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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Uno de los grandes aportes para la humanidad fue la aparición de la imprenta, con la
consiguiente aparición de diversos medios o contenedores de saberes. Ello implico la
“democratización” paulatina del saber universal. Hacia 1500, tener libros eran
consideraciones de alto status social y muchas veces estos eran considerados como
objetos simbólicos o poseídos por un don sagrado, por ejemplo, la Biblia, de allí que se
ejerciera un cierto poder en cuanto a su manipulación, uso o distribución entre las
diversas capas poblacionales. Así judíos, gitanos, conversos y marranos tenían serias
limitaciones respecto al acceso, y mucho más su uso de las Sagradas Escrituras, hecho
libro.
A las anteriores consideraciones habría que agregarle otras de género. Casi la mitad de
la población del mundo cristiano le estaba vedado el acceso libre a los textos sagrados.
Pues se pensaba, de manera muy fundamentada, que “ellas” pudieran hacer un mal uso
de tales textos. La masificación y consecuente distribución inauguro una serie de
temores. Uno de los principales temores era la tergiversación de la verdadera “esencia”
de la palabra de Dios. Se debería de ejercer un control, pues los seres humanos traducían
distancias y estas estaban marcadas por un líquido vital: la sangre y el problema de la
herencia. Pues era a través de la sangre que se heredaba no solo las virtudes sino los
pecados de sus progenitores.
Como vemos los textos desde que nacen, nacen a instancias de un poder. La educación
que es la institución que se encarga de la formación de los futuros individuos, también
nace dentro de esa perspectiva, es decir que expresa los intereses de la clase social que
está en el poder. Por lo tanto, no podemos concebir un sistema educativo ajeno a las
realidades. Los estudiantes, futuros ciudadanos no acuden de forma voluntaria a los
salones de clase a formarse acorde a sus propias expresiones culturales. No, los salones
de clase son recintos donde se da la, lucha por el poder. Por diseñar una imaginación de
sociedad, pero que esta imaginación responda a determinados intereses. De allí el
interés del Estado por controlar la educación, por diseñar determinados aspectos
constructivos de la personalidad como son la instauración de un tipo societal, de
conformar los imaginarios de nación, los héroes nacionales, las fechas cívicas, los
museos y la selección de objetos que no solamente merezcan ser vistos, sino que sirvan
como ejemplo a los visitantes. Las banderas, los recuerdos y los olvidos, son parte
constitutiva de lo que llamamos educación.
Los textos escolares son la materialización de lo que venimos hablando líneas arriba. Allí
están de manera planificada, muy dosificada “pedagógicamente”, los diversos saberes
que deben de adquirir los estudiantes a una etapa determinada de su vida. El texto
escolar no es producto de libre elección, antes bien es rigurosamente examinado, desde
la tapa hasta la contratapa, desde los colores hasta la nada. Cada argumento, cada idea
es sometida a un escrutinio severo so pretexto de impedir su circulación y tildarlo aun
de antisocial sino responde a las exigencias del currículo oficial, léase, estatal. Entonces
el texto traduce el poder de construir ciudadanos tipo a un sistema social. Los mismos
docentes actúan dentro de los marcos de los textos. Formados en instituciones
educativas estos van a expresar, sin ambages ni titubeos sus opiniones favorables
respecto al texto. En el aula, la autoridad la tiene el maestro, pero también el texto
escolar y su palabra está por encima de la comunidad, pues es un saber “oficial”, que
tiene valor aun si no lo tuviere, este ya está consagrado por la institución escolar que es
expresión del estado/nación.
En cuanto a su estructura interna los textos no solo contienen letras o textos escritos,
sino que contienen imágenes o ilustraciones las cuales varían en sus tipologías, muchas
veces pueden ser fotografías de carácter histórico, o cuadros de renombrados artistas
que ejemplifican una situación dada. Otras son esbozos acerca de situaciones que tratan
de expresar a través de imágenes el texto. Del dicho: “una imagen vale más que mil
palabras” se puede deducir la enorme influencia de la imagen en la construcción de
realidades o representaciones de la sociedad que el autor pretendió lograr en sus
estudiantes. Y es que las imágenes, aun la más fidedigna, no son un testimonio de una
época sino una idea del autor de la imagen acerca de cómo quiso que fuera su sociedad.
Lo que, si interesa de la imagen, ya no como testimonio, sino como prueba de la
representación de su época. De cómo pensaban las cosas o de cómo deberían de ser
esas cosas y como esa sociedad buscaba lograr materializar ese proyecto social.
Entonces hay una preocupación por el libro de texto escolar. No como un medio
pedagógico solamente, que estriba en la capacidad de impulsar aprendizajes, sino como
medio de “poder” (entiéndase manipular, forjar) construir sujetos acordes a la clase
política en el poder. Entonces el texto es un dispositivo político, que forma parte de una
red mucho más grande que el sistema educativo, que pasa desde el Ministerio de Guerra
hasta las políticas culturales de un país. De allí la importancia de su estudio. Europa,
particularmente Alemania, no se han quedado atrás y han impulsado una política del
libro. Iniciaron una política de deconstrucción del libro texto escolar. España a la luz de
nuevos tiempos democráticos que implicaba la caída de la dictadura de Franco, crea el
Centro MANES, como un archivo de los manuales textos libros escolares para analizar,
estudiar y publicar las consecuencias de la formación ciudadana que implicaban el uso
de esos textos. Así el franquismo había creado textos acordes a sus necesidades,
manoseando la historia española nunca se presentada como un régimen despótico sino
como los enviados y representantes de Dios y que cumplían con sus designios divinos.
