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Ficha de Cátedra de Psicofisiología: “Sensibilidad”

Prof. Lic. Soria, María José

Psic. Guzmán, Santiago

A lo largo de nuestra vida tenemos consciencia de la gran diversidad de sensaciones y percepciones


que se producen constantemente; aquellas que son especialmente agradables o dolorosas serán las
que moldean nuestro desarrollo.

Los sentidos corporales proporcionan información sobre lo que está sucediendo en la superficie del
cuerpo y en su interior. Los sentidos corporales (sentidos cutáneos) comprenden varias
submodalidades denominadas con frecuencia tacto. La propiocepción (información ósteo-artro-
muscular) y la cinestesia (sensaciones musculares o articulatorias que informan acerca de la
posición de las diferentes partes del cuerpo en el espacio) proporcionan información sobre la
posición y el movimiento del cuerpo.

Uno de los fundamentales principios que rigen al sistema nervioso es el procesamiento de la


información. Cuando un estimulo de cualquier naturaleza llega a nuestro cuerpo del exterior o del
interior impacta en un receptor sensitivo. La información recibida luego es conducida a través de
una vía aferente o sensitiva hacia un centro integrador, quien será el que interprete y dé significado
a la información sensitiva recibida.

Los filósofos griegos del siglo VI a.C. ya distinguían entre “razón” por una parte y “sentidos” por
otra. Esto se pone de manifiesto en la frase de Heráclito que indica: “el conocimiento llega al
hombre a través de la puerta de los sentidos”. Se comprendía ya entonces que los diferentes sentidos
eran mediados por diferentes órganos, y que en nuestras mentes se unían diferentes impresiones
sensoriales. Es en estas ideas donde se encuentran los orígenes de la fisiología y la psicología.

Ahora bien, el tema que nos convoca es “sensibilidad” y requiere que partamos por una definición;
para ello, podemos mencionar las más significativas, a saber:

 Capacidad para transducir, codificar y percibir información sobre el mundo exterior e


interno (Purves y otros);

 Capacidad para identificar las formas y las texturas de los objetos, controlar las fuerzas
internas y externas que actúan sobre el cuerpo en cualquier momento y detectar situaciones
potencialmente nocivas (Purves y otros.)

Desde nuestro punto de vista entendemos al sistema somato-sensitivo como un proceso activo y
dinámico, donde un conjunto de receptores, vías y centros nerviosos anotician al sistema
nervioso de un flujo informativo constante que será fundamental para la exploración del mundo
y la interacción de nuestro organismo y el contexto, contribuyendo a nuestra adaptación al
ambiente en el cual estamos insertos.

Cuando hablamos de sensibilidad, hablamos de aferencia, ya que implica una vía de entrada que
lleva información, la cual, tras ser procesada puede, potencialmente, generar una respuesta motora.

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Dice Guyton que “la aferencia al sistema nervioso es proporcionada por los receptores sensitivos,
que detectan estímulos táctiles, dolorosos, térmicos, etc.”

Algunos conceptos importantes…

Una sensación es la impresión que recibimos por medio de los sentidos, como por ejemplo la
sensación visual; es decir, es el proceso por el cual los receptores sensoriales y el sistema nervioso
reciben y representan la energía de los estímulos que provienen del ambiente.

La percepción implica la acción de apreciar el medio externo por los sentidos, es decir, es el
proceso de organización e interpretación de la información sensorial que permite reconocer el
sentido de los objetos y acontecimientos. En la percepción hay un compromiso de funciones
psíquicas superiores tales como pensamiento, conciencia, etc. Según Shepperd, se produce una
representación interna, una imagen consciente del estimulo y luego se procede a actuar sobre ello.
Este proceso de producir una imagen interna se denomina percepción e implica nuestro
reconocimiento de que el estímulo se ha producido y nuestra capacidad para discriminar entre
varios aspectos del estimulo.

Entiéndase por estimulo a toda variante energética que puede producir cambios en las células
receptoras o en los receptores de éstas. Fisiológicamente, el estimulo es cualquier cambio externo o
interno de un organismo que provoca una modificación en su actividad.

Los estímulos naturales no consisten normalmente en simples manchas de luz o pinchazos en la


piel. Más bien implican complejas interacciones de las propiedades de varios estímulos. Implicaría
que una unidad de percepción supone un conjunto de neuronas con sus conexiones, adaptado a un
conjunto coordinado de propiedades de varios estímulos: la luz, el movimiento, la forma, la
orientación, el tamaño, etc. El conjunto de propiedades constituye una “imagen” y los mecanismos
por medio de los que una neurona o un circuito están adaptados a esta imagen se denominan
abstracción de imagen.

