHVHQ ODSUR
puesta programática de la Confederación Nacional Agraria, uno de los gremios
campesinos históricos del Perú; Jorge Churme, de la Universidad Mayor de San
Simón de Cochabamba, examina por su parte las dinámicas de la economía
comunitaria presentes en la producción de la “Quinua real” y las tensiones con el
mercado de exportación en el caso de Oruro, Bolivia.
Luis Carlos Costa, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra
(MST), reflexiona sobre la cooperación y la Reforma agraria popular en Brasil a
partir de la experiencia de este importante movimiento social latinoamericano y su
apuesta por la organización de cooperativas; Esteban Daza, del Instituto de
Estudios Ecuatorianos, aborda las relaciones entre el Estado y la transformación
productiva en el campo, incluida la economía popular y solidaria, en el caso de
Ecuador; Nathaly Jiménez, de la Universidad del Rosario, analiza la experiencia del
colectivo ECO Sembrando Barrio de la ciudad de Bogotá, Colombia, como una
expresión de interacciones sociales cotidianas que pueden ser una herramienta en
la constitución de formas de economía solidaria.
Henry Mar y Gloria Pilares, del Grupo de Iniciativa en Economía Solidaria (GIES)
Canchis, Cusco, Perú, presentan la experiencia del GIES Canchis, una red de
25 asociaciones de productoras y productores artesanales y agroecológicos, creada
hace 15 años, en el sur del Perú; y Luciano Mina, por su parte, hace lo propio con
el Foro Brasileño de Economía Solidaria (FBES).
El libro al final, incluye la cuarta parte destinada a presentar las reflexiones de Alberto
Acosta, Luiz Inácio Gaiger, César Germaná, Sinclair Thomson y las y los
representantes de las instituciones organizadoras de la conferencia, a manera de
pistas sugeridas en el marco de los debates desenvueltos.
Asumimos este libro no como el producto final de un proceso, sino más bien
como un punto de partida que inició con el despliegue de la organización de la
conferencia y siguió su curso. Porque supone para todas y todos nosotros, como
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
LQWHJUDQWHV GH ODV LQVWLWXFLRQHV LQYROXFUDGDV HQ VX UHDOL]DFLyQ XQ FRPSURPLVR
ILUPH GH SHUVLVWLU HQ HO HVIXHU]R GH DILDQ]DU ORV OD]RV HVWDEOHFLGRV \ TXH GH FRP~Q
DFXHUGRGHEHQLQYROXFUDUQXHYDVWDUHDVFRPXQHV
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LQGDJDFLyQ GH OD UHDlidad sobre la base del diálogo con las y los actores
involucrados. Tarea que en muy pocas oportunidades cumplió por su divorcio con
la sociedad y ahora esta llamada a asumir.
Este libro entonces es un pretexto para continuar tejiendo vínculos, para seguir
sumando esfuerzos conjuntos, complicidades y apuestas desde las luchas sociales
por la tierra en América Latina, en el marco de un diálogo paritario sur–norte, que
asume la idea de que otros mundos son posibles desde el buen vivir.
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PRIMERA PARTE:
Tierra y extractivismo
PRESENTACIÓN
Para las comunidades rurales de América Latina, la tierra tiene una importancia im-
prescindible para mantener su modo de vida. Desde el inicio de la historia, las co-
munidades vivían y usaban la tierra por medio de existían sistemas de organización
para el acceso y uso periódico de la misma. A través del derecho consuetudinario y
de herencias, existe la tenencia de las tierras, sin embargo, hoy en día, no todos están
formalmente reconocidos. En el Perú, actualmente existe un aproximado de 8,000
comunidades campesinas (indígenas y nativas). Hasta el año 2010, los datos oficiales
del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, indicaban
que de las 6,090 comunidades, solamente 4,903 poseían los títulos de propiedad de
sus respectivas tierras.
El derecho y la seguridad de las comunidades sobre el acceso y la tenencia de la tierra
se vuelven cada vez más complicados, porque no están recibiendo el respaldo y el forta-
lecimiento necesario desde sus gobiernos nacionales para mantener su existencia; por
el contrario, los gobiernos nacionales –junto al sector privado– vienen promoviendo
las actividades extractivas bajo la promesa de “desarrollo” para su país.
El extractivismo (minero, petrolero o agroindustrial) es un sistema económico, al igual
que un modelo de desarrollo, que basa en la apropiación y extracción de recursos na-
turales en altos volúmenes e intensidad, destinados a la exportación y sin ningún valor
agregado (Gudynas, 2015)1.
A nivel mundial, y desde la colonización, los países de América Latina fueron instru-
mentalizados geopolíticamente por los países industrializados de Europa y América
1 Gudynas, Eduardo (2015). Extractivismos. Ecología, economía y política de un modo de entender el desarrollo
y la naturaleza, Lima: Púrpura & Púrpura SAC.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
del Norte, para cumplir un rol como exportadoras de materias primas. Es así que
hasta la actualidad, existe una fuerte dependencia económica de los países de América
Latina hacia las actividades extractivas, y ello implica que dichas economías no estén
muy diversificadas. En los últimos 15 años, esta dependencia ha venido en aumento
por el incremento de los precios de los metales y el petróleo, ello es denominado como
la ‘reprimarización’ de estas economías. Ello ha permitido que América Latina haya
tenido una bonanza económica que ha sido conducida y gobernada por dos grandes
líneas de políticas distintas: Los países progresistas (Ecuador, Venezuela y Bolivia) que
promovieron el extractivismo progresista (o neo–extractivismo) e inviertieron las ga-
nancias extractivas en sectores sociales y de salud, y están los países que promueven el
extractivismo neoliberal (como Colombia y Perú) al privatizar las tierras para uso de
empresas transnacionales.
A causa de la caída de los precios de las materias primas en los últimos dos años, los go-
biernos extractivas han respondido con la flexibilización y reducción de las regulacio-
nes ambientales y sociales, con el fin de facilitar la inversión por parte de las empresas,
por medio del fácil acceso a la tierra. Con estos procesos los derechos de los pueblos
indígenas que habitan en zonas de actividades extractivas, han sido deteriorados. Al
darse la participación de la población –sobre todo en la indígena–, no se aplica nin-
gún mecanismo democrático de participación ciudadana o consulta previa, de “igual
a igual” acerca del tipo de desarrollo que se quiere. Las concepciones de “desarrollo” y
proyectos de inversiones, simplemente, se imponen en las tierras indígenas.
Evidentemente, todo ello es lo que causa conflictos, sobre quien puede utilizar la tierra
y para qué. Al ser una situación repetitiva en varios países, hace que América Latina se
encuentre en un momento de gran conflictividad por la tierra. En los últimos 15 años,
estos conflictos socioambientales han aumentado y se han venido intensificando, al
mismo tiempo que las concesiones y actividades extractivas. Solo en el sector minero,
el observatorio de conflictos mineros de América Latina (OCMAL) ha registrado 190
conflictos mineros en América Latina. Estos conflictos se definen como momentos
de disputas y luchas sociales en las comunidades por sus derechos y acceso a la tierra.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
El siguiente capítulo busca analizar, a través de algunos casos, como estas actividades
extractivas ponen en riesgo el modo de vida de las comunidades rurales, y en qué
consisten estos conflictos, vistos a nivel local. Si bien los procesos de la invasión de
las tierras –a nivel macro– son similares, cada caso de conflicto y resistencia tiene su
propia dinámica.
Además de entender las causas y repercusiones de estos conflictos, también nos inte-
resa contrastar y aprender de los desafíos y logros de estas luchas, así como de sus pro-
puestas. Algunas son de convivencia con actividades extractivas, y otras, de alternativas
que van más allá del extractivismo.
El conjunto de estas perspectivas académicas, sociales y políticas de distintas regiones
nos brinda un escenario muy amplio sobre cómo el contexto actual de cómo la tierra
está vinculada y disputada con el extractivismo.
Mattes Tempelmann
Red Muqui
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EL LUGAR DEL CANTO Y LA ORALIDAD COMO PRÁCTICA
PEDAGÓGICA DE REAFIRMACIÓN DE LA VIDA Y SU EXISTENCIA
EN LOS ANDES CAJAMARQUINOS
Yamile Alvira1
La lucha por la defensa del agua, la vida y los territorios en los Andes cajamarquinos
ha sido tejida en medio de permanentes ataques, amenazas, confrontaciones, hostiga-
mientos, tensiones, disputas, rupturas, quiebres y fisuras, en una inherente relación
con estructuras de poder y dominación propias de la matriz colonial (Walsh, 2014)
ejercidas en este caso, por transnacionales minero–energéticas (llámense Yanacocha
y Odebrech) en complicidad con el actual gobierno nacional y sus instituciones, me-
diante prácticas violentas, autoritarias y criminales, que niegan la existencia del otro
colectivo diferente y poseedor de una cultura ancestral y campesina andina que les ha per-
mitido gestar, criar y reproducir sus formas de vida tanto material como espiritual du-
rante siglos, a partir de sus propias interpretaciones, sentidos y significados colectivos,
por lo que sus modos de entender, sentir, pensar, ser, estar y hacer en vínculo con sus
territorios, les ha garantizado posibilidades de formas de Vida otra que se distancian
sustancialmente de las impuestas por el actual modelo de desarrollo extractivista.
Por ello, a partir del acercamiento metodológico y acompañamiento realizado durante
el año 2014, en el contexto de “La Defensa del agua y la Vida en los andes de Cajamar-
ca–Perú”, considero que para comprender la emergencia de diversos modos/formas de
resistir e insurgir, es necesario tener en cuenta su inseparable relación con estructuras de
poder2 ejercidas en diferentes dimensiones (política, económica, jurídica, entre otras);
1 Psicóloga Social. Candidata a PhD en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Metropolitana UAM –
Xochimilco, México.
2 Para Quijano (2000) el poder, en la experiencia histórica conocida, es una trama de relaciones de dominación,
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
que adoptan formas de dominación3 de origen colonial4 y operan de manera similar en
diversas regiones del continente que comparten historias afines de usurpación, despo-
jo y exterminio violento y sistemático de los pueblos y sus territorios (con sus debidas
particularidades y matices).
Me concentro en el análisis de prácticas donde los cantos, los poemas, los versos, las
coplas entre otras formas en que se expresa la oralidad andina juegan un papel central
en la resistencia de comunidades y rondas campesinas, en la dimensión estético–pe-
dagógica, con las que me fui encontrando de forma recurrente y cotidiana durante el
acercamiento realizado, las cuales ofrecen de acuerdo con Marco Arana5, “El sustento
más profundo de las resistencias y el campo de disputa, que para el caso de la región
de Cajamarca, las trasnacionales mineras no han podido hasta ahora controlar”, pese
a sus constantes intentos.
Así, en las provincias de Cajamarca, Celendín y Hualgayoc al norte de Perú, en el afán
de escuchar y tratar de comprender, los para qué, para quienes, con quiénes y cómo
más cómo –con que suele atiborrar a las comunidades– acerca de los diversos modos,
sentidos y significados del resistir ante la imposición del megaproyecto minero Conga y
su afirmación por Otro Vivir; con campesinos y campesinas de la región, fui desapren-
diendo y aprendiendo que las historias no son algo que se cuentan por contar, que
se cuentan aquellas historias que hacen sentido a la existencia y que para entenderlas
hay que sentirlas y para sentirlas hay que vivenciarlas, (por ejemplo, al cocinar al calor
del fogón o sembrando en contacto con la ch’akra, los puquios y manantiales) y, por
explotación y conflicto por el control de cada uno de los ámbitos fundamentales o decisivos de la existencia so-
cial humana (Autoridad, trabajo, género y sexualidad, intersubjetividad y naturaleza) que él identifica. El actual
patrón de poder es caracterizado como mundial, moderno y colonial.
3 La dominación según Quijano (2010), refiere a “…una relación asimétrica donde algunas agrupaciones ejercen
el control sobre el comportamiento de otras”.
4 Que constituye según Quijano (2010) a partir de 1492 con la llegada de los primeros europeos, mediante di-
versos procesos violentos para imponer relaciones de poder y, dominio económico y político sobre los pueblos
y, pese a las guerras independistas, se mantienen, justifican y persisten bajo la llamada colonialidad del poder,
fundamentada en la idea de “raza” como elemento central del patrón universal de clasificación social, natura-
lizado en las mismas relaciones de dominación, que a su vez constituye uno de los elementos específicos del
actual patrón mundial del poder capitalista y del proyecto civilizatorio moderno–colonial del cual hace parte.
5 Dirigente cajamarquino y líder del movimiento Tierra y Libertad.
6 Los Caxamarcas fueron el primer pueblo originario que habitaba estas tierras antes de que los Incas llegaran a
gobernarlos.
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EL LUGAR DEL CANTO Y LA ORALIDAD COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA DE REAFIRMACIÓN DE LA VIDA...
supuesto hay que saber escucharlas. Es por ello que cada vez que ocurre algo en sus
vidas que hace sentido a su existencia, surge la necesidad de expresarlo como mejor
saben hacerlo, como la misma vida en vínculo con la naturaleza se los ha enseñado:
cantando y declamando, porque en el campo, como bien señala Alfredo Mires Ortís7:
“Todo canta. Tienen su música las plantas, las piedras del río, las pampas y las que-
bradas. Cantan los cerros, la noche, y los pájaros ni hablar. Canta toda la tierra y el
hombre con ella aprendió a cantar” (Mires, 2002. p.7).
Intento compartir algunos aspectos sentípensados8 y aún no mencionados sobre prácti-
cas estéticas que considero insurgentes y pedagógicas de acuerdo con Wals, (2013) por-
que “incitan, desafían, transgreden y subvierten el hacer–pensar hegemónico colonial
y su lógica civilizatoria… y animan a pensar desde y con genealogías racionalidades,
conocimientos, prácticas y sistemas civilizatorios y de vivir distintos”. (p. 28–33) Tam-
bién son prácticas que atraviesan los diferentes ámbitos de la vida y el cuerpo como
son lo artístico, organizativo, territorial, espiritual, vital y ancestral (Walsh, 2013).
También, se asumen como prácticas estético–pedagógicas expresadas mediante la ora-
lidad, en la medida que emergen de los sentires, pensares y haceres colectivos cosecha-
dos en la misma lucha y en oposición al extractivismo minero; prácticas estético–pe-
dagógicas que revelan sabidurías y conocimientos transmitidos vivencialmente a través
de una tradición oral andina propia, que sin duda, ha contribuido a la configuración
tanto de su vida cotidianidad, como del mismo estar/siendo y haciendo colectivo por
la defensa del agua, la vida y sus territorios.
A continuación, presento una selección de cantos, que dan cuenta, denuncian y cues-
tionan el intento por perpetuar el ejercicio del poder y dominación colonial capitalista,
mediante sutiles y violentas formas que siguen negando y aniquilando formas/modos
de vivir otros de comunidades campesinas e indígenas en Cajamarca, que resisten por
liberar y transformar las condiciones históricas de exclusión y opresión étnico–racial, de
género y de clase (Lugones, 2012).
El primer canto pertenece a una mujer luchadora del Centro Poblado el Tambo, Pro-
vincia de Hualgayoc, quien se ha encargado de vivenciar, reconocer y visibilizar el valor
y papel protagónico que ha tenido la Mujer en la lucha. Mediante sus contenidos y
géneros musicales, (Carnaval, Huayno y Yaravi) transmiten diferentes formas de con-
tar–cantando y hacer escuchar sus sentires, pensares y acciones gestados en la misma
7 Alfredo Mires Ortiz, es educador y antropólogo. Miembro fundador y Asesor Ejecutivo de la Red de Bibliotecas
Rurales de Cajamarca, organización comunitaria con 42 años de presencia ininterrumpida en más de 500 co-
munidades de Cajamarca, sierra norte de Perú. Fundador del Archivo de la Tradición Oral Cajamarquina, del
Grupo de Estudios de la Prehistoria Andina y del Proyecto Enciclopedia Campesina, dedicado a la recuperación
de la memoria colectiva.
8 Noción adoptada y visibilizada por el sociólogo colombiano Orlando Fals Borda en su trabajo de investigación
acción–participativa con pescadores ribereños del caribe colombiano.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
lucha junto con ronderos y otros seres de la naturaleza de igual relevancia como son
las plantas. A ellos y ellas se dedica el siguiente canto:
Canción: Nosotros no lo dejaremos. Autora: Ana María Llamoctanta Edquen – Co-
mité de Mujeres de las Rondas Campesinas Centro Poblado El Tambo, compartido
en enero de 2014. Género musical: Carnaval. Difundido en: https://www.youtube.
com/watch?v=Wcs8yNTtHsM
Este canto particularmente, hacen un llamado e invitación a sumarse y continuar en
resistencia por la defensa del agua como vital para la pervivencia de su soberanía ali-
mentaria basada en plantas como el maíz; además de otros componentes identitarios
como la chica y el carnaval; convoca a la lucha organizada y colectiva con la participa-
ción de cada uno de los miembros de la comunidad sin importar género, condición so-
cial o edad para garantizar la victoria en unidad. Así mismo, manifiestan desafío frente
al miedo y amenazas ejercidas por la fuerza pública y el modelo neoliberal extractivista,
como parte del proyecto globalizar de la depredación de la Vida y la autonomía de los
pueblos sobre sus territorios y sus medios de subsistencia. Por lo que se invita a rea-
firmarse culturalmente en este caso en el Cóndor (Ave sagrada de los andes) para no
sentir miedo ante los continuos ataques de la aparatos de represión estatal y en medio
de las difíciles condiciones climáticas en que generalmente se presentan las confronta-
ciones (Las lagunas se encuentran ubicadas entre los 3.700 y 4.200 mts).
El segundo canto pertenece a Máxima Acuña Atalaya de la familia Chaupe, es una
luchadora campesina originaria de la región de Cajamarca–Perú y, una de las mujeres
más dignas y valientes que haya conocido. Ella no conoce la escritura occidental, por
el contrario es poseedora de una gran sabiduría andina y tradición oral, con capacidad
de transmitirla a través de sus cantos (yaravíes), que cuentan de manera sencilla pero
profunda sobre su procedencia, quien es, que le ha pasado y, que es lo que busca con
su lucha. En cada canto Máxima, transmite su dolor e indignación ante las injusticias
cometidas hacia ella y su familia, que no son otras, que el espejo que refleja la realidad
de cientos de familias campesinas e indígenas en el Perú y en América Latina, que se
niegan aceptar el despojo ante la imposición de megaproyectos extractivos (entre ellos
mineros) en sus territorios.
Canción: Yo soy una Jalqueñita. Autora: Máxima Acuña Atalaya – Luchadora del
año 2014 y guardiana de la Laguna Azul. Género musical: Yaraví. Registrado por
Alex Luna. Publicado en https://vimeo.com/80429997
Canción: En busca de justicia. Autora: Máxima Acuña Atalaya – Luchadora del año
2014 y guardiana de la Laguna Azul. Género musical: Yaraví. Difundido en: https://
www.youtube.com/watch?v=0odrM0qxPig
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EL LUGAR DEL CANTO Y LA ORALIDAD COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA DE REAFIRMACIÓN DE LA VIDA...
La lucha de Máxima ha sorprendido a Perú y el mundo entero, por su valentía, in-
cesante lucha y consecuencia en su sentir, pensar y actuar, convirtiéndose hoy en el
símbolo de la resistencia y la dignidad campesina y femenina del Perú; al cuestionar la
lógica capitalista de la transnacional minera, donde todo se compra y todo se vende,
donde todo tiene un precio monetario. Sin duda, Máxima ha desafiado abiertamente
este modelo de desarrollo extractivista al negarse a vender, abandonar y ser desalojada
de sus tierras9; dejando en evidencia la crisis y el fracaso de las promesas de “desa-
rrollo” y “progreso” realizadas por transnacionales mineras como Yanacocha y por el
mismo Gobierno Peruano.
Máxima ha abierto una gran grieta a los intereses económicos de Yanacocha, a partir
de su lucha en su ser, estar y hacer en vínculo con la laguna, con sus animales, con sus
tejidos y con la tierra; radicalmente opuesto a lo que la empresa minera y el gobierno
nacional requieren y suelen obtener mediante estrategias de cooptación, división, per-
secución y violencia sistemática. Así, los continuos atropellos, hostigamientos, acosos
y amenazas de muerte hacia Máxima son en realidad, ataques hacia la dignidad, la au-
tonomía y la reafirmación de modos de Vida Otro, de miles de comunidades campesinas
e indígenas que también se encuentran luchando por la defensa del agua, la vida y sus
territorios. La vida y lucha de Máxima es un legado para la memoria colectiva de las
resistencias anticapitalistas, antiextractivistas y antipatriarcales, tanto en el Perú como
en diferentes lugares del sur global; cuya responsabilidad ético–política y obligación
histórica, es visibilizar y revitalizar una y otra vez, pues ella, se ha convertido en un ejem-
plo de vida a seguir para muchas mujeres y hombres que se encuentran en resistencia
por la defensa la vida en cualquier rincón del planeta.
El tercer canto hace alusión a una serie de eventos ocurridos durante el año 2012,
que sin duda que han marcado la vida de celendinos, bambamarquinos y en general a
cajamarquinos, que los alerta sobre la inmanente amenaza de que su lucha sea acallada
a través de la criminalización y privación de las vidas de compañeros, vecinos, amigos
y seres más queridos. De igual forma, se hace continúa alusión, denuncia y cuestiona-
miento a la complicidad del actual gobierno nacional con las empresas mineras y el
incumplimiento de las promesas electorales del actual mandatario.10
Canción: Los caídos del 3 de julio. Autor: Daniel Gil y el Conjunto de los Guardia-
nes de las Lagunas. Acto de Homenaje a dos años del asesinato de los mártires del
Agua. Plaza de Armas Distrito de Celendín, julio 2 de 2014.
9 Para mayor detalle de cada una de las acciones en contra de Máxima Acuña y la familia Chaupe se recomienda
consultar los artículos del siguiente link:
https://lamula.pe/search/?q=M%C3%A1xima+Acu%C3%B1a
10 Para mayor ilustración véase candidato Humala contra minería en lagunas (proyecto Conga) – 2011. Recupe-
rado de http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=LqRlp1jJuP8#!
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Este canto trasmite profundo dolor, rabia e indignación hacia la traición del actual
mandatario; además expresan críticas y cuestionamientos, que evidencian el servilis-
mo y complicidad de un gobierno neoliberal extractivista que perpetúa las relaciones
de dominación, mediante estructuras de poder jurídicas, políticas, económicas prin-
cipalmente, para favorecer los intereses del capital a costa de la vida de campesinos
y campesinas indígenas, contribuyendo a profundizar la crisis y fracaso del proyecto
civilizatorio de destrucción y exterminio sistemático de formas/modos de Vivir Otro.
Esta polifonía y pluralidad de voces en el lugar que ocupa la oralidad integran el sentir,
pensar y hacer colectivo de las estéticas presentadas y se convierten en una de tantas
prácticas pedagógicas que asume el resistir–insurgir, con las que me fui encontrando de
forma recurrente y cotidiana, que representan a mi entender, una riqueza inmanente
de la cultura campesina e indígena cajamarquina, como expresión de sabiduría propia
y fuente de un acervo oral de su tradición y capacidad de trasmisión (generalmente
despreciado y subvalorado por los supuestos hegemónicos dominantes), con un poten-
cial (más allá de lo epistémico) político, vivificador y liberador que a su vez contribuye
al desengaño de las falsas promesas del “desarrollo” y el progreso propias del actual
patrón global capitalista y moderno (Quijano, 2007), sostenido durante siglos mediante
látigos, engaños, sangre (humana y no humana), alianzas, complicidades, silencios e
indiferencias.
1. Hacen un llamado o invitación a sumarse y continuar en resistencia insurgente y lu-
cha organizada y colectiva; 2. Cumplen una papel educador y concientizador frente a la
minería a cielo abierto y todo lo que ello implica; 3. Cuestionan y critican el rol que ha
tenido el gobierno nacional, la transnacional minera y los medios masivos de comuni-
cación; 4. Denuncia, de los impactos de la minería y del accionar del gobierno en ma-
teria de vulneración de derechos e injusticias cometidas a través de la fuerza pública.
5. Para expresar demandas y exigencias colectivas dirigidas a diferentes actores (gobierno,
trasnacional, compañeros de lucha, etc.) 6. Como desafío e insurgencia frente al modelo
extractivista 7. Como canal de expresión de emociones y deseos (rabia, dolor, tristeza, sátira
e indignación) por los impactos; además alegría, esperanza y fuerza para continuar en
defensa de la vida 8. Como reafirmación cultural de la existencia de sabidurías, cono-
cimientos y prácticas colectivas propias, aportando una mirada que se distancia a las
ofrecidas por los medios masivos de comunicación y la misma historia oficialmente
escrita y difundida. 9 Para destacar y reconocer el papel de diferentes protagonistas en la
lucha 10. Como expresión del sentido y significado que tiene el agua, las lagunas, tierra
y en general la naturaleza y riqueza de sus territorios en oposición al valor otorgado
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EL LUGAR DEL CANTO Y LA ORALIDAD COMO PRÁCTICA PEDAGÓGICA DE REAFIRMACIÓN DE LA VIDA...
al oro y otros metales que se pretenden extraer y 11. Como memoria oral colectiva de
la lucha contada y cantada por sus propios protagonistas, que además se convierte en
testimonio vivo movilizador de futuras generaciones para la permanencia de la lucha.
Para terminar mas no para concluir, quiero mencionar que el mismo camino de la
investigación me fue llevando al lugar que ocupan los cantos y otras formas de orali-
dad, como prácticas estético–pedagógicas de la resistencia que sin duda, representan
una de las bases culturales, políticas y espirituales más importantes de las comunida-
des y rondas campesinas, que les permite trasmitir sus vínculos y formas propias de
relacionamiento con los demás seres de la naturaleza y los ciclos de la vida. En estas
prácticas, se expresa su ser–siendo campesino aquí y ahora, por ello atraviesa las dife-
rentes dimensiones (política, social, espiritual, artística, etc.), de su existencia, para la
afirmación, trasmisión y preservación de la lucha que los convoca y nos convoca para
los que aún estamos y los que vendrán en el camino, porque la lucha ante el despojo y
el exterminio ha sido larga, y lo seguirá siendo.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
López, M. (2004). Encuentros en los senderos. Quito, Ecuador: Ediciones Abya Ayala.
(1ª edición).
Lugones, M. (2012). “Colonialidad y género”. En: Grosfoguel R. y Almanza R. (Edit.).
Lugares Descoloniales: Espacios de intervención en las Américas. 1ª edición. Bogotá:
Editorial Pontificia Universidad Javeriana.
Mires, A. (2002) ¡Música maestro! Instrumentos musicales en la tradición Cajamraquina. 2
Ed. Cajamarca Perú: Red de Bibliotecas Rurales Campesinas.
Quijano, A. (2000) “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En:
Lander E. (comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Pers-
pectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO Consejo Latinoamericano
de Ciencias Sociales, pp. 201–246.
(2010) “América Latina: hacia un nuevo sentido histórico”. En: León, I.
(coord.). (ed. 2da). Sumak kawsay/buen vivir y cambios civilizatorios. Quito: FE-
DAEPS, pp. 55–71. Recuperado de: http://www.fedaeps.org/IMG/pdf/Ameri-
ca_Latina_hacia_un_nuevo_sentido_historico.pdf
Wals, C. (2013). Pedagogías decoloniales: Prácticas insurgentes de resitir, (re)existir y (re)vivir.
Tomo I. Quito – Ecuador: Abya Ayala.
Wals, C. (2014). Pedagogías decoloniales caminando y preguntando. Notas a Paulo
Freire desde Abya Yala. Revista Entramados – Educación y Sociedad, 1, 1, 17–31.
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LA DECOLONIZACIÓN DE LA TIERRA EN AMÉRICA DEL SUR.
EL DERECHO A PERTENECER A LA TIERRA. EL CASO DE LA
ARAUCANÍA
Mara Duer1
Frente a la expansión del acaparamiento de tierra a través de la expansión del modelo
extractivo en América Latina una nueva ola de movimientos de resistencia está ocu-
rriendo en el Sur Global. El sitio Land Matrix expone que desde el 2000 37 millones
de hectáreas de tierra han sido acaparadas globalmente por intereses corporativos.
Esto representa 52.300.000 canchas de fútbol a nivel mundial.
Nueva geografía de extracción
de recursos: Geografía que
realza la vida y la productividad
en el ensamblaje de población y
territorio of–shore mientras que
la tierra es tratada como una
mercancía y la población local
como un ‘exceso’.
Mapa de Global Forest Watch
desde 2000–13, 1.4 millones
de hectáreas de cobertura de
bosque fueron ganados y 1.1
millones fueron perdidos.
Explotación y replantación en
Chile se incrementó en 300,000
hectáreas.
1 Socióloga. Magíster en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos. Candidata a PhD en Políticas y Estudios
Internacionales en la Universidad Warwick (Coventry), Reino Unido.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
La tensión generada desde arriba por el capital corporativo global y las prácticas extrac-
tivas y, desde abajo, por la presión de los movimientos locales se desnuda en la tierra
fijada al suelo. La amenaza al uso comunal de la tierra y el desafío al Estado–nación
por tierra que se extrae pero que no se puede usar o vivir nos obliga a repensar la rela-
ción entre las personas y la tierra y cuestionar que la única relación posible con la tierra
es la de propiedad privada, extracción, y territorio en el marco de los estados nación.
Esta investigación mira el caso de la Araucanía localizada en el centro sur de Chile,
una tierra que sigue en disputa, en sus prácticas, significados y representaciones. La
región de la Araucanía se mantuvo como una de las últimas regiones independientes
de la conquista colonial en America Latina. De hecho la resistencia de las poblaciones
nativas durante la colonia fue tal que lograron establecer un acuerdo de independen-
cia jurídica que fue mantenido hasta el establecimiento del Estado moderno chileno.
Con la llamada guerra de la ‘pacificación’ (1861–1883) se da fin a la posibilidad de
autonomía territorial y un proceso de disciplinamiento de cuerpos y territorios fue
estableciéndose con la formación de los estados poscoloniales. Sin embargo, con la lle-
gada del modelo extractivo –y me refiero a modelo asumiendo que se trata de más que
programa económico– una sacudida a los cimientos de la organización espacial del es-
tado moderno y la gobernanza espacial de cuerpos y territorios comenzó a desplegarse.
40 |
LA DECOLONIZACIÓN DE LA TIERRA EN AMÉRICA DEL SUR. EL DERECHO A PERTENECER A LA TIERRA...
La primera aproximación para la investigación estuvo ligado a la recuperación de la fi-
gura de terrorismo en America Latina ligado a las luchas territoriales. El discurso de la
securitización de los conflictos territoriales, ha habilitado a la criminalización de la lu-
cha por la tierra. Desde el año 2002–11 se reportaron (Global Witness) 711 asesinatos
relacionados con la resistencia al acaparamiento de tierra en el Sur Global, ocurriendo
la mayoría de los casos en America Latina. Los casos reportados fueron hechos ocurri-
dos en protestas, confrontaciones y ataques, organizados por mercenarios, seguridad
privada y fuerzas estatales. Chile ganó atención internacional con el caso de Lumaco,
en el centro sur de Chile cuando en 1997 fueron quemados tres camiones que perte-
necían a la compañía forestal ‘Bosques Arauco’ y desenvolvió en la invocación de la
Ley de Seguridad Interior del Estado. Con esta figura, la quema de propiedad privada
y otros incidentes de protesta dejaron de ser tomados como crímenes menores para
ser categorizado como crímenes en contra de la soberanía nacional (terrorismo). Esta
ley (1958) fue primeramente instaurada bajo el gobierno de facto de Augusto Pinochet
en el combate en contra de la ‘subversión, la rebeldía y la violencia política’ (HRW,
2004, p.2). En el contexto de la democracia moderna, la figura de terrorismo es re–
introducida en el imaginario nacional y en las prácticas estatales, ganando aceptación
popular, bajo la retórica de la lucha global en contra del terrorismo y la defensa del
mercado global.
El punto clave de esta investigación se centra en el proceso de ‘radicalización del es-
pacio’ . Esto es lo que Lipsitz llama ‘un sistema compartido de exclusión e inclusión’
(Lipsitz, 2007, p.12). Este concepto establece una relación directa entre espacio y raza
como un proyecto moderno’ (Crampton, 2007, p.240). Este proceso explica la lógica
de la formación de los estados naciones poscoloniales en la división de tierras entre
colonos y poblaciones nativas bajo el establecimiento de un criterio racial para distri-
buir, explotar y concebir la tierra.
En la conformación de los estados modernos, (Estado–nación) la relación de las per-
sonas con la tierra ha sido simplificada a través de la abstracción, homogeneizada a
través de la agricultura masiva y planeamiento territorial y una jerarquía racial que se
ha impuesto a través de mecanismos biopolíticos. El paradigma positivista del siglo
XIX establecía que era el europeo blanco el que sabía cómo ocupar y explotar la tierra
productivamente. En este contexto, la tierra adquiría no solo valor de uso pero tam-
bién valor de cambio. La tierra se reconfigura como un valor escaso, y su distribución
desigual, simultáneamente, establecía razas y jerarquías sociales.
En este encuadre, el indígena –el mapuche en este caso de estudio– era reducido a
una porción mínima del territorio donde se lo convertía en de–facto campesino. La
tierra que se le entregaba (reducciones, 6 hectáreas por jefe hombre de familia), era tan
limitada que es forzado a ofrecer su mano de obra – único recurso disponible que le
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
queda para reproducirse. Al mismo tiempo se produce lo que Aravene llama ‘sociedad
mapuches reducciones’ (Aravene, 2002, p.364) como un proceso de reconstrucción
social, simbólica y material en contra de la asimilación y el aculturamiento (Aravene,
2002, p.364) en esas pequeñas porciones de tierras entregadas por el Estado Chileno
durante el siglo XIX–XX.
La llegada del extractivismo termina de romper la balanza desigual entre raza y espacio
en el marco territorial de los estados modernos. En esta nueva ecuación toda la tierra
adquiere exclusivamente valor de cambio, valor extractivo. La valorización de la tierra
por el modelo extractivo reconfigura esta engranaje entre raza y espacio jerarquizado.
Las tierras que antes eran despreciadas por áridas o aisladas, o irrelevantes –para la
agricultura tradicional– donde se alocaba a estas sociedades, ahora son consideradas
valiosas para el agronegocio y el mundo de los commodities.
El tipo de gubernamentalidad espacial es necropolítica en su capacidad de desmem-
brar el territorio de la población, deliberadamente dejándolos morir, o en el caso de
resistencia, eliminando su estatus de sujetos políticos. En este nuevo escenario, la
nación Mapuche, convertida en campesina, ahora deviene en de–facto desechable.
Mientras la tierra y sus commodities se revaloriza en el mercado, narrativas de otredad
sobre las comunidades rurales mapuches que rodean dichas industrias recuperan su
impronta colonizadora, canalizada, a través de los medios y agencias estatales con un
reactualización de categorizaciones racistas asociadas al detrimento de la economía
nacional y la ‘guerra global contra el terrorismo’. Quien resista el avance del modelo
de desarrollo extractivista será etiquetado como terrorista u otras figuran asociadas al
crimen y la inseguridad, criminalizando la lucha por la tierra y eliminando el factor
político de la lucha. Al mismo tiempo, y como otra característica2 asociada al modelo
2 Entre las características que constituyen el modelo extractivo diferencia es que las desposesiones y/o expulsio-
nes contemporáneas de tierra para la expansión del capital no vienen acompañadas de la reincorporación de
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LA DECOLONIZACIÓN DE LA TIERRA EN AMÉRICA DEL SUR. EL DERECHO A PERTENECER A LA TIERRA...
Pero también es la territorialidad corporativa que afecta la biodiversidad del suelo. La
utilización intensiva del suelo para la industria maderera, tiene un efecto destructivo
del suelo en su capacidad de generar vida. El suelo se convierte en un compuesto
artificial diseñado para el aumento de la producción. Desde la minería, a la industria
maderera hasta el agronegocio, la biodiversidad que hace a la tierra como fuente de
vida se corrompe, cargándola con tóxicos y venenos, afectando a todo quien intente
vivir rodeado de estas industrias.
El desarrollo de este modelo configura un paisaje de enclaves poblacionales rodeados
por explotaciones de tierra que impiden cualquier otro vínculo con la tierra más que
el extractivo. En este encuadre la idea de territorio moderno postcolonial queda com-
prometido tanto por el capital corporativo global como por las resistencias locales. Por
un lado el territorio corporativo expulsa poblaciones creando una contradicción para
el estado moderno en su razón de ser, mientras que al mismo tiempo, el ahogamientos
de las poblaciones rurales resultan en el cuestionamiento de su lugar en un proyecto
que los excluye sistemáticamente – ya sin incluirlos ni como subalternos. En este esce-
nario el horizonte para nuevos imaginarios territoriales gana terreno y la lucha por la
tierra desafía las fronteras de los estados modernos.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
esos sujetos como mano de obra de las industrias extractivas. Otra de las características del modelo extractivo
es la utilización de tecnologías de avanzadas, combinado con un bajo uso de mano de obra, y una indiferencia
por las problemáticas medioambientales, sociales y políticas que se dan como consecuencia del desarrollo de
estas industrias.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
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LIBRES Y SIN FRONTERAS: DOS CASOS DE LUCHAS INDÍGENAS
POR EL TERRITORIO EN EL CHACO Y EN EL ALTIPLANO DE
BOLIVIA1
Carla Rodas2
Éste trabajo analiza dos estrategias indígenas bolivianas originadas ante el neo–extrac-
tivismo: la estrategia Guaraní de Ivo y la estrategia Aymara de Curahuara de Carangas.
La comunidad indígena de Ivo se ubica al este de Bolivia: en el departamento de Chu-
quisaca, provincia Luis Calvo, municipio de Macharetí. Mientras que la marka3 Ayma-
ra se encuentra al oeste de Bolivia: en el departamento de Oruro, provincia Sajama,
municipio de Curahuara de Carangas.
Las investigaciones en campo de cada lugar se realizaron en distintas épocas: 1) en la
comunidad de Ivo desde agosto hasta octubre del año 2014; 2) y en la marka Curahua-
ra de Carangas desde diciembre del año 2012 hasta julio del año 2013.
En ambos casos se analiza la conexión de la población indígena con el entorno (natu-
raleza) y con el territorio.
1 El presente artículo es una síntesis de la ponencia presentada en la Universidad de San Marcos (Lima–Perú) el
día 25 de junio del 2015 en la Conferencia Internacional de Las luchas sociales por la tierra en América Latina.
Un análisis histórico, comparativo y global.
2 Antropóloga. Magíster en Estudios Socioambientales. Investigadora de la Asociación Departamental de Antro-
pólogos de La Paz, Bolivia.
