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XIII

LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES

La reciente filosofia moral en Gran Bretaria no ha tenido mu-


cho que decir sobre las emociones. Sus descripciones del agen-
te moral, sus anålisis de la elecciön moraI y del juicio moral
han utilizado libremente nociones tales como actitud, princi-
pio y criterio de actuacion, pero no han encontrado un lugar
fundamental para las emociones del agente, excepto quizås al
reconocerlas en uno de sus papeles tradicionales como posi-
bles motivos de recaida y, por lo tanto, corno potencialmente
destructivas de la racionalidad y la consistencia morales. Y lo
mismo es verdad cuando uno- se vuelve hada Io que ha dicho
sobre Ios objetos del juicio moral: sohre este tema existe una
larga discusiön en torno a lo que significa juzgar favorable o
desfavorablemente las acciones, las decisiones, los principios,
Ios estados de cosas, las intenciones; de hecho, hasta a los seres
hurnanos y sus caracteres. Mucho menos se discute, empero, lo
que una persona debe o no debe sentir en ciertas circunstan-
cias o, en un sentido ms general, los modos en que diferentes
emociones pueden considerarse destructivas, mezquinas o de-
testables, mientras que otra.s aparecen como creativas, genero-
sas o admirables, o —simplemente— tai como uno esperaria que
fueran las de un ser humano decente. Consideraciones de este
tipo ciertamente desemperian un papel importante en ei pensa-
miento moral, excepto quizås en el ms restringido y legalista;
pero tengo la impreslön de que ei papel que desemperian no se
ha reflejado de un modo adecuado en las cuestiones que han
interesado recientemente a los filösofos morales.
Las razones de esta omisiön son varias. Algunas de ellas,
sin duda, tienen un inter& fundamentalmente histörico o so-
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ciolögico, pero otras conciernen mås directamente a la teoria Esta concentraciön ha ayudado a expulsar de la escena a las
filos6fica; y de estas hay dos que me parecen parficularmente ernociones. Si intentamos enunciar las caracteristicas y las co-
significativas. La primera esti conectada con problemas acerca nexiones rnås generales del lenguaje moral, no encontraremos
del lenguaje. La segunda consiste en una combinaciön de dos mucho que decir sobre las emociones, porque existen pocas
cosas: un punto de vista bastante simple de las emociones y conexiones muy generales —si acaso hay alguna— entre las emo-
un punto de vista profimdamente kantiano de la moralidad. ciones y ei lenguaje moral. Y ha sido tanto rnås fåcil para la
La prirnera parte de 10 que tengo que decir serå acerca del filosofia analitica reciente aceptar esta verdad por los eviden-
lenguaje; esto nos llevarå hacia los otros problemas, sobre los les defectos de una teoria, una de las primeras en ei estilo
que tratare de decir algo en la segunda parte. lingäistico, que defendia precisamente lo contrario. Se trata
La primera razön de la omisiön con respecto a Ias emocio- del emotivismo, el cual ofrecia una relaciön entre ei lenguaje
nes radica en algunas consideraciones sobre ei ienguaje. En moral y las emociones tan directa y tan general como pudiera
los filtimos arios, la filosofia ha encontrado su camino en la concebirse, en la tesis de la que la funciön y la naturaleza de los
refiexiön sobre el Ienguaje, y la filosofia moral en la reflexiön juicios morales era expresar las emociones del hablante y pro-
sobre ei lenguaje de 1a moralidad. Ahora bien, en si misma ducir emociones semejantes en sus oyentes. Al convencerse de
esta tendencia no excluye gran cosa, ya que la diversidad de que esta teoria no era muy convincente, y dado que subsistia
lo que puede liamarse "reflexiön sobre eI lenguaje" es equipa- el interes en estas cuestiones muy generales, result6 bastante
rable a la diversidad de lo que puede liamarse "eI lenguaje de natural buscar las respuestas en cosas muy diferentes de las
la moralidad", y no habia ninguna razön fundarnental por la emociones. Y no es que ei emotivismo haya dejado de mencio-
que un enfoque generoso de la empresa lingäistica no debiera narse; se le menciona para refutario y, en verdad, la demoliciön
incluir ios rasgos de nuestro discurso sobre la moraIidad que del emotivismo casi ha ilegado a ocupar, en los ejercicios de los
revelen o sugieran los papeles que desempefian por las emo- estudiantes de filosofia, el lugar que antes tenia (como Stephen
ciones; tales rasgos desde luego existen, como intentare mos- Spender recuerda con gracia en su autobiografia World within
trarlo. Lo que ha inhibido fundamentaimente este desarrollo World) ei desmembramiento, igualmente mecånico, del Utili-
es algo que rebasa ei programa lingäistico mismo: es 1a preo- tarismo de Mill. El emotivist,a se presta magnificamente al pa-
cupaciön por la distinciön entre hecho y valor. Esta preocupa- pel de victima del sacrificio porque estå ya algo desacreditado
ciön ha sido inevitabie; tambien ha sido en muchos aspectos (dado que se piensa que ei etnotivismo es irracionalista) y al
valiosa. Pero no hay duda de que aigunas de sus consecuen- rnismo tiempo porque es embarazosamente facil de tomar por
cias han sido infortunadas. Como la preocupaciön es por ei un pariente cercano. Pero hay cosas que pueden aprenderse del
hecho y ei valor en cuanto tales, ha impuesto a la empresa lin- emotivismo que no siempre surgen en ei curso de los ejercicios
griistica la concentracion en ias caracteristicas mås generales rituales; y algo de csto es lo que pasare a considerar ahora. No
del lenguaje moral e incluso, de manera mås amplia alin, del intentare reconstruir ei emotivismo, sino robarle aigunas co-
lenguaje evaluativo. Asf que la atenciön se dirige a actividades sas; no intentare restaurar ei templo pagano, sino utilizar sus
lingäisticas muy generales corno ei "encomio", la "evaluaciön" ruinas con fines ms sagrados.
y la "prescripciön" y a terminos muy generales como "bueno", El emotivismo defendia que los juicios morales tenian dos
"correcto" y "debe", y, por ei contrario, con la excepciön de propositos: expresar las emociones del hablante e influir en las
uno o dos autores, se han omitido en su gran mayoria las no- emociones de sus oyentes. Quiero concentrarme en ei prime-
ciones ms especificas que la gente utiliza la mayor parte del ro de ellos. Ahora bien, la intenciön del ernotivismo al refe-
tiempo para pensar y habIar de 1a conducta propia y de la rirse a la expresiön de ias emociones era claramente ofrecer
ajena. una concepciön sobre la naturaleza de los juicios morales, una
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concepciön de su caråcter löglco y lingilistico; no Estoy muy enfadado contigo;


