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Cruz Valenciano
COMO ESTUDIAR
HISTORIA
Guía para estudiantes
vicens-vives
COMO ESTUDIAR
HISTORIA
COMO ESTUDIAR
HISTORIA
Guía para estudiantes
vicens vives
Segunda edición, 1986
© G. GORTÁZAR ECHEVERRÍA
Sobre la parte literaria
© J. CRUZ VALENCIANO
Sobre la parte literaria
IMPRESO EN ESPAÑA
PRINTED IN SPAIN
Editado por Ediciones VICENS-VIVES, S.A. Avda. de Sarria, 130. 08017 Barcelona.
Impreso por Gráficas INSTAR, S.A. Metalurgia, s/n, esquina Industria. Hospitalet de
Llobregat (Barcelona).
ÍNDICE
Agradecimiento 1
Prólogo 3
Introducción 7
I. Breve historia de la historiografía 11
1.- La antigüedad clásica 12
2.- Historiografía cristiana 13
3.- Historiografía medieval 14
4.- Historiografía renacentista 14
5.- Historiografía del siglo XVII 15
6.- Historiografía del siglo XVIII 16
7.- Historiografía contemporánea 17
II. La historia en la clase 21
1.- Didáctica y estudio de la historia 21
2- La lectura de los libros de historia 22
3.- El subrayado y anotaciones en el libro 24
4.- Los apuntes 25
5.- Aprovecha, ordena y clasifica los apuntes.. 28
6.- Participa activamente en clase 29
7.- La exposición de un tema en clase 52
8.- El examen 55
III. La historiafuera de clase 57
1.- La historia en tu entorno 58
2.- El trabajo bibliográfico 69
3.- El trabajo de historia 76
4.- Cómo se redacta un trabajo de historia 83
5.- El trabajo de investigación 87
Apéndice 1
Referencias básicas a la bibliografía y fuentes para el estudio e investigación
históricas 93
1.- Diccionarios, enciclopedias, atlas 93
2.- Colecciones biográficas %
3.- Prensa y revistas 97
4.- Publicaciones oficiales y documentos públicos 100
5.- Historiografía y metodología de la historia 102
6.- Ramas especializadas de la historia 102
7.- Principales períodos de la historia universal 103
8.- Principales períodos de la historia de España 122
9.- Fuentes estadísticas para la historia 131
10.- Materiales no librados 131
11.- Archivos y bibliotecas 132
12.- Otros materiales de historia 132
Apéndice 2
Información general útil para el historiador 135
1.- Principales entidades de historia, Academias, Asociaciones, Insti
tuciones, etc 135
2.- El catálogo diccionario y la clasificación decimal universal 137
3.- Principales abreviaturas usadas en notasa piede página. Bibliogra
fías, Catálogos y obras de referencia 139
AGRADECIMIENTO
8
El Apéndice n.° 1, referencias básicas a la bibliografía y fuentes para el
estudio E investigación históricas, no pretende, ni debería, sustituir tu trabajo
de búsqueda de bibliografía por medio de un fichero catalográfico. Su finalidad es
constituirse en el primer paso a dar en la selección de títulos y autores básicos sobre
el aspecto o área en que piensas trabajar. A partirde esta primera referencia biblio
gráfica, a ti te corresponde el trabajo de búsqueda de los títulos que mejor se adapten
o se refieran a tus necesidades. La ordenación del Apéndice se hace por áreas temá
ticas de modo que resulte fácil localizar el libro o título clave sobre el tema de tu tra
bajo o interés. Las obras reseñadas son: Grandes colecciones de Referencia (Atlas
históricos, Enciclopedias, Catálogos, índices, etc.); colecciones o libros de Biblio
grafías sobre temas específicos de Historia; y bibliografía seleccionada por temas.
Incluimos un segundo Apéndice, de finalidad eminentemente práctica,en el que in
formamos acerca de Instituciones de Historia, sistema de catalogación, etc.
Guillermo Gortázar redactó los capítulos I, II y III. Jesús Cruz Valenciano es
autor de los Apéndices 1.°y 2.°. Confiamos en que la presente guía pueda llegar a ser
un instrumento útil en tu aprendizaje, de modo que el acercamiento a la Historia te
resulte lo más sencillo, asequible y gratificante posible. Esa y no otra ha sido nuestra
intención.
BREVE HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA*
* Para una ampliación del presente tema, ver elapéndice bibliográfico sobre Historia de la Historio
grafía, pág. 138.
11
tancias o escuela a que pertenecieran. Así mismo, te ayudará a situarte en la actual
coyuntura de la historiografía y sus problemas.
1. LA ANTIGÜEDAD CLASICA
12
todo, la expansión del Imperio de Alejandro Magno (334-323 a.C.) va a dar a la cultu
ra griega una visión mucho más universalista. En el s. III a.C, se crearon grandes
centros culturales como Pérgamo y Alejandría. En sus bibliotecas se copian, conser
van y corrigen las obras de la cultura griega. Se inicia en dichos centros una ciencia
de enorme importancia para el futuro desarrollo de la Historia: la Filología.
Polibio (210-126 a.C), transfiere a Roma el protagonismo historiográfico. Él
mismo fue testigo de la conquista de Grecia por Roma y formó parte de los mil ciu
dadanos griegos tomados por Roma como rehenes. Admirado de la potencia y uni
versalidad del nuevo mundo Romano, escribió una Historia en la que relata la por
tentosa aventura de Roma. Además de una visión amplia o universalizadora del de
venir histórico, Polibio elabora una teoría de los ciclos históricos que tendrá enorme
vigencia posterior. Para él, las sociedades tienen un comportamiento similar al de
los cuerpos humanos. Nacen, se desarrollan, llegan a su esplendor y posteriormente
viene la decadencia y extinción.
La historiografía romana continúa la tradición griega incrementando, si cabe,
su pragmatismo. En todo caso, el protagonismo de la Historia es ahora ejercido por
la ciudad de Roma. Es decir, no es un héroe en particular al que se ensalza sino a Ro
ma. Tito Livio (59 a.C-17 d.C) es, con mucho, el principal historiador romano. Es
cribió una monumental Historia de Roma desde sus orígenes, en la que explicaba
cuáles fueron las virtudes que habían llevado a Roma a ser la cabeza del mundo.
También fueron desarrollados otros géneros, como las Biografías (Plutarco,
Suetonio), o las Memorias (César).
2. HISTORIOGRAFÍA CRISTIANA
13
3. HISTORIOGRAFÍA MEDIEVAL
4. HISTORIOGRAFÍA RENACENTISTA
14
sobresalientes, por ser considerados los más dignos de retener en la memo
ria.
- La Providencia no se alegará para la explicación de la Historia. Será la natura
leza humana, el conjunto de sus defectos y virtudes los que influirán en los
hechos históricos. Se inicia por tanto una secularización de la Historia.
- La Fortuna se considera un factor determinante del devenir histórico. Frente
a ella, el hombre, con sus virtudes, podía en algunos casos, hacer variar su
rumbo. En otros, sucumbirá ante ella.
- Los historiadores renacentistas van a tener en cuenta, sobre todo, la realidad
de una Europa constituida por los nuevos Estados modernos, que cobran un
protagonismo y presencia mayor en detrimento de los dos grandes poderes
medievales, el Imperio y la Iglesia.
- En cuanto al estilo, se abandonó la forma de anales o crónicas para, siguien
do el ejemplo de los clásicos, buscar una línea argumental no exclusivamente
cronológica.
- Se profundiza en la psicología de los personajes, a los que en ocasiones se les
hace intervenir en el relato por medio del discurso.
- Los primeros humanistas escriben en latín. Pero al final del s. XV y princi
pios del XVI, Maquiavelo y Guicciardini escriben ya en italiano.
- La historiografía renacentista es fundamentalmente pragmática, trata de in
fluir en el Príncipe, a fin de orientarle en la adecuada conducción del Estado.
En suma, nos encontramos de nuevo con una Historia explicativa, narrativa y
pragmática. Ahora bien, aunque el Renacimiento suponga una recuperación de las
tradiciones históricas clásicas hay que considerar también sus limitaciones: los fac
tores económicos no se observan en absoluto. Lo mismo se puede decir sobre las
clases sociales. La Historia se reduce al relato de los caracteres personales de Prínci
pes, Generales y Papas y su confrontación en el terreno de la política, la diplomacia y
la guerra. Luis Vives (1492-1540) advirtió las limitaciones de la historiografía rena
centista, especialmente en lo que se refiere a la parcialidad de los historiadores y la
falta de crítica al elegir las fuentes. Así mismo, consideraba que la Historia debía
ocuparse de otros ámbitos que constituyen la vida humana: religión, leyes, ciencias,
economía, usos y costumbres, etc. En cualquier caso, esta recuperación de la Histo
ria sufrió un notable frenazo en el contexto de la Reforma. En efecto, la reflexión fi
losófica e historiográfica va a desaparecer en el contexto de vivísimas polémicas teo
lógicas. En los años de la Reforma la Historia sirvió, en todo caso, como argumento a
esgrimir entre ambas partes enfrentadas, entre protestantes y católicos.
15
mentos que lastraban a los historiadores desde el s. XVI y que determinaron su de
cadencia y desprestigio.
Como es sabido, el s. XVII es el siglo de las ciencias. La paz religiosa en Fran
cia, Alemania e Inglaterra permitió deslindar los campos de la Religión y de las cien
cias. Descartes explícita esta opinión al dividir el saber en cuatro categorías: la Teo
logía, se ocupa de las verdades reveladas y como materia de fe queda al margen de
cualquier especulación científica; la Poesía es el campo de la imaginación; la Filoso
fía, que contiene las ciencias (Matemáticas, Geometría, Física, etc.), es la única que
puede aportar verdades mensurables y científicas; la Historia es un saber inútil, in
cluso perjudicial y que en modo alguno puede alcanzar la verdad.
Sin embargo, a pesar de tan oscuro panorama, la crítica del racionalismo a la
Historia va a repercutir en importantes intentos de renovación. Los historiadores
encontraron su propio método a través del nacimiento de la Paleografía y la Diplo
mática, obra de la Congregación Benedictina de Saint Maur y especialmente del
P. Mabillon. La utilización de estas dos ciencias auxiliares, supone, con mucho, una
auténtica revolución metodológica. Ahora se trata de la investigación de los docu
mentos, de las fuentes, desde un punto de vista crítico y analítico.
Por otra parte, el nuevo espíritu científico y racionalista va a calar profunda
mente en los historiadores que en gran medida asumen la situación parcial y depen
diente en que había caído la Historia.
16
toriadores, conscientes de la importancia de la Filosofía, de las artes, de las ciencias,
del desarrollo económico, etc., van a redactar una Historia en la que aparece el con
cepto de civilización. Incluso criticaron las tensiones y las guerras en la medida en
que frenaban el libre desarrollo de la civilización y el progreso.
Este nuevo racionalismo, aplicado a la historiografía, implica la búsqueda de
causas y leyes históricas. La Providencia estaba descartada. Los protagonismos per
sonales ya no se consideraban razón suficiente para explicar la Historia. Algunos
historiadores ilustrados se dejaron seducir por explicaciones deterministas del tipo
natural (el clima) o geográfico. Otros verán en el acontecimiento mismo la causa de
otros fenómenos posteriores. Así, por ejemplo, el historiador ilustrado inglés Ro
bertson (1721-1793) deducirá de la conquista turca de Constantinopla (1453) y poste
rior llegada de refugiados griegos a Italia, el elemento determinante del Renaci
miento. Si bien ello fue sin duda un factor importante, no es menos cierto que el Re
nacimiento posee raíces occidentales y manifestaciones importantísimas en fechas
mucho más tempranas. Por otra parte, a Robertson se debe la periodización de la
Historia en Antigua, Media y Moderna que continúa vigente en nuestros días.
A pesar de las críticas que se han efectuado a los historiadores racionalistas (la
idea determinista de progreso ininterrumpido de la civilización), muchos de ellos
trataron de buscar las causas profundas de la evolución histórica. Así, Montesquieu
en su Grandeza y Decadencia de los Romanos, tratará de explicar racionalmente los
acontecimientos que llevaron a Roma al Imperio y después a su decadencia. El mis
mo Voltaire, posiblemente el historiador más innovador de todo el s. XVIII, es ca
paz de explicar las luchas medievales entre el Imperio y la Iglesia más allá de la mera
oposición o ambición personal, tal y como se había reputado hasta entonces.
Otro avance con respecto a los humanistas es el abandono definitivo de los dis
cursos y de las reflexiones morales. Sin embargo, mantienen su preocupación litera
ria. Las obras siguen teniendo una cierta estructuración dramática: primero se pre
senta a los personajes, después el desarrollo de los acontecimientos y al final el de
senlace. El mismo Voltaire manifestaba que los que mejor podían escribir Historia
eran los autores de teatro.
Por último, no se puede olvidar el importante papel jugado por el nuevo Estado
Ilustrado en toda Europa. Así, en España, se constituyó en 1712 la Biblioteca Nacio
nal; y en 1738 la Real Academia de la Historia. Igualmente, durante el s. XVIII, se
realizó una valiosísima labor de ordenación y catalogación de Archivos.
7. HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA
El fin del Antiguo Régimen y la extensión por toda Europa de la ideología libe
ral se produjo en un contexto de avances y retrocesos, de tensiones y guerras. Con
todo, el proceso era irreversible. Los regímenes políticos de Europa Occidental no
podían frenar el impulso de poderosas fuerzas económicas y sociales que reclama
ban una adecuación política de las nuevas realidades decimonónicas, tales como el
aumento de la población, la racionalización y liberalización del sistema económico,
la incipiente revolución industrial, etc.
17
La exaltación del «espíritu popular» y de la Libertad y la aparición del naciona
lismo encontraron su expresión en el Romanticismo. La historiografía de la primera
mitad del s. XIX se alineó en torno a estos valores con el apasionamiento propio de
aquellos que luchaban y sentían que estaban alumbrando un nuevo tipo de socie
dad, más justa e igualitaria. En adelante las historiografías nacionales se van a dife
renciar claramente entre sí. En unos casos, debido a los temas que tratan. Así, por
ejemplo, los historiadores alemanes escribieron sobre temas referentes al carácter
nacional germano, participando en los esfuerzos tendentes a la unificación en Ale
mania. En otros casos la diferenciación por países, a grandes rasgos, correspondió a
las respectivas tradiciones culturales y filosóficas. En Francia los historiadores con
tinuaron la tradición racionalista y el concepto volteriano de civilización. En Alema
nia, Ranke (1795-1886) inauguró una influyente corriente: el Historicismo. De
acuerdo con esta visión, la Historia debe apartarse de las interpretaciones generales
y atenerse al contenido estricto de las fuentes. Entre ellas, Ranke utilizó especial
mente las fuentes diplomáticas. Desde Ranke la historiografía alemana ha sido el re
sultado de la fusión de la tradición erudita francesa y el idealismo o misticismo ale
mán. De este modo se creó un sistema riguroso e innovador en la utilización de las
fuentes y de la crítica histórica pero se concedió una gran importancia a la intuición
del historiador y una primacía absoluta al valor de las ideas como hilo conductor de
la Historia.
Frente al subjetivismo romántico, Augusto Comte (1798-1857) escribió su Cur
so de Filosofía Positiva, en el que reclamaba la aplicación de métodos científicos, po
sitivos, para la Historia y el análisis de la sociedad. Influido sin duda por el especta
cular avance de las ciencias naturales y aplicadas, Comte señaló que al investigador,
al científico no le competen las causas últimas o metafísicas sino los elementos pró
ximos y analizables. Creador de la Sociología, consideró que la sociedad podía ser
sometida igualmente a observación positiva y verificable. La evolución de la socie
dad en el tiempo, es decir, el estudio dinámico de los factores sociales emergió como
el ámbito específico del historiador.
Positivismo e historicismo fueron las dos corrientes historiográficas dominan
tes al final del s. XIX y principio del s. XX. Cada una, con sus virtudes y defectos,
contribuyeron a impulsar poderosamente la producción historiográfica de modo
que la Historia ganó un espacio reconocido dentro de la comunidad científica y uni
versitaria.
El marxismo es la tercera gran corriente de interpretación histórica. Formulada
hacia la mitad del s. XIX, no fue tenida en cuenta hasta el triunfo de la revolución ru
sa de 1917 y la posterior fundación de una escuela de historiadores marxistas. Junto
a ello, la crisis económica de 1929 y la creciente fuerza de los movimientos sociales
indujeron a los historiadores a considerar en su importancia una teoría y un cuerpo
conceptual que hasta entonces había estado ausente en los círculos académicos. Ba-
rraclough sintetiza la aportación del marxismo a la Historia en los aspectos siguien
tes:
18
- Indujo a los historiadores a considerar la importancia de las condiciones ma
teriales de la vida de los pueblos, de la economía y de la tecnología.
- Activó la curiosidad por el papel jugado por las masas en la Historia. La teoría
de la división de la sociedad en clases, permitió el estudio de los procesos de
formación y transición de grandes períodos históricos (esclavismo, feudalis
mo, etc.).
- Renovó el interés por la Teoría General de la Historia y de los estudios histó
ricos.
19
matismo americano asimiló rápidamente para la Historia el avance de otras ciencias
(Economía, Sociología, etc.) los historiadores adoptaron los impulsos renovadores
añadiendo la utilización de «modelos» y las nuevas técnicas de cuantificación. Ha-
milton ha pasado a ser un clásico de la Historia con su obra dedicada a la evolución
de los precios en España, como consecuencia de las importaciones masivas de oro y
plata americana. Vicens Vives potenció la extensión de los criterios y métodos de
Annales en España a partir de los años cincuenta, de una manera decisiva.2
En la actualidad, la producción histórica se encuentra en un momento de ex
pansión. Por un lado, debido a las grandes posibilidades que ofrecen los nuevos mé
todos de investigación. La demografía histórica, la Economía, la Sociología, la His
toria de las mentalidades, de la religiosidad y cultura popular, etc., junto con el uso
de la estadística, la cuantificación y las computadoras permiten realizar al pasado
una serie de preguntas que eran impensables hace tan solo unos años. Por otro lado,
hay una amplísima nómina de historiadores interesados en la renovación de los es
tudios históricos y en la aplicación de los nuevos métodos. Por supuesto, no todo es
progreso. Como en cualquier otra ciencia (y más aún en la Historia que a pesar de su
antigüedad es una ciencia relativamente nueva) hay avances y retrocesos, crisis y re
conversiones. Por ejemplo, el neopositivismo es una de las corrientes más critica
das. En efecto, el abuso de la cuantificación por parte de los «historiadores-matemá
ticos» llamados también «cliometristas», ha podido llevar, en algunos casos, a con
fundir la utilización adecuada de la estadística y las computadoras con obstrusas e
incomprensibles gráficas y fórmulas matemáticas sobre problemas muy particulares
que difícilmente pueden revertir en una ampliación de nuestros conocimientos his
tóricos. Más bien producen sorprendentes polémicas para «iniciados» sobre las dé
cimas de un porcentaje, a todas luces insignificante.3
El historiador tiene hoy los instrumentos metodológicos necesarios para infor
mar a la sociedad, desde una perspectiva científica, sobre los factores evolutivos que
han conformado los procesos socioeconómicos, las instituciones políticas, la cultu
ra, etc. El historiador, en el fondo, es un profesional cualificado que tiene que rever
tir en la sociedadlos resultados verificables y transformadores de su trabajo. Ésta es
la apasionante aventura en la que se encuentran los estudios históricos. Los profe
sionales de la Historia tienen la responsabilidad de continuar los esfuerzos renova
dores que hagan de esta ciencia un instrumento válido para la comprensión de los
procesos históricos, sabiendo unir el rigor de las nuevas técnicas con las aportacio
nes válidas realizadas durante más de dos mil años de producción historiográfica.
20
II
LA HISTORIA EN LA CLASE
21
- Sobre todo, que los acontecimientos se te vayan grabando mediante la com
prensión, aunque sea general, de las causas que los motivaron.
- Que puedas y sepas concatenar los acontecimientos y conceptos. Así, por
ejemplo, el mejor modo de comprender y estudiar el Feudalismo es saber y
establecer las causas y el modo en que se descompuso el Imperio Romano.
Si realmente te enfrentas al estudio de la Historia desde esta perspectiva, te será
mucho más fácil obtener resultados satisfactorios. Pero incluso se podría decir que
el estudiante que recita acontecimientos sin más, que «recuerda» un tema sin com
prenderlo, tendrá seguramente los siguientes resultados:
- Olvidará la materia tan pronto como pase la tensión de un examen.
- Tendrá una manifiesta incapacidad para redactar o explicar un tema de un
modo coherente y concatenado.
- Tenderá a «coger manía» a una asignatura que no comprende y que exige «un
memorión» para poder aprobarla. Como es sabido, la mayoría de los historia
dores no se caracterizan precisamente por poseer una memoria portentosa si
no por abordar su trabajo con método y lógica. Simplemente eso.
22
damente; subraya las ideas importantes; anota al margen aquellas cosas que te lla
men la atención; prepara preguntas precisas para hacer al profesor sobre aspectos
que consideres poco claros.
Te será muy útil leer un tema en el libro antes de que se explique en clase. El
profesor hará seguramente referencia a conceptos y acontecimientos que se dan por
sabidos en tu nivel de bachillerato o universitario y que quizás no los tienes claros en
ese momento. Te será además mucho más fácil comprender un tema, por ejemplo,
sobre el resurgimiento de las ciudades medievales en el s. XII si antes has leído los
fundamentos económicos y demográficos (auténticas revoluciones agrarias y demo
gráficas) del siglo XI.
Lee el manual en relación al avance de las explicaciones en clase. Destaca y su
braya la introducción del tema (a veces, se contiene aparte una breve sinopsis), las
generalizaciones, la conexión de acontecimientos que te llamen la atención, las de
finiciones claves, incluso las anécdotas divertidas, que muchas veces son buenos
puntos de referencia para recordar una personalidad o una situación singular. Trata
de analizar y relacionar los textos o apéndices que suele llevar cada capítulo, con el
tema que estás estudiando. Normalmente, el autor ha seleccionado cuidadosamen
te un texto histórico que recoge, documental o historiográficamente, las ideas bási
cas que deberías retener del capítulo o tema recién estudiado.
Si llevas a cabo un trabajo sistemático con el libro de texto o manual, al cabo de
unas semanas podrás volver a los temas explicados. Las partes subrayadas, los co
mentarios, las llamadas, las preguntas, etc., te resultarán familiares y valiosísimas
para centrarte en el estudio que será, más que nada, una relectura. Consolidarás un
conocimiento del tema que se inició incluso antes de la explicación del profesor en
clase.
Conforme el nivel de estudio sea superior, especialmente en los cursos de Li
cenciatura en Historia, se hará más habitual la utilización de otros libros además del
manual. En un principio, lo normal es que acudas a libros recomendados expresa
mente por el profesor y que vayas desarrollando la capacidad y habilidad de buscar y
seleccionar los libros que te sean necesarios o interesantes.
Algunos libros tienen, por su metodología o aportaciones, un enorme interés.
En ese caso se impone una detenida y completa lectura, reflexión y crítica. Otras ve
ces se manejan varios libros que, en algunos de sus capítulos se hace referencia alte
ma que nos interesa. Entonces, lo mejor es actuar de la siguiente manera:
- Evita tener que leer un fárrafo de páginas para encontrar el pasaje, la opinión
o la idea que estás buscando en el libro. Busca concretamente lo que te inte
resa. Para ello el índice te pormenoriza a grandes rasgos, los contenidos del
libro. Leer un libro de Historia es, en muchos casos, una tarea apasionante,
pero también puede ser un trabajo mal planteado. Si lo que nos interesa es un
punto concreto no por ello tenemos que leer todo el libro. A veces, el libro se
adapta por completo a nuestro objeto de estudio. Otras veces no es así.
- Acostúmbrate a plantear al libro y al capítulo seleccionado preguntas concre
tas, sobre opiniones, acontecimientos, etc. El libro puede comportarse per
fectamente como un interlocutor.
23
- Subraya la idea central del párrafo o página en que se responde a tu pregunta.
- Traslada a una ficha u hoja aparte la información que buscabas y utilízala en
tu trabajo, tema o comentario sobre el libro.
24
4. LOS APUNTES
Como es sabido, tomar apuntes en clase es una de las prácticas más habituales
del estudiante de Historia y de otras materias. En gran medida se puede asegurar que
tomar buenos apuntes depende del profesor. Pero tomarlos bien depende del estu
diante. Tomar bien los apuntes es una parte importante de tu trabajo y un ejercicio
mental menos mecánico de lo que los detractores de los apuntes suponen.
El estudiante debería utilizar los apuntos (o, en su caso, el contenido de una
conferencia sobre un tema de Historia) conjuntamente con el material de trabajo
(manual, bibliografía, atlas histórico, etc.) en la perspectiva de integrar todas estas
vías de aprendizaje, consiguiendo la más completa comprensión y asimilación del
tema.
En este sentido los apuntes, o mejor dicho, la capacidad de tomar apuntes o no
tas durante una explicación en clase o en una conferencia, no debe entenderse como
una traslación textual a una hoja, ficha o cuaderno de lo que dice el profesor. Tomar
apuntes no tiene nada que ver con escribir al dictado. Un error más extendido de lo
que pudiera parecer, es la concepción (y práctica) de que tomar apuntes es copiar
textualmente todo lo que dice el profesor en clase. Muy al contrario, tomar apuntes
supone un trabajo de selección del mensaje recibido. Es, por tanto, un esfuerzo inte
lectual. Hay que desarrollar la capacidad de abstracción y deducción de las ideas
principales. La base de esta técnica reside, no en escuchar para copiar como si el
oyente fuera una cinta magnetofónica, sino en escuchar para entender y deducir
conceptos o ideas principales y transcribirlas por medio de breves notas a un papel o
ficha. Al final de la clase o conferencia obtendrás un guión o esquema, que te resul
tará muy fácil incorporar a tu bagaje de conocimientos.