3 La marka es una unidad territorial Aymara: “unidad territorial intermedia entre una provincia o ‘señorío’ y los
ayllus” (Medinacelli, 2012: 29). La marka contiene dentro de sí varios ayllus.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Éste análisis crítico toma en cuenta la relación entre la población indígena de Ivo y de
Curahuara de Carangas con las gestoras y los gestores del desarrollo (en el caso de Ivo a
las empresas petroleras y en el caso de Curahuara de Carangas a las y a los proyectistas
cuya intención es masificar la producción).
Aquí tanto los guaraníes de Ivo como los aymaras de Curahuara de Carangas han lu-
chado por mantener su territorio y su relación horizontal con la naturaleza a lo largo
de la historia.
Actualmente (2015) Ivo y Curahuara de Carangas buscan estrategias para preservar
sus territorios –y con este mantener hasta cierto punto la relación horizontal entre el
grupo y el entorno– ante los efectos del capitalismo y del desarrollo extractivista.
Las siguientes páginas conllevan a reflexionar las consecuencias del extractivismo y la
producción a mayor escala y las alternativas propuestas por la población indígena. De
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LIBRES Y SIN FRONTERAS: DOS CASOS DE LUCHAS INDÍGENAS POR EL TERRITORIO EN EL CHACO...
manera que la pregunta central comprende ¿cuáles son las estrategias elaboradas por
las poblaciones indígenas de Ivo y Curahuara de Carangas ante el desarrollo depreda-
dor y modernista?
Tanto los guaraníes de Ivo como los aymaras de Curahuara de Carangas han manteni-
do la base de su organización social y territorial desde la pre–colonia –a pesar de sus
reconstrucciones a lo largo de la historia–. No obstante en la actualidad existe el riesgo
de que ambas poblaciones indígenas pierdan su relación horizontal con la naturaleza
debido a la introducción del neo–extractivismo.
En Curahuara de Carangas el ingreso del neo–extractivismo ha sido distinto: el dis-
curso oficial de conseguir mayores ingresos económicos a través de intensificar la pro-
ducción ha influenciado en la marka Aymara. Es así que los últimos ocho años se
han apoyado proyectos de desarrollo sostenible6 que permiten acrecentar la población
camélida. De esta manera la llama y la vicuña, que antiguamente eran consideradas
como personas, se transforman paulatinamente en meros bienes a comercializar.
Así en ambos casos los efectos no solo son ecológicos, sino también implica modifi-
caciones socioculturales de la población indígena: ya que el territorio, la cultura, la
economía y los rituales están íntimamente ligados a la relación de guaraníes y aymaras
con el entorno.
De ese modo tanto Ivo como Curahuara de Carangas han construido estrategias ante
los efectos del desarrollo depredador y modernista: mientras que los guaraníes de Ivo
buscan fortalecer su organización ancestral comunitaria –para evitar la explotación de
las riquezas de su territorio por parte de los karais7 (especialmente empresas petrole-
4 Yacimientos petrolíferos fiscales de bolivianos (YPFB).
5 El bloque Azero es un área actualmente explorada para la explotación petrolera entre el departamento de Santa
Cruz y el departamento de Chuquisaca. En una primera etapa se ha planteado la exploración de las empresas
Gazprom y Total de esta área, mientras que en la segunda etapa –en el caso de encontrar sitios significantes– el
Estado participará en un 55% de la explotación: “[e]n caso de un descubrimiento comercial positivo en el área,
en una segunda fase se conformará una empresa de Sociedad Anónima Mixta (SAM) entre los socios y YPFB,
donde el Estado participa con el 55% y los socios con el 45% para realizar actividades netamente de explotación
del campo” (Bolpress, 2013).
.
7 Karais es el término utilizado por los guaraníes para referirse a las personas de tez blanca o extranjeros que
dominaban o dominan a los guaraníes –los misioneros, los ganaderos, las organizaciones extranjeras y las em-
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
ras)–, los aymaras de Curahuara de Carangas han optado por cambiar la apropiación
territorial comunitaria por la tenencia individual de la tierra –para evitar la migración
sin retorno de las y de los jóvenes y el ingreso de personas extrañas que puedan explo-
tar recursos dentro del área protegida–.
El Vivir Bien planteado en las normativas del Estado Plurinacional de Bolivia supone
una alternativa al desarrollo modernista y promueve la armonía con la Madre Tierra.
No obstante se han visto reiteradas discordancias dentro de las normas: aquí la Madre
Tierra tiene recursos naturales que pueden ser aprovechados para el Vivir Bien de las
sociedades8.
Por ende, y tras utilizar el Vivir Bien como pretexto, estas normativas pueden ser
usadas en desmedro de perder la armonía con la Madre Tierra: como sucedió con la
promulgación del Decreto Supremo nº 2366 –el 20 de mayo del año 2015– que asiente
la explotación hidrocarburífera en áreas protegidas.
De esta manera, y a pesar del discurso del Vivir Bien, se continúa manteniendo un mo-
delo progresista basado en la extracción de recursos naturales: el denominado neoex-
tractivismo (Gudynas, 2009). Así la relación del Ser Humano con la naturaleza es de
tipo vertical: “[l]o que importa es instituir socialmente la idea de que todo son bienes
de consumo, de tal forma que se considere como capitales a toda la naturaleza (y la
naturaleza humana), ipso facto al servicio del capitalismo como forma social legítima”
(O’Connor, 1994: 31).
Sin embargo, las poblaciones de Ivo y Curahuara de Carangas aún mantienen una
relación horizontal con el entorno: los seres de la naturaleza son autónomos, sensi-
bles –similar a la descripción de Ingold (2000) sobre los cazadores– y casi humanos.
De tal modo el territorio es entendido como un ente vivo desde su modo relacional
(Echeverri, 2004).
Por lo tanto los guaraníes de Ivo conciben su territorio como un espacio vivo y como la
tierra libre: “nuestro territorio debe ser libre como nosotros debemos ser libres. Todo
nuestros alrededores está vivo, todo nuestro territorio. Los karais están acostumbrados
a quitarnos nuestras tierras y nuestra libertad y solo destruyen” (E28, 2014, entrevista).
Asimismo los aymaras de Curahuara de Carangas conciben su territorio como un
espacio que se reproduce y como una tierra sin fronteras: “el aymara es un pueblo sin
fronteras, no discriminemos a los chilenos, a los argentinos, que los peruanos, que
los ecuatorianos, sino todos somos aymara […] el territorio aymara es como cualquier
presas petroleras–.
8 Al contribuir en la disminución de la pobreza y de la desigualdad (Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo
Integral para Vivir Bien, 2012).
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LIBRES Y SIN FRONTERAS: DOS CASOS DE LUCHAS INDÍGENAS POR EL TERRITORIO EN EL CHACO...
persona o animalito, para crecer se nace, se relaciona y luego se tienen hijos” (X~35,
2013, entrevista).
Es así que este trabajo es interpretativo y de carácter cualitativo. Así busca causar
reflexión sobre las consecuencias del desarrollo extractivista y modernista en las pobla-
ciones indígenas. De tal modo es probable que ocasione muchas interrogantes sobre la
concepción del Vivir Bien dentro del Estado Plurinacional de Bolivia.
Éste análisis crítico es resultado de las investigaciones territoriales de Ivo y de Cura-
huara de Carangas: estudios analizados a partir de la teoría fundamentada. De manera
que se recopilaron datos a través de técnicas etnográficas: entrevistas abiertas y semi–
estructuradas, y observaciones a distancia y participantes.
Conclusiones
El presente estudio tiene como fin reflexionar los cambios ocurridos dentro del Esta-
do Plurinacional de Bolivia: la construcción del Vivir Bien entre ideas de respeto a la
Madre Tierra y planteamientos neo–extractivistas.
Hacia este cometido se presentan dos estrategias de poblaciones indígenas antes los
efectos negativos del desarrollo depredador y moderno: los guaraníes de Ivo y los ayma-
ras de Curahuara de Carangas. Así mientras Ivo considera como alternativa el ingreso
al proceso de autonomía indígena originaria campesina, Curahuara de Carangas se ha
inclinado por la individualización de tierras.
De ambos casos se rescata el fomento a la comunidad y la autonomía originaria cam-
pesina –autogobierno de acuerdo a la organización y las normas propias– como estra-
tegias para preservar el territorio indígena y para mantener los lazos horizontales con
la naturaleza.
Aquí, a diferencia del desarrollo neo–extractivista, no se busca el dominio del entorno
para convertir sus componentes en bienes, sino se persigue dialogar con la naturaleza
para elaborar la conexión armónica tan propugnada dentro del Vivir Bien.
La explotación de hidrocarburos en Ivo y la búsqueda por intensificar el ganado ca-
mélido en Curahuara de Carangas no ha traído hasta el momento grandes beneficios.
Más al contrario ha perjudicado a la relación horizontal con la naturaleza –y con ella a
la construcción territorial y organizacional comunitaria–, de manera que las y los jóve-
nes de ambas comunidades indígenas –afectados también por la modernidad– trans-
forman poco a poco su vínculo horizontal con el entorno a un vínculo de tipo vertical.
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RESISTIENDO AL DESTIERRO. UN ESTUDIO SOBRE DINÁMICAS
DE RESISTENCIA EN CONFLICTOS TERRITORIALES POR EL
AGUA. HUILA, COLOMBIA1
)DELDQ6LQJHOQVWHLQ2
Introducción
En los últimos 10 años han aumentado considerablemente los conflictos por el uso
de los recursos naturales en general y por la tierra en particular (Adnan, 2013; Borras
Jr., Hall, Scoones, White, & Wolford, 2011; Grajales, 2011; Osborne, 2011; Peluso &
Lund, 2011). Esta presión sobre el uso del suelo está fuertemente vinculada a dinámi-
cas extractivistas como son la gran minería y la extracción de petróleo, la inversión en
los negocios agroindustriales y el acaparamiento de aguas.
Siendo la valorización económica de bienes naturales y su reinterpretación como re-
cursos naturales el factor común por el que estallan conflictos sobre estrategias te-
rritoriales (Dietz, 2011; Wissen, 2011), y considerando la acumulación por despojo
(Harvey, 2003) un punto de partida muy acertado para interpretar el fenómeno en su
conjunto, es importante ahondar aún más en la pregunta: ¿A qué se deben las variadas
velocidades y vehemencias con las cuales se expresan los conflictos socio–ambientales?
señalan como la concentración de la tierra y la implementación de agronegocios está
vinculado con el accionar de grupos armados irregulares (Ballvé, 2013; Escobar, 2003;
Fajardo Montaña, 2002; García de la Torre & Aramburo Siegert, 2011; Gómez, Sán-
chez–Ayala, & Vargas, 2015; Santoyo S., 2012). Pero poco se ha analizado cómo los
procesos históricos del conflicto social y armado han producido diversas memorias
históricas en regiones concretas y cómo éstas inciden en el carácter de los conflictos
socio–ambientales hoy en día.
Con el presente trabajo sobre la protesta contra la construcción de la Hidroeléctrica El
Quimbo en la cuenca alta del río Magdalena quiero ofrecer un aporte en esta dirección.
/DORFRPRWRUDPLQHUR±HQHUJpWLFD\HOFRQÀLFWRDUPDGR
En Colombia, el término destierro es utilizado para describir el fenómeno del despla-
zamiento forzado de la población civil debido al conflicto armado que se generó du-
rante los años 1997–2010 más de 3.6 millones de víctimas dejando aproximadamente
8.5 millones de hectáreas abandonadas (Comisión Colombiana de Juristas, 2006, p.
24; Fajardo, 2011). Estas cifras aún no incluyen a la población que fue forzada a salir
de su territorio a causa de las dinámicas extractivistas como son la gran minería y los
proyectos hidroeléctricos (Movimiento Ríos Vivos, 2014; Quintero, 2011; Urrea &
Calvo, 2014).
En la cuenca alta del río Magdalena se construye actualmente el proyecto hidroeléc-
trico El Quimbo en manos de la multinacional Emgesa, inundando a más de 8.200
hectáreas (Duarte Abadía et al., 2014, p. 122). Con el inicio de las obras se ha ido
fortaleciendo la lucha social a nivel local, regional y nacional. Reuniones veredales y
municipales, seminarios, demandas jurídicas, marchas pacíficas y hasta confrontacio-
nes directas con la policía antimotínes en la zona de construcción han sido estrategias
del movimiento en contra de su destierro. Un importante papel en estas protestas jugó
la Asociación de afectados por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo (ASOQUIMBO),
liderado por el profesor Miller Armín Dussán Calderón de la Universidad Surcolom-
biana.
ASOQUIMBO inició su trabajo hace aproximadamente 7 años, cuando varias fami-
lias y comunidades aledañas a la zona de construcción del embalse para el proyecto hi-
droeléctrico El Quimbo se vieron forzados a desplazarse. Para ese entonces, la protesta
tenía un proceso organizativo local al que le faltaba una visión concreta, una visión
de política de resistencia de la región (E 13). Esta preocupación hace que se vinculen
activistas de la ciudad de Neiva, y en particular de la Universidad Surcolombiana. Es
así, que a partir del año 2014 se establece una relación de cooperación entre la univer-
3 Las citas marcadas con una “E” mayuscula son referencias a entrevistas realizadas durante el trabajo de campo.
Las debidas especificaciones sobre ellas se encuentran en una tabla como anexo al final del escrito.
52 |
UN ESTUDIO SOBRE DINÁMICAS DE RESISTENCIA EN CONFLICTOS TERRITORIALES POR EL AGUA
sidad y ASOQUIMBO que permite la financiación de un proceso de formación con
dineros públicos provenientes de los recursos de la misma universidad. Este proceso
pedagógico de resistencia contempla la formación de lideres locales a través de un pro-
grama de diplomado con los cuatro ejes temáticos “atención jurídica, comunicación,
organización y atención psicosocial” (E 1).
6ROLGDULGDGPRYLOL]DFLyQ\RUJDQL]DFLyQHQHO+XLOD
El departamento del Huila se divide desde los inicios del siglo XX socialmente y cul-
turalmente en una zona norte y una zona sur. Además podía considerarse geográfica-
mente aislado con su ubicación entre la cordillera central y la cordillera occidental.
Durante esta década se forma, fortalece y se transforma la protesta social. Las identi-
dades y divisiones sectoriales empiezan a confluir en propuestas conjuntas como es la
lucha por la defensa de la educación pública, la lucha por las tierras para indígenas
y campesinos y más adelante la defensa por los recursos naturales (E 6). Entre 1978–
1982 bajo el mandato del presidente Julio César Turbay Ayala se agudiza la política de
represión contra los movimientos sociales; aún más, con encarcelamientos masivos y
asesinatos. Es en esa época que comienza el periodo de desapariciones. Se pasa de un
sistema de represión de detenciones y golpizas a una fase de desapariciones, torturas
y asesinatos selectivos. En 1984 aparecen las primeras amenazas y asesinatos por parte
de los paramilitares (E 5, E 6).
En cuanto a la influencia de los movimientos insurgentes, resulta muy difícil hacer
un recuento acertado de los procesos organizativos. Lo cierto es que fueron muchos
los movimientos guerrilleros que pasaron por el Huila: las FARC, el ELN, el EPL, el
PLA y el M19. Pero ninguna de estas fuerzas logró una transformación social y polí-
tica de fondo con la población civil como expresion de su proyecto político. Aunque
las FARC hayan estado asentadas por varias décadas en la región – y eso le permitió
mantener un cierto grado de estabilidad militar–, su presencia no es percibida al nivel
social o político. (E5–9).
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
/DUHVLVWHQFLDSRUHODJXD\ODVRPEUDGHOFRQÀLFWRVRFLDO\DUPDGR
La construcción de un movimiento social unido –por encima de las líneas políticas
y sectoriales– con políticas alternativas de movilizaciones masivas, plantones y tomas
de tierras y calles son un acumulado de memoria en el sur del Huila. Como también
las experiencias de desapariciones forzadas, asesinatos selectivos, combates, secuestros,
violaciones, cárcel, exilio.
A la fuerte movilización en los años 70 y 80 siguió una etapa de desmovilización. El
movimiento pierde mucha de su fuerza, creatividad y unidad por la represión estatal,
el terror paramilitar, por diferencias políticas internas y también por los acontecimien-
tos políticos al nivel nacional e internacional (E 6).
De allí puede explicarse que hoy en día existe en el sur del Huila un referente muy
positivo –aunque también doloroso– de lo que fue la lucha durante los años 70 y 80.
Al mismo tiempo se tiene una mirada negativa y triste de lo que se vino de la década
de los ´90 en adelante. Podría decirse que hay una memoria de movilización que ha
podido sobrevivir las arremetidas estatales y paraestatales. Aún así, es una memoria
que parece ser como un capítulo del pasado, escondida detrás de veinte años de decre-
cimiento del movimiento que se produjo después.
El bajón organizativo y la invisibilización de las organizaciones sociales y políticas en
la percepción pública a partir de los años 90 permiten que la gente que se vincula al
movimiento por el agua ahora, lo puede hacer sin mayores prevenciones ni sectarismos
o protagonismos políticos. Estos últimos 20 años de decrecimiento del movimiento
pueden entenderse ahora como un suelo fértil que permite el crecimiento de un movi-
miento joven. Un movimiento con un impresionante trabajo por una amplia zona del
departamento, donde es capaz de movilizar miles de personas, de incidir en la política
nacional y de ser reconocido al nivel internacional.
El análisis del antecedente histórico ayuda también en la comprensión de las estructu-
ras organizativas que componen a la protesta de ahora. Las fuertes estructuras de los
años ´70 y ´80 se fueron perdiendo en las décadas siguientes de tal manera que hoy
en día hay mucho por reconstruir. Aunque en la ciudad de Neiva aún se conservan
algunos espacios en el sector sindical y en la misma Universidad Surcolombiana, en
general se puede decir que son pocas las estructuras existentes, especialmente en el
sector rural. Como el mismo movimiento ha reconocido, la protesta cuenta con unas
carencias en estructuras organizativas que se expresan en la falta de una formación de
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UN ESTUDIO SOBRE DINÁMICAS DE RESISTENCIA EN CONFLICTOS TERRITORIALES POR EL AGUA
liderazgos locales fuertes. Situación que se busca cambiar con la relación de coopera-
ción entre ASOQUIMBO y la Universidad Surcolombiana.
Esta claro, que son muchos los elementos que inciden en la dinámica de un conflicto
socio–ambiental. Desde lo cultural, lo histórico, lo social, lo político y lo económico,
desde lo local hasta lo global. Realizar un análisis de la historia del conflicto social y
armado no puede contemplar todas estas variables pero tampoco pretende hacerlo.
El conflicto social y armado debe considerarse más bien como es un elemento más
a tener en cuenta. El conflicto social y armado proyecta una sombra muy visible en
los conflictos socio–ambientales de ahora. Pero esta sombra no es solo oscura. Es
una sombra de muchos colores, imágenes, recuerdos y experiencias pero también de
discursos, estructuras organizativas y hasta edificios concretos. La Universidad Sur-
colombiana, luchada literalmente en las calles de Neiva en los años ´80 es un claro
ejemplo de ello.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
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Santoyo S., C. (2012). Territorio, riqueza y paz ¿El futuro de los llanos en manos de
las transnacionales? Semillas, 48/49 (La Orinoquia ¿La última frontera agrícola
colombiana?), 60–66.
56 |
UN ESTUDIO SOBRE DINÁMICAS DE RESISTENCIA EN CONFLICTOS TERRITORIALES POR EL AGUA
Urrea, D., & Calvo, I. (2014). Conflictos socio–ambientales por agua en La Guajira.
Semillas, 55/56 (Conflictos ambientales en Colombia), 63–69.
Wissen, M. (2011). Gesellschaftliche Naturverhältnisse in der Internationalisierung des Staa-
tes. Konflikte um die Räumlichkeit staatlicher Politik und die Kontrolle natürlicher
Ressourcen. Münster: Verlag Westfälisches Dampfboot.
Anexo
| 57
LA LUCHA POR LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN RANCAS,
CERRO DE PASCO
HUAYLLACANCHA: LA LUCHA POR LA TIERRA E IDENTIDAD
+XJR6RVD1\(GZLQ$OHMDQGUR2
Hubo tres muertos, Silveria Tufino, Alfonso Rivera, Teófilo Huamán y varios heridos
que aún ahora no pueden curar las secuelas físicas y emocionales de la refriega. Ellos
recibieron balas de las fuerzas policiales que defendían los intereses de la empresa
norteamericana Cerro de Pasco Cooper Corporation que años antes había invadido
las tierras de la Comunidad Campesina de Rancas en la provincia de Pasco – Perú.
Contexto
La empresa Cerro de Pasco Cooper Corporation era una transnacional que llegó al
Perú luego que Cerro de Pasco Mining Company (que inició a trabajar en el año 1900)
se apropiara de las pequeñas y medianas minas que existían en las cercanías de la
población del Cerro de Pasco; con los años esta empresa que tenía el aval del Estado
peruano, también se apropiaba de las tierras de las comunidades indígenas como de
Rancas, Uchumarca, Yarusyacán, Yanacancha, Yanahuanca y otras comunidades de la
zona central del país.
A partir de 1903 la Cerro de Pasco Mining Company, propietaria del 70% de las minas
de Cerro de Pasco, inicia un proceso de apropiación de tierras en la sierra central. Esto
con el propósito de tener tierras para disponer de agua y lavar los minerales, así como
para la agricultura y ganadería.
Durante décadas la empresa concentró tierras en la zona central del país y una de ellas
es la Hacienda “Paria”3, que se apropió de 34,237 hectáreas y así poco a poco le fue
arrebatando sus tierras a la comunidad de Rancas. En el año 1954 la empresa minera
llegó a concentrar más de 240,694 Has.
En paralelo a la concentración de tierras por parte de la empresa minera norteameri-
cana, también se dio otra semejante impulsada por la Sociedad Ganadera Fernandini,
llamada luego Algolán. Esta hacienda llegó a tener 309,090 has (desde la costa de Ica
hasta la selva de Huánuco) en el cuál se tenía 352,264 cabezas de ganado ovino, 13,408
vacunos y 1,105 equinos, siendo desmembrada, tras la movilización campesina, duran-
te por el primer gobierno de Belaúnde.
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La estrategia de la empresa para contar con mano de obra servil y evitar los conflictos
sociales, era acoger a las familias campesinas en sus haciendas con su ganado criollo
o “chusco” para tener mano de obra esclavizada, y así usaron varios mecanismos para
mantenerlos hasta la década de los 30´en que se moderniza y deja de lado a los co-
muneros que les servía como esclavos y con su ganado “chusco” no sabían a dónde
llevarlos.
Así, muchos hombres y mujeres que en las madrugadas gélidas se tragaban la amarga
saliva de la injusticia de la empresa empezaron una lucha por la recuperación de tierras
fue entonces un camino para sobrevivir.
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El 30 de abril de 1960 un grupo de comuneros, que no pasaban los cien, deciden cor-
tar el cerco y recuperar sus tierras; secretamente instalan sus chozas, llevan sus carne-
ros, su comida, su familia y sus vidas a las Pampas de Huayllacancha (a tres kilómetros
al norte de Rancas). El 01 de mayo, al frente, en la Hacienda Paria de propiedad de
la familia Lercari, se instala la Guardia Republicana e indirectamente los comuneros
ranqueños reciben la primera notificación de retirarse de la zona.
El 02 de mayo por la mañana, el oficial de apellido Baudenay en compañía del aboga-
do Carranza buscan al presidente comunal para ordenar el desalojo; sale al encuentro
una humilde comunera, l–¡Yo soy la presidenta!– grita, –¡Yo soy el presidente!– dice
otro comunero, –¡Yo soy el presidente!– dice otro, ¡Yo soy!, ¡Yo soy!, ¡Yo soy!, ¡Todos
somos el presidente!– gritan a viva voz los ranqueños.
3 Propiedad de la congregación de Las Nazarenas, ubicada a 10 km de la comunidad de Rancas.
60 |
LA LUCHA POR LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN RANCAS, CERRO DE PASCO
–¡Tienen diez minutos para largarse de aquí…caso contrario lo botaremos…!–, dice el
oficial y se va.
Los comuneros decididos a recuperar sus pastos que por muchos años de manera
soterrada les fueron arrebatados por la empresa norteamericana, heridos en lo más
profundo de sus almas, recuerdan como los hacendados y caporales los maltrataban:
cercaron con mallas de púas sus terrenos, colocaron “rompe patas” en determinados
lugares para que los animales grandes se hicieran daño y mueran, mataban a los carne-
ros que cruzaran el cerco, perseguían a zumbazo limpio al campesino que atravesaba la
malla o los capturaban para hacerlos limpiar sus asquerosos establos o burlarse de las
humildes raqueñas. Eso duró varios años.
El cielo ranqueño empezaba a nublarse como presagiando lo que iba a pasar. Volvió el
oficial, pero ahora junto a mayor cantidad de guardias – ¡No han entendido que deben
largarse…! –dijo con autosuficiencia, el profesor Amancio Rivera salió al encuentro
como queriendo apaciguar los ánimos, a cambio recibió un culatazo del uniformado
que provocó la ira de los campesinos; primero el niño Marcelino Gora viendo el mal-
trato que recibió su maestro arrojó una piedra directamente a la oreja izquierda de
Baudenay hiriéndolo también en su honor.
El pequeño “niño héroe” recibió a quemarropa un certero balazo en el abdomen y
empezó la refriega…
Balas, gritos, insultos, golpes certeros, caballos empujando a mujeres y niños, chozas
incendiadas, carneros espantados y heridos, sangre, ira y maldad en los policías que
desconocían el valor real de la tierra, que no sabían el sacrificio del hombre, mujer y
niño del campo. Piedras, palos, hondas, gritos, sangre, sudor, sacrificio, honor y gloria
de los ranqueños que defendían su ancestral propiedad, que defendían su identidad,
que defendían la herencia de sus generaciones, que defendían en esencia: su vida.
Pasado el mediodía el panorama en Huayllacancha era desolador Alfonso Rivera Rojas
presidente comunal yacía muerto envuelto en nuestra bandera que momentos antes
empuñaba como símbolo de soberanía comunal, más abajo con una profunda herida
en el abdomen Silvera Tufino Herrera era subida a un caballo para ser trasladada a
su pueblo y velarla, cerca al puente y al riachuelo un grupo de campesinos lloraban
la muerte de Teófilo Huamán Travezaño también atravesado por balas de peruanos.
Vicenta Suárez es en la actualidad el recuerdo viviente de la Masacre de Huayllacan-
cha, con una herida en el talón que después de 55 años no sana, muchas intervencio-
nes, muchos hospitales y clínicas, muchos dolores y el eterno sufrimiento por la tierra
abandonada y los familiares ausentes, creo que el mismo dolor lo siente Marcelino
| 61
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Gora Robles que pese a la bala que le atravesó el abdomen, ahora en Huancayo, sigue
recordando aquel momento del 02 de mayo 1960.
A diferencia de la costa, en la sierra la movilización campesina no estuvo vinculado a
reclamos salariales, sino a la posesión de la tierra, lo ocurrido en Rancas sirvió de mo-
tivación para que otros pueblos, otras comunidades también hagan lo mismo, Yana-
huanca, Uchumarca y Chinche (provincia de Daniel Carrión – Pasco) en 1963, luego
Yanacancha y Yanamate también en Pasco.
La acción de los ranqueños tuvo un impacto nacional, lo cual llevó a que se dieran tres
leyes de reforma agraria entre 1962 y 1969. Sin embargo, la mayor parte de las tierras
afectadas por las reformas agrarias fue adjudicada a cooperativas y Sociedades agrarias
de Interés Social (SAIS), y solo después de años de lucha campesina y el colapso de la
mayoría de estas entidades, en los años 80, la tierra revirtió a las comunidades.
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En 1549 la Comunidad de Rancas fue reconocida por la colonia, el pacificador don
Pedro de la Gasca admite, estimula y reconoce con el nombre de “común de los indios
o indios del común de Rancas”; antes, entre los años 1532 a 1536, recibe la influencia
española a través de los adelantados sacerdotes católicos Pedro de Herrastil, Xoltegeira,
Fernandez, Malpartida y otros. En el año de 1585, a partir de los restos de antiguos
ayllus que poblaron la Meseta de Bombón y la Planicie de Junín. En el área de la co-
munidad se fundó también la hacienda San Juan de Paria, que fue administrada por
congregaciones religiosas y laicas.
Sin embargo, los ranqueños de esa época no pararon hasta lograr recuperar legalmente
sus tierras, acogiéndose a las leyes de Indias, obteniendo el título que hasta ahora con-
servan. De ahí que durante los tres siglos de la Colonia impidieron que los hacenda-
dos les arrebataran sus tierras. En 1746 son aprobados los títulos de propiedad de los
comuneros de Rancas.4 Títulos que ratificó Simón Bolívar, en agradecimiento por los
días que pasó en ella, a su llegada de Trujillo y Huánuco, rumbo a la batalla de Junín.
En 1976, durante el gobierno militar y luego del proceso de nacionalización, aparece
la empresa estatal Centromin Perú, que continúa explotando a tajo abierto y por mina
los metales de la otrora “Ciudad Real de Minas”, amplía la relavera de Quiulacocha
y aparecen los primeros cerros de desmonte piritoso frente a los terrenos comunales
de Rancas y las poblaciones de Champamarca y Ayapoto y se inicia la muerte lenta de
la laguna de Yanamate, siempre con el aval de las autoridades del ejecutivo nacional.
4 El 27 de agosto de 1926 fue reconocida como Comunidad Indígena hasta el 24 de junio de 1969, fecha en que
por ley es denominada como Comunidad San Antonio de Rancas
62 |
LA LUCHA POR LA TIERRA Y EL TERRITORIO EN RANCAS, CERRO DE PASCO
También se incrementan las operaciones de extracción de mineral al interior del tajo
abierto, aumenta la producción de concentrados mineros y por consiguiente se incre-
menta la actividad en las concentradoras de Paragsha y San Expedito produciendo
también mayor cantidad de relaves. Sin embargo faltaba espacio para depositar la es-
coria minera y la empresa estatal Centromin Perú solicita a la comunidad de Rancas
terreno para este fin.
Luego de muchas negociaciones en el año de 1990 se firma un convenio entre la co-
munidad y la empresa donde se entrega en cesión de uso 360 hectáreas para convertir
la zona de Ocoroyoc en depósito de relaves mineros.
El 28 de mayo de 1999, la empresa Volcan Cia. Minera S.A. obtiene la buena pro de
las acciones de Centromin (denominada por entonces Empresa Minera Paragsha S.A.)
y empieza a laborar en la ciudad del Cerro de Pasco continuando los trabajos de su an-
tecesora e impulsando las actividades mineras aprovechando el incremento sistemático
de los precios de los metales. En el año 2009 solicita el incremento de terreno para la
ampliación de la relavera; luego de un largo proceso de negociaciones en noviembre
de 2010 se firma un nuevo convenio donde se entrega en cesión de uso 660 hectáreas.
Beneficios Comunales:
• En 1990, luego de la primera negociación con Centromin, se constituye la Empre-
sa Comunal de Servicios Múltiples (ECOSERM – Rancas), primera en su género
a nivel nacional.
• Abandono del campo y las actividades ganaderas, para dedicarse a actividades mi-
neras por lo consiguiente la disminución de la calidad productiva de los campos y
calidad de los ganados.
• Contaminación ambiental y minera en los terrenos y aguas de la comunidad.
• Cambios en los estilos de vida con la aparición de lugares de dudosa reputación
(bares y cantinas).
| 63
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Propuestas:
• Es necesario que se priorice la actividad productiva a través de la ganadería y agri-
cultura. Se requiere que el sector del empresariado considere al campesino como
elemento sustancial de desarrollo local.
• Mejoramiento de capacidades de las poblaciones rurales en todos los niveles, para
enfrentar las nuevas tendencias y enfrentarse a los cambios sociales y tecnológicos.
64 |
SEGUNDA PARTE:
Tierra, agricultura familiar y
recursos naturales
PRESENTACIÓN
Nuestros territorios en America Latina cuentan con una amplia diversidad de ecosis-
temas en toda su extensión y un entorno natural muy rico en recursos naturales como
el agua, la tierra, los bosques, los bofedales, pastizales, etc. que cumplen un rol impor-
tante para la producción de alimentos de miles de familias del campo y que brinda
importantes servicios ambientales y ecosistémicos como zonas productoras de agua,
captura de carbono y como una zona de alta productividad biológica. Además, estos
ecosistemas representan un invaluable patrimonio cultural y ancestral, que cumplen
un rol muy importante en la cosmovisión de estas sociedades. Por ejemplo en el Perú,
la Madre Tierra, la Pacha Mama, es sagrada. Los cerros y los ríos son los apus y en mitos
como lo del duende muqui, están cuidando estos recursos.
En América Latina, desde los tiempos ancestrales hasta hoy en día, las comunidades
rurales han practicado la agricultura de pequeña escala, adaptada a las condiciones del
ecosistema local. Los conocimientos y saberes de la agricultura, sobre la diversidad de
productos agrícolas, es casi inagotable y practicado de manera muy fina, alambicada y
efectiva con el mayor motivo, el de mantener la estabilidad del ecosistema para seguir
viviendo en armonía con este entorno como base de vida. Ancestralmente, y reciente-
mente, también en conceptos del Buen Vivir o Sumak Kawsay, existían y siguen siendo
revalorizados los mecanismos de reciprocidad.
El concepto agricultura familiar es reciente y definido “en la que la familia posee di-
rectamente un predio y sus miembros son la principal fuerza laboral. Suele tener un
acceso muy limitado al suelo –por lo que el término “pequeña agricultura” se traslapa
en buena medida con el de agricultura familiar– y a otros recursos naturales […]”
(Eguren 2015)1.
1 Eguren, Fernando (2015). Contribución de la agricultura familiar al sector agropecuario en el Perú, Lima: CE-
PES.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Al nivel mundial hay 500 millones de agricultores familiares y en el Perú de los 15
millones 541 mil personas ocupadas en el sector agropecuario 90% pueden ser consi-
derados como agricultores familiares (Eguren 2015). A pesar de que esta gran cantidad
de familias y comunidades viven de agricultura familiar, sin embargo, no recibe la
protección, el respaldo y la promoción necesaria de sus gobiernos nacionales. Los
agricultores sufren de ser geográficamente marginalizados, sin buen acceso a mercados
locales, sin servicios básicos, etc. Las condiciones básicas para una buena vida muchas
veces son deficientes. En el sentido del “desarrollo” occidental, estos grupos fueron
clasificados de los poderes hegemónicos como pobres, subdesarrollados y subalternos.
La complejidad es que esta depreciación implica aspectos de racismo, de estigmas y de
un peso de valores occidentales. Pues, el mito que se les impone es que para salir de
esta pobreza hay que desarrollarse a través de salir de este modo de vida, esta forma de
agricultura. Lamentablemente, este pensamiento esta cimentado en grandes partes de
la sociedad, de la política, de la economía y también en muchas comunidades rurales
de América Latina misma.
Pero, como hemos mencionado arriba, la agricultura familiar cumple aspectos muy im-
portantes, en el sentido de la seguridad y soberanía alimentaria, para la economía y la
cultura. Por ejemplo el año 2012, en el Perú, la contribución de la agricultura familiar
al valor de la producción agrícola era de 12 mil 438 millones de soles (Eguren 2015).
“El 70% de los alimentos en el Perú es producido por la agricultura familiar y se cons-
tituye en la base principal de la producción de alimento de consumo nacional, en la
gestión del territorio y la conservación de la biodiversidad. La agricultura familiar es la
fuente principal de ingresos de 2.3 millones de familias (que representa el 34% de los
hogares peruanos) y aporta con el 7.6% del producto bruto interno (PBI)” (Red Muqui
2014)2. América Latina sin pequeña agricultura sería inimaginable, y también sería
una gran pérdida de valores, conocimientos y potenciales para una mejor vida de todas
las sociedades de América Latina. Este capítulo busca analizar y destacar las luchas por
una agricultura sostenible y una vida rodeada de recursos naturales imprescindibles.
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Red Muqui
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2 Red Muqui (2014). Propuestas de políticas públicas para una nueva minería en el Perú, Lima: Sinco Editores.
68 |
“LA SINGULARIDAD DE NUESTRO PROCESO”: LOS
SIGNIFICADOS POLÍTICOS DE LA REFORMA AGRARIA PERUANA
Anna Cant1
Históricamente, en el Perú, como en muchos países latinoamericanos, las desigualda-
des en el acceso a la tierra permitían a los latifundistas tener un amplio control social
en aspectos tales como las condiciones laborales y la participación política. Cuando el
gobierno militar de Juan Velasco Alvarado tomó el poder en 1968, la distribución de
la propiedad de la tierra en el Perú era muy desigual. Como observan José Matos Mar
y José Manuel Mejía, “En 1961, haciendas y fundos, pese a representar solo el 3.9%
del total de unidades agropecuarias, poseían el 56% de la extensión agrícola; mientras
que casi el 96% de las unidades restantes, es decir las de explotación familiar, ocu-
paban el 7.5%, y las áreas comunales el 36.5%” (Matos y Mejía, 1980: 27). La Ley de
Reforma Agraria, promulgada el 24 de junio del 1969, comenzó un ambicioso proceso
de redistribución de la tierra a nuevas cooperativas campesinas y se dispuso a abolir el
latifundismo.
A diferencia de las reformas agrarias en México y Bolivia, en la reforma agraria peruana
se expropió la tierra de acuerdo a las prioridades identificadas por los funcionarios del
gobierno, en lugar de responder a peticiones de adjudicación de tierra. Esto significaba
que la reforma podía implementarse con mayor velocidad que las anteriores reformas,
y bajo condiciones que eran más favorables al campesinado. A lo largo de ocho años,
la reforma agraria transfirió 7.000.000 hectáreas a 1.500 unidades colectivas de varios
tipos (Cleaves y Scurrah, 1980: 274). En total un 38.8% de las tierras del país se vieron
afectados por la reforma agraria (Álvarez y Caballero, 1980: 20). Esto diezmó el poder
de los hacendados, muchos de los cuales habían tenido un fuerte control sobre la
política en las zonas rurales.
En mi tesis doctoral, desde una perspectiva histórica, estudié las experiencias de la
reforma agraria en las regiones de Piura, Cusco y Tacna. Además de estar situadas en
los extremos opuestos del país, estas regiones representan contrastes importantes en
cuanto a sus respectivas historias socio– económicas. Esto me permitió integrar las
visiones nacionales y locales, y ofrecer nuevas perspectivas sobre la manera en que la
experiencia de la reforma agraria variaba según las condiciones locales. Para evaluar el
impacto de la reforma agraria, más allá de los cambios en la tenencia de la tierra, anali-
cé una serie de fuentes históricas incluyendo: periódicos, películas, informes oficiales,
panfletos, afiches y entrevistas. A través de estas pude ver los puntos de vista de los
diferentes grupos que fueron involucrados en la reforma, y evaluar la importancia de
las ideas que se transmitió durante el proceso.
La reforma agraria fue y sigue siendo muy controvertida. Por un lado, los activistas de
izquierda consideraron la reforma poco radical. Por el otro lado, los oponentes con-
servadores la criticaron por reducir la productividad agrícola y penalizar injustamente
las haciendas productivas, por lo que cambiaron la ideología de justicia social de la
reforma por un enfoque tecnocrático economista. Declararon la reforma agraria como
una política agrícola fracasada y minimi-
zaron su importancia política.
