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ENTREVISTA

Éric Sadin: «La vida está cosechada y estoqueada en servidores»

4 Julio, 2017

Por Facundo Carmona

El 24 de junio, Éric Sadin paseó por Buenos Aires sus sentencias proféticas acerca de la digitalización del
mundo, el conocimiento artificial dinámico y los procesos de subjetivación emergentes. La ocasión fue la
Noche de la Filosofía, un evento diseñado a medida del estilo pop del filósofo francés, cuyo gusto singular
por las cámaras parece convertirlo de a ratos en un trágico trapecista del ridículo y al que las filtraciones
de WikiLeaks y las confesiones de Edward Snowden confirmaron como una de las voces expertas en las
mutaciones tecnológicas y la emergencia de una subjetividad digital: “En La sociedad de la anticipación
investigo la vigilancia global y la capacidad de anticipar fenómenos antes que ocurriesen. En 2011 todos
preguntaban ¿qué dice Éric Sadin? Y hoy en día solo se habla de eso. En 2011 me decían paranoico y en
2013 tuve la confirmación -me hubiese gustado no tenerla- con las revelaciones de Edward Snowden. Me
invitaron todos los medios de Francia a hablar de seguridad y vigilancia global”, cuenta Sadin con la alegría
frívola de una Lolita que hubiera sido ensamblada y desflorada en Silicon Valley. En La humanidad
aumentada. La administración digital del mundo, publicado por Caja Negra, Sadin antepone a la
gubernamentalidad algorítmica un modelo civilizatorio que aboga por la integridad humana. En ese, su
primer texto traducido al español, desarrolla los peligros de la absorción de la existencia dentro de flujos
electrónicos, matiza las posturas más extremas respecto a la técnica y afirma la singularidad humana a
partir de una divergencia ante los flujos informacionales. Sadin radicaliza en esta entrevista con Revista
Paco su opción por la centralidad, la identidad y la soberanía humana.

¿Se puede habitar el mundo por fuera de sus coordenadas digitales?

Deberíamos. Asistimos a una digitalización cada vez mayor del mundo. Hoy, luego de la digitalización
excesiva e histórica de la escritura en los años 70, del sonido en los 80 y de las imágenes y el video en los
90, concurrimos a la digitalización progresiva de los campos simbólicos. En paralelo al progreso de las
redes de comunicación, el estoqueo de todas estas informaciones simbólicas en servidores se volvió
posible. A este momento histórico corresponde lo que se llamó, a fines de los años 90, la Edad del Acceso.
Hoy, para responder tu pregunta, asistimos a lo que podemos llamar una digitalización post-simbólica. El
99% del corpus escrito, de las imágenes, sonidos y videos, son generados en un formato digital. Hay un
nuevo movimiento de la digitalización de lo real. ¿Qué es la digitalización de lo real? Es la extensión de los
captores a través de los objetos conectados. Nuestros comportamientos conectados, la casa conectada,
la balanza conectada, proporcionan un testimonio continuo de nuestros gestos. La vida es la que está
digitalizada, cosechada y estoqueada en servidores. A través de esos datos, tratados por sistemas de
Inteligencia Artificial con una sofisticación creciente, se tiene la capacidad de retroactuar con dos
finalidades principales. Una es ofrecernos servicios adaptados a nuestros perfiles por el conocimiento
cada vez más profundo de nuestro comportamiento. Por ejemplo, los chips electrónicos en las camas
monitorean el sueño y proporcionan un conocimiento más o menos parcial, más o menos completo, del
estado de nuestros sueños. Una retroacción que nos sugiere constantemente opciones. El primer
fenómeno de esta arquitectura, tecnológica y económica, es la mercantilización integral de la vida. La
segunda finalidad radica en la voluntad de una organización algorítmica y automatizada de amplios
sectores de la vida. Esto es posible observarlo sobre todo en el ámbito de las empresas.

