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MAX WEBER ECONOMIA Y SOCIEDAD Esbozo de sociologia comprensiva Edicion preparada por JOHANNES WINCKELMANN Nota preliminar de José Mepina Ecuavarria FONDO DE CULTURA ECONOMICA [MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - CHILE - COLOMBIA - ESPARA [ESTADOS UNIDOS - GUATEMALA ~ PERU ~ VENEZUELA SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1047 EX, La msrrruci6n ESTATAL RACIONAL ¥ Los PANTIDOS PoLfTICOS ¥ PARLAMENTOS MODERNOS (sOcIOLOGia DEL EsTapo) § 1. Origen del Estado racional ** Ex Esravo en J sentido de Estado racional sdlo se da en Occidente. La lucha permanente, en forma pacifica o bélica, de los Estados nacionales en coneurrencia por el poder creé para el modemo capitalismo occidental las mayores oportunidades, Cada Estado particular habla de concumir por el capital, no fijado a residencia alguna, que le presctibia las condiciones bajo las cuales le ayudaria a adquirir el poder. De lu coalicién necesaria del Estado nacional con cl capital surgié 1a clase burguesa nacional, la burguesia en el sentido modemo del vocablo, En consecuencia, es el Estado nacional a él ligado el que ptoporciona al capitalismo las oportunidades de subsistir; asl, pues, mientras aquél no ceda el lugar a un estado universal, subsistird también éste.t En el ancien régime chino? habia por encima del poder intacto de las fami- ias, los gremios y las corporaciones una capa deleada de los llamados funcionarios: Jos mandatines. EI mandarin ¢s ante todo un literato de formacién humanistica, que posee una prebends, pero que no esti preparado él mismo en lo més mfnimo para lg administracién ¢ ignora todo de Ia jurisprudencia, pucs ea ante todo un caligrafo que sabe hacer versos, conoce la literatura multiseculac de los chinos y esté en condiciones de interpretarla, A las réalizaciones politicas no les concede Ja menor importancia, Semejante funcionario no administra 4 mismo, sino que la administraciém esbi en manos de los sceretarios de cancillerfa. E] mandarin es trasladado de un lugac a otro, para que no pueda tomar pie en el distrito de su administracién, ni inclusive puede empledrsele en su provincia natal. Y como quiera que no entiende nunca el dialecto de su provincia de gobierno, no puede tener comexcio con el péblico. Un Estado con semejantes {uncionatios ¢s distinto del Estado occidental, En realidad, en él todo reposa eu la con magica de que la virud del emperor y de los funciomaio, 0 sa su superioridad en materia literaria, basta en tiempos normales para mantenerlo todo en orden. Pero si se produce una sequfa u otro acontecimiento desagradable, entonces apa- rece un edicto en el sentido de que las pruebas en materia de versificacién se hagan mis dificiles o se aceleren los procesos, porque cn ot: caso los espiritus se agitan. El reino ¢s un Estado agricola. De ah{ que el poder de las familias campesinas, sobre las que reposan las nueve décimas partes de la econom{a y a cuyo lado exis- ten ademds los gremios y las corporaciones, esté totalmente intacto. Fundamen- talmente todo se deja a sf mismo. Los funcionarios no gobiernan, sino que s6lo intervienen en los casos de agitacién y en los incidentes desagradables. La seccitm novena no comstituye uns emutribacién original de Max Weber a Economfs y so siedad. Su contenido, reunido a tase de textos publicados por Max Weber en otros Jagures, ez ‘ha sistematizado y se ha provisto de titules, Véate al respecto el prélogo, pp. 2texrv. "* Reproducciin de: Wirtschaftsgeschichte, Abriss der universilen Suzial wad Wirtrchafo geschichte ("Historia de la economia. Esbozo de la histarie social y ecandmica”}, cap. rv, 8, pp. 269-308. 1 Ibid, pp. 288-89, 7° ediciém. 