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Y. Felipe Botina Peña.

RESEÑA: ¿DE LA REDISTRIBUCIÓN AL RECONOCIMIENTO? DILEMAS DE


LA JUSTICIA EN LA ERA “POSTSOCIALISTA”

La justicia como una concepción ambivalente.


Nancy Fraser es una filósofa y feminista estadounidense conocida por sus críticas y
contribuciones en el ámbito de la filosofía política. El texto que expondré hace parte de los
cinco textos que dan cuenta del debate protagonizado por nuestra autora frente Iris Marion
Young en los años 90 en torno a la justicia1. Dicho texto nace como una de las dos reacciones
que Fraser tiene frente al libro de Young La justicia y la política de la identidad publicado
en 19902. Todo esto, se da en un contexto en el que -por un lado- había caído el muro de
Berlín y las desigualdades materiales aumentaban, y -por otro- las luchas por el
reconocimiento opacaban a las luchas por la redistribución. Ante tal contradicción, nuestra
autora establece no tomar postura por alguno de estos dos paradigmas por ser -como lo
establecería- totalizadores y desacertados.
En dicho contexto emerge la necesidad de desarrollar una teoría del reconocimiento que
pueda ser coherente con una política social de la igualdad. Para tal empresa, nuestra autora
establecerá dos bases; la redistribución y el reconocimiento como dos dimensiones de la
justicia. Cabe resaltar, que si bien en realidad las luchas en contra de las injusticias se dan en
mundo en donde la cultura y la economía están imbricadas,3 se busca descomponerla por
medio de unas distinciones analíticas para abstraer las complejidades propias de dicha
realidad, distinguiendo las injusticias culturales frente a injusticias económicas, el
reconocimiento frente a la redistribución. De esta manera, la pregunta que se formula es,
¿bajo qué circunstancias puede la política del reconocimiento contribuir a la política de la
redistribución? Para responder a esta pregunta formularé la siguiente exposición.
Primeramente, debido a ese cambio de paradigma aparentemente contradictorio entre
redistribución y reconocimiento como solución a la injusticia, se conceptualizan
respectivamente dos paradigmas analíticos diferentes de injusticia, la primera es una
injusticia socioeconómica y viene de la estructura económica política del país4, el segundo

1
Grueso, D. ¿Redistribuir o Reconocer? Young y Fraser en debate. Notas para el seminario Justicia y
Reconocimiento. p.1.
2
Según lo establece el Profeso Delfín grueso, Fraser responde con dos textos, el que expondré y” cultura,
economía política y diferencia. Sobre el libro de Iris Marion Young: Justicia y la política de la diferencia”
3
Fraser, N. ¿De la redistribución al reconocimiento? Dilemas de la justicia en la era “postsocialista”
(1995) Conferencia pronunciada en la Universidad de Michigan
4
Op.cit., p.4
tipo de injusticia es cultural o simbólica y viene de los modelos sociales de representación,
interpretación y comunicación. 5 Ante esto se nos presenta el siguiente dilema: la política de
reconocimiento y la política de la redistribución aparentan tener objetivos mutuamente
contradictorios. Mientras que la primera tiende a promover la diferenciación de grupo, la
segunda tiende a socavarla. Por consiguiente, las dos clases de exigencias están en conflicto
entre sí, pueden interferir, o incluso ir una en contra de la otra.
Pero antes es necesario plantearnos ¿qué sucede con las personas que sufren tanto la injusticia
cultural como la injusticia económica? ¿quién enfrenta este dilema actualmente? Para
responderlo, se clasifican dos diferentes grupos sociales ideales que representan inicialmente
dos extremos de la injustica, por un lado, está la clase obrera explotada que demanda
redistribución, por la otra los homosexuales como sexualidad despreciada demandan
reconocimiento. Con ello se pasa a las comunidades bivalentes, como ese grupo de personas
que sufren los dos tipos de injusticia, estas son el genero y la raza. Son ellas quienes afrontan
al dilema de la redistribución y el reconocimiento:
Las feministas deben buscar soluciones económico-políticas que puedan socavar la
diferenciación de género y deben buscar, así mismo, soluciones de valorización cultural que
permitan apreciar la especificidad de una comunidad despreciada. De igual modo, las
personas antirracistas deben buscar soluciones económico-políticas que puedan socavar la
diferenciación «racial» y buscar, así mismo, soluciones de valoración cultural que permitan
valorizar la especificidad de las comunidades despreciadas.6
Para tratar dicho dilema, nuestra autora aborda dos soluciones, estas son afirmativas o
transformadoras, las primeras aspiran a corregir los efectos injustos del orden social sin
alterar el sistema subyacente que los genera y las segundas, aspiran a corregir los efectos
injustos precisamente reestructurando el sistema subyacente que los genera7 En este sentido,
las soluciones afirmativas por lo general tienden a promover la diferenciación de grupo,
mientras que las soluciones transformadoras tienden a desestabilizarla o desdibujarla.
También cabe resaltar que las soluciones afirmativas pueden llegar producir un
reconocimiento inadecuado, esto es en las comunidades que en donde se les beneficia por su
genero o por su clase y quedan marcadas como deficientes e insaciables, que recibe algo que
no merecen, mientras que las soluciones transformadoras tienden a desdibujar dichas
diferencias socavando la estructura vigente, ya sea deconstruyendo el machismo o
desdibujando la diferenciación de clase.
Ante esto, nuestra autora vuelve a preguntarse, ¿qué combinaciones de soluciones funcionan
mejor no para minimizar, si no para eliminar por completo, las interferencias mutuas que
pueden surgir cuando se aspira a la redistribución y al reconocimiento simultáneamente? Para
esto su posible respuesta, presenta un cuadro, en el, en la primera casilla, en la que se
entrecruzan la redistribución y la afirmación, se sitúa el proyecto de Estado del bienestar