simplemente de ofrecer una tesis empirica en ei senti
estas plantean interesantes problemas sobre las relaciones entre
los juicios morales (identilicados ellos mismos de
ei enunciado y la expresiön, 1 pero no es probable que ofrezcan
modo) expresan siempre las emociones de los emisoi
una gran ayuda directa en nuestro problema. Considerese, en
esto asf, tambien debe ser parte integrante de una
cambio, una oraciön como
tivista ei que existan ciertas normas lingilisticas qt
los juicios morales con la expresiön de emociön. Ha vuelto a romper su triciclo, rnaldito sea.
podrian tomar tales normas lingilisticas? Aqui hay
En este caso parece razonable decir que el uso de esta oraciön
dades diferentes en un sentido importante, las cual
esti gobernado por la exigencia de que el hablante exprese
distinguir. Por una parte, podrian ser normas sobre
irritaciön o un sentimiento parecido. Nos toparnos aqui con el
rrecto de ciertas oraciones o formas de palabras: ac
asunto de la entonaciön en proferencias de este tipo; es eviden-
mas de palabras en cuya proferencia hacemos un jui
te que hay un gran nUmero de entonaciones posibles en que la
y las normas enunciarian que si estas formas de palo
oraciön seria inapropiada, y otras en que seria apropiada, y
usan para expresar una emociön, se estån usando ui
si se emplearan estas tiltimas cuando ei hablante no estuviera
sentido, las normas serian sobre ei uso correcto de
enfadado, su expresiön se podria malinterpretar y hasta seria
nes que utilizamos al hacer los juicios morales, est
engafiosa.
con respecto a estas oraciones que su uso correcto
En tai caso, estos rasgos de la oraciön, desde luego, se cen-
parte en la expresiön de una emociön. La segunc
tran en una palabra, la expletiva; y esto apoya la descripciön de
dad es que las normas lingiMsticas atafian no al us
estos rasgos en terminos de la semåntica de la oraciön, ya que
o incorrecto de esas oraciones, sino que mås bien
son rasgos unidos al uso de esta expreslön: si alguien no supie-
aplicaciön de la expresiön ``juicio moral". En este s
ra que la expresiön funcionaba asi, ignoraria algo relativo a este
norrnas no establecerian que un hablante seria culpa
idioma. Que los rasgos se centren en esta expresiön convierte
incorrecto de ciertas oraciones si las utilizara pari
este ejemplo en algo particularmente simple de cierta manera;
que no fuera la expresiön de sus emociones; estabie
la inclusiön de expletivo afiade simplemente algo a Jo que, sin
plemente que, si las utilizara de este modo, no se c(
elia, seria un enunciado fåctico directo. Este enunciado en si
que ha formulado un juicio moral. Con terminos ur
mismo podria, desde'luego, hacerse tambien de un modo que
tecnicos, podria decirse que la primera posibilidad
expresara la irritaciön, pero no tiene por que ser asi; afiadir
a la semåntica de una cierta clase de oraciones, mi
el expletivo abre la posibilidad de hacer ese mismo enunciado
la segunda posibilidad concierne a la definiciön de
fåctico que se restringe a los casos en que su emislön ha de
de habla: ei acto de habla de hacer un juicio mord. C
tomarse como signo de irritaciön. Este es ei tipo de caso al que
estas dos posibilidades una tras otra.
puede aplicarse claramente la vieja exigencia del New Yorker:
Sobre la primera posibilidad —que la ffidgencia c
"Atengase a los hechos, por favor."
emociones entre realm.ente dentro de las normas
El tipo mås primitivo de teoria emotivista asimilaba los jui-
de las oraciones usadas en los juicios morales—, I
cios morales a esta clase de proferencias: un enunciado fåctico
guntarse si acaso existen oraciones cuyo uso este
ms un ahadido expletivo. Esto, como frecuentemente se ha
por normas semånticas de este tipo. Desde luego q
Dejare de lado ei caso de las oraciones que tambien 1 Para una discusiön provechosa de e"ste y otros problemas relacionados,
explicitamente sobre ei estado emocional del habl: vease W.P. Alston, "Expressing", en Max Black (comp.), Philosophy in America
por ejemplo: (Allen and Unwin, Londres, 1965).
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sefialado, no basta. Sin -iplemente es demasiado obvio que ei


y B replica
juicio rnoral
No, no ha roto su triciclo otra vez, maldito sea,
Se comport6 mal al no acudir a Ja cita
o bien ei propio B estä irritado, o (yendose al limite de Io
no expresa necesariamente indignaciön ni ninguna otra emo- posible) estä citando sarcåsticamente la expletiva de A.
ciön; aunque, desde luego, una emisiön particular de dl puede La misma reflexiön puede aplicarse a casos mås cornplicados
expresar alguna emociön, de igual modo que un enunciado que Ja simple ocurrencia de expletivos. Si mi amigo locamente
fåctico. Ademås de esto, los expletivos no son, en un sentido enamorado dice:
16gico, lo suficienternente fåciles de manejar como para pro-
curar un modeIo de juicios morales o de cualquier otro juicio Lisa estä incomparablemente hermosa esta noche
de valor. Para adaptar a este problerna un argumento que J.R. me parece que pråcticamente no tengo ninguna posibilidad
Searle2 ha utilizado contra una tesis mås refinada, es de rtotar
de discrepar con su juicio sobre la apariencia de Lisa, aunque
que uno no puede convertir en condicional las fimciones expre-
deseara hacerlo, negando simplemente su aseveraciön en sus
sivas de un expletivo. Por Jo tanto, Ja oraciön propios terminos:
Si ha vuelto a romper su triciclo, maldito sea, se que- No, no estä incomparablemente hermosa esta noche;
darå sin su domingo
decir esto seria extratio y solo tendrfa cahida, sospecho, si en
obedece al mismo tipo de nortnas que la oraciön ms simple efecto yo estuviera citåndolo, como en ei caso anterior —y sien-
considerada antes; söi.° una persona que ya este irritada puede do entonces muy rnaleducado—, o posibIemente, y esto es mås
utilizarla apropiadamente. Pero aun cuando me indigne por- interesante, si yo estuviera a mi vez bastante enamorado y sim-
que creo que se comport6 mal al no acudir a Ja cita, estä cIaro plemente estuviera en desacuerdo sobre Ja incomparabilidad
que la oraciön, emitida cuando todavia estoy en duda sobre las de su hermosura esta noche, en cuyo caso, paradöjicamente,
circunstancias, los terminos expresivos negados siguen desempefiando su fun-
ciön expresiva. Esta resistencia a perder su fuerza en los con-
Si se comportö mal al no acudir a la cita, me va a
textos condicionales, negativos, etc., muy bien puede ser un
escuchar,
rasgo distintivo de oraciones que incorporan semånticamente la
no expresa una indignaciön existente, ya que mi indignaciön expresiön de la emociön. Las oraciones que se usan para hacer
permanece tan hipotetica como la verdad del antecedente. Y juicios morales no tienen en general esta particularidad y, por
algo parecido puede mostrarse con la negaciön. Si A pregunta: consiguiente, la primera posibilidad de una conexiön emoti-
vista general entre ei lenguaje moral y las emociones se viene
ala roto su triciclo otra vez, maldito sea? abajo.
2 "Meaning and Speech-Acts", Philosophical Reviezv, vol. 71, no. 4, 1962, Esto es asf, es verdad, pero no es el En, ni siquiera de esta
pp. 423-432. Aunque ei principio del argumento de Searle y del mio sea ei parte de la historia. Si bien las oraciones que se usan para
tnismo, los argumentos avanzan en direcciones contrarias. Su tesis es que no hacer juicios morales no suden incorporar sernånticamente la
existe un vfnculo de significado entre cierta oraci6n y la ejecuci6n de cierto expresiön de la emociön, parece claro que algunas de ellas lo
acto de habla, pues ei acto de habla no se ejecuta cuando la oracicin ocurre en hacen. Por ejemplo:
contextos diferentes de la aseveraci6n simpie. Mi argumento plantea, por ei
contrario, que existe un vinculo de significado entre el expletivo y su funciön Desde luego, se retract6 del acuerdo cuando lleg6 a
expresiva, pues la funci6n expresiva se mantiene en tales contextos.
la reuniön, ei pequefio cobarde
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parece estar reservada para utilizarse en circunstancias en que aparecer en ei Micleo. El nticleo se veri_ entonces ms o me-
ei hablante siente emociones taies como ei desprecio, por ejem- nos asf:
plo. dQue otra cosa hace la proferencia de esta oraciön? En
primer lugar, enuncia o implica ciertos hechos, corno que al- Como se podia haber previsto, se retract6 del acuer-
guien habia liegado a un acuerdo y que se retract6 de e en do en Ja reuniön, por miedo; no debfa haberio hecho
la reuniön; y en segundo lugar, lieva consigo una explicaciön, (o fue una mala acciön).
dado que "cobardia" es una nociön explicativa (ei hablante
Se supone que esta oracion guarda la misma relaciön con su
expresaria una idea diferente de Jo que sucediö si llarnara a
equivalente emocional anterior que "rompiö su triciclo" con
este hornbre, de modo igualmente poco arnistoso, "ambicioso
‘`rompiö su triciclo, maldito sea"; es decir, en este caso ms
Iadronzuelo"). Es esto todo? De ser asf, podemos analizar la
complejo, enuncia los mismos hechos, sugiere la misma expli-
expresiön y descomponeria en un enunciado fåctico, una pro-
caciön y hace la misma valoraciön moral. Todo Jo que se supo-
puesta de explicacion y (algo asf cotno) un afiadido expletivo;
ne que la oraciön de reemplazo ha perdido son Jos afiadidos
es decir, como un ejemplo un poco ms complejo que ei del
expletivos. Pero es esto de hecho asf?
tipo de "maIdito sea". Pero parece que esto no Io incIuye todo,
Haber introducido un termino alue a veces se utiliza en este
ya que uno se inclinarfa naturaImente a pensar que Ja observa-
contexto, "valoraciön moral" hace un poco mås fåcii estar de
ciön inicial induia tambien una opiniön moral o valoraciön del
acuerdo con la explicaciön anterior, ya que existe un sentido
comportamiento de ese individuo. Segrin ei presente
satisfactorio de "valoraciön" en ei que tii y yo darnos la mis-
parece como si solo ei expletivo afiadido Ilevara a cabo esta fun-
ma valoraciön simplemente si ambos estamos "a favor" o arn-
ciön, es decir, que estariamos aceptando en este ca.so la primi- bos "en contra" o, quizås, si ambos tenemos una posiciön neu-
tiva explicaciön emotivista que en general hernos rechazado. Si tral. Ciertamente, en ei caso presente, tanto la oraciön originai
esto no es aceptable, parece que deberfa haber una manera de como su reemplazo exento de connotaciones emotivas revelan
representar ei rasgo de valoraciön moral con independencia por iguai que el habIante estä en "contra". En un sentido de
del expletivo afiadido; de modo que Ja eliminaciön del expleti- la frase "juicio moral", la nociön de "ei mismo juicio moral"
vo afiadido nos deje con un ntIcIeo tripartito: enunciar hechos, podria modelarse adecuadamente tomando como base este es-
sugerir una explicaciön y hacer una valoraciön moral. Si esto es quema muy escueto de "valoraciön"; aqui es donde "juicio"
asi, deberiamos ser capaces de aislar, en principio, este micleo es algo que ofrece un juez, alguien que aplica etiquetas taies
sin los aderezos expletivos, obedeciendo, por decirlo de algtin como "aprobado" o "reprobado", "sobresafiente", "notable",
modo, la instrucciön ampliada del New Yorker: "Atengase a los
menciön de honor", etc. En este sentido, podrfamos decir que
i'

