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1. Desarrolle las distintas variables que según Meda contribuyen a la construcción del concepto que hoy
conocemos como trabajo.
2. Desarrolle al respecto de la relación que establece Meda entre el trabajo y el fundamento del orden social.
3. Enuncie su propia definición del concepto trabajo tomando como base lo expuesto por Meda.
4. Desarrolle las principales características de las cuatro tesis del fin del trabajo y sus respectivas críticas.
5. Enuncie los postulados de las visiones pesimistas acerca del fin del trabajo.
6. ¿Estamos frente al fin del trabajo o a una alteración de la tradicional vida laboral? Explique.
7. ¿Cuáles son los hechos sociales que según De La Garza Toledo dieron origen al cuestionamiento sobre la
centralidad del trabajo en la sociedad?
9. Desarrolle la visión acerca del mundo del trabajo que posee cada uno de los personajes
Mencionados por Sennett. Y Enuncie como estas son modeladas por la “flexibilidad”.
10. Analice el debate “Regreso a la dignidad del trabajo” escrito por Robert Castell a la luz de los conceptos
teóricos esgrimidos en la unidad 1.
11. Analice el artículo “La profecía aún incumplida de Keynes” de Eduardo Levy Yeyati a la luz de los conceptos
teóricos esgrimidos en la unidad 1.
Unidad 2: Globalización, surgimiento de nuevos modelos económicos y sociales, redefiniciones del rol del Estado.
En este primer capítulo, Bauman define la ética del trabajo como una norma de vida con dos planteamientos. El
primero, es que para conseguir lo que quieres tienes que hacer algo valioso y digno de un pago. Se trata de un
<<quid pro quo >> que es equivalente a << doy algo para que me des >>, es decir, es preciso dar primero para recibir
después. El segundo planteamiento afirma que está mal conformarse con lo conseguido, quedarse con menos en
lugar de buscar más. Por eso trabajar es un valor importante.
En realidad, bajo esta ética del trabajo, se encontraba la ética de la disciplina. Esto quería decir que el obrero tenía
que trabajar con todas sus fuerzas aunque no tuviera motivo para realizar ese esfuerzo. Aquí estaba el problema,
¿cómo obligar a la gente a trabajar sin un sentido concreto? La solución fue habituar a los obreros a trabajar sin
pensar. La imposición de esta ética del trabajo hacia que renunciasen a su libertad.
En la práctica, la ética del trabajo era imponer a los trabajadores control y subordinación. No se podría reflexionar,
evaluar, elegir… si no que te tenías que limitar a cumplir con las obligaciones. Se da prioridad a “lo que se puede
hacer” en lugar de “lo que es necesario hacer”. Si no trabajaban no se sentían realizados, ya que hacían que la vida
de los que no trabajaban fuese pésima. La introducción de las máquinas y la organización del trabajo sometieron a
los obreros a una rutina mecánica.
La ética del trabajo formaba parte del amplio programa moral y educativo, y las tareas que les mandaban formaban
parte del núcleo de lo que más tarde se llamó el “proceso civilizador”.
Muchos fueron los autores que dieron su opinión (Francis Bacon, Descartes, Diderot, Saint-Simon, Auguste Comte…)
pero quizás el más destacado fue Karl Marx, ya que definió el progreso histórico como la irrefrenable marcha hacia el
dominio total de la naturaleza por el hombre.
El tradicionalismo estaba mal visto, era “menospreciado”. Para los pioneros de la modernidad “tradición” era una
palabra mala. Simbolizaba tendencias vergonzosas moralmente y en contra de la ética del trabajo.
En este segundo capítulo, Bauman hace referencia a la sociedad de consumidores y la sociedad de productores,
las diferencias que hay entre estas, como se realiza el cambio de una a otra, y a que se debe este consumo.
