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Porque me río cuando Cornejo habla de corrupción

No le reconozco a Cornejo ninguna autoridad moral para hablar de corrupción, no es un


gobernante honesto en ninguno de los sentidos que pueda tener la palabra.

Todos conocemos el historial de corrupción de Mauricio Macri, el gobierno del cual forma parte.
Un empresario que construyó su fortuna a fuerza de negociados con la dictadura cívico militar.
Que acumula decenas de denuncias desde esas fechas hasta nuestros días. Alguien denunciado
internacionalmente en los Panamá Papers, dueño de enormes cantidades de dinero no declarado
en guaridas fiscales. Que presenta un gobierno constituido por un equipo de gerentes que derogó
de facto el conflicto de interés establecido en la ley de ética pública. Que promueve ganancias
astronómicas al sector financiero a través de la especulación, mientras endeuda al país como
nunca antes en la historia y millones se empobrecen día a día. Que liquida la posibilidad de
investigaciones judiciales serias y transparentes de posibles hechos de corrupción a través de la
violación manifiesta de la ley, la convalidación de confesiones de arrepentidos que no son filmadas
planificadas desde el Ministerio de Justicia; en juzgados cuyos sorteos son manipulados; con
jueces designados por el ejecutivo desplazando a los jueces naturales que no responden a las
directivas oficiales, armando causas vergonzosas que quedarán en los anales de la historia de los
procesos judiciales fraudulentos. Que sistematizó las operaciones de servicios de inteligencia
como lo revela la investigación de Ramos Padilla para perseguir opositores con fiscales y jueces
corruptos. Que, a pesar de contar con el apoyo de los grupos económicos más concentrados,
recurre al financiamiento espurio de la política a través de aportantes truchos, fake news y
manipulación de la información personal al estilo Cambridge Analítica que explotara en Estados
Unidos e Inglaterra.

Como si no tuviera nada que ver, como si fuera un dechado de transparencia, como si no
tuviéramos memoria de las coimas en Godoy Cruz y como si no supiéramos que su gobierno no ha
cambiado nada en relación a la corrupción estructural, las contrataciones públicas, adjudicación
de licitaciones, áreas petroleras, fondos reservados, pautas publicitarias y que además se ha
asegurado total impunidad a través del control del poder judicial con designación de jueces
militantes, la amenaza y la persecución.

Para colmo ahora en plena campaña electoral con la cara de piedra dice que le van a aplicar una
ley de extinción de dominio a los autos y camionetas de los perseguidos militantes de la Tupac ….
para construir escuelas, cuando todos sabemos que la suma de todos los autos de los militantes de
la Tupac no alcanzan a cubrir ni el 1% del costo de las escuelas que vos no construís, y que además
cerrás, como la del Barrio La Gloria.

Un tipo que firmó los certificados de avance de obra de los barrios de la Tupac en Godoy Cruz.

Que sabe muy bien que ningún militante de la Tupac ha podido ser imputado por ninguna
denuncia por corrupción a pesar de la prolongada persecución porque todas las pruebas indican
que todos los fondos fueron invertidos en la construcción de mil viviendas.

Que junto con al correligionario del Pro, asesor del Ministerio de Justicia de Macri que actúa como
“querellante” armaron una causa para criminalizar las prácticas habituales de una organización
popular, las mismas que promueven y practican los socios menores de su propio gobierno, que
fueron “100% K” y ahora colaboran con el neoliberalismo.
Por eso me río cuando Cornejo habla de la ley de extinción de dominio de la cual se jacta como si
fuera algo serio cuando es evidente que se trata de una “caja china”, una ilusión para intentar no
ser arrastrado por la debacle macrista. Una ley trucha, que no sirve para nada a los mendocinos,
que no constituye una lucha seria contra la corrupción y con la cual no se construirá ninguna
escuela. Una ley armada para seguir estigmatizando, sin prueba alguna a los militantes opositores
y poder hacer una nueva campaña electoral.

Tenemos el derecho de no aceptar que este tipo rebaje el nivel de la discusión infectando el
debate público con tu discurso del odio, nos sobran argumentos para discutir pero lo haremos
frente a quienes respeten los derechos y garantías establecidos en nuestra Constitución Nacional
y demás Tratados Internacionales de Derechos Humanos, y no frente a los verdugos autoritarios
que destrozan las garantías democráticas.

Eso sí, esperaría de la oposición que se una para poner fin a este nefasto gobierno de la miseria
planificada, y entre las muchas tareas de reconstrucción nacional se ponga en discusión una
agenda sobre calidad democrática post macrista, donde la lucha contra la corrupción se enfrente
con nuevos mecanismos de participación y control popular y con procesos judiciales que tramiten
en plazos razonables a cargo de magistrados independientes respetuosos del debido proceso, y no
con la colección de arbitrariedades que acumula este gobierno y que constituye un insulto a
cualquier concepto de justicia, como lo demuestra el emblemático proceso arbitrario contra los
militantes tupaqueros.

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