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Persona, política y sociedad

I
Cuatro aclaraciones
Quisiera partir por la cuestión sobre el origen
sobre la tolerancia histórico de la tolerancia. Entre los entendidos, ge-
neralmente se acepta que la tolerancia encuentra su
origen en los siglos XVI y XVII, o sea, en los tiempos
Mauricio Correa Casanova1
de la Reforma y las luchas sangrientas en las que se
enfrentaron los diferentes grupos en que se dividió
la cristiandad medieval. En este contexto se ha in-
En la actualidad existe una gran admiración
terpretado que la tolerancia religiosa fue uno de los
por la tolerancia. De hecho, no conozco a ningún filó-
logros más decisivos de los pensadores liberales. Sin
sofo, político o ciudadano común que se haya atrevi-
el ánimo de ser exhaustivo, en esta línea de interpre-
do siquiera a cuestionar o poner en duda su lugar de
tación se habla de una concepción liberal de la to-
privilegio en nuestro amplio y diversificado mundo
lerancia cuyo representante más egregio sería John
social. Un intento semejante, ciertamente, supondría
Locke en el siglo XVII2, pero cuya formulación más
ser tildado de bárbaro y antimoderno, o incluso peor,
sofisticada alcanzaría su “acabamiento” en uno de los
de intolerante. Sin embargo, el problema consiste en
liberales más destacados desde nuestro pasado siglo
que la tolerancia, al igual que otros términos de gran
XX, me refiero a John Rawls3.
resonancia política y moral en nuestro tiempo, es
invocada muchas veces tanto en sentidos como en
A este tenor, habría que sostener que la afir-
contextos diferentes.
mación sobre los orígenes liberales de la tolerancia
sólo es en parte verdadera, ya que se puede descubrir
En efecto, la variedad de significados y ámbi-
una práctica no liberal de la tolerancia incluso antes
tos en que se invoca la tolerancia es tal que algún es-
del tiempo de la Reforma y de los orígenes del libe-
critor ha llegado a hablar con toda razón del “confuso
ralismo4. En concreto, me refiero a la concepción me-
mundo de la tolerancia”. En mi caso estoy completa-
mente de acuerdo en que existen razones de sobra
para pensar de ese modo. Ahora, qué es la tolerancia, 2 Vid. Locke, J.: Ensayo y Carta sobre la tolerancia
o qué es lo que ponemos en práctica con la toleran- (1666 y 1689). Alianza, Madrid 1999. Vid. Solar Cayón,
cia, esta es la cuestión fundamental a la que deseo J. I.: La teoría de la tolerancia en John Locke. Dykinson,
hacer frente en este breve artículo. Con este fin, voy Madrid 1996.
a esforzarme en las páginas siguientes por aclarar al 3 Vid. Rawls, J.: A Theory of Justice (1971). Oxford
menos cuatro aspectos sobre la tolerancia que con- University Press, Oxford 1999 (Revised Edition); ibíd.,
Political Liberalism (1993). Columbia University Press,
sidero como los más relevantes. Ellos se refieren a su
New York k 1996²; ibíd., The Law of Peoples with «The Idea
origen histórico, estatuto moral, significado y actua- of Public Reason Revisited». Harvard University Press,
lidad. Una cuestión que atraviesa estos cuatro aspec- Cambridge, Mass., and London 1999.
tos es la pregunta por el fundamento de la toleran-
4 Desde un punto de vista histórico, en la Edad
cia. Debo advertir que mi esfuerzo no tiene la utópica Media la tolerancia fue un concepto sumamente desarrollado
ambición de decir la última palabra y acallar de ese tanto en la esfera eclesiástica como en la secular, vid. Ka-
modo el coro de todas las demás voces que han tra- men, H.: Los caminos de la tolerancia. Guadarrama, Madrid
tado sobre el tema hasta el presente. Sólo me anima 1967; Leclerc, J. Historia de la tolerancia en el siglo de la
el deseo por suministrar algunas pistas que me pare- Reforma [1955], 2 vols., Marfil, Alcoy 1969; Condorelli,
cen fundamentales para dilucidar en buena medida M.: I fondamenti giuridici della tolleranza religiosa nel-
un concepto de la ética política que ocupa un lugar l’ela-borazione canonistica dei secoli XII-XIV. V Milan 1960;
decisivo en nuestra convivencia democrática. Schreiner, K., y Besier, G.: “Toleranz”, en O. Brunner, W.
Conze y R. Koselleck (Eds.): Geschichtliche Grundbegriffe
(7 vols.), Stuttgartt 1972-92, vol. VI, pp. 445-605; Bejczy, I.:
“Tolerantia: A Medieval Concept”, en Journal of the History
1 Doctor en Filosofía (Universidad de Valencia, of Ideas, vol. 58, nºº 3 (1997), pp. 365-384. Entre nosotros,
España). Director Académico y Profesor de Filosofía Moral han destacado esta idea medieval de la tolerancia: Tomás y
en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael (Valparaíso, Valiente, F.: A orillas del Estado. Taurus, Madridd 1996³, pp.
Chile). Profesor de Ética y Filosofía Social en la Pontificia 230-232; Domingo Moratalla, A.: “La tolerancia post-liberal.
Universidad Católica de Chile. Editor de VERITAS, revista de El compromiso por la verdad en una democracia liberal”, en
Filosofía y Teología. (Ver más en nuestro link de Autores). Veritas, nºº 19 (septiembre 2008), pp. 211-228.

