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Universidad Centroamericana José Simeón Cañas

Expresión Escrita y Técnicas de Redacción

ERRORES FRECUENTES AL REDACTAR ORACIONES1

El diccionario de la Real Academia Española define el lenguaje como un “conjunto de sonidos articulados
con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente”. No cabe duda de que el español cumple su cometido. Tal
como señala Florentino Paredes García, profesor del departamento de filología de la Universidad de Alcalá de
Henares, el español “nos sirve a todos para comunicarnos, y nos sirve adecuadamente”. Pero, ¿hablamos
todos un español correcto? “No podemos decir que es descuidado”, apunta Paredes, “pero, como todas las cosas,
es susceptible de mejora”. Estos errores que, como señala el filólogo, “son muy comunes y tienen mucha
visibilidad, pues aparecen en los medios de comunicación y las escuelas”, instituciones que deberían servir
como referencia, pero incurren en numerosas faltas que acaban extendiéndose entre toda la población.

Lo cierto es que el lenguaje está evolucionando más rápido que nunca, y lo que hoy no es correcto
puede serlo mañana. Esto de por sí no es necesariamente malo, pero hay determinados usos que deberían
evitarse, pues llevan al idioma a empobrecerse y perder matices que son útiles en nuestro día a día. En opinión
de Paredes, “el español que quiera hablar correctamente tiene que conocer la norma, la convención, aunque
después decida saltársela”. Y hay errores que un hablante culto debería evitar a toda costa. Estos son los diez
que, según Paredes, están más extendidos y son más relevantes.

1. Ambigüedad

La ambigüedad es uno de los errores más graves que cometemos en el lenguaje hablado y escrito. Se da
cuando “no expresamos con claridad lo que queremos trasmitir”. Cuando hablamos, este tipo de errores se
pueden corregir en el trascurso de la propia conversación, pero cuando escribimos es mucho más difícil evitar
confusiones.
La ambigüedad puede surgir de muchas formas, por ejemplo, cuando utilizamos incorrectamente los
signos de puntuación (“lo haré como había prometido” no es lo mismo que “lo haré, como había prometido”) o
cuando colocamos mal los complementos (“Se alquila habitación para estudiantes de 15 metros” no es lo mismo
que “se alquila habitación de 15 metros para estudiantes”).
Otra gran fuente de ambigüedad es la tendencia reciente a sustituir verbos por nombres. Se trata de un
error que comete la prensa de manera habitual, con expresiones del tipo “la elección del nuevo ministro”, que,
según explica Paredes, “no sabemos bien a qué se refieren”.

2. Pobreza léxica

Paredes asegura que el uso de “palabras insípidas” está muy extendido y hace que el idioma se
empobrezca. Quizás por comodidad, se abusa de verbos como “hacer”, “dar” o “decir”, que son demasiado
simples. No es lo mismo “dar lástima” que “inspirar lástima”, ni “dar golpes” que “propinar golpes”.
Ocurre lo mismo con determinados adjetivos como “bueno”, que se usa para todo, y con fórmulas
cansinas del tipo “antiguas pesetas”, “apretada agenda” o “cómodos plazos”, construcciones que quizás eran
acertadas el día que se inventaron, pero que han acabado convirtiéndose en lugares comunes, que es preferible
evitar.

1 http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/12/12/diez-consejos-para-hablar-y-escribir-bien-en-espanol-110956
3. Tender a utilizar palabras muy largas

“Parece que usar palabras largas es mejor”, comenta Paredes, “pero no es cierto. Tenemos que
aprender a reducir los textos usando palabras más breves”. En opinión del profesor, abusamos con
frecuencia de los archisílabos, utilizando palabras como “incondicionalidad”, y usamos construcciones
rimbombantes que no aportan nada, como cuando decimos “en el día de hoy”, en vez de limitarnos a usar “hoy”,
que dice exactamente lo mismo.

