La buena voluntad hace referencia a la intención con que se realizan las acciones, orientada principalmente en hacer las cosas bien. La buena voluntad es uno de los rasgos psicológicos de los seres humanos, es la facultad que tienen las personas de hacer o no hacer algo. “La buena voluntad no es buena por lo que efectué o realicé, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena solo por el querer, es decir es buena en si misma”. En el ámbito del derecho, la buena voluntad es la aptitud legal para querer disponer de algo y resulta ser uno de los requisitos básicos para la existencia de los actos jurídicos. Los vicios de la voluntad en este sentido son aquellos que hacen anulables los actos logrados lícitamente. 2. RELACION DE LA BUENA VOLUNTAD CON EL DEBER El deber no es más que la buena voluntad, porque el hombre no es un ser únicamente racional, sino también sensible; en el habitan dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible. Por ello sus acciones están determinadas, en parte, por la razón; pero, por otra parte, de lo que Kant llama inclinaciones: el amor, el odio, la simpatía, el orgullo, la avaricia, el placer, los gustos, etc. De modo que surge en el hombre una especie de problema entre la racionalidad y las inclinaciones. La buena voluntad se manifiesta en cierta tensión o lucha contra las inclinaciones, como exigencia que se opone a éstas. En la medida en que ocurre tal conflicto, la buena voluntad se llama deber. En cambio, si hubiese una voluntad puramente racional, sobre la cual no tuviesen influencia ninguna de las inclinaciones, sería, en términos de Kant, una voluntad santa, es decir, una voluntad perfectamente buena. La voluntad situada en el mundo de las condiciones, podría decirse que es buena cuando actúa por deber al entender esta diferencia se comprende que Kant afirma, por un lado, que una voluntad que obra por deber es buena y por otro, que una buena voluntad es la que obra por deber. La buena voluntad es absolutamente buena y no puede ser mala en ninguna circunstancia.
3. LA BUENA VOLUNTAD, EL DEBER Y EL RESPETO A LA LEY
Kant distingue entre acciones realizadas de acuerdo con el deber (acciones legales) y acciones que además están realizadas por respeto a la ley (acciones morales). Sabemos que para Kant la bondad absoluta reside en la voluntad buena, en la voluntad que quiere hacer el bien; sabemos que una buena voluntad es aquella que no sólo cumple la ley, sino que lo hace por respeto a la ley. “El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. Una acción realizada por deber tiene, que excluir por completo las inclinaciones, y con este todo objeto de la voluntad; no queda, pues, otra cosa que pueda determinar la voluntad, si no es, objetivamente, la ley y, subjetivamente, el respeto puro a esa ley práctica.