Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Desde hace algunos años, los terapeutas gestálticos que buscan apoyos
psicopatológicos para su trabajo son cada vez más numerosos. Esto puede comprenderse de
diversas maneras: ante todo, la Terapia Gestalt ha salido de la práctica de grupo y, además,
son cada vez más los terapeutas gestálticos que practican la terapia individual; en
consecuencia, la práctica gestáltica también ha salido de su carácter habitual y la verdadera
relación terapéutica, que comporta una continuidad, reclama referencias teóricas y sólidos
apoyos clínicos. Por otra parte, el contexto evoluciona, el aislacionismo o la oposición
interdiscplinar ya no están en uso: y hoy asistimos, por fin, a una compenetración de teorías y
métodos.
Esto en el mejor de los casos, puesto que dichos autores han aportado todos
contribuciones notables al campo de la clínica y de la psicopatología. Pero algunos no dudan
en buscar sus referencias clínicas en espacios, a mi modo de ver, más inciertos, como los de la
psiquiatría pseudocientífica (DSM III, la biología de los 2 cerebros), de la mística, del
esoterismo, o también de lo transpersonal (Gudjieff, A. Desjardins, la Astrología, etc.),
espacios que representan, probablemente, una contribución para la evolución del hombre y de
las ideas, pero que se alejan del campo clínico como es el nuestro.
Ahora bien, si falta una psicopatología gestáltica – si bien algunos, como I. From,
trabajan en ello desde hace mucho tiempo –, nosotros podemos constatar que esta se
encuentra potencialmente en los textos primeros de la Terapia Gestalt, en particular en el texto
Gestalt Therapy y en el mismo Yo, hambre y agresión, y una de las principales tareas
consistirá, por tanto, en hacer un intento de hacerla pasar de implícita a explícita.
Hecho esto, nos tocará examinar los numerosos trabajos que pueden haber sido
orientados hacia la misma materia en estos últimos decenios, y, como diría Goodman a
propósito de la función-yo, “identificar y alienar” lo que corresponde al “ello” de la Terapia
Gestalt, en tal situación. Es cierto que pretender desarrollarse de forma autárquica y egotista
nos conduciría a la muerte y para sobrevivir es necesario “ir hacia y tomar”; esto es, como
recordaremos, la definición misma del self gestáltico, es decir, del proceso de contacto en
acción.
Pero este “ir hacia y tomar” no puede hacerse sin discriminación. Como decía antes,
nuestras elecciones se organizan en función de nuestro instrumento de trabajo, de nuestra
teoría de la técnica y, en particular, de nuestros conceptos fundamentales, como son “la
frontera de contacto” y “la construcción y la destrucción de gestalts”, acompañadas de sus
consecuencias.
Reconozco que estoy planteándome con ardor una tarea ardua, incluso que soy
pretencioso. Soy consciente de que sobrepasa ampliamente mis posibilidades. Mi proyecto se
limita a un intento de clarificación y de plantear una interrogante en una investigación
coherente de nuestras teorías y de nuestra práctica. Un sistema cerrado está destinado a morir
rápidamente, un sistema vivo está abierto, pero sin coherencia intrínseca se romperá en
fragmentos o se hundirá.
Las páginas que siguen constituyen solamente una introducción, los prolegómenos de
esta deseada psicopatología de la Terapia Gestalt, cuya afinada y profunda elaboración será
objeto de ulteriores publicaciones.
1
Growth Psychology, Models of hearthy Personality, D. Van Nostrand Company, New York, 1977, en particular
el capítulo 7.
2
Conception de l’Homme dan la Gestalt, en “Actas del Congreso de Gestalt en lengua francesa”, París, 1983; y
Ethique de la Gestalt-Therapie, no publicado.
3
Philosophical Foundations of a Gestalt Therapist, no publicado y sin fecha.
DOCUMENTO 87 1
¿Qué es la experiencia?
La Experiencia se sitúa en la frontera entre el organismo y el entorno, la experiencia es
contacto, es funcionamiento de la frontera organismo/entorno. Esta frontera, paradójicamente,
no separa al organismo de su entorno. Según los términos propios de Perls y Goodman que
abren con estas palabras la segunda parte del libro Gestalt Therapy4, opera princeps [de la
TG], la frontera limita más bien el organismo, lo contiene y lo protege al mismo tiempo que
toca el entorno.
