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Es difícil la comprensión del concepto de valor cuando se miran los sistemas arcaicos, pues
estos se definían a partir del posible trabajo y tiempo que desempeñara en una actividad, así
un esclavo tiene cierto valor, muy alto si lo comparamos con el valor de una vaca, además que
estos variaban de una región a otra, por ejemplo en una región minera, si comparamos no se
puede tener una hegemonía, por su gran variabilidad del valor dependiente de una actividad y
relacionada con un región.
Ahora una extensión de tierra puede costar similar al atuendo de una gran dama, en donde ya
vemos la especulación, los sobrevalores, un atuendo que puede ser valer alrededor lo que una
persona corriente pueda ganar en toda su vida, y si se compara en otra región o lugar este valor
se vuelve muy complicado de dar un valor que se relacione y no se salga de los límites de
ponderación.
El dinero que se acuñaba el numerario en las Casas de moneda de Santa Fe y Popayán era
insuficiente, lo que daba la aparición de el contrabando, que en parte se debía a las cargas
fiscales impuestas por España, todo esto llevaba a la iliquidez que se traduce como ausencia
de los mercados de capitales que suplieran las necesidades mínimas de interacción económica.
Se tenían diferentes figuras de préstamo como las comanditas que hacían usureros créditos de
el 15% al 25% en un periodo de 6 meses. O los terratenientes que gozaban de prestamos al
5% anual. Que se garantizaban con sus bienes inmuebles, muchas de estas propiedades
pasaban a manos de otras instituciones entre ellas las religiosas, dando una idea de inmovilidad
del capital.
Las empresas más considerables fueron las minas, las haciendas, las manufacturas, que
imitaban el patronaje de las corporaciones medievales por su organización. La tierra aparece
como el factor de mayor peso, junto con el trabajo permitió hablar de un mercado de tierras.
Las propiedades y tierras de la iglesia, eran patrimonios muertos, es decir estaban excluidos
del comercio. Y se manejaba socialmente el hecho de las familias heredaban los grandes
capitales, que se convertían en derechos políticos y económicos ante la facilidad de conseguir
beneficios crediticios de capital.
El mas odioso modo de herencia es el de la tierra, que impone una desigualdad, por las
herencias coloniales sin ninguna justificación, perpetuando los dueños de tierras e inhabilitando
el desarrollo d el sector agrario, las pocas tierras explotadas eran mínimas y se trataban de las
más inmediatas a los núcleos urbanos, que a la vez permitían un manejo político y social
contenidos en los limites político-administrativos, a falta de medios de transporte, mantenían la
dependencia.
En la colonia los núcleos urbanos tendían al autoabastecimiento, los mercados mas lucrativos
eran los más distantes, los centros mineros y el comercio del ganado.
La ampliación del de la frontera agraria en el siglo XIX marca una nueva tendencia en la
separación de tierras para cosechas especiales de pan coger. Estos movimientos desplazan
los anacrónicos medios coloniales y se acompañan de mercados mas a el exterior de los centros
urbanos, que permitían un intercambio mayor, teniendo consecuencias de formación nacional,
estructuras sociales y desarrollos políticos de crecimiento en Colombia, se ve una economía
más formada y estimable.
La demografía indígena
Los españoles centraron sus centros urbanos en sectores de culturas americanas, así tenían
un mayor recaudo y obtención de riqueza debido al tributo, generando excelentes excedentes
económicos. Se puede decir que las colonizaciones se hicieron en torno a los sitios de estas
civilizaciones.
Muchos indígenas se fueron a cordilleras y montañas y los que se quedaron fueron más fácil
de adoctrinar. Los grupos que se mantuvieron en guerra por su preservación, evito su extinción
y mantuvo su identidad cultural
Esta discusión no dio frutos, pero llevo a asumir un modo de producción económicas agrarias
al pasar de un modo de explotación a otro, lo que llevaba a pensar en “empirismo”, es decir
solamente por iniciativa.
