Aportes p ar a l a
C e le
l eb r ac i ó n
Homilía y guión para la Santa Misa
Domingo 18º durante el año 4 de agosto de 2019
Ciclo C. Color:Verde Año XXIII - Nº 1327
Aportes para la homilía
Cuando gobiernan
la codicia y la avaricia
Ecl 1, 2; 2, 21-23; Sal 89, 3-6. 12-14. 17;
Col 3, 1-5. 9-11; Lc 12, 13-21
El siglo XX que hemos dejado atrás hace
casi veinte años fue un siglo donde el ser
humano avanzó en el conocimiento y descu-
brió maravillosas técnicas e inventos como
nunca antes había sucedido. Pero, frente a
ese progreso, hemos sido testigos de cómo el
hombre fue destructor del hombre. La codicia
es el hilo profundo y secreto que actuaba y aún
actúa dirigiendo este horrible rumbo. Por eso
vale la pena recordar una estrofa con la que
Discépolo describió el siglo apenas ido, pero
que también representa el que estamos atra-
vesando, con la letra del tango “Cambalache”,
que muestra el desvanecimiento de los valores
morales: “Igual que en la vidriera / irrespetuosa
/ de los cambalaches / se ha mezclao la vida /
y herida por un sable sin remache / ves llorar
la Biblia / junto al calefón”.
La misma sensación de “cambalache” y
vulneración de los valores que sentía Dis-
cépolo la tenía el sabio escritor del libro del
Eclesiástico. El autor del libro, Jesús Ben Sirá,
con sus notas de sabiduría quiso alertar al
pueblo de Dios sobre las consecuencias de
alienarse a los antivalores de la cultura griega
y salirse de la observancia de la palabra de
Dios. Pareciera que en su época el ser humano
había perdido el sentido del horizonte de su
vida, por lo cual se pregunta: “¿Qué le reporta
al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca
afanosamente bajo el sol?”. La avaricia y la
codicia son la cara de la corrupción y pertur-
ban al ser humano hasta quitarle el sueño: “Ni
siquiera de noche descansa su corazón”. El
materialismo saca a las personas del centro
de la vida y las coloca en bases ilusorias y
endebles. Por eso, como este sabio autor de-
bemos considerar la caducidad de las cosas
creadas y las que sirven al ser humano, aún
las más hermosas. Así comprendemos porqué
Ben Sirá analiza la realidad como “vanidad,
pura vanidad”.
Volviendo a Discépolo, él también veía
la vanidad del tiempo presente. Por eso, la
corrupción en todos los niveles y en todas
las actividades de la vida humana moderna
debe sacudirnos. Para recuperar esos valores
debemos dotar al corazón humano de una
espiritualidad que nazca de la palabra de Dios.
Se trata de recuperarlo del culto al dios dinero,
por lo cual pareciera que se reclama todo. Se
desprecian así a los que se atienden gratis en
los hospitales públicos porque usan el dinero
de los impuestos; se acusan a los que reciben
planes que se pagan con las contribuciones
de los demás ciudadanos; se rechazan a los
que estudian en las universidades públicas y
gratuitas por las mismas razones. De fondo
está la defensa de un frío materialismo y una
avaricia recalcitrante que aleja a las personas
de la solidaridad, del destino social de los bie-
nes, de la caridad con el pobre y el extranjero.
Debemos desmonetizar gran parte de nuestra
mentalidad.
San Pablo tiene una visión positiva del
ser humano, porque lo considera un hom-
(Continúa en la p. 4).
Aportes - 1
Guión para la Santa Misa
1)  Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas. Somos
 