Por el contrario, estudiar mecánica y memorísticamente un texto tomado al
dictado, sin pensar durante la explicación en sus contenidos, razonamientos e ideas,
además de ser mucho más costoso, los resultados serán mucho menos satisfactorios
en todos los sentidos.
Uno de los problemas que se plantean a los estudiantes cuando intentan, a la
vez, seguir una explicación y escribir, es la sensación de ir por detrás constantemen
te de lo que se dice. Parece como si escribiendo una idea uno se está perdiendo o
confundiendo con la siguiente. O bien que no se puede concatenar o relacionar una
idea con otra. Si tienes problemas de este tipo, no te preocupes. No hay que desani
marse porque al comienzo se te presenten algunas dificultades. Lo importante es
que las intentes superar y constates, poco a poco, una mejora en la forma de tomar
apuntes. Conforme avances en este sentido, notarás que entiendes mejor las expli
caciones, que el volumen de escritura es mucho menor, porque se ha cogido lo esen
cial y no la totalidad del mensaje emitido.
Sobre esta base inicial -coger la idea, no el discurso- considera la conveniencia
de utilizar los siguientes criterios: escribe a tinta o bolígrafo, pues te será mucho más
fácil usar después un material escrito que puedas ver claramente; no utilices papel
cuadriculado (la lectura en ellos resulta mucho más costosa) ni cuadernos de hojas
no intercambiables. Utiliza folios blancos que puedas intercalar en un cuaderno de
anillas; encabeza la hoja o ficha con número, título, nombre del profesor o conferen-
25
ciante y fecha; deja espacios entre líneas por si tienes que añadir ideas o datos que se
te hayan pasado en un primer momento por alto; lee antes en el manual el tema que
te vaya a ser explicado de modo que no «te suene todo a nuevo». Por ello, procura to
mar apuntes sobre un tema que te resulte familiar, lo cual te permitirá centrar tu
atención en ideas principales, en lo que el profesor pone especial énfasis, porque
sean aportaciones o sugerencias o puntos de vista que no señala el manual; usa am
plio margen en ambos lados de las anotaciones de modo que puedas hacer llamadas
de atención, comentarios, escribir preguntas, hacer adiciones o correcciones, etc.
Pon atención en tomar buena nota de aquellos aspectos en los que el profesor
se detiene especialmente. Puede mostrar una preferencia por esa parte del tema por
una simple inclinación personal o porque se trate de un aspecto de particularimpor
tancia. Otras veces los profesores son más asépticos o reservados y no muestran una
atención particular a ninguna parte del tema. Es a tí a quien corresponde, en todo ca
so, hacer una gradación sobre la importancia que puedan tener determinadas ideas o
acontecimientos. En los apuntes debes seleccionar y hacer constar esa gradación.
En cualquier caso resalta las interpretaciones y generalizaciones. Escribe también
aquellos acontecimientos (una batalla, una cifra demográfica, un nombre, etc.) que
el profesor haya utilizado para apoyar su lógica discursiva.
Normalmente, el profesor delimita claramente los epígrafes o partes funda
mentales de cada tema. Copia textualmente el enunciado de los mismos. Te serán
muy útiles parala composición del guión o esquema y te ayudarán a estudiar y com
prender el tema en sus diversos aspectos. En el caso en que el profesor no especifi
que epígrafes a lo largo de un extenso tema o lección (lo cual es muy raro, pues un te
ma se compone de varios puntos claramente definidos y delimitados), haz tú mismo
el esfuerzo de separar las partes de la explicación, por ejemplo, la demografía, eco
nomía, estado de la cuestión, corrientes historiográficas sobre ese tema, etc. Incluso
si la explicación te resulta muy confusa deberías pedir al profesor que reparta un
guión o escriba el esquema básico en la pizarra.
Ten especial cuidado en que tus apuntes sean coherentes y lógicos. De otro
modo te servirán de poco pues al releerlos difícilmente podrás tú mismo compren
derlos. Procura escribir una sola vez. No hagas unos apuntes ininteligibles con la in
tención de «pasarlos a limpio». Piensa que tu tiempo es limitado y no debes duplicar
esfuerzos. Por ello procura que los apuntes tomados durante la explicación sean los
definitivos.
Establece tu propio sistema o código de abreviaturas y signos. Te ayudarán a es
cribir menos, y por ende, a poner más atención en la explicación. Así, por ejemplo, si
estás tomando apuntes sobre la Segunda Guerra Mundial, cada vez que tengas que
referirte a la misma, puedes poner S.G.M. A continuación, se relacionan algunos
ejemplos de abreviaturas que pueden serte útiles:
Iniciales Para nombres, ciudades, guerras, etc., que se
repitan constantemente a lo largo de una ex
plicación o conferencia
pq porque
q que
26
ad además
s/ según
tb también
+ más
- menos
= igual
+ distinto
> 0 opuesto
A incremento, crecimiento (económico, de po
blación, etc.)
V decrecimiento, crisis.
No se trata de una lista exhaustiva. Puedes usar estas o parecidas abreviaturas
con la finalidad mencionada. Para ilustrar estos criterios generales de trabajo, a con
tinuación exponemos dos ejemplos de apuntes referidos a un mismo tema, las cau
sas de la Segunda Guerra Mundial. El primeroxontiene muchos de los errores que
debieran evitarse, tales como ausencia de epígrafes, desorden e incoherencias, repe
ticiones, etc.:
Lascausas de laSegunda Guerra Mundial provocaron enormestensiones.
Alemania pretendía anexionarse los Sudetes y la unión con Austria para formar
una poderosa potencia centroeuropea. Además, hay que tener en cuenta la cri
sis económica de 1929.
El nacionalismo alemán e italiano era muy fuerte. La cuestión polaca con
dujo al pacto germano-soviético y los japoneses bombardearon en el Pacífico el
puerto de los americanos en Hawaii, Pearl Harbour.
El expansionismo alemán pretendía una revancha por la Paz de Versalles.
Los japoneses querían expulsar a los americanos del Pacífico y expansionarse
por el Extremo Oriente. La crisis económica fue especialmente fuerte en Ale
mania y Churchill se opuso a Hitler.
En el ejemplo de buenos apuntes que a continuación reseñamos, se recogen re
ferencias o llamadas a otras lecciones o epígrafes dado que, a lo largo de un curso,
gran parte de los temas se encuentran relacionados entre sí. Esto es bastante impor
tante porque al final del curso no se trata de «saberse» cada uno de los temas inde
pendientemente, sino de integrar y tener capacidad de interrelacionar el cúmulo de
información recibido. Lo cual, además de conferirte una información mucho más
compleja, te facilitará el aprendizaje, al apoyarte en una comprensión global de los
problemas:
Tema n.° 15 La Segunda Guerra Mundial. Historia Contemporánea Universal.
C.O.U. Feb. 1983.
Causas de la Guerra
a) Remotas: Crisis política y económica europea. (Ver tema de la crisis del 19.)
Paralelamente, exaltación nacionalista y crisis del liberalismo. (V.t. del fascis-
a) Remotas: Crisis política y económica europea. (Ver tema de la
crisis del 29.) 27
Paralelamente, exaltación nacionalista y crisis del li
beralismo. (V.t. del fascismo y nazismo.)
Expansionismo alemán: sentido de desquite frente a
la Paz de Versalles que lesionó el orgullo alemán.
(V.t. de las relaciones internacionales.)
Importante
Expansionismo japonés: lucha con los Estados Uni
dos por el control del Extremo Oriente. Japón, nueva
potencia industrial y militar, a la búsqueda de mate
rias primas y energéticas.
b) Próximas: El partido nazi en el poder. Eliminación de la oposi
ción. Carrera armamentista, militarización. Unión
con Austria. Anexión de la región de los Sudetes.
La cuestión polaca: zona de expansión alemana y so
viética. Pacto germano-soviético. Invasión de Polo
nia 1939. Estalla la Segunda Guerra Mundial.
En el Pacífico, bombardeo japonés de Pearl Harbour,
1941.
Las diferencias entre ambos ejemplos son obvias. Los apuntes bien tomados
aparecen claramente estructurados, y sobre todo, poseen lógica y coherencia. Son
comprensibles. Muchas veces ocurre que unos apuntes tomados sin método y sin
respetar un orden cronológico o temático, resultan incomprensibles hasta para no
sotros mismos.
Si consideras que las notas tomadas en clase son demasiado telegráficas o sim
plemente prefieres reconstruir el tema con tu propia redacción, puedes reescribir los
apuntes. La ventaja de este último sistema reside en que te obliga a un repaso que
siempre redundará en un mejor aprendizaje del tema. Pero en general, recuerda: tra
ta de que los primeros apuntes sean los definitivos.
Tienes que pensar que la utilización de unos buenos apuntes no acaba al final
del curso académico sino que te serán de gran utilidad en fechas posteriores. Parti
cularmente, el contenido de una conferencia, en tanto que estado de la cuestión de
última hora y normalmente dada por un especialista, te podrá servir de punto de re
ferencia al que acudir en diversas ocasiones. ¿Por qué, entonces, tirar, traspapelar o
infrautilizar un material en el que hemos trabajado y puede sernos muy útil?
Busca, para todos estos materiales, tu propio sistema de clasificación. Esto es
algo muy personal. Las clasificaciones por materias, asignaturas y épocas son muy
operativas. Dentro de cada una de ellas se pueden hacer separaciones en distintos
puntos o epígrafes y dentro de cada uno de ellos por autor. Así, por ejemplo, en un
tema, como la época de Carlos II, se puede clasificar según los aspectos políticos, de-
28
mográficos, económicos, clases sociales, culturas, etc. De modo que sobre el último
cuarto del siglo XVII obtendríamos una amplia visión de conjunto en el caso de te
ner que realizar una síntesis o trabajo; o simplemente podríamos buscar los materia
les de que disponemos si nos interesa la economía de ese período.
Si para tus apuntes o notas utilizaras fichas de tamaño mediano te será muy fá
cil ordenarlas en un archivador. Además, tienen la ventaja de la manejabilidad y du
rabilidad, por su mayor consistencia. Si normalmente trabajas con hojas sueltas, uti
liza un cuaderno de hojas intercambiables o simplemente carpetas. Cuando acabes
con un tema o hayas finalizado el curso, reúne las hojas en carpetas con título, fe
chas, etc., que a su vez puedas guardar en archivadores en los que se vea claramente
qué es lo que contienen. Evita guardar desordenadamente en un armario un buen
material, pues es muy posible que te olvides prácticamente de él. Si los apuntes pro
ceden de una conferencia a la que hayas asistido, clasifica esas anotaciones por el
título o materia sobre la que haya versado, o bien por el nombre del conferenciante,
según te sea más operativo en relación a tu trabajo. Pero haz lo posible por tener esas
notas a mano y fácilmente localizables.
En definitiva, rentabiliza tu esfuerzo. Trabaja a largo plazo. Piensa que, en una
futura ocupación relacionada con la Historia (profesional de la enseñanza, de una
Institución cultural, de la investigación, etc.) un material bien trabajado te será se
guramente de gran utilidad. Por eso deberías tener cuidado de, además de tomar
bien los apuntes, saber después aprovecharlos.
De igual manera podrías clasificar y ordenar las fichas de contenido y otros ma
teriales extraídos de tus lecturas. Esta tarea te eximirá, cuando lo necesites, de tener
que volver a leer una obra que ya has leído en otro momento. Además, cuando ten
gas que preparar un trabajo, un examen, o cualquier otra actividad, podrás remitirte
a estos materiales con la seguridad de que en ellos volverás a recoger ideas que con el
paso del tiempo, has olvidado. Te aconsejamos para esta labor, sobre todo, la utiliza
ción de la «ficha de contenido». Esta ficha, cuyo tamaño varía según el modelo entre
la media cuartilla y el medio folio, es útil por ser mayor que la ficha bibliográfica, de
la que hablaremos más adelante. El mayor tamaño de las fichas temáticas posibilita
que en ellas puedas anotar ideas más extensas, opiniones contrastadas, datos, etc.
Posteriormente, puedes organizar un fichero, con idéntico criterio de catalogación
que el utilizado para los apuntes. Ten en cuenta que en los establecimientos desti
nados a la venta de estos productos, puedes hallar archivadores para el tamaño y tipo
de fichas que desees utilizar.
29
a) El comentario de texto
30
- El autor del texto. Si es posible indica la identidad y personalidad
concreta del autor. Si el autor no es una persona sino un colectivo señala su de
nominación, ideología u origen. Su situación y circunstancias tanto si es un au
tor contemporáneo o posterior al texto. Sus caracteres originarios según sea un
autor colectivo o personal; en ese caso indica las personalidades potencialmen-
te más cercanas a ese texto. Determina la posible sinceridad o falsificación del
texto por parte del mismo.
- Establece el destinatario del texto. Puede tratarse de una persona
determinada (si se trata de una carta personal) o de una colectividad (proclama,
ley, etc.); puede tener un carácter distinto en cuanto a su finalidad nacional o
internacional; puede tener un carácter público o privado.
3. Análisis del texto. En el punto más importante. Consiste básicamente
en la explicación global de los contenidos del texto. Evita hacer dicha explica
ción siguiendo el texto mecánicamente, párrafo a párrafo. Es mucho más ade
cuado dirigirse a la interpretación de la idea o pasaje fundamental del texto. A
partir de ahí, establece una gradación o división temática ya que todo texto po
see unas cuantas ideas o contenidos fundamentales. Por ello, el centro del aná
lisis siempre ha de recaer en la explicación lógica y ordenada de los siguientes
elementos:
31
- Efectúa una crítica del texto en relación a su exactitud y autentici
dad; posibles errores de contenido. Resalta aquellos hechos o teorías que reba
ten las tesis expuestas en el texto, etc.
- Valora el interés del texto. ¿Es un texto interesante o importante en
el proceso histórico o en la historiografía? En su caso ¿cuál es su aportación al
conocimiento de la Historia?
- Realiza una conclusión o síntesis en la que recapitules las circuns
tancias del texto, las ideas principales y las líneas básicas de tu argumentación
en el comentario.
Considera, por último, que la principal apuesta que realizas en un comentario
de texto no expresamente localizable (es decir, sin fecha concreta, época o nombre
de un autor que tú tendrías que deducir), del tipo que se utiliza en prácticas, exáme
nes, etc., es su localización. Ésta tiene que ser lo más precisa que el texto permita
pues de otro modo si equivocas los datos claves de su clasificación, toda la argumen
tación del análisis y comentario fallará por su base.
Igualmente, procura evitar toda una serie de fallos en los que fácilmente se sue
le caer: no repitas, sin más, de una manera resumida lo que dice el texto. Piensa que
el objetivo de un comentario de texto es poner en relación tu capacidad crítica y de
ductiva con tus conocimientos de Historia y un simple resumen de un texto no de
muestra ni una cosa ni la otra; no acomodes tus ideas o conocimientos previos a lo
que dice el texto. Dicho de otro modo, no trates de adaptar el texto a tus ideas previas
en vez de partir del análisis del texto con el que estás trabajando; no sustituyas el ri
guroso análisis de un texto por valoraciones personales sobre determinadas perso
nalidades o acontecimientos históricos. En cuanto a la presentación y redacción tra
ta de seguir un orden lógico sobre los criterios anteriormente expuestos, haciendo
referencias concretas al texto que estás analizando; utiliza con precisión conceptos
históricos correspondientes a la época del texto comentado y sobre todo busca la cla
ridad y concisión de modo que tu análisis y comentario resulte fácilmente compren
sible.
A continuación; de acuerdo con los criterios señalados, pasamos a exponer el
ejemplo de un comentario de texto. Observa que en la mayor parte de las ocasiones
el texto utilizado no incorpora una referencia precisa de fecha y a veces, ni siquiera
el título. Ello es así porque, en ocasiones, se entiende que la clasificación del texto
debe hacerla el estudiante, a partir del contenido del mismo.
Discurso de Bismarck
32
porvenir incierto. El mundo entero se pregunta sobre la posibilidad de una guerra.
Creo que ningún gobierno asumirá la carga de desencadenar el incendio. Los go
biernos poderosos son una garantía de paz. Pero las pasiones populares, la ambición
de los jefes de partido y la opinión pública mal dirigida son los elementos que pue
den hacer variar la voluntad de los gobernantes. ¿No hemos visto que las crisis de la
Bolsa pueden conducir a la guerra? Si en esta tensión política hay un Estado capaz
de trabajar por mantener la paz, éste es Alemania..Alemania no está interesada en
las cuestiones que agitan a las otras potencias, pues desde la constitución del Impe
rio no quiere atacar a ninguno de sus vecinos, a menos que se vea obligada a ello.
Pero, Señores, para cumplir esta difícil misión es necesario que Alemania sea
poderosa y esté armada como en tiempos de guerra. Si entonces nos vemos forza
dos, aún en contra de nuestra voluntad, a intervenir, tendremos al menos los medios
para defendernos. (...).
No tenemos instinto guerrero. No necesitamos una guerra, somos de esos Esta
dos que el Príncipe de Metternich llamaba «Estados saturados». No deseamos nada
que precise para conseguirlo el uso de la espada.
... Después de la Paz de Frankfurt nuestro primer deseo fue mantener una paz
tan amplia que hiciera posible consolidar el Imperio Alemán. No era una empresa
fácil. Hemos obtenido una entera satisfacción con Austria... Desconozco si triunfa
remos en el intento de conseguir una paz tan amplia, es decir de unos treinta años.
Nuestros esfuerzos en este sentido son sinceros, pero necesitamos una fuerte arma
da que asegure nuestra independencia al margen de toda alianza.
Nuestra amistad con Rusia no ha sufrido interrupción durante la época de gue
rras y hoy no puede ponerse en duda... La cuestión está en saber cómo serán nues
tras relaciones con Francia. Entre nosotros y Francia resulta difícil la paz porque
existe un largo proceso histórico en torno al trazado de las fronteras. El tiempo de lu
cha con la nación francesa a causa de las fronteras, ¿ha pasado definitivamente? Na
die lo sabe.
Yo sólo puedo expresar mi temor: esa lucha no se ha terminado, será necesario
que todas nuestras relaciones respecto de la frontera se modifiquen plenamente. La
superioridad de Francia podrá conseguir las alianzas que desee. No creo que estas
alianzas se produzcan. Es el papel de la diplomacia evitar estas alianzas y preparar
contraalianzas si aquellas se producen. Para mí no quiero considerar el duelo entre
nosotros y Francia, que se puede abrir tan pronto como Francia sea más fuerte que
nosotros.
33
se entre la Paz de Frankfurt (Mayo de 1871)y la dimi
sión del Canciller en 1890, ya que Bismarck expresa
sus opiniones desde la responsabilidad del gobierno.
34
del nuevo Estado. En realidad, el «instinto guerrero»
que el Canciller reputa ajeno al espíritu alemán, que
da reducido a una cuestión de calendario.
Los tres últimos párrafos del presente discurso cons
tituyen una clara muestra de lo que se ha venido en
llamar «El sistema de Bismarck». En efecto, los tres
polos sobre los que va a girar su estrategia diplomáti
ca son Francia, Austria y Rusia. Significativamente
no menciona a Inglaterra, ya que era una potencia, en
principio, no involucrada en la hgemonía continen
tal y se encontraba orientada por completo a su ex
pansión colonial. Por el contrario, el dominio centro-
europeo logrado por Alemania lesionaba los intere
ses franceses, especialmente después de la guerra
Franco-Prusiana. De manera que la principal preo
cupación de la política alemana, en el período 1871-
1890, va a ser impedir que Francia llegue en algún
momento «a ser más fuerte que nosotros». De ahí la
carrera armamentista en la que Alemania no puede
quedarse atrás. De ahí el complejo entretejido de
alianzas en el que Bismarck se va a erigir como direc
tor. «La superioridad de Francia podrá conseguir las
alianzas que desee. No creo que estas lianzas se pro
duzcan. Es el papel de la diplomacia evitar estas
alianzas y preparar contraalianzas si aquellas se pro
ducen». Bismarck aduce la superioridad de Francia
para justificar su política militar y de alianzas.
El Canciller alemán va a conseguir su propósito de
aislar diplomáticamente a Francia. Apoyará a Ingla
terra en el reparto colonial, y establecerá una alianza
prioritaria con Rusia y Austria. De ahí la constitu
ción de la Entente de los tres emperadores (Austria,
Alemania y Rusia). Alianza que7 con cambios, difi
cultades y tratados bilaterales va a ser la clave para
preservar las fronteras alemanas conseguidas en
1871 y disuadir, por medio del aislamiento diplomáti
co, la «Revanche» francesa.
Comentario final. Conclu- Desde este punto de vista el presente texto es enor-
sión. memente clarificador de la situación política entre
1871 y 1890 y de las ideas de Bismarck en torno al sis
tema de alianzas: en particular de su interés por aislar
a Francia. Igualmente muestra la talla de hombre de
estado del Canciller, conocedor, como era, de la polí
tica internacional y del equilibrio al que, en todo ca
so, Alemania podía aspirar y consolidar. Bismarck te
mía que una transgresión de esos límites supusiera la
guerra para Alemania y el fin del Imperio. Y, efecti
vamente, así fue.
* Una ampliación parael trabajo de Historia del Arte en: CHECA CREMADES, F.(y otros), Guíapara
el estudio de la Historia del Arte, Madrid, Cátedra, 1980.
36
Facultades de Historia de modo que, con laGeografía, sonasignaturas que seimpar
ten conjuntamente, al menos hasta los primeros años de la licenciatura de Historia.
El Arte, como tal, tiene una dimensión estética quehace quesea una materia
muyatractiva. Pero también posee un contenido informativo de extraordinario inte
rés. Así, por ejemplo, por mediodelapintura deunadeterminada época, conocemos
infinidad de tipos, paisajes, ciudades, descripciones de batallas, personajes históri
cos, etc. Siloquenosinteresa eselestudio dela sociedad española dela segunda mi
tad del s. XVIII, además del uso de fuentes directas y bibliográficas, no cabe lame
norduda de que las imágenes que Goya nostransmite en sus cartones y cuadros de
esa época son de fundamental importancia para conocer al burgués, al campesino y
alaristócrata. Y es que en lamedidaen que lahistoria también es una sucesión de
imágenes, tantomásacertada será nuestra visión,cuanto másobservemos represen
taciones artísticas de ese período.
Ahora bien,todaobra de arte produce en el expectador una serie de emociones
que,comotales, cuanto más libres y espontáneas sean, másauténticas y gratas nos
parecerán. Pero ala hora de analizar oexpresar, desde un punto de vista histórico, el
comentario de dichas imágenes conviene actuar con un mínimo de rigor y método.
Comocriterio general, ordena elcomentario quevayas ahacer, delomás amplio alo
más concreto, de lo general a lo particular. No hagas grandes afirmaciones (una fe
chaconcreta, el nombre de un monumento) si no tienes completa seguridad de no
equivocarte. A veces, vale más una omisión o una generalización queun error. Te
convendría ir adquiriendo un cuerpo conceptual específico de Arte, pues de otro
modo te será muy difícil hacer un comentario y descripción con un mínimo de rigor.
Partiendode estas ideas iniciales, un comentario de diapositivas de arte debería or
denarse del siguiente modo:
- Descripción general de la obra. ¿Quétipo de obraes? Puede tratarse, básica
mente, de una obra de Arquitectura, Escultura o Pintura. Si se conoce, nom
bre del autor y título de la obra.
- Estilo y época. Si se trata de Arte Romano, Visigodo, Arte Renacentista, etc.
Y, porsupuesto, su correspondientedatación, aunque seareferida a períodos
más o menos amplios.
- Elementos que la caracterizan, como materiales (pintura al fresco, escultura
en mármol o bronce, utilización de sillar, etc.), o descripciones que resulten
evidentes en la diapositiva.
- Pormenorización de otros puntos concretos, como análisis estético, interre-
lación con otras corrientes artísticas, influencias, significado histórico, etc.
En un examen, sin duda alguna, los aspectosque más se valoran son los dos pri
meros en cuanto expresan un más preciso y concreto conocimiento de la Historia
del Arte. Pero, como queda dicho, no se debe observarel Arte como una imagen ala
que se debeidentificar para una mejorcalificación, sinoque,de esaimagen, sedebe
ría tratar de obtener, además de un indudable placer estético, toda la información
que podamos considerar útil desde un punto de vista histórico.
Normalmente, el tiempo disponible para el comentario de una diapositiva sue
le ser reducido, por lo que conviene utilizar un lenguaje casitelegráfico. Porejem-
37
pío, en el caso de comentar una diapositivaque recogiera la fachada del Real Monas
terio de San Lorenzo del Escorial,1 diríamos:
- Arquitectura española. Segunda mitad del s. XVI. Se trata del Real Monaste
rio de San Lorenzo del Escorial, según proyecto manierista de Juan de Herre
ra.
- Realizado por encargo de Felipe II, conmemora su victoria sobre los france
ses en la batalla de San Quintín, el día de San Lorenzo, en 1557.
- Edificio de grandesdimensiones, fue construido con sillares de granito, pro
cedentes de la Sierra de Madrid.