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dieval de la tolerancia que fue formulada dentro de II


la tradición católica por santo Tomás de Aquino en el
siglo XIII5, y que, en la actualidad, ha sido retomada Ahora bien, una segunda cuestión surge del
–aunque con matices evidentes–, por un filósofo re- hecho que muchas veces se habla de la tolerancia
publicano como Michael Sandel6. como un valor, un principio o una virtud. Ciertamen-
te que estas tres alternativas no se contradicen, la to-
Según mi interpretación, este doble origen lerancia bien puede ser considerada por separado, o
histórico de la tolerancia ha derivado en la actuali- bien, simultáneamente, como un valor, un principio y
dad en dos concepciones que están en pugna en el una virtud. Pero esto no significa que se identifiquen.
foro público político de nuestras sociedades demo- De hecho, alguien puede aceptar la tolerancia como
cráticas. En efecto, cuando evocamos la tolerancia un valor (o un ideal que hay que alcanzar), y, sin em-
podemos situarnos de manera consciente o no en bargo, no haber decidido todavía cuál es la manera
una u otra tradición, esto es, la liberal o la católica. A más adecuada para expresarla como un principio.
su modo, cada una influye de manera decisiva en los Decir que es un valor podría expresar, por ejemplo,
debates que los ciudadanos llevan a cabo en el foro que alguien considera que es bueno y deseable que
público y político cuando se ponen en pie de igual- en una sociedad determinada exista una conviven-
dad democrática con la finalidad de alcanzar cierto cia pacífica entre personas o grupos que ostentan
tipo de acuerdos en torno a cuestiones morales en diferentes convicciones religiosas o morales. Ahora,
las que existen profundas e irreconciliables diferen- ¿cuál es el modo en que se articula esa convivencia
cias sobre el sentido, el valor y los fines de la vida. de manera que haga posible la paz?, o mejor, ¿cuáles
son los principios que han de regir el uso del poder
A simple vista la distancia entre ambas concep- político coercitivo que resguarda el orden y la segu-
ciones de la tolerancia es irreconciliable. La tolerancia ridad pública? Precisamente, esto último consiste en
se concibe de una manera muy diferente cuando es apelar a los principios que rigen nuestros acuerdos y
apoyada por una visión filosófica, o, por el contrario, arreglos institucionales. Y en este punto, claro está,
puramente política. Y esto depende del lugar que le no todos pueden estar de acuerdo, ni siquiera es pre-
otorguemos a la epistemología en nuestras disputas visible que todos tengan un punto de vista razonado
prácticas, sean morales, políticas o jurídicas. No obs- sobre el asunto.
tante, esto no significa que ambas concepciones no
puedan conducirnos a resultados prácticos comunes. Podría decirse otro tanto de la tolerancia como
El acuerdo sobre la libertad de conciencia es un ejem- virtud. De partida, la virtud no es un principio, al me-
plo invaluable en la historia de la tolerancia religiosa. nos en el sentido que hemos reseñado arriba, aun-
Aunque lo cierto es que este acuerdo tiene sus lími- que en general puede considerarse como un valor.
tes y no siempre es posible en todos los casos prác- En efecto, podemos decir que es valioso e incluso
ticos. Un ejemplo emblemático en nuestras actuales deseable que las personas sean virtuosas, en nues-
sociedades democráticas y pluralistas es el derecho al tro caso, que sean tolerantes. Pero aquí el asunto se
aborto (y la lista podría seguir con el matrimonio entre complica: ¿en qué sentido la tolerancia es una virtud?
personas homosexuales, la eutanasia, la manipulación Dicho en términos aristotélicos, ¿cuál es el término
genética, y un largo etcétera). medio de la tolerancia? Una filósofa tan destacada y
reconocida como Victoria Camps –y confío en enten-
der correctamente su argumento–, ha hablado en
su aclamado libro Virtudes Públicas7 de la tolerancia
como una virtud en sentido aristotélico, pero lo cu-
rioso es que al final de su argumento termina iden-
5 Vid. Aquino, T. de: Suma de Teología, II-II, q.10. tificando la tolerancia con el respeto a las creencias,
a.5 (la tolerancia hacia los ritos de los judíos), y II-II, q.11, costumbres y opiniones de los demás. O sea, la tole-
a.6 (la tolerancia hacia los herejes). rancia es respeto, pero como veremos en el siguiente
6 Vid. Sandel, M.: “Judgemental Toleration”, en parágrafo esta acepción es errónea.
George, R. P. (Ed.): Natural Law, Liberalism, and Morality.
Oxford University Press, Oxford 2001, pp. 107-112. Del
mismo autor, vid.: «Moral Argument and Liberal Tolera-
tion: Abortion and Homosexuality», en California Law 7 Camps, V.: Virtudes públicas. Espasa-Calpe, Ma-
Review, vol. 77, nº 2 (1989), pp. 511-538. drid 1990.

