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unio de 2008
ISBN: 978-84-96571-59-4
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Capítulo 3
La economía campesina
en el mundo griego.
Producción, intercambio y autarquía*
Julián Gallego
Universidad de Buenos Aires – CONICET
Introducción
L
a interpretación de la Grecia antigua como un mun-
do asentado en una mayoritaria clase de labradores
autónomos basada en la organización económica de la
granja familiar se ha consolidado como una alternativa
ante el modelo que veía en el modo de producción esclavista el
fundamento material de la pólis griega1. Esto no implica dejar
de lado la posibilidad de comprender determinadas relaciones
productivas a partir del concepto de esclavismo, pero sí limitar
su eficacia explicativa con respecto al funcionamiento de las
formaciones sociales griegas. El asunto cardinal al que estos
problemas nos conducen es el aprovisionamiento de la fuerza
de trabajo agrícola. En este sentido, Jameson ha propuesto
entender el mundo griego de modo esquemático a partir de
tres modelos de uso de la tierra que se corresponderían con tres
tipos de mano de obra2: la hacienda basada en la aparcería, en
la que la tierra era trabajada extensivamente por una clase
servil que producía su propio sustento así como los excedentes
extraídos por la clase dominante (cuyo ejemplo más claro sería
el hilotismo, pero que se aplicaría también a otras situaciones);
la propiedad terrateniente relativamente extensa fundada en la
La unidad campesina:
condiciones de producción y consumo
Suele definirse a la economía doméstica como una unidad
de producción y consumo12. En la Grecia antigua el oîkos apa-
rece claramente como una entidad de este tipo13, aunque con
atribuciones y funciones más amplias que las mencionadas.
Partiendo de los poemas homéricos Finley define al oîkos como
el centro a cuyo alrededor se organizaba la vida, a partir del cual
se satisfacían no sólo las necesidades materiales, incluyendo
la seguridad, sino también
por los hoplitas. Quizá pudieran hacerlo las tropas ligeras, pero
carecían de los instrumentos para producir una devastación
total e irreversible.
En este marco, queda muy claro que la parcelación de las
tierras campesinas en Atenas y en otras partes de Grecia resul-
taría un factor de importancia en caso de guerra, pero también
para la organización productiva de las granjas familiares inten-
sivas. En todo caso, los intentos de regulación establecidos en el
siglo VI habrían buscado que los terratenientes no acaparasen
los lotes de los pequeños productores mediante la compra o la
adopción, mecanismos que dejarían de funcionar en el siglo IV
permitiendo una mayor concentración de la propiedad. Nada
indica, pues, que entre los campesinos atenienses la herencia
no se dividiera entre los hijos. Por otra parte, los terratenientes
griegos quizá lograran evitar estos perjuicios mediante casa-
mientos endógamos que les permitirían consolidar, conservar
e incluso acrecentar sus patrimonios. Aunque para que esto
fuera posible era necesario o bien que la mujer heredara, como
sucedía en Esparta134, o que recibiera tierras como dote, que es
lo que en especial destaca Gallant en su modelo de la economía
campesina griega antigua135.
