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Conclusiones - La perfección de Dios

Del análisis de los textos citados resulta evidente que la "perfección" de Dios nunca se aplica a
su naturaleza divina, sino a su actuación en pro de nuestra salvación. Como dice:

Santiago 1:17
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual
no hay mudanza, ni sombra de variación”.

En efecto:
 Las obras de Dios son perfectas, porque son la expresión de su justicia, de su fidelidad, de
su rectitud y de su bondad.
 Son igualmente perfectos sus caminos, pues todos coadyuvan al bien “de cuantos a él se
acogen” (Salmos 18:31).
 Perfecta es también su ley, puesto que se trata de una ley de amor, una “ley de la
libertad” (Santiago 2: 1.2), concebida en previsión de la restauración de la humanidad.
 Perfecto es, finalmente, el conocimiento que él tiene de todas las cosas, ya que en este se
hallan guardados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, fuente de vida de todo
lo existente.

El hecho de comprender que la noción de perfección de Dios se refiere a la relación


misericordiosa que mantiene con sus criaturas, constituye de entrada toda una primera
revelación en cuanto al significado bíblico de este concepto. Dicha relación es la expresión
perfecta del carácter de Dios; y en este sentido es como los cristianos son exhortados a ser
perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (Mat. 5: 48).
Es necesario subrayarlo, pues, como vamos a ver, la perfección dcl ser humano no reside en su
naturaleza, sino en la calidad de sus relaciones con Dios y con el prójimo.

Conclusión - EI camino de perfección

Destaquemos también la idea de que los "perfectos" son gentes que caminan con Dios y en su
presencia.
El adjetivo calificativo 'perfecto' se encuentra siempre asociado con el verbo 'caminar'. Lo cual
significa que la perfección no designa un estado de la naturaleza, sino más bien una forma de
vida en estrecha relación con Dios y una disposición mental que Dios acepta: sinceridad,
rectitud, integridad, así como todas las demás cualidades espirituales que los traductores
vierten a las lenguas modernas desde los vocablos hebreos tamim y shalem. Pues, como está
escrito:

«El Eterno aborrece la mente Perversa, Pero los de camino intachable (tamim) le son
agradables»(Prov. 11:20).

Hemos visto finalmente que el "caminar" de los "perfectos" está en estrecha relación con "los
caminos del Eterno", es decir, su ley y sus mandamientos, expresión de su voluntad.
Esto es lo que Dios desea Por Parte de su pueblo:

Ahora, pues, Israel, ;qué pide el Señor tu Dios de ti? Que reverencies al Eterno tu Dios, que
andes en todos sus caminos, que lo ames, y sirvas de todo corazón y con toda tu alma. Que
guardes los mandamientos del Eterno v sus preceptos que te ordeno hoy, para que te vaya
bien,(Deut. 10: 12-13).
Es una verdad esencial repetida sin cesar a lo largo de todo el Antiguo Testamento: solo es
posible la vida cuando se respetan las leyes físicas y morales establecidas por el Creador' La
felicidad y el bienestar humanos dependen directamente de ello.

Dichosos los «perfectos» [tamim] de camino, los que andan en la ley del Señor! ¡Dichosos los
que guardan sus testimonios [...]! Los que andan en sus caminos¡ (Sal. 119:1-3).

Sería erróneo, no obstante, creer que la perfección, según la enseñanza del Antiguo
Testamento, es fruto de la obediencia a los mandamientos de Dios. Es más bien al contrario.
De la oración de Salomón pronunciada en la dedicación del templo se colige que (para andar
en sus estatutos y guardar sus mandamientos), antes ha de ser el (corazón plenamente leal
perfecto shalem] al Eterno nuestro Dios, (1 Rey. 8: 6l).

Esta misma promesa se hace a todos los que adoran ¿Dios:

«Los ojos de Yahveh extienden su mirada por toda la tierra para ayudar a quienes tienen
corazón perfecto [shalem]l para con él. (2 Crón.16: 9, CI).

Nadie lo expresa mejor que David cuando suplica a Dios que cree en el un corazón limpio, que
renueve en él «un espíritu nuevo), y que le otorgue su Santo Espíritu, a fin de enseñar «a los
transgresores tus caminos, (Sal. 5l: l0-l l, 13).

Estas son las principales lecciones que podemos extraer del Antiguo Testamento acerca de la
perfección a la cual desea Dios que lleguen todos los creyentes.

Conclusión – La invitación de Jesús a la perfección

Esta declaración final de Jesús no admite ninguna duda en cuanto a las posibilidades humanas
de hacer algo bueno «para tener la vida eterna», (Mat. l9: l6).