70 |
TIERRA, EXTRACTIVISMO Y AGRICULTURA FAMILIAR “LA SINGULARIDAD DE NUESTRO PROCESO”...
las masas. Para muchos campesinos, las elecciones dentro de las cooperativas agrarias
(abiertas a todos los socios sin tener en cuenta si eran alfabetos) les dieron su primera
experiencia de votar. Además, en las asambleas generales de las cooperativas tenían
oportunidades de participar en debates sobre las condiciones laborales y la distribu-
ción de las utilidades. Los congresos nacionales de la Confederación Nacional Agraria
(CNA) y la Confederación Campesina del Perú (CCP) alentaron el desarrollo de las
redes campesinas, facilitando la representación de sus intereses.
El proceso de la reforma agraria también extendió el acceso a la educación en las zonas
rurales. No se debe olvidar que antes de la reforma, muchos hacendados prohibían
a los hijos de sus empleados ir a la escuela y les exigían trabajar en las haciendas. En
cambio, el gobierno de Velasco promovió la educación rural. Los programas de ca-
pacitación en las cooperativas agrarias presentaron la educación como una ruta del
empoderamiento de los campesinos. Las palabras de un ex socio de la cooperativa Té
Huyro en Cusco reflejan las consecuencias a largo plazo de esta concientización: “el
hacendado ya no puede regresar al campo, ya la mentalidad de la gente ha cambiado,
ya no es como antes, humillados, sino ya conoce su ley, su derecho, todo conoce. ¿Qué
va a regresar el hacendado?”2. Si bien los logros de estos programas en términos de alfa-
betización y conocimiento de la administración agrícola eran modestos, se observaban
cambios significativos en la capacidad de los participantes para organizarse.
Las intervenciones estatales que acompañaron la reforma agraria elevaron las expec-
tativas de la democracia en las zonas rurales e introdujeron nuevos mecanismos para
la participación política. Para 1979, los campesinos no solo se sentían con derecho
a exigir el sufragio universal, sino que también participaban en la acción colectiva a
nivel nacional (a través de la CCP y la CNA). Los movimientos sociales que surgieron
durante la reforma agraria han seguido teniendo incidencia en la política peruana. Por
ejemplo, muchas de las ONG’s peruanas se formaron durante la época de la reforma
y siguen promocionando ideas de participación campesina que se desarrollaban en
ese entonces. Así mismo, las campañas lanzadas por los grupos de izquierda a favor de
cambios en la aplicación de la reforma fortalecieron las relaciones entre la izquierda
y el campesinado y contribuyeron a la movilización campesina durante los años 80,
cuando muchas comunidades campesinas lograron recuperar sus tierras.
El caso de la reforma agraria peruana muestra que el acceso a la tierra, además de for-
mar la base para la agricultura familiar, representa una pieza clave en la distribución
del poder político. El gobierno de Velasco Alvarado reconoció que una reforma agraria
amplia solo podría lograrse a través del reordenamiento radical de la cultura política.
Es por eso que la reforma era acompañada por iniciativas de política local, educación
y difusión a través de los medios de comunicación. Estas iniciativas buscaban terminar
2 Entrevista con Hilario Pérez Jaro, Huyro (Cusco), 31.05.13.
| 71
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
con el sistema latifundista. Si bien la reforma agraria no alcanzó un cambio permanen-
te en la distribución de la tierra (no se ha podido prevenir la reconcentración de la tie-
rra en manos de las multinacionales), sí empoderó a los campesinos para reclamar sus
derechos sociales, entre ellos el acceso a la tierra. Así mismo, el proceso de la reforma
agraria cuestionó las prácticas de exclusión social y política que habían caracterizado la
organización social peruana antes del gobierno de Velasco.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Álvarez, Elena; Caballero, José María (1980). Aspectos cuantitativos de la reforma agraria
(1969–1979), Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
Matos Mar, José; y Manuel Mejía, José (1980). La reforma agraria en el Perú, Lima: Insti-
tuto de Estudios Peruanos.
Cleaves, Peter S.; y Scurrah, Martin J. (1980). Agriculture, bureaucracy, and military gov-
ernment in Peru, Ithaca, N.Y. Cornell. University Press.
72 |
EXPERIENCIA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR EN CUATRO
LAGUNAS Y SU RELACIÓN CON LA DEFENSA DE LA TIERRA
PRODUCTIVA EN CUSCO
Francisco Cueva1
produciendo alimentos sanos para la alimentación. Para satisfacer estas demandas, se
están aplicando diversas técnicas sostenibles desde la diversificación y uso de especies
locales adaptadas en la zona con diversos pisos ecológicos, donde se encuentra su
principal riqueza.
Cuatro Lagunas:
Está ubicado entre las provincias de Acomayo y Canas (al sur–este de la ciudad del
Cusco)2, entre la margen izquierda del río Vilcanota y la margen derecha del río Apu-
rímac; conformado por 6 distritos, de los cuales 2 pertenecen a Canas (Túpac Amaru
y Pampamarca) y 4 a Acomayo3 (Pomacanchi, Sangarará, Acopía y Mosocllacta). Con
una población de 25,518 habitantes, quienes se asientan en las 36 comunidades de
los 6 distritos.
Recuperando las tierras y mejorando el conocimiento tradicional para la
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Una de las experiencias con mayor impacto en la producción agroecológica ha sido la imple-
mentación de un modelo de intervención validado a partir de diferentes experiencias
anteriormente implementadas, las “Chacras Integrales” diseñado desde el marco de la
metodología campesino a campesino, la misma que se viene constituyendo en políticas
públicas locales y puesta en la agenda del Consejo Regional de Concertación Agraria
Cusco, recientemente reactivada por la nueva gestión regional.
El “Concurso de producción sostenible agroecológica” ha sido otra estrategia de ma-
sificación de la propuesta, promovidos por la institución en cogestión con las muni-
cipalidades distritales de las Cuatro Lagunas y la asesoría de los líderes “Kamayoq” o
“lideres integrales”4 que fueron capacitados de manera sostenida.
La pequeña agricultura es importante: i) porque la población rural representa el 45%;
ii) la principal actividad económica en la región es la agricultura y la ganadería, que
2 El departamento de Cusco, según el INEI en el año 2012, cuenta con una población de 1’292,175 habitantes,
de las cuales el 45.3% es rural. Según el Índice de Desarrollo Humano 2012, ocupa el décimo primer lugar, con
un IDH de 0.4429, por debajo del índice nacional que fue de 0.741. El 45.3% corresponde al sector rural, de la
pequeña agricultura, con una riqueza de historia.
3 Según el informe de índice de desarrollo humano del 2003 al 2013, muestran mejorías significativas las pro-
vincias de Acomayo y Canas se encuentran en los puestos 172 y 178 del ranking de 195 provincias del país, con
IDH de 0.2439 y 0.2344 respectivamente. Los distritos con mejor IDH son Pomacanchi y Túpac Amaru que se
encuentran en puestos ponderables de 559 y 1,147 del ranking de 1,836 distritos de país. El nivel de desnutrición
crónica infantil en menores de 05 años a nivel provincial en Acomayo y Canas se ha reducido a 63% y 64.2%
respectivamente.
4 “líderes integrales”, son aquellas familias que manejan satisfactoriamente 14 tecnologías (estiércol mejorado,
biol, Compost, Producción de Humus, agroforesteria, cosecha de agua, riego por aspersión, manejo de biodi-
versidad, rotación de cultivos, , asociación de cultivos, pastos mejorados, terrazas de formación lenta, cultivo
de hortaliza. y MIP) con el enfoque de agricultura sostenible, orientadas a satisfacer sus necesidades básicas, la
dinamización de su economía y el ejercicio de sus derechos.
74 |
EXPERIENCIA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR EN CUATRO LAGUNAS Y SU RELACIÓN...
agrupan al 53% de la PEA ocupada; iii) el 86% de los productores poseen menos de 3
has (minifundistas) y otros entre 3 y 9 has de superficie agrícola; iv) porque conserva
la biodiversidad de las especies y la seguridad alimentaria.
Destacar la participación de las mujeres, que en el desarrollo de la experiencia se
han constituido en el soporte para el cambio, creando condiciones favorables y
participando en las acciones de mejora de sus “viviendas saludables”5 y condicio-
nes de salud; contribuyendo decididamente a mejorar la gestión y desarrollo fami-
liar en comunicación con sus gobiernos locales y organizaciones de base promo-
toras del desarrollo sostenible en las comunidades rurales andinas. La estrategia
del concurso “Ayllunchista t’ykarichisum” ha generado un proceso metodológico
de trabajo concertado entre sus gobiernos locales, las organizaciones sociales y las
entidades públicos y privados presentes en la zona.
• Promoviendo la participación de las organizaciones de mujeres en Cuatro La-
gunas
Existen cinco Organizaciones Distritales de Mujeres: Asociación Distrital de Mu-
jeres de Sangarará (Adimsa); Asociación distrital de Mujeres de Pomacanchi; Aso-
ciación Distrital de Mujeres de Acopia (Adimac); Asociación Distrital de Mujeres
Torre Qaqa Ñusta; Asociación Distrital de Mujeres Rosa Noguera; y Asociación
Distrital de Mujeres Josefa Puyyucahua; reconocidos y valorados por sus organiza-
ciones comunales y locales; articuladas a la FEMUCARINAP y Plataforma de la Mujer
Cusqueña conformado por organizaciones de mujeres del ámbito regional.
Cuentan con sus agendas políticas, donde se reivindica sus derechos, entre ellas,
sobre la defensa de la tierra, la pequeña agricultura y la soberanía alimentaria que
buscan incidir en políticas públicas. Participan en los espacios de concertación
local, presentando y sustentando propuestas priorizadas en sus bases.
5 “
Viviendas saludables”, ordenamiento del predio familiar a través de una distribución adecuada de sus am-
bientes, dormitorios (roperos artesanales), sala, comedor, cocina (fogones mejorados, alacenas, refrigeradoras
ecológicas), construcción de galpones para cuyes, gallineros, biohuertos, micro relleno sanitario para el manejo
de residuos orgánicos e inorgánicos.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Para ello, se ha logrado promover y generar los espacios de concertación distrital,
denominados “Comité de Desarrollo Distrital”, constituyéndose en espacios de
debate y generación de propuestas, desarrollando y fortaleciendo las capacidades
de propuesta de sus integrantes en la identificación y priorización de proyectos y
programas, y la democratización de estos espacios promoviendo la inclusión social,
la interculturalidad y la dimensión de género.
5HWRV\GHVDItRVSDUDXQFUHFLPLHQWRPiVLQFOXVLYR\VRVWHQLEOH
Los habitantes de la zona de Cuatro Lagunas comparten un fuerte sentido de apropia-
ción sobre sus recursos naturales, una identidad histórico–cultural común y la preocu-
pación por la creciente fragilidad del medio ambiente que les rodea. Sin embargo, es
aún débil para lograr el desarrollo territorial de las Cuatro Lagunas.
Manejo eficiente de los recursos naturales: suelo, forestal y fauna silvestre, conservan-
do su biodiversidad y respetando a las comunidades campesinas y nativas, bajo un
enfoque de desarrollo sostenible.
Implementación de la agenda agraria regional, concertado y articulado con los actores
involucrados al sector en los tres niveles de gobierno, fortaleciendo las cadenas pro-
ductivas en su dimensión competitiva; considerando el rol de la mujer en el proceso
productivo, así como en las Asociaciones de Productores; el enfoque de cuencas y
micro cuencas bajo la gestión integrada del recurso hídrico en un contexto de cambio
climático.
Exigir al gobierno para que la Ley de Seguridad Alimentaria reconozca el derecho a la
alimentación, que permita que el Estado garantice, respete, proteja, promueva, desa-
rrolle y monitoree las diversas acciones encaminadas al pleno goce del derecho a una
alimentación adecuada.
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EXPERIENCIA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR EN CUATRO LAGUNAS Y SU RELACIÓN...
Por una minería responsable que debe cumplir algunas condiciones fundamentales:
i) los planes de desarrollo territoriales y la zonificación económico–ecológica; ii) los
derechos de propiedad y uso de la tierra; iii) las condiciones de preservación del medio
ambiente y los recursos naturales; y iv) la participación y consentimiento de las comu-
nidades afectadas.
Fortalecer los espacios de concertación, como instancias de debate y generación de
propuestas, desarrollando y fortaleciendo las capacidades de propuesta de sus inte-
grantes en la identificación y priorización de proyectos y programas, y la democra-
tización de estos espacios promoviendo la inclusión social, la interculturalidad y la
dimensión de género.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
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REFORMA AGRARIA A PESAR DEL ESTADO: LAS LUCHAS
INDÍGENAS POR LA TIERRA EN LA SIERRA ECUATORIANA
*HRII*RRGZLQ1
Introducción
La reforma agraria le dio a las familias, comunidades y movimientos indígenas de la
sierra ecuatoriana una plataforma para luchar por la tierra entre 1964 y 1994. La lucha
se llevó a cabo en el contexto de la mercantilización de la tierra. ¿Cómo entendemos
teóricamente esta lucha? ¿Cuáles son sus rasgos principales? En este texto proveo res-
puestas breves a estas preguntas. El objetivo principal del artículo es estimular debate
sobre las luchas sociales por la tierra en América Latina del pasado y presente.
Marco teórico
Yo uso dos conceptos de Karl Polanyi para averiguar sobre la reforma agraria ecuato-
riana.2
0RYLPLHQWRGREOH
Polanyi desarrolló el ‘movimiento doble’ para explicar la disolución del capitalismo
liberal en la década de los 1930, pero el concepto ofrece un marco rico para investigar
sociedades capitalistas contemporáneas. Sugiere que dos procesos caracterizan el capi-
talismo moderno: el movimiento hacia la creación, expansión y liberalización de los
mercados y el contra movimiento hacia la regulación de mercados, el fortalecimiento
1 Economista. Magíster en Economía. PhD en Economía Política. Profesor del Instituto de las Américas de la
Universidad de Londres, Reino Unido.
2 Karl Polanyi desarrolló estos conceptos en La Gran Transformación, publicado originalmente en inglés en 1944.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
del Estado y la defensa o creación de formas de organización basadas en los principios
de reciprocidad o redistribución. Podemos llamar al primer lado del movimiento do-
ble ‘mercantilización’ y al segundo ‘demercantilización’. Fuerzas sociales, políticas y
económicas se movilizan detrás de los dos lados y el capitalismo evoluciona a través de
este proceso dialéctico.
Averiguo la reforma agraria ecuatoriana desde esta perspectiva, proponiendo que los
dos lados del movimiento doble fueron evidentes en el proceso desde los años 1960.
Es decir, la reforma promovía la mercantilización y la desmercantilización de la tierra
al mismo tiempo.
0HUFDQFtD¿FWLFLD
El segundo concepto es la ‘mercancía ficticia’. Polanyi llamó a la tierra una mercan-
cía ficticia porque no es fabricada para vender en los mercados y es un componente
primordial de la vida y la naturaleza. Tres dimensiones del concepto son importantes
para mis investigaciones.
Primero, las características fundamentales de la tierra significan que la ésta no funcio-
na como si fuera una mercancía real. Por lo tanto, los mercados de la tierra exhiben
algunas peculiaridades. Lo más obvio es que la oferta de la tierra es fija, así que los
mercados de la tierra no pueden acomodar aumentos en la demanda. El complejo en-
lace entre humanos y sus hábitats y los roles no económicos que la tierra lleva a cabo,
traen más complicaciones. En suma, la tierra no es una mercancía que simplemente
responde a cambios en la oferta y la demanda del mercado.
Segundo, el concepto sugiere diferentes perspectivas acerca de la tierra surgen cuando
el capitalismo evoluciona, con algunos tratando la tierra como una mercancía y otros
entendiéndola como un recurso que lleva a cabo roles económicos y no económicos
(culturales, espirituales etc.). Ocurren conflictos cuando diferentes actores intentan
imponer su perspectiva de la tierra en el Estado.
Tercero, debido a la característica ficticia de la tierra como una mercancía, el Estado
realiza un papel importante en la creación y regulación de mercados de tierra. Se ne-
cesita el poder del Estado para desmontar leyes, políticas e instituciones que impiden
o restringen el desarrollo de los mercados. Después de que los mercados de tierra son
establecidos, el Estado tiene que intervenir en ellos. Las luchas surgen cuando los ac-
tores sociales y políticos se disputan el alcance y la forma de las regulaciones estatales.
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REFORMA AGRARIA A PESAR DEL ESTADO: LAS LUCHAS INDÍGENAS POR LA TIERRA EN LA SIERRA ECUATORIANA
/DVOXFKDVLQGtJHQDVSRUODWLHUUDGXUDQWHODpSRFDGHODUHIRUPDDJUDULD
De Polanyi yo tomo la idea del control social y político de la tierra. Es decir, la necesi-
dad de establecer o mantener mecanismos que limiten, regulen o eliminen los merca-
dos de tierra en la economía rural.
Las familias, comunidades y movimientos indígenas de la sierra ecuatoriana intenta-
ron incrementar el control social y político de la tierra en el siglo XX de tres maneras
principales.
La primera estaba vinculada al carácter y diseño de la reforma agraria. Desde los años
60 hasta los años 90, movimientos indígenas exigieron cambios radicales a las leyes,
políticas e instituciones de la reforma agraria. Los objetivos principales de estas pro-
puestas eran incrementar la redistribución y regulación de la tierra y crear espacios
para la representación indígena y campesina dentro de los institutos de la reforma
agraria.
La segunda estaba conectada a la implementación de la reforma agraria. Es decir, las fa-
milias, comunidades y movimientos indígenas presionaban al estado para ejecutar las
leyes y políticas existentes durante todo el proceso – o especialmente desde los años 70.
La tercera estaba relacionada con los mercados de la tierra. Las familias y comunida-
des indígenas se movilizaron para obtener tierras a través del mercado. Esta lucha fue
necesaria porque la reforma agraria estimuló la mercantilización de la tierra, por un
lado; y proporcionó oportunidades limitadas para adquirir la tierra, por el otro. Esta
dimensión parece paradójica de la perspectiva de Polanyi, pero la participación indíge-
na en los mercados de tierra disminuyó en lugar de aumentar el alcance del mercado.
Después de comprarla generalmente la tierra se quedaba dentro la familia o comuni-
dad. No era vendida en el mercado como una mercancía.
El objetivo principal de los últimos dos aspectos del proceso, era mantener o mejorar
el acceso a la tierra tanto en el nivel de la familia, como en el nivel de la comunidad.
Por lo tanto los pueblos indígenas intentaron incrementar el control de la tierra en el
nivel local y nacional al mismo tiempo.
Entonces, lo que pasó desde los años 60 no solo era una lucha por la tierra, sino tam-
bién una lucha por la concepción de la misma. Es decir, las familias, comunidades y
movimientos indígenas no solo intentaron obtener la tierra, sino también cambiar
como el Estado y la sociedad comprendía la tierra.
El Estado nunca respondía a las demandas indígenas y campesinas de transformar las
leyes y políticas de la reforma agraria ni demostraba ningún afán en hacerla efectiva.
Por lo tanto, la organización y movilización colectiva de las familias y comunidades
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
indígenas eran necesarias para implementarla desde abajo. Según mis cálculos solo
aproximadamente el 12% de la superficie agrícola de la sierra ecuatoriana fue afectada
por la reforma agraria.3 Sin embargo, las familias y comunidades indígenas hicieron
avances importantes en muchos lugares y el impacto de la reforma agraria habría sido
mucho menor si las familias y comunidades indígenas no hubieran presionado cons-
tantemente al estado. Esto fue la reforma agraria, a pesar del Estado.
Conclusiones
En este pequeño texto he propuesto que podemos entender las luchas indígenas por la
tierra de las últimas décadas del siglo veinte como el intento el incrementar el control
social y político de la tierra frente de la mercantilización de tierra.
¿Cómo las luchas por la tierra históricas nos ayudan entender los conflictos actuales?
La lección principal es que el Estado ecuatoriano jamás respondía a los demandas
de los movimientos indígenas y campesinas. La presión de las familias, comunidades
y movimientos indígenas eran necesarios para implementar la reforma agraria en la
sierra ecuatoriana.
Es una lección importante para los conflictos presentes en América Latina: la historia
sugiere que nada cambia sin presión sostenida y colectiva desde abajo.
3 Yo uso la superficie agrícola de la sierra ecuatoriana del Censo Nacional Agropecuario 2000.
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LA SOBERANÍA ALIMENTARIA Y EL BUEN VIVIR
/RXUGHV+XDQFD1
EN primer lugar quiero iniciar la presentación trasmitiendo el saludo la Federación
Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas y Asalariadas del Perú (FEN-
MUCARINAP). Enseguida señalar que en nuestra organización nos sentimos conten-
tas, vivas y con ganas de seguir luchando; por eso los animo a acompañarme con unas
vivas: “Que viva América Latina, que viva el mundo”, y ahora preguntarnos y ¿por qué
va a vivir? y ¿para qué va a vivir?
1 Presidenta. Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas y Asalariadas del Perú.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Como organización, que agrupa a casi 126,000 mujeres de diferentes regiones del
Perú, cuando nos invita la Universidad decíamos “madre mía” vamos a ver que de-
cimos. Porque cuando hablamos de la tierra para los pueblos originarios, nuestros
pueblos indígenas, hablamos de la tierra como el territorio pero sin desligarse de sus
otros componentes: el agua, la semilla, la luz y todo lo que nos dá la Pachamama;
pero siempre con la organización, tampoco puede desligarse de ella; y no hablamos de
cualquier organización, sino de aquella que es luchadora, que tiene una historia y hace
historia; porque nosotras venimos luchando años tras años, más de 500 años y por
qué, para vivir en paz en nuestras tierras y en nuestro territorio.
Por eso, cuando nuestro compañero Milton habla de las luchas, cuando nuestro com-
pañero de Brasil se refiere también a esas luchas, nos hacen recordar que la lucha
no solamente es de los varones, la lucha es de las mujeres y con mucha más razón de
nosotras las mujeres; porque somos las que afrontamos y enfrentamos en la casa, en
las comunidades, en la vida diaria. En las diferentes luchas: Conga, Baguazo, Moque-
guazo, Andahuaylazo, etc, las mujeres están, estamos presentes, con los hijos e hijas, y
no solo preparando la olla común, también damos el pecho y el cuerpo para defender
nuestra tierra, porque si nos quitan las tierras, si nos quitan el agua, si no quitan las se-
millas, ¿podríamos vivir?. No podríamos vivir; porque los campesinos, las campesinas,
los productores y productoras luchamos por la soberanía alimentaria, luchamos para
poder seguir dando alimento a los pueblos; y sin embargo por ser indígenas nos quie-
ren minimizar, porque somos un peligro para esa política neoliberal, que nos viene a
destrozar porque en su mirada solo ve “ganancia, ganancia y más ganancia”. Mientras
que nosotros pensamos en una agricultura verde.
La lucha no es solo de Perú, es también en Bolivia, Ecuador, Venezuela y en muchos
países hermanos. Pero nos quieren minimizar; por poner un ejemplo “acasito” en
Bolivia, donde su Presidente Evo Morales nos dice que va a expulsar a las ONG y a
las organizaciones que luchan y que impiden el desarrollo con esas grandes empresas
transnacionales; y decíamos que él era nuestro aliado, que decir ahora con una noticia
como esa. Y aquí en nuestro país, qué decir de Ollanta Humala, de un Presidente que
gobierna para las grandes empresas, para los grandes capitales. Estamos iguales enton-
ces, porque también está atacando con fuerza a las aliadas y aliados, a las instituciones
que venimos forjando la unidad entre campo y ciudad para defender la tierra.
84 |
LA SOBERANÍA ALIMENTARIA Y EL BUEN VIVIR
articular en la unidad; todos sabemos, los leídos y los no leídos la situación en América
Latina y en el Caribe, no nos la van a contar.
Estamos presentes para conversar sobre ¿qué debemos hacer?, para encontrar respues-
tas, desde nuestros ancestros, nuestras abuelas y nuestros abuelos; aquí en nuestro país
Hugo Blanco y otros, y organizaciones como la Confederación Campesina del Perú
(CCP), la Confederación Nacional Agraria (CNA) y otras organizaciones, donde se
luchó por una Reforma agraria que se consiguió, pero que hay que aprender a analizar.
Porque se luchó contra “los grandes” que tenían tierras y nos tenían como esclavos,
pero no hemos luchado contra el capitalista. Hoy nos toca luchar, nos toca analizar,
y nos toca decidir si solo los campesinos, los indígenas debemos luchar solos o es que
tenemos que articular la unidad entre campo y ciudad y, si además debemos sacarnos
de nuestra cabeza el machismo, el patriarcalismo y el sexismo; sacarnos de la cabeza
de que las mujeres sirven para la olla común “alli, sí vamos”, pero cuando hay que
negociar y dialogar solo hablan los machos, “ellos son y ustedes vayan a servir”; eso
no, aquí estoy de pie y en defensa de las mujeres, pero también de nuestros hijos, de
nuestras hijas.
Y porque lo venimos a decir aquí en esta Universidad, porque aquí tenemos hijos e
hijas que vienen desde las provincias. Queremos articular también la sabiduría, que-
remos que nuestros hijos e hijas de nuestros pueblos valoren de donde vienen los
productos, como es que la tierra produce, de eso sabemos y que escuchen docentes,
compañeras, ingenieros, profesoras, gente reconocida, etc. que siempre están aquí,
por eso les decimos ¡Hagamos la unidad!. A nosotras las campesinas nos cuesta leer,
porque nos dedicamos a sembrar para alimentar a nuestros hijos e hijas, pero también
estamos “mamando” libro tras libro para poder entender y apoyarlos con las tareas.
Pero sabemos que no solo eso debemos aprender; entendemos también como los “pa-
dres de la Patria” tanto en el Perú como en otros países se eligen para estar a favor de
los pueblos y al nosotros, pero sucede todo lo contrario pues lo primero que hacen es
“echarse, arrodillarse”. Por eso pensamos que las mujeres debemos seguir estudiando,
necesitamos escuelas políticas permanentes para desarrollar la capacidad ideológica y
analizar con pinzas recuperando memoria de lo que fue para nuestro país el Apra o el
Fujimorismo. Para esto necesitamos profesionales con posición, requerimos también
forjar esta unidad en la educación, pero una educación crítica, por ejemplo las y los
periodistas ¿con quién están?.
Otra reflexión que hago en voz alta, es que cuando salimos a las calles, nuestras luchas
son reprimidas, somos considerados terroristas, violentistas; se legislan medidas repre-
sivas y no solo aquí, en otros países también. Nos quieren callar, nos matan a balazos,
nos golpean con pedrazos, nos quieren amilanar. Por eso venimos a decir esto aquí
a la Universidad, a enseñar también, porque nosotras tenemos la Universidad de la
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
vida, el doctorado en la calle, la maestría en la cárcel seguimos aprendiendo y no nos
rendimos en las luchas. Venimos a pedir que se sumen, porque un pueblo educado es
mejor, porque no podemos permitir que más mujeres se queden sin estudiar, que nos
no tiemble la mano para que las mujeres sigamos luchando por nuestra tierra, en el
campo, en la ciudad; los jóvenes y las mujeres, la juventud acumulada, pero con prin-
cipios y convicción, y sin olvidar lo que nuestros abuelos y abuelas nos han enseñado.
No olvidar que el capitalista imperialista nos está matando con sus agroquímicos y
afectando nuestra salud en muchas formas. A seguir avanzando y forjando unidad
desde abajo. A seguir sumando y ser más quienes luchan; que las y los jóvenes univer-
sitarios se sumen también. Hagamos una jornada de lucha internacional.
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LA LUCHA POR LA TIERRA EN EL ECUADOR Y LOS LÍMITES DE
LA REVOLUCIÓN CIUDADANA
0LFKHO/DIRUJH1
8QDFRQFHQWUDFLyQGHODWLHUUDKHUHGDGDGHODKLVWRULD
Los datos de inequidad en el acceso a las tierras en el Ecuador son bastante conocidos,
y han sido analizados en diferentes publicaciones (Brassel y otros, 2008), (Hidalgo y
Laforge, 2011), aunque no han podido ser vueltos a verificar desde el Censo Agrope-
cuario de 2000.
Esta situación de inequidad se da pese a que en el Ecuador hubo dos olas de Reforma
Agraria, en 1964, y luego en 1973, que intentaron enfrentar el sistema latifundista de
apropiación de la tierra y de producción que se había instalado progresivamente con
la colonización y posteriormente en el período republicano, despojando a las comuni-
dades indígenas de sus tierras.
de las partes bajas: según Gondard y Mazurek, la colonización alcanzó siete veces más
tierra (esto es 6,36 millones de hectáreas o 23% del territorio nacional) que la redistri-
bución de tierras en los procesos de reforma agraria (que alcanzaron 900 000 has, es
decir, el 3,4% de la superficie del país).
Pese a estas deficiencias, el acceso a la tierra para pequeños campesinos e indígenas
pudo significar un cambio favorable en un primer momento para miles de familias.
Sin embargo, los procesos de reconcentración de las tierras, donde capitalistas compra-
ron poco a poco tierras colindantes, reconstituyendo grandes propiedades, y además
el fraccionamiento de los predios por herencia, han reconfigurado en 50 años un
panorama de polarización de la tenencia.
La primera consecuencia de las reformas agrarias de los años 60 y 70, a través de la co-
lonización de zonas boscosas, fue la deforestación; el mecanismo mismo de titulación
puesto en marcha por el IERAC de aquella época incentivó la deforestación, ya que,
para poder reclamar el dominio de un lote, era necesario poder demostrar que estaba
“trabajado”, es decir, deforestado en una proporción mínima.
Por otro lado, la inequidad en el acceso a la tierra, en el caso de los propietarios de mi-
nifundios, que muchas veces tampoco tienen acceso a agua de riego, es la explicación
de una baja productividad de muy pequeñas parcelas; no solamente porque los pro-
pietarios no tienen el capital para invertir en tecnología (por ejemplo, en tecnología
de riego, o en invernaderos), sino que tampoco tienen riego y, dados los bajos rendi-
mientos de sus lotes, invierten el grueso de su mano de obra en actividades más remu-
neradoras (por ejemplo, trabajando como albañiles, como cuidadores, etc). La falta de
tierra es también una de las causas del avance de la frontera agrícola por encima de sus
límites tradicionales en las tierras altas; el fenómeno de calentamiento global parece
incentivar a la puesta en cultivo de antiguos pastizales.
Por otra parte, una parte no definida de las grandes propiedades es cultivada proba-
blemente por debajo de sus capacidades productivas, ya que el interés de los grandes
propietarios no es rentabilizar el ingreso por activo, sino el ingreso por hectárea, lo que
lleva a actividades productivas extensivas (Chauveau, in Brassel et al, 2008).
Finalmente, la redistribución de tierras en las reformas agrarias en el Ecuador no con-
templaron mecanismos que impidan la reconcentración o la fragmentación: al dejar el
control de la propiedad sobre la tierra solamente al mercado, éste favorece la reconcen-
tración, porque el propietario con más tierra en general dispone de más capital para
poder comprar nuevas tierras. Es decir, que los mecanismos “naturales” de mercado de
tierras no permiten ni permitirán solucionar el problema de la inequidad de la tierra,
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LA LUCHA POR LA TIERRA EN EL ECUADOR Y LOS LÍMITES DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA
sino que la agudizan. Solo una intervención decidida del Estado pudiera cambiar este
problema estructural.
Desde su llegada al poder, el año 2007, el nuevo gobierno del presidente Rafael Correa
impulsó el tema de la tierra, en particular a través del slogan de la “revolución agraria”.
Como parte de un esfuerzo por concretar este discurso, en marzo del 2010, el Ministe-
rio de Agricultura aprobó un “Plan Tierras” para redistribución de tierras controladas
por el Estado. Además, en julio de 2010 se creó la Subsecretaria de Tierras y Reforma
Agraria en el MAGAP, que debía ejecutar el Plan Tierras. Este plan, desde su creación
hasta marzo 2013 ha adjudicado un total de 20500 ha, que han beneficiado a 4020
familias campesinas3, lo cual es muy insuficiente, si se toman en cuenta las necesidades
de las 500 000 familias campesinas que existen en el Ecuador.
Por otro lado, es comúnmente aceptado en el Ecuador que un cambio radical en la
tenencia de la tierra pasa por un cambio en la legislación, y por lo mismo la Consti-
tución del 2008, corroborada por la Ley Orgánica de Soberanía Alimentaria de 2009,
anunciaban nuevos mecanismos de control del latifundismo, que debían sancionarse
lógicamente en una nueva Ley de Tierras.
Es en este contexto que la Conferencia Nacional e Intercultural por la Soberanía Ali-
mentaria (COPISA), como parte del mandato que le dictaba la Ley Orgánica de Sobe-
ranía Alimentaria, decidió empezar la preparación de una Ley de Tierras y Territorios.
Esta ley fue retomada por las organizaciones de representatividad histórica del sector
campesino, agrupadas en la Red Agraria (conformada por CNC–EA, FENOCIN,
CORMONLIT y FENACLE), quienes recolectaron 44 000 firmas para presentar, en
marzo de 2012, esta propuesta por iniciativa ciudadana en la Asamblea Legislativa. Sin
embargo, esta ley no fue discutida en la asamblea, ya que se presentaron casi simultá-
neamente cuatro otras iniciativas legislativas, lo que permitió justificar una lentitud en
el tratamiento de la ley. No es sino hasta octubre de 2014, en una nueva legislatura,
que se aprobó en la asamblea un nuevo proyecto de Ley de Tierras Rurales y Territorios
Ancestrales que fue socializado en algunos talleres en las grandes ciudades del país. En
diciembre 2014 la Comisión aprobó el informe para primer debate de la propuesta
de ley, el cual recomienda llevar a cabo una consulta prelegislativa entre los pueblos y
nacionalidades ancestrales, ya que la ley está relacionada con sus derechos colectivos.
Sin embargo, la propuesta de ley presentada se aparenta más a una herramienta de
gestión de tierras, más proclive a un ordenamiento territorial, que a una ley con me-
canismos claros que propicien la redistribución. En este sentido, no se recuperaron
3 SENPLADES, SETEP. Estrategia Nacional para la Igualdad y la Erradicación de la Pobreza, 2014.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Si bien existen algunos temas novedosos en la propuesta, como la inclusión de los de-
rechos colectivos y de los territorios indígenas, o la mención de la agricultura familiar
y de algunas herramientas de control del mercado de tierras, uno de los problemas
más grandes de esta propuesta de ley es que deja la definición de algunos de los temas
más importantes (como la definición del tamaño mínimo y el tamaño máximo de la
propiedad) para su posterior reglamento, lo cual impide discutir el alcance de los me-
canismos propuestos.
+LSyWHVLVSDUDH[SOLFDUORVSRFRVDYDQFHVHQPDWHULDDJUDULDHQHO(FXDGRUGH
la Revolución Ciudadana
Como se puede ver, pese a discursos a veces muy decididos, los avances en materia
agraria en el Ecuador han sido bastante limitados: la falta de una nueva ley de tierras
representa por sí sola uno de los síntomas más evidentes. Esbozamos aquí algunas
explicaciones de porqué no han habido avances más decididos.
Es posible que una de las primeras razones para el avance limitado de la revolución
agraria es la estructura de poder que subyace las relaciones productivas actuales en el
Ecuador. Las exportaciones no petroleras principales siguen siendo agroexportaciones
(como el banano y el camarón), con una estructura productiva basada en grandes pro-
piedades o plantaciones, que no tiene ningún interés en ver procesos redistributivos
ponerse en marcha, ya que éstos pudieran tarde o temprano afectar sus modos de pro-
ducción. Estas empresas agroexportadoras, en relación con negocios agroindustriales,
forman una estructura de poder en el campo que influencia la política agraria actual
del país, a través especialmente del discurso de Cambio de Matriz Productiva.
Por otro lado, está la debilidad de las organizaciones campesinas e indígenas represen-
tativas de los productores agropecuarios y de los habitantes rurales de manera más ge-
neral: el sector indígena sigue debilitado después de una confrontación larga con este
gobierno, y el sector campesino está debilitado por su dificultad en encontrar un cami-
no intermedio entre la oposición y el respaldo incondicional a medidas impopulares.
Sin embargo, es posible que también existan razones más relacionadas con el rol ac-
tual de la agricultura en la economía rural campesina: con un acceso muy limitado a
tierra, poco o inexistente acceso a riego, una comercialización de la producción donde
el valor agregado es acaparado por los intermediarios, y poco acceso efectivo a crédito,
la actividad agropecuaria es vista como muy poco rentable. Las posibilidades de la
emigración4, que en los años 2000 fue azuzada por los problemas económicos fuertes
4 Se estima que 2 millones de ecuatorianos, de una población total de 15 millones, viven en el exterior.
90 |
LA LUCHA POR LA TIERRA EN EL ECUADOR Y LOS LÍMITES DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA
que culminaron en la dolarización de la economía, parecen mucho más interesantes;
actualmente se observa en las áreas rurales ecuatorianas un envejecimiento de la po-
blación rural, con un bajo nivel de remplazo de la población mayor por sectores más
jóvenes.
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La evolución del debate sobre la Ley de Tierras en el Ecuador anuncia una limitada
capacidad de poder cambiar la situación de inequidad de la tierra en el Ecuador a
corto plazo.
Sin embargo, la acumulación de contradicciones entre un discurso “revolucionario”
y una práctica de inmovilidad casi total en este tema, podrían generar a la postre una
de las mayores dificultades con su electorado para el actual partido de gobierno, espe-
cialmente en los ámbitos rurales. La tierra sigue siendo un tema de actualidad en el
Ecuador del siglo XXI.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Brassel, Herrera Y Laforge (2008). ¿Reforma Agraria en el Ecuador?: viejos temas, nuevos
argumentos. SIPAE. Quito, Ecuador.
FEPP. El costo de la tierra: ¿pueden los fondos para la adquisición de tierras ser útiles a los
pobres? FEPP–ILC–FIDA. Quito, 2005.
Pierre Gondard y Hubert Mazurek. 30 años de Reforma Agraria y Colonización en
el Ecuador (1964–1994): dinámicas espaciales, Estudios de Geografía, Vol. 10,
CEN, CGE, IRD, PUCE 2001, pp. 15–40.
Hidalgo, Laforge (Eds.) (2011). Tierra Urgente. SIPAE. Quito, Ecuador
Magap. III Censo Nacional Agropecuario.
Senplades, Setep. Estrategia Nacional para la Igualdad y la Erradicación de la Pobreza. 2014.
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REFORMA AGRARIA EN VENEZUELA (1999–2015)
$QGUpV2WiOYDUR1
Desde su historia como país independiente a partir de 1830, Venezuela ha enfrentado
una pesada herencia colonial: el latifundio. Bajo la colonia, a través de las modalidades
de la hacienda (destinada, por lo general, a rubros agrícolas como cacao y café) y el
hato (concentrado en la ganadería), las élites coloniales perpetuaron su poder material
y simbólico a través de esta estructura productiva. La esclavitud era necesaria para
desarrollar el latifundio; por tanto, éste solo puede ser entendido como estructura de
terror y violencia.
