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La Ética Deontológica de Kant

Profesor Ricardo Anthony Henríquez Henríquez


ÉTICA Y DEONTOLOGÍA JURÍDICA, HUMA-979

Lecturas
Immanuel Kant, Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres
1. Prólogo
2. Primer capítulo
3. Segundo capítulo, sólo las páginas 21–52

Algunos Temas Kantianos

1. Pureza. En las páginas 4-7 del prólogo, Kant usa 18 veces alguna forma de la palabra "pureza"
para describir el programa moral que está a punto de ofrecer. ¿Qué significa esto? ¿Qué está
tratando de purificar? Quiere purificar la moralidad de sus elementos prudenciales y
antropológicos y, al hacerlo, identificar la verdadera esencia de la moralidad. Él sabe que gran
parte, si no la mayoría, de lo que parece hecho "moralmente" (como ser honesto o amable) en
realidad está motivado por el interés propio. Si bien no hay nada de malo en ser honesto para
salvaguardar la reputación o evitar problemas, el agente no merece crédito moral por tales
acciones, ya que fueron motivadas por alguna agenda práctica, invisible y sutil. Las acciones
morales se hacen por principio; no se hacen por una razón empírica.

“El fundamento de la obligación no debe buscarse en la naturaleza del hombre o en las


circunstancias del universo en que el hombre está puesto, sino a priori exclusivamente en los
conceptos de la razón pura.”

2. Imperativos Hipotéticos y Categóricos. El tema anterior de la pureza se explica


estructuralmente por la distinción que establece Kant entre los imperativos hipotéticos y
categóricos; los imperativos se expresan como "deberes"—algo que una voluntad imperfecta
como la nuestra saber que debería hacer, pero que no necesariamente desea hacer (ningún
"deber" se aplica a una voluntad divina). La premisa antropológica de Kant es que la condición
humana es una de debilidad: el bien moral es algo así como la fuerza moral.

“Porque lo que debe ser moralmente bueno no basta que sea conforme a la ley moral, sino que
tiene que suceder por la ley moral.” (p. 4)

La fórmula de un imperativo hipotético es: Si quiero A, debo hacer B.


La fórmula de un imperativo categórico es: Debo hacer C.

La antropología práctica está estructurada por imperativos hipotéticos. Esto es prudencia o,


como lo llama Kant, "un amor propio más o menos refinado," que no es necesariamente
inmoral, pero que no merece la etiqueta de "moral." Nota que la palabra clave del imperativo
hipotético es "si": Kant cree que esto muestra que un imperativo hipotético no es
verdaderamente moral, porque depende de los estados de ánimo o el deseo. Kant quiere que la
moralidad sea incondicional, no contingente y absoluta, porque se basa finalmente en un valor
absoluto: el ser racional.
Kant está tratando de ubicar algo en la experiencia humana con que uno siente un deber puro,
por razones morales mas no por motivos ocultos. ¿Qué haces simplemente porque deberías?
¿Haces algo por principio? Es una pregunta seria si existe tal cosa en la experiencia humana. Si
no hay nada que responda a esta fórmula, no existe la moralidad humana.

3. Anti-Consecuencialismo. La teoría moral de Kant es el ejemplo más famoso e influyente del


anti-consecuencialismo. El valor moral de una acción, en opinión de Kant, se deriva del carácter
de la acción en sí, o sea si es que se hace basándose en un sentido de respuesta obediente a la
ley moral—mas no basándose en los resultados esperados de la acción.

Kant ofrece una crítica de lo que podría llamarse la "lógica de la maximización" en la moralidad.
Si seguimos la lógica del consecuencialismo, no hay acción que esté en sí misma equivocada,
ninguna acción que podamos prohibir siempre y en todas partes. Para el consecuencialista, si el
resultado esperado de una acción terrible (por ejemplo, la muerte de un niño inocente)
produciría menos del mismo tipo de acción (por ejemplo, matar a un niño inocente salvaría a
100 niños inocentes de un destino similar), entonces la acción podría estar justificada: ésta es la
"lógica de la maximización." Kant rechaza enfáticamente este enfoque: lo que está mal, siempre
está mal, independientemente de las circunstancias o consecuencias.