Según Gallant, a lo largo del ciclo de vida del hogar familiar
rural resulta posible una movilidad de las tierras136. Con la
formación de una familia a partir del matrimonio, mientras
el hombre aporta la herencia que recibe por vía paterna, la
mujer también puede llevar tierras a su nuevo hogar a través
de la dote. De este modo, si bien las particiones provocarían
una reducción paulatina del patrimonio, habría a su vez un
mecanismo de compensación que permitiría que los nuevos
hogares contaran con las tierras necesarias, pues la dote no
sería mucho menor que lo que se repartiría a título de herencia
entre los hijos varones. Por otra parte, puesto que el ciclo vital
está definido por las variaciones de la estructura familiar, a
medida que cada hogar rural crece o decrece según su edad y
tamaño, también crece o decrece su demanda de tierras según
la capacidad laboral y las necesidades de consumo del grupo
doméstico en su conjunto. Así, el ciclo de vida del hogar cam-
pesino supone variaciones en el tamaño del mismo y en las
tierras aprovechables137. Por ende, la integración de una unidad
doméstica rural está sometida a ciertos factores poblacionales
tales como edad de matrimonio, tasas de natalidad y mortali-
dad, tipo de familia, etc., a la vez que el desarrollo del ciclo vital
viene dado por las posibilidades no estáticas sino dinámicas de
acceso a la tierra a partir de la herencia, dote, compra, arriendo,
CAPÍTULO 3 79
Reflexiones finales
¿Qué conclusión podemos extraer a partir de estas disímiles
interpretaciones según lo visto a lo largo del trabajo163? En
primer lugar, en el mundo griego organizado a partir de la
estructura de la pólis, ninguno de estos modelos puede consi-
derarse exhaustivo, de modo que resulta una quimera querer
establecer un campesino o un granjero griego típico164. Por ende,
para la Grecia de los siglos VIII a IV a.C. es necesario pensar
en una diversidad de situaciones que podrían encuadrarse en
un arco que iría desde el pequeño poseedor libre pobre que
producía para la subsistencia, que desarrollaba intercambios
comerciales ocasionales (pero prefiriendo los intercambios recí-
procos) y que se empleaba circunstancialmente como jornalero
temporario165, hasta el agricultor relativamente próspero, que
poseía algunos esclavos y que se integraba más plena y normal-
mente en los mercados a partir de una cierta especialización de
la producción166. Ahora bien, de uno al otro polo del espectro lo
característico era la inexistencia de una explotación habitual y
sistemática, lo cual les evitaba a los labriegos tener que producir
excedentes regulares para los miembros de una elite social y
84 JULIÁN GALLEGO
Notas
1. Sobre estos cambios y los problemas derivados, con bibliografía reciente, J.
Gallego, “Perspectivas sobre la historia agraria de la Grecia antigua”, Phoînix,
7 (2001), 195-234; “La historia agraria de la Grecia antigua: una introducción a
las interpretaciones recientes”, en J. Gallego (ed.), El mundo rural en la Grecia
antigua, Madrid, 2003, 13-42.
2. Ver M.H. Jameson, “Agricultural labor in ancient Greece”, en B. Wells (ed.),
Agriculture in ancient Greece, Estocolmo, 1992, 135-46. Cf. M.-C. Amouretti, Le
pain et l’huile dans la Grèce antique. De l’araire au moulin, París, 1986, 199-222.
A. Burford, Land and labor in the Greek world, Baltimore, 1993, proporciona
un análisis exhaustivo de las fuentes literarias. Sobre la aparcería, S. Hodkinson,
“Sharecropping and Sparta’s economic explotation of the helots”, en J.M. Sanders
(ed.), Philolakon. Lakonian studies in honour of Hector Catling, Londres, 1992,
123-34; y sus recientes Property and wealth in classical Sparta, Londres, 2000,
125-31, y “Spartiates, helots and the direction of the agrarian economy: towards
an understanding of helotage in comparative perspective”, en N. Luraghi & S.E.
Alcock (eds.), Helots and their masters in Laconia and Messenia. Histories,
ideologies, structures, Washington, D.C. 2003, 248-85.
3. Ver R. Osborne, “‘Is it a farm?’ The definition of agricultural sites and settlements
in ancient Greece”, y L. Foxhall, “The control of the Attic landscape”, ambos
en Wells (ed.), Agriculture in Greece (op. cit. n. 2), 21-25 (en 23-25) y 155-59
(en 156-57), respectivamente.
4. G. Shipley, “Perioikos: the discovery of classical Lakonia”, en Sanders (ed.),
Philolakon (op. cit. n. 2), 211-26; J. Gallego, “The Lakedaimonian perioikoi:
military subordination and cultural dependence”, en V.I. Anastasiadis & P.N.
Doukellis (eds.), Esclavage antique et discriminations socio-culturelles. XXVIIIe
Colloque du GIREA (Mytilène, 5-7 décembre 2003). Berna, 2005, 33-57.
5. M.H. Jameson, “Agriculture and slavery in classical Athens”, Classical Journal
(= CJ), 73 (1977-78), 122-45; “Agricultural labor” (op. cit. n. 2), 142-45.
6. E.M. Wood, “Agricultural slavery in classical Athens”, American Journal of
Ancient History (= AJAH), 8 (1983), 1-47; cf. Peasant-citizen and slave. The
foundations of Athenian democracy, Londres, 1988, 51-80; ver G.E.M. de Ste.
Croix, The class struggle in the ancient Greek world, Londres, 1981, 120-74,
226-43, 255-59, 504-9.
7. Para un balance de la discusión, V.D. Hanson, “Thucydides and the desertion of
Attic slaves during the Decelean war”, Classical Antiquity, 11 (1992), 210-28,
que afirma que los granjeros áticos utilizaban regularmente algunos esclavos.
8. Ver M.I. Finley, “La libertad del ciudadano en el mundo griego”, en La Grecia
antigua: economía y sociedad, Barcelona, 1984, 103-23; cf. “La esclavitud por
deudas y el problema de la esclavitud”, en ibid., 167-88, en 188; Esclavitud antigua
e ideología moderna, Barcelona, 1982, 114. El autor también plantea (La economía
de la antigüedad, México, 1974, 132 y n. 2) que la admisión del campesinado como
integrante de la comunidad política con plenas facultades fue un acontecimiento
CAPÍTULO 3 87
Para críticas al modelo de Finley, cf. Osborne, “Orgullo y prejuicio” (op. cit. n.
9); I. Morris, “The Athenian economy twenty years after The ancient economy”,
Classical Philology (= CPh), 89 (1994), 351-66, reseña de E.E. Cohen, Athenian
economy and society. A banking perspective, Princeton, 1992, que deriva en una
consideración global sobre los actuales enfoques de la economía de la Grecia
antigua.