En el marco de la Revolución Bolivariana, iniciada en 1999 con la llegada de Hugo Chá-
vez al poder, se puso en marcha un proceso de reforma agraria y de “lucha contra el
latifundio”. El principio de la “seguridad alimentaria”, consignado en la Constitución
de 1999, acompaña esta iniciativa. En 2001 fue aprobada la Ley de Tierras y Desarrollo
Agrario que contiene el objetivo público de erradicar el latifundio (visto como “con-
trario al interés social”), lo cual provocó especial malestar en las tradicionales élites
económicas. Diferentes grupos opositores promovieron un golpe de Estado frustrado
contra Hugo Chávez en abril de 2002.
La actual polarización venezolana se caracteriza también por un comprometido mo-
vimiento campesino dispuesto a luchar por, ocupar y trabajar la tierra. La organiza-
ción campesina más destacada y con mayor número de militantes es el Frente Nacional
Campesino Ezequiel Zamora –FNCEZ (también conocida como Corriente Revolucionaria
Bolívar y Zamora). Entre 2003 y 2012, aproximadamente 6 millones de hectáreas han
sido rescatadas y distribuidas legalmente, dentro de un territorio nacional con cerca
de 30 millones de hectáreas aptas para la agricultura y un área total de 91 millones de
hectáreas. Este proceso ha experimentado altibajos y vulnerabilidades de todo tipo.
0LVLyQ=DPRUD\)XQGR³&DPSDxD$GPLUDEOH´
Uno de los principales mecanismos de justicia redistributiva ha sido la Misión Zamora
desde 2005. Este programa debe su nombre a Ezequiel Zamora (1817–1860), también
llamado “General del Pueblo Soberano”, quien jugó un papel preponderante durante
la “Guerra Federal” entre 1859 y 1863. En este sentido, Zamora es un poderoso sím-
bolo de lucha campesina y antioligárquica. El objetivo de esta misión es la creación de
“fundos zamoranos”: unidades territoriales socio–económicas que funcionan bajo el
modelo de cooperativas y cuyo fin es el fortalecimiento de la agricultura. Hoy existen
86 fundos en diferentes regiones de Venezuela sobre una superficie total de 415.505
hectáreas. Su objetivo es fortalecer la agricultura local/familiar sostenible y promover
la seguridad alimentaria. Es así como a través de los fundos se busca intensificar la
redistribución de tierras, la eliminación del latifundio y fortalecer la economía rural–
familiar.
En el marco de mis investigaciones de doctorado, tuve la oportunidad de realizar un
estudio etnográfico en el año 2011 en el fundo “Campaña Admirable”, ubicado al sur
del Lago de Maracaibo en el Estado de Mérida. Esta región reviste una importancia
histórica particular ya que tradicionalmente ha sido una zona de conflicto (Región
Xuruara) en donde convergen los intereses en disputa de terratenientes, comunidades
indígenas (Bari y Wayú) y distintos actores locales y estatales, así como inmigrantes
colombianos.
Fuertes inundaciones a comienzos de 2011 dejaron miles de damnificados en Vene-
zuela. Hugo Chávez hizo un llamado entonces a arreciar la lucha contra el latifundio
en la region Xuruara con el objetivo de repartir tierras entre las víctimas del desastre
natural. El objetivo de mi estudio de campo fue analizar el día a día en el fundo
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REFORMA AGRARIA EN VENEZUELA (1999-2015)
Campaña Admirable, el estado de su producción agrícola y la historia del comité de
tierras de Cajaseca que condujo a su creación en 2003 con base en su lucha contra el
“latifundismo ilegal”.
Las conclusiones de este estudio de campo en 2011 se pueden resumir de la siguiente
manera. Pudo observarse una dramática ausencia de una cultura productiva agraria
y la persistencia de vicios de la tradicional cultura política venezolana en una escala
micro–local: corrupción, ineficiencia, individualismo, sectarismo, nepotismo, cliente-
lismo y personalismo. No había en 2011 una producción agrícola sostenible y estable
en el fundo, pese a la fertilidad del terreno, sus ocho años de existencia y las subven-
ciones del Estado en términos de maquinaria, semillas y acompañamiento técnico. Sin
embargo, existía una actitud por parte de algunos miembros del fundo de negación de
los conflictos. Ello demostraba una “fetichización de la armonía” bajo el lema “todo
va bien, todo va a estar bien”.
Desde su fundación, la cooperativa había sido extremadamente dependiente de los
elevados préstamos del gobierno. La deuda de la cooperativa en 2011 ascendía a
2.500.000 Bolívares Fuertes (aproximadamente: 500.000 Dólares). El peligro que se
corre es continuar reforzando la cultura/mentalidad rentista petrolera, característica
fundamental de la historia venezolana del siglo XX. Este círculo vicioso impide la di-
versificación de la economía y la autonomía del campesinado.
Se constataron además problemas de gestión en la cooperativa. De los 3 órganos forma-
les (administración, auditoría y educación) solo funcionaba realmente el administra-
tivo y con problemas de nepotismo. Los diferentes cargos de dirección (coordinación,
secretaría y tesorería) estaban ocupados por una misma persona (la coordinadora) y
sus familiares.
La reducción del número de miembros de la cooperativa era también preocupante (de
23 miembros iniciales a 9 miembros en 2011). Había diversas razones para ello: Algu-
nos miembros fueron excluidos legalmente por ausencia en las reuniones de la coope-
rativa. Sin embargo, otros tenían razones personales como la falta de planificación y
solidaridad en el fundo. Era un secreto a voces que el fundo adolecía de ineficiencia,
despilfarro y negligencia de algunos miembros. Se planteaba entonces un dilema: “A
cada cual según sus necesidades y/o a cada uno según su productividad”. Ello pone de
presente el debate sobre solidaridad frente al rendimiento individual (Ellner, 2009).
Algunos querían conseguir más a través de más trabajo, defendían la igualdad de opor-
tunidades en lugar del igualitarismo.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Adicionalmente, existían en el fundo deficiencias en el campo de la educación y la
formación técnica. El órgano educativo en la cooperativa no funcionaba, lo cual de-
notaba una debilidad concreta del principio constitucional que fomenta el derecho
a “una educación integral, de calidad, permanente [...]” (art. 103). Las Misiones Ro-
binson y Rivas (programas de alfabetización y educación primaria) funcionaron en el
fundo hasta 2010 pues el maestro (facilitador) tuvo que marcharse; en 2011 aún no
había llegado un reemplazo.
Antes de 2011, los cooperativistas tenían una televisión y una pequeña biblioteca, con
material brindado por el Ministerio de Comunicación e Información), en el lugar
de encuentro de la comunidad (el “Galpón”). En 2011 ambas herramientas habían
desaparecido.
También pudo observarse el desarrollo de una política social de vivienda en el fundo.
En este sentido había varios proyectos en curso: Misión Hábitat, Misión Vivienda-
Venezuela y Misión 13 de Abril (construcción de comunas). En marzo de 2011, siete
nuevas viviendas debían haberse construido en el fundo. Sin embargo, debido a la
ausencia de recursos, ello no pudo lograrse.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Alvárez, Víctor (2010). Hacia un nuevo modelo productivo. Caracas. Centro Internacional
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REFORMA AGRARIA EN VENEZUELA (1999-2015)
| 97
“TENEMOS MUCHO QUE DECIR, SIMPLEMENTE NADIE
ESCUCHA” LUCHANDO POR EL (RE)CONOCIMIENTO DE LAS Y
LOS NIÑOS (AS) MEDIANTE UN MAPEO PARTICIPATIVO
Katrin Singer1
Dentro de un proyecto (‘La demanda y la disponibilidad de agua de los glaciares tro-
picales en el Callejón de Huaylas, Perú’) (Neuburger et al. 2012) de la geografía y la
meteorología yo fui por nueve meses (mayo 2013 – enero 2014) a Huaraz. Mi papel
dentro de este proyecto es la investigación de las percepciones humanas sobre el retro-
ceso de los glaciares y cómo los campesinos tratan el cambio climático en la subcuenca
de Shallap (cerca de la ciudad Huaraz). ¿Cuáles son los efectos del cambio climático en
el cultivo, los efectos culturales e individuales? Desde una perspectiva de la geografía
social empecé a buscar respuestas destinadas a la pregunta principal del proyecto.
Las y los niños fueron durante mi estancia de nueve meses las personas de contacto
más importantes. Ellas y ellos me ayudaban a entender un poco más el conocimiento
andino, ellos traducían no solamente del español al quechua y viceversa, sino también
entre distintas epistemologías. Sin embargo, mi idea inicial fue la siguiente: trabajar
con las y los niños me ayuda a crear confianza con los adultos. Con las y los adul-
tos quería trabajar finalmente para encontrar informaciones sobre el retroceso de los
glaciares y los efectos en el uso del agua. Pensaba que solamente ellos tienen conoci-
mientos valiosos y solo hablar con ellos sería útil para mi trabajo científico; pero yo
utilizaba a las y los niños para lograr mis objetivos. Para esta forma de discriminación
adulta hay una palabra: adultismo. El adultismo “considera que los\las jóvenes son
1 Geógrafa. Candidata a PhD en Geografía sobre conocimientos de cambio climático en los Andes, por la Uni-
versidad de Hamburgo, Alemania.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
menos importantes e incluso inferiores a los adultos. Ni siquiera se confía en que se
desarrollen correctamente, así que se les debe enseñar, disciplinar, castigar y guiar en el
mundo de los adultos” (Bell 1988: 71). La Unicef da otra definición: “En estas relacio-
nes desiguales entre adultos y adolescentes está presente el adultismo. Este concepto
se refiere a cualquier comportamiento, acción o lenguaje que limita o pone en duda
las capacidades de los adolescentes, por el solo hecho de tener menos años de vida.”
(Unicef 2013: 19). Esta crítica fundamental reclama una reflexión de la relación entre
niños y adultos. Son las geografías de las y los niños a un nivel individual lo que ofrece
conocimientos interesantes y valiosos a las y los adultos.
Al fin de mi tiempo en la cuenca de Shallap yo trabajaba mucho con las y los alumnos
(edad 10 a 12 años) de la escuela primaria, de tres distintos pueblos (dos en la cuenca
de Shallap y una en la Cordillera Negra cerca de la Mina Pierina). Trabajar con distin-
tos métodos cualitativos me ayudaba a entender la relación compleja de las y los niños
con su medio ambiente. Los métodos fueron entre otras excursiones dirigidas por
alumnas y alumnos, fotografía reflexiva, mapeo colectivo, dibujos, juegos, pequeños
diarios y el trabajo con leyendas andinas y sus visualizaciones en forma de cajas de
sombra.
Mediante los datos generados con las y los alumnos en las escuelas voy a estructurar
este artículo mediante tres preguntas:
3. ¿Hay formas de resistencia de las y los niños contra estas formas de ver y percibir el
mundo?
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Es imposible responder esta pregunta completamente desde la perspectiva de las y los
adultos europeos. Las y los adultos no pueden conocer a las y los niños completamen-
te, siempre va a quedarse un aspecto fuera del registro. Este aspecto es llenado por las
imaginaciones adultas construidas en una matriz de poder (Jones 2008: 195). Las his-
torias sobre infancia en general son historias contadas por adultas y adultos (en libros
infantiles, películas, dibujos animados, etcétera). Hacking (citado en Jones 2008:196)
habla en este sentido sobre la colonización de las y los niños por el sistema adulto. Las
relaciones de adolescentes con tiempo y espacio están determinada por adultos, por
ejemplo tiempos predeterminados de estudiar en la escuela, de levantarse, de dormir,
de comer, de jugar o lugares elegantes para jugar como parques infantiles (Singer &
Greth 2015: 13).
100 |
LUCHANDO POR EL (RE)CONOCIMENTO DE LAS Y LOS NIÑAS
La vida de las familias andinas en la cuenca está vinculada con el ciclo agrícola. Para-
lelamente la percepción de la agricultura y del tiempo como cíclico o más bien como
espiral es una parte importante de la cosmovisión andina. El ciclo de la vida (nacer,
crecer, florecer, morir y renacer), el ciclo del trabajo agrícola (arar, sembrar, brotar,
madurar y cosechar) y el ciclo hidrológico representan la base del orden en la cosmo-
logía andina (Boelens 2014: 243). Ser andino significa tener una relación equivalente
con la naturaleza sin privilegios especiales frente a la pachamama (Chumbiray Méndez
2012: 26). Las y los niños aprenden de sus padres jugando, en forma de imitación,
acompañan a las y los adultos a la chakra o van junto con los animales a los pastos.
Así aprenden el orden andino. El trabajo conjunto con la naturaleza se describe como
un encuentro de las y los niños (humanos) con su madre (pachamama) (Chumbiray
Méndez 2012: 27). Muchas y muchos universitarios y activistas políticos describen la
cosmovisión como ‘pan–andina’ que está basada en una armonía total entre el ser
humano y la naturaleza. Pero pocas comunidades contemporáneas de los Andes consi-
derarían solo un concepto sobre la naturaleza (Boelenes 2014: 243).
Las prácticas y rituales actuales no se pueden explicar únicamente por los marcos
pre–coloniales sino también como una herramienta discursiva en las negociaciones
de supremacía interpretativa. Las y los niños se enfrentan al desafío de moverse entre
estos mundos, el mundo andino con sus ciclos agrícolas y el mundo escolar, rural y
urbano que muchas veces son contradictorios. Las imaginaciones y expectativas acerca
de la infancia son distintas y no muy bien examinadas en estos mundos. Sin embargo,
se puede decir que todas estas imaginaciones influyen en la construcción continua de
las identidades de las y los niños. Y dependiendo de la situación actual (en la escuela,
en la familia, con amigas y amigos, con una investigadora) se hacen diferentes referen-
cias al sistema específico del saber.
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Durante mi trabajo de campo tenía entre otros un proyecto con alumnos del cuarto y
quinto grados de la escuela de Ichoca. El tema principal de nuestra investigación fue la
significación del agua para las y los niños. Un día fuimos todas y todos juntos, incluido
el profesor, a una excursión y las y los niños me mostraban sus lugares importantes en
relación con el agua. Las y los niños tenían una cámara desechable y la tarea de tomar
fotos de estos lugares. Una semana más tarde las y los alumnas hicieron un mapeo
de la excursión y marcaron con iconos en formas de gotas de agua los lugares impor-
tantes. Las gotas presentan mediante sus expresiones de la cara sentimientos felices,
tristes, enojados o sorprendidos (véase figura 1).
Adicionalmente, las y los alumnos pegaron al mapa las fotografías de la excursión con
una breve explicación. En total pegaban diez gotas y diez fotografías. Cinco fotografías
| 101
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
y explicaciones tenían una relación con la agricultura. Especialmente la multifuncio-
nalidad de las acequias para la irrigación de las chacras, para la alimentación de los
Figura 1: Mapa del pueblo de Ichoca con sus lugares del agua. Elaborado
por las y los alumnos de la escuela primaria de Ichoca
animales y para lavar la ropa fueron acentuadas. Sobre todo, las y los alumnos critica-
ron que la acequia estuviera sucia, maltratada y que mucha gente de Ichoca arrojara la
basura dentro de ella. En la explicación de otra fotografía las y los niños dijeron que la
gente de Ichoca toma el agua del Río Auqui (las y los niños nombraron el río como Río
de Ichoca) cuando no tienen agua entubada en la casa. Ellas y ellos son conscientes de
102 |
LUCHANDO POR EL (RE)CONOCIMENTO DE LAS Y LOS NIÑAS
que el agua está contaminada y es mala para la salud humana. Otra gota en el mapa
con una sonrisa remite a una fuente. Para las y los alumnos es una fuente mítica y el
agua de esa fuente tiene fuerzas curativas. La catarata cerca de la fuente es el lugar don-
de vive el Ichic Ollco, un hombre pequeño mítico que se presenta a la gente y que vive
en este lugar (esto las y los niños no lo marcaron en el mapa, pero durante la excursión
hablaron sobre el Ichic Ollco).
También fuimos a una capilla católica, dentro de la capilla había una cruz decorada
con flores de muchos colores. Este fue un lugar muy importante para las y los niños y
en el texto del mapa explican que usan la cruz para una fiesta. Durante la ceremonia
religiosa dan la bendición a la cruz. Las y los alumnos también tomaron una fotografía
del bosque de eucaliptos en Ichoca; junto con esta explicación: “El eucalipto necesita
mucha agua, más que otras plantas y la gente vive de la leña». Las y los alumnos en
esta descripción explican un conflicto básico: la población de la cuenca es depen-
diente del eucalipto y al mismo tiempo la planta necesita bastante agua para crecer.
Hay pocos árboles nativos porque la gente prefiere plantar el eucalipto en forma de
monocultivo. En estos ejemplos del mapeo de los lugares de agua es obvio que las y los
alumnos construyen la naturaleza en formas plurales. Las y los niños tienen percep-
ciones de la naturaleza que se definen como inventivas y permanentemente alterables.
Las relaciones socio–ambientales son mucho más complejas entre niños y naturaleza,
se construyeron por aspectos míticos, sustentables, emocionales, prácticos y técnicos.
La existencia del Ichic Ollco o de la fuente sagrada está basada en la sistema andino
donde leyendas, mitos y lugares sacrales tienen una importancia enorme para ordenar
y entender las relaciones socio–ambientales (Boelenes 2014, Gelles 2000).
Las perspectivas de las y los niños (quechua hablantes) están fuertemente discrimi-
nadas, trivializadas e ignoradas – también dentro de la ciencia. El proceso de mapeo
funciona en este sentido como una herramienta para poner en duda puntos de vista
dominantes y producciones del espacio y de la naturaleza. El método de mapeo colecti-
vo “(e)s un proceso de creación que subvierte el lugar de enunciación para desafiar los
relatos dominantes sobre los territorios, a partir de los saberes y experiencias cotidia-
nas de los participantes” (Risler & Ares 2013: 11). En este sentido el mapeo colectivo
es un trabajo colectivo de compartir conocimientos comunes. La reflexión sobre el es-
pacio por medio de la excursión guiada por las y los alumnos y la elaboración del mapa
en común abrió la posibilidad de trabajar juntos sin (re–)producir permanentemente
las jerarquías entre alumnos y adultos.
| 103
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
¢+D\ IRUPDV GH UHVLVWHQFLD FRQWUD HVWDV IRUPDV GLVWLQWDV GH YHU \ SHUFLELU HO
PXQGR"
Las formas de resistencia de las y los niños son múltiples y altamente creativas. Mover-
se en los distintos mundos familiares, municipales o escolares son resistencias diarias.
Todos estos mundos están estructurados por las y los adultos y las y los niños buscan
posibilidades de crear espacios intermedios. Estos espacios tienen su propia lógica y
son el producto de la interrelación de los mundos adultxs con las propias experiencias
y los espacios de las y los niños. Los mundos de las y los niños nos muestran que exis-
ten apropiaciones alternativas de la naturaleza y no solo hay una única apropiación
dominante.
Es importante contar estas historias distintas para hacer posible el entendimiento de la
naturaleza y la sociedad plural. Hablar el quechua, practicar con otros las costumbres
andinas, practicar varias relaciones con la naturaleza y la libertad de tener múltiples
identidades, son en la cuenca de Shallap las condiciones previas para escribir no solo
una historia (Adichie 2009) sobre relaciones socio–ambientales; sino sobre el racismo
contra la vida andina, contra el quechua, una educación escolar monolingual, una dis-
criminación de las comunidades andinas y su agricultura familiar, la superioridad de
las y los adultos que no escuchan las historias de las y los niños, son como un borrador
que elimina otras formas de ver y percibir no solo la naturaleza y el agua.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Adichie, Chimamanda Ngozi (2009). The danger of a singel story. <http://www.ted.
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Gelles, Paul (2000). Water and Power in Highland Peru. The Cultural Politics of Irri-
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104 |
LUCHANDO POR EL (RE)CONOCIMENTO DE LAS Y LOS NIÑAS
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En: Kieler –Geographische Schriften 123, p. 77–93.
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GeoRundMail_62.pdf, rev. 01.06.2015]
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CEF–04–SuperandoelAdultocentrismo.pdf, rev. 01.06.2015]
| 105
TERCERA PARTE:
Tierra y economía solidaria
PRESENTACIÓN
Esta parte esta dedicada a abordar la temática de las relaciones entre tierra y economía
solidaria. Esta orientada en términos generales por la pregunta: ¿Por qué es necesario
apostar por economías otras en las luchas sociales por la tierra?
Esta pregunta supone identificar y reconocer las actividades económico sociales ge-
neradas por cooperativas, pueblos originarios y comunidades campesinas, redes de
pequeños productores de comercio justo y agroecológicos, entre otras, que no respon-
den únicamente a la racionalidad del mercado capitalista. Y que exigen, por lo tanto,
visibilizar los rostros de la gente, de las familias, de mujeres y jóvenes, de ciudadanos y
ciudadanas, que incluyen en sus vidas, en más de un caso, valores trascendentes, más
allá del capital y el dinero.
Estas actividades además evidencian la necesidad incorporando en su desenvolvimien-
to y organización racionalidades, como la cooperación, la solidaridad o la reciproci-
dad, que no necesariamente, en este momento, son alternativas al capitalismo; pero a
la vez tampoco se reducen a su lógica, sustentada en el lucro desmedido y depredador
de la vida.
Estas actividades económico – sociales, que tienen imbricadas además relaciones cul-
turales, de poder, relaciones no instrumentales con la naturaleza, forman parte de
dinámicas económico – sociales locales y localizados en lugares donde se establecen
intercambios y relaciones que responden a patrones que siguen los parámetros impues-
tos en el marco del proceso de globalización; pero que no en todos los casos terminan
incorporadas, o se incorporan a las mismas, sino más bien son marginalizadas y ex-
cluidas.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Es pertinente también hacer visible que muchas de estas actividades económico – so-
ciales acontecen en territorios donde hoy se desenvuelven luchas sociales por bienes
fundamentales para la vida, como el agua, el aire, el suelo, y que vienen convirtiéndose
en economías de resistencia en el día a día para colectivos, organizaciones y comunida-
des, que hacen carne de las mismas.
Los trabajos que integran este eje muestran evidencias, reflexiones, análisis de casos y
experiencias; no constituyen planteamientos concluyentes o que buscan cerrar deba-
tes, todo lo contrario, pretenden más bien abrir la discusión. Son realizados por inves-
tigadoras e investigadores jóvenes, a la vez que activistas, trabajados con rigurosidad,
seriedad y compromiso; también figuran pesquisas realizadas por dirigentas y dirigen-
tes sociales entregados a la causa de sus organizaciones y movimientos, interesados en
compartir una lectura sobre su propia experiencia y en ir más allá del activismo diario,
al realizar un alto en su camino y reflexionar críticamente sobre su accionar.
Los trabajos identifican hitos, vivencias y experiencias de organizaciones de las econo-
mías sociales, solidarias, comunitarias; que evidencian como, desde su creación y en
los avatares de su acción económico social, es la fuerza de la organización, las familias,
la producción con lógicas comunitarias, el rescate y las prácticas ancestrales y su esfuer-
zo por mantenerse y defender sus territorios, las que fortalecen su autonomía.
Ponen en relieve nociones y teorías que no solo definen o conceptualizan, sino que
están imbricadas a prácticas, apuesta y propuestas de mujeres y hombres que desde sus
luchas y resistencias son: productoras y productores de alimentos, de cultura y conoci-
mientos, capaces y soberanos para no depender de actores externos para su promoción
y distribución, aliados del comercio justo, ciudadanos rurales, constructores de países
socialmente justos, democráticos, con igualdad y en armonía con la naturaleza.
Además que alertan como estas interacciones económico sociales cotidianas son po-
líticas y que pese a ser una herramienta en la constitución de formas de economía
solidaria, agroecológica y sostenible; están siendo amenazadas por políticas estatales
que las invisibiliza, oprime o ataca frontalmente.
110 |
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Queremos reconocer el entusiasmo de todas y todos los que aunaron esfuerzos y se su-
maron a esta publicación. El Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, tuvo
a su cargo esta parte, interesado en animar estas reflexiones en la universidad pública;
pero en diálogo con las y los actores de las economías otras. Por ello, presenta este eje
como fundamental en el marco de la reflexión sobre las luchas sociales por tierra en
América Latina.
| 111
LA EXPERIENCIA DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA MAYA VINIC
DE SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, MÉXICO
Reynaldo Arias1
La historia de Maya Vinic es una historia de esfuerzo colectivo, es el resultado y pro-
ceso de trabajar en paralelo día con día, de empatar objetivos entre los socios para
construir nuestras propias oportunidades y de mostrarle al mundo lo mejor de noso-
tros. Ha sido largo el camino y muchas las adversidades, pero siempre ha prevalecido
nuestro esfuerzo y empeño. Compañeros, a través de los resultados de la cooperativa
Maya Vinic quiero hablarles y demostrarles que el trabajo en conjunto, la organización
pero sobre todo la unión y solidaridad es el camino para sortear los retos que hoy
enfrentamos, para adaptarse a un mundo cada vez más cambiante y cuidar de lo más
importante, nuestras familias.
Nuestros hermanos indígenas en Chiapas, como otros pueblos del mundo han sido
objeto de un sin fin de injusticias y violaciones a sus derechos humanos por parte de
grupos paramilitares y distintos elementos, por ello en 1992 surge el primer esfuerzo
de unirse y luchar en un movimiento por una paz con justicia y dignidad. Así nace
la sociedad civil de “Las Abejas” nuestro primer cuerpo organizado para responder y
actuar de forma pacífica. Sin embargo, el 22 de diciembre de 1997 tiene lugar en la
tierra de Acteal una terrible masacre donde 45 de nuestros hermanos perdieron la
vida. Debido a los ataques que se generaron, más de 2,000 “Abejas”, incluyendo niños
y mujeres, tuvieron que huir de sus casas y establecerse en campamentos de refugio
como desplazados. Con la participación solidaria de nuestra gente y de algunos orga-
nismos se buscó la forma de salir adelante, de apoyar a las familias y de conseguir una
1 Presidente de la Sociedad Cooperativa Maya Vinic.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
digna calidad de vida. En el panorama se vio el abuso en los bajos precios de compra
del café de parte de los coyotes o intermediarios. Ante la grave situación económica
por la que atravesaban y por ser cafeticultores en su mayoría, se acordó formar una
Sociedad Cooperativa de Producción de Café que apoyará a los hermanos afectados
y buscará el recurso para el sustento de las familias, entonces el 30 de julio de 1999
nace Maya Vinic.
La nueva cooperativa se estableció para que en “Las Abejas” se fortaleciera la autono-
mía comunitaria, mejorando las condiciones de producción y comercialización de los
productos agrícolas, comenzando por el café. Desde el principio se vio la necesidad
de ofrecer un café de buena calidad, para que el cliente pague un precio justo por un
café trabajado por un campesino que lo sembró, cuidó y cosechó con empeño y dedica-
ción, fruto de su propio esfuerzo, de su familia y de sus hijos. Maya Vinic en la lengua
Tzotzil significa “Hombre Maya”, así el café se trabajaría de acuerdo con la cultura de
los antepasados, de manera orgánica, haciendo producir el cultivo sin deteriorar a la
Madre Tierra. Para ello realizaríamos actividades de educación y capacitación en técni-
cas agrícolas y economía solidaria. Con ello buscamos caminar hacia la paz y tener una
vida digna para nuestros hijos.
En este esfuerzo conjunto uno de los mejores frutos que hemos cosechado ha sido el
aprendizaje. Hemos aprendido muchas cosas a través de talleres y de relaciones bilate-
rales con organizaciones, sin embargo el aprendizaje no siempre viene de las mejores
114 |
LA EXPERIENCIA DE LA SOCIEDAD COOPERATIVA
experiencias. Así llega nuestra primera venta y la primera lección. En un comienzo se
logró reunir a más de 800 socios productores, no teníamos bodegas ni instalaciones,
usábamos los albergues y casas como almacén para el café. Entonces conocimos a una
persona que nos compraría el primer lote producido, decía que quería apoyar a la
organización y que incluso quería pagar a un precio más alto para ayudar a la causa.
Llego el día, se llenaron los costales, se cargaron los camiones y partió nuestro produc-
to, para desfortuna el pago jamás llegó y nunca expedimos contrato alguno con el que
pudiéramos reclamar. Muchos compañeros se desanimaron y otros tantos desistieron
de su participación en la cooperativa. A la actualidad sigue latente la deuda.
Con la moral un tanto decaída el cuerpo directivo decidió imprimir más energía para
levantarse de aquella caída y entonces se comenzó a buscar nuevos mercados para po-
sicionar nuestros productos. El curso del camino continuó y para ser competentes nos
interesamos en la producción orgánica, es cuando se empezó a buscar el intercambio
de experiencias con productores y organizaciones no gubernamentales para conocer,
dominar los métodos y técnicas para producir un buen café orgánico que no dañara
nuestra tierra.
Con el tiempo tuvimos el ingreso y la salida de algunos socios pero siempre se mantu-
vo la unidad e intacto nuestro ánimo de seguir adelante y con ese empeño en el 2002
se construye la primera planta para almacenar y limpiar el café oro. Posteriormente en
2004 se adquieren los instrumentos para comenzar a tostar y vender a nivel nacional.
Al siguiente año se traslado la división de tostado a San Cristóbal de las Casas para su
venta local, ahí conocimos a una persona de Japón que buscaba comprar un buen café
orgánico de calidad, nos proporcionó su apoyo y después contactó con el gobierno ja-
ponés para conseguir un recurso que posteriormente nos permitiría en 2014 construir
una planta con mejores instalaciones para trasladar ahí nuestras oficinas e instalar
nueva maquinaría de tostado que nos ha permitido mejorar nuestro proceso para
ofrecer a nuestros clientes un café de la mejor calidad.
Es así como hoy Dios me permite estar frente a ustedes compartiendo un poco de
esta experiencia, esta aventura que emprendimos siempre con el objetivo de levantar a
nuestra gente, de crear nuestras oportunidades para proporcionar el recurso necesario
que ayude a mantener a nuestras familias y a ofrecerles una buena vida.
En los planes de Maya Vinic esta el continuar con la integración de socios en nuestras
comunidades, es nuestra principal tarea ser agentes de cambio, dar cuenta de que solo
unidos y trabajando en conjunto es como podemos mejorar nuestras condiciones, que
juntos podemos cuidarnos unos de otros. Nos interesa diversificar las fuentes de ingre-
so, por ello tenemos un proyecto para cultivar y comercializar macadamia, la cual ya
estamos sembrando y aprendiendo las mejores técnicas para su producción. También
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Todavía debemos superar algunos retos, los coyotes e intermediarios no paran de aco-
sar a nuestros productores, abordan a la gente y buscan comprar sus productos a muy
bajos precios, desvalorando todo el trabajo que han realizado nuestros hermanos. Bus-
can de cualquier forma mermar nuestros esfuerzos, incluso impulsan una guerra de
precios, inflando el precio del café en comunidades para después desplomarlo y pagar
a su conveniencia.
El futuro de Maya Vinic esta puesto en las manos de todos quienes sumamos nuestro
trabajo, es tarea conjunta hacer crecer nuestro proyecto para beneficio de nuestras co-
munidades pero también queremos ser ejemplo para otros pueblos y otras regiones del
mundo de que se puede superar cualquier obstáculo en equipo, la unión hace la fuerza
y la defensa de nuestra tierra debe ser una tarea de todos. Juntos debemos y podemos
hacer la diferencia. Los pueblos de América Latina deben trabajar en conjunto para
hacer frente a los modelos económicos que están acabando con nuestros recursos, con
nuestra tierra que nos da de comer y que orillan a nuestra gente a la pobreza. Frente a
ustedes, compañeros, los invito hoy a sumar fuerzas, a mostrar solidaridad con todos
los pueblos latinoamericanos.
116 |
¿ECONOMÍAS SOLIDARIAS O ECONOMÍAS FAMILIARES? LA
EXPERIENCIA DE LA CONFEDERACIÓN NACIONAL AGRARIA1
Erika Quintanilla2\(OJD&KiYH]2
La reforma agraria significó para el Perú la transformación de la estructura de tenencia
y la propiedad de la tierra. Para realizarlo se debía anular el sistema de haciendas. El
paso inicial para la implementación de tal propósito no se pudo ejecutar por dos mo-
tivos. El primer motivo fue que la redistribución de tierras no se pudo aplicar porque
las medidas legales [antes de 1968] no lo permitían, constituyéndose la ejecución de
la Reforma Agraria como una medida inconstitucional. El segundo motivo fue que
desde 1899 no hubo una implementación previa de un cambio en las estructuras es-
tatales, por lo que el gobierno del general Velasco estuvo frente a un Estado con baja
capacidad. Ante estos motivos señalados, el Estado promulgó en 1969 el decreto ley
N°17716 que buscó la modificación del aparato estatal relacionado al agro. Esta ley
permitió que cerca de once millones de hectáreas fueron cedidas a las comunidades
campesinas y se crearon distintas organizaciones que velaron por hacer efectiva esta
transición de la propiedad agrícola.
La experiencia de la CNA ha puesto de manifiesto tres cosas. Primero, un prematuro
acercamiento de la organización al gobierno de Velazco a través de los altos cargos
que obtuvieron sus primeros dirigentes. Segundo, una de las primeras tensiones en
relación a un gobierno de turno se observa a partir de 1978, cuando la CNA se tornó
como frente de oposición al gobierno de Morales Bermúdez, quien dictaminó el D.L.
19400 donde se estipuló la renovación forzosa de los dirigentes de la CNA debido a la
presión constante [en materia social] que ésta ejerció frente al gobierno.
La década de los 80s, como sabemos, fue un contexto político muy convulsionado y
violento, también fue un momento de tensión y distanciamiento de la CNA con el
Estado por la represión que éste ejerció sobre sus dirigentes que fueron acusados de
terroristas, el caso de Oropeza muestra claramente esta etapa. En tercer lugar, un acer-
camiento muy tímido durante el gobierno de Alan García [1985–1990] con la organi-
zación a través de su política populista que contempló apoyar las políticas económicas
del sector agrario con precios, subsidios y créditos. Este gobierno no logró resolver
el problema de la producción, ante ello, los ‘tecnócratas’ [veterinarios y agrónomos]
lograron empoderarse de las propiedades de los terrenos agrícolas iniciándose la con-
centración de la tierra en manos privadas y con la incursión [en el terreno agrícola] de
las grandes corporaciones internacionales quienes recibieron un incentivo por parte
del gobierno de Alberto Fujimori [1990– 2000]. A partir de la desconcentración de las
grandes cooperativas y la concentración de tierras a manos de los extranjeros, la CNA
118 |
LA EXPERIENCIA DE LA CONFEDERACIÓN NACIONAL AGRARIA
para paliar la crisis de desempleo y una baja producción agrícola debido a la migración
de sus integrantes tuvo que tener una salida: las economías de pequeña escala basadas
en las familias rurales campesinas.
Como vemos de la trayectoria histórica de la CNA, desde su institucionalización en
1974 ha mostrado un proceso de lucha en el ámbito político del país bajo la consigna,
de lucha por la tierra inmerso en las largas consecuencias de la reforma agraria. Su
capacidad efectiva de interlocutor con el Estado lo ha legitimado como el vocero ofi-
cial con sus bases. Este estudio ha demostrado además, que los objetivos y las agendas
políticas internas de la CNA se han visto influenciados por las políticas económicas
del Estado y condicionados por los problemas ambientales y el medio geográfico en
las que se desenvuelven los actores. Se observa desde el 2002 que los dirigentes de la
CNA en respuesta a una constante preocupación sobre la situación de sus agremiados
en relación a la calidad de vida que llevan y desean llevar, y la calidad del producto que
cosechan, vienen fomentando el desarrollo de programas– a través de sus bases– que
buscan implementar y poner de manifiesto la existencia de un lógica distinta en el
funcionamiento de la economía mundial predomínate; es decir, modelos económicos
alternativos como “economías solidarias” y “economías familiares”.
El modelo de agricultura familiar sostenible es reconocida por las bases de la CNA ya
que se orienta desde un perspectiva comunitaria– local– unitaria y no desde un mode-
lo corporativo– social– nacional como las economías solidarias. Representa esta agri-
cultura familiar un trabajo basado en relaciones de género y realizado en familia. La
figura femenina indispensable para llevarlo a cabo, por ello, dentro de las plataformas
de lucha de la CNA y para el desarrollo de proyectos de agricultura sostenible se en-
cuentra la incorporación y el reciente acceso de las mujeres a los cargos dirigenciales.
Su fin es obtener en la producción local la calidad, el desarrollo de lazos comunitarios
entre todos sus miembros y promueve la preservación de las prácticas ancestrales en
el ámbito agrícola y es la actividad clave en la reactivación de las economías rurales.
Por todo esto, para la CNA, el modelo de economías familiares tiene y debe estar en
la agenda política del gobierno porque permitiría la creación de un mercado justo que
implique una agricultura sostenible y el Buen Vivir. La connotación de mercado justo
significaría para ellos, un mercado campesino donde los productos que se encuentran
en dicho mercado pueden ser intercambiados y vendidos sin ningún intermediario
que condicionen tales transacciones.
La CNA como ente político que promueve indirectamente la economía familiar soste-
nible subsistirá solo si se producen las siguientes circunstancias: a nivel de estructura
interna, se consigue un mayor financiamiento sea de las rentas de sus propiedades,
donaciones extranjeras o del Estado, mejora en las relaciones CNA–Bases–Ligas Pro-
vinciales y Ligas Agrarias convirtiéndolas en un lazo más dinámico y no un trato tan
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
vertical y jerárquico, canaliza con mayor eficacia y rapidez las necesidades campesinas
ante el Estado. Es precisamente su condición de interlocutor con el Estado que lo legi-
tima como cabeza de toda la organización. Creemos que estas necesidades se materia-
lizan en el desarrollo de proyectos que se vinculan con la economía familiar sostenible
porque responden o inciden en problemas que deben ser solucionados rápidamente
porque afectan directamente a las ligas agrarias amenazando su autosubsistencia, la
práctica de valores comunitarios y organización social tradicional con los miembros de
su comunidad y la forma de producción.
A nivel externo, si se logra un mayor reconocimiento a su participación política frente
a los intereses del Estado, si los campesinos logran imponer su organización tradicio-
nal “economía familiar sostenible” creando el “Mercado Justo” frente al avance de la
Economía de Mercado [manifestado como el interés del comerciante intermediario] y
la preparación técnica y profesional de las bases para hacer frente a las consecuencias
del cambio climático.
120 |
PRODUCCIÓN COMUNITARIA Y MERCADO DE EXPORTACIÓN
DE LA QUINUA REAL EN EL MUNICIPIO DE SANTIAGO DE
HUARI, ORURO, BOLIVIA
-RUJH&KXUPH1
El presente caso investigativo centró su análisis a la problemática de la Quinua Real
(Chenopodium Quinoa Wild) en el altiplano sur de Bolivia. En específico al tema de la
producción comunitaria y el mercado de exportación de este “pseudocereal”.
