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Este libro ha sido creado gracias a los documentos obtenidos de Condena Eterna

Por lo cual el autor legitimo es Dryden Sagoth

Los derechos de difusión reservados a Dryden Sagoth

Digitalizado por Jefe Mephiston Bibliotecario de los Angeles Sangrientos

Este libro pretende informar al lector sobre hechos reales y registrados en la historia de
vampirismo.

Elizabeth Bathory (Erzsebet)

Cuando pensamos en asesinos de niñas... ¿alguien piensa en una aristócrata? Difícilmente


¿verdad?. El caso de Erzsebeth (Elizabeth) Bathory es especial, pues se dice que asesinó a
unas 650 chiquillas para conseguir de ellas su juventud.
Elizabeth Bathory nació en 1560 en el seno de una riquísima familia húngara y pertenecía a
la más rancia aristocracia, siendo su propio tío rey de Polonia, pero también tenía en sus
raíces a familiares esotéricos. Uno de sus tios adoraba a Satán y algunos de sus otros
familiares usaban la magia negra o la alquimia. Elizabeth se inició desde su infancia de
mano de su nodriza en estas artes ocultas de la brujería y creció con una especial atracción
hacia la sangre.

A los 11 años se prometió al conde Ferenz Nadasby y a los 15 años se casó con él. El
conde era un guerrero al que se conocía como El Héroe Negro. Juntos se marcharon a vivir
al castillo familiar de los Nadasby, el Castillo Csejthe, situado en la cima de una colina por
los Cárpatos. Cuando el conde se tuvo que marchar a luchar, Elizabeth se quedó sola y
harta de este aislamiento y el aburrimiento se hizo amante de un tipo que por su raro
aspecto llamaban “el vampiro”. Cuando su marido volvió ella dejó al amante para mantener
otro tipo de relaciones, esta vez lésbicas con dos de sus doncellas. De nuevo el marido se
marchaba a la lucha y ella, aburrida, se interesó más intensamente en el esoterismo. A partir
de ese instante comenzó a rodearse de gente dedicada a la brujería, alquimistas y
hechiceros, y viendo pasar el tiempo comienza su mayor preocupación en la vida: la de
envejecer.
Asustada por este irremediable hecho, Elizabeth pidió consejo a su nodriza quien le
“informó” de que para conseguir ser siempre joven necesitaba hacer un sacrificio humano,
el de su doncella, y bañarse en la sangre de su víctima para conseguir la belleza eterna.

Cuentan también que fue su propio marido quien le inició en el “arte” de la tortura, un
medio para conseguir la disciplina del servicio, de modo que cuando ella comenzó a
hacerse con el gobierno del castillo lo puso a prueba introduciendo agujas bajo las uñas de
las doncellas.

Elizabeth fue madre de cuatro hijos y durante el tiempo en que se ocupó de ellos no hizo
nada. Su marido murió, y fue entonces cuando Elizabeth se cobró su primera víctima, una
joven sirvienta que le peinaba en aquel momento. La joven dio un tirón a su pelo y
Elizabeth la abofeteó con tal ímpetu que la hizo sangrar. Su mano quedó manchada y
Elizabeth, en su imaginación, creyó ver que el trozo de piel manchado de sangre
rejuvenecía y tenía mejor aspecto que el resto de su cuerpo. Aprovechando su enfado y el
irremediable deseo de llevar a cabo su plan Elizabeth ordenó que cortasen la venas de la
joven sirvienta y llenaran la bañera con su sangre.

Con este primer asesinato surgió su obsesión y terminó por viajar por los Cárpatos en su
carruaje buscando niñas de la que se pudiera servir. Iba acompañada de sus doncellas,
encontraban a la víctima perfecta, le prometía trabajo y la pobre joven terminaba
secuestrada en el castillo tras ser azotada o drogada. En los sótanos del castillo las
encadenaba y las acuchillaba para sacarles la sangre. De este desangramiento se ocupaban
su sirviente, el verdugo, o la propia Elizabeth.

Cuando la víctima en cuestión parecía sana la mantenía con vida en el sótano durante años
para convertirlas en fuente contínua de sangre que beber.

Absolutamente “pirada” (no hay mejor palabra para describirla). Tras bañarse en la sangre
ordenaba a sus sirvientas que le lamiesen la piel. Si las chicas no hacían ascos las
recompensaba, pero si mostraban cualquier mueca de repugnancia, las torturaba hasta
matarlas.
Los cuerpos de las víctimas comenzaron a enterrarse cerca del castillo y los restos de las
chicas, los huesos, los aprovechaban los hechiceros para sus rituales. Cuando se hartaron de
hacer excavaciones terminaron por tirar los cuerpos al campo esperando que las alimañas
comieran la carne.

Pronto los habitantes del pueblo se percataron de que las jovencitas que iban a trabajar al
castillo desaparecían y no volvía a vérselas. Cuando los campesinos veían el carruaje de la
condesa ya sabían que Elizabeth buscaba una nueva sirvienta que... desaparecería como
todas las demás. Tras once años viendo desaparecer jóvenes y escuchando profundos gritos
que venían del castillo, los campesinos comenzaron a investigar por su cuenta y se
encontraron con varios cuerpos sin vida de algunas de esas chicas en las inmediaciones del
castillo. Los pueblerinos comenzaron a decir que el castillo estaba maldito y en él habitaban
vampiros. Llegaron con sus sospechas hasta el mismo soberano, pero Mathias II no les hizo
caso hasta 1610 en que envió una tropa de soldados bajo las órdenes del propio primo de
Elizabeth, Gyorgy Thruso.
Los soldados encontraron en el suelo del salón una joven muy pálida que se estaba
desangrando. Tenía el aspecto de haber sido torturada a palos y quemaduras. Sus
investigaciones llegaron a descubrir cincuenta cadáveres sepultados en las inmediaciones
del castillo.
En el sótano encontraron muchas víctimas aún con vida, terriblemente torturadas y con
suficientes cortes como para atestiguar que habían servido de fuente de bebida para la
condesa Báthory. Vieron que en el sótano había un artefacto de hierro (jaula) con forma
humana que en su interior estaba lleno de pinchos. Ahí metían a las chicas cuyos pinchos
atravesaban sus cuerpos, alzaban la plataforma y la condesa se ponía debajo para ducharse
con la sangre de las mujeres.
Habían construido en el castillo un sistema de canalización para que la sangre de otras de
sus víctimas viajaran por los conductos hasta llenar la bañera de Elizabeth (Erzsébeth)
Bathory.
Liberaron a las víctimas y siguieron sus pesquisas por las habitaciones, encontrando en una
de ellas a la condesa con algunos hechiceros dedicándose a un nuevo ritual.

Detuvieron a Elizabeth y sus brujos, y a la condesa se le condenó por sus diez años de
masacres sin necesidad de buscar más pruebas de las encontradas. Era suficiente. Según la
condesa, con ayuda de sus secuaces, asesinaron a casi 650 niñas. Su meta, la de conseguir
la sangre que necesitaba para conservar su belleza y juventud.

La condena entre Elizabeth y sus secuaces tuvo sus diferencias. A sus compinches se les
decapitó o se les quemó en la hoguera, pero Elizabeth era noble y amiga personal del rey
húngaro, por lo que fue condenada con severidad a una muerte lenta. Ojo por ojo. Fue
emparedada en su propia habitación dejándole una ranura por donde le pasaban los
desperdicios de la comida y algo de agua.
Cuatro años más tarde falleció sin haber pronunciado durante ese tiempo de prisión una
sola palabra. Un día decidió no comer más, y a los 54 años falleció de inanición en 1614.

Elizabeth o Erszebeth Báthory era lesbiana, le excitaba la sangre y las orgías con mujeres,
y creía firmemente que sus sacrificos le proporcionaban la juventud eterna.
Vlad Tepes “Vlad El Empalador”
Vlad Tepes, “Vlad el Empalador”, conocido en el mundo entero como Drácula, nació en
Rumania (1428-1476). Hijo de Vlad Dracul (caballero de la orden del dragón - 1431) y
nieto de Mircea el Grande, soberano de Velaquia (1368-1418) fue uno de los príncipes
rumanos que por sus diversas hazañas y su nada corriente personalidad, llamó la atención y
ocasiono el interés de forma muy especial no solo de sus contemporáneos sino también de
la historia y literatura actuales.Para algunos historiadores del tema, Drácula fue un heroico
defensor de los
intereses e independencia de su país y del cristianismo, mientras quepara otros se trataba de
un caso patológico, el de alguien que torturaba, atormentaba y por supuesto mataba para
divertirse, por puro placer.

Fue uno de los tres hijos legítimos de Vlad “El Diablo”, príncipe de Velaquia (antiguo
principado danubiano, que formo con Moldavia el reino de Rumania).
Hoy en día, constituye dos regiones geográficas bien definidas: la Mutenia, situada al este
del río Olt, y la Oltenia, al oeste.