4. Errores de puntuación

Paredes es claro al respecto: “Son innumerables los textos mal puntuados, y en Internet son
legión”. El profesor reconoce que “es difícil puntuar bien”, pero insiste en que debemos hacer un esfuerzo por
hacerlo correctamente. Los signos de puntuación son decisivos para dar sentido al lenguaje escrito, pues sirven
para aclarar lo que queremos decir. No es lo mismo escribir “si necesitas algo pídemelo por favor” que “si
necesitas algo pídemelo, por favor”.
“La gente cree que la puntuación tiene muy poca importancia, pero no es verdad”, señala Paredes.
El profesor lamenta, además, el arrinconamiento del punto y coma, un signo que da riqueza al idioma, pero se
usa cada vez menos, quizás por la influencia del inglés. “Pasa lo mismo con la apertura de la interrogación”,
comenta Paredes, “es un aspecto distintivo del español que merece la pena seguir utilizando”.

5. Errores de entonación

Los errores en la entonación se cometen cuando, en el lenguaje hablado, acentuamos una palabra en una
sílaba inapropiada. “A veces, como intento por destacar”, señala Paredes, “se pronuncian palabras átonas como
tónicas. No se intenta remarcar nada, sino entonar distinto solo por el afán de ser distinto, o pretender ser
distinto. La entonación tiene una función clarísima, contribuir a la interpretación de la oración, de las
ideas que queremos trasmitir. Si cambiamos la entonación, y ponemos acentos donde no corresponde, el que
nos escucha tendrá más dificultad para entender lo que decimos”.

6. Errores de sintaxis

Los errores de sintaxis más comunes tienen que ver con el uso incorrecto de las preposiciones. Tal como
señala Paredes, muchos verbos deben ir acompañados obligatoriamente de una preposición concreta, y
cambiarla por otra lleva a que realicemos una construcción inadecuada. Los fallos más comunes son el
dequeísmo y el queísmo, que se comenten cuando utilizamos la preposición “de” antes de “que” cuando no se
necesita, o la eliminamos cuando sí es necesaria.

7. Impropiedades del lenguaje

Para Paredes este es un “problema serio”, pues se trata de uno de los errores más extendidos y
menos conocidos por la población general. Se da cuando utilizamos una palabra dándole un significado que
no le corresponde. La realidad es que, como apunta Paredes, “solo tenemos una idea aproximada de lo que
quiere decir una palabra, y no conocemos el significado exacto”. Esto ha conducido a que algunas palabras hayan
perdido su significado original. Es el caso de “incidente”, que sólo debería utilizarse para referirse a una pelea o
una riña, pero se usa para referirse a cualquier contratiempo, o “inaudito”, que se usa como sinónimo de
“insólito”, pero, en realidad, se refiere a algo “nunca oído” o “monstruoso”.
Este error es una fuente constante de discusiones entre filólogos y lingüistas. Al fin y al cabo, ¿quién
decide lo que significa cada palabra? Las palabras evolucionan con el tiempo, y con ellas su significado. Al
final son los hablantes los que acaban imponiendo uno u otro significado, en función del uso que le dan a cada
palabra. ¿Cuándo se convierte en norma lo que se usa de manera global? Paredes es tajante: “Cuando lo recoge el
diccionario, que es el instrumento que nos hemos dado para ratificar la validez de algo”.

8. Extranjerismos inapropiados

La influencia del inglés, ya sea, como señala Paredes, “por desidia o por malas traducciones”, ha hecho
que cambie el significado de muchas palabras españolas, que usamos para expresar lo que dice una palabra
inglesa parecida. Es el caso de la palabra “bizarro”, que en español significa “valiente” o “generoso”, pero se está
empezando a utilizar como sustituta de la palabra inglesa “bizarre”, que quiere decir “extraño” o “estrafalario”.
Otro error derivado de la enorme influencia que tiene el inglés sobre los hispanohablantes, tiene que ver
con la tendencia a usar términos extranjeros cuando tenemos alternativas en español, correctas, válidas
y que dicen exactamente lo mismo. No todos los extranjerismos son incorrectos. Palabras como “robot” se
han introducido en el español porque no existía ninguna palabra en nuestro idioma con el mismo significado.
Pero hay otros extranjerismos que, tal como señala Paredes, “se usan por esnobismo”, y no hacen más que
dificultar el uso del español. ¿Por qué hablar de “fast food” si podemos decir “comida rápida”? ¿Por qué decir
“link”, si podemos decir “vínculo” o “enlace”?