¿Sobre qué disposición humana opera la gubernamentalidad algorítmica? ¿Qué preparación cultural
permitió que esa racionalidad funcione?

Hay dos cosas. La primera incidencia, el fenómeno mayor, es esta arquitectura que definimos en conjunto,
una presión sobre la decisión humana, una presión sobre el juicio humano. Hay que ver cómo los sistemas
nos dicen cada vez más la verdad en toda ocasión. Pienso en los asistentes personales digitales como SIRI
de Apple, Google Assistant de Google, Alexa de Amazon. ¿Qué es lo que está en juego acá? Lo que está
en juego es el acompañamiento algorítmico de la vida. Para facilitar lo cotidiano y ofrecernos las
soluciones que se supone que son las más adaptadas. Existe una redefinición de nuestra capacidad de
determinar funciones, de nuestra autonomía histórica de juicio. Podemos pensar que los asistentes
digitales que se suponen que deben acompañarnos en lo cotidiano responden principalmente a intereses
privados. Y buscan hacernos cometer actos de compra. Hay una suerte de ceguera sobre los efectos de
esa delegación que le concedemos a los sistemas y que organizan nuestras existencias individuales y
colectiva.

¿Por qué es tan fácil dejar datos en la web? ¿Tiene que ver con el hecho de que se inauguró una
racionalidad a-normativa, sin sujeto reflexivo, que se alimenta de datos infra-individuales?

Es la noción de «perfil» la que mejor se ajusta a esto y explica la forma de determinar en parte al individuo
contemporáneo. El «perfil» como la suma de gestos que son entendidos en sí mismos y estoqueados en
los servidores para ser tratados por sistemas cada vez más sofisticados. Ese es el conocimiento de los
comportamientos que fue a recolectar la NSA en los años 2000, y que Snowden reveló. La navegación por
internet es importante pero no deja de ser parcial, los videomensajes, las comunicaciones telefónicas,
estoy de acuerdo en que son un volumen importante de nuestra existencia, pero no deja de ser parcial.
Podemos decir que desde junio de 2013 las revelaciones de Edward Snowden pertenecen al pasado. ¿Por
qué digo esto? Porque hoy en día esto se torna parcial frente a una búsqueda de conocimiento integral.
Imagínense de qué umbral estamos hablando cuando hay captores en las camas, en los baños, en los
televisores que analizan nuestras conversaciones. El Google Car, por ejemplo, no implica ir de un punto A
a un punto B, de Buenos Aires a Córdoba, de París a Milán, sino recolectar informaciones a las que hasta
ahora no tenían acceso las grandes empresas. Este entorno no lo teníamos en el 2013. Esto es la
siliconización del mundo.
Habla de perfiles y de los “leaks” de Edward Snowden. No obstante, cuando salieron las filtraciones no
hubo una merma en la conectividad.

Lo que ocurrió es que hubo formas de vigilancia que aparecieron sobre el uso de datos privados. Que
ocurren mucho más hoy que en los años 2000 y que motivó la nueva regulación de la Unión Europea que
va a aplicarse a partir de 2018. Me temo que será una nueva forma de conciencia y de buena conciencia
de nuestro tiempo. No digo que la protección de nuestros datos personales no sea un tema mayor. Todos
tenemos derecho a proteger nuestros datos personales. Pero temo que desde Snowden esto se haya
vuelto la nueva vulgata de nuestro tiempo. Que oculta un tema importante, o más importante, que es la
mercantilización integral de la vida y la «startapización» del mundo. No vemos el vicio inducido por esta
buena conciencia de preocuparnos por los datos personales. Siempre que la consecuencia sea la
utilización integral y la organización algorítmica, son esos los dos desafíos jurídicos del presente y el
futuro. Eso no debe ser ocultado por la obsesión de la buena conciencia neoizquierdoliberal.

¿Emmanuel Macron ocupa ese espacio?