Kant insiste en que el principio moral fundamental no puede ser en sí mismo un principio
práctico, o todo en la moralidad estaría supeditado (tendría que ceder) al conjunto particular de
circunstancias en que uno se encuentre. Los principios morales, en opinión de Kant, deben ser
absolutos, categóricos e incondicionales.

Una expresión del carácter absoluto de la afirmación kantiana es su insistencia en que nada en
este mundo o fuera de él puede llamarse absolutamente bueno excepto una buena voluntad.

“Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda
considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad.” (p. 7)

4. Tres Enfoques. La teoría moral de Kant se presenta en tres líneas, cada una de las cuales es
suficiente para explicar la teoría moral. Los tres enfoques son equivalentes entre sí; si satisfaces
uno, necesariamente has satisfecho los otros dos:

a) Paradigma Legal. La primera y más importante expresión del programa kantiano es la


estructura legal: la buena voluntad se traduce en la idea de una respuesta obediente a
la Ley: una acción moral es una acción que concuerda con la Ley (el principio objetivo) y
que es hecho por un sentido del deber (el principio subjetivo). En otras palabras, no sólo
debe uno hacer lo correcto, sino que también debe hacerlo por la razón correcta.

Solo hay una Ley: el Imperativo Categórico Universal.

La primera formulación del IC es: "Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al
mismo tiempo que se convierta en ley universal." (p. 35)

El criterio es, por lo tanto, la universalizabilidad: lo que está bien que yo haga debe estar
bien para que lo hagan todos. Esto es similar a la regla de oro, pero más estricto.
b) Derechos Humanos/La Inviolabilidad. El mismo punto exacto se puede expresar más
personalmente, lo que hace Kant a través de la segunda formulación del imperativo
categórico. A la pregunta: ¿Por qué debería importarme la ley? ¿Por qué me importa
universalizar mi máxima? -- la respuesta de Kant es que el fundamento de la ley es el
valor absoluto del ser racional (la persona). Kant establece una división fundamental
entre cosas, que pueden ser el fundamento del imperativo hipotético y tienen sólo un
valor condicional, y personas, que tienen un valor absoluto y dan fundamento al
imperativo categórico.

Kant expresa este punto en términos de medios y fines: una persona nunca puede ser
utilizada como un medio para un fin (incluso un buen fin); una persona es un fin en sí
mismo.

La segunda formulación del IC es: “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto
en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca
solamente como un medio.”

c) Autonomía/Libertad. A Kant se le ocurre la idea radical, muy acorde con la sensibilidad


liberal moderna, de que el único que puede ejercer dominio sobre la conciencia moral
es el yo. Todo lo demás es amenaza, coerción, incentivo, seducción, recompensa. La
teoría moral de Kant se basa en el esfuerzo legislativo del propio yo: no es necesario
escuchar a Kant, a la comunidad, a la Iglesia, al Estado ni a ninguna autoridad externa.
Escucha tu propia conciencia, que está diseñada para ser un poder legislativo
universalizador. Esto puede parecer fácil e indulgente; sin embargo, es el amo más
severo que se pueda imaginar.

Debido a que nuestras mentes están estructuradas de la misma manera, todos llegamos
al mismo Imperativo Categórico. Puede parecer una invitación al caos decir, como lo
hace Kant, que todos deben seguir su propia conciencia. Pero aunque pueda haber 60
legisladores en el aula en este momento, todos seguimos la dirección de la misma ley
que percibimos interiormente, o sea sólo hay una Ley.

Kant hace una distinción entre la condición de autonomía (literalmente, gobernado por
uno mismo) y heteronomía (gobernado por otras cosas). Las "otras cosas" que pueden
gobernar: miedo, lujuria, vanidad, recompensa o aprobación—pueden impulsar la vida
de una persona, pero al final cada una esclaviza a la persona. Por otro lado, Kant ofrece
un programa en el que la misma racionalidad de uno impulsa la acción de uno.

Paradójicamente, uno logra la libertad a través de la ley; uno está libre de todas las
otras influencias que nos hacen títeres. La libertad de Kant se puede describir como una
"libertad severa." A través de la ley, uno se vuelve moral, racional, libre, digno—todo a
la vez. Uno tiene las cuatro características a la vez o si no, no tiene ninguna.