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A decir verdad, y según la doble tradición que continuum semántico de la tolerancia que se expresa
hemos descrito más arriba, Aristóteles y los autores a través de una serie de actitudes que van desde la
que le siguen en la época medieval (en especial, san- resignación ante la diferencia, pasando por el respeto,
to Tomás de Aquino) nunca hablaron de la tolerancia hasta llegar incluso a su promoción entusiasta9. Aun-
como una virtud. Esto, ciertamente, no invalida que que podemos admitir junto con Walzer que la toleran-
la tolerancia sea una virtud, sólo indica que no lo es cia refleja una cierta disposición, un tipo de actitud,
en sentido aristotélico (ni tampoco tomista). De ahí sin embargo, definitivamente no se reduce a ella y ni
que sea necesario avanzar un poco más y decir que siquiera es lo más importante cuando se considera en
quienes primero entendieron la tolerancia como una términos éticos, políticos o incluso jurídicos.
virtud fueron los pensadores liberales. En concreto,
se trata de una virtud política que es la característica Ahora bien, si atendemos a la tradición libe-
de los ciudadanos democráticos. ral, y especialmente a John Rawls, la tolerancia sería
en nuestros días un mecanismo para poner entre
A mi entender, creo que habría que dejar de paréntesis la verdad. Y en el sistema de Rawls esto
lado aquella consideración de la tolerancia como un opera de dos formas. Por un lado, como un “método
valor. Supongo que la mayoría de la gente considera de evitación” (method of avoidance) por el que eludi-
que es bueno y deseable que el Estado, las institu- mos o evitamos nuestras propias doctrinas compre-
ciones públicas o los ciudadanos, sean tolerantes. Lo hensivas religiosas, filosóficas y morales con el fin de
cierto es que este punto de vista es irrelevante, ya alcanzar una concepción pública de la justicia que
que depende directamente de cómo entendamos regule la estructura básica de un régimen constitu-
la tolerancia en cuanto principio (como también la cional moderno. Este sentido de la tolerancia opera
naturaleza misma de ese principio), y, seguidamen- en la posición original en la forma del velo de la ig-
te –si aceptamos la propuesta de los liberales–, de norancia. Y, por otro lado, la tolerancia sería también
cómo los ciudadanos han de ejercitar la virtud de la una virtud política característica de los ciudadanos
tolerancia en el marco de una sociedad democrática democráticos por la que precisamente evitan razo-
y pluralista. nablemente la verdad global a la hora de debatir en
el foro público político sobre cuestiones que afectan
III a las esencias constitucionales y la justicia básica. Se
trata, en el fondo, de la tolerancia en el uso de la ra-
Dicho lo anterior, ¿qué significa la tolerancia? zón pública de una sociedad bien ordenada10.
En su uso cotidiano algunos la entienden como una
forma de resignación que deriva de la obligación mo-
ral de soportar las creencias o conductas de otros.
También ha sido adoptada como simple indiferencia, 9 La promoción entusiasta de la diferencia se
es decir, aquella actitud que expresa una total apatía identifica en la actualidad con la llamada “tolerancia afir-
respecto a lo que digan o hagan los otros. Finalmen- mativa” (o también positiva). Vid. Apel, K.-O.: “Plurality
te, hay quienes la identifican con el respeto mutuo of the Good? The Problem of Affirmative Tolerance in a
Multicultural Society from an Ethical Point of View”, en
que es posible y deseable alcanzar entre personas o
Ratio Juris, vol. 10, nº 2 (1997), pp. 199-212. Sin em-
grupos diferentes. bargo, según mi interpretación, ésta ya no sería una forma
auténtica de tolerancia. Al respecto, vid. Correa Casanova,
Desde un punto de vista estrictamente filosó- M.: “Karl-Otto Apel y el punto de vista ético-discursivo
fico, habría que sostener que por muy atractivas que sobre la tolerancia afirmativa”, en Revista de Filosofía, vol.
sean, ninguna de estas actitudes es completamente LXIV (2008), pp. 99-122.
adecuada para hablar de la tolerancia, aunque exis- 10 Para un estudio más exhaustivo sobre la tole-
ten poderosos motivos etimológicos y semánticos, rancia en Rawls puede verse mi libro Una teoría de la
y también históricos, para afirmar que la resignación tolerancia. La propuesta ética y política de John Rawls,
es la que más se le aproxima. Digo atractivas, porque de próxima aparición. También vid. Correa Casanova, M.:
un filósofo tan relevante en nuestros días como Mi- “Dos versiones rivales de la tolerancia. La crítica de Mi-
chael Walzer ha hablado en su On Toleration8 de un chael Sandel a John Rawls”, en Veritas, nº 14 (2005), pp.
97-119 [disponible en http://www.revistaveritas.cl]; ibíd.,
“La tolerancia en el uso de la razón pública”, en A. Sque-
8 Walzer, M.: On Toleration. Oxford University lla, ed. Filosofía y política en Rawls. EDEVAL, Valparaíso,
Press, Oxford 1998. 2007, pp. 251-289.

