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BOLIVIA. DETERMINANTES DE LA VIOLENCIA CONTRA LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA EL ESTUDIO BOLIVIA.

Determinantes de la violencia contra la niñez y adolescencia, elaborado por la Unidad de Análisis de Políticas
Sociales y Económicas (UDAPE) con el apoyo de UNICEF en Bolivia, constituye una investigación novedosa que
busca sintetizar los signos o señales que permiten identificar la violencia contra los niños y adolescentes en el
país. Para ello, aplica técnicas econométricas que detectan los principales determinantes que provocan la
violencia, analizando las consecuencias sobre la víctima, en los ámbitos familiar, económico, social e
intergeneracional. El objetivo del estudio es desentrañar y hacer visible la violencia contra la niñez y adolescencia
en el país, presentando información que contribuya a la discusión sobre las políticas públicas dirigidas a prevenir y
tratar esta problemática. La violencia contra la niñez y la adolescencia (VNA) ha pasado de simples episodios
aislados a ser una preocupación que aqueja a la sociedad en su conjunto. En los últimos años las noticias y
denuncias de estos hechos han puesto en evidencia la magnitud del problema. La violencia contra la niñez y la
adolescencia La VNA es entendida como el maltrato ejercido contra niños, niñas y adolescentes (NNA) en el
ámbito familiar o fuera de él. El agresor (o agresora) genera un daño leve o severo, y sus causas pueden estar
relacionadas con factores individuales, familiares, socioeconómicos, ambientales o culturales. Reconocer los
casos de maltrato físico o psicológico es complejo; sin embargo, existen señales y características en el
comportamiento tanto de los NNA, como de los agresores, que pueden dar pautas sobre su posible presencia. Al
momento de realizar un diagnóstico, es muy importante diferenciar una lesión accidental de una intencional,
debido a que un error puede ser dañino tanto para NNA como para la familia; pero si el maltrato no se reconoce,
la víctima quedará expuesta e indefensa ante el agresor a riesgo de perder la vida.

Las consecuencias de la violencia contra la niñez y la adolescencia La VNA tiene severas consecuencias sobre el
presente y futuro de la sociedad en general. Las víctimas quedan expuestas a sufrir daños físicos y psicológicos,
problemas emocionales y cognitivos de corto y largo plazo, con consecuencias en su salud física, mental y
emocional. Según el Estado Mundial de la Infancia 2007 de UNICEF los niños expuestos a la violencia doméstica
tienen el doble de probabilidad de convertirse en hombres abusadores; en el caso de las niñas, aquellas que
presencian abusos cometidos contra sus madres tienen más probabilidades de aceptar la violencia en el
matrimonio que las niñas que provienen de hogares no violentos. De esta forma, las víctimas tienen una alta
probabilidad de transmitir las consecuencias de la violencia por generaciones.
Los determinantes del maltrato físico y psicológico contra la niñez y la adolescencia Los resultados del estudio
muestran que la edad y el grado de escolaridad de la madre son factores determinantes. Cuando ésta es joven,
ejerce mayor castigo en el hogar y por el contrario cuando es mayor tiende a proteger a los hijos. Así también, si
su grado de escolaridad es mayor entonces disminuye la probabilidad de que los hijos e hijas sean castigados
física o psicológicamente. Los principales factores de riesgo, están relacionados con la presencia de violencia
(física o psicológica) contra la mujer en el hogar y con las formas de castigo que éstas recibieron durante su
infancia. Si la madre sufre agresiones, es muy posible que en el hogar se ejerza violencia contra los hijos(as), ya
sea por el mismo agresor o por la propia madre. Cuando una madre trae consigo una historia de castigo durante
su infancia, la probabilidad de que se reproduzca el mismo tipo de castigo contra los hijos es mayor, pudiendo ser
la madre, el padre u otros miembros quienes ejerzan este patrón de conducta. En cuanto a la condición étnica
(indígena o no indígena), los resultados indican que ésta no influye en el ejercicio de agresiones físicas o
psicológicas en el hogar, y respalda a varios autores que no encuentran diferencia de raza, color o condición
étnica para el ejercicio de la violencia. Otro de los factores que puede considerarse como un factor de riesgo es el
número de miembros menores de 5 años que habitan en el hogar, ya que si este número es mayor entonces
existe una mayor probabilidad que se genere maltrato físico o psicológico contra los hijos. Una posible explicación
de este resultado puede ser el elevado nivel de estrés generado por el hacinamiento. Finalmente, ser más pobre y
vivir en la zona rural no explican la presencia de maltrato psicológico en el hogar, pero aumentan la probabilidad
de maltrato físico. Así, el maltrato físico es más frecuente en hogares de ingreso bajos; sin embargo, existe
influencia de aspectos culturales, factores psicológicos y hasta sociológicos que muchas veces reflejan el ejercicio
de la violencia y contribuyen a mantenerla oculta. Algunas recomendaciones de política pública Los resultados del
estudio sugieren que para empezar a combatir la violencia contra la niñez y adolescencia es necesario trabajar en:
i) Fomentar o fortalecer políticas destinadas a la educación en salud sexual y reproductiva, ii) Fortalecer la cultura
del buen trato en niños, niñas, adolescentes, padres de familia y maestros, iii) Fortalecer políticas que combatan y
prevengan el problema de violencia contra la mujer.
NUEVE DE CADA 10 NIÑOS PADECEN VIOLENCIA EN BOLIVIA; INSTAN A CRIAR CON AFECTO
La caminata Huellas de ternura es un movimiento internacional para sensibilizar a los adultos sobre este
fenómeno. La casa es el sitio donde más se dan las agresiones
No hagas trato con el maltrato, rezaba una de los cientos de pancartas en la concentración de ayer en la plaza 24
de Septiembre de Santa Cruz de la Sierra, donde se congregaron aproximadamente unos 3.000 niños y
adolescentes que llamaron la atención de los adultos por la violencia que ejercen sobre los menores de edad e
instaron a criarlos con afecto en vez de brusquedad.
La actividad fue parte de un movimiento continental denominado Caminata huellas de ternura, que el año pasado
arrancó en México, cruzó varios países de la región y llegó a Bolivia el 17 de marzo para recorrer varias ciudades
hasta el 30 de este mes.
La cruzada busca sensibilizar a las personas mayores para mermar esta lacerante realidad de la violencia contra
los niños y los adolescentes, fenómeno que se da a escala mundial y, sobre todo en Bolivia, donde un estudio de
la Universidad Católica, que data de 2015, muestra cifras dramáticas: 9 de cada 10 niños, niñas y adolescentes
sufren de alguna forma de violencia, y cinco de cada 10 estudiantes han sido víctimas de algún tipo de violencia
en la comunidad educativa.
Otro dato llamativo es que un 45% de los adolescentes consultados identifican a su domicilio como el principal
lugar donde los chicos sufren violencia. El segundo es la escuela y el tercero, el barrio (ver infografía).
Semillas del cambio
“Estamos marchando por un mundo sin violencia, para gozar de una vida mejor. He presenciado bullying en el
colegio, pero tratamos de sobrellevar las cosas haciendo actividades, las cuales contengan más valores que
antivalores. En la casa, los papás, a veces, no piensan y dicen cosas que a los niños nos duelen; por eso
hacemos esta marcha para que vean que se puede educar sin violencia”, expresó Mariana Paz (16), estudiante
del colegio América Fe y Alegría.
“La violencia, para mí, es discriminación. Pegar a los niños es maltrato físico y sicológico. Por ejemplo, a mí en el
colegio me discriminan por mis orejas grandes. Esta campaña es buena porque la organizaron para que
cambiemos”, declaró J. M. A., de 12 años, alumno del colegio María de Mattías, situado en la urbanización
España.
La profesora Yolanda Suárez, del mismo colegio, manifestó que cada niño tiene su historia y, por lo general, con
alto contenido de violencia desde el hogar. “Este año nos llegó un alumno de otro colegio, era muy agresivo con
sus compañeros, se notaba que había aprendido a defenderse de las agresiones, pero es un líder. Lo que
nosotros estamos haciendo es que siga siendo líder, pero enfocado en cosas positivas”, indicó la maestra.
“Los niños tienen la capacidad de cambiar la sociedad, de cambiar a sus padres. Asimismo, con esta actividad se
busca el cambio de conducta de los adultos y de las autoridades. Necesitamos eliminar la violencia de nuestras
vidas. Si invertimos en la niñez, vamos a tener una cultura de cero violencia, 100% ternura”, dijo Roy Pérez,
gerente de la fundación Visión Mundial en Santa Cruz, una de las instituciones organizadores del evento.
“Ustedes son la semilla del mundo, la semilla de este país. Cuando tenemos buena semilla los árboles dan frutos
buenos. La semilla de la amabilidad está en sus corazones, en sus cerebros que se forma desde el vientre hasta
los primeros 1.000 días de vida y durante toda la infancia”, arengó Roy Pérez por los parlantes en la
concentración en el atrio de la catedral, mientras la multitud gritaba al unísono.
Un volantín, el símbolo
La multitud salió de la plaza, recorrió varias calles del centro y retornó al paseo llevando como estandarte un
volantín que simboliza la esperanza y el sueño de los niños; partió de México y llegó ayer a Santa Cruz
procedente de Cochabamba.

