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ALBERTO BARRIENTOS

LA IGLESIA
EN QUE SIRVO

EDIFICARÉ MI IGLESIA Y LAS


PUERTAS DEL HADES NO
PREVALECERÁN CONTRA ELLA

CONrTE!-.'E UN ESTUDIO PROGRAMADO l'OR LA


FACULTAD LATINOAMERl. Esn!DlOS TF.OLóGlCOS

~··~·
LA IGLESIA
EN QUE
SIRVO

Alberto Barrientos
Publicado por
Editorial UNILIT
Miami, FL 33171
en coed ición con LOGOJ. lnc.

([) 2003 LOGOJ , Jnc.


Segunda edición revisada

Copyright 1997 por LOGOI. lnc.


Miami. FL 33 186

Todos Jos derechos reservados.


Prohibido la reproducción, total o parcial, de esta obra,
por cualquier medio, visual o auditivo,
sin autorización escrita de los editores.

Producto 491047
ISBN O-7899-0255-9

Impreso en Colombia
Primed in Colombia
Contenido
Prefacio 5
Raíces hi stóricas de la iglesia. 7
2 Los fundamentos de la iglesia . 23
.3 Las piedras vivas de la iglesia . 41
4 Fi nalidades de la iglesia cristiana. 57
5 E l gobierno de la iglesia . 73
6 Los dones espiritual es de la iglesia . 91
7 La fe en la iglesia apostólica. 109
8 Fe y conducta en la iglesia. 129
9 Problemas en la iglesia. 145
10 Exhortaciones y promesas a la iglesia 161
Guía de estudio 177
Prefacio

La iglesia consiste de todos aquellos que han recibido el


regalo de la vida eterna por confiar únicamente en Jesús como
Séúvador. El Espíritu Santo nos ha unido en un solo cuerpo, 1a
iglesia, a todos los que hemos recibido este gran regalo. Por Jo
tanto, existe una gran iglesia universal compuesta de todos los
que han sido salvos por la fe en Jesús, y también hay múltiples
expres iones locales de dicha gran iglesia. Nuestro Señor
Jesuc1isto le dijo a Pedro: "Yo edificaré mi iglesia". Ya que la
iglesia le pertenece a Jesús debemos buscar sus instrucciones
acerca de cómo cumplir con nuestros deberes. Dios nos
instruye que la iglesia crece en parte por medio de la
edificación mútua. Es decir, Dios desea que cada creyente
participe en el proceso de madurar en el cual se encuentra la
iglesia. No podemos damos el lujo de despreciar ni siquiera
un miembro ya que Dios tiene un plan para cada uno de ellos.
Sin embargo, las iglesias de hoy en día necesitan ayuda a
fin de cumplir con lo que Dios quiere. Podemos observar
varias características en las congregaciones contemporáneas:
1. Las iglesias en las que el pastor se convierte en dictador
posesivo y no funciona como siervo proveedor para e l rebaño;
2. Los creyentes en las iglesias que actúan como espectadores
pasivos y no participantes vivientes en el proceso de la mutua
edificación; 3. Hay a veces un espíritu materialista que en vez
de provocar el compartir los bienes materiales con los
necesitados utiliza la iglesia como medio de ganancia y no de
ministerio; y 4. Hay iglesias, sin embargo, que siguen las
normas bíblicas, cump1en los propósitos esctiturales, y son de
gran bendición a Dios y al mundo que les rodea.
Es nuestra esperanza que este libro lo ayude a pensar acerca
de la iglesia y de su papel en ella. Sólo la Biblia tiene todas las
respuestas perfectas. Sin embargo, es nuestra oración que a la
medida en que este libro representa la enseñanza bíblica,
us ted y su iglesia pongan en práctica los principios
presentados aquí. Así, cumpfüemos con el propósito más alto
del ser humano: glorificar a Dios. Dios ha creado la iglesia
para dicho fin. Sirvámoslo con gozo y confianza sabiendo que
sólo por la fe en Jesús nuestra eternidad está segura por medio
de su obra perfecta en la cruz a nuestro favor y que además,
seremos recompensados ricamente por una buena labor entre
los suyos.
1

RAÍCES HISTÓRICAS
DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN
Son muchos los crite1ios que se han emitido respecto a la
iglesia cristiana, tanto favorables como en contra. Si bien en
muchos casos se le compara con la sal que perdió su sabor, por
Jo cual fue hollada por los hombres, con todo, el hecho de que
permanezca hasta hoy, y esté llena de vigor en un mundo que
Je es adverso en mil maneras, indica que, en mayor o menor
grado, ella ha cump]jdo su labor.
Para algunos la iglesia representa simplemente el producto
de un sistema económico; un instrumento en manos de los
poderes políticos; un medio que tienen ciertos grupos e
intereses para manipular personas y pueblos; un rasgo todavía
presente de expresiones culturales muy antiguas y ya
superadas en el desarrollo de la historia, y por tanto,
condenada a desaparecer.
Otros, un poco menos negativos, piensan que Ja iglesia es
como un organismo que ayuda a amalgamar la sociedad; o
bien es un factor que si no existiera sería ideal crearlo porque
proporciona un ambiente para tener compañerismo.
Otros ven en ella un organismo que no tiene explicación ni
razón de ser aparte de lo que la Biblia enseña, por lo cual la
7
La iglesia en que sirvo

entienden, la ven y la viven como un verdadero proyecto de


Dios en la tierra .
Las cuestiones así plan teadas, y que están en la mesa de
discusión hoy día en todo sitio, exigein ser analizadas. Para
ello debemos irnos a ]as fuentes mismas de donde la iglesia
toma su fundamento, esto es, la palabra de Dios, la Biblia
En sus páginas encontramos tres escenarios principales y
tres protagonistas: una entidad rel igioso-política que es la
nación hebrea; una persona, Jesucris to; y un organismo
espiritual, que trasciende razas, naciones, lenguas y culturas:
la iglesia. Los tres están en relación única y absoluta con Dios
el Padre y con la realización de un p lan de proyecciones
personales, cósmicas, temporales y eternas.
¿Cómo surgió la iglesia cristiana? ¿Qué razones se dieron
para que esto sucediera? ¿En qué manera el mundo actual se
ve afectado por la presencia de la iglesia'? ¿Qué importancia
tiene para los que nos llamamos cristiainos? Estas cuestiones,
que atañen a la raíz histórica y bíblica de la iglesia, son de las
que nos ocuparemos en seguida.

1. PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO


Necesitamos ubicarnos en Ja más amplia perspectiva
bíblica para comprender mejor a la iglesia, como fenómeno
histórico y como factor teológico de alcances extraordinarios.
La raíz histórico-teológica de la iglesia se hunde en el
princip io del plan divino de redención. ¿En qué nos
apoyamos para decir esto?
( 1) Primeramente en la promesa hecha por Dios a Abraharn,
en un sentido dob le. Por un lado porque ''serán benditas en ti
todas las fomjlias de la tierra" (Gn 12.3). Indudablemente
que el propósito divino fue en un principio que por medio de
la si miente mi sma de Abraham , y de su pueblo, aquello
tuviera cumplimiento. Pero al fall ar la nación judía al
llamamiento y vocación que Dios le asignó, la bendición ce-
8
Raíces históricas de la iglesia

lestial llegó al mundo a través de la predicación del


evangelio por medio de la iglesia, a partir del s iglo 1 de
nuestra era (Mt 2 1.43; Jn 1.11-12).
Por otro lado las familias de la tierra serían bendecidas en la
promesa a Abraharn por el solo hecho de creer en la promesa
de Dios. En el Antiguo Testamento los judíos no alcanzaron la
promesa, ni llegaron a ser bendición al mundo, porque Ja
buscaron por medio del cumplimiento de la ley. Pero en el
Nuevo Testamento la bendidón al mundo llega por el
evangelio que ll ama al hombre y a la mujer, al igual que a
Abraham, a creer en Dios, a creer en Su palabra. Por eso Abra-
ham vino a ser también padre de todos los que hoy fomiamos
la iglesia, simplemente por la fe en el Hijo y en su obra
redentora (Ro 4.1-25; Gá 3.6-18; He 4.2).
(2) Dios también dio una promesa respecto al remanente fiel
de su pueblo. Israel una y otra vez fue infiel a su Dios. Dios
tuvo que castigarle muchas veces hasta que lo hizo en forma
muy severa como en el caso de la destrucción de Samaria.
reino del Norte (722 A.C.), luego con la destrucción de
Jerusalén, reino del Sur (586 A.C.) y e l cons ig uiente
cautiverio babilónico y finalmente, con la destrucción total y
esparcimiento judío por el mundo a partir del 70 A.O.
La promesa consistió en dejar un remanente, o sea un
residuo, una parte de la comunidad que sobreviviría después
de la destrucción y que a su vez, sería el núcl eo de una nueva
comu nidad. El r~manente no sólo habla de lo que quedaría del
grupo, sino de la misericordia divina en conservarlo para
continuar con el desarrollo de su plan Os 19.24; 45.20;
66.18-23). Dios establecería un nuevo pacto por medio del
cual vendrían las bendiciones más preciosas. Este
acontecimiento toma lugar con la obra de Jesucristo y la
correspondiente presencia y testimonio de la iglesia (Is
40.3-11; 59.20-21: Ez 34.11-16,23-24; 36.24-27; Sof
3.17-20; Zac 12.10: 2 Cr 3.4-6; He 8.6-13).

9
La iglesia en que sirvo

Consecuentemente, la primera comunidad cnsttana, Ja


igles ia en Jerusalén, se vio a sí misma como aquel remanente
electo de Israel y como la restauración del tabernáculo de Da-
vid que estaba caído (112.32; Hc h 2.17; 15.15-18).
(3) La promesa divina de un derramamiento del Espíritu
Santo sobre toda carne, como nunca antes fue conocido, dada
por el profeta Joel y hecha vivencia común, primero por un
grupo de judíos y prosélitos el día de Pentecostés, luego sobre
samaritanos y posteriormente más extensamente a todos los
gentiles (TI 2.28-32; Hch 2.1 4-21; 8.4-17; 10.1-48).
De modo que si bien en el Antiguo Testamento no se inicia
la iglesia en el sentido que se presenta en el Nuevo, sin em-
bargo, por la sabiduría y misericordia divinas ya se presentan
elementos que darán fundamento sólido a la parte del
proyecto divino que se concentra en la iglesia.
Es sumamente importante reconocer este factor porque
lleva al estudiante de Ja palabra de Dios a comprender otros
elementos. Por ejemplo, Ja profunda unidad de la Biblia, que a
pesar del tiempo y circunstancias en que fue escrita, está
tejida cuidadosamente por la mano de Dios. Y podemos
también entender cómo el Nuevo Testamento no se da ni se
comprende sin el Antiguo y viceversa, aunque sí debemos
aprender a trazar las líneas de lo que continúa de uno a otro y
también lo que fue interrumpido.

2. PREPARACIÓN PARA EL NACIMIENTO


DE LA IGLESIA
Una serie de acontecimientos altamente significativos e
importantes se dieron en un lapso muy breve y antecedieron al
surgimiento de la iglesia cristiana. Los más sobresalientes son
los siguientes.
(1) El ministerio de Juan el Bautista.
Durante su carrera profética, este hombre de Dios,
primeramente anuncia un mensaje que demanda a las gentes
1()
Raíces históricas de la iglesia

arrepentrnnento ante Dios , una actitud nueva ante la


religiosidad y una expresión de genuina sinceridad e
integridad ante los semejantes. Todo ello debido a que
preparaba el camino al que habría de bautizar con Espíritu
Santo y con fuego (Mt 3. 1-1 2; Le 3. 1-18).
Juan el Bautista es quien señala específicamente al que
habría de sentar las bases para la nueva comunidad con la cual
Dios llevaría adelante sus planes redentores en el mundo.
Presenta a Jesús como el que "es antes de mí'' (aunque Juan
nació primero que Jesús); como el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo; como el Hijo de Dios al descender el
Espíritu Santo en forma de paloma el día de su bautismo; y
Juan lo hizo de tal manera que sus discípulos empezaron a
seguir a Jesús. Con ellos empezó a formarse el núcleo con el
cual se fundó la iglesia (Jn 1.26-27, 29-34, 35-42).
Aunque Juan el Bautista nunca conoció la iglesia, en modo
indirecto le brindó su apoyo . Cuando el apóstol Pedro habla
en Jope al gentil Camelio y a otros que él había reunido, Pedro
da por sen tado que el ministerio de Juan e l Bautista se había
divulgado por toda Judea y Galilea y en alguna manera era
conocido por Camelio (Hch 10.32-37). Cuando Pablo llegó a
la lejana ciudad de Éfeso, encontró un grupo de personas que
habían recibido e l "bautismo de Juan" (Hch 19.3). Con ese
grupo, al ser "bautizados en el nombre de Jesús" , se establece
una importantísima avanzada de la iglesia cristiana en Asia
Menor.
Aunque es materia de discusión, muchos opinan que las
palabras de Jesús en Samaria, "otros labraron'', era una
referencia al testimonio de Juan el Bautista a la gente de dicha
región (Jn 4.38). Sabemos que Samaria, después de Jerusalén,
recibió el evangelio con "gran gozo" (Hch 8.4-17). Así como
los casos citados, no sabemos en qué manera el ministerio de
Juan preparó otros terrenos y corazones para el
establecimiento en el futuro de iglesias cristianas.
11
La iglesia en que sirvo

Desde otrn punto de vista, vale la pena notar cómo de nuevo


en este caso, las "piezas" aparentemernte tan separadas en el
plan de Dios, están perfectamente engmzadas y coordinadas.
Ju an el Bautista, el último de los profetas de Ja antigua
dispensación, viene a servir, indirectamente, como eslabón
para Jo nuevo que Dios estaba creando: su iglesia.
(2) El ministerio de Jesucristo.
Indudablemente que es mucho lo que se puede decir sobre
Ja manera en que contribuyó el ministerio de Jesucristo en el
surgimiento de su iglesia. Podemos citar lo más notorio.
Por un lado Ilama siempre 1a atención el hecho de que Jesús
casi no se refiriera a la iglesia. En eJ evangelio de Mateo
aparecen las dos únicas citas: "sobre esta roca ediñcaré mi
iglesia" y "si no Jos oyere a ellos, dilo a ]a iglesia; y si no oyere
a la iglesia ... " (16.18; 18.17). En el segundo caso.
evidentemente, se refiere a la sinagoga.
Con todo. 1a referencia de Mt 16. 18 es suficiente para
comprender Jo que Jesús ya tenía en mente, considerando el
hecho de que él vi no a Jos suyos pero 1~stos no lo recibieron.
Así la iglesia se abrió paso, primeramente entre un grupo de
judíos que creyeron y luego con los muchos gentiles que sí1o
recibieron y lo siguen recibiendo por la fe.
También es necesario tener presen1te el papel transitorio
que ocupa el Señor Jesús al venir por un lado a hacer lo que ni
la nación judía ni nadi e había hecho: cumplir la ley. Y hacerlo
por todos los que no Jo hic ieron ni lo podrían hacer. Por otra
parte , vino a cumplir la demanda diviina de sacrificio por el
pecado, llevando la maldad de la humanidad en su calidad de
Cordero de Dios. Fina lmente, vino a revelar el amor, la gracia
y Ja verdad del Padre para toda la humanidad, lo que viene a
cristalizarse en el evangelio que llega a todas las gentes por
medio de la iglesia (Mt 5. 17-18; Jn. 19.30; Gn 22.7; Éx
12.1-11; Is 53.7; Jn 1.29; He 10.5-10; Jn 1.16-1 8; Hch 1.8).
Así Jesús cierra el capítulo de la ley para abrir de paren par fas
puertas de la gracia (He 8.8- 13) .
12
Raíces históricas de la iglesia

El Señor Jesús igualmente hizo una avanzada decisiva en el


establecimiento de su iglesia al formar el núcleo apostólico de
los doce, íntimo y decisivo e n sus planes, y el círculo m ayor
de los setenta. Aun se puede incluir e n el círculo a las mujeres
y otras personas que anduvieron muy cerca de é l y
partici paron del derramamiento del Espíritu el día de
Pentecostés. El número total se aproximaba a los ciento
veinte (Le 9. 1-6; 10.1-20; 8.1-3; 23.27; Hch 1.12-14; 2.1-4).
Otro factor que debe ser reconocido como preparatorio para
el surgimiento de la ig1esia fue el extenso ministerio de Jesús en
toda su nación. Su nacimiento milagroso rodeado de hechos
exclusivos, su vida excepcional, sus miJagros, su enseñanza y
predicación, fueron del conocimiento de quizá toda la gente
que habitaba Judea, Samaria, Galilea y aun más allá. Es
indudable, por ejemplo, que la conversación con la mujer
samaritana, y con sus coterráneos, preparó el ambiente para lo
que posteriom1ente se dio cuando Felipe les anunció e l
evangeLio (Jn 4.1-42; Hch 8.5-25). Y así muchos otros casos
más.
Pero sobre todo, Jesús coloca el fundamento de la iglesia en
el acontecimiento central de la Biblia y de toda la historia de
la humanidad, esto es, su sacrificio expiatorio por el pecado
e n la cruz, su resurrección como el sello de la aprobación
divina sobre su obra para nuestra justificación, su ascensión a
la diestra del Padre para desempeñarse como único mediador,
s u anuncio del inminente envío del Espíritu Santo, su
próximo regreso como Señor en plenitud, y su orden de llevar
hasta lo "último de la tierra" el mensaje del evangelio (Is
52.13-53.12; Mt 16.21; Le 24.44-49; Hch 1.6-8; He 1.1-2; Ro
4.25; Mr 16. 15-20; Mt 28. 18-20).
De los datos ante riores que nos brindan las Sagradas
Escrituras, unos son hechos históricos, objetivos, y otros
paJabras y promesas de Dios que constituyen, no meramente
el trasfondo histórico. sino el fundamento y razón de ser de la
13
La iglesia en que sirvo

iglesi a cristiana. Por ello su vida y m1s10n quedan


inseparablemente vinculadas con dichos principios.
(3) La expectativa mesiánica frustrada.
Quizá la última pregunta que le formularon los discípulos
al Señor Jesús antes de ascender a la d iestra del Padre, reve la
en forma clara la expectación política de los judíos en aquel
momento. " Señor, ¿restaurarás e l reino a Israel en este
tiempo?" (Hch 1.6). Esperaban la redención polític a de su
nación. Era tal su sentir al respecto que algunos de los
discípulos portaban armas para entrar en acción en el
momento, que suponían, su Mesías les habría de indicar (Le
22.38,49; Jn 18.10).
Por eso no podían entender la redención espiritual que
Jesús realizó (Mt 16.2 1-23; Le 24.13-27).
Dicha expectativa, tan arraigada en eJ pueblo, tenía razones
bien fundadas. La nación judía estaba bajo el poder del Imperio
Romano, aspecto por demás indigno para el pueblo de Jehová, y
para los movimientos de liberación que ya se daban, entre ellos
los Zelotes (Le 6. 15; Hch 5.36-37). La aparición de Juan el
Bautista confirmaba promesas del Antiguo Testamento acerca
de la venida del Señor a su pueblo (Le 3.15; Is 40.3; Mal 3. 1).
La setie de profecías dadas en el tiempo del anuncio del
nacimiento, tanto de Juan el Bautista como de Jesús, indicaba
la llegada del momento esperado de redención de la nación (Le
1.26-38, 46-55, 65-66, 67-79; 2.8-20, 25-28, 29-35, 36-38).
Por lo cual, inclu so, e] Rey Herodes estuvo muy atento a las
circunstancias y trató de destruir al niño Jesús (Mt 2. J-2 l ).
En la opinión de muchos intérpretes bíblicos, el abandono
que hicieron los discípulos de su maestro, la traición de Ju das,
el vue1co del pueblo después de haberlo recibido con hosan-
nas como el hijo de David y rey de Israel, y la preferencia por
la Liberación del sedicioso Batrnbás, estuvieron directamente
relacionados con la frustración sentida al ver que Jesús no
encarnó al Mesías que esperaban ni el establecimiento del
reino de Dios en forma teJTenal.
14
Raíce•s históricas de la iglesia

Sin embargo e l mismo Nuevo Testamento nos da la


respuesta. Por un lado los judíos, en unión con Jos gentiles, al
rechazar a Jesús y darle muerte (Hch 2.22-23; 3.13-15;
4.25-27), llenaron "Ja medida" de sus padres (Mt 23.32). Por lo
que fu eron castigados y el reino de Dios fue quitado de ellos y
dado a "gente que produzca los fmtos de él" (Mt 23.32-36;
21.33-46). Parte de esto se cumplió con la destrucción de
Jerusalén en el 70 A.D. por las fuerzas romanas con la
consiguiente dispersión judía por el mundo hasta el día de hoy.
El apóstol Pablo retoma este asuJnto en su carta a Jos
Romanos y nos ofrece la más clara y autorizada explicación.
Dice que aunque Dios "no ha desechado a su pueblo", por lo
que "aún en este tiempo ha quedado uin remanente escogido
por gracia"; sin embargo por "su transgresión -la de Jos
judíos- vino la salvación a los gentiles ...". Que el
endurecimiento de los judíos es "en parte, hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles" (Ro l 1. J-35 ).
Este factor toma cuerpo con el iestablecimiento de la
primera iglesia cristiana en Jerusalé n, más los judíos y
prosélitos de muchas naciones que creyeron en el día de
Pentecostés y regresaron a sus lugares de origen, así como
también con los que huyeron por causa de la persecusión;
todos ellos en realidad constituyeron aquel "remanente
escogido por gracia", base de las primeras congregaciones
cristianas. Lu ego el remanente se incrementa con la
predicación de Ja buena noticia y establecimiento de la iglesia
en tre los pueblos gentiles (Hch 2.43-47, 9-1 l; 8.1,4;
11.19-21 ). De manera que la expectación mesiánica se
cumplió en parte con el establecimiento de la iglesia.
Para no dejar un vacío en el tema, diré brevemente que mi
apreciación bíblica es que Ja función mesiánica de Jesús hacia
su pueblo no quedó fru strada. Las promesas del Señor están
hechas y tendrán su cumplimiento. Pero por el ministerio de
Jesús, en la realización del plan divino de redención, aquello
se detuvo "momentáneamente" .
15
La iglesia en que sirvo

3. EL DÍA DE PENTECOSTÉS
Pentecostés es el día del verdadero nacimiento de la iglesia
de Jesucristo. Aunque en forma previa se dio una serie de
acontecimientos como los mencionados anterionnente, y se
fueron sentando bases para lo que habría de surgir, el
cumplimiento de la profecía de Joel tocante al Espíritu Santo.
marca el inicio de la iglesia (JI 2.28-32; Hch 2. 16-21).
Pentecostés era una de las tres grandes fiestas anuales
establecidas por Dios para su pueblo. La palabra significa
"quincuagésimo día". Se daba entre mayo y junio, cincuenta
días después de la Pascua. Son términos sinónimos la fiesta de
las semanas, la fiesta de las primicias y la fiesta de las
cosechas (Dt 16.10; Nm 28.26; Éx 23.16).
Para esta fecha 120 seguidores de Jesús estaban reunidos.
Ellos "perseveraban unánimes en oración y ruego" (Hch
1.14-1 S) . Lo hacían en expectante obediencia a la orden del
maestro al final de su ministerio terrenal: "He aquí, yo enviaré
la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros
en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder
desde lo alto" (Le 24.49).
El capírulo 2 del libro de los Hechos de Jos Apóstoles narra
un acontecimiento sobrenatural , que no sólo abarcó a los 120,
sino a tres mil personas que aquel día recibieron Ja gracia del
nuevo pacto y empezaron a experimentar sus bendiciones.
Como Jo indica el pasaje, había judíos y prosélitos reunidos
en Jerusalén, no sólo de las regiones inmediatas, sino de
lugares tan lejanos como Mesopotamia, Asia y África.
Muchas de estas personas, debido a la persecusión desatada a
los pocos días con motivo de la muerte de Esteban, fueron
semilla de la nueva fe y fundadores de la iglesia en muchos
lugares (Hch 2.9-11; 11.19-21).
En realidad Pentecostés, en conformidad a su significado
original, vino a ser una verdadera fiesta de la cosecha de los
primeros frutos. Lo fue en un sentido diferente al tradicional
judío. La cosecha era del Señor de la mies, del Señor que
16
Raíces históricas de la iglesia

contrató obreros para su campo, del Hijo del dueño de la viña


que fue despreciado y mue1io por los labradores, del Hijo de
Dios que se entTegó a sí mismo por los pecados del mundo.
Conforme a la profecía de Isaías, el que ahora estaba a la
diestra del Padre, empezaba a ver "el fruto de la aflicción de
su alma"; por "su conocimiento" estaba justificando a
muchos y quitando las "iniquidades de ellos" (Mt 21.33-46;
20.1-16; Is 53.l 0-11). Los primeros frutos eran personas que
creían que Jesucristo era el hijo de David, el Cristo, el Señor y
Salvador.
Pero Pentecostés fue algo infinitamente mayor e
inesperado. Lo que trajo no fue sólo la experiencia de las
lenguas de fuego y la ágil comunicación de la fe como lo
vivieron los 120 y muchos más. Recibieron un nuevo corazón
y un nuevo espíritu; se les quitó de sus vidas el corazón de
piedra y recibieron un corazón de carne. Además recibieron el
Espíritu mismo de Dios para poder andar en sus estatutos,
guardar sus preceptos y ponerlos por obra. Esta fue la
experiencia que vivió en un principio la primera iglesia
cristiana de Jerusalén, conocida por muchos como la "iglesia
primitiva" (Ez 36.25-27; He 7.20-28; 8.8-13; Hch 2.43-47;
4.32-35).
Pentecostés en este sentido no es simplemente un día del
calendario religioso común, sino una fecha extraordinaria en
la cual Dios, en la persona de su Santo Espíritu, viene en
forma permanente a las personas que acatan el llamado de
Dios en Cristo Jesús. Es lo que Pablo llamó "el misterio que
había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora
ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a
conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gen-
tiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria ..." (Col
1.26-27). Pentecostés es nada menos que Dios entre los hom-
bres de buena voluntad, y Dios habitando en las personas que
acuden al llamado de su Hijo.
17
La iglesia en que sirvo

Así empieza 1a iglesia cristiana. Y así queda marcada su


vida y su misión.

4. LAS PRIMERAS IGLESIAS CRISTIANAS


El desarrollo de este capítulo, como del resto del libro, está
enmarcado fundamentalmente en los datos que nos ofrecen
las páginas de la Biblia. De manera que en los siguientes
pám1fos, presentaré las iglesias acerca de las cuales tenemos
referencias en el Nuevo Testamento y no en otros documentos
histórjcos. En esta sección haré sólo una mención general de
las congregaciones, ya que e l desarrollo de los capítulos
siguientes nos llevará a considerar aspectos particulares de
e llas.
Las referencias bíblicas que tenernos nos indican que se
fonnaron iglesias cristianas, primeramente en Jerusalén (Hch
2.37-47: 15.4). Después de cierto asentamiento de esta
congregación, en forma quizá simultánea, o velozmente
sucesiva, corno reacción en cadena, encontramos iglesias en
Samaria, Judea, Galilea, Damasco y Fenicia. Esto se dio
como resultado del esparcimiento de los cristianos debido a la
persecusión de Saulo y de las autoridades religiosas judías
(Hch 8. IA,5; 9.19; 15.3).
Son muy pocas las referencias que tenemos sobre el
establecimiento de las primeras iglesias en dichas regiones.
De Samaria sabemos que no sólo en la ciudad misma se
anunció el evangelio y se estableció una congregación, sino
que por haberse predicado en "muchas poblaciones" es de
presumir que también en ellas se formaron ig1esias. En modo
semejante ocurrió en la región de Judea y Samaria. Sabemos
que después de cierto tiempo dichas iglesias "tenían paz por
toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en
el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el
Espíritu Santo'' (Hch 9.31 ).
Luego hay una serie de congregaciones de las cuaJes
tenemos más datos. Son las de Antioquía de Si1ia, Antioquía
18
Raíces históricas de la iglesia

de Pisidia, Listra, Derbe, lconio, Fi1ipos, Tesalónica, Berea,


Atenas, Corinto. Éfeso, Troas, Roma, GaJacia, Calosas,
Esmima, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia. Laodicea y
Creta.
San Pablo expresó su inmenso regocij o al decir "todo lo he
llenado de l evangelio de Cristo" (Ro. 15 .19). Él vivi ó varios
años en su lugar de origen, Tarso, donde se supone, su
testimonio y labor deben hab er desarrollado alguna
congregación, acerca de la cual no tenemos referenci a. Hasta
el día de hoy en España piensan que San Pablo visitó sus
tierras y existe una ruta que supuestamente siguió. Sin em-
bargo, bíblicamente, Lo único que sabemos es que él tenía Ja
intención de visitarla (Ro 15.24).
Al igual que dichos ejemplos, el apóstol Pedro escribe a los
"expatri ados de la dispersión" en varios lugares. Lo mismo
hacen Santiago, Juan y Judas. Es de suponer que igualmente
lo hici eron pensando en congregac iones cri stianas que,
debido a persecuciones, estaban integradas en modo muy
rudimentario basándose en el principio de que "donde están
dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio
de ellos" (M t 18.20).
Sorprende que en un lapso cercano a los 60-70 años, del
grupo inicial establecido en Jerusalén, la iglesia se extendiera
por tantos lugares en forma tan rápida, teniendo en cuenta las
dificultades, persecuciones, falta de recursos económicos y
falta de buenos medios de locomoción. Así se pone en
evidencia el cumplimiento del mandato del Señor de que su
evangelio partiera de Jerusalén hasta Jo último de la tierra. Y,
además, que el poder recibido por el Espíritu Santo como una
experiencia transformadora de la vida y capacitadora para
testificar, era e l e lemento vital para el avance del evangelio y
el desarrollo de la iglesia.

19
La iglesia en que sirvo

5. CONCLUSIONES
Con base en los elementos que han sido expuestos,
considerados como raíz histórica y bíblica de la iglesia
cristiana, cierro este capítulo con una serie de
consideraciones o conclusiones generales.
( 1) En primer lugar, para quienes hemos creído que Dios ha
hablado a la humanidad, tanto por medio del Señor Jesucristo,
como de la palabra escrita que tenemos en la Santa Biblia,
tenemos que reconocer claramente lo siguiente: La iglesia no
aparece en el mundo como un accidente más de la historia o
como un simple resultado en la conjugación de fenómenos
puramente humanos, económicos o culturales. La iglesia no
es el producto de una mentalidad formada alrededor de mitos,
leyendas o ingenuas creencias.
La iglesia es el producto del sentir, del pensar y del actuar
manifiestamente intencionados de Dios en el mundo, en su
preocupación por la redención, regeneración, protección y
destino eterno de sus criaturas racionales. El la constituye una
parte fundamental en el desarrollo total del plan pensado y
dirigido por Dios mismo.
Cualquiera que haya decidido seguir la fe de Jesucristo, y
quien comprenda que su vocación cristiana es un llamado a
servirle, debe armarse primeramente con estos pensamientos.
Pues "no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el
Espíritu de Dios". Tenemos ahora la "mente de Cristo". Por Jo
cual debemos acomodar "lo espiritual a lo espiritual" (1 Co
2.12,13,16).
Comprendemos que algunas de las experiencias tocante a
la iglesia cristiana no son las mejores ni las más acordes con lo
que Dios espera y busca de ella. Pero esto de ninguna manera
debe hacernos perder de vista su más íntima realidad, y que
debe ser la que inspire y mantenga nuestras mejores actitudes
y acciones hacia ella. Nuestra identificación con el proyecto
de Dios en Cristo y en su iglesia debe instamos, por un lado. a
bendecir a l Señor por su misericordia. y por otro, a
20
Raíces históricas de la iglesia

disponemos a ser factores que permitan a Ja iglesia ser lo que


Dios se ha propuesto que sea.
(2) La iglesia viene a ser el producto de un genuino "soplo"
divino, al ser el Espíritu Santo mismo quien la inicia, la alienta,
y la sostiene. No se puede entender, entonces, a la iglesia aparte
de esa presencia, acción, aliento y dirección. Por la fe en Jesús.
por el bautismo en agua y por el bautismo en un solo Espíritu,
hemos sido incorporados a la iglesia (2 Co 3. 17).
De manera que cuando se quiere ver a la iglesia únicamente
como organización, o como parte de la historia o de algunas
sociedades, primeramente debemos preguntar cuál es el lugar
que el Espíritu Santo tiene en ella y en qué medida la está
animando. Porque ciertamente la iglesia en sus muchas
expresiones, una y otra vez se ha desviado o ha perdido su
objetivo. Pero también una y otra vez el mismo Espíritu la ha
vuelto a vivificar. Cualquiera que sea la orientación teológica
que e1 estudiante de la Biblia y servidor del Señor en la iglesia
tenga, debe entender que si e1 Espíritu de Dios no tiene el
lugar que le corresponde, ella no podrá ser lo que Dios, y no
los hombres, se ha propuesto que sea.
(3) La iglesia está formada por personas y es para las perso-
nas. Para ellas es el nuevo pacto y 1a nueva comunidad de
creyentes.
Aunque este factor parece una repetición de cosas muy
conocidas, sin embargo la historia de la iglesia, posterior a la
época apostólica, indica cJaramente que el objetivo muchas
veces se cambia. Se cambia por intereses económicos,
políticos, militares, personales, colectivos o institucionales.
Y hay que estar en guardia constantemente contra esto.
Dios busca hombres y mujeres. La iglesia, fonnada por
estos, debe seguir buscando hombres y mujeres para que
entren e n toda la experiencia del nuevo pacto hecho posible
por su mediador, nuestro Señor Jesucristo.
21
La iglesia en que sirvo

(4) Si bien en los rasgos histó1icos destacados vemos que en el


plan divino las personas juegan un papel de trascendental
importancia, hay que ver que lo son, no únicamente como el
objeto del amor de Dios, sino como sujetos o agentes activos
de una importante acción divina en el mundo. La iglesia
recibe Ja bendición djvina. Pero ella debe moverse, debe ir,
debe agilizarse para que la bendición divina llegue por su
medio a más personas. Por esto algunos dicen que la iglesia es
misión, es tarea, es acción. Y esto plantea también serias
inquietudes cuando las congregaciones cristianas se vuelven
estáticas, sólo buscadoras de bendición, sin entrar en un serio
y permanente compromiso con su Señor y con los seres que la
necesitan.
Lo anterior atañe en forma muy especial a quienes tienen
funciones de liderazgo en las iglesias. Porque cuidar y guiar al
rebaño no es solamente aJimentarlo y procurar que esté bien.
Es guiarle para que dé lana, carne y leche. Dicho en los
términos de Jesús respecto aJ reino de Dios. "para que
produzca los frutos de él" (Mt 2 1.43).
¡Es un privilegio indescriptible conocer el nuevo pacto y
formar parte del plan divino por medio de la ig lesia!
¡Armémonos con estos pensamientos!

22
2

LOS FUNDAMENTOS
DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN
Entre las diferentes figuras que son empleadas en el Nuevo
Testamento para describir a la iglesia de Jesucristo, tres de
ellas plantean un asunto de capital importancia. Son las
figuras del templo, del edificio y de la planta. Estas suponen
una realidad: deben tener un fundamento, cimiento o raíz.
La base o la raíz es lo que está por debajo de la tierra.
Permanece prácticamente invisible pero sin ella no puede
erigirse lo visible. El fundamento o raíz debe ser adecuado y
proporcional al volumen, peso y forma del edificio o árbol. El
cimiento es lo que garantiza la estabilidad de lo que se
construye encima.
Desde otra perspectiva se dice que el fundamento o base
real de la iglesia es el sistema económico sobre el cual se
levanta todo el edificio de la religión y por lo tanto, de la
iglesia. Este es el típico acercamiento que procede de la
ideología marxista y de la sociología que ella fundamenta,
desde la cual se acusa a la iglesia de ser un simple producto deJ
sistema económico capitalista. Este tipo de explicación se
encuentra ampliamente difundido en nuestro continente y ha
sido empleado aun por personas y grupos que se dicen ser
cristianos.

23
La iglesia en que sirvo

También en el inte1ior mismo de la iglesia se dan procesos


y experiencias que a menudo hacen pen sar que algunos de sus
dirigentes parecen desconocer por completo cuál es la
verdadera base sobre la que se asienta la iglesia y cuáles son
las implicaciones o consecuencias de esto. Por ello a menudo
los "edificios se desmoronan" fácilmente porque han sido
asentados sobre las arenas de personas, de ideas que surgen al
calor de circunstancias, de Ja interpretación de éstas, o de
intereses muy variados.
Jesús dijo que él edificaría su iglesia, y él mismo puso su
fundamento.
Los apóstoles reconocieron tal cimiento, y sobre él,
fielmente, empezaron a levantar algo que no ha podido ser
destruido (1 Co 3. J 1; 1 P 2.4-8). A los cristianos del final del
siglo XX, y a los que estén en el XXI, si el Rey aún no ha
regresado, les corresponde la mi sma tarea y responsabilidad:
conocer la base y raíz de la iglesia, no sustitui rla, no alterarla,
sino reafirmarla y sobre ella edificar ardua y confiadamente.
Si así procedemos, no trabajaremos en vano, pues Dios
edificará al lado de sus constructores (Sal 127.1-2).

1. IGLESIA: ¿QUÉ SIGNIFICA?


El térrnjno iglesia tiene en la Biblia varios significados,
tanto a partir de su empleo en el idioma griego del Nuevo
Testamento, como en el hebreo del Antiguo.

(1) Uso en el Antiguo Testamento.


La palabra aparece unas cien veces y es traducida como
"congregación", "asamblea" o "compañía". Se refiere a las
asambleas constituidas para hacer un mal consejo (Gn 49.6;
Sal 26.5). También se emplea para asuntos civiles, como en el
caso cuando los ancianos se remúan para discutir un asunto
civil importante, para coronar un rey, etc. ( 1 R 12.3; Pr 5. 14),
o bien con fines de guerra (Nm 22.4; Jue 20.2), con fines de

24
Fundamentos de la iglesia

adoración o para referirse a una asamblea de ángeles (2 C r


20.5; Sal 89.5).
(2) Uso en el mundo griego secular.
La palabra iglesia se refería a una asamblea legislativa o
reunión. Significa " llamar fuera". También describe una
reunión tal como la situación de alboroto presentada en Hch
19.32-39. Así en la mentalidad griega dicho término no tenía
una implicación religiosa.
(3) Uso teológico en el Nuevo Testamento.
La mayoría de las referencias indican dos sentidos básicos
de la palabra iglesia. Uno es la congregación de cristianos que
se reúne en determinado lugar. Son los casos citados en Jos
Hechos de los Apóstoles o bien en las epístolas cuando dice
"la iglesia en Jerusalén", o "las iglesias tenían paz por toda
Judea ...", o "la iglesia de Dios que está en Corinto", o "a las
iglesias de Galacia", o "a todos los santos en C1isto Jesús que
están en Filipos, con los obispos y diáconos", etc.
Este sentido es el que en nuestro mundo latinoamericano
conocemos comúnmente como la "congregación local". La
mayoría de los documentos apostólicos fueron dirigidos
precisamente a estos grupos o iglesias. Y es a partir de estos
núcleos donde se da la más palpable realidad de lo que es la
iglesia de Jesucri sto, pues no sólo se reúnen los que tienen una
fe común y expe1iencia en el Señor, sino que llevan a cabo los
propósitos que él les ha señalado.
En el sentido evangélico entendemos que el punto vital , la
fuerza mayor de lo que es la iglesia, se da precisamente en Ja
congregación local. Por lo cual ella tiene una importancia
extraordinaria. Y toda persona que trabaje en la obra del
Señor debe entender que el interés de Dios está dirigido
primordialmente hacia ese núcleo humano. Y esto debe
determinar, en consecuencia, la valoración, interés y cuidado
que debemos prestarle a nuestra congregación.
De la misma manera en el Nuevo Testamento se presenta el
otro sentido de la iglesia: Es su expresión universal. Es la

15
La iglesia en que sirvo

visión de Ja totalidad de congregaciones o iglesias en un Jugar,


región, país o mundo entero. Incluso se habla de esa
congregación total que ha existido en todos los tiempos y
lugares, a Ja que se da el nombre de cuerpo nústico de Cristo o
iglesia triunfante.
En este amplio contexto bíblico, la iglesia es más que la
congregación local. Y aunque ésta sea el primer foco de
nuestra atención, lógicamente porque allí participamos.
jamás podemos dejar de percibir el todo. Tampoco podemos
perder de vista el modo en que afecta Ja vida y misión de las
congregaciones locales Ja imagen que se va proyectando de lo
que es la iglesia de Jesucristo en su sentido más amplio.
En realidad el Nuevo Testamento nos presenta ambos
conceptos como parte de Ja realidad de la iglesia, a la cual
debemos comprender y sometemos. O sea. que uno y otro
deben ayudarnos a detenninar actitudes y acciones. No existe
la iglesia universal sin las iglesias locales. Igualmente, las
iglesias loca les deben adrrútir que hay algo mucho mayor que
ellas, que es la iglesia universal, aunque ella no exista en
fonna de una gran organización, pero sí como el cuerpo de
Cristo.
Cuando se toma conciencia de esto, se aprende a darle la
importancia necesaria a la iglesia local, y paralelamente,
aprendemos a ver, amar y respetar a las otras congregaciones
c1istianas. Y en vez de entrar en conflictos aprendemos a
colaborar, puesto que edificamos un solo organismo y,
figurativamente, preparamos a una sola novia para sus bodas
con el Cordero (Ef 4.1-6; 5.25-27).