Hoy en día se sabe que las economías agrarias de grupos indígenas nutrieron de organización
social los grupos urbanos de la sociedad conquistadora.
Los recursos de los territorios conquistados se consideraban como prenda a los esfuerzos de
empresarios privados, que se jerarquizaba en oficiales, y soldados a pie y a caballo,
dependiendo el rango así mismo los beneficios. También había beneficios en los capitalistas
que empeñaron las recompensas de los soldados, que solo buscaban valores éticos-sociales
de tipo heroico. La repartición actuaba factores de descontento que servían de estimulo para
iniciar nuevas conquistas en búsqueda de una recompensa mayor.
Desde el punto de vista jurídico la encomienda imponía obligaciones a los indios como a los
encomendadores, que también tuvieron a cargo curas evangelizadores pagos por el
encomendador estableciendo claramente una división entre dominantes y dominados.
La ocupación española en América se caracterizo por el carácter urbano de los llamados centros
o núcleos urbanos, por su facilidad de recaudar sus tributos y la comercialización de productos,
lo que facilito la atomización de los espacios económicos y que además cada grupo era el
patrimonio de un grupo.
La encomienda en América (tomado de Epic World History)
Estos núcleos urbanos eran el fortín de los conquistadores y su sed de riqueza rápida, que
además tenían privilegios sociales y políticos, se asignaban puestos en el cabildo, el acceso a
recursos, se otorgaron mercedes de tierras de grandes extensiones, los primeros
encomenderos monopolizaron los puestos en los cabildos asegurándose el acceso a tierras y
privilegios sociales y políticos que perduran hasta hoy día.
Núcleos urbanos en América (tomado de Epic World History)
Aunque la corona quiso restringir el poder de los cabildantes y los encomenderos, estos
supieron sortear estrategias que los aseguraron en el poder político que solo pudo contrarrestar
un poco los comerciantes, que podían disputar a los encomenderos el reparto de los privilegios.
Inicialmente la ciudad solo era un título, que poco a poco fue tomando forma en solares con
manzanas de a cuatro casas que permitían una mejor distribución y localización, por orden de
la corona española que no quería tener en América se produjera una casta feudal con bases
rurales. La encomienda era una forma de devolver a los conquistadores sus favores prestados.
Cada empresa tenía unos términos que se negociaban con el rey así este tenía derechos a
tierras e indios, que trabajaban y pagaban tributos además de llevar leña a su encomendero y
forraje para sus caballos, y otros privilegios, ellos a su vez tenían un grupo de soldados listos
para nuevas empresas de expansión.
Muchos núcleos no tenían la forma de ciudad, sino que eran grandes parcelas, en donde los
indios podían trabajar la tierra y los recursos, pero a merced del encomendero, estos núcleos
iban transformándose en ciudades con funciones sociales políticas y económicas que
mantenían los privilegios de los encomenderos y de la corona.
Los tributos a los indígenas se cambio ya no lo daban en oro, o en especies sin o que se exigió
en días de trabajo para su encomendero, transformando esta en un monopolio de la mano de
obra indígena, además aparece el jornal que contrataba peones a cambio de un salario, que
podían ser mujeres o niños.
En las zonas mineras los encomenderos insistían en ocupar a los indios en la extracción del
oro, llegando así la creación y organización de la Mita, lo que llevo a prohibiciones de llevar
indios a la explotación de minas, estos encomenderos los enviaban, obtenían permiso de los
visitadores. Además, que se siguieron trayendo indios de lugares lejanos para la construcción
en la colonia, al paso de los años se contrataba estos trabajos con artesanos o mestizos.
La aparición de los núcleos urbanos que con organización se fueron convirtiendo en ciudades
con funciones sociales, políticas y económicas que permitieron el desarrollo de centros de
recaudo a la corona y a sus emisarios conquistadores, fue dando un toque de centro de
comercialización y aparición de castas o afinidades, como los encomenderos, artesanos,
indígenas y comerciantes en la sociedad Hispanoamericana.