El sábado partirá a Guayaramerín y cruzará a territorio brasileño hasta llegar a Argentina, la meta final.
La campaña es una interpelación a la familia, al sistema educativo y al Estado, que deben asumir su
responsabilidad fortaleciendo los sistemas de protección a la niñez en todas las estructuras sociales, señala el
estudio de Visión Mundial.
8 DE CADA 10 NIÑOS SUFRE VIOLENCIA EN BOLIVIA
Ocho de cada diez niños y niñas bolivianos sufren agresión emocional o física, según un informe difundido este
viernes por la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Sin embargo, sólo 10 países de América Latina y el Caribe tienen normas legales que prohíben totalmente el
castigo físico contra niños y niñas.
Recuérdese, entre 6 a 7 niños y niñas menores de 15 años sufren agresión emocional o castigo corporal a
nombre de la disciplina.
Para UNICEF es importante la prohibición legal pero no basta para eliminar la violencia contra la niñez, es
necesario que esa reforma sea acompañada de una gran movilización social que involucre a todos los niveles de
la sociedad.
“En el 80 % de los hogares bolivianos se practican métodos violentos de disciplina. Las formas de crianza
basadas en la violencia se transmiten de generación en generación, por ello, es imperativo romper con las
normas sociales que lo permiten. El cambio debe darse ahora”, sostuvo la representante de UNICEF en
Bolivia, Sunah Kim.
La Representante pidió a toda la población boliviana encarnar la prevención contra la violencia de corto, mediano
y largo plazo, la cual existe al amparo de normas sociales ya que el 7% de madres y el 4% de padres están de
acuerdo con cualquier razón para castigar físicamente a sus niños. Los motivos pueden ser: desobediencia, llegar
tarde, llorar, hacer renegar, no cumplir con las tareas.
Esta actitud favorable al uso de la violencia como método educativo o correctivo de la conducta es reconocida por
un 86% de mujeres y 94% de hombres bolivianos que reconocen la existencia de violencia física o psicológica en
sus hogares (ENDSA 2008).
Prohibición total del castigo físico
UNICEF hace un llamado a los gobiernos de la región para asegurar la prohibición total del castigo físico en todos
los ámbitos; apoyar la implementación de programas y políticas multi-sectoriales para promover una crianza
positiva; promover normas, valores y mecanismos comunitarios que apoyan una formación sin violencia; y generar
datos y evidencia para informar las políticas y medir los progresos hacia la eliminación de la disciplina violenta.
En Bolivia, el Código Niña, Niño y Adolescente (artículos 145, 146 y 147) establece que los niños, niñas y
adolescentes tienen derecho al buen trato, que comprende una crianza y educación no violenta por eso el Estado
en todos sus niveles, las familias y la sociedad, deben proteger a todas las niñas, niños y adolescentes contra
cualquier forma de explotación, maltrato, abuso o negligencia que afecten su integridad personal, basada en el
respeto recíproco y la solidaridad.
La Convención sobre los Derechos del Niño obliga a los Estados partes a prohibir y eliminar todo tipo de violencia
ejercida contra los menores de edad, incluido el castigo corporal y tomando en consideración todos los espacios
en los que viven, incluso en el hogar.
En la región, Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela
son los países que tienen una legislación específica para prohibir el castigo corporal en todos los ámbitos, entre
los que se incluye: el hogar, la escuela, centros de cuidado alternativo e instituciones penales.
La violencia
El castigo corporal es aquel que utiliza la fuerza física y que tiene la “intención de causar algún grado de dolor o
malestar, aunque este sea leve”. Se incluyen las bofetadas, azotes o palizas con una mano o instrumento, pero a
veces pueden abarcar también las patadas, zarandeos o empujones a los niños, arañazos, pellizcos y
quemaduras entre otras formas de violencia. (Comité sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, 2006).
 Hay seis tipos de violencia: maltrato, intimidación o bullying, violencia juvenil, violencia de pareja, violencia
sexual y violencia emocional.
 La exposición a la violencia, el abuso y la negligencia durante la primera infancia tiene un impacto directo para
el resto de la vida.
 Según un reciente análisis de UNICEF de datos oficiales de 17 países de la región, las niñas y niños
expuestos a castigo corporal severo tienen 2,4 veces menos probabilidades de tener un desarrollo adecuado
en la primera infancia.
 La exposición a la disciplina violenta aumenta 1,6 veces el riesgo de que una niña o un niño muestre
comportamientos agresivos hacia otros niños o adultos.
 La violencia se aprende y se reproduce. Para fomentar una cultura de paz, el primer paso es revisar la forma
que educamos a nuestras niñas y niños.
 Los niños que sufren reiteradamente violencia en el seno de su familia tienen mayores probabilidades de
abandonar sus hogares escapando de esas situaciones de violencia, abuso o negligencia.
 El no permitir el castigo físico es esencial para el reconocimiento de los niños y niñas como sujetos, no
objetos, de derechos.
BOLIVIA: HAY 435 CASOS DE VIOLENCIA SEXUAL CONTRA NIÑOS
Laura Maldonado / La Paz
Desde enero hasta junio, el Defensor del Pueblo reportó 435 denuncias de violencia sexual contra niños, niñas y
adolescentes en Bolivia. Y hasta agosto, se registraron 58 infanticios.
“De acuerdo a datos de la Policía Boliviana se registró 435 denuncias de violencia sexual a nivel nacional
cometida en contra de niños, niñas y adolescentes”, dijo ayer el defensor del Pueblo, David Tezanos Pinto.
La autoridad agregó que la violencia contra los niños es aún latente en la sociedad. Indicó que en el caso de los
infanticidios también hay datos alarmantes.
“Según el Ministerio Público, de enero a agosto del presente año existieron 58 infanticidios a nivel nacional, de los
cuales 32 se habrían registrado en La Paz, ocho en Santa Cruz y siete en Cochabamba”, lamentó.
Tezanos Pinto dijo que para enfrentar la problemática se desarrollan diferentes políticas de prevención, como la
que se suscribió ayer con la Red Parlamentaria por la Niñez y Adolescencia y la Lotería Nacional de Beneficencia
y Salubridad. Se trata de un “Acuerdo de Cooperación Interinstitucional”.
“Se realizará un trabajo mancomunado y coordinado en la implementación de campañas comunicacionales para
prevenir la violencia de niñas, niños y adolescentes”, expresó el Defensor del Pueblo.
De acuerdo con la Ley 548, el Código Niña, Niño y Adolescente, los distintos niveles del Estado deben
desarrollar un programa integral para luchar contra la violencia. Para esa situación, las instituciones deben
asignar los recursos suficientes para garantizar la ejecución del programa.

Cochabamba: 6.445 casos de violencia contra niños durante el 2017


La secretaria municipal de Desarrollo Humano, Andrea García, informó el miércoles que esa instancia registró 6.445
casos de violencia contra niños durante este año, en la ciudad de Cochabamba.
"Tenemos 6.445 casos atendidos", informó en una conferencia de prensa.
Detalló que entre los reportes más relevantes estuvieron 422 hechos de irresponsabilidad materna que afectó a
niños.

Violencia a menores de edad persiste en Bolivia


La violencia contra niños y adolescentes preocupa ante su agudización, según UNICEF en Bolivia. Hasta 2014, en
Chuquisaca se registraron 15.000 casos, según el “Análisis de la Situación de la Infancia, Niñez y Adolescencia en
Chuquisaca” que fue presentado en el II Congreso Bienal de los Derechos de la Niñez y Adolescencia en
Chuquisaca”, inaugurado ayer.

MILLONES DE NIÑOS CONMEMORARON SU DÍA ENTRE ABUSOS, MALTRATOS Y ABANDONO

En Bolivia, cada vez son más frecuentes las noticias sobre violencia sexual, física y psicológica contra niñas,
niños y adolescentes. Diariamente 8 menores son víctimas de maltratos físicos en el seno familiar; 5 son violados,
2 son raptados y 1 es abandonado, así lo reporta la Dirección Nacional de Fuerza Especial de Lucha contra la
Violencia (FELV), aunque la Misión de Justicia en Bolivia estima que la violación bordea por los 16 casos diarios,
sólo que el 70% no denuncia porque el agresor es un familiar.
Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 2019, establece que la población boliviana es de
11.307.000 habitantes, de los cuales el 29,8% tiene entre 0 y 14 años; es decir que, 3.369.486 son niños y
adolescentes.
El 12 de abril, fecha dedicada a celebrar el Día del Niño Boliviano, una gran mayoría fue festejado con golosinas
en los establecimientos educativos y otras iniciativas recreacionales promovidas por los gobiernos municipales,
pero para miles de niños fue un día más de trabajo, y para otros --que permanecen invisibles-- fue un día de
dolor, miedo y desesperación por el abuso ejercido en el seno de su hogar o su entorno social.
Según el estudio “Cada niña y niño cuenta”, elaborado por la Universidad Católica Boliviana y Aldeas Infantiles
SOS, aproximadamente 970.461 niños y adolescentes están en riesgo de perder la tutela de sus padres ( 1 de
cada 3) por factores relacionados con la violencia (física, psicológica y sexual); el abandono parental, la
imposibilidad económica de subsistencia y en otros casos, problemas de salud que merman la capacidad
productiva de los padres, aunque destaca como un factor transversal a todos estos indicadores, el consumo
excesivo de alcohol.
Entre los factores que inciden el desplazamiento de los menores, el estudio identifica al estrés de los padres, por
su incapacidad de autorealización personal y familiar, donde su capacidad de planificación se reduce a predecir lo
que va suceder mañana y no así el siguiente año, estrés que se refleja en sus dificultades económicas para
sustentar el hogar.
Actualmente 274 mil niños y adolescentes, en todo el país, han sido movilizados o localizados en hogares de otros
familiares y con personas que no tienen vínculos consanguíneos; 30.000 niños viven en instituciones de acogida
del Estado y de administración delegada (entidades religiosas, privadas u ONGs, cuyo financiamiento proviene de
recursos propios y fuentes internacionales), y según estimaciones de la Defensoría del Pueblo, alrededor de
10.000 niños y adolescentes se encuentran viviendo en las calles, principalmente en el eje troncal Santa Cruz, La
Paz y Cochabamba.
“Las cifras son muchas veces tan frías que no alcanzan a expresar en toda su magnitud este drama lacerante que
lastima de manera tan dura nuestra naturaleza como sociedad”, lamentó el 2015 el entonces Defensor del
Pueblo, Rolando Villena, a tiempo de reflejar además que 1.400 menores viven en cárceles acompañando a sus
padres, todos ellos en grave riesgo de sufrir violencia y explotación.

UNA BOMBA DE TIEMPO, LOS SITIOS MAS SEGUROS


El seno del hogar, que debería ser el lugar más seguro del mundo para el desarrollo psicosocial del niño y
adolescente, porque es el único espacio en que las personas son aceptadas tal como son, es el sitio más
peligroso para uno de cada tres niños y adolescentes del país
En el hogar se violan los derechos de los niños y adolescentes con golpes, insultos, gritos, amenazas, castigos
corporales y tratos humillantes que son utilizados por los progenitores o tutores como métodos correctivos y en
otros debido a la falta de recursos económicos para el sostén de la familia, miles son empujados diariamente a las
calles en busca de sustento, donde también son objeto de una serie de mecanismos de explotación y violencia.
Los progenitores se constituyen en los principales agresores, sumando un 77%, ya que en 44.7% de casos el
agresor es el padre del menor, en 32.9 % lo es la madre y en 2% el padrastro. Resulta alarmante que
aproximadamente tres de cada cuatro niños que sufren abusos, reciban estos malos tratos precisamente de las
personas que debieran proporcionarle un hogar seguro y ser sus principales modelos a imitar.
También se verificó que tíos y tías son responsables del 4.8 % de los abusos, en tanto que los abuelos lo son en
un 3.3 % y los hermanos en un 1.8 %.
Pero la escuela no está exenta de violencia, según los reportes de la Defensoría del Pueblo, de cada 10
estudiantes 7 fue víctima de algún tipo de violencia física, psicológica y sexual durante su permanencia en el
sistema escolar. El principal agente de violencia es el estudiante varón, seguido por el maestro varón, el padre de
familia, el director, el regente y el porero. Las víctimas mayoritariamente son las mujeres.
El principal agente de violencia es el estudiante varón, luego el maestro varón, el padre de
familia, el director, el regente y el portero. Las víctimas son las mujeres

VIOLENCIA SEXUAL TODAVIA ES INVISBLE


Una de las formas más crueles y más frecuentes de violencia contra las
niñas y los niños en Bolivia es la violencia sexual. De acuerdo a datos de
la Misión Justicia en Bolivia, cada día 16 niñas o niños sufren vejámenes
sexuales, sólo en cinco casos estas agresiones se denuncian porque en
muchos casos el agresor es un familiar o del entorno social del hogar y
sólo el 0,2% de las victimas reciben terapia especializada y apoyo
psicológico.
Muchas de estas violaciones derivan en embarazos infantiles, según la
responsable del área del área de Atención Continua del Ministerio de
Salud, Mariana Ramírez, al destacar que sólo de enero a julio de 2017 se
registraron 2.500 niñas entre 10 a 12 años de edad que están
embarazadas. Según estas cifras, cada día -en promedio- 12 niñas
quedan embarazadas.

Según el reporte de la Defensoría del Pueblo, el 75% de las agresiones


sexuales ocurren dentro del hogar o la escuela; mientras que el 60% por
ciento de los sospechosos de violaciones son delincuentes reincidentes.
Sólo el 0,5% de las denuncias llega a una sentencia, el resto de los casos
no avanza por falta de dinero, tiempo o porque la familia es
amedrentada.