La localización del estudio se halla situada en el Municipio Autónomo de Santiago
de Huari de la Provincia Sebastián Pagador en el departamento de Oruro (Ver mapa
Nº 1).
Para esta tarea he empleado el uso de algunas herramientas teóricas de la Sociología
económica, que me ayudaron a definir los factores sociales que determinan ciertos
comportamientos económicos en la producción de la Quinua en Huari.
1 Antropólogo. Magíster en Desarrollo Territorial Rural. Profesor e investigador de la Universidad Mayor de San
Simón, Cochabamba, Bolivia.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Y, por su lado, las “características culturales” de este territorio que median en una
tensión entre lo local y lo global. En este sentido, permite a los productores mantener
su “estructura agraria comunitaria” pese a las adversidades que les presenta el compe-
titivo mercado de exportación de la quinua.
Sin embargo, pese a que el acceso al territorio y la tenencia de la tierra agrícola co-
munitarias se han mantenido relativamente estables en el tiempo, se ven procesos de
“avasallamiento” de tierras agrícolas por la pérdida gradual de valor de las “normas y
procedimientos locales” con respecto al “derecho comunitario” de la tierra. Por otro
lado, los incentivos de los precios de la quinua han motivado a que el proceso de “di-
ferenciación social” entre las familias se incremente.
En la actualidad, existe una deficiencia en el nivel organizativo de este territorio.
Así, se evidencia que existe una degradación del “capital social” a nivel de la organi-
zación productiva. Dicho en otras palabras, el “capital social” de la comunidad se ha
“atomizado” a un “capital social familiar”. Esto ha impedido que se logren consolidar
proyectos de “asociatividad productiva” que les permita, a los comunarios, controlar
una mayor parte de la cadena de producción y de comercialización de la Quinua Real,
tal como pasa con los afiliados a la Asociación Nacional de Productores de Quinua
(Anapqui).
En consecuencia, las familias deben lidiar “impotentes” con los precios que les impone
el mercado local de Challapata, expresado en una asociación de intermediarios.
3UHJXQWDVFODYHVKLWRV\GHVDItRV
Resultó interesante abordar el tema del cultivo de la Quinua Real desde una problemá-
tica que vincula la “acción económica” de los comunarios del intersalar a un contexto
122 |
PRODUCCIÓN COMUNITARIA Y MERCADO DE EXPORTACIÓN DE LA QUINUA REAL
mayor como lo es el mercado internacional de la Quinua. Problemática que está in-
serta en lo que denomino –con toda justicia histórica– como la “actual expansión del
capitalismo” hacía agriculturas indígenas y campesinas.
La materialización de esta expansión se puede constatar a través de procesos sociales y
económicos vinculados a la producción de la quinua Real dentro de un territorio indí-
gena en el que la administración del territorio se guía por una lógica comunitaria. Me
refiero al control sobre el acceso al territorio y a la redistribución de la tierra agrícola.
En esta vena, concentré mis esfuerzos a comprender procesos específicos que me per-
mitieron explicar e interpretar subtemas que giran en torno a la relación que existe
entre los productores y el mercado de exportación de la quinua. Las categorías em-
pleadas fueron: “transformaciones agrarias” del territorio en el tiempo, procesos de
“diferenciación social” entre las familias al interior de los ayllus, y las características de
la cultura andina que median esta tensión local – global.
Entre los hallazgos más relevantes vinculados a las categorías investigativas menciona-
das están:
Transformaciones agrarias
(1) Reducción excesiva de límites entre parcelas y destrozo de las barreras vivas, (2)
invasión de límites entre parcelas, (3) apropiación de terrenos abandonados o sin uso,
(4) expansión de la frontera agrícola incluso en sitios de riesgo como los ríos y laderas,
(5) migración de retorno de las familias, (6) desacato de las normas y procedimientos
comunitarios y (7) las organizaciones sociales encargadas de mantener un control terri-
torial en la actualidad viven un momento de baja en su capacidad de generar cohesión
social.
Diferenciación social
(1) Acceso diferenciado de las familias al suelo agrícola, (2) estrategias económicas
familiares se orientan hacia la mercantilización de la tierra, (3) especialización pro-
ductiva exclusiva en Quinua Real, (3) acumulación de bienes de capital, (4) acceso
diferenciado a nichos de mercado y canales de comercialización.
Mediación cultural
La categoría analítica que utilicé para este ámbito fue el de “embeddedness cultural”
(Zukin y DiMaggio, 1990). En el territorio de Huari las “reglas formales” son mate-
rializadas por las normas y procedimientos comunitarios sobre el acceso al territorio
y tenencia de la tierra agrícola, que median en la dinámica productiva que exige el
mercado de exportación de la quinua. Sin embargo, se evidenció que el “embedded-
ness cultural” tiene un “campo” de influencia restringido en la “acción social” y en la
“acción económica” de los “huareños” a nivel familiar más no a nivel comunal. Puesto
que es incapaz de revalorizar, en la práctica, un tipo de organización productiva que ar-
ticule los objetivos económicos de las familias, respecto a la producción de la quinua,
| 123
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
con los objetivos organizacionales del ayllu. Así, se vive – en el territorio – una crecien-
te tensión entre la propiedad comunitaria de la tierra y los constantes avasallamientos
de límites y desacato a las “normas comunales” motivados el mercado de la quinua.
Marco teórico
La ciencia social dominante de la presente investigación va de la mano de la Sociolo-
gía. Por su lado, la teoría general de la investigación es la Sociología Económica. Las
teorías sustantivas, son: “Campo”, “Capital social”, “Lazos fuertes” y “Lazos débiles” y
“Embeddedness cultural”.
El siguiente cuadro da una idea, más precisa, de cómo están colocados los niveles de
abstracción teóricos dentro de una investigación social. Me guio de esta perspectiva
para identificar los conceptos, categorías y regularidades empíricas del presente análisis:
Campo social. “Se define –como todo espacio social– como una
red o una configuración de relaciones objetivas entre posiciones dife-
renciadas, socialmente definidas y en gran medida independientes
de la existencia física de los agentes que las ocupan” (Bourdieu,
1992. Citado en Giménez, 2002: 6).
124 |
PRODUCCIÓN COMUNITARIA Y MERCADO DE EXPORTACIÓN DE LA QUINUA REAL
Conclusiones y perspectivas
Entre 2007 y el 2014, el mercado de exportación de la Quinua Real, ha tenido una
incidencia notable en la “estructura agraria” de Huari a través de “transformaciones
agrarias” que han incidido en las formas de “acceso al territorio” y sobre la “tenencia
de la tierra agrícola”. Esto ha acrecentado el proceso de “diferenciación social” entre
las familias productoras. Pese a eso, no se ha roto con la lógica comunitaria de produc-
ción de la Quinua Real, que aún se guía por características culturales locales.
Los efectos negativos directos de estos procesos sociales y económicos están vinculados
directamente con la estabilidad eco–sistémica del territorio que en la actualidad sufre
de una fuerte sobrecarga productiva a causa de la explotación extensiva del suelo agrí-
cola por el cultivo de la Quinua Real.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
| 125
LA COOPERACIÓN Y LA REFORMA AGRARIA
POPULAR EN BRASIL1
El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra – MST es un movimiento bra-
sileño que posee entre sus principales objetivos la lucha por la tierra, la lucha por la
reforma agraria popular y la transformación social. El movimiento está organizado
en veinticuatro estados brasileños y actualmente cerca de trescientas y cincuenta mil
familias ya han conquistado la tierra y continúan en la lucha por la realización plena
de la reforma agraria. Otras noventa mil familias están acampadas.
El MST surgió en 1984 en la ciudad de Cascavel en el estado de Paraná, cuando fue
realizado su primer encuentro, que proclamó: “Queremos ser productores de alimen-
tos, de cultura y conocimientos. Y más que eso, queremos ser constructores de un país
socialmente justo, democrático, con igualdad y armonía con la naturaleza”. Las prime-
ras ocupaciones ocurrieron en 1985 cuando cerca de mil quinientas familias ocuparon
la Hacienda Annoni en el estado de Rio Grande do Sul.
Durante estos más de treinta y un años de historia, Brasil ha pasado por grandes trans-
formaciones y las luchas sociales han sido fundamentales en los combates frente a las
embestidas del capital. El país ha pasado por un proceso de redemocratización después
de veinte años de dictadura miliar. Enfrentó un periodo de profundas políticas neoli-
berales en los años noventa. Surge a partir de ahí una reducción de las desigualdades
sociales y el desarrollo de políticas públicas con la llegada del Partido de Trabajadores
al Gobierno en 2002. Pero, si por un lado la distribución de la renta y la reducción de
la pobreza han sido puntos fuertes, prácticamente nada ha cambiado en la estructura
de poder, dominada por las élites, que siempre han determinado los destinos del país.
La lógica del desarrollo a partir del estímulo al consumo produjo una generación de
personas más exigentes por sus derechos, pero desasistidas de un proceso de politiza-
ción y concienciación política y social. El gobierno es incapaz de atender las nuevas
demandas de una población consumidora que exige servicios públicos de calidad,
salud, educación y empleo cualificado.
Brasil sufre actualmente los efectos más directos de la crisis económica internacional
por primera vez, las fuerzas económicas dominantes presionan al gobierno, imponién-
dole una agenda económica ortodoxa a través de medidas de austeridad que afectan
directamente a los más pobres mientras mantiene intactos los beneficios de los bancos
y de las grandes fortunas. Como agravante, el congreso nacional es uno de los más
conservadores de la historia republicana, el poder judicial está tomado por sectores de
la derecha, la prensa monopolizada y al servicio del capital. Los reflejos en la sociedad
comienzan a ser percibidos con un aumento de manifestaciones de intolerancia.
En el campo estamos observando el aumento de la concentración de la tierra, de áreas
improductivas y el avance del agro negocio con aprobación de transgénicos (inclui-
dos árboles), dominio de las semillas por las grandes corporaciones, crecimiento de
conglomerados agroindustriales y dominio cada vez mayor de estos sectores sobre el
gobierno. Brasil también lidera los índices de violencia en el campo; en 2014 fueron
treinta y seis los muertos ligados a la lucha por la tierra y por el medio ambiente.
En este escenario, el MST y otros movimientos sociales del campo y de la ciudad están
buscando alternativas y están construyendo estrategias de resistencia y lucha por una
sociedad más justa. En 2014 el MST realizo su VI Congreso Nacional donde presentó
un nuevo programa agrario para la sociedad Brasileña: La Reforma Agraria Popular –
“Queremos una reforma agraria que mantenga a las personas en el medio rural, que
desarrolle agroindustrias, combatiendo el éxodo en el campo, que garantice condicio-
nes de vida para el pueblo. Con educación en todos los nieles, vivienda digna y empleo
para la juventud”.
Ocupar, resistir y producir. Este es el sentido que acompaña al movimiento desde sus
orígenes. En el ámbito de la producción, el estímulo del trabajo en cooperación es uno
de los principios de la organización productiva, desde el plantío hasta la comercializa-
ción, sea en forma de trabajo en equipo, asociaciones, cooperativas o agroindustrias
comunitarias.
128 |
LA COOPERACIÓN Y LA REFORMA AGRARIA POPULAR EN BRASIL
Una de las primeras acciones en este sentido fue el estímulo a la creación de coopera-
tivas de Producción agropecuaria (CPAs) que reúnen las condiciones reales de planea-
miento de la producción y las estrategias de inserción en el mercado con viabilidad
económica de los asentamientos y consolidación de la organización colectiva. En 1992
se creó la Confederación de las Cooperativas de la Reforma Agraria de Brasil – CON-
CRAB, que tiene como objetivo la organización de las diversas CPAs repartidas en los
asentamientos de todo Brasil.
Hoy ya son alrededor de ciento dos cooperativas estructuradas más de mil novecientas
asociaciones, noventa y seis agroindustrias y cerca de veinticinco mil familias organiza-
das y produciendo. El programa agrario también refuerza la importancia de estimular
la creación de cooperativas y asociaciones locales, estando más próximas a las familias
productoras y sobre la gestión de estas, buscando el dominio de la cadena productiva
y de la producción al consumidor final. La organización productiva posee como base
un nuevo modelo de producción a través de la agroecología, con producción de ali-
mentos limpios, sin agro tóxicos, libres de transgénicos y que promuevan la soberanía
alimentaria.
Entre tanto los desafíos todavía son grandes. Entre ellos se encuentran; la falta de capi-
tal para el inicio de las actividades, necesidades de formación técnica y gerencial, man-
tenimiento de los principios de la cooperación desde la gestión hasta la participación
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
de los asociados y cooperados, enfrentar la competencia con el mercado convencional.
También es desafío la inexistencia e insuficiencia de las políticas públicas, orientadas a
atender las demandas de la agricultura familiar. Para superar estos obstáculos, algunas
acciones son importantes como por ejemplo:
– Definir líneas de producción por región, en cada estado, que sean los ejes articula-
dores de la cooperación y organización de las personas.
– Construir un proceso de agro industrialización desde las líneas de producción.
– Garantizar canales de comercialización, bien sea en ferias libres o en el mercado
institucional.
El MST también cree que la lucha por la transformación social no posee fronteras. Así
como los muros del latifundio necesitan ser derribados, la superación de las barreras y
el internacionalismo son fundamentales en la construcción de una sociedad más justa.
Bien sea en el aspecto de desarrollo de matrices tecnológicas de producción que atien-
den las demandas de los campesinos en la lucha por la tierra o en la defensa de los re-
cursos naturales. Pautas que comparten todos los pueblos históricamente explotados.
Siendo así es fundamental la centralidad y la interacción entre las pautas y las deman-
das de los movimientos sociales, para ello es necesario establecer un proceso de mutuo
aprendizaje entre los distintos pueblos, con cambios más allá de la producción de
valor mercantil, potencializando otro sentido de vida. El MST forma parte de la Vía
Campesina, organización que congrega a los movimientos sociales del campo de los
cinco continentes y es un espacio muy importante de articulación de las luchas, sobre
todo en América Latina.
Algunas iniciativas que ya están testadas o iniciadas pueden contribuir para la integra-
ción y establecimiento de vínculos entre las diferentes organizaciones sociales latino–
americanas, como la realización de intercambios de experiencias en producción soste-
nible, el fortalecimiento y la participación de cursos en las escuelas de agro ecología
(formación técnica y política) y las brigadas internacionalistas como las del MST – Vía
Campesina en Haití en Venezuela y en Bolivia.
130 |
ECUADOR: ESTADO Y TRANSFORMACIÓN
PRODUCTIVA EN EL CAMPO
(VWHEDQ'D]D1
En 1964 se promulgó la primera ley de reforma agraria en Ecuador, cuerpo normativo
que anunciaba la modernización de la economía nacional y la salida al subdesarrollo
del sector rural y campesino. (BRASSEL, RUÍZ, & ZAPATA, 2008). Sin embargo,
medio siglo más tarde, el campo ecuatoriano mantiene relaciones de poder ideológico,
político y económico de carácter conservador en nombre del progreso y en detrimento
de los pequeños productores y trabajadores rurales, inmersos en una lógica de repro-
ducción de pobreza, exclusión y desigualdad.
Las demandas de justicia y equidad por parte del movimiento indígena y demás secto-
res sociales, durante las décadas del 90 y 2000, permiten que en el 2007 con la llegada
a la Presidencia de la República de Rafael Correa, se anuncie un nuevo paradigma de
desarrollo, que supere la tesis del crecimiento de la economía por un sistema econó-
mico solidario, que incorpore a los sectores populares en la producción y la redistribu-
ción de la riqueza nacional.
El presente artículo interroga: ¿cómo se gobierna el campo en la actualidad?, pregunta
que amerita comprender los espacios de lo visible y enunciable, las relaciones de fuerza
y los procesos de subjetivación alcanzado en las propuestas estatales de transformación
productiva y economía popular y solidaria. Para alcanzar tal propósito hemos realizado
una arqueología de las prácticas y una genealogía de las relaciones en el agro.
/RTXHVHYH\GLFHVREUHHODJUR
El contexto de los debates actuales por el campo y la implementación de un modelo de
economía solidaria, nos remite a la Constitución de la República aprobada en el 2008
(ASAMBLEA NACIONAL, 2011); a partir de dicho texto se elevan a mandatos consti-
tucionales una serie de demandas históricas de organizaciones indígenas y campesinas
como: la redistribución de la tierra, la producción alimentaria y fomento productivo,
dando lugar a la promulgación de leyes de Soberanía Alimentaria y de Economía So-
cial y Solidaria, lo que hacía prever la configuración de una agenda agraria incluyente
de aquellos sujetos que, a través de la problematización de sus experiencias y la conti-
nua movilización formulan principios de equidad.
Pero esta presunción pronto seria desechada por los diagnósticos técnico–políticos
de aquellos saberes expertos que, contrariamente a lo planteado por el movimiento
social, aseguran que la responsabilidad del atraso económico y la pobreza en el campo
la tienen los pequeños campesinos, su improductividad y lógicas económicas, cuya
solución es aumentar la productividad de los predios, la innovación tecnológica e ins-
talar la competitividad, para lo cual, se hace necesario la transformación productiva y
cultural de las economías populares (SENPLADES; 2009/2013).
Estas relaciones de fuerza se dan en un marco nacional caracterizado por la vuelta del
Estado, que recupera la planificación nacional como instrumento al que se sujetarán
las políticas y la inversión de los recursos públicos. Elementos que en un contexto
internacional de altos precios de los commodities, representaba para los empresarios,
un excelente ambiente para hacer negocios, mientras que pueblos y nacionalidades
advertían este escenario, como amenaza para sus territorios y quiebra de sus formas
económicas.
3UR\HFWRVSDUDHOFDPSR(FXDGRU
Poco se avanzó desde el 2008 en la concreción de los derechos de campesinos e indí-
genas en torno a la redistribución de los recursos productivos y el fortalecimiento de
sus formas económicas, sus demandas fueron superadas por los “nuevos” discursos
de verdad que “re–actualizan” la problemática agraria y diseñan soluciones bajo la
fórmula: “transformación productiva + productividad + competencia = eliminación
de la pobreza”. Analicemos cómo esta premisa muestra la forma en que se gobierna el
campo en el Ecuador.
132 |
ECUADOR: ESTADO Y TRANSFORMACIÓN PRODUCTIVA EN EL CAMPO
a. Transformación productiva
Entre el 2010 y el 2013 carteras de Estado como el Ministerio de la Producción y de
Agricultura, promueven el proyecto del cambio de matriz productiva para el agro. La
propuesta se estructura en tres componentes: definición de la problemática, agenda de
intervención y sujeto rural. Para definir la problemática hace un análisis de productivi-
dad, valor agregado y salarios pagados en el agro comparándolos con el sector minero
y de servicios bancarios, lo que evidentemente muestra al campo nacional como el
sector más atrasado y de intervención inmediata (PRODUCCIÓN, 2010).
Por su parte, la intervención plantea una serie de proyectos para sacar a los campesinos
de la pobreza; uno de ellos, consiste en sustituir importaciones de soya y canola por
producción nacional, para lo cual, se necesitan concentrar tierras y la importación de
semillas transgénicas para mejorar la productividad, a pesar que la prohibición cons-
titucional (Art. 401). Además, se promueve la articulación entre el cambio de matriz
productiva y energética destinando extensas cantidades de suelo productivo para el
cultivo de caña de azúcar consignada para agrocombustibles.
Finalmente, el poder piensa un sujeto para el campo que transforme sus formas cul-
turales, señaladas como arcaicas. Estas deben ser superadas a través de procesos de
capacitación en valores ciudadanos y empresariales, de tal forma, que se convierta en
el nuevo ciudadano rural, cuyo principio es ser un empresario de sí (DAZA, RUÍZ, &
otros, 2012).
Regularización y la normalización. Después de aprobada la ley todas las iniciativas de
economía solidaria caen en acefalia y se vuelven irregulares, para salir de esa situación
deben ser reinscritas en la Súper Intendencia de Economía Popular y Solidaria. Su
proceso de regularización implica desde un cambio de estatutos hasta de nombre,
atentando contra la autonomía de las organizaciones, pues regularizadas, estas deben
pagar una serie de impuestos y transparentar sus cuentas, contratar personal experto
en finanzas y someterse a una serie de auditorías externas.
Competencia y mercado. Según la ley los emprendimientos de economía social deben
ser sustentables, para lo cual, la competitividad debe remplazar lo solidario en busca de
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
la captación de clientes. El juego del mercado termina por desaparecer las economías
solidarias, tanto por la presión de abandonar la autonomía y solidaridad, como por las
oportunidades reales de competir que son escasas; en dos años el 96% de las compras
públicas en materia de alimentos fueron a grandes empresas y solo un 4% son de las
iniciativas de economías populares y solidarias.
&RQFOXVLyQKLSyWHVLVGHWUDEDMR
El cambio de matriz productiva y el reconocimiento de la economía popular y solidaria
por parte del Estado, forman parte del dispositivo de poder que el proceso de acumu-
lación del capital desplaza sobre el campo, representado en este momento histórico,
por la revolución ciudadana. Este dispositivo establece parámetros innovadores para la
consolidación del discurso de la productividad y la construcción de políticas públicas
sectoriales cuyo propósito es asegurar un régimen de administración de la riqueza,
del territorio y la población; todo esto, como factores preventivos y de orden para el
control de los recursos productivos y el disciplinamiento funcional de campesinos y
campesinas al proceso de modernización promovido por el Estado.
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Brassel, F., Ruíz, P., & Zapata, A. (2008). La estructura agraria en el Ecuador: una
aproximación a su problemática y tendencias. En F. Brassel, S. Herrera, & M.
Laforge, ¿Reforma Agraria en el Ecuador?: viejos temas, nuevos argumentos (págs.
17–30). Quito: SIPAE.
Asamblea Nacional (2011). Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria, y del Sector
Financiero Popular y Solidario. Quito: Asamblea Nacional.
Producción, M. C. (2010). Agenda. Agenda para la Transformación Productiva. Quito,
Pichincha, Ecuador: MCPEC.
Daza, E., Ruíz, M., & otros (2012). Participación, Soberanía Alimentaria y Políticas Públi-
cas. Quito: Instituto de Estudios Ecuatorianos.
SENPLADES. (2013). Plan Nacional para el Buen Vivir 2013–2017. Quito: Senplades.
SENPLADES (2012). Folleto informativo. Transformación de la Matriz Productiva.
Quito, Pichincha, Ecuador: SENPLADES.
134 |
LA NUEVA INDEPENDENCIA: DE LA HUERTA URBANA A LA
AUTONOMÍA ALIMENTARIA
1DWKDO\-LPpQH]1
Las actuales condiciones en América Latina, marcadas por conflictos socioambienta-
les, modelos de economía de extracción y disposición de grandes extensiones de tierra
para monocultivos, han hecho repensar, paulatinamente, el tema de los alimentos –su
producción y distribución– como una de las problemáticas centrales de los gobiernos
y las sociedades. En este escenario, diversos grupos se han erigido como auténticas
alternativas para solucionar los problemas de soberanía y producción alimentaria. Tal
es el caso del colectivo ECO Sembrando Barrio creado el 17 de mayo de 2012, como
una iniciativa ciudadana para desplegar y activar desde lo sensible, hábitos de vida
en comunidad empezando en la localidad de Teusaquillo de la ciudad de Bogotá,
Colombia.
El objetivo del grupo es visibilizar y sensibilizar a los ciudadanos ante la situación de
deterioro ambiental y del tejido social que se vive actualmente en el país. Así mismo,
promueve temas como la importancia y conservación de las semillas nativas actual-
mente en vía de desaparecer, que son el legado de los pueblos ancestrales y de una
transformación en el uso de la tierra tanto en los cultivos rurales como urbanos.
1 Profesora e investigadora. Centro de Estudios Políticos e Internacionales CEPI. Universidad del Rosario, Bogotá
Colombia. Este texto fue escrito con la colaboración de mi joven investigador Juan David Otálora Sechague.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
y nativas para crear huertas tratadas con fertilizantes, abonos y pesticidas naturales a
base de té de plantas, hidrolatos y purines, compost casero, tierra de hojas y manejo de
microorganismos patógenos a través de la sinergia entre plantas, todo lo anterior con-
tribuyendo a la buena salud del ser humano y a la conservación del medio ambiente.
En el inicio, el colectivo estaba conformado por 4 personas y actualmente cuenta con
10 miembros permanentes entre ellos sus fundadoras: Catalina Villamizar y Daia Mu-
tis. Todas las huertas se realizan con semillas orgánicas, algunas nativas como: maíz,
quinua, amaranto, arveja, habas, fríjol, papa, cubios y nabos y otras de origen europeo
como hortalizas y verduras de hoja.
En segunda medida, con el objetivo de evitar el uso de transgénicos y plaguicidas han
recuperado los saberes ancestrales como mecanismos de producción alimentaria que
no buscan generar negocios, sino simplemente espacios de intercambio justo. Su labor
se orienta a crear escenarios de conciencia ambiental en el que las comunidades son
las protagonistas de esos cambios, responsabilizando a algunos ciudadanos del destino
de los espacios que transita y proponiendo soluciones concretas frente a los problemas
ambientales y de desabastecimiento.
El trabajo con el grupo ECO Sembrando Barrio demuestra ser una acción política
del bienestar en la medida en que se entiende que este tipo de huertas son un espacio
de encuentro de las personas donde se puede reforzar el tejido social existente. Ade-
más que se convierte en un lugar de reconexión consigo mismo, con el otro y con la
136 |
LA NUEVA INDEPENDENCIA: DE LA HUERTA URBANA A LA AUTONOMÍA ALIMENTARIA
naturaleza, mediante la creación de hábitos y responsabilizando a los habitantes de la
producción de las huertas. Por ejemplo, en el barrio Santa Fe en la localidad de los
Mártires se realizó un trabajo durante un año en un parque de una zona considerada
“roja” [peligrosa], un lugar donde habitan mujeres en ejercicio de la prostitución, ha-
bitantes de calle, personas en situación de desplazamiento y en donde se logró tener
un semillero de niños habitantes del lugar. Durante ese tiempo se observaron cambios
notables en la actitud de los pobladores que pasaron de ser reservados, desconfiados y
violentos a amables y proactivos.
Hasta el momento, Sembrando Barrio ha ayudado a construir, desde el año 2012, más
de 50 espacios de siembra generando consciencia y compromiso desde una autono-
mía alimentaria en hogares y comunidades de Bogotá y sus alrededores. De las cuales
varios son parte de una propuesta pedagógica en instituciones educativas como el
Colegio distrital Palermo y Manuela Beltrán o en la Universidad Jorge Tadeo Lozano
y la Universidad del Rosario. Además de lo anterior, en colaboración con el programa
de “Bogotá Humana” de la Alcaldía de Bogotá, se han adelantado varios proyectos de
sensibilización en las comunidades vulnerables, en las que han participado en total
más de 100 personas en los distintos escenarios. Los impactos en las diversas comu-
nidades han sido notable pues el ejercicio pedagógico pasa por responsabilizar a los
ciudadanos de la producción y distribución de sus propios alimentos en zonas urbanas
no convencionales.
A la luz de este caso de estudio, la ponencia propone abordar el concepto de auto-
nomía alimentaria como una noción en construcción que responde “al derecho que
le asiste a cada comunidad, pueblo o colectivo humano a controlar autónomamente
su propio proceso alimentario según sus tradiciones, usos, costumbres, necesidades y
perspectivas estratégicas y en armonía con los demás grupos humanos, el ambiente y
las generaciones venideras” (Morales, 2013: 32). En palabras de José Emilio Otálora
(2012) (integrante del Equipo Gestor de Autonomía Alimentaria en San Martín, Ce-
sar, Colombia), la autonomía alimentaria se entiende como “la capacidad de las perso-
nas de producir sus propios alimentos no teniendo que depender de actores externos
para su promoción y distribución”.
| 137
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Con este concepto se busca complementar las concepciones de seguridad y soberanía,
con la alternativa de las poblaciones a producir, distribuir e intercambiar los alimentos
de forma autónoma e independiente, reduciendo la escala de acción, pero sin desco-
nocer la importancia de la existencia de los alimentos y del acceso a los mismos como
un derecho fundamental. En este punto quiere revertirse la paradoja de que existan
alimentos pero que las poblaciones no puedan consumirlos, a causa de las prácticas de
intercambio comercial impulsadas por los Estados.
El principal aporte de esta ponencia es el de entender que las interacciones sociales
cotidianas pueden ser una herramienta en la constitución de formas de economía soli-
daria basadas en la recuperación de las semillas nativas y los saberes ancestrales y su in-
tegración en los espacios urbanos en aras de una producción agroecológica sostenible.
Una nueva independencia desde las iniciativas agro–ecológicas, apunta a generar un
aprovechamiento de los residuos orgánicos, a no depender de los insumos químicos,
a darle un valor agregado al reconocimiento y transmisión de los saberes ancestrales,
138 |
LA NUEVA INDEPENDENCIA: DE LA HUERTA URBANA A LA AUTONOMÍA ALIMENTARIA
a fortalecer el tejido social (interacciones entre distintas poblaciones en búsqueda de
una participación compleja), reducir los costos de transporte y por ende disminución
de consumo energético, e impulsar un programa de re–naturalización de la ciudad (re-
cuperación de espacios baldíos), todo lo anterior acompañando del desarrollo de una
nueva conciencia y compromiso frente a las problemáticas medioambientales.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Morales, Juan (2013). “Proceso alimentario y escalas de realización social del Derecho
a la Alimentación” En Colombia con hambre: Estado indolente y comunidades resis-
tentes, pp.15–47, FIAN Colombia, Juan Morales, coordinador. Bogotá.
Otálora, José (2012). ¿Qué es la autonomía alimentaria? Obusinga (Corporación para
la construcción participativa de la salud pública). Disponible en http://www.
obusinga.com/index.php/blog/14–blogs–personales/60–toda–familia–cam-
pesina–debe–manejar–su–autonomia–alimentaria (visitada el 11 de marzo de
2015)
Razón Pública (2014). Documental “Agricultura Urbana en Bogotá” Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=Vw6ngP70QLI (visitada el 30 de junio de
2015).
Rosanvallon, Pierre (2007). La Contrademocracia. La política en la era de la desconfianza.
Buenos Aires: Ediciones Manantial.
Savich, Jason (2007). “Monsanto V. Scruggs:The Negative Impact of Patent Exhaus-
tion on Villamizar, Catalina (2014) “Documento de Investigación”, Universi-
dad del Rosario, Colombia.
| 139
GRUPO DE INICIATIVA EN ECONOMÍA SOLIDARIA (GIES)
CANCHIS, 2003–2015
El Grupo de Iniciativa en Economía Solidaria (GIES) Canchis es una red de 25 asocia-
ciones de productoras y productores artesanales y agroecológicos, que impulsan prác-
ticas de economía solidaria para el desarrollo equitativo y sostenible. Esta ubicada en
la sierra rural peruana de la Región Cusco, en la provincia de Canchis a más de 3,500
metros sobre el nivel del mar. Posee una tienda en la ciudad de Sicuani que contribuye
a la exposición, oferta y comercialización de los productos de las y los productores
integrantes de la red.
Nuestro caminar comienza en el año 2001, la Provincia de Canchis, tuvo la visita del
economista Humberto Ortiz, representante de la Comisión Episcopal de Acción So-
cial (CEAS), quien invitó a un grupo de instituciones y organizaciones locales interesa-
das en formar parte del esfuerzo de creación de un Grupo de Iniciativa de Economía
Solidaria (GIES) de las provincias altas del Cusco.
En el 2003, la red se amplia tratando de recuperar el sentido social de la economía y
aportar a la construcción de la ciudadanía, superar la pobreza e interrelacionarnos con
otras experiencias. Durante este año son realizadas variadas actividades como conver-
satorios, ferias, participación en encuentros nacionales, programas radiales, talleres
locales de formación.
A partir del 2004, logramos un mayor nivel de afianzamiento de nuestra experiencia y
desarrollamos el proyecto: “Comunicación popular para el desarrollo local solidario”,
1 Directivos. GIES Canchis.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
que nos permitió desenvolver el programa radial: “Red Solidaria”, que continúa a la
fecha. También durante este año animamos otras actividades como la Feria de Pam-
pacucho, así como talleres de capacitación en economía solidaria y participamos en el
Foro Nacional de Comercio Justo y Consumo Ético.
Hemos desarrollado pasantías de artesanas con organizaciones rurales socias del GIES
Canchis y acompañando constantemente a nuestras organizaciones socias. Desarro-
llamos además en este tiempo el seminario: “Metas del Milenio y Tratado de Libre
Dominación”.
Es como parte de esta intervención que es instalada la tienda solidaria Aynikusunchis
en la ciudad de Sicuani. También desarrollamos materiales de difusión, elaboramos
módulos de economía solidaria, y organizamos encuentros de intercambio de expe-
riencias a nivel provincial, departamental y nacional.
Durante este tiempo realizamos además las ferias de economía solidaria por año. La
primera feria de emprendedores de economía solidaria la organizamos en el año 2008
en Arequipa y en el 2009 en la ciudad del Cusco. También logramos la consolidación
142 |
GRUPO DE INICIATIVA EN ECONOMÍA SOLIDARIA (GIES) CANCHIS, 2003-2015
legal de las asociaciones integrantes del GIES Canchis y es este periodo, en paralelo,
que nos inscribimos en Registros Públicos y conseguimos nuestra personería legal.
En el 2011, se ejecuta el proyecto: “Dos orillas. Desarrollo económico y promoción de
empresas comunitarias en los departamentos de origen de los migrantes peruanos en
Italia”. Gracias al cual desarrollamos actividades de acceso a mercados de grupos de
artesanos, seleccionando a los participantes a fin de desarrollar talleres de formación
personal y en aspectos técnico productivos.
Durante este año desenvolvimos un intenso proceso de participación, coordinaciones
con varias instituciones para la formulación de planes, y la promoción de la economía
solidaria, así como alianzas para el desarrollo de actividades, apoyo a la articulación
comercial a través de ferias, fortalecimos la actividad de la tienda solidaria en Sicuani
Aynikusunchis e implementamos las áreas de Ayni de Insumos, Ayni de Productos y
el Taller Artesanal, así como continuamos con la emisión del programa radial Red
Solidaria. También fuimos organizadores de espacios feriales y coorganizadores de fes-
tivales artesanales, en este tiempo seguimos, internet para promover la articulación de
los jurados calificadores en concursos.
La implementación del Fondo solidario de crédito Aynikusunchis, marco una línea
de acción nueva e interesante del GIES Canchis. Ahora va en su sexto ciclo apoyando
con microcréditos a los productores de la provincia y para ello fue elaborado un regla-
mento de dicho fondo.
Del 2013 a la fecha se ha gestionado y se viene implementado los proyectos: “Hilando
culturas” y “Sumaq Llanqay”, que tienen como objetivo revalorar y poner en valor el
arte textil tradicional de las comunidades de la provincia de Canchis y también gene-
rar empresas asociativas en la línea textil, así como de medicina andina, para lo cual
se viene articulando una acción conjunta con varias instituciones como la Dirección
Regional de Comercio Exterios y Turismo (Dircetur) del Gobierno Regional Cusco,
la Cámara de Comercio de Cusco, Promperú, el Ministerio de Cultura. Hemos im-
plementado en el marco de estos esfuerzos el Centro de Arte Textil en la ciudad del
Cusco.
Desde nuestra experiencia de trabajo concebimos la Economía Solidaria como una
forma de convivencia entre personas, la naturaleza, su entorno cultural, en la perspec-
tiva del Buen Vivir o Sumaq Kawsay.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
La reciprocidad: Se produce en todo momento y no solo donde se intercambian pro-
ductos, son actos y acciones que se realizan en la vida diaria de la persona, familia
comunidad y sociedad. No existe personas incapaces somos capaces de cambiar el
mundo, No se paga dinero , producto y/o servicio. En nuestro ande es el AYNI.
Complementariedad: Va de la mano con la reciprocidad en el sentido de que si una
persona o comunidad no dispone de algún producto el resto de la comunidad le
otorga y de esta forma se satisfacen las necesidades fundamentales del productor y del
consumidor.
Asociatividad: Red asociativa se caracteriza por fuertes lazos y poner en común más
actividades, se encontró que la economía solidaria, a través del uso de las redes asocia-
tivas es capaz de movilizar recursos humanos, físicos, financieros.
144 |
GRUPO DE INICIATIVA EN ECONOMÍA SOLIDARIA (GIES) CANCHIS, 2003-2015
Finanzas solidarias: Promovemos prácticas de ahorro y uso adecuado de los créditos
“las juntas”, las cooperativas de ahorro y crédito, bancos comunales, fondos solidarios,
fondos rotatorios, bancos de insumos de productos.
| 145
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
El desarrollo económico local: Se busca el desarrollo “desde abajo”, potenciando la
acción de las organizaciones sociales, las empresas, las autoridades y las instituciones
de formación presente en cada territorio.
1. Continuar con el proceso de promoción, sensibilización y empoderamiento de la
economía solidaria (a nivel público y privado) a nivel local y macro regional.
2. Continuar con la refundación y fundación de asociaciones y fortalecer a las asocia-
ciones de la red GIES Canchis y el movimiento de la economía solidaria.
3. Promover el hábito, revaloración y consumo de la producción local, con una pro-
ducción responsable, comercio justo y consumo ético, respetando su identidad.
4. Articulación con propuestas colectivas solidarias que aporten a un desarrollo hu-
mano integral y sostenible.
5. Fortalecer la participación de la mujer por su dignidad y justicia.
146 |
FORO BRASILEÑO DE ECONOMÍA SOLIDARIA: BUEN VIVIR,
COOPERACIÓN Y AUTOGESTIÓN PARA UN DESARROLLO JUSTO
Y SUSTENTABLE1
Luciano Mina2
El FBES – Foro Brasileño de Economía Solidaria, es una plataforma de articulación y
acción que congrega 220 foros municipales, microregionales/ territoriales, estaduales
y macroregionales, involucrando en su construcción más de 3000 emprendimientos
económico solidarios, 500 entidades de asesoría y fomento, 17 gobiernos estaduales y
cerca de 300 municipalidades por la Red Nacional de Gestores Públicos en Economía
Solidaria.
El FBES es también un instrumento de los movimientos sociales y como tal sus fina-
lidades principales son:
Representación
Articulación e incidencia en la elaboración y acompañamiento de políticas públicas de
Economía Solidaria y en el diálogo con diversos actores y otros movimientos sociales,
ampliando el diálogo y la inserción en las luchas y reivindicaciones sociales sin perder
sus principios y autonomía. El FBES busca la confluencia entre las fuerzas existentes
en los movimientos sociales de la Economía Social y su participación activa en Grupos
de trabajo, comités, en el Consejo Nacional de economía solidaria y en otras instancias
de propuesta y construcción de políticas públicas, participación y controle social. El
apoyo explícito a la economía solidaria por parte de los gobiernos del Partido de los
1 Traducción de Luis Montoya Canchis.
2 Directivo. Foro Brasileño de Economía Solidaria.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Trabajadores, del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y la presidenta Dilma Rousse-
ff, ha permitido que uno de los desafíos sea acompañar estas demandas de forma acti-
va y crítica, buscando el establecimiento de políticas públicas, compromisos y acuerdos
entre las fuerzas que hoy actúan en la economía solidaria.
