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MATEO 17:14-27.

Liberación del lunático y el impuesto


del Templo
HIJO LUNÁTICO
Luego de la experiencia en el monte, Jesús y los tres discípulos acompañantes se
reunieron con los demás. Allí les esperaba una gran multitud, y entre ellos había
un hombre con una petición especial:

(Mateo 17:14-15) Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló


delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y
padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

Por definición, “lunático” es una persona que tiene cambios bruscos de humor, o
que en ciertos momentos se comporta como si fuera loco.

El padre de este joven lunático primero llegó a pedir oración a los discípulos, pero
ellos no lo pudieron sanar (Mateo 17:16). Al oír esto, Jesús les dijo:
(Mateo 17:17-18) ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar
con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió
Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella
hora.

Los discípulos se quedaron intrigados, preguntándose por qué sus oraciones no


habían sido efectivas. Cuando tuvieron un momento a solas con el Señor, le
preguntaron.
(Mateo 17:19) Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué
nosotros no pudimos echarlo fuera?

Jesús les explicó dos principios de la guerra espiritual y la liberación:


1. Se requiere de fe
(Mateo 17:20) Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si
tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y
se pasará; y nada os será imposible.

2. Para cierto tipo de demonios, se requiere de ayuno y oración previa, para tener
revelación y fortaleza espiritual (Efe. 6:12; Col. 2:15).
(Mateo 17:21) Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

COBRO DEL IMPUESTO


Poco después de entrar a su casa, Pedro recibió una visita oficial…
(Mateo 17:24) Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban
las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Los dos dracmas era el equivalente del medio shekel, que era la colaboración que
todo israelita debía aportar anualmente para el funcionamiento del Templo,
basado en lo escrito en Éxodo 30:13-16.

Cuando los cobradores del Templo llegaron a hablar con Pedro, no sólo llegaron a
cobrarle a él sino también a Jesús. En ese momento, Jesús no estaba allí; pero
cuando llegó, Jesús abordó el tema antes que Pedro lo hiciera:
(Mateo 17:25-26) …Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué
te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los
impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños.
Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.

Con esta pregunta, Jesús estaba llegando a la conclusión que como Hijo de Dios
no debería pagar el impuesto al Templo. Sin embargo, Jesús se dispuso a
pagarlo.

Lo más probable es que no tenían dinero en ese momento, ya que no lo sacó de la


bolsa. Sin embargo, Jesús le explicó a Pedro cómo obtener el dinero para pagar el
impuesto:
(Mateo 17:27) Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el
primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y
dáselo por mí y por ti.

De nuevo (como en el milagro de la multiplicación), vemos que el Señor nos llama


a dar lo que tenemos. Y lo que Pedro tenía era su habilidad para pescar. Jesús
pudo sacar una moneda de la manga, pero el Señor quiere que participemos y
demos lo que tenemos a la mano, y Él lo bendecirá y hará el milagro.

El estatero era equivalente a media onza de plata, lo cual era suficiente para cubrir
el impuesto de Jesús y de Pedro. Éste es un gran ejemplo de la provisión de Dios
para cubrir todo tipo de necesidades.

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