“El ser racional debe considerarse siempre como único legislador en un reino de fines
posibilitado mediante la libertad de la voluntad, ya sea como miembro (súbdito) o como
jefe (soberano).” (p. 47)
5. Prioridad de la Ley. A menudo, los estudiantes consideran que el segundo o tercer enfoque es
más comprensible o más atractivo, lo cual está bien, pero debe quedar claro que Kant da
prioridad al primero, y por una buena razón. Hay una nota al pie extremadamente importante
en la página 15, parte de la cual dice:

“Todo respeto a una persona es propiamente sólo respeto a la ley (a la rectitud, etc.) de la cual
esa persona nos da un ejemplo."

Si esto no fuera así, caeríamos presa de la lógica de la maximización. Por ejemplo, si dijéramos
que nos dedicamos a la idea del valor absoluto de la persona individual, ¿alguna vez deberíamos
sacrificar a esa persona? Por supuesto que no, queremos decir. Pero, ¿y si pudiéramos salvar a
100 personas, cada una de ellas de valor absoluto, a través de este único sacrificio? ¿Qué
detiene esto? Sólo la formulación abstracta del imperativo categórico universal: el principio
formal (respeto a la ley, no a la persona). Cualquier principio material (respeto a la persona, no a
la ley) es susceptible de un análisis de maximización y costo-beneficio.

6. Contrastes con Otras Escuelas. Podemos entender la deontología de Kant contrastándola con
los programas de otros filósofos:

a) Aristóteles. La primera página del primero capítulo (página 7) es básicamente un ataque


a la ética de Aristóteles. Para Aristóteles, la buena vida es la vida moral. Pero Kant está
preocupado, con razón, de que muchas de las virtudes que alguien puede poseer se
pueden usar tanto para el mal como para el bien, si la voluntad no es buena. (Por
ejemplo, hay criminales inteligentes y valientes, hay personas malas leales, disciplinadas
y trabajadoras, etc.) En opinión de Kant, la moralidad es la condición para merecer la
felicidad, pero él sabe que muchas personas malas son felices y muchas personas
buenas son infelices.

b) John Stuart Mill y el Utilitarismo. Kant entra en conflicto con el utilitarismo, cuyo
principio fundamental es que una acción es correcta cuando produce el mayor bien o
felicidad general (o reduce la mayor infelicidad general). Para el utilitario, los fines
justifican los medios. Es decir, podemos permitir algunos casos de injusticia, siempre
que se avance en el bien mayor. Hacer lo bueno vale más que hacer lo correcto.

Kant desprecia el pensamiento utilitario; él cree que es una fórmula para todo tipo de
maldad. Para Kant, lo correcto debe hacerse, incluso si es inconveniente para nosotros o
para la comunidad. La justicia es más importante que los resultados. Para Kant, hacer lo
correcto vale más que hacer lo bueno.

Entonces, ¿deberías hacer una sola cosa mala, si sabes que el resultado de ello será un
bien bastante mayor? Los utilitaristas dirían "sí," es moral (en un sentido costo-
beneficio del término); Kant diría "no,” no es moral, sin importar qué tan grandes sean
los beneficios.

Muchos piensan en el enfoque de Kant es demasiado duro, demasiado inhumano, que


es pedir demasiado al agente moral exigirle acciones morales sin recompensa alguna.
Pero para los seguidores de Kant, lejos de ser inhumano, el enfoque de Kant es el único
que en verdad respeta la dignidad del ser humano.
c) Newton y el Determinismo Mecánico. En última instancia, Kant está tratando de
mostrar en su obra que hay un espacio en la experiencia humana que permite la
verdadera libertad y la elección moral, que consiste en actuar racionalmente:

“Sólo un ser racional posee la facultad de obrar de acuerdo con la representación de las
leyes (esto es, por principios).” (p. 27)

La implicación lógica de la física newtoniana es que todo lo que hacemos está


determinado por la causalidad física, lo que implicaría que en realidad somos sólo
animales sofisticados. Si eso fuera cierto, lo mejor que podrías ser en este mundo sería
práctico, prudente y exitoso. Pero no hay dignidad en tal existencia. Kant te llama a ser
más que natural: a ser moral, racional, libre y digno.

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