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Para la destacada escritora francesa Aurore Dupin “El pensamiento es el corcel y la razón, el
jinete”. En la línea de la reflexión precedente, resulta diligente iniciar señalando que
actualmente, el común denominador de las personas presumen -más no tienen certeza- que las
mujeres son discriminadas por razón de sexo en cuanto el monto de remuneración que deben
percibir, pensamiento que resulta debatible en todas sus aristas si no se tienen estadísticas
concretas o argumentos sólidos que acrediten dicho postulado, y es por ello que el presente
trabajo de investigación no seguirá el pensamiento de quienes consideran como dogma dicha
postura sino tomará como punto de partida al mismo –pensamiento– y será finalmente guiado
por la razón a una conclusión que pueda no ser considerada como una verdad irrefutable pero
que resulta ser cercana a los paradigmas de la razonabilidad, de la lógica y del Principio de
Supremacía de la Realidad.
La estructura de la presente empresa, estará conformada en primer término por explicar que es
la Igualdad Salarial y como el sistema jurídico peruano considera a ésta como un derrotero que
debe ser implantado en todas las entidades sean éstas públicas o privadas en donde medien
relaciones laborales; posteriormente, pasaremos tratar de explicar estadísticas que tiendan a
evidenciar la realidad sobre el tópico, y finalmente desarrollaremos nuestra conclusión en base
a los argumentos que esgrimiremos a lo largo del presente escrito.
En principio resulta menester iniciar en base a la fuente irradiadora del ordenamiento jurídico
peruano, la Constitución Política del Perú de 1993, la que prescribe en su Art. 2.2 que toda
persona tiene el derecho fundamental a la igualdad ante la ley, añadiendo que nadie debe ser
discriminado por motivo de sexo. En virtud de la norma jurídica abierta de carácter
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orcid.org/0000-0002-5887-9295. Facultad de Derecho, Universidad Católica San Pablo, Arequipa, Perú.
gerson.moscoso@ucsp.edu.pe.
constitucional traída a colación y siguiendo una lógica coherencia sistemática, es que el Art. 26
establece que, en la relación laboral deben respetarse los principios de igualdad de
oportunidades sin discriminación. Dichas disposiciones de la Constitución evidencian que se
está buscando en todo momento, estados tuitivos reforzados para la Igualdad Salarial. Ahora
bien, resultaría más que trascendente dar una noción de qué se entiende por Igualdad Salarial -
para continuar con entendimiento la lectura del presente trabajo de investigación-, ésta es
entendida como señala el profesor César Puntriano “a la equidad en el otorgamiento y fijación
de la remuneración entre hombre y mujer que desempeñan el mismo cargo y por el trabajo
realizado de igual valía.
En virtud de dicha noción, resulta diligente traer a colación en el acápite posterior, los
instrumentos internacionales que nutrirán dicha institución jurídica.
Es una teoría que es de cabal aceptación actualmente y que además resulta constitucional en
base a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política del Estado, la cual
establece que tienen rango de norma constitucional los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados por el Perú. En esa misma línea, el Convenio número 100 de la OIT
establece en su artículo primero, literal b) que, la expresión de igualdad de remuneración entre
la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor designa las
tasas de remuneración fijadas sin discriminación en cuanto al sexo.
El Convenio 111 de la OIT señala que debe entenderse el término de discriminación como
cualquier distinción, exclusión o preferencia basada en motivos de sexo que tenga por efecto
anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo, la ocupación o la
remuneración.
i.i.i.i Recomendación 90 de la OIT
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STC Exp. Nº 2132-2003-AA: “El juez debe de buscar, en todos los casos, la verdad real y aplicar el principio
de la primacía de la realidad, definido por el Tribunal Constitucional como aquel que aconseja que, en caso de
discordia entre lo que ocurre en la práctica y lo que indican los documentos, debe otorgarse preferencia a lo
primero; es decir, la integración prefiere que lo que sucede en el ámbito de los hechos y descartar la proscrita
verdad legal”. STC. Exp. Nº 0535-2007-PA, f.j 8. “En relación al principio de primacía de la realidad que es
impuesto por la propia naturaleza tuitiva de la constitución, éste Tribunal ha precisado que en caso de
discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que fluye de los documentos, debe darse preferencia a lo que
sucede en el terreno de los hechos”.
en una entidad prestigiosa, presenta su CV correspondiente, y su perfil calza perfectamente con
lo que requiere el empleador, añadiendo que dicho abogado es prestigioso a nivel nacional,
evidentemente su remuneración va a ser más alta que la de la abogada Z especializada en
derecho laboral, con maestría en la misma materia, pero sin doctorado y sin contar con la misma
cantidad cursos de especialidad como cursó el abogado X y además con menos años de
experiencia. Evidentemente en este caso, si la abogada Z ocupa el cargo de CEO en una entidad
prestigiosa, lógicamente dicha el monto de la remuneración va a ser más baja que la del abogado,
y esto no va a estar fundamento por razones subjetivas o de discriminación, sino porque en base
al criterio de objetividad y al perfil profesional las condiciones varían, y no podría fijarse una
remuneración totalmente igual en todo sentido sino existen las mismas condiciones y supuestos
en los casos precedentemente señalados, así la figura cambie a que el Abogado X sea una mujer
y la abogada Z. Considero que actualmente, el ordenamiento jurídico y la SUNAFIL como
órgano fiscalizador están haciendo su trabajo en prohibir y no permitir que los empleadores fijen
remuneraciones injustas e irrazonables y que además estos montos no iguales salarialmente no
estén fundamentados en cuestiones de sexo, sino por criterios y razones objetivas.
Finalmente, resulta diligente señalar lo manifestado por la Ministra del Trabajo en la Asamblea
General realizada el presente año en junio en la OIT, en donde manifestó como representante
del Estado Peruano que aún la igualdad salarial es un reto que está asumiendo el Perú, pero que
no constituye la prioridad actualmente de la política legislativa laboral, en virtud que existen los
derroteros y las normas jurídicas pertinentes para solucionar dicha divergencia; lo que
constituye una necesidad en nuestro país es la informalidad, en donde el 83% del PBI es
producto de lo generado por el sector privado y que el 72% de trabajadores en el Perú son
informales, y ante en esa informalidad combatir la desigualdad salarial y lograr la Igualdad
Salarial es una tarea no imposible, pero si dificultosa para el Estado.