hechos, a las expIicaciones y a las valoraciones morales, por Ja oraciön inicial y su reempIazo expresaban ei mismo juicio
favor."
moral. Pero, tai como se ha sefialado con cierta frecuencia, la
CC;nro era este nUcleo aislado? Hay aqui dificultades que se frase tecnica "juicio moral" tiene otros matices, ya que es casi
centran en la expresiön "pequefio cobarde". Si bien es verdad Ja Unica superviviente, en ei vocabuiario filos6fico contempo-
que "pequefio cobarde" es un termin° explicativo, no es un råneo, del uso idealista segtin ei cuai, en terminos generaies,
termin° rnuy neutro desde el punto de vista emocional; y si se ilamaba "juicios" a las creencias y a las opiniones. Y habrån
‘`pequefio" se refiere a la estatura rnoral de Ja persona y no a de preservarse estos matices si la frase moral" quiere
su estatura ffsica, no es tampoco (al menos en su colocaciön tener alguna esperanza de desempeflar un papel adecuado en
presente) un modo neutro desde ei punto de vista ernocio- Ja expuesta posiciön que ocupa en Ja filosofia moral, ya que,
nai para hacer una valoraciön rnoral. Parece inextricabIernen- al interesarnos en los ilarnados juicios morales de una persona,
te unida a I expletivo afiadido y, por consiguiente, no puede nos interesamos, de hecho, no söi° en si estä a favor o en contra
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de tai cosa, en si ordena a estas personas de acuerdo con tai o habla". Creo que veremos que esta propuesta, aunque no me-
cual escala: nos interesamos en cömo enfoca moralmente las nos falsa que la anterior, plantea tambien aigunas cuestiones
situaciones, en que le parecen esas situaciones a la luz de su que nos Ilevan, por un camino muy distinto, al enmaraframien-
perspectiva rnoral. to de las emociones con Jos juicios morales.
ciPodriamos decir, en este sentido mås amplio de "juicio mo- La tesis del "acto de habla" toma "juicio moral" o, ms preci-
ral" que —para volver a nuestro ejemplo— la oraciön de reem- sarnente, "formuIar o expresar un juicio moral" como ei nom-
plazo expresaba ei rnismo juicio rnoral que la primera? Nos bre de cierto tipo de acto de habla; es decir, como un miem-
ofrece ei mismo enfoque moral de la situaciön? DificiImente. bro del conjunto que incluye tarnbien dementos taies como
Aceptar esto nos obligaria a decir que eI desden (o algo por ei "emitir una advertencia", "hacer una promesa", "decIarar una
estilo) que ei hablante de la prirnera oraciön tenia e introdujo intenciön", "presentar una disculpa", "expresar arrepentimien-
en sus palabras no era una parte integral de su perspectiva to", "describir lo que sucediö", etc. El interes en tales actos
moral de la situaciön; que ei desden era un aiiadido adventicio de habla, promovido por ei trabajo del difunto J.L. Austin, ha
a la baja calificaciön que le asignö al comportamiento del hom- ocupado un iugar preponderante en la filosofia de Jos Ultimos
bre en la reuniön, corno mi irritaciön es sin duda una reacciön tiempos, y no ha sido menos en 1a filosofia moral, donde, en
adventicia al enterarme de que Tommy ha vuelto a romper su particular, actividades lingiiisticas corno "elogiar" se han pues-
triciclo. Algo pot- ei estilo parina ser verdad; pero, muy obvia-
to de relieve. Creo que estos estudios han sido muy iluminado-
mente, no por fuerza es asi. De hecho, no queda nada cIaro res y que continuarån siendoio.
que contenido ha de asignarse, en ei aspecto moral, a Ja mera
podremos ver las posibles relaciones de Ias emociones
nociän de "calificar bajo"; esta es una idea que parece mucho
con ei acto de habla de hacer un juicio moral si conseguimos
ms naturai en tipos de cornparaciones profesionales o tecni-
entender mejor la cuestiön un tanto compleja de cuål es el pa-
cas muy estructuradas_ En el caso presente, ei rnodo en que
pel que la sinceridad desemperia en Jos diferentes actos de ha-
el comportamiento de este hombre parece malo puede haber
bla. La categorfa de sinceridad e insinceridad es de esenciaI im-
sido precisamente que parece despreciable; y si Ja persona que
portancia en la comprensiön de las actividades lingäisticas, ya
hizo Ja observaciön deja de verlo en estos terminos, dejarå de
que es una caracteristica necesaria del comportarniento
adoptar ei mismo enfoque moral que antes sobre el comporta-
tico el que pueda ser deliberadamente inapropiado, concebido
miento de ese sujeto. En Jos casos en que esto es asi es posibIe
para engariar, etc. Esto no significa, sin embargo, que las nocio-
que no logremos aislar el contenido de juicio moral de las pro-
nes de sinceridad e insinceridad se apliquen por igual a todos
ferencias del elemento que las hace expresar emociones.
Jos actos de habla, o del misrno modo a todos ellos. Tratare de
Volveremos a este terreno ms tarde. Permitaseme ahora,
distinguir muy brevemente seis tipos de casos diferentes; este
sin embargo, ocuparme de Jo que antes mencione como la se-
serå solamente un ejercicio muy rudimentario, cuyo objeto es
gunda direcciön en la que una teoria de tipo emotivista podria
desbrozar un poco ei terreno que rodea ei problerna que nos
intentar establecer un vincuIo directo entre la formulaciön de
ocupa.
un juicio moral y la expresiön de una ernociön. Se trataba de
la propuesta de que la expresiön de la emociön podria estar 1. Hay algunos actos de habla muy sujetos a convenciones que
16gicamente implicada, no en la semåntica de ciertas oraciones no pueden ser sinceros o insinceros: los saludos, por ejernplo
que la gente emite, sino en la descripciön que damos del he- (o al menos los muy simples). Decir simplemente "hola" no
cho de que Ias emita: que eI hecho de que un hablante exprese puede, en si mismo, hacerse sincera o insinceramente, aunque
emociones deberfa tomarse como una condiciön necesaria de ciertos acompafiamientos, como un tono de eålido entusiasmo,
la forrnulaciön de un juicio rnoral. Esta era Ja tesis del "acto de puedan admitir estas nociones. Igualmente, decir "Que. tai
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estä usted?" no puede ser insincero si se toma corno un saludo; aqui parece como si "insincero" tuviera un efecto bastante di-
si se toma como una expresiän de preocupaci6n por la salud de la ferente: aqui parece ser un termin() alienans, ya que una expre-
persona, puede serlo. siön de una intenciön insincera no es, desde luego, una ex-
presiön de intenciön, ni tampoco una expresiön de creencia
2. Las ördenes no pueden ser sinceras o insinceras. Sin em-
insincera es la expresiön de una creencia. Quizås, si queremos
bargo, existen algunas condiciones asociadas sobre ei hablante
ser precisos, no podamos decir nada tan simple como esto; po-
y su situaciön que nos acercan al åm.bito de la sinceridad sin
demos de hecho hablar del hombre falaz, aun despues de haber
realmente alcanzario, stas conciernen a si ei habiante quiere
descubierto su engailo, como ei que "ha expresado la intenciön
que ei oyente haga o no lo ordenado; y, en un sentido diferente,
de... ", queriendo decir que utiliz6 una förmuia que se suele
a si quiere en serio que ei oyente haga o no la cosa.
tomar como expresiön de intenciön, y que quiso en serio que
3. Consideremos ahora algunas clases de juicios: asignar cali- asi se tomara. Pero, aunque esto pueda ser asi, 1 ciertamente
ficaciones y (en cierto sentido) elogiar, como cuando una per- no expres6 sus intenciones, como tampoco la persona que nos
sona da su opiniön, _otorga una orden de merito, etc., en una engaria acerca de sus creencias expresa sus creencias. Este "sus"
muestra canina o en un examen. Podria decirse (aunque sona- es quizås significativo. Sus saludos, sus ördenes, sus encomios,
ria poco natural) que una persona hace estas cosas "sincera" o siis promesas son suyas, båsicamente, sölo por ei hecho de que
"insinceramente" y existe mås de un modo de hacerlas "insin- es l quien las formula; sus expresiones de intenciön o creencia
ceramente" (existen diferencias importantes entre haber sido son suyas no sölo de este modo, sino porque son expresiones
sobornada y que aplique concienzudamente los criterios oficia- de sus intenciones o de sus creencias, y bajo ei nivel del acto de
les que ella misma considera inapropiados). Pero cuando juzga habla subyacen estas
o elogia insinceramente, realmente si juzga o elogia: ei acto se 6. Las expresiones de sentimiento o de emociön obviamente
ejecuta aunque sea "insinceramente".
han de considerarse en general a la luz de lo que acabarnos de
4. En este aspecto existe una semejanza entre estos actos y ei de decir: la persona no estä expresando sus sentimientos si sus co-
prometer una promesa insincera es sin duda alguna una pro- mentarios son insinceros. Existen, sin embargo, al menos unos
mesa. Prometer, sin ernbargo, tiene la caracteristica, ausente en cuantos casos en que ei fiujo continuo de fingimiento humano
ei iiltimo caso, de que la aplicaciön de "sincero" e "insincero" ha moideado ei lenguaje y ha abierto una brecha semåntica
es absolutamente ciara y estä hien establecida: una promesa entre la förmula y ei sentimiento. La "expresiön de pesar", por
insincera es una promesa hecha sin la intenciön de cumplirla. ejemplo, parece ser ei nombre de un tipo de proferencia iden-
Aun asi, podria repetirse, sin duda alguna se hace la prornesa: tificada convencionaimente y la expresiön de pesar insincera
en la frase "promesa insincera", la palabra "insincera" no es sigue siendo una expresiön de pesar. Quizås ocurra lo mismo
lo que los escolåsticos liamaban un termin() alienans,3 es decir, con las expresiones de preocupaciön. Puede notarse que ambas
una calificaciön que debilita o quita la fuerza del termin° al estån entre los tipos de expresiones frecuentemente utilizadas
que califica (como "falso", "imitaciön", "fingir", etcetera). entre gobiernos.