Los receptores sensitivos son células nerviosas altamente especializadas, considerados verdaderos
transductores biológicos. Son estructuras neurales especializadas en recoger la información y
transformarla en señales neurales. Una de las características de los receptores es su especificidad
funcional. Esto se explica a partir del concepto de “estimulo adecuado”, pues cada receptor, para
cada tipo de estimulo, tiene un umbral mínimo para la despolarización de la membrana celular, y un
tope que determina la cantidad máxima (medida en milivoltios) con la que puede producirse dicha
despolarización.

La transducción es un mecanismo por el cual la activación de un receptor produce un efecto


biológico. Es importante destacar que el efecto biológico es producido exclusivamente por el
complejo neurotransmisor-receptor. O sea, la transducción es un proceso en el cual la energía del
estímulo es convertida en una señal eléctrica en la neurona sensitiva.

Entre el receptor y los centros nerviosos hay un componente esencial llamado Vía; ésta es un
conjunto de haces o fibras nerviosas que llevan la información del exterior hacia el sistema nervioso
y viceversa. Las vías pueden ser ascendentes o de sensibilidad y descendentes o de motilidad.

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Cualquiera sea el tipo de estímulo que excita al receptor sensitivo (célula transductora), su efecto
inmediato es cambiar el potencial de membrana de ese receptor (modificación físico-química). Este
cambio de potencial recibe el nombre de potencial de receptor. La causa básica del cambio en el
potencial de membrana del receptor es una modificación en la permeabilidad que permite la
difusión de iones con mayor o menor facilidad, cambiando así el potencial transmembrana.

Diferentes receptores pueden ser excitados de maneras distintas para producir potenciales de
receptor:

1) Por deformación mecánica del receptor, que estira la membrana y abre canales iónicos;

2) Por aplicación de una sustancia química en la membrana, que abriría los canales iónicos;

3) Por cambio en la temperatura de la membrana, lo cual altera su permeabilidad y

4) Por los efectos de la radiación electromagnética (como la luz), que ya sea directa o
indirectamente modifica las características de la membrana y permite que los iones fluyan a
través de los canales proteicos de ésta.

Cuando el potencial de receptor se eleva por encima del umbral para provocar potenciales de acción
en la fibra nerviosa fijada al receptor, aparece el potencial de acción. Cuanto más se eleva el
potencial de receptor sobre el nivel umbral, mayor es la frecuencia de los potenciales de acción. El
potencial de receptor estimula la fibra nerviosa terminal de la misma manera que el potencial
postsináptico excitatorio estimula las neuronas en el sistema nervioso central.

Una característica especial de los receptores sensitivos es que después de un periodo se adaptan, ya
sea parcial o completamente a sus estímulos. O sea, cuando se aplica un estímulo sensitivo
continuo, los receptores al comienzo responden con una frecuencia de impulsos muy alta, luego esta
se hace progresivamente menor hasta que por ultimo muchos de ellos ya no responden del todo.

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Estamos haciendo referencia, en otras palabras, al fenómeno fisiológico por el cual un receptor
disminuye su frecuencia de descarga, mediante la aplicación sostenida de un estímulo de intensidad
constante, en un período corto de tiempo.

Clasificaciones de la sensibilidad

La sensibilidad puede ser clasificada según la procedencia u origen del estímulo en:

Sensibilidad exteroceptiva: es un conjunto de receptores formado por órganos terminales


sensitivos especiales, distribuidos por la piel y las mucosas que reciben los estímulos de origen
exterior y los nervios aferentes que llevan la información sensitiva. El sistema exteroceptivo recibe
estímulos externos al cuerpo. Por ejemplo, las caricias sobre la piel.
Sensibilidad interoceptiva: hace referencia a aquellos estímulos o sensaciones que provienen de
los órganos internos del cuerpo humano, como las vísceras, y que nos dan información acerca de las
mismas. A su vez, puede sub-clasificarse en:

1) Sensibilidad propioceptiva: para captar la información que deriva de los huesos,


articulaciones, tendones y músculos. Indica la posición de determinadas partes del cuerpo, la
longitud del movimiento, etc. Nos brindan información continua y detallada acerca de la
posición de los miembros y de otras partes del cuerpo en el espacio.