El viejo Vlad se gana por méritos propios el apodo de “Dracul” (El Diablo) por su afamada
crueldad y sangre fría y que posteriormente heredaría su predecesor. No se conoce con
exactitud la fecha y lugar de nacimiento, pero se estima que vio el mundo por primera vez
allá por 1428 en la ciudad de Sighisoara (Transilvania, situada en la región de Brashov, y
fundada en 1280). Su padre residía allí en una mansión que hoy todavía se conserva (Bran
Castle).

Ha pasado a la historia por su apodo Drácula (proviene de “Draculea”. La terminación


“ulea” en rumano quiere decir “hijo de”, lo que podría traducirse como “El hijo del
Diablo”). Reinó como príncipe de Velaquia en 1448; de 1456 a 1462, y finalmente en 1476,
año de su muerte.

El pueblo le puso como apodo también “Tepes” (Empalador) ya que esta era la pena
capital a la que más era aficionado y que aplicaba con mas prodigalidad, aunque esta última
expresión, hasta mediados del siglo XVI no aparecería en ningún documento.

En aquellos tiempos, el trono de Velaquia estaba amenazado desde el exterior por los
turcos y húngaros, y en el interior por los nobles ávidos de poder que luchaban entre ellos
con un salvajismo y ferocidad mas que bestial.

La trágica muerte de su padre, que fue ejecutado por Iancu de Hunedoara en 1447, obligó
al joven Vlad a ponerse al lado de los turcos, adversarios de Iancu, con cuya ayuda accedió
al trono de Velaquia en Septiembre de 1448, y aunque el príncipe Vladislav II, pretendiente
al trono, y apoyado por los húngaros y la población de origen alemán, fue derrotado en
Kossovo (al norte de la actual Macedonia junto al río del mismo nombre) éste sólo
consiguió conservar el trono unas pocas semanas.

La vida y gracia de Vlad se conoce muy poco hasta el año 1456.


Durante estos años, Vlad fue separándose de los turcos y estrechando las relaciones con su
enemigo Iancu de Hunedoara, lo que sí era moralmente recusable, era sin embargo muy
práctico.

No era nada extraño durante esa época el hecho de cambiar las ideas y conveniencias
políticas de una manera un tanto extraña y del todo inesperada, solo hay que echar un
vistazo a la historia de los grandes y diversos reinos de la Europa Occidental.
Este repentino viraje político se manifestaba solo en una cosa: el deseo para Vlad de volver
a reinar en Velaquia.
Seguía atentamente las crecientes desavenencias entre Vladislav y Iancu hasta que el 23 de
Abril de 1452, Iancu iniciaba la guerra, arrebatando a su rival las ciudades y propiedades
que poseía en Transilvania, circunstancia que aprovecho Vlad para ofrecerse al vencedor
como pretendiente al gobierno de estas, solicitando su ayuda y prometiéndole una
“fidelidad inquebrantable”.
Pero, el 6 de Abril de 1545, Vladislav, negado y resignado al hecho de ser derrotado,
irrumpía en Transilvania arrasando, matando, quemando y saqueando.

Draculea, deseando conservar su trono, solicitó y obtuvo el mando de un pequeño ejército


aprovechando la intervención en la guerra del monarca húngaro Ladislao V de Habsburgo,
Archiduque de Austria y Rey de Bohemia, que veía amenazados sus intereses en la región.

La pugna le fue favorable, logrando apresar a Vladislav al que hizo decapitar en la ciudad
de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia).

El 3 de Julio, fue una fecha importante para Vlad puesto que volvería a reinar y
garantizaría a sus súbditos la protección contra los turcos y el libre comercio allende de las
montañas de Velaquia, a cambio de que estos le prestaran ayuda en caso de guerra.
El hecho de que el nuevo príncipe obraba con “demasiada independencia” dio la voz de
alarma a los húngaros y alemanes los cuales fueron modificando su actitud, llegando a
solicitar el 14 de Febrero de 1457 a sus súbditos que apoyaran a otros pretendientes. No
tardaron en iniciarse una serie de alianzas e intrigas, acompañadas (como podía esperarse)
de lealtades y traiciones.

En el año 1459, Draculea ordenó empalar a algunos rebeldes destacados y arrojar al fuego
a otros, siendo este el macabro y tortuoso inicio de su carrera de crueldades. Favorecido por
la suerte, logro atrapar al más peligroso de sus adversarios, Dan Voeivod en la primavera
de 1460, al que obligo a cavar su propia tumba y asistir a sus funerales antes de hacerlo
decapitar.

El 24 de Agosto redujo a los últimos rebeldes; hizo empalar a algunos pero curiosamente
se mostró excesivamente generoso con otros.

Consolidado su trono, “El Empalador” se alzó contra los turcos a los cuales no les pagaba
los tributos que estos exigían desde hace tres años. El sultán Muhammad II, el conquistador
de Constantinopla, conociendo el temple de su enemigo y el coraje y bravura de sus
guerreros, prefirió utilizar la cabeza antes que la fuerza.

Le envió como mensajero al colaboracionista griego Catavolinos, citándole en Giurgiu


(fortaleza y puerto danubiano, no lejos de Bucarest) para solucionar un “pequeño problema
fronterizo”, apostando cerca de la población un destacamento de tropas escogidas al mando
de Hamza Beg.

Vlad fingió caer en la trampa, (ya se había olido que dicha citación no era normal y menos
tratándose de un asunto aparentemente de tan poca importancia) e incluso se presento con
parte de los tributos pendientes y algunos presentes para el Sultán pero a su vez traía
consigo un fuerte contingente de caballería que derroto a los turcos (puesto que estos eran
muy inferiores en número) tras apoderarse del lugar, haciendo prisioneros además al griego
y al general otomano, los cuales junto con el resto de los apresados fueron conducidos a
Tirgovisthe, capital de Velaquia, y posteriormente empalados.

Animado por el éxito, Vlad se pasó a la orilla derecha del Danubio, incendiando y
saqueando tras derrotar a las tropas turcas.

El 11 de Enero de 1462, en una carta que estaba dirigida al nuevo soberano húngaro Matías
Corvino, daba cuenta de haber acabado con más de 24.000 enemigos habiendo hecho
amontonar sus cabezas y contarlas, con la excepción de los que murieron en los incendios
de sus casas.

Consecuencia de estas incursiones, estaban tan desmoralizados que muchos de ellos


prefirieron abandonar Estambul ante el temor de que este pudiera apoderarse de la ciudad,
conquistada hace pocos años y en la que aún quedaban gentes que recordando el espléndido
periodo bizantino, no hubieran dudado en levantarse contra sus dominadores.

Enfurecido, Muhammad II dispuso de un gran ejercito de unos 250.000 hombres y una


flota dispuesta a remontar el Danubio. Vlad no podía oponer más de 10.000 hombres y
recurrir a tácticas como la guerrilla y la “tierra quemada” (primavera/verano de 1462).

Tras sufrir muchas bajas, haberse declarado una importante epidemia de peste y no poder
apoderarse la flota turca de la ciudadela de Kilia (al sur de Moldavia), el Sultán ordena la
retirada de sus tropas y una vez en Estambul valiéndose de su genio y astucia, le opuso a
uno de sus propios hermanos, Randu “el Hermoso” que se había pasado al bando otomano,
arrastrando algunos de los principales boyardos.

Finalmente, tras una serie de intrigas (falsificación de documentos incluida) muy de la


época y del lugar, Muhammad logra que el Rey ordenara el arresto de Vlad que fue
encerrado durante doce años, primero en Visegrado (cerca de Sarajevo, a orillas del Drina)
y posteriormente en las inmediaciones de Budapest, donde recibía un trato especial, es
decir, era tratado con mayores consideraciones.

Mientras tanto, entre 1462 y 1475, Randu, hombre débil y carente de personalidad, se
sentó en el trono de Velaquia casi como un títere de los turcos.

Las circunstancias que permitieron a Vlad, librarse de la prisión no están muy claras, pero
es sabido que tomo parte en la batalla de Vaslui (en la región de Jashi, Moldavia), el 10 de
Enero de 1475, formando parte del contingente enviado por el Rey de Hungría al príncipe
transilvano Esteban Báthory contra los turcos. Lo curioso y por otro lado cierto, es que
Draculea volvía a ocupar su trono el 11 de Noviembre de 1476.

Semanas mas tarde, los turcos le sorprendieron desprevenido con una escolta de sólo 200
hombres (de los cuales sólo sobrevivieron 10 para contarlo) y le dieron muerte. La cabeza
de Vlad fue enviada a Estambul y exhibida públicamente. Le sucedió su hermano Randu,
pero siempre supeditado a la “Sublime Puerta”, que reino hasta Septiembre de 1500.

Gilles De Rais « Barba Azul »

Nacido entre 1400 y 1404 en el castillo de Machecoul, descendía de una de las tres
familias más ricas y poderosas de Francia. Su padre se casó con Marion, única hija de Jean
Craon, y se desentendió de su educación. A pesar de todo, recibió una gran educación tanto
intelectual como militar.