Jesús lo había dicho en respuesta a la primera pregunta del joven:

Ninguno es bueno, sino solo uno, Dios (Mar. 10:18); «solo uno es bueno» (Mat. 19 17).

Aunque resulta indispensable guardar los mandamientos para entrar en la vida, como declara
categóricamente Jesús, no es menos cierto que el ser humano por sí mismo es incapaz de ello.
Lo único que puede hacer es, en primer lugar, desear ser perfecto; luego, renunciar a sí mismo;
finalmente, ir a Jesús v seguirlo.

Es preciso subrayar que para Jesús la perfección no es algo estático, sino más bien una
dinámica de amor. La sucesión de los verbos utilizados en su declaración lo pone claramente
de manifiesto:

«Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, dalo a los pobres [...]. Luego, ven, y
sígueme, (Mat. 19:21; Luc. l8:22).

Tal es, según la enseñanza de Jesús, el camino a seguir para llegar a la perfección. Esta no es
posible más que en estrecha relación con él, o dicho con mayor exactitud, viviendo su vida:

«Como la rama no puede llevar fruto por sí misma, si no permanece en la vid; tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. [...]
Porque separados de mí, nada podéis hacer, (Juan I 5: 4-5).
Para quien permanece en él, lo imposible se convierte en posible.

Conclusión – La perfección según Pablo

Como vemos, la noción paulina de perfección es muy rica, en significados. No es que haya
varias clases de perfección, sino que abarca muchos matices.

Contrariamente al sentido absoluto de la perfección en la filosofía griega, que es el que tiene


todavía para muchos cristianos Pablo da a la noción de perfección un sentido muy relativo.
En ningún caso el apóstol la presenta como un estado natural ni como una situación estática
del ser, realizada en bloque de una vez por todas.
Al contrario, la perfección aparece siempre en Pablo como fruto de una dinámica de amor; de
ese amor que, bajo la acción del Espíritu de Dios, impele al creyente a progresar con los ojos
fijos en el modelo perfecto, que es Cristo.
Por esta razón, para Pablo es "perfecto" cualquiera que haya aceptado a Jesús como Salvador,
sea cual fuere su nivel de experiencia espiritual. Dios no hace acepción de personas; sabe lo
que cada uno puede hacer. Por ello reparte los talentos «a cada uno según su capacidad»
(Mat. 25: 15).
Asimismo, el Señor distribuye los dones espirituales «a cada uno en particular como él quiere,
(1 Cor. 12: l1).
«A cada uno de nosotros le ha sido dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo»
(Efe. 4:7).

La perfección no depende del número de talentos que se haya recibido, sino de la forma en
que se emplean. En esto consiste la perfección de cada uno, independientemente del grado
alcanzado en el desarrollo del carácter o de la personalidad.
En el concepto paulino de perfección han efectivamente, una noción de perfeccionamiento sin
límite.
Ya lo hemos dicho: De la misma forma que Dios ha puesto en el corazón humano la noción de
eternidad, sin que se pueda medir, asimismo Dios ha implantado en todo ser humano una
necesidad de perfección que ni la propia eternidad podrá saciar.

Conclusión – La perfección según el apóstol Juan

Al apóstol Juan se lo ha llamado el discípulo del amor. No solo por haber sido el discípulo «a
quien Jesús amaba» Juan 19: 26; 20: 2; 2l: 7), sino también porque hizo del amor de Dios
manifestado en Jesucristo el tema fundamental de sus escritos.
De la misma forma que la perfección de Dios se manifiesta en su misericordia hacia nosotros,
la perfección humana debe revelarse en el amor a Dios y al prójimo.

«El que dice que está en él [en Cristo], debe andar como él anduvo»
(1 Juan 2: 6).

Para Juan, lo mismo que para Jesús y pablo, el amor es por excelencia el signo visible de la
perfección. y está se define sobre todo por la manera de amar y de guardar los mandamientos.
Pues sin amor «nada soy» (1 Cor. 13:2), por muchas otras virtudes cristianas que pueda contar
en mi haber.

Y añade Pablo:
«Y si repartiera todos mis bienes parir dar de comer a pobres, y entregara mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve»
(1 Cor. t3:3).
El amor es en verdad lo que Pablo denomina «el vínculo de la perfección» (Col. 3: l4).
Quien aspira a ser perfecto debe ser misericordioso, (como vuestro Padre es misericordioso»
(Luc. 6:36), en rodas sus relaciones con el prójimo.
A tal fin nos invitan todos los ejemplos bíblicos que acabamos de analizar.
Nos queda por considerar los instrumentos que Dios ha puesto a nuestra disposición para
alcanzar la perfección cristiana.

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