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TEORÍA DEL ARTE VII DANIELA VERGARA PALZA

TEORÍA DE LA VISIÓN: LUCRECIO


“De rerum natura” (La naturaleza de las cosas)
Lucrecio fue un poeta y filósofo latino conocido por su poema De rerum natura. El
poema es una declaración de la teoría física del filósofo griego Epicuro, que expone
la visión de que el mundo puede explicarse por el funcionamiento de las fuerzas
materiales y las leyes naturales y, por lo tanto, no se debe temer a los dioses ni a la
muerte. El título de su trabajo, De Rerum Natura, se traduce de varias maneras
como "La naturaleza de las cosas", "Sobre la naturaleza de las cosas" y "Sobre la
naturaleza del universo", es decir, un poema para explicar todo el mundo que nos
rodea. El poeta distribuyó sus argumentos en seis libros: los libros I y II establecen
los principios principales del universo atómico, defendiendo las ideas de Epicuro. El
libro III demuestra la estructura atómica y la mortalidad del alma y el libro IV, en el
que nos enfocaremos, trata principalmente la psicología de la percepción sensorial
y el pensamiento, como también ciertas funciones biológicas. (Libro V describe la
creación y el funcionamiento de este mundo, la astronomía y la evolución de la vida
y la sociedad humana mientras que el último libro, VI, explica, desde el punto de
vista atómico, una variedad de fenómenos, tanto meteorológicos como terrestres,
en particular truenos y rayos)

 Anticipación del tema y Realidad y naturaleza de los simulacros:

Lucrecio argumenta que el universo está compuesto de átomos: partículas muy


pequeñas que vibran entre sí y caen de forma vertical en el espacio, y es, en esta
caída precisamente, que los átomos producen el vacío. Como resultado del
constante movimiento de los átomos se desprende una representación o imagen
delgada de las mismas cosas, a esto Lucrecio les dará el nombre de simulacro.
Entendemos así que todo lo que existe, al ser material, producirá simulacros que
nosotros seremos capaces de captar gracias a nuestros órganos sensibles (los
ojos), es decir, no vemos el cuerpo material en sí, sino que la representación que
desprende, la cual conserva los atributos sensibles del objeto “original”.

Nada se crea o se puede reducir a nada. El universo tiene una extensión infinita de
espacio vacío y un número infinito de partículas irreducibles de materia (o átomos).
Los átomos difieren solo en forma, tamaño y peso y son impenetrablemente duros,
inmutables, eternos, el límite de la división física. Están formados por partes o
unidades mínimas inseparables. Los átomos más grandes tienen más partes, pero
incluso los más grandes son diminutos.

 La vista:

El punto desde donde miramos “empuja” el aire entre nuestros órganos y el ser,
deslizándolo y provocando que percibamos más lejanas las cosas: mientras más
aire, más lejos se percibirá el ser/objeto.

 Las imágenes de los espejos:

Cuando la imagen del espejo se nos presenta, y mientras llega a nuestros ojos, el
aire entre nosotros “empuja” el simulacro hasta el espejo y luego llega a nuestros
órganos, provocando una profundidad en el reflejo del objeto en cuestión. También
explica que, cuando una imagen pasa de espejo a espejo, resultarán más
representaciones.

 La visión del movimiento y otras actuaciones de la vista:

Existe una correspondencia entre lo que vemos (las representaciones) y el


movimiento frente al espejo. También los ojos rehúyen de cosas brillantes, por
ejemplo, del sol. Nuestros órganos evitan mirarlo ya que desde él caen
representaciones con gran fuerza dañando nuestros ojos. Si hubiese una neblina
entre la luz y nuestros ojos, podríamos ver representaciones, más si la luz estuviese
delante de la neblina (aire negro) no podríamos ver imágenes.

 Ilusiones ópticas y Refutación del escepticismo:


La distancia que existe entre una cosa y nuestros ojos deforma el objeto/ser en
cuestión: de cuadrado a redondo, de recto a curvo, los ángulos pierden agudeza
debido a todo el aire entre medio. La distancia también produce no percibir
correctamente el movimiento de las cosas lejanas y a la vez, no percibir
correctamente la distancia que existe en sí. También se plantea el tema de la
sombra, la cual nos sigue. Nuestros cuerpos se convierten en una especie de
“obstáculo”, que prohíbe la interacción entre los rayos de sol, el aire vacío de la luz
y el suelo dónde yace la sombra. Situaciones como las anteriormente explicadas
pueden ser capaces de quebrantar la confianza en los sentidos. Los sentidos son
independientes y es a través de estos que se engendra una primera noción de
verdad, ya que, según Lucrecio, no hay forma de refutar la sensación
correspondiente a cada órgano sensorial.

 Diversas sensibilidades:

Los sentidos son independientes, no todos se adaptan a los sentidos de todos, es


decir, tienen distinto impacto. Por ejemplo, hay ciertas cosas que para algunos son
más desagradables que para otros.

 Las imágenes fantásticas y los sueños:

Las imágenes fantásticas nacen de la unión entre varias “representaciones


errantes” que se juntan sin dificultad: es el caso del Centauro o de Escilas, seres
mitad humano, mitad animal.

 Ni los seres naturales ni sus partes tienen una finalidad:


Nada surge en el cuerpo para hacer uso de ello, sino que se produce un uso a partir
de lo que surge. Para que pudiéramos ver primero debían surgir los ojos con su
mirar. Órgano y luego función.
A través de De Rerum Natura Lucrecio nos demuestra que la creencia de Epicuro
en la necesidad humana de la ciencia estaba enraizada en la compasión: los seres
humanos naturalmente buscan placer y evitan el dolor. Su objetivo debe ser llevar
a cabo sus vidas de manera que obtengan, en equilibrio, el máximo placer y el
mínimo dolor. El mayor placer sería, simplemente, estar libre de angustia mental y
superar el miedo a la muerte y a los dioses, y la ruta hacia esto era comprender la
física atómica, ya que así encontrarían sentido a, por ejemplo, fenómenos naturales
como los rayos y terremotos, los cuales eran atribuidos a la ira de los dioses:
entender la física era entender que no había una deidad a la que temer.

OBRA:

La obra será una ilusión óptica que nos permita percibir una falsa profundidad, como
la provocada entre dos espejos paralelos, pero sin ver nuestro reflejo. Primero
necesitamos una fuente de luz, para esto usamos una tira de LED. Segundo,
necesitamos un espejo unidireccional, que tenga uno de sus lados cubierto con tinte
reflectante negro y un espejo tradicional, en el cual podamos ver una reflexión. Lo
siguiente es poner la fuente de luz entre el lado cubierto con tinte reflectante y el
espejo tradicional. Esto hará que la luz rebote repetidamente entre ambos espejos,
representando el foco de luz en profundidad, dando la ilusión de un largo túnel. Este
artefacto estaría al final de un pasillo oscuro, el cual también estaría iluminado con
luces LED. Caminaríamos en una especie de pasillo infinito que modificaría nuestra
percepción de espacio.

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