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Narconomía
Cómo administrar un Cartel de Droga
Tom Wainwright
RESUMEN EJECUTIVO
Wainwright considera la guerra contra las drogas como un
experimento fallido y costoso. En este intrigante estudio so-
bre las drogas ilegales como un negocio, describe la violencia
relacionada con el narcotráfico en México, la corrupción en
el Caribe y las sobredosis en EEUU. Argumenta que la socie-
dad debe encontrar una mejor forma de controlarlo.
El autor recorre los campos de México, las granjas de coca de
Bolivia y las casas de cultivo legal de Denver. Considera que
la industria legal del cannabis en Colorado es una buena
alternativa a los esfuerzos equivocados para controlar el
mercado, donde la ley y el orden no han funcionado.
El libro ofrece una visión general interesante para los geren-
tes y legisladores que buscan información sobre el tráfico de
drogas, así como la forma en que la innovación y las ganan-
cias prosperan en la economía informal.
Brutal pero Mundano
Las drogas ilícitas son la industria más exótica y brutal de la
tierra. Pero si se analiza más allá de los titulares, esa industria de
$300 mil millones al año funciona de forma muy parecida a
cualquier otro sector de la economía formal. Los empresarios
deben fabricar, comercializar y distribuir sus productos. Deben
contratar y administrar empleados, navegar presiones competiti-
vas y lidiar con regulaciones gubernamentales. Si habla con un
capo de la droga sobre su negocio, sonará como cualquier eje-
cutivo corporativo, solo que él es un criminal asesino.
México, epicentro del tráfico ilegal de drogas, ha tenido una his-
toria particularmente sangrienta. En 2010, registró 20,000 asesi-
natos, cinco veces el nivel en toda Europa Occidental.
Los policías y los fiscales habitualmente malinterpretan las reali-
dades del negocio de las drogas, razón por la cual las incauta-
ciones van acompañadas de estimaciones extravagantes del valor
del narcótico. En un caso reciente, soldados mexicanos captura-
ron 134 toneladas métricas de cannabis. El ejército mexicano
dijo que el botín valía $340 millones. Los periódicos estadouni-
denses inflaron el valor a $500 millones. La aritmética surgió de
la idea de que un gramo de marihuana se vende al por menor en
México por $3 y en EEUU por $5. Multiplique las 134 tonela-
das métricas por gramos, multiplicado por $3 o $5, y obtendrá
estimaciones en cientos de millones de dólares.
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Esta matemática, aunque plausible, es tan realista como decir
que como un filete de ocho onzas se vende por $50 en un restau-
rante de Nueva York, la res argentina de la que provino tiene un
valor de más de $100,000. Para llegar al precio final en el asa-
dor, el animal debe ser sacrificado, la carne enviada y vendida al
por mayor, luego debe cocinarse y revenderse al por menor.
La marihuana mexicana debe moverse por una cadena de sumi-
nistro transfronteriza antes de que pueda venderse al por menor
por $5 por gramo en EEUU. El valor real de las 134 toneladas de
malezas incautadas probablemente sea de $10 millones.
La exageración de la efectividad de los esfuerzos de interdicción
alienta a los legisladores a perseguir una guerra contra las drogas
costosa e ineficaz. La prohibición de las drogas crea un mercado
negro para los narcóticos ilícitos, una industria no regulada y sin
impuestos donde los directivos son astutos y despiadados.
Cocaína
El comercio de cocaína es un negocio de $90 mil millones al
año. Solo Bolivia, Colombia y Perú cultivan la materia prima.
La política de Bolivia es la más permisiva, ya que su gente
disfruta abiertamente del té de coca, bebida estimulante, y el
presidente Evo Morales era cocalero. Bolivia tolera cierta pro-
ducción de coca, mientras que los gobiernos de Colombia y Perú
participan activamente con EEUU en la guerra contra la cocaína.
Las tres naciones han erradicado miles de millas cuadradas de
cultivos de coca en las últimas décadas, quemando y envenenan-
do acre tras acre. Los esfuerzos han destruido cerca de la mitad
de todas las plantas de cocaína andinas; sin embargo, el comer-
cio de cocaína sigue prosperando, gracias al "efecto cucaracha":
pueden matar cucarachas, pero algunas sobreviven y escapan.
Perú reforzó su lucha en los 90, y la cosecha de Colombia cre-
ció. Cuando Colombia reprimió, los productores peruanos regre-
saron. Los agricultores de subsistencia que cultivan coca saben
que es más lucrativo que otros cultivos.
Durante décadas, los guerreros de la droga han atacado el sumi-
nistro de cocaína. La reducción de la oferta y los precios eleva-
dos hacen que las drogas ilícitas sean menos deseables. Pero los
precios callejeros de la cocaína no se han movido durante años.
El precio en EEUU de un gramo de coca pura es de unos $180,
monto que se ha mantenido estable durante dos décadas. Eso
desinfla la idea de que restringir la oferta crea presiones de
precios alcistas.

