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Clase 2
La formación del soberano para la república:
el nacimiento de la escuela como razón de Estado.
Romper con las cadenas de la metrópoli, salir de un pasado colonial y feudal para
establecer un orden republicano, sostenido en leyes creadas por el soberano, en la idea de
movilidad social, en el logro por el propio mérito; tal es el proyecto sarmientino, que se nutre
con la organización de la acción educativa gestada por el Estado. La modernización del país
estaba en marcha y requería de legiones de maestros para cumplir con tan elevada tarea:
―educar al soberano‖ de la república.
La educación pública se constituye en la garantía de la unificación moral de la nación. Por
eso es fundamental la formación de maestros. Entre 1869 y 1870 se funda y comienza sus
aulas la primera institución para formar docentes en Argentina, la Escuela Normal de Paraná.
Quince años después, existían dieciocho escuelas normales, distribuidas en las catorce
provincias que componían el territorio en ese momento.
El espíritu laico imperante en las sociedades de la época -que al calor de los ideales de
modernidad, concomitante con el proceso de secularización de occidente- busca respuestas
racionales a los problemas que los nuevos estados republicanos enfrentan. Encuentran así, en
el rol del educador una piedra angular para la construcción de los estados liberales. En la clase
anterior se planteaba que proyecto político y proyecto pedagógico van de la mano, no se
entienden uno sin el otro. Aquí se visualiza con mucha claridad esta afirmación, así como las
complejidades, contradicciones y tensiones que implican.
En este sentido, el mismo E. Durkheim (1997) plantea en los albores del siglo XX para
Francia, la necesidad de comprender el papel del maestro como un sacerdocio laico. Su misión
tiene que guardar la sacralidad del sacerdote, pero orientada al Estado. Lo guía la convicción
https://www.youtube.com/watch?v=qgczCK-7l_4
https://www.youtube.com/watch?v=QJjETT6ENrw
En las últimas décadas del siglo XIX, junto con la estabilización del estado-nación se
estatiza la escolarización a partir de la configuración de un sistema centralizado orientado a la
formación básica de los futuros ciudadanos, que se expande en el territorio nacional. Es
necesario ―formar al soberano‖ para la república. Razón por la cual el Estado se encarga, por
un lado de construir escuelas para la educación de niños y niñas; por otro lado, de crear
escuelas normales para la formación de los docentes.
La constitución de este sistema centralizado se sostiene al calor de los ideales
sarmientinos expresados en la oposición civilización-barbarie. El proyecto liberal une educación
y progreso social, la lucha contra la ignorancia es una condición central para la creación de una
nación moderna, que se opone a la tradición colonialista española.
En el imaginario de la época, para algunos sectores, se unen la perspectiva de la
movilidad social con el esfuerzo y el mérito propio, en vinculación con la educación formal. Por
ello, la tarea de la escuela en torno a la igualdad de oportunidades será fundamental para la
compensación de las diferencias entre ricos y pobres, entre culturas, entre razas,
invisibilizando las desigualdades sociales. La pedagogía hegemónica a fines del siglo XIX en
En cuanto a la organización del espacio escolar, fue compleja la situación, dado que no existían
espacios adecuados, porque los edificios se habían creado para otras finalidades. El Estado se
hizo cargo de construir instituciones con modernas pautas sostenidas en principios de higiene
escolar: contar con luz natural, espacios verdes, galerías amplias que garanticen la circulación
de aire, baños adecuados. Rodolfo Senet se dedicó al tema, desarrollando en sus obras
principios arquitectónicos para garantizar el control sobre los alumnos en todo momento.
La comparación con un diseño panóptico es inevitable: el dominio de los cuerpos
se expresa como prevención y las normas de higiene facilitan la tarea del
cuidador maestro, consistente en encauzar la relación entre los pobres y su
cuerpo. Bañarse en la escuela no puede ser, según Lugones, solamente objeto
de alegría infantil. Toda acción escolar debe tener carácter docente y evitar todo
desorden, fealdad y miseria. La alegría infantil debe aprovecharse como fuerza
social y constituir un fundamento de la enseñanza. De tal manera, la escuela
realizará una labor complementaria, influyendo sobre el hogar obrero, tan
Se actúa sobre la salud moral y física del pueblo, con aplicación de la ciencia, a través del
control de las acciones de los alumnos. Recuérdese la frase ―mente sana en cuerpo sano‖. La
arquitectura escolar da cuenta sobradamente de esta tarea que el Estado asume. Se
desarrollan diversas perspectivas para organizar la estructura escolar. En el caso de Mercante
–como buen positivista- apunta a las posibilidades de observación de la naturaleza y la
experimentación, por lo cual propone la creación de talleres y chacras que compartirían varias
escuelas para potenciar su uso, y atender a la cuestión económica.
Los edificios escolares deseados por los pedagogos argentinos de la época, son
magníficos ejemplos de la forma como la materialidad de las estructuras se
constituye como imaginario en el proceso de formación de los sujetos
pedagógicos. El lenguaje de la arquitectura escolar no sólo proyecta sino que es
uno de los determinantes de la relación pedagógica, de las características del
educando y del educador. Los baños propuestos por Lugones son un ejemplo
perfecto. (Puiggrós, 1990)
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