2. FIGURAS DE LA IGLESIA
El Nuevo Testamento presenta a la iglesia bajo una serie de
figuras o sím bolos. Ellos aclaran lo que Dios piensa de ella y
lo que los cristianos deben disponerse a realizar. Las figuras
más importantes son las siguientes.

26
Fundamentos de la iglesia

(1) Un c1te1po.
Es sumamente importante esta pers¡pectiva que aparece en
las cartas a Jos Romanos , Corintios, Efesios y Colosenses. En
Romanos plantea Ja multiplicidad de miembros, personas,
que al estar en Cristo forman un cuerpo, por lo cual son
miembros Jos unos de los otros (Ro 12.4,5). Esta misma idea
di scurre en los otros pasajes.
Pero se señala además que dicho cuerpo se Fonna por la
incorporación de personas las cuales, al creer en C1isto Jesú s
como Salvador y Señor, son bautizadas "en un cuerpo" ( l Co
12.12-13). La cabeza de este cuerpo es Jesucristo y él da
dones o capacidades por su Espíritu Santo para que cada uno
tome parte activa en la edificación de diicho cuerpo. Al mismo
tiempo se establece que esa realidad espiritual que vive el
cristiano, le impone toda una nueva fonna de verse a sí mismo
y de ver a sus hermanos, no importa la raza, nacionalidad,
sexo o cultura. Por consiguiente, debe desarrollar toda una
nueva manera de relacionarse (Ro 12.3-5 , 6-7, 9-16; 1 Co
12.1-11, 12-26, 27-31 : 14.1-40; 1 P4.IO; Ef4.ll-16; Gá
3.27-28; Col 3. 11 ).

(2) El edificio.
Jesús anunció que él edificaría su iglesia (Mt 16.18). Él
hablaba a judíos para quienes el templo de Jerusalén era una
realidad objetiva. Acerca de las jgJesias en Judea, Galilea y
Samaria se afirma que eran edificadas (Hch 9.31). A los
cristianos se les insta a edificar ( 1 Co 3.10, 12; 8.1 ; 10.23;
14.4, 17; Ef 2.22; 4.16; 1 Ts 5.11; 1P2.5; Jud 20), lo que nos
conduce a ver a la iglesia como un edificio que se va
construyendo día a día hasta Ja venida del Señor.
El edificio tiene su plan trazado por el arquitecto; tiene su
fundamento, el cual es prácticamente invisible y sostiene todo
lo visible. Igualmente tiene sus edificadores que deben
sujetarse a lo planeado a fin de que resulte en "un templo santo
en el Señor" (Ef 2.2 1).

27
La iglesia en que sirvo

(3) La planta.
San Pablo emplea la figura de una planta que es sembrada
por alguien, regada por otros, pero cuyo crecimjento proviene
de Dios (l Co 3 .6-9 ). Puede ponerse al lado de lo anterior el
relato de la vid verdadera, en la cual el Padre es el labrador,
Jesús es e l tronco mismo y los cristianos los pámpanos (Jn
15.1 - 17 ). Y aun en un sentido mús amplio Pablo retoma el
concepto y lo aplica a judíos y gentiles cuando habla del olivo
en el cual unos son parte natural y han sido cortados y otros
injertados (Ro 11.23-34). En esta figura se destaca la idea de
unidad y permanencia para ser alimentados y llevar el fruto
reque1ido.
(4) La esposa.
En este acercamiento se destaca por un lado la relación de
Cristo con su iglesia que es de entrega incondicional a fin de
santificarla y presentársela "gloriosa, que no tuviese mancha
ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha" (Ef 5.25-27). De lo anterior se desprende que la
iglesia debe ser fiel a su esposo, debe amarlo y obedecerlo.
(5) El rebaíio.
Jesús se presentó a sí mismo como el buen pastor que da su
vida por sus ovej as. Evidentemente se refirió a su pueblo
Uudíos) pero también dijo "tengo otras ovejas que no son de
este redil (gentj]es); aquéllas también debo traer, y oirán mi
voz; y habrá un rebaño, y un pastor" (Jn 10.1-1 1, 16). A los
dirigentes en Ja iglesia se les llama pastores y a Cristo el gran
pastor y príncipe de los pastores (Ef 4.11 ; He J 3.20 ; 1 P 5.4 ).
Aquí se destaca la idea del cuidado que Jesús tiene sobre su
iglesia, pero igualmente la obediencia y seguimiento que ésta
le debe.
(6) Nacióll y reino.
Aunque esta es la idea judía tradicional, es retomada por el
apóstol Pedro para indicar que la iglesia en otro sentido es un
" linaj e escogido , real sacerdocio, nación santa, pueblo

28
FLJ'ndamentos de la iglesia

adquirido por Dios" ( 1 P 2.9-10). L;a idea es mucho más


amplia y diferente porque es un puelblo sin tenitorio pero
formado con gente de muchos pueblos, razas, culturas y
lenguas; es un reino de sacerdotes., ya no para ofrecer
animales en sacrificio sino para anunciar las "virtudes de
aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" y para
"ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio
de Jesucristo'' ( 1 P 2.5; Ro 12. 1). Evide:ntemente se destaca la
dignidad del pueblo de Dios en virtud de su relación con
Cristo, al mismo tiempo que su responsabilidad.

3. LA EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
Las figuras anteriormente expuestas son mucho más que
simple retórica. Ellas indican el modo como Dios ve a su
iglesia, la importancia que Je da y al mismo tiempo las
actitudes que los cristianos como sus integrantes deben tener
hacia ella.
Los símbolos empleados hablan claramente de un djseño o
modelo, o sea de lo que Dios tiene en mente y qué es lo que
toca a los cristianos seguir y construir y, muy en particular, es
una señal clara a los dirigentes de cómo deben proceder. Así
como a Moisés Dios le advirtió: "Mira, haz todas las cosas
conforme al modelo que se te ha mostrado en e l monte",
igualmente el Señor espera que sus ministros y todos los
cristianos plantemos, edifiquemos y organicemos al pueblo
conforme a los modelos mostrados (He 8.5).
De allí que los dirigentes somos instados a "perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio", responsabilidad que
debe ser tomada muy en serio para que el pueblo de Dios sea
un pueblo no sólo santo sino activo y compromet ido en el
servicio (Ef 4. 12). Por otro lado, se nos exhorta que al edificar
"cada uno'' lo haga con un alto sentido de responsabilidad y
cuidado. Por lo que se habla de usar los mejores materiales,
aquellos que resisten la prueba del fuego como el oro, la plata
y las piedras preciosas ( 1 Co 3. 12- 15),. De todo lo anterior. y

29
La iglesia en que sirvo

lo que se dirá más adelante, toma sentidlo el título de este curso


LA IGLESIA EN QUE SIRVO que tampoco es una simple
expresión literaria, sino más bien la realidad que debe
caracteiizar a los que tomamos parte en ella.

4. LA PIEDRA FUNDAMENTAL DE LA IGLESIA


He mencionado ya que las figuras de la iglesia no son
simplemente retóricas u ornamentales. La Biblia no
desperdicia palabras ni ideas. Cuando llegamos a considerar
el aspecto de qué o quién es fundamental en la iglesia,
tampoco entramos en otra forma Uteraria interesante, sino en
la verdad que le da sostén y realidad al Cuerpo de Cristo. Y
aunque este fundamento fue puesto hace dos mil años, sin em-
bargo debe ser materia de constante reflexión y evaluación en
cada iglesia local, para ver si d iic ho fundamento es
pem1anentemente reconocido o si estü siendo sustituido por
otro.

(1) Dos esh·atos básicos.


La lectura del Nuevo Testamento nos pe1mite entender que
el gran edificio que es la iglesia, y que se está construyendo en
el tiempo y el espacio, posee como fundamento dos estratos
básicos.
El más profundo, una roca sobre la que se asienta todo.
¿Qué o quién es el la? La iglesia cristiana evangélica sostiene
que la roca es Jesucristo mismo. ¿De dónde procede tal
aseveración?
Primeramente Jesús dijo a sus discípulos "y sobre esta roca
edificaré mi igles ia" (Mt 16. 18). Alrededor de este pasaje hay
un gran a ltercado principalmen te entre católi cos y
protestantes. La iglesia católicorromana insiste que la roca es
Pedro. Pero si seguimos e l principio exegético de que la
Biblia se explica a sí misma, encontrarnos que, por un lado, la
roca a la cual se refirió Jesús en aquella declaración, es la
respuesta que Pedro dio a la pregunta de Jesús: "¿Qu ién dicen

30
Fundamentos de la iglesia

los hombres que es el Hij o del Hombre?": "Tú eres el Cristo,


el Hijo del Dios viviente" (Mt 16.13,16). O sea que la
respuesta es Jesús, Hij o de Dios y Ciisto o Mesías.
El concepto de Cristo como roca no se fundamenta
capiichosamente. La expl icación de la Biblia va en ese
se ntido. Simbólicamente en Éxodo se habla de la roca
golpeada, de Ja cual brotó agua abundante para el pueblo.
Posteriormente San Pablo afirma que se trata de Cristo (Éx
17.6; Nm 20.8; 1 Co 10.4).
En e l libro de Daniel, por el sueño del rey Nabucodonosor,
sabemos que la gran imagen representativa de todo lo que el
hombre ha creado (podríamos Jlamarlo la civilización univer-
sal de todos Jos tiempos) , es destruida y desmenuzada por una
piedra que venía de fuera de la tiem1, y que ella fue hecha un
gran monte que permanecería para siempre (Dn 2.31-35,
44-45 ). Entendemos que se refiere no sólo a Cristo sino a su
reino.
También coi nciden perfectamente con esto las referencias
de los Salmos y del profeta Isaías al hablarnos de una roca,
cuyo sentido es claramente definido tanto por Ciisto, como
por los apóstoles Pedro y Pablo. Sin duda ellas dicen que se
trata de Cristo Jesús (Is 28.16; Sal 118.22; 18.3 1; Mt 21.42;
Hch 4.11 ; Ro 9.33; l P 2.4-6).
El segundo estrato, hacia arriba, son los "apóstoles y
profetas" (Ef 2.20). ¿Por qué es así? Porque ellos tu vieron el
privilegio de iniciar la iglesia, tanto entre judíos como entre
gentiles. Luego porque, habiendo sido inspirados por el
Espíritu Santo, los apóstoles nos recordarían todo lo que Jesús
dijo y nos ofrecerían por escrito la verdad de Dios. Bajo el
ministerio de los apóstoles el Señor nos puso en forma
permanente no sólo el relato de la vida y obra de Jesús, sino la
interpretación correcta de ella y su aplicación en la vida de las
personas y de las iglesias c1istianas. Es 10 que Ju das denomina
Ja "fe que ha sido una vez dada a los santos" (Jn 14.26; 16. 13;
2 Ti 3. 16-17 ; 2 P 1.19- 2 1; Jud 3). Por esto en la visión

31
La iglesia en que sirvo

apocalíptica la nueva Jerusalén aparece con un muro de doce


cimientos "y sobre ellos los doce rnombres de los doce
apóstoles del Cordero" (Ap 21. J4 ).
(2) Cristo como piedra fundamental.
¿En qué manera es Cristo Ja piedra, no sólo de la iglesia en
su sentido universal, sino de la congregación local ? Juzgo que
esta pregunta es esencial para el buen desarrollo del cuerpo de
Cristo, ya que la historia muestra cuán fácilmente los
teólogos, predicadores y creyentes, se apartan de la verdad
central que sostiene a la iglesia. Sefialaré algunos de los
conceptos más importantes.
Primeramente, C1isto debe ser reconocido en todo tiempo
y lugar como la suprema expresión de] amor divino hacia la
humanidad. No hay otro don tan precioso ni forma tan grande
con la que Dios pudo haber mostrado su bondad hacia la raza
humana, si no por medio de su Hijo Jesucristo (Jn 1.18; 3. 16;
Ro 5.8; 2 Co 8.9; He 10.5-10; 1 Jn 4.9).
En segundo lugar, Jesucristo establece el hecho de que la
iglesia existe por causa de un acto milagroso, la encarnación
de Dios. Este aspecto es básico; no puede ser negado. Puede
haber algo que se llame iglesia o cristianismo pero si no parte
de este aspecto fundamental se constituye en un grupo
humano cualquiera como lo es un club, un sindicato o
sociedad. La iglesia se funda en este hecho, y se sostiene
permanentemente en su afirmación y anuncio al mundo ( 1 Ti
3.16; Mt 1.18-23; Jn 1.1, 14-16; Fil 2.5-11; 1Jn2.22; 4.2; 2 Jn
7).
En tercer lugar, Jesucristo se constituye fundamento de la
iglesia en el sentido que él es nuestro maestro y modelo por
excelencia. Su vida, su labor, su conducta y su enseñanza no
sólo deben ser estudiadas, conocidas y aprendidas, sino que
deben ser tomadas como la verdad última y suprema en el
mundo y a la cual debemos aferramos, aun cuando existan
muchas otras alternativas. Ella debe ser la meta de todo
cristiano, a fin de que crezcamos a su semejanza y a la medida

32
Fundamentos de la iglesia

de su estatura (Jn 13.13-14; Mt 10.24-25; 2 Co 3.18; Ro 8.29;


Ef 4.3; Fil 3.8-14).
Lamentablemente muchas veces este fundamento es
puesto de lado, o se le da poco énfasis cuando en las
congregaciones tienen prioridad reglamentos, características
denominacionales y asuntos externos que conforman la
identidad cristiana. El más hondo sentir del Nuevo
Testamento es que debemos proponer y enseñar a Cristo, no
sólo como el Salvador, sino como el modelo del nuevo hom-
bre y nueva mujer, a partir de la conversión (2 Co 5.17; Ef
4.22-24; Col 3. 10-11 ). Esto es lo que se define como "hacer
discípulos", "enseñándoles que guarden todas las cosas que
os he mandado" (Mt 28.19-20; Jn 8.31-32).
En cuarto lugar Jesús es la base de la iglesia por su
sacrificio voluntario por el pecado de la humanidad, a fin de
que pudiéramos tener un camino de reconciliación con Dios,
de perdón de nuestros pecados, de regeneración espiritual y
de esperanza de resurrección y vida eterna. Dicha obra
expiatoria que fue un acto cargado de debilidad, de
humillación y de vergüenza pública, según la mente del
mundo, es el acto central en Ja Biblia, el mensaje básico y
auto1itario de Ja iglesia al mundo, el cual se convierte, a pesar
de su debilidad, en su gran poder (Is 52.13-53.12; Jn 1.29; Le.
24.44-47; Hch 2.22-36; 3.13-21 ; 1Co1.17-25; He 7.22-28;
9 .11 -14,22-28; 10.1 - 18).
En quinto Jugar Jesús es el fundamento de su iglesia con su
resurrección, pues por ella vino a ser la esperanza de quienes
mueren en el Señor. Por lo cual Ja muerte no sólo ha perdido el
poder de su ponzoña y los creyentes son liberados del temor a
e lla, si no que surge gloriosa la seguridad de que
resucitaremos para vida eterna con un cuerpo semejante al del
Cristo resucitado. Así él ha venido a ser el primogénito entre
los muertos y entre muchos hermanos (Hch 2.31; 4.2,33;
23.6; 24.15; 1Co15.1-8,12-50; 8.29; Ap 1.5; He 2.14-15).

33
iglesia en que sirvo

En sexto lugar la iglesia se asienta sobre Jesucristo en el


sentido que debido a su triunfo en Ju obra redentora, ascendió
a los cielos y se sentó a la diestra del Padre. Desde allí actúa
como Señor en los cielos y en Ja tierra, Pastor de su iglesia y su
único mediador y abogado. Por medio de él tanto los
pecadores no arrepentidos pueden tener acceso al Padre para
obtener perdón y vida nueva. como también los cristianos,
pecadores regenerados y en vía de santificación. podemos
obtener perdón. misericordia, ayuda y victoria contra e l
diablo, el poder del mundo y la fuerza de las propias pasiones
(Mt 28.18; Hch 2.36; 1.9-11; He Ll-2; 1 Jn 1.7,9; 2.1-2;
3.6-9; 5.4-5).
Finalmente, Jesucristo es e l fundamento de la iglesia, por
cuanto en él, como Señor que regresarü, se resume la
aspiración suprema de ver reinar la justicia. la paz, el amor y
la reconciliación en todo el orbe. Y aunque hay diferencias de
comprensión acerca de si lo harú antes o después de la
tribulación, o antes o después de otros acontecimientos. e l
Nue\lO Testamento es unánime en cuanto a que él regresará.
Su regreso no será ya como el siervo sufriente de Isaías,
sino como el Hijo del Hombre de Daniel a quien "le fue dado
dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones
y lenguas le sirvieran; su dominio es eterno, que nunca pasará,
y su reino uno que no será destruido". Quien regresará sení el
que cabalga sobre un caballo blanco, que se llama "Fiel y
Verdadero. y con justicia juzga y pelea" . Es el Verbo de Dios
que herirá a las naciones, y "Él las regirú con vara de h.ierro'',
pues es "Rey de reyes y Señor de señores" (Mt 24.29-31; Hch
1.11: 1Ts5.1-1 l; 2 Ts 2.1-12; Col 1.20; Dn 7.13-14; Ap
19.11-16; 22.7,12,20).
Esta esperanza es cierta porque se fundamenta en la
promesa de Dios y no en una utopía, sueño, artificio
ideológico o político pensado por el ser humano. Por ello la
ig lesia debe aprender en todo tiempo y lugar a juzgar Loda

34
Fundamentos de la iglesia

esperanza que se proponga a la humanidad y pem1anecer fiel


y anunciar al mundo la esperanza di vina.
De manera que Jesucristo no es pura la iglesia un simple
recuerdo histórico, o materia de una reflexión teológica sobre
cosas que pasaron hace dos mi 1 años. El sentido verdadero es
que habiendo dado su vida, y en base a su obra y sus palabras.
la iglesia y sus líderes que toman esto se1iamente, y lo hacen
el centro de su vida, de su mensaje y su enseñanza, están
verdaderamente fundados sobre la roca. Las demás son casas
asentadas sobre la arena (Mt 7.'.21-29).

5. EL FUNDAMENTO APOSTÓLICO
Anteriormente vimos que la base de la iglesia tiene dos
estratos: la roca fundamental que es Cristo, y sobre él los
apóstoles que son los ministerios de más amplitud citados en
la carta a los Efesios (Ef 4.11 ). ¿Qué razones hay para pensar
en la función de cimiento que juegan los apóstoles en la
iglesia?
( 1) La relación que tuvieron con Jesús durante su ministerio
te1Tenal. Él pasó una noche en oración, luego llamó a los que
él quiso, primeramente para que "estuviesen con él", luego
para "enviarlos a predicar", y finalmente para "que tuviesen
autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera
demonios". Fue su círculo más cercano (Mr 3. 13-15).
A ellos les reveló secretos que no eran para otros: les llamó
"amigos"'; les prometió enviarles un sustiluto igual que él, el
Espí1itu Santo, para que les acompañara y les guiara a toda la
verdad; les indicó que en su gloria, los doce se sentarían sobre
doce tronos para juzgar a las tribus de Israel; y finalmente, les
confinnó su confianza y misión después de su crucifixión y
resurrección (Mt 13.11 ; Jn 15.14-16; 14.16-18, 26; 16.7,
13-15; Mt 20.28; 28.18-20; Mr 16. 14-20; Le 24.44-49; Jn
20.2 J-23; Hch 1.6-8).

35
La iglesia en que sirvo

=
@NUMERED HEADING (2) Los apóstoles por todo lo
anterior son considerados como testigos oculares y
presenciales de la vida y obra de Jesús, desde que empezó su
ministerio, pasando por la cruz, la resurrección y s u
ascensión. Este dato es fundamental y es empleado como un
argumento importantísimo ya que le da validez histórica al
hecho milagroso de nuestra redención (Le '.24.48; Hch 1.8 22;
2.32; 3. 15; 5.32; 13.31; 1 p 5.1).
(3) Igualmente el grupo de los doce, habiéndose nombrado a
otro después de la traición de uno de ellos, fueron testigos por
su propia experiencia del de1nmamiento del Espíritu Santo el
día de Pentecostés. Con ello, se dio el cumplimiento de
profecías del Antiguo Testamento, profecías de Juan e]
Bautista y promesas de Jesús mismo, lo que venía a confirmar
la urgencia e importancia de la tarea que debían emprender (11
2.28-32; Le 3.16; Jn 14.16; Le 24.49; Hch 1.8; 2.1-2 1;
4.29-3 l).
(4) Merece consi deración especial el caso de un apóstol que
no fue de los doce, ni reunió muchas de las características que
ellos tenían: Pablo. Curiosamente fue el más importante
personaje en el Nuevo Testamento después de Jesucristo.
Pero él reclamó una y otra vez, como rúnguno, su función en
la iglesia como apóstol, igual que los demás (Ro 1.1: 11.13;
l Co 1.1 ; 9.l,2,5 ; 15.9; 2 Co 1.1 ; 1l.5 ; 12. 12; Gá 1.1 ,17; Ef
1.l ;Col l.I ; l Ti 1.1 ;2.7;2Ti 1.1 , ll ;. Tit 1.1).
Para afirmar su partici pación como apóstol, Pablo alega
que, aunque no anduvo con Jesú s, sí lo vio y se le reveló en el
cami no de Damasco. Y que fue bau1tizado con el Espíritu
Santo. Y que rec ibi ó el evangelio por revelación directa de
Jesucristo. Además recibió de Dios revelaciones donde "oyó
palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" .
Igual mente que recibió un ministerio a los gentiles y que en su
labor de enseñanza y predicación el Espíritu Santo le guiaba
(Hch9 . l -22; 1Co9.I;15.8-10;2Co 12.1 -4;Hch 13.47; 15.7;
Ro 11.13; Gá 1.16; Ef 3.8).

36
Fundamentos de la iglesia

Su autoridad apostólica fue luego aceptada y confirmada


por los otros apóstoles y por la iglesia. Las columnas de
Jerusalén le dieron la diestra de compañe1ismo (Gá 2.9). En el
Concilio de Jerusalén, año 51. no sólo se reconoció su
autoridad personal, sino que se afirmó la verdad de su
enseñanza (Hch. 15.1-31 ). El apóstol Pedro reconoce la
"sabiduría" que Dios le ha dado (2P 3. 15). Autores del Nuevo
Testamento como Lucas y Marcos estuvieron largo tiempo
muy cerca de él (2 Ti 4. 11 ).
Pablo escribió trece cartas. Quizá catorce con Ja carta a los
Hebreos, cuya autoría sigue oculta. No sólo demostró ser un
apóstol para estar entre el grupo original, si no que su función
fue determinante para el amm4ue, desarrolJo y estabilidad del
Cuerpo de Cristo. Pablo llegó a ser parte del fundamento.
como "perito arquitecto" (1 Co 3.10).

6. CONCLUSIONES
( l) Los dirigentes en la iglesia de Cristo deben ser personas
profundamente conocedoras de lo que ella es, sea en su
manifestación básica corno congregación local, sea ésta de
dos o tres personas, de veinticinco miembros o de cientos,
como en su se ntido total de cuerpo de Cristo. Esta
comprensión debe ins pirar actitudes consecuentes y
responsables las cuales resultarán en una edificación más
amplia y más sólida. Y este mismo sentir debe ser
transmitido a todos los creyentes, a fin de que en forma
conjunta, todos contribuya mos a presentarle a Jesús una
novia bellamente vestida ( l Co 3.9-17).
(2) Las figuras de la iglesia son en sí modelos o parámetros
que deben ayudarnos a proyectar su vida sobre bases
concretas. La iglesia no es únicamente un grupo de personas
reunidas bajo un techo, cantando, orando y escuchando un
sermón. Hay una tarea de grandes dimensiones. revestida de
una dignidad sin igual, a la que todos los que servimos en ella

37
La iglesia en que sirvo

nos debemos dedicar con toda la inteligencia y fuerzas de


nuestro ser. Nada hay tan grande y glorioso en este mundo
como regar, abonar, cuidar y podar la planta de Dios para que
lleve fruto, mucho fruto, abundante y permanente fruto (Jn
15.1-16).
De todo lo anterior se desprende el p1incipio establecido de
que la tarea del liderazgo en la iglesia es que no sólo éstos
hagan la obra del ministerio, sino que perfeccionen, capaciten
y movilicen a " todos los santos" . Es el :sentido del sacerdocio
universal de los creyentes establecido por los apóstoles.
opacado durante muchos siglos, redescubierto en la Refonna
del siglo XVI y fuerza motivadora de la iglesia evangélica
latinoamericana (Ef 4. 11- l 6; l P l. 9-10).
(3) La iglesia de Cristo, aunque puede parecerse a muchas
actividades colectivas que se dan en el mundo corriente, es
radicalmente distinta. Es un organi smo al que el Señor
mj smo le ha establecido sus fundamentos, s us principios,
sus objetivos, sus medios y sus gu:ías. Esto Dios lo ha
revelado en Su palabra. La tarea de los siervos del Señor y de
las iglesias, lejos de andar buscando ideas o metas u
objetivos según los criterios del mundo, debe ser conocer
bien su s fundamentos bíblicos y arraigarse en ellos. En un
mund o de tanta confusión, filosofías, id eo logías y
proyectos, la tarea del dirigente cristiano es saber hacer lo
que Dios Je pide para su iglesia, a fin de que Dios le dé su
crecimiento. De otra manera puede agradar a los hombres y
contemporizar con lo que los hombres crean , pero su labor
será en vano. El trabajo de la iglesia se hace con los
principios que Dios mismo ha establecido (He 8.5).
(4) Es necesario recordar· que si bien ell Espíritu .Santo vino y
está presente en la iglesia, lo está como motor y poder de ella,
reconociendo, desde luego, que es una Persona. Pero el centro
sobre el cual gira la vida de ella es el Señor Jesuc1isto mismo.
Y sabemos que aun la función del Espíritu es exaltarlo a él.
darlo a conocer y glo1ificarlo. Todo Jo que C1isto significa en

38
Fundamentos de fa iglesia

la Biblia debe estar en forma íntegra en la vida y misión de la


iglesia. Es nuestra tarea suprema anunciar a Cristo a todo
hombre y mujer: enseñar que él es el maestro. modelo y meta
suprema de todos los que se llamen cristianos. Es nuestro
deber darlo a conocer en toda la dimensión con que Jo
presentan las páginas ele la Biblia. Con la ayuda del Espíritu
Santo nos corresponde hacer de la iglesia un verdaden~
organismo en el cual Jesucristo sea el cenlro y tenga en todo Ir
preeminencia (Fil 1.20-21; Ef 3.8- 12; Col 1.15-20).
(5) Fina lme nte. dirige ntes y cristianos e n general
necesitamos amar la Iglesia. Cristo Ja amó y se dio por elk.
Pablo también la amó, y cumplió en su Cilllle lo que falta de l a~
aflicciones de Cristo por ella. Por ella trabaj ó. se gastó y luché
según la potencia de Dios que actuaba en él (Ef 5.25,27,29,32:
Col 1.24-29; 2 Co 12.15; J 1.28). Trabajar dentro de la iglesia,
ya sea en una congregación local o en lo que se conoce como
ministerios, puede hacerse por muchas motivaciones que no
giran alrededor del interés que Dios tiene para su cuerpo. Él
necesi ta ho mbres y mujeres dispuestos a darse por entero en
este mag no proyecto.

39
3

LAS PIEDRAS' VIVAS


DE LA IGL1~SIA
INTRODUCCIÓN
En los capítulos anteriores hemos abordado el tema de la
iglesia cristiana en su sentido más amplio. Estudiamos lo
correspondiente al inicio de ella, sus aspectos históricos y,
luego, sus fundamentos universales y permanentes.
En el presente capítulo entraremos a considerar un aspecto
más "tangible". Se trata de los sujetos que realmente integran
la iglesia o la forman . Sin ellos no hay iglesia. El Nuevo
Testamento cuyas páginas se dedican tanto a la iglesia, nos
ayuda a conocer, a entender y a tratar con las personas,
miembros, ramas o piedras que integran el cuerpo de Cristo
en este mundo.

1. FUNDAMENTO Y EDIFICIO
En las figuras que la Biblia emplea respecto a la iglesia se
da una relación entre tronco y ramas, cabeza y cuerpo,
fundamento y edificio. Tronco, cabeza y fundamento
corresponden a Cristo. Ramas, cuerpo y edificio a los
cristianos. Ya que puede ser emplead a para el estudio de cada
una de dichas caracterizaciones, para mayor facilidad,
tomaremos el edificio como guía principal.

41
La iglesia en que sirvo

Jesucristo es la Roca fundamental de la iglesia. Pero cada


cristiano, según el concepto bíblico, es una " piedra viva".
San Pedro afirma lo siguiente: "Acercándoos a él, piedra
viva ... vo so tro s también , como piedras vivas, sed
edificados ... " ( 1 P 2.4,5).
De manera que, en cierto modo, los cristianos participan de
lo mismo que Jesús, al ser ambos piedras vivas. Porque éstos
tambi én dan base a la iglesia. Es el caso de quienes se
convierten al evangelio, se integran y forman en un sitio una
congregación que viene a ser allí una iglesia.
Pero también es de notar que se hab!la de piedras vivas, no
muertas. Tienen dicha cua li dad porque participan en pleno,
o deben ser enseñadas a tomar parte en la construcción de
todo el edificio. En Ja figura del cuerpo igualmente, los
miembros, como los ojos. oídos., manos, pi es, no son
elementos ornamentales ni estáticos, sino que por su acción
y participación precisamente le dan el carácter al cuerpo
. .
como organismo vivo.
En el pensamiento del Señor, la iglesia, en modo concreto.
el grupo de creyentes en Jesucristo en detemtinado lugar, y
particul::u-mente, cada uno de sus integrantes, debe ser
enseñado y recibir la oportunidad de imegrarse en todo lo que
representa ser una piedra. un miembro o una rama.
Ahora bien . ¿Cómo debe es tar constituida una
congregación? ¿Qué ejemplos nos ofrece la Biblfa? ¿Qué
principios debemos obtener que nos sirvan hoy de guía?
Exami nemos algunos ejemplos.

2. CONSTITUCIÓN HUMANA
DE LAS PRIMERAS IGLESIAS
La iglesia de Jerusalén esencialrnelílte estuvo constituida
por judíos. Pero es muy importante comprender que no todo
era de un solo "color". Al convertirse al evangelio, aquellos
judíos ll egaron a ser considerados una "secta" dentro del
judaísmo, apodada o conocida como los "nazarenos" (Hch

42
Las piedras vivas de la iglesia

24.5, 14; 28.22). Ellos mi smos se consideraban como los del


"camino", posiblemente e n alusión al camino que es Crislo
(Jn 14.6; Hch 9.2; 19.9; 22.4; 24.14).
Este primer sector de judíos cristianos se reunían en el
templo de Jerusalé n, seguían apegados a la ley, creían que
Jesucristo era el Mesías, formaban parte de ell os algunos
sacerdotes y fariseos . Probablemente su lengua era el arameo
(Hch 6.7; 21.29; l 5.5).
Un segundo segmento que es necesario discernir en la
primera iglesia, para comprender algunos problemas que se
suscitaron, es el de los " he lenistas". Estos eran judíos de la
dispersión que habl aban g riego y que, ade más, habían
adoptado la forma griega de vida (Hch 21 .37). Estos venían a
Jerusalén a las fiestas religi osas, tal corno se describe la
presencia de muchos de ellos en el día de Pentecostés (Hch
2.5). Quizá la diferencia entre ambos g rupos no era tan grande
porque muchos judíos de aquel ti.empo eran bilingües, como
el caso del apósto l Pablo que por ser "hebreo de hebreos"
hablaba su lengua pero igualmente conocía la griega (Fil 3.5;
2 Co 11.22).
E steban, el diácono, evidenteme nle era un helenista, p ues
mostró una actitud no sólo liberal, sino radicalmente opuesta
a la de los judíos tradicio nales respecto al templo, tal como se
refleja en su discurso dado e n una de las muchas sinagogas
que había en Jerusalé n. Esto precipitó su muerte, la primera
persecución e ig ual mente la primera dispersión de cristianos
(Hch 6.5, 8- 15; 7.1-60; 8. 1-4).
El primer conflicto interno de la iglesia e n Jerusalén surgió
de la difere ncia ya anotada entre los hennanos judíos. Es el que
tuvo que ver con la "dist1ibución diaria" de alimentos entTe las
viudas de los judíos o " he breos" y los helenistas, al punto que
hubo " mum1uración" de unos contra otros (Hch 6.1 ).
C uando vino la persecuci ó n, fu eron aq ue ll os judíos
he lenistas los que abandonaron la ciudad, fueron esparc idos y
ll evaron la palabra a muchos lugares, a muchos judíos

-B
La iglesia en que sirvo

primeramente y también a algunos griegos o gentiles (Hch


8. 1,4). El hecho de la dispersión de aqueJlos hermanos, por un
lado, benefició la expansión del evangelio (Hch 11.19,20)
pero , por otro lado hizo que el elemento helenista
desapareciera en Jerusalén y por lo tanto la iglesia afirmó su
carácter judaico (Hch 15.1; Gá 2.12; 6.12).
Posteriormente, la iglesia en Jerusalén experimentó otrn
diferencia, pues estaban los ya mencionados c1istianos
nazarenos que guardaban la ley y que tuvieron una actitud
tolerante hacia los cristianos gentiles. El otro sector fueron los
ebionitas quienes, además de creer al evangelio, obligaban a
guardar la Ley de Moisés. Más tarde los cristianos
consideraron a éstos como herejes.
En muchas de las iglesias que fueron establecidas en otros
lugares, aunque su base inicial fue gente de extracción judía,
se les fueron integrando gentiles, como lo revela el ministerio
del apóstol Pablo en su obra misionera (Hch 13.46-48; 15.7;
Ro 11.13 ). De manera que ya en esta etapa la iglesia empieza
a revelar algo muy importante: en Cristo cae la pared de
separación entre judíos y gentiles.
Las congregaciones muestran , además, otros sectores
humanos integrados en ellas. Se habla de "nobles", de gente
de la "casa de César'\ de soldados, de hombres y mujeres. de
siervos y de libres, de sabios y no sabios (Hch 17.4; Fil 4.22;
Flm 8- 21 ; 1 Co 1.26; 11.22; Gá 3.28; Col 3.1 1).
De manera que los miembros del cuerpo de Cristo, o las
piedras vivas del edificio que Dios está levantando con los que
creen en el evangelio de su Hijo, son de una procedencia muy
variada. Todo e l que sea un ser huma.no, por la fe en Cristo,
tie ne amplia entrada a los beneficios de su obra, y a la
integración en su iglesia.
Lo ante1ior señala con claridad lo que debe ser la iglesia de
Dios. Es totalmente inclusiva, o sea que acepta a todos sin
excepción. La única condición es entrar por la misma
PUERTA, acercarse con la misma fe, situarse frente a la

44
Las piedras vivas de la iglesia

misma cruz, lavarse con la misma sangre, y ser tocado por el


mismo Espíritu. Este es un rasgo evangélico que rompe con
los criterios humanos de discriminación, pues en Cristo se da
unión en vez de separación.
De todo esto los dirigentes en las iglesias y los cristianos en
general necesitamos entender y llevar a la realidad el modelo
de iglesia que nos ofrece el Nuevo Testamento, en cuanto a su
integración humana. Por lo que debe examinarse y juzgarse
cualquier otro criterio o experiencia que tíenda a opacar o
desplazar el objetivo de Dios para con su pueblo. Así se
construye el verdadero edificio de Dios sobre la tierra.

3. LAS PIEDRAS DEBEN SER EDIFICADAS


En el proceso de trabajo evangelístico-pastoral que refleja
el Nuevo Testamento se observa que no toda labor pastoral
está precedida por una acción evangelizadora, pero ésta
igualmente debe continuarse con una labor pastoral conocida
como edificación. O sea que los cristianos son el objeto de una
acción definida, inteligente y programada, a fin de que
crezcan, se desarrollen , se multipliquen, sirvan y glorifiquen
al Señor.
La edificación no busca simplemente lo que conocemos en
Ja terminología evangelística como "conservación de
resultados", que más que todo se propone llevar al seno de una
congregación Jos frutos de una actividad evangelística. Esto
va más allá. Deben se r edificados los cristianos
individualmente y deben ser edificadas las congregaciones.
Son dos cosas íntimamente relacionadas pero diferentes.
La idea de edificación abunda especialmente en .las
epístolas y llama tanto a pastores como a creyentes a tomar
parte activa e inteligente en ella para el sano desarrollo de la
iglesia (Hch 9.31; Ro 14.19; 15.2; 1 Co 3.10,12; 10.23;
14.4,17;2Co 10.8; 12.19; 13.10;Ef2.22;4.12,16; 1 Ts5.11;
1 p 2.5 ; Jud 20).

45
La iglesia en que sirvo

Es claro que esta labor de edificación, en el plano personal,


propone como maestro, meta y modelo al mismo Señor
Jesucristo. A través de muchos siglos se ha conocido el
término "cristiano" para designar a las personas que en forma
seria y comprometida siguen a Jesús, como también para
muchísimos otras que en forma simplemente nominal han
adquirido esa categoría, por razones del lugar o la cultura en
que nacieron.
Al principio de la iglesia las cosas no fueron así. A quienes
creían y seguían al maestro se les conocía como .. discípulos".
¿Por qué? Porque miraban en su vida, sus obras y enseñanza
la verdad suprema y final para el ser humano. Por eso querían
simplemente seguirle y ser como él.
Esto es lo que Jesús esperó y espera de sus segu idores. Y es
la tarea que los pastores debemos proponemos a fin de que los
que llegan a ser nuevas criaturas, desarrollen en sus vidas la
imagen del Señor bajo la guía y acción de l Espíritu Santo
(2 Co 3.18; Ro 8.29; Fil 2.5-11; 1P2.2L;1Jn1.6). Si esto se
sustituye por otros elementos, el resultado es y será Jo que se
lee en la historia de Ja iglesia y se ve por doquiera en el
llamado ··mundo cristiano" que presenta un testimonio muy
pobre.
La edificación tiene un modelo pastoral básico. Los
mini s tros de la ig les ia , o sea s us dirigentes, de ben,
primeramente, pe1feccionar, esto es madurar con el modelo
de Jesús, a los creyentes o santos (Ef. 4.1 '.!). Esto implica que
a partir de su conversión, debe empezar a forjarse un nuevo
carácter o conjunto de cualidades que identifiquen a una per-
sona. Es el carácter cristiano. Esto es un proceso de la vida,
pero que debe iniciarse inmediatamente al convertirse la per-
sona con un objetivo doble.
Primero, que aprenda a despojarse del viejo hombre, de las
viejas maneras de vivir según el prínc ipe de las tinieblas,
según las cmTientes del mundo que se imponen a las personas.
y según las mismas fuerzas y pasiones de cada uno.

46
Las piedras vivas de la iglesia

Segundo, vestirse con la nueva ropa, o sea nuevos


caracteres, propios de la persona de Jesús quien es nuestro
modelo. Así se vu forjando, con la enseñanza y aprendizaje
dedicados, con una disposición amplia y con la ayuda del
Espíritu Santo, el nuevo hombre y la nueva mujer en Cristo
(Ef 4.20-32; Col 3.5-17).
A partir de esta primera acción hacia el creyente, la palabra
de Dios propone edificar más, ahora en el sentido de que
aquella obra de perfeccionamiento o maduración espiritual,
se canalice hacia la obra de Dios:" ... a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio" (Ef 4. 12). Esto busca, ni
más ni menos que capacitar para movilizar a la iglesia en los
propósitos divinos. La dicha de ser cristiano no es sólo ser sal-
vos, perdonados, reconciliados con el Padre y saber que hay
una herencia que nos espera. Es la dicha de ser agentes,
participanles en pleno de lo que Dios hace en el mundo.
Muchas veces son los mismos dirigentes quienes frustran
el sentir de Dios y aun el deseo de los hermanos , cuando la
obra pastoral se proyecta a actividades elementales que hacen
pasar el tiempo. pero no !levan a la gente a comprometerse en
el servicio.
El modelo sugerido por San Pablo lleva al cristiano a la
"edificación del cuerpo de Cristo '. No se trata únicamente de
un perfeccionamiento personal , sino de colaborar en la
edificación, tanto de la congregación de la cual se forma
parte, como de todo Jo que signifique en el mundo el cuerpo
de Cristo. Esto implica, por supuesto, una visión clara y
amplia de todo lo que es Ja iglesia, dato que primeramente
debemos tener muy presente los dirigentes para enseñarlo a
los hermanos. De esta manera los cristianos dejan de ser
"'niños fluctuantes" para llegar a la ·'unidad de Ja fe y del
conocimiento de l Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plen.i tud de Cristo" (Ef 4. J 3, 14; He
5. 11 - 14; 6.1-3, 11-1 2 ).