5 2 CE al tespecto Gesammelte Auhiitve zur Religicosoziologte ("Artioules confuntos sobre la sociologla de la religion”), vol. 1, pp. 276. ’ ia 1048 SOCIOLOGis DE LA DOMLVACION La cosa es muy distinta en ef Estado racional, el rinico en el que puede prosperar el capitalismo modem. Se funda eu la burocracia profesional y en el derecho racional. El Estado chino pasé ya en los siglos vn y xt a la administracién por medio de funcionarios profesionales en tuger de los de formacién puramente humanistica. Pero aquella sélo logré imponerse pasajeramente; Inego tuvo ugar el consabido cclipse de luna, y todo volvié a derogarse. Que el alma popular china no hubiese soportado acaso la burocracia profesional no puede sostenerse seriamente, Su ascenso (y con él el del Estado racional) se vio més bien impedido en cada caso por Ja fuerza intacta de Ja magia. De ahi que tampoco pudieran romperse nunca las asociaciones familiares, como fue el caso en Occidente en virtud del desarrollo urbano y del cristianismo. E] derecho racional del modemo Estado occidental, segdn el cual decide el funcionaria de formacién profesional, proviene en su aspecto formal, no en cuanto al contenido, del derecho romano. Este es en primer lugar un producto de la ciudad-estado romana, que nunca dejé Uegar al poder a la democracia en el sentido de Ia ciudad griega y, con ella, su justicia. El tribu- nal griego de tos heliastas ejercfa una justicin de Cadi; las partes actuaban por medio del patetismo, de lagrimas y de insultos del adversario dirigidos al juez, Segiin revelan los discursos de Cicerdn, ese procedimiento se practicé también en Roma en el proceso politico, pero no asi en el civil, en el que el pretor institufa un iudex al que impartia instrucciones estrictas para los supuestos de la condena del demandado o para la desestimacién de la deman- da. Puso luego orden en ese derecho racional, bajo Justiniano, la burocracia bizantina, por el interés natural del funcionario en cuanto a poseer un derecho sistematizado, definitivamente fijado y, por consiguiente, facil de ensefiar y aprender, Con la decadencia del Imperia Romano de Occidente, el derecho fue a parar a manos de los notarios italianos. Son éstos, y en segundo lugar las universidades, los que tienen sobre la conciencia ¢] renacimiento de aquel derecho. Los notarios conservaron Jas antiguas formulas contractuales del de- recho romano adaptindolas a las necesidades de los tiempos; al lado de ellas, se constituy6 en las universidades una teoria sistemtica del derecho. Sin embargo, lo decisivo del desarrollo estuvo, con todo, en Ia racionalizacién del proceso, Lo mismo que todos los pleitos primitives, también el antiguo proceso germénico era un procedimiento estrictamente formal. La parte que equivocara tan sélo una palabra de la formula perdia, porque [a férmula poseia significado magico, y se temian funestas consecuencias magicas. El formalismo magico del proceso germénico se adaptaba al formalismo del derecho romano, y aquél fue interpretado en el sentido de éste. Contribuye iniciatmente a dicho resultado la monarquia francesa mediante la creacién del Instituto de los defensores (abogados), cuya misién consistia ante todo en pronunciar las formulas judiciales correctamente; pero luego también, particularmente, el derccho canénico, La grandiosa organizacién administra. tiva de la Iplesia necesitaba formas fijas, con fines disciplinarios frente a los legos, pero también para su propia cisciplina intema, Ni ella ni la burguesia padian satisfacerse con el juicio germanico de Dios. Lo mismo que esta Ultima ao podia conformarse con que se decidieran las acciones juridico- SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1049 mercantiles por medio de un desafio, y se hacia por consiguiente documentar por doquiera la libertad con respecto a Ia obligacién del desafio juridico y del juicio de Dios, asi también Ja Iglesia, después de haber vacilado inicialmente en su actitud, acabé por sostener la opinién de que tales medios procesales eran paganos y no podian por consiguiente tolerarse, plasmando el derecho canénico racionalmente, en la medida posible. Esta doble racionalizacién del proceso, por parte laica y eclesidstica, se extendié a continuacién por todo el mundo occidental. Se ha querido ver en la recepcién de] derecho romano (véase Below, Die Ursachen der Rezeption [*‘Las causas de la recepcién del derecho roma- no”]} la causa tanto de la decadencia de Ia clase campesina como del adveni- miento del capitalismo. Sin duda hubo casos en los que la aplicacién