- Destaca el geometrismo y la sobriedad. Los cubos, esferas y pirámides for
man un abigarrado conjunto, cuya planta simboliza la parrilla en que fuera
martirizado San Lorenzo, las cubiertas y chapiteles de pizarra, así como la
concepción cúbica del espacio iniciaron el estilo herreriano, de prolongado
influjo en nuestra arquitectura.
- El Escorial expresa los ideales de grandiosidad, equilibrio, religiosidad, aus
teridad y poder propios del Monarca español.
c) El mapa histórico
Al entrar en esta parte del manejo de nuevos materiales deberías comenzar a
utilizarde un modo sistemáticoalgunosde los Atlas Históricos que se recogen en el
Apéndice, junto con un Atlas Geográfico, Enciclopedias e Historias Generales. Se
trata, por tanto, de reunir la información imprescindible para la integración de toda
una serie de conocimientos, actitudes y prácticas relacionadas con el estudio de la
Historia.
El objetivo fundamental de la utilización de mapas históricos es que te acos
tumbres a estudiar una época en función de su distribución geográfica. Es el único
modo de comprender determinadas situaciones expansivaso defensivas, emigracio
nes o invasiones, sistemas económicos y víasde comercioo las posiciones geoestra-
tégicas de algunas potencias, etc. Y, de un modo muy especial, constatarel carácter
extraordinariamente dinámico que tiene la Geografía Política, es decir, la delimita
ción de las fronteras. Por todo ello:
38
de numerosos fenómenos históricos y te posibilitará el trabajo de comentario
de mapas históricos y mapas históricos mudos.
Parael comentario de mapas históricos y mapas históricos mudos hay que tener
en cuenta que el origen de su posible dificultad reside en la diferente distribución
espacial a través del tiempo. Por ejemplo, acostumbrados a considerar a España den
tro del marco de la Península Ibérica nos cuesta memorizar o reconocer el reino visi
godo del s. V ocupando ambos lados de los Pirineos. Por otra parte, los distintos
nombres-de países y pueblos con respecto a la actualidad crean confusión cuando se
trata de identificar, por ejemplo, un mapa de Europa que cambia considerablemente
en breve espacio de tiempo.
Para solventar estas dificultades hay que partir de un amplio conocimiento de
Geografía Descriptiva en la que se utilicen puntos de referencia geográficos (ríos,
cordilleras, etc.) y no delimitaciones fronterizas de carácter político o administrati
vo. En segundo lugar, es fundamental estudiar un tema (Carlomagno, Imperio Na
poleónico, etc.) siempre en relación a su espacio geográfico, de modo que nuestro
«esquelto histórico» incorpore junto a datos y conceptos, imágenes geográficas o,
dicho de otro modo, mapas históricos.
Un mapa histórico te facilitará una información completa de la distribución es
pacial en una fecha dada; suele contener signos, claves, fechas, etc., indicando bata
llas o cualquier otro acontecimiento relevante. Pueden también venir señaladas fle
chas direccionales que indican tendencias expansivas o líneas de comercio y comu
nicación. En última instancia, el comentario de un mapa histórico que te aporta to
dos estos datos, no hace más que facilitarte la estructura o fundamentos de un tema
de Historia sobre el que tú deberías comentar:
- Los datos objetivos de esa distribución espacial.
- Los más importantes acontecimientos y fechas reseñados en el mapa.
- Tendencias expansionistas o de retroceso de los distintos países. Por ejem
plo, los Reinos de Castilla, Aragón y Portugal hacia el sur, a partir del s. XI.
Alemania hacia el este en el mismo siglo. Los turcos hacia el centro de Euro
pa en el s. XVI, etc.
- Grandes confrontaciones geoestratégicas. Por ejemplo, el Imperio Romano
disponiendo sus fortificaciones en el limes del Rhin y el Danubio frente a
los germanos; en el este a los partos; en el nortede África, frente a los pue
blos nómadas bereberes. Francia en el s. XVI tratando de romper el cerco
austracista, hasta que lo consigue en el s. XVII, etc.
- Grandes sistemas de Alianzas. Aspecto éste en estrecha relación con el ante
rior. En general, toda confrontación se apoya en complejos sistemas de alian
zas en las que la posición geográfica juega un papel primordial. Así, el objeti
vo bismarckiano de mantener a Francia aislada diplomáticamente trataba de
evitar lo que al final Alemania no pudo evitar: ser cogida en dos frentes mili
tares a la vez, Francia y Rusia, en 1914.
- En su caso, explicar la relación existente entre los movimientos o tendencias
expansivas y los crecimientos económicos y demográficos. Así, las Cruzadas,
están en íntima relación con un movimiento de crecimiento demográfico de
39
Europa. Del mismo modo que existe una estrecha relación entre el creci
miento demográfico europeoy laemigración al continente americanoen el s.
XIX. A su vez, la conquista del Oeste refleja la necesidad de ocupación de
amplios espacios de territorio en Norteamérica porparte de la población in
migrantes, principalmente agraria, que no podía ser absorvida en el Este del
país.
1. Observación, Clasifica
ción y descripción.
41
económico mediante la reducción de su enorme ex
tensión geográfica.
2. Análisis.
42
En realidad, interpretar un mapa histórico supone un ejercicio sencillo siempre
que se conozca el contexto histórico en el que dicho mapa se sitúa. Con todo, la
mayor dificultad se suele presentar cuando el ejercicio a realizar es el comentario de
un mapa histórico mudoen el que sólo vienen delimitados contornos de países, en
fecha no indicada. Se trata, por tanto, de realizarun comentario como el anterior pe
ro careciendo de la información inicial que facilita un mapa histórico.
El primer paso a dar es la clasificación o relleno del citado mapa mudo. Es prác
ticamente imposible poseer una memoria fotográfica con la totalidad de mapas his
tóricos posibles. Pero sí puedes, sobre la base del aprendizaje de los grandes conjun
tos temáticos que hayas estudiado, retener o memorizar aquellos mapas históricos
fundamentales de cada siglo. En realidad, la complejidad del presente ejercicio es
mayor para épocas contemporáneas, por la aceleración de los cambios de países y
fronteras. Pero piensa que a cada conjunto temático que estudies le corresponde un
mapa que, en sus líneas básicas, deberías retener. Así, un mapa europeo del s. II
d.C. y otro del s. VI es claramente diferente y a la vista tan sólo de los contornos de
berías identificarlos inmediatamente. Un mapa del Imperio de Carlomagno es bási
camente distinto al que se dibuja en Europa poco después de producirse su muerte
por la repartición del Imperio entre sus descendientes, etc.
Por ello, si aplicas tus conocimientos -de nuevo ese «esqueleto histórico»- y te
acostumbras a trabajar con mapas históricos para cada conjunto temático, el comen
tario de un mapa histórico mudo no debería resultarte difícil. En el comentario de
un mapa histórico mudo aplica, en líneas generales, los siguientes principios:
- Establece el período histórico que ese contorno geográfico representa.
- Delimita las grandes potencias, principales estados o pueblos que ocupan ese
mapa histórico.
- Realiza un comentario del mapa ya elaborado en los mismos términos de un
mapa histórico.
La clasificación o localización es el problema inicial que tienes que resolver. En
el ejemplo del mapa n.° 2 podemos observar la situación geopolítica del área medi
terránea y centroeuropea. La compartimentación política nos indica que se trata, ne
cesariamente, de un mapa referido a una época posterior al Imperio Romano. La
unidad política transpirenaica nos induce directamente al reino de los visigodos an
tes de que fuera estrictamente peninsular. Ya sabemos, por tanto, que se trata de un
mapa situable hacia finales del s. V o inicio del VI. ¿Cómo podemos precisar aún
más, o asegurarnos por otras vías que no estamos errando? La unidad política del
Mediterráneo Oriental, que tiene que ser necesariamente lo que se conocerá como
Imperio Bizantino, no domina ni el norte de África occidental ni el sureste de la
Península Ibérica. Nos encontramos, pues, ante un mapa que podemos datar con se
guridad entre fines del s. V e inicios del VI, antes de que las tropas de Justiniano co
menzaran su expansión por el Mediterráneo Occidental.
Una vez precisada la cronología se procede a la determinación de todas, o la
mayoría de las unidades políticas contorneadas o diferenciadas del mapa mudo. Se
guidamente, lo comentamos como un mapa histórico, habiendo previamente justi
ficado o razonado la datación que le atribuimos.
43
44
Otra variedad o comentario es el mapa temático. Normalmente, los espacios
geográficos aparecen dibujados con colores, cifras o símbolos que representan mag
nitudes económicas (producción agrícola, vías de comunicación, producción artesa-
nal o industrial, etc.) o demográficos. El comentario de estos mapas se basa en la
puesta en relación de dichas magnitudes con la distribución del espacio geográficoy
con el desarrollo de los acontecimientos históricos en los distintos países. En última
instancia, se trata de redactar o elaborar un tema de Historia en el que la geografía y
la economía (según los datos contenidos en el mapa) han jugado un papel importan
te y que debemos comentar y analizar. Como podrás comprobar, el comentario de
un mapa temático no consiste en tener grandes conocimientos de Historia económi
ca sino en recoger los datos y magnitudes que te ofrece el mapa y ponerlos en rela
ción con el espacio geográfico y el desarrollo general de los acontecimientos. En de
finitiva, tienes que demostrar tu capacidad de relacionar esos datos con tu conoci
miento general sobre el tema. Así, por ejemplo, un mapa temático de la producción
agraria y de la distribución de la propiedad de los Estados Unidos en el s. XIX, te per
mitirá relacionar la diferente actitud hacia la esclavitud de un sur aristocratizado y
latifundista, que precisa de una gran cantidad de mano de obra barata para su explo
tación algodonera, en contraposición del pequeño y mediano agricultor del norte,
para quien la explotación agraria era, la mayor parte de las veces, un asunto familiar.
El mapa n.° 3 es un ejemplo de mapa temático. Los símbolos, referencias y
líneas de comunicación aportan los datos básicos para su comentario. La repetición
de un símbolo en una misma área geográfica sirve para sugerir intensidades o volu
men de los valores representados. Comentar un mapa temático no es redactar o tra
ducir los símbolos contenidos en el mismo. Se trata de redactar en este caso un tema
sobre la economía del Imperio Romano, apoyándonos en la información que nos
aporta el mapa. Ahora bien, si no tenemos una idea precisa de los elementos funda
mentales del tema (sistema monetario, vías de comunicación, comercio regional,
interregional y exterior, mecanismos y agentes de intercambio, papel del Estado y de
la ciudad de Roma, evolución del conjunto, etc. etc.) de poco nos servirá enumerar
simplemente los productos procedentes de cada área geográfica.
Quizás lo más parecido al comentario de un mapa temático sea un comentario
de texto histórico en el que, como queda dicho, en absoluto se trata de resumir y re
petir su contenido sino que ha de ser el hilo conductor de un tema o planteamiento
histórico que conocemos previamente.
45
fi Economía del Imperio romano mapa n° 3
cantidades, los diagramas propiamente dichos, etc. A su vez, los diagramas pueden
hacer referencia a muy diversas materias, como evolución de precios, de volumen o
valor de la moneda, de cosechas, de exportaciones o importaciones de las más diver
sas mercancías, de explotaciones mineras, de producción artesanal o industrial, etc.
Comentar una gráfica puede parecer, en ocasiones, un problema insuperable.
Ello es debido, en parte, a la falta de hábito de «leer» otros documentos o fuentes
que no sean la palabraescrita. Pero también puede ser debido a la complejidad de la
misma gráfica, a una faltade método, o a un desconocimiento del contexto histórico
y circunstancias a que dicha gráfica se refiere.
En general, para el comentario de una gráfica hay que proceder del siguiente
modo:
47
los datos que te ofrece. En definitiva, lo que se te está preguntando en un comenta
rio de este tipo, no es un exhaustivo conocimiento de Historia económica, sino que
demuestres y pongas en práctica tus conocimientos, tu capacidad deductiva, de sín
tesis, de relación y análisis.
A continuación, a modo de ejemplo, comentamos una gráfica que representa la
evolución de cuatro magnitudes económicas de los Estados Unidos entre 1929 y
1935. El tema, por supuesto, hace referencia a la crisis de 1929 que, como es sabido,
afectó a todo el ámbito occidental.
Gráfica n.° 1.
14
13
12
11
10
4 2 g
o
3
1
1 0>
I
e
2 •o
(O
= 1
1 O O1
1929 1930
48
llones, mientras que las acciones de bolsa y los gastos
de gobierno vienen consignados en miles de millo
nes.
Valoración de los datos ofre El otro factor cuantifícado que nos ofrece la gráfica
cidos en la gráfica., son los gastos del Gobierno Federal. A lo largo de es
tos siete años, se observan dos períodos diferencia
dos con un punto intermedio en 1932. En el primer
período (1929-1932) aparece una cifra estabilizada de
inversiones del Estado (3,2-3,5) mientras que, parale
lamente aumenta el paro obrero y cae la cotización
49
en bolsa y la producción industrial. Esta dinámica se
rompe en 1932. El gobierno incrementa sus gastos o
inversiones en un 30%, situándose en 4,6 billones.
Esta tendencia al incremento del gasto público va a
ser potenciada en los años siguientes por el presiden
te Roosevelt quien establece un programa de gastos
federales que alcanza, en 1934, la cifra de 6,6 billones
de dólares. Es decir más del doble de las inversiones
públicas con respecto a 1929.
Interrelación de los datos y Entre 1932 y 1935, la gráfica se centra en dos magni
proceso evolutivo. tudes, paro obrero y gastos del gobierno indicando
con ello la estrecha relación que se concede a ambas
magnitudes. El paro alcanza su punto máximo en
1933 a la vez que una decidida reorientación de la
política del gobierno va a incrementar el gasto públi
co, a crear un nuevo empleo y a dinamizar, en defini
tiva, el conjunto del sistema. Los primeros frutos de
esta política se constatan en 1934 en el que rompe la
tendencia alcista del paro obrero e incluso se reduce
el número de parados en 1,3 millones. El manteni
miento del nivel de inversiones públicas en 1935pro
dujo una continuidad en la tendencia de reducción
del paro (bajó a 10,6 millones de parados) y una clara
recuperación del sector automovilístico. Ld peor de
la crisis había pasado.
50
Estado no se limitará a serun mero espectador del li
bre desenvolvimiento de las fuerzas económicas. In
tervendrá decididamente en la economía con un pa
pel orientador, compensador y controlador de los
factores económicos.
51
lación a un tema central. Ahora bien, para que el uso de estos materiales resulte lo
más rentable posible, se debe conjugar toda una serie de factores y fuentes de infor
mación en la que tu capacidad deductiva con ellmaterial juega un papel primordial.
En líneas generales, los pasos adecuados para el manejo de estos materiales en clase
pasan por:
- Una relación estrecha entre los materiales y el tema objeto de estudio en ese
momento en la clase.
- Una coordinación y orientación por parte del profesor sobre las líneas gene
rales del tema y su relación con los materiales repartidos.
- Tu propia lectura y preparación con manuales u obras concretas en relación
al tema de Historia objeto del trabajo.
- Análisis y comentario de tu material como si se tratase de un comentario de
una diapositiva de arte, de un mapa histórico, un comentario de texto o una
gráfica.
- Exposición oral de las ideas básicas deducibles del análisis del material. És
tas suelen estar enumeradas, por lo que tu exposición debería encajar con lo
que anterior y posteriormente realicen tus compañeros. Escucha y toma bue
na nota de sus intervenciones, pues todas tus ideas ganarán en solidez y co
herencia sobre la base de la integración de la totalidad de exposiciones.
- Discute, critica e integra todas las aportaciones.
- Redacta o elabora un esquema final en el qué tengas en cuenta tus conoci
mientos sobre el tema, la introducción y síntesis que haya hecho el profesor,
y el conjunto de intervenciones orales aportando diversos puntos de vista so
bre el tema.
Como ves, un trabajo de este tipo te puede enseñar a manejar y comentar unos
materiales interesantes y no fácilmente accesibles para tí hasta ahora; te puede ini
ciaren el trabajo colectivo; te permitirá intervenir en público exponiendo oralmente
tus conocimientos y conclusiones, y te ejercitarás en el análisis y relación de diver
sos materiales históricos con el tema que estés estudiando.
52
clase, no dudes en aprovechar esa oportunidad. Piensa que la elocuencia, la capaci
dad de expresar con claridad una serie de ideas paraun público numeroso, no se ob
tiene en una semana ni en un mes. Requiere tiempo y práctica. De modo que cuanto
antes empieces y más oportunidades aproveches, tanto mejor será para tí.
He aquí algunos criterios que deberías seguir cuando expongas un tema en cla
se:
53
Tema: El Califato de Córdoba
1.- Introducción.
Siglo X. Siglo de oro de Córdoba.
Significado del Califato:
Reafirmación del poder Omeya frente a fatimíes y abassíes.
Período de esplendor.
Pacificación interior. Fin de la anarquía.
Expansión hacia los Reinos Cristianos del Norte.
Control del norte de África.
Gran desarrollo cultural.
2.- Abderramán III 912-961
912-929. Pacificación interior.
Califato Independiente.
929-961. Inicio de la expansión Cordobesa.
Contra los Reinos Cristianos del norte.
Política norteafricana.
3.- Reorganización de Al'Andalus
Progresiva orientación. Se reciben influencias de Bagdad.
Sacralización del Califa.
Centralización y Burocratización.
Ejército regular y mercenario. Campañas de verano. Almanzor.
4.- Cultura.
Mutacilíes. Concepciones liberales y racionalistas.
Batiníes. Nuevas ideas filosóficas.
Alfaquíes. Conservadores e intransigentes.
Poesía. Tradición omeya. Aristocracia.
Influencia Abassí. Más popular. Zéjel.
Arquitectura. Ampliación Mezquita.
Medina Zahara.
5.- Ruptura de la unidad del Al'Andalus, s. XI.
Presión Reinos Cristianos del norte.
Conflictos internos: étnicos-sociales y religiosos.
Tendencias centrífugas: Taifas.
6.- Conclusión.
S. X. Siglo del explendor.
A la vez, equilibrio inestable por estos tres principales problemas.
7.- Bibliografía.
Se puedeoptarporcitaral principio, indicando los libros utilizados o biena
lo largo de la exposición señalando losdistintos autores, o bien, simplemente, al fi
nal de tu intervención.
54
8. EL EXAMEN
55
Una vez planificado el examen (comprensión y orden de las preguntas, tiempo
para cada una de ellas, etc.) no comiences a escribir con lo primero que te viene a la
mente. Escribe en la misma hoja, o en hoja aparte, el esquema que recuerdes sobre ese
tema. Ordénalo; incluye una introduccióny conclusión y, en su caso, al final la biblio
grafía que conozcas sobre el tema. Entonces comienza a escribir. Cuida el estilo y la
claridad de la escritura; procura que cada párrafo y epígrafe se relacionen lo más po
sible con el anterior y el siguiente. No te repitas. Si ya has redactado una idea pasa a
la siguiente o a las consecuencias que se derivan de ella.
Evita losjuicios de valor. No se trata de que la esclavitud te parezca justa o injus
ta, sino que comprendas y sepas expresar, en su dimensión histórica, lo que el siste
ma esclavista significó social y económicamente.
Cuando hayasfinalizado el examen, reléelo. Corrige sobre la marcha aquellas co
sas que veas erróneas o aquellos párrafos o frases que no tienen un sentido muy cla
ro. Una vez corregido el examen por el profesor, vuélvelo a leer. Pídeselo al profesor
en el caso de que no acostumbre a repartirlo. Un examen bien corregido, con sus co
rrespondientes aclaraciones, es una vía de rectificación, aclaración y mejora para el
estudiante.
56
III
Quizás una de las actitudes que más favorezcan el aprendizaje de la Historia sea
la concepción de que ésta se puede y se debe realizar en ámbitos extraordinariamen
te amplios. La idea de que la Historia se aprende exclusivamente en clase no puede
ser más errónea. En este sentido, muchos estudiantes y profesores acostumbran a
hacer una diferenciación entre el curso y el tiempo de vacaciones dando una finali
dad académica a la primera y otra de descanso o diversión a la segunda. Quizás este
punto de vista esté cambiando en la actualidad pero la realidad es que todavía persis
te ampliamente. Por supuesto, que el tiempo libre es un período distinto del tiempo
propiamente académico, pero es indudable que por medio de la lectura, de la visita a
una ciudad, museo o a un yacimiento arqueológico, en ocasiones, se aprende tanta o
más Historia que en un período lectivo habitual. Por ello, no se trata de separar o in-
compatibilizar ambos períodos sino de integrarlos plenamente en el objetivo de un
mejor y más profundo aprendizaje.
Se trata, por tanto, de extender lo más posible nuestra curiosidad histórica.
Comprender que la Historia no se aprende sólo en los libros sino también en otras
muchas fuentes. ¿Has tenido alguna vez una conversación con una persona mayor
que haya tomado parte activa en la Guerra Civil española? Si lo has hecho habrás pa
sado un rato apasionante. Habrás oído una versión directa y vivida de uno de los pe
ríodos más importantes de la Historia de España. Y es que, en efecto, a nada que te
intereses un poco, encontrarás multitud de vías para conocer y «palpan> la Historia.
A tí te corresponde aprovecharlos e integrarlos con el aprendizaje que estés llevando
a cabo durante el curso.
Uno de los motivos de la popularidad de la Historia es que ayuda a responder a
importantes preguntas sobre nuestra propia vida, nuestro país o la situación del
mundo en general. Es decir, ayuda a entender y a vivir en el presente. En la Historia
buscamos, aunque sea inconscientemente, una proyección de futuro. Pero tu acti
tud podría ser mucho más ambiciosa. Es decir, no se trata sólo de interrogar al pasa
do para comprender el presente sino que podríamos volver la oración por pasiva.
Tratar de vivir intensamente el presente, observarlo en su complejidad, para una
mejor comprensión de la Historia.
57
Como es sabido, la Historia no se compone de compartimentos estancos, sino
que multitud de elementos y situaciones del pasado perviven durante muchos años,
aunque formamente se haya cambiado de época. Así, algunas instituciones señoria
les han persistido después de la llegada de la Revolución Industrial, etc. En ese tipo
de situaciones, aparentemente paradójicas, el historiador tiene que fijarse cuidado
samente y muchas veces constituyen el primer punto de partida para una investiga
ción. Asimismo, el presente nos puede dar buenas lecciones acerca de la compleji
dad de la Historia, por ejemplo, si observamos el peso de los intereses de los grandes
Estados o potencias, que se sobreponen a sus supuestas ideologías, cuando se trata
de conquistar una posición ventajosa frente al adversario.
Esa actitud o concepción de aprendizaje, a partir de múltiples vías o posibilida
des, está en relación directa con el carácter interdisciplinar de la Historia la cual, co
mo estudio de las más diversas situaciones y aspectos del pasado, es esencialmente
interdisciplinar. Todo esto confiere a la Historia un grado de complejidad y exten
sión que ha inducido a los historiadores a especializarse y a estructurar el estudio de
esta materia, particularmente en los niveles superiores, sobre la base de la especiali-
zación.
Durante el Bachillerato no se plantea básicamente el problema de la especiali-
zación. Pero si desde un principio sientes una preferencia o inclinación hacia la His
toria, trata de orientar los demás estudios y asignaturas optativas (Griego, Historia
del Arte, etc.) hacia un amplio abanico de materias que te serán útilísimas para tus
estudios de Licenciatura.
En cualquier caso, el planteamiento más adecuado para una rentabilización del
conjunto de tus estudios es establecer en lo posible una estrategia en torno a la cual
giren las diversas asignaturas, materias, lecturas, actividades escolares o universita
rias que vayas a realizar en los próximos años. Así, por ejemplo, si tienes la idea de
especializarte en Historia Antigua deberías dedicarte a estudiar especialmente Latín
y Griego, Literatura de ese período, Filosofía, libros de Historiadores, Biógrafos y
Geógrafos coetáneos, Historia del Arte del mundo clásico; en tus excursiones o via
jes a centros de interés de esa especialidad (Itálica, Mérida, Segóbriga, etc.) visita los
museos arqueológicos, trata de leer sus inscripciones epigráficas, etc.
En síntesis, trata de alcanzar un claro objetivo: conocer y familiarizarte lo más
amplia y profundamente posible con esa época o período histórico en el que te vayas
a especializar, o a una variedad de ellos, si todavía no lo tienes decidido. Hazlo sin li
mitación en cuanto a las posibilidades que se te ofrecen. Realmente, hay muchos ca
minos además de los libros o la actividad lectiva. Y hay que aprovecharlos.
1. LA HISTORIA EN TU ENTORNO
La Historia no es algo abstracto que se lee en los libros y con la que tienes una
relación más o menos distante. A nada que observes tu propio entorno, podrás sentir
la Historia en el mismo nombre de una calle, en la Catedral o Parroquia, en unas rui
nas cercanas, en un edificio público importante, etc. Hay multitud de posibilidades
de ponerse en contacto con el pasado. Sin duda, un buen medio es organizar y parti-
58
cipar en excursiones o viajes a ciudades o lugares de interés. Pero antes de iniciar es
te viaje responde a una pregunta. ¿Conoces realmente tu ciudad o tu pueblo? Si la
respuesta es negativa, empieza entonces por conocer el lugar en el que vives.
No te conformes con «saber andar» por tu ciudad y por conocer el nombre de la
Iglesia y el siglo en que fue construida. Tanto el estudiante como el aficionado a la
Historia, tienen que hacerse otras preguntas y tratar de responderlas. Por ejemplo,
podrías organizar un guión como el que sigue, o más amplio, según los casos, y bus
car las respuestas correspondientes:
- Trazado urbano; tipo del mismo; épocas que lo componen (si hubo una ciu
dad árabe o medieval, posteriores trazados según las diferentes épocas, etc.)