Con 10 años sufrió la pérdida de su padre, y su madre contrajo nuevo matrimonio


quedando él y su hermano bajo la tutela de su abuelo materno, hombre de dudosa
moralidad.

De Rais, llegó a acumular gran fortuna y por si fuera poco participó de forma activa en la
guerra contra los ingleses luchando junto con Juana de Arco. A los 24 años era nombrado
mariscal de Francia.

Pero tras la muerte de Juana de Arco en 1430, se retiró a sus posesiones de Machecoul
donde comienza a labrarse su triste paso a la historia.

Se rodeó de una guardia de 200 caballeros y comenzó a dilapidar su fortuna en grandes


fiestas y absurdas extrabagancias.

Cuando se vió cerca de la ruina intentó recuperar sus riquezas mediante la obtención de la
“piedra filosofal”. Tras ser engañado por varios charlatanes llegó a conocer a la influencia
más negativa de su vida, Francesco Prelati, sacerdote que había abandonado su ministerio.
Este, le adentró en el mundo de la magia negra y el pacto con el diablo, al que debía
ganarse mediante el derramamiento de sangre inocente.

Fue entonces cuando comenzó la desaparición de niños cerca de sus dominios,


coincidiendo con la presencia de “Barba Azul” en sus tierras.

Si bien no era frecuente ver al barón entre los aldeanos, sí era habitual encontrar a gente de
su sequito, los cuales eran amables, sobre todo con los niños. Aquellos desdichados niños
desaparecian al poco tiempo.

A su lecho solía hacer llevar a un niño. Tras unas caricias leves cortaba, la vena del cuello
infante. Gilles solía excitarse al ver la sangre brotar. Acto seguido tomaba su propia verga y
la frotaba apoyándose en el vientre del pequeño. En otras ocasiones, previamente
decapitaba al muchacho para después realizar todo tipo de actos eróticos, besándole y
lamiéndole la sangre. No siempre mataba a los niños antes de abusar sexualmente de ellos.
En muchas ocasiones lo hacía mientras todavía agonizaban.

Durante cinco años Gilles de Rais cometió toda clase de abusos sobre los desdichados
niños, ayudado por sus sirvientes. Preferiblemente eran de sexo masculino, dada su
condición de homosexual.

El 13 de Septiembre de 1440 sería arrestado en Machecoul. El Duque de Bretaña le acusó


de entre 140 y 200 asesinatos en ritos diabolicos.

Tras múltiples torturas, acabó confesándose autor de dichos crímenes, pero se empeño en
afirmar que sólo él había sido el responsable. Algo de todo improbable, pués tal cantidad de
raptos, asesinatos y ocultación de cuerpos no pudieron ser cometidos por una sóla persona
especialmente conocida en la zona.

En la mañana del 26 de Octubre de 1440 fue ejecutado (ahorcado y luego entregado a las
llamas), al lado de dos de sus compinches. Después de pedir perdón a las familias de sus
víctimas.

Richard Chase

Nace en 1950. Su juventud transcurre en un ambiente familiar tenso. Se fue de casa a los
21 años, drogadicto y alcohólico sufria paranoias ya que se creía víctima de un complot
hacía su persona por parte de la sociedad.

En una ocasión acudió al hospital porque, según decía, alguien le había robado la arteria
pulmonar e interrumpido la circulación sanguínea. Debido a estas declaraciones fue
ingresado en un centro psiquiátrico. Le soltaron en un breve periodo de tiempo. Chase dejó
de tomar la medicación recomendada por lo que su salud mental fue empeorando.

Con 26 años, se cree la reencarnación del forajido Jesse James. En esta época ya creía que
para vivir era necesaria la ingestion de sangre fresca. Comenzó a beber sangre de conejos
cuyas víscer comía. Se le volvió a ingresar en el centro psiquiátrico con el diagnóstico de
paranoico esquizofrénico.

Ya en 1977, Chase piensa que sus órganos se desplazan en su interior y que el corazón le
va disminuyendo de tamaño por, según él, falta de sangre. También se lamenta del estado
de su estomago ya que cree que se le esta pudriendo.

Por esta época, Chase mata perros y gatos para ingerir su sangre y vísceras. Es detenido
por pasear desnudo y pintado con la sangre de una vaca mutilada por él. Se compró una
pistola semiatomática y comenzó a entrenar con ella. Dias despues mata de dos tiros a un
desconocido.

Días más tarde, ve a una joven embarazada (de tres meses) y la dispara en tres ocasiones.
Introduce el cuerpo agonizante de la joven en la casa y allí le abre el vientre, el pulmón y el
diafragma, le extrae los riñones y los coloca sobre una cama. A continuación, se bebe toda
la sangre que pierde la joven.

En el siguiente asesinato de muy parecidas características, mató a una mujer, su hijo, un


amigo de la familia y un niño de 22 meses que tenía a su cuidado la mujer mencionada.
Chase se llevo consigo el cuerpo del bebe. Ese mismo día, la policía descubre los cuerpos y
se organiza la busqueda del asesino. Dos días más tarde, un polícia llama a la puerta de
Chase, pero éste no la abre. Pasada una hora sale con una caja de cartón bajo el brazo. Tres
policías interceptan su paso y al intentar huir Chase les arroja la caja, de donde salen
pedazos de cerebro, la ropa ensangrentada del bebé y trapos, también manchados de sangre.
Chase es detenido.

Al registrar su domicilio se encuentran huesos de 44 personas más pero no se sabe a


ciencia cierta si Chase asesino a esas personas ya que no se pudo demostrar.

Chase fue denominado el “Vampiro de Sacramento”. En el juicio fue acusado de seis


asesinatos. En la cárcel de S.Quintín se suicido con una dosis de medicamentos. Hay
quienes crren que no llegase a ser un suicidio, sino un accidente al intentar acallar las voces
que le habían conducido a cometer los asesinatos, voces que volvían a atormentarlo.

Sawney Beane

Sawney Beane era hijo de un modesto campesino de la localidad de East Lothiam, proxima
a Edimburgo. Era tenido entre las gentes de su pueblo como una persona normal hasta que,
sin motivo alguno, un día desaparecieron él y su novia.

Fueron a refugiarse a una gran cueva. La pareja para sobrevivir ayudaba a los viajeros que
se adentraban por esas tierras inhospitas ofrenciendoles cobijo. Una vez los tenían en
“casa” procedían a asesinarles, robandoles las pertenencias y después, se comían su carne.

Beane y su novia tuvieron ocho hijos y seis hijas, los cuales, heredaron la afición al
canibalismo de sus padres, y que a su vez dicho afición fue trasmitida a sus sucesores. No
sé sabe cómo fueron descubiertos, pero lo cierto es que todos los miembros de la familia
fueron prendidos y ejecutados en Edimburgo (1435) en medio de los más terribles
suplicios.

Peter Kurten

Nació en el año 1883 en Alemania. Pasaría a los anales de la historia como el “Vampiro de
Düsseldorf”. Su familia era muy numerosa además de estar sumida en la pobreza. En su
infancia sufrió malos tratos por parte de su padre alcoholico.

A los 30 cometió su primer crimen, asesinó a Christine Kelin, una niña de 13 años a la que
violó y degollo. Kurten tenía ya antecendentes de robo e intento de violación, puesto que ya
había estado en la cárcel.

Se caso con una mujer la cual decían que se parecía a su madre y que según se dijo,
amenazó con matarla si lo rechazaba.

Durante el día Kurten conducía camiones y parecía ser un esposo correcto ante todo el
vecindario.

Dos años después de su matrimonio (en 1925), hasta 1930, una oleada de salvajes
asesinatos sacudió la ciudad. Sus primeras víctimas en el espacio de estos cinco años fueron
la niña Rose Obliger de nueve años y la señora Apolonia Khun. Esta segunda fue rociada
con gasolina y quemada viva mientras el propio Kunter disfrutaba, al parecer, con su
agonía. Asesinó, además, a las niñas Luisa Lenzen, de 13 años, a Gertrud Hamacher de 5, a
María Hanh y a Rudolph Scher.

La policía no conseguía atrapar al autor de los crímenes, al cual se le imputaban 14 asaltos


y 8 asesinatos.

Fue en 1930, la noche del 14 de Mayo, cuando atentó contra María Butlier, a la que no
consiguió asesinar.

La noticia saltó a los periódicos y Kurten se vio descubierto. Tras leer la prensa, y sin darle
importancia, como si fueran hechos que cualquier persona pudiera realizar libremente,
narró a su mujer todos los movimientos criminales que, como verdugo, había estado
ejecutando durante los últimos cinco años, e incluso alguno anterior. Su mujer aterrorizada,
contó a la policía todo lo que le había confesado Kurten, el cual fue detenido rápidamente.

A este criminal lo hemos incluido como vampiro ya que sus víctimas eran violadas y
rajadas sus gargantas para disfrutar bebiendo su sangre. Sentía placer, una gran
satisfacción, al recibir directamente en su boca la sangre que manaba de la herida que
previamente les había realizado.Se dice que su afición a la sangre comenzó de joven
cuando iba al matadero a observar cómo mataban a los animales. Ya entonces comenzó a
degustar sangre de animales muertos. Su “hambre” creció hasta llegar a degustar sangre
humana, en general de mujeres.

