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El artículo analiza los procesos de transición de la antigüedad tardía a la Alta Edad Media, a través
del estudio comparado de 3 regiones: Italia, Túnez y Galia septentrional. Se plantean 4
parámetros: guerra, estructura estatal, estructura de propiedad privada y la integración del
sistema económico romano.
Parámetros interpretativos de larga duración durante la transición entre la época tardoantigua y la
Alta Edad Media no han variado mucho. Tres modelos principales: visión clásica de una catástrofe
en siglo V debido a invasiones bárbaras y disolución política. Postura más continuista con un
cambio pequeño en periodo merovingio que desemboca después en el renacimiento carolingio. Y
la tesis de Pirenne, para quien el mayor punto de ruptura se da en siglo VII por la acción de los
árabes.
Historiadores han destacado más las continuidades culturales que las referidas a la sociedad y la
economía. Los catastrofistas han cambiado aún menos y mantienen las mismas posiciones que
hacentres generaciones. Defensores de Pirenne son los arqueólogos, que son conscientes de las
simplificaciones observables en la cultura material de casi todas las áreas geográficas que habían
compuesto el imperio desde siglo V en adelante.
Perduración de tres paradigmas antitéticos implica cierta ausencia de audacia por parte de las
sucesivas generaciones y también la falta de un debate productivo. Dos problemas principales: el
primero consiste en que historiadores y arqueólogos no acostumbran a leerse recíprocamente o,
tienden a tomar en consideración las implicaciones que comporta el modelo que el otro está
usando y a veces, no reconocen ni la legitimidad de la aproximación del otro. El segundo es que ni
los historiadores ni los arqueólogos hacen suficientes comparaciones entre países o regiones en
Europa para poder, por ejemplo, crear una hipótesis sobre la transición de la antigüedad tardía y la
alta edad media en una región determinada que pueda verificarse en otra.
Afrontemos la cuestión del cambio de larga duración en occidente desde una perspectiva
arqueológica, con el objeto de establecer un punto de partida claro. Hay una dificultad para
encontrar datos arqueológicos referidos al periodo altomedieval. Al contrario de lo que se
constata en el Mediterráneo oriental, en Occidente hay muchas menos evidencias de cualquier
cosa que los arqueólogos busquen.
Es necesario construir modelos sobre el cambio en estos siglos que sean lo suficientemente claros
y rigurosos para poder ser verificados. En mi opinión, la mejor manera de crearlos es a partir de la
comparación de desarrollos análogos en diferentes regiones, estudiados sobre datos
arqueológicos y documentales que puedan ser verificados también en otras áreas. En líneas
generales realizare algunas comparaciones durante los siglos V-VIII en Tunes, Italia continental y
Galia septentrional.
Túnez era a comienzos de siglo V región dedicada a la exportación, en términos de impuestos o
censos sobre tierras, y también de transacciones comerciales. Sus productos eran distribuidos por
toda la cuenca mediterránea. En torno al 400, ciudades africanas prosperaban y asentamientos
rurales parecen estables. Conquista vándala de las provincias tunecinas no comporto cambios