“En el interior de esta frontera contacto, donde tú y yo nos encontramos, dentro de esta
frontera hay otras disciplinas: está la fisiología, la anatomía, etc.; en el exterior de esta
frontera está la geografía, la sociología, etc... Pero la psicología se interesa exclusivamente y
toma parte sólo allí donde el ser y lo Otro se encuentran [...] Esta frontera de contacto existe
ciertamente y no es rígida. Es algo que siempre está en movimiento. Siempre es algo que llega
al primer plano y que luego se aleja. Pero nos encontramos siempre. Ya sea que yo te mire y
mis ojos encuentren una “imagen” y yo no pueda ver más allá, ya sea que yo entienda, sienta,
toque... siempre, en el momento en que yo encuentro al otro, hay una frontera. Hay un darse
cuenta (awareness) inmediato. Hay una experiencia”5.
La unidad de la experiencia
Una psicoterapeuta me refería la primera sesión de una terapia que comenzaba con una
joven. La terapeuta describía cómo había sido arrastrada por un río de palabras y cómo era
difícil para ella concentrarse sobre la paciente, pararse sobre éste o aquel aspecto de lo que le
contaba, cómo las preguntas que ella podía plantear o los comentarios que introducía no
provocaban más que confusión, es decir, malestar, y enseguida eran negadas por la paciente
antes incluso de que volviera a comenzar con un discurso pluridireccional e incomprensible.
poder dejar su trabajo de un día para otro y, aún así, tener asegurada su existencia y la de su
familia: él tenía necesidad, decía de no sentirse “encerrado” en su empleo.
Cuanto más adelante van las investigaciones biológicas (en particular en materia de
biología celular), más se confirma este isomorfismo biología-experiencia, incluso cuando el
proceso permanece totalmente desconocido.
Pero esta unidad de la experiencia nos envía de nuevo a dos posibilidades que
profundizaremos ulteriormente: una toma en cuenta la globalidad del campo, la otra ignora
una parte del campo. Una estaría fundada, sobre todo, sobre una unificación de las funciones
ello y yo; la otra sobre una unificación de la función personalidad y de las funciones que
sustituyen al yo.
Esta gestalt inmovilizada está en una relación de heteronomía con relación al campo.
El sujeto puede, por ejemplo, negar la vertiente ambiental del campo y expresar una respuesta
sin confrontarse verdaderamente con una solicitación externa. El entorno puede ser
igualmente excesivo en su demanda y será preciso buscar en una gama (en general
relativamente reducida) de gestalts bloqueadas aquella que se adapte más a la situación y la
6
The structure of Psychopathological Experience, V. Siomopoulos, Brumer-Mazel, New York, 1983. (Hay
versión española “La estructura de la experiencia psicopatologica”, Centro de Terapia y Psicología, Madrid)
DOCUMENTO 87 1
más económica, en otras palabras, la más homeoestática. Las respuestas que el sujeto puede
aportar, por otra parte, podrán no ser más que manifestaciones de las representaciones,
metabolizaciones de la experiencia precedente, o bien lealtad, todo aquello que en Terapia
Gestalt designamos como “función-personalidad del self”, y estas respuestas emergen en la
frontera de contacto sin haber “interesado” la función-ello (necesidades, deseos, pulsiones...)
a la manera de un reflejo condicionado. En este caso, la función-yo que asegura, en un
proceso sano, la puesta en contacto organismo/entorno a través del juego de las
identificaciones y de las alienaciones, queda suspendida, está perdida temporalmente (esto es,
no solicitada) y es remplazada por una forma patológica de experimentar la frontera que
nosotros conocemos bajo los nombres de “introyección, proyección, retroflexión,
confluencia”.
Otro modo de decirlo sería considerar el yo (la función-yo) como separada del resto de
las funciones del self.
Esta unidad de experiencia basada en las gestalts bloqueadas nos obligará a volver,
más adelante, sobre el concepto de estructura.
claramente cómo la experiencia de un sujeto no puede quedar encerrada en el interior del self
“individual” dotado de límites personalizados: ella se extiende al mundo y en particular a los
otros seres humanos, y nosotros nos confrontaremos, sobre otros. Por otra parte, este es el
significado del camino emprendido por W. Cahalan en su artículo titulado Una elaboración
de la teoría gestáltica de la personalidad: la experiencia del self en las relaciones sociales8.