9. Errores verbales

Ocurren cuando usamos el infinitivo con valor de imperativo (no se dice “salir de aquí”, sino “salid de
aquí”), o cuando construimos oraciones sin conjugar los verbos, un error muy habitual, que lleva a expresiones
incorrectas como “Además, decir que…”. Se trata de una falta que se está extendiendo mucho. Tal como
señala Paredes, “es obligatorio el uso del verbo en forma conjugada siempre que se trate de una oración
completa”. El infinitivo solo se admite en formas muy concretas como “no fumar”.
También existe una tendencia a eliminar las formas subjuntivas, de nuevo por influencia del inglés,
dando pie a construcciones incorrectas como “no puedo creer que es verdad”, cuando se debería decir “no
puedo creer que sea verdad”. El filólogo insiste en la gravedad de estos errores, pues “pueden llegar a modificar
la estructura interna del español”.

10. Redundancias

Se trata de un error muy común que cometemos cuando utilizamos dos palabras cuyos significados son
repetitivos. No es correcto usar expresiones como “el colofón final” o “beber líquidos”, pues un colofón
siempre es final y solo podemos beber líquidos. Paredes cree que “son detalles sutiles de significado pero que se
repiten constantemente, haciendo que los textos sean muy farragosos”.
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas
Expresión Escrita y Técnicas de Redacción

ESCOLLOS EXPRESIVOS

1. Gerundio

El gerundio es una forma verbal que expresa, temporalmente, “anterioridad” o “simultaneidad”. Ejemplos:
- Alzando la mano, la dejó caer con fuerza sobre la mesa. (anterioridad)
- El conductor, viendo que los frenos no funcionaban, intentaba detener el carro de otra manera.
(simultaneidad)
Jamás una forma en gerundio podría expresar “posterioridad”. Por ejemplo:
- Salió cerrando la puerta (primero salió y, después, cerró la puerta).

También se utiliza el gerundio en otras construcciones: en la forma de los verbos arder y hervir (“le cayó encima
agua hirviendo”), cuando lo hacemos diminutivo (“vino corriendito”) o al pie de ciertas fotografías en un
periódico o revista (“presidentes llegando a la ciudad de San Salvador”). Todos ellos son usos correctos. No lo
serían, en cambio, si en la oración donde se encuentran genera ambigüedad (“vi a Juan corriendo”, ¿quién
corría?, ¿yo?, ¿Juan?) o si “anima” objetos (“llegó un camión cargando flores”, pues es obvio que el camión no
cargaba las flores). Teniendo en cuenta lo anterior, pasemos a los ejercicios.

Ejercicios:
Tiene, a continuación, frases en las que aparecen gerundios correctos e incorrectos. Señale los incorrectos.
1. Se ha publicado el decreto modificando el procedimiento de ingreso a las escuelas técnicas.
2. Los niños corrieron velozmente, perdiéndose de vista.
3. Abriendo la ventana, se dejó acariciar por la brisa.
4. Acabo de leer el reportaje describiendo el incendio.
5. Estaba cogiendo flores.
6. Sufrió un grave accidente, muriendo poco después.

2. Deber de y deber

He aquí otro de nuestros frecuentes tropiezos con el lenguaje: el uso indebido del deber y deber de. Con dos
ejemplos quedará todo aclarado.
- El profesor debe venir a las 12, porque a esa hora comienza su clase.
- El profesor debe de venir a las 12, porque salió de su casa hace ya media hora.
En el primer ejemplo se expresa una idea de obligación; en el segundo, de suposición. Por tanto, deber equivale a
obligación; deber de, a duda, a suposición.

Ejercicios:
Indique las faltas que se observen en las siguientes frases y escríbalas de forma correcta:
1. Debo de subir en ese avión; son órdenes recibidas.
2. Debió de subir en aquel avión, porque yo lo vi salir del hangar.
3. Ese carro debe ser un “Cadillac”.
4. Debes de tener en cuenta lo que te dice el profesor.
5. Debes de haber pasado una extraña noche; tienes mal aspecto.
6. Los alumnos deben de corregir las faltas que aparecen en los ejercicios.
7. Eso debe ser castillo o fortaleza.
8. Los niños deben estar durmiendo ya, porque no se oye ruido alguno.

3. Sino y si no

Sino es una palabra, una conjunción, que opone un término a otro. Ejemplo:
- No lo has pagado tú, sino yo.
Si no son dos palabras -si es la partícula condicional, no es la negación- entre las cuales pueden colocarse otras
palabras:
- Si (tú) no quieres venir, no iremos.