15. Para un estudio de las funciones del oîkos según las fuentes disponibles para el
caso ateniense, C.A. Cox, Household interests. Property, marriage strategies,
and family dynamics in ancient Athens, Princeton, 1998, 130-67.
16. Aristóteles, Política, 1252b 12‑4; véase Gallant, Risk and survival (op. cit. n.
9), 11-15.
17. A.V. Chayanov, La organización de la unidad económica campesina, Buenos
Aires, 1974, 48.
18. Aristóteles, Política, 1252b 9-22; M. Golden, Children and childhood in classical
Athens, Baltimore, 1990, 80-81, 141-42.
19. Jenofonte, Económico, I, 5. Jameson, “Agricultural labor” (op. cit. n. 2), 142,
estudia el pasaje y señala que en inglés oikía se corresponde con el término house
y oîkos con household o family; véase Isager & Skydsgaard, Greek agriculture
(op. cit. n. 9), 127.
20. Cf. Iseo, VI, 18; Isócrates, XIX, 7. D.M. MacDowell, “The oikos in Athenian
law”, Classical Quarterly (= CQ), 39 (1989), 10-21, en 10-11, analiza esta
información y la de los textos de Aristóteles y Jenofonte. Ver ahora Cox,
Household interests (op. cit. n. 15), 130-41.
21. Cf. Cox, Household interests (op. cit. n. 15); A. Biscardi, Diritto greco antico,
Varese, 1982, 96.
22. Sobre las relaciones entre estos factores, Sallares, Ecology of Greek world (op.
cit. n. 10), 195-202.
23. Burford, Land and labor (op. cit. n. 2), 33-48; L. Foxhall, “Household, gender
and property in classical Athens”, CQ, 39 (1989), 22-44, en 25-32; Hanson, The
other Greeks (op. cit. n. 9), 51-55, 59-60. Esto implica la articulación entre una
población y la tierra, es decir, demografía y agricultura, aspectos básicos que
constituyen lo que Sallares, Ecology of Greek world (op. cit. n. 10), 4-6, passim,
define como “ecología”; cf. S.C. Bakhuizen, “Social ecology of the ancient Greek
world”, L’Antiquité Classique (= AC), 44 (1975), 211-18. Al amparo del auge de
lo que cabe denominar “conciencia ecológica” los trabajos sobre el mundo rural
griego encuadrados en este marco comienzan a multiplicarse: por ejemplo, P.
Halstead & G. Jones, “Agrarian ecology in the Greek islands: time stress, scale
and risk”, Journal of Hellenic Studies (= JHS), 109 (1989), 41-55; O. Rackham,
“Ecology and pseudo-ecology: the example of ancient Greece”, en G. Shipley &
J. Salmon (eds.), Human landscapes in classical antiquity, Londres, 1996, 16-43;
J.F. Rodríguez Neila, Ecología en la Antigüedad clásica, Madrid, 1996. Para una
visión general del asunto, R. Ellen, Environment, subsistence and system. The
ecology of small-scale social formations, Cambridge, 1982; T.P. Bayliss-Smith,
The ecology of agricultural systems, Cambridge, 1982.
24. T. Shanin, La clase incómoda. Sociología política del campesinado en una
sociedad en desarrollo: Rusia 1910-1925, Madrid, 1983, 55.
25. Ver Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 13.
26. O. Murray, Grecia arcaica, 2a ed. Madrid, 1983, 56. El autor discrepa (ibid.,
282) con la cronología de la sociedad homérica propuesta por Finley, Mundo de
Odiseo (op. cit. n. 14), 56. Según Murray, habría que rebajarla en un siglo y situar
el contexto de los poemas homéricos hacia fines de la Edad Oscura. Esto permitiría
CAPÍTULO 3 89
“Pastoralism and the role of animals in the pre- and protohistoric economies of
the Aegean”, en C.R. Whittaker (ed.), Pastoral economies in classical antiquity,
Cambridge, 1988, 6-34, en 26-30; Osborne, Formación de Grecia (op. cit. n. 26),
76-77, 81-83.
61. R. Lane Fox, “Aspects of inheritance in the Greek world”, en P. Cartledge &
F.D. Harvey (eds.), Crux. Essays in Greek history presented to G.E.M. de Ste.
Croix on his 75th birthday, Londres, 1985, 208-32.
62. Hesíodo, Trabajos y días, 37-39. Cf. D. Asheri, “Laws of inheritance, distribution
of land and political constitutions in ancient Greece”, Historia, 12 (1963), 1-21,
en 5-6.
