Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Dejando aparte cualquier tipo de pulsión consumista, la razón por la que lo hice fue
porque la promesa de su portada —en traducción libre, «reglas para concentrarse con
éxito en un mundo de distracciones»— parecía hecha a propósito para mí. Creo que
todos los escritores tendemos a distraernos con el vuelo de una mosca, pero este
último año ha sido para mí bastante malo en ese sentido. Por eso, me interesa todo lo
que pueda servir para concentrarme en lo que quiero, que es escribir.
Es solo gracias al trabajo profundo que puedes alcanzar objetivos como convertirte
en un experto. En la escritura como en cualquier otro campo, la diferencia entre un
experto y otra persona cualquiera es que el experto ha dedicado su vida a ello,
realizando un esfuerzo deliberado para mejorar su rendimiento en un aspecto
concreto. Sea escribir, tocar el piano, correr una maratón o arreglar un automóvil, el
experto (entendiendo como experto a aquel que conoce y domina esa disciplina) ha
dedicado muchas horas de trabajo profundo para llegar a ese nivel.
Es algo lógico; si quieres conocer y dominar un campo cualquiera, vas a tener que
trabajar duro en él y practicar constantemente, llevando tus habilidades al límite. Ese
tipo de práctica deliberada es incompatible con cualquier tipo de distracción, como
bien puedes entender y seguramente hayas experimentado. Al fin y al cabo, aprendes
más rápido cuando te concentras en la materia que quieres dominar que cuando no lo
haces ¿verdad?
Pero sabes que no es así. Por algo se le llama superficial, al fin y al cabo.
Los seres humanos nos encontramos en nuestro mejor momento cuando estamos
inmersos de forma profunda en algún tipo de reto. Asimismo, tener objetivos claros
también te ayuda a concentrarte, porque no solo tienes claro lo que importa y lo
que buscas, sino también lo que no debe importarte, que muchas veces es igual o
más importante.
Organiza tu tiempo.
Conseguir un hábito de trabajo profundo requiere que trates tu tiempo con respeto.
Para eso lo mejor que puedes hacer es estructurar tu jornada, organizando cada hora
si es necesario pero manteniendo la necesaria flexibilidad para que esa organización
no te asfixie. Es más fácil que consigas avances de esa manera que si dejas tu día libre
y sin organizar. Si no te organizas, es muy sencillo que tu tiempo se consuma en
navegar por internet o en las redes sociales. Aunque este tipo de comportamiento te
pueda dar satisfacción en el momento, al final de la jornada terminas pensando qué
ha pasado y por qué no te ha rendido el día como esperabas.
Aprende a aburrirte.
La habilidad de concentrarse intensamente es una habilidad que puede y debe
entrenarse, pero cualquier esfuerzo que realices en ese sentido será inútil si no lo
acompañas simultáneamente con un proceso de desintoxicación de las distracciones.
Piensa en un atleta profesional, que debe cuidar su cuerpo incluso cuando no
compite; de la misma forma, tú debes cuidar tu capacidad de concentración cuando
no estés trabajando, permitiéndote aburrirte.
Si lo prefieres, puedes considerar esto. Seguro que conoces la famosa ley 80/20 que
establece que el 80% de tus resultados viene del 20% de las cosas que haces. Toda
actividad, sea ocio, trabajo profundo o trabajo superficial, consume los mismos
recursos limitados: tu tiempo y tu atención. Si inviertes tu tiempo y atención en
actividades que tienen un impacto bajo (ese 80% de actividades que te rinde el 20%
de resultados), no podrás usarlo en aquellas que tienen un impacto alto. Por ejemplo,
pongamos que quieres mantener el contacto con tus amigos; si dejas de dedicarte a
actividades de bajo impacto —como comentar los estados de Facebook de tus amigos
— y te concentras en las de alto impacto —como invitar a tus amigos a tu casa a tomar
café—, terminarás teniendo mucho más éxito en tu objetivo.
Puede que pienses que es una tontería darle tanta importancia a las redes sociales,
pero no es solo el tiempo que consumes en ellas; piensa que detrás de las redes
sociales hay empresas, que ganan dinero con tu tiempo y tu atención. De hecho, se lo
das libremente gracias a un golpe maestro de propaganda: nos han convencido de
que si no usamos su producto, esto es, estamos en su red, podemos perdernos cosas
que pueden importarnos. Y no solo eso, sino que se aprovechan del afán de
protagonismo innato en cada uno de nosotros que nos hace creer que los demás
quieren escuchar lo que tenemos que decir, y que se molestarán si no lo hacemos.
Como puedes imaginarte, ninguno de esos dos aspectos es realmente así. Por eso,
Newport aboga por una aproximación más racional a las redes sociales, en la que
debes identificar cuáles son tus objetivos personales y/o profesionales y usar las
redes sociales, como cualquier otra herramienta, solo si el efecto positivo de cara a
esos objetivos supera el efecto negativo (adelanto que es un ejercicio muy revelador,
y hablaré de cómo ha resultado para mí en la entrada del próximo viernes).
EN RESUMEN
Creo que ha quedado claro que este libro me ha encantado y que ha ejercido una gran
influencia en cómo me planteo este año. El acto de escribir es el trabajo profundo
más cotidiano que existe y por esa misma razón no se le considera como tal, algo que
a mí me pasaba. Sí, reservaba mi tiempo, intentaba dedicarme solo a escribir, pero
siempre había otros elementos que me hacían interrumpirlo. No es que me haya ido
mal del todo con esa técnica (o con la ausencia de ella), pero quiero mejorarlo y por
eso, este año voy a comprometerme con el trabajo profundo. No se trata de una
postura moral o un debate filosófico, es solo que por experiencia he comprobado que
cuando me concentro en mi trabajo es cuando consigo mejores resultados. Y
después de lo que ha sido 2016, quiero tener resultados.
4 Comentarios
lavidaesvida el 09/06/2017 a las 20:54