Motivo del trazado. ¿Fue una ciudad defensiva o comercial? etc.
- Los edificios. Pormenoriza los que consideres importantes; qué papel juga
ron en la Historia de tu localidad. Por qué y por quiénes fueron construidos;
las murallas, su época y función; la Arquitectura y objetos de Arte importan
tes que se conserven, etc.
- Los nombres y vidas de aquellas personas que nacieron o vivieron en tu ciu
dad o tu pueblo y que jugaron un papel relevante aunque sólo sea a nivel lo
cal.
- Fíjate bien en el nombre de las calles. Te informarán de personalidades, de
antiguos conventos emplazados allí y que hoy quizás han desaparecido, etc.
Trata de averiguar el por qué de aquellos nombres de calles que te llamen la
atención, aunque hasta ahora no hubieras reparado en ellos.
- El papel que tu ciudad o pueblo jugó en la Historia regional o nacional según
los grandes y diversos acontecimientos en los que tu pueblo se vio envuelto.
- La economía y vías de comercio. Si tu pueblo es hoy un centro industrial, tra
ta de imaginarlo hace tan sólo cien años. ¿Qué tipo de cultivos se daban en
aquella zona? Si es un centro agrario, interésate por la evolución de los culti
vos; posiblemente no siempre fueron los mismos. ¿Cómo y cuando se intro
dujeron? La parcelación y distribución de la propiedad agrícola, su integra
ción en el mercado regional, etc.
- Cuál fue su momento de esplendor. Por qué motivo experimentó un rápido
crecimiento. En su caso, ¿cuándo comienza la decadencia de tu ciudad o re
gión? ¿cuáles fueron los motivos? Maneja para ello en términos comparati
vos la evolución de la población pues es un dato de relevancia esencial.
¿Dónde buscar toda ésta información? Acude a una Enciclopedia, a un Diccio
nario Histórico-Geográfico. Usa un Atlas Histórico y comprueba en qué área de in
tereses o conflictos se desarrolló la vida de tu pueblo en el pasado. Los Municipios y
las Diputaciones Provinciales disponen normalmente de la mayor parte de las publi
caciones que se han realizado a nivel local, comarcal o regional. Acude a sus Biblio
tecas, así como a las Instituciones Culturales (Obras Sociales de las Cajas de Ahorro,
Ateneos, etc.). Consulta en tu Instituto, Colegio o Facultad, quizás algún profesor
de Historia, interesado en la Historia local pueda orientarte, pero en cualquier caso
no te será difícil recopilar información a partir de las posibilidades enumeradas. (V.
Apéndices pp. 95 y 135 y s.)
59
Colabora, si puedes, en un grupo de trabajo pues, como ves, el material de tra
bajo puede ser mucho más amplio de lo que imaginabas en un principio. En el caso
de que tu ciudad sea muy grande, haz el estudio por barrios, comenzando por el más
antiguo y planteándote este trabajo en plazos más amplios. A partir de la informa
ción recopilada y seleccionada, elabora un plano-esquema de la visita que vas a reali
zar a tu pueblo o ciudad con un bagaje de conocimientos que te permitirá recorrerla
y conocerla de un modo más profundo, distinto y, sin duda, más interesante. Trata
de que ese esquema o trabajo haya respondido a la mayor parte de interrogantes que
te habías planteado al inicio de las consultas en las distintas bibliotecas.
Ese plano-esquema-visita debería partir de la zona más antigua de la ciudad.
Será probablemente una Plaza, una Iglesia, una antigua Mezquita o Castillo. Cons
tata los cambios que se han operado. Los edificios de interés que han desaparecido y
los que todavía continúan en pie. Delimita, a partir del trazado de la ciudad las dis
tintas épocas o «edades» que todo ente vivo tiene. Comprobarás que muchas veces
una sola calle actúa como auténtica frontera entre una zona y otra, entre una época y
otra, etc.
Podrías, incluso, hacer un breve trabajo sobre tu pueblo en cuanto a la pobla
ción. Es más sencillo de lo que parece y el volumen de información que te puede dar
te asombrará. Acude al Ayuntamiento, a la Oficina de Estadística o del Censo. Ellos
normalmente facilitan la información que se les pide sobre estadística de la pobla
ción. Elabora una pirámide de población a partir de la información que te den y ob
serva la tendencia actual a crecer o a disminuir, grupos de edades, motivos que hay
detrás de los datos que te ofrece esa pirámide, etc.
Como ves, la tarea resulta apasionante y además combinarías Historia, trabaja
da por tí mismo, con Historia del Arte y Geografía Humana. ¿Estás realmente segu
ro de que conoces a fondo tu pueblo o ciudad?
a) El viaje o excursión
60
ridades, del tiempo y los medios disponibles. Trata de que el viaje que vayas a reali
zar tenga relación con las materias y contenidos que estés estudiando durante el cur
so, de modo que puedas comprender mejor las explicaciones y los temas dados en
clase. Así, por ejemplo, si estás estudiando el Renacimiento Español una visita a Sa
lamanca,Úbeda o Baeza seríalo ideal (aunque hay otros muchos lugaresen España
donde se puede «vivin> el s. XVI). Si estás estudiando el Imperio Romano, España,
después de Italia, quizás sea el país en el que mejor se pueda sentir la presencia ro
mana.
61
Quizás el elemento dominante en este apartado dependa en gran medida de la
localidad donde residas, es decir, en las posibilidades concretas de visitar un Museo.
Pero muy probablemente, ya se trate de una ciudad grande o pequeña, suele darse
más una infrautilización de los recursos existentes que una absoluta carencia de po
sibilidades. Además, las visitas a los Museos se realizan, en muchas ocasiones, con
motivo de una excursión o visita a otra ciudad. En todo caso, la visita a los Museos
forma parte fundamental de la preparación de los estudiantes cualquiera que sea su
especialidad.
Para una visita a un Museo deberías tener en cuenta los siguientes criterios:
- Observa el edificio. Normalmente, los Museos están instalados en edificios
de gran interés y es una contradicción ver los objetos de arte del interior y no
reparar en el significado arquitectónico, artístico o histórico, que tienen mu
chos Museos.
- Hazte una idea de conjunto. Determina qué épocas están mejor representa
das, cuáles son sus obras más importantes, que en ningún caso has de dejar
de ver. Utiliza una guía del Museo y haz un primer recorrido según el orden
cronológico o por salas en que esté ordenado el Museo. Normalmente, la nu
meración de las salas corresponde al itinerario lógico o cronológico a realizar
en el mismo.
- Selecciona las salas u obras que más te interesan. Si se trata de un Museo im
portante es imposible hacer una visita completa y rigurosa en poco tiempo,
de modo que una vez que tengas una visión de conjunto utiliza un criterio se
lectivo y detente en las obras principales o en las que más te interesan por
cualquier motivo.
- Utiliza bibliografía especializada. Si estás realizando un trabajo o estudiando
un aspecto concreto de los que se contienen en ese museo, la bibliografía es
pecializada te permitirá profundizar en dicho tema mucho más que las guías
del museo o los manuales de Historia del Arte.
62
una exposición permanente de aquella documentación de mayor interés como tes
tamentos reales, cartas, etc.
d) La Literatura
No se puede estudiar a fondo una época sin conocer su expresión literaria.
Aparte de otras consideraciones el volumen de información directa que la Literatura
proporciona al historiador, hace de ésta, un instrumento de inapreciable valor. La
Literatura te ayudará a comprender mucho mejor el contexto histórico en que fue
escrita determinada obra de teatro, novela, relato de viajes, etc. Gracias a ella, tene
mos un contacto y referencias insustituibles sobre toda una serie de valores (religio
sos, ideológicos, filosóficos, artísticos, etc.) correspondientes a esa época y socie
dad. Deberías familiarizarte con las principales obras literarias de aquellos períodos
y autores más importantes. A modo de orientación, a continuación se exponen algu
nas ideas que te pueden ser útiles a la hora de seleccionar tus lecturas correspon
dientes a cualquier período histórico:
- Relatos de Viajes. Hay una amplia nómina de autores, desde Herodoto en el
mundo antiguo, Aymerich de Picaud (autor de la «primera guía turística» de
España sobre el Camino de Santiago en el s. XI) o los numerosos viajeros por
España de la Edad Moderna. Todos ellos realizan observaciones sobre Geo
grafía, costumbres, fiestas, religiosidad, mentalidades, etc., que además de
ser lecturas tremendamente entretenidas, constituyen una fuente de Histo
ria insustituible. Estas observaciones de otro modo se hubieran perdido pues
muchas veces los naturales de una región no dejaron noticias de costumbres
o acontecimientos que por su rutina les parecían perfectamente naturales y
no merecedoras de comentario expreso. Por el contrario estos viajeros ex
tranjeros escriben partiendo de los valores propios de su país o sociedad, por
lo que destacan y pormenorizan todo aquello que les parece diferente u origi
nal del país que visitan.
- Obras clásicas de Literatura y del pensamiento filosófico. Resulta evidente
que es imposible ser un especialista del s. XVII español sin conocer los tipos
populares y valores ideológicos descritos por Lope de Vega en sus obras de
teatro. Así mismo, es muy difícil estudiar la Historia del mundo clásico sin
un conocimiento de su mitología y las obras de autores como Homero o Vir
gilio; o bien, si estás estudiando la época de la Restauración y concretamente
te interesa la vida cotidiana en Madrid a finales del s. XIX y principios del s.
XX, la lectura de las obras de Pérez Galdós y Pío Baroja resultan poco menos
que obligadas.
- Memorias y Biografías. A pesar de la parcialidad propia de unas Memorias,
sin embargo constituyen una fuente procedente de protagonistas o partici
pantes en los acontecimientos descritos, de fundamental importancia. Por
ellas conocerás en primera persona opiniones e informaciones sobre los as
pectos más diversos del acontecer histórico; además, poseen una inmediatez
y en ocasiones apasionamiento, que no hace desmerecer en absoluto su inte
rés. Al contrario, en todo caso, les confiere mayor viveza y obligan al historia-
63
dor a un manejo crítico de estas fuentes. Selecciona y lee alguna de aquellas
memorias que tengan relación con la época o personajes que más te intere
sen. Es algo que cualquier estudiante de Historia debería incorporar a su ba
gajede conocimientos. Algo parecido podríamosdecirde lasBiografías escri
tas por coetáneos, es decir por escritores que vivieron contemporáneamente
al personaje biografiado. Tienen el defecto de que, en muchas ocasiones, son
obras de encargo o de oficio, destinadas a la glorificaciónde la figura de reyes
o personalidades que quizás fueron poco glorificantes. Pero a pesar de todo
son obras interesantísimas e imprescindibles paraquien desee especializarse
en un período histórico concreto. Las biografías escritas por historiadores,
largotiempo después de fallecido el personaje, tienen la ventaja sobre las an
teriores del distanciamiento histórico. Se han realizado trabajos considera
dos como «clásicos» en la historiografía, como es el caso, por ejemplo, de Pie-
rre Goubert en su libro Luis XIVy veinte millones defranceses, en el que com
bina la figura del Rey con el contexto francés y europeo.
e) La Fotografía y el Cine
La Fotografía, el Cine y ahora el Vídeo son unas fuentes de Historia y un medio
de aprendizaje de dimensiones tan insospechadas como desaprovechadas. Si bien la
tajante afirmación de Marc Ferro «El Cine no entra en el universo mental del histo
riador»1 puede considerarse exagerada, no deja de expresar una parte importante de
la realidad: tanto historiadores como profesores no acostumbran a tener en cuenta
las enormes posibilidades que les ofrece el mundo de la imagen. Y ello es debido, en
parte, a los hábitos de trabajo adquiridos, exclusivamente centrados en la palabra es
crita. Como señala Bryan Hawortn «la tiranía de la palabra escrita domina todavía la
enseñanza de la Historia en un tiempo en que la comunicación ha llegado a ser mul-
tidimensional».2
No obstante, cada vez son más numerosos los profesionales que constatan el
desfase que, en este sentido, atraviesa la enseñanza de la Historia y hoy se puede
contar ya con una amplia bibliografía sobre las posibilidades de aprendizaje por me
dio de la Fotografía y el Cine y el uso del Cine como fuente de la Historia contem
poránea.
El Cine, tanto por su influencia sobre la opinión pública como por el número de
espectadores (multiplicados a la enésima potencia por medio de la TV) es con mu
cho el espectáculo más importante del siglo XX. El Cine se ha desarrollado de un
modo paralelo a la revolución industrial, incluso como una industria más. Ha su
puesto también una revolución en el arte por su dimensión estética y por su porten
tosa capacidad de comunicación de masas. Como arte de amplia difusión ha cumpli
do y cumple funciones propagandísticas y de reflejo de una época. Como fuente de
1. Marc Ferro, «El cine ¿Un contraanálisis de la sociedad? en Hacer la Historia, bajo dirección de Jac-
ques Le Goff y Pierre Nora. Barcelona, Laia, 1980. Vol. III, pág. 241.
2. Bryan Hawortn: «Film in the class room», en The historian andfilm, ed. by Paul Smith. Cambridge.
University Press, 1976. pág. 157. Contiene amplia bibliografía. Ver también, Romaguera, J. y Riambau, E.,
La Historia y el Cine, Barcelona, Fontamara, 1983.
64
Historia contemporánea, es el instrumento más insólito con el que podía soñar un
historiador de épocas anteriores: observar a los protagonistas de la Historia en dife
rido.
La interpretación del Cine y la Fotografía requieren una metodología nueva,
distinta y en cierto sentido compleja, en relación a la fuente escrita. Pero todo es
cuestión de adquirir esos hábitos o técnicas, del mismo modo que se aprende epigra
fía, paleografía y crítica histórica. El Cine, por otro lado, también requiere una cata
logación, ordenación y disponibilidad que lo hagan accesible al investigador, con
tando con las muy diversas y numerosas fuentes filmadas existentes. Pero en cual
quier caso, hoy porhoy, ni la investigación de la Historiacontemporánea ni el apren
dizaje de la Historia pueden seguir de espaldasa un fenómeno de esta naturaleza y
posibilidades.
El Cine como fuente de Historia ha estado limitado al documental, relegando la
película de argumento a un plano meramente literario, como un simple relato crea
do por el autor. Sin embargo, Marc Ferro, uno de los máximos especialistas en esta
materia, ha puesto de relieve que «toda película tiene el valor de un documento
cualquierque sea su aparentenaturaleza».3 Es decir, se tratade procedera la «lectu
ra» del lenguaje cinematográfico, ya sea este un cortometraje documental, una co
media musical, una película de humor o de crítica social, con la misma mentalidad
críticacon que se procede al análisis de cualquier otro documento, libro, periódico o
material histórico. Y todo ello superando la dicotomía documental -fuente objetiva
de la Historia, frente a la película- creación de autor.
En efecto, «un documental no es necesariamente más objetivo, más real, más
científico que una película de argumento».4 Y ello se constata claramente cuando se
comprueba que los documentales, lejos de ser una objetiva representación de la rea
lidad, en muchos casos han servido para la manipulación de la opinión pública. Así,
Marc Ferro señala algunos ejemplos sobre las posibilidades que el Cine documental
ofrece a la interpretación histórica.5 Los documentales de 1914 mostraban en Fran
cia y en Alemania, a una juventud que se dirigía al frente llenos de ilusión y lejos de
suponer lo que les esperaba. Tres años después todo el mundo conoce la realidad de
la guerra. Mientras tanto, en los Estados Unidos, donde los dos partidos, Republica
no y Demócrata, son opuestos a laentrada en la guerra y existen muy buenas cadenas
de información en todo el país, los noticiarios y periódicos muestran en toda su cru
deza los horrores de la guerra europea. Sin embargo, nada más decidir el gobierno
norteamericano, en Diciembre de 1917, su entrada en la guerra, toda la propaganda
cambia de signo y se puede ver en los cortometrajes, a la juventud americana dirigir
se al frente con la misma ilusión que los franceses y alemanes tres años antes.
Otro ejemplo lo constituye el análisis del comportamiento de las opiniones pú
blicas con respecto al nazismo en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial.
3. Marc Ferro, «The fiction film and historical analysis». The Historian and film, ed. by Paul Srrtith.
Cambridge. University Press, 1976, pág. 81.
4. Marc Ferro, ibid, pág. 82.
5. Marc Ferro, «Societé du XX siécle et histoire cinematographique», Annales, 23, 1968, pp. 581-585.
65
Los documentales ingleses de esta época muestran la cara de un régimen de adoctri
namiento, de violencias policíacas y campos de concentración, lo cual explica en
gran medida la popularidad de Churchill, enemigo declarado del nazismo. En Fran
cia los cortometrajes insistían más en los aspectos militaristas del nazismo. Todo lo
cual repercutió en las distintas reacciones de ambas opiniones públicas, unos más
preocupados por el rearme y el peligro de una próxima invasión y otros más atentos a
los aspectos ideológicos y represivos del régimen hitleriano.
Por su parte, la propaganda filmada alemana entre los años 1933 y 1936 de la se
rie Gestern und Heute, pone el acento en los nuevos modos de los dirigentes nazis,
todo delicadeza y ternura con los niños, ancianos y desvalidos. Ofrecían a la inquieta
juventud nuevos y entusiasmantes objetivos a diferencia del régimen de violencia
que había caracterizado a la época de Weimar. A partir del análisis de dichos docu
mentales se puede comprender más fácilmente cómo el nazismo pudo seducir, en
un momento dado, a todas las categorías de la población alemana, así como más tar
de les fue prácticamente imposible desligarse del mismo.
Igualmente, las películas de argumento son susceptibles de análisis. Así, las
películas de Chaplin El evadido y El emigrante, de 1917, nos aportan una información
directa sobre los marginados sociales y las dificultades del mundo de la inmigración
a principios de siglo en los Estados Unidos de un valor similar o mayor que los docu
mentales de tema social de finales del s. XIX o principios del XX. Películas mucho
más recientes como Joe Hill de Widemberg o Sacco e Vanceti, de Montaldo, tam
bién son un medio extraordinario para comprender el ambiente de la inmigración y
del movimiento obrero en los Estados Unidos a principios del presente siglo.
Desde este punto de vista, para acercarnos al aprendizaje de la Historia en un
tema como la Primera Guerra Mundial, además del cine documental, como La
Grand Guerre, deberíamos tener en cuenta las películas arguméntales como Armas
al hombro, de Chaplin en la que nos ofrece una visión de la crueldad de la guerra y
del heroísmo absurdo. Otras, como El sargento York, idealizan el heroísmo de un
soldado americano en la guerra europea preparando una cierta mentalización de
lucha y abnegación ante la Segunda Guerra Mundial. Otras películas marcadamente
antibelicistas, como Johnny cogió sufusil, ofrecen un punto de vista opuesto a la gue
rra y a sus secuelas de impotencia y dolor.
Prácticamente todas las películas y documentales pueden ser agrupados en
grandes géneros temáticos y a nosotros nos corresponde «leer» esas películas como
si se tratara de un texto histórico, una obra literaria o de arte, aplicando, por supues
to, los métodos correspondientes a un lenguaje diferente. En este sentido incluso la
misma censura que se ha ejercido sobre las películas actúa como un elemento de in
formación de primera magnitud. Por medio del análisis de los pasajes, escenas o
películas censuradas podemos conocer los tabúes y temores del poder y de la moral
dominante en una época o fecha determinada, sobre aspectos políticos, militares,
sexuales, etc.
Por lo que respecta al mundo de la enseñanza, la incorporación del vídeo facili
ta enormemente las cosas, si bien requiere un importante desembolso y una predis
posición y mentalización por parte del profesorado. Pero en cualquier caso, ya sea
por medio del vídeo, de un cine club, o por la asistencia al cine comercial, al estu-
66
diante corresponde una parte fundamental en cuantoaapreciar yaprovechar las vías
de aprendizaje que le ofrece el Cine.
En muchas ocasiones ese aprendizaje de la Historia por medio del Cine, se pro
duce de una manera espontánea y al margen de los Centros Docentes. Por ejemplo,
una serie televisiva como Yo, Claudio, puede enseñar muchísimo acerca del mundo
romano. Incluso debería tratarse de evitar el desfase entre un aprendizaje intenso
pormediode las imágenes y.un desinterés frentea un temade Historia de Roma ex
plicado en clase. Estetipo de realidades es algo que el profesor y estudiante han de
tener en cuenta y, por ello, tratar de integrar y compatibilizarlas diversas vías o ca
minos de aprendizaje.
La Historia funciona en gran medida como una sucesión de imágenes y por ello
el Cine permitevisualizar distintasépocas, yaseaa través de documentales comoEl
mundo en Guerra o por películas arguméntales como Barry Lyndon, de Stanley Ku-
brik,en la que se retratade maneramagistral y rigurosa el ambiente rococó de laaris
tocracia en la segunda mitad del s. XVIII,así como escenas de la vida militar, rural,
etc. Precisamente en esta película puede apreciarse la importancia e integración de
la música en un ambiente histórico, aspecto éste que suele ser olvidado por los his
toriadores y que en el s. XVIIIposee un extraordinario protagonismo.Así, no es ex
traño que se conozcala dimensión filosófica y políticade Rousseau pero de quien se
suele omitir u olvidar su actividad como músico y compositor.
En el análisis de una película, o en la comprensión de su contenido yaportación
para el aprendizaje de la Historia, deberías tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Clasificación del filme. Año de realización, director, productor, género cine
matográfico, argumento, etc.
- Análisis del filme.Especialmente determina cuál es el contenido o fondo de la
película. Puede tratarse de una película que idealice o critique la conquista
del Oeste Americano. Puede tratarse de una película que defienda valores
ideológicos o políticos, como Raza, del General Franco y Saenz de Heredia.
O una película que critique el nazismo y el fascismo como Elgran Dictador,
de Chaplin.
En este sentido es conveniente considerar cuál ha sido el punto de vista del Di
rector sobre el tema que relata; qué tesis pretende exponer; cómo realiza esa pelícu
la para comunicar dicha tesis o ideas principales; y, en último caso, si consigue acer
tadamente los objetivos propuestos. Pregúntate también qué intereses o ideología
expresa una película y el por qué de su realización en un momento dado. Así, La
Marsellesa, de Renoir, se filmó con la clara intención de encender el espíritu nacio
nalista y democrático de los franceses ante la Segunda Guerra Mundial mientras
que en Italia se filmaba Escipión el Africano y en Alemania El Joven hitleriano.
Sin embargo, otras películas se han filmado desde posiciones críticas, por ejem
plo contra el Neocolonialismo, como Estado desitio o la BatalladeArgel, o bien con
tra la sociedad plastificada y tecnificada de nuestros días, como Mitioo TraficáeJac-
ques Tati, etc.
En conclusión, considera el Cine en su dimensión artística, cultural y de entre
tenimiento. Pero, además, como una importante fuente histórica y un precioso me-
67
dio para aprender Historia, ya sea contemporánea o de épocas pasadas, por medio de
la visualización de situaciones y ambientes. Con el Cine, al igual que con otros me
dios de aprendizaje, lo fundamental es una actitud crítica y abierta a las enormes po
sibilidades que te ofrece. Por ello trata de realizar la «lectura» del fondo de su men
saje.
68
Otras veces se trata de la catalogación de una biblioteca que el Ayuntamiento o
una Institución pretende reactivar o impulsar. Se trata en algunos casos de ordenar
por materias los libros existentes ysobre todo de reorganizar elfichero. Estos traba
jos en ocasiones no son abordados por la penuria económica que atraviesan dichas
Instituciones. Sin embargo, el entusiasmo de uno o varios profesoresy la colabora
ción de estudiantes pueden hacer mucho en favor de la conservación de estos fon
dos que al fin y al cabo constituyen parte esencial de nuestro patrimonio cultural.
Otrotipode iniciativa que se ha llevado a efecto en ámbitos reducidos, normal
mente a nivel de una provincia, es la elaboración de inventarios de obras de arte en
Iglesias, Conventos o Centros Públicos. Un trabajo de este tipo, dirigido porun es
pecialista, debería constar deuna enumeración delas obras inventariadas; clasifica
ción (nombre, fechas, autorsi se conoce, etc.), y un somero análisis delas obras de
mayor calidad e interés.
También puedes realizar iniciativas de investigación por tu cuenta o con la
orientaciónde tu profesorde Historia. Recuerda lassugerencias hechassobrela pre
paración de la visita a tu pueblo o ciudad, o los trabajos demográficos, etc. Incluso
puedes comenzar a reuniruna amplia bibliografía sobre un temaquete interesa es
pecialmente y sobre el que tengas intención de trabajar en el futuro.
Como ves, las posibilidades son numerosas. Un estudiante de Historia debería
estar atento para aprovechar aquellas que incidirían más favorablemente en su for
mación o que mejor se adaptasen a sus aficiones.
2. EL TRABAJO BIBLIOGRÁFICO
a) La Biblioteca
Si estás realizando un trabajo de Historia o pretendes ampliartu bibliografía so
bre cualquier tema, la Biblioteca será el lugardonde obtengan los libros e informa
ción necesarios.
Es de esperar que en los años próximosEspaña se incorpore a los cambios que,
en la concepción y el uso de las Bibliotecas, se han producidoen otros países. La in
troducción de la Informática, el microfilm, el préstamo interbibliotecario, el présta
mo de libros al lector, etc., confieren a las modernas Bibliotecas una operatividad y
utilización o amortización de sus recursos, muy diferente de la realidad decimonó
nica en que se encuentran la mayor parte de nuestras Bibliotecas.