La sociedad de consumidores no es simplemente una sociedad que consume. Es una sociedad en la que las cosas de
consumo varían con el tiempo y lugar pero nadie puede sobrevivir sin consumir de una forma u otra, en la que tienen
la necesidad de desempeñar el papel de consumidor y tienen como norma la necesidad y capacidad de consumir
buscando si hace falta la seducción en los productos. Es una sociedad de consumidores en el mismo sentido en que
la sociedad de nuestros abuelos (los que vieron nacer a la industria) merecía el nombre de “sociedad de
productores”. Se les llama así porque los miembros de esa sociedad se dedicaron principalmente a la producción y la
norma que tenían era adquirir la capacidad y la voluntad de producir.
El paso de una sociedad a otra no se realiza de forma tajante, si no gradualmente. Este paso significó muchos
y profundos cambios, ya que lo que antes lo daba el trabajo ahora lo da el consumo. El primero es el cambio en la
forma de cómo se prepara y educa a la gente para satisfacer las condiciones impuestas por su identidad social. La
segunda es que las instituciones clásicas cayeron en desuso, y la tercera, es la rápida disminución de las empresas, el
reemplazo del servicio militar obligatorio por ejércitos pequeños de profesionales voluntarios y el progreso
tecnológico.
También el autor destaca que el trabajo cuando apareció era la principal herramienta para crear tu propio destino, es
decir, la identidad social. Una vez elegida esa identidad social, podía definirse la vocación y el puesto de trabajo para
toda la vida. Sin embargo, elegir una carrera laboral (continua y bien estructurada) ya no es posible para todos. Sólo
algunas personas pueden tener un empleo permanente, seguro y “de por vida”, porque los nuevos puestos de
trabajo suelen ser temporarios o en horarios de tiempo parcial. Así que, sea cual fuere la identidad social que se
quiera buscar, ésta deberá ser flexible para adaptarse a los tiempos laborales actuales.
Las identidades son como los bienes de consumo, tienen que pertenecer a alguien, pero sólo para ser consumidas y
desaparecer nuevamente para dejar paso a otras. Las identidades, por lo tanto, sólo se pueden buscar en el mercado.
No hacen falta mecanismos sociales especializados para la “regulación normativa” , ya que estos antiguos
métodos para el control social perturbarían las funciones del consumidor y resultaría dañino para una sociedad
basada en el deseo y la elección del consumismo. La regulación normativa es por lo tanto “disfuncional”,
inconveniente para el buen desarrollo del mercado; además de ser rechazada por la gente. Una molestia parecida es
la reducción de los servicios sociales, a condición de que esa reducción vaya acompañada de una disminución de los
impuestos. En la práctica lo que importa es el medio, no el fin.
Los productores pueden cumplir su vocación colectivamente porque la producción es una empresa que supone
la división de tareas, la cooperación de los agentes y la coordinación de sus actividades. En cambio, los consumidores
pasa lo contrario. El consumo es una actividad individual, de una sola persona y que a la larga es siempre solitaria. “El
consumo colectivo no existe”.
La libertad de elección mide la estratificación en la sociedad de consumo y define el ideal de “buena vida”. Cuanta
mayor sea la libertad de elección y cuánto más se la pueda ejercer sin restricciones, mayor será el lugar que se ocupe
en la escala social, mayor el respeto público y la autoestima. El ahorro y la inversión sólo tienen sentido porque en
un futuro podrán ampliar las posibilidades de elección. En definitiva se puede decir que es la estética, y no la ética,
el elemento integrador en la nueva comunidad de consumidores. El estatus que se le da al trabajo es gracias al
crecimiento de los criterios estéticos.
Se establecen diferencias entre trabajos. Se clasifican en trabajos de primera categoría o también llamados
“interesantes”, y los de la segunda categoría llamados “aburridos”.
El autor también explica en este capítulo que la sociedad de consumo en la que vivimos es la “vida normal” de los
ciudadanos, siempre viven despreocupados por elegir entre una gran variedad de oportunidades que se les ofrece.
Los pobres, en estas comunidades de consumidores no pueden tener acceso a lo que llamamos “vida normal” y por
lo tanto, no pueden acceder a una vida feliz.