2) Sensibilidad viceroceptiva: para captar la información que corresponde a nuestra


musculatura lisa (esófago, estómago, intestino, vasos sanguíneos, útero y vejiga urinaria,
etc.)

Otro modo de clasificar la sensibilidad, es según la ubicación de los receptores:

1) Sensibilidad general: también llamada sensibilidad somática, en contraposición con la


sensibilidad especial, refiere a los mecanismos nerviosos que recogen la información
sensitiva de la mayor parte del organismo, y puede clasificarse según tres tipos fisiológicos
diferentes:
1. Sentidos somáticos captados por mecanoreceptores, que incluyen las sensaciones táctiles
y de posición, que son estimulados por el desplazamiento mecánico de algún tejido del
organismo;
2. Sentidos somáticos captados por termoreceptores, que detectan calor y frio y
3. Sentido del dolor, que es activado por cualquier factor que dañe los tejidos.

2) Sensibilidad especial: donde el receptor está alojado en un órgano determinado.


1. Visión;
2. Audición;
3. Gusto;
4. Olfato y
5. Equilibrio.

Los diversos tipos de receptores sensitivos detectan diferentes clases de estímulos. Cada tipo de
receptor es sumamente sensible a un tipo de estímulo para el cual está diseñado y es casi insensible
a las intensidades normales de otros tipos de estímulos sensitivos.
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Clasificación de Receptores

Según la naturaleza del estímulo:

1) Mecanorreceptores: que detectan deformación mecánica del receptor o de las células


adyacentes (Discos de Merkel, Corpúsculos de Meissner, Corpúsculos de Pacini, órgano
terminal del pelo, etc.);
2) Termorreceptores: que detectan cambios de temperatura (Corpúsculo de Krause: frío y
Corpúsculos de Ruffini: calor);
3) Nociceptores: receptores del dolor que detectan el daño tisular, ya sea físico o químico
(terminaciones nerviosas libres);
4) Receptores electromagnéticos: que detectan la luz sobre la retina del ojo (conos y
bastones), y el sonido en la cóclea del oído (células ciliadas del órgano de Corti) y
5) Quimiorreceptores: que detectan el gusto en la boca (papilas gustativas), el olor en la nariz
(células ciliadas), el nivel de oxígeno en sangre, la osmolalidad de los líquidos corporales,
etc.

Receptores exteroceptivos

1) Corpúsculos de Meissner: son terminaciones alargadas nerviosas no mielinizadas y


encapsuladas, presentes en la piel sin vello lisa o lampiña, de 30 a 140 μm de largo y de
40 a 61 μm de diámetro, que permiten identificar la forma y tamaño de los objetos, así como
diferenciar lo suave de lo áspero. De adaptación rápida, son muy eficientes para transducir
respuestas a partir de vibraciones de frecuencias relativamente bajas que se desarrollan
cuando se mueven a través de la piel los objetos texturados.
2) Corpúsculos de Pacini: de varios milímetros de longitud, son terminaciones encapsuladas
grandes. Cada corpúsculo recibe una fibra nerviosa gruesa mielínica, lo que los hace de
rápida adaptación para responder únicamente al inicio y final de la desviación mecánica.
Participan en la discriminación de las texturas de superficie fina o de otros estímulos en
movimiento que producen una vibración de alta frecuencia de la piel. Determinan además el
grado de presión, la consistencia, el peso de los objetos y si estos son duros o blandos. La
estimulación de éstos induce la sensación de vibración y cosquilleo.
3) Corpúsculos de Ruffini: terminaciones nerviosas encapsuladas y muy ramificadas situadas
en las capas profundas de la piel, ligamentos y tendones. Particularmente sensibles al
estiramiento producido por los movimientos de los dedos o de las extremidades, perciben los
cambios de temperatura relacionados con el calor y el estiramiento producido por los
movimientos de los dedos o las extremidades. Son poco adaptables.
4) Corpúsculos de Krause: de 50 μm aproximadamente, están ubicados en el nivel profundo
de la hipodermis de la piel, y son los encargados de registrar las sensaciones de frío.
5) Terminaciones Nerviosas Libres: de adaptación lenta, están ubicadas en cualquier parte de
la piel y los tejidos. Permiten detectar presión, tacto y dolor.
6) Discos de Merkel: son receptores de punta ensanchada, presentes en las partes vellosas de la
piel, la punta de los dedos y los genitales externos. Estos transmiten señales inicialmente
potentes, pero son parcialmente adaptables. La estimulación de estos receptores produce una
sensación de presión leve, permitiendo la discriminación de bordes, formas y texturas
ásperas, con una adaptación lenta (5 a 15 Hz.)