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Entendida de este modo, y tal como sostiene tido, la práctica de la tolerancia descansa sobre un
Joseph Raz, la tolerancia viene a expresar una es- “cálculo prudencial” que aconseja en determinadas
pecie de “abstinencia epistémica”11. Precisamente, a circunstancias no impedir o no prohibir el error o
juicio de Rawls, esta manera de proceder de forma el mal con la finalidad de evitar un mal mayor o no
evasiva representa una de las lecciones que debe- impedir la realización de otro bien. Por este motivo,
mos aprender de la Reforma de los siglos XVI y XVII. según mi interpretación, la práctica tomista de la to-
Así como la tolerancia religiosa trajo consigo la pues- lerancia consiste en permitir algo que no se tiene por
ta entre paréntesis de la verdad en religión, ahora le lícito (es decir, que se considera como malo o falso)
toca el turno a la verdad moral (en sentido sustanti- sin aprobarlo expresamente.
vo). El presupuesto de esta evitación consiste en que
por la vía epistémica es imposible resolver el profun- Ciertamente que el planteamiento que lleva a
do desacuerdo provocado por las “cargas de la razón” cabo santo Tomás sobre la tolerancia posee sus límites
que dan origen al hecho del pluralismo en contextos históricos y culturales. Por eso, como sostiene Sandel,
institucionales de libertad. En consecuencia, cual- lo decisivo de la concepción tomista de la tolerancia
quier esfuerzo epistémico resulta incompatible con –contrariamente a la tolerancia liberal rawlsiana– con-
los fines estrictamente políticos (entiéndase por ello siste en que admite una evaluación sobre el valor
prácticos) de la justicia. moral o permisible de la práctica en discusión, y, en
consecuencia, permite o restringe dicha práctica de
En contraposición a la concepción liberal, san- acuerdo al peso de las consideraciones morales en
to Tomás entiende la tolerancia como la concesión conflicto dependientes del juicio moral. Entre otras
de un permiso que es el resultado de una evaluación cosas, esto significa que una instancia crítica hacia
epistémica. En estos términos la tolerancia supone las cuestiones de tolerancia puede a veces conducir
siempre una distinción entre la verdad y el error, o a la intolerancia. Pero en semejantes casos, con tal de
también entre el bien y el mal. Así, cuando decimos que las críticas sean justas, y con tal de que la com-
que somos tolerantes, lo que hacemos es permitir o petencia moral y las consideraciones prácticas sean
no prohibir algo, creencias, opiniones o conductas, correctamente sopesadas, la intolerancia estaría jus-
ante las cuales mantenemos una disposición de re- tificada. En este sentido, el momento crítico en el que
chazo, ya porque nos desagradan, las consideramos participan sin exclusiones todos los que son afectados
degradantes o simplemente erróneas o falsas. Pero por una práctica determinada aleja el peligro de una
el rechazo no lo es todo. La cuestión consiste en in- intolerancia que significa la restricción arbitraria de
dagar por qué tipo de razones se considera que de- la libertad como expresión de la dominación de una
terminadas creencias, opiniones o conductas que doctrina comprehensiva sobre las demás13.
rechazamos deberían a pesar de todo ser permitidas
o no prohibidas. Esto quiere decir que cuando somos
tolerantes apelamos a un orden diferente de razones IV
que aquellas que aprueban el rechazo12. En este sen-
Una última aclaración se refiere al tipo de
cuestiones en que la tolerancia es invocada en nues-
11 J. Raz: “Facing Diversity, the Case for Epistemic
Abstinence”, en Philosophy and Public Affairs 19 (1990),
tras sociedades actuales. Como ya hemos adelanta-
pp. 3-46. do, desde un punto de vista histórico la tolerancia
fue necesaria en el ámbito religioso. Más en concre-
12 Si no existe rechazo, sencillamente no hay tole-
rancia. Puede existir simple indiferencia o incluso respeto, to, ante el fenómeno del pluralismo religioso. Su fin
pero como hemos advertido más arriba ninguna de estas
dos actitudes expresa correctamente en qué consiste la tole-
rancia. Nótese, sin embargo, que la disposición de rechazo ciones sobre el concepto de tolerancia”, en Claves de razón
no es la tolerancia, sino más bien una condición que viene práctica, nº 19 (1992), pp. 16-23; Mendus, S.: Toleration
a justificar la ocasión para ella. O sea, el rechazo es condi- and the Limits of Liberalism. Macmillan, Hong Kong 1989.
ción de posibilidad, no la tolerancia en sí misma conside- 13 En este sentido, habría que decir que no toda
rada. Vid., Habermas, J.: “Intolerance and discrimination”, intolerancia es indebida en contextos democráticos, sino
en International Journal of Constitutional Law (Oxford sólo aquella que es el resultado de la dominación y la arbi-
University Press and New York University School of trariedad, ya sea de un grupo o de un individuo. Sólo en tal
Law), vol. 1, nº 1 (2003), pp. 2-12; Garzón Valdés, E.: “No situación se niegan las condiciones democráticas del debate
pongas tus sucias manos sobre Mozart. Algunas considera- por el recurso arbitrario al poder político.