CASTEL:
Las transformaciones tecnológicas tuvieron un efecto cada vez más fuerte en las condiciones salariales, ya que
reemplazaban al hombre por maquinas más productivas. Así, eliminan más empleos de los que crean. Sin embargo,
también es posible que las nuevas herramientas como la computadora lleguen a modificar la naturaleza de la
sociedad salarial, con el trabajo a distancia. Este permite trabajar fuera de la empresa y que quienes ejecuten las
tareas sean trabajadores “independientes”, para así garantizar una FLEXIBILIDAD MAXIMA, ya que de esta forma
negociarían ellos mismos sus riesgos y condiciones de trabajo porque no habría regulaciones colectivas. Con esto se
puede empezar a pensar en una empresa sin trabajadores.
La reflexión sobre el trabajo conduce a minimizar y cuestionar su importancia. No solo la sociedad industrial ha
muerto, sino también la sociedad salarial está condenada. En esta perspectiva, la cuestión social también estallo. Por
un lado se plantea la exclusión de la cobertura de las poblaciones que se desconectaron de los circuitos productivos y
no pueden incluirse otra vez. Así también la nueva cuestión social consistiría en buscar prácticas alternativas capaces
de fundar una ciudadanía social.
El papel del estado después del colapso de la omnipotencia de los mecanismos del mercado, se derivan en dos
observaciones:
1. El surgimiento en américa latina del crecimiento con equidad, mientras que en el resto del mundo se da lo
contrario, aumentando así la desigualdad.
2. Ante una crisis sistemática, hay una incertidumbre sobre el análisis, de modo que si los modelos fracasan
significa que toda la teórica macroeconómica es errónea, por lo que es necesario adoptar otra visión que
inspire una nueva concepción de desarrollo y del estado.
Boyer analiza la reorganización del rol del estado con el objetivo de propiciar un mecanismo gracias al cual se
reduzca la desigualdad, bajo un régimen de crecimiento sostenido a largo plazo. Para explicar cómo se concibió
un régimen así, resume los modelos económicos desde la segunda guerra mundial en adelante.
Conclusiones: los objetivos de la política económica varían con el sistema socioeconómico y así es peligroso aplicar
políticas que llevaron al fin las crisis derivadas de la liberalización, especialmente de las finanzas, o volver a las
políticas posteriores a la segunda guerra mundial sin actualizarlas. El mundo atravesó un periodo de
transformaciones de las economías, las sociedades y las relaciones internacionales, pero las grandes teorías
heredadas solo las analizan de manera imperfecta. A largo plazo, el capitalismo y sus teorías deberían cambiar en
conjunto. El mundo ha cambiado tanto que las teorías del pasado ya perdieron vigencia.
Habla del estado de bienestar y del estado keynesiano, los cuales no se ubican después de la segunda guerra
mundial, sino que hay instrumentos y políticas previas a ese momento. Estos estados se conjugaron históricamente y
juntos supusieron la etapa más exitosa del capitalismo. Puede existir estado de bienestar sin estado keynesiano, pero
no al revés ya que por más de que se formaron conjuntamente, en un momento uno le preparo el camino al otro.
Con la crisis del 70 se desmantelan las instituciones del estado keynesiano, ya que es el estado que más ataques
recibió. Además de:
La crisis:
Algunos autores la presentan como una crisis de acumulación, que obedece una suerte de debilidad del proceso de
inversión o acumulación.
En la raíz de la inflación de los 70, se encuentra el financiamiento de la guerra de Vietnam, el déficit ocasionado por
este fenómeno en la balanza de pagos de EEUU incremento las reservas monetarias de otros países sin que se
redujera la base monetaria norteamericana.
HIPOTESIS:
1. Altos índices de inflación y erosión de la inversión a raíz de la política monetaria expansionista de EEUU
entre 1966 y 1972 por el financiamiento de la guerra de Vietnam (en lugar de hacerlo vía aumento de
impuestos). Contribución a la liquidez internacional.