Irse contra Franco era irse contra Dios. Así se forjaron tipos ideales de españoles, muy
respetuosos de Franco y de Dios. América no era ajena a ello, muy por el contrario, los
eventos de 1492 se presentaban como los designios de Dios y el deber del pueblo
español para con el mundo, y, Franco, lógico, era su continuador y todo esto era a través
de textos escritos y textos en imágenes.
En Francia, Portugal e Italia tampoco son ajenos a ellos y se han trazado una política del
texto. La representación de los migrantes, por ejemplo, en la época actual ha sido
denunciado pues se les presenta estos como desposeídos, carentes de cultura y lo peor
como simples sujetos que viven al margen de la ley. Los partidos de las denominadas
sociedades avanzadas han puesto un grito en el cielo y ven con sumo agrado la
tergiversación de los migrantes y amenazan con romper lazos de ayuda humanitaria al
mundo. El problema de los gitanos, los africanos u otras confesiones religiosas no se
muestran de manera “real” en los textos, sino su tergiversación, de allí la reacción sobre
una política de los textos escolares que reoriente su formación.
En el marco latinoamericano la cuestión es un tanto más álgida. Producto de sociedades
coloniales, con enorme presencia de grandes sectores poblacionales denominados
indígenas como partes constitutivas de la nación no lograron conformar una cohesión
social. Efectivamente los diversos estudios llevados a cabo en Argentina, México, Brasil
presentan estudios muy avanzados e incluso se cuenta con archivos consolidados sobre
el texto escolar. El libro ha tomado el lugar central en los marcos de investigación
educativa, no solo ya desde las ciencias sociales sino ahora desde las ciencias naturales.
En esos estudios se puede ver el problema de inclusión de los denominados indígenas
como sujetos carentes de modernidad, de civilización, anclados en el pasado, siempre a
lado de tecnologías de subsistencia y que viven a expensas de la caridad. Al presentarlos
de manera “ahistorica” estos pasan de sujetos a objetos, pues siempre se necesita de
un interlocutor para expresar sus necesidades. Las imágenes expresan de manera clara
dichas situaciones, la posición de los sujetos indígenas, los colores que acompañan, los
atuendos, etc. los ubican dentro de tales perspectivas.
Situación distinta es la de Chile. Los procesos de democratización tras la caída de
Pinochet, el ascenso de los grupos indígenas mapuches y una cierta toma de conciencia
han iniciado toda una política de revisión del texto escolar respecto a los indígenas y
como se les presenta. Aunque no en la misma importancia que Argentina o Brasil, es un
digno referente a tomar en cuenta.
El caso de Ecuador y Bolivia, junto a Colombia aún están en sus inicios. Muy distinto es
el caso peruano. Salidos de una terrible guerra interna, inaugurada hacia la década de
los ochenta y terminada físicamente 20 años después esta no ha terminado por forjar
una toma de conciencia respecto al problema capital de la guerra. La CVR en una de sus
recomendaciones instaba al estado peruano a reconocer que era la postergación de la
población peruana la verdadera causante de la guerra. La violencia simbólica, el racismo
habían sido causas fundamentales de las atrocidades de la guerra y que era tiempo de
cambiar dicha situación. Y señalaba que la educación era uno de los ejes más
importantes por las cuales se podía democratizar la sociedad. Más los estudios
concernientes a nuestra problemática son muy escasos, tienden por su generalidad a
problemas que no contienen al texto escolar como forma de poder. En el nivel local las
cosas no son muy distintas, aunque sus consecuencias son más que desilusionantes.
En efecto Arequipa contiene dentro de sus marcos geográficos enormes masas
migrantes del interior de las serranías sur andinas, más la problemática del texto, como
aparato ideológico y sus consecuencias en la explicación de la sociedad no han sido en
cuenta. Desde el oficialismo se han creado espacios para una educación intercultural,
pero cuyas conclusiones y demás prerrogativas van desde el poder hacia las masas y no
sentido inverso.
Por todas las consideraciones arriba mencionadas creemos que es de suma urgencia
iniciar estudios que consideren al texto escolar y las consecuencias de su uso en la
conformación de imaginarios y/o representaciones de los indígenas en el Perú. Las
consecuencias de estos estudios podrían traducirse en resultados que responderían a
preguntas medulares como por ejemplo que tipo de ciudadano se forma en las aulas
escolares a través de los textos escolares, como se presenta a los indígenas en los textos
escolares, responden esos textos escolares a la erradicación del racismo, las políticas
interculturales, las políticas de genera e igualdad de derechos que tanto ansia el estado
peruano. Qué tipo de sociedad se construye a través de los textos escolares y
particularmente en sus imágenes son interrogantes que ameritan un estudio, que previa
exploración, aún hay un cierto temor a ser iniciado en el Perú y en la universidad.

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