A partir de las bases. El FBES también realiza acciones de animación, formación me-
diación, subsidios, potenciación y apoyo al fortalecimiento de los movimientos, para
que los foros municipales, regionales y estaduales sean la fuerza que mueve, pautea y
apuntala la economía solidaria como perspectiva de desarrollo sustentable, endógeno,
inclusivo y solidario.
El FBES es fruto del proceso histórico que nació en el I Foro Social Mundial realizado
en la ciudad de Porto Alegre en el 2001, a través de la constitución del Grupo de Tra-
bajo Brasileño de Economía Solidaria (GT– Brasileño). El 2002, a partir de la elección
del Gobierno de Lula, y la transición a un gobierno más democrático, el GT preparó
un documento titulado: “Economía solidaria como estrategia política de desarrollo”.
Este documento de interlocución, en síntesis, presentaba las directivas generales de la
Economía Solidaria y reivindicaba la creación de la Secretaría Nacional de Economía
148 |
BUEN VIVIR, COOPERACIÓN E AUTOGESTIÓN PARA UN DESARROLLO JUSTO Y SUSTENTABLE
Solidaria (Senaes). A partir de 2003, el GT fue consolidado como plataforma de arti-
culación.
La economía solidaria como movimiento social organizado busca en sus estrategias la
consolidación de un desarrollo territorial, sustentable, diverso y solidario; movimiento
de opción por la organización popular y la lucha emancipatoria de los trabajadores y
trabajadoras asociados para el enfrentamiento y superación del capitalismo.
El actual modelo de desarrollo dominante en el Brasil para el enfrentamiento de la
crisis económica es el incentivo al endeudamiento y al consumismo, por tanto, no
representa los anhelos y las necesidades de una sociedad sustentable.
De esta forma, nuestras iniciativas como trabajadores y trabajadoras que se distinguen
por el hecho de incorporar en sus prácticas la solidaridad, entendida como la valoriza-
ción de las personas al ponerlas en el centro de la organización y la realización de las
actividades económicas, considerándolas como parte de otra dimensión de la natura-
leza social, política, cultural o ecológica.
Esas iniciativa promueven una economía de adentro hacia fuera, una visión emancipa-
toria, de autonomía y autogestión.
La economía solidaria en el Brasil, por otra parte, está creando un nuevo modelo de
desarrollo local y territorial, sustentable, solidario y vuelto al Buen vivir de toda la
población, identificándose así como un movimiento político, económico y social que
fortalecer y valoriza la cultura local, respetando la diversidad y el medio ambiente,
construyendo un modelo alternativo al actual sistema económico que retoma la utopía
de una sociedad más humana, justa y fraterna.
A pesar de los avances de las políticas públicas, infelizmente constatamos que aho-
ra; con el gobierno del Partido de los Trabajadores, muchas veces han reducido los
programas de economía solidaria exclusivamente a la imagen de acciones sociales y
asistencialistas, en especial para el combate a la extrema pobreza. No los consideran
como parte de una estrategia más amplia de desarrollo, aún privilegian las viejas y
caducas formas de producción y consumo depredadores, que tanto mal han causado
al ser humano y al planeta.
El FBES se organiza nacionalmente a través de sus plenarias nacionales. La última fue
realizada en 2012, teniendo como tema el buen vivir, la cooperación y la autogestión
para un desarrollo justo y sustentable. A partir de esta acción que involucró la organi-
zación de 184 plenarias locales y territoriales, 27 plenarias estaduales, incorporando
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
más de veinte mil personas en la realización de la Plenaria Nacional, el movimiento
de la economía solidaria reflexionó sobre la consolidación de su orientación política a
partir de los siguientes temas:
• Economía popular.
• Territorio y territorialidad.
• Diversidad de la ciudadanía, organización de la sociedad, relaciones entre el movi-
miento de la economía solidaria y el Estado.
Las propuesta de acción del movimiento de la economía solidaria para la consolida-
ción de la economía solidaria en cuanto estrategia de construcción se da a partir del:
• Educación y Cultura – Fortalecimiento de la Educación Popular y el Cambio Cul-
tural.
• Integración territorial y lucha por la continuidad y mantenimiento de las políticas
públicas.
Actualmente, vale resaltar las dos acciones que están en desarrollo por la plataforma:
Una es la consolidación de una red social y económica de la economía solidaria, lla-
mada Cirandas.net que tiene como objetivo ofrecer herramientas en la Internet para
promover la articulación económica, social y política de quienes gustan de la econo-
mía solidaria o viven de ella.
150 |
BUEN VIVIR, COOPERACIÓN E AUTOGESTIÓN PARA UN DESARROLLO JUSTO Y SUSTENTABLE
Sus principales objetivos son: Potenciar el flujo de saberes, productos y servicios de
la Economía Solidaria; ofrecer herramientas para la constitución y consolidación de
redes y cadenas solidarias; ser un espacio de divulgación de la economía solidaria y
de búsqueda de sus productos y servicios para consumidores individuales y colectivos
(públicos, privados y grupos de consumidores) y permitir la interacción entre varios
actores en comunidades virtuales y espacios territoriales, temáticos y económicos. La
opción de desarrollo tecnológico de Cirandas fue crear, en pareja con la Colivre (un
emprendimiento solidario de desarrollo de software libre), o software Noosfero, que
hoy es una referencia en el universo de software libre en el Brasil, siendo también
utilizado en otros países.
Por otra parte, hay en curso la construcción de una plataforma EAD, a través del forta-
lecimiento de la economía solidaria y Feminista como estrategia para la emancipación
y organización de las mujeres. A través del GT de mujeres, estamos construyendo
diversas formas en el país enfocadas en este tema, inclusive formulamos junto al go-
bierno el Centro de Formación en Economía Solidaria (red CFES), red formada por
educadores, cuyo alcance es la formación para la economía solidaria, la Red Brasileña
de Comercialización Solidaria (red de productores y entidades de apoyo a la comer-
cialización) y la red de finanzas solidarias (que asumen los bancos comunitarios y los
fondos solidarios).
Actuamos también en la integración de América Latina contribuyendo a la creación
de RIPESS LAC (Red Intercontinental de Promoción de la Economía Social y Solida-
ria) y el Espacio Mercosur Solidario.
En fin, con las demandas de un país con las dimensiones de Brasil los desafíos de la
Economía Solidaria son grandes; pero acreditamos que estamos contribuyendo a un
nuevo modelo, urgente y necesario de vida y de desarrollo; seguimos trabajando…
| 151
CUARTA PARTE:
Reflexiones finales sobre las
luchas sociales por la tierra
PRESENTACIÓN
La presentación de casos y procesos, agrupados en los tres ejes temáticos que estructu-
raron este encuentro internacional, fue complementada con una reflexión de fondo
sobre la tierra y la conflictividad desde la perspectiva tomada por esta conferencia
–una perspectiva histórica, global y comparativa– por cuatro académicos reconocidos:
Alberto Acosta, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)
sede Ecuador; Luiz Inácio Gaiger, profesor de la Universidad do Vale do Rio dos Sinos
(Unisinos) Brasil; César Germaná, profesor de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos; y Sinclair Thomson, profesor de la Universidad de New York. Sus análisis,
proveen a las diferentes ponencias específicas de un marco global y crítico, y alimentan
el despliegue posterior de intercambios y debates promovidos por esta conferencia.
Alberto Acosta, a partir de los distintos casos expuestos en la conferencia que dan
testimonio de la consolidación de un modelo extractivista en América Latina, insiste
en la pluralidad y la larga historia de los extractivismos, nutridos por el consumismo y
la especulación, y desafían los límites del planeta mismo. Acosta concluye claramente
que lo que nos queda es tejer las luchas –motivo que dio luz a esta conferencia.
Luiz Inácio Gaiger, enfocándose en la pregunta de cómo podemos estudiar, pensar,
investigar, comprender mejor juntos lo que está pasando, plantea varios equívocos
en la manera que entendemos nuestra época. Estas ambigüedades paralizan nuestra
búsqueda de alternativas que vayan más allá de una “solución” económica y nublan el
hecho que la construcción de una solidaridad democrática está en el rescate de alter-
nativas no tanto nuevas, sino existentes pero silenciadas.
César Germaná parte del trabajo inspirador de José Carlos Mariátegui para indagar
más profundamente en el proyecto de la descolonialidad del poder. Se trata de un
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
proyecto que, en la arena de las relaciones de trabajo, se pone en práctica diariamente
por gran parte de la población mundial, rural y urbana, a través de formas económicas
de reciprocidad. Fortaleciendo este movimiento social alternativo, contribuiría sustan-
cialmente al avance de un paradigma de vida diferente que cuestiona fundamental-
mente la racionalidad instrumental eurocéntrica; planteado como el buen vivir (suma
qamaña o sumak kawsay).
Sinclair Thomson correctamente señala que el territorio, en lugar de la tierra, cons-
tituye el verdadero foco de análisis de este encuentro, planteando una ampliación de
nuestro enfoque hacia el problema del territorio. Partiendo, al igual que Germaná del
pensamiento crítico e influyente de Mariátegui sobre la cuestión agraria, nos ofrece un
análisis de largo plazo de los movimientos indígenas históricos y contemporáneos en
la región latinoamericana, y cómo estos han logrado que se transcienda la concepción
de la tierra, revelándola como una cuestión de territorio y soberanía.
Juntos, los aportes complementarios de estos destacados invitados contribuyen a fo-
mentar un diálogo transdisciplinario acerca de las estructuras de poder que dominan
hoy las relaciones de la tierra y el territorio en América Latina, una reflexión crítica so-
bre las respuestas deseables, necesarias y viables hacia modelos de vida sustancialmente
diferentes y descolonializados; y una discusión epistemológica sobre las consecuencias
de la matriz de poder que estructura nuestros análisis y actuaciones, frente a cuestiones
pendientes de la tierra y la autonomía en un mundo cada vez más globalizado.
Esta parte concluye presentando las perspectivas y desafíos de las tres instituciones
organizadoras de la conferencia.
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'HSDUWDPHQWRGH+LVWRULD
Grupo de investigación “Communities, Connections, Comparison”
Universidad de Gante, Bélgica
156 |
LOS EXTRACTIVISMOS Y EL SUBDESARROLLO REFLEXIONES
PARA SUPERARLOS
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“La función de la Inteligencia es creadora. No debe, por ende, conformarse con la
subsistencia de una forma social que su crítica ha atacado y corroído tan enérgica-
mente.”
Los extractivismos2 sintetizan una modalidad de acumulación que comenzó a fraguar-
se masivamente en Nuestra América hace 500 años. Esta modalidad explica el saqueo,
la destrucción, la dominación y la todavía imparable colonización interna en América
Latina, con todas sus devastaciones. Estos extractivismos, entonces, dan cuenta del
origen y de la evolución del propio capitalismo hasta nuestros días.
La apropiación de recursos naturales, donde estos son extraídos por medio de una
serie de violencias, atropellando Derechos Humanos y Derechos de la Naturaleza3, “no
es una consecuencia de un tipo de extracción sino que es una condición necesaria para
poder llevar a cabo la apropiación de recursos naturales”, señala atinadamente el uru-
guayo Eduardo Gudynas.4 Y se lo hace sin importar los impactos nocivos en términos
sociales y ambientales, inclusive económicos, de los proyectos extractivistas. Por cierto
casi nunca se consideran todos los costos y subsidios ocultos o no que estas actividades
implican, ni siquiera el agotamiento de los recursos y sus posteriores consecuencias.
Es preciso entender que los extractivismos no se limitan a los minerales o al petróleo,
lo hay también agrario, forestal, pesquero e inclusive turístico.5
En los últimos años, conscientes de algunas de las patologías propias de la modalidad
de acumulación extractivista, varios países de la región con regímenes “progresistas”
han impulsado algunos cambios. Sin embargo, más allá de los discursos no hay ningu-
na señal cierta de que pretendan superar realmente dicha modalidad de acumulación.
Desde una postura nacionalista se procura principalmente un mayor acceso y control
por parte del Estado, sobre los recursos naturales y también sobre los beneficios que su
extracción produce. Esto no está mal. Lo negativo es que desde esta postura se critica
el control de los recursos naturales por parte de las transnacionales y no la extracción
en sí. Y esto es aún más complicado cuando las empresas estatales actúan cual si fueran
transnacionales; en algunos casos inclusive peor que aquellas.
Hasta hace muy poco tiempo, gracias a los elevados precios de las materias primas, en
los países con gobiernos “progresistas”, que lograron una mayor participación en renta
extractivista, los segmentos tradicionalmente marginados de la población experimen-
taron una relativa mejoría. Esto se debió a una mejor distribución de dichos ingresos,
sin una redistribución de los activos. Es más, al no haber afectado la modalidad de
acumulación primerio exportadora, los grupos más poderosos obtuvieron la tajada de
león. Esta situación es explicable por la inexistencia de gobiernos realmente revolucio-
narios y lo relativamente fácil que resulta obtener ventaja de la generosa Naturaleza,
sin adentrarse en complejos procesos sociales y políticos de redistribución.
Por supuesto en los países con gobiernos neoliberales los extractivismos gozan también
de muy buena salud. Allí también, gracias igualmente a los elevados precios de las
materias primas en el mercado mundial, se han registrado significativas mejorías en
4 Eduardo Gudynas; “Extracciones, extractivismos y extrahecciones – Un marco conceptual sobre la apropiación
de recursos naturales”, en Observatorio del desarrollo, Nº 18, febrero 2013.
http://www.extractivismo.com/documentos/GudynasApropiacionExtractivismoExtraheccionesOdeD2013.pdf
5 Para intentar una definición comprensible, utilizaremos el término de extractivismo propuesto por Eduardo
Gudynas, cuando se refiere a aquellas actividades que remueven grandes volúmenes de recursos naturales que
no son procesados (o que lo son limitadamente) sobre todo para la exportación en función de la demanda de
los países centrales.
158 |
REFLEXIONES FINALES SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES
el ámbito social. Aquí también se ha reducido la pobreza a través de algunas políticas
sociales financiadas por estos ingresos adicionales.
Ahora, cuando el ciclo de precios altos de las materias primas parece haber llegado a
su fin, las presiones extractivistas no declinan. Al contrario. La dependencia de los
mercados foráneos, aunque parezca paradójico, es aún más marcada en épocas de cri-
sis. Todos o casi todos los países cuya economía está atada a la exportación de recursos
primarios, caen en la trampa de forzar las tasas de extracción de dichos recursos. Se
ofrecen nuevos incentivos a las empresas extractivistas, incluyendo flexibilizaciones de
las normas ambientales y sociales. Esta realidad termina, como es fácil deducir, por
beneficiar a los países centrales: una mayor oferta de materias primas –petróleo, mine-
rales o alimentos–, en épocas de precios deprimidos, ocasiona una reducción mayor
de dichos precios. Y esto provoca lo que se conoce como “crecimiento empobrecedor”:
muchas veces caen los ingresos a pesar de las mayores exportaciones, lo que, además,
viene de la mano de una pérdida de las reservas mineras o petroleras, por ejemplo.
Lo que sabemos con certeza, luego de tantas experiencias acumuladas, es que –inde-
pendientemente de los gobiernos “progresistas” o neoliberales– en la medida que se
amplían y profundizan los extractivismos se agrava la devastación social y ambiental.
Los derechos colectivos de muchas comunidades indígenas y campesinas son atropella-
dos para ampliar aún más la frontera petrolera o para permitir la megaminería o inclu-
sive para fomentar cada vez más los monocultivos de todo tipo. La criminalización de
la protesta social está a la orden del día: decenas de líderes populares son encausados
penalmente por defender el agua, los derechos y la vida misma.6
Insistamos en este punto, si se contabilizaran los costos económicos de los impactos
sociales, ambientales y productivos de la extracción del petróleo o de los minerales,
desaparecerían muchos de los beneficios económicos de estas actividades. Pero estas
cuentas completas no son realizadas por los diversos gobiernos, que –presos de una
suerte de ADN–extractivista– confían ciegamente en los beneficios de estas activida-
des primario–exportadoras.
Un punto cuestionable de esta modalidad de acumulación radica en la forma en que
se extraen y se aprovechan dichos recursos, así como en la manera en que se distribu-
yen sus frutos. Pero el asunto es mucho más complejo. Las sendas del extractivismo
–progresista o neoliberal– no son el problema mayor. La dificultad radica en el extrac-
6 Poco importa, por ejemplo, que en el Ecuador constitucionalmente la Naturaleza sea sujeto de derechos.
7 Sobre esta cuestión de “la maldición”, se puede consultar el libro de Acosta, Alberto; La maldición de la abun-
dancia, CEP, Swissaid y Abya–Yala, Quito, 2009.
http://www.extractivismo.com/documentos/AcostaMmaldicionAbundancia09.pdf
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
tivismo mismo, que en esencia es de origen colonial y siempre violento, con todo lo
que esto implica. Y que como tal mantiene a estos países atados al mercado mundial
y, en consecuencia, condenados al subdesarrollo.
Esta realidad es la que explica la existencia de economías en extremo frágiles y depen-
dientes, víctimas de crisis económicas recurrentes, al tiempo que se consolidan men-
talidades “rentistas”. Todo esto profundiza la débil y escasa institucionalidad, alienta
la corrupción. Lo expuesto se complica con las prácticas clientelares y patrimonialistas
desplegadas vía políticas sociales que deterioran el tejido organizativo y comunitario
de la sociedad. Y todo esto, más allá de los impactos ambientales, contribuye a frenar
la construcción de democracias sólidas; el autoritarismo o el populismo de alta intensi-
dad, para tomar este concepto de la socióloga argentina Maristella Svampa, caracteriza
a los gobiernos extractivistas, especialmente a los “progresistas”.
La realidad de una economía primario–exportadora, sea de recursos petroleros, mine-
rales y/o frutas tropicales, por ejemplo, es decir exportadora de Naturaleza, se refleja
además en un escaso interés por invertir en el mercado interno. Esto redunda en una
limitada integración del sector exportador con la producción nacional. No hay los
incentivos que permitan desarrollar y diversificar la producción interna, vinculándola
a los procesos exportadores, que a su vez deberían transformar los recursos naturales
en bienes de mayor valor agregado.
Esta situación es explicable por lo relativamente fácil que resulta obtener ventaja de la
generosa Naturaleza y de muchas veces también de una mano de obra barata.
Para cerrar el círculo es necesario comprender que el grueso del beneficio de estas
actividades extractivas va a las economías ricas, importadoras de estos recursos. Luego
los países industrializados sacan un provecho mayor procesando las materias primas y
comercializándolas como productos terminados. Mientras tanto los países exportado-
res de bienes primarios, reciben, normalmente, una mínima participación de la renta
minera o petrolera, mientras cargan con el peso de los pasivos ambientales y sociales.
Los primeros importan Naturaleza, los segundos la exportan. Los primeros son desa-
rrollados, los otros no.
A lo anterior se suma la masiva concentración de dichas rentas en pocos y poderosos
grupos económico. Así, amplios segmentos empresariales, contagiados por el rentis-
mo, no encuentran alicientes (tampoco los crean) para sus inversiones en la economía
doméstica. Con frecuencia sacan sus ganancias fuera del país y llegan inclusive a ma-
nejar sus negocios con empresas afincadas en lugares conocidos como paraísos fiscales.
Así las cosas, tampoco existe estímulo o presión para invertir los ingresos recibidos
por las exportaciones de productos primarios en las propias actividades exportadoras,
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REFLEXIONES FINALES SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES
pues la ventaja comparativa radica en la generosidad de la Naturaleza, antes que en el
esfuerzo innovador del ser humano. La respuesta para enfrentar una creciente deman-
da o incluso para responder a la caída de los precios de dichos recursos en el mercado
mundial, ha sido –como ya dejó anotado– expandir la frontera extractiva provocando
cada vez más y mayores complicaciones.
No nos olvidemos que en este tipo de economías extractivistas, muchas veces con una
elevada demanda de capital y tecnología para la extracción de las materias primas,
funciona con una lógica de enclave. No hay impulso integradores de esas actividades
primario–exportadoras con el resto de la economía y de la sociedad. Así el aparato
productivo queda sujeto a las vicisitudes del mercado mundial. En especial, queda vul-
nerable a la competencia de otros países en similares condiciones, que buscan sostener
sus ingresos sin preocuparse mayormente por un manejo más adecuado de los precios.
Y como resultado de esto, las posibilidades de integración regional, indispensables
para ampliar los mercados domésticos, desaparecen si todos los países vecinos produ-
cen similares materias primas.
Preguntémonos, entonces, hasta cuándo se va a aceptar que todos los países produc-
tores de bienes primarios similares, que son muchos, puedan crecer esperando que la
demanda internacional sea sostenida y permanente para garantizar ese crecimiento.
En este escenario hay que reconocer que el real control de las exportaciones nacionales
está en manos de los países centrales, aún cuando no siempre se registren importantes
inversiones extranjeras en las actividades extractivistas. Muchas empresas estatales de
las economías primario–exportadoras (con la anuencia de sus respectivos gobiernos,
por cierto) parecerían programadas para reaccionar exclusivamente ante impulsos forá-
neos. Por otro lado, hay países, como en la actualidad China, que entregan cuantiosos
créditos asegurándose el repago directa o indirectamente con recursos naturales. En
síntesis, la lógica de la extracción de recursos naturales, motivada por la demanda ex-
terna, caracteriza la evolución de estas economías primario–exportadoras.
Debido a estas condiciones y a las características tecnológicas de las actividades petrole-
ra o minera e incluso del agronegocio intensivo, no hay una masiva generación directa
de empleo. Esta modalidad de acumulación no requiere del mercado interno, incluso
funciona con salarios decrecientes. No hay la presión social que obliga a reinvertir en
mejoras de la productividad. Estas actividades extractivas impiden, con frecuencia, el
despliegue de planes de desarrollo local adecuados.
Adicionalmente, las comunidades en cuyos territorios o vecindades se realizan estas
actividades extractivistas han sufrido y sufren los efectos de masivas afectaciones so-
cioambientales derivadas de este tipo de explotaciones. La miseria de grandes masas
de la población es, por tanto, consustancial a la extracción de ingentes cantidades de
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
recursos naturales (con alta renta diferencial), destinados a la exportación. En Ecua-
dor, por ejemplo, las provincias petroleras amazónicas son las más pobres; lo mismo
sucede en las regiones mineras peruanas.
Como es evidente, todo ello ha contribuido a debilitar la gobernabilidad democrática,
en tanto termina por establecer o facilitar la permanencia de gobiernos y de empresas
autoritarias, voraces y clientelares.
Frente a la omnipresencia de los extractivismos asoman con frecuencia los reclamos
por alternativas. Estas existen. El meollo radica en comprende lo que representa esta
modalidad de acumulación primario exportadora responsable del subdesarrollo. De
allí se deriva la urgencia para diseñar estrategias de transición hacia una economía
postextractivista, que empieza por no seguir extendiendo y profundizando un modelo
económico tan nocivo y perverso.
Bien sabemos que ese esquema no ha sido la senda para salir de la pobreza de ningún
país.9 El escape de una economía extractivista, que tendrá que arrastrar por un tiempo
algunas actividades de este tipo, debe considerar como un punto clave: el decrecimien-
to planificado del extractivismo. Por lo tanto, plantearse como opción más extractivis-
mos para superar el extractivismo es una falacia y una irresponsabilidad.
En línea con lo dicho hay que potenciar actividades sustentables, así como aquellas
que den paso a la manufactura de las materias primas dentro de cada país, pero sin
caer en la lógica del productivismo y el consumismo alentada por las demandas de
acumulación del capital. Lo dicho nos lleva a rediseñar los patrones de producción y
de consumo en línea con las demandas de una sociedad solidaria y equitativa: funda-
mentos indispensables para asegurar la libertad.
8 Schuldt, Jürgen; ¿Somos pobres porque somos ricos? Recursos naturales, tecnología y globalización, Fondo
Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005.
9 Noruega no es la excepción que confirma la regla. En este caso la extracción de petróleo empezó y se expandió
cuando ya existían sólidas instituciones económicas y políticas democráticas e institucionalizadas, con una so-
ciedad sin inequidades comparables a la de los países petroleros o mineros, es decir cuando el país escandinavo
ya era un país que podría ser considerado como desarrollado.
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REFLEXIONES FINALES SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES
Por igual se requiere otro tipo de participación en el mercado mundial, construyen-
do bases de una integración regional más autocentrada. Pero sobre todo, no se debe
deteriorar más la Naturaleza y aumentar las brechas sociales. El éxito de este tipo de
estrategias para procesar una transición social, económica, cultural, ecológica, depen-
derá de su coherencia y, particularmente, del grado de comprensión y respaldo social
que tenga.
Por lo tanto, para lograrlo se precisa definir, con una amplia y verdadera participación
popular, una vigorosa estrategia que permita enfrentar este tipo de actividades que po-
nen en riesgo la biodiversidad e inclusive la convivencia social. El primer paso, enton-
ces, pasa por fortalecer a las comunidades que actualmente resisten al extractivismo,
dando lugar a un amplio debate sobre los alcances y amenazas del extractivismo. Solo
con una gran fuerza social consciente y comprometida se puede encarar con éxito la
senda de las transiciones para superar el extractivismo.
Hay que estar claros que la eliminación de la pobreza no se consigue solo con inversión
social y obra pública, o con una adecuada distribución de los ingresos. En los países
con gobiernos “progresistas” (también en aquellos con gobiernos neoliberales), du-
rante el boom de los commodities, se registró una mejor distribución de los ingresos
fiscales, mientras que, en paralelo, se profundizó la concentración de la riqueza. Falta,
entonces, dar respuestas a esta situación intolerable e insostenible: la excesiva concen-
tración de la riqueza en pocas manos. Si se quiere erradicar la pobreza hay que propi-
ciar una sustantiva redistribución de la riqueza10, al tiempo que se cambia la modalidad
de acumulación, que constituye la base estructural de tantas inequidades y violencias.
Por igual urge abordar con responsabilidad el tema del crecimiento económico. Así,
resulta por lo menos oportuno diferenciar, dependiendo de sus respectivas historias
sociales y ambientales, lo que es el crecimiento “bueno” del crecimiento “malo” (por
ejemplo el crecimiento económico de los países petroleros no les ha conducido al
desarrollo, pueden ser muy ricos, pero no desarrollados). Paulatinamente vamos en-
tendiendo que el crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo y éste, por lo
demás, se ha demostrado como un fantasma inalcanzable.11
10 Por ejemplo en Ecuador, si se incrementara la carga tributaria del 10% más rico de la población en 3,5% y se
destinan esos recursos para atender a los segmentos más necesitados, se eliminaría la pobreza. Resolver el tema
de los subsidios de los combustibles, que benefician a los más ricos y no a los pobres, sería otra fuente de finan-
ciamiento. Una renegociación de los contratos con las empresas telefónicas aportaría mucho; ¡considérese que
estas empresas han llegado a tener utilidades anuales del 38,5 % (treinta y ocho punto cinco por ciento) sobre
patrimonio neto! Y así por el estilo.
11 Es aleccionadora la lectura del libro de Koldo Unceta sobre este discusión, relacionando el postcrecimiento con
el postdesarrollo: Desarrollo, postcrecimiento y Buen Vivir, en Acosta, Alberto y Martínez, Esperanza (edito-
res), serie Debate Constituyente, Abya–Yala, Quito, 2014.
http://www.rosalux.org.ec/es/alternativas–al–desarrollo/830–postecrecimientokoldounceta.html
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Lo dicho nos indica que se puede crecer y no alcanzar el desarrollo, y que inclusive
se puede crecer y subdesarrollarse aún más como resultado de un “crecimiento em-
pobrecedor”. Esta es una experiencia común en el mundo empobrecido, sobre todo
cuando caen los precios de las materias primas y torpemente se pretende mantener el
flujo de divisas produciendo más materias primas… lo que ocasiona una caída de sus
precios por la sobre oferta. Además, ¿cuántos países han logrado sostener por tiempos
relativamente largos significativas tasas de crecimiento económico? Pocos, sin duda al-
guna. Y de esos pocos, ¿cuántos se han desarrollado?, muchos menos aún. Aceptemos
que la búsqueda del desarrollo se ha transformado en una carrera inútil detrás de un
fantasma.12
Es más, como para complicar las cosas, bien sabemos que en realidad prima el malde-
sarrollo inclusive entre los países que se consideran desarrollados.13 Esto último puede
sorprender a algunas personas, los países que se consideran desarrollados viven mucho
más allá de sus capacidades ecológicas y no han logrado resolver la inequidad social.14
Esos países están entrampados en estilos de vida social y ambientalmente insosteni-
bles, a más de irrepetibles a nivel global: “un modo imperial de vida”15, que se infiltra
en todo el mundo, inclusive en los países subdesarrollados.
Este reto no lo vamos a resolver de la noche a la mañana. Hay que dar paso a transi-
ciones a partir de miles y miles de prácticas alternativas existentes en todo el planeta,
orientadas por visiones que propugnan una vida en armonía entre los seres humanos
12 Aceleradamente se multiplican las críticas al desarrollo. Aquí podríamos recomendar, entre muchos otros, los
textos de Arturo Escobar, por ejemplo: Una minga para el postdesarrollo – Lugar, medio ambiente y movimien-
tos sociales en las transformaciones globales, Programa Democracia y Transformación Global, Unidad de Post-
grado, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima,
2010; o el libro con varios aportes de diversos autores: Más allá del Desarrollo, Grupo de Trabajo Permanente e
la Fundación Rosa Luxemburg, Quito, 2011.
http://www.rosalux.org.ec/es/alternativas–al–desarrollo/281–mas–alla–del–desarrollo.html
13 José María Tortosa; Mal desarrollo y mal vivir – Pobreza y violencia escala mundial, en Acosta, Alberto y Mar-
tínez, Esperanza (editores), serie Debate Constituyente, Abya–Yala, Quito, 2011.
http://www.rosalux.org.ec/es/serie–nuevo–constitucionalismo/209–maldesarrollo.html
14 En Alemania, el año 2008, el 10% más rico de la población alemana poseía el 53% de los activos, mientras que
la mitad de la población es propietaria de un 1% de los activos; una situación que lejos de haber mejorado, debe
haberse empeorado. (Revista Der Spiegel 19.2014)
15 Sobre el tema cabe revisar el aporte de Ulrich Brand y Markus Wissen; “Crisis socioecológica y modo de vida
imperial. Crisis y continuidad de las relaciones sociedad”, Universidad de Viena, 2014
http://www.ideaz–institute.com/sp/CUADERNO7/C71.pdf
16 Alberto Acosta; “Pos–crecimiento y pos–extractivismo: Dos caras de la misma transformación cultural”, en el
libro de varios autores Pos–crecimiento y Buen Vivir. Propuestas globales para la construcción de sociedades
equitativas y sustentables, FES–ILDIS, Quito, 2014 – http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196977
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REFLEXIONES FINALES SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES
y de estos con la Naturaleza. Eso nos conmina a transitar hacia una nueva civilización:
pasar del antropocentrismo al biocentrismo es el reto. Esta nueva civilización no sur-
girá de manera espontánea. Se trata de una construcción y reconstrucción paciente y
decidida, que empieza por desmontar varios fetiches y en propiciar cambios radicales,
a partir de experiencias existentes.
Este es el punto. Contamos con valores, experiencias y prácticas civilizatorias alternati-
vas, como las que ofrece el Buen Vivir o sumak kawsay o suma qamaña de las comuni-
dades indígenas andinas y amazónicas.17 A más de las visiones de Nuestra América hay
otras muchas aproximaciones a pensamientos filosóficos de alguna manera emparen-
tados con la búsqueda de una vida armoniosa desde visiones filosóficas incluyentes en
todos los continentes. El Buen Vivir, en tanto cultura de vida, con diversos nombres
y variedades, es conocido y practicado en las diferentes regiones de la Madre Tierra,
como podría ser el Ubuntu en África o el Swaraj en la India. Aunque mejor sería
hablar en plural de buenos convivires, para no abrir la puerta a un Buen Vivir único,
homogéneo, imposible de realizar, por lo demás.
En suma, nos toca construir un mundo donde quepan otros mundos, sin que ninguno
de ellos sea víctima de la marginación y la explotación, y donde todos los seres huma-
nos vivamos con dignidad y en armonía con la Naturaleza.
La gran tarea para la sociedad es tejer todas las luchas. No puede haber luchas aisladas
o luchas que no las sintamos como propias. La lucha contra los extractivismos es la lu-
cha contra la excesiva concentración de la riqueza y las inequidades, es la lucha contra
el racismo, es la lucha contra la destrucción de la Madre Tierra, es, en definitiva, una
lucha contra el machismo. Recordemos que, como decía la gran feminista peruana,
Julieta Paredes, que “aprender a violar y a violentar, la Humanidad lo aprendió sobre
el cuerpo de las mujeres”. Finalmente está en juego la superación de “la colonialidad
del poder”18 sobre la que se asienta el actual patrón de poder mundial.
17 La lista de textos que abordan este tema es cada vez más grande. Podríamos mencionar los aportes de Eduardo
Gudynas, a modo de ejemplo, el artículo “Buen Vivir: sobre secuestros, domesticaciones, rescates y alternativas”,
en el libro Bifurcación del Buen Vivir y el sumak kawsay, Ediciones SUMAK, Quito, 2014; también en el mismo
libro, el artículo de Josef Estermann, “Ecosofía andina – Un paradigma alternativo de convivencia cósmica y
de vida plena”; Atawallpa Oviedo Freire, Qué es el sumakawsay – Más allá del socialismo y capitalismo, Quito,
2011; o los textos del autor de estas líneas, como El Buen Vivir Sumak Kawsay, una oportunidad para imaginar
otros mundos, ICARIA, 2013.
18 Para tener una mejor comprensión de los antecedentes históricos del subdesarrollo, sobre los que se asienta el
poder mundial, cabría considerar, como lo precisa Aníbal Quijano (2001), que “el actual patrón de poder mun-
dial consiste en la articulación entre: 1) la colonialidad del poder, esto es la idea de ‘raza’ como fundamento del
patrón universal de clasificación social básica y de dominación social; 2) el capitalismo, como patrón universal
de explotación social; 3) el Estado como forma central universal de control de la autoridad colectiva y el mo-
derno Estado–Nación como su variante hegemónica y 4) el eurocentrismo como forma central de subjetividad/
intersubjetividad, en particular en el modo de producir conocimiento”.
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APROXIMACIONES A LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
/XL],QiFLR*DLJHU1
Buenas tardes, es un gusto participar de este evento. Yo soy profesor, docente e inves-
tigador en la Unisinos. Vivo en la ciudad de Porto Alegre, en Brasil. Allá tenemos un
grupo de investigación, el Grupo Ecosol, que puede ser apreciado en su labor al hacer
contacto en su dirección electrónica2. Es un grupo de investigadores que por más de
20 años estamos trabajando temas vinculados con la economía solidaria. También les
comento que desde hace 10 años se ha formado una red virtual de investigadores, la
RILESS, que me tocó dirigir junto con José Luis Coraggio, de Argentina. Es una red
de investigadores donde pueden registrarse, afiliarse, compartir su producción, poner-
se en contacto y desde ahí trabajar continuamente. Esta red también tiene una revista
que les puede interesar: Otra economía, la cual está en español y portugués3. Hay una
enorme cantidad de trabajos de calidad y se pueden publicar diferentes artículos. La
revista queda a su disposición.
Personalmente, mis últimas investigaciones se han concentrado en los datos –en su
discusión así como en el análisis de la información– de los mapeos de la economía
solidaria en Brasil. Hemos tenido dos mapeos, más o menos de 35.000 emprendimien-
tos en total. Estamos tratando de sacar conclusiones, hacer análisis del significado de
estos datos, de esta investigación que es el mapeo. Esto está en el link que les ense-
ño4: También quiero destacar este libro que se sacó a fines del 2014 (lo muestra en la
1 Sociólogo e historiador. PhD en Sociología. Profesor e investigador de la Universidad do Vale do Rio dos Sinos
(Unisinos), Brasil.
2 https://blogecosol.wordpress.com
3 http://revistas.unisinos.br/index.php/otraeconomia
4 http://sies.ecosol.org.br
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
mano). El libro está disponible en la Secretaria Nacional de Economía Solidaria, este
material está ahí para que se pueda utilizar, es gratis. Hacer un mapeo nacional en un
país grande como Brasil no es fácil, ha sido un gran esfuerzo. De estos temas me estoy
ocupando en los últimos años.
Bueno, en lo que me toca a mi ponencia en este momento, considero que, obviamen-
te, sería imposible hacer una síntesis de este evento. Eso seria además dispensable,
dado que hemos tenido varios momentos de síntesis, de debates. Entonces, resolví
centrarme en la pregunta que se ha hecho hoy en esta jornada: ¿Qué podemos hacer
juntos? Yo la cambié un poco: ¿Cómo podemos estudiar, pensar, investigar, compren-
der mejor juntos lo que está pasando? Tomo en cuenta algunos retos y necesidades que
entre ayer y hoy me han suscitado las charlas y debates. Me voy a limitar a 4 puntos.
Empiezo, con un hecho: hace un mes más o menos recibimos en Brasil la visita de un
sociólogo norteamericano muy importante, Michael Burawoy, que publicó un libro
hace poco y estuvo en Brasil por eso. El libro fue anunciado en un periódico de São
Paulo. En este libro, Burawoy hace un comentario sobre Thomas Piketty, un econo-
mista francés que ha hecho una investigación importante que demuestra, con muchos
datos, que el capitalismo siempre genera desigualdad, cualquiera que sea el país y la
época. Entonces, Burawoy lo cita y hace un vínculo con lo que viene diciendo el papa
Francisco. Burawoy dice que si Piketty y el papa, los dos hacen una crítica fundamen-
tal al capitalismo, es que hay algo muy erróneo que está pasando, y eso lo sabemos
obviamente nosotros. Entonces: ¿Cómo pensarlo, cómo entender nuestra época, en la
búsqueda de alternativas?
El primer punto sería reconocer la ambivalencia de nuestra época, admitir que ella
nos toca en el plan concreto de la vida, de las acciones; pero también en el plan del
pensamiento: es necesario soportar, buscar entender la enorme ambigüedad y, aún
más, la ambivalencia de nuestros tiempos. La ambigüedad hace referencia para mí a la
indefinición, a la oscilación, a la observación de los sentidos cambiantes de los efectos,
de los rumbos que toman los procesos sociales de nuestra época; pero la ambivalencia
va más allá, apunta al hecho que dichos procesos generan sentidos y efectos muchas
veces contrarios, opuestos. Eso, en la realidad en general, incluso en la realidad que
está producida por nuestra labor, por nuestras prácticas. En otras palabras, por lo que
hemos dicho, visto, escuchado en estos dos días, parece que estamos en una transición,
aunque sea una expresión que muy a menudo usamos cuando no sabemos qué pasa.