Se realizó el juicio y se dice que Kurten se dedico a escribir cartas a los familiares de las
victimas durante el tiempo que duró el proceso judicial. En una de esas cartas la cual estaba
dirigida a la madre de una niña de corta edad, escribía lo siguiente: “¿Qué quiere
señora?....yo necesito sangre del mismo modo que otros el alcohol”.

Fue sentenciado a nueve penas de muerte. Kurten no apeló contra la sentencia y el 2 de


Julio de 1931, a las seis de la mañana fue decapitado.

Fritz Haarman

El jueves 16 de Abril, en Berlín, se anunciaba que el cuerpo de Fritz Haarman - ejecutado


la víspera por haber cometido 27 asesinatos, no seria enterrado sino hasta que lo hubieran
examinado en la Universidad de Gotinga.
Debido al Modus Operandi del criminal - a la mayoría de sus víctimas les mordía la
garganta hasta que morían -, el caso despertó enorme interés entre los científicos alemanes,
que planeaban estudiar su cerebro para encontrar en él evidencias físicas de su perversidad.

Fritz Haarman recibió el apodo de el “Vampiro de Hannover”. Nació en 1879, estudió en


el Colegio Militar y sirvió al ejército. Poco después de salir del ejército se le acusó por
“cometer actos indecentes con niños”. Se le llevó a juicio y ahí se determinó que debería
internarse en un sanatorio como desequilibrado mental. Una vez fuera del hospital Haarman
tuvo riñas tremendas con su padre, a tal grado que lo arrestaron de nuevo. Cuando obtuvo
su libertad, se alistó en una unidad de choque del ejército, en la que sirvió por un tiempo y
demostró excelente conducta. Otra vez fuera del ejército, se metió en problemas que tenían
que ver con robos y hechos de violencia.
La historia de este vampiro era cíclica: Lo arrestaban y salía libre una y otra vez. En 1918
estaba fuera de la cárcel en una Alemania sacudida por la guerra. Puso una taberna de baja
categoría, donde vendía carne e información secreta que le aportaba dinero extra. Eso,
durante el día. Por las noches se paseaba en las salas de la estación central de Hannover, y
siempre recogía a algunos muchachos que en su mayoría eran refugiados o fugitivos de las
zonas mas castigadas por la guerra. Haarman lograba ganarse su confianza e invitarlos a su
casa.
En un principio se le detuvo por mantener relaciones sexuales con un desertor de dieciocho
años. Entonces cumplió nueve meses de prisión. Años después durante el juicio que
motivaron sus 27 asesinatos, declaró: “Cuando me arrestó la policía, la cabeza del
muchacho, llamado Friedel Rothe, estaba escondida bajo un periódico, detrás de mi
negocio. Luego la arrojé al canal.”

Fritz Haarman no fue un ejecutor solitario. Con él trabajaba Hans Grans a quien conoció
en 1919. Se dice que unos quinientos homosexuales de Hannover - Fascinados por la
personalidad del Vampiro - aguardaban ansiosos el momento de ejecutar sus órdenes. Por
su parte, Haarman y Grans elegían a sus víctimas entre los homosexuales que se reunían en
los cafés gay de Hannover: El Café Kröpcke - adonde acudían los muchachos de altos
recursos económicos - y el café Zur Schwülen Guste, que se encontraba en el otro extremo
de la escala social. El vampiro y su acompañante incondicional abordaban a los jóvenes y la
conversación con ellos concluía de manera invariable con una cita en su casa.

Un periodista anónimo del News of the World manifiesta su horror en el reportaje que
escribió del juicio de Haarman y Grans, y que se publicó el 7 de diciembre de 1924,
Incluyó un resumen del articulo:
El asesinato de 24 muchachos tuvo lugar tras esta puerta. El horror se magnifica porque el
monstruo tenía el descaro de vender a sus clientes la carne de los cadáveres que él ya no
podía consumir... estando Haarman en el banquillo de los acusados, apareció un hombre
más joven, Hans Grans, al que se le acusó primero de complicidad en los asesinatos. Más
tarde fue acusado de incitar a Haarman a cometerlos y de aceptar objetos robados. La
policía sigue la pista de un tercer hombre - llamado Charles -, también carnicero, que se
supone es el tercer miembro del monstruoso grupo. Se cuenta ya con cerca de 200 testigos
que probarán que todos los muchachos desaparecidos fueron llevados a la muerte con el
mismo horrible procedimiento - es decir, a “la manera del vampiro”.

Charles utilizaba sus habilidades de carnicero para descuartizar los cuerpos que echaba al
río. En ocasiones los clientes del local comían, sin saberlo, parte de la carne de las víctimas
que Haarman les servía con una buena cerveza.

El Vampiro de Hannover fue ejecutado en 1925. Sin embargo, al año siguiente los diarios
recogieron la noticia de nuevas desapariciones de muchachos. Las sospechas apuntaban
hacia la carnicería de Haarman y Grans, aunque éste cumplía en prisión una condena de
doce años, y Fritz ya no existía (aparentemente)

Arnod Paole

Este es el caso de un hombre sencillo llamado Arnod Paole, un soldado Serbio que vivio a
principios del siglo XVIII.
Paole sostenia que mientras estuvo destinado en Gosswa, fue atacoado por un vampiro. La
gente de esa zona creia que la unica manera de librarse de la influencia vampirica era comer
algo de tierra de su tumba y rociarse de
la sangre del vampiro. Paole sostenia haber practicado el rito.
Aparentemente el metodo debio funcionar y Paole pudo regresar a su hogar en 1727; pero
al poco tiempo murió al caer de un alto carro cargado de heno. El acta de este caso
nuevamente redactado por un oficial de justicia, se llama Visum et repertum (visto y
descubierto) y es un clásico de la literatura especializada. Según los vecinos de la aldea
Paole había sido molestado por un vampiro mucho antes de morir y se había tratado su
cuerpo, cubriendo con tierra de la tumba de su acosador.

Parece que el remedio no dio resultado, porque un mes después de su muerte los vecinos
comenzaron a denunciar que el muerto se les aparecía por la noches, y que ya había matado
a cuatro campesinos.

“En presencia de su Hadnak (policía) los vecinos cavaron la tumba de Paole cuarenta días
después de su muerte y lo encontraron completo, y con una frescura que parecía estar
dormido, en la camisa, como en su cara se encontró sangre, así como en el interior de su
ataúd.” Como Paole mostraba las señales típicas del vampiro, los aldeanos le clavaron la
estaca en el pecho. Ante el cual dio un audible grito y sangró profusamente, por lo que
quemaron su cuerpo.”

Los prevenidos aldeanos excavaron las tumbas de los cuatros campesinos supuestamente
asesinados por Paole, y también realizaron el mismo acto.

Pero el impresionante documento relata que la pequeña aldea no se salvó de la epidemia,


ya que “el vampiro no solo ataca al humano, sino también bebe la sangre de los animales
que, al ser comidos por los hombres, los enferma.”

El acta describe la horrible muerte de 17 personas de distintas edades. Los aldeanos


tuvieron que desenterrar a cada nueva victima y realizar el ritual de la estaca y el fuego.

En los viejos folios históricos que sobrevivieron a tantas guerras y revoluciones, se


guardan en páginas amarillentas relatos similares en Grecia, Italia, España, Francia y todos
los países del este europeo. Esas paginas cuentan la lucha de párrocos que hasta recurrieron
a reliquias milagreras para detener a seres que una y otra vez, son llamados “hijos de la
noche”.

The Vampire Clan

En Murray, Kentucky, EEUU. Un grupo de aproximadamente 30 adolescentes se reunían


en las ruinas de un hotel en el bosque de Kentucky Lake conocido por los lugareños como
“El Hotel Vampiro”.
Gustaban de cortar sus brazos y chupar la sangre, así como de matar pequeños animales
también por su sangre.
En un incidente, algunos de ellos, irrumpieron en un refugio para animales y mutilaron y
mataron a dos cachorros de labrador (habiendo pisoteado a uno hasta matarlo y
arrancándole las patas a otro). Como consecuencia de ello, Rod Ferrel y Howard Scott
Anderson fueron inculpados con cargos por crueldad animal.
El 25 de noviembre de 1996 fueron asesinados Richard Wendorf de 49 años y su esposa
Naoma Ruth Wendorf de 53 años, padres de Heather Wendorf, una de las miembros del
clan. La pareja fue golpeada a muerte en Eustis, Florida. Por ello fueron arrestados: Rod
Ferrel de 16 años, Dana Cooper de 19, Howard Scott Anderson de 16, Heather Wendorf de
15 y Charity Keesee de 16.
Rod Ferrel quien parecía ser el líder del Clan, según testimonios deseaba “abrir las puertas
del infierno” y para ello debía matar una gran cantidad de personas para consumir sus
almas lo cual le daría superpoderes. Se hacía llamar Vasago. Vestía de negro, usaba una
gabardina, llevaba el cabello teñido de negro al hombro y llevaba un bastón. Su madre
Sondra Gibson, también miembro de un clan vampírico enfrenta un proceso, acusada de
provocar a un adolescente de 14 años a tener relaciones con ella como parte de un rito de
iniciación.Gibson le escribía cartas donde le decía: “He deseado estar junto a ti, ser un
vampiro... parte de la familia... inmortal y tuya por siempre...entonces vendrás por mi y seré
tu novia por la eternidad y podrás ser mi Señor”...
Rod confesó haber sido él quien asesino a la pareja, habiendo recibido ayuda de Scott solo
para robar en la casa. Los golpeó con una barreta y marcó un signo de “v” rodeado de
puntos en el cuerpo de uno de ellos.
Rod quien se cree inmortal se confesó culpable, aunque lloró al ver a los familiares de las
víctimas. Durante el juicio Rod dibujó gárgolas. Fue condenado a pena de muerte en la silla
eléctrica.
Los demás miembros recibieron sentencias de entre 7 y 17 años, Heather alegando que no
sabía de dichos asesinatos, fue exonerada, a pesar de ciertos indicios que la involucraban.