NO PARAN LOS INFANTICIDIOS


Probablemente uno de los extremos de la violencia se presenta en los
casos de asesinatos de niños y niñas por los grados de crueldad con que
se cometen. En la gestión 2018 se registraron 58 infanticidios en Bolivia.
El 75% de los casos se presentaron en Cochabamba y La Paz. En las
últimas semanas conmocionó el asesinato de dos niños menores de tres
años en manos de sus propios padres.

"Es triste cuando (la violencia) se vuelve pan de cada día porque ya no
nos sorprende y eso es peligroso porque se vuelve parte de nuestras
vidas y se desvaloriza los valores humanos de las personas”, señaló el
secretario ejecutivo de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB),
monseñor Aurelio Pesoa.

El religioso remarcó que no sirve de nada que las personas se "rasguen


las vestiduras” al escuchar y observar noticias con casos de infanticidios,
matanzas u otro tipo de hechos delictivos que afectan a la sociedad,
cuando de lo que se trata es de cultivar y aplicar los valores humanos
para construir un país mejor.

En el hogar se violan los derechos de los niños y adolescentes con golpes, insultos, gritos,
amenazas, castigos corporales y tratos humillantes que son utilizados por los progenitores o
tutores como métodos correctivos.
SIN POLÍTICA NI HORIZONTE
Si bien, los bolivianos repetimos como consigna que los niños son el
”futuro” poco o casi nada hacemos por protegerlos y brindarles
condiciones dignas de un ser humano. La dejadez de la sociedad, nace
en las instituciones y las autoridades del Estado, que asignan menos del
0,2% de los presupuestos municipales y regionales para programas
generacionales, la mayoría de los recursos asignados se van a los
hogares transitorios para sustentar sus gastos de alimentación, que con
muchas privaciones apenas cubren la alimentación de los menores.

La instancia del Ejecutivo llamada por ley para velar por los derechos de
los niños y adolescentes no cuenta con una política pública de
prevención de la violencia en los hogares, en establecimientos
educativos ni espacios públicos, pese a haber sido promulgado el Código
Niño, Niña y Adolescente el año 2014, aún no se ha bajado a las
instancias municipales los protocolos de actuación de los Servicios
Integrales Municipales (SLIM)

En los últimos tiempos hemos visto al titular del Ministerio de Justicia,


anuncios de constituirse en querellante para asegurarse de sanciones
enérgicas contra padres violentos, pero no dice nada del Código Niña,
Niño y Adolescente que establece como principio fundamental la
reintegración de la familia, mediante acciones multidisciplinarias de
apoyo a la familia que no se cumplen.

En días previos a la conmemoración del Día del Niño, la delegada de la


Defensoría de Pueblo de La Paz, Teresa Zubieta, lanzó el ingenioso
anuncio de conformar una Red Interinstitucional en favor de los niños
que viven en la calle. La misma estaría conformada por diferentes
autoridades locales, como la Alcaldía, el Servicio Departamental de
Gestión Social (Sedeges), la Defensoría del Pueblo y otras dos
organizaciones. El objetivo de la iniciativa es crear políticas
para ayudar a los pequeños a reintegrarse a sus hogares o buscarles
hogares extendidos.

Es por demás preocupante el desconocimiento de la Defensoría del


Pueblo sobre su propio rol en defensa de la Niñez y Adolescencia, según
el Código Niña, Niño y Adolescente, la defensoría tiene un representante
en los Servicios de atención Integral Municipal (SLIM) cuya principal
función es velar por la reinserción familiar, pero en lugar de actuar
conforme sus competencias solo se encarga de establecer la sanción y
condena, a los padres agresores pero no hay acciones de reintegración y
mucho menor de prevención de la violencia.

Además en el estudio de la Universidad Católica Boliviana se ha podido


identificar que una de las mayores trabas para ejecutar los programas de
reintegración familiar y restitución de los derechos de los niños y
adolescentes institucionalizados son las defensorías de la niñez y
adolescencia, debido a la inestabilidad laboral y falta de competencia
profesional de sus servidores.

Fuera de que está mal remunerados, no acceden a los beneficios sociales


que corresponden a trabajadores de planta porque las contrataciones se
realizan bajo la figura de consultorías en línea, sin cumplir procesos de
selección ni experiencia, lo que reduce la calidad del servicio y de la
atención individualizada, ya que permanentemente son cambiados a la
conclusión de cada contrato, lo que impide dar continuidad y
seguimiento a la situación de los niños y adolescentes.
Cada dia, dos niños son abandonados a su suerte, la mayoría neonatos que son dejados en los
basurales envueltos en bolsas nylon negras

UN PROBLEMA GLOBAL
Los informes de infanticidio, castigos crueles y humillantes, trato
negligente y abandono, abuso sexual y otras formas de violencia contra
los niños y niñas existen desde la época de las antiguas civilizaciones.
Recientemente, la documentación de la magnitud e impacto de la
violencia contra los niños muestra con claridad que es un problema
global sustantivo y grave.
Tiene lugar en todos los países del mundo, en una variedad de formas y
entornos y a menudo está profundamente arraigada en prácticas
culturales, económicas y sociales.

Se estima que en el mundo hay alrededor de 120 millones de niños


viviendo en la calle (30 millones en África, 30 millones en Asia y 60
millones en América del Sur). Además, estos niños son a menudo
víctimas de todo tipo de abusos.

Vistos como marginales, los jóvenes de la calle son, con frecuencia,


víctimas de discriminación. Generalmente, los adultos tienen prejuicios
que los estigmatizan y, en consecuencia, muchas veces se les asocia con
los peligros de las calles. A menudo para estos niños es difícil
reintegrarse a la sociedad.

EMERGENCIA REAL
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef por sus siglas
en inglés) señala que los gobiernos necesitan aceptar que esto es una
emergencia real, aunque no es una emergencia nueva. Durante siglos
los niños y niñas han sufrido violencia a manos de los adultos sin que
fuera vista ni oída. Pero ahora que la escala e impacto de la violencia
contra los niños y niñas se está haciendo visible, no se les puede hacer
esperar más por la protección efectiva a la que tienen derecho de
manera incondicional.
En la gestión 2018, se registraron 58 infanticidios, los victimarios fueron los propios progenitores

LA VIOLENCIA ES PREVENIBLE
“La violencia no es inevitable. Es posible interrumpir el ciclo de
violencia contra los niños, y todos tenemos la obligación de pasar de
inmediato a la acción, por razones morales y de defensa de los derechos
humanos. Podemos prevenir la violencia y debemos hacerlo a partir de
hoy mismo”, destaca el informe de UNICEF.
Señala que es necesario cambiar nuestra cultura de la violencia, por una
cultura del cuidado, buen trato y el respeto en el espacio familiar.

Es importante escuchar al niño cuando toma la palabra, ya que en su


descripción radica la más importante, poderosa y, en muchas ocasiones,
la única evidencia del abuso cometido en su contra. Por ese motivo, es
imprescindible prestarles atención, privacidad y escucharlos sin
juzgarlos.

“Entre las claves para favorecer que los niños tengan unas relaciones
óptimas con los demás está inculcar adecuados modelos de referencia y
una educación desde la más temprana infancia en el entorno familiar,
social y escolar.

Es fundamental transmitir que la comunicación y el diálogo es la vía


para solventar discrepancias y no la agresividad ni el insulto. Ser
amables, tolerantes y respetuosos con los demás no debe ser la
excepción, sino la regla”, recomienda por su parte la psicóloga, Gemma
Del Val Peralta, en Guía Infantil.com

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Maltrato infantil, 2 de cada 3 niños sufren algún tipo de violencia


Bienestar


La mayoría de las personas que ha sufrido maltrato presenta sentimientos de temor intenso, baja autoestima, dificultades
para el relacionamiento con sus pares y conductas agresivas o extremadamente pasivas. | taringa.net

Redacción Central

Publicado el 27/04/2017 a las 0h07

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El hogar, los centros educativos, las comunidades y las situaciones de emergencia humanitaria: estos son sólo algunos de los
escenarios en donde, todos los días, miles de niños y niñas experimentan situaciones de maltrato en los países de América Latina y el
Caribe. De acuerdo a datos de la Fiscalía General del Estado, en 2013 se tenía 500 casos de maltrato con lesiones graves en el país y
12 casos de infanticidio por año, cifra que se ha triplicado en 2016.
El maltrato infantil puede incluir violencia física, psicológica, y sexual, así como también negligencia o cuando el niño o niña es
testigo de la violencia que se da en el ámbito doméstico.
Todos estos son escenarios en donde los niños y niñas deberían sentirse seguros. Esto y el hecho de que a menudo quienes ejercen
ese maltrato son personas conocidas por ellos, dificultan su detección y denuncia, ya sea porque se esconde por vergüenza o porque
se naturaliza como un hecho común.
Existen circunstancias que propician las situaciones de violencia hacia los niños y niñas. La pobreza, la cual es producto de
multiplicidad de factores como ser la inestabilidad política, la guerra y la discriminación, suele ser una de ellas.
Actualmente existen 70 millones de niños y niñas en la región que viven en situación de pobreza, de los cuales dos de cada tres
sufren regularmente violencia física o psicológica.
Otros datos regionales indican que dos de cada tres niños y niñas menores a 15 años experimenta algún tipo de disciplina violenta en
el hogar, mientras que tres de cada 10 estudiantes adolescentes de entre 13 y 15 años son acosados regularmente en sus centros
educativos, según un informe de Unicef titulado "Niños y niñas en América Latina y el Caribe. Panorama 2017".
Violencia sexual
A nivel nacional, cada día 16 niños, niñas y adolescentes sufren algún tipo de agresión sexual. Bolivia supera las cifras mundiales de
violencia sexual infantil y adolescente. Según la Red de Protección a la Niñez y Adolescencia, el 8 por ciento de niños en el mundo
sufre agresión sexual antes de cumplir 18 años, pero en Bolivia el porcentaje es de 23 por ciento.
Las secuelas son duras
Las consecuencias del maltrato infantil son preocupantes. Estudios científicos de todo el mundo evidencian secuelas a corto y largo
plazo en los niños y niñas, dependiendo de la intensidad y el tiempo de duración de la situación de maltrato.
La mayoría presenta sentimientos de temor intenso, baja autoestima, dificultades para el relacionamiento con sus pares, y conductas
agresivas o extremadamente pasivas.
Asimismo, un niño o niña víctima de la violencia tiene menor capacidad para aprender y alcanzar todo su potencial personal, así
como también para hacer contribuciones positivas a la sociedad.
En el marco del Día Mundial contra el Maltrato Infantil, según un comunicado de prensa de Aldeas Infantiles SOS, Bolivia ratifica
su compromiso con la Convención sobre los Derechos del Niño para poner fin a todas las formas de violencia contra las niñas, niños
y adolescentes, y condena todas las formas de maltrato.
Agrega que éste es un problema urgente y, como sociedad, tenemos la responsabilidad de proteger a los niños y niñas de cualquier
forma de maltrato. La visibilización de esta problemática es fundamental para su prevención y para ello es necesario un enfoque
multisectorial.
También señala que poner fin al maltrato infantil es el compromiso que Aldeas Infantiles SOS Bolivia asume como organización, y
lo hace asegurando ambientes protectores y de cuidado familiar, así como evita que los niños y niñas se separen de sus padres y
hogares a causa de este y otros motivos.
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Violencia física – maltrato infantil de niñas, niños y adolescentes

La violencia física – Maltrato infantil de niñas, niños y adolescentes es una problemática que afecta a
un gran porcentaje de niños, niñas y adolescentes a nivel mundial. Según reporta el Observatorio Social
del Ecuador, en el año 2010 el 44% de los niños y niñas de entre 5 y 17 años había sido objeto de
respuestas violentas por parte de sus padres en el hogar ante el cometimiento de alguna falta o no
obediencia. Esto implica un incremento de 9 puntos porcentuales en el indicador, comparado con el
2000, y un estancamiento respecto al 2004. Cuando se observa este indicador más allá del promedio
nacional, para el año 2010, vemos que para los niños y niñas entre 4 y 11 años este indicador se ubica
en el 58%, mientras que para aquellos entre 12 y 17 años disminuye al 22%.[1]

Cabe recordar que es un deber y obligación por parte del Estado, la sociedad y la familia promover de
forma prioritaria el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes, asegurar el ejercicio pleno de
sus derechos y atender al principio del interés superior del mismo. En Ecuador, nuestra Constitución
vigente desde al año 2008 establece los derechos de las niñas, niños y adolescentes como parte de los
derechos de las personas y grupos de atención prioritaria, garantizando la protección contra todo tipo
de violencia. Pero a pesar de aquello la violencia física contra niñas, niños y adolescentes es una
realidad que aún persiste.