5. Estä iguairnente bien establecida la aplicaciön de "sincero" Intentemos ahora reiacionar lo que acabamos de decir con la
e "insincero" a expresiones de intenciön y de creencia (que, c,uestiön de las locuciones morales. Aigunos trabajos recientes
desde este punto de vista, pueden considerarse juntas). Pero han tendido a asimilar los actos de habia implicados al emi-
tir proferencias morales —"formular un juicio moral", etc.— a
3 Por lo que respecta al uso de este termino, cfr. P.T. Geach, "Good and los tipos de acto de habla considerados en 2 y 3: dar örde-
Evil", Analysis, vol. 17, 1956, p. 33. nes, asignar calificaciones, elogiar, etc. Esta asimilaciön tiende
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a encubrir los muchos y vitales aspectos en que los actos de tales como calificar y elogiar han de ser la clave del pensarnien-
habla asociados con las proferencias morales pertenecen ms to moral, esto es lo que se debe explicar, y se supone que ha de
bien a los tipos 5 y 6. Esto nos inclina a olvidar que una per- explicarse en terminos de calificar y elogiar. La direcciön que
sona que sinceramente formula una locuciön moral expresa se ha seguido en este caso, quizäs la Unica posibie, implica decir
su juicio sobre la situaciön, sus creencias sobre sus meritos, su que "su opiniön verdadera sobre sus meritos" debe explicarse
concepciön moral, su opiniän, sus sentimientos sobre ei asunto en terminos de las calificaciones y los eiogios que emite, o emi-
y hasta posiblemente sus intenciones. Una persona que emite tiria, de acuerdo consuspropios criterios. Esto asu vez tiene que
una proferencia moral insincera no hace estas cosas, sino que, explicarse; y aunque se ha intentado hasta ei cansancio traducir
por ei contrario, encubre su creencia y sus sentimientos reales. esta nociön meramente en terminos de acciön sistematica, yo
Pero estos son los que principalmente nos interesan: por deba- personalmente estoy convencido de que no podrfamos de he-
jo del nivel de los actos de habla subyace ei caräcter moral de cho atribuirle gran contenido a tai nociön si los seres humanos
la persona. Lo anterior no quiere decir que concentrarse, para no hicieran cosas taies como expresar su entusiasmo, admira-
comprender ei lenguaje moral, en modelos correspondientes ' ciön, esperanza, aburrimiento, desden, aversiön, escepticismo
a las clases 2 y 3 necesariamente deja de lado las nociones de —es decir, expresar sus opiniones y sentimientos sobre los obje-
sinceridad e insinceridad. Hemos visto ya que tienen cabida tos y las personas a los que ellos califican o elogian— en vez de
ahi, aunque menos directamente que en los otros casos; y ei meramente ir repartiendo calificaciones y alabanzas.
numero 4 —prometer— muestra que puede haber un uso direc- Dije antes que nuestra tesis emotivista —que la posesiön de
to de estos ternrinos para calificar los actos de habla que, como ciertas emociones podrfa ser una condiciön necesaria de la rea-
estos otros, y al contrario de los casos agrupados en 5, pueden lizaciön del acto de habla de hacer un juicio moral— resultarfa
expresarse con lo.que Austin liam6 "performativos (o realizati- ser falsa. Ahora podemos ver por que esto es asf. En prirner
vos) explicitos". 4 Ei probiema no es tanto que concentrarse en lugar, existe ciertamente un sentido de "expresar un juicio mo-
los modelos correspondientes a 2 y 3 desubique la nociön de ral" en ei que un juicio moral insincero sigue siendo un juicio
sinceridad, como que la ubica mai, y tiende a encubrirnos la moral: ei sentido en que una persona que dice, muy insincera-
verdad elemental, si bien no simple, de que alguien que nos mente y para agradar a un anfitriön poco liberal, "se deberia
engafia sobre sus ideas morales es, en este aspecto, como al- azotar a los homosexuales" ha expresado ei juicio moral de
guien que nos engalia sobre sus creencias fäcticas o sobre sus que se deberia azotar a Los homosexuales. Este sentido puede
sentimientos: dice algo distinto de Io que realmente piensa o alentar la asimilaciön de "hacer un juicio moral" a los tipos de
siente. acto de habla 2 y 3 que ya hemos indicado, pero no deberfa
Consideremos ei modelo 3: ei de asignar calificaciones o hacerio. Lo que si se le parece es ei sentido —sefialado en ei
elogiar. Hicimos notar allf que una persona puede calificar o tipo de caso 5— en que una persona que insinceramente dice
elogiar algunas cosas o a algunas personas en contra de su opi- que pretende hacer algo ha expresado tina intenciön. En este
niön verdadera sobre sus meritos, y que esto podria ser una for- sentido de "expresar un juicio moral", la tesis emotivista ob-
ma de "insinceridad" (aunque no necesariamente es asf: puede viamente tiene que ser faisa; si se puede realizar este acto sin
ser que su trabajo no sea dar su opiniön). Ahora bien, siquiera ser sincero, c45rao puede ser una condiciön necesaria
nifica "su opiniön verdadera sobre sus meritos"? Si actividades de su realizaciön que uno tenga los sentimientos apropiados al
contenido del juicio?
4 Nl "pretendo" ni "creo" son, desde luego, performativos explfcitos. Ha.
Si pasamos ahora a la nociön de alguien que expresa su jui-
blar vagamente de un anälisis "performativo" de estas expresiones (a diferen-
cio moral sobre una situaciön, la nociön por la cual su juicio
cia, presumiblemente, de un anålisis "autobiogråfico") impide ver ese hecho
evidente. moral, como ocurre con sus creencias acticas y de otro tipo,
290 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 291