47
La iglesia en que sirvo

Los escritos apostólicos ofrecen algunos modelos de


edificación. Veamos unos pocos a modo de ejemplo. La car-
ta a los Romanos es un amplio estudio, no sólo de la
justificación por Ja fe, sino de lo que es el evangelio. La carta
a los Hebreos proporciona una perspectiva especial sobre la
persona de Jesús, pero incluye algo así como un programa de
enseñanza básica que, aparentemente, se seguía para los
nuevos creyentes. En ella se habla del " fundamento" que
consistió en Ja enseñanza sobre las obras muertas, la fe en
Dios, la doctrina de bautismos, aspectos que claramente
tienen que ver con e l estado inicial del creyente, su vida
pasada, su conversión y su integración al cuerpo de Cristo.
Luego sigue Ja imposición de manos. Y el ámbito se amplía a
aspectos proféticos básicos como la resun-ección de los
muertos y el juicio eterno (He 6.1,2).
La segunda carta de Pedro muestra un verdadero programa
formativo del carácter cristiano, como para sentar bases en la
primera fase de la vida de todo cristiano. Él establece, como
en una escalera, los siguientes facto res: fe. virtud,
conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fra-
ternal y amor.
Si se escudriñ a Ja palabra de Dios con cuidado
encontramos que para Ja edificación del pueblo de Dios hay
material bien definido sobre diferentes temas. Recordemos
que existen varios capítulos sobre los dones espirituales (Ro
12.3-8; 1Co12,14;Ef4.l l-16; 1 P4.10). También enseñanza
que proporciona c1iterio formativo para los ministros (Hch
20.17-38; 2 Co; 1-2 Ti; Tit; Mr 3.13- 19; Mt 10.1-23; Le
10.1-24).
Algo que debe quedar muy claro en este proceso
edificativo de las piedras vivas de la iglesia, es que la
enseñanza no puede ser un simple estudio bíblico, como lo
conocemos en forma tradicional , sea en e1 culto que lleva
dicho nombre como en la escuela dominical. Si bien esto no
es una práctica que haga daño, sin embargo ha llegado a

48
Las piedras vivas de la iglesia

abusarse tanto, y a perder interés, que se da como una


actividad para llenar un programa y con carácter meramente
informativo. Con los cristianos se busca algo más. La
intención debe ser fom1arlos. O sea que sus caracteres, sus
actitudes, sus relaciones, sus modos de pensar, sus modos de
enfrentar las circunstancias y sus acciones cotidianas en el
hogar, la calle, el trabajo y el estudio, sean consecuentes o se
ajusten a lo que la palabra de Dios enseña.
De manera que hay varios elementos a tomar en cuenta.
Primeramente, la edificación debe estar centrada en Ja
pal abra divina, y sobre todo, tomando como modelo y meta
al Señor Jesús. Por otro lado, que toda enseñanza al respecto,
debe incluir el estudio del modelo propuesto, pero con
relación a la situación que viven los hermanos. Es decir, la
manera de aplicar en sus vidas diarias y en sus
circunstancias inmediatas lo que se va aprendiendo. Es el
sentido práctico de la edificación, Jo que constituye la
verdadera formación de discípulos de Jesús. Y en tercer
lugar, debe tenerse una metodología o procedimiento
adecuado. Para esto, Jo mejor que he encontrado en la
experiencia pastoral, son los grupos pequeños, fijos, en el
primer año de la conversión, bajo la dirección de un hermano
mayor, un material guía apropiado y usado en forma dialogal
y no tipo culto o sermón. (Este aspecto está explicado en mis
otros libros La iglesia del Sellorji·ente a s11 tarea suprema y
Principios y alternativas de trabajo pastaran.

4. LAS PIEDRAS VIVAS COMO ACTORES


EN LA EDIFICACIÓN
En el desarrollo anterior el foco del asunto fue la
edificación del creyente, es decir, aquella tarea que se dirige
especialmente del ministerio pastoral hacia las personas.
Ahora consideraremos la otra cara de la moneda, que en este
caso son los creyentes como agentes, como sujetos de la
acción misma en el cuerpo de Cristo. Esto se desprende del

49
La iglesia en que sirvo

principio de que los santos no sólo deben ser perfeccionados o


madurados en su experiencia personal más íntima con Dios,
con sí mismos, con la iglesia, con el prójimo y con las
circunstancias, sino que deben ser perfeccionados para la
obra del ministedo. O sea una edificación destinada a que
lleven fruto abundante y permanente al tomar parte activa en
la obra de Dios en diferentes maneras.
(1) El testimonio vivencia[.
Lo que queremos decir con esta expres1on es gue el
c1istiano vive a diario frente a su familia, a sus colegas de
estudio o de trabajo, cuando viaja en un autobús, tren o avión.
O sea, lo que la gente percibe en el c1istiano, porque eso es lo
que proyecta. La edificación de la que hablamos en los
pán-afos anteriores de este capítulo, lleva como objetivo
precisamente eso. Ese es el fm del discipulado, enseñarnos a
vivir en Cristo en cada una de las circunstancias de nuestra
vida. Dicho testimonio de la vida, si es consecuente con lo que
decimos creer, es la primera gran avanzada que hace la iglesia
en su trabajo en el mundo. Todo pastor y cristiano en general
sabe cuánto vale el buen testimonio de Jos hermanos o bien
cuánto daño puede causar el mal testimonio.
Pero hay algo más. El testimonio vivencia! no cmTesponde
únicamente a los cristianos como indi viduos. La
congregación, como un todo, igualmente llega a dar ante su
comunidad una imagen de sí misma. Si los creyentes son
inmaduros o maduros, si viven en continuos conflictos o en
paz, si el pecado abunda o se nota su regeneración y santidad.
Si no se preocupan unos por otros o si se aman y se ayudan , si
se dan divi siones o hay unidad. Si el pastor ataca
públicamente a otras iglesias hemianas o hay respeto, si Ja
congregación no tiene ninguna relación con la comunidad o
bien si la expresan o la buscan. Todo esto proyecta una imagen
colectiva o testimonio vivencia!, sea desfavorable o favor-
able. ¿Afectará esta forma de ser a su labor? Indudablemente
que sí. Por esto, para que los cristianos sean agentes activos en

50
Las piedras vivas de la iglesia

La edificación del cuerpo de Cristo, el primer paso debe ser


hacerlos discípulos de Jesús, pues serán afectadas sus vidas e
igualmente lo será la vida interna de la congregación.
(2) El testimonio verbal
L as piedras v ivas edifican mediante su testimonio verbal,
que es el que se da expresamente con la palabra. Es el
privilegio y responsabilidad de todo cristiano confesar con su
boca a Jesús como Señor y Salvador y comunicar a los demás
e l evangelio de la salvación .
En los relatos que nos dan los evangelios sobre e l
ministerio de Jesús se dan diferentes casos de personas que
recibieron sanidad física, liberación de demonios o alguna
palabra que les ayudó. Por lo general, la acción inmediata
posterior fue que ellos salían a compartir aquello con
familiares y conocidos (Le 8.39: Mt 8.4; Jn 4.39-42). Eso
mismo es lo que busca el Señor con su pueblo.
El edificio de Dios se va ampliando en la med ida que se
añaden nuevas piedras, nuevas personas convertidas. Esto es
lo que trae crecimiento numérico a la iglesia. Y ningún medio
todavía ha superado al testim onio y la vida de cada creyente
para aumentar e l número de los que siguen a] Señor.
Aunque se debe reconocer que hay un ministetio de
evangelista (Ef 4. 11 ). éste se refiere a una acción de grandes
proporciones como se ve en los apóstoles o en Felipe o casos
como los evangelistas Moody. Spurgeon, B illy Graham, Luis
Palau y otros (Hch 8.5-8). Ciertamente ésta es una operación
especial del Espíritu Santo para con ci ertas personas
destinadas por él a una labor que afectará u todo el cuerpo de
C1isto.
Pero de ningún modo, tanto evangelistas como pastores y
creyentes, pueden dejar de lado, no sólo la responsabil idad
que tiene todo c1istiano de testificar de su Salvador, sino el
hecho de que tiene la provisión para hacerlo.
Por un lado, todo convertido tiene el testimonio en sí
mismo de lo que Dios ha hecho por él. Eso tan senci llo, pero

51
La iglesia en que sirvo

tan poderoso, es el principio. Luego, que el mensaje básico


del evangelio, respecto al amor de Dios por la humanidad, el
estado de las personas bajo el poder dd pecado, de Satanás y
del mundo, la obra de Jesús con su muerte y su resurrección, y
el llamado al arrepentimiento y fe en Jesús para recibir los
beneficios del evangelio, es algo tan sencillo que hasta los
niños pueden aprenderlo y comunicarlo.
Finalmente, que el Espíritu Santo ha venido, no sólo para
redargüir al mundo, para regenerar a los convertidos y otras
cosas, sino en modo muy particular, para llenarnos de poder
para testificar. Y esto está al alcance de todo he1mano,
simplemente por la limpieza, obediencia y oración (Le 24.49;
Hch 1.8; Mr 16.20; Hch 4.31; 1Ts1.6- 10).
De manera que no hay excusa, ni para los creyentes ni para
los pastores. La acción edificativa en la iglesia debe dirigirse
sin rodeos a hacer de ella una gran fuerza de testimonio
constante. Cada hennano donde vive, donde estudia, donde
trabaja o donde se mueve, por medio de su vida y su palabra
alentado por el Espí1itu de Dios, será un valioso edificador.

(3) Unidad en el cuerpo


El cristiano debe edificar la unidad del cuerpo de C1isto (Ef
4.3-4, 13; Jn 17.20-23). Empieza siempre en la congregación
local. Por esto Ja palabra llama a ser "solícitos en guardar la
unidad del Espíritu en el vínculo de Ja paz". Esto plantea otra
vez la necesidad de hacer discípulos que comprendan lo que es
la iglesia, pero que sus caracteres hayan sido cambiados para
que puedan relacionarse entre sí de Ja mejor manera. Siempre
hay que tener presente que la congregación es un ámbito de
relaciones con Dios y con los hermanos.
Dichas relaciones deben ser de amor, primeramente; de
paz, que e nseñen a perdonar y a ser perdon ados; de
misericordia para ayudar a levantar al que cae; relaciones de
ayuda tanto espiritual como material o social; relaciones de
orden cuando hay abusos o faltas morales (1 Ca 13; Jn

52
Las piedras vivas de la iglesia

13.34,35; Hch 2.43-47; 1 Co 5.1-13; 2 Ca 2.5-11; 1 Ca


8.1-13; 11.17-22; Stg2.1-13 ; 1Jn2.7-11).
El cri stiano igualmente edifica el cuerpo de Cristo en el
modo como entiende, como ve y como se relaciona con otros
miembros y partes que no forman su círculo congregacional
inmediato. O sea, con hermanos y congregaciones cristianas,
no sólo de su propia agrupación, sino de otras. Esto no sólo
produce paz y amor, sino también una buena imagen ante los
no creyentes. Y facilita la obra evangelizadora. Por eso Jesús
oró que fuéramos " uno para que el mundo crea'', lo cual se
confirmó en la iglesia de Jerusalén cuando esta "tenía favor
con todo el pueblo" y Dios podía "añadir cada día a la iglesia
los que habían de ser salvos", dada Ja forma como vivieron la
fe los primeros discípulos (Hch 2.41- 4 7).

(4) El servicio
El cristiano además se convierte en piedra viva, verdadero
edificador de la iglesi a mediante su vida de servicio. Jesús
enseñó que el modo de vivir de sus seguidores no consiste en
la búsqueda de poder, de mando o de distinción humana. Él
indicó que este debe ser nuestro diario modo de vivir: "Porque
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir,
y para dar su vida en rescate por muchos" (Mr 10.45).
(5) La oración
Un aspecto más por el cual las piedras vivas toman parte
activa en la edificación del cuerpo de Cristo es por meclio de la
oración. Cuando un cristiano pi ensa e n la oración,
naturalmente no lo hace en términos de penitencia, para
autoconcientizarse sobre algo, para pasar el tiempo, o para
cumplir un ritual. Entendemos que "la oración eficaz del justo
puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes
a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no
llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró,
y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto" (Stg 5. 16-18;
1 Cr 16. l l; Mt 7.7; Le 18.1; Jn 16.24; Ef 6.18).

53
La iglesia en que sirvo

Hay un caudal inmensurable de poder en las oraciones del


pueblo de Dios porque sabernos que él oye y contesta (Sal
34.5 ). La oración, entre otras cosas, es para pedir poder
espiritual para testificar (Hch 4.29-3 J). Para pedir que Dios
envíe obreros a su mies (Mt 9.37,38). Para pedir la dirección
del Espíritu a los siervos de Dios. Para que Dios guíe a los
hermanos. Para que las iglesias sean bendecidas. Para que las
malicias, intenciones y acciones diabólicas sean destruidas
(Ef 6.10-20). Para la liberación de endemoniados (Mt 17.21 ).
Para que los gobiernos hagan lo justo (1 Ti 2.1-4) etc.
Una de las acciones más necesarias que debe tomar el
liderazgo es movilizar en forma constante e inteligente a la
iglesia en la oración, de modo que ella se constituya en un
verdadero ejército. Hay muchas formas de hacerlo. Desde la
enseñanza al recién convertido, Ja participación en cultos de
oración, la invitación a Jos hermanos a orar y ministrar a las
necesidades de los demás. cadenas de oración, hasta tomar
zonas geográficas o regiones pobladas para pedir al cielo con
objetivos específicos.
La verdadera construcción del gran edificio de Dios debe
d<.U' prioridad a este factor para que cada constructor, cada
piedra viva, aprenda no sólo a hablar, a correr y a servir en la
obra, sino a orar para que todo ello lleve fruto. Pues cuando en
secreto llegamos a Ja presencia de Dios, él sabe recompensar
en público (Mt 6.6).

5. CONCLUSIONES
( 1 ) En el lenguaje eclesiástico se usa mucho la palabra iglesia
como un ténnino abstracto o como una simple idea. También
se habla de ella y se ve como una gran institución. Este capítulo
nos ha llevado a entender que la iglesia es algo concreto, tangi-
ble, real. Hablar de iglesia es hablar, primeramente, de perso-
nas. Son hombres, mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Son personas que vienen de diferentes lugares, familias,
trasfondos culturales, sociales y económicos.

54
Las piedras vivas de la iglesia

De modo que to primero que tiene que hacer un dirigente en


la iglesia es ver a las personas, amarlas. comprenderlas.
ayudarlas, y orientarlas en su nueva vida. Et primer énfasis en
cualquier trabajo en la obra de Dios no está en la calidad de
predicación que se puede dar, o cuál es la mejor organización
que se puede desan·oltar, o cuántos fondos se deben recaudar, o
cómo debe encajar la congregación local en su denominación.
El primer factor lo constituyen las personas que la integran. Por
esto Jesús dijo que él era el buen pastor, que daba su vida por las
ovejas. que las conocía por nombre y ellas le conocían y to
seguían (J n 10.11-17). A esto, ni más ni menos, estamos
llamados a comprometernos. ''Apacentad la grey de Dios que
está entre vosotros, cuidando de ella ... o como teniendo señorío
sobre los que están a vuestro cuidado ..." ( 1 P 5.1-4 ).
(2) Dichas personas se asocian o son asociadas por Dios
mismo en un organjsmo espilitual cuando son lavadas por la
sangre preciosa de Jesucristo. Pero hay algo más . No es sólo
un organismo espmtual. Es un cuerpo social, sea pequeño o
grande, porque se reúne frecuentemente; tiene valores
comunes; persigue fines comunes: tiene o crea una estructura
que conocemos como organización o gobierno, y desarrolla
relaciones permanentes y a veces muy estrechas.
Esta es otra cara de la realidad. Personas, sí. Pero además
un grupo humano, lo que implica, como ya vimos, una serie
de aspectos que deben ser tomados en cuenta y que necesitan
manejarse muy bien. Esto no sólo indica una parte de la tarea
de Jos dirigentes, sino algo que deben aprender a vivir los
hennanos. Por eso el estudio de cómo frieron constituidas las
primeras iglesias nos ayuda a entender esla realidad. Y el
análisis de los temas posteriores aclararán mejor el asunto. El
trato con personas aisladas es distinto al trato con personas en
grupo. Tanto Jos que son integrados a la iglesia como los que
la presiden necesi tan entender muy bien lo que significa esto
para que sean cumpliLias las aspiraciones del Señor.

55
La iglesia en que sitvo

(3) Toda acción pastoral debe tener un doble objetivo: edificar


a los hermanos y enseñarles a e)Jos a edificar. La tarea no es
completa si falta el segundo elemento. Lo más sencillo, y lo
que algunos prefieren, es hacer pasar el tiempo a la grey sin
desarrollar un programa serio y adecuado para formarlos
como Dios quiere, y para que tomen parte activa en la
edificación del cuerpo de Cristo. El trabajo pastoral así se
constituye en una tarea de amplias proyecciones pues exige
mucha oración, dirección divina, genuino amor a las personas
y a la congregación, madurez en las relaciones y capacidad
para desarrollarlas, sabiduría para guiar al rebaño, sentido
administrativo y organizacional, y capacidad pedagógica.
La indicación del Señor es Ja siguiente: "Y para estas cosas,
¿quién es suficiente? ... Y tal confianza tenemos mediante
Cristo para con Dios; no que seamos competentes por
nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos,
sino que nuestra competencia proviene de Dios , el cual
asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,
no de Ja letra, sino del espíritu ... " (2 Co 2.16; 3.4-6).
(4) El ministerio de la iglesia debe ser integral . En nuestra
tarea de la evangelización, no podemos divorciar la
proclamación (kerygma) del servicio (diaconía). Hemos
aprendido que en el ministerio de Jesús y de los apóstoles las
palabras y las obras eran expresiones de su compasión por la
gente, y deben serlo de la nuestra. Palabras y obras surgen del
señorío de Jesús, porque él nos envía al mundo a predicar y
servir. Si proclamamos las buenas nuevas del amor de Dios,
debemos manifestar su amor cuidando de los necesitados.

56
4

FINALIDADE~; DE LA
IGLESIA CRIS~TIANA

INTRODUCCIÓN
En los capítulos anteriores ha quedado establecido que la
iglesi a cristiana hizo su aparición en el mundo como parte de
una acción estrictamente div ina.
La iglesia ha sido fundam entada y establecida sobre la per-
sona de Jesucristo como Salvador, Mesías y Señor, y sobre el
grupo apostólico que fue llamado y encomendado por el
Señor para darle inicio. Empezó con un grupo de judíos que
aceptaron y reconocieron a la persona y obra de Jesús, para
luego abarcar, en muy corto tiempo, a los no judíos, o sea a los
gentiles, con lo cual también se cumplió otra profecía (Is
49.6). La iglesia entonces abre sus puertas de par en par para
toda persona y destruye las barreras erigidas por los hombres,
las sociedades, las razas y las cultwras. De este modo se
establecen una serie de verdades fundamentales que deben
guiar la vida del cuerpo de Cristo a tr:avés de los siglos y en
todas las circunstancias.
Sin e mb a rgo co n el corr er de los año s mucho s
acontecimientos y personas, tanto de dentro como de fuera de
la iglesia, fueron minando sus bases. Después de veinte siglos
todavía se hacen serios y gravísimos cuestionamientos en
cuanto a su presencia y su misión. A ilgunos la ven como la

57
La iglesia en que síNo

expresión de sistemas económicos, o el in strumento de


intereses políticos, o bien de grupos humanos no adaptados a
la llamada "modernidad" y que quieren vivir aún en la etapa
mítica del desan-ollo humano, ya superada por la cienLífica.
En los capítulos anteriores hemos considerado el origen de
la ig lesia. Ahora vamos a considerar su naturaleza y a evaluar
su labor y posición en el mundo, a fin de que ella sea lo que
originalmente Jesuc1isto, su fundador y fundamento, quiso
que fuera .
Todo lo anterior nos lleva a otro aspecto estrechamente
vi nculado y no menos importante. ¿Para qué fue dejada la
iglesia en el mundo? ¿Cuál es su propósito, cuáles sus fines, a
qué debe dedicarse en modo prioritario? Teológicamente
hablando, ¿cuál es su misión? No está por demás señalar que
este tema ha sido el foco de debates por todo el mundo,
especialmente en las últimas décadas. La última generación
ha sido testigo y parte de las discusiones que no sólo han sido
muchísimas, sino que han traído penosas polarizaciones a la
comunidad cristiana protestante y a otros sectores llamados
cristianos. Esta situación se ha presentado debido a una
dispruidad de conceptos, pues están los que piensan que la
iglesia sólo debe predicar el evangelio y aquellos que Je
asignan como función la de establecer una nueva soc iedad
universal. Así unos opinan que la iglesia es necesaria en el
mundo y otros, que debe desaparecer para dar lugar a otra
cosa mejor.
¿Qué función o funciones, cuáles propósitos o fines le
estableció e l Señor a su iglesia, o en forma aún más
específica, a sus iglesias, pensando en los núcleos de
cristianos que conocemos como congregaciones locales?
Esta es Ja pregunta básica a la que responde este capítulo.

OBJETIVOS BÁSICOS
En los estudios sobre ternas eclesiásticos ha primado un
concepto que define la finalidad de la iglesia en tres aspectos:

58
Finalidad'es de la iglesia cristiana

adorar a Dios, evangelizar y enseñar. Es una visión correcta.


pero a juicio nuestro, tan sintética qu e parece olvidar otros
factores . Como concepto general , ayuda a tener una
esquematización sencilla y clara, pero a l a luz de la palabra y
de la experienc ia de las congregaciones, resulta un tanto
estrecho. Parece descuidar algunos terrenos que son tan
importantes como los tres señalados.
D ebido a lo ante1ior propongo a continuación un esquema
de fina lidades más amplio, pues considero que es más
objetivo. de carácter más práctico y que toma en cuenta, desde
luego. el ya mencionado. El orden sugerido no señala la
escala de importancia porque en la experiencia pastoral se
demuestra que dependiendo de cuál sea la situación de un a
iglesia, a veces hay que reforzar algunas cosas más que otras.
Más bien el siguiente es un cuadro que señala en fom1a gen-
eral lo que la iglesia debe hacer.

1. ADORAR A DIOS
Puesto que las iglesias son agrupac iones de personas que
han vivido una experiencia personal de encuentro con Dios
por medio de su Hijo Jesucristo y bajo la dirección del
Espíritu Santo, la primera y verdadera relación se da entre los
creyentes y Dios. Y el Señor así lo ha hecho para que a partir
de dicha relación , él pueda tener su testimonio en la tierra y un
medio para llegar a toda Ja humanidad.
Decfa una vez un teólogo que los. creyentes pasarán la
etern idad adorando al Señor; de modo que éste es un asunto
de poca importancia en la sin1ación presente de la iglesia.
Sin embargo la relación que tiene una congregación con
Dios es algo que debe meditarse muy bien. Por un lado Dios
busca ser adorado. Él busca personas que le reconozcan, le
crean, le obedezcan y le rind<rn el homenaje de l cual sólo él es
digno (Jn 4.23, 24). Si esta fuera la única razón, seria
suficiente. Lo diferente de ser cristiano radica en esa
confesión de Ja existencia de un Di.os de amor, poder y

59
La iglesia en que sitVo

justicia, que no sólo es Señor de todo, sino que desea


relacionarse con e] hombre y desea su adoración.
No se puede olvidar que el gran problema humano es el de
su separación de Dios, el de cambiar su gloria por imágenes
de la naturaleza y de seres creados, lo cual es idolatría, que él
abomina (Ro l .18-27). Pero la reconciliación de los seres
humanos con Dios trae ineludiblemente la vinculación entre
ambos de una nueva manera, y pone a uno en condición de
adorar y al otro de ser adorado. Esto es lo que p1imeramente
expresa todo convertido al Señor, aunque sea en un modo muy
rudimentario, y lo que expresa igualmente toda congregación
cristiana cuando se reúne (Hch 2.47; 3.8,9;Ef 1.6, 12, 14; 5.19;
Jn 9.35-38).
El hecho de ser testigos de Dios en la tierra implica
necesariamente la dispos ición a la adoración y alabanza del
Señor. Eso es lo que Dios quisiera que todo el mundo hiciera.
Pero como no le conocen, con mayor razón espera que
quienes creen en él mantengan ante los ojos del mundo su
reconocimiento por medio de la adoración.
La adoración es parte de una actitud manifestada en
diferentes formas y acciones. Existe la adoración individual o
personal, por la que en privado el creyente rinde homenaje al
Señor y reconoce su gloria, majestad, poder y amor. Tal
adoración se expresa por medio de oraciones; palabras, sea en
la lengua materna o en lenguas que da el Espíritu; en cantos;
postración; humiJlación y aun gemidos. Incluso todo puede
darse a la vez (Éx 4.31 ; Dt 26.10; Jos 5.14; 1R1.47; Sal 29.2;
95.6; Le 24.52).
La adoración es igualmente parte de un modo de vida diado
por el cual el cristiano anda, trabaja, estudia y actúa
convencido que lo que hace es en el poder de su Dios y todo lo
dedica a él (Fil 1.11; 8.4; He 13.5; Stg 5.13; Ro 12.1; 6.13).
Cuando esta motivación no existe, cuando el creyente separa
su vida cotidiana de este sentir, no sólo Dios no es glorificado,
sino que se proyecta una vida cristiana personal raquítica que

60
Finalidades de la iglesia cristiana

de igual modo se manifiesta en la reunión de la iglesia con


muy poco entusiasmo en la adoración conjunta. Por el
contrario vidas motivadas cotidianamente a servir al Señor,
llevan a la congregación un jubiloso sentir de la presencia
bendita de Dios que se manifiesta en libertad, gozo y
espontaneidad en la alabanza.
La década de 1970 trajo una muy significativa experiencia
en amplios se ctores de l as i g le sias evangélicas
latinoamericanas con respecto a la adoración. Por un lado
empezó una renovación musical que permitió incorporar, e
incluso en muchos lugares e iglesias, cambiar por completo la
himnología con instrumentos, tonos y ritmos más afines a
nuestra idiosincrasia. Pero lo más notable ha sido el énfasis en
el reconocimiento de la grandeza, poder, señorío y gloria de
Dios. A la par de una apertura litúrgica que no se ciñe tan
rigurosamente a un orden preestablecido, muchos himnos
tomados de los Salmos y otras partes de la Esc1itura, como
muchas otras canciones, han permitido que los espíritus de los
creyentes hagan de Ja adoración una experiencia mucho más
profunda.
Al observar este énfasis por muchas partes del mundo, uno
recibe la impresión que en medio de una humanidad que cada
vez piensa menos en Dios y que parece estar diciendo:
"Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus
cuerdas", de un modo especial la iglesia insiste y proclama
por medio de la adoración múltiple que Dios sí existe, y que
queremos que él sea reconocido como Rey y Señor.
En forma muy interesante, se nota una correlación entre
esta acción ante el Señor en las congregaciones y la forma
como están creciendo. Cuando el pueblo se reúne y adora en
forma jubilosa al Señor, hay un sentir unánime de que la gente
sale ¡'bendecida"; sabe que Dios estuvo con ellos. AJ Señor se
le permüe ministrar a las necesidades de las personas y éstas
cobran fuerzas para la vida y viven sus luchas, esperanzas,
frustraciones, trabajos y oportunidades con un sentido de vic-

61
La iglesia en que sirvo

toria, porque "s i Dios es por noso tros, ¿q uié n contra


nosotros?" (Sal 2.3; Ro 8.31 ).

2. REFLEJAR LA PRESENCIA DE JIESUCRISTO


La ig1esia es el cuerpo de Cristo. Cada congregación local
es, igualmente, en forma pequeña, clllerpo de Cristo (1 Co
3.16, 17).
Por esto insistimos en Jos capítulos :anteriores en Jo que la
igles ia es ante los ojos del Señor para que así sea en los
nuestros. La iglesia es el medio que Dios tiene en el mundo
para realizar, en su nombre y en el de Jesús, una seiie de
funciones, en las cuales aun los tíngeles anhelan mfrar (1 P
2.12). En este sentido hay varios aspectos que debemos tornar
en consideración.
Primero, toda congregación c1istiana debe reflejar el amor
de Jesús. Sobre todo, su amor al pecrndor, categoría que no
hace excepción de nadie, "por cuanto todos pecaron y esttín
destituidos de la gloria de Dios" (Ro .3.23 ; 11.32). Así que,
por ese amor estLÍ llamada a bendecir aun a quienes la
persigan; a no maldecir: a gozarse con los que se gozan: a
llorar con los que lloran: a no pagar a nadie mal por mal; a
procurar lo bueno delante de todos los hombres: en lo posible
a estar en paz con todos los hombres: a no vengarse sino dejar
lugar para la ira de Dios; a no ser venciidos de lo malo, sino a
vencer con el bien el mal (Ro 12.14- 21).
Jesús prestó una atención especial a los pobres porque ellos
son olvidados por todos y reciben el mayor impacto de los
problemas económicos. sociales y políticos (Mt 11.5). Sin
embargo, Jesús llamó a ricos, y también ellos encontraron un
lugar en el reino de Dios (Mt 9.9--13; Le 19. l - 1O; Mt
19.16-26; Flrn 8-2 1). Así debe ser el amor de la iglesia.
Jesús fue man so y humilde de corazón (Mt 11.29). Él no
buscó el poder político ni quiso hacer s u obra por ese medio.
Enseñó a Jos suyos a no seguir e l patrón del mundo que
anhela poder y di stinción, sino más bien a servir. Su modo de

62
Finalidades de la iglesia cristiana

relacionarse con sus discípulos fue como "el que sirve" (Le
'22.27). Somos instados a seguir el ejemplo de Cristo, quien
se despojó a sí mismo para llegar a ser como un siervo (Fil
2.1 -J 1).
La iglesia ha sido y será perseguida por causa del
testimonio de Jesús. Ha sido víctima, y lo será, de muchas
injusticias. Han hablado, y hab larán . mal de ella (Mt 5.11 , 12;
'2 Ti 3.12). Pero también es tentada al poder, a resolver
injustici as o persecuciones por medio del poder o los medios
humanos. En algunas ocasiones Ja posesión de bienes o
medios económicos la hace sentirse supe1ior. En este sentido,
Ja demanda de Jesús para su cuerpo sigue en pie: ser como su
maestro.
Como Jesús que vino para cumpli r la vo luntad de su Pa-
dre, la iglesia debe ceñirse de la misma voluntad (Mt 5.17; Jn
4.34; 6.38). Por lo cual neces ita reconocer con claridad
cuüles son los fines para los que ha sido puesta en el mundo y
debe aferrarse a ellos. Muchos objeti vos y medios le son
propuestos para cumpl ir su función . Las gentes del mundo
quieren ver a Ja iglesia convertida en una cosa muy diferente
de Jo que la Biblia propone. Pero así como Cristo rechazó al
diablo cuando éste le ofreció los reinos del mundo. o cuando
reprendió a Pedro cuando éste le insistió en no ir al Calvari o,
o cuando orando angustiado sudó "como grandes gotas de
san gre'' para que se hiciera Ja voluntad del Padre y no Ja
suya, así el pueblo del Señor debe reconocer que su llamado
es a sujetarse a la voluntad divina (Mt 4.8- 1O; 16.21-25: Le
22.4 1-43).
La iglesia además sigue el ejemplo de Jesús que vino a servir
(Mr L0.45). Esto es parte de lo que en el capítulo anterior fue
señalado, que los cri stianos deben es tar "enteramente
preparados para toda buena obra" (2 Ti 3.17). El servicio
empieza adentro, entre la misma fami lia, en la congregación, y
luego. busca hacer bien a todos ( 1 Ti 5.8; Gá 6.10). Esto es Jo
que e conoce con el nombre de diacorua, palabra griega que

63
La iglesia en que sirvo

significa servicio. En este sentido la iglesia ejerce Ja diaconía


en el nombre de Jesús, en todas las formas que le sea posible.
Finalmente, como Jesús, su cuerpo debe dar la palabra de
Dios al mundo. Él ocupó largas sesi.ones con sus discípulos,
como con las multitudes, para predicar y enseñar la palabra de
Dios. Los evangelios relatan que cuando vio una multitud con
hambre, tuvo compasión de ella y les dio de comer. Pero
tambjén "comenzó a enseñarles muchas cosas" (Mr 6.30-44 ).
Toda congregación cristiana necesita estar profundamente
convencida que Dios quiere hablar al mundo por medio de ella,
tanto por su vida, como por su predicación, su enseñanza y su
testimonjo (Mt 4.23; 9.35; Mr 16.20; He 2.4). Por lo cual,
siguiendo el ejemplo de los bereanos, toda congregación
cristiana debe ser fiel estudiante de la palabra de Dios tanto
para hablar Jo que convi.ene a la sana doctrina, como para
discernir y desenmascarar toda enseñanza falsa (Hch
17. 10-12).
La enseñanza de la palabra de Dios al mundo es una
función irremplazabJe dada a la iglesia. Es ella quien debe
comunicar la verdad de Dios, porque ella es la que guía a la
salvación. al camino angosto y a Ja vida abundante. El ser
humano siempre quiere sustituir lo de Dios por lo suyo. El
mundo actual mira la Biblia como una obra literaria
interesante pero abarrotada de mitos o explicaciones
alegóricas que la gente le daba a ciertos acontecimientos, o
como un libro de moral de un pueblo y de predicciones. Pero
no Ja reconocen como Ja palabra divina que es la verdad que
libera, que guía los pasos de la gente por el camino correcto, o
el pan y agua que sacjan el hambre y la sed de sus espíritus.
Por lo cual la comunicación de la palabra de Dios al mundo
por medio de Ja iglesia es una tarea que no puede ser dejada de
lado, ni postergada, ni dada a otros. Ella constituye quizá su
más grande privilegio y responsabilidad (Jn 8.3 1,32; Sal
119. l 05: Mt 4.4). Y es, igualmente. lo que la diferencia de
toda organización humana.

64
Fina/idacles de la iglesia cristiana

3. ANUNCIAR EL EVANGELIO
Si hay algo claramente especificado en la misión de la
iglesia es lo correspondiente al anuncio o predicación del
evangelio. Las primeras órdenes que Jesús les dio a los doce y
a los setenta cuando les envió por primera vez, fue en dicho
sentido (Mt 10.5-7; Le 10.9).
Lo más significativo es que sus úlciimas órdenes, antes de
ascender a la diestra del Padre. fueron también muy claras, y
son recogidas por los cuatro evangelios y el libro de Los
Hechos (Mt 28. 18-20; Mr 16. 15-20; Le 24.44-49; Jn
20.21-23; Hch 1.8).
Dichas órdenes así dadas evidencian la importancia que para
el Señor tiene la tarea de anunciar el evangelio, por lo que la
iglesia debe tomarla como algo que debe estar en el mismo
centro de su vida. No hay ningún otro organismo que pueda
hacerse cargo de esta labor. Sólo la iglesia de Jesucristo. Y el
objetivo de Dios es que llegue a toda ¡persona, nación, raza y
lengua porque es el único camino de salvación ya que Dios
convocará a toda la humanidad a juicio (He 9.27).
La evangelización se propone anunci ar públicamente a
Jesucristo como Salvador y Señor, ya sea a personas, familias,
grupos diferentes, pueblos o naciones. Se debe presentar el
plan redentor de Dios a fin de que las p1ersonas lo conozcan, lo
entiendan, lo crean y lo vivan en su vida diaria (Ro 1.14,15;
15. 19,20).
El anuncio de las buenas nuevas de:be hacerse en el poder
del Espíritu Santo. Parte de la razón de la presencia y acción
del Espíritu de Dios es para capacitar y dar poder a la iglesia a
fin de que e lla sea testigo de Jesuciisto, con su vida y con su
palabra (Le 24.49). Algo que se evidencia cuando hay
derramamientos del Espíritu en una congregación o región es
que los hermanos alaban al Señor con libertad, experimentan
gran gozo, un deseo de contar a Jos demás lo que Dios ha
hecho por medio de su Hijo, y llevar el testimonjo a otros
lugares.

65
La iglesia en que sirvo

Generalmente e l mismo Espíritu mueve a las


congregaciones n buscar los medios mús adecuados para
llegar a la gente. Sin embargo, el tiempo ha indicado que
au nque Dios levanta evangelistas de renombre, con unción
especial, el modo más simple y efectivo, es el que se da en la
comunicación del evangelio persona a persona. Así el joven
babia al joven; el vecino al vecino; el compañero de trabajo a
su colega; el profesional al profesionJ. Cada uno en su propio
ámbito de relaciones tiene campo para la tarea
evangel izadora. Y es así como la iglesia expande su
testimonio.
Con todo, desde el punto de vista de una congregación, no
sólo el testimonio o evangelismo personal es la primera acción
que se debe y puede desplegar sino muchas otras, corno la
evangelización orgruúzada casa por casa, estudios bíbücos en
hogares, cultos al aire libre, programas de radio, distribución
de Biblias, tratados, Libros y muchas otras formas. En todo esto,
la convicción que los dirigentes de la iglesia tengan acerca de la
importancia de esta labor, es determinante para crear
conciencia, para orar específicamente por esto, y para
movilizarla en fom1a sistemática y permanente.
Aunque el testimonio es verbal, y se da un mensaje que
espera una respuesta, no eslá fuera del sentido de esta labor
que el Espíritu Santo conceda que los creyentes puedan hacer
señales en su nombre. Cuando se hacen visitas a hogares de
personas no cristianas, o se encuentran situaciones difíciles
en un hogar o región, Ja oración de fe de los hijos de Dios
puede demostrar que Dios existe y que actúa ante la necesidad
de la gente. Por esto a muchos se les abren los ojos y buscan al
Señor. Aunque siempre debemos tener presente que hay per-
sonas que aun viendo la gloria y el poder del Señor, rechazan
su misericordia (Mr 16.20; Hc h 14.3; He 2.4; 2 Ti 1.7; Jn
14. 12).

66
Finalidades de la Iglesia cristiana

4. HACER DISCÍPULOS
Esta labor, igual que la anterior, es específica (Mt
28.18-20). Pero, además fonna parre de la anterior. Anunciar
el evangelio y hacer discípulos son dos caras de una misma
moneda, o dos partes de una misma labor. La evangelización
se refiere a la gente no cristiana para anunciarle el evangelio,
se le presenta a Jesús como Salvador, y se le brinda la
oportunidad de creer. Hacer discípulos es la etapa que sigue.
Al convertido a Jesucristo se le propone siempre a Jesús, pero
ahora como el Señor, e l maestro, el modelo y la meta de su
vida. En este proceso se da lo que en otro capítulo ya fue
mencionado, cuando la nueva persona aprende a despojarse
de su vieja vestidura pecaminosa. y se reviste de la imagen de
Jesús con la ayuda del Espíritu Santo (2 Co 3.18; Ro 8.29; Ef
4.22-32).
En esta labor hay una gran fa11la pastoral. En algunas
congregaciones se hace mucha evangelización y muy poco
discipulado. Esta tarea requiere de una disposición pastoral,
vivencia y experiencia para llevarla a l seno de la
congregación y establecerla como parte del programa central.
Lo mejor es preparar en un lapso de dos o tres años varios
equipos bien fom1ados para tener con qué atender a todos los
convertidos. Cuando una iglesia logra tener por lo menos
vienticinco, treinla, cuarenta o cincuenta discipuladores, sabe
que e l trabajo con los recién convertidos no sólo será
atendido, sino que Llevará grandes frutos. Por las expe1iencias
ya conocidas en todo lu gar de grandes campañas de
evangelización con pocos frutos permanentes, la tarea de
formar discípulos se hace imperativa.
Pero esto va más allá. Todo pastor que ha probado este
campo con seriedad, sabe que el resultado no es la mera
adición de personas a la congregación. sino la calidad de vida
cristiana que resulta, la motivación y capacitación al
testimonio, la capacidad de multiplicación espiritual cuando
los discípulos aprendan a ganar a otros para Jesús y hacerlos

67
La iglesia en que sirvo

discípulos de él, y la motivación que adquieran para servir en


muchos campos de la iglesia. y de la obra en general. Por
encima de todo está el sentido de unidad y de cuerpo que se va
desarrollando en los hermanos, lo que contribuye a un tipo de
relaciones más abiertas, sinceras y maduras.