EL Clan quien jugaba el popular juego de rol Vampire: The Mascarade, ocasionó cierta
condena de los medios hacia el juego.

Peter Plogojowitz

En 1725, en la aldea de Kisilova, en el distrito de Rahm (hoy Slavia), los oficiales


prusianos tuvieron que controlar un disturbio. La pequeña villa estaba alborotada por una
racha de muertes misteriosas. Diez vecinos habían fallecido en apenas dos semanas tras
sufrir breves enfermedades de 24 hs. Nueve de los muertos juraron en su agonía que habían
sido visitados por la primera víctima, Peter Plogojowitz, un campesino bien conocido en la
región, su propia viuda relató que pocos días después de ser sepultado, Peter volvió a la
casa una noche y exigió sus zapatos. Todos los testimonios coincidían en que el difunto “un
cuerpo y una cara sin descomponer, con las uñas y barbas aún creciendo”.

Los minuciosos oficiales prusianos, labraron un acta con lo que los descontrolados
campesinos decían:

Al desenterrar al sujeto Peter Plogojowitz, no se percibió ni el mínimo olor que anuncia la


muerte y el cuerpo, Excepto porque su nariz estaba algo caída, no mostraba decadencia
alguna, la piel se había caído y por atrás crecía una nueva. No sin asombro vi sangre fresca
en su boca, sin duda de sus víctimas”.

El notario, acompañado de un pope ortodoxo, testificó el tratamiento que los campesinos


dieron al cuerpo de Plogojowitz.

“Con gran celeridad afilaron una estaca y se la pusieron en el corazón del que surgió
abundante sangre fresca, así como de sus oídos y de su boca, mientras el cuerpo se sacudía
y movía. Luego lo quemaron hasta reducirlo a cenizas.”

John George Haigh

John George Haigh, mas conocido como “el vampiro de Londres”, nació en el seno de un
familia de fuertes convicciones religiosas y muy conservadora en Yorkshire (Inglaterra) en
una fecha que no se conoce a ciencia cierta.
Debido a la estricta educación recibida fue un niño muy religioso, llegando incluso a cantar
en el coro de su iglesia. A medida que crecía se empezó a relacionar cada vez mas con
mafias de ladrones para los que realizaba pequeños trabajos. Estuvo varias veces en la
cárcel hasta 1943, año en que entro por ultima vez en la cárcel antes de empezar a cometer
sus terribles asesinatos.

Poco después de salir de la cárcel mato a su primera victima, un joven llamado Donald
Mcswann. Haigh le robo todo lo que llevaba, y a continuación se bebió su sangre y disolvió
su cuerpo en ácido sulfúrico, supuestamente creyendo que no hacia nada por lo que después
pudiera tener que pagar. Esa macabra forma de matar seria la que seguiría en los 5 años
siguientes. En todo ese tiempo mataría y bebería la sangre de los padres de Mcswann
además de otros 3 individuos, disolviendo todos los cuerpos en ácido.

La ultima victima de haigh fue una mujer llamada Mrs. Durand-Deacon. Haigh la engaño
para llevarla a su casa en donde le pego un tiro en la nuca, al instante fue a su coche donde
tomó un vaso y con un cortaplumas pincho en el cuello de la mujer para llenar el vaso con
su sangre. Después disolvió el cuerpo.

En 1949, John George Haigh seria arrestado por sus terribles crímenes. El 28 de Febrero de
1949, hizo una confesión en la que decía haber matado a 6 personas. Según sus palabras
“hice una incisión con el cortaplumas en un lado de la garganta y llene un vaso de sangre
que después bebí”.

Gran parte de lo declarado por Haigh jamás pudo ser probado. En el juicio contó historias
acerca de extrañas alucinaciones y delirios que tenia y en los que aparecían determinados
símbolos relacionados con el vampirismo. Decía tener pesadillas en las que aparecían
crucifijos llenos de sangre y extraños seres que bebían este liquido.

Nunca se ha sabido con seguridad si todos estos delirios de los que Haigh decía ser objeto
eran simplemente una farsa para conseguir que le declararan loco y así librarse de la pena
de muerte. Sin embargo hay un detalle final que puede resultar chocante y es que tras
recibir la pena de muerte se le enterró en un ataúd especial para que su carne se pudriera
mas rápido de lo normal, quizás por un inexplicable temor a que el muerto pudiese escapar
de su tumba.

Florencio Fernández

Este argentino de 25 años, en 1960 se introdujo por las ventanas de las casas de 15 mujeres
mientras dormían y las atacó en sus camas, mordiendo sus gargantas y bebiendo su sangre.
Como el actor Nicholas Cage en la pelicula de 1989 “Vampire’s kiss” (Beso del Vampiro).
Fernández aparentemente sufría de una alucinación vampírica. Vivía en una cueva, vestía
una capa negra y pasaba las horas del día en un profundo sueño comatoso.

Sargento Bertrand

Es el mas caso mas claro de un vampiro viviente registrado en Francia. El 10 de Julio de


1849 se abrió una investigación ante un tribunal militar presidido por el coronel Manselon.
Durante el juicio al sargento Bertrand se le conoció como el “Vampiro”.

Por muchos meses los cementerios de París y sus alrededores fueron asaltados por una ola
de violencia: Profanaciones espantosas, tumbas violadas, cadáveres esparcidos por el
cementerio, cuerpos mutilados...

A pesar de que se le tendieron varias trampas, el vampiro lograba escapar... Aun cuando
sus perseguidores hubieran logrado herirlo de gravedad. En su huida dejaba tras de si
fragmentos de uniforme militar. Se le descubrió cuando un soldado de su regimiento
informo que “alguien” había regresado después de la medianoche al hospital militar, con
heridas de consideración.

El Sargento Bertrand fue juzgado y sentenciado a un año de prisión. En su defensa alego


que “a veces sentía una terrible necesidad de destruir y mutilar cadáveres”, después de lo
cual entraba en coma.

Bertrand solía abrir el estomago de los cadáveres y se abrazaba a ellos. A veces los
destruía después. Este vampiro francés debió haber sido extraordinariamente fuerte, puesto
que los cementerios que asaltaba estaban protegidos por muros y las entradas se
encontraban resguardadas por puertas de hierro. No deja de ser extraño que cualquiera -
espectro o vampiro viviente- fuera capaz de continuar sus actos sin que nadie interfiriera.

Durante un tiempo el vampiro Bertrand gozo de cierta libertad para llevar a cabo sus
espeluznantes crímenes. Y, a fin de cuentas, la pena que se le asigno fue mínima.

Siswanto

Un desposeido indonesio, alias Robot Gedek. Su frenesí asesino de 18 meses, empezó en


diciembre de 1994. Sus víctimas eran todos ellos niños entre los 9 y 15 años de edad.
Confesó el 6 de agosto de 1996 haber molestado sexualmente a sus víctimas antes de
asesinarlas. Afirmó ante la policía que disfrutaba de beber la sangre de sus víctimas y que a
veces guardaba pedazos de su piel. Su última víctima fue encontrada el 5 de julio de 1996 .
El 21 de mayo de 1997 fue sentenciado a muerte por una Corte de Indonesia.

Clara Geisslerin

La alemana Clara de Geisslerin fue acusada de mantener relaciones sexuales con tres
demonios quienes, aburridos de asesinar a tantos cristianos, se dedicaban a desenterrar
cadáveres de niños para chuparles la sangre.

Los hechos ocurrían en el siglo XVI. Cuando se le arresto, la condenaron a sufrir la tortura
de la rueda: piernas y pies se le encerraron en fundas de hierro y se le comprimieron hasta
reducirlos a pulpa.

Durante las horas de tortura, Clara confesaba los cargos: había dado muerte a mucha gente
casi sesenta personas y bebido la sangre de niños; se reunía con otras brujas; tuvo cerca de
ella un demonio con forma de gato, y había rondado por los tejados de la aldea adoptando,
ella también la apariencia de un gato.