En particular, el elemento que más ha revolucionado a las grandes Bibliotecas,
como en tantos otros órdenes, ha sido la introducción de cerebros electrónicos que
memorizan o graban el fichero y pueden conectarse y acumular la información pro
cedente de otras bibliotecas también computarizadas. De modo que por medio de
una consulta, en cualquiera de los terminales a disposición del público, se conoce
inmediatamente la localización precisa del libro, bien en esa biblioteca o en otra co
nectada a esa misma terminal. En ese supuesto, el préstamo interbibliotecario o
trasvase de libros de una biblioteca a otra mediante solicitud, permite la utilización
de fondos e información a unos niveles insospechados hasta ahora.
69
La forma de operar de lainformática ha llegado en algunoscasos hastael punto
de que algunas bibliotecas están dejando de confeccionar la tradicional ficha cátalo-
gráfica y las nuevas adquisiciones o fondos son exclusivamente registrados en el ce
rebroelectrónico. Asimismo, estos sistemas pueden elaborar listados bibliográficos
exhaustivos. De manera que si pretendes iniciar un trabajo y no dispones de biblio
grafía o si pretendes completaro actualizar la que tienes con títulos recién publica
dos o cuya existencia ignorabas por cualquier motivo, la computadora te proporcio
na la información que necesitas.
b) La ficha catalográfica
Signatura según la
Clasificación Decimal
Universal (CDU).
946-Ha de España ,
«17»-Siglo XVIII 946 «17» HERR, Richard
Iniciales del Autor. — HER
Letras Iniciales esp
España y la revolución del s. XVIII.
del título.
Traducción del Inglés
por Elena Fernández Mel/
Reimp. - Reimpresión.
Madrid/ Aguilar/ 1971. -Editorial
70
Como puedes observar, la ficha catalográfica contiene amplia información so
bre el libro. En muchas ocasiones también recoge otros importantes datos, como el
número de páginas y el enunciado de los capítulos que componen laobra. No debes
confundir una ficha de este tipo con la fichabibliográfica, mucho más breve y conci
sa y a la que nos referiremos posteriormente.
Como queda dicho, la ficha te indica lasignatura o referencia de localización to
pográfica que sirve para encontrar fácilmente un libro, a veces entre millones.
Los criterios para la catalogación yconfección de una ficha osignatura son muy
diversos y dependen de las características y condiciones de cada biblioteca. Sin em
bargo se van unificando dichos criterios según el Sistema Decimal (ver apéndice
pág. 132). En este sentido, existen normas estandarizadas I.S.O. (Internacional
StandarOrganization) destinadas a la ordenación y organización de las bibliotecas.
No obstante, hay que tener en cuenta que estas normas son más fácilmente aplica
bles a las nuevas bibliotecas o a los nuevos fondos que incrementan las Bibliotecas.
De modo que algunas bibliotecas pueden tener fichas muy antiguas que no se adap
tan en absoluto a la citada normativa bien porque los libros se encuentran repartidos
por secciones especializadas o por otros criterios.
En el caso de que necesites ampliar la bibliografía sobre un tema puedes usar
una doble vía. Porun lado, el primer libro al que te has dirigido y que estás manejan
do te indicará seguramente una amplia bibliografía bien en un apéndice o bien por
medio de las notas a pie de página. Cualquiera de esas dos posibilidadeste pueden
servir para buscar nuevos libros. Ahora bien, en el supuesto de que conocieras el
título de un libro que te interesa utilizar y del que desconoces el nombre del autor
puedes buscar en el fichero el libro porsu título. Así, para el caso del ejemplo ante
rior también encontrarías esa ficha catalográfica, por España y la Revolución del siglo
XVIII, siempre que el fichero esté ordenado por el sistemadel Catálogo Diccionario.
En el supuestode que te intereseun tema como laindependencia de laIndia, o
lasciudadesmedievales,etc., y no dispusieras de un libroinicial, acudeal fichero or
ganizado por «Materias». Elacertado uso de este fichero depende, en gran medida,
de que sepas dirigirte y buscarsegún el conceptoadecuado. Así, porejemplo,en un
tema sobre las ciudades medievales podrías buscarlo porel concepto de «Ciudades»
o «Edad Media». En este caso,ambos conceptos habrán generado una ampliacanti
dad de títulos porlo que tendrías que buscar entre un gran número de fichas hasta
dar con aquellas relacionadas con el tema que te interesa. En el caso de laindepen
denciade la India puedes buscaren el apartado de materias de Historia pornaciones
y encontrar fácilmente alguno referido a dicho tema. Es decir, tienes que deducir,
según el tema en el que estés trabajando, cual es la palabra o concepto claveque te
puedellevar alostítulos que buscas, tratando de serlo másconciso posible. En últi
mo caso, si no encontras referencia alguna no tienes más que preguntar al servicio
de información de la Biblioteca, o bien acudir al libro índice de materias.
Algunos libros que hayas podido seleccionar por medio del fichero de «Mate
rias» quizás no tengan excesiva relación con el tema en que vas a trabajar. Ello es de
bido a que el título no supone una información precisao total de su contenido. Para
evitar esto, lee detenidamente el contenido de la ficha catalográfica, pues como se
ha dicho, puede incluir los títulos de sus capítulos y puedes por tanto hacerte una
71
idea general de la obra. En el caso de que esto no sea suficiente pide el libro y un
simple repaso a la introducción y al índice te será suficiente para saber si ese libro se
adapta a tu tema de trabajo.
Datos:
lo
Ciudad, editorial México, Uteha, 1969.
y fecha
12,5 cm.
72
d) La recensión de un libro
La recensión de un libro es uno de los trabajos básicos que tiene que realizar un
estudiante. No por ello es un cometido sencillo. Muchos estudiantes confunden re
cesión con resumen y hacen redacciones, a veces recogiendo textualmente los con
tenidos de algunos capítulos del libro supuestamente recensado.
Las líneas básicas de una recensión deberían contener las siguientes partes fun
damentales:
Por supuesto que no todas las recensiones tienen por qué tener en cuenta las
sugerencias hechas anteriormente. Dependerá de las características del libro, de los
años que lleve editado, de la importancia relativa del autor, de la materia que tra
te, etc. A continuación, exponemos muy sintéticamente la recensión de una obra
clásica que sí podría tener en cuenta varios aspectos de los señalados:
73
en el orden cultural, comercial, social y económico
durante la época comprendida entre las invasiones y
la emersión del Islam.
La segunda parte de la obra, «El Islam y el Imperio
Carolingio», comienza con una exposición sobre «La
expansión del Islam en la Cuenca del Mediterráneo»
y continúa con un capítulo dedicado a las particulari
dades del Reino Franco en el contexto Europeo y la
evolución del Papado. Para concluir con un capítulo
dedicadoa «Loscomienzosde la Edad Media» que el
autor sitúa cronológicamente en el s. VIII.
Tesis del autor La tesis que H. Pirenne expone en el presente libro
son las siguientes:
- Las invasiones germánicas no supusieron unarup
tura cultural, social ni económica de la antigua
unidad del Mundo Clásico Mediterráneo.
- La ruptura se produjo a raízdel rápido e inespera
do avancedel Islam.El Mediterráneopasóa ser un
lago musulmán y dejó de ser el lazo de unión cul
tural y de comercio que siempre había sido.
- El Feudalismo y la regresión económica es el re
sultado inevitable de este nuevo estado de cosas.
- La Edad Media surge tras una fase de transición
(650-750) en la que la tradición de la antigüedad
desaparece. La fundación del Imperio Carolingio
en el 800 consagra la ruptura del Este con el Oeste
y el inicio de un nuevo orden.
R. S. López: «Mohamed and Charlemagne: A revisión», Speculum, XVIII (1943), pp. 14-38.
74
que el comercio mediterráneo no se interrumpe con
motivo de la expansión del Islam y contradice las
«desapariciones» de ciertas mercancías en la circula
ción comercial del Mediterráneo en las que Pirenne
apoyaba su tesis. Por su parte, Daniel C. Dennet7 su
giere que el punto de vista de Pirenne responde a un
cierto europeocentrismo en la valoración de la cultu
ra del Islam y que la decadencia y feudalización de
los Reinos Europeos tiene que ser estudiada a partir
de factores internos (políticos, sociales, económi
cos). Otros historiadores como J. Lestocquoy, H.
Moss, Norman Baynes, etc., han intervenido en esta
polémica. Quizás una de las más recientes e impor
tantes haya sido la aportación de Maurice Lombard,
quien ha puesto de relieve cómo la expansión del Is
lam lejos de suponer una ruptura del comercio medi
terráneo fue un factor dinamizador por medio de la
movilización de enormes recursos atesaurizados.
75
en que se debe ir a la librería, no con la idea exclusiva y preconcebida de comprar un
libro determinado (aunque, por supuesto, esto también se haga) sino por el hecho en
sí de ir a la librería, como se podría ir a una conferencia o a una clase. Y ello es así,
porque una librería especializada nos enseñará muchísimas cosas. Allí encontrare
mos las novedades editoriales, las revistas especializadas, las ediciones de importan
tes obras de historia publicadas en el extranjero; podremos hacernos someramente
una idea de las más recientes corrientes y preocupaciones historiográficas. Tendre
mos oportunidad de hacer un examen detenido dé aquellos libros de nuestro inte
rés, ya que, normalmente, las librerías efectúan una ordenación temática de sus fon
dos. Allí podrás ojear, con toda tranquilidad, ese libro del que has oído hablar pero
que no conocías materialmente. En ese repaso de sus estanterías podrás considerar
qué libros, como mínimo, deberías comprar por ser obras básicas o fundamentales,
etc. Si estás haciendo un trabajo o preparando un tema cualquiera, una consulta al
librero puede resolverte muchos quebraderos de cabeza pues, como buen profesio
nal, te orientará con magníficos resultados.
Una librería especializada es mucho más que un puesto de venta de libros. En
ella se celebran presentaciones de libros (que son una buena oportunidad para ini
ciar un contacto, incluso personal, con aquellos historiadores que te interesen); se
hacen, periódica o puntualmente, exposiciones editoriales monográficas, es decir,
se reúnen la mayor parte de los libros publicados por diversas editoriales sobre un
mismo tema; editan catálogos bibliográficos con las novedades nacionales y extran
jeras de las obras más importantes, etc.
Por supuesto que una empresa de este tipo se encuentra sobre todo en las gran
des ciudades o en las que poseen un gran ambiente cultural. Pero en cualquier caso
siempre se puede hacer una visita puntual o bien mantener contacto por correo con
la librería. Podrías solicitar directamente o por correo el catálogo bibliográfico y uti
lizarlo, entre otras cosas, como mangífica fuente para engrosar, con aquellos títulos
que consideres interesantes, tu fichero bibliográfico.
3. EL TRABAJO DE HISTORIA
76
pensable para mejorar e ir perfilando trabajos cada vez más amplios y complejos.
Afortunadamente, las carreras que componían hasta hace poco la Facultad de
Filosofía y Letras (Filosofía, Literatura, Historia, etc.) han favorecido y facilitado,
más que otras, la elaboración de trabajos durante la Licenciatura. Lo cual es una
ventaja, porque el estudiante que finaliza la carrera sin haber hecho un solo trabajo,
al tener que hacer una tesina, una monografía o cualquier otro trabajo de investiga
ción, se encuentra con mayores dificultades.
Por el contrario, hacer sistemáticamente trabajos, desde el Bachillerato y
C.O.U., y especialmente durante la licenciatura, aporta unos hábitos, técnicas y ex
periencias que no deberías minusvalorar.
Con todo, nuestro sistema educativo agobiado, entre otros, por el problema de
la masificación, no potencia lo suficiente la elaboración de trabajos por parte del es
tudiante, sino que centra la evaluación casi de un modo exclusivo en el examen. Es
to minimiza tus posibilidades de formación a la vez que unilateraliza los criterios de
valoración del profesor. Por ello, siempre que haya alguna posibilidad de hacer un
trabajo, no la desaproveches. Incluso aunque el profesor no lo haya sugerido expre
samente podrías plantearle tu intención de hacer un trabajo que estuviera en rela
ción con la temática general de la asignatura.
77
un paso adelante en tu preparación y no un salto en el vacío. Lo cual ocurriría segu
ramente en el supuesto de que pretendieras hacer un trabajo desproporcionado o
fuera del contexto de tu proceso de aprendizaje.
Una vez definido el tema y sus límites temáticos o/y cronológicos, determina la
bibliografía que vas a utilizar. Para elegir y utilizar la media docena de títulos que
compondrán la base de tu trabajo, los criterios expuestos en esta guía y el uso de sus
Apéndices te serán muy útiles. Por su parte, el profesor de Historia te puede orientar
perfectamente sobre el tema que has elegido y, especialmente, acerca de la biblio
grafía más adecuada a la que tienes que dirigirte.
Puedes, también, considerar la posibilidad de realizar el trabajo en colabora
ción con alguno de tus compañeros de manera que, sobre un esquema inicial, os re
partierais epígrafes o capítulos. Se puede pensar también en la celebración de un Se
minario, entre las personas más interesadas. O bien en la exposición del resultado
de vuestro trabajo en la clase, etc. Es decir, convendría que fueses adquiriendo un
criterio que en el futuro te será de gran utilidad: intentar rentabilizar o sacar el máxi
mo provecho del trabajo que realizas.
78
no abordan el tema de un modo tan exhaustivo (como por ejemplo, los manuales)
deberías dirigirte al capítulo y epígrafe dedicado a tu tema y extraer las opiniones o
interpretaciones que contengan. Para ello haz breves recensiones de la parte del li
bro o manual en que se ocupa del tema.
Intenta, desde el principio, confirmar y apoyar tu hipótesis a través del manejo
de la bibliografía. El sistema más operativo para este trabajo consiste en contrastar la
hipótesis inicial con otras posiciones. En su caso, deberías cambiar tu primera visión
de conjunto, si la progresiva profundización del tema te indica un camino diferente
u otra interpretación más acertada. Es decir, hay que evitar los planteamientos rígi
dos y comprender que la hipótesis inicial es una herramienta de trabajo que nos sir
ve de hilo conductor. La hipótesis no es un dogma ante el que tienen que doblegarse
los hechos o la evidencia.
En conclusión, la base de la elaboración de un trabajo de Historia de estas ca
racterísticas es apoyarte preferentemente en unos pocos libros claves, manejar y co
tejar toda la bibliografía prevista en un principio, confirmar y apoyar tu hipótesis ini
cial o, en su caso, variarla si la profundización en el tema nos indica que eso es lo
más conveniente.
Como queda dicho, la base de tu trabajo, mucho antes de pasar a redactar, con
siste en la lectura de la bibliografía seleccionada. Ya posees algunos criterios para su
manejo. Ahora bien, para abordar la tarea de estructurar y redactar un trabajo te será
prácticamente imprescindible que te acostumbres a utilizar fichas temáticas.
Una ficha temática tiene la finalidad de recoger los principales contenidos pro
cedentes de la bibliografía con la que has trabajado. Es, por tanto, una ficha muy di
ferente de la catalográfica o bibliográfica. Su tamaño es superior, pues precisa reco
ger texto, referencias, citas, conclusiones de la obra, etc. Las fichas se encuentran
estandarizadas con la finalidad de su ordenación en ficheros. Este tipo de ficha te
mática posee unas medidas por lo general no inferiores a 20 X 12,50 cm. Otra posibi
lidad es utilizar folios blancos sueltos que se pueden ordenar temáticamente en un
cuaderno de anillas.
Un amplio fichero con este material tiene que llegar a ser una herramienta bási
ca de trabajo para un estudiante. Este tipo de ficha se puede ordenar conjuntamente
con materiales o fichas procedentes de apuntes o anotaciones tomados en una con
ferencia o en clase. El trabajar con fichas, además, tiene la ventaja de que permite
acumular y archivar, sin limitación alguna, la más variada y diversa información me
diante la ordenación alfabética o/y temática.
El contenido de una ficha temática debería tener en cuenta los siguientes ele
mentos:
- Identificación:
Área temática.
Referencia bibliográfica u origen de su contenido (conferencia, clase,
etc.).
79
Signatura (útil en el supuesto de una nueva consulta del libro en la Biblio
teca).
Numeración de la ficha en el caso de que se requiera más de una ficha te
mática.
80
$a o Cellorigo, con otras expresadas por el inmortal
personaje creado por Cervantes. Así:
81
sión y planteamiento del tema y los pasos que vas a dar para confirmar una hipótesis
inicial, desarrollar el tema y llegar a unas conclusiones.
Si el trabajo lo estás realizando en colaboración con otros compañeros, en un
seminario de Historia o te lo dirige un profesor, es bastante prudente explicar y so
meter a consideración tu esquema, que, en el fondo, no es otra cosa que el esqueleto
de la redacción de tu futuro trabajo. De este modo, podrás proceder a la redacción
del trabajo con las opiniones, correcciones o sugerencias que te hayan aportado, lo
cual redundará en un mejor resultado final.
Los puntos concretos de un guión o esquema pueden ser muy diversos y depen
derán de las características y extensión del trabajo. Dispones de un ejemplo porme
norizado de un esquema en el epígrafe dedicado a la exposición de un tema en clase
(pág. 54) por el que te puedes hacer una idea, ya que puede servir tanto parala expo
sición oral de un tema como para su posterior redacción.
Cuando estructures un esquema comprueba que sus partes se ordenan de un
modo lógico. Si la ordenación es temática asegúrate de que a cada conjunto temático
le corresponde un epígrafe. Asimismo, cuida que cada epígrafe esté relacionado con
el tema general y que se corresponda y relacione con los demás apartados de modo
que contribuya, lógica y sistemáticamente, al desarrollo del tema principal. Haz un
cálculo aproximado de la extensión de todos los apartados que componen el esque
ma, de forma que contribuyan, lógica y sistemáticamente, al desarrollo del tema
principal. Causa mal efecto, y además no es lógico, un epígrafe que ocupa un cuarto
de página cuando los demás se desarrollan en tres o cuatro páginas. Por eso cuando
confecciones el guión, comprueba que posees suficiente material (datos, ideas, ci
tas, etc.) para cada epígrafe.
Si tienes una idea o un punto de vista personal sobre el tema deberías buscar
datos o referencias bibliográficas en las que apoyarte. En el supuesto de que no pu
dieras sostener esa opinión con cualquier tipo de evidencia, podrías hacerlo constar,
pero tendrías que advertir el carácter de sugerencia o vía de posible interpretación,
dado que no puedes confirmar la misma.
En cuanto a contenidos generales, un guión debería expresar claramente al me
nos los siguientes aspectos:
82
en los que te has apoyado, según el autor o autores que has utilizado para la
elaboración del trabajo.
- Bibliografía. Indica por orden alfabético la bibliografía utilizada.
Con respecto al índice o sumario, depende de las preferencias personales pues
en ocasiones debido al papel informativo y clarificador de un sumario se tiende a si
tuarlo al comienzo del trabajo, mientras que en otros casos se coloca al final del mis
mo. En realidad, el índice, en última instancia, será el esquema inicial en el que te
has apoyado'para estructurar el tema, el cual con la redacción del trabajo, se confor
ma de manera definitiva.
Después de leer y manejar la bibliografía prevista, una vez que has confecciona
do un esquema o guión previo y posees ideas y datos en los que apoyarte para desa
rrollar el tema, puedes comenzar a redactar el trabajo. En realidad, si han sido cu
biertos suficientemente los pasos anteriores la redacción y mecanografiado no de
bería llevarte mucho tiempo ni presentar problema alguno.
Durante la redacción es muy probable que te surja alguna idea o elemento a in
troducir en el trabajo que no corresponde al apartado concreto que estás escribien
do. En ese caso, anota esa idea en un papel o ficha aparte y posteriormente podrás in
cluirla en su apartado correspondiente.
Tanto un capítulo como un epígrafe o apartado, deberían, a su vez, comenzar
con una introducción explicando el encabezamiento o título y continuar con el de
sarrollo del mismo. El epígrafe se desarrolla por medio de párrafos que deben poseer
una coherencia y relación tanto con el contenido del epígrafe como con el tema ge
neral del trabajo. Hay que evitar repetir ideas de modo que parezcan que los párrafos
y frases se superponen. La clave para la mejor redacción de frases y párrafos consiste
en que cada uno debe tener relación con el precedente y a su vez continuar y contri
buir con el desarrollo o redacción del tema principal.
83
No obstante, una llamada a pie de página para cualquier aclaración puede ser
un recurso útil, siempre que no se abuse de su extensión ni de su repetición en rela
ción a un solo apartado.
A efectos operativos, durante el mecanografiado se tiende a remitir las notas al
final del capítulo, pues de este modo resulta más sencillo la confección mecanográ-
fica. Sin embargo, en los trabajos impresos, en las tesis y en las monografías el senti
do y vigencia de la colocación de las notas a pie de página suele, en general, seguir
estando vigente.
Cuando necesites apoyarte en afirmaciones o interpretaciones de otros auto
res, o bien cuando recojas textualmente breves contenidos procedentes de libros o
fuentes de cualquier tipo puedes entrecomillar o acotar frases o párrafos, haciendo
una llamada o nota a pie de página en la que debes consignar:
84
En el supuesto de que realices citas procedentes de libros o de otras fuentes, los
criterios normalmente utilizados son los siguientes:
8. El nombre del autor puede ser citado con un doble criterio. Bien comenzando por el apellido bien
por el nombre. Ambos son válidos. Aquí consignamos el apellido pues es el criterio utilizado en los Apéndi
ces para mayor claridad con la ordenación alfabética. Sin embargo, en las citas a pie de página realizadas a lo
largo de esta Guía hemos comenzado por el nombre del autor y después, el apellido.
85
Es decir, se entrecomilla el título de la colaboración y se subraya el título princi
pal de la obra.
Al citar un artículo de una publicación periódica se sigue el siguiente criterio:
Domínguez ortiz. A., «Aspectos del vivir madrileño durante el reinado de
Carlos II», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 7 (1951), pág. 232.
Se subraya, por tanto, el título de la publicación periódica y se entrecomilla el
título de la colaboración o artículo.
Si el artículo citado es un editorial que aparece sin firma, el criterio suele ser co
menzar la nota o cita con el título del artículo o editorial de la revista o periódico y
subrayar el título de la publicación. Así:
«Las Malvinas, entre la razón y la fuerza», El País, 4 de Abril, 1982. pág. 10.
En el caso de que la cita proceda de una publicación conservada en una heme
roteca habrá que indicar el tono de que se trate. En el supuesto de realizar una cita a
partir de una consulta a una enciclopedia, en el casó de que el contenido de la voz
utilizada esté firmado, seguirás el mismo criterio utilizando para citar artículos de
publicaciones periódicas, añadiendo tomo y edición:
SUÁREZ Fernández, L., «Reyes Católicos», Gran Enciclopedia Rialp, Ma
drid, Rialp S.A., Vol. XX, pp. 250-256.
b) Cuida el estilo
86
así como la puntuación, que es fundamental a efectos de expresar estructuradamen-
te y con claridad tus ideas.
A su vez, cuida el mecanografiado. Hazlo a doble espacio y con márgenes a am
bos lados de las páginas. Procura que el conjunto del trabajo ofrezca una sensación
de claridad. Numera las páginas. Relee también el trabajo mecanografiado y realiza
una última corrección de puntuación, errores, etc.
Elabora una primera página con el título del trabajo, fecha y nombre. Seguida
mente, en páginas aparte, indica el sumario o índice con los capítulos o epígrafes. A
continuación, el texto de tu trabajo, y las notas o citas que hayas realizado en el tex
to. Por último, consigna la bibliografía o fuentes que hayas utilizado para su elabora
ción. Conserva siempre una fotocopia del trabajo.
Introducción. Centrar desde Si hubiera que señalar un tema clave para el estudio
el principio el interés del del s. XIX español, la Desamortización de Mendizá-
lector bal ocuparía un lugar de extraordinaria importancia.
Justificación del tema elegi Es más, en la medida en que la Desamortización se
do. configura en la década de los años treinta de la pasa
da centuria, como piedra angular del nuevo Estado
liberal, de su estudio e interpretación dependerá la
comprensión general del proceso histórico decimo
nónico.
1. Existen varias bibliografías sobre el tema de la Desamortización. La más actualizada, G. Rueda, «Bi
bliografía sobre el proceso desamortizador en España.», en Agricultura y Sociedad, Madrid, 1980. Ver tam
bién Ángel García Sanz y Ramón Gabarrou, eds.. Historia agraria de la España Contemporánea. 1. Cambio
social y nuevas formas de propiedad. 1800-1850. Barcelona, Crítica, 1985.
87
tual polémica existente acerca de la interpretación de
la Desamortización de 1836-37.
Breve exposición del tema De acuerdo con los testimonios de los contemporá
según la Historiografía. neos y la crítica de la historiografía, la Desamortiza
ción de Mendizábal posee la rara virtud de no haber
1* Comente de opinión. satisfecho a nadie. O mejor dicho, sólo benefició a la
«turba aventurera» que participó en el «inmenso la
trocinio» de los bienes de la Iglesia, según los expre
sivos calificativos de Menéndez Pelayo.
2" Comente de oposición. Desde otra perspectiva, la Desamortización sólo be
nefició a la burguesía especuladora que, lejos de in-
cardinarse en una reforma agraria, empeoró las con
diciones de vida y producción en el campo español,
desvió capitales urbanos hacia el campo y retrasó el
proceso de industrialización de España.