5. REUNIR A LOS CREYENTES


Con este título queremos decir vmias cosas. Por un lado, es
el deseo del Señor que todo hijo suyo esté incorporado en
forma visible en alguna congregación. Es lo normal en la vida
cristiana. Y la iglesia es esa asociación de hijos de Dios. Así
adoran al Señor. Así se edifican. Así se ayudan. Así amplían la
obra.
Congregar personas aparentemente es una tarea fácil si se
hace alrededor del culto, nada más. Pero si se busca
integrarlas con objetivos como los que se han ido exponiendo
en este capítulo, es otra cosa. Requ.iere de una acción pastoral
muy inteligente. Sin embargo, en primera instancia, siempre
se busca congregar a los que confiesan la fe en Jesús.
Por otro lado reunir a los creyentes lleva en sí un fin más
amplio. Porque no se trata de tenerles una o dos horas en un
culto, sino de que el grupo desaITolle una fo1111a de ser y de
vivir en conformidad con la voluntad divina. Como cuerpo
social ella proyecta una imagen ante el resto de la comunidad
que puede ser favorable o no a su testimonio.
La forma de ser de la congregación en su medio necesita ser
considerada con muchísima seriedad, porque si en ella se dan
los caracteres de s up eración de situaciones moral es,
culturales y soc iales del ambiente, la iglesia se constituye en
un tipo de comunidad alterna a lo que se da en el mundo. En
las sociedades impera el orgullo, la explotación, los
privilegios raciales, económicos, políticos o culturales. Se
causa daño a los demás por la mentira, la lujuria y toda clase
de malas prácticas. Pero cuando en la iglesia hay relaciones
de amor, de respeto, de santidad. de ayuda mutua y de

68
Finalidades de la iglesia cristiana

obedie ncia a la voluntad divina, todo ello y más, ofrece a las


personas un ambiente que no encuentran en otras partes. Así
la congregació n llega a ser una verdadera comunidad alterna a
lo que se puede encontrar en otras partes.
Esto es lo que reflejó la mayoría de iglesias de las que nos
habla el Nuevo Testamento, por lo cual algunas personas se
sentían motivadas a seguir su mensaje y estilo de vida,
aunq ue otras lo rechazaban. A esto se refieren hoy algunos
teólogos cuando hablan de que la fe cristiana genuin amente
vivida conduce en mayor o m enor grado a una "con-
tra-cultura'', o sea a una forma de vida que en algunas cosas
difiere radicalmente de lo que se da en el ambiente, y que aun
a veces entra en conflicto con él. La iglesia ac túa corno luz
en m edio de las tinieblas. en parle porque la alumbra, y en
parte po rq ue la juzga y la condena al demostrar que sí es
posible un modo de vida diferente (Hch 2.43-47; Mt
5.14.15; He 11.7 ; Jn 17.14- 17).
De todo lo anterior se desprende el valor que tiene Ja acción
pastoral no centralizada sólo en el púlpito, sino en una tarea
que conte mpl a una serie de campo s y de fases que
necesariamente deben ser abarcados. Por ejemplo el Nuevo
Testru11ento habla de cómo la iglesia en Jerusal én proveía para
las necesidade s d e las viudas, aspec to que Pablo
posterionnente reorganizó. También se dieron épocas de
hambre, en las que las iglesias se ayudaban unas a otras y
tenían la oportunidad de cubrir algunas necesidades entre los
hemrnnos de manera que el sentido de iglesia iba más all á de
la simple comun ió n o adoración, para verse como verdaderos
hermanos en todo sentido (Hch 6. 1-6; 11.27-30; 2 Ca 8. 1-1 5;
9.1-1 4; Gá 2.10; 6.10; 1Ti5.3-16; Stg 1.27; 2. 1-4 ; 3 Jn 5).
E l estado de pobreza en que viven muchas personas en
nuestro con6nente, en e l c ual también están presentes
congregacio nes cristianas evangéli cas, indica la atención que
se le debe poner a este aspecto de la vida de la iglesia y de Ja
proyección del trabajo pastoral. Si bien es cierto q ue el

69
La iglesia en que sirvo

evangelio cambia la vida y que los convertidos por 10 general


reorganizan sus pri01idades y actividades en forma diferente,
sin embargo, muchos requieren atención y orientación en el
campo económico y laboral. No todo en la congregación debe
ser dar a los necesitados, porque esto a la larga crea
situaciones que, en vez de ayudar, causan daño . Hay
ocasiones y casos cuando esto es Jo único que se puede hacer
y se debe hacer. Esto lo sabe todo pastor. Pero se necesita orar,
pensar, planificar y llegar a acciones que tienden a ayudar a
los hermanos a resolver sus difíciles circunstancias. Y esto
varía de acuerdo a los países, culturas, zonas urbanas, rurales
y medios disponibles. Lo que sí es necesario es que haya la
disposición de ver esta parte de la responsabilidad de la
iglesia que viene a constituirse en uno de sus objetivos.

6. CONCLUSIONES
(l) ¿En qué consiste la tarea de la iglesia? ¿Cuáles son los
objetivos que debe perseguir? ¿Cuál es su misión? Todo
diiigente denominacional, pastor de congregación, líder y los
creyentes en general, deben tener claro este asunto. Cuando
unos y otros definen bien los objetivos que persigue la iglesia
y se dedican a alcanzarlos, notan que la vida de una
congregación es sumamente interesante y valiosa, porque
glorifican al Señor y se calman los anhelos de Ja gente.
Cuando estos objetivos generales se hacen específicos
como por ejemplo para un año se proponen determinada meta
de crecimiento en su membresía; o bien se proponen ayudar a
varias familias para que tengan casa propia; o establecer
cierto número de gmpos discipulares , etc. , hay más retos y
posibilidades de ver resultados tangibles, cosa sumamente
beneficiosa. Cada congregación en conformidad a su propia
situación, dentro del marco general de objetivos, no sólo
puede· ver en qué está fallando, sino hacia dónde debe guiar
sus oraciones y su trabajo mancomunado.

70
Ffnalidadc:!s de la iglesia cristiana

(2) La vida de una congregación consiste en un complejo de


aspectos que deben ser llevados a cabo, algunos en modo ya
sea si multúneo, o bien escalonado. Pero no se puede dejar
ninguno u un lado. El alcance de los objetivos se dificulta
porque a menudo ni siquiera los líderes saben cuál es Ja tarea
que hay que hacer. De manera que tanto dirigentes como
congregación no sólo deben tener conocimiento de ello, sino
que deben trabajar en forma conjunlta para llevarlos a Ja
práctica.
Ayuda mucho a las congregaciones tener algún material
impreso que provea de dicha información a cada hermano, que
se estudie en forma conjunta y de vez en cuando se repase. para
ver en cuáles áreas se está teniendo éxito y en cuáles no, a fin de
hacer los respectivos ajustes de programa.
Para un pastor, el espectro de varios objetivos Je exige aún
más que conocerlos. Es tener la mayor cantidad de
infomrnción sobre cada uno de ellos, no sólo en cuanto a lo
que Ja Biblia dice, sino en cuanto a cómo se pueden llevar
adelante. Así como un médico debe tener una formación gen-
eral en su carrera pero necesita irse especializando en
determinadas áreas, todo pastor, igualmente, debe llegar a
dominar ampliamente campos como Ja enseñanza, la
predicación, la evangelización, el disci.pulado, las relaciones
congregacionales , la ayuda y desarrollo a los necesitados, la
planificación, organizac ión del trabajo y otras partes
componentes de su labor.
(3) Es evidente que la vida de una congregación, para llenar
los anhelos del Señor que la creó, debe tener un balance entre
adoración, comunión , palabra. ayuda y servicio. En conjunto,
dan la verdadera tónica de lo que es el cuerpo de Cristo y lo
diferencian de cualquier organización creada por los hom-
bres. Esto sólo se alcanza mediante una convicción de que
Dios vive y que él está realizando parte de sus importantes
planes en el mundo por medio de la iglesia, mediante un
apego y fidelidad a la palabra de Dios, mediante el desarrollo

71
La iglesia en que sirvo

amplio de la comunidad de fe, y mediante un liderazgo


conocedor y dedicado por entero a la tarea que el Señor Je ha
asignado.

T!.
5

EL GOBIERNO DE
LA IGLESIA
INTRODUCCIÓN
Una de las preguntas que muchas personas formulan
respecto a las iglesias cristianas evangélicas es ¿por qué
tienen sistemas de gobierno tan diferentes unas de otras? ¿Por
qué no hay un gobierno centralizado como lo tiene la iglesia
católicorromana? En los últimos veinticinco años ha habido
un in c r e m e nto de la s igle si as conocidas como
" independientes", muchas de las cuales no tienen una forma
específica de gobierno, o bien necesitan cierto tiempo para
desarrollarlo. Muchas otras han crecido bajo Ja dirección de
a lgún organ ismo ec les i ás ti co conocido como
"denominación", que provee un sistema de gobierno, en
algunos casos sumamente rígido, en otros algo flexible.
¿Qué nos dice el Nuevo Testamento al respecto? ¿Cómo se
pueden contestar algunas de aquellas preguntas? Aún más
importante: ¿cuál es la mejor forma de gobierno para las
iglesias? Este es el asunto que abordaremos en este capítulo.

1. IGLESIA UNIVERSAL E IGLESIA LOCAL


En un capítulo anterior lúcimos referencia a este aspecto que
siempre mantiene a los cristianos en cierta tensión. Pues lo que

73
La iglesia en que sirvo

tenemos más a Ja mano, lo que generalmente vemos y con Lo


cual nos relacionamos es Ja congregaci1ón local, aquel grupo al
que asistimos y en el que tomarnos parte de lleno en su vida y
misión. Pero nos es algo confuso el término universal.
El católico tiene una imagen de iglesia universal porque
tiene una sede central, Roma, un j efe, el papa rodeado de sus
cardenales y obispos y todo un sistema legal conocido como
el derecho canónico por el cual se regulan todas sus
organizaciones, actividades y relaciones. Muchos usan la
conocida frase de que dicha iglesia es la "sociedad perfecta".
Desde luego que frente a Ja imagen que ella proyecta, las
iglesias evangélicas aparecen como un1 caos, como un mundo
de confusión organizacional.
Ante dichas realidades los evangélicos argüimos que el
Señor Jesús estableció una iglesia pero no una gran
organización y mucho menos un sistema de poder religioso y
político en fonna de pirámide, presidida y dirigida por un
hombre que se atribuye cualidades divinas, como son la
infalibilidad y el poder de perdonar o condenar a personas. En
el sentido evangélico de iglesia universal, predomina la idea
no de una gran organización con gobierno centralizado, sino
más bien con otros factores. Pensarnos., en primer lugar, que la
unidad es de carácter espiritual en el sentido que Dios mismo
la realiza. ¿Cómo? Cuando las personas tornan su decisión
personal por Jesucristo, son bautizad.as en agua y Dios nos
bautiza por su Espíritu Santo en un solo cuerpo. Es lo que
Pablo les enseñaba a los corintios: "Porque por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en uin cuerpo, sean judíos o
griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de
un mismo Espíritu" (1Co1 2. 13; Hch 2.37-39).
Lo que hace Dios es un hecho real. De modo que creemos
con fe y seguridad que a partir de nuestra obediencia al
evangelio, quedarnos integrados a urna unidad espiritual en
Cristo, no importa en qué lugar del mundo nos encontremos o
bien por medio de quien hemos creído. Si hemos entrado por

74
El gobierno de la iglesia

la mjsma puerta, lavados por la mjsma sangre, bebido de la


misma fuente y nos guía Ja misma esperanza, fonnamos parte
de la iglesia universal o el cuerpo de Cristo.
De esta manera respondernos que los creyentes en
J esuc1isto no necesitan buscar la unidad porque esta ya se ha
realizado. Todos los que han creído han sido unidos en un
gran organismo espiritual. Pero hay más.
A los cristianos nos une la confesión de nuestra fe. Por Jo
general las iglesias o "denominaciones" tienen lo que se
llama una declaración de fe, por la que se especifica el marco
doctrinal que las guía. Un examen de ellas en diferentes
agrupaciones muestra que en los aspectos básicos hay
acuerdo, como por ejemplo la creencia en un solo Dios
manifestado en tres personas; la suprema autoridad de la
Biblia como palabra de Dios en materia de fe y de práctica; el
estado de pecado de la raza humana y su consiguiente
necesidad de redención; la revelación suprema de Dios en la
persona de Jesús y su obra a favor de la humanidad; la
necesidad de un arrepentimiento genuino y conversión a Dios
por la fe en Jesús para ser justificado, perdonado y
reconciliado; la presencia y acción del Espíritu Santo en las
vidas de los hijos de Dios y en la vida de Ja iglesia; la segunda
venjda de Cristo, y algunos otros principios. Esto Jo confiesa
en Argentina, Canadá, Alemania , Japón o Nigeria
prácticamente todo cristiano y congregación evangélica. Por
esto entendemos formar parte de una sola iglesia.
Debemos notar también que a los cristianos Jos une su
experiencia de conversión y obediencia a Jesucristo. Esta es
parte de una realidad por demás interesante conocida por
quienes han viajado por muchos lugares. Cuando una persona
expresa su fe, su conversión y su seguimjento a Cristo, otro
que ha vivido lo mismo inmediatamente se identifica como
hermano. Ni siquiera pregunta por otros aspectos doctrinales.
Y esa unidad inmediatamente se expresa en una relación
sincera, sencilla y profunda.

75
La iglesia en que sirvo

Manifiestan también nuestra unidad múltiples actividades


conjuntas en muy valiados niveles como reuniones pasto-
rales, campañas de evangelismo, congresos regionales y
mundiales, alianzas , instituciones de formación pastoral de
carácter interdenominacional, organizaciones de servicio
integradas por hermanos de diferentes agrupaciones,
agrupaciones formadas para atender si tuaciones de
emergencia y muchas otras.
De manera que los c1istianos evangélicos tenemos otro
modo de expresar la unidad sin un gobierno humano central.
Lo que afirmamos es que Jesús es la cabeza de su cuerpo, y
ejerce su autoridad y dirección por medio del Espíritu Santo
quien ocupó su lugar. Podemos decir con propiedad que el
Espíritu Santo es el vicario de Cristo en la tierra, pues éste, en
el más amplio sentido, tomó su lugar (Jn 14.16,26; 15.26;
16.7,13,14; 20.2 1). Y es él quien da unidad al cuerpo.

2. LOS DONES A TODO EL CUERPO


Alguno s intérpretes bíblicos diferencian la unidad
espiritual ya hecha por el Espfritu Sar1to, de la unidad real o
crítica, o sea la que se da en la realidlad diaria. Esta es otra
expresión que muchas veces nos causrn problema, no tanto de
entenderla, sino vivirla. Es el modo como nos relacionarnos
los cristianos en la vida diaria, especialmente a nivel de
congregaciones locales.
La Biblia indica que D ios estableci6 los ministerios, o sea
personas con un tipo de servicio especial a toda Ja iglesia. Son
ll amados dones o regalos de Dios a su cuerpo. Si es cierto que
son dones o capacidades que se dan a personas, la idea va
mucho más allá, pues son dados para servir al cuerpo entero.
Hay cinco que se mencionan en 1rn carta a Jos Efesios:
apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef
4.11 ). Ellos vienen a representar un aspecto importantísimo
en el gobierno de la iglesia. No llegaron nunca a constituir una
organización bajo la cual estarían todos Jos cristianos, ni

76
El gobierno de la iglesia

mucho menos establecieron un centro re ligioso-político. Esto


vino como un proceso histórico que desvió a la iglesia de sus
bases originales. El gobierno de aquell os ministerios tiene su
propio cankter.
(1) Los apóstoles
Hay un sentido estricto de este minis terio que, incluso hoy
nos es muy necesario reconocer. El ap6stol es un enviado, un
mensajero. Así lo dio a entender Jeslis cuando llamó a los
doce y los env ió a predicar, a sanar, a echar fuera demonios y
anunciar el reino de D ios (Mt 10. 1- 15; Jn 20.2 1). Ellos así lo
entendieron y practicaron una vez que el Señor ascendió y les
envió el E spíritu Santo. Se sabe que después de estar en
Jerusalén, Jos apóstoles sali eron por diferentes partes para
anunciar el evangelio y establecer congregaciones.
Pero el sentido de apóstol identifica e n forma muy concreta
a los doce originales. Sabemos que uno fa lló, Judas, que fue
sustituido por Matías, de quien casi no se sabe nada (Hcb
J.] 5:26). Los once vieron la urgencia de completar el número
doce. En Apocalipsis la nueva .Jerusalé n está edificada sobre
los nombres de los doce apóstoles. E llo ratifica que cuando se
habla de este ministerio, en el Nuevo Testamento, en primer
Jugar, se refiere a los doce.
Los requisitos que debían llenar erarn el haber estado juntos
"todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre
nosotros, comenzando desde el b autismo de Juan hasta el día
en que de entre nosotros fue recibido arriba" . Además, que
"sea hecho testigo con nosotros de su resurrección ... El
apóstol, entonces, debía haber conocido y andado con Jesús
prácticamente todo su ministerio hasta Ja resurrección para
poder ejercer una función de verdadero "testigo" ocular (Le
1.1-2; 1 Jn 1.1 -3; Hch 2.32; 3. 15; 5.32).
Pablo, no habiendo conoc ido a Jesús personalmente, alega
que lo vio, que él Jo envió y que le reveló el evangelio, factores
reconocidos Juego por los demás y que le hicieron formar

77
La iglesia en que sirvo

parte de los apóstoles ( 1 Co 9.1 ; Hch 9.5 ,6: 22.6-11;


26.14- 18; 1Co15.7-10).
E l sentido de apóstol está restringido también por cuanto
ellos, no sólo como personas forman parte de la base de la
iglesia, sino por su enseñanza. El evangelio, doctrina central
de la fe cristiana, fue predicado por ellos y fijado de taJ
manera que ni un apóstol, ni un ángel del cielo, ni otra persona
pod ía enseñar cosa diferente (Gá 1.8,9; Hch 15.1 -3 1). Ellos
insistieron en la doctrina que les fue ciada por el Señor, que
transmitieron a las nuevas congregaciones, y estas a su vez
debían enseñarlas en el futuro. O sea que la palabra de Dios, la
revelación para la época del nuevo pacto y de la gracia, les fue
encomendada a ellos (Ro 2.16; Gá 1.1 1; 2.5; 1 Ti 1.3- J 1;
4.6,7; 6.3: 1 Co7.25.40; 3.15-18; Ap 1.1-3).
De lo anterior se desprende la gran importancia que tiene el
canon o conjunto de libros del Nuevo Testamento
considerados como inspirados por Dios, al cerrarse al final
del siglo 1 de nuestra era, el cual, junto con el del Antiguo ya
fij ado por los judíos, representa la autoridad sobre Ja cual se
basa Ja iglesia cristiana no sólo para defi nir sus doctrinas
básicas, sino para examinar y juzga.ir toda enseñanza que
pretenda sustituirla o falsearla.
Sin embargo el término apóstol parece empicarse en forma
algo indirecta a algunas otras personas como a Jacobo el
hermano de l Señor, a Bemabé, Andrón1ico, Junias y Si las (Gá
1.19; 2.9; Hch 14. 14; Ro 16.7; 1Ts2.6; Hch 15.22, 27, 32, 34,
40). Y a algunos hermanos que se hacían pasar por apóstoles
que enseñaban cosas diferentes y creaban problemas en las
congregaciones (2 Co 1J .1 3; Gá 1. 7; Fil 3.2; 2 P 2.1 ).
Existe tamb ién otra faceta del ministerio del apóstol que se
puede leer en la manera como desempeñaron su labor. Es que
realizaban una función supervisora en cuanto a la vida de las
congregaciones, su doctrina y sus problemas con el fin de
ayudarlas. A lgunas veces lo hicieron medi ante visitas

78
El gobierno de la iglesia

personales, otras por el envío de algún discípulo, u otras por


una carta (Tit 1.5; 1 Co 1.11 ; 2 Co 13. l ).
Al designar a las iglesias su gobierno propio, los apóstoles
quedaban más libres para ir ampliando e l radio de acción del
evangelio. Ya desde el ti empo apostólico se dieron
circunstancias en las cuales personas de alguna congregación
ponían en tela de juicio y rechazaban el ministerio y autoridad
de1 apóstol (3 Jn 9-1O;2 Co 7.2- 15; 10.1-12; J 1.J-15, 16-20).
Todo lo anterior nos lleva a hacernos una pregunta:
¿existen los apóstoles hoy? De vez en cuando se escucha de
alguien que se considera apóstol de cierto lugar. A la luz de lo
dicho podríamos establecer 1as siguientes respuestas.
Primero, en el sentido estricto, hubo doce apóstoles. Por las
características que el Nuevo Testamento les asigna a ellos, el
ministerio apostólico en las mismas dimensiones es,
sencillamente, irrepetible. Nadie puede atribuirse hoy ni el
nombre, ni Ja autoridad espi1i tual que tuvieron aquellos.
En segundo lugar, dado que se nota en alguno que sí hay un
ministerio que quizá lo que recoge del grupo inicial es su
sentido de enviado, de mensajero, así como una visión más
amplia que la de una congregación local , o sea del cuerpo de
Cristo . Así desempeña una función en muchas
congregaciones para orar por ellas y ayudarlas en lo posible.
Desde este punto de vista podemos decir que sí ha habido y
hay hoy día apóstoles aunque no lleven el nombre ni se les
reconozca públicamente como tales. Hay hermanos en
diferentes partes del mundo que han llegado a tener un
reconocimiento, aprecio y autoridad espiritual, que se
mueven entre mucha s agrupaciones sirviéndolas,
orientándolas, y vinculándolas en muchas maneras. Estos
hermanos aun cuando no ejercen ningún dominio sobre las
congregaciones, ejercen su valiosa influencia porque se les
solicita y porque ven en ellos caracteres espirituales
especiales. Estos son ministerios al cuerpo con una función
muy amplia. Y aunque no se les conozca como apóstoles, de

79
La iglesia en que sirvo

hecho están ejerciendo dicha función. Es un tipo de


apostolado " informal" pues no está nombrado por nadie, no
está dentro de una estructura pero si se deja ver con claridad el
perfil de su trabajo como un ministeiio del Espíritu Santo para
bien de toda la iglesia.
En tercer Jugar, estos hermanos, ya sea que se les reconozca
o no su labor y el nombre que deberían llevar, deben estar
enmarcados exactamente en los mi s mos principios
establecidos en Ja palabra de Dios y no pretender ir más allá.
Por ejemplo cuando algunos que en los últimos años de
repente se han autoproclamado apóstoles. Comienzan a
rodearse de una autoridad basada en supuestas revelaciones,
las que a veces entrnn en conflicto con la enseñanza bíblica. O
bien, comienzan a ostentar poderío y mando sobre iglesias y
personas, desruTollando un tipo de "reino" alrededor de ellos,
estos "elementos", como ya se han dado casos, andan detrás
de otras cosas.
(2) Los profetas
Como ministerio a codo el cuerpo de Cristo, generalmente
los apóstoles fueron profetas. EIJos edificru·on, exhortaron y
consolaron a las iglesias (1 Co 14.3). La comprensión de
algunos exégetas es que la referencia hecha por el apóstol
Pablo acerca del fundamento de la iglesia cuando habla de
los "apóstoles y profetas" se refiere a las mismas personas
(Ef 2.20). Cuánto más nos inclinamos a esta interpretación
mejor vemos que fueron los apóstoles como Pedro, Pablo y
Juan que no sólo interpretan a los profetas del Antiguo
Testamento, sino que aclaran algunas profecías de Jesús y
plantean aspectos del futuro de Israel, de la humanidad, de la
iglesia, del juicio de Dios a las naciones, a las personas, y el
establecimjento final del reino de Dios (Hch 1.16-20;
2.16-21, 25-36; 13.16-26; 15.14-19; Ro 9.11; 1Co15; 2 Ts
2.1 -12; Ap 1.1; 4.1).
De su labor en la actualidad se puede pensar en términos
similares a la de los apóstoles. Aun más pensando que si

80
El gobierno de la iglesia

ejercen alguna función relacionada con las cosas por venir,


deben estar sujetos a la palabra de Dios y al examen de sus
enseñanzas por hermanos con otros ministerios (2 P 3.19-2 J;
Ap 22.18, 19; 1 Co 14.29-32). Esto implica que cuando
aparezca n hermanos en algún lugar con men sajes,
enseñanzas. visiones o revelaciones, no deben ser aceptadas
sin que los pastores y líderes hayan examinado lo que dicen a
la luz de la palabra de Dios, como también las intenciones que
el profeta trae.
Existe un conocido documento 11amado la DIDACHE o
ENSEÑANZA que se data entre el siglo 1ysiglo1Il D.C., que
si bien no es un documento canónico, tiene una serie de
consejos que se daban a las iglesias para prevenirlas de los
"falsos profetas'' que viajaban de un lugar hacia otro. Entre
las claves que se dieron para distinguir entre el falso y el
verdadero ministerio profético está el solicitar dinero o buscar
bienes materiales.
(3) Evangelistas
Los apóstoles fueron evangelistas. Pero no todos los
evangelistas fueron apóstoles. Los evangelistas son puestos
con dos fines muy definidos. El primero, anunciar el
evangelio en forma amplia, como es el caso de Felipe, quien
fue a Samaria y Dios lo usó para que muchas personas se
entregaran al Señor. Especialmente tiene que ver con lugares
donde el evangelio apenas se va a sembrar, con el objetivo de
establecer allí una iglesia que dé testimonio de Jesucristo.
El segundo fin es el mismo para los otros cuatro
ministerios: "perfeccionar a los santos para ]a obra del
rnirústerio" (Ef 4.12). ¿Cómo se entiende esto?
Por un lado su labor va más allá de la predicación a gente no
cristiana. Esta se dirige a los hermanos para capacitarlos a fin
de que realicen la obra evangelística. El evangelista, como el
apóstol, por recorrer muchos lugares y conocer a mucha gente
muy diferente, va adquiriendo gran conocimiento de las
culturas, lenguas, costumbres, así como también métodos

81
La iglesia en que sirvo

para llegar a la gente con el evangelio. Es una persona que


funciona como "punta de lanza" de la iglesia, por lo cual su
ex periencia, su motivación y s us co noc imie ntos deben
contribuir a la movilización de los cristianos en el testimonio
de Jesús.
El evangeli sta, entonces, es mmbién un servidor del Señor
para todo su cuerpo, pero orientado hac ia la movilización de
las iglesias y la evangelización de los incrédulos.
Algunos hermanos que se sienten llamados al evangelismo
se dedican más que todo a visi tar congregaciones y celebrar
"ca mpaña s·· co n ellos. Su función se limita casi
exclusivamente a predicar, lo que pe1mite que algunos sean
mu y poco creativos y muy repetitivos en sus exposiciones.
Para un ministerio más amplio todo evangel ista necesita estar
dentro de una congregación que sea su hogar espiritual,
aunque s irva e n forma interdenorn inac ion al. Necesi ta
trabajar y experimentar toda forma posible de metodologías
evangelizadoras, para que pueda enseñarlas a pastores y
hermanos de diferentes Jugares. Es esto lo que puede hacer un
verdadero edificador del cuerpo de Cristo.
(4) Pastores y maestros
Se entiende que estas dos actividades van juntas. Se trata
del gobierno y enseñanza de la congregación. Todo pastor, en
Jo posible, debe ser maestro de Ja palabra de Dios ( 1Ti5. 17).
Están dedicados más que todo a la congregación local (Hch
13. J; 1 Co 12.28,29; 2 Ti 4.3; Stg 3.1 ). S in embargo estos no
pueden perder su visión de la iglesia como un cuerpo, de
modo que cuando edifican deben reconocer que construyen
no algo separado e independiente, sino la pequeña parte de un
gran todo. Y a éstos les corresponde sujetarse a Jo establecido
por e l ministerio apostólico, o sea, para nosotros hoy, lo que
ha sido escrito en las pági nas de la Sagrada Escritura.

82
El gobierno de la iglesia

3. EL GOBIERNO DE LAS IGLESIAS LOCALES


Los siglos han traído cambios en las iglesias. Aunque
rambién se usan los mismos términos- pastor, obispo,
anciano, e tc.- en muchos casos tienen significados
completamente diferentes. Acerca ele este asunto hay varios
ele mentos que considerar.
( 1) Toda congregación local debe tener su gobie rno.
Gobernar tiene que ver con la dirección que se le da a las per-
sonas, grupos o instituciones. El gobierno es una fonua de
liderazgo. Tiene que ver con la administración, con metas,
con programas. Igualmente tiene que ver con la enseñanza,
con el cuidado y dirección de un grupo de seguidores de la fe.
El gobierno es necesario en la iglesia. Sin él se puede dar Ja
confusión y desintegración de Ja congregación. Si se abusa,
cae en el patemalismo, dominio y tiranía. E l gobierno se da
dentro de lo que se conoce como una "estructura", o sea
dentro de un marco o armadura que arregla o dispone las par-
tes que componen ... la congregación. Es una forma de
organización o disposición de las partes. Por ella las
fu nciones de las personas y núcleos directivos deben saber lo
que les corresponde hacer.
(2) ¿Qué es lo que podemos leer en el Nuevo Testamento
acerca del gobierno de la iglesia?
Primeramente, como ya fue presentado anteriormente, la
obra e mpezó bajo la dirección de los apóstoles. E llos
anunciaron el evangelio, a los convertidos los integraban en
congregaciones y les enseñaban. Luego, ya sea de modo
permanente o por un período de varios años, o en forma
pasajera, ejercían el pastorado, cuidado y enseñanza de las
congregaciones. Recordemos que Pedro y otros apóstoles
estuvieron ~maigados en Jerusalén por varios años. Luego
salieron. Pablo permanecía períodos relativamente cortos en
las nuevas congregaciones (Hch 6. 1; 15 .4; 11.26; 13.2-3, 50:
14.21; 18. IJ).

83
La iglesia en que sirvo

En segundo lugar se ve que fue form:ado un número de per-


sonas encargadas de atender a ciertos grupos de necesitados.
Se les llamó di áconos y diaconisas, y corno su palabra lo in-
dica, su función era servir. Con esta designación los apóstoles
podían estar libres para dedicarse a lo primordial de su labor:
orar y predicar Ja palabra (Hch 6.1-·6). Así los diáconos
aparecen corno auxiliares del ministerio principal, pero sus
cualidades eran casi las mismas que se pedían para los
pastores. Se mencionan diáconos en lrns iglesias de Filipos y
Roma,cornoenotroslugares(Ro 16.l ; Fil 1.1 ; 1 Ti3.8-13).
En tercer lugar, aparece luego la designación de
" ancianos", "obispos" y "pas tores:" . En la iglesia de
Jerusalén, ya para los tiempos del concilio (c. año 51 D.C.). se
menciona que el gobierno de dicha congregación consistía en
los apóstoles y ancianos, además dle los ya nombrados
diáconos (Hch 15.4). Pablo, a partir del regreso de su p1imer
viaje misionero, establece ancianos en las iglesias y ordena a
sus ayudantes a hacer lo mismo en diferentes lugares (Hch
14.23; 15.4; 20.17; Tit 1.5; Stg5.14; l P 5. 1.5). A la iglesia de
Filipos le remite la carta a los "santos" , o sea a toda la
congregación con sus obispos y diáconos (Fil 1.1 ).
Existe un consenso en el sentido de que las designaciones
de pastor, anciano y obispo indican lo mismo. En las
congregaciones el gobierno no lo ejercía, entonces, una sola
persona, sino uno o varios equipos. Es c:laro que en las iglesias
no se daba el gobierno de un solo pastor sino de varios. Estos,
reunidos, posiblemente formaban el "presbiterio" ( 1Ti4.14).
Para el nombramiento de estos gobernadores de la iglesia
había estipulaciones estrictas (1 Ti 3. 1-7; Tit 1.5- 11 ; 2. 1-5).
Lo anterior es sumamente importante porque deja ver un
principio: que el gobierno de la congregación no puede estar
en manos de una sola persona, sino de un grupo o equipo, o
aun varios. El caso contrario es el de una iglesia en la que un
hombre ejercía un poder ilimitado y estaba causando serios
daños (3 Jn 9).

84
El gobierno de la Iglesia

Finalmente, el gobierno de la congregac1on tiene otro


participante. Es la congregación misma. E n la resolución del
problema de la alimentación de las viudas, los apóstoles
convocaron "a la multitud" (Hch 6.2,5). En el concilio del año
51, el problema de la doctrina no fue tratado sólo en escala
apostólica. Se reunieron los apóstoles, los ancianos y la iglesia
para decidir el asunto (Hch 15.6,22,23). En el caso del que
cometió un incesto en Corinto, Pablo llama a toda la iglesia a
tomar parte en la acción disciplinada ( 1 Co 5.4,5 ). Igualmente
apela a toda la congregación para perdonar a un hennano que
había caído pero que fue restaurado (2 Co 2.5-11 ).
El cuadro visto en su totalidad muestra que el gobierno de
la congregación local desde la época apostólica no tiene una
forma específica. Pero sí se puede intuir que dicho gobierno
es ejercido por varios sectores, como fueron los apóstoles, la
congregación misma, los pastores, ancianos u obispos, y los
diáconos.
Dicho gobierno así repartido, plantea una cuestión: ¿En
qué medida o proporción debe estar cada uno? Se podría
afim1ar que no hay una medida definida, sólo se perciben sus
componentes y algunas ocasiones en que unos y otros
tomaron parte. Esta situación es precisamente la que viene a
desembocar en lo que vemos en las iglesias evangélicas, en
las cuales hay gobierno, pero con fonnas muy diferentes
según sea su denominación, o aun su procedencia histórica o
geográfica.

4. LAS FORMAS CLÁSICAS DE GOBIERNO


El hecho de que el Nuevo Testamento no indique un solo
modo de gobierno eclesiástico hace que se den varias
modalidades. Estas son ampliamente conocidas y usadas por
diferentes iglesias. Básicamente hay tres pero con el tiempo
se han ido aplicando elementos de unas a otras. Los sistemas
son los siguientes.

85
La iglesia en que sirvo

( 1) El sistema ep iscopal, conocido también como


monárquico o jerárquico. Lo usa la iglesia católica, la episco-
pal, la ortodoxa, la metodista y otras. Su concepto básico re-
side en que la iglesia debe ser gobernada por obispos,
ayudados por sacerdotes y diáconos. En este sistema el
pueblo participa en forma muy limitada, mayormente en los
cultos pero no en el gobierno. Dicho sistema se empezó a
desan-ollar en el siglo segundo.
(2) El sistema representativo, federal o presbiteriano por el
cual la iglesia elige a un grupo de personas que la representan
para que ejerzan el gobierno de la congregación. Es semejante
al de algunas fo1mas de gobierno político que siguen muchas
naciones. Los que son nombrados se llaman ancianos. De
éstos algunos gobiernan pero no enseñan, ni predican ni
ejecutan las ordenanzas como el bautismo y la santa cena. El
pastor ejerce como presidente y está sujeto al cuerpo de
ancianos.
Esta forma va más allá de la congregación local pues es la
reunión de pastores ordenados, de ancianos que enseñan y
gobiernan, los que integran un presbiterio. En algunos países,
por ejemplo, una denominación organizada bajo este signo
puede tener varios presbiterios; generalmente se hace por
regiones para que los dirigentes y las congregaciones puedan
estar más vinculadas. Más allá del presbiterio exisre el sínodo
y la asamblea general. Este es empleado por las iglesias
presbiterianas, reformadas y otras.
(3) El sistema congregacional o democrático por el cual se
establece que ninguna persona o grupo fuera de la
congregación local puede interferir en sus asuntos. Además,
es el grupo de hemmnos bautizados, miembros de la iglesia. y
en plena comunión con el Señor y con la congregación el que
tiene el deber y el derecho de regir los destinos de su iglesia.
La congregación reunida nombra a su pastor (o pastores),
diáconos, comisiones, etc .. y ella, por medio de asambleas
peiiódicas durante el año. informa oficialmente de la marcha

86
El gobierno de la iglesia

y toma las decisiones que considere convenientes.


Agrupaciones como los bautistas, congregacionales,
discípulos de Cristo. iglesias bíblicas e independientes siguen
esta forma de gobierno.
Como fue mencionado anteriormente, estos sistemas han
sido mezclados por muchos grupos de acuerdo a sus propias
necesidades. Lo que sí es imp011ante recalcar es que dada la
situación que se da en nuestros países latinoamericanos, a
veces no sólo se desconocen los sistemas clásicos, sino que se
levantan congregaciones sin una estructura apropiada.
Algunos piensan que "organizar" una congregación es un
asunto "de la carne", que hay que dejarla libre sin "ataduras''.
Lo que infaliblemente resulta de esto es. o que el pastor se
constituye en caudillo o dictador, cosa que lleva con el tiempo
a conflictos muy profundos, o bien la congregación cae en un
desorden donde nadie manda y nadie sabe quién es quien. Así
por pretender ser muy "espirituales", hunden a la
congregación en el desorden. Y ningún tipo de grupo humano
soporta el caos, pues se deshace, o bien una persona o un
grupo toman el control, a veces con resultados funestos.
Por lo anterior es que el Señor fue muy cuidadoso en poner
en su palabra el que los apóstoles organizaran a las
congregaciones nacientes, factor que nosotros debemos
tomar muy en cuenta hoy día.
Uno de los primeros pasos que debe dar todo pastor como
también todo dirigente, y todo hermano, es conocer e
informar a los dirigentes y hermanos de Ja congregación, la
forma en que está organizada ella, qué tipo de gobierno sigue,
qué relaciones le impone su vinculación con la
denominación. Cuando uno conoce a fondo estos elementos,
primero se da cuenta si cabe o no en dicho sistema. Segundo,
aprende a conocer su radio de acción , sus campos de
autoridad y los que les corresponden a otros para saberse
manejar, y que no haya interferencia entre unos y otros, cosa

87
La iglesia en que sirvo

que muy pronto trae roces, discusiones, reclamos, renuncias,


abandono de la congregación. división o despido del pastor.

5. CONCLUSIONES
(1) La iglesia tiene gobierno. Ciertamente Jesús es su cabeza
y el Espíritu Santo su guía. Pero esta misma verdad, es en la
mente de a1gunos un anna de doble filo pues se escudan detrás
de ella para erigirse casi como propietarios de una
congregación. Los apóstoles nos brindan el excelente modelo
de congregaciones que, apenas nacidas, pronto llegaron a
tener una forma de gobierno que no descansaba en una per-
sona, sino más bien en equipos pastorales y diaconales.
No hay gobierno perfecto. Alguno hay que escoger y hay
que saber moverse dentro de él, usarlo para bien, y aprender a
respetar las limitaciones que impone su uso. Si un pastor
funciona en una congregación que ha sido el resultado de un
trabajo aislado, como tantos en nuestro continente, o de una
separación sin una estructura determinada, lo mej or es
sentarse a orar, a estudiar cuál sistema puede servir mejor, no
a los intereses del pastor sino de la obra de Dios en ese lugar, y
proponerse a establecerlo cuanto antes.
(2) La función del gobierno en una iglesia cristiana, si bien
conlleva autoridad y cierta forma de poder, no puede jamás
hacerse un fin en sí misma. El gobierno busca darle forma al
grupo y organizarlo para que se consolide, desarrolle los
caracteres como iglesia de Jesucristo y sea ágil para que
pueda alcanzar Jos fines que Dios le ha propuesto. Y este es
uno de los aspectos más importantes en toda gestión pastoral.
(3) Aunque la costumbre muy arraigada de un gran sector de
iglesias evangélicas sigue el modelo de un pastor como
autoridad principal, conviene meditar más en el modelo del
Nuevo Testamento que lo hace múltiple. Un pastorado en
equipo es más ventajoso para la congregación porque provee
un núcleo integrador más amplio y hay más representatividad

88
El gobierno de la iglesia

de Ja congregación. Para un pastor es mucho mejor cuando


está acompañado por un equipo porque oran juntos, ven los
problemas juntos, toman resoluciones juntos, enfrentan los
asuntos graves juntos. Es una garantía para Ja iglesia y para el
pastor. Desde Juego que esto no puede hacerse de Ja noche a la
mañana. Necesita un proceso de comprensión, maduración y
establecimiento.
(4) A Jos cristianos evangélicos, dada Ja gran variedad de
nombres y formas de gobierno que asumen nuestras
congregaciones. nos conviene pensar en todos los elementos
de base que son comunes a unos y a otros. Nos daremos
cuenta que en lo que es central a la fe, por Jo general esLan10s
totalmente de acuerdo. Las diferencias las marcan casi
siempre aspectos no medulares, como el tipo de culto que se
tiene, más pausado o más expresivo que otros, o la fonna de
gobierno.
Por ejemplo, algunos piensan que la forma episcopal es
sólo de ciertos grupos históricos o católicos. Pero bay
sectores como la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, y
grupos que se han desprendido de ella, que conservan la
estructura tradicional y tienen obispos con un gran poder de
decisión. En otras organizaciones, aunque no emplean el
término obispo, sin embargo el presidente o supervisor tiene
potestades semejantes.
El reconocimiento de estos aspectos y de otros puede
ayudar al desarrollo de actitudes y de relaciones para que
vivamos cada vez más como verdadero cuerpo de Cristo. De
este modo preparamos para la venida del Señor "una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuese santa y sin mancha" (Ef 5.25-27).