63. Hesíodo, Trabajos y días, 376-78.
64. G. Cambiano, “Hacerse hombre”, en Vernant (ed.), Hombre griego (op. cit. n.
48), 101-37, en 103-5, destaca que la exposición de niñas debió ser mayor que
la de niños y que esto, por lo general, no afectaba al primogénito. Cf. D. Engels,
“The problem of female infanticide in the Greco-Roman world”, CPh, 75 (1980),
112-20; Golden, Children and childhood (op. cit. n. 18), 86-90; W.V. Harris,
“The theoretical possibility of extensive infaticide in the Graeco-Roman world”,
CQ, 32 (1982), 114-16; Garnsey, Famine and food supply (op. cit. n. 9), 63-68;
P. Brulé, “Infanticide et abandon d’enfants. Pratiques grecques et comparaisons
anthropologiques”, Dialogues d’Histoire Ancienne, 18 (1992), 53-90. Sobre la
exposición de niños como fuente de aprovisionamiento de esclavos, ver Finley,
Esclavitud antigua (op. cit. n. 8), 167 y n. 17; Gallant, Risk and survival (op.
cit. n. 9), 131-33; K. Bradley, Esclavitud y sociedad en Roma, Barcelona, 1998,
52, 61.
65. Aristófanes, Acarnienses, 731-34; cf. 735-37.
66. Finley, Economía de la antigüedad (op. cit. n. 8), 146.
67. Los problemas del tamaño de la unidad y la disponibilidad de tierras son temas
que, obviamente, resultan recurrentes en los estudios sobre el campesinado y
la toma de decisiones en función de las estrategias de explotación agraria. Ver
J.A. Roumasset, Rice and risk. Decision making among low-income farmers,
Amsterdam, 1976, 79-100; H.N. Barnum & L. Squire, A model of an agricultural
household. Theory and evidence, Baltimore, 1979, 5-13; P.F. Barlett (ed.),
Agricultural decision making. Anthropological contributions to rural development,
Orlando, 1980; M. Strange, Family farming. A new economic vision, San
Francisco, 1988, 84-100; Ellis, Peasant economics (op. cit. n. 49), 201-22;
Netting, Smallholders, householders (op. cit. n. 49), 146-56.
68. Finley, Land and credit (op. cit. n. 44), 58-59; V.N. Andreyev, “Some aspects
of agrarian conditions in Attica in the fifth to third centuries B.C.”, Eirene, 12
(1974), 5-46, en 14-16; cf. D.M. Lewis, “The Athenian rationes centesimarum”,
en M.I. Finley (ed.), Problèmes de la terre en Grèce ancienne, París, 1973, 187-
212; Burford, “Family farm” (op. cit. n. 9), 168-72; Land and labor (op. cit.
n. 2), 67-72; V.D. Hanson, Warfare and agriculture in classical Greece, 2a ed.
Berkeley, 1998, 42-43; The other Greeks (op. cit. n. 9), 181-201; Ober, Fortress
Attica (op. cit. n. 10), 22-23; Garnsey, Famine and food supply (op. cit. n. 9), 46;
Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 82-87; Isager & Skydsgaard, Greek
agriculture (op. cit. n. 9), 78-79; Osborne, “Is it a farm?” (op. cit. n. 3), 24-25;
Foxhall, “Attic landscape” (op. cit. n. 3), 156-58; Jameson, “Class in Greek
countryside” (op. cit. n. 9); también T.D. Boyd & M.H. Jameson, “Urban and
rural land division in ancient Greece”, Hesperia, 50 (1981), 327-42.
69. Bradley, Esclavitud en Roma (op. cit. n. 64), 52.
CAPÍTULO 3 93
pero, por otro, seguramente debido a la excepcionalidad de que alguien del pueblo
pudiera manejar el discurso oral de manera tan desenvuelta. Esta situación ha
sido vinculada con razón a la del campesino que debía soportar la arrogancia de
la gente de la ciudad; V. Ehrenberg, L’Atene di Aristofane. Studio sociologico
della commedia attica antica, Florencia, 1957, 123. Cf. infra, n. 127. El traslado
de los campesinos del Ática a la ciudad se produjo a causa de la estrategia de
Pericles. Cf. Tucídides, II, 16-17.
87. Aristófanes, Asambleístas, 650-51. Cf. Ehrenberg, L’Atene di Aristofane (op.
cit. 86), 114-21; S.C. Humphreys, “Economy and society in classical Athens”,
Annali della Scuola Normale Superiore di Pisa (= ASNP), II, 39 (1970), 1-26, en
16; Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 32.
88. Aristófanes, Asambleístas, 591-93.
89. Aristófanes, Caballeros, 40-44; cf. Avispas, 136.
90. Aristófanes, Paz, 44-80; cf. Acarnienses, 243, 259; también Avispas, 433, 443-
47.
91. Aristófanes, Pluto, 26-29, 254, 510-21, 1105. Al respecto, cf. J. Gallego,
“Campesinos y esclavos en el Plutos de Aristófanes. El mundo rural ateniense
a comienzos del siglo IV a.C.”, en P.A. Cavallero et al., Aristófanes, Riqueza.
Introducción, versión y notas, Buenos Aires, 2002, 243-49.
92. Aristófanes, Paz, 1146-48; cf. 1249: en agrô toîs oikétaisin; Jenofonte,
Memorabilia, II, 3, 3; Económico, VII, 35.
