Вы находитесь на странице: 1из 3

LA NARCOLOMBIA SIN TABÚES

Rincón, O. (2009) Narco.estética y narco.cultura


en narco.lombia. Nueva sociedad 222, 147-163

Laura Camila Barragán Calderón


Ibagué, 7 de mayo de 2019

Omar Rincón aclamado periodista colombiano mediante su artículo “Narco.estética y


narco.cultura en Narco.lombia” publicado en el año 2009 por la revista Nueva Sociedad se
dirige a un público estratégicamente crítico, al exponer detalladamente la cara oculta de la
cultura colombiana y el gran problema nacional e internacional que ha generado el
narcotráfico. Viéndose este beneficiado a los ojos de la sociedad creando una cultura sólida
e idealizada en los colombianos, sumergiéndose en distintos escenarios del narcotráfico como
su origen popular, lenguaje, contexto social y arquitectura.
El narcotráfico en Colombia se ha caracterizado por su existencialismo espontáneo y
arraigado, además del reconocimiento mundial por ser el principal país en el tráfico y la
exportación de cocaína, desde hace más de tres décadas el estado ha estado combatiendo esta
problemática que influye en el ámbito social, económico, cultural y político. Las personas
que están al mando de las organizaciones más importantes llevan un estilo de vida
exorbitante, exagerado y desmesurado, donde la vanidad y los lujos son la fachada principal
a la práctica de este delito. Existen cualidades que son importantes a la hora de hablar del
narcotráfico, circunstancias que explican el modo en el que se viven estos delitos en
Colombia.

No es nada extraño que cuando se refiere a la coca en cualquier parte del país, sin duda alguna
la primera idea que se le viene a la mente a los colombianos es el territorio paisa (que
comprenden los departamentos de Antioquía, Quindío y Risaralda) además de la parte sur,
ya que el colombiano promedio lleva una idea innata que se trasmite de generación en
generación, ya decía Omar Rincón en su artículo Narco.estética, Narco.cultura en
Narco.lombia ese pensamiento conservador y falso de que “somos la nación de la coca y del
gusto narco. Ni modo así venimos siendo”. Ya mencionado este territorio se puede llegar al
veedor y máximo representante del narcotráfico en el país para las últimas décadas de siglo
XX, ese personaje emblemático y en ocasiones vanagloriado, pues Álvaro Uribe Vélez, al
que se le puede atribuir sin número de actos delictivos, al que se le retribuye de manera
vehemente el haber creado una coyuntura entre la moral del pecado y la moral del dinero,
donde la narco.cultura del poder deja claro cómo es que se vive en este país.

Cuando se habla de la cultura colombiana la palabra vanidad no puede faltar, pues existe esa
idea vana de que hay que tener algo para “ser alguien”; este pensamiento se le puede apropiar
a la imagen que transmite el narcotraficante promedio al resto de la sociedad, ese estilo de
vida ostentoso, exagerado, estridente y arrogante, donde el término “poder” es conveniente
para quien lo tiene. De ahí que el raciocinio “normal” de un colombiano sea que la persona
más poderosa es aquella que tiene “billete”, armas, mayor número de personas al mando,
carros de lujos, mujeres etc., y aquí es cuando la estética toma un papel importante.
Básicamente es aquella vida ostentosa regida por estatus sociales y formas de vida, donde a
un buen “jefe” no le puede faltar «buena pinta, buen charol, buena nena» No nacimos pa’
semilla. Alonso Salazar (1990), a causa de esto la visión de un joven de estrato marginal, al
que el mundo se le reduce a cumplir pequeños placeres y que, por ellos hacer cualquier cosa,
al que la vida se resume en la que la estética es una épica del éxito rápido, vivir a millón y
morir joven”. Narco.estética, Narco.cultura en Narco.lombia .Omar Rincón (2009).

A la hora de estandarizar la Narco.cultura es imprescindible en cómo la música relata de


manera minuciosa la forma de vida de estas personas, pues el orgullo se ve en la cúspide de
un relato con musicalidad, donde no está de más exhibir las riquezas y triunfos de los que se
enorgullecen los “narcocomandantes” teniendo a la propia sociedad colombiana aclamando
estos logros delictivos de manera indirecta. Por otra parte de la relación entre la Colombia
reprimida, triste y victimizada con el narcotráfico es en la que la sociedad mediática alienta
y enorgullece de manera sutil sin inmiscuirse, la forma de vida de los grandes capos de
cárteles de droga, con representaciones cinematográficas donde la mejor versión de este país,
es la de la cultura del narcotráfico en estéticas, valores y referentes, así que se reprime a una
idea de que hay que ser narco para salir de pobre. (Rincón, 2009). Y es que la mejor manera
de ser un auténtico colombiano es cuando no se tiene una idiosincrasia definida, en que la
apariencia y la copia se toman la forma de vida, por ejemplo, el estilo arquitectónico en las
edificaciones de los “narcomandantes” más importantes, (Rincón, 2009) refiere que a través
de la copia se busca una aceptación pública, de modo que internacionalmente se es
reconocido por su modificación e innovación a la hora construir una narco.arquitectura.

De lo que se concluye de manera trágica y marcada que el narcotráfico sesgó de forma


rotunda la vida de la sociedad colombiana, a través de su violencia, imponencia y existencia,
queda claro que la cultura a pesar del tiempo no cambia, siempre quedará ese pensamiento
de la “narcovida”. Esa vida de características tan llamativas para algunas personas, donde lo
fácil gusta, la felicidad es aquella llena lujos, poder y riquezas; la sociedad gusta de este estilo
y en ciertos casos les enorgullece. Así se puede confirmar que aún existe esa doble moral de
la sociedad, aquella que critica al narcotráfico y sin embargo lo están celebrando en sus
músicas, novelas y escenarios de entretenimiento, no está de más como lo mencionó Rincón
en su artículo de opinión “Narco.estética y narco.cultura en narco.lombia” que “La
sociedad disfruta el gusto mafioso, la verdad de silicona y la ética de la pistola”.

Вам также может понравиться