89
6

LOS DONES
ESPIRITUALES
DE LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN
En el capítulo anterior se consideró el gobierno de la
iglesia. Por los rasgos que le son señalados a quienes ejercen
alguna forma de gobierno notamos que no sólo deben poseer
cua lidades humanas que los distingan, sino que, de un modo u
otro, estas vienen a ser la expresión de la obra divina en ellos.
Esto se pone de manifiesto en 1os requisitos necesarios tanto
para el nombramiento de los pastores u obispos, como de los
diáconos ( 1 Ti 3. 1- 13).
En otro capítulo se consideró también a la iglesia como un
gran edificio en proceso de construcción, o un cuerpo
integrado por muchos miembros. Su gran característica es
que el edificio crece por las "piedras vivas" que van siendo
agregadas por la acción de otras piedras semejantes, y así
sucesivamente.
De manera que a la iglesia cristiana le ha sido dada una
dinámica muy singular y particular. ¿De dónde proviene? ¿A
qué se debe? ¿Dentro de cuál marco se da? ¿Cómo debe ser
canalizada? Estas son algunas de las interrogantes que nos
plantea el tema sobre los dones espirituales.

91
La iglesia en que sirvo

1. LOS DONES: NOVEDAD DE LA IGLESIA CRISTIANA


La fe cristiana presenta ante el mundo aspectos sumamente
singu lares. Por un lado enseña que ante la incapacidad del ser
humano de resolver su problema de justificación ante Dios y,
por tanto, de estar destinado a la condenación eterna, Dios se
hace realmente hombre, cumple lo que éste no pudo, sufre y
triunfa en su lugar. Una vez hecho esto, se abre el camino y la
posibilidad de salvación y vida eterna. Esta acción divina en
Ja persona de su Hijo Jesucristo es la expresión de su gracia y
de su amor. A esto se le Barna el "don" o regalo de la gracia de
Dios (Ro 5.15, 16, 17; 2 Co 9.15; Ef 2.8).
Otro de sus elementos singulares lo constituyen los regalos
o dones espirituales. Estos son dados por el Señor mediante el
Espíritu Santo. Son otorgados como regalo divino con
propósitos definidos y dan al seguidor de Jesucristo y a la
iglesia un toque diferente de todo lo que se da en el mundo. Se
afirma en ambos casos que dicha fe no sólo viene de Dios,
sino que se a limenta y se sostiene por el poder de Dios. La fe y
la experiencia c1istianas no son simplemente respuestas
humanas a un llamado de Dios , sino una certificación que el
creyente tiene de que Dios está con él y dentro de él, y que el
Señor le da capacidad especial para que tome parte activa en
el desarrollo de sus actividades en el mundo.
Lo dicho anteriormente da la impresión que estuviéramos
comparando la fe cri stiana únicamente con otras creencias y
vivencias religiosas. Pero no es así. A través de los siglos y
por diferentes razones, la fe de Jos evangélicos perdió muchas
veces su verdadero carácter sobrenatural. Se volvió una
reLigión impuesta por el poder político o religioso, una simple
expresión cultural. una característica y necesidad social que
debía llenarse para formar parte del grupo, o bien un
apegamiento a ritos y ceremonias externas. Lo profundo, lo
íntimo, lo que verdaderamente vincula lo divino con lo
humano, Ja vivencia de lo sobrenatural, se perdió.
Los dones espirituales de la iglesia

Esto es lo particular del tema de los dones espirituales pues


nos lleva a considerar una serie de elementos que le dan a
nueslra fe y a la iglesia, distinción y peculiaridad. En el
continente ame1icano existe una vasta experiencia en este
campo. El crecimiento que ha vivido la iglesia cristiana
evangélica que, según algunos analistas, en cien años pasó de
los cincuenta mil cristianos a unos 40 o 50 millones ,
ev idencia el modo en que la fe en la realjdad diaria ha afectado
a tantísimas personas. Una muestra muy importante de que
esto ha ocurrido está en la forma como el Señor ha de1nmado
sus dones sobre el pueblo de Dios.
Pero el reverso de este asunto está en las faJsificaciones que
se dan respecto a los dones, del mal uso que hacen aJgunas
personas, pastores y congregaciones, lo cual nos lleva a tener
muy presente las adverte ncias de Jesús cuando enseñó:
" Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hjcimos muchos milagros? Y
entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad" (Mt 7.22,23).
De manera que aJgo que es tan precioso para la fe tiene
también su elemento de cuidado. ¿En qué marco bíblico y
práctico se dan los dones espirituales?

2. ¿QUÉ SON LOS DONES ESPIRITUALES?


En primer lugar, los dones espirituales se mencionan
directamente en diversas partes del Nuevo Testamento (Ro
12.6-8; 1 Co 1.7; 12; 14; Ef 4.7,8, 11 ; l P 4. lO; 1 Ti 4.14; 2 Ti
1.6).
En modo indirecto, igualmente, fueron anunciados por el
profeta Joel ; por Jesús a sus discípulos, y confirmados el día
de Pentecostés y en otras oportunidades (JI 2.28; Mr 13.11; Le
12. ll ; Jn14.12;Hch l.8 ; 2. 1-21,33; 10.44,46; 19.6).

93
La iglesia en que sirvo

En segundo lugar, los dones se otorgan, como parte de la


gracia divina, a Jos que obedecen a la fe de Jesucri sto, según la
voluntad del Espíritu del Seño r ( 1 Co 12. 1-11 ).
En tercer Jugar, Jos dones son definidos a partir de l sentido
de la palabra "don·· que implica mostrar favor, dar gracia.
gracia que se hace efecti va en palabra y obra. En un sentido
estricto el término sign ifica capacidades sobrenaturales dadas
por e l Espíritu Santo a los cristianos para servicios especiales.
En la teología se hace una diferenci a entre los "do nes
natural es" y Jos ''sobrenaturales". Los primeros ti enen que
ver con las cualidades que corrientemente tienen las personas
para el desempeño de su vida, como las capacidades musi-
cales, científicas, etc. Es lo que traen las personas como parte
de su dotación natural para Ja vida. Los dones espirituales en
cambio, son poderes o capacidades especiales, que cuando las
personas conocen al Señor, les son otorgadas directamente
por el Espíritu con fines especiales.
En cuarto lugar, como se ha señalado, es el Espíritu Santo
quien los otorga. La pal abra nos indica varias formas en las
que se reciben dichos dones. Por un lado el Espíritu los da
"como él quiere'', lo que posi blemente indica la persona a
quien lo da y su capacidad para admini strarlo, la oportunidad
en que lo hace, la experienc ia al recibirlo, la medida del poder
o capacidad dada, y la variedad o cantidad de dones que les es
dada a las personas, ya que una misma persona puede tener
uno o más (Mt 25. 14-30 ; 1 Co 12. 1 1; 14. 12). Otro modo como
es recibido el don es por medio de la oración de la persona que
desea el don, busca el mejor provecho, y lo pide al Señor ( 1 Co
12.31; 14 .1).
En quinto lugar, en la explicación teológica de los dones
del Espíritu se da una profunda di sparidad. Un sector enseña
que los dones fueron excl usivos para la iglesia primitiva y que
cesaron en el siglo cuarto D .C. cuando la iglesia se había
fortalec ido lo suficiente.

94
Los dones espirituales de la iglesia

Otro sector explica la vigencia de los dones en todos los


liempos de la iglesia y en todos los lugares, como algo que es
propio de ella, del nuevo pacto, y como elemento vital para su
edificación y su propagación. Esta perspectiva se
fundamenta, no sólo en los caracteres: mismos de los dones,
sino en la función que cumplen en el cuerpo de Cristo, pues
son los que realmente capacitan y movilizan a los cristianos
para que la iglesia no sea un simp le edificio o monumento,
sino un organismo dotado de gran vitalidad, acción,
movilidad y eficacia. Además se seilala que los dones no
desaparecerán si no hasta la segunda venida de Jesucristo (Ro
12.3-8; l Co 12; 14; l P 4.10; 1 Co 13.8- 10).
La historia de la iglesia testifica igualmente que los grandes
avivamientos espirituales tanto en congregaciones como en
regiones de la tierra, vienen acompañados de muchas
manifestaciones del Espíritu Santo, y entre ellas también los
dones. América Latina, en diferentes congregaciones y
denominaciones, regiones y épocas, ha conocido esta gracia
divina, aun en círculos en los que rno se pensaba ni se le
buscaba. Los dones siempre vienen a recordar que la iglesia
de Jesucristo no se mueve en función die la capacidad humana,
sea ésta la posesión o carencia de poder político, económico o
de otra naturaleza, sino en función de lo que "viene de aiTiba'',
esto es, en el plano de lo sobrenatural.

3. ¿CUÁL ES LA FUNCIÓN DE LOS DONES?


Según la enseñanza apostóli ca, fundamentalmente, hay
una función : edificar el cuerpo de Cristo.
La edificación c01Tesponde a una responsabilidad asignada
por el Señor a cada cristiano, hombre o mujer. Por lo tanto,
Dios provee la capacidad para hacerlo. Si el hermano no
responde debidamente, o se descuida, o los emplea en forma
i1Tesponsable, eso es otra cosa. Pero l a responsabilidad y la
capacidad son parte del vivir cristiano (Mt 25. 14-30; Le
19.J 1-27; 1 Co3.10,12,13,14, 15).

95
La iglesia en que sirvo

En un capítulo anterior fue señalado lo que Dios quiere :


que si bien en la iglesia debe haber dirigentes, no sean éstos
los únicos que hagan la obra del ministerio, sino cada uno de
los hijos de Dios. Esta expresión "cada uno" o "alg uno" es
señalada específicamente en varios textos (1 Co 3.8, 10,
12-14, 17; 12.7, 11, 18,28; 1 P4.10). YenEfesiosseindica
" la actividad propia de cada miembro" que a1 darse en forma
concertada y unida hace crecer el cuerpo en amor (Ef 4.16).
La otra función tiene que ver con Ja conversión de Jos
in c r éd ulo s, cuando miran las m a nifes t ac i ones
sobrenaturales, dadas en orden, y así reconocen la presencia
del Señor (l Co 14.23-25).
Al entender que los dones son capacidades para servir, hay
dos factores que se desprenden de esta idea. Primeramente
que no son, ni deben ser empleados para el beneficio personal,
ya sea éste el simple placer de exhibir un poder especial, o un
medio para tener dominio sobre las personas, para influir en
ell as u obtener algo de ellas como fama o dinero. Lo que en
términos religiosos se conoce como "simonía'' se desprende
del caso de Simón el mago, quien engañaba a la gente, tenía
gran reputación por sus artes, y vio en los dones del Espíritu
un medio muy eficaz para reforzar y ampliar su condición,
para lo cual ofreció dinero al apóstol Pedro. Este reprendió
duramente dicha actitud (Hch 8.9-13, 18- 24).
En las congregaciones a menudo se observa fácilmente a
hombres y mujeres que emplean sus do nes, o aun, una
falsificac ió n de dones, especialmente lenguas, profecía e
interpretació n, para impresionar a la gente, exaltarse ellos
mismos e ir tomando control de la congregación. Hacen uso
ilegítimo de lo que Dios les ha entregado para otro fin, y esto
tarde o temprano el Señor lo juzgará (Ro 2.16; Mt 7 .2 1-23;
Hch 19.13-16; Stg 1.22).
El otro elemento que se desprende de Ja finalidad de los
dones es que son dados porque hay muchas necesidades que
llenar; en muchos casos son las "buenas obras" que deben

96
Los dones espirituales de la iglesia

hacer los cristianos, y que "Dios preparó de antemano para


que anduviésemos en ellas" (Ef 2.10). Es para que los
ciistianos sean útiles Jos unos a los otros, y aun parn los no
cristianos, que se dan dichas capacidades.
Los abusos en la administración de los dones, o la
falsificación de ellos, han hecho que muchas personas
vuelvan las espaldas a esta verdad bíblica. Pero tomar este
carruno, es igualmente peligroso, porque cien-a la vía al
manantial de gracia que vivifica a la iglesia. Así es como
pueden caer las congregaciones en una religios idad
mecánica, basada en Jos simples recursos hwuanos y por
tanto, desprovista de testimonio y efectividad en su vida y la-
bor.

4. DONES Y MADUREZ ESPIRITUAL


Según Jo que se puede deducir de la lectura de Ja p1imera
carta a los Corintios, el Espíritu Santo otorga los dones, pero
su posesión no indica que quien los recibe necesariamente sea
una persona espiritualmente madura. Y por madurez en dicho
contexto se puede entender una característica de los cristianos
que han llegado a un entendimiento de su condición como
hijos de Dios y como partes de un cuerpo, por lo cual sus
actitudes y acciones deben condicionarlas a esta nueva
posición. Los corintios habían recibido dones "de tal manera
que nada os falta en ningún don". Pero al mismo tiempo, el
apóstol no les podía hablar "como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo" (l Co 1.4-7; 3.1-4).
Para muchos es un problema comprender por qué Dios
otorga capacidades especiales como los dones a personas que
no reúnen las condiciones ideales para emplearlas
con-ectamente. Se pueden dar varias respuestas. Una es que el
amor, la gracia y la buena voluntad del Señor hacia sus hijos y
hacia su cuerpo se expresan en sus dádivas. Aun más, por
medio de ello Dios arriesga algo de su parte con las personas.
En su profundo interés por el ser humano Dios hace lo posible

97
La iglesia en que sirvo

por demostrárselo, sea por medio de Jesucristo como don


perfecto, o por medio de esta otra gracia que son Jos dones.
También se puede pensar que Dios da Jos dones a personas
no maduras porque "el que comenzó en vosotros la buena
obra, Ja pe1feccionará hasta el día de Jesuc1isto" (Fil 1.6). El
Señor no mira al creyente sólo como él es "ahora", sino como
será en los años que vienen. Y da por sentado que su obra en
las personas crecerá, aumentará, se perfeccionará, por lo que
se debe dar cuanto antes oportunjdad y responsabilidad a sus
hijos.
Lo anterior representa incluso un pntrón mental que todo
pastor debe aprender a desarrollar. y es que si Dios se an-iesga
con nosotros, nos llama, nos da, nos. capacita y aun está
dispuesto a soportar muchos de nuestrns en-ores, los pastores
no debemos hacer menos. La tendencia en muchos líderes es
esperar de los creyentes títulos en mate1ias religiosas, o que
estén largo tiempo sentados en las bancas antes de poder
asignarles alguna tarea. Dios cornienza temprano. Él sabe que
si a las personas no se les asigna responsabilidad y metas, Ja
tendencia será sólo querer recibir y no dar, a vivir tranquilo sin
comprometerse, lo que resultará en un edificio con piedras
muertas y no vivas.
Dios también da por sentado la responsabilidad que les
compete a los pastores en la formación de sus hijos. Él
entiende que sus pastores enseñan a sus rebaños estos
elementos básicos para las relaciones y actividades de la
iglesia. De manera que a la gracia del Espíritu al entregar los
dones debe ir aparejada una acción p;astoral de enseñanza,
orientación y supervisión, y cuando sea necesario , de
disciplina.
Muchas de las experiencias negativas acerca de los dones
se han debido, no sólo a que en algunas congregaciones no se
permiten, sino a que aun en aquellas que son estimulados
fervorosamente, falta el marco adecuado de enseñanza y
supervisión. Por ejemplo, muchas congregaciones de tipo

98
Los dones espirituales de Ja iglesia

pentecostal o carismático dan un énfasis casi exclusivo a las


lenguas y a la profecía y dejan fuera los demás dones. Esto
trae un desequilibrio. motivación para ciertas cosas e
inhibición para otros dones gue cumplen un papel
importantísimo en la vida del cuerpo de Cristo ( l Co 12; 13;
] 4).
Además olv idan las reglas que el mismo Espíritu Santo ha
dado para evitar confusión y abusos, como con respecto al
empleo de las lenguas en el culto público. Igualmente,
referente a la comunicación de profecías sin ser examinadas,
ya sea cuando son dadas a la congregación, o como lo están
practicando muchos grupos, la profecía debe ser escuchada y
juzgada por hennanos que tienen el discernimiento para
hacerlo.
De manera que en materia de dones no podemos afinnar
que la posesión de un don es sinónimo de madurez espiritual.
Tampoco podemos exigirle al Espíritu que los otorgue sólo a
los que creen ser maduros. porque él es soberano. Lo que
señala claramente es la responsabilidad del c1istiano para
usarlos correctamente, y señala también la responsabilidad
pastoral de enseñar estos asuntos como lo indica la palabra de
Dios.

5. LOS DONES EN LA VIDA DE LA CONGREGACIÓN


Debido a lo anteriom1ente comentado, se hace del todo
necesario tener un marco de comprensión más claro respecto
a los dones. Conviene señalar los siguientes elementos.
Primeramente que los dones aunque son dados a personas,
deben ser empleados en func ión de un todo que es el cuerpo
de Cristo, ya sea en su sentido más amplio o bien en el de una
congregación local. sea ésta numerosa o que sólo esté
integrada por unos pocos hemrnnos.
La mención de los dones viene precedida en el Nuevo
Testamento por la noción de un cuerpo integrado por muchos
miembros, cada uno de estos con diferentes funciones, pero

99
La iglesia en que sirvo

no independientes, sino coordinadas y 01ientadas hacia un fin


(Ro 12.3-5, 6-8; 1 Co 12.12-30). Este es el genui no punto de
partida de este tema. Si los dones se promueven en las
congregac iones corno una ''emocionante experiencia
espiritual", o un campo ''secreto" de conocimiento, o cosas
semejantes, lo que se hace es poner un fu ndamento falso. La
integración a un organismo vivo, su participación seria y
responsable en él, confonne lo traza la palabra de Dios, es lo
que debe presidir toda enseñanza en este campo.
En segundo lugar estas capacidades que otorga el Espíritu a
los hijos de Dios son, para edificación de la congregación, no
para exaltación o intereses personales (1 Co 14.3-6,
12.17, 19,20,26). La edificación está relacionada con
necesidades y aspectos muy variados tanto en la escala per-
sonal, como familiar y congregacional. Tiene que ver con
necesidades espirituales, organizacionales, administrativas, y
de salud, como se verá más adelante en la clasificación de los
dones. De manera que el Señor los da para que los creyentes
no encierren su vivencia cristiana dentro de sí mi smos sino
para que contribuyan siendo útiles a los demás y al cuerpo de
Cristo.
El Espíritu Santo ubica sus capacidades como él quiere. No
puede complacer a todos con lo mi smo porque no todo el
cuerpo puede ser sólo manos u ojos o piernas. Debe haber
variedad porque se trata de funciones o formas de servicio que
se conceden a cada uno. Además, él considera que a unos
debe darles más honor que a otros, porque lo necesitan. Es Jo
que se percibe en muchos lugares acerca de hermanos que
parecen no tener mucho valor ante los ojos de algunos pero de
repente el Espíritu los capacita con algo que les ayuda a
levantar su condición. Este privilegio lo ejerce el Espíritu a su
propio arbitrio (1 Co 12.14-30).
Alguno s hermano s só lo se interesan e n do nes
espectaculares, en parte por lo llamativos y en parte a veces
po rque los mismos pastores destacan y promueven

100
Los dones espirituales de la iglesia

únicamente dichos dones. Aquí se exige humildad en todos


los casos y sujeción a la voluntad del Espíritu. Incluso,
cuando un cristiano pide un don, a menos que esté muy
convencido de la razón por la cual lo pide, su oración debiera
ser siempre para que le sea dado el que el Señor considere más
necesario para su cuerpo, sea éste evidente o no. Lo
importante para el hermano debe ser siempre que se realice
plenamente el interés de Dios en su iglesia.
En tercer lugar, los dones al funcionar en un cuerpo deben
estar sujetos a la cabeza que es Cristo. Esto quiere decir
emplearlos tal y como él ordena. Pero en cuanto a la iglesia
visible, Ja congregación, los dones deben sujetarse a su
respectivo ministerio o liderazgo. Desde Juego que a veces los
mismos líderes no se ajustan a la enseñanza de Ja palabra y
entonces poco o nada pueden hacer para orientar a los
hermanos, por lo que es un deber muy grande de todo pastor, y
de quienes le acompañan en su labor, tener la mayor
información posible y trazar líneas directivas para toda la
congregación.
Generalmente los aspectos conflictivos de los dones se
presentan con respecto a las lenguas, la profecía y la sanidad.
En las primeras por el ejercicio libre que algunos quieren
ejerce r en público, quizá más que todo como u na
demostración de su relación con Dios. Las directivas del
Señor son que las lenguas son para la conversación p1ivada
del creyente con el Señor, lo cual debe hacerse igualmente en
privado (l Co 14. 1-28).
En cuanto a las profecías, se e nseña que pueden "profetizar
todos uno pur uno", que los "profetas hablen dos o tres, y los
demás juzguen", y que sus espíritus estén "sujetos a los
profetas" ( l Co 14.31,29,32). Se entiende en este contexto
que cuando los profetas hablan es para edificar, exhortar (o
sea, animar) y consolar (l Co 14.3). Generalmente, cuando
esto se hace no hay problemas. Esto se da cuando Ja profecía
se refiere a supuestos acontecimientos que van a venir, a

101
La iglesia en que sirvo

declaraciones sobre personas de la iglesia. como que están en


pecado, o que deben hacer esto o aquello, o a acusaciones
contra la congregación.
La profecía usada de este modo se toma conflictiva y
peligrosa, aunque no siempre, pues a menudo el Señor revela
cosas ocultas o necesarias. Primeramente hay que recordar
que 1a profecía verdadera proviene de 1 Señor. Pero también
hay falsificaciones que proceden de las personas, según su
estado de ánimo. sentimientos adversos hacia hermanos o
hacia la congregación, intereses personales o familiares que
se escudan con aquello de ''esto dice e1 Señor: Hijitos míos ..."
También la falsa profecía puede provenir de Satanás.
C ualquier cosa que se haga pasar como profecía puede
provenir de las tres fuentes mencionadas. Por esto es un deber
de la congregación conocer estos asuntos . Y es
responsabilidad también de los pastores enseñarlo y saber
emplear los correctivos necesarios para que la congregación
no reciba de buenas a primeras todo como si fuera de Dios ,
para que no caiga bajo la engañosa manipulación de algún
"profeta" o "profetiza" que incluso puede ser hasta el mismo
pastor, o bien que sea sometida a tensiones interpersonales, a
esperar el cumplimiento de acontecimientos extraños y otras
cosas semejantes.
De todo lo anterior se impone una adecuada enseñanza de
la palabra. Además una sujeción a ella y al ministerio de la
iglesia y un examen de profecías cuandlo éstas son de carácter
conflictivo.
La falta de conocimiento y obediencia a la palabra de Dios,
puede conducir, no a la libertad del Espíritu, sino al libertinaje
y com1pción de tan precioso don. De esto testifican muchos
casos de iglesias divididas, hermanos heridos, matrimonios
que nunca debieran haberse hecho, enemistades entre
creyentes. pastores calumniados o pastores que no quieren
enfrentar su responsabilidad, simplemente porque dicen

102
Los dones espirituales de la iglesia

·'esto dice el Señor", y porque no aplican los principios de Ja


palabra de Dios.
En cuarto lugar, es tarea del liderazgo de la congregación
enseñar lo que la palabra muestra respecto a los dones, orar
para que ellos sean manifestados y reconocerlos. Es e l caso
por ejemplo cuando el Señor da dones de sanidad a algunos
hermanos y no se les da la oportunidad de ejercerlos, pues
algunos pastores piensan que ellos son los que deben hacerlo.
Vale la pena integrar hermanos que posean un don para que lo
ejerzan como ministerio en la congregación. Así se debe
hacer en otros casos de dones para que la congregación pueda
Lener la variedad necesaria para sus nece s idade~ y
operaciones. Lo que claramente dice el Espíritu Santo sobre
la forma como él arregla el cuerpo, es que los pastores
solamente tienen una parte en el gobierno y una parte de las
capacidades. Para otras necesidades distribuye los poderes a
otros hermanos como él quiere. Esto debe ser reconocido,
respetado y estimu lado.

6. ¿CUÁLES SON LOS DONES ESPIRITUALES?


Para mayor facilidad y comprensión vamos a ofrecer una
clasificación de los dones. No es la única que se ha hecho,
pero es suficiente para darnos una perspectiva básica de los
mismos.

(1) Dones de palabra


Estos se refieren a la expresión verbal. Incluye enseñanza.
evangelización, profecía, palabra de sabidurfa, palabra de
ciencia, diversos géneros de lenguas, interpretación de
lenguas y exhortación.
Como es fác ilmente observable todos ellos son dados en
func ión de edificar la iglesia, de fortalecerla o redargüida.
También de dar consejo a personas o a la congregación como
en el caso de la palabra de sabiduría y ciencia, o poner en un

103
La iglesia en que sirvo

idioma conocido alguna expresión dada en alguna lengua


extraña.
(2) Dones de poder
Se re fieren a las acciones que tienden a manifestar el poder
divino como en los casos de sanidad de enfetmos y otras
necesidades. Este es el caso de los dones de sanidades (en plu-
ral), fe y milagros. Los evangelios y Los Hechos de los
Apóstoles abundan en casos que ilustran la amplitud de estos
dones y la advertencia siempre presente acerca de las perso-
nas que los tienen o dicen tenerlos, lo que insinú a la necesidad
de parte de las congregaciones no sólo de reconocer el don en
sí, sino del discernimiento respecto a las personas gue los
manifiestan. Hay que recordar que Satanás ocasionalmente
puede falsificar algunas cosas, por lo que un criterio muy
importante debe ser reconocer primeramente el estilo de vida
de la persona, si se ajusta o no a la voluntad divina.
(3) Dones de servicio práctico
En este aspecto hay dones de serv icio, de repartición y de
hacer misericordia. Es claro que estas capacidades se refieren
a cubrir necesidades de orden material y económico en las
personas y familias como alimentación y otras situaciones
que se presentan en las iglesias.
Dentro de las condiciones que viven muchas familias de
nue s tras co ng regacio nes , es tos dones debieran se r
"deseados" ardientemente por el ministe1io de la iglesia para
que las congregaciones dispongan de personas realmente
capac itadas por el Espíritu para hacerle frente a dichas
situaciones. De aquí pueden stu-g ir verdaderos mini sterios de
ayuda , provi sión y orientación a los hermanos más
necesitados.
(4) Dones de gobierno de la congregacióll
Se mencionan, primeramente los qu e responde n al
ministerio del cuerpo, como los apóstoles, los pastores y los
que presiden , teniendo presente que se habla de ancianos o

104
Los dones espirituales de la iglesia

pastores que gobiernan y los que además enseñan y predican


( 1 Ti 5.17). En este campo se puede ubicar también al don de
discernimiento de espíritus. Esta es una capacidad que todo
dirigente cristiano debe pedir, si no le ha sido dada por el
Espíritu, porque es un auxiliar extraordinario en el ministerio
pastoral y directivo del cuerpo de Cristo.

(5) Otros dones


Se puede hablar específicamente del caso de Pablo a quien
le fue dado un don de con tinencia ( l Co 7.7-9). Esta
capacidad va mucho más allá del control sobre Ja propia
fuerza sexual, pues todo cristiano recibe como parte del fruto
del Espíritu, la "templanza" o "dominio propio", por lo que
llega a tener dominio sobre el sexo. Aunque no se dice
prácticamente nada más acerca de este don, además de lo ya
mencionado, es muy probable que se refiera a la capacidad de
no sentir la necesidad de compañerismo como algo
sumamente urgente, con el fin de dedicarse por entero a la
obra del Señor (1 Co 7.29-33).
Algunos opinan que la lista que se ofrece en las cartas a los
Romanos y a los Co1intios no está completa; que el Espíritu
puede dar aun más dones . Sin embargo conviene siempre
analizar cualquier referencia semejan1te a la luz de la palabra.
porque de otra manera se puede llegrnr a pensar que muchas
cosas normales en todo ser humano son un don en el sentido
estricto que son e nseñadas en el Nuevo Testamento. De aquí
que es comú n escuchar en algunos círculos evangélicos y
carismáticos del "don de danza", don de "música" y otros.

7. CONCLUSIONES
Primeramente el tema de los dones nos lleva a considerar Jo
que es Ja presencia y acción del Espí1itu Santo en la vida de
toda co n gregación cristian a . Los 1ídere s estamos
acostumbrados a trabaj ar dentro de una estructura de
gobierno que podríamos llamar la estructura formal , sea esta

105
La Iglesia en que sirvo

de tipo episcopal o jerárquica , representativa o


congregacional. Pero el Espíritu Santo se reserva el derecho
de dar sus dones en el modo que crea más conveniente.
En esta fonna se puede dar en la congregación algo así
como otra estructura de tipo "informal'' constituida por las
capacidades dadas sobrenaturalmente y que le proporcionan
una importante dinámjca a la iglesia. Sin embargo, esto no es
una contradicción si se comprende que una y otra se
complementan mutuamente.
Los problemas se originan cuando el lid erazgo no
comprende ni acepta el señorío del Espíritu sobre la ig lesia, y
en vez de darle el lugar que le toca, más bien busca anularlo o
sustituirlo (2 Co 3.17). Se originan también cuando Los
poseedores de dones quieren actuar en forma independiente,
tanto de los lineamientos que el mismo Espíritu ha puesto,
como del gobierno fonnal de la congregación.
Corresponde así dar Libertad al Espí1in1 Santo y por otro
lado que el ministerio y la congregación sjgan los principios
de la palabra. Esto conduce a la edificación verdadera y no al
libertinaje que algunos confunden con la "libertad" de hacer,
decir y aceptar cualquier cosa ciegamente como si todo
siempre viniera de Dios. 1
En segundo lugar, por medio del estudio de los dones
espirituales, se ratifica que o~·
\ s quiere un organismo activo
que le adore y le conozca y al ismo tiempo que ministre a las
necesidades humanas. Por es provee áreas tan singulares
como la palabra, el poder, el s~rvicio práctico y el gobierno.
E l Espíritu capacita plenamente al cuerpo de Cristo para
realizar satisfactoriamente su tarea en este mundo. Impone al
liderazgo de las congregaciones no impedir los dones, sino
estimu larlos, orar a l Señor para que los derrame en
abundancia, orientar a los hermanos, discernir Lo que es de
Dios y lo que tiene otra procedencia, y mantener el balance
entre el gobierno fonnal y la acción del Espíritu que busca
dinamizar a los hermanos.

106
Los dones espirituales de la iglesia

En tercer lugar, la primera carra a los Corintios señala una


realidad muy importante y conocida en las iglesias de hoy.
Las manifestaciones de los dones a veces traen problemas
porque hay personas que se enorgullecen, porque otras los
emplean mal y porque se presentan falsificaciones. Sin em-
bargo, hablando de las lenguas y la profecía que eran las
mayores causantes del problema, el apóstol no recomienda
acabar con ellas. De una dice "Procurad profetizar". De otra,
·'No impidáis el hablar lenguas". De todas dice "Procurad los
dones espirituales" ( 1 Co 14.1,39). Los problemas se superan
siguiendo las reglas que el mismo Espíritu ha dado y
ejerciendo correctamente el gobierno de Ja congregación.
En cuarto lugar, los dones se manifiestan en formas muy
variadas . A1gunos cristianos los descubren muy pronto y en
modo muy sencillo. A otros les cuesta más. Como sabemos
que los dones son dados para cubrir necesidades del cuerpo de
Cristo, lo más práctico es que cuando a un cristiano se le
presenta una ocasión de servir, como orar por un enfermo, dar
un consejo, pedir por alguna cosa especial, organizar un
proyecto de ayuda social. y muchas otras cosas semejantes, lo
que debe hacer es actuar en el nombre del Señor y no ponerse
a preguntar si tiene el don o no. Esas son las ocasiones por
medio de las cuales el Espíritu muestra el don o dones que ha
otorgado a un hijo de Dios.

107
7

LA FE EN LA IGLESIA
APOSTÓLICA

INTRODUCCIÓN
Los cristianos de hoy conocemos nuestras doctrinas a
modo de fórmulas. Tenemos los llamados ''credos" - de la
palabra creo- que datan a partir del siglo Il D.C. Los más
conocidos son el credo apostólico, el de Atanasia, e l niceno y
romano antiguo. En nuestras congregaciones por lo general
tenemos un marco doctrinal que llamamos "confesión" o bien
"declaración de fe" por la cual en modo muy breve se señalan
los principales elementos doctrina les que guían la
predicación y enseñanza.
¿Cómo era la doctrina en la iglesia de los tiempos
apostólicos? Es una pregunta muy necesaria por cuanto nos
ayuda a pensar más en el valor de nuestros principales
elementos que son materia de fe y de práctica. En este
capítulo trataremos en forma muy breve algunos de los
asuntos más relevantes. Obviamente no se pueden tratar a
fondo, pues cada tema exigi1ía un libro entero.

1. SITUACIÓN DE TRANSICIÓN V CONFLICTO


Conviene situarnos en la perspectiva histórica al momento
de surgir la iglesia cristiana. Por un lado hay que Lener

109
La iglesia en que sirvo

presente que la primera iglesia, la de Jerusalén, se dio en el


mismo seno del judaísmo, profundamente apegado a su
historia, a Ja ley de Moisés, a las tradiciones creadas por Jos
sectores religiosos que la interpretaban, y a las estructuras que
cuidaban de sus doctrinas. Entre los de mayor referencia en el
Nuevo Testamento se deben reconoce1r a los sacerdotes, los
escribas, los fariseos y los saduceos. Con ellos Jesús,
primeramente, y luego lo s apóstoles, tuvieron serios
conflictos (Mt 16.1 ,6; 21.45; Mr 8.31; Hch 5.17).
Al surgir la primera congregación cristiana, esta fue vista
como una secta del judaísmo. Los cristianos se reconocían a sí
mi smos como el remanente de Israel y el tabernáculo de Da-
vid restaurado. Pero pronto surgió un serio e nfrentamiento. El
discurso de Esteban atncó un aspecto medular del judaísmo,
la centralidad del Templo de Jerusalén. Luego la conversión
de Saulo de Tnrso, llamado a ser "luz a los gentiles", provocó
otro escándalo. En realidad se daba el fenómeno que Jesús
señaló como el del vino nuevo en odres viejos. Al final se
necesitó un nuevo odre para el nuevo contenido (JI 2.32; Hch
2.17; 15.16; 24.5,14; 7 .44-54; 9.15).
También se debe tener en consideraciión que tanto Ja iglesia
de Jernsalén, como muchas de las qui:! se establecieron los
p1imeros años en Judea, Samaria y lugares más lejanos, no
contaban. como nosotros hoy, con la Biblia. Los grupos que
tenían su base inicial en judíos o prosélitos, poseían e l
Antiguo Testamento. No así los grupos gentiles.
Según Jos datos de que disponemos hoy, si darnos como una
fecha convencional el inicio de la iglesia cerca del año 30 D.C..
vale decir que tnmscunió un período largo hasta que fueran
escritos los libros del Nuevo Testamento. Y aun cuando éstos
ya se habían escrito, no eran conocidos e n su totalidad, ni todas
las iglesias Jos poseían, pues los manuscritos iban dirigidos a
alguna congregación y de allí pasaban a otra, lo que implica
que llevó mucho tiempo para que fueran conocidos.

110
La fe, en la iglesia apostólica

Sabemos que las fechas en que fueron escritos algunos


libros del Nuevo Testamento son difíciles de precisar.
Algunos suponen que uno de los primeros escritos fue la carta
a los Gálatas, en las proximidades del año 50, veinte años
después de Pentecostés. Entre los años 50-60 se escribieron 1
y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 C01intios, Romanos y, posiblemente
Filipenses. En la década del 60-70, posiiblemente el evangelio
de Marcos, Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón, Tito y 1
y 2 Timoteo. Se presume que en ese período también se
escribieron Santiago, 1 Pedro y quizá Hebreos. Las ca11as de
Juan entre la década del 80-90, así como los evangelios y el
Apocalipsis.
De manera que por varias décadas hubo en parte cierto
" vacío" escritura!, y en la medida que se fueron dando los
libros del Nuevo Testamento y fijando con eUos algunos
contenidos doctrinales, igualmente se füe dando un conflicto
mayor con la fe judía, así como con ideas religiosas y
filosóficas de los ambientes gentiles.
Sin embargo, se dieron una serie de elementos que sí iban
poniendo poco a poco en claro los factores doctrinales más
destacados. Por ejemplo los primeros sermones de Pedro ya
definieron ciertas cosas, especialmente en cuanto a la per-
sona, obra y significado de Jesucristo. Tenemos también las
revelaciones directas del apóstol Pablo., las cuales él defendió
tan ardorosamente y que llegaron a cumplir un papel
claiificador en la definición de muchas doctrinas básicas
como también en cuanto a la conducta cristiana. Se dio
también el concilio de Jerusalén, por el cual se fijó una
posición respecto al evangelio, la justificación por fe, y hacia
los creyentes gentiles. Luego los evangelios cristalizan la
historia y significado de Jesucristo, y las epístolas revelan
ciertas expresiones que se han llegado a considerar como
"proto-credos", o frases que empezaron a manifestar lo que
las iglesias confesaban como su fe.

111
La iglesia en que sirvo

En cuanto a los gentiles convertidos al evangelio también


se presentaron situaciones conflictivas. A diferencia de los
judíos, para muchos de los pueblos habitados por gentiles a
los cuales llegó el evangelio, el nombre de Jesucristo les era
por completo desconocido, y les parecía ser un nuevo dfos,
entre tantos otros (Hch 17 .18 ).
Además muchos de ellos venían de trasfondos idolátricos,
pues tanto los griegos como los romanos y gentes de otras
procedencias abundaban en este tipo de religiosidad. Se
daban en el ambiente diferentes géneros de filosofías que
imprimían cierta interpretación a la vida y a las cosas que
entraban en conflicto con la cosmovisión del evangelio. Una
de ellas, indirectamente citada en muchas de las cartas
apostólicas, la filosofía gnóstica, causó daño a las
congregaciones. Igualmente los conceptos sobre moral que
reinaban en el ambiente entraban en conflicto con la nueva fe.
Las cartas a los Corintios y a los Colosenses son un buen
ejemplodedichasituación(l Co8.7; 12,2; 1Ts1.9; 1 Jn5.21;
Col 2.8).
Dentro de una situación general como Ja descrita, podemos
tratar de entresacar los aspectos de fe que tenían mayor
importancia en las primeras iglesias cristianas. Así nos
abocaremos a tratar a continuación Jos temas capitales de la fe
en Jos tiempos de la iglesia apostólica.