La crítica integrista de la Desamortización ha langui
decido con el paso de los años. Sin embargo, las posi-
88
ciones reformistas manifestadas por coetáneos, co
mo Florez Estrada, han tenido vigencia y continui
dad hasta nuestros días, e historiadores como Simón
2. Citas donde se contienen Segura y Tomas y Valiente2 subscriben las propues
estas posiciones. tas del citado político liberal al considerar su proyec
to mucho más acertado que el de Mendizábal. Florez
Estrada criticó la subasta de los bienes nacionaliza
dos por cuanto no iba a beneficiar a una amplia clase
media de campesinos sino a burgueses especulado
res y nobles que tendrían oportunidad de constituir
amplios patrimonios. Su propuesta alternativa pre
tendía que el Estado mantuviera la propiedad de la
tierra, la dividiera en pequeños y medianos lotes y la
entregara en censo enfitéutico a los agricultores. De
esa manera, argumentaba Florez Estrada, se genera
ría una amplia clase media adicta al nuevo Estado li
beral y se incrementaría la producción. En definitiva,
era la oportunidad para realizar una auténtica refor
ma agraria.
Este programa, que a primera vista puede parecer
más atractivo que el llevado a cabo por Mendizábal,
3a Corriente de opinión. ha recibido serios reparos. Así Richard Herr ha con
siderado los siguientes aspectos:
- Con el reparto de tierras en pequeños o medianos
lotes, en régimen de cesión enfitéutica y con la
consiguiente imposibilidad de enajenar o acumu
lar las fincas afectadas, no se habría resuelto el
gravísimo problema de la Hacienda Pública. Ade
más, se habría caido en la contradicción de consti
tuir un nuevo tipo de amortización en lugar de li
berar la tierra como mercancía.
- La base del problema en la producción agraria con
sistía en el estancamiento del régimen de cultivos
en tanto no se procediera a una intensificación de
los mismos, a una especialización y a una mejora
de las técnicas agrícolas. Proceder al reparto de tie
rras, por sí mismo, no habría ayudado a romper al
«ciclo infernal» del sistema agrario y demográfico
del Antiguo Régimen. Así lo demuestra el hecho
de que, en el Norte de España, donde existía un es-
2. F.Tomás y Valiente, Elmarco político déla desamortización enEspaña, Barcelona, Ariel, 1971, pp.87-
96; F. Simón Segura, La desamortización española del s. XIX, Madrid, 1973. pp. 278-279.
89
tancamiento agrario similar, predominaban los lo
tes pequeños y medianos de tierra. R. Herr con
cluye que «un reparto de tierras, bien hecho, pro
bablemente hubiera retardado la evolución de la
agricultura hacia los cultivos comerciales y, por
consiguiente, hubiera mejorado poco o nada la
economía del campo, y no hubiera creado un mer
cado entre los campesinos suficiente como para
estimular una verdadera revolución industrial en
España en el s. XIX.»3
Nuevo párrafo sobre un nue En relación a los resultados de la Desamortización
vo aspecto. de Mendizábal una amplia nómina de historiadores
ven en la misma el origen de los graves problemas
económicos y sociales que determinaron la precarie
dad del modelo económico español y la causa de las
tensiones sociales, que acabaron por estallar en la
guerra civil de 1936. Entre ellosse encuentran Simón
Segura, Tomás y Valiente, J. Fontana y J. Nadal, en
tre otros. Según este punto de vista, la Desamortiza
ción, tuvo las siguientes consecuencias:
Síntesis de opiniones sobre 1.- El volumen de tierras puestas a la venta fue entre
los autores citados. 1/3 y 1/4 del total nacional. Además eran tierras
de gran calidad. La burguesía adquirió gran parte
de las mismas y se alteró definitivamente la es
tructura de la propiedad del Antiguo Régimen.
2.- Existe una estrecha relación entre Desamortiza
ción y latifundismo.
3.- La nobleza salió extraordinariamente favorecida
al reconocerse la propiedad de las tierras sobre
las que sólo poseía derechos jurisdiccionales. En
lugar de traspasar la tierra de la nobleza y de la
iglesia a los campesinos, éstos padecieron una
auténtica expropiación por parte de la nobleza en
las tierras de señorío. «Aquí se ha hecho la Revo
lución Francesa al revés», en ppinión de J. Fon
tana.4
4.- J. Nadal considera que la Desamortización de
Mendizábal se encuentra en la base del «fracaso
de la industrialización española» por sustraer ca-
3. R. Herr, «El significado de la desamortización en España.» en Moneda y Crédito, Madrid, 1974. p. 93.
4. J. Fontana, Cambio económico y actitudes políticas en la España del s. XIX. Barcelona, Ariel, 1973 p.
162.
90
pitales urbanos que en vez de invertirse en la
compra de tierras debieron haberse invertido en
la industria. Se produjo, por tanto, un fenómeno
inverso al modelo inglés en el que el desarrollo
agrario se imbricó y potenció la inversión indus-
trializadora.
5.- La finalidad hacendística de la operación desa-
mortizadora fue un fracaso ya que los títulos de
la deuda devaluados sirvieron para pagar tierras
de mucha mayor cotización a precios de merca
do.
91
de dos siglos, pero éstos siguieron perteneciendo a
grupos sociales muy homogéneos, principalmente
Grandes y otros nobles. La incorporación de burgue
ses a la propiedad de latifundios es un largo proceso
iniciado en el s. XVIII, que conoce un impulso nota
ble a final del s. XIX y especialmente durante el pe
riodo franquista.7
Por otra parte, M. Artola señala que la apropiación de
señoríos allí donde la nobleza no detentaba más que
la jurisdicción, fue un fenómeno mucho más excep
cional que general. Y ello porque no existía confu
sión entre jurisdicción y propiedad en las respuestas
del catastro del Marqués de la Ensenada, especial
Ejemplo que ilustra una mente en los latifundios andaluces.8 Como ejemplo,
afirmación anterior. entre otros muchos, está el caso del Marqués de
Águila Fuerte, Señor de diez lugares y mayor hacen
dado (o mayor propietario) sólo en uno, mientras que
en ocho de ellos se declaraban como tales otros tan
tos vecinos. El origen del problema residía en que no
había un registro de la propiedad. Esta se reconocía
de hecho o consuetudinariamente por medio del pa
go de rentas sobre la propiedad, que estaban perfec
tamente diferenciados de los derechos jurisdicciona
les. Los casos de conflicto en el s. XIX entre munici
pios o particulares y nobles giraban en torno a tierras
en las que se había efectuado una cesión perpetua
con pago en especie. En el caso de Andalucía, los
contratos de cesión de la tierra se establecían a corto
plazo y muchas veces con pago en dinero. Por tanto,
la confusión entre jurisdicción y propiedad era prác
9. Nota que remite a la ar ticamente imposible.9
gumentación efectuada. Asi mismo, determinados juicios de valor sobre
mentalidades y actitudes están, cuando menos, pen
dientes de verificación. Tal es el caso de la acusación
de absentismo del gran propietario, de su escaso in
terés en la reinversión del capital para la mejora de la
producción o por el sistema de cesiones de la tierra a
renta. Ante esta figura se prodiga la descalificación •
uniendo el título de absentista al de parásito. Sin ne
gar que se dieran ambas cualidades en numerosos te-
7. Ibidem. p. 143.
8. Ibidem. p. 29.
9. Ibidem. p. 27.
92
rratenientes, lo que nos interesa es saber y explicar el
por qué del absentismo y del escaso o nulo interés en
la reinversión de las rentas en la tierra. Miguel Artola
ha puesto de manifiesto que, lejos de un problema de
mentalidad, se trata de un planteamiento de organi
zación y de estancamiento económico. El terrate
niente tenía su propiedad muy dispersa, a veces en
varias provincias y, por tanto, no podía físicamente
explotarla directamente. En ese caso la única forma
de obtener rentas sobre la tierra era mediante el
arrendamiento. El terrateniente no invertía en facto
res de producción (mejora de las técnicas, animales,
aperos, etc.) dado que no podía controlar directa
mente la suerte de estos costosos y fácilmente degra-
dables elementos. Confiar en administradores o ce
derlos a terceros «habría aumentado las partidas de
amortización hasta un punto en que hubieran apare
10 y 11: Citas textuales que cido saldos negativos.»10 El problema no era, por tan
complementan un argumen to, de mentalidad ni de ausencia de capitales. Muy al
to. contrario, el terrateniente poseía capital y:
«mantuvo en el Antiguo Régimen un disparatado ni
vel de consumo, especialmente suntuario y sólo cuan
do se desarrolló el proceso de industrialización, susti
tuyó su anterior comportamiento para invertir en va
lores mobiliarios con responsabilidad, es decir, riesgo
limitado.»11
Por su parte, el arrendatario sometido a un contrato a
corto plazo, tenía escaso interés en invertir su capital
en mejorar tierras ajenas. Además, una ostensible
mejora de la producción habría de repercutir en una
subida de la renta solicitada por el señor al venci
miento del contrato. En el caso de los contratos a lar
go plazo, el campesino se encontraba en una situa
ción incluso más precaria. El pago de la renta en es
pecie y el pago de los diezmos (es decir, la entrega de
una parte considerable de la cosecha) le desanima
ban a incrementar la producción e invertir sus esca
sos ahorros para beneficio ajeno. En este contexto la
pregunta que cabe plantearse es si la Desamortiza
ción de Mendizábal fue un factor positivo que contri-
93
buyo a la ruptura del estancamiento. El campo pade
cía un auténtico «ciclo infernal» que se agudizaba al
producirse un desfase entre crecimiento demográfi
co y producción. La respuesta ha de considerar el he
cho de que la agricultura conoció un aumento de la
producción entre 1820 y 1860 en que España pasó de
12. Cita que remite a la importar granos a autoabastecer a una población cre
fuente de una afirmación. ciente e incluso a la exportación de trigo.12
¿Retrasó la Desamortización de Mendizábal la in
Nuevo párrafo para un nue dustrialización? Parece difícil realizar una industria
vo aspecto. lización sin proceder previamente a la resolución de
los problemas estratégicos derivados de la propiedad
de la tierra y de la producción agrícola. Además, el
anterior problema se plantea más en el terreno de los
deseos que en el de las realidades. ¿Qué alternativas
de inversión había abiertas en la década de 1830? La
Deuda Publica desacreditada y el Estado arruinado,
la demanda, la industria y las comunicaciones bajo el
signo de la precariedad. En definitiva, ausencia de un
mercado articulado más allá del regional, propio del
Antiguo Régimen. Plantear la responsabilidad de la
Desamortización como retardataria de la revolución
industrial es un camino erróneo, un dilema anacró
nico. Valdría o tendría sentido en el supuesto de que
los detentadores de capital en aquellas fechas hubie
ran escogido entre dos opciones que se encontraran,
en 1838,al alcance de la mano. Una, segura y conser
vadora (la tierra). Otra más arriesgada y progresista
como la inversión en la industria. Miguel Artola in
siste en el carácter previo y prioritario del problema
de la tierra y del Estado Liberal:
«La revolución liberal burguesa, tanto en Inglaterra
como en el continente, precede cronológicamente a la
revolución industrial y no puede por consiguiente ad
mitirse ningún tipo de influencia de ésta en el desen
cadenamiento de aquélla. La revolución se produce
sin excepción conocida en el seno de sociedades que
mantienern una economía agraria tradicional y tiene
como meta cambiar estas relaciones sociales, sin que
pueda imaginarse que lo que trataba de hacer era im
plantar un sistema económico que por entonces ni si
quiera apuntaba en el horizonte.»13
94
Por último, la teoría del fracaso hacendístico de la
operación desamortizadora no essostenida hoy prác
ticamente por ningún historiador. Los estudios de
las cotizaciones de tierra por regiones arrojan cifras
muy por encima de la tasación inicial. Lo cual de
muestra que, en términos generales,el procedimien
to de la venta en pública subasta, a pesar de la enor
me masa de tierras ofrecidas, fue el más adecuado pa
ra evitar fraudes y presiones.14 Por lo demás el Estado
resolvióel problema de la Deuda Pública y recuperó
el crédito para futuros empréstitos. Fontana dice al
respecto: «Aunque no se cumplieran las esperanzas
de grandes ventas inmediatas, la Desamortización
permitió salvar el apuro, plantear nuevas operacio
nes de crédito y asegurar al gobierno en los años si
guientes.»15
5. EL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
95
eos de Historia, de redactar un tema en un examen, elaborar y redactar un trabajo,
etc.) en última instancia deberían proporcionarte las técnicas y conocimientos ade
cuados para poder abordar un trabajo de investigación.En este sentido, tu ejercicio
en una serie de prácticas impartidas en tu especialidad (paleografía, diplomática,
epigrafía, etc.) y la realizaciónde trabajoscada vezmásampliosy complejos, habrán
sido un entrenamiento y práctica fundamental para tu formación.
En realidad, una investigación se basa en los mismos principios generales que
los empleados para la realización de un trabajo. Sin embargo, hay que tener en cuen
ta una serie de elementos diferenciadores, que aunque sea de un modo somero, pa
samos a exponer.
a) Las fuentes
b) La bibliografía
96
un mínimo de rigor sin la utilización de bibliografía extranjera. Libros que en mu
chas ocasiones y por'diversos motivos, no se encuentran traducidos. Sorprendente
mente, durante la licenciatura, se da la espalda por completo a este aspecto funda
mental y en tanto no cambieel actual estadode cosas,a tí te corresponderesolveres
te aspecto de tu formación personal tratando, por cualquier vía, de compensar esta
deficiencia de los estudios universitarios.
c) Las monografías
Un tercer elemento diferenciador es el conocimiento y acceso a trabajos mono
gráficos,comunicaciones, tesinas y tesis, que aunque no se hayan publicado, tienen
relación, en su desarrollo o conclusiones, con el tema objeto de investigación. Desa
fortunadamente, este aspecto en nuestro país no se encuentra debidamente tratado,
por cuanto no existe un índice histórico puesto al día. Por otro lado, todavía no con
tamos en España con la ayuda de la informática que por medio de la computariza-
ción, suministra información sobre los trabajos mecanografiados no editados y con
servados en los departamentos universitarios.
Estas deficiencias, en parte, se suplen por las Comunicaciones congresuales
que puntualmente se celebran en España (por ejemplo, el Congreso de Historia de
Andalucía,el Congreso de Metodología de la Historia Social, SimposioInternacio
nal sobre la Inquisición Española, etc.), por las conexiones interuniversitarias y es
pecialmente por las revistas y publicaciones especializadas, que contienen informa
ción y síntesis de tesinas, monografías y tesis.
En conclusión, las fuentes de un trabajo de investigación tienen un carácter es
pecializado, exhaustivo y selectivo. Entre ellas señalamos, especialmente, las fuen
tes primarias, una amplia bibliografíay publicaciones, editadas o no, como artículos,
monografías, comunicaciones, tesinas, tesis, etc.
97
cursos. En principio, tratándose de una investigación dentro de la carrera de Histo
ria, el problema se reduce en gran medidayaque el director del trabajo te orientará
sobreun tema que normalmente no está siendo investigado y sobreel que, portan
to, no es fácil que se produzcaduplicidad alguna. En este caso,la orientación se ex
tiendetambién a las fuentes a las que debes acudir, tantoprimarias comobibliográ
ficas. Sinduda esesteelcamino más sencillo y elqueinicialmente siguen gran parte
de los investigadores.
Ahorabien, en el caso de que quisieras iniciar un trabajo de investigación portu
propia cuenta, deberías saber que para evitar los problemas citados de duplicidades,
fuentes, etc., te convendría:
- Manejar trabajos especializados en el área temática que te interesa investi
gar, tales como Comunicaciones o actas de Congresos de Historia, revistas
especializadas, monografías, etc.
- Aprovechar sugerencias sobre investigaciones concretas o lagunas en la in
vestigación que, en muchasocasiones, los historiadores señalan a lo largo de
sus trabajos.
- Establecer contacto o comunicación directa con especialistas a quienes pue
des plantear la idea de tu investigación sobre un tema concreto. Normalmen
te, te orientarán sobrelas fuentes, o sobrelaspersonas que trabajan sobreese
mismo tema, o bien sobre los problemas que presenta el tema que haselegi
do, posibles duplicidades, etc.
- Por último, en cualquiercaso, conviene consultaren el archivo yaque suelen
conocer los trabajos de investigación en curso sobre sus propias fuentes. En
ocasiones los archivos poseen relación catalogada de trabajos realizados a
partir de dichas fuentes. Como ves la consulta previa al archivero puede evi
tar más de un problema en este sentido.
Una vez que hayas determinado el tema de tu investigación, cualquiera que
haya sido la vía para su delimitación, hay una serie de factores a tener muy presen
tes. Es fundamental saber con precisión las fuentes que vana serutilizadas para con
firmar o desarrollar una hipótesis inicial. Dedica el tiempo que necesites para locali
zar y establecer la masa de información que va a ser la base de tu trabajo. En ocasio
nes ocurre que aunque se disponga de una amplia bibliografía y de una hipótesis
atractiva, sin embargo resulta materialmente imposible avanzaren la dirección pre
vista dada la penuriay dificultades que presentanlas fuentes. En ese casono hay que
tener reparo alguno en desechar una idea inicial que, en el caso de insistir en ella,
puede concluir en una pérdida de tiempo y esfuerzo. En otras palabras, las fuentes
son el elemento fundamental de todo trabajo de investigación histórica.
Recuerda lo dicho sobre la hipótesis inicial para la realización de un trabajo.
Con ella tendrán sentido las «preguntas» que realices a labibliografía y alas fuentes.
De otro modo corres el riesgo de acumular una amplia información que no se verte
bra en torno a planteamitnoalguno y a laque es prácticamente imposible darforma.
De modo que inicia tu trabajo con objetivos delimitados, aunquesean agrandes ras
gos. Así te resultará relativamente sencillo elaborar un esquemainicial y reunirma
terial para su redacción definitiva.
98
Piensa en la repercusión posterior de tu trabajo, es decir, en su publicación.
Hay temas que por su especialización o por diversas causas noson fáciles depubli
car. En ese caso se pueden aprovechar capítulos, síntesis o estractos en forma de
artículos, monografías, etc., susceptibles de encontrar unavía para su publicación.
e) El sumario y la memoria
Una vez que hayas manejadoal menos parte de las fuentes primarias y de la bi
bliografía y que tengas una idea aproximada del desarrollo y conclusiones a que te
pueden llevar el trabajo de investigación, deberías proceder a la elaboración de un
sumario. El sumario no es otra cosa que un índice pormenorizado y algo más exten
so que un guióno esquema. No te debería preocupar que el primer sumario o índice
no fuera el definitivo. Lo importante es que su elaboración te ofrecerá una visión de
conjunto y podrás sistematizar tu trabajo mediante su compartimentación en capí
tulos y epígrafes.
Junto al sumario te puede resultar muy útil la elaboración de una memoria. En
pocas páginas (entre cinco y ocho, aproximadamente) una memoria tiene la finali
dadde explicar el objetivo general deltrabajo, su interésen elcontexto historiográfi-
co más reciente, la metodología y fuentes a emplear, etc. Es a la vez el medio más
adecuado para informar sobre el contenido sintetizado de cada una de las partes que
componen tu trabajo. Además, una memoriate obliga a una recapitulación y refle
xión sobre el trabajo que estás haciendo a la vez que te permite comprobar la entidad
de los capítulos que lo componen. Asimismo, comprobarás si los capítulos se engar
zan y dirigen de una manera lógica y sistemática a la conclusión o hipótesis que ha
bías previsto. Además, la memoria sirve como instrumento de explicacióndel traba
jo que estás realizando,cuando quieras hacer una consulta a un especialista,o inclu
so si pretendes publicar tu trabajo, para ponerte en contacto con un editor. En estos
casos es muy útil unir el sumario a la memoria ya que ambos ofrecerán una visión
bastante completa de tu trabajo.
Puede darse el caso de que esta reflexión que inicias por medio de la redacción
de una memoria, dé como resultado un cúmulo de deficiencias y dificultades. Pue
des constatar, por ejemplo, que el trabajo, bien por e1 tema elegido o por la carencia o
deficiencia de las fuentes, no va a aportar nuevos elementos de interés; que quizás*
los capítulos no poseen suficiente consistencia como para llegar a las conclusiones
previstas inicialmente, etc. En ese caso, no hay que dudar en cambiar de tema o de
orientación total del trabajo. En el peor de los casos habrás sacado varios elementos
positivos: un conocimiento profundo del tema y del estado de la cuestión, las difi
cultades concretas para avanzar en esa dirección, etc. Incluso puedes pensar que,
aunque abandonaras la investigación en los términos inicialmente planteados, tu
trabajo puede haber aportado material suficiente para la redacción de un artículo.
En el supuesto de que el tema elegido, las fuentes y la metodología hayan sido
acertadamente orientadas no te resultará difícil la elaboración del sumario y de la
memoria. Deberías, entonces, establecer un calendario aproximado para la realiza
ción del trabajo conforme la experiencia te vaya indicando el ritmo de progreso en la
recogida y análisis de las fuentes y en la redacción de los distintos capítulos.
99
APÉNDICE N.° 1
Este Apéndice puede ser utilizado como instrumento subsidiario de un fichero catalográ-
fico. Puede ayudarte en la inicial localización de bibliografía, fuentes de información para la
realización de un trabajo de Historia o para iniciar una investigación.
En el supuesto de que comiences un trabajo sin una orientación concreta sobre las fuen
tes básicas o no dispongas de un fichero catalográfico, el presente apéndice te ayudará a resol
ver los primeros pasos a dar.
Las obras que a continuación señalamos son de dos clases: grandes colecciones bibliográ
ficas, diccionarios, enciclopedias, etc. y bibliografía seleccionada por temas. El criterio domi
nante en esta selección se ha orientado hacia los repertorios bibliográficos que ofrecen a su vez,
una relación exhaustiva de títulos. Cuando esto no ha sido posible por no hallarse editada una
bibliografía sobre un tema concreto, entonces citamos un manual en el que se contiene amplia
bibliografía. En este caso hemos utilizado un criterio selectivo, ya que una enumeración ex
haustiva y farragosa de títulos no supondría una ayuda efectiva a la hora de reseñar los libros
básicos de tu trabajo. Entre los títulos citados resaltamos con un asterisco aquellos que consi
deramos de interés prioritario tanto por su importancia como por su manejabilidad y asequibi-
lidad. La pormenorización del índice de este Apéndice, te permitirá buscar con facilidad la re
ferencia básica que necesites en tu trabajo.
En este primer apartado se incluyen instrumentos auxiliares de trabajo. Nunca debes uti
lizar los Diccionarios, Enciclopedias, Atlas, etc., como materiales exclusivos, pues la informa
ción que se obtiene de ellos puede ser muy desigual, a veces muy específica, otras muy general
y en la mayor parte de los casos no demasiado especializada. Sin embargo, pueden ser un buen
punto de partida en tu trabajo, para la aclaración de alguna duda.
a) Diccionarios generales
Los diccionarios de lengua española son el primer instrumento de trabajo: Diccionario
de la lengua española, de la Real Academia de la Lengua; Diccionario ideológico de ju
lio casares; Diccionario de uso del español de María moliner. Otros diccionarios ilus
trados o/y abreviados resultan más manejables y asequibles como el Aristos de Ed. So-
pena y el VOX de Bibliografía.
101
Con un criterio no exclusivamente lingüístico:
Diccionario enciclopédico Salvat Universal, Barcelona, Salvat editores, 1969.
Diccionario enciclopédico abreviado, Madrid, Espasa Calpe, 1957, 7 vols. 2 apéndices.
b) Diccionarios históricos
d) Enciclopedias generales
Con el mismo criterio de alfabetización de las voces que los diccionarios, las enciclope
dias o diccionarios enciclopédicos dan una información más pormenorizada y más amplia. En
102
España contamos con grandes colecciones enciclopédicas que dan una buena información his
tórica. Citamos, a continuación, las más destacables:
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo americana, Madrid, Espasa Calpe, 97 vols. y
varios suplementos.
Conocida popularmente como «El Espasa» es, sin duda, lagran enciclopedia delacultura
española e hispanoamericana.
Enciclopedia de la cultura española, Madrid, Editora Nacional, 5 vols.
Nueva Larousse, Barcelona, Plaza y Janes, 1980, 39 vols.
e) Enciclopedias regionales
De gran proliferación en los últimos tiempos, han venido acubrir vacíos importantes que
las obras de carácter general habían descuidado.
En su mayor parte son, porsu juventud, obras inacabadas:
Salvat Cátala. Diccionah Enciclopedic, Barcelona, Salvat, 1974, 8 vols.
Gran Enciclopedia Catalana, Barcelona, Enciclopedia Catalana, 1969-80, 13 vols.
Gran Enciclopedia Vasca, Zalla-Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1976-78, varios
volúmenes publicados.
Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, Diccionario Enciclopédico, Cuerpo A,
San Sebastián, Auñamendi, 1977-78, varios vols. publicados.
Gran Enciclopedia Asturiana, Gijón, Asturiana de ediciones, 1970, 14 vols.
Gran Enciclopedia Gallega, Santiago de Compostela, 1974, 6 vols. publicados.
Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, Valencia, Gran Enciclopedia, 1973, 12
vols.
Gran Enciclopedia de Andalucía, Sevilla, Promociones Culturales Andaluzas, 1979,9
vols.
Gran Enciclopedia Aragonesa, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro, 1980-81, 7vols.
publicados.
Gran Enciclopedia de Madrid, Castilla-La Mancha, dir. por José Luís Morales yMarín,
Madrid, 1983, proyectados 12 tomos.
g) Atlas Geográficos
Bien documentado cartográficamente, asequible y de cómodo manejo es el:
* Atlas Mundial Emesa, edición española de José Manuel Casas Torres, 2.a ed., Ma
drid, Magisterio Español, 1980.