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consistió en hacer posible la convivencia pacífica. Así alternativa de llevar a cabo una transformación de la
fue postulada para poner fin al odio y la persecución tolerancia a partir de diferentes modelos con el fin de
a muerte entre quienes profesaban diferentes tradi- ajustarla a los diferentes tipos de pluralismo, tal como
ciones de creencia religiosa. Esto fue necesario entre es el caso de Apel al formular su concepción de la tole-
comunidades religiosas cristianas, judías y musulma- rancia afirmativa.
nas que compartían un mismo territorio geográfico,
así como también entre sus diferentes tradiciones de Lo cierto es que en la actualidad la tolerancia es
interpretación interna (en el cristianismo, por ejem- invocada sobre todo en el marco del pluralismo mo-
plo, la Reforma representa un hito histórico de alta ral y la posibilidad de alcanzar acuerdos que sirvan
relevancia). Sin embargo, con el transcurso del tiem- de base para la formulación de ciertas leyes orien-
po el ámbito de cuestiones en que se invocó la to- tadas a regular nuestra convivencia a nivel público.
lerancia fue extendiéndose hasta llegar en nuestros La cuestión no es menor si se tiene en cuenta que
días a los problemas suscitados por la diversidad mo- la tolerancia interviene, en especial, cuando debati-
ral, étnica y cultural. En este sentido, podemos sos- mos sobre cuestiones prácticas en las que no existe
tener que la tolerancia es invocada en la actualidad un acuerdo en el juicio moral, pienso, por ejemplo,
ante los desafíos del pluralismo moral y la diversidad en los casos ya mencionados del aborto, la eutanasia
etno-cultural. Dado que cada uno de estos ámbitos o el matrimonio entre personas homosexuales (y la
representa una elaboración intelectual de alta com- lista podría seguir). En este sentido, podemos sos-
plejidad en la que muchos filósofos han concentrado tener que en la actualidad apelamos a la tolerancia
su esfuerzo reflexivo, aquí sólo quisiera indicar unas con la finalidad de gestionar democráticamente las
breves notas. manifestaciones del pluralismo y nuestro desacuer-
do en el juicio moral, de tal manera que sea posible
Comienzo con el binomio tolerancia y diversidad justificar el uso del poder político coercitivo en tér-
etno-cultural que en gran medida se ha expresado en minos de igualdad, libertad e inclusión. A la luz de
la discusión sobre el llamado multiculturalismo. En este este aspecto la tolerancia forma parte esencial en el
ámbito, filósofos tan importantes como Charles Taylor, diseño de una democracia deliberativa en la que los
Michael Walzer, Joseph Raz, Will Kymlicka o Karl-Otto ciudadanos participan de la cosa pública.
Apel han animado el debate y realizado aportes decisi-
vos desde diferentes perspectivas filosóficas14. En con- Pero, ¿qué tipo de tolerancia se acomoda me-
creto, se trata de resolver el problema suscitado por las jor a estas exigencias o ideales políticos? No cabe