La violencia física lamentablemente ocurre en aquellos lugares donde debe brindarse mayor protección
a las niñas, niños y adolescentes, esto es principalmente en el hogar y en las unidades educativas.

El estudio “Niñez y Adolescencia desde la Intergeneracionalidad Ecuador 2016″[2] revela que el 26 %


de los niños y adolescentes reciben trato violento por parte de profesores, que incluye golpes, insultos,
burlas y restricciones en tiempo de recreo. Además, el 74 % de la niñez y adolescencia afirma que
recibe trato no violento de parte de sus profesores, es decir que dialogan, bajan notas o mandan a
llamar al representante.[3]

“En el ámbito del hogar, casi el 40% de los niños, niñas y adolescentes afirmaron haber recibido un
trato violento por parte de sus padres (…)”[4]

La violencia física, el maltrato infantil origina una cadena de violencia, es aquí donde es necesario
mencionar una frase muy conocida “Violencia genera violencia”, según la publicación Niñez y
Adolescencia desde la Intergeneracionalidad, antes mencionada, “casi el 40% de los niños, niñas y
adolescentes que fueron golpeados en sus hogares, provienen de hogares en los cuales sus padres
también fueron maltratados por sus cuidadores”. Motivo por el cual como adultos responsables, como
garantes y protectores de derechos, se debe guiar a la niñez y adolescencia a proceder siempre con
respeto fomentando una convivencia con armonía y de paz.

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IMPACTO DE LA VIOLENCIA SOCIAL EN
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
Martes, 04 de julio, 2017

Por: Mendez, Haide

Es indudable el impacto de la violencia social en nuestros niños, niñas y adolescentes, que afecta en
distintas áreas de su desarrollo, entre ellas, educación, salud, alimentación, seguridad y un nivel de vida
adecuado. Muchos de sus derechos están siendo vulnerados debido a la crisis social que actualmente
afronta nuestro país.

Por: Gladys García Uzcátegui

Nuestros niños, niñas y adolescentes hoy en día se ven impactados por gran cantidad de factores que
vulneran su integridad personal, entre ellos la violación a varios de sus derechos como lo son una
alimentación de calidad, seguridad, salud, educación y un nivel de vida adecuado. Al revisar las cifras
de algunos estudios realizados a nivel nacional (CISOR, Centro de Investigación Social, 2016) de 1099
hogares observamos cómo 1077 de estos, hay un decrecimiento de la ingesta de alimentos con un
aporte elevado de vitaminas y minerales. En encuesta realizada, el 61 por ciento (670 hogares) de las
personas considera que la alimentación no satisface el apetito. De igual modo, se reporta que 345
hogares (de 1526 personas) dejan de hacer la comida una vez al día. En el 67% (736 hogares) no hay
suficiente comida para “todos sus miembros y para todos los días”. Carecer de comida en el hogar es
motivo de preocupación en esos hogares: 105 niños(as) y 113 adolescentes, temen que en sus hogares
se queden sin alimentos.

En cuanto a la salud, de una muestra de 252 niños, niñas y adolescentes, que presentaron alguna
enfermedad, 174 personas buscaron el tratamiento en distintas farmacias, 43 personas reportaron que
les dieron el medicamento requerido en el centro de salud o buscó apoyo de organizaciones y redes de
personas.

Con respecto a la educación, se reporta ausentismo escolar por diversas razones entre ellas por la
carencia de alimentación, por problemas de salud o por insuficiencia de algún servicio público
(electricidad, agua, falta de transporte) en sus centros escolares. En 753 hogares, el dinero no alcanza
para comprar útiles, pagar mensualidad y matrícula del colegio. De estos 1099 hogares, 83 % reportó
que no tiene suficiente dinero para divertirse y salir juntos.

En relación a la seguridad, 132 personas fueron víctimas de la violencia que se desarrolla fuera de sus
viviendas, en las comunidades o en el país, en este sentido, algunos de los familiares que fallecieron
fueron por alguna enfermedad que se complicó por falta de tratamiento y/o atención oportuna en centro
médico asistencial, igualmente por atraco, secuestro o enfrentamiento entre bandas. Fuera del recinto
escolar y de la vivienda la mayoría de los niños(as) y adolescentes entrevistados creen que corren
riesgos, sensación que se nutre con la desconfianza en el rol y desempeño de quienes deberían
garantizar el orden y evitar el delito: la policía.
Al revisar las cifras de niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia desde el año 2013
(CECODAP, Centro Comunitario para el Aprendizaje, 2016) se ha ido incrementando, de 4133 casos
registrados a 9807 casos en el año 2016, es decir un 52 %. De 9807 casos el 49, 27 % son por violencia
social. La violencia social afecta principalmente a adolescentes varones. De una muestra de 408 casos,
248 adolescentes y 6 niños mueren por agresiones de funcionarios de cuerpos de seguridad.

Todas estas situaciones conllevan a su vez a un clima familiar tenso, lleno de preocupaciones que a
diario impactan a los niños, niñas y adolescentes, que se encuentran afectados por la vulneración
frecuente de sus derechos y la disminución en su calidad de vida y el resguardo de su integridad
personal. La crisis económica, social y política que se desarrolla en el país deja sus huellas en las
familias, por la merma en la adquisición y disfrute de bienes y servicios e igualmente por las secuelas
que deja en la interacción entre sus miembros. Todo este panorama, conlleva a problemas de tipo
emocional constantes dentro de la familia, presencia de indicadores de estrés, miedo y la ansiedad en
los padres, por la incesante necesidad de cubrir, no sólo aspectos materiales, sino relacionados con la
calidad de las interrelaciones con sus hijos e hijas.

En el país no se difundieron ni aplicaron las diversas recomendaciones plasmadas en el Estudio Mundial


de Violencia contra los Niños de Naciones Unidas (ONU: 2006) ni las Observaciones Finales a
Venezuela emitidas por el Comité sobre los Derechos del Niño (ONU: 2007 y ONU: 2014) siendo
imposible presentar un balance objetivo sobre los avances en la protección de los niños, niñas y
adolescentes. El Comité recomienda al Estado parte que: a) Adopte todas las medidas necesarias para
lograr la aplicación efectiva de la legislación en relación con los derechos del niño en todas las esferas,
proporcionando los recursos humanos, financieros y técnicos necesarios; b) Garantice la rendición de
cuentas sistemática respecto de todos los derechos del niño, facilitando el acceso efectivo a la justicia y
vigilando de cerca y evaluando los efectos de las leyes, las políticas y los programas; c) Acelere el
proceso de reforma y aprobación de las leyes pertinentes a la aplicación de la Convención.

Es por ello que se considera necesario, priorizar la protección en materia de derechos humanos de los
niños, niñas y adolescentes en contextos de crisis, el Estado debe desarrollar planes centrados en la
defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, invirtiendo de manera prioritaria en ellos
(Principio de Interés Superior y Prioridad Absoluta de la LOPNNA), recurrir a la cooperación internacional
como un mecanismo de protección a esta población, garantizar escuelas como espacios de protección,
implementar programas y servicios para las familias en situación de pobreza y pobreza
extrema, garantizar el acceso a bienes y servicios para todos los niños, niñas y adolescentes que se
encuentren en centros de salud y entidades de atención, fortalecer el Sistema de Protección, promover
mejores condiciones para una sana convivencia en términos de respeto y justicia, garantizando el
cumplimiento de todos los derechos contemplados en la Convención de los Derechos del Niño.

Desde el Equipo en Derechos Humanos de Amnistía Internacional consideramos necesaria la evaluación


de la situación de vulneración constante de los derechos del niño, niña y adolescente en los diferentes
ámbitos y como lo demuestran las estadísticas observadas, la protección y reajuste de políticas públicas
podría garantizar gran parte de la solución a la problemática visibilizada. La protección y garantía de los
derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes tanto en temas como alimentación, salud, educación,
seguridad, entre otros, debe ser de atención prioritaria en la construcción de una sociedad sensible a los
demás.

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Los niños, niñas y adolescentes: población
vulnerable al maltrato y al abuso
21 AGOSTO, 2018

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Índice de contenidos
 1. Introducción
 El maltrato, el abandono, la negligencia, la explotación, el abuso sexual son problemas graves y frecuentes que afectan a la niñez
peruana.
 2. Las cifras de la violencia
 81,3% de adolescentes de 12 a 17 años de edad fueron víctimas de violencia psicológica o física por parte de las personas con las
que viven alguna vez en su vida.
 3. Ley contra el maltrato
 4. Los efectos de la violencia
 5. La naturalización del maltrato infantil
 6. Concepciones que promueven y toleran la violencia
 7. Mensajes que NO debes compartir si estás en contra de la violencia
 8. Es hora de cambiar
 9. Del maltrato al buen trato
 10. ¿Dónde acudir ?
 Fuentes bibliográficas
1. Introducción
De acuerdo a la Convención Internacional sobre los niños y niñas, se entiende por tal, al ser humano menor de dieciocho años de
edad. De acuerdo a los resultados del Censo Nacional que brinda el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) el total de
niños y niñas de cero a 17 años censados, fue de 9’204, 329, del cual el 50.9% son niños y el 49.1% niñas. El 32.7% tiene de cero a
cinco años, el 34.5% de 6 a 11 años y el 32.8% tiene de 12 a 17 años, es decir, son adolescentes.

Por las características propias de su edad los niños, niñas y adolescentes requieren el apoyo de las personas adultas para los
cuidados, afecto y protección. Ellos y ellas deben ser acompañados en su proceso de desarrollo hasta lograr la autovalencia.
Se considera a los niños, niñas y adolescentes una población vulnerable, porque al no contar con autonomía tienen una posición de
desventaja para poder hacer efectivos sus derechos y libertades. La autonomía es algo que van adquiriendo progresivamente a
medida que crecen y se socializan. A veces, este proceso no se logra de manera apropiada por un conjunto de condiciones sociales,
culturales y económicas que les impiden disfrutar de los derechos.

El maltrato, el abandono, la negligencia, la explotación, el abuso sexual son problemas graves y frecuentes que afectan a la
niñez peruana.
De acuerdo al Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia 2012-2021 se considera maltrato infantil a toda acción
u omisión, intencional o no, que ocasiona daño real o potencial en perjuicio del desarrollo, la supervivencia y la dignidad de la niña,
niño y adolescente en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. Esta acción u omisión puede ser
producida por individuos, por instituciones o por la sociedad en su conjunto y supone la vulneración de los derechos de niñas, niños
y adolescentes.
Los niños, niñas y adolescentes son víctimas de violencia dentro de sus familias, instituciones y la sociedad en general cuando no se
les reconoce como sujetos de derechos que necesitan ser protegidos y atendidos; sino que son cosificados para cubrir necesidades de
las personas adultas. Se suma a ello, el inadecuado ejercicio de la paternidad y maternidad que puede ir acompañado de embarazos
no deseados, disfunción familiar, abandono, pobreza, violencia dentro de la pareja, presencia de adicciones, entre otros.