2. JESUCRISTO Y SU EVANGELIO
Para los judíos que habitaban Jerusalén, Judea y lugares
cercanos, lo que Jesús enseñó y predicó, además de las
sanidades, liberación de endemoniados y milagros que hizo,
grabó en las gentes una imagen muy definida de su persona.
Él vino a ser el centro de interés, y de acuerdo a la costumbre,
muchos se consideraban sus discípulos. Jesús era "moda" y la
gente quería andar como él. Por lo que años después se les
apodó "cristianos" (Hch 6.1,2,7; 11.26). Eso buscó Jesús: ser
el objeto y centro de la fe y de Ja vida de sus seguidores (Jn

112
La fe en la iglesia apostólica

2 .11; 3.14, 15,30,36; 4.14; 5.22-24; 6.27 ,35; 7.37-39;


8. 12,36; 10.7-14; 11.25; 14.6).
Los apóstoles lo comprendieron bien. Los primeros
sennones dados mucho antes que fueran escritos, revelan con
clruidad la centralidad de Jesús en su fe. El día de Pentecostés,
después de explicar en forma breve el acontecimiento de las
lenguas de fuego y el testimonio en lenguas comprensibles
que daban los que estaban reunidos, Pedro ocupa el resto del
tiempo para hablar de Jesús y llevar a las personas a creer en
él. Destaca sus obras, su crucifixión y resurrección, Jo que Jo
acreditaba como Mesías y Señor (Hch 2.22-36).
La sanidad del paralítico la atribuye Pedro al Santo, al
Justo, al Autor de la vida, al Cristo (Hch 3.6, 14, 18). El
polémico discurso de Esteban tuvo como Anal su visión del
Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios (Hch 6.56,59).
La predicación de Felipe e n Sama ria así como su
conversación con el eunuco etíope, tenían como centro a
Jesucristo (Hch 8.5,35-37). El mensaje de Pedro a Camelio y
a los que estaban en su casa versó sobre Jesús y lo que resulta
de la fe en él (Hch 10.36-43).
Cuando Pablo se convierte, no es simplemente a Dios,
porque ya era fervoroso creyente, sólo que por vía de la ley
judaica. Su conversión fue a Jesucristo y dedicó su vida a la
proclamación de su nombre (Hch 9.22; 13.23-41 ; 16.3 l;
17.2,3,3 1,32; 18.5,28; 19.8; 22.14; 24.24; 25.19; 26.9,15;
28.23,31).
La predicación centrada en Jesucristo, su llamado al
arrepentimiento y Ja fe en él, los beneficios que las personas
recibían, y el modelo de Jesús para la vida, constituían la buena
notici a o el evangelio. Jes ucri sto y evangelio van
inseparablemente juntos (Hch 8.4, 12,25; 11.20; 13.32; 14.21 ;
15.35; Ro 1.15; 1Co2.1; 2 Co 10.15; Col 1.25; 1Ts2.2).
Se puede decir que esto fue lo característico de la nueva fe.
Los judíos creían en Dios, pero muchos rechazaron a su Hijo.
Los que creyeron en él le tomaron como la plena revelación

11 3
La iglesia en que sirvo

del Padre (J n 1.18 ). Jesús entonces vino a ser proclamado y


creído, básicamente, corno el Salvador, el Señor, el Mesías, el
mediador entre Dios y los hombres, el maestro y modelo para
las personas (Le 1.69; 2.11; Jn 4.42; Hch 5.31; 13.23 ).
No hubo nada tan específico en la iglesia del tiempo de los
apóstoles corno la centralidad de Jesucristo. Esto marcó la
característica de ella para siempre, su mensaje y su misión.
Tan importante fue que Pablo se atrevió a decir que fuera
"anatema" o condenado eternamente quien cambiara dicho
fundamento (Gá 1.29). El evangelio de Jesucristo, que fue
muerto en una cruz, signo de debilidad, humillación, locura, y
desprecio, se constituye en la gran arma y poder de Ja iglesia.
Por lo cual le corresponde anunciarlo, vivirlo y transmitirlo
sin añadiduras ni modificaciones , solamente que sea en el
poder del Espíritu Santo ( 1Co1.17-25; 2.1-5).
Las cartas apostólicas revelan otros aspectos
representados en la persona de Jesús. De él se dice que es la
cabeza de la iglesia; el primogénito; que en él habita toda
plenitud; que reconciliará todas las cosas; que es la
esperanza de gloria; el fiador de un mejor pacto; el sumo
sacerdote; el que obtendrá el triunfo final sobre todo y otras
cosas más (Col 1.18; Ro 8.29; Col 1.18; Ap 1.5; Col
1.19-20,27; He 3.1; 7.22; 8.1; Ap 12.7-11).
Algunos intérpretes del Nuevo Testamento pueden leer una
seiie de expresiones que eran ya en los tiempos de las
primeras iglesias como cantos o confesiones, las cuales
revelaban la centralidad que tenía Jesucristo y su evangelio.
Entre ellas se pueden destacar las siguientes: ( 1) La confesión
acerca de Jesús como Señor para ser salvo (Ro 10.8-9). (2) La
declaración acerca del evangelio que predicó y enseñó Pablo
(1 Co 15 .1-11 ). (3) La declaración sobre la humillación y
exaltación de Jesús (Fil 2.5- 11 ). (4) El misterio de la piedad
(1Ti3.16). (5) La primogenitura de Jesús en la creación (Col
1.16). (6) Un Dios, un Padre y un Señor, Jesucristo ( 1Co8.6).
(7) El Hijo heredero de Dios (He 1.2). (8) Jesús a la diestra del

114
La fe en la iglesia apostólica

Padre como Señor (1 P 3.22; Mt 28.18). (9) La encamación de


Jesús como algo real (1Jn4.1-3).
De todo lo anterior, lógicamente se desprende la
responsabilidad que tienen los minjsterios de la iglesia hoy,
como en todos los tiempos, de mantener a la iglesia en la línea
trazada desde los tiempos apostólicos. Las circunstancias a
veces hacen creer a los cristianos que lo dicho en la Biblia,
necesita ser "re-leído" o re-interpretado porque todo aquello
no tiene ya vigencia ni aplicación en las actuales condiciones
que vivimos. Esto es una falacia . Jesucristo y su evangelio son
el elemento permanente que debe conservar la iglesia en todo
lugar y ocasión. Y es la fidelidad a este mensaje y fe, lo que es
la clave de su victoria en el mundo (1 Jn 5.4-5).

3. EL REINO DE DIOS
Este aspecto lo resaltan en modo especial los evangelios.
La proclamación de Juan el Bautista empezó con este
anuncio dando énfasis a la inminencia del juicio divino y por
lo tanto a la necesidad del arrepentimiento y de los buenos
frutos en la vida. También lo vincula a la aparición de uno
que habría de bautizar en el Espíritu Santo y en fuego (Mt
3. 1-12). Jesús también empezó su ministerio anunciando el
reino de Dios (Mt 4.17).
Si bien ambos hablaron del mismo tema, con todo Juan
miraba hacia el futuro pero Jesús indicaba algo que ya estaba
presente, tanto por su presencia corno por las cosas que
sucedían. La expulsión de los demonios demostraba que
Jesús había "invadido" la casa del " hombre fuerte", Satanás
(Mt 12.25-29; Le 10.18). Además, Ja sanidad de los ciegos,
de los sordos, de Jos leprosos, de los cojos, Ja resurrección de
muertos, el anuncio d e l evangelio a los pobres y la
posibilidad abierta de que los pecados fueran perdonados,
indicaban la presencia del reino (Mt 11.2; 13.16; Le 7.18;
10.23; Mr2.l-12).

J 15
La iglesia en que sirvo

En ese sentido el reino fue algo que no se caractelizó como


elemento político, al liberar en ese campo a 1a nación judía.
Esto es lo que esperaba la gente y aun los mismos discípulos
más cercanos a Jestís, pues la última pregunta que le hicieron
fue: "'¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?" (Hch.
1.6) Es evidente que dicho reino está presente en una forma
espiritual, pues se siguen dando las mismas señales por medio
de la predicación del evangelio y de Ja acción de la iglesia
(Hch . 5.12; 8.12; I 9.8; 28.23,31; Ro. 14. 17; 1 Co. 4.20).
El reino de Dios tiene también su dimensión futura cuando
se manifieste en forma plena con el advenimiento del Señor
Jesús, el cual tomará el control de todos los poderes y
establecerá justicia, orden, paz y amor en todo el orbe (1 Co.
15. 23-28; Dn. 7.13, 14; 2 Ped. 3.1 -13 ).

4. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS


Entre los judíos un sector profesaba creer e n la
resurrección de los muertos y otros no (Mt 22.23-33). Pero
Jesús enseñó a los suyos no sólo que habría resurrección, sino
que él mismo la encarnaba (Jn. J l .25). Por esto los cuatro
evangelios conservaron el relato, tanto de la muerte, acto cen-
tral para la redendón de la humanidad, como de la
resurrección, la cual vino como sello divino a la obediencia y
al sacrificio voluntario de Jesús. Los primeros sermones
relatados en los Hechos insisten en este aspecto como clave
de la fe, de lo cual los apóstoles se habían constituido en sus
más fieles y autorizados testigos (Mt 28.1- 1O;Mr16.1-14; Le
24.1-43; Jn 20.1-29; Hch 1.22; 2.32; 3. 15; 4.10,33; 10.41;
13.33; 26.8; Ro 1.4; 4.25; 6.4,9).
Pero la resurrección no sólo fundamentaba el mensaje del
evangelio sino que era la gran esperanza de la gente. San
Pablo dedica una amplia explicación a este asunto cuando les
escribió a Jos corintios y se refiere aél en otras de sus epístolas
(1Co15.1-58; Ro 6.5; Fil 3.10,11; 2 Ti 2. 18). Igualmente lo
hacen otros autores (He 6.2; Ap 20.5,6).

116
La fe en la iglesia apostólica

La muerte siempre ha sido un elemento causante de


preocupación y de dolor en la humanidad. En la Biblia se
refleja ampliamente al ver el 1lanto que producía entre
muchos pueblos, cosa que se prolongaba por días y días. Tres
faccores incidían en esto. Primero, porque el ser humano no
desea morir. La inmortalidad era parte de la posibilidad origi-
nal del hombre y la mujer. La mortalidad vino como
consecuencia de la desobediencia. En segundo lugar, por lo
que significa para los demás la pérdida de un ser querido. Y
tercero, por ignorar su destino después de la muerte. Por esto
se menciona en la carta a los Hebreos aquellos que "estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Gn 2. 16,17; He
2.14,15).
La fe cristiana vino a resolver este grave problema
humano, pues promete una resurrección no sólo espiritual
sino del cuerpo y en forma gloriosa a aquellos que han creído
en Jesucri sto, el primero en resucitar de entre los muertos.
Por lo cual esta afirmación jugó un papel de gran
trascendencia en la vida de las primeras iglesias, como lo es
hasta el día de hoy.

5. LA SEGUNDA VENIDA DE JESÚS


J esús habló de su regreso a la tierra. Dos ángeles
igualmente anunciaron que él regresaría del mismo modo
co mo le vieron ir al cielo. La enseñanza apostólica
confirmaba esta aseveración (Mt 24.27,36; 26.64; Le 2 1.27;
Hch l. J 1; 1 Ts 5.2; He 9.28; Stg 5.8).
De manera que había poderosas razones para que los
cristianos del primer siglo se vieran profundamente animados
para pensar y desear el retomo de su maestro y Señor. Cuánto
más que la fe y el interés de los discípulos era sobre todo en la
persona misma de Jesús.
Muchos hermanos pensaban que dicho regreso se
cumpliría casi inmediatamente. El apóstol Pablo al escribir a
los hermanos de Tesalónica, les hace ver que circulaban

11 7
La iglesia en que sirvo

enseñanzas y profecías equivocadas por las c uales se les hacía


creer que el día d el Señor estaba cerca (2 Ts 2.2,3). Estas ideas
conían por las congregaciones, pues no teniendo Biblias, el
elemento profético y la enseñanza pasaban de un lugar a otro
fácilmente. De todas maneras la expectación era grande entre
las congregaciones por la aparición del Se ñor, lo que
constituía parte de su enseñanza y fe.
D e bido a todo lo anterior se emiten enseñanzas
rec tificadoras por parte de los apóstoles. Pablo señala que
primero debían darse la apostasía y la manifestación del hijo
de pecado, pero que algo lo detendrá hasta su plena
manifestación (2 Ti 2.1-12). Pedro indica que antes de la
venida del Señor Jesucristo, Dios da oportunidad a la gente
para que se arrepienla. Después habrá manifestaciones
celestiales y ten-enales como jamás se habían visto (2 P
3.1-13 ). A pesar de que la gente torda dicha enseñanza, la
misma fue ratificada plenamente, permaneciendo la idea de
que él vendrá de manera repentina e inesperada, y que los
hijos de Dios deben mantene rse fieles velando, al igual que lo
enseñó el mismo Señor Jesús (Le 21.34-38).

6. EL ESPÍRITU SANTO
La presencia y acción del Espíritu Santo en las primeras
congregac iones ctistianas era sumamente importante. Desde
el inicio en Jerusalén, se reconoce que: Dios estaba actuando
por medio del Espíritu Santo en múltiplles maneras. Él no sólo
daba lenguas sino que era el que cambiaba las vidas, habitaba
en los creyentes, santificaba, capacitaba para servir, daba su
fruto, vivificaba los c uerpos, lle naba para dar una actitud de
alabanza y gozo permanente, daba poder para testificar y
muchas otras cosas más (Hch 2.4; 4.31; Ro 5.5; 8.2,9, 11,
13,26; Col 2. 10; 12.3; 2 Co 3.3,18; Gtí 5.22; Ef 1.13).
De manera que conforme a lo piredicho por Jesús, el
Espíritu vendría a tomar su lugar y hacer real en sus
seguidores todas sus promesas. De este modo la función del

11 8
La fe en la iglesia apostólica

Espíritu era vista como algo central y vital, sin Ja cual la


iglesia no tenía sentido. Su presencia y acción es lo que
básicamente diferencia el antiguo del nuevo pacto, el seguir a
Dios por las obras y por la fe y servir a Dios en la fuerza
humana y en el poder divino (Jn 14.16, 17; 16.13, 14; Le
24.49: He 2.4; 8.6-13; 10.15,16; 2 Co 3.4-18).
En realidad el Nuevo Testamento no reíleja que hubiera
serios conflicms doctrinales respecto al Espíritu Santo, así
como los había en torno a Jesús y a otros temas. El asunto que
más se destaca es lo de otros "espíritus" que se hacían pasar
por el Espíritu Santo, para lo cual se debían emplear algunos
criterios y discernimiento. Por ejemplo, si alguien llamaba a
Jesús Señor y luego le llamaba anatema, dicha contradicción
evidenciaba falsedad. O el caso de no reconocer la
encarnación de Jesús (1 Co 12.3; l Jn 4.2). Sin embargo, tales
afirmaciones o negaciones pretendían falsear la enseñanza
sobre Jesús y no sobre el Espíritu.
Todo lo anterior se explica mediante la enseñanza previa
dada por Jesús mismo respecto a la venida del Espíritu Santo
que vendría para glorificarle y no para ponerse en primer
plano. La lectura del Nuevo Testamento, especialmente a
partir del libro de los H echos, nos muestra cómo toda Ja vida
de los cristianos y de la iglesia está marcada por la acción con-
tinua y poderosa del Espíritu. Pero dicha presencia, aunque
absolutamente determinante, es muy discreta. Lo que busca
más bien es resaltar, levantar y darle la gloria al Padre y al Hijo
(Jn 15.26; 16.14).
Una conclusión a que esto nos lleva es que tanto el
cristiano como la congregación deben reconocer la absoluta
necesidad y dependencia que ambos deben tener del Espíritu
para vivir la vida cristiana y realizar su misión. Y de esta
manera buscar ser Uenos de él, no contristarle ni apagarle (Ef
4.30; 5.18; l Ts 5 .19). Pero a diferencia de lo que muchas
personas buscan hoy (la novedad de alguna experiencia
emocionante como un fin en sí), Ja vivencia y enseñanza en

11 9
La iglesia en que sirvo

las primeras iglesias fue que la meta era que Jesucristo


mismo, la imagen de su persona, se plasmara en cada
creyente (2 Co 3.18; Ro 8.29).
El objetivo de Dios no es hacerle pasar un buen tiempo al
cristiano por medio de algún don espectacular, o hacer de Jos
cultos algo que ponga a todos en expectación por Jo que puede
pasar, sino sobre todo, que se manifieste en Ja persona su
conversión y seguimiento de la fe por la forma como Jesús se
manifiesta en ella. Por esto a los discípulos les apodaron
"cristianos", porque antes que ver manifestaciones extrañas
en ellos, lo que manifestaban era la persona de Jesús. De allí
que Juan escribió al final del siglo I las palabras que resumen
lo dicho : "El que dice que permanece en él, debe andar como
él anduvo" ( 1 Jn 2.6).

7. LA PALABRA DE AUTORIDAD
Debemos tener siempre presente que por varias décadas las
primeras iglesias cristianas no tuvieron el Nuevo Testamento
escrito, y por la influencia de los judíos convertidos y
prosélitos, las escrituras del Antiguo Testamento tuvieron un
papel central.
Por un l ado los apóstoles en sus predicaciones y
enseñanzas se referían continuamente a él, especialmente en
todo aquello que tenía que ver con la persona y obra de
Jesucristo. Y puesto que el centro de la fe era él, la mayoría de
las referencias que se hacían tenían que ver con su persona.
Los evangelios, el libro de los Hechos de los Apóstoles y las
cartas manifiestan la enorme cantidad de veces que es citado
el Antiguo Testamento. Pablo celebró la actitud de los
bereanos quienes al oírle enseñar confrontaban sus palabras
con las escrituras (Hch 17.10,11).
La palabra de los apóstoles llegó a ser la autoridad que
guiaba a la iglesia. Hubo sin embargo quienes se oponían a
ellos e intentaban decir otra cosa (2 Co 11.5, 13; 12.1 l; Ap
2.2). Además, la tradición oral con respecto a la vida, palabra

120
La te en la iglesia apostólica

y milagros de Jesús, hizo que circularan muchas historias y


versiones entre el pueblo, especialmente los judíos de Judea,
Galilea y otros sitios en los que el maestro estuvo presente.
Lucas lo indica al decir que "ya muchos han tratado de poner
en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido
ciertísimas" (Le. 1.1 ).
El conci lio celebrado en Jerusalén fue un elemento de gran
trascendencia porque resolvió un problema de tipo doctrinal
como fue el de la justificación por la fe, el no imponer la carga
de la ley, especialmente a los gentiles. Desde que se inició la
iglesia pronto empezó a surgir el asunto entre la simple fe en
Jesucristo para ser salvos y la necesidad de guardar la ley de
Moisés. Dicha sesión en la que participaron apóstoles,
ancianos y la iglesia de Jerusalén, aJ llegar a su conclusión
definitiva, fue entendida como algo en lo que concordaban el
"Espíiitu Santo y nosotros" (Hch 15.28). Esto redujo la
tensión que presentaba aquel problema, pero igualmente
definió el carácter de la fe cristiana entre los gentiles.
La redacción de los docwnentos que componen el Nuevo
Testamento vino a dar la palabra final no sólo respecto a la
vida de Jesús sino a su significado. De manera que hay una
complementación perfecta entre los re latos puramente
históricos que presentan en modo especial los evangelios
sinópticos, y el resto. Si bien los evangelios no son sólo
historia, sino que cada uno contiene cierta interpretación de Ja
vida de Cristo, la explicación final se encuentra tanto en el
libro de los Hechos que evidenci a cómo los apóstoles
entendieron su misión y la ejecutaron, como en las cartas
donde se da en modo muy concreto el toque final a los más
importantes elementos de la fe cristiana.
Casi en todas las cartas apostóli cas se enc uentran
referencias a las "doctrinas" falsas que circulaban, tanto fuera
como dentro de la iglesia, y a la doctrina verdadera (Hch 2.42;
5.48; Ro 6.17; 1 Co 14.26; Ef 4.14; Col 2.22; 2 Ts 2.15; l Ti
1.3; 2 Ti 4.3; Tit 2.1; He 6.1; 2 Jn. 9; Ap 2.14).

121
La iglesia en que sirvo

Por medio de la lec tura de Jos pasajes anteriores y de otros,


se puede detectar que desde un prii ncipio hubo ciertos
contenidos doctrinales enseñados por Jos apóstoles que
guiaron a las iglesias y que servían como piedra de toque para
discernir las doctrinas falsas . Además, las enseñanzas
principales no eran consideradas como doctrinas humanas,
sino como elementos "revelados" por Dios. Por lo tanto la fe
de la iglesia no se entiende como algo que es consecuencia del
desarrollo de ideas o de mitos, sino algo con carácter de
verdades provenientes de Dios.
Es importante igualmente señalar otro factor que debe ser
tomado en cuenta en nuestros días. Hay sectores cristianos
que dicen que la "experiencia espiritual"' acerca de Jesucri sto,
del Espíritu y otras manifestaciones deben ser lo más
importante en la iglesia. La doctrina, según ellos, viene a
detener, a complicar y hacer conflictiva la religión.
Sin embargo, el Nuevo Testamento testifica ampliamente
que la iglesia del primer siglo tuvo una experiencia muy
amplia en e l aspecto espiritual pero que: esta tenía un marco o
ámbito doctrinal bastante definido. Por ello las profecías
podían y debían ser examinadas. Por ello también las
operaciones de poder debían igualmente ser discernidas. Si
las iglesias hoy pretenden hacer de la vida cristiana sólo
experiencias o vivencias espirituales, sin darle el debido lugar
a la doct1ina, lo que sucederá es que van a caer en muchas
equivocaciones, excesos y herejías , pues se Je atribuirán a
Dios cosas que no provienen de él.
El mensaje general que nos viene dell siglo apostólico es Ja
necesidad de darle al Espíritu Santo 1su Jugar, así como al
conocimiento experimental que nos trrne Jesús por su medio,
pero igualmente se pone énfasis en la necesidad de un estudio
muy serio y profundo de la enseñanza apostólica. Esta debe
servir de guía y marco para examinar lo que es de Dios, lo que
proviene del espíritu humano y lo que falsifica el enemigo de
la obra de Dios.

122
La fe1 en la iglesia apostólica

Para quien es reconocen que Ja iglesia está ya


aproximándose a los tiempos finales, el estudio de Ja "sana
doctrina", de la "fe dada una vez a los santos" es muy
necesario, pues habrá muchas voces tratando de cambiar el
sendero de los cristianos y de la iglesia. Pablo señala que
desde adentro de la iglesia habrá gente que dejará la fe para
seguir espíritus engañadores; que habrá gente con "comezón
de oír", algo que caracteriza mucho e.I hacer de la doct1ina
materia de simple conversación, pasafü~ mpo y modo de vivir;
que habrá personas que aparentarán piedad pero negarán la
eficacia de ella ( l Ti 4.1; 2 Ti 3.1-9; 4.3; Jud 3,20).
El consejo apostólico respecto al balance entre experiencia
y doctrina sigue vigente en lo que Je dijo Pablo a su discípulo:
"Ten cujdado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello ...
Pero tú has seguido mi doctrina, conducta. propósito, fe,
longanimidad, amor, paciencia... " ( 1 Ti 4.16; 2 Ti 3.10).

8. EL BAUTISMO Y LA CENA DEL SEÑOR


Formaban parte de la fe de la iglesia del primer siglo dos
ceremonias. Estas aparecen vinculadas con la predicación del
primer sermón y con la formación de la iglesia. Son el
bautismo en agua y la cena del Señor.
La primera ya era conocida desde la aparición de Juan el
Bautista que bauti za ba para arrepentimiento , y
probablemente antes que él. para unir JProsélitos procedentes
de pueblos gentiles en la comunidad judía (Mt 3.1- 12).
El apóstol Pedro conectó el bautismo con su llamado al
arrepentimiento y a la fe en Jesús para recibir el perdón de
pecados y e l don del Espíritu Santo. En ese modo en su
primera ocasión 3000 personas creyeron y se bautizaron. Y
así se siguió practicando. Las personas que se convertían eran
bautizadas inmediatamente y, por las referencias del libro de
los Hechos, eran personas adultas, con uso de razón y
capacidad para tomar una decisión tan importante (Hch 1.41;

123
La iglesia en que sirvo

8.36-38: 9.1-18; 16.25-33), aunque también leemos que en


ocasiones se bautizaron farrtilias enteras (Hch 16.15,33).
En realidad el bautismo fue una ceremonia pero su práctica
tuvo un significado específico. Por un lado era el pasaporte de
entrada a la comunidad de la fe cristiana. Por otro lado
indicaba que eran bautizados en la muerte de Jesús, esto es,
identificados con él respecto al pecado al cual los cristianos se
debían considerar muertos, e identificados con él en su
resurrección para vivir una vida santa y llena de frutos de
justicia (Ro 6.1-14; 1P3.21).
Con respecto a la cena del Señor, esta empezó a practicarse
desde muy temprano en la iglesia (Hch 2.41-42,46). Jesús
había ordenado hacerlo después de tomarla con sus discípulos
antes de sus sufrimientos y muerte. Debía ser hecha "en
memoria" suya. Recordaba la Pascua judía, el sacrificio del
cordero por cuya sangre el pueblo de Dios habría de ser
salvado (Mt 26.17-29).
La mesa del Señor reúne una dimensión pasada pues
recordaba la muerte de Jesús, una dimensión presente al
expresar la unidad que ahora tenían en un cuerpo los
creyentes, y una proyección futura pues anunciaba la muerte
del Señor "hasta que él venga". Esta práctica se generalizó en
todas las congregaciones y llegó a constituir uno de los más
importantes elementos del culto cristiano (1 Co 11.17-34).
Sin embargo, su práctica presentó algunos problemas. Al
celebrarse como una cena fraternal , algunos hermanos que
tenían más posibilidades económicas podían comer más.
Otros que no tenían casi nada (o nada, pues entre ellos había
esclavos), sólo miraban a los que tenían. Algunos se
adelantaban, y se producía desorden, además de menosprecio
al hermano. De manera que la expresión de hemiandad y
unidad se veía profundamente afectada por estas situaciones.
Pablo respondió a ellas con el conocido pasaje que sigue
siendo leído todavía hoy en las iglesias cristianas al momento
de celebrarse esta preciosa y significa6va ceremonia.

124
La fe en la iglesia apostólica

Igualmente se señala el cuidado que se debe tomar al


participar de la mesa si no se tiene un corazón limpio de
pecado, Jo que implica una correcta relación con Dios y con el
cuerpo de Cristo. De otra manera se puede caer en una
situación de peligro, ya que Dios toma a cada creyente como
persona responsable de lo que está haciendo y él juzga a cada
uno. El resultado ya había sido funesto para algunos que
tomaron en forma ligera un acto tan sagrado pues llegaron a
caer enfennos y aun muertos (1 Ca l l.27-32).
La iglesia cristiana sigue celebrando la mesa del Señor. Es
parte de su gran privilegio, pues aUenta siempre la esperanza
del día en que todo el pueblo de Dios habrá de tomarla con
Jesús en su reino (Mt '.26.29). El ministerio pastoral debe
cuidar que este elemento jamás pierda su centralidad en el
culto cristiano, su significado y su dignidad. Debe hacerse
todo Jo posible para que sea parte íntegra de toda
congregación y mantenga su vitalidad.

9. CONCLUSIONES
( 1) Debemos reconocer que aunque Jos hermanos de las
primeras congregaciones cristianas en el siglo 1 D.C., no
tenían las Sagradas Escrituras completas en Ja forma como las
tenemos hoy, sin embargo sí tuvieron elementos doctrinales
que fundamentaban su fe. Estos no fueron tan detallados y
desarrollados como los actuales tratados de doctrina o
teología ya que tenemos a nuestra disposición la Bibüa
entera. Sin embargo ellos dispusieron de los principios que
hoy proclamamos como la fe cristiana.
(2) Lo que indudablemente se destacó por sobre todo en
cuanto a la fe de la iglesia del primer siglo, fue la persona de
Jesucristo. Él, su vida, sus obras, su enseñanza, su muerte en
la cruz, su resurrección. ascensión, mediación a la diestra del
Padre y próximo retorno, se constituyeron en el centro de la
predicación, enseñanza, y fe. Ser cristiano era ser discípulo de

125
La iglesia en que sirvo

Jesús. Ser discípulo era conocerle, ya fuera personalmente, ya


fuera por la fe una vez ascendido, creer en él como Salvador y
Señor, y tomarle como maestro de la vida. Su palabra y su
vida eran Ja verdad suprema y enseñaban el camino que sus
seguidores debían seguir. Había que vivir y ser como él , y si
fuera el caso, mmir como é l y por él.
Esto tiene una impJjcación muy seria para la iglesia
cristiana de hoy. Hay grandes sectores de la población
mundial que se denominan cristianos. En muchos casos han
adoptado dicha religión no por convicción ni decisión, sino
por razones del medio. De este modo nunca han tomado una
decisión clara respecto a la persona de Jesucristo, ni como
Salvador, ni como Señor, ni como maestro de la verdad.
Cada congregación q ue se considere cri stiana debe
formularse ciertas preguntas. ¿Cuál es el centro de su
predicación, enseñanza y ejemplo? ¿Cuando la iglesia llama a
la gente, lo hace para seguir qué cosa? ¿U nas doctrinas? ¿Un
grupo religioso entre los demás? Los pastores ¿trabajamos
para que la iglesia crezca, simplemente porque el cristianismo
se dice que es tá perdiendo terreno friente a otros grupos, o
porque estamos convencidos que el único camjno para la
humanidad es Jesucristo?
La iglesia del tiempo apostó) ico nos recuerda que Ja tarea
de la iglesia es presentar a Ciisto, y a "éste crucificado'', al
Señor que tiene autoridad en los cielos y en la tierra, y al mae-
stro cuya verdad es e l verdadero camino de la vida tanto para
e l presente como para la eternidad.
(3) Igualmente sucede respecto a la pairticipación del Espíritu
Santo en la vida de los creyentes y de: la iglesia. No se trata
tanto de un interesante tema de discusión- y que tantas
polérrucas ha provocado- sino de lo que le da la misma vida
y dinámica al cuerpo de Cristo, sin el cual la iglesia puede
llegar a ser una mera maquinaria humana. Toda congregación
cristiana debe darle al Espíritu el se:ñ01ío que sólo a él Je
corresponde tener entre el pueblo de Dios.

126
La fe en la iglesia apostólica

(4) Se necesita tener un balance adecuado entre doctrina y


experiencia religiosa. No toda manifestación religiosa, o que
se haga pasar por ella, está en conformidad a la "sana
doctrina". Ni toda enseñanza que se proclame "cristiana" lo
es. Algunos se identifican como cristianos por el simple
hecho de que pueden firmar un pliego de doctrinas escritas en
papel o que concuerdan con ellas. La fe cristiana no es
simplemente esto. Requiere la experiencia que parte del
encuentro con Jewcri sto, y se mantiene por la virtud del
Espíritu, siguiendo a Jesús como maestro y Señor para llegar
hasta la medida de su estatura (Ef 4.13).

127
8

FE Y CONDUCTA
EN LA IGLESIA

INTRODUCCIÓN
El gran problema del ser humano cuando se acerca
seriamente a la fe en Jesucristo, es que no sólo debe aceptar
una serie de creencias cuyo centro es Dios y su Hijo
Jesucristo, sino también debe ajustar su vida diaria a un
modelo diferente de todo lo que se da en el mundo. La
voluntad divina, aunque es "buena, agradable y perfecta'', a
algunos cristianos les cuesta mucho hacerla realidad en su
experiencia diaria. Sabemos que para muchos es cosa muy
sencilla aceptar el credo cristiano, no así vivir según el modo
que se les pide.
Los pastores conocen muy bien lo que representa dicha
tensión . A la gente se le enseñan muchas cosas .
Ocasionalmente alguien presenta problemas de doctrina.
Pero el foco de las mayores preocupaciones radica no en lo
que se hace en los cultos sino en lo que les sucede a Jos
hermanos en el hogar, en el trabajo, en la ca11e y en muchas
otras acciones de la vida. ¿Qué podemos aprender respecto a
este asunto de la iglesia del primer siglo? ¿Qué principios
podemos aplicar hoy en nuestras vidas y congregaciones?

129
iglesia en que sirvo

1. CREER Y ACTUAR: EXIGENCIA CRISTIANA


Jesús terminó el sennón de la montaña con el relato de los
dos fundamentos. Una casa ase ntada so bre Ja a rena
representaba a la persona que oía su palabra y no la vivÍil.
Otra, asentada sobre la roca, representaba a quien escuchaba
y traducía en hechos diarios lo que escuchaba. La primera fue
al fracaso. La segunda al triunfo (Mt 7.24-27).
Gran parte de la enseñanza de Jesús estaba dirigida hacia el
esLilo de vida que habrían de seguir sus discípulos. Por lo que
no sólo enseñó con la palabra, sino que exhibió su vida misma
como modelo.
Las carras apostólicas contienen elementos de docLrina
pero todos ell os buscan crear un estilo de vida que identifique
a los cristj anos. No hay doc trina sin vida, como tampoco una
vida c1istiana sin principios doctrinale8. De la primera
comunidad cristiana se nos dice que Jos hermanos "estaban
juntos"; que tenían en común todas las cosas"; que "vendían
s us propiedades y sus bi enes y los repartían a todos según la
necesidad de cada uno"; que perseveraban "unánimes cada
día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos
con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo" (Hch 2.44-47).
C uriosame nte lo primero que sabemos en cuan to al
comportamiento de los cri stianos primitivos era su sentido
verdaderamente comunitario, el predominio del amor y la
preocupación de Jos unos por los otros. Esta vivencia ha
querido ser imi tada por muchos, incluso alg unos han q uerido
explotarl a ideológicamente al decir q ue eso fue la primera
expresión "comunista" y la base del sqc ialismo, y han
pretendido imponerla por la vía del simple adoctrinamiento o
Ja coacción política y militar, dejando a Dios fuera de todo.
Otros últimamente han mezclado el espíri tu de la fe cristiana
con la proposición de una utopía política sociali sta a fin de
"restaurar'' la experiencia de Ja igles ia del primer siglo.

130
Ft:.i y conducta en la iglesia

Sin embargo dicha conducta no se pudo dar jamás sin el


derramamiento del Espíritu Santo, sin tener como centro
mismo al Señor a quien alababan continuamente en el templo.
a quien recordaban en la fiesta de amor o cena del Señor y a
quien obedecían, pues "perseveraban en la doctrina de los
apóstoles ... y en las oraciones., (Hch 2.42). Su motivación y
razón fundamental muy poco tenían que hacer con razones
humanas o políticas, sino que fueron eminentemente
espirituales, estaban centradas en Dios y se reflejaban en sus
relaciones fraternales.
En el primer relato acerca de la primera iglesia cristiana
tenemos la vinculación entre fe y conducta, como elementos
inseparables en el marco de la doctrina cristiana. Otros
escritos apostólicos se mueven siiempre en la misma
dirección. Las cartas a los Romanos, a los Gálatas, a los
Efesios, a los Colosenses, a los Hebreos, incluso Apocalipsis,
todas aplican cada parte a la forma como el cristiano en modo
personal o como comunidad de fe debe comportarse en el
mundo. En el resto de las epístolas la mayoría de su contenido
va dirigida en la misma dirección.
Para el liderazgo cristiano de hoy este pr1ncipio debe ser
tomado seriamente en cuenta porque l:rt '' fe cristiana" es parte
del vocabulaiio del latinoamericano, es parte de la cultura, y
parte del juego político. Pero su verdadera naturaleza se ha
perdido e ntre simples afirmaciones doctri n ales y
manifestaciones de religiosidad externa y popular. De manera
que llamarse "cristiano" es lo característico, pero vivir como
tal es otra cosa. Tan poderoso es este ambiente que aun las
iglesias cristianas evangélicas partici¡pan en cierto grado de
tal modalidad y a menudo se sustituye el verdadero espíritu de
la fe en Jesús por otros elementos de a pariencia y filiación.
En la orden final de Jesús de " predicar el evangelio", aparte
de ''haced discípulos ... enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado... '' se busca conversión a Jesucristo
y enseñanza adecuada para que los convertidos lleguen a ser

131
La iglesia en que sirvo

discípulos de él. Sin conversión no hay fundamento para que


Ja persona llegue a ser piedra viva. Pero sin una acción
discipular que la siga, la conversión puede ser una simple
expe1iencia momentánea.
Esta perspectiva implica toda unia determinación de
carácter pastoral que debe llevar a la planificación y
programación en el Espíritu del Sefíor, para guiar a las
congregac ion es hacia donde el Sef.ior espera que sean
llevadas. El descuido de este asunto podría hacer que la
iglesia evangélica sea una expresión más de Ja religiosidad de
nuestro continente, pero sin el carácter del pueblo de Dios.

2. BASES DE LA CONDUCTA CRISTIANA


¿En qué se fundamenta la exigencia de una forma distinta
de vida de los ciistianos? ¿Cuáles son los criterios o premisas
que nos ofrecen Jos escritos apostólicos? Consideremos los
más importantes.
( 1) La iglesia es vista en el Nuevo Testamento como un
pueblo que ha sido "rescatado", "comprado", "adquirido'' por
Dios. El apóstol Pablo lo explica diciendo que antes de su
conversión los cristianos seguían la "coniente de este mundo,
conforme al príncipe de Ja potestad del aire" , que vivíamos en
otro tiempo en los "deseos de nuestra carne y de los
pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, igual que
los demás" (Ef 2.2-4). Pero fuimos "rescatados" de esa "vana
manera de vivir" con la "sangre preciosa de Cristo".
De modo qu e la aceptación del evangeli o pone a la per-
sona en una nueva relación con Dios y consigo misma. Ya no
se pertenece a sí misma, sino que pertenece a] Señor; ya no
puede vivir haciendo su propia vol untad, sino la de quien Je
ha rescatado y comprado. Es una verdad que debe ser
conocida y comprendida para que se ajuste la conducta a el la
(1 p l.1 3-2 1).

132
Fe y conducta en la iglesia

(2) Se pide al convertido una nueva forma de vida porque, si


su experiencia es gen u in~ ha renacjdo del Espíritu y participa
así de la naturaleza divina (Jn 3.1-9; 2 Co 5.17; 2 P 1.4). Esa
simiente de Dios que es sembrada en el corazón del
convertido, es Jo que hace posible la destrucción paulatina y
segura de las viejas fom1as de vida para desarrollar una nueva
en conformidad al modelo que tenemos en Jesucristo ( 1 P
1.23; l Jn 3.9; Ef 4 .22-24).De manera que aunque el
convertido viva en conflicto con el pecado que opera en su
vida, sin embargo puede reconocer la tentación y
sobreponerse a ella. Y aun si cometiera alguna falta, le queda
el recurso del arrepentimiento para el perdón de su culpa y la
búsqueda del poder para levantarse y vencer (Ro 7.7-25; He
4.14-16; 1Jn1.5-10; 2. 1-2).
(3) El convertido tiene un modelo o ejemplo: Jesucristo. Él
"fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado". Por lo que está disponible para auxiliarnos en
nuestras luchas (He 4.14-16).
Un alto porcentaje de las llamadas "caídas" en los
hermanos de las igles ias se debe a que ellos se fijan
demasiado en los demás. El recién convertido se siente muy
animado a ir adelante en su nueva vida. Pero se ve
desmotivado por la conducta de orros cristianos. ¿Cuál es la
causa de esta situación?
Aunque no es una regla absoluta, sin embargo, diferentes
experiencias muestran que cuando al recién conve11ido se le
toma casi inmediatamente para enseñarle sobre la fe, y no se
le pide sólo venir a la iglesia, o diezmar, o aprenderse los
artículos doctrinales como primer paso, si no que se le
propone a Jesucristo como su modelo y meta de manera que
aspire a ser su discípulo, los elementos ambientales negativos
tienen poco efecto en su vida.
(4) El cristiano cuenta con la verdad de Dios revelada en la
Santa Biblia. Los creyentes no andan a oscuras en la vida para
que tropiezen y caigan continuamente. Se sabe que aun en los

133
La iglesia en que sirvo

años en que los primeros seguidores de nuestra fe no tenían


Biblias ellos la conocían de memoria porque pasaban Jos
relatos y enseñanzas de uno a otro. y con eso se mantenían. El
trabajo pastoral entre grupos de indígenas en nuestro
continente igualmente muestra que muchos de ellos nunca
han aprendido a leer, pero cuando se les enseña la palabra de
Dios, Ja captan, la memorizan con sencillez y la toman
seriamente para vivirla.
En la actualidad casi todos di sponen de Biblias. Pero
además están bajo la influencia de tiJosofías y fonnas muy
diferentes de pensar en cuanto a la moralidad. Se da incluso
una poderosa corriente que ridiculjza los principios cristianos
de conducta y exalta por todo medio masivo el libertinaje
como fuente de felicidad y satisfacción, lo que a menudo
arrastra a Jos creyentes a acomodarse: más a lo que dicta el
medio que a la palabra de Dios. Esto es parte del conflicto que
vive e l pueblo de Dios. Pero quien ha tomado una decisión por
Jesucristo debe ser enseñado a obedecer y sujetarse a la
palabra de Dios. Por lo cual esta debe ser resaltada como la
verdad final y suprema en cuanto a conducta; el cristiano no
debe avergonzarse sino llevarla con diignidad.
(5) Es importante reconocer otro factor en la motivación de la
conducta cristiana. S i bien nadie será salvo por las obras, sino
por la fe, sin embargo los hijos de Dios habremos "de ser
juzgados por la ley de la libertad'. (Stg. 2. 12). La fe en
Jesucristo nos ha hecho libres (Jn 8.31-36; Gá 5.J ). Podemos
disfrutarla y debemos ejercitarla en todo aquello para lo cual
no hay ley, como es el fruto del Espíritu Santo (Gá. 5.22-23).
Pero no puede ser empleada como excusa para el libertinaje o
forma alguna de pecado pues Dios trnerá a juicio toda obra
buena o mala (Gá 5.13; Mt 25.3 1-46; Ro 2. 16).
En resumen. el comportamiento del pueblo de Dios tiene
un guía y Dios mismo le ha provisto los medios para que
pueda alcanzarlo. De modo que no tiene excusa. Las bases de
la fe deben ser conocidas pero siempre acompañadas de lo

134
Fe y conducta en la iglesia

que D ios espera de nuestro comportamiento. Si no es así, la fe


pierde su sentido.