yace bajo ei nivel del acto de habia, ies la presencia de sen- Se puede aqui que esto es bastante obvio, pero que no tiene
tirnientos apropiados una condiciön necesaria de que alguien nada que ver, en particular, con la sinceridad de las proferen-
haga esto? Esto es poco ms o menos Jo mismo, aunque no cias morales. Es simpIemente que aqui estamos tratando esas
exactamente, que preguntar: dson los sentimientos apropiados proferencias morales que estån formuladas en terminos, o de
una condiciön necesaria de sinceridad al expresar un juicio rnodos que rnanifiestan ernociön, tai corno pueden expresarse
moral en ei primer sentido? La respuesta a esta pregunta pa- otros tipos de proferencias; y que ei vinculo entre la sinceridad
rece ser otra vez "no": los hechos muestran de manera con- y las emociones existe soIamente respecto de estos rasgos, y
tundente que cualquier conexiön sirnple y general de los sen- no respecto de la proferencia moral en cuanto tai. Pero esta
timientos y la sinceridad no se sostiene. Por lo tanto, la tesis objeciön tendrå fuerza solarnente si defiende, ademås, que po-
general emotivista falla otra vez. Sin embargo, los sentimientos demos aislar ei contenido del juicio moral, en cuanto tai, del
contribuyen en algo a la nociön de sinceridad: y Io hacen en resto. He argilido ya, para los casos en los que existe un vincu-
mås de una forma. Intentare analizar en seguida esta contri- lo semåntico entre lo que se dice y la emociön, que esta es una
buciön. idea poco realista. Piens° que la nueva perspectiva que tene-
La primera parte de la contribuciön ha de encontrarse en mos ahora de la cuestiön, desde ei punto de vista de la sinceri-
que hay algunas proferencias morales que, para ser sinceras, dad, muestra un planteamiento mås general de la misma clase.
tienen que expresar emociones o sentirnientos que ei hablan- No puede negarse que una caracteristica intrinseca del pen-
te tiene; por ejemplo, las proferencias morales formuiadas en samiento moral son las distinciones entre adoptar un punto
terrninos contundentes. Entre estos casos se encuentran aque- de vista serio u otro menos serio, entre convicciones sölidas
Ilos a los que ilegamos antes, al final de nuestra discusiön de y otras no tan sölicias, etc. Seria una muestra de locura colo-
la primera tesis emotivista, es decir, los casos en que la pro- car todos Ios asuntos morales al mismo nivel. Ahora bien, se
ferencia inoral incluye terrninos semånticamente ligados a las puede considerar en general que la persona que se expresa en
emociones. Pero estos no serån los iinicos casos, ya que es per- terminos contundentes, como los que examinamos, indica que
fectamente posibIe que una persona se exprese sobre un asunto ha adoptado un punto de virta sölido o serio sobre ei asunto en
morai sin utiIizar taIes terminos, pero dejando totaimente en cuesti6n. 5 Esto no es asi inevitablernente: a veces una persona
claro que los sentimientos que ei asunto le inspira son serios. puede tener ciaro, y dejar en claro tambien a los demås, que la
No tiene que utiIizar expresiones como "pequefio cobarde", opiniön moral que esti expresando con marcado sentimiento
"indignante", "atroz", "lio espantoso", "bribön", "repugnante", no es una opiniön moral muy seria, y que ei sentimiento es, por
etc., ni tampoco ei elenco de expresiones obscenas y maldicio- ejemplo, simple irritaciön personal. Pero este - es ciertamente
nes comunes y corrientes: aunque es importante recordar que, un caso especiah en general. la manifestaciön del sentimiento
en las observaciones de la gente al valorar la conducta humana, y la proferencia moral se tomarån conjuntamente, y ei marcado
ei lenguaje violento y las expresiones obscenas desempefian un sentimiento mostrado en ei asunto se toma generalmente como
papel ms importante de lo que podria suponerse Ieyendo un un criterio de que la persona tielle sobre ei asunto una opiniön
manual de filosofia moral. Pero, como he dicho, ei habiante moral fuerte o seria.
puede no expresarse de este modo; es posible que, con pocas No es, desde Iuego, ei criterio, ni tampoco un criterio
palabras y en un tono moderado, ponga en claro que esti ho- Asi que es posible que una persona exprese marcados
rrorizado, decepcionado, indignado o (por ei contrario) lieno sentirnientos en sus observaciones morales sobre un asunto,
de admiraciön, por ejemplo. En todos estos casos, una condi- 5 D. Braybrooke, "How Are Moral judgements Connected with Displays of
ciön de sinceridad en lo que dice es, desde luego, que sienta Emotion?", Dialogue, vol. 4, 1965, pp. 206-223, hace algunos sefialamientos a
toda.s estas cosas que nos da a entender que siente. este respecto.
292 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 293

que piense elia misma que sus sentimientos estån relacionados la intensidad del sentimiento mostrado sobre problemas mora-
con tai problema moral y, sin embargo, no adopte realmente les concretos, y la intensidad del punto de vista moral adopta-
un punto de vista muy serio al respecto. Puede ser ei caso, do. Esta relaciön me parece lo bastante båsica como para que
por ejemplo, que sus sentimientos (como podemos ver o como la intensidad del sentimiento pueda llamarse un criterio de la
quizås elia pueda verio ms tarde) sean simplemente los del or- adopciön de una posiciön moral firme,_ en vez de decir que
gullo herido o ei miedo, que se convierten por ei momento en hay una mera correlaciön empirica entre ellas. Si se tratara de
indignaciön moral o disgusto por razones altruistas; en tales una xnera correlaciön empirica, podriamos imaginar un mun-
casos podemos hablar de autoengafio. Otra vez, y de una ma- do en ei cual la gente tuviera puntos de vista morales firmes,
nera diferente, sus reacciones morales pueden en general estar y emociones intensas, y donde sus ernociones no estuvieran
tan fåcilmente ligadas con las emociones y tan poco corrobora- en absoluto comprometidas con su moralidad. Algunas teorias
das en la acciön, o por medio de una investigaciön seria de los morales sin duda entrafian la conclusiön de que tai mundo es
hechos, que comenzamos a dudar de que tenga a1gin punto de concebibie, pero yo no creo que Jo sea.
vista moral serio: en este caso podemos pensar en terminos de Las dificultades de tai concepciön son tanto psicolögicas
frivolidad moral autoindfflgente, particularmente si la emociön como 16gicas. Söi° examinare una dificuitad 16gica. Intentare
que con tanta facilidad se permite es la indignaciön. En estos mostrar un punto en que las emociones intervienen en lo que
casos, lo que es en un sentido real una expresiön emocional ge- podria parecer un criterio independiente de sinceridad moral,
nuina no garantiza que se adopte reaimente un punto de vista ei iinico , irnagino, que probablemente se pueda pensar que es
moral firme. A la inversa, es posible que una persona d una capaz de cargar por si soi° ei peso del concept°. Se trata del
expresiön emocional insincera a un punto de vista moral ge- criterio de la acciön apropiada. Que una acciön consistente o
nuinamente firme: urr-hombre pråctico y flemåtico, entregado apropiada sea ei criterio de la sinceridad moral es una idea
seriamente a un determinado fin moral, le puede parecer en la que se ha constantemente insistido en la discusiön filo-
para persuadir a los otros, montar una demostraciön de cölera söfica reciente. Lo que quiero decir es que la acciön apropiada
o sentimiento que no le surge espontåneamente. que esta concepciön de la sinceridad moral exige es ella mis-
Estos casos, y muchos otros, son cosa comUn en las com- ma algo que, a menudo, no es independiente de los elementos
plejas relaciones entre las emociones y la seriedad moral. Si emocionales en la perspectiva moral de una persona.
hien es verdad que estas cosas comunes se presentan, pocas Un rasgo esencial del criterio de la acciön, tai como ha fi-
de ellas pueden hallarse al margen de toda disputa, dado que, gurado en la discusiön de la sinceridad moral, es que haga
obviamente, estos son asuntos en los que las opiniones propias referencia a una clase de acciones apropiadas; Jo que respal-
no pueden ser independientes de perspectivas, valores y hasta da la sinceridad de un juicio moral o de una decisiön moral
modas particulares. Pråcticos y romånticos han intercambiado particular es una disposiciön del agente a hacer cierto tipo de
acusaciones de insinceridad muchas veces, en los dos tiltinaos acciön en cierto Ilpo de circunstancias. Al menos tres razones
siglos, tanto en la moral como en la politica, y consecuentemen- imponen esta exigencia de generalidad. La primera es que söi°
te la nociön de sinceridad se halla indetertninada de un modo una clase reducida de proferencias morales indica directamen-
que representa conjuntos de divergencias perfectamente reales te una acciön particular, cuya realizaciön o no realizaciön por
y rnuy båsicas —divergencias que existen, obviamente, no sölo parte del emisor podria constituir una prueba de su sinceridad;
entre individuos, sino tambien en su interior—. se trata de las proferencias que expresan una decisiön moral
La variedad de casos, sin embargo, y las diferencias sistemå- en favor de una acciön futura especifica del misrno agente (por
ticas en su interpretaciön, existen todas ellas en un trasfondo ejemplo: "Debo devolver ei dinero"). En contraste con estas,
en ei que se da por sentada la existencia de una relaciön entre los juicios sobre ei pasado, sobre las acciones de otras perso-
294 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 295