103
Más completo, por utilizar mayor escala en los mapas, pero por eso mismo menos mane
jable a causa de su tamaño:
Gran Atlas Aguilar, Madrid, Aguilar, 1969-70, 3 vols.
h) Atlas Históricos
* ROIG obiol, J., Atlas de Historia Universalyde España, 2.;l ed., Barcelona, Vicens Vi
ves, 2 vols.
* kinder, H., Atlas Histórico Mundial, Madrid, Istmo, 1974, 2 vols.
darby, H. C, fullard, H., Atlas, Barcelona, Sopeña, Tomo XIV de la Historia del
Mundo Moderno.
Atlas Histórico Integral Spes, Barcelona, Bibliograph, 1977.
Entre los Atlas no españoles el más recomendable es:
westermann, Westermann grosser Atlas zur Weltgeschichte, Heransgegeben Hans
Ench Stier (y otros), Braunschweig, Westermann, 1976.
No es necesario saber alemán para su utilización. Su virtud es que sabe combinar con
acierto la representación del accidente geográfico con el acontecimiento histórico cuando la
relación es notable y, por tanto, digna de tenerse en cuenta.
2. COLECCIONES BIOGRÁFICAS
vicens vives, J., Milfiguras de la Historia. Hombres ilustres. Vidas famosas, Barcelona
Instituto Gallach, 1944, 2 vols.
grimal, P. (y otros), Dictionaire des biographies, París, PUF, 1958.
michaud, L.G., Biographie Universelle andenne et moderne, París, Desplaces, 1870-73
45 vols.
Este último es una de las grandes obras de la historiografía francesa; por la fecha de su edi
ción queda bastante anticuado, pero sigue siendo de gran utilidad.
104
Diccionario biográfico español contemporáneo, Madrid, Círculo Español deamigos de
la Historia, 1970, 3 vols.
Enciclopedia biográfica española, Barcelona, Massó, 1955.
rada delgado, J. D., Mujeres célebres de EspañayPortugal, Barcelona, 1868-76,2 vols.
ossorio y gallardo. A., Diccionario político español (deCarlos IVa 1936), Buenos Ai
res, 1945.
Entre las colecciones biográficas para España e Hispanoamérica:
Quién es quién en España, Madrid, Elias González Vera, 1981.
No contiene información sobreespañoles contemporáneos. Incluye seismilbiografías y
una lista de cuatrocientas organizaciones y asociaciones españolas.
Who's Who in Latín American: a biographical dictionary of notable living men and wo-
men ofLatín America, Stanford (Cal.), Chicago, University Press, Marquis, 1945-51,7
vols.
Contiene ocho mil biografías clasificadas pornacionalidades, hasido continuada yenri
quecida su publicación en español.
Quién es quien en Venezuela, Panamá, Ecuador, Colombia, Bogotá, Peny, 1952.
Los diccionarios biográficos de carácter regional publicados en España:
castan palomar, F., Aragoneses contemporáneos (1900-34). Diccionario biográfico,
Zaragoza, 1934.
arocena arregui, F., Diccionario biográfico Vasco, San Sebastián, 1963.
Diccionario biográfico, Barcelona, Alentí, 1966, 4 vols.
3. PRENSA Y REVISTAS
En primer lugar, será interesante saber cómo ha evolucionado la Prensa en nuestro paísy
cual es su relación con el contexto histórico general:
Gómez Aparicio, P., Historia del periodismo español, Madrid, Editora Nacional, 1971-
1981, 4 vols.
saiz, M. y seoane, M.C., Historia del periodismo en España, Madrid, Alianza, 1983.
Unaaproximación bibliográfica de lo que se ha escrito sobre el tema se puede obtener en:
várela hervías, E., «Materiales para una bibliografía de la Historia de la prensa hispá
nica», en Hemeroteca Municipal de Madrid XXV aniversario, Madrid, 1945.
105
b) Repertorios generales
No existe ninguna bibliografía general de repertorios escrita en español. Citaremos los
catálogos de repertorios más importantes para que los utilices como punto de referencia:
duprat, G.;lituova, K. S.; bossuat, M. C, Bibliographie des repertoires nationaux de
periodiques en cours, Londres y París, FIAS y UNESCO, 1969.
Se trata de una bibliografía de repertorios nacionales para publicaciones relativamente
actuales.
Algo más completas son las siguientes compilaciones:
freitag, R. S., Union list ofseriáis. Abibliography, Washington, Library ofCongress
1964.
Donde se reseña la existencia de mil doscientos dieciocho catálogos colectivos de los
años 1859 a 1964, clasificados por países o áreas geográficas.
En esa misma línea más actualizada están las:
Union lists, o catálogos generales que poseen grandes grupos de bibliotecas.
c) Catálogos para España e Hispanoamérica
Nuestras hemerotecas cuentan con fondos muy ricos, aunque lacantidad de catálogos es
limitada. Algo semejante a lo que ocurre con nuestrosarchivos, generalmente ricos en fondos
pero escasamente catalogados. No obstante, en los últimos tiempos se han producido impor
tantes avances en este terreno. Un buen ejemplo de ello como obra de referencia:
Instituto Hispánico, Madrid, catálogo colectivo depublicaciones periódicas enbibliotecas
españolas, Madrid, 1971.
Publicados hasta el momento seis volúmenes, incluye varias bibliotecas españolas.
Otras obras sólo tienen en cuenta la prensa madrileña. Podrán serte útiles si consideras
que laaproximación entre esta y la prensa nacional es bastantegrande. En todo caso,estos re
pertoriosse han de manejarcon cautelay recurriral citadoanteriormente si precisas informar
te sobre prensa regional o local.
hartzembusch Eiriarte, E., Apuntes para uncatálogo de periódicos madrileños desde
el año 1661 a 1870, Madrid, Rivadeneyra, 1894.
Hemeroteca Municipal de Madrid, Catálogo de las publicaciones periódicas madrile
ñas existentes en la Hemeroteca Municipal de Madrid (1661-1930), Madrid, 1933.
De carácter más general:
Anuario de la prensa española, Madrid, Dirección General de Prensa, 1943.
Fernández pousa, R., índice depublicaciones periódicas españolas, Madrid, Hemero
teca Nacional, 1949.
mira izquierdo, L., Prensa bilingüe y extranjera en España, en Gaceta de la Prensa,
Madrid, 1968(200), pp. 4-81.
Zamora lucas, F. y castro jorge, M., Publicaciones periódicas existentes en la Biblio
teca Nacional de Madrid, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1952.
Entre los catálogos generales de revistas:
Catálogo de revistas españolas, Madrid, Cultura Hispánica, 1948.
Revistas españolas encurso depublicación, Madrid, Instituto Bibliográfico Hispánico
1976.
Los repertorios generales de publicaciones periódicas para el ámbito hispanoamericano
más importantes son:
UNION panamericana, Repertorio de publicaciones periódicas actuales latinoamerica
nas, París, Unesco, 1957.
106
Universidad Nacional de la Plata (Biblioteca), Catálogo de periódicos sudamericanos
existentes en la Biblioteca pública de la Universidad (1791-1861), La Plata, 1934.
Para Hispanoamérica:
índex to Latín American Periodical Literature 1929-60, Boston, Hall, 1962, 8 vols.
índice General de publicaciones generales latinoamericanas: Humanidades y Ciencias
Sociales, Nueva York, Searrecrow Press, 1962-71, 10 vols.
Hispanic American periodical índex (HAPl), 1975, Los Angeles, University of Califor
nia, Latin American Center, 1978.
leavit, S. E., Revistas Hispanoamericanas, índices bibliográficos (1843-1935), Santiago
de Chile, 1960.
107
Revistas de divulgación.
Historia 16, Información y Revistas S. A., Madrid, 1976.
Revista de Arqueología, Revista de Arqueología S. A., Madrid, 1980.
Historia y Vida, Barcelona, Gaceta Ilustrada S. A., 1957.
L'avenc, L'avenc S. A., Barcelona, 1978.
En el área Iberoamericana destacan:
Revista de Historia de América, Instituto Panamericano de Geografíae Historia, Méxi
co, 1942.
Historia Mexicana, Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, México
1976.
Boletín de la Academia de la Historia, Colombia.
Studium, Colombia.
Revista Histórica, Perú.
Revista Chilena de Historiay Geografía, Santiago de Chile, 1928.
Estudiosde Historia Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Insti
tuto de Investigaciones Históricas, México, 1966.
Boletín de la Academia Histórica, Argentina.
Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional, Lima, 1944.
Revistas en otros idiomas sobre temas de España e Hispanoamérica:
Hispanic American Historical Review, Estados Unidos.
The Americas, the Franciscan Academy, Estados Unidos.
Latin American Research Review, Estados Unidos.
Bulletin Hispanique, Francia.
Revue Hispanique, Francia.
Iberoamerikanisches Archiv, Alemania.
108
trabajo de Historia en el que haya habido una intervención legislativa, parlamentaria ojudicial,
estos repertorios aportan la información necesaria para su localización.
Como continuación:
Repertorio cronológico de legislación, Madrid, 1972 (publicación mensual, anejo a la
Gaceta económica y legislativa Alcubilla).
109
5. HISTORIOGRAFÍA Y METODOLOGÍA DE LA HISTORIA
a) Historia de la Historiografía
De carácter general son las siguientes obras:
* lefevbre, G.,EInacimiento delaHistoriografía moderna, Barcelona, Martínez Roca
1974.
Fernández álvarez, M., Breve Historia de la Historiografía, Editora Nacional, 1974.
Vázquez, J. Z., Historia de la Historiografía, México, Ateneo, 1978.
suárez Fernández, L., Las grandes interpretaciones de la Historia; Bilbao, Moretón
1968.
Historia de la Literatura:
110
Historia del Arte:
huyghe, R., El Arte y el Hombre, Barcelona, Planeta, 1965, 2 vols.
grout, D. J., Historia de la música occidental, Madrid, Alianza Editorial, 1984, varios
vols.
Historia de la Filosofía:
copleston, F., Historia de la Filosofía, 5a ed., Barcelona, Ariel, 1980, 6 vols.
Historia de las Relaciones Internacionales:
renouvin, P., Historia de las Relaciones Internacionales, Madrid, Akal, 1982.
Historia de las Ideas Políticas:
touchard, J., Historia de las Ideas Políticas, Madrid, Tecnos, 1961.
Historia de la Ciencia:
taton, R., Historia General de las Ciencias, Barcelona, Destino, 1973, 5 vols.
Historia de las Religiones:
puech, H-Ch. (dir)., Historia de las Religiones, Madrid, Siglo XXI, 12 vols.
Historia del Cine:
gubern, R., Historia del Cine, Barcelona, Lumen, 1973.
En este apartado se incluyen una serie de títulos de obras significativas referidas a la His
toria Universal de los cinco continentes. Hemos procurado ofrecer una cuidada selección de
obras publicadas en España ya sean traducciones, ya sean libros de autores españoles. Tal vez
lo ideal hubiera sido remitirnos a repertorios bibliográficos generales donde pudieras encon
trar aquellas obras que te interesen; cuando esto ha sido posible así se ha hecho, pero, la mayor
parte de los repertorios existentes pertenecen al mundo anglosajón, por cuanto, ni están escri
tos en español ni están publicados en España, lo que dificulta, en muchos casos, la posibilidad
de consulta. Buscando la mayor operatividad y la información más inmediata hemos preferido
la cita del manual o de la obra que trate aspectos globales y que, sobre todo, aporte una infor
mación bibliográfica en sus apéndices.
111
goetz, W., Historia Universal, dirige la edición española José María Jover Zamora,
Madrid, Espasa Calpe, 1976, 11 vols.
pirenne, J., Historia Universal, Barcelona, Instituto Gallach, 1970, 10 vols.
Manual de Historia Universal, Madrid, EspasaCalpe, 1971, contiene: vol. 1 almagro,
M., Prehistoria; vol. II suárez Fernández, L., Historia Antigua; vol. III suárez Fer
nández, L.,Historia Medieval; vol.IV palacioatard, V., Edad Moderna; voL V pala
cío atard, V., Edad Contemporánea; vol.VI y VII, morales padrón, F., Historia de
América.
traversoni, A. (dir.), Historia Universal. Cuadernos deestudio Cincel, Madrid, Cincel,
1980, varios vols.
Cadavolumen se ocupa de un determinado período histórico con un tratamiento de sín
tesis. Puede serte útil como guía para la aproximación aalgún problema histórico que pueda
surgir enlas clases, o bien como esquema previo para familiarizarte con los diferentes períodos
de la Historia.
112
torres delgado, C, Introducción al estudio de la Historia Medieval: guía para estu
diantes, Granada, 1977.
pacaut, M., Guide de Vetudiant en Histoire Mediévale, París, Presses Universitaires de
France, 1968.
bonnassie, P., Vocabulario básico de Historia Medieval, Barcelona, Crítica, 1983.
ladero de quesada, M. A., Historia Universal. La Edad Media, Barcelona, Vicens Vi
ves, 1984.
Reseñas bibliográficas, Barcelona, Instituto de Historia Medieval de España, 1964.
Como auxiliar para el estudio de la Historia Medieval:
claramunt, S.; Riu, M.; torres, C; trepat, C.A., Atlas de Historia Medieval, Barcelo
na, Aymá, 1980.
Domínguez ortiz, A., Historia Universal. Edad Moderna, Barcelona, Vicens Vives,
1983.
bennassar, M. B., Historia Moderna, Madrid, Akal, 1980.
vicens vives, J., Historia General, Moderna. Del Renacimiento a la crisis del siglo XX,
Barcelona, Vicens Vives, 1981, 2 vols.
113
Fernandez, A., Historia Universal. Edad Contemporánea, Barcelona, Vicens Vives
1985.
benz, R.; gerlach, W., curland, A. R. L. y otros: El siglo XIX, Madrid, Espasa Calpe,
1985, 2 vols.
* palmer, R. y colton, J., Historia Contemporánea, Madrid, Akal, 1980.
barraclough, G., Introducción a la Historia Contemporánea, 5.a ed., Madrid, Gredos
1980.
nere, J., Historia Contemporánea, 3.a ed. Barcelona, Labor, 1980.
palacio atard, V., Historia del Mundo Contemporáneo, Zaragoza, Luís Vives, 1981.
salís, J. R., Historia del Mundo Contemporáneo, Barcelona, Labor, 1979, 6 vols.
b) Historia de Europa
Historia de Europa Siglo XXI, Madrid, 1978.
Contiene una serie de obras de distintos autores sin una conexión cronológica rigurosa.
Por ello es una colección algo desigual que comienza en la Edad Media hasta la actualidad.
Hasta Octubre de 1984 se habían publicado 12 volúmenes, de losque,a lolargo deestos aparta
dos, citaremos los más recomendables.
bianchi bandinelli, R., (dir.), Historiay civilización de los griegos, Barcelona, Icaria
Bosc, 1983, varios vols.
finley, M., Grecia Antigua. Economía y sociedad, Barcelona, crítica, 1984.
preaux, C, El mundohelenístico. Grecia y Oriente desde la muertede Alejandrohasta la
conquistade Grecia por Roma (323-146 a deJ.C), Barcelona, Labor, 1984,2 vols. (col.
Nueva Clio).
Otras obras en la misma línea:
livet, G., y mousnier, R., Histoire Genérale de l'Europe, París, Presses Universitaires
de France, 1980, 3 vols.
114
falcón Martínez, C; Fernández galiano, E. y Lópezmelero, R., Diccionario de mi
tología clásica, Madrid, 1980, 2 vols.
grimal, P., Diccionario de Mitología Griega y Romana, Buenos Aires, 1981.
Los manuales más recomendables:
montarelli, I., Historia de los Griegos, Barcelona, Plaza y Janes, 1980.
petit, P., La paz romana, Barcelona, Labor, 1960 (col. Nueva Clio).
remondon, J., La crisis delImperio Romano, Barcelona, Labor, 1973 (col. Nueva Clio).
homo, L., El Imperio Romano, Madrid, Espasa Calpe, 1972.
kovaliov, S. I., Historia de Roma, Madrid, Akal, 1978.
2.- Edad Media
Como guía general puede considerarse el libro de:
mitre Fernandez, E., Introducción a la Historia de la Edad Media Europea, Madrid,
Istmo, 1976.
De carácter general:
brooke, C, Europa en el centro de la Edad Media (962-1154), Madrid, Aguilar, 1973.
Dentro de la Historia económica:
fourquin, G., Histoire economique de l'Occident Medieval, París, 1980.
ganshof, G., Elfeudalismo, Barcelona, Ariel, 1972.
Que recogería elpunto devista tradicional o institucionalista sobre elproblema delacon
cepción del feudalismo.
cahen, C. (y otros), El modo de producción feudal, 2.a ed., Madrid, Akal, 1980.
Observa el problema desde la óptica de la historiografía marxista.
Otros puntos de vista lo ofrecen:
bloch, M., La transición del esciavismo alfeudalismo, 3.a ed., Madrid, Akal, 1980.
bloch, M., La sociedadfeudal, México, UTEHA, 1962 (1.a ed. París 1929). '
duby, G., Guerreros yCampesinos: desarrollo inicial de la economía europea (500-1200)
2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1977.
Dentro de la Historia social y política:
hogett, G. A. J., Historia social económica de la Europa medieval, 2.a ed. Madrid
Alianza, 1977.
ullman, W., Principios degobierno y política en laEdad Media, Madrid, Revista deOc
cidente, 1971.
115
braudel, F., Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVI/I, Madrid,
Alianza Editorial, 1984, 3 vols.
garin, E., Medievo y Renacimiento, Madrid, Taurus, 1981.
Otras obras sobre el siglo XVI:
hale, J. R.,La Europa del Renacimiento (1480-1520), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1976
(Historia de Europa, Siglo XXI).
kellembez, H., Eldesarrollo económico de la Europa continental (1500-1750) Madrid
Siglo XXI, 1977.
koenigsberger, H. G., Europa en el siglo XVI, Madrid, Aguilar, 1974.
lapeyre, H., Las monarquías europeas delsiglo XVI. Las relaciones internacionales...,
2.a ed., Barcelona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio).
kamen, H., El siglo de hierro: cambio socialen Europa (1550-1660), Madrid Alianza
1977.
elton, G. R., La Europa de laReforma (1517-12559), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1976
(Historia de Europa, Siglo XXI).
elliot, J. H., La Europa dividida (1559-1598) 3.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1979, (Histo
ria de Europa, Siglo XXI).
Para el siglo XVII:
parker, G., Europa en crisis (1598-1648), Madrid, Siglo XXI, 1979(Historia de Euro
pa, Siglo XXI).
Desde el punto de vista de la Historia económica:
vries, J., La economía europea en un período de crisis (1600-1750), Madrid, Cátedra,
1979.
mauro, F., La expansión europea (1600-1870), 3.a ed., Barcelona, Labor, 1979 (col.
Nueva Clio).
Desde el punto de vista de la Historia social y política:
elliot, J. H. (y otros), Revoluciones y rebeliones de la Europa Moderna, Madrid, Alian
za, 1972.
anderson, P., El Estado Absolutista, Madrid, Siglo XXI, 1979.
Para el siglo XVIIÍ:
* ogg, D., La Europa del Antiguo Régimen (1715-1789), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI,
1976 (Historia de Europa, Siglo XXI).
anderson, M. S., La Europa del siglo XV111 (1713-1789), México, FCE, 1968.
rude, G., Europa en el siglo XVIII: la aristocracia v el desafio burgués, Madrid, Alianza,
1978.
116
droz, J., Europa: Restauración y Revolución (1815-1848), Madrid, Siglo XXI, 1974
(Historia de Europa, Siglo XXI).
godechot, J., Europay América en la época Napoleónica (1800-1815), 2.aed., Barcelo
na, Labor, 1976 (col. Nueva Clio).
Entrando de lleno en la Historia del siglo XIX:
bosch, R., Liberalismo y reforma, Madrid, Akal, 1978.
duroselle, J. B., Europa de 1815 a nuestros días: vidapolítica y relaciones internaciona
les, Barcelona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio).
hearder, H., La Europa del siglo XIX, desde 1830 hasta 1880, Madrid, Aguilar, 1973.
grenville, J. A. S., La Europaremodelada (1848-1878), Madrid, Siglo XXI, 1979(His
toria de Europa, Siglo XXI).
palmade, G., La época de la burguesía, 4.aed., Madrid, Siglo XXI, 1980 (Historia Uni
versal, Siglo XXI).
mommsen, W. J., La época del Imperialismo, Madrid, Siglo XXI, 1977 (Historia Uni
versal, Siglo XXI).
fieldhouse, D. K., Economía e Imperio. La expansión de Europa (1830-1914), Madrid,
Siglo XXI, 1977.
miege, J. L., Expansión europeay descolonización de 1870 a nuestros días, Barcelona,
Labor, 1975 (col. Nueva Clio).
c) Historia de Rusia ~
117
Rusia asiática. Pero la Historia de Rusia merece un tratamiento aparte que será el que le demos
en el apartado que nos ocupa.
Nos interesa aquí destacar la originalidad del proceso histórico abierto en Rusia a partir
de la Revolución de 1917, para ello citamos a continuación una serie de trabajos cuya consulta
puede serte útil:
* carr, E. H., Historia de ¡a Rusia Soviética, 4.:| ed., Madrid, Alianza, 1980, 3 vols.
hill, Ch., La revolución rusa, Barcelona, Ariel, 1969.
rochan, L., Rusia en revolución (1890-1918), Madrid, Alianza, 1968.
golikov, G. N. (y otros), Historia de la gran revolución socialista de Octubre, del Institu
to de Historia de la Academia de Ciencias de la URSS, Madrid, Castellote, 1976.
carr, E. H. y davles, R. W., Historia de la Rusia Soviética. Bases de una economía pla
nificada (1926-1929), Madrid-, Alianza, 2 vols.
dobb, M. H., El desarrollo de la economía soviética desde 1917, Madrid, Tecnos, 1972.
nove, A., Historia económica de la Unión Soviética, Madrid, Alianza, 1973.
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schlesinger, A. M., The Rise ofModern America, 1865-1951, Nueva York, 1951.
2.- Canadá:
La bibliografía en español sobre Canadá es muy escasa, una información bibliográfica se
puede obtener en:
story, N., TheOxford companion to Canadian History and Literature, Londres, Oxford
University Press, 1967.
0 Historia de África
África continúa siendo en gran medida un continente desconocido. Aunque en los últi
mos tiemposse ha avanzado bastante, la Historiografía de África está todavía por hacer. Las
causas están relacionadas en primer lugar con el atraso general del continente, pero además se
plantean serios problemas de metodología, pues hay que tener en cuenta el importante papel
que juega la arqueología en la investigación histórica de los diversos países de dicho continen
te.
Una información general sobre historiografía y bibliografía africanas se obtiene en:
dike, A. y ajayi, J. F. A., Historiografía Africana, en Enciclopedia Internacional de
Ciencias Sociales (voz Historiografía), Madrid, Aguilar, 1974, vol V, pp. 472-476.
moniot, H., Pour une Histoire de l'Afrique noire, en Annales, XVII, Enero-Febrero,
1962, pp. 46-64.
125
Más reciente y completa resulta la información que se puede obtener en los siguientes
artículos:
Martínez carreras, J. U., «La descolonización como problema histórico a través de
la reciente bibliografía», en Cuadernos de Historia Modernay Contemporánea, Madrid,
Universidad Complutense, 2 (1981), pp. 339-54.
Martínez carreras, J. U., «La Historia de África Contemporánea en la bibliografía
reciente», en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universidad
Complutense, 3 (1982), pp. 259-77.
Martínez carreras, J. U., «Notas bibliográficas sobre la Historia de África Contem
poránea» en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universidad
Complutense, 4 (1983) pp. 251-82.
Martínez carreras, J. África a los veinte años de su independencia, según la reciente
bibliografía», en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universi
dad Complutense, 5 (1982) pp. 265-297.
Los principales repertorios sobre África son:
besterman, T., A world bibliography of Áfrican Bibliographies..., Totowa, Nueva Jer
sey, Rowman and Littlefield, 1975.
International african institute. Londres, Cumulative bibliography of Áfrican stu-
dies... Classified catalogue..., Boston, G. K., Hall, 1973, 3 vols.
Gómez pallete Y MEZQUITA, M., Antropología social africana. Contribución a una bi
bliografía básica partiendo del catálogo de la Biblioteca de Documentación Africana,
Madrid, Documentación Africana, 1974.
consejo internacional de los archivos, España, Guía de fuentes para la Historia del
África subsahariana, Zug., Interdocumentation Company, 1971.
No existe ningún Diccionario biográfico sobre personalidades africanas, escrito en caste
llano. El más utilizado es:
lipschutz, M. R., Dicctionary of African historical biography, Londres, Heinemann,
1978.
126
pericot garcía, L. y tarradell, M.,Manual dePrehistoria Africana, Madrid,Institu
to de Estudios Africanos, CSIC, 1962.
Para la Historia Moderna y Contemporánea:
Martínez carreras, J. U., África joven, Barcelona, Planeta, 1975 (biblioteca cultural
RTV).
kizerbo, J., Historia del África negra, Madrid, Alianza, 1980.
coquery-vidrovitch, C. y moniot, H„ África negra de1800a nuestros días, Barcelona,
Labor, 1976 (col. Nueva Clio).
ruíz de cuevas, T., Apuntes para la Historia política de África, Madrid, Ministerio de
Asuntos Exteriores, 1980.
entralgo, A., África política, La Habana, edit. Ciencias Sociales, 1979,11. en 2 vols.
