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EVOLUCIÓN DEL COOPERATIVISMO DESDE SUS ORIGENES HASTA

NUESTROS DÍAS

Los orígenes del cooperativismo se remontan a las antiguas realidades de las

asociaciones cooperativas de los grupos humanos en el ejercicio de actividades solidarias

con fines económicos y que pretendían la satisfacción de necesidades de dichos grupos

sociales. Un ejemplo de ello es el de las comunidades prístinas de las que habla el Nuevo

Testamento y la civilización babilónica con los arriendos y cultivos de tierras de forma

organizada y colectiva.

Consideremos ahora, para una mejor ubicación en el desarrollo histórico del

cooperativismo, una periodización dividida en tres etapas, en las que se dieron aspectos

convergentes o divergentes relacionados a otros movimientos semejantes a este, pero muy

diferentes a movimientos como el sindicalismo, marxismo y la doctrina social de la

iglesia, respecto a su naturaleza y objeto.

Estas etapas las podemos distinguir en tres: la primera, entre los años 1835 y 1895;

como un período que inicia con la creación de la constitución de la primera cooperativa de

consumo en el marco de una organización obrera en Lyon en el año de 1835,la cual sería

perseguida por sospecha de subversión, ya que ejercían un comercio de modo tan anormal

que no era conocido en el Código de Comercio o el Código Penal francés. En el segundo

caso, se encuentra la Sociedad Equitativa de los pioneros de Rochdale; una cooperativa de

consumo fundada en Inglaterra en 1844, por veintiocho trabajadores de la industria textil,

de manera que trataron de intervenir en su destino económico, de manera que fueron

tolerados de alguna manera y pudieron poner en marcha unas reglas administrativas

escritas y una condición de trabajo solidario que cada día es más difícil replicar en el
contexto del capitalismo actual. El reconocimiento como tal a las cooperativas se dio solo

hasta el año de 1852 en Inglaterra y en 1867 en Francia respectivamente. Ninguna de estas

dos cooperativas contó con auxilios o protecciones legislativas, administrativas ni

financieras que políticamente fueran eficaces y correctos.

La segunda etapa hace referencia al desarrollo cooperativista que se dio en el

transcurso de los años 1895 a 1914, época en la que el ejercicio cooperativo logra adquirir

consistencia y se extiende por Gran Bretaña y transitaba a otros países europeos como

Francia, Alemania, Italia, países escandinavos y otros territorios, en los que surgían casi

simultáneamente nuevas formas de cooperación en el ámbito económico y social. La

tercera etapa, se puede clasificar como un periodo de madurez que corresponde a los años

1914 y 1940.

El ser humano es un ser social que, por dicha naturaleza, necesita de sus semejantes

para su supervivencia, es así, como a través de la historia el fenómeno de la cooperación

se ha revelado en todas las funciones y procesos sociales culturales, convirtiéndose en una

opción de asociación para resolver, ayudarse, trabajar comúnmente para alcanzar sus

propósitos.

En la actualidad los sistemas socioeconómicos se han dividido en cuatro: comunidades

primitivas, feudalismo, capitalismo y socialismo, los cuales se han dado por el desarrollo

cultural de las sociedades que han inducido a la humanidad a asociarse en busca de

opciones que den solución a los problemas comunitarios que afectan el mejoramiento de

la calidad de vida. En medio de esta búsqueda y preocupación por la interpretación y

concepción filosófica y vital en si de vivir, germinaron ideologías concebidas desde la

relación cercana que se dio entre comunidades, vertientes de pensamiento y movimientos

que se convertirían en doctrinas fundamentadas en el compromiso de lo humano. Estas


doctrinas aparecen hacia el siglo XVII, con Plockboy y Bellers, precursores

cooperativistas cuyas ideas tendrían una indiscutible repercusión en el futuro desarrollo

del cooperativismo.