Para saber cuándo debe escribir sino (junto) o si no (separado), trate de incorporar inmediatamente
después de estas partículas la conjunción que. Si la frase lo admite, escribiremos sino; en caso contrario, diremos
si no.

Ejercicios:
Corrija las frases siguientes, en caso de estar mal empleadas las partículas sino o si no:
1. No creo que haya hecho si no lo que debía.
2. No era cosa de reír, sino de llorar.
3. Nunca llego tarde, si no al contrario.
4. No te traigo la pluma estilográfica, si no algo mejor.
5. Acostado en la hamaca, intentaba, sino dormir, al menos descansar.
6. Este libro no es mío, sino de mi hermano.

4. Porque, por qué y porqué

a) Porque es conjunción causal, equivalente a ya que o a pues. Ejemplos:


- No voy, porque no tengo tiempo.
- Va a venir esta tarde, porque así me lo ha prometido.
b) Por qué es interrogativo, lleve o no el signo de interrogación (interrogación directa o indirecta). Ejemplos:
- Por qué no fuiste a la reunión del viernes?
- No me explico por qué no han venido todos.
c) Porqué es el anterior por qué sustantivado. Como tal sustantivo irá siempre precedido de un determinante
(artículo o adjetivo) e, incluso, admite el plural. Puede sustituirse por un sinónimo: motivo, causa, razón...
Ejemplos:
- Ignoro el porqué de su extrema reacción.
- No me ha dicho los porqués de sus negativas.

Ejercicios:
Corrija en las siguientes frases el uso incorrecto de las palabras porque, por qué, por que y porqué:
1. Óscar, ¿porqué no me dijiste que ibas a traer a un amigo?
2. Ignoro el por qué de su constante aversión.
3. Llegamos temprano, porque estábamos bastante cerca de casa.
4. Sigo sin entender por qué me dijo que la esperara aquí.
5. Cuando presentó sus proyecto, olvidó su porqué.
6. ¿Porqué lo hiciste? Por que quería asustarlo.

5. Dequeísmo

A menudo se confunden dos construcciones análogas con que: me dijo de que viniera a la fiesta? o me dijo que
viniera a la fiesta? La solución es sencilla: a partir del que, subrayamos todo lo que sigue a continuación (en el
caso del ejemplo, “que viniera a la fiesta”) y lo sustituimos por un eso. Tendríamos como resultado (1) me dijo
de eso? y (2) me dijo eso? Obviamente la solución correcta es la segunda. Hagamos, ahora, algunos ejercicios.

Ejercicios:
Verifique si las oraciones siguientes están construidas de la manera correcta. Si no, corríjalas.
1. Había olvidado que hoy era tu cumpleaños.
2. He olvidado de que hoy es su cumpleaños.
3. Me había olvidado de que hoy era tu cumpleaños.
4. Me he olvidado que hoy es su cumpleaños.
5. Yo pensaba de que empezaba antes.
6. Les aconsejo de que se vayan pronto.
7. Nunca sospeché de que fueras culpable.
8. Yo desconfiaba de que cumplieras lo prometido.
9. Dijo de que se había ganado la lotería.
10. Me parece de que miente sin motivo.

6. Cosismo

Es ocupar la palabra “cosa” para todo lo que expresamos.


Ejemplo: Esta cosa ya está madura.
En esta oración la palabra cosa le quita precisión y sentido a la oración, pues el objeto o sujeto no se menciona
explícitamente y refiere a un sentido general y vago. Por tanto, en esa oración la palabra cosa puede ser
sustituida así:
Esta sandía ya está madura.
Esta anona ya está madura.

Ejercicios:
Sustituye en las siguientes frases la palabra “cosa” por otra más precisa

1. La humildad es una cosa muy rara.


2. Se me ha metido una cosa en el ojo derecho.
3. No sé cuál de estas tres cosas ponerme.
4. Exponga usted las cosas como han pasado.
5. Para los niños, el juego es una cosa necesaria.
6. Nunca contemplé una cosa tan magnífica.
7. La computadora es una cosa indispensable actualmente.
8. La educación de la población es una cosa difícil.

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