Insiste sobre la dimensión interactiva del self y de las representaciones de uno mismo que le
están unidas.
La estructura de la experiencia.
A) ¿Qué es una estructura?
Es preciso observar que el término “estructura” en alemán es, para los dos
significados, “Struktur”, mientras que cuando se utiliza en la acepción b puede ser sustituido
por el término “gestalt”. Lo mismo sucede en el inglés: en las acepciones a y b es “structure”,
mientras que cuando se utiliza exclusivamente con el significado b puede ser reemplazado por
el término “pattern”.
8
En The Gestalt Journal, vol. VI, núm. 1, 1983 (hay traducción en el Centro de Terapia y Psicología, Madrid).
9
A. Lalande, vocabulaire technique et critique de la philosophie, PUF, París, 1926, 1980.
10
J. Piaget, Le Structuralisme, PUF, París, 1968, 1983.
11
J. M. Robine, Prefacio a Thérapie Familiale Structurale, de Bárbara De Frank-Lynch, ESF, París, 1986.
DOCUMENTO 87 1
que generan solamente elementos que pertenecen a la misma estructura y que conservan sus
leyes”12. La autorregulación designa, por tanto, la función homeostática, la supervivencia y la
manera, más o menos disfuncional, de acabar en un “ajuste creativo” o en la formación de
síntomas.
12
J. Piaget, op. cit.
13
Perls, Hefferline, Goodman, op. cit.
La estructura del crecimiento (II, 1)
La estructura de la figura-fondo (II, 2, 8)
La estructura de una escena olvidada (II, 5, 5)
La estructura y su reevocación.
Las estructuras parciales del self (II, 10, 5)
Estructuras y líneas típicas de demarcación (II, 15)
Estructuras del comportamiento, de la experiencia neurótica (ibidem)
14
Ibidem, II, 15, 11.
15
Ibidem, II, 10, 5. ( la cursiva es mía)
DOCUMENTO 87 1
el self. El mismo self gestáltico no es más que una estructura parcial del organismo, o más
exactamente, del campo organismo/entorno, ya que está limitado por sus autores a la
descripción del proceso de ajuste creativo y no pretende en absoluto representar el conjunto
de la experiencia. Como a Isadore From16 le gustaba precisar en su enseñanza: “Acordaos que
no es el self el que acude a la terapia, sino un organismo humano en su totalidad”.
16
Isadore From es uno de los miembros del grupo que fundó la Terapia Gestalt y el Instituto de Terapia Gestalt
en New York. Fue uno de los primeros pacientes de F. S. Perls cuando éste llegó a New York. Fue él quien puso
en contacto a Paul Goodman con Perls.
17
Op. cit., II, 10, 5.
DOCUMENTO 87 1
Yo prefiero utilizar aquí, al revés que Goodman y Perls, el término “interrupción” por
analogía con epoché (griego: suspensión del juicio), para manifestar el carácter transitorio de
este modo, que el término “pérdida” no mantiene, de otra parte, hablar de “interrupción” no
tiene tantas connotaciones patológicas como hablar de “pérdida” y tendremos ocasión de ver
que, en la temporalidad de un proceso, un momento de pérdida del yo no es, ipso facto, un
momento de patología.
El proceso de la experiencia
Ya hemos visto antes que la Experiencia se manifiesta en la frontera
organismo/entorno y es la función del yo, estructura parcial del self, que asegura este proceso
de contacto en acción a través del juego de las identificaciones y de las alienaciones.
Esta frontera, definida como más fluctuante, al mismo tiempo separa y reúne el
organismo y el entorno. El hecho que emerge aquí depende de ambos, es decir, del campo: es
un evento del campo, una interacción y una “intra-acción” (si puedo permitirme este
neologismo). Es una interacción si se considera el organismo y el entorno como un todo
indisociable (la frontera reúne). El aspecto interactivo considera este evento como una
relación, como un contacto; para que exista relación o contacto es preciso que se den dos
entidades. El aspecto “intra-activo” hace referencia más precisamente a este evento en cuanto
sistema: es un evento DEL sistema, y no EN EL sistema, porque para poder hablar de un
evento EN EL sistema estaríamos constreñidos a aislar ciertas “partes” del sistema y examinar
las relaciones entre ellas. En una concepción sistémica, las partes de un sistema no están
interconectadas de manera significativa a no ser en su referencia a la totalidad.