de principios de derecho somano resultaba perjndicial para el campesina, ast por ejemplo, la interpretacién de los antiguos derechos comunitarios fronte- tizos como servidumbres significé que el que presidia la comunidad en cali- dad de superior cra considerado, de acuerdo con ei derecho romano, como propietario, viéndose gravada con servidumbres la posesidn de los miembros, Pero por otra parte, en cambio, la monarquia dificulté extraocdinariamente a los propietarios territoriales en Francia, precisamente por medio de sus juristas imbwidos de derecho romano, el establecimiento de campesinos. Ni ha sido tampoco el derecho romano sin mas Ja causa del advenimiento del capitalisme. Eu Inglaterra; patia del capitalismiy, uo hubo recepci6a del derecho romano, porque existia alli, en unién con ef Tribunal del rey, en estamento de los abogados que nunca permitié que se tocaran las institucio- nes juridicas nacionales. Dominaba éste la enseiianza del derecho, salian de 30 seno (y salen hoy todavia) los jucces, e impidié, por consiguiente, que en las universidades inglesas se ensefiara derecho romana, con el fin de que no llegaran a las poltronas de Jos jueces personas que no salieran de sus filas. Por otra parte, todas las instituciones caractcristicas del capitalismo mo- demo provienen de origenes distintos del derecho romano: la carta de renta (el pagaré y el empréstito de guerra) proviene de} derecho medieval, y en su constitucién contribuyeron ideas juridicas germanicas; la accién proviene asimismo del derecho medieval y moderno, ya que el derecho antiguo na la conocia; y lo mismo cabe decir de la letra de cambio, a cuya constituci6n han contribuido los derechos ardbigos, italiano, aleman e inglés; también la sociedad mercantil es un producto de la Edad Media, pues la Antigtiedad no conocia sino la empresa en comandita; asi también la hipoteca, con ins- cripcin en el registro de la propiedad y titulo hipotecario, lo mismo que la sepresentacidn: ima y otra son de origen medieval y no antiguo. La recep- ¢ién del derecho romano sélo influyé decisivamente en cuanto cred el pen- samiento juridico-formal. Conforme a su estructura, todo derecho se orienta segiin principios juridico-formales o materiales, debiendo entenderse bajo estos siltimos los principios utilitarios y de equidad, de acuerdo con los cuales procede, por ejemplo, la jurisdiccién del Cadi islimico. La justicia de toda teocracia y de todo absolutismo se orienté en sentido material, en tanto que Ja de la burocracia, por el contrario, se ha orientado siempre en sentido juridico-formal. Federico el Grande odiaba a los juristas, porque aplicaban 1050 SOCTOLOGfA DE LA DOMINACION constantemente sus edictos de orientacién material a su manera formalista, poniéndoios de este modo al servicio de fines de los que aquél nada queria saber, E] derecho romano fue aqui (Jo mismo que en el resto) el medio que sirvié a la ertadicacién del derecho material en beneficio del formal. Pera ese derecho formalista es estable. En China puede, por ejemplo, suceder que un hombre que ha vendido a otro una casa vuelva algiin tempo después al comprador y le pida asilo, por haber cafdo entretanto en la po- breza. Y si el comprador hace caso omiso del antiguo mandamiento chino de la ayuda fraternal, entonces los espiritus se agitan; resulta, pues, que €l yendedor empobrecido vuelve a instalarse en la casa en calidad de inquilino forzoso, sin pago alguno de renta. Con semejante derecho, el capitalismo no puede operat; lo que necesita es un derecho con el que se pueda contar lo mismo que con una maquina; los puntos de vista religioso-rituales y magicos no han de jugar en él papel algnno. La creacién de semejante derecho se consiguié al aliarse el Fstado modemo a los juristas, para imponer sus am- biciones de poder. En el siglo xvi lo intenté temporalmente con los uma. nistas, y los primeros gimnasios gricgos se crearon con el supuesto de que el que en ellos se habia educado era apto para él ejercicio de los cargos esta- tales; porque la lucha politica tenia lugar en parte considerable mediante el intercambio de escritos ottcaless éste sélo