2. Las cifras de la violencia


¿Son los niños, niñas y adolescentes los más maltratados? De acuerdo con la encuesta ENARES del INEI aplicada en el año 2015,
el 81,3% de adolescentes de 12 a 17 años de edad fueron víctimas de violencia psicológica o física por parte de las personas con las
que viven alguna vez en su vida. El 65.6% fue víctima de violencia física. Esto evidencia una cifra sumamente alta, que nos indica
que la violencia es una condición muy frecuente y extendida más que en cualquier otro grupo vulnerable.

Así también, el 73,8% de niñas y niños de 9 a 11 años de edad, alguna vez en su vida fueron víctimas de violencia psicológica o
física por parte de las personas con las que vive. El 58% sufrió violencia física que consiste en golpes con objetos (correa, soga,
palo), jalones de cabello u orejas, cachetadas o nalgadas, pateados, mordidos o puñetazos.

La citada encuesta también abordó la violencia que sufren los niños y niñas entre pares y en el entorno escolar y se encontró que el
75% fue afectado por este tipo de violencia que ocurre en el salón de clase, en el patio o también fuera del horario de clase. Esto
último nos evidencia una situación de polivictimización, donde se puede apreciar que los niños, niñas y adolescentes son víctimas
de maltrato dentro y fuera de sus hogares.

81,3% de adolescentes de 12 a 17 años de edad fueron víctimas de violencia psicológica o física por parte de las personas con
las que viven alguna vez en su vida.
Atención especial hay que ponerle a la violencia psicológica o emocional que se traduce en hablarles con gritos, ponerles apodos,
culparlos, burlarse, asustarlos, amenazarlos. Muchas veces esto se convierte en una forma cotidiana y sistemática de relación entre
adultos cuidadores y niños/as que no es considerada como violencia, por lo mismo que tampoco se toma conciencia de los daños que
genera.

La encuesta no ha abordado la violencia en los niños y niñas menores de 5 años; sin embargo la literatura señala que usualmente son
los más vulnerables debido a que la satisfacción de sus necesidades básicas depende de las personas adultas. De la revisión de los
datos del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual para el primer semestre del año 2018 se tiene que fueron
atendidos en los Centros Emergencia Mujer 19,175 casos de menores de 18 años por violencia, de los cuales 3,519 son menores de
5 años, quienes fueron víctimas de violencia económica, psicológica, física y sexual.

Casos de niños, niñas y adolescentes atendidos en los CEM (enero-junio 2018)


En lo referente a la violencia familiar, los datos del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual evidencian que son
los padres y madres quienes ejercen el papel de maltratadores en cada una de las formas de violencia, incluido el abuso sexual. Lo
grave de esto, es que las personas adultas muchas veces no son conscientes del abuso que cometen porque piensan que simplemente
están ejerciendo un supuesto derecho de corregir o controlar a sus hijos e hijas . Muchos inclusive hacen alusión a las formas de
castigo que recibieron en la infancia y destacan el valor correctivo de los mismos: ” Así me educaron a mi”.

Principal Persona Agresora del Niño, Niña y Adolescente por Grupos de Edad según Tipo de Violencia

Así mismo, la publicación ¿Quienes son asesinados en Lima (GUSHIKEN/COSTA 2010) refiere que un 7.61% de los asesinatos en
Lima está dirigido a niños, niñas y adolescentes.

A continuación te mostramos una infografía con los principales resultados de la encuesta ENARES del INEI.

3. Ley contra el maltrato


En diciembre 2015 se aprobó la Ley N° 30403, que prohíbe el castigo físico y humillante para niños, niñas y adolescentes y
establece la prohibición a que padres, madres o cualquier persona a cargo de los menores de edad el hogar, la escuela, la comunidad,
lugares de trabajo utilice el castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes. Anteriormente a esta ley, los
progenitores tenían el derecho de “castigar moderadamente a sus hijos e hijas”, lo que trajo como consecuencia la impunidad frente
al uso abusivo de la violencia acompañada de graves consecuencias en la vida y salud. Se busca por tanto con esta ley previene las
prácticas equivocadas de utilizar la violencia para controlar a los menores de 18 años en cualquier espacio donde se desenvuelvan,
ya sea el hogar, la comunidad y las instituciones.
Te invitamos a revisar el Reglamento de la Ley N° 30403

4. Los efectos de la violencia


Un estudio de Akemi Tomoda (2009) que abordó los efectos en el desarrollo del cerebro de un grupo de niños que eran expuestos a
golpes o nalgadas al menos una vez al mes concluyó que estos maltratos tienen efectos perjudiciales en el desarrollo cerebral
configurando un menor desarrollo cortical prefrontal es decir, menor materia gris en determinadas áreas del cerebro. Establece
además que duros castigos corporales (HCP) durante la infancia es un factor de estrés crónico, de desarrollo asociado con la
depresión, la agresión y las conductas adictivas.

Por otro lado, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha sistematizado un conjunto de consecuencias sociemocionales,
cognitivas, físicas y conductuales que se muestran en el presente gráfico.
Como resultado de los maltratos no solo se tienen lesiones físicas y psicológicas, sino también efectos graves como la muerte de los
niños y niñas. Esta situación de extrema gravedad revelan una cultura de violencia y tolerancia que es necesario erradicar.

5. La naturalización del maltrato infantil


Se ha revisado la guía: La prohibición de todo tipo de castigo corporal de niños, niñas y adolescentes (NNA): Preguntas y respuestas
más frecuente elaborada por Save the Children, organización especializada en infancia, y destacamos una pregunta en particular que
se hacen las personas adultas con historia de maltrato y la respuesta que plantean.
No me causó ningún daño que me golpearan cuando era niño ¿Estaría dónde estoy si mis
padres no me hubiesen disciplinado físicamente?”
Ninguno de nosotros sabe cómo habríamos resultado si nuestros padres nunca nos hubiesen golpeado o humillado. Al decir
que no les ha causado ningún daño, mucha gente, está negando el dolor que experimentaron cuando los adultos más cercanos a
ellos, pensaban que los podían educar, solamente si les causaban dolor.

Usualmente, los adultos que golpean a sus hijos en nombre de la disciplina empiezan a hacerlo porque ellos mismos fueron
golpeados cuando eran niños. Aunque los estudios demuestran que con frecuencia se sienten culpables por ello, siguen golpeando a
sus hijos, especialmente cuando su paciencia ha llegado a su límite. No tiene sentido echarle la culpa a las generaciones anteriores
por esto, porque estaban actuando de acuerdo con la cultura predominante de la época. Pero sí es erróneo resistir el cambio porque
tenemos miedo de parecer que criticamos a nuestros padres; los tiempos cambian y las sociedades avanzan. El reconocimiento
de niños, niñas y adolescentes como titulares de derechos requiere acciones para erradicar la legalidad y la aceptación social de la
violencia contra niños, niñas y adolescentes, así como las sociedades se han movilizado para erradicar la aceptación de la violencia
contra las mujeres.

Algunas personas dicen: “A mí me golpearon cuando era niño y resulté estar bien.” Pero hay personas que han sufrido todo tipo de
malas experiencias mientras crecían que “resultaron estar bien” como adultos y sin embargo nadie diría que lo que
ellos experimentaron fue bueno. A menudo, es la forma en la que han lidiado con sus experiencias y han cambiado su vida lo que
les ha ayudado a estar “bien”, y no las experiencias en sí mismas.”

6. Concepciones que promueven y toleran la violencia


Según lo señala la encuesta ENARES (2015)

 3 de cada 10 de los padres y madres considera que a las niñas, niños y adolescentes a los que no se les pega se
vuelven malcriados, ociosos y delincuentes.
 4 de cada 10 personas considera que el castigo físico puede ser bueno si no se lesiona a la niña, niño o adolescente.
Este cambio reciente de la norma colisiona con percepciones y prácticas que toleran y aceptan el maltrato como método efectivo
para tratar a los niños y niñas; pues se cuestionan la crianza sin violencia añorando los tiempos antiguos donde el uso del castigo
físico tenía amplia aceptación y se tornan virales a través de las redes sociales mensajes donde elogian la supuesta eficacia de
castigo físico.

7. Mensajes que NO debes compartir si estás en contra de la violencia


Aquí te mostramos algunos mensajes que circulan con bastante frecuencia en las redes y trasmiten mensajes violentos que
toleran y promueven el maltrato hacia los niños, niñas y adolescentes.

Mensaje Análisis
Se muestran cuatro instrumentos de castigo: la chancleta, el
cucharon, la escoba y la correa, con el cuestionable estatus
de “grandes psicólogos de mi infancia”, destacando además
la supuesta virtud de ser gratuitos. Quienes comparten este
mensaje validan la violencia y promueven su uso, basados
en que el miedo y el dolor (impartidos a través de estos
instrumentos) son efectivos para educar, lo que elimina la
necesidad de conocimientos, diálogo, orientación o
consejería; puesto que no se reconoce al niño o niña como
sujeto de derecho ni como un ser pensante y con emociones.
Finalmente, la supuesta gratuidad de estos “grandes
psicólogos” no es tal, pues la experiencia del maltrato pasa
factura a la larga.

Este meme muestra tres instrumentos, la chancleta, la rama


de un árbol (que a veces era espinosa) y la correa. Esto da
cuenta de la frecuencia con que se usaron y se usan para
ejercer el control sobre los niños y niñas, tanto así que
plantea la condición: Si no te golpearon con estos, entonces
no tuviste infancia o no fuiste niño. Quienes comparten este
mensaje, no necesariamente reflexionan o cuestionan la
violencia, sino la justifican y la evocan como parte cotidiana
de los ¿bellos?recuerdos de la infancia. Los niños son seres
humanos con derecho a desarrollarse física, mental, social,
moral y espiritualmente , y para ello necesitan libertad, paz y
trato digno. El golpe, el trato humillante, trastoca la infancia
feliz en traumas.

En la misma línea va este meme, donde la evocación


pretende hacer tolerable el miedo, dolor y angustia que
padecían los niños y niñas cuando eran golpeados. El
mensaje plantea que si nunca te escondiste bajo la cama,
indefenso y presa de un miedo atroz ante una persona que
tiene poder sobre ti, porque es más fuerte y mas grande, no
tuviste infancia. Y es cierto, la infancia saludable donde un
niño cimienta su seguridad, autoestima y respeto se desploma
ante la experiencia del maltrato donde la persona que debe
cuidar, educar y dar afecto en realidad se convierte en
maltratadora.
Otro meme de mucha circulación muestra a una mujer
dando nalgadas a un niño con una chancleta. El contenido
cuestiona algo que ha sido ampliamente documentado: el
daño psicológico que causa la violencia en los niños y niñas;
lo cual es negado y ridiculizado mediante la tesis que “así
nos formaron a muchos y no tenemos ningún daño, por el
contrario…”. Es decir, que quienes hacen suyo este meme,
se reconocen como resultados de una crianza con violencia
que los has hecho supuestamente mejores a otras
personas. Es decir, no reconocen la resilencia para enfrentar
los traumas. El mensaje promueve la violencia hacia los
niños haciendo gala de un supuesto “beneficio” que
tienen quienes se criaron así “respetamos, decimos “por
favor”, “gracias”, “con permiso”, “perdón”, buenos días”,
“cómo estas” ; pues concibe que quien no se crió así se
convirtió en una persona adulta sin buenos modales. Nada
mas lejos de la verdad, pues quienes aprendieron a maltratar
porque naturalizaron el maltrato que recibieron, no saben en
realidad lo que es respeto por el otro; y si bien pueden decir
alguna formulas de buenos modelos, estas no necesariamente
expresan un reconocimiento y consideración, sino algo
aprendido y condicionado por el dolor. Finalmente el
mensaje cierra llamando a no olvidar.