3. LAS COLUMNAS DE LA CONDUCTA CRISTIANA


El estilo de vida del pueblo de Dios se mienta y organiza
alrededor de una serie de columnas algunas de las cuales son
excl usivas de nuestra fe, si se le compara con otras religiones.
Son las siguientes.
( l) El amor que parte de Dios mismo, pues él "es amor" ( 1 .1 n
4 . 16). El amor d e be caracterizar las relaciones en la
congregación, especialmente ''estimando cada uno a los
demás como superiores a uno mismo", lo que representa una
actitud de humildad . Hemos de superar toda actitud de
hostilidad y orgullo; estar prestos a reparar toda relación
dañada o rota pues somos mie mbros de un mismo cuerpo;
trabajando juntos para la mutua edificación; preoc upados por
el bienestar mate1ial de los hermanos (Fil 2.3; Mt 5.2 1-24;
18.15-20; Ro 12.3-5; l Co 12. 12-26; 11.17-34; Stg 2. 1- 13;
1Jn3. 11-24; 4.13-21).
El amor de los cristianos traspasa las fronteras de la
comunidad de la fe para alcanzar a los que no creen, y aun a
los enemigos, de ma nera que se ora por ellos. se bendice a los
que nos persiguen ; no se paga mal por mal ni se busca
venganza. Por el contrruio si es posible ayudar al enemigo,
debe hacerse. Y " en cuanto de penda de vosotros, estad en paz
con todos los hombres" (Ro 12.17-21 ). El amor debe ser el
sello principal con e l cual se caracterizan los que siguen al
Señor (Mr 12.30 ; Jn 14.15).
(2) Otra columna de la conducta cristiana es la obediencia a1
Señor y su palabra. Por ser hijos, al igual que Jesucristo,
estamos llamados a conocer y hacer la voluntad de Dios. De
aquf que uno de los más impo rtantes objetivos del Señor es
cautivar nuestro pe nsamiento a la obediencia a Cristo (2 Co
10.5). Sabemos que el pensamiento de termina en una medida

135
La iglesia en que sirvo

muy grande nuestra conducta, por lo que Jos pensamientos


típicos del mundo deben ser desalojados o sustitLúdos para
que tome lugar la mente de C1isto.
El apóstol Pablo dice "en esto pensad" e indica en lo que
debe ocuparse la mente del cristiano a fin de que su conducta
sea dirigida hacia la dirección c01Tecta. Según seamos
renovados en nuestro entendimiento, así seremos
transformados en todo lo que es "verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo Jo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza" (Fil 4.8-9; Ro 12.1-2).
No sólo el pensamiento debe sujetarse a Cristo. Las
emociones, elementos muy importantes de nuestra
personalidad, le dan a la vida colorido pero también juegan
pasadas muy peligrosas. Muchas personas que llegan a
nuestras congregaciones han vivido bajo el dominio de sus
emociones, a veces muy fluctuantes, y con expresiones tan
fuertes que son verdaderas pasiones. Este es uno de los
elementos que más conflictos causa en las congregaciones y
con lo que tenernos que lidiar los pastores. La expresión
''airnos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo, no deis lugar al diablo" es una clara enseñanza de cómo
las emociones deben ser gobernadas por los mandatos del
Señor. Lo mismo es la orden de restaurar las relaciones rotas o
dañadas cuanto antes y no dejarse llevar por la pasión de Ja
venganza, sino que la paz de Dios gobierne en el corazón (Ef
4.26-27; Col 3.12-16).
(3) Las piedras vivas de la iglesia deben caracterizarse
también por su santidad. Esta es la naturaleza del nuevo hom-
bre y la nueva mujer en Dios (Ef 4.24 ). La santidad es un
atributo divino. Los hijos de Dios hemos venido a ser
partícipes de su misma naturaleza.
Ciertamente vivimos en un mundo empapado de pecado.
Pero Jesús con su obra hizo posible que sus seguidores
pudieran vivir en el mundo siendo guardados del mal (1 Jn

136
Fe y conducta en la iglesia

5.19; 2.15-17; Stg 4.l-10; Jn 17. 15). La iglesia no puede


ceder ante todo el embate de la promoción masiva de
inmoralidad, de nuevos "valores" y costumbres. Esta es una
tarea difícil y el mundo considera a los cristianos como
"desadaptados sociales'·, y aun, en algunos sitios, esta actHud
les lleva al rompimiento con algunos patrones culturales. Con
todo Dios mantiene su norma: "sed santos" y "seguid la paz
con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (l P
1.15-16; He 12. 14).
El principio de In santidad implica algo más, pues debe
afectar primeramente al liderazgo o mini ste rio de las
congregaciones. Por ello se piden caracteres definidos para
quienes guían al pueblo de Dios. Si esto no se sigue, si el
liderazgo muestra una conducta débil, la congregación será
afectada, nadie será estimulado a vivir según las normas
divinas, y la iglesia pierde su función en este mundo (He 13.7;
l Ti 3.1 -16; 5.17-25; 1Co9.27).
(4) La misericordia igualmente debe caracterizar a los
cristianos. Este es otro rasgo que distingue a Dios (Sal
136.1-16 ). La mi s eri co rdia está relacionada muy
especialmente con el pecado y las ofensas. Dios ve con
misericordia a la humanidad hundida en el pecado por lo que
hace todo lo posible por rescatarla; jamás desprecia a quien
se humilla ante su presencia. Así debe ser el sentir del pueblo
de Dios. Como en e] caso de Lot, interceder por las malvadas
ciu dades de Sodoma y Gomarra. Debe clamar por Ja
salvación de Ja gente. Y cuando es ofendido o dañado saber
perdonar como Dios nos ha perdonado (Gn 18.16-33; Jud
22-23; Mt 6.12; Le 17.1 -6; Mt 18.21-35).
(5) Otro factor propio del estilo de vida del cristiano debe ser
el empleo de la verdad. lógicamente en oposición al uso de la
mentira y el engaño. "Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no;
porque Jo que es más de esto, de mal procede" (Mt. 5.37).
Hablar la verdad no es sólo hablar "francamente", sino decirla
en amor (Ef 4.25, 15; Pr 12.18).

137
La iglesia en que sirvo

El uso de la mentira, la falsedad y el engaño caracterizan


hoy las relaciones comerciales, la diplomacia internacional,
los círculos políticos, la forma como se presentan las noticias,
y los vínculos familiares y personales. Esto lleva a un mundo
en el que la desconfianza lo domina todo y se vuelve como
una espiral descendente que no puede detenerse. En primer
lugar, esto no debe existir en la iglesia porque "somos
miembros los unos de los otros'' (Ef 4.25; 1 Co 5.8). La verdad
busca que en el cuerpo de Cristo reine la confianza. Por otro
lado, el cri stiano en el mundo, al usar la verdad, aun cuando
fuere en daño propio, está aportando un elemento vital para
evitar la total descomposición de las sociedades (Sal 15.4; Ro
1.25 ; 2 Co 4.2).
(6) El pueblo de Dios también está llamado a estar "Jleno de
frutos de justicia" precisamente porque hemos sido nacidos
"según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Fil 1.11 ;
Ef 4.24).
La iglesia de Corinto mostró algunos problemas que
reflej aban poco sentido de justicia entre los herm anos. No
sólo se produjo por las diferencias económicas y sociales que
salieron a relucir en la misma mesa del Señor, sino que los
hermanos por asuntos personales se veían involucrados en
juicios y lo hacían ante jueces no cristianos, por lo cual Pablo
les insta a buscar hermanos que les ayuden, o bien a sufrir el
agravio o el fraude. Santiago también se expresa con
vehemencia ante el trato desigual que se daba a algunos
herm anos por razón de su situación económica, como
también por no pagar lo correcto y a su tiempo a los obreros.
Pablo e nseña sobre la j usticia que debe gobernar las
relaciones obrero-patronales, las relaciones hogareñas, las
r elaciones pa s tor-congreg ació n , las rel ac iones
gobernantes-gobernados ( 1 Co 6.1 -8; 11.17-22; Stg 2.1-13;
1.1 9-20; 5.1-6; Col 3.18-25; 4. 1; Fil 8-2 1; 1Ti5.8).
(7) El sentido de responsabilidad ante los asuntos de esta vida
también debe ser parte del carácter cristiano. Tanto en la

138
Fe y conducta en la iglesia

provisión material al hogar, la educación espiritual a los hijos,


la dedicación al trabajo o medio de subsistencja, lo que
implica los impuestos, etc. (Ro 13.1-7; l Ts 5.14; ~ Ts 3.12;
1Ti5.8).
Al igual que en otros campos la tendencia general de la
humanidad es hacia el incumplimiento de los deberes, el
descuido en los estudios y trabajo, falta de atención a los
deberes hogareños, no pagar las deudas, ganar dinero por
medio s il ícitos y muchas o tras cosas. A nuestras
congregaciones se vinculan muchas personas que han vivido
en situaciones semejantes, muchas de ellas por largos años. de
modo que cuando empezamos a tratar con ellas desde una
perspectiva cristiana, sus mentes y actitudes deben ser
reorientadas o "programadas·' de nuevo. Esto es parte del
despojarse del viejo hombre, del ayudarles a entender que
aquellas prácticas eran pecaminosas, destructivas de la propia
personalidad y de las ajenas. Y por otro lado a reconstruir su
modo de ver la vida, de comprenderla y de crear nuevas
actitudes y acciones conforme a la voluntad de Dios.
(8) Un factor muy importante en la conducta del cristiano es
que aprenda a discernir las cosas de la vida, cuando menos en
los siguientes planos.
El primero tiene que ver con distinguir entre lo bueno y lo
malo. Esto no es exclusivo del cristiano, pues hasta los que no
conocen a Dios pueden hacerlo. Algunos caen en un
endurecimiento total de su conciencia, de manera que pierden
la sensibilidad y no pueden distinguir una cosa de otra, aJ
punto que llegan al colmo de hacer lo malo sin el menor
asomo de vergüenza. Según el apóstol Pablo, hay creyentes
que pueden caer en un estado semejante. asunto que muchos
pastores han podido constatar (Ef 4. 17-20). De todos modos
todo cristiano debe tener sus sentidos muy bien ejercitados
para distinguir entre el bien y el mal (He 5.14).
El segundo plano de d iscerni miento. obligado para el que
se llame cristiano, es aprender a escoger entre dos cosas

139
La iglesia en que sirvo

buenas, la mejor. En las congregaciones a menudo se dan


conflictos y divisi.ones, no por el dile:ma entre algo bueno y
algo malo, si no por la decisión entre dos alternativas buenas,
lo que sea más conveniente para las personas, o para la vida de
la iglesia. Así sucede en los hogares y en muchas otras
actividades de la vida. Dicha capacidad de decisión es parte
de la formación y conducta de todo hijo de Dios (Fil 1.9-11 ).
En tercer lugar, con base en los anteriores, el cristiano
necesita aprender a vencer ''con el bien eJ mal" (Ro 1.21 ). Se
trata de aprender a discernir los fines y los medios que se usan.
El mundo sigue principios contradíctorios porque piensan
imponer la paz por medio de la guen-a o la violencia, o la
justicia con el engaño, Ja verdad con la mentira, e l amor con
cosas falsas. La verdad Clistiana plantea una norma de
conducta diferente. Debe examinarse con cuidado cuáles son
los fines que se persiguen. Pero en Ja misma manera, qué
medios se van a emplear. El fin no jus tifica los medios.

4. ÁREAS DE LA VIDA QUE DEBEN SER AFECTADAS


Para los miembros del cuerpo de Cristo no hay zonas de sus
vidas que no sean afectadas. Empezando porque no se puede
dividir la vida entre las actividades re ligiosas y las seculares
como para tener dos modos diferentes de proceder cuando se
trata de una u otra. El cristiano tampoco puede pensar que el
cuerpo y el espíritu son dos cosas independientes como ya lo
enseñaban algunos en los días de los primeros cristianos.
La conducta cristiana establece que Jesucri sto es el Señor
de todo y que toda acción y proyecciáin nuestra debe ser para
glorificar su nombre. De manera que la vida que se vive en el
templo cuando la congregación se relíne debe ser gobernada
por los mismos principios para vivir en el hogar, en el lugar de
trabajo o estudio o en las actividades propias de cada persona
y cada día. I gualme nte afecta la co mprensión de la
sex ual idad, del modo de pensar y de relacionarnos con todas
]as personas. De manera que hay bases:definidas que todo hijo

14()
Fe y conducta en Ja iglesia

de Dios debe aprender y emplear por igual en todas sus


circunstancias sin apoyarse en falsas ideas de doble
moralidad o doble forma de ser (Mt 19. 1-12; Stg 1.26.27;
2.14-26; 1Co6.12-20; 7. 1-6: Fil 4.8-9; 2 Co 10.5).

5. CONDUCTA DE LOS PASTORES


Cuando el apóstol Pablo se reunió por última vez con los
ancianos de la iglesia de Éfeso, sus primeras palabras fueron
estas: "Vosotros sabé is cómo me he comportado entre
vosotros todo el tiempo ... "Cuando escribió la segunda carta
a los Corintios en la cual trata de su relación con la iglesia con
la que tuvo fases muy conflictivas, sus palabras al comienzo
fueron semejantes a aquellas. ''Porque nuestra gloria es ésta:
el testimonio de nuestra conciencia. que con sencillez y
sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la
gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho
más con vosotros" (Hch 20.18; 2 Co 1.12).
Pablo, al igual gue Jesús, ofreció sobre todo su vida como
ejemplo (Jn 13.15; 1P2.21; 1 Co 11.1 ). La carta a los Hebreos
llama a los hermanos a considerar el resultado de la conducta
de sus pastores, y a imitar su fe (He 13.7). La lista de
requisitos para un obispo busca sin lugar a dudas que sus
vidas sean ejemplares como personas, como maridos, como
padres y como personas de correctas y sanas relaciones con
los demás (l Ti 3.1-16; 4.7,12,13, 16).
Según la enseñanza de Jesús a sus discípulos la conducta de
éstos debía ser superior a la de los fariseos (Mt 5.20). Los
fariseos eran muy rel igiosos pero su conducta fue criticada
duramente por el Señor muchas veces, porque ellos "decían" y
"no hadan", porque creaban reglas que se las imponían a las
personas pero ellos no se las aplicaban; aparentaban la piedad
pero en el fondo no la tenían. Esto no fue propio sólo de
aquellos sectores, sino que ha caracterizado a muchos grupos
de liderazgo llamado cristiano (Mt 23.1-36; Mr 10.35-45).

141
La iglesia en que sirvo

Del ministerio de las congregaciones se debe esperar


integridad famil iar, fidelidad a la palabra de Dios y
dedicación incondicional a su obra (1 Ti 3. 1-7; 2 Ti 2.15, 21;
1Ti 4. 13; 2 Ti 4.5).
Pero hay algo más. Cuando se siguen las huellas de los
apóstoles en todo e l Nuevo Testamento, vemos que se
distribuyeron por diferentes lugares. Pablo, en cuanto a su
obra, indica que en una amplia región todo Jo había llenado
con e l evangelio de Cristo. Pero a la par de ello trabajaba "no
donde Cristo ya hubiese sido nombrado. para no edificar
sobre fundamento ajeno" (Ro 15.19-20).
Con esto parece asentar un principio que debieran
reco nocer hoy todos los pa s t ores y di rigentes
denominacionales, y es el de no entrar al mismo terreno
cuando ya otros lo han hecho, especialmente en pueblos muy
pequeños que apenas ameritan una congregación. O bien, en
las ci udades que hay espacio para muchos, que sea bajo un
sentido de hermandad, respeto y cooperación, para evitar
competencias, conflictos, mala imagen y daño al testimonio.
Algo que se desprende del concilio de Jerusalén fue el
acuerdo tomado con respecto a la doctrina de la j ustificación
por la fe. Una vez acordado aquello, no sólo fue enviada Ja
carta a las iglesias, sino que los apóstoles respetaron el
acuerdo y se sujetaron a él. Debiera ser un principio de
cond uc ta ministerial hoy día tamb ié n, pues muchas
divisiones en nuestras iglesias han provenido de acuerdos
tomados por la mayoría, pero después son violados. A
menudo algún pastor es sometido a disciplina por caer en falta
moral, pero prefiere no hacer caso, se separa y continúa
ejerciendo el ministerio, actitud muy desafiante a la palabra,
especialmente cuando toma o reparte la mesa del Señor,
puesto que debe hacerse dignamente para no comer y beber el
juicio del Señor.
Ningún obrero en Ja iglesia puede pretender darse el lujo de
rebajar las nornias de la palabra, ni pasarlas por encima.

1-r:?.
Fe y conducta en la iglesia

Ningún obrero está autorizado para cambiar las reglas de


conducta que son para todo el pueblo de Dios. Al contrario,
somos los pastores los que con mayor honestidad debemos
encarnar las enseñanzas que son propias de nuestra fe y
conducta.

6. CONCLUSIONES
En primer Jugar hay que insistir que la enseñanza bíblica no
separa las doctrinas que debemos aceptar racionalmente del
modo de vida diario. Fe y vida van juntas de la mano. El
pueblo y el liderazgo deben entenderlo y vivirlo para que la
iglesia pueda cumplir su papel como luz y sal del mundo.
En segundo lugar. puesto que la conducta cristiana abarca
todos los aspectos de Ja vida, y puesto que mucha de la gente
que sigue al Señor en nuestras congregaciones vienen de
ambiente llamado "cristiano", en el cual se permite casi todo,
se hace del todo necesario reforzar la formación de las perso-
nas como discípulos de Jesús. Los pastores deben contar con
medios más apropiados que los simples mensajes o clases de
escuela domini cal. Los programas bien plane ados y
organizados para hacer discípulos deben tener prioridad en la
iglesia. Posiblemente habrá menos personas y se hará un poco
más difícil tener congregaciones muy numerosas, pero el
resultado será mejor. Incluso hay muchísimas personas que
están deseando una forma de cristianismo más serio,
responsable y que le dé a Jesucristo su verdadero lugar, no
sólo como Salvador, sino como Señor, maestro, modelo y
meta en la vida de los creyentes.
Finalmente, e] ministerio representa un factor que
estabili za o desestabiliza, dignifica o daña la vida de la
iglesia. Jesús no ha variado sus requisitos ni sus demandas
para quienes ejercen o aspiran guiar a su pueblo. En América
Latina la obra de Dios crece en forma rápida y amplia. Dentro
de Jo agradable que es esta realidad, también se esconde una
seiie de motivaciones, actitudes y prácticas que poco a poco

143
La iglesia en que sitVo

pueden ir falseando los fundamentos de la iglesia, tanto en


cuanto a su fe como a su conducta. Esto debe ser materia de
profunda reflex ión. De parte de cada uno de nosotros, deben
prevalecer la honestidad, sinceridad, integridad y una entrega
sin condiciones a quien nos ha salvado y llamado a su
servicio.

144
9

PROBLEMAS EN
LA IGLESIA
INTRODUCCIÓN
Muchas personas que llegan por primera vez a una
congregación cristiana llevan la idea que en ella no hay
conflictos. La historia de la primera iglesia en Jerusalén, en
sus primeros días parece como si hubiera sido un pedazo del
cielo en la tierra. A menudo los pastores nos referimos en
modo indiscriminado a la "iglesia apostólica" como una
experiencia plena de virtudes en la cual los elementos
negativos y conflictivos no existieron.
Al tener una visión así y compararla con nuestras
congregaciones de hoy, la tendencia es a volvemos más que
críticos, "criticones" de nuestra situación e instituciones. Se
adoptan actitudes muy negativas. y algunos caen en los
extremos pensando que la iglesia casi nada tiene que hacer en
el mundo y sería preferible que otra cosa la reemplazara.
Muchos líderes que empiezan con gran entusiasmo van
perdiendo interés y a menudo abandonan el trabajo.
Las páginas del Nuevo Testamento nos ofrecen un cuadro
bastante amplio de lo que es la iglesia. Si se toma cada una de
las referencias a las congregaciones locales y luego se mira
como un cuadro total, hallamos que prácticamente los
mismos problemas que tenemos hoy son los que vivieron las

145
La iglesia en que sirvo

primeras congregaciones. Indudablemente que esto nos con-


duce, por un lado, a comprender lo que es la vida real de la
iglesia, y por otTO a aprender a Lidiar con ella. Esto es parte de
la vida y tarea de todo diligente religioso.
¿Qué clase de problemas se dieron en las iglesias del siglo
apostólico? ¿Cuáles áreas se vieron más afectadas? ¿Cómo
les hicieron frente los apóstoles y los pastores?

1. PROBLEMAS DOCTRINALES
Lo que sacudió primeramente a la iglesia. y Ja ha sacudido
a través de los siglos, fueron los proble mas por razones de
doctrina. A l nacer la iglesia en el seno del j udaísmo fue vi sta
como una secta de l mismo. Sin embargo fue tolerada, por lo
que los primeros cristianos usaban incluso el templo de
Jerusalé n para sus reuniones. Pero poco a poco se fueron
poniendo de manifiesto las verdaderas diferencias y los
hermanos judíos tuvieron que enfrentar el conflicto que traen
las ideas religiosas.
Como lo deja ver claramente el libro de los Hechos de los
Apóstoles y algunas cartas, el mayor problema se dio en
cuanto a la gracia inherente al evangelio que hacía inútil el
apego a la ley de M oisés.
Cuando uno mira este probl ema hoy, especialmente
nosotros los gentiles que nunca estu vimos relacionados con
la reli gión judaica, nos parece un asunto muy sencillo y sin
importancia. Pero cuando se analiza desde una perspectiva
histórica es diferente. La Ley de Moisés fue dada por Dios
(He 2.2; Dt 33.2; Gá 3.19; Hch 7 .38,53). Es cierto que Jesús
criticó severamente las añadiduras, in terpretaciones y
tradi ciones que crearon las diferentes escuelas j udías en
c uanto a la ley, pero eso no quitó en modo alguno e l hecho de
su di vi na procedencia. Y sabe mos que Jesús vino a
cumplirla por todos nosotros ya que ninguno fue ni es capaz
de hacerlo (M t 5 .17-18).

146
Problemas de la iglesia

En dicha situación aparece el "vino nuevo''. Lógicamente


se quiere conservar el "viejo odre" de la ley. Como se ha visto
en capítulos anteriores. la iglesia fue experimentando una
serie de quebrantos internos, como una crisálida que busca
salir del capuUo para volar por sí misma. Algunos de los
apóstoles no sabían qué definición tomar. Pablo que decía
haber recibido el evangelio por revelación directa de Dios,
reprendió a Pedro fuertemente por andar jugando un doble
papel con respecto a Jos judíos y a los gentiles (Gá 2.11- 14).
Poste1iormente el concilio reunido en Jerusalén tomó una
decisión que ayudó especialmente a los "hermanos de enn·e
los gentiles", lo que, en cierto modo, dejó siempre cierta
confusión respecto a los hermanos judíos (Hch 15.1-29). Las
referencias a este conflicto entre el evangelio y la ley se
pueden leer por todo el Nuevo Testamento; taJ conflicto causó
una división de la iglesia en Jerusalén entre los nazarenos y
los ebionitas. Los primeros toleraban a los gentiles
convertidos que no guardaban la ley. Los otros, apegados a la
tradición, se polaiizaron y años después llegaron a ser vistos
corno un grupo hereje.
Otro de los problemas doctrinales muy graves tuvo que ver
con el rnovimjento conocido como gnosticismo. Este era el
producto de una filosofía religiosa. Su nombre significa
"conocirn.iento" y ha sido difícil precisar todo su contenido.
Tornó gran fuerza en el siglo Il D .C., pero ya para los días de
los apóstoles Je empezó a crear problemas a la iglesia. La
creencia generalizada es que esta doctrina se originó casi
paralelamente con el surgimiento de la iglesia, por lo que
algunos consideran que durante el primer siglo lo que se dio
fue algo así corno un " proto-gnosticismo".
El gnosticismo era sincrerista, o sea que mezclaba una serie
de escuelas diferentes de pensamiento filosófico y religioso,
tales corno algunos aspectos apocalípticos judíos, el dualismo
persa, la filosofía platónica, los misterios orientales y la
astrología babilónica. Buscaba la salvación que era la

¡..¡.7
La iglesia en que sirvo

liberación del espíritu, esclavizado por la unión con las cosas


materiales. El gnosticismo pretendía ser la interpretación
correcta del cristianismo, pues hablaba directamente de la
doctrina de la creación y su gobierno por parte de Dios, la
salvación, la doctrina de Jesucristo y la moral. De esta manera
el cristianismo fue amenazado desde sus mismos fundamentos.
Indudablemente, la iglesia vivió tiempos muy difíciles.
Para algunos la filosofía gnóstica fue enseñada por Simón el
Mago, aquel extraño personaje que en Samaria había
deslumbrado a la gente con sus artes y engaños y quiso
obtener por dinero el poder de manipular el don del Espíritu
Santo (Hch 8.9-24). De modo que el problema surgió desde
adentro, y por los caracteres sincretistas de Ja doctrina, tuvo
siempre un gran atractivo pues proponía integrar en un solo
sistema "lo mejor" del pensamiento universal.
El gnosticismo se ha mantenido hasta el día de hoy, con
variantes, y se hace pasar como cristiano. Su presencia nos
debe mantener alertas, no sólo en lo que concierne a sus ideas
respecto a Jesús, la creación, la salvación y la moral , cosas
que en una u otra manera están presentes en diferentes modos
en el torrente que se conoce como "cristianismo". Igualmente
nos alerta respecto al sincretismo muy propio del catolicismo
romano y la teología de la liberación, uno porque apela a la
infalibilidad papal y supuesta autorización que tiene la iglesia
para hacer la doctrina como quiera, y la otra por su énfasis en
los elementos ''científicos" que toma de una escuela de las
ciencias sociales para interpretar y darle un nuevo contenido a
Ja fe y misión cristianas.
Otras escuelas de pensamiento filosófico competían con la
enseñanza cristiana tales como las de los estoicos y de los
epicúreos, que entraban más que todo en el campo de Ja ética,
vinculadas con el placer y el dolor. La preocupación
apostólica por todas esas fuerzas doctrinales indica el cuidado
que debemos tener ante el peligro de mezclar la fe cristiana
con algunos elementos de la filosofía griega o con filosofías

148
Problemas de la iglesia

modernas. Discernir lo que proviene del corazón de la palabra


de Dios y la mezcla con ideas extrafías, es una tarea muy
delicada de la iglesia, y por supuesto, de su liderazgo.
Los problemas mencionados fueron quizá los más fuertes
que se tuvieron que enfrentar en los días en que la iglesia
apenas nacía. Pero, como se ha visto en otros capítulos, se
dieron por razones de doctrina y de algu nas malas
interpretaciones que necesitaban corrección. Entre ellas está
el problema de la idolatlía al que estaban acostumbradas
muchas gentes antes de venir al Señor, y su relación con fies-
tas familiares y sociales. También los conceptos equivocados
respecto a los dones del Espíritu, a la resurrección de los
cuerpos, a las falsas profecías, al regreso del Señor, y a ciertas
formas de apostasía y anticristos (Hch I 5.20,29; 1 Jn 2.18,22;
4.3; 5.21; 2 Jn 7; 1 Co 8.4,7,J 0,28; 12.2-3; Ap 2.14.20).

2. PROBLEMAS DE ORDEN MORAIL


Estos estaban muy relacionados con las doctrinas falsas o
bien las filosóficas como ya se ha visto. Pero también se
daban por el ambiente paganizado. Uno de los problemas
serios que se enfrentaron tenía que ver con las costumbres
sexuales. La fornicación, especialmente, era una verdadera
plaga, debida a la falta de principios, y al estímulo ambiental
de religiones que promovían la prostitU1ción idolátrica, y al no
conocer la gracia de Dios.
La iglesia de Corinto fue grandeme:nte afectada, al punto
que tuvo un caso de incesto y a los hermanos pareció no
causarles preocupación en un principio. Había qu ienes
sostenían que e l cuerpo y e l espíritu eran cosas separadas. El
apóstol Pablo les ll ama a considerar que tanto el cuerpo
como el espíritu son una unidad, pertenecen al Señor y que
se le debe glorificar con todo el ser (Hch 15.20,29; 1 Co
5. 1-13; 6.13-18).
La enseñanza sobre este tema fue clara en el Nuevo
Testamento y debe serlo así hoy también. Pero es necesario

149
La iglesia en que sirvo

que vaya acompañada de un sentido de orden y disciplina.


Pablo entregó a la potestad satánica al que cometió el incesto.
C laramente lo hizo por el bi en del herm ano y de la
congregac ión para que aquel se arrepi ntiera y para que la
congregación se avergonzara de no haberse preocupado del
caso, y así tomara las med idas para que no se corrompieran
los demás.
Este ejemplo, si bien es muy drástico y casi excl usivo, sin
embargo llam a la atención a las congregaciones y a sus
dirigentes pues no pueden pemlitir que todo el cuerpo de
Cristo se contamine. Las iglesias de Pérgamo y Tiatira fueron
reconvenidas, llamadas al arrepentimiento y amenazadas por
e l Señor por perm itir que personas enseñaran en las
congregac iones la fornicac ión y los dirigentes no tom aran las
medidas del caso. Pablo enseña que s i alguno " ll amándose
hermano, fuere fornicario, o avaro, o idlólatra, o maldiciente, o
borracho, o ladrón; con el tal ni a un comáis". y que
corresponde a la iglesia juzgar dichos casos (1 Co 5.9- 13 ).
El matrimonio se veía afectado por estas situaciones aun
entre los judíos que desde siglos atrás conocían el decálogo y
las ordenanzas divinas respecto al hogar. .T esús llamó la
atención al asunto, y se pone en rel ieve la profundidad del
mismo cuando Jos mismos di scípulo s se alarm aron por su
enseñanza. Luego Pablo plantea algunas enseñanzas que
ayudan a dar un concepto claro acerca del matrimonio y el
sexo (Mt 19.3-12; 1 Co 7; 1 Ti 4.3).
Otro tipo de problema moral estaba relacionado con el mal
empleo de la lengua; había hermanos que andaban llevando y
trayendo chismes y cuentos. Según el modo pintoresco que
emplea Santiago en su epísto la, se producían verdaderos
incendios en las congregaciones (Stg 3.1-12; 1 Ti 5. 13).
La enseñanza apostólica insiste en que se quiten la
··maledicencia", Ja gritería, la malicia, la difamación y la
mumrnración (Ef 4.3 1; Tit 3. l,2; Stg 4 .11 ; l P 2. 1).

150
Problemas de la iglesia

En nuestros días muchas congregaciones se han visto


dañadas y destruidas por este problema . Los pastores a menudo
piensan resol verlo por medio de encendidos sermones,
especialmente si en algún modo se ven afectados por las malas
lenguas. La enseñanza adecuada, especialmente formativa,
debe atender este asunto. Pero una práctica de no hacer caso de
todo, por un lado, o de tomar nota por escrito de algunas cosas,
con sus respectivos responsables para encarárseles en el
momento oportuno, puede ayudar mucho. Cuando se trata de
personas que en forma permanente insisten en esta forma de
pecar, debe tratárseles en modo personal por el cuerpo ministe-
rial de la congregación, con amor pero con seriedad. En caso de
no cambiar su conducta deben emplearse medidas
disciplinarias, incluyendo su expulsión de la congregación.
Otro problema tuvo que ver con las contiendas entre
hermanos por. asuntos "de este mundo", pos iblemente
negocios entre ellos. Una situación que critica el apóstol es el
que tuvieran problemas de esa naturaleza, y luego que los
ventilaran ante los jueces no cristianos, además de no querer
ceder ni uno ni otro ( 1 Co 6.1- 8). Al respecto la enseñanza
ape] a a que el cristiano está llamado a desarrollar la capacidad
de resolver situaciones como las mencionadas, puesto que
habremos de juzgar al lado de Cristo a los ángeles y al mundo
venidero. Además, se debe buscar mediación entre los
mismos hermanos y finalmente, a so¡oortar el fraude. Desde
luego, en el fondo el llamado es a no defraudar a nadie.
Un elemento más se hizo presente y fue la ociosidad.
Hermanos que no querían trabajar, posiblemente hasta
usaban maJ la expresión "vivir por fe", como algunos hoy
también, o porque esperaban la vuelta inminente del Señor.
Quizá hasta algunos acostumbrados en su vida sin Cristo a
hurtar, lo seguían haciendo.
Cualquiera que fuera la razón, Ja enseñanza es directa. "No
hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es
bueno, para que tenga qué compartir con el que tenga

151
La iglesia en que sitVo

necesidad" (Ef 4.28). O bien, "Si alguno no quiere trabajar,


tampoco coma" (2 Ts 3.6-15). Y en el mismo contexto se
apela a la medida disciplinaria en c:aso extremo: se pide
señalarlo, no juntarse con él, amonestarle como hermano,
aunque no tenerle por enemigo.

3. PROBLEMAS ORGÁNICOS
Con este encabezamiento querernos referirnos a Jos
problemas propios de las relaciones entre los miembros de un
mismo cuerpo, o sea entre los que integran una congregación.
Uno de Jos más setios tiene que ver con las contiendas y
divisiones. La carta a Jos Corintios habla de este asunto en
forma muy ampl.ia. Los hermanos opinaban en forma
diferente respecto a los dirigentes de la congregación. Y más
que opiniones, eran sentimientos hostiles hacia algunos lo
cual partía en grupos a la congregación. Aun Pablo se quejaba
de que era visto como loco, carnal y cuya presencia corporal
era débil y su palabra menospreciable, posiblemente en
comparación con la calidad oratoria de Apolos (2 Co 10.2, 1O;
11 .16; Hch 18.24-28).
La base de este problema fue la opinión y aceptación
respecto a los líderes. También la congregación en Corinto se
veía afectada por la discriminación económica y social, cosa
que se dio en otros lugares debido a que el evangelio apelaba a
esclavos, a libres, a pobres y a ricos, y a que todos se reunían
en una sola comunión.
En el caso de la iglesia de Jemsaléni hubo una tentativa de
conflicto basada en una razón cultural: judíos de Judea y
judíos helenistas convertidos (Hch 6.1 ). Posteiiormente
dividió a la congregación el asunto doctrinal del evangelio y
el cumplimiento de la ley, lo que afectó hondamente a las
iglesias de Ja región de Galacia por las que el apóstol vuelve a
"sufrir dolores de parto" (Gá 3.19). En la iglesia de Filipos es
un conflicto de dos líderes, Evodia y Síntique. En Calosas hay
problemas tambi én de religiosidad externa, comida, bebida,

152
Problemas de la iglesia

días de fiesta, lunas nuevas y días de reposo (Col 3.16). En


Roma se conocían también las contiendas con hermanos
recién nacidos a la fe por asuntos de valor muy relativo (Ro
16.17; Tit 3.10; Jud 19).
De manera que el problema de divisiones dentro del cuerpo
de Cristo es algo latente; está presente en forma continua y
amenaza su existencia. El apóstol Pablo lidió con esta
situación y llama a los hermanos a la re:flexión . Lo hace sobre
Ja base de la unidad que tiene la iglesia como una realidad
presente que debe ser mantenida y jperfeccionada por los
hermanos.
Quizá este sea un crite1io que Jos cristianos evangélicos
debemos recordar continuamente, debido en forma especial
al sistema organizativo en "denominaciones" e iglesias
"independientes", pues pasamos mucho tiempo hablando de
Ja necesidad de unimos, pero olvidamos que ya el Espíritu lo
ha hecho. Nuestra primera tarea es reconocerlo y conformar
nuestra conducta a esa verdad, buiscando los vínculos
adecuados, respetándonos, trabajando en mutuo acuerdo y
reparando las relaciones dañadas.
También la enseñanza frente a las divisiones se acerca por
la vía de la comprensión de lo que representan los obreros en
la viña del Señor. A unos el Señor les da el poner el
fundamento o sembrar la semilla; a otros regar. Pero lo que es
fundamental, el crecimiento, no lo ocasionan los hombres,
sino Dios ( 1 Co 3.5-8). Podemos ver claramente que esto
tiene dos lados.
Uno, es la maduración en el entendimiento que toda iglesia
debe ll egar a tener respecto al asunto. El otro lado
corresponde a los líderes. Si éstos pugnan por demostrar cuál
es el mejor, si miran a la congregación como un campo de
poder religioso o huma no que debe ser conquistado o
retenido, o si se busca defender en primera instancia e1 interés
o prestigio personal o familiar, de hecho lo que se hace es
echar combustible adonde tal vez sólo haya una pequeña

153
La iglesia en que sirvo

ll ama. Así se desata el incendio. La carta de Pablo evidencia


una actitud sana de parte de Apolos, de Pedro y de Pablo.
Pablo advierte del peligro de dividir la iglesia ( 1 Ca 3.17).
Y en diversos pasaj es se enseña que hay que fijarse en quien lo
hace, amonestarlo, y si no obedece, desecharlo (Til 3. 1O; Jud
4,16). Para el final de los tiempos se presentarán más
intensamente estas situaciones por la aparición de espíritus
engañadores. por doctrinas de demonios, por la hipocresía de
algunos, todo lo cual conllevará un marcado fenómeno de
apostasía, o sea abandono de la fe y de la comunión entre Jos
hermanos ( 1Ti4. J-2; 2 Ti 3.1-9; Jud 4,16).
El ministerio de la iglesia hoy necesita de una visión
auténticmnente apostólica y evangélica para comprender el
sentido de la unidad del cuerpo de Cristo, no sólo en su escala
congregacional local, sino en su expresión amplia y total. Se
necesita discernir Jo que el Espíritu Santo busca en la comunión
de la iglesia, y lo que se da en el ambiente como medios de
unidad pero que son puramente artificiosos o disimulados y
astutos pues buscan otros fines y Lienen ob·as bases. En aquello
que es bíblicamente genuino, nos queda entenderlo, vivirlo,
enseñarlo y respetarlo siempre, no sea que el Señor se encargue
de juzgarnos (1Ca3.17; J 1.17-34). MAJOR HEADJNG

4. PROBLEMAS ORGANIZACIONALES
Los problemas anteriores tienen que ver más que todo con
el modo como se relacionan Jos miembros del cuerpo de
Cristo. Los problemas organi zacionales se refieren al modo
como se disponen, se ponen de acuerdo y funcionan los
diferentes organj smos directores de las congregaciones.
Tiene que ver directamente con las "estructuras" que guían a
la congregación.
En un capítulo anterior se trató este tema, pero no como
problema. Lo cierto es que, aunque a muchos les parece "poco
espiritual" organizar la iglesia, o que "ata al Espíiitu", sin em-
bargo esto es parte de la vida de ella. Por supuesto que no se

154
Problemas de la iglesia

puede ir al otro extremo de pensar que una congregación si


tiene buena organización, solo eso bastará para que ande bien
y cumpla su misión . No hay nada más alejado del sentido
bíblico que esto, pues sin el poder y la gracia del Espíritu,
aquella "maquinaria·' no funcionará. La iglesia no es una
empresa como otras. Sobre todo es el cuerpo de Cristo y debe
moverse en función de los principios que establece el mismo
Espíritu Santo.
Desde la primera congregación en Jerusalén , los apóstoles
se dedicaron a orar y predicar, luego los di<.konos a ministrar a
los necesitados, y toda la congregación tomó parte en Ja
decisión . Las congregaciones en la medida que se fueron
estableciendo tuvieron sus cuerpos de ancianos, pastores u
obispos y diáconos. Esos nombramientos, esas reuniones, y
esa división de funciones es organi zación.
En el Nuevo Testamento encontramos diversos tipos de
problemas. Problemas, ya no como algo crítico y que causa
serios conflictos, sino como situaciones que reclaman una
solución y un procedimiento adecuado. Esto es parle de la
vida de toda persona, familia, organismo y por supuesto de la
iglesia. Y es muy importante para los pastores reconocerlo
porque a menudo se piensa que la obra pastoral consiste
mayormente en predicar, y se deja de lado la solución de
ci rcunstancias que s i no se atienden a su ti empo y en fonna
adecuada, pueden desembocar en verdaderas cri sis para el
liderazgo y para la congregación.
Ya ha sido mencionado el caso de la alimentación de las
viudas en Jerusalén. El problema no fue ese. Fue la situación
discri minaloria que se estaba dando, posiblemente por estar
los apóstoles demasiado ocupados en lo espiritual y no
percibieron lo que sucedía. Pero a tiempo Jo vieron y tomaron
una medida que fue la de nombrar un equipo de personas bien
reconocidas para la tarea (Hch 6. J-6) .
E n esa misma línea, años después en Éfeso, se dio otro caso
parecido en el que se ayuda a las mujeres viudas de la

155
La iglesia en que sirvo

congregación. Pero e l apóstol Pablo reconoce que esto se está


pres tando para abusos en vario s se ntidos. Entonces
recomienda honrar a "las viudas que en verdad lo son"; que sus
hijos, familiares o hermanos en la fe cuiden de eUas ; y que la
congregación se responsabilice de aque llas que reúnen ciertos
requisitos, para que la iglesia " no sea gravada" ( 1 Ti 5.3-16).
En una congregación se dio otro problema relacionado con
la organización. Un hombre que amaba el poder, se dedicaba a
hablar mal del apóstol Juan. no lo recibía ni a otros hemmnos
que los visitaban, y a los creyentes que no le obedecían los
expulsaba de la iglesia (3 Jn 9-1 O). En Apocalipsis el Señor
reprende a los pastores de las iglesias por no actuar y poner en
orden las cosas que no andan bien (Ap 2.14- 15; 2.20).
Los problemas en e] campo administrativo no parecen
haber sido mayores en el primer siglo debido primeramente al
ministerio que ejercieron los apóstoles y Juego a una
organización muy sencilla. Esta consistió básicamente en
pastores dedicados a atender los aspectos espirituales, y los
diáconos a los administrativos tales como la ayuda a los
necesitados que era primordial y también el sostenimiento del
ministerio ( 1 Ti 17-1 8; Fil 4.10- 19; Ro 12.8; 2 Co 8-9; Gá
2.10). Bueno es tomar en consideración que la iglesia
prácticamente no tuvo propiedades ni templos en los tres
primeros siglos. Eso significó que no tenían preocupaciones y
conflictos por esas razones, ni tenían que tomar de las
ofrendas, como sucede en Ja actualidad. La iglesia tenfa
mucho menos peso, era más ági l y libre para moverse.