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7) Órgano terminal del pelo: detecta el movimiento ligero de cualquier pelo del cuerpo. Se
adapta con rapidez y al igual que los Corpúsculos de Meissner, detecta el movimiento de los
objetos sobre la superficie del cuerpo o al contacto inicial con éste.

En la siguiente imagen, podemos apreciar algunos de los receptores exteroceptivos.

Según su adaptación, los receptores pueden ser:

1) Fásicos o de adaptación rápida: Corpúsculos de Paccini, Meissner y la mayoría de los


mecanoreceptores.

2) Tónicos o de adaptación lenta: Husos musculares, aparato tendinoso de Golgi,


nociceptores, discos de Merkel y corpúsculos de Ruffini.

Sentidos de posición

Son sentidos propioceptivos; el propósito de estos receptores es brindar información detallada y


continua acerca de la posición de los miembros y de otras partes del cuerpo en el espacio. Los
sentidos de posición pueden clasificarse en:

1) Sentidos de posición estática, entendida como la orientación consciente de las diferentes


partes del cuerpo entre sí, y
2) Sentidos de rapidez del movimiento, cinestesia o propiocepción dinámica.

El conocimiento de la posición, estática y dinámica, depende del conocimiento de los grados de


angulación de todas las articulaciones en todos los planos y sus velocidades de cambio. Para ello, se
utilizan distintos receptores tanto táctiles de la piel como profundos cerca de las articulaciones.

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Para determinar la angulación de las articulaciones se piensa que los receptores más importantes son
los husos musculares, así como también para determinar cuándo el ángulo de las articulaciones va
cambiando, cuándo unos músculos se están estirando y otros aflojando.

En los ángulos extremos de las articulaciones, el estiramiento de los ligamentos y de los tejidos
profundos es un factor también muy importante para determinar la posición; esta información se
obtiene gracias a los corpúsculos de Pacini, Ruffini y los órganos tendinosos de Golgi. Los
corpúsculos de Pacini y los husos musculares detectan también la rapidez de los movimientos.

Sensaciones térmicas

El ser humano puede captar gradaciones diferentes de frio y calor, que pasan de lo frío congelante
al frío, al fresco, al indefinido, al tibio, al caliente y al calor quemante. Las gradaciones son
discriminadas al menos por tres tipos de receptores sensitivos; los receptores del frio, del calor y del
dolor. Estos últimos solo son estimulados por grados extremos de frío y calor. Los receptores están
situados debajo de la piel en puntos definidos pero separados.

Hay más receptores para el frio, ubicados cerca de la piel y se denominan corpúsculos de Krause;
mientras que los del calor están ubicados en lugares más profundos y se los llama corpúsculos de
Ruffini.

Corpúsculos de Ruffini Corpúsculos de Krause

Vías de la sensibilidad

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Para definir las vías de conducción, podríamos decir que son el trayecto que sigue a través de parte
o todo el sistema nervioso una impresión sensitiva o sensorial y su respuesta motora, secretora o
psíquica destinada a producir un determinado acto (Fracassi.)

Casi toda la información sensorial del cuerpo ingresa en la médula por las raíces dorsales o
posteriores y los nervios raquídeos. Otro porcentaje ingresa a través de los pares craneales.

Espino
Espino talámica
talámicaanterior
anterior
Sistema
anterolatera
Vías
Víasde
delala Superficial
Superficial Espino
Espinotalámica
talámicalateral
lateral
Sistema
sensibilidad
sensibilidad
columna
general
general Profunda
Profunda Consciente
Consciente Haces
Haces de
de Goll
GollyyBurdach
Burdach
dorsal
-lemnisc

Espinocerebelosa dorsal (haz directo o de Flechsig)


Inconsciente
Espinocerebelosa ventral (haz cruzado o de Gowers)

Sistema anterolateral: está compuesto por fibras mielínicas pequeñas. Este sistema esta constituido
por dos vías principales:

1) Haz espino talámico lateral: esta vía consta de cuatro neuronas:

 1ª neurona (bipolar), ganglionar: se encuentra en el ganglio de la raíz posterior. La


entrada en la médula de esta vía se hace por el grupo externo formado por las fibras finas
de la raíz posterior. Ellas alcanzan de inmediato la 2ª neurona ubicada en el mismo
segmento medular al que pertenece esa raíz.