nas, etc., no sefialan ninguna acciön particular pertinente que de cierta estructura emocional de comportamiento es lo que
concierna al agente; aqui ei llamado se dirige a su disposiciön constituye ei que las entendamos como un conjunto.
a hacer o abstenerse de hacer acciones semejantes a las que Un caso especial, peto muy central, de este Ilpo ,de enten-
a estä comentando. La segunda es que se considera que, aun dimiento es ei que atafie a las emociones de remordimiento y
en los casos en que se vislumbra alguna acciön particular del culpabilidad. La pertinencia de esta emociön para la sinceri-
hablante, se exige una disposiciön general a hacer cosas de ese dad moral es, uno habria supuesto, obvia; ei relativo abandono
tipo, para que su comentario o decisiön cuente como moral: y de este fenömeno moral fundamental en los trabajos recien-
esto en virtud de la ffidgencia de que los juicios morales sean tes puede explicarse, hasta cierto punto, como una reacciön
universalizables. La tercera razön es que la pertinencia de una liberal y utilitarista contra ei enfasis destructivo que en el se
disposiciön general en la cuestiön de las atribuciones de sin- puso en los modelos de educaciön ms sådicos. Estos aspec-
ceridad se apoya tambien en una doctrina ms general de la tos poco creativos de la cuipabilidad que motivan la objeciön
filosofia de la mente, de acuerdo con la cual las condiciones de moral utilitarista de hecho pueden a la vez, alentar ei escep-
verdad de la afirmaci6n de que un hombre fue sincero en lo ticismo filos6fico sobre la pertinencia de la emociön; ei au-
que dijo en una ocasiön especffica, no han de encontrarse, por tocastigo improductivo se puede considerar precisamente no
lo general, en los rasgos de esa ocasiön especifica (por ejemplo, una expresiön de estos principios que deben dar como resul-
en un estado psicol6gico interno del individuo en tai ocasi6n), tado la acciön, sino mås hien como un sustituto mal dirigido
sino en un esquema ms amplio en ei que tai ocasiön encaje; de la acciön. Puede ser que haya mucho de verdad en estas
esto puede tomar la forma, aunque no es necesario que sea asi, reacciones, peto descuidan los posibles aspectos creativos de la
de una disposiciön general a una acciön de cierto Ilpo. Todas culpabilidad y desatienden la distinciön planteada en ei trabajo
estas consideraciones necesitan matizarse mucho mås; no in- psicoanalitico de Elein entre la culpabilidad persecutoria y la
tentare discutirlas aqui. Supondre que una disposiciön general reparatoria. Aquel que piensa haber actuado incorrectamente
a realizar acciones de cierto tipo tiene al menos alguna pertinen- puede no sölo atormentarse; puede tratar ademäs de arreglar
cia para la cuestiön de la sinceridad de una persona al hacer las cosas. En esta posibilidad bastante evidente no sölo tene-
un juicio moral particular. El problema que nos interesa es mas mos, en general, una conexiön entre las emociones y la vida
hien ei siguiente: cörno se determina ei Ilpo de acciones perti- morat tambien tenemos algo que ilustra ei argumento que he
nentes? dQue es lo que amalgama esta clase de acciones? intentado eiaborar sobre la interpretaciön de un conjunto de
Mi propuesta es que, en algunos casos, la unidad pertinente acciones en terminos de una estructura emocional, pues resul-
en ei comportarniento de una persona, ei esquema dentro del ta muy probable que las cosas tan diversas que tai persona siga
cual encajan conjuntamente sus juicios y acciones, debe enten- haciendo y diciendo puedan interpretarse como un esquema
derse en terminos de una estructura emocional que subyace de comportamiento solamente porque entendemos que la per-
en ellos, y que entenderio asi puede ser esencial. Asi pues, po- sona siente que debe emprender una acciön reparadora, por-
demos entender una observaciön moral especifica de una per- que de distintas maneras vemos estas actividades suyas como
sona como una expresiön de compasiön —siempre y cuando expresiön de sus sentimientos de culpa por lo que ha hecho o
sea sincera—, la cual puede verse entonces como parte de una dejado de hacer en ei pasado.
tendencia general de su cornportamiento que, en conjunto, re- Estoy proponiendo entonces que la referencia a las emocio-
vela su cualidad de ser una persona compasiva; y puede ser que nes de la persona tiene importancia para que podamos enten-
sölo bajo esta luz, en que se ve como una persona compasiva, der su sinceridad moral, no como un sustituto ni como un
se tomen naturalmente en conjunto esas acciones, juicios y has- simple afiadido a las consideraciones extraidas de c6mo
ta gestos. Entender este conjunto de cosas como expresiones sino mäs bien, en alguna ocasiön, como subyacente en nuestra
296 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 297

