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El proyecto Tía María ha estado en boca de todos durante estos años, por los problemas

socio-político y la repercusión que ha generado en la comunidad. El conflicto ocurrido


en torno al proyecto Tía María es un claro indicador que la aplicación de políticas
adecuadas en relaciones comunitarias y responsabilidad social empresarial son cruciales
para poder desarrollar un proyecto minero actualmente, el cual origina impactos en las
poblaciones aledañas y capta la atención nacional e internacional. Este conflicto, que
tuvo su primer episodio entre el 2009 y 2011, se ha puesto de manifiesto a partir de la
presentación del Segundo Estudio de Impacto Ambiental, generándose una situación de
conflictividad crítica en el Valle y la región de Arequipa. En estos días, el tema de Tía
María ha vuelto a sonar esta vez con la aprobación de la licencia de este mega proyecto
y con la reacción notoria de desaprobación de los pobladores. Pero por qué no creer que
“donde hay riqueza en el subsuelo tiene que haber bienestar en la superficie", como
sentenció el ministro de Energía y Minas (Minem), Francisco Ísmodes en una entrevista
a RPP.

En primer lugar, empecemos aclarando dudas, Tía María es un proyecto minero que
procesará óxidos de cobre de los yacimientos “La Tapada” (425 338 000 toneladas
métricas de mineral de cobre oxidado, con ley de 0,43% Cu) y “Tía María” (225 377 000
toneladas métricas de mineral de cobre oxidado, con ley de 0,29% Cu), ambos están
ubicados en el desierto La Joya y ambas del tipo tajo abierto; o sea, no serán
subterráneas. Se extraerá únicamente cobre, pero el producto final serán unas planchas
denominadas “cátodos de cobre”. El punto más próximo del proyecto al valle de Tambo
se encuentra a una distancia de 2.5 kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia
de Islay, región Arequipa.

La empresa minera Southern Perú Copper Corporation es la que se encuentra a cargo


del proyecto Tía María y tendría una duración de 21 años extrayendo cobre. Hablamos de
una empresa minera a nivel internacional que trabaja en Perú, México y Chile.

Tía María no es un proyecto nuevo. Se inició el año 1994, tiene más de 20 años de
maduración. En estos 20 años se desarrollaron las siguientes fases:

 Actividades de exploración entre los años 1994 al 2009 - 2010.


 Elaboración del primer Estudio de Impacto Ambiental, entre los años 2008 y
2010.
 Elaboración del segundo Estudio de Impacto Ambiental, entre los años 2011 y
2013.

La representación de Tía María económicamente para Arequipa, según el Ministro de


Energía y Minas, Francisco Ísmodes, se detalla como S/600 millones al año en pago de
impuestos y U$S1,400 millones en inversión por otra parte, los beneficios
comprometidos por la empresa en relación al Proyecto Minero Tía María, son:

› Educación:

Mejora de Servicios, Infraestructura Educativa, Competencias Académicas, Capacitación


Técnica.

› Salud:

Mejora de Servicios de Saneamiento (Agua Potable y Desagüe), Mejora en los servicios


de salud.

› Trabajo:

• 3000 puestos de trabajo - etapa de construcción

• 650 puestos de trabajo - etapa de operación (directos)

• 3500 puestos de trabajo - etapa de operación (indirectos)

“La minería es uno de los principales motores de la economía peruana y el gran desafío
es cómo transformamos esta enorme riqueza para el desarrollo de nuestro país”, Pablo
de La Flor, presidente ejecutivo de la SNMPE. Pero, ¿cuál es la verdadera razón por la
que Tía María aún no opera? Los analistas reconocen que el terreno que le toca
enfrentar a la empresa es complicado debido a que los pobladores locales están en
desacuerdo con este proyecto señalando afectaría la disponibilidad de agua, lo cual
limitaría la producción de arroz, caña de azúcar y paprika que se produce en el valle del
río Tambo. Esta situación motivó la oposición de los pobladores que entre protestas y
paralizaciones dejaron un saldo total de 5 fallecidos y decenas de heridos.
¿Cómo se suscitó esto? En julio del 2009, la empresa presentó su Estudio de Impacto
Ambiental (EIA). Este debía ser presentado en audiencia pública a fines del mes de
agosto a la población del distrito de Cocachacra. Sin embargo, el día de la presentación
(27 de agosto) debido a la oposición masiva de la población la audiencia fue suspendida.

Posteriormente las autoridades locales iniciaron la convocatoria a una consulta vecinal


para decidir sobre la realización del proyecto minero. El 27 de septiembre se realizó la
consulta vecinal donde el 97% de la población que participó se manifestó en CONTRA
del proyecto minero. A pesar de la legitimidad de la consulta, las autoridades
convocaron a una audiencia pública para aprobar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA)
elaborado por la empresa y avalado por el gobierno. Sin embargo, en abril del 2010,
cientos de agricultores y pobladores de la zona tomaron la carretera Panamericana Sur
durante 6 días, señalando que el EIA no respondía al cuidado ambiental del valle. El
Frente de Defensa del Pueblo de Islay realizó cerca de 3 mil observaciones al EIA. El
resultado fue que el gobierno declaró la intangibilidad de las aguas superficiales y
subterráneas del Río Tambo. Sin embargo, la empresa siguió arremetiendo con todo y
tratando bajo todas las medidas posibles, que el EIA sea aprobado.