5. PROBLEMAS FAMILIARES
La iglesia enfrentó también situaciones en e l te1Teno famil -
iar. El caso que cita tan específicamente e l apóstol Pablo
respecto a que Jos obispos o pastores, e igualmente los
diáconos , fueran maridos de "una sola mujer", puede estar
muy estrechamente vinculado con problemas tanto de lazos
matrimoniales rotos. como de poligamia ( J Ti 3.2, 12).

156
Problemas de la iglesia

Posiblemente entre los mismos judíos hubo muchos de estos


casos, pues el divorcio y la poligamia en algunas regiones
eran costumbres muy arraigadas. De manera que se entiende
que muchos convertidos a la fe cristiana vinieron en dichas
condiciones, así fueron aceptados e n la comunión de la iglesia
pero quedaron claramente limitados para las funciones
importantes de la congregación.
Igualmente dentro de las costumbres de la época había
conflicto respecto al matrimonio de las doncellas, decisión
que correspondía a los padres. Los jóvenes solteros en la
misma fomia tenían sus preguntas sobre si casarse estaba bien
o no. También se da el caso de los matrimonios en yugo
desigual por haberse convertido al Señor sólo uno. Pablo y
Pedro se refieren al caso y vierten sus consejos ( 1 Co 7 .25-38,
10-16; 1P 3. J-7;1Ti2.8-15).
Se nota que detrás de todas las preguntas que se daban
alrededor del matrimonio había planteamientos filosóficos
ocultos. Por ejemplo con relación a la función sexual dentro
del matrimonio algunos caían en excesos y otros lo veían
como algo pecaminoso. Pablo aclara esto a partir del
concepto de la creación de Dios en la que todo era bueno y que
son los hombres los que han tratado de corromper la vida o le
han dado una interpretación torcida (J Co 7.1-9; 1Ti4.1-5;
He 11.4; 1 Ts 4.4-5).
El vínculo más cercano, las relaciones entre cónyuges y
entre éstos y sus hij os también reciben sus aclaraciones.
Sobre los principios de amor mutuo, de suj eción, de respeto,
de honra a la mujer como a vaso más frágil, y de
indisolubilidad matrimonial se trata de asentar las parejas
(Ef 5.2 1-33; Col 3. 18-19).
Respecto a los hijos, se les pide obediencia y se les da una
promesa. A los padres se les pide inteligencia en su trato para
no provocarles a ira ni al desaliento (Ef 6.1-4; Col 3.20).
Los elementos desc1itos que se incidieron en las primeras
congregaciones cristianas y que fueron atendidos por los

157
La iglesia en que sirvo

pastores curiosamente son los mismo:s que en forma primor-


dial atiende todo pastor hoy día. Algunas condiciones
culturales en verdad son diferentes . Y prácticamente los
mismos consejos que se dieron antes :son útiles para resolver
los problemas familiares en la actualidad.

6. PROBLEMAS AMBIENTALES
Con este título abarcamos vaiios factores propios del
ambiente y de In época del primer sigilo con los que la iglesia
debía lidiar. El primero fue con las autoridades civiles. Roma
gobernaba bajo el sistema llamado pax romana que era el
sistema jurídico por el cual se regían todas las naciones que
estaban bajo el poder de su imperio. Sus gobernantes no
conocían al Dios de la Biblia; antes tenían extrañas creencias,
mitologías, muchos dioses, y ocasionalmente algunos de los
césares se hacían adorar como dioses y pedían que se les
llamara "señor" . La fe cristiana fue tolerada como una secta
judía pero en la medida que se marcó la diferencia entre ellas,
y especialmente al proclamar que Jesúis era su Señor, entró en
conflicto con el impe1io.
Herodes Agripa I recibió del emperador romano Gayo el
poder sobre la tjerra de Israel, se llamó rey y persiguió a los
cristianos de manera que 11egó a matar a Jacobo, el he1111ano
de Juan , cosa que agradó a los judíos (Hch 12. 1-23). Pablo se
acogió a las leyes romanas pero sus autoridades seguían sus
propios intereses (Hch 24.24-27; 25.9; 26.30-32).
En un ambiente así Ja iglesia naciente tenía que abrirse
paso, cumpliendo la voluntad ilivi na y la misión que le había
sido encomendada. Sin embargo, la iglesia sos tiene
firme mente el señorío de Jesús sobire todo y sobre todos,
mantiene su propia identidad a toda costa como algo diferente
tanto del judaísmo como de cualquier otra re ligión, y
evidentemente su complela separación del sistema político.
Pero al mismo tiempo enseña su respeto, oración, y en
muchos aspectos su sujeción al im¡perio, y a su máximo

158
Problemas de la iglesia

representante(Ro 13.1-7; l Ti2.l-4:Tit3. l; 1 P'.2.13 ,14,17;


Mt 22.2 1). Esto hizo que la nueva fe fuera algo muy diferente
de lo conocido, mal vista en muchos ambientes, perseguida y
odiada por algunos emperadores, pero por ello aportaba a las
gentes una alternativa de carácter único. Con razón se llamó
evangelio, la buena noticia de Dios para los hombres.
Otro problema que enfrentó la iglesia fue la institución de
la esclavitud. Hay referencias claras de los esclavos que se
convirtieron a Jesucrislo ( 1 Co 7 .21 ,22; 12.13; Gá 3.'.28; File
16). Sin embargo lo notorio no fue ese hecho sino que los
esclavos por el hecho de conocer la fe de Jesuc1isto se podían
considerar corno libres; la nueva fe no hacía diferencia entre
esclavos y libres, y en la com unidad cristiana debían tratarse
como iguales. Este factor, evidentemente, contenía un
elemento inquietante para un sector, pero traía esperanza y
dignificación a otro (Fil 16: Gtí 3.28; Jn 8.36; 1 Co 7.2 1;
11.17-22; Ef 6.8; Col 3. 11 ; 1 P 2.16; Stg 2.1-13).
Igualmente Ja fe cristiana planteó el asunto de la relación
entre obreros y patrones estableciendo no la autoridad
absoluta de los segundos si no su trato juslo pues tienen un
Señor en los cielos que los juzga. Pero a los trabajadores les
recuerda e l debido respeto a sus jefes y su responsabilidad en
el trabajo (Stg 5.1- 6; Ef 6.5-9; Col 4.1 ).
En la vida de las ig lesias entraron en juego otros asuntos
ambientales como el empleo de bebidas embriagantes,
comidas sacrificadas a los ídolos , hacer diferencias en los
tipos de alimen tos, el cub1irse la cabeza en los cultos y cosas
semejantes. Los escritos apostólicos emiten sus criterios al
respecto(Ro 14; l Co8; ll.2- 16;Ef5. L8:6.12- 13).
Lo más importante del caso es notar que las iglesias
floreci eron en un ambiente político general dominado por el
Imperio Romano, pero al mi s mo tiempo enfrentaban
circun stancias de tipo cultural muy variado, de acuerdo a la
región en que estaban. Algunas cosas eran aceptadas pues no
entraban en conflicto con la fe. No así otras que eran

159
La iglesia en que sirvo

rechazadas o bien sustituidas por otro comportamiento. Esto


evidencia la propia identidad de la fe cristiana y de la iglesia,
que debe conocer muy bien su ambiente y detenninar aquello
que se conforma a su doctrina y lo que no. Indudablemente,
esta situación de los grupos cristianos implicó en parte una
identificac ión con lo que se daba en el ambiente y en parte una
ruptura cultural. Esta misma tens ión sigue caracterizando al
pueblo cristiano que en su :fidelidad a su Señor necesita
constantemente juzgar el ambiente mediante la doctrina y
tomar sus propias decisiones, aun cuando le cueste la
persecusión o el sufrimiento.

7. CONCLUSIONES
(1) La iglesia desde un principio demostró que si bien conoce
la paz de Dios en Cristo, sin embargo se ve afectada, tanto
desde adentro como de afuera, por muchas circunstancias. Es
importante que quienes se adhieren a la iglesia por la fe en
C1isto, pronto comprendan esto, pues de otra manera se
escandalizan, pensando que la iglesia es sólo un remanso de
paz perfecta en el mundo. Sí, hay paz y bendición, pero en
medio de conflictos.
(2) Igualmente, quienes ejercen el ministerio tienen que
entender la situación en que operamos. Algunos obreros en la
viña también piensan que las cosas en la obra de Dios son sólo
amor, paz y cordialidad, y se alarman, se sienten frustrados, y
hasta abandonan la labor, cuando aparecen los problemas. Si
hay algo que debe aprender un ministro de ]a iglesia, es a
capacitarse para resolver problemas en la obra. Cuando se
adopta una actitud clara al respecto, el ministerio es mejor
comprendido y la obra se lleva adelante sin contratiempos.
Jesús nos recuerda siempre que en él tenemos paz, que "en el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo be vencido al
mundo" (Jn 16.33).

160
10

EXHORTACIC}NES Y
PROMESAS A LA. IGLESIA
INTRODUCCIÓN
Por medio de las páginas de este ilibro hemos intentado
comprender la iglesia donde servimos desde la perspectiva de
la iglesia del primer siglo, tal como lo leemos en el Nuevo
Testamento. A1 asumir los cristianos evangélicos la suprema
autoridad de la Biblia en materia de fe y práctica, es primor-
dial comprender Lo que Dios dice en cuanto al organismo que
surgió como resultado de la obra de Jes1ús y que juega un papel
exclusivo en el gran plan redentor de 1Dios.
Al llegar al final de este estudio nos preguntamos si Dios
también dijo algo a la iglesia al mi~;mo final de la época
apostólica. Sabemos que el último libro escrito fue la
Revelación o Apocalipsis de Juan.
Este libro es, en su mayoría, de carácter profético en su
sentido más amplio. Aun más, es escatológico, pues se refiere
a los últimos acontecimientos que sucederán antes que sean
hechas nuevas todas las cosas (Is 66.22; 2 P 3.13; Ap 21.1 ).
Tornando en consideración que la interpretación del
Apocalipsis ha sido siempre materia de grandes y acaloradas
discusiones, hay algo en lo que, generalmente, concuerdan
unos y otros. Dicho libro fue inspirado por el Señor y dado a la
iglesia en momentos sumamente difíciles. Habían muerto

161
La iglesia en que sirvo

prácticamente todos los apóstoles, y según las tradiciones sus


vidas fueron sacrificadas como verdaderos testigos de su
maestro. Juan, el último, estaba desterrado por la misma
causa en la isla de Patmos. La pe1rsecución contra los
discípulos arreciaba porque ellos sólo doblaban sus rodillas
ante el Señor del cielo y no ante quien se autonombraba
"augusto··, " salvador", "se ñor" y "dios" , habiéndose
levantado imágenes suyas por muchas partes para que le
ofrecieran homenajes de lealtad.
Ahora el pueblo de Dios navegaba en un mar embravecido
en el cual las grandes bestias, Jos poderes que codician el
mando total del mundo, estaban en su contra, o bien como
sucedió años después, tratarían de tenerlo bajo su control y
orientarlo para sus fines.
En dichas circunstancias, Ja Revelación de Jesucristo
enviada "por medio de su ángel a su siervo Juan", es dada para
los "ángeles de las siete iglesias" de Asia Menor. Dicho
escrito tiene amonestaciones y bendiciones a los que "oyen" y
"guardan" sus palabras. Lo que significa, ni más ni menos, el
pueblo de Dios y sus dirigentes (Ap 1. 1,3, 19-20).
Después de la visión del Hijo del Hombre, aquel del cual
escribió otro visionario de Dios, Daniel, el libro presenta
siete mensajes a siete iglesias que existían en aquel tiempo
(Dn 7.9-14).
Las siete cartas revelan las condicio111es en que se hallaban
aquellas congregaciones. Sobre todo, lo que más resalta en su
lectura, fue su relación con Dios. Así como en la profecía de
Oseas Dios contempla su pueblo Israel como su esposa, estas
cartas evidencian el intenso grado de interés del Señor por su
pueblo, y aJ mismo tiempo el grado de vinculación, de
fidelidad o de respuesta íntima de la iglesia hacia él.
Por esto es que conviene cerrar el estudio de LA IGLESIA
EN QUE SIRVO con el acercamiento que ofrecen los siete
mensajes. Si bien podemos partir de que estos fueron la
palabra de Dios para siete iglesias locales definidas, y que

162
Exhortaciones y promesas a la iglesia

aunque no es nuestra convicción que ellas representen siete


épocas en la historia de la iglesia, sin embargo sí es aceptable
el valor permanente de sus mensajes para las iglesias de todos
los liempos, hasta el momento del regreso del Señor.
Si tomamos las iglesias y los mensajes en conjunto,
podemos ver el fiel reflejo de lo que fue: y Jo que sería a través
del tiempo la mutua relación entre Dios y la iglesia. Por
supuesto, esto tiene un valor permanente. Esto es lo que
trataremos de concretar en el presente capítulo como llamado
de atención a los "ángeles" de las iglesias, a sus dirigentes, y a
todo el pueblo que dice seguir al Señoir y maestro.

1. RELACIÓN DE DIOS CON SU IGLESIA


Fundamentalmente, la relación de Dios con su pueblo en
las siete cartas se basa en tres aspectos: él es su Señor, su juez
y su protector.
Como Señor de la iglesia, Dios es el que la dirige y quien le
ha dado un quehacer en el mundo. Igualmente él es quien le ha
señalado un modo de ser y de conducirse al cual debe ser fiel
por sobre todas las cosas. Pero aun más es el Señor el que
guarda una relación de amor con su pueblo que es su esposa.
Todos Jos encabezamientos de las cartas manifiestan a un
Dios de singular autoridad y gloria y vinculado en forma
p lena con la iglesia por lo que le habla directamente. ·~1 que
tiene las siete estrell as en su diestra, el que anda en medio de
los siete candeleros de oro, dice esto ... " O también, ''el
primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice .. . ''. O
"El que tiene la espada aguda de dos filos dice ... " o "Esto dice
el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David. el que
abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre" (Ap
2. 1,8.12,18; 3.1,7, 14).
Así es como se puede entender la iglesia y trabajar por ella.
Fuera de dicho contexto esta llega a ser una simp le
organización humana sujeta a los intereses y vaivenes de Jos
hombres. Dios es el Señor que tiene un pueblo en el mundo el

163
La iglesia en que sirvo

cual adquirió mediante el sacrificio de su Hijo. Este pueblo ha


llegado a ser suyo porque al llamado de su amor y al
ofrecintiento de su don en Cristo, ha respondido en fonna
voluntaria por medio de la fe. Con esto adquiere un
compromiso de tomar Ja cruz, seguir las directivas de su
palabra y servir como su testigo para que otros crean también
en él, y el pueblo llegue a ser tan numeroso que no se pueda
contar (l P 1.13-25; Mr 8.34; Ap 7.9-17).
La relación de la iglesia con Dios debe ser, forzosa y
permanentemente, de amor, obediencia y dedicación a su
servicio. La palabra divina debe ser su ky y no los crite1ios de
Jos hombres.
El siguiente aspecto que se destaca en las cartas es que la
relación del Señor con su iglesia es como juez. Cada carta
presenta un verdadero análisis o diagnóstico de la vida de las
congregaciones. Él dice: "Yo conozco tus obras ... "Las siete
cartas usan la ntisma expresión. A una le dice "Yo soy el que
escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según
vuestras obras" (Ap 2.2,9,13,19,23; 3 . 1,8, 15).
Dios no sólo es amor, también es justicia. Y él examina a su
pueblo, lo juzga, lo bendice o lo castiga. Así corno Jeremías el
profeta le dice a Israel: "Te castigaré con justicia; de ninguna
manera te dejaré sin castigo", así el apóstol Pedro se refiere a la
iglesia con estas palabras: "Porque es !tiempo de que el juicio
comience por la casa de Dios ..." (Jer 30. 11 ; LP 4.17).
Los judíos vivían aferrados a que e:ran hijos de Abraham
pero Juan el Bautista les indica que eso de nada les serviría si
no hacían frutos dignos de arrepentimiento, pues "ya
también el hacha está puesta a la raíz de los árboles: por
tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al
fuego" (Mt 3.7- 12).
La iglesia en muchos lugares ha dejado de ser luz y sal
porque sus dirigentes y sus ntiembros perdieron de vista su
verdadera naturaleza. En muchos lugaires del mundo, a través
de los veinte siglos de su existencia, las iglesias fueron

164
Exhortaciones y promesas a la iglesia

arrancadas de sus lugares y aun exterminadas, como la


expresión del juicio divino sobre ellas. A la iglesia en Éfeso le
advierte la posibilidad de quitar su candelero de su lugar; a la
de Pérgamo les anuncia guerra con la espada de su boca a los
que retienen una doct:Iina extraña; a los de Tiatira que herirá
de muerte a sus hijos; a los de Laodicea que "Yo reprendo y
castigo a todos los que amo" y "por cuanto eres tibio, y no frío
ni caliente, te vomitaré de mi boca" (Ap 2.5,16,23; 3.16, 19).
Los "ángeles" o ministros de las iglesias deben ser siempre
los primeros en reconocer el constante escudriñamiento o
evaluación de Dios sobre su obra y sobre la vida de su pueblo.
La dirección irresponsable causa el fracaso del pueblo de Dios.
La historia de la nación de Israel es siempre un llamado de
atención porque a los que Dios puso para que enseñasen su ley,
los sacerdotes, y a los que él envió para dar palabra profética, en
vez de ser fieles a su misión, se corrompieron, se dedicaron a
sus propios intereses, y así el pueblo se vio derrotado (Sof
3.1-4; Is 9.15-16; Os 4.6; 9.7; Mi 3.11; Ez 34).
AJ ver la amonestación del apóstol Pablo respecto a las
características de los últimos tiempos previos al regreso del
Señor, se habla de una gran apostasía, o sea del abandono de la
fe por muchos llamados cristianos y de la comunión de la
iglesia; se indica que habrá religiosidad aparente, pero en el
fondo negará la eficacia de la piedad, tanto en lo que ella
representa respecto a la obra de Jesús como lo que significa
dicha obra aplicada a la vida humana (1 Ti 4.1-2; 2 Ti 3.1-5 ).
Jesús también advirtió de mucho engaño y apatiencia
religiosa, dijo que la fe de muchos se resfriaría, y levantó Ja
gran cuestión: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre,
¿hallará fe en la tierra?" (Le 18.8).
Los que vivimos hoy tenemos una serie de signos en la
humanidad que nos hacen recordar algunas profecías y nos
hacen ver que estarnos aproximándonos al final de la historia.
Se ven cuadros de lo que se Jlarna iglesia cristiana que en
realidad están muy lejos de ser lo que Dios ha querido. En lo

165
La iglesia en que sirvo

que toca a nuestra responsabilidad lo menos que podernos


hacer es recordar que él juzga a los "ángeles" y las iglesias y
nos llama al arrepentimiento y a guiar a Ja iglesia por donde
debe andar.
Dios también se presenta en las cartas como el protector de
su pueblo. Cuando éste se somete a su Dios, sigue con
fidelidad su voluntad, aun cuando surjan situaciones
contrarias, hostiles y difíciles, el Señor que tiene todo poder
sabe preservar a su pueblo. A una igllesia le recuerda: "No
temas en nada lo que vas a padecer". A otra le dice: ·'Pero lo
que tenéis. retened lo hasta que yo venga". A otra le dice: "He
puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede
cerrar" y "Por c uanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que
ha de venir sobre el mundo entero ... " (Ap 2. l0,25; 3.8,10).
La preocupación básica de los diri1gentes de las ig1esias
debiera centralizarse, antes que en descifrar exactamente el
futuro, en cuidar que la iglesia esté siiguiendo fielmente las
pisadas de su Señor y maestro. Así, cualquier cosa que venga
o que pase, sabemos que Dios protegerá a su pueblo. La idea
de protección que el Señor ejerce sobre la iglesia, no sólo da
consuelo y profunda seguridad sino que es el recordatorio que
el pueblo de Dios debe estar preparado en fidelidad constante
(Le 2 1.12-19).
Dios entonces se relaciona con su iglesia como su Señor, su
juez y su protector. Su pueblo le debe amor por sobre todo.
fidelidad , obediencia y confianza. E stos principios deben
constituir la médula de todo trabajo pastoral y de la vida de
una congregación.

2. CIRCUNSTANCIAS DE LAS IGLE:SIAS


¿Qué tipos de circunstancias, externas e internas, rodeaban
a las congregaciones referidas en las siete cartas?
Éfeso era una ciudad grande y centro de la administración
romana. Tenía templos dedicados al culto del emperador y la

166
Exhortaciones y promesas a la iglesia

diosa Artemisa. Fue centro del evangelio para la provincia y


allí residió el apóstol Juan. Se considera que, con excepción
de la iglesia en Antioquía de Siria, la iglesia en Éfeso fue una
de las más importantes en el Oriente.
A esta iglesia el Señor le reconoce una serie de virtudes
pero le amonesta por su pérdida del primer amor. Parece
intencional que estuviera en primer lugar esta iglesia, pues
toca a la médu1n misma de la relación de la iglesia con Dios.
Por sobre sus obras, su discernimiento respecto a los que
decían ser apóstoles, su paciencia, su trabajo y constancia,
había una pérdida del elemento vital que Dios busca de su
pueblo: que le amen (Ap 2.2,3,4).
En el caso de Esmima se trataba de una ciudad muy
próspera e n e l Asia Menor. Había muchos judíos
económicamente poderosos y opuestos a la fe cristiana para
lo cual se unieron con los paganos. Fue allí adonde se pidió la
muerte de Policarpo de Esmirna fundamentándose en que él
se oponía a la religión del estado.
La iglesia no tenía riquezas materiales pero sí tenía
espirituales. Ya estaba experimentando tribulación y se le
anuncia una tribulación "por diez días" (Ap 2.9-1 O).
En el caso de Pérgamo, era una localidad dada a la idolatría,
quizá más que todo el resto de Asia. Detrás de la ciudad había
un monte lleno de templos paganos. El emperador fue
adorado allí aun antes que en Éfeso o Esmima, y era centro del
culto en Asia. Por eso se habla de que allí "está el trono de
Satanás''.
La congregación aun en medio de semejante ambiente no
había negado el nombre del Señor, ni la fe. Con todo, estaban
descuidando un asunto muy delicado pues permitían a ciertos
elementos enseñar doctrinas y prácticas que no concordaban
con la fe apostólica (Ap 2.13-15).
La iglesia en Tiatira estaba en una ciudad de las más
pequeñas de las siete mencionadas. Aparentemente no había
templo de adoración al emperador, pero era una localidad in-

167
La iglesia en que sirvo

dustrial y comercial por lo que se dieron situaciones


comprometedoras creadas por dichos intereses. Pertenecer a
los "gremios" era sumamente importante, de otra manera la
gente quedaba aislada y no podían hacer sus negocios. Esta
relación llevaba a las comidas que los paganos habían
dedicado a las deidades, cosas que a menudo terminaban en
verdaderas orgías.
La iglesia, igual que otras había permanecido fiel. Con todo
toleraba a una profetisa falsa que estaba enredando a la iglesia
en la fornicación e idolatría.
Sardis era conocido como "ciudad la gloria" pues había
sido capital del reino de Lidia. Se dedicaban a la industria de
las telas y abundaba en ella la maldad. La iglesia parece que
reflejaba su propio ambiente, pues se dice de ella que "tienes
nombre de que vives, y estás muerta", pocas cosas quedaban
ya para morir, y sus obras no eran perfectas delante de Dios.
Con todo tenía unas pocas personas fieles.
Filade lfia, lugar de frecuentes terremotos y poca
población. La iglesia era débil pero había sido fiel al Señor y
había guardado su paciencia. No se daba en ella la herejía
pero sí tenía elementos que se hacían pasar por judíos y eran
hostiles a la iglesia. Sobre esta congregación no se emite un
juicio o amenaza de parte del Señor, aunque sí se le avisa de
tiempos de prueba de los cuales ella será protegida (Ap
3.8-10).
Finalmente el caso de Laodicea, gran centro comercial,
administrativo y banquero. Había mucha riqueza, fábricas y
hasta una escuela de medicina. La iglesia no es acusada de
inmoralidad, ni apostasía, ni idolatría, ni enfrentaba
persecusión. Pero el dedo del Señor se manifiesta contra su
orgullo, su autosntisfacción y su disfrute del mundo pagano.
Por esa situación el Señor la cataloga como una iglesia tibia,
desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda. Tenía oro
pero era pobre; posiblemente la gente vestía muy bien pero el
Señor los iba a desvestir. Eran ciegos, pues evidentemente no

168
Exhortaciones y promesas a la iglesia

veían Ja diferencia de la iglesia con el mundo, y de la vida del


cristiano con Ja del que no conoce al Señor. La iglesia nunca
supo discernir con clruidad qué era y para qué Dios la había
puesto allí.
Ahora que hemos visto las condiciones en que se hallaban
las congregaciones vale Ja pena establecer las siguientes
apreciaciones. Por un lado se puede notar que cada
congregación enfrentó una circunstancia diferente y cada una
tenía sus propias caracteristicas. De hecho eJ ambiente juega
un papel sumamente importante en la forma como se puede
moldear una congregación. Lo grave estuvo en cómo Jos
pastores y las congregaciones, en algunos casos, se dejaron
arrastrar por su medio, factor que de por sí es una llamada de
atención a la iglesia en todo tiempo y lugar.
Es interesante igualmente observar cómo en algunas
situaciones las tensiones vinieron por razón de las religiones
paganas o Ja persecusión, la oposición de Jos judíos, la
situación económica, lo que venia desde afuera. Pero otras
situaciones se referian a lo que se daba desde adentro como
las falsas enseñanzas, que no sólo eran ideas contrarias a la
"sana doct1ina" si no que corrompían moralmente a los
hermanos. Todo ello, vinculado a la negligencia de los
lideres, que no ejercieron su criterio doctrinal y autoridad
moral y espiritual para impedir que alguien que se
autonombraba profeta o profetisa, ejerciera con toda libertad
la enseñanza. Además, las actitudes, como en el caso de
Laodicea, en el cual la abundancia y la riqueza llevaron a la
iglesia a confundir por completo su razón de ser y s u misión.
El estudio a fondo de estas siete iglesias provee un cuadro,
que si bien no es igual al que hoy se ve, sin embargo muestra
claros paralelos con lo que se ha dado a través de los años en la
iglesia cristiana, y da pautas para analizar nuestra propia
situación y entender el juicio que Dios se puede estar formando
de nuestras propias congregaciones y minisLeLio pastoral.

169
La iglesia en que sirvo

¿Quién puede negar que en algunos lugares del mundo hay


iglesias que sufren persecución y grandes limitaciones?
¿Acaso no hay iglesias que reflejan hoy con mucha clruidad
su propio ambiente de carnalidad y liviandad ? Y ¿cufües son
sus valores? ¿No es cierto que el dinero, la pompa, la
organización. en algunos casos han llegado a sustituir la
presencia de Dios? ¿No se da en muchos lugares que la iglesia
ha asimilado su propio mundo, no ha sabido discernir lo que
puede usar de él y lo que definitivamente debe rechazar,
aunque por ello se constituya en cierta manera en un elemento
de oposición o ruptura con su ambiente o su cultura?
Por último, se debe observar que posiblemente todas las
congregaciones citadas fueron fom1adas en un principio por
los apóstoles. La enseñanza fue sana. Las normas también.
Pero el tiempo pasó y algunas empezaron a decaer. ¿A
quiénes se culpa? En primer Jugar a sus: dirigentes. Luego a la
congregación. Quiere decir que la iglesia puede empezar bien
y tem1inar mal en algunos casos, o también mantenerse sana
siempre. No hay una regla para ella. Pero sí se conoce lo que
puede suceder. El devenir de la iglesia está íntimamente
ligado a la función que cumplen sus dirigentes, que apegados
a la palabra del Señor pueden hacer que elJa se mantenga en el
norte de la voluntad divina. Por el contrario ellos pueden ser,
por falta de convicción, por descuido, por presiones, por
amfatades o influencias familiares, por intereses o por otras
razones, los causantes de que la iglesia falle y brinde al mundo
un testimonio fal so.

3. JUICIO DE DIOS A LAS IGLESIAS


Dios se manifiesta como Señor de su iglesia, no sólo
porque la escudriña en lo más íntimo, sino porque Je ordena
lo que debe hacer y le indica lo que él hará si ella no actúa
correctamente.
A la iglesia en Éfeso la llama a arrepentirse, a buscar la
causa de su caída y volver a la experiencia inicial de relación

170
Exhortaciones y promesas a la iglesia

sincera y profunda con Dios. Si la situación se extiende,


vendrá pronto y quitará su "candelero de su lugar", lo que in-
dica sencillamente quitarla. A otra iglesia le advierte que
peleará contra un grupo que está creando problemas. A otra Je
anuncia castigo y tribulación para quienes están
corrompiendo las mentes y vidas de los hermanos. A otra le
dice que vendrá como ladrón y no "sabrás a qué hora". Y a la
de Laodicea, sencillamente que la vomitará de su boca (Ap
2.4-5,16,22; 3.3,16).
Este mensaje plantea lo siguiente. La iglesia se mueve entre
su relac.ión con Dios y l o que se ll ama la
"institucionalización". Como se ha visto en capítulos
anteriores la iglesia necesita organizarse, tener su propia
estructura y modo de administrarse. De lo contrario cae en el
desorden y bajo la dictadura de alguien o de un grupo. Pero a
menudo las estructuras llegan a ser tan rígidas que también se
imponen sobre Ja vida de la congregación y pueden llegar a
ahogar lo que es propio de ella, la relación vital de los
creyentes con Dios y la relación entre ellos. La iglesia, como
la de Éfeso, puede dar señales de vida, presentar obras y
fidelidad a la doctrina, pero puede irse apartando poco a poco
de él.
Quizá el pasaje que mejor pueda explicar esta situación es
el capítulo del amor, en la epístola a los Corintios, pues allí
dice que se puede hablar lenguas humanas y angélicas, tener
profecías, entender misterios y ciencia, tener tanta fe que se
trasladen los montes, repartir los bienes entre los pobres, y
aun llegar al sacrificio, pero si no hay amor, de nada sirve.
Bien puede pensarse en una iglesia como la de Corinto, llena
de los dones del Espíritu pero vacía de caridad. O también en
iglesias a ltamente preocupadas por las necesidades
materiales humanas, pero igualmente vacías del sincero amor
y relación con el Señor (1 Co 13).
La iglesia y sus líderes pueden abrigar y desarrollar una
falsa confianza al apoyarse en lo que hacen y no en la fonna

171
La iglesia en que sirvo

como se relacionan con Dios. Pero sí examina este punto y le


pone mucha atención. No es que a él no le interesen las obras.
Esto debe hacerse. Pero la iglesia es la esposa de Jesús, es su
cuerpo, y para él la forma como está.n vinculados es muy
impoL1ante.
Con esto los ministros de la iglesia debemos ser
amonestados, y como un médico que aprende a examinar y
diagnosticar a su paciente, así debemos estar prestos a
conocer el estado propio de nuestras vidas y el de las
congregaciones para llamarlas al punto que el Señor está
exigiendo.
La falsa confianza puede también darse por creer que
somos la iglesia de Ctisto, al igual que los judíos creían que
eran los hijos de Abraham. La viña fue 1guitada de los judíos y
dada a otras gentes que se esperaba que dieran mejores frutos .
Pero si éstos no Jos dan, Dios también actuará y podrá quitare!
candelero de su lugar. No hay lugar para falsas confianzas en
la obra del Señor, sino relación viva con e1 y obediencia a su
voluntad . Algunas de las iglesias a las que se dirigieron estos
men s ajes llegaron a desaparec e r años después, en
cumplimiento de la palabra de Dios.
Dios juzga a las iglesias por permitir enseñanzas falsas. La
doctJina, cuando es fiel a Ja palabra divina, es muy importante
porque guía el pensamiento según lo que Dios piensa, y guía
al pueblo de Dios por el sendero adecuado. La doctrina así no
sólo es una carta de ideas para poder e111tender o aceptar algo
intelectualmente, sino que ellas orienta111 la vida y Ja conducta.
A Dios le interesa por igual que pensemos como él y que
actuemos como él quiere. Cuando Ja doctrina es falseada, la
iglesia pierde su sendero.
De manera que hay una exigencia doble para los obreros.
Conocer su fe y vivirla. Creer los principios fundamentales
del evangelio y ser consecuentes en la vida diaria con ellos.
Pero además, deben enseñarla y cuidarla. "Ten cuidado de ti
mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te

172
Exhortaciones y promesas a la iglesia

salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (1 Ti 4.16). El


apóstol Pablo muestra una inmensa preocupación por la
enseñanza y por la llabor de sus discípulos pues es Ja "iglesia
del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" ( 1 Ti
1.3-6, 4.6-lO, 6.3-5,20-21; 2 Ti 2.14-19. 3.1-9,10-17, 4.1-4).
Como sabemos, a veces la doctrina lleva a excesos de celo y
a conflictos. A menudo hacemos de puntos de importancia
muy relativa motivos de división. Pero igualmente otros han
hecho de la doctrina un elemento de simple pasatiempo y
modo de vivir, pues algunos no aguantan Ja sana doctrina,
sino que "teniendo comezón de oír", se amontonan "maestros
conforme a sus concupiscencias". El mundo cristiano de hoy
está plagado de esta característica. Hay comezón de oír y
picazón de lengua. Todo se cuestiona, todo es relativo, nada
hay claro ni definido, menos en doctrina que no está sujeta a
comprobación científica, dicen algunos. Así creer o no creer
da casi lo mismo.
Sin embargo, hay aspectos en los que Dios reclama
claridad y definición. El evangelio, por ejemplo, al punto que
no puede ser cambiado, sino simplemente creído, vivido y
transmitido. La moral debe ser consecuente con el modelo de
Jesucristo. "Conoce el Señor a los que son suyos: y: Apártese
de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" (2 Ti
2.19). Y así algunos otros elementos básicos. Para efectos de
la mejor comunión entre los cristianos, bueno es recordar
aquella famosa frase de San Agustín: "en 1o fundamental,
unidad; en lo secundario, libertad; pero en todas las cosas
amor".
Otro factor se desprende de la lectura de las cartas a las
iglesias (apocalipticas) y tiene que ver con el cumplimiento
por parte de estas de su deber como testigos del Señor, pese a
las circunstancias que las rodean. Ya hemos visto que en
algunos casos el ambiente era adverso por su idolatría o
persecusión, oposic ión política o también por sus
oportunidades de negociar, ganar dinero o tener riquezas.

173
La iglesia en que sirvo

Dios no acepta excusas. Él espera fidelidad de su iglesia en el


cumplimiento de su misión cualesquiera que sean las
circunstancias. Después de todo ella no está abandonada a su
propia suerte y capacidades. Su amor y fidelidad bastan para
que Dios en toda situación sepa darle su abrigo y su
protección.
Este elemento tiene que ser como una brújula que guíe a
ministros y a creyentes por igual. Nuestra vocación como
hijos de Dios es por sobre todo ser sus testigos aquí en la
tierra. Y el sentido de testigos en el Nuevo Testamento abarca
tanto la idea de contar lo que se ha visto u oído, como llegado
el momento, incJuso, dar Ja vida por la causa del Señor.
Estamos acostumbrados a ver "cristianismo en masa" o
"masa de cristianos'', pero en realidad no son testigos del
Señor.

4. PROMESAS DIVINAS A LAS IGLESIAS Y A SUS


MINISTROS
Dios examina y juzga a sus pastores y congregaciones. Sin
embargo, en las cartas apocalípticas no sólo hay promesas,
sino que las hay en mayor cantidad que las amonestaciones.
La carta a los Hebreos afirma que "Dios no es injusto para
olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado
hacia su nombre ..." (He 6.1 0). Jesús dijo que donde él
estuviera allí también estaría su servidor. "Si alguno me
sirviere, mi Padre le honrará" (Jn 12.26).
E l mini stro de Dios y la iglesia deben llen arse de
esperanza y de ánimo, no con promesas falsas ni con ideas
utópicas, sino con las promesas del Señor pues ellas son "en
él Sí, y en él Amén" (2 Co 1.20). "Porque con esperanza
debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir
el fruto" (1 Co 9.10).
Algunos predicadores a veces abusan de las promesas del
Señor pues las enseñan a Jos hermanos como si fueran
derechos absolutos que se le deben reclamar al Señor en todo

174
Exhortaciones y promesas a la iglesia

momento. Esto no está bien. Después de todo Dios es el Señor


y no los cristianos. Y las promesas también tienen
condiciones. Pero de ningún modo podemos ir al otro lado en
el cual todo en la obra debe ser sólo responsabilidad, lucha y
sufrimíento. El fruto del Espíritu es alegría. Y cuando hay una
correcta relación con Dios e l gozo se mantiene. Pero cuando
aún existen las promesas, el ánimo no decae sino se renueva
de día en día.
El llamado general del Señor es a vencer, porque de una u
otra manera siempre hay batalla en la fe y en la misión de la
iglesia (Ap 2.7, 11,17,26; 3.5, 12,21). De las promesas, unas
tienen efecto durante la vida y e l ministerio terrenal. Otras
cuando se dé la manifestación plena del reinado de Jesucristo
en los cielos y la tierra.
En un caso Dios sencillamente limita la carga que lleva una
congregación. No dejará que pase los límites de su resistencia
(Ap 2.24). En otro, Dios ha abierto una puerta que nadie
puede cem1r, y promete guardar a la iglesia del momento de
gran prueba que viene sobre el mundo (Ap 3.8,10). En otro,
aun cuando la situación de la iglesia mísma es horrible, para
aquellos que oyen la voz del Señor y la obedecen, él promete
venir y bendecirles (Ap 3.20). Todo esto indica claramente
que la gracia del cielo abunda y abundará sobre las
congregaciones y hermanos que se mantengan fieles al Señor.
Las promesas para el futuro indican cosas muy grandes,
a lgunas de las c uales aun nos parecen difíciles de
comprender, pero por venir del Señor sencillamente les
decimos ¡amén!
.. Le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio
del paraíso de Dios". "Te daré la corona de la vida". "No
sufrirá daño de la segunda muerte". "Daré a comer del maná
escondido. y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita
escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel
que lo recibe. Le daré autoridad sobre las naciones, y las
regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de

175
La iglesia en que sirvo

alfarero ... y le daré la estrella de la mañana". " ... Será vestido


de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la
vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de
sus ángeles". " ... Lo haré columna en el templo de mi Dios, y
nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi
Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva
Jerusalén ... " . " .. .le daré que se siente conmigo en mi trono,
así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su
trono" (Ap 2.7,10,11,17,26-28; 3.5,12,21).
¿Podía prometemos más el Señor? Con razón el apóstol
Pablo exclamaba: "Pues tengo por cie1to que las aflicciones
del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo
ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los
hijos de Dios". Es grande la gloria que le espera al pueblo de
Dios que permanezca fiel con aceite en sus lámparas.
Que todos los que seguimos y servimos al Señor, a la
iglesia y al mundo por medio del evangelio, nos sintamos
profunda y permanentemente motivados para llevar adelante
la iglesia y con ella los propósitos de Dios. No es tiempo para
desanimarse ni para volver atrás, sino tiempo de luchar y de
vencer, porque la gracia del cielo nos sostendrá. Después de
todo, "Los entendidos resplandecerán como el resplandor del
firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como
las estrellas a perpetua eternidad" (Dn 12.3).
"Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga:
Ven ... Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor
Jesús" (Ap 22.17-20).

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