Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
“Una cosa que piensa es una cosa que duda, que entiende, que concibe, que
afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también y que siente”.
René Descartes
El Dios de Descartes
existencia. Por eso en este trabajo vamos a ver como demuestra Descartes la
existencia de Dios en su pensamiento.
1
Cerraré los ojos ahora, me taparé los oídos, dejaré de hacer uso de los sentidos; borrare inclusive de mi
pensamiento todas las imágenes de las cosas corporales o, o al menos, ya que esto es casi imposible, las
tendré por vanas y falsas; y así, en comercio solo conmigo y considerando mi intimidad, procuraré poco a
poco conocerme mejor y familiarizarme más conmigo mismo . Soy una cosa que piensa, es decir, que duda,
afirma, niega, conoce pocas cosas, ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere, y también imagina y
siente; pues he notado anteriormente, aunque las cosas que siento e imagino no sean acaso nada fuera de
mí y en sí mismas, estoy sin embargo, seguro de que esos modos de pensar, que llamo sentimientos e
imaginaciones, en cuanto que solo son modos de pensar, residen y se hallan ciertamente en mí.
2
Además la idea por la cual concibo a Dios soberano, eterno, infinito, inmutable, omnisciente, omnipotente
y creador universal de todas kas cosas que están fuera de él, esa idea, digo, tiene ciertamente mas realidad
objetiva que aquellas otras que me representan sustancias finitas.
3
Descartes demuestra la existencia de Dios diciendo que los humanos somos una
sustancia que desea, y si desea es porque le falta algo, y si le falta algo es porque
hay algo mejor, completo, perfecto.
4Dios es entendido entonces como aquella sustancia infinita por la cual todas las
cosas existen, se sustentan pues han sido creadas y producidas por él, Dios es
todo, distinguiendo lo que en ese momento se comprendía por la tradición
cristiana la cual pensaba de Dios no como una sustancia sino más que todo como
una persona que tiene por característica esencial lo divino.
5Yo= Finito; Dios = infinito
3
Esa misma realidad o perfección no está en mi formal o eminentemente, y, por consiguiente, que no puedo
ser yo mismo la causa de esa idea, se seguirá necesariamente que no estoy solo en el mundo, sino que hay
alguna otra cosa que existe y es causa de esa idea. (Dios causa de las ideas)
4
Solo queda pues, la idea de Dios, en la que es preciso considerar si hay algo que no pueda proceder de mi
mismo. Bajo el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente,
omnisciente, omnipotente por la cual yo mismo todas las demás cosas que existen (si existen algunas) han
sido creadas y producidas.
5
Y, por consiguiente, es necesario concluir de lo anteriormente dicho que Dios existe; pues si bien hay en mi
la idea de la sustancia, siendo yo una, no podría haber en mi la idea de una sustancia infinita, siendo yo un
ser finito, de no haber sido puesta en mí por una sustancia que sea verdaderamente infinita.
6
Y no debo imaginar que no concibo el infinito por medio de una verdadera idea y si solo por negación de lo
finito, como la quietud y la oscuridad las comprendo porque niego el movimiento y las luz; no pues veo
manifiestamente, por el contrario, que hay más realidad en la sustancia infinita que en la finita y, por tanto,
que, en cierto modo, tengo en mi mismo la noción de lo infinito antes que la de lo finito, es decir, antes la de
Dios que la de mi mismo; pues ¿sería posible que yo conociera que dudo y que deseo, es decir, que algo me
falta y que no soy totalmente perfecto, si no tuviera la idea de un ser más perfecto que yo, con el cual me
comparo y de cuya comparación resultan los defectos de mi naturaleza?
4
Para proceder con esta demostración y así salvar el sistema filosófico que
había elaborado el cual tiene como punto de partida la duda metódica, lo hace
sustentándolo en tres “vías”:
Entre las razones que expresa comenta que hay tres clases de ideas: ficticias,
adventicias e innatas que más adelante pasara a convencerse que no son los
juicios correctos los que sustenta, 7La idea de Dios no es una idea adventicia,
pues nada hay en la experiencia infinitamente perfecto, de mnera que la
7
Por otro lado bien es adquirido quizás al experimentarlo en mí mismo que esas
ideas no dependerán de mi voluntad, pues muchas veces se me presentan, a
pesar mío, como ahora, quiéralo o no, estoy sintiendo calor y por eso estoy
persuadido de que ese sentimiento o idea del calor la produce en mí una cosa
diferente de mí, esto es, el fuego cerca del cual estoy sentado.