Para entender esta desconexión, considere que los cárteles de
cocaína poseen el mismo poder de "monopsonio" que Walmart.
Para mantener bajos los precios, Walmart exprime a los provee-
dores, exigiendo implacablemente que sean más eficientes. Los
narcotraficantes a gran escala presionan a los cultivadores de
coca para mantener los precios bajos.
El sector de la cocaína no tiene integración vertical. Los produc-
tores son pequeños proveedores que necesitan los cárteles de la
cocaína para que compren sus cultivos. No pueden buscar clien-
tes que paguen mejor, porque su mercado tiene un solo postor.
El cultivador de coca común gana $2 por día. Sin regulación, los
gobiernos no pueden ordenar la competencia entre los compra-
dores. En cambio, intentan proporcionar a los agricultores for-
mas alternativas de ganar dinero.
Ganancias
La cocaína tiene enormes recargos. A diferencia de Walmart,
que exprime a los proveedores para transferir los ahorros a sus
clientes, los traficantes de cocaína no hacen concesiones a sus
usuarios finales; se quedan con los beneficios para ellos mismos.
Considere los costos en la cadena de suministro de cocaína: un
kilogramo de cocaína comienza con 350 kilogramos de hojas
secas de coca, que cuestan unos $385. Los procesadores convier-
ten esas hojas en un kilo de coca, que venden por $800 en Co-
lombia. Ese kilo se vende al por mayor en EEUU por $14,500.
Los vendedores al por menor a nivel de calle pagan $78,000 por
ello, y luego venden el producto por $122,000.
En su viaje desde una granja andina a una esquina en EEUU, la
cocaína acumula un margen de ganancia de 30,000%. Ese verti-
ginoso margen destaca la irracionalidad de los esfuerzos de erra-
dicación en América del Sur. Si dichos esfuerzos se triplicaran,
el precio al detal solo aumentaría 0,6%, pasando de $122 a
$122.77. Ese pequeño aumento no justifica los miles de millones
de dólares dedicados a la erradicación.
Pareciera que el tráfico de drogas ocurre principalmente en pú-
blico, en las calles del centro de grandes ciudades como Balti-
more o Los Ángeles. La realidad es que la mayor parte de los de
los tratos ocurren en privado: en bares y clubes, en hogares y,
cada vez más, en Internet. El mercado de Silk Road entró en
conflicto con la ley, pero muchos otros sitios web venden drogas
ilícitas. Gracias al Dark Web y navegadores especiales como
TOR, los compradores de droga pueden permanecer anónimos.
La criptomoneda Bitcoin facilita el anonimato. Durante sus dos
años de vida, el sitio Silk Road generó unos $200 millones en
transacciones, una pequeña fracción de una industria de $300
mil millones anuales, pero que ilustra el potencial de las ventas
de drogas en línea.
Cannabis
Se estima que el cannabis en EEUU es una industria de $ 40 mil
millones al año. Hasta hace poco, cada centavo se destinaba a
delincuentes en el mercado negro. Sin embargo, el impulso de la
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Narconomía 2
legalización lleva las ventas de cannabis a la economía formal,
una tendencia que representa una amenaza para los traficantes
ilegales.
Colorado legalizó la marihuana medicinal en 2000 y expandió su
mercado legal a usuarios recreativos en 2014. Los dispensarios
de marihuana con licencia de Colorado vendieron $700 millones
en productos en su primer año. Washington, Oregon y Alaska
legalizaron la marihuana para adultos. Los cultivadores legales
aprovechan economías de escala no disponibles para los cultiva-
dores clandestinos, quienes deben ocultar sus granjas. En la nue-
va industria de cultivo en interiores de Colorado, incluso una
modesta instalación con 1,000 plantas puede producir cientos de
miles de dólares.
Cultivar cannabis en interiores requiere gran cantidad de electri-
cidad, lo que hace que las casas de cultivo ilegales sean fáciles
de detectar. Las operaciones legales no deben preocuparse de ser
detectados, pueden comprar seguros e incluso llamar a la policía
si sufren robos. Unirse a la economía formal permite que las
casas de cultivo de Colorado se vuelvan más sofisticadas. Los
horticultores profesionales prueban el nivel de potencia de su
producto y de pesticidas, de forma que los clientes obtengan un
producto predecible.
La legalización ha inspirado la innovación en la industria. Dixie
Elixirs, por ejemplo, hace dulces y caramelos de cannabis. Los
dispensarios ofrecen aceites de masaje con infusión de cannabis
y bebidas de cannabis con sabores. La empresa espera crear una
marca de productos de cannabis ampliamente reconocida.
El producto legal es de primera calidad, con el contenido de
THC (principal ingrediente psicotrópico en la marihuana), de
hasta 20%. La maleza ilícita típica contiene un 7% de THC. La
marihuana ilegal sigue siendo más barata, pero mucho menos
atractiva que el producto regulado y gravado.