hermanos y Dios es nuestro Padre.
Él nos convoca para actualizar en la
eucaristía el amor más grande, el de
su Hijo Jesús. Esa oblación de Jesucristo
forma nuestro corazón, para que sea sólo
de él y avancemos progresivamente en
ser desprendidos y generosos, liberados
del oscuro materialismo que nos persigue,
para que tengamos como modelo su vida
de generosidad, alegría y solidaridad. Por
eso, aceptamos su llamado y comenzamos
la celebración de la eucaristía cantando…
2)  Saludo inicial
Hermanos y hermanas. Jesucristo,
siendo rico se hizo pobre y nos
invita a ser desprendidos. Que su
amor y generosidad llenen nuestros co-
razones y su paz esté con todos ustedes.
3)  Acto penitencial
Nadie puede servir a dos señores. 6)  Credo
Por eso pidamos perdón por nues-
tras infidelidades y renovemos
nuestra adhesión al único Señor y Dios
misericordioso, Jesucristo. Proclamemos
- Tú que nos muestras la caducidad 7)  Oración de los fieles
 de las cosas: Señor, ten piedad.
- Tú que nos pides tener tus pensa-
mientos: Cristo, ten piedad.
- Tú que nos pides ser ricos a los ojos
de Dios: Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia
de nosotros, perdone nuestros peca-
dos y nos lleve a la vida eterna. Amén.
4)  Gloria
El poder, el honor y la gloria son
sólo de Dios. Por eso, como cria- 4  Por nuestro país, rico y generoso en
turas, hijos y discípulos alabemos bienes materiales, para que en él se
a nuestro Dios: Gloria… desarrollen políticas públicas en favor
Aportes - 2
5)  Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Ecl 1, 2; 2, 21-23):
El sabio Jesús Ben Sirá invita a re-
flexionar sobre la caducidad de las
cosas y a preguntarnos para qué
acumulamos bienes.
Salmo (Sal 89, 3-6. 12-14. 17): El sal-
mista pide al Señor que nos ayude a
alcanzar sabiduría reconociendo nuestra
pequeñez. Nos unimos a su oración y
respondemos: ¡Tú has sido nuestro
refugio, Señor!
Segunda lectura (Col 3, 1-5. 9-11): San
Pablo nos invita a tener una mirada tras-
cendente del mundo y a vivir como hijos
de la resurrección.
Evangelio (Lc 12, 13-21): Dos hermanos
enemistados a causa de la ambición
desmedida provocaron en Jesús la bella
parábola del acumulador insensato de
bienes.
Dios es Padre creador, el Hijo
solidario con la pequeñez huma-
na y el Espíritu Santo vivificador.
nuestra fe: Creo…
Dios es nuestro único tesoro y él
debe llenar de sentido nuestras
vidas.
A cada intención respondemos:

Que no nos falte tu gracia, Señor.
- Por la Iglesia, que necesita de
los bienes materiales para caminar
en este mundo, para que sea ejemplo
de sobriedad y dedicación a los más
pobres. Oremos…
de los que no tienen pan, tierra, trabajo 11)  Cordero de Dios
y techo. Oremos… Jesús, Pan de vida, es nuestro
4  Por los sacerdotes párrocos, que hoy único bien y nuestro alimento. Este
festejan su día, para que alcancen es el Cordero de Dios que quita el
la sabiduría, el espíritu pastoral y la pecado del mundo. Felices los invitados
santidad que caracterizaron al Cura a la Cena del Señor.
de Ars. Oremos…
12)  Comunión
4  Por los que siguen la idolatría del
Nuestro caminar de discípulos

materialismo, para que el evangelio
misioneros será posible si comparti-
mueva sus corazones a la espirituali-
mos los bienes y si somos siempre
dad y la solidaridad. Oremos…
generosos como Jesús. Vayamos a
4  Por nuestra comunidad y nuestro recibir el Cuerpo de Cristo para imitarlo
párroco N., para que unidos y en en esta vida. Cantamos…
comunión, mostremos al mundo un
solo corazón y una sola alma, y así el 13)  Avisos parroquiales
mundo crea. Oremos…

(Después de la Oración
(Se pueden añadir y/o poscomunión).
sustituir oraciones).
Señor, recibe nuestras oraciones, 14)  Rito de conclusión
porque tú eres nuestro único bien Motivación: Nuestra sociedad ma-
y nos das los bienes de la tierra terialista cambiará si vivimos una
para ser hermanos generosos. Te lo vida de resucitados, compartiendo
pedimos ti que vives y reinas por los con los demás, suscitando solidaridad y
siglos de los siglos.
si siempre miramos al cielo.
8)  Presentación de las ofrendas Bendición: El Señor esté con ustedes.
Los dones materiales de pan y vino Dios de amor y misericordia, que quieres

representan nuestros bienes pues- el bien de tu Pueblo, bendice a quienes te
tos al servicio del bien común. Los alaban sin cesar. Y la bendición de Dios…
presentamos y cantamos… Despedida: Se nos han dado los bienes
9)  Plegaria eucarística para
diversas circunstancias, IV
Jesús es nuestro modelo para
materiales y espirituales para construir un
mundo basado en el amor, la justicia y la
paz. Con esta misión, ¡vayamos en paz!
 hacer el bien, desprendidos de los 15)  Canto final
bienes materiales. Alabamos al Nuestro mundo requiere la calidez

