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La producción de obras arquitectónicas respondía, en relación con los distintos sectores sociales, a

tres grupos diferenciados: la construcción de palacios urbanos o rurales, la de departamentos y


casa individuales y la vivienda de sectores populares.

La construcción de palacios urbanos y rurales contemplaba un programa de resolución que era


llevado a cabo especialmente por arquitectos provenientes de países europeos o que se habían
estudiado en ellos. Pueden distinguirse diferencias entre las grandes residencias rurales o
suburbanas y las mansiones urbanas. En las primeras, era posible copiar con cierta exactitud los
modelos que se deseaban replicar desde Europa. Se evidenciaba el tono doméstico e introvertido
que se manifiesta en la repetición rítmica de pequeñas ventanas, la ausencia de basamento y el
uso de un orden de columnas dóricas, pero estriada, en la planta baja de la residencia, incluían
elementos como elevadas mansardas, una gran cúpula central, un arco de acceso, terrazas y
escalinatas. Las casas suburbanas se organizaban según tres tipologías: villa criolla, de patio lateral
o petiti hotel. En las segundas, se presentaban inconvenientes como el tamaño de los predios por
lo cual la ejecución de algunas obras contemplaba la eliminación de áreas o el reemplazo de estas
y en definitiva la compactación de la planta en general.

Se produjo un incremento en el uso de casas de renta desarrollados en altura, especialmente por


encima de los cuatro pisos, producto del alto valor alcanzado por los terrenos centrales a raíz del
aumento de la calidad urbana. Su construcción era permitida gracias a la utilización de nuevas
tecnologías que contemplaban el uso del hierro, la invención de mecanismos posibilitados por la
energía eléctrica (ascensores, cocinas, calefacción, etc.) y el desarrollo de instalaciones de higiene
(inodoros con sifón, duchas, desagües cloacales, etc.) Las casas de rentas en altura empleaban
elementos nuevos que implicaban un alto costo por lo que eran destinadas a un público de altos
ingresos. Este tipo de edificios evidenciaba el conflicto entre la necesidad de disminuir los costos
de operación para aumentar la ganancia y la necesidad de responder a expectativas simbólicas.

Para algunos la casa popular de renta o conventillo no tenía lugar en el sistema teórico de la
disciplina ya sea por su colocación social o por la calidad de los materiales que podían ser
empleados y que no requería la intervención de un especialista: consistía en una sucesión simple
de cuartos iguales entre sí, alineados a lo largo de uno o ambos lados de un espacio abierto de la
menos dimensión posible que consistía en un patio, al final del cual se agregaba una cantidad
reducida de retretes y piletones. Su construcción empleaba una tecnología elemental con
materiales precarios (tablas y tirantes de madera, chapas de zinc, o elementos descartados en
otras obras) y, a veces, muros de mampostería. El tipo más frecuente resultó de

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