La duda crucial está en saber si estamos en un proceso regresivo, de vuelta hacia atrás,
de derrumbe de los avances. O si más bien se trata de una época de experiencias
alentadoras, de fomentar semillas nuevas, cuidarlas y sembrarlas. Eso, en el sentido
figurativo y literal que conocemos. Ya sea para una opción o para la otra, tenemos un
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APROXIMACIONES A LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
conjunto de ejemplos importantes que se han presentado para nuestro conocimiento
y satisfacción en estos dos días.
En la perspectiva de ir hacia delante, tenemos todas las experiencias que se han pre-
sentado acá, de muchos países, cosas muy novedosas e importantes, de grandes conno-
taciones: turismo social, huertas comunitarias, etc. Las economías solidarias tienen su
fuerza como espacio de confluencia de esas iniciativas.
Desde una perspectiva de ir hacia atrás, regresiva, tenemos también muchas cosas,
desde el extractivismo acá en Perú. Entendemos todo lo que significa eso: una vuelta
a las colonias. En Brasil, estamos de cara con algunos desafíos muy importantes, les
voy a solamente decir en pocas palabras que estamos no solamente entrando en una
crisis de la política, de las instituciones políticas democráticas que nos ha costado
muchísimo para tenerlas; también estamos afrontando una crisis de la política, de la
idea misma que una sociedad necesita tomar en sus manos las decisiones que tienen
que ver con su futuro, con sus asuntos comunes, con el hecho que la sociedad está
formada por personas distintas que tienen que ponerse de acuerdo sobre cómo van
a vivir. En ello está la crisis más profunda, esa idea preciosa está en crisis, y si uno no
va creer en la política ni en lo político, lo que uno va a tener es una sociedad salvaje o
algún tipo nuevo de fascismo. Es lo que parece que de algún modo ya está empezando
a presentarse en nuestro contexto nacional. Entonces, regresión, no avance. Pero desa-
fortunadamente es algo que debemos admitir, soportar, buscar entender.
Un segundo punto tiene que ver con lo que me parece dos equívocos, en lo que
respecta a la fuente principal de los problemas de nuestra civilización. El primer equi-
voco: se suele decir que nuestro enemigo es el neoliberalismo. Yo les quiero plantear
una compresión algo distinta. Me parece que el liberalismo es la cara natural del capi-
talismo. La lógica del capitalismo es favorecer al capital privado, para que tenga las me-
jores condiciones de operar, de crecer para concentrar poder económico y absorver la
riqueza generada por la sociedad. Si lo hace sin obstáculos, es mejor; y si hubiera obs-
táculos, intenta vencerlos, derrumbarlos para luego venir con más fuerza. Por lo tanto,
dichas épocas las podemos llamar épocas de liberalismo o neoliberalismo, la parte más
visible de la dinámica capitalista, su rostro político podríamos decir. Es importante
comprender además que el capitalismo genera por su propia lógica crisis cíclicas. Con
ellas, elimina parte de los concurrentes del mercado, vuelve de pronto a aumentar y
concentrar la producción y circulación de la mercancía. La misma naturaleza se vuelve
mercancía, como decía Karl Polanyi. Cómo si la naturaleza, la tierra, no fuera nuestro
hogar, nuestra casa, nuestra vida. El mismo conocimiento bajo el capitalismo se está
volviendo mercancía.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Lo más grave quizás es que, hace algunas décadas, cuando había obstáculos a este
proceso, lo que solía acontecer eran golpes de estados, regímenes de excepciones y
dictaduras militares. Mientras que hoy en día ya no son necesarias dichas medidas ex-
tremas, puesto que las mismas democracias formales cumplen con este rol de reprimir,
oprimir, actuar con violencia, bajo una supuesta legalidad. Eso ya no nos permite con-
tener las fuerzas que generan estos procesos de imposición, es como si estuviéramos
viviendo otra vez la fase primitiva del capital que se ha dado en Inglaterra y en países
europeos.
El segundo equivoco es creer que nuestros problemas son económicos. Me explico:
se ha supuesto en los últimos dos siglos que hace falta crear más actividad en la eco-
nomía, que el desarrollo seria la forma de suplantar la escasez de recursos humanos.
La falta de tecnología y capital seria la fuente mayor del subdesarrollo, eso siendo una
representación social de la realidad de los países pobres y desiguales que no tendrían
suficiente recursos, capital tecnológica. Por lo tanto, había que ir hacia eso, a la solu-
ción: atraer el capital, traer los paquetes tecnológicos, la verdad y el saber. Hubo de ese
modo un tipo de imperialismo epistemológico, que aún nos afecta.
El capitalismo es una trampa que sirve para convencer a todos los gobiernos y pueblos,
o por lo menos para justificar las grandes políticas de crecimiento y desarrollo, ya sean
liberales o nacionalistas. Se ha nombrado por los ponentes de este panel lo que pasa
en algunos países, lo que sucede sobre todo en Ecuador y en Brasil. El reto principal
tiene que ver con lo económico, incluso en la visión de fuerzas de izquierda refor-
mistas. Entramos en una línea de neodesarrollismo, con todas sus contradicciones y
con el hecho que de eso modo perdemos la capacidad de marchar hacia otro tipo de
sociedad.
Planteo un equivoco más de esta tesis economicista: el supuesto de que el capitalismo
genera solución en la medida que es una economía de abundancia. Es todo lo con-
trario: el capitalismo es una economía de escasez, vive de la escasez, produce en abun-
dancia pero la necesidad debe ser mayor de lo que produce. Harry Pearson, en 1957,
escribió un texto –“La economía no tiene excedentes”– que les recomiendo.
Tercer punto: La cuestión de las alternativas no tiene que ver con lo económico, sino
con el sistema de vida. Hace algunos años publicamos un libro en español el “Diccio-
nario Internacional da Otra Economía”, que de verdad ponía el énfasis no solamente
en lo económico, pero más bien en otros sistemas de vida, otros gobiernos, otras po-
sibilidades para la sociedad. Aquí en este congreso hemos visto nacer elementos que
conforman otros sistemas de vida, desde el hacer común, la cooperación, el cuidado,
170 |
APROXIMACIONES A LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
el tema del territorio, equilibrio, armonía con el entorno y, además, una economía
gratis, mencionado por la autora del trabajo sobre la experiencia de Cusco que me
parece bien apropiado a lo que les planteo: el tema de cobrar por las cosas, de esperar
un ingreso, es una obsesión de las economías que ahora predominan. Si salimos de
este marco, todo cambia, hay que cambiar toda la visión de las economías, discursos
y problemas. Por eso, dichas formas de vida tienen un indudable fondo pragmático.
Se ha mencionado el tema de la reciprocidad, muy sugestivo. Les comento que hemos
manejado a menudo con dos formas convencionales y bien conocidas de economía:
la economía publica, o economía de estado, y la economía de mercado. Sin embargo,
hay otras formas de economía además de estas dos. Dichas formas le dan una función
fundamental a la solidaridad comunitaria o clasista, no están vinculadas a la economía
de mercado, pero si más bien a los principios de reciprocidad y domesticidad, típico
de la economía del hogar.
Los dos principios son muy importantes en nuestros contextos, pero casi no se les
toma en cuenta. Me parece fundamental lo que uno puede ver en términos de pers-
pectiva: seria como una expansión de la reciprocidad, coordinando a otros principios,
dando otro sentido a las relaciones de mercado, eso para decirlo en pocas palabras.
Si yo siguiera en esa línea de razonamiento, llegaría a una perspectiva en la cual las
alternativas que estamos viendo apuntan a una capacidad de generar otros sistemas
de equilibrio entre los principios económicos, como ya lo decía desde hace muchas
décadas el ya citado economista Karl Polanyi.
Cuarto punto: pasando del plano de las ideas al plano de la acción, aquí también
hemos sido afectados por un equívoco durante largo tiempo. Las economías popu-
lares, campesinas, cooperativas, solidarias han sido muy a menudo menospreciadas
como simples formas de resistencia dentro de un marco clasificatorio que dividía a los
movimientos y a las acciones como resistencias, acciones reformistas y acciones revo-
lucionarias. Creo que debemos abandonar esas categorías, estas fórmulas, en nuestra
manera de interpretar y actuar. Hemos visto acá y estamos viendo por todos lados que
se trata de resistir para preservar alternativas desde muchos existentes –que han sido
reprimidas, minimizadas, distorsionadas o aplastadas– con el fin de rescatar la libertad
y los recursos que les pertenecen y de los cuales se necesitan obviamente para ser lo
que nos dice su vocación o su racionalidad propia y a lo cual apunta a su sentido his-
tórico: el sentido que nosotros estamos tratando de promover por nuestra acciones en
el seno de los movimientos y en el espacio público, algo que podemos nombrar como
una nueva y amplia forma de solidaridad: la solidaridad democrática.
| 171
LA ECONOMÍA DE LA RECIPROCIDAD Y EL BUEN VIVIR
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De manera todavía embrionaria y dispersa está desarrollándose una tendencia que am-
biciona la descolonialidad del poder y que traduce el espíritu del Foro Social Mundial
de Porto Alegre. Se trata de un proceso, implicado en el desenvolvimiento milenario
de los pueblos indígenas, y de un proyecto que tiene como centro el buen vivir (suma
qamaña o sumak kawsay). Este, como horizonte histórico de sentido, es “un complejo
de prácticas sociales orientadas a la producción y a la reproducción democráticas de
una sociedad democrática”2. Se trata de una racionalidad diferente a la racionalidad
instrumental eurocéntrica que se encuentra en la base de la organización de los dife-
rentes ámbitos de las relaciones sociales: la solidaridad entre los seres humanos y la
armonía entre los seres humanos con la naturaleza.
Constituye una opción capaz de contribuir a la construcción de una nueva forma de
convivencia social donde se eliminen los diversos modos de dominación y de explo-
tación y se respete la diversidad cultural. Considero que el buen vivir instaura una
amplia problemática que puede delimitarse alrededor de las relaciones sociales que se
establecen con los modos de socialización en las comunidades urbanas y rurales que
buscan reproducir formas comunales de vida en los diversos ámbitos de la existencia
social. De esta manera se van formando mundos subjetivos con las competencias ne-
cesarias para hablar y para actuar de la manera socialmente adecuada dentro de esa
1 Sociólogo. Magíster en Sociología. PhD en Estudios Iberoamericanos. Profesor de la Unidad de Posgrado de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú.
2 A. Quijano, “Bien Vivir. Entre el “desarrollo” y la des/colonialidad del poder”, en Cuestiones y horizontes. An-
tología esencial. De la dependencia histórico–estructural a la colonialidad/ descolonialidad del poder, Buenos
Aires, CLACSO, 2014, p.847.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
colectividad, constituyéndose un habitus comunitario; esto es la adquisición de los es-
quemas de percepción y apreciación regidos por la solidaridad. Este proyecto implica,
por lo tanto, el desarrollo de una sociabilidad solidaria.
El proyecto del buen vivir pone en evidencia la vigencia y trascendencia del pensa-
miento de José Carlos Mariátegui (1894–1930). En el Amauta se encuentran los pun-
tos de partida para un análisis crítico –no eurocéntrico– de la realidad social y de su
transformación. En el periodo de transición en el que estamos viviendo la obra de
Mariátegui leída de manera desfetichizada es sumamente fructífera para avanzar en el
proyecto de la descolonialidad del poder.
“El pasado incaico –escribió Mariátegui– ha entrado en nuestra historia, reivindicado
no por los tradicionalistas sino por los revolucionarios. En esto consiste la derrota del
colonialismo (…). La revolución ha reivindicado nuestra más antigua tradición”3. Ma-
riátegui llamó a esta tradición “comunismo incaico”. Pero no se trataba –para él– de
volver al pasado pre–colonial, sino de entender las raíces indígenas del futuro. En este
sentido, sus reflexiones sobre el socialismo pueden vincularse con las actuales propues-
tas de los pueblos indígenas andinos y amazónicos del Buen Vivir.
El núcleo central del este proyecto está dado por la descolonialidad de las relaciones
de poder que se establecieron con la conquista europea de lo que sería América: la
igualdad en las relaciones de género, la reciprocidad en las relaciones de trabajo, el au-
togobierno en las relaciones de autoridad, la interculturalidad –o diálogo de saberes–
en las relaciones intersubjetivas y que los seres humanos sepamos estar atentos a una
“escucha poética” de la naturaleza, que es una realidad viva y no un mundo silencioso
y monótono. Se trata de un proceso y de un programa que hunde sus raíces en las tra-
diciones andinas; Mariátegui lo entrevió y lo exploró y con su propuesta de socialismo
indo–americano buscó la restitución del sentido histórico de la sociedad peruana4. No
se trataba de una utopía, sino de un nuevo horizonte histórico de sentido. Expresaba
las experiencias y el aprendizaje milenario que los pueblos indígenas han mantenido
a pesar de tantos siglos de sometimiento y humillación e instauraba un proyecto para
construir un orden social bueno, verdadero y bello que llevaría al reencantamiento del
mundo que la colonialidad/modernidad había desencantado. Este posible recomen-
zar de otra historia es un buen motivo para alegrarse; pero será una empresa muy dura
de emprender. Las reflexiones de Mariátegui constituyen una fructífera contribución
para llevar adelante esta trascendental tarea.
3 J. C. Mariátegui, “La tradición nacional”, en Peruanicemos al Perú, Mariátegui total, Lima, Amauta, 1994, T. I,
p. 326.
4 Véase de C. Germana, El “socialismo indo–americano” de José Carlos Mariátegui. Proyecto de reconstitución
del sentido histórico de la sociedad peruana, Lima, Amauta, 1995.
174 |
LA ECONOMÍA DE LA RECIPROCIDAD Y EL BUEN VIVIR
Un aspecto central del proyecto del bien vivir está dado por una forma específica de or-
ganización de las relaciones de trabajo centradas en un conjunto de prácticas produc-
tivas alrededor de la economía solidaria. La forma más característica de la economía
solidaria se encuentra en las relaciones de reciprocidad5.
En el caso específico del mundo del trabajo, las consecuencias de esta crisis estructu-
ral, tanto en los países centrales como en los periféricos, son catastróficas:
c) La expansión de formas de trabajo no asalariado, como la servidumbre y la esclavi-
tud.
En estas condiciones, ¿cómo sobrevive la población que es crecientemente marginada
del mercado de trabajo?
La solidaridad la entendemos como relación social material, y no solo intersubjetiva,
que vincula a los individuos que forman parte de un grupo, una asociación o una
comunidad y los lleva a cooperar entre ellos para lograr fines comunes. Hay en la
5 Sobre la economía solidaria y la descolonialidad del poder, véase de Boris Marañón–Pimentel (Coordinador),
Solidaridad económica y potencialidades de transformación en América Latina. Una perspectiva descolonial,
Buenos Aires, CLACSO, 2012.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
solidaridad un potencial racional alternativo a la lógica que la rige la acumulación de
capital –la racionalidad de la empresa capitalista. Es la lógica de la cooperación y no
la del beneficio personal.
Para delimitar conceptualmente la economía de la reciprocidad es necesario diferen-
ciarla tanto de ciertas ideas de sentido común como de algunas nociones con los que
se le puede emparentar como la marginalidad y la informalidad. Para lograr una cla-
rificación teórica será necesario, de otra parte, distinguir las relaciones materiales de
reciprocidad de las consideraciones de tipo ético. De esta manera seremos capaces de
percibir la novedad del fenómeno de la reciprocidad6.
En primer lugar, la reciprocidad no puede asimilarse al sentido común. En esta pers-
pectiva, se le considera como la ayuda que una persona o un grupo puede ofrecer a
otra persona o a otros grupos siempre y cuando aquellas hayan recibido esa ayuda
previamente. Se puede decir, por ello que la reciprocidad en el sentido común aparece
como la expresión de la ayuda mutua y estaría vinculada a las tradiciones prehispánicas
que se habrían reproducido en la ciudad.
De otro lado, la reciprocidad se le vincula con la pobreza, con la marginalidad y con
la informalidad. Ciertamente, la reciprocidad no es un conjunto de actividades de so-
brevivencia de individuos desplazados por la actual forma de organización económica.
La pobreza tendría que ver con un conjunto de manifestaciones en relación con los
niveles de vida de la población excluida del sector económico dominante. La recipro-
cidad no es un eufemismo para la pobreza. Se trata de un tipo particular de relaciones
sociales de producción; la pobreza tiene que ver con el problema de la distribución. Se
puede señalar que los individuos incorporados en la reciprocidad tienen condiciones
de vida muy precarias; pero ello no determina el tipo de articulación económica en la
que se encuentran involucrados.
Por esta razón es posible distinguir la reciprocidad de la marginalidad y de la informa-
lidad. La primera se vincula con una forma específica que asume la fuerza de trabajo
que ha sido desplazada de la producción por la lógica de la acumulación del capital. En
este sentido la marginalidad puede ser considerada como parte del ejército industrial
de reserva en sus modalidades “intermitente” y del “pauperismo”. Como ha señalado
Aníbal Quijano, la marginalidad es central y constitutiva del actual proceso capitalista
de producción.
6 Para una discusión de una perspectiva teórica y metodológica en el análisis de la economía de la reciprocidad,
véase el ensayo de Boris Marañón y Dania López, “una propuesta teórico–metodológica crítica para el análisis
de las experiencias populares colectivas de trabajo e ingresos. Hacia una alternativa societal basada en la re-
ciprocidad”, en: Boris Marañón (Coordinador), La economía solidaria en México, México, UNAM, 2013, pp.
25–57.
176 |
LA ECONOMÍA DE LA RECIPROCIDAD Y EL BUEN VIVIR
En esas condiciones, necesariamente, son crecientes los techos a la capacidad del apa-
rato productivo de absorber y reabsorber, cíclicamente, a la masa de mano de obra
que ingresa en la órbita del capital. En particular, la que proviene de la desintegración
de las relaciones de producción de origen precapitalista, que ingresa en un proceso
de proletarización sin desemboque en el aparato productivo, que pertenece como se-
miproletario en buena parte, sin proletarizarse plenamente, y que al incorporarse de
modo creciente a la población urbana queda en una situación en que –como lo ad-
vierte la investigación latinoamericana– no es ni patrón ni asalariado, no tiene empleo
estable7.
Aquí se ubica el “polo marginal” del capital: producción de bienes y servicios que no
producen ganancias. Así, según Aníbal Quijano, el “polo marginal” del capital se ca-
racteriza por los siguientes aspectos:
a. Se trata de actividades económicas (productivas y/o servicios) de trabajadores sin
empleo y sin ingresos salariales.
b. Los
usos de recursos residuales de producción (los que han sido usados por el
capital).
c. Los bienes o servicios que produce son de baja calidad y de bajo precio.
e. La rentabilidad es tan baja que no les permite sino ingresos para la sobreviviencia.
La marginalidad aparece como el “polo marginal del capital”; la reciprocidad se pre-
senta como relaciones sociales de producción que no entran en la lógica de la acumula-
ción de capital. La economía de la reciprocidad aparece, entonces, como una actividad
económica no reducible a las modalidades del ejército industrial de reserva.
De otro lado, es necesario considerar a la informalidad como un concepto diferente
al de marginalidad y al de reciprocidad. La informalidad, tal como aparece en la lite-
ratura más importante sobre el tema8, no se refiere tanto a la existencia de un sector
económico, sino a las condiciones del empleo. Se trata del “empleo informal” cuando
no está protegido por las reglamentaciones oficiales de los gobiernos ni participa de
ninguno de los servicios sociales fundamentales. En este sentido es un empleo que no
se rige por un contrato de trabajo. Es una relación social capitalista de producción,
pero sin un reconocimiento legal de la misma. Se puede hablar por eso del espacio
informal del capital para referirse a las empresas, a sectores de empresas o al trabajo
7 A. Quijano, Imperialismo y “marginalidad” en América Latina, Lima, Mosca Azul, 19977, p.15.
8 Véanse, por ejemplo, los trabajos incluidos en el libro de A. Portes (ed.), La economía informal. Estudios en
países avanzados y menos desarrollados, Buenos Aires, Planeta, 1990.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
pagado por piezas donde el trabajo no está regulado por el Estado. “Desde esta pers-
pectiva, la informalidad es una estrategia adoptada por los actores económicos grandes
y pequeños según las circunstancias del mercado y la fuerza y coherencia de aquellos
intereses opuestos a la informalidad, tales como el gobierno y los sindicatos”9. La reci-
procidad, también se refiere a relaciones sociales, pero de distinta naturaleza, pues no
implican venta de fuerza de trabajo.
La economía de la reciprocidad traduce fundamentalmente un principio de organiza-
ción económico donde se establece el intercambio de bienes y servicios por fuera del
mercado. La reciprocidad, por lo tanto, constituye un principio que asegura el orden
en la producción y en la distribución de bienes y servicios en sociedades donde exis-
ten agrupaciones distribuidas simétricamente10. La reciprocidad es un tipo especial de
intercambio fundado en el valor de uso de los bienes11, en este sentido desaparece el
papel del mercado como eje del intercambio de bienes según su valor de cambio.
Ha habido reciprocidad en muchas sociedades donde la organización de la producción
implicaba “la ausencia del motivo de la ganancia; la ausencia del principio del trabajo
por una remuneración; la ausencia del principio del esfuerzo mínimo, y especialmente
la ausencia de toda institución distinta y separada basada en motivos económicos”12.
En la sociedad andina precolonial, ha sido uno de los principios de la organización
económica del Estado Inca. Más aún, esta tradición de trabajo se ha mantenido a
través de la colonia y la república e inclusive se ha reproducido entre los migrantes en
las ciudades. Esta postura si bien permite identificar un tipo de relaciones sociales no
es capaz de poner en evidencia la novedad de este fenómeno social. Pues una forma
social antigua en un lugar nuevo es nueva, en la medida en que las relaciones sociales
solo pueden definirse por el contexto histórico en el que se insertan. Si la reciprocidad
fuera considerado un dato, un hecho, este seguramente habría persistido a lo largo del
tiempo, manteniendo sus características fundamentales; pero los fenómenos sociales
no son objetos sino procesos. Y en tanto tal se van transformando y recreando conti-
nuamente. Lo que ahora aparece como relaciones sociales de reciprocidad constituye
una consecuencia del proceso de reorganización del capital que se ha venido operando
desde los años ochenta13. Aquellos sectores que fueron arrojados, excluidos y despro-
tegidos por la reestructuración del capital tuvieron que buscar en la reciprocidad una
9 B. Roberts, “Estructura del empleo, ciclo de vida y oportunidades de vida: sectores formales e informales en
Guatemala”, en A. Portes (ed.), Op. cit., p. 53.
10 Sobre la reciprocidad como principio de organización de la vida económica, véase K. Polanyi, La gran transfor-
mación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo, Buenos Aires, Claridad, 1947, Cap.4. También
es importante de K. Polanyi, Comercio y mercado en los imperios antiguos, Barcelona, Labor, 1976, esp. el Cap.
XIII, “La economía como actividad institucionalizada”.
11 A. Quijano, “Otra noción de lo privado, otra noción de lo público (Notas para un debate latinoamericano)” en
Revista de la CEPAL, Nº 35, agosto 1988.
12 K. Polany, La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo, op. cit., p. 76.
13 Véase A. Quijano, «Nueva heterogeneidad estructural de América Latina», en Hueso Húmero, nº 26, febrero de
1990.
178 |
LA ECONOMÍA DE LA RECIPROCIDAD Y EL BUEN VIVIR
salida para poder sobrevivir. “El apoyo en la reciprocidad y sus instituciones de gestión
doméstica de la sociedad, es para esas poblaciones, probablemente menos un redes-
cubrimiento de las tradiciones andinas que una respuesta racional para enfrentar las
condiciones de sobrevivencia bajo una crisis tan evidente como la que ha afectado a
esas poblaciones”14.
La novedad del fenómeno de la reciprocidad reside en el hecho de que no aparece
como ayuda mutua ni que está restringida a las zonas rurales. Más bien se trata de
un fenómeno que surge en las zonas urbanas como consecuencia del proceso de rees-
tructuración del capital. Pero, siendo un producto del actual proceso de acumulación
capitalista, no forma parte del patrón estructural del capital ni en la forma de “margi-
nalidad” ni de “informalidad”. En consecuencia, la reciprocidad constituye un nuevo
patrón de organización del trabajo. Su novedad reside en su capacidad para producirse
y reproducirse en contextos donde se creían extinguidos o donde se esperaba que des-
apareciera como consecuencia de la creciente modernización de la sociedad.
La economía de la reciprocidad constituye un vasto conjunto de organizaciones econó-
micas que no se estructuran según la lógica de la ganancia y de la acumulación sino en
función de la satisfacción de las necesidades colectivas fundamentales. Tal es el caso
de las organizaciones de consumo (como los Comedores Populares y en los Comités
de Vaso de Leche), las organizaciones económicas de producción (como los huertos
familiares y los talleres de producción artesanales) y las organizaciones económicas
vinculadas a la producción de servicios (los casos más significativos están dados por
los servicios de salud y de educación organizados en términos comunales). Se puede
decir, por lo tanto, que la lógica en la que se fundan estas formas de trabajo no es la del
capital sino la de la reciprocidad o de la comunidad (intercambio de bienes o servicios
en la perspectiva de la comunidad).
El eje fundamental de este tipo de organización económica es la comunidad. La lógica
de las necesidades colectivas asume el papel clave en el desarrollo de estas organiza-
ciones. La comunidad organiza, articula, especializa, distribuye el trabajo y controla la
relación con el mercado. Sin embargo, para la compresión de los límites y las posibi-
lidades de este tipo de organizaciones es necesario señalar que si bien no se les puede
reducir a la lógica capitalista tampoco tienen capacidad para auto–reproducirse. Es
evidente su debilidad tanto económica como política. Su extrema dependencia de los
recursos externos la hace muy vulnerable a decisiones que esas organizaciones no son
capaces de controlar. Así terminan sucumbiendo a manipulaciones externas o estable-
ciendo vinculaciones clientelísticas.
14 Quijano, “Poder y crisis en América Latina”, en Páginas, Nº 109, junio 1991, p. 49.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
De lo señalado hasta aquí, tres aspectos comunes estructuran la economía de la re-
ciprocidad: a) su diferenciación respecto del patrón capitalista de producción; b) las
características específicas de la fuerza de trabajo empleada en la economía de la reci-
procidad; y c) la actitud del Estado frente a este tipo de relaciones sociales.
En cuanto a lo segundo, la característica particular de la fuerza de trabajo empleada
en la economía de la reciprocidad consiste en formar parte de una estructura de sobre-
vivencia. De una parte, a diferencia del patrón capitalista, la subsistencia no depende
de una renta monetaria, aunque esta sea de carácter “marginal”; más bien sus medios
de vida dependen de la capacidad de articular relaciones de intercambio recíproco
de bienes o servicios con otros individuos. De otra parte, no poseen la propiedad de
medios de producción por lo que no producen para vender en el mercado como en el
caso de los trabajadores ocupados por cuenta propia. Se puede señalar, entonces, que
aquí se encuentran valores y actitudes que desafían la racionalidad instrumental del
capital (eficiencia, productividad, competitividad) y plantean otros valores vinculados
a la posibilidad de una mayor libertad personal y autonomía colectiva.
En cuanto lo tercero, se trata de relaciones sociales que no se articulan en la institu-
cionalidad política del Estado; más bien buscan expresarse en un tipo de institucio-
nalidad propia alrededor del autogobierno. Las relaciones sociales de reciprocidad
constituyen relaciones sociales con vitalidad suficiente como para que en algún mo-
mento puedan expandirse, reproducirse, ocupando un espacio propio. Para ello sería
necesaria la existencia de una institución diferente a la empresa. Las organizaciones
económicas populares no logran constituirse en esa alternativa. Esta alternativa solo
puede pasar por una organización comunitaria homogénea, que no se base en recursos
externos. Este es el caso de la “comunidades urbanas”, cuyo núcleo es el autogobierno.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que debido al nivel de vida insuficiente, la
población implicada en el trabajo de reciprocidad se encuentra expuesta a la manipu-
lación del Estado vía la política asistencialista.
180 |
LA ECONOMÍA DE LA RECIPROCIDAD Y EL BUEN VIVIR
Finalmente, ¿cómo lograr que la economía de la reciprocidad sea uno de los ejes fun-
damentales de la descolonialidad del patrón de poder vigente y se constituya en un
aspecto central de un sistema histórico alternativo? Hay dos aspectos que me parecen
claves para comprender el futuro de la economía de la reciprocidad. Uno estructural
y otro político.
De un lado, el futuro de la economía de la reciprocidad dependerá del desarrollo de
la crisis del capitalismo y de su incapacidad para incorporar a la fuerza de trabajo; en
ese caso se profundizarán las formas comunitarias para resolver las necesidades de la
población.
De otro lado, será necesario visibilizar las experiencias de la economía de la recipro-
cidad. Para ello será fundamental el papel de una educación comunitaria que forme
según valores centrados en la cooperación y no en el individualismo y el consumismo.
Así también será necesario el fortalecimiento del debate en las universidades de las
diversas formas de economía solidaria tanto en términos de investigación como de
formación de profesionales con competencias necesarias para apoyarla y consolidarla.
Para hacer avanzar el proceso de descolonialidad de las relaciones de trabajo, creo que
es necesario consolidar el movimiento de la economía solidaria incorporando a todas
las instituciones y grupos que trabajan en esta perspectiva y vayan conquistando la
hegemonía intelectual y moral de un proyecto de un orden social alternativo al patrón
de poder colonial/moderno/capitalista.
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EL PROBLEMA DEL TERRITORIO: DIALOGANDO CON
MARIÁTEGUI Y LA HISTORIA INDÍGENA DESDE HOY
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Considero que las reflexiones de José Carlos Mariátegui, el gran pensador latinoame-
ricano de la cuestión agraria, nos pueden servir para echar nueva luz sobre algunos
aspectos de las luchas sociales en torno a la tierra en perspectiva historia larga y en
nuestro propio tiempo. Para empezar, quiero volver al famoso ensayo de Mariátegui,
“El problema de la tierra”, publicado en 1928. Mariátegui empezó su texto refiriéndo-
se a “este problema de la tierra –cuya solidaridad con el problema del indio es demasia-
do evidente–…” Luego continuó: “El problema agrario del Perú… aparece en toda su
magnitud de problema económico–social –y por tanto político–... Y resulta vano todo
empeño de convertirlo, por ejemplo, en un problema técnico–agrícola del dominio de
los agrónomos”. Y entonces planteó: “El régimen de propiedad de la tierra determina
el régimen político y administrativo de toda nación. El problema agrario –que la Repú-
blica no ha podido hasta ahora resolver– domina todos los problemas de la nuestra”.
(Mariátegui [1928] 1968: 42–43).
¿Cómo debemos entender este esta palabra clave, “la tierra”? Mariátegui nos advirtió
que no debemos reducirla a un concepto técnico, propio a los expertos en agronomía.
Y sin embargo, cuando habla del “régimen de propiedad”, él mismo tendió a reducir
el concepto de la tierra a sus connotaciones legales y productivistas. Para reconocer
otro de sus méritos, Mariátegui no reducía la identidad de los actores comunitarios a la
identidad genérica de “campesinos”, como lo harían otros analistas y políticos después
de él, sino que reconocía su especificidad histórica y cultural, que él resumió en la idea
1 Historiador. PhD en Historia. Profesor e investigador de la Universidad de Nueva York, EE.UU.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
de “raza indígena”. Pero el énfasis de su trabajo se enfocó en reformular el problema
del indio como “fundamentalmente económico”. Esta contribución fue clave y radi-
cal en su momento, y sin embargo pienso que encubre otros aspectos territoriales y
políticos de las luchas indígenas. Aparentemente estas luchas estuvieron centradas en
la tierra, pero en realidad abarcaban un campo de poder más amplio y más complejo,
una serie de relaciones que los movimientos indígenas siempre han tenido presentes
en la larga historia de sus luchas y que ellos hicieron visibles nuevamente desde fines
del s. XX en distintas partes de América Latina.
Los movimientos indígenas en distintos países han señalado los límites de los procesos
de reforma agraria en el s. XX, y han insistido cada vez más en la cuestión del terri-
torio y conjuntamente con ella la cuestión de autonomía o soberanía. Estas mismas
cuestiones del territorio y de la soberanía han cobrado mayor relieve en las luchas
recientes por los recursos naturales y en contra del neoliberalismo en distintas partes
de América Latina. En varios casos –incluyendo a Bolivia entre 2000 y 2005 y Perú
en 2008–2009– los movimientos indígenas han asumido un papel avanzado en tales
luchas populares y nacionales. A primera vista, muchas de las luchas contemporáneas
– pienso por ejemplo en las diferentes resistencias a la explotación minera en el Perú
– parecen distinguirse de aquellas de principios o mediados del s. XX. Las luchas por
la tierra ya no giran en torno a la expansión de las haciendas. Muchas de las luchas
contemporáneas enfrentan problemas de la contaminación ambiental, el control so-
bre los recursos naturales como el agua o las reservas de subsuelo, y etc. Y sin embargo,
en muchos sentidos los conflictos del s. XX no han sido superados, aun en aquellos
países que experimentaron reformas agrarias. Los problemas del latifundio siguen vi-
gentes en distintas regiones de la Amazonía, por ejemplo. Al mismo tiempo, es impor-
tante acordar que las luchas indígenas y campesinas en el s. XX giraron muchas veces
en torno a problemas de contaminación, penetración de empresas multinacionales y
manejo de los recursos naturales que podríamos asociar con el presente. Es suficiente
184 |
DIALOGANDO CON MARIÁTEGUI Y LA HISTORIA INDÍGENA DESDE HOY
recordar la narrativa tan impresionante de Manuel Scorza acerca de la usurpación y la
expoliación de las comunidades campesinas por parte de la empresa Cerro de Pasco a
inicios de los años 60 en el Perú. El Cerco montado por la empresa iba extendiéndose
por todo el distrito de Rancas – “Cerros, pastos, puquios, cuevas, lagunas: todo lo
engullía” (Scorza [1970] 1996: 50).
Lo que quiero subrayar es que los problemas de territorio y soberanía en realidad no
son nuevos. Pero son los movimientos e intelectuales indígenas que en las últimas
décadas han llamado la atención a los límites de una concepción estrecha, encontrada
en muchas visiones marxistas y nacionalistas (sin hablar de otras visiones liberales y
técnicas) , de lo que es “la tierra” o de lo que implica “el problema de la tierra”.
Cuando se reduce el sentido de la tierra a un factor de producción, a una relación
de propiedad o a una mercancía, se pierde una perspectiva en la cual estos elementos
forman parte de un conjunto de relaciones sociales y naturales mucho más amplio. La
historia larga de las luchas indígenas nos ayuda a complejizar el problema de la tierra,
a poner de relieve los problemas del territorio y la soberanía, y a mostrar la profunda
interdependencia entre los tres temáticas.
Si echamos un vistazo a la historia andina, empezando con el período de la conquista
española, encontramos que la acumulación primitiva, la formación de un mercado de
tierras y el control por parte del estado colonial de los recursos naturales en América
fracturaba la compleja unidad de relaciones entre tierra, territorio y soberanía que
existía previamente en las comunidades originarias. Ya en el s. XVI y con nueva fuerza
en el s. XVIII, las comunidades armaron campañas para revertir este proceso, pero el
despojo de sus tierras y recursos fue creciendo durante la colonia y más aún bajo el
liberalismo decimonónico.
En el s. XX, la crítica al gamonalismo y al latifundio encontró una expresión particu-
larmente persuasiva e incisiva en la voz de Mariátegui. Sin embargo, es importante
tomar en cuenta que las posiciones radicales de Mariátegui acerca del problema del
indio y el problema la tierra fueron nutridas por movilizaciones indígenas “en el terre-
no”, por así decirlo, empezando con los levantamientos en Puno asociadas con Rumi
Maqui a mediados de la década de 1910.
Mariátegui proveía los elementos intelectuales para que nuevas fuerzas izquierdistas
y nacionalistas pudieran lanzar proyectos de reforma agraria coherentes. Pero estos
proyectos mayormente adolecían de las limitaciones productivistas mencionadas. En
muchos países, los proyectos fueron derrotados o debilitados, y cuando se llevaron a
cabo, se presentaron frecuentemente como concesiones benevolentes de líderes nacio-
nalistas. Muchas veces, sin embargo, como en Bolivia y el Perú, estos proyectos en pri-
mer lugar fueron impulsados por las demandas indígenas y campesinas y por la acción
| 185
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
directa, más que por las autoridades estatales. Las reformas agrarias se asociaban nor-
malmente con visiones clasistas que buscaban convertir a “indios” en “campesinos”.
Pero en algunos casos, las comunidades movilizadas fueron capaces de aprovechar
alianzas con gobiernos nacionales–populares para consolidar el control de tierras y su
identidad colectiva. Es lo que pasó con las comunidades altiplánicas de Bolivia a raíz
de la reforma agraria boliviana de 1953. En el Perú en 1969, las comunidades Amues-
has (Yanesha) en la Amazonía aprovecharon la coyuntura de la reforma agraria para
levantar su voz en la Primera Conferencia de Líderes Amueshas. Al tiempo de criticar
que la ley de Reforma Agraria no contemplaba su situación, y de quejarse de la inse-
guridad de la tenencia de la tierra, resultado de la invasión por parte de colonizadores
y terratenientes, solicitaron la dotación de tierras en forma de reservas comunales y
no como parcelas individuales. Su manifiesto terminó sosteniendo: “Somos los legíti-
mos poseedores de estas tierras que ocupamos desde tiempos inmemoriales” (Montoya
2009: 48–50).
En los años 90, en algunos casos los estados neoliberales llegaron a reconocer, inclu-
so constitucionalmente, la identidad cultural y territorial de los pueblos indígenas,
en procesos que sirvieron para legitimar socialmente a transformaciones económicas
como la privatización y extranjerización de los recursos nacionales y la liberalización
de los mercados. Pero en la vuelta del siglo y en el nuevo milenio, en muchas partes
de América Latina los movimientos indígenas asumieron un liderazgo en las luchas
locales en contra de las políticas neoliberales y en contra de la penetración por parte
de las corporaciones multinacionales y la depredación de los recursos naturales. Al
respecto se podrían citar muchos ejemplos, empezando con el movimiento zapatista
que estalló en 1994 contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y lue-
go otros casos en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú. En Bolivia se destacan el papel de
la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB)
bajo la dirección indianista de Felipe Quispe durante la Guerra del Gas en septiembre
y octubre de 2003. En el Perú, es ejemplar la lucha indígena en la Amazonía en 2008–
2009, que terminó con el Baguazo en junio de 2009. En los distintos casos, vemos
186 |
DIALOGANDO CON MARIÁTEGUI Y LA HISTORIA INDÍGENA DESDE HOY
como las luchas locales por la tierra, territorio y soberanía también conllevaron nuevas
agendas respecto a los recursos, el territorio y la soberanía a nivel nacional e transna-
cional. En casos como los de Bolivia y Ecuador, estas luchas contribuyeron a cambios
sustantivos a nivel nacional y subcontinental, con la consolidación de gobiernos de
centro–izquierda que han logrado minar la legitimidad del Consenso de Washington
y el modelo neoliberal ortodoxo.