5
Op.cit., p.5
6
Op.cit., p.16
7
Op.cit., p.18
liberal y sus postulados como el de repartir superficialmente las cuotas de distribución entre
los grupos existentes, tiende a apoyar la diferenciación de grupo. Cabe hacer referencia -
como lo establecería nuestra autora- que también puede generar una reacción de
reconocimiento inadecuado. En la segunda casilla, en la que se entrecruza la redistribución y
la transformación, se sitúa el proyecto socialista, que aspira a reestructurar las relaciones de
producción en profundidad, y tiende a desdibujar la diferenciación de grupo. En la tercera
casilla, en la que se entrecruza el reconocimiento y la afirmación, se sitúa el proyecto del
multiculturalismo predominante, orientado a la reasignación superficial de respeto entre los
grupos existentes, y tendiendo a sustentar la diferenciación de grupo. En la cuarta casilla, en
la que se entrecruza el reconocimiento y la transformación, se sitúa el proyecto de
deconstrucción, que pretende una reestructuración en profundidad de las relaciones de
reconocimiento, y que tiende a desestabilizar las diferenciaciones de grupo.8

Como vemos en el cuadro, las soluciones afirmativas ante dichas injusticias han estado
asociadas históricamente al Estado del bienestar liberal. Estas soluciones tratarían de poner
remedio a la distribución final inadecuada dejando intacta en su mayor parte la estructura
económico-política subyacente contra la homofobia y el heterosexismo se asocian hoy en día
a la política de la identidad gay, que pretende revalorizar la identidad gay y lesbiana. La
política de redistribución afirmativa del Estado del bienestar liberal no parece ser compatible
con la política del reconocimiento transformador de la deconstrucción, -como lo vemos- la
primera tiende a promover la diferenciación de grupo, la segunda tiende más bien a
desestabilizarla. De igual manera, la política de redistribución transformadora del socialismo
no se complementa con la política de reconocimiento afirmativo del multiculturalismo
predominante; si la primera tiende a socavar la diferenciación de grupo, la segunda tiende
más bien a promoverla. A pesar de esto, en la política de redistribución afirmativa del Estado
del bienestar liberal se muestra compatible con la política de reconocimiento afirmativo del

8
Op.cit., P. 23.
multiculturalismo predominante; ambas tienden a promover la diferenciación de grupo. De
manera similar, la política de redistribución transformadora del socialismo se muestra
compatible con la política de reconocimiento transformador de la deconstrucción; ambas
tienden a socavar las diferenciaciones de los grupos existentes.
Para verificar lo anterior nuestra autora volverá sobre los grupos bivalentes, es decir, los que
necesitan tanto de redistribución como de reconocimiento, esto es, justicia económica y
cultural. Aquí -como lo vimos- la redistribución afirmativa deja intacta las estructura que
genero las desventajas de género, el resultado no sólo refuerza la diferenciación de género,
sino que además señala a las mujeres como deficientes e insaciables, siempre con la
necesidad de más y más. Al igual que en el caso del género, aquí la redistribución afirmativa
no logra dar cuenta del nivel profundo en el que se racializa la economía política. No ataca
ni la división racializada del trabajo explotable y del trabajo sobrante, ni la división
racializada de las ocupaciones de alta y baja categoría en el seno del trabajo pagado. De esta
manera, como Fraser concluir, tanto en el caso del género como en el de la “raza”, el
escenario que se ajusta mejor al dilema redistribución-reconocimiento es el del socialismo
en la economía más la deconstrucción en la cultura.
Con esto, y a modo de conclusión se abre la posibilidad de demostrar si esta combinación
también funciona en relación respecto a la sexualidad y la clase, ya que por ser un eje de
injusticia se entrecruzan unos con otros de manera que afectan a los intereses y las identidades
de cada cual. Pues, como lo podemos comprobar nadie es únicamente miembro de un tipo de
comunidad. Puede darse el caso de que la gente que está subordinada en relación a un eje de
división social, domine en otro. Todo esto se da en un escenario amplio de injusticias que se
mezclan, en el cual se puede concebir lo que se podría determinar la como concepción
ambivalente de la justicia, que en nuestra autora radica en la insuficiencia de tanto al
reconocimiento como la redistribución al actuar por separado, dentro de este contexto en
donde las luchas sociales están fragmentadas, frenando sus reivindicaciones y se
contradiciéndose mutuamente, existe entonces, la necesidad de soluciones radicales que
combatan las injusticias y no sólo las maquilen, esto según lo establecido se da, combinando
el socialismo con la deconstrucción.

Bibliografía:
 Fraser, N. “La justicia social en la época de la política de la identidad:
redistribución, reconocimiento y participación.” Estudios ocasionales. Centro de
investigaciones Socio Jurídicas.
 Fraser, N. ¿De la redistribución al reconocimiento? Dilemas de la justicia en la era
“postsocialista” (1995) Conferencia pronunciada en la Universidad de Michigan.
 Grueso, D. ¿Redistribuir o Reconocer? Young y Fraser en debate. Notas para el
seminario Justicia y Reconocimiento. Universidad del Valle.

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