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TEMA: LA LEPRA

Lev_13:1-59, Lev_14:1-57 (LEYES SOBRE LA LEPRA)


Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual,
viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes
limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante
la lepra se fue de él. Y él le mandó que no lo dijese a nadie; sino vé, le dijo, muéstrate al
sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. Pero su
fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus
enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Luc 5:12-16 RV 1960)

COMO EMPIEZA LA LEPRA


Cuando la lepra aparece por primera vez en tu piel, aparece como pequeñas manchas rojas.
Después de poco tiempo se hacen más grandes y empiezan a volverse blancas, con una
apariencia blanca o brillosa. Muy pronto las manchas se esparcen por todo el cuerpo y el pelo
comienza a caerse – primero de la cabeza, y después, aun de las cejas. Mientras las cosas
empeoran, las uñas de las manos y de los pies se sueltan; comienzan a pudrirse y eventualmente
se caen. Luego las uniones de los dedos y de los pies empiezan a pudrirse y se caen pedazo a
pedazo. Las encías empiezan a encogerse hasta el punto que no pueden mantener los dientes,
así que cada uno de ellos se pierde. La lepra continúa comiéndose la cara hasta que la nariz
literalmente se pierde, y el paladar y hasta los ojos se pudren – y la víctima se echa a perder
hasta que muere.

LA LEPRA ES COMO EL PECADO


La lepra es como el pecado en muchos sentidos. Hay muy buenas razones del porque muchos
antiguos rabinos consideraban a un leproso como si fuera alguien que ya estaba muerto. La
lepra es como el pecado ya que:
· Comienza como si fuera nada.
· No produce dolor en su primera etapa.
· Crece lentamente.
· A menudo se estanca por un momento y luego regresa.
· Adormece los sentidos – uno no puede sentir en el área afligida.
· Causa decadencia y deformidad.
· Le da a la persona una apariencia repulsiva.
a. Llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta: Una vez que era confirmado el
diagnóstico de lepra, todo cambiaba para el leproso. Vivían en un estado perpetuo de duelo y
en un estado perpetuo de desgracia pública (embozado pregonará: !Inmundo! !Inmundo!).
Además, vivían en un estado perpetuo de aislamiento (habitará solo).Lo más terrible era el
aislamiento al que tenía que someterse el paciente. El leproso tenía que ir gritando por todas
partes: «¡Inmundo; inmundo!» Tenía que vivir solo, «fuera del campamento» (13:45, 46). Se le
excluía de la sociedad humana, y se le desterraba del hogar: El resultado era, y es todavía, que
las consecuencias psicológicas de la lepra eran tan serias como las físicas.
b. Estará impuro, y habitará solo: Tan riguroso como fuera esto, eventualmente los Judíos
fueron más allá. En los días de Jesús muchos Judíos enseñaban dos cosas sobre un leproso: Eres
un muerto viviente y mereces esto debido a que es un castigo de Dios en contra tuya.
i. La costumbre Judía decía que aún no debías de saludar a un leproso, y que debías de
mantenerte a seis pies de un leproso. Un rabino alardeaba que él ni compraría un huevo en la
calle donde viera a un leproso, y otro se jactaba que él arrojaba piedras a los leprosos para que
se mantuvieran lejos de él. Los rabinos no permitían que el leproso se lavara el rostro.
ii. Pero Jesús era diferente. Él amaba a los leprosos; Él los tocaba y sanaba cuando no tenían
esperanza (Mateo 8:1-4y Lucas 17:11-19).
El leproso sabe que los demás le aborrecen antes de aborrecerse a sí mismo. Esta era la
clase de hombre que vino a Jesús: era inmundo, y Jesús le tocó.
Jesús tocó al intocable. Su mano fue al encuentro del hombre del que cualquier otro se habría
alejado. Esto nos sugiere dos cosas. La primera es que, cuando nos despreciamos a nosotros
mismos, cuando tenemos el corazón amargado por la vergüenza, recordemos que, a pesar de
todo, Cristo nos tiende la mano.

EL LLAMADO
Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue
limpiado, sino Naamán el sirio. (Luc 4:27 RV 1960)
Cristo te está llamando en esta hora, el ha venido hasta aquí a regalarte su perdón, a ofrecerte
su mano para salvarte y limpiarte de tu pecado. En la curación de otras enfermedades se usa el
verbo sanar (iaomai ), pero en la eliminación de la lepra se utiliza el verbo limpiar (katharizo ).

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