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Capítulo 8
El mundo subvertido
También aquí el control efectivo no fue mucho más allá de las tierras
ribereñas y de aquellas que rodeaban las pequeñas ciudades fundadas,
en realidad apenas poco más que aldeas. Entre ellas, vastos espacios
eran controlados por los pueblos originarios. Garay, el fundador de
Buenos Aires, exploró después los territorios del sudeste bonaerense
hasta el lugar donde hoy se encuentra la ciudad de Mar del Plata. No
encontró metales ni nativos dóciles que pudieran ser sometidos para
explotar su trabajo. Entonces regresó; pasaría bastante tiempo antes de
que los habitantes de Buenos Aires comenzaran a prestar atención a las
tierras del sur. Durante más de un siglo, Buenos Aires vivió de espaldas
a las pampas, mirando a Potosí, a Asunción y al Atlántico.
Resistencias y rebeliones
Las poblaciones originarias no aceptaron sin resistencia la imposición del
dominio colonial a lo largo del siglo XVI. Las acciones iniciales de
distintas comunidades fueron muy firmes y efectivas: muchos españoles
perdieron la vida y varias ciudades debieron ser abandonadas a causa de
los ataques indígenas. Juan Díaz de Solís y varios de sus hombres
murieron al ser atacados durante su desembarco en el Río de la Plata; la
primera Buenos Aires estuvo sometida a duros ataques indígenas hasta
que fue abandonada. En Asunción, en 1538 y 1539, los guaraníes se
rebelaron y resistieron el establecimiento de los españoles; sólo la
habilidad de negociación de Domingo Martínez de Irala, a cargo del
gobierno de la región, logró su pacificación, aunque la ciudad siguió
estando siempre expuesta a los ataques de los pueblos chaqueños o de
otros grupos guaraníes no sometidos. Hacia mediados del siglo XVI, la
imposición del sistema de encomiendas por parte de Irala y los abusos
derivados de ellas provocaron nuevos levantamientos.