Cuando la bajaban de la rueda, la Geisslerin negaba las acusaciones, para volverlas a


aceptar en el tormento. Fue un largo juego de resistencia. Los jueces aumentaron el grado
de tortura, a tal punto que Clara acabo por admitir que durante los últimos cuarenta años
había fornicado con incontable numero de diablos que la habían visitado en forma de gatos,
perros, pulgas y gusanos. Dijo que había asesinado a unas 240 personas. Que de sus amores
infernales habían nacido diecisiete hijos a los que había matado para comérselos después.

Contó que había provocado tormentas e incendiado casas y que, en una ocasión, había
querido incluso incendiar toda la aldea.

A medida que la torturaban, la vampira De Geisslerin iba perdiendo las fuerzas, y tan
pronto la soltaron de la rueda, cayo sin vida al piso.

El veredicto de los jueces fue que Clara de Geisslerin había sido estrangulada por el
demonio para que no continuara hablando ni siguiera revelando sus secretos infernales.

Marcelo De Costa De Andrade

Hijo de inmigrantes pobres, De Andrade creció en las fabelas de Río de Janeiro, Brazil.
Era golpeado a menudo y fue abusado sexualmente a la edad de 10 años. Empezó a
prostituirse a los catorce para sobrevivir. Fue enviado a un reformatorio pero escapó y
siguio con su forma de vida. A los 16 empezó una larga relación con un hombre mayor. A
los 17 años intentó violar a su hermano menor de diez años. En abril de 1991, abandonado
por su amante, empezó su frenesí asesino, que duró nueve meses y reclamó catorce
víctimas, habiendo bebido la sangre de dos de ellas. Marcelo no afirmó ser vampiro, dijo
que había bebido la sangre de sus víctimas simplemente para “hacerme tan bello como
ellos”. En diciembre de 1991, Marcelo enamorado de Altair de Abreu, un niño de diez
años, asesinó al hermano de Altair, Ivan de seis años enfrente de él, al tiempo que le pedía
vivir con él. Altair asustado pasó la noche con el, pero escapó a la mañana siguiente. Al
regresar a casa, mintio acerca del paradero de su hermano quien se creia desaparecido,
diciendo que lo había perdido, pero días después una hermana suya obtuvo la verdad. La
familia fue con la policía y Marcelo fue arrestado en su trabajo. Marcelo confesó el
asesinato y el de otras víctimas y los guió hacia sus restos. Fue enviado al Hospital
Psiquiátrico Heitor Carrilho, Marcelo escapó el 24 de enero de 1997, pero fue
reaprehendido en febrero 5.

Vicenz Versen

Este asesino italiano desde una corta edad comenzó a sentir placer en la estrangulación. A
los doce años descubrió que obtenía tremendo placer al torcerle el cuello a los pollos. Al
alcanzar su adolescencia había progresado de aves de corral a mujeres. Al principio sólo
estrangulaba a sus víctimas hasta alcanzar el orgasmo, una vez que alcanzaba este, dejaba
vivir a sus víctimas. Después de cumplir veinte años, su perversión tomó un giro. En 1871
atacó, arrastró a un campo y estranguló a una niña de 14 años llamada Johanna Motta, le
mordió en un muslo y chupó la sangre, sacó sus intestinos, arrancó sus genitales y cortó un
trozo de su pantorrilla, el mismo que se llevó consigo para rostizarlo y comérselo. Meses
después atacó a otra joven mujer, Signora Frigeni, golpéandola y estrangulándola con una
correa de cuero. Abrió a mordidas su cuello y se atragantó con su sangre. El siguiente día
atacó a su propia prima de 19 años, Maria Previtali, quien consiguió escapar y lo denuncio
a la policía. Verzeni confesó los asesinatos y afirmó que:

“Tenía el indescriptible deleite de estrangular mujeres, experimentaba al hacerlo


erecciones y un placer sexual real. La sensación de placer mientras las estrangulaba era
mayor que lo que he experimentado al masturbarme...obtuve el mayor placer al beber la
sangre de Motta...tomé la ropa y los intestinos por el placer que me procuraba tocarlos y
olerlos ...nunca se me ocurrió tocar o mirar sus genitales. Me satisfacía sujetarlas por el
cuello y beber de su sangre.

Albert Fish

Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro
demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder
una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo,
castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad,
coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo

Nació en 1870 en el seno de una familia respetada en Washington, D.C..

En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su


madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un
psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.

Cuando murió su padre, Fish de 5 años fue enviado al Orfanatorio St. John, Escapaba
frecuentemente y mojó su cama hasta los once años. Es ahí, donde según confesó Fish,
“empezó mal”. Según el eran flagelados sin piedad, y vio a niños “hacer cosas que no
debieron haber hecho”. Entre 1880 y 1884 cantó como soprano en el coro de St. John.
Despues viajó a NY.

Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a
los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la
prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se
siente identificado.

En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la
idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio
personal y el dolor. Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por
su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los
órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente
desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del
que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por
sus nalgas
A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual
en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima. En alguna ocasión
afirma ser Jesucristo, que san Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer
sacrificios humanos.

“Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de
interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis
hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados
que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno...”

De profesión pintor y padre de seis hijos, parece que empezó tarde su carrera criminal, su
esposa lo dejo a él y a los hijos y se llevó todos los muebles de la casa. Fish se casó
ilegalmente en otras ocasiones. Parece que Fish empezó tarde su carrera criminal.

Sus antecedentes penales empiezan en 1903 cuando fue encarcelado por hurto.
Posteriormente fue arrestado seis veces por varios crímenes menores, como enviar cartas
obscenas y pequeños robos. Además había estado en Instituciones mentales mas de una
vez.

En 1927 secuestró a un niño de nombre Billy Gaffney, lo desnudó, le ató sus manos y pies
y amordazó. Después lo flageló con su cinturón, le cortó las orejas, nariz y cortó su boca de
oreja a oreja. Le sacó los ojos y clavó un cuchillo en su vientre, y puso su boca contra él y
bebio la sangre. Después hizo un guisado con partes de su cuerpo y cebollas, zanahorias,
nabos, apios, sal y pimienta. En sus confesiones describio a detalle cual si se tratara de
cualquier otra receta de cocina como cocinó cada parte, asegurando que “nunca había
comido ningún pavo rostizado que supiera la mitad de bien como el trasero del niño.”

En el verano de 1928 había sido poseido por lo que él llamo una “sed de sangre”-su
necesidad de asesinar. Cuando respondió a un aviso de empleo de los Budd, planeó asesinar
al joven Edward, castrándolo y dejandolo desangrar, pero al conocer a la hermana Gracie
de doce años, cambió sus planes. Convenció a sus padres de que la dejaran ir con él a una
supuesta fiesta de una sobrina. Fish tenía preparados sus “instrumentos del infierno”; un
hacha de carnicero, una sierra y un cuchillo. Viajaron en tren hacia el Bronx. Fish sólo
compró un boleto de ida para Gracie. Irónicamente, Fish casi olvida sus herramientas, pero
Gracie le recordó de ellas. En una construccíon de dos pisos llamada Wisteria Cottage en
medio del bosque, mientras Gracie jugaba con las flores, Fish habiéndose desnudado (para
no mancharse de sangre), la mandó llamar, al entrar ella, quiso escapar, pero Fish la sujetó
y estranguló. Después la decapitó, desvistió y cortó su cuerpo en pedazos para comerlos.

Seis años después Fish envio una letra a la madre de la niña en la que explicaba con detalle
los hechos, por fortuna para ella la madre era analfabeta, pero a raiz de esta carta fue
investigado y finalmente capturado.

Cuando se le preguntó que habia causado en él hacer eso, Fish dijo “Sabe,..nunca he
podido explicármelo” , sin embargo una vez hecho esto, la pena lo agobió y afirmó
“Hubiera dado mi vida en la media hora después que lo hice para restituir la de ella”.
Respecto a por qué había escrito la carta, dijo: “ Era sólo que tenía una manía por escribir.”
El Dr. Wetham en su libro “The show of violence”, describe su experiencia al estudiar a
Fish. Quien dijo daba la impresión de ser un anciano gentil, amable y educado. La acttud de
Fish ante su situación era de desinterés. “no tengo ningún particular interés en vivir, no
tengo ningún interés particular en morir. Es algo indiferente para mi. No creo estar
completamente bien.” Cuando el Dr. Wertham le preguntó si estaba sano mentalmente, Fish
dijo: “ No exactamente...nunca he podido entenderme a mi mismo”.

En su familia se encontraron antecedentes de psicosis y enfermades mentales. Según


Wertham, Fish practicaba todo tipo de perversión sexual conocida e incluso algunas únicas,
tales como insertar rosas en su uretra, colocar bolitas de algodón con alcohol en su recto y
prenderles fuego, comia su excremento, se pegaba y hacia que sus hijos le pegaran con una
paleta con clavos, insertaba agujas entre su ano y escroto ( En unos rayos X se le
encontraron 29 agujas) Todas sus prácticas sadomasoquistas las hacía como penitencia a
sus pecados. Fish dijo : “Siempre he tenido el deseo de infligir dolor en otros y hacer que
otros inflijan dolor en mi, siempre he disfrutado todo lo que lastima”.

