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2 corintios 2:14-17
Introducción
Predicar es una tarea que demanda mucho esfuerzo. Dedicas horas y horas al estudio
de las escrituras para entender el significado del texto bíblico. Y pasas unas cuantas
horas más orando y pensando en la mejor manera de comunicarlo de una forma eficaz.
Después de predicar el día del Señor, estás cansado físicamente y emocionalmente, tal
vez un poco frustrado porque el sermón no salió como esperabas. Pero el lunes debes
comenzar desde cero otra vez para el próximo domingo. La misma rutina, semana tras
semana, mes tras mes, año tras año.
Hay una definición popular que dice: “hacer lo mismo una y otra vez esperando
resultados diferentes”
¿Por qué insistir en seguir predicando la palabra y esforzarnos por hacerlo cada vez
mejor si el mundo no pareciera estar dispuesto en escuchar?
Podríamos responder: “porque Dios nos ordena” y es verdad. Pablo le ordena a
Timoteo, inspirado por el Espíritu Santo, “que prediques la Palabra”. (2 tm. 4:2)
¿Por qué Dios nos ordena que prediquemos su palabra?
Porque la palabra de Dios “es la fuerza más poderosa del universo” Johathan Leeman
editor del ministerio 9marks.
Mira a tu alrededor todo lo que no haya sido creado por las manos humanas y veras lo
que Dios es capaz de hace por medio de su palabra. ¿A dónde voy con esto? Él actúa
hablando “y dijo sea la luz y fue la luz” así de simple. Él hablo y una cantidad de seres
y cosas vinieron a la existencia desde estrellas gigantescas hasta minúsculas partículas.
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos – dice el salmista 33:6 – y todo el
ejercito de ellos, por el aliento de su boca”.
Tomemos en cuenta que el universo, así de grandioso como es, no es más que una
pequeña muestra de lo que Él es capaz de hacer cuando habla.
Job declara que “estas cosas son solo los bordes de sus caminos; y cuan leve es el
susurro que hemos oído de él!. Pero el trueno de su poder ¿Quién lo puede
comprender? Job 26:14
Si la creación es el producto del susurro de Dios, no podemos imaginar siquiera lo que
habría producido si hubiera tronado.
Mientras estos falsos maestros defraudaban a los corintios vendiéndolos una palabra
de Dios diluido. Pablo denuncia esta práctica de distorsionar el mensaje de Dios y
engañar a la gente (4:2)
b) Que medran falsificando la palabra / que comercian la palabra de Dios
La palabra medran tiene la idea de “adulterar” o “diluir” para poder obtener ganancia,
y era utilizado especialmente para un vendedor de vino quien diluía el vino para
obtener más ganancias. Pablo no era como los demás que diluían el evangelio para
poder obtener ganancias.
Esta figura de diluir agua con vino contiene dos ideas. La primera concierne a los
motivos; hacen del apostolado un negocio para ganancia personal. La segunda implica
el método; adulteran el evangelio con demandas más apetitosas y perspectivas
limitadas para promover sus propios intereses. Lo primero conduce a los segundo.
Por ejemplo el evangelio no ofrece prosperidad, sanidad, comodidad etc.
1 tesalonisenses 2:3-5
“fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no
como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones”
Contexto
La carta a los corintios fue escrita unos pocos meses después de la primera. Es una
respuesta de Pablo después de ver los resultados de la primera carta; resultados
traídos por Tito, y le informó que los asuntos en corinto eran favorables. Con la
primera carta a los corintios, mucho de ellos se arrepintieron, esto le trajo mucho gozo
a Pablo. Pero, también se enteró que había una minoría que seguía oponiéndose a
Pablo, predicando un falso evangelio y rechazando su autoridad. Pablo, muestra un
profundo amor en esta carta, también defiende el apostolado que Dios le dio, y apunta
a las malas ideas que se sembraron en la iglesia en cuanto a él y su trabajo.
Los falsos apóstoles llegaron a corinto y empezaron a esparcir rumores con respecto
del apóstol Pablo, fundador de la iglesia, estos chismes se esparcieron rápidamente
entre los creyentes en la iglesia. De esta manera estaban cuestionando la autoridad
legítima del apóstol pablo con ello también el mensaje del evangelio.