La masiva resistencia comunitaria que generó esta arremetida de la empresa y el


gobierno central, movilizó y generó por varios meses varias protestas y paros generales
en la región, con una fuerte represión y criminalización por parte de las fuerzas
policiales.

Desde fines de marzo del año 2011 se inició un paro indefinido y generalizado de la
comunidad, que buscaba el rechazo definitivo del EIA del proyecto, lo que dejó tres
víctimas fatales y decenas de heridos. Este hecho sangriento movilizó la opinión pública
de todo el país y la opinión internacional, y finalmente el ejecutivo se vio en la obligación
de considerar inadmisible el estudio de impacto ambiental, el cual contaba con 138
observaciones y más de 3.000 observaciones por parte de la comunidad.

A fines del año 2012, la empresa volvió a aparecer, señalando que volvería a presentar
un nuevo EIA del proyecto Tía María, luego de que fuera rechazado su primer intento,
lo que generó inmediatamente la movilización de la comunidad que rechazó el proyecto
minero.
Actualmente, en el centro, la mayoría apoya la minería; mientras que, en los pueblos
jóvenes, ocupados por migrantes del valle de Tambo y la sierra, la posición es totalmente
contraria.

Las preocupaciones de los productores agrícolas de la zona son varias, pero destaca el
impacto que puede traer el desarrollo de la actividad minera cerca al Valle del Tambo.
Pero, el proyecto minero Tía María no se ubica en el Valle de Tambo. “La Tapada”, el
yacimiento minero más cercano al Valle de Tambo, se ubica a aproximadamente 2.5
kilómetros y a “El Fiscal”, el centro poblado más cercano, a 3.7 kilómetros. En el caso de
Cocachacra el proyecto se ubica a 7 kilómetros de distancia. Las instalaciones tampoco
se desarrollarán en áreas verdes del valle de Tambo se ubicará en zonas desérticas, que
no son parte del Valle de Tambo y que no tienen suelos para hacer agricultura. Estos
suelos son típicos de zonas desérticas. En otro caso, el Proyecto Minero Tía María no
utilizará agua del valle Tambo para su operación minera sino, agua de mar desalinizada
de acuerdo a los siguientes detalles:

 El Proyecto requiere durante su explotación/operación de 235 L/s que vendrá


totalmente del mar.
 Al agua de mar se le quitará la sal por un proceso denominado Ósmosis Inversa.
 Del total de agua de mar captado el 40% se usará en el proceso minero, y el 60%
será devuelto al mar en forma de salmuera, sin generar impactos ambientales
negativos.

Algunos afirman que la desalinización de agua de mar puede generar un impacto en los
recursos hidrobiológicos de la costa y esto es falso La salmuera que se devolverá al mar,
se transportará por un ducto a 856 metros de distancia desde la línea de alta marea,
más 100 metros de ductos con difusores cada 5 metros, (es decir, casi un kilómetro en
total) y a una profundidad de 30 m. (equivalente a la altura de un edificio de 10 pisos),
lo que garantiza su mezcla (dilución) y dispersión sin causar impactos ambientales a la
fauna acuática o a los recursos hidrobiológicos. Además, no afectará en lo más mínimo
el paisaje o zonas de recreación, lo cual se asegura a través de:

 Se monitoreará y verificará el cumplimiento de los límites máximos permisibles.


 Se mantendrá un Programa de Monitoreo de agua de mar permanente.
 Se utilizará un sistema de difusores en el punto de descarga de salmueras, para
permitir una dilución rápida de las aguas saladas del proceso de desalinización.

En el país ya existen otras plantas similares sin generar impactos ambientales negativos.

En cuanto a la profundidad del tajo, no podría afectar las aguas subterráneas (el
acuífero) que alimenta del recurso al Río Tambo por las siguientes razones:

 El estudio hidrogeológico muestra que no existe conexión entre el fondo del tajo
y el acuífero que alimenta el Valle de Tambo.

 La composición geológica del subsuelo de los tajos es de poca porosidad, a


diferencia de la composición geológica del subsuelo del Valle que es porosa y que
permite que el acuífero se alimente del río y del riego que produce la agricultura.

 Un proyecto minero de gran envergadura, inversión y responsabilidad social y


ambiental como el Proyecto Minero Tía María no sería viable si alcanzara un
acuífero que inundaría el tajo y no permitiría el desarrollo de la actividad.

Todo ello podría aclararse en un diálogo entre la empresa y pobladores que aclare los
beneficios y las creencias equivocadas acerca de la afección del valle Tambo, pero
mientras esto no suceda, difícilmente el proyecto pueda seguir adelante. El proyecto es
una buena opción para Perú y Arequipa especialmente y creo que ante todas las
aclaraciones de los malentendidos que la minería afectará el agro se podrá dar play a las
operaciones mineras de Tía María.

“Nosotros nos sentimos tranquilos como para garantizar que el proyecto no va a afectar
la agricultura, ni la dotación de agua de Valle de Tambo. Tenemos la posibilidad de dar
un seguro ambiental, para que en la eventualidad de generarse algún daño se puedan
acoger a dicho seguro y tener la compensación”, manifestó Raúl Jacobs, vicepresidente
de finanzas y CFO de la empresa minera.

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