Vemos que en el escenario contemporáneo los problemas de tierra, territorio y sobe-
ranía siguen estando muy entrelazados, como ha sucedido históricamente. Esto es
evidente tanto en países donde sigue prevaleciendo el modelo neoliberal como Perú
o Colombia y en países donde se ha renovado, por lo menos parcialmente, el nacio-
nalismo económico o el capitalismo de estado como Venezuela, Bolivia o Ecuador. Y
en toda la región andina, como en otras regiones latinoamericanas, es evidente que
lo que prevalece, por debajo de otras diferencias de régimen político, son formas de
acumulación extractivista, incentivadas por la alta demanda mundial por los recursos
primarios. Independientemente del régimen político, encontramos que la contamina-
ción de la tierra, el agua y los alimentos va junto con la apropiación y la explotación
de los recursos de hidrocarburos, minerales, bosques y tierras fértiles y, a su vez, una
centralización del poder estatal que implica que las decisiones sobre el desarrollo,
tomadas a nombre de la “nación”, muchas veces dejan de lado las prioridades y la vo-
luntad de las poblaciones locales. En muchos casos, la contradicción entre la soberanía
del estado–nación y la soberanía de esos pueblos supuestamente representados por el
estado resulta ser profunda.
A manera de conclusión: En 1928, le llegó a Nikolai Bukharin y a la directiva comu-
nista internacional en Moscú cierta información respecto a las luchas indígenas en
Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Siguiendo su política respecto a las nacionalidades
oprimidas, propuso que se estableciera una nueva república indígena en los Andes. En
cambio, en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana que se llevó a cabo en
Buenos Aires en el año 1929, el Dr. Hugo Pesce presentó las tesis de Mariátegui respec-
to al problema de raza y de esta manera fue que la representación peruana rechazó la
propuesta de un nuevo estado indígena. Es irónico que el Comintern, que tuvo poco
conocimiento de la temática y poco involucramiento en la materia, abogara por la au-
todeterminación indígena, mientras que Mariátegui, con un interés serio y sensible en
el problema indígena, rechazara la propuesta. Sus razones fueron razonables. El con-
sideraba poco realista crear un nuevo país indígena un siglo después de la fundación
de los estados–nacionales en América Latina. Además, en lugar de crear una nueva
república de indios que podría recordar al régimen colonial español, el desafío para
Mariátegui era transformar la nación peruana a través de una revolución en la cual la
población indígena debía ser un protagonista central.
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
En realidad, Mariátegui tuvo poca cercanía personal a las luchas indígenas de su tiem-
po. Y este fenómeno del distanciamiento entre partidos de izquierda y nacionalistas
por un lado y movimientos indígenas por otro siguía siendo una traba para los proyec-
tos de reforma social o de revolución en países con gran presencia indígena. Se logra-
ron avances democráticos en el período de los gobiernos nacionales–populares en el s.
XX y se dieron nuevos momentos de encuentro entre movimientos indígenas y fuerzas
nacionales–populares en la lucha contra el neoliberalismo. Sin embargo, incluso ahí
donde las luchas contra el neoliberalismo han dado lugar a nuevos gobiernos naciona-
les–populares y regímenes de capitalismo de estado, hoy siguen existiendo desencuen-
tros preocupantes que surgen debido a las formas vigentes de acumulación capitalista
y por el conflicto entre la soberanía del estado–nación y la voluntad de los pueblos.
La novedad en nuestro tiempo, a diferencia de la época de Mariátegui y el Comintern,
sería la propuesta de estados plurinacionales en los Andes. Pero la institucionalización
de esta propuesta no ha estado a la altura de las expectativas de las fuerzas sociales
que generaron este horizonte nuevo. Por tanto, parafraseando a Mariátegui cuando se
refería al problema agrario hace casi un siglo atrás, se podría decir hoy: “El problema
de la tierra, el territorio y la soberanía –que la República no ha podido hasta ahora
resolver– domina todos los problemas de nuestras naciones”.
5HIHUHQFLDV%LEOLRJUi¿FDV
Hylton, Forrest y Sinclair Thomson (2006). Revolutionary Horizons: Past and Present in
Bolivian History. New York: Verso.
Mariátegui, José Carlos (1968). “El problema de la tierra”, en Siete ensayos de interpreta-
ción de la realidad peruana [1928]. Lima: Biblioteca Amauta.
Montoya, Rodrigo (2009). Con los rostros pintados. Tercera rebelión amazónica en el Perú
(agosto 2008 – junio 2009). Lima: Ediciones Luchas Indígenas.
Scorza, Manuel (2008). Redoble por Rancas [1970]. Lima: Peisa.
Soliz Urrutia, Carmen (2014). “Fields of Revolution: The Politics of Agrarian Reform
in Bolivia, 1935–1971”. Tesis doctoral en Historia Latinoamericana. New York
University.
188 |
ALGUNAS PERSPECTIVAS SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES
POR LA TIERRA
(ULF9DQKDXWH1\+DQQH&RWW\Q1
Para el Ghent Centre for Global Studies la participación en la organización de la con-
ferencia internacional: Luchas sociales por la tierra en América Latina. Un análisis his-
tórico, comparativo y global constituye un paso importante en el trayecto de establecer
una red interdisciplinaria internacional, basada en una larga tradición de investigación
sobre la cuestión de la tierra.
Esta participación expresa la ambición de la Universidad de Gante de actuar como
una institución que aspira a desenvolverse con responsabilidad social y compromiso
con la sostenibilidad en un mundo globalizado, con objetivos estratégicos de largo pla-
zo e internacionalizados. Manifiesta su apoyo al fomento de un diálogo más profundo
entre investigadores e investigadoras, instituciones y organizaciones sociales, comuni-
dades de pueblos originarios y campesinos, de hombres y mujeres rurales y urbanos,
entre perspectivas históricas y contemporáneas, entre miradas comparativas y globales,
dentro y fuera de la universidad.
La cuestión de la tierra está intrínsecamente vinculada a temas de desarrollo sostenible
y derechos humanos. Hoy en día, los pequeños agricultores alimentan a sus familias
y al 70% de la población mundial; pero se ven reducidos a una posición cada vez más
vulnerable. En los últimos siglos, la mercantilización gradual de la tierra y la naturaleza
ha multiplicado la conflictividad sobre el acceso, el uso y la gobernanza sobre la tierra,
lo que pone en riesgo los derechos de muchos y muchas a un futuro sano, seguro y
soberano.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, discutidos en la Cumbre de las Na-
ciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, realizada entre el 25 y 27 de setiembre de
2015 en la ciudad de Nueva York, vinculan explícitamente la eliminación del hambre
con la seguridad alimentaria y la agricultura sostenible, y enfatizan en la importancia
del acceso seguro e igual a la tierra, y a otros recursos productivos, conocimientos,
servicios financieros, mercados y oportunidades. El relator especial de la ONU para
el derecho a la alimentación (2008–2014) hizo un fuerte llamado a “la democracia
alimentaria desde abajo”, con el argumento de que el derecho humano a la alimen-
tación exige el respeto al acceso de los pequeños agricultores a las tierras y recursos
productivos.
Tras largos procesos históricos, el uso de la tierra y los recursos naturales ha generado
múltiples formas de organización social y regímenes de propiedad. Las tierras ma-
nejadas por comunidades de pueblos originarios y campesinas perciben un impacto
limitado, por factores demográficos, de tecnología y de regímenes de propiedad comu-
nitarios diseñados para regularizar el acceso y el control sobre los frutos de la tierra.
La incorporación y la redefinición de las zonas rurales continuamente ha redefinido y
recreado los regímenes campesinos. Tres dimensiones entrelazadas han determinado
en gran medida sus trayectorias de transformación: La constitución y reconstitución
de las sociedades campesinas (relaciones familiares y de parentesco, estructuras comu-
nitarias, redes regionales), su integración en estructuras más amplias de la sociedad
(redes de comercio y negocios, sistemas fiscales y las relaciones de poder y propiedad) y
las cambiantes relaciones entre los procesos locales, regionales y globales.
190 |
ALGUNAS PERSPECTIVAS SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
Dentro de los diferentes tipos de regímenes campesinos, los derechos de propiedad
constituyen un factor fundamental en la emanación de relaciones sociales de poder. El
resultado de la configuración de estas relaciones, la distribución social de la tierra y el
trabajo difirieron enormemente a lo largo del tiempo y espacio. Las unidades sociales
principales a través de las cuales se han asegurado los derechos a la propiedad de la
tierra y los derechos laborales de las y los campesinos han sido las unidades familiares
rurales y el sistema comunitario. Comunidades locales dinámicas generalmente apo-
yan el control de recursos colectivos y promueven estrategias para evitar riesgos. Evitan
crecientes flujos de extracción de excedentes, permiten una distribución más iguali-
taria de la tierra, promueven la regulación colectiva de la agricultura y la ganadería,
fomentan el uso colectivo de bienes y la gestión ecológica sostenible.
La expansión del capitalismo global es la expresión de una transformación fundamen-
tal de los derechos a la tierra. Si bien las formas en que se manifestó esta transforma-
ción fueron complejas y variadas en el tiempo y el espacio, cuatro rasgos centrales se
pueden distinguir: La transformación de un sistema complejo de derechos consue-
tudinarios sobre la tierra a títulos de propiedad legales y escritos; la transformación
del concepto de propiedad de la jurisdicción sobre áreas ambiguamente definidas a
espacios físicos concretamente delimitados, y posiblemente encerrados; la racionali-
zación del uso de dicha propiedad demarcada de la tierra como una forma de capital;
y la creciente privatización de la superficie de la tierra a través de la desposesión y el
desplazamiento de campesinos y poblaciones indígenas. Reglamentos relativos al uso
| 191
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
del suelo han funcionado como una herramienta principal para abrir el acceso a la
producción de mano de obra y a materias primas, aunque de maneras diferenciadas.
El desafío fundamental para la expansión capitalista ha sido la propiedad comunal
porque niega la dominación global de los derechos de propiedad privada. La cuestión
de la tierra es un campo de conflicto principal para la adopción simultánea de estra-
tegias de adaptación/asimilación e incluso de resistencia. Insertado en la cuestión de
la tierra están las negociaciones relativas al acceso a la mano de obra, el mercado, las
relaciones comerciales y la integración jurídico–político.
Las reclamaciones desde abajo para ampliar la participación no apuntan a una incor-
poración completa; por el contrario, a menudo son parte de la estrategia de salvaguar-
dar algún control autónomo sobre los recursos vitales, mientras se asegura cierta par-
ticipación en estructuras sociales más amplias. La intensificación de los derechos a las
tierras mercantilizadas, desde 1850, ha sido impulsado por proyectos de globalización
coloniales (una apropiación masiva de tierras que transformó los derechos a la tierra
de comunidades y campesinos), desarrollistas (esquemas de colectivización patrocina-
dos por el Estado, incluyendo expropiaciones y desplazamientos), y neo–liberales (el
acaparamiento de la tierra, una contracción masiva de derechos sobre la tierra y una
descampesinización acelerada a escala mundial). Una apropiación de tierras a nivel
global, sin precedentes, desde la época colonial, está actualmente en marcha ahora
que estados e inversionistas especulativos están adquiriendo millones de hectáreas de
tierras a través de la compra en el sur global.
Dentro de esta lucha, el impacto de las reformas inducidas por el Estado sobre la tierra,
en los últimos siglos, a nivel de la agricultura, el uso del suelo y las sociedades campe-
sinas, no puede ser exagerada. El objetivo central de los programas de reforma agraria
es la modificación o sustitución de los mecanismos institucionales existentes que rigen
la tenencia y uso de la tierra, y para la redistribución de la propiedad. Estas reformas
pueden ir de diferentes maneras, desde la transferencia de la propiedad de grandes
terratenientes (individuales o colectivos) a pequeños agricultores, a la transferencia de
tierras de propiedad individual hacia granjas colectivas de propiedad gubernamental.
192 |
ALGUNAS PERSPECTIVAS SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
De todas maneras, cualquier revisión o reforma de las leyes regionales o nacionales de
tierras es un proceso intensamente político, que cambia las relaciones dentro y entre
las comunidades rurales, así como entre las comunidades y el Estado.
Como equipo de investigación pretendemos desarrollar una perspectiva global y com-
parativa hacia a) diferentes esfuerzos de reformas estatales de tierras en los siglos XVIII,
XIX y XX, y b) la manera en la cual las sociedades rurales y comunidades campesinas
han reaccionado frente a esta interferencia drástica en sus relaciones con la tierra y sus
relaciones laborales. Preguntas orientadoras incluyen: ¿Quién introduce y ejecuta los
programas de reforma agraria? ¿cómo son implementados?¿cuál es la escala y el impac-
to económico (agricultura), social (sociedades rurales), ecológico (uso de la tierra)? ¿por
qué tienen éxito o fracasan? ¿cómo se interrelacionan los planes regionales y naciona-
les de reforma agraria? ¿cuáles son los vínculos prácticos e ideológicos? ¿cómo han re-
accionado las comunidades y sociedades campesinas rurales frente a los programas de
reforma agraria? ¿qué repertorio de acciones han desarrollado y qué éxito han tenido?
Los resultados de la conferencia muestran que esas preguntas solo se pueden abordar
construyendo historias críticas donde figuren las poblaciones y comunidades que vi-
ven en y de la tierra. Eso sigue siendo un desafío, una necesidad y una oportunidad.
En línea con décadas de investigación y acción crítica y descolonializadora, los apor-
tes compartidos en la conferencia ayudan a desafiar el predominio continuado de la
teoría del “camino inglés”, como supuesto camino universal, hacia una agricultura
capitalista con la desintegración concurrente del campesinado. Esa narrativa sigue en
pie como el modelo universal en las teorías ortodoxas de desarrollo económico. El
predominio continuado de esas teorías demuestra que la deconstrucción de la noción
sobre las poblaciones y comunidades que viven en y de la tierra como un “peso muer-
to” sobre el proceso de “modernización” sigue siendo una tarea pertinente. De ahí la
urgencia de un intercambio y profundización de conocimientos y prácticas desde los
mismos protagonistas mediante conferencias como la que se da a luz en la presente
publicación. Las ponencias, debates y expresiones culturales en el evento aportaron
a la desconstrucción de esta gran narrativa que sigue estructurando y obstaculizando
nuestro entendimiento de las luchas sociales que surgen desde los grupos y espacios
subalternizados.
Complementario al diálogo establecido en la conferencia, se está dando forma a una
iniciativa concreta desde el Ghent Centre for Global Studies para contribuir a una
colaboración transdisciplinaria y extracadémica enfocada en la tierra y su papel como
fuente mayor de riqueza, cooperación y conflicto a lo largo de la historia mundial.
El tema de “las luchas por la tierra” es un tema bien establecido en la Universidad
de Gante, figurando con protagonismo en las agendas de grupos de investigación en
Historia, Geografía, Ciencias Políticas y Derecho. Entre esas disciplinas se plantea
| 193
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Formar redes es clave para generar un mejor entendimiento sobre la forma como las
luchas locales por la tierra y los recursos naturales detonan y están influenciados por
transiciones históricas, políticas, jurídicas y geográficas más globales. Implica unir la
pericia internacional en ecología política del manejo de la tierra, basada en distintas
regiones del mundo. Eso podría fomentar la cooperación interuniversitaria con nue-
vas formas innovadoras de investigación, educación y servicios a la sociedad con un
énfasis particular en la relación de las autoridades públicas con la tierra y las comuni-
dades locales.
Comprender y explicar los modos de cooperación y conflicto en el acceso a la tierra
y los recursos naturales requiere de un marco comparativo, transdisciplinario, global,
efectivo, insertado en una cooperación interdisciplinaria y transfronteriza intensiva.
La creación de redes es esencial para desarrollar y apoyar la colaboración internacional
entre investigadores, docentes, activistas y comunidades. Esta conferencia ha dado un
paso transcendental en este proceso.
194 |
PROPUESTAS DESDE LA RED MUQUI SOBRE LAS LUCHAS
SOCIALES POR LA TIERRA
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La Conferencia internacional: Luchas sociales por la tierra en América Latina, ha sido
un punto importante para el fortalecimiento de vínculos entre los investigadores, las
universidades, los movimientos sociales y las comunidades campesinas con el objetivo
de analizar, visibilizar y fortalecer más las luchas sociales para el acceso a más justicia,
derechos e igualdad de las poblaciones y comunidades de América Latina.
La Red Muqui, un colectivo de 29 organizaciones nacionales que trabaja en más de
11 regiones del Perú acompañando en la defensa y promoción de los derechos de las
comunidades y poblaciones que habitan en zonas de influencia minera, hemos mos-
trado nuestra gran preocupación sobre el modelo de desarrollo, basado en un modelo
extractivista que pone en riesgo el acceso a la tierra para la producción de alimentos,
contaminación de los recursos naturales y la vida de miles de campesinas que trabajan
la tierra principalmente en comunidades rurales. Esto se ha visibilizado en el eje 1:
Tierra y extractivismo; y en el eje 2: Tierra, agricultura familiar, recursos naturales. En
los últimos 15 años la actividad minera y de hidrocarburos ha entrado en competencia
directa con la agricultura familiar y las tensiones por el acceso a la tierra y agua han
producido protestas y conflictos que han desencadenado en violencia.
La Red Muqui desde su fundación ha estado involucrada en estos temas, es por ello
que planteamos una serie de propuestas.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Son procesos históricos e intereses de los grupos poderosos de nuestra sociedad que
están controlando el acceso y el derecho al uso de la tierra y su concentración. Esto
significa un peligro y gran desafío para las comunidades rurales. Desde la época de la
colonia existe en América Latina un sistema extractivista con una economía primario–
exportadora. Esto significa que los recursos naturales (petróleo, cobre, oro, etc.) están
siendo exportados a otros países con poco o ningún valor agregado. El sistema trae una
gran dependencia de los países hacia la economía global y de la demanda del mercado.
Hasta finales del año 2013, solo los bosques de la vertiente del pacífico en América
Latina, y las zonas de captación de agua entre Panamá, Colombia, Ecuador y Perú,
estaban ocupadas en más de 10 millones de hectáreas por hidrocarburos, ocupando el
34% de dicha zona1.
La segunda actividad extractiva que ocupa en mayor extensión ésta zona, es la minera
con un 30%. Asimismo, se ubican 27 plantas hidroeléctricas en operación y otras
157 figuran en los planes energéticos de la región. Las concesiones forestales cubren
79,602 hectáreas.
Solo existen 3.9 millones de hectáreas bajo protección, no necesariamente estrictas,
entre áreas naturales protegidas nacionales y regionales. 17 millones de hectáreas de
esta zona son de tenencia colectiva, siendo el 41% de la zona ocupada por pueblos in-
dígenas (considerando a los pueblos afrodescendientes). En el Perú, los pueblos indíge-
nas son reconocidos como comunidades campesinas y nativas, según lo ha informado
en los últimos 15 años al Comité de Expertos de la OIT.
A diciembre del 2010, el 27.30% del territorio nacional en el Perú estaba ocupado por
tierras de comunidades campesinas y nativas, en junio del 2013, el 51.02% de dichas
tierras ya estaban concesionadas para actividad minera2.
Solo el 7% de las tierras del Perú está destinada a la agricultura para proveer productos
para la canasta familiar. Dicha actividad la realizan fundamentalmente mediante la
agricultura familiar, y dichas tierras no tienen ningún nivel de protección, ponien-
do en riesgo la seguridad alimentaria. Son justamente en nuestra América Latina las
comunidades campesinas y nativas, el blanco de las reformas que promueven la eli-
minación de garantías para la posesión y propiedad de sus tierras con la finalidad de
promover mayores inversiones.
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1 IBC, REDAD y otros, “Bosques y Comunidades – Vertientes del Pacífico – Panamá–Colombia–Ecuador–Perú”
– 2013
2 RED MUQUI, “Propuestas de políticas públicas para una nueva minería en el Perú” – 2014, pág. 20.
196 |
PROPUESTAS DESDE LA RED MUQUI SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
En el Perú, en los últimos años, se han emitido normas que de forma conjunta colo-
can en situación de indefensión y vulnerabilidad el derecho al territorio de los pueblos
Indígenas, estas normas son el Decreto Supremo 054–2013–PCM mediante el cual se
aplica el silencio administrativo positivo sobre asuntos ambientales y de patrimonio
cultural para procedimientos de aprobación de Estudios de Impacto Ambiental (EIA)
del sector energía y minas; el Decreto Supremo 060–2013–PCM, con el cual se reduce
el procedimiento de aprobación del EIA de 120 a 83 días; la Ley 30230 que establece
el procedimiento de saneamiento físico–legal posibilitando acceder a tierras de co-
munidades y poblaciones a los titulares de proyectos de “gran envergadura”, reduce
la capacidad sancionadora del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental
(OEFA), disminuyendo a la mitad las multas que deben pagar quienes dañan el medio
ambiente, limitando al Ministerio del Ambiente la facultad de crear directamente
zonas reservadas entre otros3.
Como si esto fuera poco, el 6 de enero de 2015 se emite el Decreto Supremo 001–
2015–EM permitiendo que para la autorización de uso de un terreno superficial don-
de se ejecutará algún proyecto para la actividad de beneficio minero (procesamiento
de mineral), solo se requerirá copia legalizada del acta de la Junta Directiva de la
Comunidad Campesina, sin solicitar el mismo documento de la Asamblea Comunal,
principal espacio decisor sobre tierras comunales4.
Asimismo se tiene la Ley 30327, permitiendo situaciones de expropiación, servidum-
bre y otorgamiento de derechos de vía en terrenos eriazos que pertenecen a las comu-
nidades campesinas y nativas, promoviendo la existencia de una sola línea de base para
los EIA si en un territorio existen varios proyectos mineros y peligrosamente pretende
modificar la figura de usurpación agravada, señalando que cuando los bienes del Es-
tado de Comunidades Campesinas o Nativas sean destinadas al servicio público o los
inmuebles formen parte del patrimonio cultural, quien usurpe será sancionado con
pena privativa de libertad no menor de 4 ni mayor de 8 años5.
La emisión de todas estas normas impacta significativamente en los derechos de los
pueblos indígenas, transgrediendo abiertamente el derecho a la consulta previa, par-
ticipación y al territorio, pero además tiene implicancias también en el resto de la
población, puesto que afecta a cualquier población que tenga posesión o propiedad en
3 RED MUQUI y GRUFIDES, “Manual – Paquetes normativos 2013–2015 y su impacto en los derechos funda-
mentales en el Perú” – 2015.
4 RED MUQUI, “Breve análisis del D.S. Nº 001–2015–EM – 06/01/2015 – Modificación del Reglamento de Pro-
cedimientos Mineros. Sobre quien otorgan los permisos de uso de tierras superficiales en caso de Comunidades
Campesinas” – 2015. (http://muqui.og/adjuntos/Análisis _DS_001_EM.pdf).
5 RED MUQUI, “Algunos alcances de la Ley 30327 (Proyecto de ley 3941). Publicado diario El Peruano el 21
de mayo de 2015. (http://www.muqui.org/noticias/6326–algunos–alcances–de–la–ley–30327–proyecto de ley–
3941).
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
las tierras en las que se han otorgado derechos para realizar una actividad extractiva,
como la minería.
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Una problemática que se adiciona a las modificaciones de los marcos normativos y de
políticas públicas, es la situación de la titulación de tierras.
Las normas de los paquetazos, la poca claridad normativa en materia de titulación,
y la ausencia de políticas públicas para lograr el reconocimiento y la titulación de las
tierras indígenas, pese al impulso que el gobierno peruano dio a la Declaración de las
Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas en su momento, evidencia
que hay una política que busca eliminar garantías a la posesión y propiedad de la
tierra, para hacer más factible que las inversiones tengan acceso a las tierras, sin consi-
derar la afectación de derechos que ello esté generando y el consecuente aumento de
la conflictividad social.
Al respecto, en junio de 2014, la Defensoría del Pueblo difundió el informe “Análisis
de la Política Pública sobre reconocimiento y titulación de las comunidades campesi-
nas y nativas”7, donde se concluye que “el Estado no cuenta con una política pública
adecuada para el reconocimiento y titulación de las comunidades campesinas y nativas
de nuestro país”. Esto se evidencia en siete problemas analizados por la Defensoría del
Pueblo del Perú:
1. La ausencia de una normativa integrada y actualizada en materia de reconocimien-
to y titulación de las comunidades.
2. La falta de una rectoría que garantice el reconocimiento y titulación de comunidades.
3. La falta de información centralizada sobre el número de comunidades campesinas
y nativas.
198 |
PROPUESTAS DESDE LA RED MUQUI SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
4. Insuficiencias en la especialización y capacitación del personal a cargo del proceso
de reconocimiento y titulación.
5. La falta de difusión de derechos y adecuación de los instrumentos de gestión.
6. La falta de priorización presupuestal para la implementación del proceso de reco-
nocimiento y titulación de las comunidades campesinas y nativas.
Adicionalmente a ello, se ha impulsado una campaña propiciada por sectores del Esta-
do, con apoyo de la banca multilateral, para convencer a los posesionarios y comuni-
dades a titular sus parcelas individuales dentro de los territorios de pueblos indígenas
para permitir y facilitar la imposición de garantías (hipoteca), y la disposición del bien
(alquiler o venta). Instituciones como el Organismo de Formalización de la Propiedad
Informal (Cofopri) han implementado dichos procesos lo que ha ocasionado “mayor
desorden territorial y conflictividad entre los miembros de las comunidades”. Éstos
procesos “buscan defender los intereses económicos por sobre los territorios de las
comunidades campesinas y nativas”8.
Dentro del propio Estado hay puntos de vista discordantes, como la Autoridad Nacio-
nal del Agua (ANA) y el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp)
que en Perú sostienen que se debe proteger las cabeceras de cuenca, muchas de ellas
tierras de pueblos indígenas, mientras que el Ministerio de Energía y Minas (Minem)
pretende promover la explotación de recursos minerales de las mismas zonas aducien-
do el interés nacional.
Además de este desorden, otro problema es la dificultad de los procedimientos para
la inscripción y titulación de las comunidades campesinas y nativas. Estos son “lentos,
engorrosos y complejos, tanto en las propias regiones, como al ser derivados a la capi-
tal para diversos trámites y consultas. Algunos expedientes se pierden o son retenidos
y las comunidades pueden tardar muchísimos años en lograr este reconocimiento y
la titulación, hay varios casos en que los procesos han tardado hasta quince años”9.
Asimismo, los procedimientos hacia la titulación de las comunidades campesinas y na-
tivas “no son financiados por el Estado (costos del traslado, hospedaje y alimentación
de los funcionarios responsables), por lo que muchas veces deben ser asumidos por
las propias comunidades, o estas deben de buscar recursos económicos a través de las
ONG que las apoyan, ya que, como muchas veces mencionan las instituciones obliga-
das a realizar el trámite, no tienen presupuesto estatal para avanzar con los trámites”10.
8 GRUPO SOBRE PPII DE LA CNDDHH, “Informe Alternativo 2015” – 2015
9 GRUPO SOBRE PPII DE LA CNDDHH, “Informe Alternativo 2015” – 2015
10 GRUPO SOBRE PPII DE LA CNDDHH, “Informe Alternativo 2015” – 2015
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LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
La capacidad de poder reconocer y titular a las comunidades exige también la adqui-
sición de equipos muy costosos para la ubicación de las coordenadas (georeferencia-
ción), que deben usarse o ser adquiridos para poder ser más precisos. Sin embargo, no
necesariamente tiene que ser así, como lo señalan los funcionarios, puesto que solo
se justificaría en zonas donde las áreas de las comunidades son muy pequeñas y un
error puede generar conflicto. Estas justificaciones son agregadas por su apresurada
transferencia.
En general desde la Red Muqui, evaluamos con preocupación que la idea que subsiste
en el Perú y América Latina, es eliminar garantías a la posesión y propiedad de la tierra
de los pueblos indígenas para facilitar el acceso de los inversionistas, cualquiera sea su
interés, pasando por encima de derechos fundamentales.
En resumen, la causa de la gran conflictividad debido a los proyectos mineros y por
el derecho y acceso a territorios, agua y tierra, el modelo extractivista no es sostenible.
Justamente, la cantidad de conflictos mineros y casos de resistencia demuestran dónde
tienen sus debilidades y errores estructurales estos modelos. Por lo tanto, se necesita
una alternativa a este modelo de desarrollo.
Pero hay que mencionar también que las organizaciones sociales de base, frente a ello,
no han logrado los cambios esperados, pues se encuentra fragmentada y debilitada
producto de la acción de las empresas extractivas, que buscan quebrar el tejido social
y de esa manera evitar que haya reacciones organizadas de la población en la exigencia
de respeto hacia sus derechos. Considerando que muchos gobiernos de América Lati-
na y los grupos de poder económico apuestan por el modelo extractivista.
Frente a ello la Red Muqui plantea propuestas para un cambio11.
1. Afirmar el dominio del estado sobre los recursos naturales y su territorio mediante
la implementación de una política de ordenamiento territorial.
2. Reconocer el derecho a la tierra y al territorio como parte fundamental de la iden-
tidad de las comunidades campesinas y nativas, así como un soporte en sus condi-
ciones de vida.
3. Revisar la legislación minera en lo relacionado al régimen de concesiones a fin
de corregir distorsiones legales que van contra lo establecido en la Constitución
Política del Perú y que limitan el ejercicio del dominio del Estado sobre los recur-
sos naturales. El incremento de las concesiones mineras e hidrocarburiferas han
11 RED MUQUI, “Propuestas de Políticas Públicas para una nueva minería en el Perú” – 2014.
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PROPUESTAS DESDE LA RED MUQUI SOBRE LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA
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NOTAS SOBRE LAS PERSPECTIVAS DE ENHEBRACIÓN DE LAS
LUCHAS POR LA TIERRA Y LA ECONOMÍA SOLIDARIA
El Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular comparte una evaluación alen-
tadora luego de la realización de la Conferencia internacional: Las luchas sociales por
la tierra en América Latina. Un análisis histórico, comparativo y global. No ocultamos
que antes de la organización de la misma nos parecía un desafío provocador y a la vez
incierto por la complejidad que suponía, al vincularnos a instituciones que no necesa-
riamente compartían nuestro enfoque, temas y prioridades de trabajo; así como por el
hecho de convocar a compañeras y compañeros no solo provenientes de la academia
sino de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales de muchos países
de América Latina y el mundo. Sin embargo, la experiencia fue aleccionadora y gra-
tificante, un proceso vivo de aprendizaje en el espacio universitario, del cual estamos
agradecidas y agradecidos.
Desde nuestra creación como instancia de investigación acción permanente en nuestra
universidad, hemos priorizado la relación con actores de la economía solidaria, bus-
cando el diálogo para identificar necesidades, problemas, agendas, etc. que podamos
trabajar de manera conjunta y orientada a establecer nexos sostenibles y horizontales.
Es desde este esfuerzo que aparece la problemática de la tierra como necesaria de abor-
dar, porque en más de un caso las y los actores con los cuales nos relacionamos tienen
una filiación directa con la defensa de los derechos de la tierra.
12 Seminario de Economía Social, Solidaria y Popular, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, Perú.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
El acceso a la tierra como un derecho, como bien fundamental para la vida y como
espacio de disputa y resistencia, sigue presente hoy más que nunca como elemento
determinante de los procesos de producción, comercialización y consumo de la econo-
mía solidaria. Las familias de las y los pequeños productores tienen en ella su sustento,
la base de sus relaciones económico – sociales, el soporte principal para el desenvol-
vimiento de sus actividades productivas, domésticas y simbólicas, en la medida que
muchas de ellas consideran a la tierra como una madre, la mama pacha, proveedora y
fuente de vida. Por ello, constituye un desafío defenderla, protegerla y garantizar que
siga en manos de quienes la trabajan, la cuidan y la asumen como parte intrínseca de
sus vidas.
La conferencia ha sido además muy importante para nuestra universidad como expe-
riencia demostrativa de la viabilidad de abrir la universidad a la sociedad. Las univer-
sidades públicas en América Latina experimentan grandes desafíos generados por los
cambios globales vividos contemporáneamente. Sin embargo, reconocemos y asumi-
mos sobre todo la urgencia de descolonizar la universidad.
204 |
NOTAS SOBRE LAS PERSPECTIVAS DE ENHEBRACIÓN DE LAS LUCHAS POR LA TIERRA Y LA ECONOMÍA SOLIDARIA
Esta situación de tensión exige afirmar procesos de diálogo intercultural, tanto dentro
como fuera de las universidades, los cuales no están exentos de debilidades o conflictos
que evidentemente dificultan su afianzamiento en el corto plazo; pero al mismo tiem-
po aportan a la generación creciente corrientes de opiniónes favorables a la diversidad
y el respeto por las diferencias desde las universidades. Componentes que pueden ser
cruciales en el relacionamiento con las economías solidarias, portadoras de saberes,
diversos y necesarios de ser valorados, al menos, desde una perspectiva interesada en el
desenvolvimiento de un diálogo del saber descolonizador en las universidades.
La conferencia nos mostró que abrir la universidad es el camino a seguir y una estra-
tegia potente de este recorrido, es desenvolver diálogos de saberes entre académicas,
académicos, dirigentes y dirigentes sociales.
El desafío mayor que se nos abre a futuro es hacer sostenible y dar continuidad a esta
iniciativa. Las relaciones establecidas, dentro y fuera del Perú, constituyen vínculos
valiosos para imaginar nuevas iniciativas que afiancen y consoliden posibles procesos
de investigación, acción, movilización e incidencia conjunta que puedan ser desen-
vueltos.
13 Nos parece necesario ubicar estas tensiones como parte del conflicto entre tendencias de reoriginalización cul-
tural y represión/ reabsorción que Quijano considera han impregnado nuestra más profunda experiencia histó-
rica, porque no solamente subyace a nuestros problemas de identidad, sino que atraviesa todas nuestra historia,
desde el comienzo mismo de la constitución de América, como una tensión continua de la subjetividad, donde
el carácter del imaginario y de los modos de conocer y de producir conocimiento son una cuestión abierta y
conflictiva. Ver de: Aníbal Quijano (1997), “Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina”,
en Anuario Mariateguiano, número 9, Empresa editora Amauta, Lima.
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ANEXO
PRONUNCIAMIENTO
LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA
Reunidas y reunidos en la ciudad de Lima, en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el 24 y 25 de junio de 2015, en el marco
de la conferencia internacional: Las luchas sociales por la tierra. Un análisis histórico,
Comparativo y global. Elaboramos el presente pronunciamiento como parte del traba-
jo desenvuelto durante estos dos días y en la búsqueda de afianzar los diálogos y acer-
camientos iniciados entre líderes y lideresas representantes de organizaciones y movi-
mientos sociales, docentes, investigadores e investigadoras y estudiantes universitarios.
Considerando:
Que, las luchas sociales por la tierra y el territorio constituyen una problemática cen-
tral de la reflexión académica y la acción de organizaciones y movimientos sociales
contemporáneos, por las implicancias que posee para la sostenibilidad de la vida de
nuestras sociedades y la vida en general en el planeta.
Que las luchas sociales por el territorio plantea un cuestionamiento radical a la racio-
nalidad de la matriz de dominación del poder del capital y su lógica de reproducción,
porque cuestiona expresiones nefastas de esta como el extractivismo, depredador de
recursos naturales.
Que rechazamos el incremento de la violencia, represión y criminalización de la pro-
testa, ejercida por fuerzas de seguridad pública y privadas, para imponer proyectos ex-
tractivistas que vulneran los derechos de las pueblos indígenas originarios y población
en general.
Que denunciamos a los gobiernos que en toda la región vienen imponiendo nuevos
marcos normativos, desregulación de estándares, y legalización de estrategias que bus-
can debilitar a las comunidades y su legítimo derecho sobre sus territorios.
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA: UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
Que las luchas sociales por el territorio suponen un desafío ético para las y los ciudada-
nos de diferentes partes del mundo, en la medida que interpelan su compromiso con
los derechos que deberían ser ejercidos por todos y todas, y anima la solidaridad con
aquellas y aquellos que luchan hoy para afirmarlos.
Que las luchas sociales por el territorio constituyen un asunto de común interés para
académicos e investigadores como de representantes de organizaciones y movimientos
sociales, que puede motivar el concurso de esfuerzos mancomunados para animar
actividades de encuentro y trabajo compartido.
Acordamos:
1. Comunicar y compartir en nuestras organizaciones, movimientos e instituciones
los saberes y conocimientos producidos a partir de las experiencias y estudios de
casos realizados.
2. Hacer los esfuerzos necesarios para darle continuidad a la iniciativa que ha supues-
to la organización de la Conferencia internacional: Las luchas sociales por la tierra.
Así como no perder el vínculo establecido a través de este espacio de intercambio
de experiencias.
3. Comprometernos a evaluar la conformación de una plataforma de intercambio
virtual de conocimientos y saberes que nos permita mantener la comunicación en-
tre nosotros y nosotras, asumiendo el mensaje contenido en el proverbio africano:
“Mucha gente pequeña, en muchos lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas,
cambiará la faz de la tierra”.
4. Comprometernos en coordinar acciones conjuntas de apoyo, solidaridad, inciden-
cia y defensa de derechos de nuestros pueblos, frente a la imposición de proyectos
mineros, de hidrocarburos, hidroeléctricos y otros que vulneren sus derechos y
formas de vida; así como de fomento y promoción de las economías solidarias,
comunitarias, populares, cooperativistas y vinculadas a redes de comercio justo
animadas por pequeños productores.
5. Asumir la tarea colectiva de realizar una publicación donde las presentaciones y
ponencias presentadas, en el marco de la conferencia, puedan ser hechos públicos,
a través de un libro que las compile y difunda de manera organizada.
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CEPREDIM – UNMSM
LAS LUCHAS SOCIALES POR LA TIERRA EN AMÉRICA LATINA:
UN ANÁLISIS HISTÓRICO, COMPARATIVO Y GLOBAL
SE TERMINÓ DE IMPRIMIR EN MARZO DE 2016
EN LOS TALLERES GRÁFICOS DEL
CENTRO DE PRODUCCIÓN EDITORIAL E IMPRENTA DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS
JR. PARURO 119, LIMA 1.
GRUPO TIPOGRÁFICO: GOUDY OLD STYLE DE 11:14, TIMES NEW ROMAN DE 11:14,
MINION PRO DE 8:9, 10:12, AQUAVIT DE 30:34.5, 18:20 Y APANAGE DE 12:13
TELF: 619–7000 ANEXO 6009
E–MAIL: VENTAS.CEPREDIM.UNMSM@GMAIL.COM
PÁGINA WEB: WWW.CEPREDIM.COM
TIRAJE: 1000 EJEMPLARES