 2ª neurona, espinal: comienza con una célula del asta posterior ubicada en la cabeza del
asta posterior. El axón de esta célula se dirige a través del cuello y el cuerpo del asta
donde se aloja, atraviesa por la comisura gris anterior para dirigirse al cordón lateral del
lado opuesto. Luego asciende atravesando bulbo, protuberancia y pedúnculos cerebrales
(mesencéfalo), después de lo cual alcanza la porción posteroinferior del tálamo óptico,
donde termina haciendo sinapsis con la 3er neurona, allí alojada.

 3ª neurona, talámica: el cuerpo celular reside en la porción posteroinferior del núcleo


externo del tálamo; su axón se dirige hacia el brazo posterior de la cápsula interna para
llegar a la circunvolución parietal ascendente o retrorolándica (4ª neurona).

 4ª neurona, cortical: aquí reside el centro cortical de la sensibilidad, que es la estación


terminal.

El haz espino-talámico lateral transmite información llamada termoalgésica, o sea,


sensibilidad térmica (frío y calor) y además información del dolor. Las fibras conductoras

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de la sensibilidad térmica se encuentran agrupadas en la parte posterior de este fascículo,
mientras que las conductoras del dolor lo hacen en su porción anterior.

2) Haz espino talámico anterior: al igual que la anterior, esta vía consta de cuatro neuronas:

 1ª neurona (bipolar), ganglionar: nada hay que la diferencie de la vía precedente como no
sea su comportamiento dentro de la medula; su axón penetra con el grupo de fibras
gruesas de la raíz posterior. No alcanzan la sustancia gris de inmediato, sino después de
ascender dos o tres segmentos medulares.

 2ª neurona, medular: el cuerpo de esta neurona reside en el cuello y base del asta
posterior. Su axón se dirige horizontalmente adelante y adentro, cruza la línea media,
pasando por la comisura blanca anterior y al llegar a la periferia del cordón anterior se
apoya para ascender al bulbo, y al llegar a la protuberancia se coloca a la par de la 2ª
neurona del haz espino talámico lateral.

 3ª neurona, talámica y 4ª neurona, cortical: como estas neuronas son del todo igual al del
resto de las vías sensitivas ya mencionadas, a fin de evitar repeticiones omitimos su
detalle ya especificado más arriba.

El haz espino-talámico anterior tiene como principal función recoger información táctil
grosera; sensibilidad general de pobre localización también llamada protopática.

No toda la sensibilidad táctil sigue este camino; entre las fibras largas de los cordones
posteriores se encuentran muchas encargadas de la transmisión táctil; habría en
consecuencia dos sistemas de fibras, cada uno para cada clase de sensibilidad táctil. La
sensibilidad que da sensaciones groseras de contacto y presión, a cargo del haz espino
talámico anterior. Y la epicritica o discriminativa de aparición posterior a cargo de los
haces de Goll y Burdach; en cuanto a esta ultima parece tratarse más bien de una
percepción, vale decir, una síntesis de múltiples sensaciones y no de una sensación o
excitación periférica.

Sistema columna dorsal-lemnisco: este sistema está constituido por dos vías principales y cuatro
neuronas, llamadas vías de la Sensibilidad profunda consciente o de Goll y Burdach.

 1ª neurona (bipolar), ganglionar: lo mismo que sus homónimas se aloja en los ganglios
de las raíces posteriores de la médula, recibe por su prolongación periférica impresiones
recogidas en las regiones profundas (dermis, huesos, músculos, articulaciones) a favor de
los corpúsculos de Pacini además de otras terminaciones nerviosas; estas impresiones son
llevadas al interior de la médula por el axón, que entra en la constitución del paquete de
fibras gruesas; de la raíz posterior asciende por la médula constituyendo los cordones de
Goll y de Burdach y ascienden al bulbo para hacer sinapsis en su interior.

 2ª neurona, bulbo raquídeo: ella se aloja en el bulbo en los núcleos de Goll y de Burdach;
su axón se dirige transversalmente cruzándose y uniéndose en el bulbo y constituyendo el
entrecruzamiento o desucación sensitiva. Apenas se cruzan se dirigen hacia arriba, a la

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protuberancia y luego hacia los pedúnculos cerebrales, por medio de los cuales termina en
la parte posteroinferior del núcleo del tálamo.

 3ª neurona, talámica y 4ª neurona, cortical: nada tenemos para agregar a lo ya dicho de


las vías anteriores recién explicadas.