2. Crisis del petróleo (1973): decisión de países de los Emiratos Árabes de no exportar más petróleo a los países
que apoyaron a Israel durante la guerra de Yon Kipur. Esta medida involucraba a EEUU y a sus aliados
europeos occidentales. Esto provocó un aumento de precios e inflación, y una reducción de la actividad
económica de los países afectados.
DE LA GARZA TOLEDO:
Las posiciones de los que estudian el trabajo de diversas formas se dividen en optimistas, que ven en los nuevos
modelos una esperanza liberadora del trabajo humano, de su carácter rutinario, con escaso control del trabajador
sobre sí mismo, hoy fuente de nuevos consensos e identidades con la empresa; y los pesimistas, que ponen el énfasis
en nuevas segmentaciones del mercado de trabajo, la extensión del trabajo precario o atípico, y ven el toyotismo
como una forma superior de control gerencial sobre el trabajo.
Por otro lado, están las reflexiones del FIN DE LA SOCIEDAD DE TRABAJO, que se apoyan en la noción posmoderna de
la desarticulación, del fin de las ideologías o de la historia, que se propusieron enterrar las teorías que destacan la
importancia del trabajo.
La fundamentación del fin del trabajo es teórica: la no centralidad del mundo del trabajo sobre otros mundos de
vida, o bien está basada en datos impactantes pero son ser analizados en conjunto con lo que sucede a la vez en el
ámbito internacional.
El panorama del trabajo y de los sindicatos no parece positivo. Los argumentos del fin del trabajo se resumen en 4
tesis, las cuales el autor va a cuestionar y explicar por qué son negadas.
En cuanto a la primera tesis, relacionada con la mayor heterogeneidad del mercado de trabajo y de las ocupaciones,
es simplista atribuir a las posiciones del mercado laboral la determinación de normas, valores y actitudes. Esta
perspectiva hoy esta desprestigiada.
La heterogeneidad de la clase obrera es de toda su historia, aunque hoy adopte formas diferentes. Según Castell, no
en todos los países avanzados la industria declina en el producto, más bien habría dos trayectorias: la de EEUU, con
declinación industrial; y la de Alemania, con fortaleza industrial y servicios avanzados.
La segunda tesis es más teórica. Se trata de la desarticulación del mundo del trabajo con respecto de los otros
mundos de vida de los trabajadores. Las teorías sociales más importantes de este siglo supusieron una realidad
articulada, y en una parte de estas teorías el trabajo era central. Es difícil sostener la desarticulación absoluta de la
sociedad, más bien hay que plantear articulaciones parciales y la posibilidad de que las articulaciones se rompan o se
puedan crear otras en función de ciertas prácticas.
Otro problema dentro de este razonamiento es la importancia del mundo de vida del trabajo en la construcción de
identidades. Las empresas buscan la creación de una identidad con el trabajador, y a veces lo logran. Es decir, la
relación social entre obreros, supervisores, jefes y gerencia, abre la posibilidad de conflicto o de constitución de
ciertas identidades.
Las identidades surgen a través de dos procesos: uno, el de las experiencias moleculares cotidianas, en las cuales se
conforman rutinas. Y segundo las configuraciones subjetivas serian arreglos sentimentales, valorativos y estéticos,
que permiten dar sentido a las situaciones y actividades rutinarias, pero que ante las extraordinarias pueden entrar
en reconfiguración Y segundo las configuraciones subjetivas serian arreglos sentimentales, valorativos y estéticos,
que permiten dar sentido a las situaciones y actividades rutinarias, pero que ante las extraordinarias pueden entrar
en reconfiguración y acelerarse las asimilaciones.
La tercera tesis, que desprecia al trabajo como creador de valor puede ser enfocada en dos sentidos. Primero, en
cuanto a la riqueza dineraria, que no está en función del valor trabajo, y segundo en relación con la satisfacción de
necesidades humanas a través de los productos del trabajo. La