Esas innovaciones en el cannabis pueden llevar a los usuarios a
consumir demasiado cannabis. Los alimentos que lo contienen,
pueden causar estragos en consumidores desprevenidos, ya que
los efectos pueden tardar hasta una hora en activarse, lo que
lleva a consumir demasiado sin darse cuenta. Un hombre de 19
años comió una galleta de marihuana que contenía seis dosis
completas de cannabis y luego saltó a la muerte desde el balcón
de un hotel en Denver. La columnista del New York Times
Maureen Dowd comió demasiada marihuana en Denver y sufrió
durante ocho horas de jadeo y paranoia en su hotel.
Los comerciantes ilegales se mantienen en el negocio incluso en
medio de la legalización. Algunos llevan la potente hierba legal
de Colorado a través de las fronteras estatales para su reventa.
Por ley, los dispensarios de marihuana de Colorado deben cerrar
a las 7 p.m. Los comerciantes del mercado negro llenan el vacío
en las ventas fuera de horario. Los comerciantes ilegales entre-
gan a domicilio (los dispensarios legales no pueden). Los pro-
ductores legales de cannabis en Colorado y en otros lugares
deben pelear con los ilegales por su cuota de mercado.

Un giro nuevo y mortal
Diversos grados de legalización del cannabis en algunos estados
americanos provocaron un giro macabro: los cárteles mexicanos
se diversificaron hacia la heroína.
Los narcotraficantes mexicanos acumularon gran riqueza y po-
der con la cocaína y la metanfetamina de cristal, pero ninguna de
las dos son máquinas perfectas de ganancias. Los traficantes de-
ben enviar cocaína desde Sudamérica y materia prima para me-
tanfetamina de Asia. En cambio, los agricultores pueden cultivar
amapolas en México, lo que facilita la integración vertical del
comercio de heroína.
Durante los 90s, los traficantes invirtieron poco en heroína. En
ese momento EEUU Sufría una epidemia de adicción al Oxy-
Contin y otros opiáceos (que persiste hoy en día). Unos 11
millones de estadounidenses al año toman opioides legales, y
muchos se vuelven adictos. Los opiáceos legales que se desvían
al mercado negro siguen siendo costosos. La Heroína ofrece una
alternativa barata y se ha convertido en un producto de creci-
miento para los narcotraficantes mexicanos. El cultivo de ama-
pola ha aumentado desde 2006. México es ahora el tercer pro-
ductor del mundo, después de Afganistán y Myanmar.
Los funcionarios de EEUU confiscan heroína en grandes canti-
dades. A diferencia de la cocaína, para la cual los cultivadores y
los traficantes son típicamente contratistas independientes, los
estrictos controles regulan el mercado ilegal de opiáceos desde
el cultivo hasta la venta. Los concesionarios viajan a EEUU,
pero deben regresar a México cada pocos meses, para lidiar con
los oficiales de narcóticos estadounidenses que se infiltran en las
células de tráfico. Los vendedores de heroína ofrecen versiones
de la droga que se puede fumar o inhalar, para aquellos que
encuentran desagradables las agujas.
Este Resumido ha sido parcialmente patrocinado por:
Gerencia y negocios
Título original: Narconomics: How to Run a Drug Cartel,
Editorial: PublicAffairs
Publicado en: Abril de 2017
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Narconomía 3
La guerra contra las drogas
La guerra internacional contra el narcotráfico ha cambiado poco.
Las drogas siguen disponibles, y los delincuentes siguen obte-
niendo ganancias.
Cuatro conceptos erróneos han frustrado dicha guerra:
1. Obsesión con el suministro: la guerra se enfoca en el lado
de la oferta, intentando destruir cultivos e interceptar envíos.
El objetivo es aumentar los precios. Los economistas llama-
rían a la demanda de drogas "inelástica", ya que los consumi-
dores siguen comprando aunque suban los precios. Dirigirla a
la demanda, persuadiendo a los consumidores a que no
compren es más prometedor.
2. Demasiado dinero para hacer cumplir la ley, poco para la
prevención: la policía llega a extremos para armarse. Por
ejemplo, la policía en la tranquila localidad de Keene, New
Hampshire, gastó $286,000 en un transporte de personal blin-
dado para situaciones peligrosas, incluido el festival anual de
calabaza de la ciudad. El gobierno de EEUU destina miles de
millones de dólares para tales juguetes, mientras niega fondos
para la prevención y educación. Los programas de interven-
ción temprana, como el tratamiento farmacológico, son mucho
más baratos que comprar armas.
3. Acercamientos estatales a un problema sin estado: los trafi-
cantes de drogas operan fuera del control estatal. Los carteles
son expertos en identificar las medidas represivas nacionales y
evitarlas. De ahí la migración de cultivos de coca desde Perú a
Colombia, y viceversa.
4. Confundir prohibición con control: durante años, las autori-
dades persiguieron el sueño imposible de "un mundo libre de
drogas". Décadas de costosos esfuerzos de aplicación de la ley
han hecho poco para frenar las drogas ilícitas. Como lo ilustra
el experimento de cannabis de Colorado, la legalización ofrece
una forma más efectiva de controlar un mercado de drogas.
Recursos Humanos y Empleo
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