93. Teofrasto, Caracteres, IV, 6; cf. Menandro, Labrador, 56; Díscolo, 328-31.
94. También podía ocurrir que los labradores alquilaran esclavos. Véase R. Flacelière,
La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles, Madrid, 1993, 70.
95. Nussbaum, “Labour and status” (op. cit. n. 77), 218-19.
96. Sobre la significación histórico-social de los dmôes en la Grecia arcaica, Beringer,
“Servile status” (op. cit. n. 77), 27-28.
97. E. Will, “Hésiode: crise agraire? ou recul de l’aristocratie?”, Revue des Études
Grecques (= REG), 78 (1965), 542-56, en 547-49, 555-56.
98. Sobre este concepto, C. Astarita, “Esclavitud y servidumbre en la Alta Edad
Media. En torno a un artículo de Pierre Bonnassie”, Anuario de Historia, 12 (1987),
45‑46. Cf. B. Hindess y P.Q. Hirst, Los modos de producción precapitalistas,
Barcelona, 1979, 113-17 y 338, n. 1.
99. Hesíodo, Trabajos y días, 458-60.
100. Según Filocoro, FGrHist, 328 F 97 = Macrobio, Saturnalia, I, 10, 22, el esclavo
del labrador se sumaba a la familia tanto en lo relativo a las tareas de cultivo como
en lo concerniente a la alimentación en la misma mesa.
101. Y así lo deja ver Hesíodo a lo largo de todo el poema, pues sus consejos se dirigen
al campesino que debe saber llevar a cabo las tareas en el momento apropiado así
como asignar los trabajos necesarios a quienes de él dependen.
102. La existencia de este tipo de fuerza de trabajo como parte de la unidad campesina
griega había sido sugerida, aunque sin ser argumentada, por Ehrenberg, L’Atene
di Aristofane (op. cit. 86), 114; Flacelière, Vida cotidiana (op. cit. n. 94), 70; M.I.
Finley, “¿Se basó la civilización griega en el trabajo esclavo?”, en C. Mossé et al.,
Clases y luchas de clases en la Grecia antigua, Madrid, 1977, 103-27, en 107. C.
Mossé, El trabajo en Grecia y Roma, Madrid, 1980, 84. Para demostraciones más
acabadas, Jameson, “Agriculture and slavery” (op. cit. n. 5); “Agricultural labor”
(op. cit. n. 2), 142-45; Amouretti, Pain et huile (op. cit. n. 2), 215-16; Burford,
Land and labor (op. cit. n. 2), 208-22; Hanson, “Desertion of Attic slaves” (op.
cit. n. 7); The other Greeks (op. cit. n. 9), 63-70. Gallant, Risk and survival (op.
CAPÍTULO 3 95
cit. n. 9), 33, hace hincapié en las dificultades que traía a los campesinos griegos
la compra de esclavos, coincidiendo así con Wood, Peasant-citizen (op. cit. n.
6), 63. Véase el reciente balance de A.L. Chevitarese, O espaço rural da pólis
grega. O caso ateniense no período clássico, Río de Janeiro, 2000, 93-117.
103. Sobre la adopción, Asheri, “Laws of inheritance” (op. cit. n. 62), 7-9; Cox,
Household interests (op. cit. n. 15), 148-51.
104. Murray, Grecia arcaica (op. cit. n. 26), 56.
105. Hesíodo, Trabajos y días, 393-400, 451-54, 646-47.
106. Ibid., 602; Teofrasto, Caracteres, IV, 6. Cf. asimismo Aristófanes, Avispas, 712,
y la alusión a los pobres del campo en Pluto, 219. Ver Finley, “Trabajo esclavo”
(op. cit. n. 102), 107. Sobre este tipo de trabajo en el mundo griego, cf. Y. Garlan,
“Le travail libre en Grèce ancienne”, en P. Garnsey (ed.), Non-slave labour in
the Greco-Roman world, Cambridge, 1980, 6-22; de Ste. Croix, Class struggle
(op. cit. n. 6), 179-88; G. Nenci, “Il problema della concorrenza fra manodopera
libera e servile nella Grecia classica”, ASNP, III, 8 (1978), 1287-1300.
107. Homero, Ilíada, XXI, 441-52; Odisea, XI, 489-91; XVIII, 346-61. Cf. Finley,
Mundo de Odiseo (op. cit. n. 14), 67-69.
108. Ver P. Garnsey, Cities, peasants and food (op. cit. n. 8), 134-48, y J.E.
Skydsgaard, “Non-slave labour in rural Italy during the late Republic”, en Garnsey
(ed.), Non-slave labour (op. cit. n. 106), 65-72 Fo. Pero es necesario aclarar que
Garnsey, refiriéndose a las haciendas esclavistas romanas, indica que el trabajo
temporal era aportado por campesinos pobres, es decir, propietarios con parcelas
pequeñas.