Otro meme muestra como icono una chancleta en mano y


saluda a las madres que utilizaban la violencia para controlar
a sus hijos e hijas. Realzan y reivindican la crianza
violenta que a base de cachetadones, chanclazos y
cinturonazos “educaba” de manera eficiente”. Quienes
comparte y difunden este meme promueven la violencia y
niegan que un niño o niña es un sujeto pensante con
derecho a discrepar. Sencillamente si piensas distinto, nadie
invertirá tiempo en dialogar, pues los más sencillo es
“acomodar la ideas con un cinturonazo” al puro estilo
dictatorial. Hacen mofa de las tendencias de las terapias
alternativas que resaltan el equilibrio de la energía y las
emociones: “con un cachetadon te limpiaban el aura”. Igual,
se felicita la “pura mirada” que tenía el poder de quitar un
berrinche, y nos preguntamos ¿cuánto miedo y angustia?
tendría que estar detrás de esto. Finalmente , cierra en que
de esta manera te ahorrabas el gasto en un psicólogo, lo cual
es falso, pues la violencia pasa factura.
Esto otro meme que es muy compartido por quienes creen
que gracias al maltrato son “buenas personas”. Parten del
mito que si no se recibe correazos enfrentarás el riesgo de
ser vago, delincuente, mal educado y mala persona. Los
estudios revelan que la delincuencia está asociada al
abandono y los malos tratos en la infancia, y si alguien no se
tornó delincuente a pesar de la violencia, no tiene nada que
ver con la eficacia de un correazo sino con otros factores del
medio social. No se habla del estrés postraumático asociado
a la violencia que puede tornarse en apatía y desinterés por
la vida, que es aquello que muchos llaman vagancia. Falta de
rutina, motivación, límites y responsabilidades están
asociadas a la vagancia y no la falta de maltrato.

8. Es hora de cambiar
Las normas son claras, en el Perú la violencia y el trato humillante hacia los niños, niñas y adolescentes están prohibidos. y
la política social del Estado Peruano está orientada a asegurar el goce de sus derechos. A continuación te mostramos el compendio
de normas nacionales e internacionales que protegen los derechos de los niños niñas y adolescentes.

9. Del maltrato al buen trato


El reglamento de la Ley 30403 señala que los niños, niños, niñas y adolescentes, sin exclusión alguna tienen derecho al buen trato,
que implica recibir cuidados, afecto, protección, socialización y educación no violentas, en un ambiente armonioso, solidario y
afectivo, en el que se le brinde protección integral, ya sea por parte de su madre, padre, tutor/a, responsables o representantes legales,
así como de sus educadores/as, autoridades administrativas, públicas o privadas, o cualquier otra
persona. El derecho al buen trato es recíproco entre los niños, niñas y adolescentes.

El buen trato permite asegurar un desarrollo saludable e integral para todos los seres humanos. La citada norma establece que el
desarrollo integral de la niña, niño o adolescente depende de la madre, padre, tutor/a y otros adultos, quienes deben brindar
orientación y dirección necesarias, en función al desarrollo de sus capacidades, a fin de ayudarla/o en su crecimiento para llevar una
vida responsable en la sociedad.

10. ¿Dónde acudir ?


Si conoces de un caso de maltrato infantil puedes pedir orientación llamando a la línea 100 desde cualquier teléfono fijo o celular la
24 horas del día. Ahí recibirás orientación psicológica y legal. Además te orientarán sobre los servicios mas cercanos a tu domicilio
donde puedas recibir apoyo psicosocial para en la denuncia y defensa legal.

También puedes conversar con un especialista en el CHAT 100 de manera anónima y confidencial. Para ingresar debes hacer clic en
el icono que te presentamos a continuación.
Fuentes bibliográficas
 Ley 30403 que prohíbe el uso del castigo físico y humillantes contra los niños, niñas y adolescentes
 Reglamento de la Ley 30403 que prohíbe el uso del castigo físico y humillantes contra los niños, niñas y adolescentes
 Plan Nacional de Acción por la Infancia y Adolescencia 2012-2021
 Encuesta Nacional de Relaciones Familiares ENARES 2015
 Registro de casos de los Centros Emergencia Mujer del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual.
 Akemi Tomoda (2009) Childhood Sexual Abuse Is Associated with Reduced Gray Matter Volume in Visual Cortex of Young
Women
 La prohibición de todo tipo de castigo corporal de niños, niñas y adolescentes (NNA): Preguntas y respuestas más frecuente
elaborada. Save the Children (2015)
 Dosier de la campaña “Sin Pegar ni Humillar, es Hora de Cambiar”

 Elaborado por: Teresa Viviano Llave


ADOLESCENCIAENARESMALTRATO INFANTILNIÑEZ

Maltrato a niños, niñas y adolescentes


Definición y tipologías

Fapmi, 01/09/2010

¿Qué se entiende por maltrato infantil?

Aunque existen diversas definiciones, la de mayor consenso es la elaborada por el


Observatorio de la Infancia en 2008 y recogida en el Protocolo básico de intervención contra
el Maltrato Infantil, al que se refiere como “acción, omisión o trato negligente, no
accidental, que priva al niño o la niña de sus derechos y bienestar, que amenaza o interfiere
su ordenado desarrollo físico, psíquico o social y cuyos autores pueden ser personas,
instituciones o la propia sociedad”.

Tal y como la definición indica, el Maltrato Infantil puede ejercerse tanto por acción o por
omisión. En función de estos parámetros se definen cuatro modalidades básicas de
maltrato: Maltrato físico (nos referimos a cualquier acto no accidental que provoque lesiones
físicas al niño, enfermedades o riesgo de padecerlas), Negligencia(no atender las
necesidades del niño, así como incumplimiento de los deberes de guarda, cuidado y
protección, por ejemplo: no atender su estado de salud, higiene o alimentación), Maltrato
emocional (todas aquellas acciones, generalmente de tipo verbal o actitudinal que
provoquen o puedan provocar en el niño daños psicológicos, por ejemplo: rechazar, ignorar,
aterrorizar, no atender sus necesidades afectivas y de cariño, necesidades de socialización,
desarrollo de la autoestima positiva, estimulación…) y Abuso Sexual (que incluye tanto
conductas de carácter físico, como puede ser la violación, el incesto o la prostitución de
niños, niñas y adolescentes, como otras conductas sin contacto físico, como puede ser la
pornografía infantil o el exhibicionismo ante niños). En relación al Abuso Sexual se considera
dentro del espectro del maltrato no atender adecuadamente al niño en el proceso de
revelación del abuso (mostrar incredulidad, no protegerle del agresor, ignorar la situación,
no atender su demanda de ayuda o no procurarle el apoyo necesario). Todos estos aspectos
resultan extensivos al resto de modalidades de maltrato.

Por otra parte, ha de tenerse en cuenta que el maltrato puede tener lugar tanto en la
fase prenatal, provocando daño al feto (mediante, por ejemplo, hábitos tóxicos de los
padres, alcoholismo, toxicomanías, ausencia de seguimiento médico e incluso agresión física
al feto o la madre gestante), como postnatal, dentro de los cuales se encuadran las
modalidades descritas anteriormente.

También cabe hacer referencia a las modalidades de maltrato en función de los autores, de
manera que podemos hablar de Maltrato Familiar (cuando es ejercido por un miembro de la
misma familia), Extrafamiliar (ejercido por alguien ajeno a la familia), Institucional (cuando
las instituciones no garantizan una atención adecuada al niño) y Social (cuando se dan cita un
conjunto de factores de carácter social / contextual que impiden garantizar la protección y
atención al niño).

En cualquier caso el maltrato influye directamente y de forma negativa en el desarrollo


correcto y pleno de los niños y provoca consecuencias inmediatas y a medio y largo plazo.

¿Qué secuelas puede dejar en el adulto haber sido maltratado de pequeño?

Las consecuencias son muy diferentes en función del caso. Los efectos del Maltrato dependen
de numerosos factores: tipo de conducta, relación víctima / agresor, frecuencia, reacción
del contexto… Suponen efectos inmediatos y en ocasiones crónicos si no se interviene de
forma temprana y adecuada. No está demostrada la transmisión generacional del Maltrato (es
decir, que las víctimas se transformen, a su vez, en maltratadores), aunque sí patrones de
conducta que pueden ser aprendidos y replicados.

Las víctimas de Maltrato Infantil pueden experimentar consecuencias a medio y largo plazo.
Estos consecuentes pueden ser de carácter físico y/o psicosomático y afectan tanto la esfera
afectiva /emocional, conductual y social de las víctimas. Pueden derivar hacia
psicopatología, desarrollo de hábitos disfuncionales, conductas de riesgo y desadaptativa,
pero sobre todo tienen que ver con la pérdida de confianza en los demás, por lo que
presentan dificultades para la interacción social, las relaciones afectivas y en ocasiones, de
carácter sexual.

¿Cómo se pueden prevenir los malos tratos infantiles?

Los consecuentes de las situaciones de Maltrato son suficientemente significativas como para
que el primer esfuerzo que debemos hacer sea prevenir que sucedan. Esta labor supone
varios aspectos. En primer lugar, es necesario que la sociedad en general se
conciencie que el Maltrato Infantil es una realidad más frecuente de lo que nos gustaría
reconocer. En segundo lugar, tanto la sociedad como los profesionales vinculados directa e
indirectamente con la infancia y la adolescencia deben formarse al respecto, aprendiendo
a reconocer los indicadores de Maltrato. Esto también implica que conozcan sus
responsabilidades como ciudadanos y los dispositivos a los que pueden acudir para comunicar
sus sospechas. La notificación de la sospecha es el elemento clave para la activación de
los recursos que pueden garantizar, tras la evaluación de las evidencias, la integridad del
niño y su atención. En tercer lugar, y no por ello menos importante, es necesario capacitar a
los padres para el ejercicio de sus funciones de forma positiva y constructiva. En este
sentido, resultan fundamentales los programas de desarrollo de competencias parentales y
las Escuelas de Padres y Madres.

%%%%%%%%%%%%%%%

Violencia contra niños y adolescentes: características de los casos


reportados en un Centro de Referencia del Sur de Brasil
Priscila Arruda da-Silva1 , Valéria Lerch Lunardi2 , Guilherme Lerch Lunardi3 , Ceres Braga Arejano4 ,
Andréa Stifft Ximenes5 , Juliane Portella Ribeiro1

1
Doctora en Enfermería por la Universidad Federal do Rio Grande, Rio Grande do Sul. Brasil. E-mail:
patitaarruda@yahoo.com.br

2
Doctora en Enfermería. Docente del Programa de Posgraduación en Enfermería; Universidad Federal do Rio
Grande, Rio Grande do Sul. Brasil.

3
Doctor en Administración, Programa de Posgraduacón em Enfermería, Universidad Federal do Rio Grande
(PPGENF/FURG). Brasil.

Doctora en Enfermería, Docente del curso de Psicologia, Universidad Federal do Rio Grande. Rio Grande do Sul.
4
Brasil.

