JUEVES, 27 MAYO 2004
LA ESTRATEGIA DE LA GENERALITAT 
Maragall defiende la solidaridad con
España a cambio de más poder político
El president explica en Madrid que su proyecto ha integrado al independentismo
El presidente de la Generali-
tat, Pasqual Maragall, aseguró
ayer en Madrid que Catalunya
quiereun nuevoEstatut de auto-
nomía para redefinir su rela-
ción con España, no para aban-
donarla. Maragall añadió que
el pacto tripartito ha permitido
integrar al independentismo en
un proyecto común “que hoy
por hoy es el único viable”.
JOSÉ MARÍA BRUNET
MADRID. – Pasqual Maragall sos-
tuvo ayer en Madrid que Catalunya
quiere implicarse en la gobernación
de España y ser solidaria, pero recla-
mó a cambio que se asuma su volun-
tad de autogobierno y, en conse-
cuencia, el incremento de su poder
político. El presidente de la Genera-
litat expuso estas ideas en el Club Si-
glo XXI, en una conferencia con la
que quiso combatir la idea de que
su gestión puede introducir factores
de desequilibrio o insolidaridad en
España y a la que asistieron, entre
otros, los ministros socialistas José
Montilla, Jordi Sevilla y Elena Sal-
gado; la presidenta de Madrid, Espe-
ranza Aguirre; el dirigente del
PSOE José Blanco; el portavoz de
ERC en el Congreso, Joan
Puigcercós, y el presidente del Real
Madrid, Florentino Pérez. Ante
una opinión pública bombardeada
–sobre todo a raíz del caso Carod–
con la idea de que el gobierno tripar-
tito catalán supone un riesgo cierto
de secesión, Maragall propuso un
nuevo pacto entre Catalunya y Espa-
ña, similar al de la transición.
Su discurso puso de relieve la pro-
gresiva aproximación de proyectos
entre el Gobierno y el Govern. Ma-
ragall afirmó que su propuesta de
Estatut “quiere ser un elemento de
concordia en Catalunya y en Espa-
ña”. E incluso hizo alguna conce-
sión al humor al afirmar que las
“querellas internas” son “la sal de la
vida” y que “los catalanes no sabría-
mos qué hacer sin pelearnos con los
madrileños”, pues “nos aburriría-
mos mortalmente”. En cuestiones
concretas, como la financiación au-
tonómica, Maragall prefirió poner
el acento en las características del
modelo –mejorar la suficiencia y la
capacidad de decisión sobre los re-
cursos propios–, y menos en su ur-
gencia. En suma, no quiso ser exi-
gente, sino persuasivo.
“El Estatut que queremos –dijo–
no es una disimulada declaración
de independencia. Tampoco es una
aceptación vergonzante de vasalla-
je. Es, en todo caso, una libre decla-
ración de interdependencia.” Mara-
gall definió su proyecto en torno a
tres ejes: la mejora del “bienestar y
la igualdad de los catalanes”, la re-
DANI DUCH novación del pacto de convivencia
Esperanza Aguirre con Pasqual Maragall, ayer en Madrid entre los ciudadanos de Catalunya
LA VANGUARDIA 13
y la mejora de sus instituciones, y la
aportación a España. Precisó que
Catalunya quiere “contribuir decisi-
vamente a la configuración institu-
cional de la España plural como me-
jor expresión del compromiso de so-
lidaridad interterritorial”.
En el coloquio posterior explicó,
con todo, que confía en que las Cor-
tes no pretendan hacer ninguna re-
baja sustancial en el nuevo Estatut
para aprobarlo porque, de ser así, se-
ría rechazado por los catalanes.
Previamente había explicado que
el acuerdo tripartito no es un giro
hacia la insolidaridad y señalado
que Catalunya quiere “un trato fis-
cal justo que combine suficiencia fi-
nanciera y solidaridad interterrito-
rial”. El Estado, a su vez, debe ser
“integrador e incluyente”, lo que su-
pone, entre otras cosas, que asuma
Maragall pretende
“un trato fiscal justo que
combine suficiencia
financiera y solidaridad
interterritorial”
El president asegura que el
nuevo Estatut “quiere ser
elemento de concordia en
Catalunya y España pero
con más autogobierno”
la defensa de las lenguas cooficiales
“como una riqueza irrenunciable”.
El president enmarcó estos pro-
yectos en un momento histórico
que entraña una gran oportunidad
y consideró que los resultados elec-
torales en Catalunya y España han
abierto un nuevo camino. Recordó
que, hace poco más de un año, dijo
en el mismo escenario que la perma-
nencia de Aznar y sus políticas supo-
nían un peligro para España, como
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