127
Mundo Islámico:
gabrielli, F., Mahoma y la conquista del Islam, Madrid, Guadarrama, 1967.
mantran, R., Laexpansión Musulmana (siglo Vilal IX), Labor, Barcelona, 1973 (col.
Nueva Clio).
watt, W. montgomery, Mahoma profeta yhombredeestado, Barcelona, Labor, 1967.
rodinson, M., Mahoma, México, Era, 1974.
rahaman, F., Islam, Madrid, 1980.
Turquía moderna y contemporánea:
pitcher, D. E., Anhistorical geography ofthe Ottoman Empirefrom earliest times to the
end ofthe sixtennth century..., Leiden E. J., Brill, 1972.
price, M. P., Historia de Turquía (del Imperio a la República), Barcelona, Surco, 1966.
Historia de los pueblos del Medio Oriente:
JIRV, A., El mundo de la Biblia. Cinco milenios en Palestina-Siria, Madrid, Castilla
1972.
Gaspar, L., Historia de Palestina, Madrid, Miguel Castelote, 1972.
REICHERT, R., Historia de Palestina. Desde los primeros tiempos hasta nuestros días,
Barcelona, Herder, 1973.
nuredin yomaya, Siria, Damasco, 1956, 2 vols.
gilbert, M., Atlas de Historia Judía, Madrid, 1978.
bright, J., La Historia de Israel..., 4.a ed., Bilbao, Desclee de Brouwer, 1975.
La causa inmediata del nuevo interés por los estudios historiográficos referidos alconti
nente asiático, fue elmovimiento deliberación nacional. Por ello, ha surgido una historiografía
nacional ydiferenciada entre sí, que apunta al conocimiento de la Historia de los distintos paí
ses existentes enlaactualidad. Noobstante, hemos procurado seleccionar aquellas obras deca
rácter más general y que aportan una amplia bibliografía.
Para informarte sobre historiografía asiática puedes consultar:
wright, A. F.,Historiografía China; witneyhall, J.,Historiografía Japonesa ygung-
wu, W., Historiografía del Sury del Sudeste Asiático, todos ellos artículos que se en
cuentran en:Enciclopedia Internacional deCiencias Sociales (voz Historiografía), Ma
drid, Aguilar, 1974, pp. 476-499.
/.- India, Pakistán y Ceilán
Una información bibliográfica sobre la Historia de la India se obtiene en:
chambard, L. L., Bibliographie de civilisation d'Inde contemporaine, París, Publica
tions Orientalistes de Frarrce, 1977.
128
2.- Sudeste Asiático
Incluimos en este capítulo una brevebibliografía sobre lo que genéricamente se conoce
como Sudeste Asiático, queincluye los actuales países de Birmania, Laos, Camboya, Vietnam,
Indonesia, Tahilandia, a los que añadimos Filipinas:
fistie, P., Tailandia, Bilbao, Moretón, 1968.
fistie, P., L'evolution de la Tailandie contemporaine, París, Armand Collin, 1967.
groslier, B. P., Indochina y Malaca, Barcelona, Prexis, 1963.
aziz, P., Angkory las civilizaciones Thayy Birmana, Madrid, Círculo de amigos de la
Historia, 1967.
masson, A., Historia del Vietnam, Barcelona, Oikos Tau, 1972.
mesa, R., Vietnam: treinta años deguerra deliberación, Madrid, Cuadernos para el Diá
logo, 1973.
chomsky, N., Por razones deEstado (Guerra de Vietnam, 1964-1975), Barcelona, Ariel,
1975.
Filipinas:
Bibliografía española sobre Filipinas, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, Di
rección General de Relaciones Culturales, 1971.
sanz López, C, Catálogo bibliográfico de la colección Graiño de libros filipinos (1601-
1799), Biblioteca Nacional, 2 vols. (Mecanografiados).
arteche, J. (de), Legazpi, Historia de la conquista de Filipinas, San Sebastián, Socie
dad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1972.
batllori, M., Del descubrimiento a la independencia. Estudios sobre Iberoamérica y Fi
lipinas, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1979.
sanz López, C, Primitivas relaciones deEspaña con AsiayOceanía, Madrid, Victoriano
Suárez, 1958.
molina, A. A., Historia de Filipinas, Madrid, 1984, 2 vols.
3.- China
catchpole, B., A map history of modern China, Londres, Heinemann Educational
Books, 1976.
Historias generales:
lattimore, O., Breve historia de China, 3.aed., Madrid, Espasa Calpe, 1966 (col. Aus
tral).
martinelli, F., Historia de China, Barcelona, De Vecchi, 1974, 2 vols.
montperland, J. M., Historia de China, Barcelona, Petronio, 1974.
The Cambridge history of China, Cambridge University Press, 1979 (varios vols.).
parstor, J., La civilización China, Madrid, Círculo de Amigos de la Historia, 1978.
China Antigua e Imperial:
montenegro duque, A., Historia de la China Antigua, Istmo, 1974.
franke, H. y trauzettel, R., El Imperio Chino, Madrid, Siglo XXI, 1973 (Historia
Universal, Siglo XXI).
gans, R. (de), La China Imperial, Madrid, Círculo de Amigos de la Historia, 1976.
China Contemporánea:
chesneaux, J., Historia de China, Barcelona, Vicens Vives, 1972,2 vols. (sólo Historia
Contemporánea).
Breve Historia de la China Contemporánea, Barcelona, Anagrama, 1975.
cordell, A., La larga marcha, Barcelona, Luis Garalt, 1977.
129
gray, J., La revolución cultural y la crisis China, Barcelona, Ariel, 1977.
karol, K. S., La segunda revolución China, Barcelona, Seix Barral, 1977.
4.- Japón y Corea
Una información bibliográfica sobre Historia del Japón se puede obtener en:
hersail, F., Elements deBibliographie des etudesjaponaises, París, Publications Orien-
talistes de France, 1976.
kokusai bunka shinkokai, Tokio, An introductory bibliographyforjapanesse studies,
Tokyo, The Japan Foundation, 1975.
Historia general del Japón:
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Siglo XXI).
Principales períodos de la Historia de Japón:
leonard, J. N., Japón Antiguo, Time-Life International, 1980.
leonard, J. N., Japón Medieval, 8.a ed., Amsterdam, Time-Life International, 1981.
gans, R., Japón: elImperio del SolNaciente, Madrid, Círculo de Amigos delaHistoria
1976.
gordon, G.,Esplendory caída del Imperio Japonés. Desde los sangrientos días de los Sa
murais hasta el horror de Hirosima, Barcelona, Plaza y Janes, 1967.
El original proceso abierto con la revolución Meiji se puede estudiar en:
mutel, J., Historia del Japón, Barcelona, Vicens Vives, 1972 (Historia Contemporá
nea).
akamatsu, P., Meiji 1868: revoluciónycontrarrevolución en Japón, Madrid, Siglo XXI,
allen, G. C, Breve Historia económica del Japón Moderno (1867-1937), Madrid, 1980.
Para la Historia de Corea:
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1975.
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i) Historia de Australia
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drid, CSIC, 1952, 3 vols.
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Zurita del CSIC, Madrid, Graf. CÍES, 1955.
Harvard university. Library. Cambridge (Mass.), Spanish history andliterature. Cla-
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vard University Library, 1972.
González olle, F., Manual bibliográfico deestudios españoles, Pamplona, Universi
dad de Navarra, 1976.
El Libro español, Madrid, INLE, 1958 en adelante, publicación periódica.
Bibliografía General española e Hispanoamericana, Madrid, 1923-1958.
Bibliografía española, Madrid, 1901-1922.
Bibliografía española, Madrid, INLE, Síntesis, publicación anual desde 1958.
palauy dulcer, A., Manual dellibrero hispanoamericano, Madrid, 1948-1973,24 vols.
b) Obras generales
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Vives, 1979, 5 vols.
artola, M. (dir.), Historia de España, Alfaguara, Madrid, Alianza-Alfaguara, 1973,
VII vols.
tuñón de lara, M., (dir.), Historia de España, Barcelona, Labor, 1980, varios vols.
Se trata de la obra de carácter general más reciente y en consecuencia más actualizada.
menéndezpidal, R.(dir.), Historia deEspaña, 2.a ed., Madrid, Espasa Calpe, 1960, va
rios vols. (en laactualidad continúa ampliándose bajo la dirección de J. M.a Jover Za
mora).
aguado bleye, P., Manual de Historia de España, 12.a ed., Madrid, Espasa Calpe, 1975.
Historia deEspaña (Historia 16), Madrid, Información y Revistas S. A., 1976,13 vols.
Escrita con carácter divulgativo colaboran, sin embargo, prestigiosos historiadores del
momento.
131
vv. aa., Historia de la Rioja, Logroño, 1983, 3 vols.
Historia de la Región Murciana, Murcia, 1981, proyectados 8 vols.
López Castellón, E.(Coord.), Historia deCastilla y León, Valladolid, 1983, proyecta
dos 10 vols.
c) Edad Antigua
Obras generales:
* tuñón de lara, M.;tarradell mateu, J.; mangas manjares, J., Introducción. Pri
meras culturas e Hispania romana, Barcelona, Labor, 1980 (vol. I de la Historia de Es
paña dirigida por Tuñón de Lara).
blázquez, J. M.a (yotros), Historia deEspaña Antigua, Madrid, Cátedra, 1978, varios
vols.
cabo, A. y vigil, M., Condicionamientos geográficos. Edad Antigua, 5." Ed., Madrid,
Alianza, 1979 (Historia de España, Alfaguara I).
balil, A., Historia socialy económica delaEspaña antigua. Indígenas y colonizadores...,
Madrid, Confederación Española de Cajas de Ahorros, 1975.
Martínez lopez, E. y muñoz muñoz, F., Fuentes para la Historia de España Antigua,
Granada, Universidad, 1982.
/.- Prehistoria y Protohistoria
pericot, L., Historia de España, 1, Barcelona, Gallach, 1942.
Ofrece una excelente síntesis sobre el Paleolítico en la Península Ibérica.
castillo, A. (del),ElNeo-eneolítico, Madrid, Espasa Calpe,1947 (Historia de España,
dirigida por Menéndez Pidal, vol. 1).
blázquez,J. M.a, Tartessosy los orígenes delacolonización fenicia en occidente, 2.a ed.,
Salamanca, 1975.
garcía bellido, A., Protohistoria: Tartesos, Madrid, Espasa Calpe, 1957 (Historia de
España., dirigida por Menéndez Pidal, T. I, vol. 2).
garcía bellido, A., Colonización Púnica, Madrid,EspasaCalpe, 1952 (Historiade Es
paña, dirigida por Menéndez Pidal, T. I, vols. 1 y 2).
taracena, B., Los pueblos Celtibéricos, Madrid, Espasa Calpe, 1952 (Historia de Espa
ña, dirigida por Menéndez Pidal, T. I, vol. 3).
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montero duque, A.; blázquez, J. M.a (y otros), España Romana, Madrid, Espasa Cal-
pe, 1982 (Historia de España de M. Pidal, dirigida por José M.a Jover Zamora).
blázquez, J. M.a, Ciclos y temas de la Historia de España: la romanización..., Madrid,
Istmo, 1974.
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seco de lucen a, L., La Granada Nazarí del siglo XV, Granada, Patronato de la Alham-
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Sánchez albornoz, C, La España musulmana según los autores islamitas y cristianos
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Aspectos económicos y sociales:
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guichard, P., Al-Andalus. Estructura antropológica de una sociedad Islámica en Occi
dente, Barcelona, 1976.
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3) Reinos cristianos y su expansión
Sánchez albornoz; C, Orígenes de la nación española. El reino de Asturias, Oviedo,
1972-75, 3 vols.
Sánchez albornoz, C, España Cristiana (711-1057). El reino Astur-Leonés. Sociedad,
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dirigida por Menéndez Pidal, T. VII, vol. 1).
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lacomba, J. A., La primera República. El trasfondo de una revolución fallida, Madrid,
Guadiana de publicaciones, 1973.
catalinas, J. L. y echenagusia, J., La primera República. Reformismoyrevolución so
cial, Madrid, Alberto Corazón editor, 1973.
espadas burgos, M., Alfonso XIIy los orígenes de la Restauración, Madrid, CSIC, Es
cuela de Historia Moderna, 1975.
várela ortega, J., Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismoen la Restau
ración (1875-1900), Madrid, Alianza, 1977.
abellán, J. L., Sociología del 98, Barcelona, Península, 1973.
tuñón de lara, M., Medio siglo de cultura española (1885-1936), Madrid, Tecnos,
1977.
barr chidsey, D., La guerra Hispano-americana (1896-1898), Barcelona, 1973.
2.- El Siglo XX
Obras generales:
tuñón de lara, M., Los comienzos del siglo XX. La población, la economía, la sociedad
(1898-1931), Madrid, Espasa Calpe, 1984 (Historia deEspaña, de Menéndez Pidal, di
rigida por J. M.a Jover Zamora).
malerbe, P.; mainer baque, J. C; tuñón de lara, M.; elorza, A.; garcía nieto, M.a
C, La crisis del Estado: Dictadura, República, Guerra (1923-1939), Barcelona, Labor,
1981 (Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara, vol. IX).
biescas, J. A. y tuñón de lara, M., España bajo la Dictadura Franquista (1939-1975).
Barcelona, Labor, 1980 (Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara, vol. X).
tamames, R., La República. La Era de Franco, Madrid, Alianza, 1973(Historia de Es
paña, Alfaguara VII).
ben-ami, S., La dictadura de Primo de Rivera, 1923-1930, Barcelona, Ariel, 1984.
La segunda República y la Guerra Civil:
jackson, G., Entre la reforma y la revolución. La República y la Guerra Civil (1931-
1939), Barcelona, Critica, 1980.
tuñón de lara. M., La Segunda República, Madrid, Siglo XXI, 1976, 2 vols.
arrarás, J., Historia de la Segunda República española, Madrid, ed. Nacional, 1968-
1970, 4 vols.
carr, R., Estudios sobre la Repúblicay la GuerraCivil española, Barcelona, Ariel, 1973.
benavides, L., Política económica en la Segunda República española, Madrid, Guadia
na, 1979.
Cuadernos bibliográficos de la Guerra de España (1936-39), Ed. por la Cátedra de His
toria contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 1966.
cierva, R. (de la), Bibliografía sobre la Guerra Civil de España (1936-39) y sus antece
dentes históricos, Barcelona, Ariel, 1968.
garcía duran, J., 1936-1939 Bibliography ofthe Spanish civil war..., Montevideo, El Si
glo Ilustrado, 1964.
garcía duran, J., La guerra civilespañola:Fuentes, (Archivos, bibliografíay filmogra-
fía), Barcelona, Crítica, 1985.
Para la Historia del franquismo, aparte de los libros citados por Tuñón-Biescas y Tama-
mes, puedes consultar:
fusi, J. P., Franco, Autoritarismo y poder personal, Madrid, El País, 1985.
139
carr, R. yfusi, J.P.,España, deladictadura a lademocracia, Barcelona, Planeta, 1979.
armero, J. M., La política exterior de Franco, Barcelona, Planeta, 1978.
castilla del pino, C; cordón, F.; gimferrer, P. (y otros), La cultura bajoelfranquis
mo, Barcelona, 1977.
GONZÁLEZ, M. J., La economíapolítica delfranquismo (1940-1970), dirigismo, mercadoy
planificación, Madrid, 1979.
carr, R., España: de la Restauración a la democracia (1875-1980), Barcelona, Ariel,
1983.
sueiro, D. y díaz nosty, B., Historia del franquismo, Barcelona, 1985, 2 vols.
cortes alonso, V., Archivos de España y América: materiales para un manual, Madrid,
Universidad Complutense, 1979.
140
Sánchez belda, L., Bibliografía de archivos españoles, Madrid, Cóndor, 1963.
Censo-Guía de archivos españoles, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1972.
gilbert rodríguez, N., Archivos militares, Madrid, 1946.
cortes alonso, V., Manual de Archivos Municipales, Madrid, Anabad, 1982.
millares carlo, A., Notas bibliográficas acerca de Archivos municipales, Madrid, Di
rección General de Archivos y Bibliotecas, Servicio de Publicaciones, 1952.
Guia de bibliotecas españolas, Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y
Bibliotecas, Subdirección General, Madrid, 1977.
escamillo, Gloria, Manual de Metodología y técnicas bibliográficas, México, Instituto
de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1982.
riesco terrero, A., Diccionariode abreviaturashispanas de los siglos XIIIal XVIII(con
unapéndice de expresiones y fórmulas jurídico-diplomáticas de uso corriente.) Madrid,
1983.
Guía de los archivos estatales españoles. Guía del investigador, Madrid, Ministerio de
Cultura, 1984.
Guía de los archivos y las bibliotecas de la Iglesia en España, León, Asociación española
de archiveros eclesiásticos, 1985, 2 vols.
Los libros que a continuación se citan contienen textos históricos así como criterios,
ejemplos y directrices para su comentario.
141
a) Guías útiles para el estudiante de Historia
Además de las citadas en los respectivos apartados de Historia Contemporánea, Moder
na, etc., de carácter general:
comellas, José Luís, Guía de losestudios Universitarios. Historia, 2.a ed., Pamplona,
Ediciones Universidad de Navarra, S. A., 1982.
Los estudios deGeografía e Historia, Madrid, Fundación Universidad Empresa, 1974
(col. monografías profesionales n.° 10).
Guía de lassalidasuniversitarias, carrerasy especialidades!Becas. Oposiciones. Estudios
enel extranjero. Instituciones de estudios empresariales y otrosestudios, Madrid, Círcu
lo del progreso universitario, 1984.
lasso de LÁ vega, J., Cómose haceunatesis doctoral(manualde documentación), Ma
drid, Fundación Universitaria Española, 1977.
eco, H., Cómo sehace una tesis. Técnicas y procedimientos deinvestigación, estudio y es
critura. Barcelona, Gedisa, 1982.
Estudiante universitario:orientación, información y futuro, Madrid, Ministerio de Edu
cación, 1984.
Becas y ayudas. Niveles no universitarios, Madrid, Ministrerio de Educación, 1984.
Becas y ayudas. Niveles universitario y posgraduado, Madrid, Ministeriode Educación,
1984.
b) Libros de viajes
farinelli, A., Viajespor Españay Portugal desde la Edad Mediahasta el siglo XX. Diva
gaciones bibliográficas, Madrid, 1921-30, 7 vols.
garcía mercadal, J., Viajes de extranjeros por Españay Portugal, Madrid, 1952-62, 3
vols.
garcía mercadal, J., Viajes por España, Madrid, 1972.
foulche delbosc, R., Bibliographie des voyages en Espagne et Portugal, París, 1896.
serrano sanz, M., Bibliografíade viajes españoles por el extranjero, en Autobiografías
y Memorias, Madrid, 1905.
c) Materiales de trabajo
Se trata de colecciones de gráficas y mapas históricos. Contienen también reproduccio
nes facsímiles de fuentes, documentos, panfletos, periódicos, etc., que posibilitan un trabajo
de aprendizaje de la Historia innovador y creativo.
grupgermania-75. Materialespara la clase. Historia(Proyecto experimentalde didácti
ca de la Historia para un primer curso de B.U.P.), 3 vols. Madrid, Anaya, 1978.
ballarini, A. M.; pont, T.; baque, D. y garcía, M., Trabajos prácticos de Historia de
España (3.a de B.U.P.), Madrid, Akal, 1982-83, 2 vols.
font, T.; manóte, M. R.; masip, M.; pagés, E. y rosell, M., Trabajos prácticos de Geó
grafo (2.° BUP), Madrid, Akal, 1981.
ballarini, A. M.; baño, A. (del); Fernández, A. y rosell, M., Trabajos prácticos de
Historia (1.° BUP), Madrid, Akal, 1982.
querol insa, M. P. y cebolleda lanza, R., Documentos para la comprensión de la His
toria Contemporánea,Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de
Zaragoza, 1982.
142
Serie Taller de Documentos, Adara Editorial, La Coruña, 1978.
tremedal (grupo), Programación de Historia del Aríe y de las Civilizaciones (1." BUP),
Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza, 1980.
tremedal (grupo), Programación de Geografía Humana y económica del mundo actual
(2." BUP), Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza,
1982.
cronos (grupo), Historia de España (3." BUP). Librodel profesor. Salamanca, Instituto
de Ciencias de la Educación, Universidad de Salamanca, 1984.
143
APÉNDICE N.° 2
a) De ámbito General
Real Academia de la Historia, c/ León 21. 28014-Madrid.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, c/ Duque de Medinaceli, 4.
28014-Madrid.
145
Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz
Pza. de Mina, s/n.
11004 CÁDIZ
146
Centro de Estudios e Investigación «San Isidoro»
Pza. de Regla, 6. Teléf.: 987/25.79.21
24003 LEÓN
Museo de Pontevedra
Pasantería, 12. Teléfs.: 986/85.14.55 y 84.32.38
36002 PONTEVEDRA
147
Institución Cultural de Cantabria
Juan de la Cosa, 3, 3.° Teléf.: 942/31.36.18
39004 SANTANDER
Casa-Museo de Zorrilla
Fray Luis de Granada, 1. Teléf.: 983/25.68.80
47003 VALLADOLID
Con anterioridad en esta obra nos hemos referido a las fichas bibliográficas y catalográfi-
cas,con el fin de que sepasmanejarlas en una bibliotecao en tu propio fichero. Nos restaañadir
algunas ideas sobre las formas de catalogación más comunes en las bibliotecas españolas.
148
El catálogo esuníndice que proporciona al lector información, lomás completa posible,
de todos los libros, folletos, revistas, etc., de una biblioteca o colección de libros. En el catálo
go se indica, también, donde están aquéllos colocados.1
Para la catalogación de libros existen unas normas generales, quesuperan losámbitos na
cionales, con el fin de dotar de uniformidad la actividad de las bibliotecas.
Se pueden ordenar los catálogos atendiendo atres criterios: en primer lugar señalando el
nombre del autor de la obra, en segundo lugar señalando la materia de que setrata y en tercer
lugar señalando el título de la obra.
Supongamos el libro de Antonio Domínguez Ortiz, titulado Las clases privilegiadas en el
Antiguo Régimen. Dicha obra se encontrará en la biblioteca buscando en los catálogos:
- por el autor: Domínguez ortiz, Antonio.
- por la materia: Historia-España.
- por el título: Clases privilegiadas... (las)
Lo más normal, sin embargo, es que se hallen las tres fichas mezcladas en un solo catálo
go, siempre ordenadas alfabéticamente. Se conoce este sistema con el nombre de «catálogo
diccionario», porque el método de ordenación es semejante al de un diccionario.
De manera que en una biblioteca pueden existir los siguientes catálogos:
a) Catálogo alfabético de autores.
b) Catálogo alfabético de materias.
c) Catálogo alfabético de títulos.
y la combinación de los tres anteriores, cada vez más utilizada:
d) Catálogo diccionario.
Otra forma decatalogación, queencontrarás entodas las grandes bibliotecas, esla quesi
gue las normas de la Clasificación Decimal Universal (C.D.U.).
La C.D.U., es una ordenación numérica que utiliza el principio de los números decima
les. Suscifras tienen elvalor delas facciones decimales situadas tras un0,...(cero coma) quese
supone siempre. Tal estructura ofrece la posibilidad de queun número determinado puede ser
1. La definición de catálogo ylas ideas que la siguen, han sido elaborados siguiendo la obra de: Poves,
M. L.,El catálogo diccionario, Normas para suredacción, Madrid, Dirección General deArchivos yBibliote
cas, 1970.
149
subdividido indefinidamente porsucesiva agregación de cifras, sin que el número de partida
llegue nunca a igualar elnúmero inmediato superior. La C.D.U., es pues, susceptible deun au
mento indefinido. Divide los conocimientos humanos en los siguientes grupos:
0. Generalidades.
1. Filosofía.
2. Religión, Teología.
3. Ciencias sociales. Estadística. Política. Economía. Derecho. Administración. Asisten
cia social. Seguros. Educación. Comercio. Etnología.
4. Sin ocupar.
5. Ciencias puras. Ciencias exactas y naturales.
6. Ciencias aplicadas. Medicina. Técnica.
7. Arte. Artes industriales. Fotografía. Música. Juegos. Deportes.
8. Lingüística. Filología. Literatura. Crítica literaria.
9. Geografía. Biografía. Historia.
Nos interesaría, portanto,elapartado nueve, dedicado a Historia. Enél hallaremos las si
guientes subdivisiones:
anón anónimo.
ap apéndice.
art artículo.
150
bol boletín.
c circa. Hacia. Usado como aproximación a las fechas, ej.: c. 1808, hacia 1808.
cap capítulo.
cf. confer. Comparar. Usado sólo cuando el escritor desea que el lector compare
dos o más obras.
corr corregido.
cont continuación.
ed edición (es).
e.g exempli gratia, por ejemplo.
est estudio (s).
et seg et sequens, y los siguientes.
fac facsímil.
fig figura.
h hacia, hoja (s).
ibid ibidem, en el mismo lugar.
id idem, lo mismo.
i.e id est, esto es.
ínfra debajo. Referido a un aspecto inmediatamente anterior en un trabajo.
loe. cit loco citato, citado en otro lugar.
M. S manuscrito. Plural M.S.S.
n nota.
of. oficial.
op. cit opere citato. Refiriéndose a una obra citada con anterioridad en un mismo
trabajo.
p página, plural pp.
publ publicado (s).
q.v quod vide, existente.
s.a sin año.
s.f. sin fecha.
151
••«•••lili»»™—!
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