Psicóloga del Centro de Referencia Especializado en Asistente Social (CREAS) Rio Grande/RS. Brasil.
5

RESUMEN

Objetivo

Conocer la epidemiología de la violencia contra los niños, niñas y adolescentes atendidos en un Centro de Referencia
Especializado para la Asistencia Social (CREAS), a partir de los registros de las notificaciones entre enero de 2009 y
mayo de 2014.

Métodos

Estudio descriptivo y documental, de enfoque cuantitativo que examinó 800 historias clínicas de CREAS. El
instrumento de investigación abordó variables sociodemográficas seleccionadas de las víctimas, de los agresores y el
tipo de violencia. Se realizó análisis con estadística descriptiva y uso de software SPSS versión 22.

Resultados

El perfil predominante fue de niños y adolescentes blancos, de sexo femenino, con edades comprendidas entre los
siete y los 14 años, que viven en los suburbios. La mayoría de los agresores son varones, con edades comprendidas
entre 20 y 40 años. El estudio identificó a la madre como principal responsable de los ataques, seguida del padre y
padrastro. Hubo predominio de violencia sexual, física y psicológica.

Conclusión

El enfrentamiento del problema de la violencia es complejo, lo que requiere medidas inmediatas de protección.

Palabras clave Violencia Doméstica; Enfermería; Defensa del niño y del adolescente

INTRODUCCIÓN

La violencia contra niños y adolescentes constituye un grave problema social global presente en países
desarrollados y en desarrollo1. Es caracterizada como un asunto de salud pública, por el impacto y sus
consecuencias en el ámbito de la salud individual y colectiva, constituyéndose, por lo tanto, en tema relevante
para la Enfermería.

Relaciones de violencia familiar contra niños y adolescentes, en una concepción foucaultiana, no parecen
tratarse de relaciones de poder, móviles, inestables, con espacios de resistencia, sino, predominantemente, de
estados de dominación: “en muchos casos, las relaciones de poder son fijas, de tal forma que son
perpetuamente disimétricas y donde el margen de libertad es extremamente limitado. Datos de un estudio
realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia3, en 190 países, revelan que en todo el mundo,
cerca de 120 millones de niñas y jóvenes con menos de 20 años de edad (aproximadamente una de cada diez)
fueron forzadas a tener relaciones sexuales o a practicar otros actos sexuales. En relación a la violencia física,
cerca de 17% de los jóvenes de 58 países fueron objeto de duras formas de castigo físico practicados como
forma disciplinaria3.

La complejidad del fenómeno, que acostumbra ser tratado de forma velada tanto por agresores como víctimas,
justifica y exige la implicación de los profesionales que atienden esa clientela para notificar los casos,
especialmente por la relevancia en cuanto al dimensionamiento del problema, a las prioridades para la atención
de las víctimas en las diferentes poblaciones y a la definición de planeamiento e implementación de políticas y
programas estratégicos de prevención e intervención 4. Se considera que la notificación de la violencia contra
niños y adolescentes constituye una relación de poder y resistencia 2 del notificador contra el agresor y una
tentativa de ruptura de reproducción de violencia.

En Brasil, el conocimiento sobre la dimensión de la violencia en los servicios de salud aún es escaso,
desconociéndose la frecuencia de los casos de violencia contra niños y adolescentes 5, pues la práctica de
notificación aún está desigualmente implantada. Poco se conoce sobre el contexto político e institucional y los
patrones adoptados para su efectiva puesta en funcionamiento en los diferentes estados. Tampoco se conocen
ampliamente sus flujos y cuál es la movilización de recursos efectivamente desencadenados por la notificación
obligatoria realizada por los profesionales de salud 4.

La adopción de patrones en las informaciones, como la construcción de banco de datos y sistemas de


información sobre las situaciones de violencia, se vuelve relevante, pues permite medir el problema, emitir
informes periódicos y actuales con agilidad, además de producir informaciones confiables y oportunas 6. Para las
autoridades, profesionales y ciudadanos que luchan con situaciones de violencia, el acceso a la información
significa la posibilidad de salvar vidas, hacer valer derechos y garantizar la integridad física y psicológica de las
personas.

El municipio de Rio Grande, donde se realizó el presente estudio, se caracteriza como especialmente vulnerable
a situaciones de violación de la infancia y de la juventud, Se trata de una ciudad portuaria con
aproximadamente 207 mil habitantes, localizada en el centro sur de Rio Grande do Sul, con el segundo mayor
puerto en movimientos de cargas de Brasil 7. Datos del último mapa de los puntos vulnerables a la explotación
sexual de niños y adolescentes en las carreteras federales brasileñas - 2013/2014, realizado por la Policía
Rodoviaria Federal, en conjunto con otros órganos como la Childhood Brasil y la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), revelan un aumento de 12% en los puntos considerados vulnerables de Rio Grande do Sul 8.

Sumado a ese escenario, se vive en el municipio una importante expansión del polo naval, transformando la
región en grandes canteras de obras con trabajadores, predominantemente, del sexo masculino, potencializando
la vulnerabilidad socio-ambiental ya presente en el municipio en cuanto a la violencia y, principalmente, en
relación a la explotación sexual contra niños y adolescentes.

Además, mientras el municipio avanza en términos de crecimiento poblacional, para atender a esa demanda de
desarrolloo económico, existe solamente un Centro de Referencia Especializado en Asistencia Social (CREAS),
desconociéndose, también, de modo sistematizado, cómo está la situación de la violencia contra niños y
adolescentes en el municipio. Se destaca que, solamente en 2009, la notificación de violencia y accidentes pasó
a integrar el Sistema de Información de Enfermedades de Declaración Obligatoria (SINAN).

A pesar del municipio, recientemente, haber implantado la Delegación de Protección al Niño y Adolescente
(DPCA) y el Programa de Acciones Integradas Referenciales de enfrentamiento de la violencia sexual infanto-
juvenil en territorio brasileño (PAIR), así como el Sistema de Vigilancia de Accidentes y Violencias, no se tiene
aún informaciones que permitan evaluar la magnitud del problema de la violencia contra el niño y el
adolescente, haciéndose relevante preguntar: ¿Cuál es el perfil epidemiológico de la violencia contra niños y
adolescentes atendidos en un Centro de Referencia Especializado en Asistencia Social (CREAS)?

La respuesta a esa pregunta puede contribuir a la elaboración de estrategias de intervención y de control de ese
problema, con miras a evitar que nuevos casos de violencia sucedan o que continúen siendo perpetrados en un
círculo vicioso de impunidad e injusticia contra los niños y adolescentes. Puede, además, ofrecer informaciones
para la evaluación de la situación local, ayudando a la identificación de problemas, la proposición de soluciones y
la toma de decisiones como, por ejemplo, la creación de políticas públicas dirigidas al perfil investigado. Así los
resultados de este estudio pueden demostrar la importancia del conocimiento del perfil de la violencia contra
niños y adolescentes para intervención y elaboración de políticas públicas que promuevan la salud y la calidad
de vida en esta región de Brasil.

En esa perspectiva, el estudio tiene el objetivo de presentar el perfil epidemiológico de la violencia contra niños
y adolescentes atendidos en el (CREAS), a partir de los registros de las notificaciones en el período entre enero
de 2009 y mayo de 2014. Específicamente, se busca trazar un perfil de los niños y adolescentes atendidos en
este servicio, el perfil de los agresores y las formas de violencia sufrida.

METODOLOGIA
Se trata de un estudio descriptivo, de abordaje cuantitativo, y análisis documental en expedientess, desarrollado
en el CREAS en el Municipio de Rio Grande. Es una institución que se configura como una unidad pública y
estatal, que ofrece servicios especializados y continuados a familias e individuos en situación de amenaza o
violación de derechos, de acuerdo con el artículo 86 del ECA 9.

El servicio cuenta con un equipo formado por ocho psicólogas, tres asistentes sociales, una educadora social y
una auxiliar administrativa. Aproximadamente docientas familias (víctimas y responsables) son atendidas
mensualmente, a través del encaminamiento de los casos por el Consejo Tutelar o de denuncias de vecinos,
escuelas, servicios de salud. Después de recibir al niño y/o adolescente y su responsable en la institución, se
realiza su acogida, procediéndose, a continuación, a su evaluación psicosocial y a la apertura de un expediente.

Así, se optó por proceder al análisis de los expedientes abiertos entre 1º de enero de 2009 y 31 de mayo de
2014. Los datos fueron recolectados por un único examinador, de enero a mayo de 2014.

Del universo de 931 expedientes implicando niños y adolescentes víctimas de violencia, la muestra estuvo
compuesta por 800 expedientes de víctimas de violencia interfamiliar, con edades entre 0 y 18 años. Como
criterios de exclusión, se consideraron todos los expedientes de personas que no se encuentran en el grupo de
edad estipulado; registros efectuados antes de 2009 y víctimas de violencia extrafamiliar.

Se elaboró un instrumento de recolección con las siguientes variables: informaciones de la víctima (sexo, edad,
color de piel, escolaridad, barrio); características de los agresores (sexo, edad, escolaridad, relación con la
víctima); modalidades de violencia. Después de testados por los profesionales de servicio, se realizó un pre-test
con treinta expedientes, no identificándose ninguna dificultad para ser rellenados y su posterior análisis.

Los datos fueron insertados en planillas del tipo Excel®, realizándose su análisis estadístico descriptivo, con el
software estadístico SPSS versión 17.0. El proyecto fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación bajo el
número 105/2013.

RESULTADOS

A partir del análisis de los 800 expedientes, se identificaron las características de las víctimas, de los agresores
y de la violencia.

Características de las víctimas

Se observó el predominio de la incidencia de casos de violencia en niñas y adolescentes del sexo femenino,
correspondiente a 64,7% del total de las notificaciones. En el análisis por grupo de edad, se observó una mayor
incidencia de los casos de violencia en los niños de 7 a 12 años con 71,9% de los casos notificados. En cuanto al
color de piel, fue claro el predominio de niños y adolescentes blancos agredidos, retratado en la Tabla 1.

Tabla 1 Distribución de frecuencia de las víctimas de violencia, según las variables, sexo, edad, color de piel, escolaridad y
barrio. CREAS, 2009 en mayo de 2014. Rio Grande, RS, Brasil.
En lo que se refiere a la escolaridad, considerando las víctimas cuyo dato referente a la escolaridad fue
identificado, 53,9% de los niños y adolescentes cursaron o están cursando la enseñanza primaria; en cuanto al
lugar de vivienda de las víctimas, se constató predominio en barrios periféricos, representando 72% del total.

Características de los agresores

En el análisis efectuado (Tabla 2) sobre el perfil de los agresores, en 64% de los casos, el agresor es del sexo
masculino y la edad más frecuente, se situó entre 20 y 40 años (36,2%). En cuanto a la escolaridad, presentan
diferentes grados de instrucción, destacándose que 66,6% de los agresores, cuyo dato referente a la escolaridad
fue identificado, cursaron la enseñanza primaria incompleta o completa, caracterizando el predominio de baja
escolaridad. Solamente, 18 agresores (6,8%), tenían nivel superior.

Tabla 2 Distribución de frecuencia de los agresores según sexo, grupo de edad, escolaridad y relación con la víctima. CREAS,
2009 en mayo de 2014. Rio Grande, RS, Brasil.
⃰Se refieren a las denuncias realizadas a través de Disque 100 y Consejo Tutelar

En cuanto a la relación de la víctima con el agresor, en 30,3% de las notificaciones, la madre fue la principal
agresora, seguida del padre con 27,1% de los casos y del padrastro/madrastra en 17,3%. Cabe destacar que,
además de esos, en 24,2% de los casos, los autores eran parientes próximos de las víctimas (hermanos,
abuelos, tíos, cuñados).

