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APRENDIZAJE

PRIMERA ENTREGA

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


La educación tradicional, base de nuestro sistema educativo actual, ha dado
respuestas a muchas de las necesidades de la sociedad en términos de formar
personas que necesitan los mecanismos de poder que controla el capitalismo desde
la empresa y el mundo del trabajo: obedientes, sumisos, productivos y sin
posibilidades ni necesidad de pensar, cuestionar, ser libres y actuar de forma
autónoma a través de un currículo cargado de normas, de textos que tienen que
aprender para dar cuenta en un examen favoreciendo así la memoria de trabajo, la
repetición mecánica sobre el pensamiento.
Las habilidades que demanda este sistema cohesivo, se pueden obtener a través
de los contenidos y las metodologías que ofrece la educación tradicional,
impartiendo normas, concentrándose principalmente en lo cognitivo y muy poco en
lo socioemocional… olvidando y desconociendo la importancia de reconocer que
cada individuo es único con necesidades, gustos y formas de aprehender diferentes,
y este olvido o falta de reconocimiento, está llevando a consolidar una sociedad
frágil emocionalmente, poco pensante y crítica, esclava de las decisiones que unos
pocos toman en nombre de todos limitando los cambios sociales que favorezcan a
todos.

JUSTIFICACIÓN
Vivimos un momento histórico único plagado de la soledad y de situaciones de
riesgo en donde viven nuestros niños y jóvenes, lo que los ha llevado a sentir una
gran frustración, angustia, incertidumbre, aislamiento, una falta de sentido de la
vida, una falta de confianza en sí mismos todo esto generado por diferentes actores:
la familia, la sociedad, la escuela…
La responsabilidad de la escuela está específicamente relacionada con el exceso
de confianza en la estandarización de procesos, en donde la educación se ve como
una línea de montaje en la producción de una “cosa” sin variables intervinientes, sin
consideración de procesos intersubjetivos y sin atención a quienes reciben el
servicio educativo, sin darse cuenta que quien lo provee es también un ser humano
con variaciones en su configuración y con procesos de desarrollo emocional
diferentes, y en ocasiones inmaduros. Confundir el proceso educativo con el
proceso de producción en una fábrica como la elaboración de cualquier producto,
conlleva al gran riesgo de considerar que todos deben cumplir con los mismos
requisitos en el mismo tiempo y de la misma forma. Hoy la escuela tradicional se
torna obsoleta, dice Julián De Zubiría “No porque siempre lo haya sido, sino porque
la sociedad cambiante le plantea nuevos retos y nuevas demandas”.
Para dar solución a lo planteado, es imperativo entonces pensar en:
Transformación de currículos enfocados no necesariamente en contenidos sino en
el proceso de desarrollo del estudiante que comandará el orden, la secuencialidad,
el nivel de profundidad y los logros esperados en cada área, con herramientas
evaluativas que valoren el error como oportunidad de aprendizaje con fines
diferentes a la calificación y emisión de juicios de valor sino en la EVALUACIÓN real
del proceso de aprendizaje.
Procesos de inclusión donde se fortalezca el valor de la diferencia, la
responsabilidad social entendiendo que éste no es solo para niños con dificultades
o diagnosticados clínicamente, sino entendiendo que el proceso de inclusión abarca
las diferencias esenciales de cada individuo.
Transformaciones metodológicas que faciliten el desarrollo real de las competencias
en un mundo donde se privilegie el valor de la diferencia.

BIBLIOGRAFÍA
Juan Ignacio Guerrero Benavides2 - Edwin José Sigifredo Castillo Molina3 Héctor
Gerardo Chamorro Quiroz 4 - Gloria Isaza de gil 5 . El error como oportunidad de
aprendizaje desde la diversidad en las prácticas evaluativas1. Universidad de
Manizales
Julián De Zubiría Samper. Los retos a la educación en el siglo xxi

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