La información que lleva es tacto discriminativo o epicrítico (alto grado de localización del
estímulo), vibración, movimiento contra la piel, posición y presión relacionada con grados finos de
discriminación de la intensidad de presión.

En el siguiente gráfico, podemos dilucidar las vías recién descriptas:

Vías de la sensibilidad profunda inconsciente

1) Haz cerebeloso directo o de Flechsig

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Recibe información proveniente de la mitad inferior del tronco y de los miembros inferiores.
Esta vía conduce la sensibilidad profunda inconsciente de los huesos, músculos y
articulaciones; es decir, recibe de estos sitios, una sucesiva e ininterrumpida serie de
estímulos que no entran en el dominio de la consciencia y destinados a informar a los
centros superiores (subcorticales) del estado de esas partes del organismo, resultado de lo
cual esos centros reaccionan también inconscientemente a fin de mantener el tono muscular
para corregir las desviaciones de la posición de todo o parte del organismo que a cada
instante tienden a producirse, por lo cual nos mantenemos sin darnos cuenta en actitudes
corporales adecuadas. Estos actos han de ser inconscientes, dado que de no ser así la tensión
permanente que ellos requerirían terminaría por fatigarla y comprometerla en su eficiencia,
pues debido a su multiplicidad, no podría actuar adecuadamente sobre todos a la vez.

2) Haz cerebeloso cruzado o de Gowers:

Posee la misma fisiología que la vía anterior, con la diferencia de que tiene bajo su
dependencia el cuello, la mitad superior del tronco y los miembros superiores del lado
opuesto a su terminación.

Corteza sensitiva

Las señales sensitivas de todas las modalidades de sensación terminan en la corteza cerebral por
detrás de la cisura central o de rolando, constituyendo el lóbulo parietal de la corteza. Las dos áreas
distintivas y separadas, que reciben aferencias del tálamo son:

1) Corteza sensitiva primaria: está ubicada en la circunvolución poscentral (áreas 1, 2 y 3 de


Brodmann). Algunas zonas del cuerpo están representadas en grandes áreas de la corteza
sensitiva; la mayor parte corresponde a los labios, seguida de la cara y los pulgares. El
tamaño de estas áreas es directamente proporcional al número de receptores sensoriales
especializados presentes en las respectivas regiones periféricas del cuerpo (Homúnculo de
Penfield sensitivo).

2) Corteza sensitiva secundaria: es un área menor, localizada por detrás y debajo de la


primaria. El grado de localización de las diferentes partes del cuerpo es muy pobre en esta
área. Se conoce poco de la misma, pero se sabe que en ella penetran señales de ambos lados

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del cuerpo, del área sensitiva primaria y de otras áreas sensitivas del encéfalo como las
visuales y auditivas.
Las neuronas de la corteza sensitiva se organizan en columnas verticales que atraviesan las
seis capas de la corteza. Cada modalidad sirve para una modalidad sensorial única. En la
porción anterior poscentral (en la profundidad de la cisura) una gran cantidad de columnas
responden a receptores de estiramiento, musculatura tendinosa y articulaciones. Mas atrás,
aumentan las columnas verticales que responden a receptores cutáneos de adaptación lenta y
en dirección más posterior, un número mayor de columnas son sensibles a la presión
profunda.
3) Área de asociación sensitiva: combina información procedente de múltiples zonas del área
sensitiva para descifrar su significado. Cuando se extirpa el área la persona es incapaz de
reconocer objetos y formas complejas, además pierde la mayor parte del sentido de la forma
de su propio cuerpo y se olvida del lado opuesto, así como también de usarlo en funciones
motoras.

Bibliografía

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Neurociencia.

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 Fracassi, H. (1956). “Vías de conducción de la energía nerviosa” (4ª ed.). Buenos Aires,
Argentina: Landa y Cia.

 Frenquelli, R. C. (2000). “Psicofisiología. Una aproximación bio-lógica a la comprensión


del hombre” (Ed. Rev.). Rosario, Argentina: Clases I.

 Guyton, A. C. (2004). “Anatomía y fisiología del sistema nervioso: Neurociencia


básica” (2ª ed.). Madrid, España: Panamericana.

 Purves, D. (2004). “Introducción a la neurociencia” (3ª ed.). Madrid, España:


Panamericana.

 Rosenzweig, M., & Leiman, A. (2004). “Psicología fisiológica” (2ª ed.). Madrid, España:
McGraw-Hill.

 Shepherd, G. (1985). “Neurobiología” (2ª ed.). Barcelona, España: Labor.

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