Fish estaba obsesionado con la Biblia, con pasajes como el de Abraham e Isaac. El
desmembramiento y canibalización tenian para él tonos religiosos, según explicó a un
psiquiatra que lo examinó en prisión, asociaba el comer la carne y beber la sangre con “la
idea de la sagrada comunión.”

Referia pasajes y citas de la Biblia constantemente, e incluso inventaba versículos como “


Bienaventurado es aquel que toma las cabezas de su pequeños y las azota contra las
piedras”.

Fish creía que Dios le ordenaba castrar y torturar niños. En alguna ocasion su hijos lo
vieron en una colina vociferando que él era Cristo.

Fish dijo: “ Lo que hice debio estar bien o un ángel me hubiera detenido, tal y como el
ángel que detuvo a Abraham en la Biblia (de sacrificar a su propio hijo).”

Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo,
por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias
matrimoniales de los periódicos...

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada
ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una
personalidad psicopática de carácter sexual. El propio Fish lo reconocería: “No soy un
demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo”.

A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años
para poder inculparlo por asesinato. Lo logra a través de una carta de Fish enviada a la
madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el
canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez... con el cuerpo de
su hija:
“...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había
fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre.
Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se
defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en
pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar
cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo.
No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen”.

Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás
aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de
comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de “el Maníaco de la
Luna”, sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4
años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas,
la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación,
además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas. También
narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos,
masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias
ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero
cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo
huir...

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por
crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.

Su sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, fue la
de exclamar entusiasmado: “Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último
escalofrío. El único que todavía no he experimentado...”

Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría
asesinado. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: “Por lo menos
cien”.

Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios
centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta.
Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes
de las capas más pobres de la población

Se cree atacó sexualmente a más de 100 niños, (Fish aseguró fueron casi 400), y haber
asesinado a entre 7 y 15 niños.En juicio en 1935 fue encontrado sano por los psiquiátras de
la fiscalía, (uno de ellos, fue el director de la institución mental donde Fish había estado
años antes y en donde había sido considerado “inofensivo y sano”) fue sentenciado a
muerte por electrocución.

Fue ejecutado el 16 de enero de 1936, a los 65 años en la prisión de Sing Sing. ( Siendo el
condenado de más edad en ser ejecutado) fueron necesarias dos descargas para matarlo,
debido a que las 29 agujas en su cuerpo habían causado un corto circuito.
Jeffrey Lionel Dahmer

“Uno piensa que ya lo ha visto todo en la vida,


y de pronto ocurre algo como esto...”

(Robert Rauth, policía de Milwaukee)

Se trata de un asesino en serie estadounidense cuyo perfil psicológico es prototípico del


hombre carente de todo aquello que hace tolerable llevar una existencia normal. Su actitud
negativa le impidió tener amigos, relaciones, trabajos, intereses, ocupaciones, dinero,
esperanzas o simplemente un lugar dónde vivir. Nunca llegó a socializarse y su cavernoso
interior emocional se fue degradando mientras llenaba ese enorme vacío de fantasmas.

Nació el 21 de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por


un conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un niño
tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar desamparado.

El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde la temprana edad, aunque
fuera subconsciente. Pero esos gritos no fueron oídos por unos padres demasiado absortos
en sus propias guerras personales durante un amargo divorcio que dejó al niño con la
sensación de ser abandonado.

Pronto se interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa guardaba un montón de


huesos de conejos, pollos y otros animales, sintiendo gran curiosidad por verlos dentro de
los animales vivos que manipulaba. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de
establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un
cobertizo de madera en una colina cazando insectos en frascos y conservándolos en formol.
Luego pasó a las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos
hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse. Luego sumergía los restos en lejía para limpiar
y blanquear sus huesos.

Su madre, tras una temporada en el hospital, tubo que guardar cama por el resto de sus días
por haber ingerido enormes cantidades de tranquilizantes y otras drogas, hecho que
ensimismaría a Dahmer en un aislamiento inquebrantable.

A los once años ya hablaba de manera monocorde. Se convirtió en un solitario, balando


como una oveja en el aula de clase o comportándose como un retrasado en las tiendas para
llamar la atención de sus compañeros. También comenzó a beber y a masturbarse
compulsivamente utilizando revistas para homosexuales o mirando las entrañas de los
animales que cazaba. A los dieciséis años solía ir borracho a clase, donde tenía un solo
amigo que era proveedor de marihuana y con quien se colocaba a diario. El joven se refería
al alcohol como su “medicina”, un tónico autorrecetado con la intención de calmar sus
momentos de angustia. Y ese alcohol a su vez, alimentaba su inclinación hacia la
excentricidad.
A los diecisiete años, tras observar un joven que a diario pasaba haciendo jogging delante
de su casa, sintió un deseo desenfrenado de poseerlo. Como no se atrevía a abordarlo para
entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la
idea de atacarle cuando pasara, pero afortunadamente el joven dejó de ir a correr por esa
zona, salvándose de haber sido una primera víctima del atormentado Jeffrey Dahmer.

Al año siguiente, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico se


venga recogiendo en la carretera a un autoestopista, a quién llevó a su casa y asesinó, luego
metió el cuerpo en un saco de basura y lo arrojó por un barranco.

Después de esto, entró en una crisis depresiva y renunció a seguir viviendo, pero su padre
lo envió a la Universidad. Allí también fue rechazado por su contínuo estado de
embriaguez, y en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército, pero sus
continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, en donde muestra
una posible reinserción, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso reduce su
dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica...

Pero poco le duró esa vena. Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse
insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le hacía las veces de
compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de Milwaukee, en donde se
daban cita algunos homosexuales para tener relaciones anónimas e impersonales, pero le
resultaba difícil conseguir la erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que
optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto,
ninguno de sus amantes cuando volvían en sí querían volver a saber más de él, por lo que
creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales.

Esa misma noche, tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, fue a desenterrarlo
al cementerio, pero no lo consiguió por que el suelo estaba congelado debido a las bajas
temperaturas.

En septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente y desembocó a su primer


análisis psicológico, siendo diagnosticada una personalidad peligrosa.

Un año después mataba por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que
ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un cuerpo
ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella noche. Lo que sí revive
es cómo tras levantarse mete el cadáver en el armario y sale a comprar una gran maleta para
trasladar el cuerpo a casa de su abuela. Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo
desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una estantería para
hervir más tarde el cráneo y blanquearlo.

Después de eso, Dahmer comienza a matar siempre que tenía ocasión. Seguía el mismo
modus operandi: primero el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía
bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a su víctima se
quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una
especie de altar en la habitación adornado con los huesos.

Dahmer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando


cautelosamente asustado por sus crímenes. Luego el ritmo aumenta y se convirtió en una
máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos asesinos con el tiempo
se vuelven arrogantes y despreocupados convencidos de que no pueden ser apresados por
ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás.

Dahmer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas,


les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y favores y
después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de
ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la
muerte, consumía su carne y sangre, las mutilaba y conservaba algunas partes como
recuerdos. Esta mezcla de delincuente organizado y desorganizado es lo que se denomina
un asesino “mixto”.

En una ocasión, una de sus víctimas logró marcharse antes de que las drogas surtiesen
efecto, y la policía efectuó un registro de la casa, pero afirmaron no haber hallado nada...

El 30 de enero de 1989 fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo


grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de comenzar a
cumplir la condena de un año de cárcel, mató otro joven, guardó el cuerpo en el cuarto de
baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y le pintó el cráneo con aerosol.

En marzo de 1990 se trasladó a vivir a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga
mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí tomaba fotos
de sus amantes con una cámara Polaroid una vez muertos. Luego, congelaba los órganos,
comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme olla antes de echarlos en un gran
contenedor de basura preparado con ácido.

Normalmente, el caníbal rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las
vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que este placer
no era suficiente y con sus víctimas pensó en crear “zombis” o muertos en vida que pudiera
conservar sin que se deteriorasen, agujereando los cráneos e inyectándoles un líquido.

A veces se bañaba en compañía de los cadáveres. En la nevera guardaba los corazones, en


el congelador las cabezas, en el fichero los cráneos y en la cama un cuerpo descompuesto.
Así lo contaron los policías que registraron su casa horrorizados una vez que lograron
arrestarlo el 23 de julio tras la denuncia de otra víctima que logró fugarse de su casa.

El joven, atado con unas esposas, había alertado a la policía diciendo que un hombre con
un cuchillo le había amenazado con arrancarle y comerle el corazón.

Cuando la última víctima escapó de su apartamento en medio de la agresión, el asesino


aguardó tranquilamente a que llegara la policía y no hizo ningún esfuerzo por destruir u
ocultar la gran cantidad de pruebas que guardaba en su domicilio: centenares de fotografías
de sus víctimas tanto muertas como vivas, cráneos y partes del cuerpo en bidones, cajas y
en el congelador.

