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DEFINICIÓN Y PRETENSIÓN DE LA PEDAGOGÍA

 ZAMBRANO, A. Definición y pretensión de la pedagogía, Pedagogía, educabilidad y formación de docentes. Capítulo 1, Numeral 2. Grupo Editorial
Nueva Biblioteca Pedagógica S. en C. Cali. 2002. Pp. 35 – 38.

Partiendo de la definición que los griegos tenían de la pedagogía, encontramos que el pedagogo era el
esclavo que acompañaba al niño para que éste fuera hasta donde el maestro. Éste decidía lo que aquél
debía aprender, los horarios y la calidad de los docentes. En el mismo sentido, los contenidos y las
artes que se le transmitían a los párvulos estaban sujetos a la decisión del pedagogo. En este orden,
como lo señala el profesor Philippe Meirieu, el niño era el lugar común donde convergían profesores y
saberes pero ninguno sospechaba de la presencia del otro26. Este carácter, que durante mucho tiempo
estuvo presente en la literatura pedagógica de algunas sociedades, ha evolucionado tanto que la
pedagogía ya no se concibe en la actualidad como una simple transmisión de conocimiento o saberes.
Así, por ejemplo, Meirieu la define como la intención de un querer hacer, o de una economía de los
saberes27. Al analizar esta definición se encuentra que la economía de los saberes remite a la noción
de actividad (hacer) y de reflexión. Para hacer mejor lo escolar es necesario disponer de una batería de
recursos intelectuales y culturales que le permitan a todo aquel que hace obra educativa, pensarse a sí
mismo y, a través de los recursos didácticos, transmitir lo mejor de sí y de los saberes. El hacer implica
obligatoriamente una suma de antecedentes éticos que orientan la reflexión y la praxis en función del
ideal de hombre que se busque educar.

La pedagogía, vista así, ya no es un espacio donde se cristalizan las estrategias de acción, al punto en
que ellas se convierten en fronteras, denominadas por algunos estudiosos como campo. Más bien, la
pedagogía es un espacio donde se piensa antes de actuar, circulan encuentros y se gestan polifonías
sobre el otro, y, en este sentido, está estrechamente unida con la educación. En el medio colombiano,
la pedagogía pareciera haber convivido en un ambiente de sometimiento y dependencia 28. Caso
contrario ha sucedido en la cultura pedagógica francesa. Pues, como se ha señalado, la pedagogía, en
sus inicios, dependía de la educación, en general, y de cada una de las ciencias interesadas por
esclarecer las complejidades del hecho educativo. Sin embargo, en su proceso de consolidación, ha
logrado desprenderse de sus gestoras para ocupar el lugar de una gran voz que sabe formular, en el
tiempo oportuno y en el lugar preciso, sus deseos e interrogantes.29 Esta relación de independencia ha
hecho que la misma definición que la sociología había producido sobre la educación se haya disuelto
en una comunión práctica de trabajos e intereses. La educación sigue siendo el objeto plural de ciertas
ciencias complejas en sus obligaciones e intereses, pero el objeto de la pedagogía se vuelve, con el
transcurrir del tiempo, importante y oportuno. He aquí la diferencia radical con ciencias mayoritarias que
buscaban interpretar las ataduras y dimensiones de la educación, para lo cual se apoyaban, entre
otras, de la pedagogía como concepto menor.

El concepto de educación forjado por Durkheim está muy ligado al de pedagogía. Así la definía el padre
de la sociología francesa: "La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las

26
Meirieu Philippe, L 'envers du tableau, Paris, Esf Editeur, 3 édition, 1997.
27
Meirieu Philippe, Le choix d'éduquer; éthique et pédagogie, París, Esf, 1994.
28
Cabe señalar que la pedagogía ha sido sometida por algunas ciencias humanas, desapareciendo en ella su autonomía y,
en consecuencia, su capacidad para dialogar con las otras ciencias. Este aspecto bien pudiera explicarse desde la
hegemonía que ha tenido la sociología sobre la pedagogía, que en nuestro medio se traduce por un desconocimiento de
sus discursos, de sus prácticas y explicaciones. Caso contrario sucede en el paradigma de las Ciencias de la Educación
en Francia, donde la pedagogía ha logrado desprenderse del control de las distintas ciencias que hacen parte de dicho
paradigma y posicionarse como una disciplina con capacidad de diálogo y prescripción sobre fenómenos relacionados
directa o indirectamente con el hecho educativo.
29
Meireiu Philippe, Revue Sciences Humaines, N° 50.
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Definición y pretensión de la pedagogía