Sin perder de vista la unidad del campo (la Terapia Gestalt es un método contextual,
decía Goodman)18, la Terapia Gestalt pretende observar el proceso de contacto en acción en el
nivel de la frontera. El contacto, recordemos, es ese “ir hacia y tomar de” que el organismo
establece para sobrevivir. Andar hacia y tomar implican que algo sucede en la frontera, ya sea
que la frontera sea atravesada en un sentido o en otro, hacia o desde el exterior. Dado el juego
de las figuras y del fondo y sabiendo que el self no puede estar plenamente comprometido
más que en una experiencia cada vez (si es necesario, con un juego muy rápido de la
modificación de las figuras), es posible epistemológicamente aislar temporalmente y con fines
descriptivos una “interacción” entre un sujeto y un objeto del campo sistémico global en el
que esta interacción debería considerarse como “intracción”, esto es, fenómeno del campo.
18
Op. cit., II, 2, 6-7.
DOCUMENTO 87 1
Las combinaciones entre estos procesos fundamentales son ciertamente posibles, pero,
a mi parecer, no son más que los resultados del comportamiento, las elaboraciones
secundarias de estos procesos primarios19. Ya en 1935, F. Alexander consideraba que todas
las tendencias mentales eran combinaciones de la ingestión, de la retención y de la
eliminación20. Sin embargo, se puede considerar que es erróneo designar estos procesos como
“tendencias mentales” y sacarlos de su posición de eventos de frontera dependientes del
campo.
La frontera no es, en la Terapia Gestalt, una cualidad del individuo, sino una cualidad
del contacto actual. Es, por tanto, continuamente mudable. Hablar de estos modos
disfuncionales de la frontera de contacto en términos de “tendencias mentales” haría que estos
procesos pertenecieran solamente al sujeto considerado y justificaría, entonces, una auténtica
tipología fundada sobre lo intrapsíquico. En la Terapia Gestalt no se puede hablar del que
introyecta, del que proyecta, etc.; esto podría ser interesante, pero no es su intención hacerlo.
La Terapia Gestalt se concentra sobre el presente en la formación de la figura. Ciertamente no
se trata de desinteresarse por la experiencia del sujeto en proceso de formación de figuas y,
por tanto, empujado a “proyectar” y a “introyectar” según sus deseos (sanos o patológicos).
Pero es preciso no confundir las sedimentaciones de estas experiencias en la elaboración de
formas – tales que puedan ser asimiladas en la función – personalidad del self –, con el
proceso en acción designado por los términos: introyección, proyección, retroflexión,
confluencia y egotismo21.
La temporalidad de la experiencia.
19
Recuerdo aquí la deflexión, la proflexión, la atribución y procesos como la identificación proyectiva, o
también ciertos mecanismos de defensa del yo y del psicoanálisis.
20
The logic of Emotions and its Dynamic Background, citado por O. Fenichel, Théorie Psychanalytique des
nevroses, I, p. 18 (1945), PUF, París, 1953, 1979.
21
Se leerá con interés a este propósito el intercambio de correspondencia entre J. Latner, M. Polster y S. Croker,
publicado por The Gestalt Journal, vol. 5 núm. 2, 1982.
DOCUMENTO 87 1
Ante todo, representan una “subdivisión” de la experiencia que, en cuanto tal, no tiene
otro interés que proponer una posibilidad de individualización, en particular una
individualización de las disfunciones. Además, no es cierto que los términos elegidos sean los
más pertinentes ya que, por ejemplo, términos como “pre-contacto” dejan suponer que se
encuentra “antes” del contacto. Esto es verdad en parte, si se piensa en una definición del
contacto que sería “el pleno contacto” o “el contacto final”, pero conviene darse cuenta de que
esta fase es un momento del proceso de contacto y, por tanto, una forma de los contactos
posibles.