demandas de las llamadas minorías culturales que sub- duda que la posición de Rawls resulta ser la más
sisten en el marco de un régimen democrático consti- atractiva: resuelve nuestras disputas morales renun-
tucional. Es importante señalar aquí que no todos los ciando a una respuesta definitiva en torno al juicio
autores están de acuerdo en que la tolerancia sea nece- moral. Las razones de peso derivan del punto de vis-
saria para hacer frente al multiculturalismo. Así, algunos ta dominante, por un lado, de la imparcialidad en la
opinan que la concepción medieval de la tolerancia posición original, y, por otro lado, de la concepción
formulada por santo Tomás –o la del llamado “sistema pública de la justicia que rige la razón pública en una
millet” del Imperio Otomano– no sólo es insuficiente, sociedad bien ordenada. En ambos casos nuestros
sino incluso degradante; o también, por otro lado, opi- desacuerdos sustantivos respecto a cuestiones prác-
nan otros, que la concepción rawlsiana es demasiado ticas permanecen y su resolución queda a la discre-
individualista e insensible a las diferencias culturales. ción del individuo.
Dado este hecho, algunos han optado por corregir los
excesos, tal como hace Kymlicka respecto a la concep- No obstante, habría que advertir que la tole-
ción de Rawls; o bien, han optado sencillamente por la rancia evasiva olvida fácilmente que una salida indi-
vidualista no es la manera socialmente más correcta
para resolver nuestras disputas morales más profun-
14 Vid., Taylor, C. El multiculturalismo y “la políti- das. Ese es un mal utopismo que sólo trae como con-
ca del reconocimiento”. FCE, México 1993; Walzer, M., secuencia el atomismo moral y también social. Por
“The Politics of Difference: Statehood and Toleration in a este motivo, opino que la tolerancia está llamada a
Multicultural World”, en Ratio Juris, vol. 10, nº 2 (1997), pp.
ser una instancia crítica que pone en juego una ar-
165-176; Raz, J., La ética en el ámbito público [1994], Gedi-
gumentación abierta y sin restricciones en el espacio
sa, Barcelona 2001; Kymlicka, W., Ciudadanía multicultural
[1995], Paidós, Barcelona 1996; Apel, K.-O., op. cit. público político. La igualdad no es tan simple, la li-

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bertad no es tan amplia y la inclusión no siempre es


posible para todos, tal como nos ha recordado Wal-
zer15. En este sentido, creo que la propuesta de santo
Tomás –y con él Sandel– sobre la tolerancia posee un
inmenso valor democrático, ya que presupone un es-
fuerzo deliberativo que niega que podamos eximir-
nos de la búsqueda por alcanzar la verdad, o bien, un
juicio moral lo más próximo a la verdad. Y es que el
individuo y sus derechos también deben responder
y armonizarse con el bien común y los deberes hacia
la comunidad.

15 Walzer, M.: Las esferas de la justicia. FCE, Méxi-


co 1997.

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