que aún no están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño un
cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de él, tanto la sociedad política
en su conjunto, como el medio especial al que está particularmente destinado el recién nacido" 30. Esta
definición ha permanecido por mucho tiempo en el corazón de la racionalidad educativa. Para hacer
posible el paso de lo teórico a lo práctico, la educación se apoya en la pedagogía y la entiende como
una teoría práctica de aquélla.31 El propio Durkheim señalaba que la pedagogía se vuelve enseñanza,
aprendizaje y, en definitiva, acción práctica de los ideales sociales, estéticos, filosóficos, morales y
políticos, del hombre que la educación se propone alcanzar; es, según él, un medio técnico traducido
por los anteriores procesos.

Al ser la educación el manto que envuelve el interés de la actividad humana requiere de la pedagogía y
de su postulado de educabilidad para poner aprueba toda la intencionalidad de perseverar en la
empresa humana. En el plano ético, la educabilidad remite a la condición inacabada de la especie
humana y facilita pensar mejor toda influencia estratégica desde lo educativo. Así es como se podrá
entender el ejercicio de este postulado, sabiendo, de antemano, que cuando se trata de educación, lo
que está en juego es la perfectibilidad de la criatura humana32. Tal perfectibilidad consiste en poder
ofrecerle a cada uno, en sus diferencias radicales, los instrumentos metodológicos y los espacios de
encuentro necesarios, de tal forma que pueda lograr su desarrollo en igualdad de condiciones. La
escuela, en este espacio ideal, jugaría un papel importante, así como la pedagogía y sus actores
pensadores. Qué mejor ocasión para desatar un conjunto de actividades que le permitan a todos los
que hacen obra de educación, identificarse en una sociabilidad, encontrando el lugar común, es decir,
el lugar y significado del otro.

De esta manera, la apuesta educativa exige pensar en la complejidad de los términos, sus significantes
y estructuras de acción, de tal forma, que permita reflexionar sobre preguntas fundamentales como:
¿Qué significa la educabilidad? ¿Cómo es posible pensar un postulado ético cuando lo esencial se
juega en términos de un hacer práctico? ¿De qué manera este postulado se incrusta en la esencia de
la educación? Y la pedagogía ¿qué lugar ocuparía respecto a la educabilidad y ésta frente a las otras
dos? Las preguntas son numerosas, lo cual no quiere decir que sea imposible intentar resolver el
debate sobre postulados que, enraizados en las propias concepciones, permitan aclarar lo que en el
escenario social se juega como esperanzas, certezas e ilusiones. Así, se parte desde una estructura
conceptual tratando de desordenar, a la manera de Edgar Morin, lo que el orden exige. Una forma
práctica de entender las relaciones e intersecciones que se tejen en los vocabularios prácticos de la
razón. Ser pedagogo constituye una exigencia ética y práctico - reflexiva, antes que una acción -
instrumental, desordenando el orden que impone el encuentro humano planificado con antelación
desde la técnica metodológica.

Con todo lo anterior, se puede decir que entre los múltiples y complejos subconceptos que ha
construido la pedagogía, el de educabilidad juega un papel importante en el logro de sus múltiples
finalidades. Esto, porque la pedagogía entiende que el otro no es una simple exterioridad, mucho
menos un objeto independiente. El otro es también el resultado del trabajo colectivo que realizan
mancomunadamente los docentes para comprender mejor el lugar del otro (alumno), en tanto, todo
esfuerzo que busque la construcción del nosotros, debe estar orientado por el principio de que el otro
no puede fracasar en su empresa educativa.
30
Durkheim E., Education et Sociologie, París, Quadriage-PUF, 1993.
31
Ibid. p. 51.
32
Me apoyo aquí en Charles Hadji, para quien el individuo es un ser perfectible, susceptible de modificación y por lo tanto
educable. A diferencia de Feurenstein, el profesor Hadji considera que la finalidad de toda educación es la de permitirle a
todo individuo la potenciación de sus facultades y la búsqueda de lo mejor en cada uno. Notas del curso de Philososphie
de l'éducation, Université Lumiere Lyon 2, ISPEF, 1989.

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