5
Por lo tanto, las Ideas que encuentro en mi mente y que no son facticias o
arbitrarias, como la idea de triángulo, la idea de Dios ha de ser una idea innata
(una idea que se encuentra en mi mente). Ahora bien, ¿puedo ser yo la causa de
tal idea, como lo soy de la idea de triángulo? No, porque en la causa ha de
hallarse al menos tanta perfección como en el efecto. Siendo yo imperfecto, no
puedo ser la causa de una idea perfecta. Luego su causa ha de ser Dios mismo.
(Queda así demostrada, por la presencia en mí de la idea de Dios, la existencia
del Mismo).
En cuanto tal, vale decir a título de hecho, ella tiene una realidad formal o actual,
ya que acto o hecho es lo mismo. Pero además la idea representa o se supone
que representa un objeto; este acto de concebir que constituye la idea es al mismo
tiempo la concepción de algo, o si se prefiere, la idea tiene un contenido. En tanto
la idea lo contiene, ella tiene una realidad objetiva.
8
La cual puede que esta idea proceda en primer lugar porque la naturaleza me lo
enseñe.
9
Se trata ahora de explicar esta conclusión al problema que descartes se plantea, tras haber descubierto el
cogito, y luego fijar el criterio de la certeza, al problema al problema que resulta no ser otro que el de la
6
Dios= ser perfecto (A Dios lo concibo actualmente infinito y en tal alto grado,
que nada puede añadirse a la suprema perfección que posee), siendo un ser
formal y actual.
Por lo tanto se da cuenta que no pudo darse a si mismo, sino que proviene de
otro ser que es más perfecto que él, debe ser eso que conoce como más
perfecto que si mismo, en este caso Dios. Por lo tanto si yo como cosa
pensante, que existo, entonces Dios necesariamente también existe.
existencia de Dios. ¿Cómo salir de mí? Eso he de lograrlo si en mí encuentro alguna idea cuya realidad
objetiva exceda mi realidad formal; porque entonces no tendré, ni formal, ni eminentemente con que dar
razón de dicha realidad .
10
Pero además tengo en mí la idea de Dios. Ella es la única que no puede provenir de mi. Y en
efecto su realidad objetiva es infinita: “por el nombre de Dios entiendo una realidad infinita,
eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, y por la cual yo mismo y todas las
demás cosas que existen (si es cierto que existen) han sido creadas.
11 Y pregunto: ¿de quien tendría yo mi existencia? Tal vez de mi mismo o de mis padres o bien de
algunas otras causas menos perfectas que Dios, pero no se puede imaginar nada más perfecto ni
siquiera igual a Él. Ahora bien, si yo fuese independiente de todo lo demás y fuese yo mismo el
autor de mí ser, no dudaría de cosa alguna, no concebiría deseo alguno: no me faltaría ninguna
perfección, pues me habría dado a mi mismo todas aquellas de las cuales tengo en mi alguna idea
y así seria Dios.
7
2.2.3 Existencia
Afirma que la idea de triángulo conlleva de modo claro y distinto sostener que sus
ángulos sean iguales a dos rectos.
60
=
60 60 90 90
El filósofo nos dice que nosotros percibimos la esencia de los objetos, de tal
manera que sin haberlos visto podemos tener una idea clara de ellos. De la misma
manera nosotros tenemos una idea de la esencia de Dios: la fe, y es una idea
clara y distinta; además Dios es perfecto y sólo se puede ser totalmente perfecto
existiendo: No puede haber luz sin oscuridad de la misma manera que no puede
haber la perfección y no existir.
Conclusiones:
Bibliografía:
Internet:
http://lalechuzadeutrera.blogspot.com/2013/01/descartes-y-las-pruebas-de-la.html