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En primer lugar, empecemos aclarando dudas, Tía María es un proyecto minero que
procesará óxidos de cobre de los yacimientos “La Tapada” (425 338 000 toneladas
métricas de mineral de cobre oxidado, con ley de 0,43% Cu) y “Tía María” (225 377 000
toneladas métricas de mineral de cobre oxidado, con ley de 0,29% Cu), ambos están
ubicados en el desierto La Joya y ambas del tipo tajo abierto; o sea, no serán
subterráneas. Se extraerá únicamente cobre, pero el producto final serán unas planchas
denominadas “cátodos de cobre”. El punto más próximo del proyecto al valle de Tambo
se encuentra a una distancia de 2.5 kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia
de Islay, región Arequipa.
Tía María no es un proyecto nuevo. Se inició el año 1994, tiene más de 20 años de
maduración. En estos 20 años se desarrollaron las siguientes fases:
› Educación:
› Salud:
› Trabajo:
“La minería es uno de los principales motores de la economía peruana y el gran desafío
es cómo transformamos esta enorme riqueza para el desarrollo de nuestro país”, Pablo
de La Flor, presidente ejecutivo de la SNMPE. Pero, ¿cuál es la verdadera razón por la
que Tía María aún no opera? Los analistas reconocen que el terreno que le toca
enfrentar a la empresa es complicado debido a que los pobladores locales están en
desacuerdo con este proyecto señalando afectaría la disponibilidad de agua, lo cual
limitaría la producción de arroz, caña de azúcar y paprika que se produce en el valle del
río Tambo. Esta situación motivó la oposición de los pobladores que entre protestas y
paralizaciones dejaron un saldo total de 5 fallecidos y decenas de heridos.
¿Cómo se suscitó esto? En julio del 2009, la empresa presentó su Estudio de Impacto
Ambiental (EIA). Este debía ser presentado en audiencia pública a fines del mes de
agosto a la población del distrito de Cocachacra. Sin embargo, el día de la presentación
(27 de agosto) debido a la oposición masiva de la población la audiencia fue suspendida.
Desde fines de marzo del año 2011 se inició un paro indefinido y generalizado de la
comunidad, que buscaba el rechazo definitivo del EIA del proyecto, lo que dejó tres
víctimas fatales y decenas de heridos. Este hecho sangriento movilizó la opinión pública
de todo el país y la opinión internacional, y finalmente el ejecutivo se vio en la obligación
de considerar inadmisible el estudio de impacto ambiental, el cual contaba con 138
observaciones y más de 3.000 observaciones por parte de la comunidad.
A fines del año 2012, la empresa volvió a aparecer, señalando que volvería a presentar
un nuevo EIA del proyecto Tía María, luego de que fuera rechazado su primer intento,
lo que generó inmediatamente la movilización de la comunidad que rechazó el proyecto
minero.
Actualmente, en el centro, la mayoría apoya la minería; mientras que, en los pueblos
jóvenes, ocupados por migrantes del valle de Tambo y la sierra, la posición es totalmente
contraria.
Las preocupaciones de los productores agrícolas de la zona son varias, pero destaca el
impacto que puede traer el desarrollo de la actividad minera cerca al Valle del Tambo.
Pero, el proyecto minero Tía María no se ubica en el Valle de Tambo. “La Tapada”, el
yacimiento minero más cercano al Valle de Tambo, se ubica a aproximadamente 2.5
kilómetros y a “El Fiscal”, el centro poblado más cercano, a 3.7 kilómetros. En el caso de
Cocachacra el proyecto se ubica a 7 kilómetros de distancia. Las instalaciones tampoco
se desarrollarán en áreas verdes del valle de Tambo se ubicará en zonas desérticas, que
no son parte del Valle de Tambo y que no tienen suelos para hacer agricultura. Estos
suelos son típicos de zonas desérticas. En otro caso, el Proyecto Minero Tía María no
utilizará agua del valle Tambo para su operación minera sino, agua de mar desalinizada
de acuerdo a los siguientes detalles:
Algunos afirman que la desalinización de agua de mar puede generar un impacto en los
recursos hidrobiológicos de la costa y esto es falso La salmuera que se devolverá al mar,
se transportará por un ducto a 856 metros de distancia desde la línea de alta marea,
más 100 metros de ductos con difusores cada 5 metros, (es decir, casi un kilómetro en
total) y a una profundidad de 30 m. (equivalente a la altura de un edificio de 10 pisos),
lo que garantiza su mezcla (dilución) y dispersión sin causar impactos ambientales a la
fauna acuática o a los recursos hidrobiológicos. Además, no afectará en lo más mínimo
el paisaje o zonas de recreación, lo cual se asegura a través de:
En el país ya existen otras plantas similares sin generar impactos ambientales negativos.
En cuanto a la profundidad del tajo, no podría afectar las aguas subterráneas (el
acuífero) que alimenta del recurso al Río Tambo por las siguientes razones:
El estudio hidrogeológico muestra que no existe conexión entre el fondo del tajo
y el acuífero que alimenta el Valle de Tambo.
Todo ello podría aclararse en un diálogo entre la empresa y pobladores que aclare los
beneficios y las creencias equivocadas acerca de la afección del valle Tambo, pero
mientras esto no suceda, difícilmente el proyecto pueda seguir adelante. El proyecto es
una buena opción para Perú y Arequipa especialmente y creo que ante todas las
aclaraciones de los malentendidos que la minería afectará el agro se podrá dar play a las
operaciones mineras de Tía María.
“Nosotros nos sentimos tranquilos como para garantizar que el proyecto no va a afectar
la agricultura, ni la dotación de agua de Valle de Tambo. Tenemos la posibilidad de dar
un seguro ambiental, para que en la eventualidad de generarse algún daño se puedan
acoger a dicho seguro y tener la compensación”, manifestó Raúl Jacobs, vicepresidente
de finanzas y CFO de la empresa minera.