Padre porque nos dio a su Hijo y del amor cristiano. La vanidad del
tiempo presente donde pareciera
cuida con amor de todos nosotros.
que vivimos en el “cambalache”
10)  Padrenuestro descripto por Discépolo no es eterno, sino
El pan que pedimos para cada día pasajero si lo asistimos con solidaridad,
es para compartirlo, no para acu- paz, justicia y fraternidad. Ese mensaje
mularlo. Así rezamos como Jesús de la palabra de Dios llevamos en nues-
nos ha enseñado: tro corazón, por eso nos despedimos
Padre nuestro… cantando…
Aportes - 3
(Viene de la p. 1).
bre nuevo, con una realidad de resucitado,
como Jesús. Es una realidad de vida que va
desarrollándose hasta alcanzar la plenitud,
“que avanza hacia el conocimiento perfecto,
renovándose constantemente”. Este proceso
se da hasta “cuando se manifieste Cristo”
nuevamente. Este ser humano resucitado
debe llevar una vida nueva: “hagan morir en
sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria,
la impureza, la pasión desordenada, los malos
deseos y también la avaricia, que es una forma
de idolatría”. Esta es una lista de pecados
personales y sociales que quitan dignidad al
ser humano, donde inciden los tentáculos de
la avaricia, que es puesta a nivel de idolatría.
La avaricia genera pobreza e injusticias de
todo tipo y es lo que no debemos permitir los
discípulos misioneros.
La visión del hombre nuevo es la de quien
vive la virtud del desprendimiento. Para vivir
hay que morir, el grano de trigo que cae a
tierra debe morir para crecer, florecer y dar
fruto. Esta dinámica es la que deberemos
implementar en nuestras relaciones sociales.
Este testimonio cristiano implica luchar contra
la corrupción del espíritu en el que viven miles
de personas, a las que nada les importa de los
demás. Sepamos que sin amor y responsabi-
lidad social, se dan y actualizan los pecados
de los que habla san Pablo.
En el evangelio encontramos la triste rea-
lidad de dos hermanos enfrentados a causa
de la ambición, quienes litigan por la única
herencia de su padre. Esta realidad es algo
muy común en nuestros días. Y, además, en
una parábola, Jesús nos dejó como ejemplo
a no imitar a un ambicioso y avaro propietario
que cuenta y se regodea en sus bienes sin
pensar que ni siquiera un gramo de oro se
llevará a la vida eterna, más si la muerte le
llega de improviso. Para Jesús, entonces, la
acumulación de bienes es contraria al com-
partir. Nuevamente vemos que se repite la
Aportes para la celebración, subsidio litúrgico de El Domingo. Es propiedad de SOCIEDAD DE SAN PABLO (PAULINOS),
Riobamba 230, C1025ABF, CABA, Argentina. Tel.: (011) 5555-2455. E-mail: promocion@sanpablo.com.ar - www.sanpablo.com.ar
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Aportes - 4
enseñanza: la ambición y la avaricia generan
conflictos, injusticias y corrupción.
La codicia y la avaricia son dos hermanas
nefastas que destruyen al ser humano. El
materialismo es el resultado de estas debili-
dades espirituales cuando copan el corazón
humano. Estos pecados acarrean el mal de
la corrupción, porque sacan al hombre de su
centro, que es Dios y lo arrastran a su servicio,
marginando todo lo que tenga que ver con la
magnanimidad, la honestidad, la generosidad,
el altruismo, la solidaridad. Es la vanidad de
los bienes materiales endiosados, que exigen
altos precios para mantenerlos. Así por ejem-
plo, para los materialistas no interesa la unión
de los hermanos, sino la herencia. Debemos
mirar esto, porque es una ideología que nos
está quitando la vida.
El papa Francisco, el 15 de agosto de
2014, en Corea del Sur, en el marco de la
jornada de la juventud asiática, pronunció una
homilía que bien podemos actualizar hoy. Él
pedía a los jóvenes asiáticos “que combatan
la fascinación de un materialismo que ahoga
los auténticos valores espirituales y culturales
y el espíritu de competición desenfrenada que
genera egoísmo y hostilidad. Que rechacen
modelos económicos inhumanos, que crean
nuevas formas de pobreza y marginan a los
trabajadores, así como la cultura de la muerte,
que devalúa la imagen de Dios, el Dios de
la vida, y atenta contra la dignidad de todo
hombre, mujer y niño (…). Ustedes están lla-
mados a valorar este legado y a transmitirlo a
las generaciones futuras. Lo cual requiere de
todos una renovada conversión a la Palabra
de Dios y una intensa solicitud por los pobres,
los necesitados y los débiles de nuestra socie-
dad”. Esas palabras nos interpelan hoy.
La avaricia y la codicia, cuando gobiernan,
no nos permiten ser ricos a los ojos de Dios.
Esas riquezas son la bondad, la solidaridad,
la generosidad. Convirtámonos, por lo tanto, al
Dios de la vida que nos enseña estas virtudes
y nos pide vivirlas día a día.