comprensiön de cömo acula. Pero alguien puede objetar que Que Ias emociones deben tomarse a la vez como genera-
ninguna referencia de ese estiio a sus emociones puede en nin- doras de acciön y como estados a los que estamos sujetos es
gtin caso ser esencial a la interpretaciön de su acciön, pues sus un planteamiento irnportante que ha sido subrayado por va-
acciones serån pertinentes para que entendamos su perspectiva rios autores. 6 Desde luego, ni siquiera en este segundo aspecto
moral y su disposiciön moral no si son simplemente acciones son, como los mismos autores han sefialado, sucesos a secas
producidas por la compasiön o el rernordimiento, sino sola- que simpIemente ocurren como ciertas clases de sensaciones
mente si se realizan apropiadamente en situaciones que dan corporales, ya que tienen incorporada —por lo general, aun-
motivos para actuar de modo compasivo o —en ei otro caso- que no inevitablemente— una referencia a un objeto, y puede
si son acciones cuya razön para realizarse es que constituyen decirse que suponen un pensamiento. Esto ayuda a explicar
una conducta reparadora. La conducta ha de verse a la luz de —o, como quizås seria mås justo decir, muestra ei lugar en que
estos motivos y estas razones; y esto no incluye ninguna re- uno comenzaria a explicar— como es que una persona en su
ferencia esencial a las emociones. La respuesta simple a esta sano juicio puede, en alguna ocasiön, dominar sus emociones,
objeciön es que lo que es pertinente para que entendamos la y cörno pueden estas encauzarse apropiadarnente. AIgunos in-
disposiciön moral de la persona, no es si existen (en nuestra formes que moralistas menos justificados han traido del fati-
opiniön) motivos o razones para una acciön de tai clase, sino goso campo de batalla entre la Razön y las Emociones parecen
si ella piensa que existen; si contempla 1a situaciön bajo cierta sugerir que las Unicas maneras conocidas de que una persona
luz. Y no hay ninguna razön para suponer que, sin referencia domine sus emociones son o bien negaries expresiön cuando la
a la estructura emocional de su pensamiento y acciön, nece- oportunidad no es apropiada —en cuyo caso las actividades dis-
sariarnente podemos comprender que contempla la situaciön ciplinarias de la Voluntad son muy importantes—, o bien, como
bajo esa Iuz. Pero esta es una respuesta demasiado simple. Creo en una inversiön a largo pIazo, entrenarse para tener menos
que una respuesta ms adecuada a los problemas aqui presen- emociones, o para tener s6Io cuya naturaieza es mås amable.
tados sölo puede provenir de una confrontaciön ms directa Pero todos estos consejos tåcticos y estrate"gicos parecen omitir
con la naturaleza de las emociones que la que he intentado la mås obvia infiuencia del pensamiento racional o del con-
hasta aqui. sejo en las emociones: convencernos de que un objeto dado
En io que hasta ahora he dicho, he pasado graduaimente de no es ei objeto propio o apropiado de esta emociön. Como
hablar de la sinceridad de juicios morales particulares a consi- los fenomen6logos han subrayado constantemente, sentir cier-
deraciones ms generales sobre la interpretaciön del esquema ta emociön con respecto a un objeto dado es verlo bajo una luz
de la actividad moral de una persona. He tendido progresiva- determinada; puede ser equivocado, incorrecto, inapropiado
mente a discutir las emociones como motivos, como estados verlo bajo tai luz, y puedo Ilegar de convencerme de ello. Una
que se expresan en la acciön; a 1a vez he seguido concentrån- vez convencido, la emociön puede desaparecer; y es un error
dome en ei punto de vista externo, es decir, en c6mo valora o oIvidar la cantidad de casos en que simplemente desaparece o
entiende un observador las acciones o juicios de otra persona. se convierte en algo rnuy diferente, como cuando mi temor a
En lo que me queda por decir, cambiare ei enfoque del tema un inminente viaje en coche desaparece al saber que la sefio-
en dos dimensiones: dejare de habIar de las valoraciones de rita X no va a ser, despues de todo, quien conduzca; o cuando
la agencia y habiare ms bien de la agencia moral; dejare de la reserva y ei receio que determinada persona me inspira se
hablar de las emociones simplemente como motivos y admitire
6 Wanse, por ejemplo, R.S. Peters, "Emotions and the Categ -ory of Passi-
su otro aspecto, aquel bajo ei cual las ernociones deben consi- vity", Proceedings of the Aristotelian Society, vol. 62,1961-1962, pp. 116-134; y
derarse sin duda alguna como cosas que nos suceden, a las que A. Kenny, Action, Emotion and Will, Routledge and Kegan Paul, Londres, 1963,
estamos sujetos, con respecto a las cuales somos pasivos. cap. 3.
298 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 299

desvartecen si algo muestra que sus modaIes no indican lo que das emociones, y para las emociones que se espera que un ser
parecfan indicar; o cuando la apasionada leaItad que manifies- hurnano sienta o, alternativamente, de las que puede prescin-
to a mi jefe se resquebraja de golpe al convencerme de que sus dir. Evidentemente, la reflexiän sobre estos limites no podria
acciones söi° pueden significar una traiciön. por si sola determinar los meritos de ningtin sistema existente
Desde luego, puede suceder que ningUn pensamiento sobre de valores humanos en contraposiciön a otro, pues cualquier
ei objeto haga cambiar Ja emociön; porque no consiga conven- sistema existente tiene que existir dentro de estos limites; pero
cer (io cual, es bastante notorio, puede ser una funciön de la sf abre un camino a algo que rnuchos que sienten la fuerza de
emociön misma) o porque, aunque en un sentido convenza, la alguna distinciön entre hecho y valor han pensado, sin embar-
estructura emocional persiste. La fenomenologia, la psicologia go, que no deberfa y que no puede destruirse por la presiön de
y hasta la logica de tales situaciones son muy complejas y varia- taI distinciön: la posibilidad de analizar una perspectiva moral
das. Pero lo importante ahora es lo siguiente: que cuando las y de comprender sus presupuestos en otros terminos que los de
consideraciones que muestran que una emociön es inapropia- Ja simple consistencia lögica de sus principios. Son los puntos
da no consiguen despIazaria, esto no es porque se trate de una de intersecciön entre Jos elementos mås puramente evaIuativos
emociön, sino porque es una emociön irracional. de u.na perspectiva moraI, y un punto de vista asociado de la
Por supuesto, las nociones de Jo apropiado, lo correcto, etc., naturaleza hurnana, Jos que brindan, del modo ms fructffero,
en ei objeto estån pidiendo a gritos un examen detallado; y tanto las fuentes de la cornprensiön, como el foco al que se
lievan grabado en la frente ei hecho de que en alguna parte dirige la critica. Tales puntos de intersecciön se encontrarån
son evaluativas. Lo que deba temerse, esperarse, etc., es obvia- muy crucialmente en la importancia moral de Ias emociones.
mente, hasta cierto punto, un asunto en ei que salen a relucir Ha Ilegado, finalmente, el momento de enfrentar a Kant, ya
Jos desacuerdos valorativos entre sociedades e individuos. Este que si vamos a proponer que las cosas que una persona hace
es, igualmente, un problema central de la educaciön moral. como expresiön de ciertas emociones pueden contribuir a que
Si tai educaciön no gira en torno a temas como que temer, la veamos corno agente moral; si, ademås, vamos a decir (corno
que merece nuestro enfado, que —si algo— nuestro desprecio, quizås yo no haya dicho explfcitamente todavia, pero que hago
donde trazar la lfnea entre la amabilidad y un esnipido sen- con gusto) que nuestra concepciön de un ser humano admira-
timentalismo, no se lo que es. La frase "inculcar principios" ble entrafia que este dispuesto a ciertos tipos de respuesta emo-
se utiliza a menudo en relaciön con la educaciön moraI. Y en cional y no a otras, hay que intentar responder a la poderosa
verdad hay sectores en que "inculcar principios" es una frase afirmaciön de Kant de que esto es imposible. Y esta tampoco
apropiada para ei asunto de la educaciön moral: decir la ver- es sölo una tesis que aparece en algunos libros enviados desde
dad, por ejemplo, y la esfera de la justicia. Pero en un sentido Königsberg hace mucho tiempo; a menos que uno haya tenido
mås amplio, tai como Aristöteles Jo percibiö, estamos tratando una educaciön muy fuera de lo comfin, es una tesis que ha de
de algo a lo que no puede ilamarse tan acertadamente inculcar sentirse dentro de uno mismo. Es una afirmaciön Jo bastante
principios, sino mås bien educar las emociones. profunda corno para hacer que cuanto yo pueda esperar decir
Esto tambien encierra aigo importante relacionado con la ahora parezca muy inadecuado; pero hare uno o dos plantea-
cuestiön de Jos hechos y los valores, pues si bien, como he in- mientos råpidos que pueden ayudar.
dicado, en la nociön de objeto apropiado de una emociön, y Las objeciones kantianas a la idea de que cualquier acciön
en ei tema menos central de que exnociones debemos sentir, regida por las emociones que realice una persona puede con-
hay obviamente un elemento vaiorativo que puede variar de tribuir a que la evaluernos como agente moral —o, tai como
sociedad en sociedad, existen limites naturales y hasta lögicos Kant lo dice, puede contribuir a su valor moral— son, creo, ba-
para la gama de objetos a Jos que pueden referirse determina- sicamente tres: que las emociones son demasiado caprichosas;
LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 301
300 - PROBLEMAS DEL YO