podia Mevarse a cabo entre quienes tuvieran conocimientos suficientes de] latin y e] griego. Esta ilusién duré muy poco. Advirtiése pronto que los egresados de los gimnasios no estaban en condiciones, en cuanto tales, de levar la politica, de mado que no quedaban més que los juristas, En China, donde dominaba ¢l manda- tin de formacién humanista, el monarca no disponia de juristas, y la lucha de las distintas escuelas filosdficas acerca de cual de ellas formaba a los mejores estadistas permanccia indecisa, hasta que finalmente triunfara el confucianismo ortodoxo. También la India contaba con escritores, pero earecfa de juristas. En cambio, el Occidente disponfa de un derecho formal- mente estructurado, producto del genio romano, y los funcionarios formados a base de dicho derecho se revelaron, en cuanto técnicos de la administra- cién, como superiores a todos los demas. Desde el punto de vista de la historia econdmica, este hecho adquirié importancia, porque la alianza entre e] Estado y Ja jurisprudencia formal habfa de favorecer al capitalismo. Una politica econémica estatal digna de este nombre, o sea una politica continuada y consecuente, sélo se ongina en la época modema. El primer sistema que produce es el llamado mercantilismo. Anteriormente al mismo, sin embargo, habia por doquier dos cosas: politica fiscal y politica del Dienestar, en el sentido, esta tiltima, del aseguramiento de la cantidad usual de alimentos. En el Oriente, motives esencialmente rituales, al lado de Ja constitucién en castas y familias, han impedido e1 desarrollo de una politica econémica plancada. En China, los sistemas politicos cambian extruordinariamente. EP pais tavo una época de comercio exterior muy vigoroso hasta la India. Pero, luego, se Himitd la politica econémica china al aislamiento del exterior, de modo que cl conjunto de las importaciones y las exportaciones estaba en manos de sélo trece empresas y SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1051 pasaba s6lo por cl puerto de Cantén. En el interior, la politica se orientaba en forma puramente reltziosa; s6lo cuando se producian acontecimientos naturales terribles empezaban a buscarse deficiencias. En esto siempre se ten(a presente, en primer término, el estado de dnimo de las provincias, y constituia un problema principal el de saber si habia que cubrir las exigencias del Estado por medio de impuestos o de prestaciones. En el Japén, la constitucion feudal produjo exac- tamente los mismos efectos, lo que levé al aislamiento del exterior; aqui el objeto era la estabilizacién de las clases. Temfase que el comercio exterior Hevara a un cambio en la estratificacién de las fortumas. En Corea determinaron el cierre motivos rituales, Si venian al pais elementos extranjeros (esto es, impuros), ha- ‘fa que temer la célera de los espiritus. En la Edad Media india encontramos en el pals a comerclantes grleges y romanos (también a mercenaries romanos), inmigracién judia y privilegios concedidos a la misma; sin embargo, estas posibi- Tidades no lograron desarzollarse, porque todo result6 estereotipado por el ordena- miento en castas, que hacia imposible una politiea econémica planeada. Afiadiase a esto el hecho de que el hinduismo vela con malos ojos los viajes al extranjero, En efecto, el que se traslada a éste ha de volver a ser admitido en su casta 2 su regreso. En el Occidente, una politica evonémica planeada pudo desarvollarse hasta el siglo xrv sélo en la medida en que para ello entraban en considera- cién las ciudades. También aqui? encontramos diferencias fundamentales entre el desarrollo antiguo y el medieval-modemo. En la Aniigiiedad, desaparecié la libertad de las cindades en favor de un imperio universal organizado burocréticamente, en el que no habia lugar para el capitalismo politico. Vernos que los emperadores, de- pendientes inicialmente, desde cl punto de vista financiero, del orden ecuestre, se van emancipando gradualmente del mismo, limindndolo del arrendamiento de Jos impuestos y con cllo de su fuente més abundante de riqueza, en forma andloga a la seguida por los reyes egipcios, quienes supicron hacer también