Macron no es un izquierdista liberal, es otra cosa. Algunas asociaciones de protección de libertad personal
ya se lavan las manos ante todo lo que tiene que ver con la mercantilización de la vida y la organización
algorítmica de la sociedad. Lo que digo es sutil. Muchos se rasgan las vestiduras por la protección de los
datos, erigen una buena conciencia al respecto. Muchos pretenden ser víctimas de la vigilancia digital,
pero el problema es más sutil y de fondo. Es una forma de vigilancia mucho más extendida.

¿Qué relación mantiene la gubernamentalidad algorítmica con el neoliberalismo global?

Me hablabas de Macron. Él es lo social-tecnoliberal. Responde a esta doxa global que comparten todas
las fuerzas políticas de izquierda y de derecha. Que creen que la economía de los datos y de las
plataformas va a traer un desarrollo económico radiante. Ese liberalismo luminoso va a permitir, como
decía Macron hace dos años, que todos se vuelvan millonarios. Una suerte de ficción que, en realidad.
responde a un modelo de sociedad soñado por los saintsimonianos. Que busca sacar del medio lo político,
con todas las fricciones y deliberaciones que presuponen, en provecho de una administración sana de las
cosas. Una administración sana y automatizada de las cosas. Es ahí donde la inteligencia artificial toma la
posta para lograr una reorganización alisada, sin fricciones, de sectores de la sociedad cada vez más
amplios. Pues, como sabemos, cada vez que hay humanos que se juntan existen divergencias, conflictos,
fricciones y decisiones en común. Es lo que llamamos lo político, lo democrático.

En este contexto, ¿Donald Trump es una reivindicación de la política o una fuerza entrópica?
Es complicado. Pero quiero responder. Las afirmaciones de Trump buscan reintroducir una dimensión
humana en relación a cierto estado de la globalización y del liberalismo. Así se afirmó. Pudo ser percibido
como una voluntad de repolitizar la economía. Salvo que la economía de Silicon Valley es el principal
vector de crecimiento de la economía norteamericana. Esto no se puede negar solo con discursos. La
segunda cosa es que la voluntad política de Trump no dibuja de ninguna manera una perspectiva
económica virtuosa, nuevos modos de organización virtuosos, una ecología virtuosa, sino modelos
económicos muy viejos. Oponerse al modelo tecnológico de Silicon Valley consistiría en hacer valer formas
de ayuda, formas de organización del trabajo nuevas, una ecología del espíritu, del trabajo, que están en
la vereda de enfrente a las propuestas de Donald Trump. Temo lo que tiene guardado ahí el
tecnoliberalismo, que se reprime, y que Trump quiso negar, reaparezca por la ventana de la política
económica de Estados Unidos de manera muy rápida.

¿Cómo opera el humanismo en su sistema de pensamiento?

El humanismo es uno de los principios que afirman “alto y claro”. Pienso que el humanismo es eso.
Reafirmar la autonomía del pensamiento, nuestra autonomía de juicio singular. Es eso el individuo, no un
perfil. Es la autonomía del juicio en función de su singularidad, de sus convicciones, de su relación singular
con el mundo. Y que determinan su libre capacidad de decisión. Ese es el principio humanista desde el
punto de vista asociado al individuo y a la escala de la sociedad. En la sociedad es la capacidad libre que
tenemos en común de decidir dentro de las contradicciones, una contradicción sana, una oposición sana.
En la deliberación jurídica y democrática relativa al curso colectivo de nuestra existencia. Lo que acabo de
decir recién respecto de la sociedad. El problema es que las producciones humanas están determinadas
cada vez más por la rapidez exponencial. Es tiempo de oponernos a lo exponencial. Que no solo significa
un desarrollo cada vez más rápido de las cosas sino una negación de lo político. Es tiempo de oponer a lo
exponencial nuestro derecho natural, individual y colectivo de hacer valer nuestras capacidades políticas.
Lo humano es esto. La capacidad política de determinar con la mayor libertad posible el curso colectivo
de nuestro destino///////PACO

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