Numerosos gestálticos han retomado este proceso en términos de “ciclo” (ciclo que es
necesario llevar hasta el final para que la gestalt esté completa) y han añadido fases, han
cambiado su designación a precio de un reduccionismo, o incluso de un comportamentalismo
de la experiencia del ajuste creativo que estaba indicado en el origen. Así, el proceso descrito
en particular por el Grupo de Gestalt del Instituto de Cleveland en términos de “ciclo de la
experiencia”. Y también “ciclo de satisfacción de necesidades”, habla de las siguientes fases:
sensación, darse cuenta, energía, acción, contacto, retirada. Otros hablan de emergencia, de
inmersión, de orientación, significación, realización, etc. Estos términos tienen la ventaja de
ser más evocadores que los que Perls y Goodman escogieron, pero no representan en realidad
más que una pequeña parte de la experiencia que se despliega allí en aquel momento y se
puede, por tanto, comprender que algunos hayan necesitado construir el ciclo en 6, 7, 12... o
36 fases para poder evocar la complejidad de los fenómenos implicados.
1.- Pre-contacto.
El cuerpo representa el fondo que da vida y energía a una figura: la sensación, la
necesidad, el deseo, el apetito, la moción pulsional, eventualmente ligada a una estimulación
del entorno. El self funciona sobre todo en la modalidad del ello, integrando algunas
informaciones de la función personalidad que dan sentido a lo que proviene del ello.
22
F. Perls – P. Goodman, II, 12, 3.
DOCUMENTO 87 1
2.- Contacto.
Este movimiento de la figura pasa ahora a segundo plano y alimentará la constitución
de una nueva figura: el entorno en sus posibilidades frente a este estímulo agudizado. “El
entorno” puede así estar limitado a una parte del cuerpo que hace de figura cuando la gestalt
que se crea es una gestalt de sufrimiento o de dolor.
En esta fase, el self opera con la deliberación de la función-yo que realiza las
elecciones y los rechazos, las identificaciones y las alienaciones, que manipula y orienta el
entorno identificándolo con lo que ha tomado forma en el pre-contacto.
4.- Post-contacto.
El “Tú”, el objeto, desaparece a su vez progresivamente en el fondo para ser integrado
y asimilado. Nada pertinente subsiste en el campo, la energía se retira y ninguna figura puede
emerger de este fondo que está experimentando el reflujo.
La historicidad de la experiencia.
Bajo el probable influjo unido de la fenomenología y de la psicología americana, M.
Pinol Douriez23 define la experiencia como el “conjunto de los esquemas de acción y de la
sensibilidad y el conjunto de los esquemas y de las pistas de las que dispone el sujeto en un
momento dado de su historia. Este conjunto depende contemporáneamente del potencial
genético del sujeto y de sus interacciones con el ambiente. La experiencia es la historia del
sujeto, conservada por él, representada gracias a diversos sistemas de intervención y
disponible para nuevos compromisos”.
No es raro encontrar entre los gestálticos un gran quid pro quo a propósito de la
atención que se debe dar al pasado y a la historia. El concepto “aquí y ahora” (introducido por
Rank, y que esto no disguste a quienes quieren encontrar en eso la originalidad de la Terapia
Gestalt). Desde el nivel de concepto operativo ha pasado al de palabra-guía, de slogan, esto
23
Bèbè agi, Bèbè actif, Le fil rouge, PUF, París, 1984.
DOCUMENTO 87 1
es, de regla a la que se somete al paciente, así como al paciente del psicoanálisis se le somete
a la regla de la libre asociación.
Decir que la Terapia Gestalt no se interesa por el pasado sería olvidar dos series de
hechos importantes. La primera tiene que ver con los primeros trabajos del mismo Perls, la
segunda la pertenencia fenomenológica de la Terapia Gestalt.
24
Op. cit., II, 8.
25
Aspects phènomenologiques du temps humain en psychiatrie, en Vepenzs, La folie, le temps, la folie, 10-18,
1979.
DOCUMENTO 87 1
Este artículo ha sido traducido del Quaderni di Gestalt. Rivista semestrale di Psicoterapis della
Gestalt, V, núm. 8/9, enero-diciembre 1989, pp. 65-76, por María Cruz García de Enterría para el
Centro de Terapía y Psicología de Madrid, 1998.