cl aprovisionamiento politico y militar de sus Estados independiente de los poderes capitalistas, Ievando al artendatario de los impucstos a convertitse en. funcionario fiscal. En la época imperial, ol artendamiento de los dominios fue reculando por doquier en beneficio de la apropiacién hereditaria permanente. En lugar de la atubucién de los pedidos estatsles a empresatios por medio de sumisien, intro. ddcense liturgias y prestaciones de los sibditos, las diversas clases de poblacién se articulan en gremios profesionales, y a estos gremios de nueva formacién sc les imponen Jas cargas etntles con responsabilidad solidaria, Este devanollo sigi- fica la asfixia del capitalismo antiguo. En lugar del ejército mercenario se intro- duce Ta consceipeién; para los bares, existe fa obligacién de ponerlos a disposi. cién; 1a cosecha conjunta de trigo, en la medida cn que proviene de paises de excedentes, se distribuye de acuerdo con las necesidades entre determinadas ciu- dades, con exclusién del comenio privado; la obligacién relativa a la construccién de caminos y, en general, toda carga de consideracion se pone sobre los hom- bros de personas vinculadas hereditatiamente a ta gleba y a la profesién, Final- mente, los municipios urbanos romanos corren detrés de sus presidentes munici- pales, en forma no muy distinta a como los aldeanos comen detrés de sus bulas 3 Este y €) pérmafo siguiente estin tomados de Wirtschafisgeschichte ("Historia de 1s econo. mia"), pp. 287-88. 1052 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION comunales, porque les habitantes son solidariamente responsables de los impues- tos y las prestaciones estatales, Era determinante para todas estas prestaciones et principio del origo, imitacién a su vez de la tla del Egipto de los Ptolomeos: los debeies de Jos subdites sélo pueden cumplitse en Ta comunidad de origen. Una vee etnblesdo dicho sistem, ls poiblidades de ganancias se eliminaron para <] capitalismo: le mismo que en el Estado egipeio de las prestaciones, asi tampoco hubo lugar para aquél en el Estado romano de las liturgias de los siltimos tiempas. En forma totalmente distinta, en cambio, se ha desairollado el destino de la ciudad de los tiempos modernos. También ‘aqui se le fue quitando progresiva- mente la administracién autéuoma. La ciudad inglesa de los siglos xvtt y xvar no era ya mAs que una parentela de gremios de significado puramente financiero ) estamental, £23 eiudades alemanas de la misma época, eon excepeién, de ls capitales, eran cludades rurales, a las que todo les era decretado desde arriba. Por lo que s¢ refiere a las ciudades francesas, esta evolucién se habia iniciado ya an- tes. En cuanto a las ciudades espaficlas, éstas fueron sometidas por Carlos V en veasion de la cebelion de los Comuneros, y las italianas estaban en manos de la Signoria, en tanto que las rusas no ascendieron nunca a la libertad de las ciuda- des del Oeste. Les fue quitada a las ciudades la antonomfa en materia militar, judicial y artesanal. Por lo regular, nada se cambié con ello de los antignos dere- chos en el aspecto formal, pero, en realidad, las ciudades han sido despojadas en ja época modema de su libertad, exactamente lo mismo aque en la Antighedad con el establecimiento del dominio romano. Salvo que, a diferencia de entonces, fueron a caet en poder de los Estados nacionales que estaban en mutua concu- rrencla constante. Sin duda, hubo inicios de una politica econémica de tos principes. En Ja época de los Carolingios encontramos tasas de los precios y una politica de prosperidad en diversas direcciones; pero en su mayoria quedaron como letra muerta y, con excepcién de la reforma monetaria y de los sistemas de pésas y medidas en la época de Carlomagno, todo habia desaparecido ya sin dejar traza en Ia época siguiente. La politica comercial con el Oriente, que le hubiera gustado emprender, resulté imposible debido a Ia falta de una flota adecuada, En tanto que el Estado principesco fracasaba, intervino la Iglesia en el terreno de la vida econémica tratando de introducir en Ja misma un minimo de derecho, de honestidad y de ética eclesiastica. Una