109. Cf. Mossé, Trabajo en Grecia y Roma (op. cit. n. 102), 84-85.
110. Iseo, IX, 18: syngeorgoûntes, “que labran conjuntamente”; cf. Aristófanes,
Pluto, 223-25. Ver Finley, “Trabajo esclavo” (op. cit. n. 102), 107; Osborne,
Demos (op. cit. n. 8), 144-45 y n. 52; Gallego, “Costumbres en común” (op. cit.
n. 28), 34. También P. Millett, “La economía”, en R. Osborne (ed.), La Grecia
Clásica, 550-323 a.C., Barcelona, 2002, 31-62, en 38; Chevitarese, Espaço rural
(op. cit. n. 102), 117-29.
111. Hemos elaborado esta idea a partir de M.I. Finley, “Homero y Micenas: propiedad
y tenencia”, en Grecia antigua (op. cit. n. 8), 260: “Nada de lo que he dicho hasta
aquí excluye la posibilidad de que hubiera labranza bajo una disciplina comunal, en
un sistema de campo libre. Uno de los paneles del escudo de Aquiles, realmente se
presta fácilmente a esa interpretación (Homero, Ilíada, XVIII, 541-9)… [Pero] un
sistema de campo libre puede coexistir con cercas y caseríos… En segundo lugar,
el trabajo «comunal» de la tierra nunca presupone, como correlativo necesario, la
posesión comunal de la tierra. En tiempos históricos se encuentra más a menudo
lo primero que lo segundo. En tercer lugar, no existe un proceso fijo de evolución,
por el cual el sistema de campo libre sea siempre la forma de organizar el trabajo
de labranza más primitiva, y el de cercas y caseríos la más moderna”. Véase F.
Gschnitzer, Historia social de Grecia, Madrid, 1987, 56-57.
112. Gallego, “Costumbres en común” (op. cit. n. 28), 19-28; Gallant, Risk and
survival (op. cit. n. 9), 155-58. Sobre el Ática, Osborne, Demos (op. cit. n. 8),
127-53; Cox, Household interests (op. cit. n. 15), 194-202.
113. Sobre esto último, con fuentes y bibliografía, Gallego, “Costumbres en común”
(op. cit. n. 28), 30-37.
114. Jameson, “Agricultural labor” (op. cit. n. 2), 131-32.
115. Cf. Asheri, “Laws of inheritance” (op. cit. n. 62), 5-6.
116. Ibid., 3.
117. Véase Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 9), 189-91.
96 JULIÁN GALLEGO
128. En los trabajos citados en la nota anterior, tanto Lévêque como Mossé señalan
este hecho desde un punto de vista socioeconómico. Cf. D. Plácido, La sociedad
ateniense. La evolución social en Atenas durante la guerra del Peloponeso,
Barcelona, 1997, 144-57. A partir de las comedias de Aristófanes, el punto también
ha sido indicado por Ehrenberg, L’Atene di Aristofane (op. cit. 86), 103-33. La
cuestión fue retomada recientemente desde una perspectiva político-cultural en
la que el ágroikos se degrada respecto del asteîos; cf. P. Borgeaud, “El rústico”,
en Vernant (ed.), Hombre griego (op. cit. n. 48), 323-38; F. Hartog, Mémoire
d’Ulysse. Récits sur la frontière en Grèce ancienne, París, 1996, 131-36. Véase
Osborne, Demos (op. cit. n. 8), 185-87; A. Fouchard, Aristocratie et démocratie.
Idéologies et sociétés en Grèce ancienne, París, 1997, 342-49. En este contexto,
no es extraño que se pudiera afirmar que la crisis de la pólis implicó un “abandono
del ideal del campesino ciudadano”; M. Austin & P. Vidal-Naquet, Economía y
sociedad en la Grecia antigua, Barcelona, 1986, 135-38, 147-48.
129. Hanson, Warfare and agriculture (op. cit. n. 68); The western way of war. Infantry
battle in classical Greece, 2ª ed. Berkeley, 2000, 27-39; The other Greeks (op.
cit. n. 9), 291-323. Cf. P. Harvey, “New harvests reappear: the impact of war on
agriculture”, Athenaeum, 64 (1986), 205-18.
130. Hanson, Warfare and agriculture (op. cit. n. 68), 129-73. Por ejemplo, Andreyev,
“Agrarian conditions” (op. cit. n. 68), 18-19, y E. Will, “Le territoire, la ville et
la poliorcétique grecque”, Revue Historique, 253 (1975), 297-318, en 301-4.
131. Ober, Fortress Attica (op. cit. n. 10), 13-14. Ver B.S. Strauss, Athens after the
Peloponnesian war. Class, faction and policy 403-386 BC, Ithaca, 1986, 43-45.
132. Ober, Fortress Attica (op. cit. n. 10), 191-222; M.H. Munn, The defense of Attica.
The Dema wall and the Boiotian war of 378-375 BC, Berkeley, 1993, 3-33, 187-95;
Y. Garlan, Guerre et économie en Grèce ancienne, París, 1989, 93-142; Hanson,
Warfare and agriculture (op. cit. n. 68), 77-128.