Características de la violencia

Considerándose todas las modalidades de violencia y el año, hubo un crecimiento en el número de


notificaciones, principalmente en 2013. Sin embargo, cabe resaltar que, en 2014, hasta el mes de mayo, fueron
notificados 97 casos de violencia involucrando a niños y adolescentes, representando una elevación del número
en comparación con años anteriores a 2013. Además, se puede observar que el abuso sexual ocupó el primer
lugar, seguido por la violencia física. Se destaca que, hasta io la violencia psicológica, tan difícil de detectar,
surgió como tercera modalidad más notificada. Cuando en un mismo caso son identificadas dos o más
modalidades, la violencia física asociada a la psicológica es la que presenta el mayor número, representando 40
casos notificados, conforme puede ser visualizado en laTabla 3.

Tabla 3 Distribución de las notificaciones de violencia interfamiliar contra niños y adolescentes según tipo de violencia y año de
incidencia. CREAS, 2009 a mayo de 2014. Rio Grande, RS, Brasil.

* El año de 2014 corresponde hasta el mes de mayo.

DISCUSIÓN

La realidad analizada permite inferir que el fenómeno de la violencia contra niños y adolescentes es significativo
en nuestra sociedad. Aunque el total de casos notificados, en el período de cinco años sea bastante significativo
(800), ese número posiblemente no representa la real incidencia de violencia contra niños y adolescentes en el
municipio, una vez que el número de notificaciones de la violencia interfamiliar todavía es desconocido en el
mundo entero 4)(10)(11.

En ese sentido, se defiende que la notificación de la violencia interfamiliar contra niños y adolescentes se
constituye en una manifestación de ejercicio de poder del denunciante, lo que puede requerir coraje de
enfrentamiento y temor de represalias. Para Foucault, el poder es ejercido en diferentes y variadas direcciones,
como una red que engloba toda la sociedad: nadie está libre de él. El poder es concebido como una estrategia,
por lo tanto, no es un privilegio12.

En virtud de la dificultad del niño y el adolescente en revelar la violencia sufrida, por su extrema vulnerabilidad y
por el agresor, generalmente, constituirse en un familiar a quien aman y quieren ser amados, además de
tratarse de un fenómeno comúnmente encubierto por la familia y sociedad 11, sumado a la fragilidad del sistema,
a la morosidad institucional y a los trámites legales, muchas víctimas pueden ser re-victimizadas, sea por la
minimización de la gravedad de los hechos o por la poca importancia dispensada a los casos por las
instituciones13.

A pesar de la notificación ser importante en el combate a la violencia, produciendo beneficios para los casos
notificados y constituirse como un instrumento de resistencia12 y de control epidemiológico, la sub-notificación
de la violencia aún es una realidad en muchos países, pues la notificación es reconocida culturalmente como un
proceso de castigo, y no como de asistencia y auxilio, perjudicando el verdadero dimensionamiento de los
eventos violentos11.

Así, los resultados aquí presentados retratan solouna aproximación de la realidad, ya que la decisión de notificar
no se restringe a las determinaciones legales, sino a las peculiaridades de cada caso, estando influida por
factores de orden personal, de ejercicio de libertad para una actuación ética, por las especificidades del caso y
por la propia estructura de los servicios de salud que, en su mayoría, son deficientes, constituyendo así uno de
los principales desafíos para la sociedad el realizar la notificación.

En lo que se refiere al perfil de las víctimas, el sexo femenino y el grupo de edad de 7 a 12 años prevalecieron
entre las víctimas de este estudio en 64,7% y 44,1%, respectivamente, demostrando similitud en comparación
con otras investigaciones14)-(15 que también identificaron el predominio del sexo femenino entre las víctimas, con
64% y 56% y el grupo de los 8 a los 12 años correspondiendo a 38% y 36% respectivamente. La enseñanza
primaria incompleta o completa predominó en 53,9% de los casos, entre las víctimas de esa investigación,
corroborando con otros estudios16)-(17. En relación al color, predominó el blanco (82,3%), diferente de estudios
nacionales18)-(19 e internacionales como en Canadá15),(20, que demuestran asociación de la victimización infanto
juvenil al color, siguiendo un patrón étnico, destacándose pardos y negros. Por lo tanto, ante esos hallazgos, y
su complejidad, se resalta la necesidad urgente de romper barreras culturales y prejucios de una posible
asociación de la violencia interfamiliar contra niños y adolescentes a la baja escolaridad y a negros.

En cuanto a la caracterización de los agresores, los resultados presentan semejanzas con el estudio de Oliveira
et al21, el cual presentó mayor número de casos de violencia en agresores del sexo masculino en 63,7%. Los
datos referentes a la identificación del grupo de edad y del grado de escolaridad señalaron falta de registro en
330 y 536 expedientes, respectivamente, dificultando el análisis de esas variables. Sin embargo, se destaca que
la enseñanza primaria y el grupo de 20 a 40 años predominaron entre los agresores de ese estudio,
corroborando con otras investigaciones 6),(21.

El estudio identificó a la madre como la principal responsable de las agresiones, seguida del padre, similar a
estudios nacionales6),(22 e internacionales3),(23, que identifican a los padres como principales responsables por la
violencia interfamiliar contra niños y adolescentes.

Este dato corrobora la reflexión de que muchos padres aún consideran el uso de la violencia como medida
disciplinaria y educativa, constituyéndose, posiblemente, en la reproducción de prácticas adoptadas por sus
padres y de las cuales ya fueron víctimas en su infancia y adolescencia. Así, por no reconocer los daños
acarreados a la salud de los hijos no solo físicos, sino en la esfera emocional y social, los padres pueden adoptar
el uso de la violencia como práctica educativa, enseñando, también, a sus hijos, el ejercicio de la violencia como
una práctica culturalmente aceptada, que se puede reproducir de forma habitual.

El predominio del abuso sexual, de la violencia física y psicológica, verificado en el presente estudio coincide con
otras investigaciones nacionales21)-(22),(24 e internacionales3. En Estados Unidos, según Averiguación Nacional
sobre la Exposición de los Niños a la Violencia (NatSCEV II), realizado en 2011, fueron registradas tasas de
victimización sexual en niñas entre los 14 y 17 años, en 35% de los casos3.

En Suiza, una averiguación nacional, de 2009, dirigida a niñas y niños con edades entre los 15 y los 17 años,
concluyó que 22% de las niñas y 8% de los niños, habían vivido por lo menos un incidente de violencia sexual,
implicando contacto físico3.

En relación a la violencia física, como ya fue abordado, se puede considerar que un número elevado de niños es
sometido a situaciones de violencia física bajo la forma de disciplina. En media, cerca de seis de cada 10 niños
en todo el mundo, entre dos y 14 años, son regularmente sometidos a castigos físicos (corporales) por las
personas que cuidan de ellos. En media, cerca de 17% de los niños en 58 países viven situaciones de prácticas
severas. En 23 países, los castigos físicos severos están generalizados, afectando más de uno a cada cinco
niños. En Chad, Egipto y Yemen, más de 40% de los niños entre 2 y 14 años de edad sufren formas rígidas de
castigo físico3.

Los resultados de UNICEF refuerzan la idea de que la violencia física culturalmente aceptada está presente en
todas las clases sociales, siendo todavía percibida como un método eficaz para regular el comportamiento de los
hijos y su uso defendido como algo benéfico. Sin embargo, el uso de la agresión corporal, sea leve o pesada, no
educa al niño y al adolescente, pues aunque su uso pueda interrumpir un comportamiento inadecuado, de forma
instantánea, a medio y largo plazo puede llevar a un círculo vicioso25. Además, otro punto a ser considerado
para el gran número de casos de violencia física notificados, posiblemente esté asociado a que la agresión física
puede producir lesiones corporales más fácilmente observables, favoreciendo las denuncias.

La violencia psicológica, que más recientemente ha llamado la atención de los investigadores, aparece como la
tercera más notificada, aunque sea considerada de más difícil identificación como consecuencia de su alto grado
de tolerancia por parte de nuestra sociedad26. Asociada a la violencia física, esa modalidad colabora aún más al
aumento de las estadísticas, corroborando con estudios que muestran esa realidad 21),(26.

La violencia psicológica no implica un ataque corporal, pues es expresada por palabras, gestos, miradas que
humillan, falta de respeto y promueve una baja autoestima en las víctimas. Sin embargo, se puede confirmar, a
través de los hallazgos, que la violencia física vas siempre acompañada de la violencia psicológica, una vez que
el acto de agredir física o sexualmente a un niño le provoca miedo y pavor, dificultando, por eso, su reacción27.

Aunque la negligencia haya sido la modalidad de violencia menos notificada, a diferencia de otros estudios28,
como el realizado abordando la violencia contra niños en Canadá que identificó hasta, 78,3%, cuando es
asociada a otras formas de violencia, su frecuencia ha aumentado, conforme datos de la tabla 3. Ese resultado
permite concluir que la violencia psicológica y la negligencia impregnan prácticamente todas las situaciones de
violencia contra niños y adolescentes, sin embargo no se constituyen, frecuentemente, en el principal motivo de
notificación, sea por su dificultad de detección, sea por la no producción de lesiones visibles o, todavía, por la
difícil sospecha y confirmación.

CONCLUSIÓN

El estudio posibilitó destacar que la violencia inter-familiar es un problema complejo, ya que los agresores no
son personas desconocidas, sino adultos, padres, madres, miembros de familias que mantienen relaciones
próximas con los niños y adolescentes. Además, conceptos arraigados sobre las prácticas de educación de los
hijos y la banalización de la violencia, tratada como un problema de ámbito privado, corroboran tanto para
dificultar su enfrentamiento y denuncia, como para el entendimiento de su notificación como un ejercicio
necesario de poder y resistencia.

A pesar del estudio haber focalizado el análisis de las notificaciones realizadas, teniendo en cuenta conocer el
perfil de las víctimas, de los agresores y de las modalidades de violencia, cabe resaltar la relevante necesidad de
prevención de la violencia, o sea, de actuar antes que el niño y o adolescente tengan justificativa para un boletín
policial, un proceso judicial o ser noticia de periódicos.

El enfrentamiento del problema de la violencia es, también, complejo, requiriendo medidas protectoras
inmediatas, acciones de atención psicosocial destinadas a los niños y a los adolescentes en situación de
violencia, así como de aquellos que son identificados como los agresores y, principalmente, acciones preventivas
por medio de grupos de padres, educadores, profesionales del área de la salud, que posibiliten el intercambio de
experiencias y reflexiones sobre las relaciones familiares.

En cuanto a las limitaciones del estudio, los resultados presentados se refieren solamente a los registros de
casos denunciados en las instancias de referencia, posiblemente no retratando su real incidencia en el municipio
como un todo, considerando el repertorio de dificultades, mundialmente conocidas, para la identificación y la
notificación de cada caso de violación perpetrada en niños y adolescentes. Sin embargo, tal limitación no
imposibilitó la realización de este estudio, cuyas características lo hacen contributivo para el repensar de las
prácticas profesionales, y para la investigación en enfermería/salud, ya que el perfil de niños y adolescentes
identificadas en los 800 registros presentan similitudes con lo descrito en la literatura, corroborando, así, la
necesidad de creación de políticas públicas dirigidas al perfil investigado

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Recibido: 07 de Agosto de 2015; Aprobado: 15 de Noviembre de 2015

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