que se experimentan pasivamente; que la inclinaciön de una tnos racionalmente activos. Aqui todo estä por decir; y no in-
persona a experimentarlas o a no experimentarlas es producto tentare ocuparrne de los puntos mäs inmediatos, como que una
de la causalidad natural y (en este sentido) se distribuye fortui- acciön emocionalmente motivada puede por sf misma ser libre,
tamente. si acaso alguna lo es, y que —contra ei mismo Kant— su explica-
En prirner lugar, son demasiado caprichosas. Puedo sentir- ciön deja muy poco claro c6mo se pueden evaluar moralmente
me benevolo con esta persona, y no con esta otra, por toda las malas acciones. Hare sölo dos propuestas. La prixnera es
clase de causas y razones, algunas de las cuales obedecen a mis que no deberiamos despachar con demasiada rapidez la idea
cambiantes estados de humor. Actuar de acuerdo con estos irn- de que alOn elexnento de pasividad, algån sentido en ei que
pulsos es actuar irracionalmente y (acaso) de manera injusta; los impulsos morales nos mueven, y lievamos grabados ciertos
pero la acciön moral es una acciön consistente, que se realiza procederes, puede contribuir vitalmente a la nociön de sinceri-
por principios. Esto en parte es cierto; pero en la medida en dad xnoral. Despues de todo, hay algunos puntos de semejanza
que lo es, va sölo contra la idea de que la motivaciön erno- entre las convicciones faicticas y las morales; y sospecho que de
cional es la Unica que cuenta,,en ei valor moral, no contra la las convicciones morales, como sin duda de las acticas es cier-
idea de que cuenta en alguna medida. Pero, en cualquier caso, to que no podemos tomar muy en serio una profesiön de ellas
es parcialmente falso, ya que, para empezar, postula una idea si se nos da a entender que ei hablante ha decidido simplemente
burda de las emociones mismas; sugiere que no hay ningim adoptarlas. La idea de que la gente decide adoptar sus prin-
modo de regular la propia respuesta emocional ala luz de otras cipios morales me parece simplemente un mito, una sombra
consideraciones, de aplicar algin sentido de la proporciön sin psicolögica producto de una distinciön lögica; y si alguien afir-
abandonar del todo la motivaciön emocional; y esto es, desde mara haberlo hecho, creo que uno estaria justificado en dudar
luego, falso, como puede verse en los intentos que cualquier o hien de la verdad de lo que dijo, o bien de la realidad de esos
persona en su sano juicio hace de desvincularse y comprender principios morales. Nos parece que las convicciones genuinas
sus emociones en asuntos que, en su opiniön, no conciernen de un hombre provienen de un lugar rna's profundo en su in-
directamente a la moral, pero que le atafien emocionalmen- terior que este; y, en una paradoja sölo aparente, lo que vemos
te. Ademås, creo —ahora en una direcciön opuesta— que en como proveniente de un sitio mås profundo en su interior,
todo caso hay cierto acartonamiento moral, o hasta insolen- —es decir, el "el" que decide— puede verlo como proveniente
cia, en esta consideraciön vacia de la consistencia. Huele a lo del exterior. Esto es lo que sucede con las emociones.
que, segtin creo, Maynard Keynes solia Hamar, refiriendose a Mi segunda propuesta aqui es, otra vez, un pensamiento mo-
las deliberaciones de los consejos academicos, ei principio de la ral y que es mås bien trivial: es cierto que alguien que recibe
injusticia imparcial: que si no puedes echar una mano a todos buen trato de otro lo aprecia mäs, piensa lo mejor del donan-
en cierta situaciön, no debes echårsela a nadie. Hay de verdad te, si sabe que es resultado de la aplicaciön de un principio,
actividades y relaciones humanas en que la imparcialidad y la mås que producto de una respuesta emocional? Ei puede ha-
consistencia vienen muy bien al caso. Pero tomar estas nocio- ber necesitado, no los beneficios de una ley universal, sino un
nes como modelo de todas las relaciones morales es, tal como geSto humano. Puede decirse que esto obviamente es bastante
Kant dijo que era, hacer de cada uno de nosotros un Legislador verdadero en muchos casos, pero que no tiene nada que ver
Supremes, una fantasia que representa no ei ideal de la morai, con la moralidad; muestra simplemente que la gente deposi-
sin.o la deificaciön del hombre. ta otros tipos de valores en la conducta humana aparte del
A continuaciön, las emociones se experimentan pasivamen- valor moral. Bueno, esto se puede decir, y Kant de hecho lo
te, son algo que nos sucede: pero ei valor moral sölo se vincula dijo, pero es algo que conduce a un inc6modo dilema. 0 hien
a lo que hacemos libremente, a esos aspectos en los que esta- ei receptor debe preferir la ayuda del hombre moral al gesto
309 PROBLEMAS DEL YO LA MORALIDAD Y LAS EMOCIONES 303

humano, lo cual parece una exigencia un tanto insensata, o, Ciertamente hay distinciones muy importantes entre las ven-
alternativamente, si se admite que es perfectamente correcto y tajas claramente naturales, con los tipos de admiraciön, amor
: y consideraciön que Ias acompafian, y aquellas caracteristicas
racional por parte del receptor tener las preferencias que tiene, ..
ei valor de las personas morales se convierte en una cuestiön que propician una reacciön mås especificamente moraI. Pero
abierta y podemos razonablemente abrigar la propuesta de que no podemos atribuir a tales distinciones esa importancia bas-
no deberiamos intentar producir personas morales, o no en tante filtima que puede haber parecido que poseen antes de
gran numero, sino ms bien aquellas otras, sean cuales sean que comprendamos la fuerza de la reductio ad absurdum total,
sus inconsistencias, que tienen eI gesto humano. Si bien esta aunque no intencionada, de Kant. A la luz de esto, atin po-
conclusiön tiene aIgiln valor, no puede tenerIo para Kant. demos hacer mucho por estas distinciones, pero tenemos que
Por filtimo, Kant insiste en que, a causa de muchos facto- hacerlo de un modo diferente, preguntando, por ejempio, cuål
res naturales, los seres humanos difieren enormemente en su puede ser ei interes o la importancia de la adrniracion rnoral:
configuraciön emocional. Como lo sefiala en un pasaje famoso no simplemente la importancia social, sino la importancia para
y conmovedor, algunos descubren que ei gesto humano surge el pensamiento de uno mismo_
naturalmente, otros no. Hacer que ei valor moral —ei supre- Al preguntar esto, uno puede muy bien hallar razon para
mo valor que los seres humanos pueden alcanzar— dependa de pensar que no se encontrarå ninguna concepciön adecuada de
tales rasgos de caråcter determinados psicolögicamente seria la admiraciön moral y de sus objetos haciendo hincapie, por
hacer cle la capacidad de vaIor moral una especie de venta- ejemplo, en las caracteristicas especialmente asociadas con las
ja natural; y esto es 16gicamente incompatible con la nociön personas acaudaladas o las del mundo academico. Podriamos
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de lo moral y tambien, en algån sentido intim°, odiosamente ' ,• •:,;, decir, reelaborando de modo mås empirico la reptiblica moral
injusto. rousseauniana de Kant, que deberia preferirse una concepciön
Es esencial tener aqui presentes a la vez dos hechos sobre mås democratica; y entre los tipos de caracteristicas pertinen-
Kant. El prirnero es que su obra contiene ei desarroilo hasta tes, la capacidad de respuesta emocional creativa tiene 1a ven-
ei final de ese pensamiento, un pensamiento que en forrnas taja de estar al menos distribuida ampliamente, aunque no de
menos rigurosas marca la gran diferencia entre las ideas mora- manera equitativa.
les influidas por el cristianismo y las del mundo antiguo. Este
pensamiento, que el valor moral tiene que separarse de cual-
quier ventaja natural, que Kant siguiö consistentemente, Ileva
a la conclusiön de que la fuente del pensamiento moral y de
la acciön moral tiene que localizarse fuera del yo condiciona-
do empiricamente. El segundo hecho que se ha de recordar al
mismo tiempo es que la obra de Kant es, en este aspecto, un
fracaso tremendo, y que la psicologia trascendental a la cual
conduce es sin duda falsa, cuando no ininteligibie. Ninguna
caracteristica hurnana que sea pertinente para algån grado de
consideraciön morai puede evitar ser una caracteristica empi
rica sujeta a condiciones empiricas, historia psicolögica y va-
riaciön individual, sea esta sensibilidad, persistencia, imagina-
ciön, inteligencia o buen sentido; o sean los sentimientos de
compasiön, o la fuerza de voluntad.

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