133. L. Foxhall, “Labranza y combate en la Grecia antigua”, en Gallego (ed.), Mundo
rural (op. cit. n. 1), 210-21.
134. S. Hornblower, El mundo griego 479‑323 AC, Barcelona, 1985, 278‑89, señala
la diferencia existente entre Esparta y Atenas respecto de la posición de las mujeres
como transmisoras de herencia: “la libertad matrimonial –concluye– significaba
que el dinero tendía a casarse con el dinero”. En Atenas, en cambio, la tendencia fue
restringida artificialmente a partir de la prohibición que pesaba sobre las epiklêroi.
Sobre esto, L. Gernet, “Sur l’épiclérat”, REG, 34 (1921), 337-79; Asheri, “Laws
of inheritance” (op. cit. n. 62), 16-20; Lane Fox, “Aspects of inheritance” (op. cit.
n. 61), 220-28. En cuanto a Atenas, Golden, Children and childhood (op. cit. n.
18), 108-12, 119-22; cf. G.E.M. de Ste. Croix, “Some observations on the property
rights of the Athenian women”, Classical Rreview, 20 (1970), 273-78, 387-90. Para
Esparta, P. Cartledge, “Spartan wives: liberation or licence?”, CQ, 31 (1981),
84-105. Estos problemas han sido investigados por Hodkinson, “Land tenure and
inheritance” (op. cit. n. 44), 394-404; “Inheritance, marriage and demography:
perspectives upon the success and decline of classical Sparta”, en A. Powell
(ed.), Classical Sparta. Techniques behind her success, Norman, 1989, 79-121,
en 80-89, y Property and wealth (op. cit. n. 2), 94-103. Las cuestiones indicadas
nos derivan hacia el asunto del matrimonio en el mundo griego; cf. H.J. Wolff,
“Marriage law and family organization in ancient Athens”, Traditio, 2 (1944),
43-95, y esp. el reciente trabajo de Cox, Household interests (op. cit. n. 15). Sobre
el matrimonio en el mundo homérico, la era arcaica y la clásica, ver M.I. Finley,
“Matrimonio, venta y regalo en el mundo homérico”, en Grecia antigua (op. cit.
n. 8), 266-78; J.-P. Vernant, “El matrimonio”, en Mito y sociedad en la Grecia
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antigua, Madrid, 1982, 46-68; J.H. Hannick, “Droit de cité et mariages mixtes
dans la Grèce classique”, AC, 45 (1976), 133-48.
135. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 41-45; cf. Lane Fox, “Aspects of
inheritance” (op. cit. n. 61), 219; Pomeroy, Families in Greece (op. cit. n. 13), 53.
136. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 15-112.
137. Al respecto, cf. Chayanov, Unidad económica campesina (op. cit. n. 17), 63-67.
138. Sobre el arrendamiento, R. Osborne, “Social and economic implications of the
leasing of land and property in classical and hellenistic Greece”, Chiron, 18 (1988),
279-323, y la lectura de Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 41-45, 82-87.
139. Sobre estos términos, ver Finley, “Trabajo esclavo” (op. cit. n. 102), 104-6.
140. Cf. Solón, frs. 4, 23-25; 36, 8-10 (West).
141. Hesíodo, Trabajos y días, 405-6: gunaîka… ktetén (tal vez el pasaje sea una
interpolación). También puede implicarse una relación de este tipo en el pasaje en
el que recomienda introducir una sirvienta sin hijos (ibid., 602-3).
142. Cf. Finley, Esclavitud antigua (op. cit. n. 8), 84-118; Garlan, Guerre et économie
(op. cit. n. 132), 74-92.
143. Humphreys, “Economy and society” (op. cit. n. 87), 13-14, opina que durante
el siglo V ateniense, el lazo con el mercado llevó a un quiebre de la autarquía
campesina.
144. Millett, “Economía” (op. cit. n. 110), 38.
145. A la cita de Hesíodo en cuanto a la adquisición de una mujer hay que sumar los
testimonios sobre el comercio del mismo Hesíodo, Trabajos y días, 618‑32, 643-94.
Esta relación de los campesinos con el mercado también se halla en Aristófanes,
Asambleístas, 817‑21; Avispas, 170; Caballeros, 316‑18; Acarnienses, 836‑41.
146. Aristófanes, Asambleístas, 817-19.
147. Aristófanes, Paz, 1198‑1210.
148. Osborne, Classical landscape (op. cit. n. 9), 96. Sobre la inexistencia de mercados
y la preponderancia de las estrategias de subsistencia dentro de las aldeas, ibid.,
108, 130; cf. 27-52, 93-112; ver Wood, Peasant-citizen (op. cit. n. 6), 63, 108,
que sigue la posición de Osborne.
149. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 98-101.
150. Aristófanes, Acarnienses, 32-36. Sobre lo inherente a esta concepción, ver
D.M. Schaps, The invention of coinage and the monetization of ancient Greece,
Michigan, 2004, 163-74.