Según su abogado, si no se había resistido es porque deseaba terminar con todo aquello.
Deseaba ofrecer a la policía una declaración completa de lo que había hecho, puesto que no
podía culpar a nadie salvo a él mismo.
Según Park Dietz, psiquiatra forense que actuó como consultor en el estudio sobre asesinos
en serie del FBI, Dahmer encaja perfectamente en la subcategoría que se denomina
“marginal”: una persona propensa a la furia asesina si cree que está siendo abandonada, con
una perversión capaz de realizar actos sexuales con la víctima una vez muerta. El desorden
de esta personalidad marginal está marcada por el miedo al abandono y la incapacidad de
tolerar el aislamiento o el aburrimiento. Una teoría habitual es que puede relacionarse con
abusos en la infancia. La gente que teme el abandono puede sentirse ultrajada cuando
alguien que desean que se quede va a marcharse. En este sentido, el asesino en serie normal
llega a serlo por su carácter antisocial o por tener fallos de carácter y también a través de
desviaciones sexuales, normalmente sádicas y necrofílicas.

Muchos niños que no reciben la atención que ansían en casa, la buscan en la escuela.
Dahmer lo hizo con sus extravagancias y su comportamiento muchas veces cómico, pero
terminó siendo marginado. No sólo se sintió fracasado en su casa, también en la escuela, en
la Universidad y en el Ejército. Era evitado y humillado, puesto de lado. Eso debió dejarle
con una terrible sensación de angustia y desamparo. Por ese motivo proyectó sus
sentimientos sobre sus víctimas. Las humillaba, las descuartizaba y luego las dejaba de lado
también.

El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba
un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimular su trastorno.

Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin
embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas
atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus
compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato
tras asesinato.

Después del veredicto habló por primera vez al tribunal diciendo “Señor juez, todo ha
terminado. Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familia y comprendo su
merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre
y a mi madrastra, pero les quiero mucho.”

El Carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la


cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso. Tras la noticia, los padres de Dahmer se
pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La
madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo
deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria.

También los parientes de sus víctimas, representados por un abogado, consiguieron hacer
negocio con los utensilios utilizados por el asesino para trocear y desangrar. Su nevera se
subastó públicamente, al igual que todo tipo de cuchillos, sierras, picadoras y taladros.

Un grupo de ciudadanos de Milwaukee compró el lote completo con intención de montar


un “museo de los horrores” para la atracción de los turistas, pero al final no se atrevieron a
llevar a cabo el proyecto y destruyeron el macabro legado del caníbal.
Kuno Hoffman

En 1972 se confesó autor del crimen de una pareja de jóvenes. Fueron descubiertos ambos
en el interior de un coche; habían sido asesinados con un revólver y estaban completamente
exangües, toda su sangre había sido chupada, según confirmó el forense. Hoffman declaró,
asimismo, haber sido el saqueador de varios cementerios en los que abrió los ataudes de
mujeres recién enterradas. Al reconstruir su pasado se supo recibido de su padre cuando
ñiño, se había quedado sordomudo.

En el juicio explicó:

“Maté a ese hombre y bebí su sangre porque quería ser tan guapo como él. Y mate a la
chica porque era más guapa que las del cementerio.”

Segun los Medicos

De acuerdo con el estudio llevado a cabo por el especialista Hershel Prins (y publicado en
la Revista Británica de psiquiatría), el vampirismo, como lo entienden los médicos, se
divide en cuatro grupos:

1.- Vampirismo completo. Implica actividades necrofilias y necrosádicas. El vampiro tiene


una atracción incontrolable por los muertos y traga la sangre de los cadáveres. Periandro,
tirano de Corinto, es un ejemplo histórico ilustrativo. Otro ejemplo, menos lejano, es el del
sargento Leger, quien en 1827 violó el cadáver de una niña de 12 años y bebió su sangre.
Es popular John Haigh, el “Vampiro de Londres”, quien pago con su vida su irrefrenable
deseo de saciarse con sangre humana. Su ejecución fue en 1949. También lo es Fritz
Haarman, quien en 1960 asesino a 27 muchachos y de todos bebió la sangre.

2.- Vampirismo sin ingestión de sangre ni de materia muerta. A esta variedad se le asocia
con la necrofilia pura y sencilla, que consiste en satisfacer el instinto sexual con cadáveres,
o bien, gozar con tocarlos y contemplarlos.

3.- Vampirismo sin cadáver. Esta clase reúne a gran cantidad de psicópatas
contemporáneos, cuyo deseo de identificarse con un vampiro se relaciona con sus
capacidades sobrenaturales: hacerse invisible, ser inmoral, negar la muerte y disponer de un
libre ir y venir a la sepultura. Estos “vampiros ideológicos” envidian a los vampiros fruto
de la literatura, de posibilidad de llevar una vida plena de pasión y libre de las desabridas
obligaciones de la rutina diaria. Estos individuos cuyo número es difícil de poner en
estadísticas- forman asociaciones en las grandes ciudades que, por una curiosa coincidencia
(¿coincidencia?), responden a las siglas VIP, que tradicionalmente se reservan para los
vampiros de abolengo. En este caso, VIP es abreviatura de Vampire Interested People
(“personas interesadas en los vampiros”). En las sedes de esas agrupaciones los socios
intercambian su sangre al producirse mutuamente lesiones en la piel, o al chupar vendas
ensangrentadas sustraídas de algún quirófano o sala de urgencias de algún hospital. De vez
en cuando se contentan con actividades menos emocionantes Pongamos el ejemplo de la
condesa Misty, de Nueva York, quien colocaba navajas de afeitar en la superficie de sobre
postales las espolvoreaba después con pintura roja. De esa manera las siluetas se imprimían
contra un fondo encarnado. Enviaba sus sobres a la agencia de Informaciones Vampíricas
cuyo director desarrollo un miedo, nada patológico, a que la señora los visitara algún día.

4.-Auto vampirismo. Para la ciencia médica este grupo incluye casos igualmente sicóticos.
La propia sangre se convierte en objeto de veneración debido, por lo general, a motivos
eróticos. McCully narra el caso de un niño de 11 años que aprendió a pincharse las arterias
del cuello hasta llenar con su sangre una taza entera. (Si, la bebía después) También se
cortaba las venas del antebrazo para chuparse la sangre, lo que le hacia experimentar una
fuerte excitación sexual. Parece que en los recién pasados años -tras la expansión del sida- ,
el grupo de auto vampirismo ha crecido. Como quiera que sea, para los vampiros modernos
estos métodos de abastecimiento son sencillos y seguros.

VAMPIRO: “Neologismo creado a principios del siglo XVIII, para designar a ciertos
cadáveres, que supuestamente salían de sus tumbas para atormentar a los vivos y chuparles
la sangre”
El poder de la sangre. La sangre, desde siempre, ha sido y es centro de nuestra vida. Ella es
base de todas las religiones, desde las más ancestrales, donde el corazón del difunto es
cocinado y consumido por su ser más amado, hasta el cristianismo, donde sangre y cáliz,
vino y sangre se transfiguran y ofrecen vida eterna.

Existe una base genética para explicar lo que la superstición interpretó como vampirismo.
Es una enfermedad llamada porfiria, y las personas infectadas tienen dificultades para
sintetizar las porfirias, sustancias que, al combinarse con determinados metales, juega un
papel fundamental en el metabolismo de plantas y animales. Los que padecen esta
enfermedad, no pueden exponerse al sol sin sufrir lesiones en la piel, que podrían parecer
quemaduras, pero es destrucción celular. La piel se pone colorada y desarrolla ampollas.
Quedan horribles cicatrices. Pueden perder los dedos, nariz u orejas. Los ojos se ponen
rojos, también se desarrollan cabellos anormales, lo que se llama hirsutismo o hipertricosis
y para terminar con la cancion, se pierden todos los dientes y solo quedan los caninos.. O
sea, que la enfermedad porfiria eritropoyética daría al enfermo gran parte de las
características que la leyenda le atribuye al vampiro (pálido por la anemia, con ojos rojos y
pelos en las palmas de las manos, etc.). Todos estos datos los investigó el doctor David
Dolphin, de la University Of. British Columbia (Canadá). Los presentó en un informe ante
un congreso realizado en 1985 en Los Ángeles, EE.UU., donde analizó con detalle muchos
puntos de contacto que se observan entre las leyendas de vampiros y la bioquímica de la
porfiria.
Como dice Néstor Cazzaniga, “si en la actualidad la vida de los porfiricos es sumamente
penosa, imaginemos lo que habrá sido en la Edad media la existencia de alguien que tuviera
pelos en las palmas de las manos o en la cara, saliera únicamente después de la caída del
sol, con un comportamiento poco usual por las alteraciones neurológicas que provoca la
porfiria y presentara deformaciones por severas lesiones de la piel. La perdida del labio
superior deja a la vista los dientes, que parecen más grandes”. Encima los médicos de la
época les recetaban tomar sangre.

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