Anterior a la Sociedad Equitativa de los pioneros de Rochdale, existió la Sociedad de

las Hilanderas de Fenwick, una sociedad de consumo escocesa fundada en 1769,

organización femenina que en su momento era considerada peligrosa, ya que rompía con e

orden social existente de la época. Las tejedoras, crearon una carta fundacional en la que

se distinguen valores tales como la honestidad y fidelidad entre sí y con sus empleadores,

realizar un trabajo competentemente bueno y establecer precios que no fueran ni más altos

ni más bajos de lo que están acostumbrados en las ciudades y parroquias del barrio.

Ya hacia 1816, fue fundado el segundo Banco de los Estados Unidos como el primer

banco mutual del país americano. Su creador, el presidente Andrew Jackson, creía

firmemente que el banco central abarcaba mucho poder económico y estaba plagado de

corrupción, por lo que tomó la determinación de fundar una institución que beneficiara a

la población y no solo a las élites adineradas corruptas de su época.

Ulteriormente en el siglo XIX, más precisamente 1820, se observa el desarrollo de

cooperativas relacionado con luchas sindicales.

Robert Owen, un inglés, cuyo reformismo y oposición a la lucha de clases lo llevó a

ser considerado el padre y precursor del cooperativismo inglés, gracias a sus aportes en el

congreso de cooperativas en 1833. Así mismo, en Francia, Charles Fourier, esbozaba una

alternativa basada en la posibilidad de que a medida que los individuos se les permitiera

realizar sus inclinaciones, se produciría un estado de equilibrio y justicia en la sociedad,

por lo que propondría la creación de falansterios, cuyos beneficios serían repartidos entre

miembros y capitalistas de dicha comunidad. Por su parte, Philipe Buchez y Louis Blanc
hacia 1831, también franceses, deseaban que la clase obrera instituyera organizaciones

autónomas, por medio de las cuales ellos mismos dirigieran los procesos y repartieran los

excedentes por medio de reglas que certificaban la equidad y el abastecimiento adecuados

para conservar el capital y llevar a cabo nuevas inversiones, es decir, cooperativas

comerciales.

Hacia 1844 es creada la anteriormente mencionada Sociedad Equitativa de los

pioneros de Rochdale una corriente que nutrió la creación de entidades sociales y

económicas más justas y democráticas no solo en Inglaterra sino n el mundo entero. Cinco

años después, en 1849, inicia el surgimiento de los primeros ideales de cooperativa

crediticia en la parte sur de Alemania. Federico Wilhelm, para las sociedades agrícolas.

La historia del sistema ha reservado el nombre de los realizadores para aquellos cuyas obras,

basadas en su mayoría por el pensamiento de los precursores, han logrado permanencia y

expansión con una continuidad que ha llegado hasta nuestros días. En esta denominación

quedan incluidos los pioneros de Rochdale y, por otra, a los iniciadores del cooperativismo de

crédito, Schulze y Raiffeisen. Los pioneros de Rochdale eran grupo de trabajadores de las
fábricas del distrito de Lancanshire, Inglaterra, quienes habían quedado sin empleo después de

una huelga que adelantaron en 1843 para exigir mejores salarios. A partir de ello organizaron

un grupo con el fin de desarrollar un almacén cooperativo de consumo. Esta experiencia es

reconocida como el inicio del cooperativismo moderno, porque se considera que ha sido la

primera que tuvo éxito y permanencia en el tiempo. Su ejemplo práctico y sus principios de

funcionamiento fueron retomados en Alemania por Frierderich Raiffeisen quien impulsó la

creación de cooperativas de ahorro y crédito para los productores del sector agropecuario.

Igualmente fue aplicado por Herman Schulte – Dellitzsch, quien impulsó las cooperativas de

ahorro y crédito de los artesanos. Fue así como el cooperativismo empezó a irradiar su acción

por todos los países del mundo y ha sido adoptado como un método de organización

socioeconómica por grupos que siguen los principios de la cooperación adaptados a su propia

realidad.

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