151. Ver K. Marx, El capital. Crítica de la economía política, 2ª ed. México, 1959, t.
III, 313-25. Respecto del vínculo del campesino con el mercado, R. Firth, “Capital,
saving and credit in peasant societies: a viewpoint from economic anthropology”,
en R. Firth & B.S. Yamey (eds.), Capital, saving and credit in peasant societies.
Studies from Asia, Oceania, the Caribbean and Middle America, Londres, 1964,
15-34; Shanin, Naturaleza y lógica (op. cit. n. 30), 28-33, 48-49; H. Bernstein,
“Concepts for the analysis of contemporary peasantries”, en R.E. Galli (ed.), The
political economy of rural development: peasants, international capital, and the
state, Albany, NY, 1981, 3-24, en 5-6; ver Ellis, Peasant economics (op. cit. n.
49), 5-6, 9-11; Netting, Smallholders, householders (op. cit. n. 49), 288-94.
152. Hesíodo, Trabajos y días, 364-65.
153. Esta idea de periodicidad de los días de mercado aparece expresada por
Aristófanes, Avispas, 169-70: “Sólo deseo salir a vender el burro con alforjas y
todo, que hoy es luna nueva”; también, Teofrasto, Caracteres, IV, 15. Cf. Finley,
Economía de la antigüedad (op. cit. n. 8), 148; Mossé, Trabajo en Grecia y Roma
CAPÍTULO 3 99
(op. cit. n. 102), 83-84; Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 95, 100 y n. 16.
Osborne, Classical landscape (op. cit. n. 9), 95-96.
154. Jenofonte, Ciropedia, VII, 2, 5.
155. Cf. Powell, “Definición de campesinos” (op. cit. n. 29), 50-51; Worsley,
“Economías campesinas” (op. cit. n. 29), 170.
156. Hesíodo, Trabajos y días, 346-51. Teofrasto, Caracteres, IV, 14, también
señala el hecho del préstamo en el ámbito campesino, aunque con su habitual
desacreditación del ágroikos.
157. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 143-58; ver Gallego, “Costumbres
en común” (op. cit. n 28), 19-28.
158. Garnsey, Famine and food supply (op. cit. n. 9), 56-58.
159. Jameson, “Class in Greek countryside” (op. cit. n. 9), 58; Hanson, The other
Greeks (op. cit. n. 9), 107, 400.
160. Como ya vimos, el modelo de Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9),
plantea que el ciclo vital depende de las diferentes edades que atraviesa la unidad
doméstica: las granjas pueden ser mayores o menores según dichas edades;
pero dado que para la Grecia antigua no funciona la comuna redistributiva al
modo del mir ruso, la parcelación de la herencia, la dote, la venta, el arriendo o
la fragmentación resultan ser los mecanismos mediante los cuales los hogares
logran incorporar las tierras necesarias para lograr el equilibrio entre medios y
necesidades.
161. El modelo más acabado de este funcionamiento es el que propone Hanson, The
other Greeks (op. cit. n. 9), que al comparar a los antiguos pequeños poseedores
griegos con los granjeros estadounidenses lleva a pensar en pequeños empresarios
autónomos que se autoexplotan logrando así una ganancia en los mercados.
Respecto de los modelos de Gallant y Hanson, ver J. Gallego, “La granja familiar
en la Grecia antigua. En torno a dos modelos de interpretación”, Tempus, 29 (2001),
73-84.
162. Ellis, Peasant economics (op. cit. n. 49), 90, 279; cf. 65-145.
163. Se retoman aquí las reflexiones con que concluíamos un artículo previo referido
a cuestiones conexas a las aquí abordadas: Gallego, “¿Peasant o farmer?” (op.
cit. n. 33), 183-85.
164. Cf. Garnsey, Famine and food supply (op. cit. n. 9), 47.
165. Ver Jameson, “Class in Greek countryside” (op. cit. n. 9), 61-62, que cita a R.
Osborne, “Buildings and residence on the land in classical and hellenistic Greece:
the contribution of epigraphy”, Annual of the British School at Athens, 80 (1985),
119-28, en 127, y dice que “para el pobre simplemente no tenemos evidencia”.
Cf. S. Hodkinson, “La crianza de animales en la polis griega, en Gallego (ed.),
Mundo rural (op. cit. n. 1), 134-84, en 141; Foxhall, “Attic landscape” (op. cit.
n. 3), 157.
166. Cf. Jameson, “Class in Greek countryside” (op. cit. n. 9), 58: “La impresión
que uno recibe por ahora, y no podemos ir mucho más allá de impresiones, es de
granjeros más acomodados que apuntan a producir significativamente más que
para las necesidades de subsistencia de sus familias”.
167. Shanin, La clase incómoda (op. cit. n. 24), 97-172.
168. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 11-12, 30-33, 127-28.
169. Cf. Chayanov, Unidad económica campesina (op. cit. n. 17), 47-68.
170. Gallant, Risk and survival (op. cit. n. 9), 4.
171. Hanson, The other Greeks (op. cit. n. 9), 183.