de sus medidas mas importantes para ello fue ¢l apoyo prestado a la paz publica, para lo que traté de introducir primero asambleas de Ja paz publica y de imponer final- mente la observancia fundamental de la misma. Por otra parte, las grandes comunidades de bienes eclesidsticas, y en particular los conventos, fueron vehiculos de una economia muy racional que, si bien no puede Ilamarse ca- pitalista, era, con todo, la mds racional de aquellos tiempos, Estas tenden- clas cayeron més adelante en descrédito, en la medida en que la Iglesia hacia tevivir sus antiguos ideales ascéticos adaptdndolos a la época. Entre los emperadores vuelven luego a encontrarse algunos intentos de politica comer- cial bajo Federico Barbarroja: tasas de precios, un acuerdo aduanero con Inglaterra que habia de favorecer a los comerciantes alemanes. Federico II tealizé la paz publica, pero practicé por lo demds una politica meramente fiscal, que s6lo favorecia a Ios comerciantes ricos y sus privilegios, ante todo SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1053 aduanales. La tinica medida de politica econémica de los reyes alemanes fue Ta lucha contra Jos derechos aduanales del Rin que, sin embargo, frente a la gran cantidad de Pegnenos sentores alli establecidos, resulté en conjunto inefi- caz. Salvo esto, falta toda politica econémica sistematica. Las medidas que dan a veces la impresion de semejante politica, tales como el bloqueo de Venecia por el emperador Sigmundo, o el bloqueo ocasional del Rin {en Jucha contra Colonia), no son en realidad mas que medidas de cardcter politico, La politica aduanera estaba en manos de los principes tertitoria- les, También aqui falta, con contadas excepciones, todo intento de fomento sistematico de la economia. Los puntos de vista deminantes entre aquéllos son: favorecimiento del tréfico proximo, a expensas del trifico a distancia, para favorecer el intercambio entre la ciudad y el campo adyacente; los derechos de exportacién han de ser siempre més altos que los de importa- cién; favorecimiento de los comerciantes del pais en materia aduanera; tasas diferenciales para los camines, porque el principe desea favorecer una deter- minada via, para explotarla mejor desde el punto de vista fiscal, objeto en cuya consecucién Ieg6 a recur a la obligatoriedad vial y a la sistematiza- cién del derecho de depésito; y, finalmente, situacién de privilegio en favor de los comerciantes urbanos, a cuyo propésito el Duque Luis el Rico de Baviera 41450-1479) legé a vanagloriarse de haber climinado por completo el camercio rural. Los derechos aduaneros de proteccién no se conocen, como mio sea con algunas excepciones, como por ejemplo, los dercchos titoleses sobre el vino, para proteger a los del pafs contra la importacién de los vinos de Italia. Toda la politica aduanera en conjunto se inspira exclusivamente en puntos de vista fiscales y del abastecimiento en viveres. Lo mismo se aplica a los numerosos tratades aduaneros que se temontan hasta ¢l siglo xn, La técnica de Jas tasas fue variando. Originariamente regia una tasa adnaneta de un sesentavo del valor, en tanto que en el siglo xv habia subido hasta ef dozavo, por que la tasa habia de funcionar al propio tiempo como derecho de consumo. Nuestras medidas modernas de politica comercial, tales como Jos derechos de proteccién, estaban representadas por prohibiciones indirec- tas de comercio, que se decretaban con mucha frecuencia cuando se trataba de proteger la alimentacién de los trabajidores manuales locales y, mas ade- ante, la de los editores. © bien se permitia sélo el comercio al por mayor, prohibiéndose en cambio el comercio detallista, E] primer indicio de una politica econémica principesca racional aparece en Inglaterra, en el siglo xrv. Se trata de lo que a partir de Adam Smith se ha dado en llamar “mercantilismo”, Mercantilismo significa el paso de la empresa capitalista de utilidades a la politica. EI Estado es tratado como si constara tnica y exclusivamente de empresas capitalistas; la politica econémica exterior descansa en el prin- cipio dirigido a ganar la mayor ventaja posible al adversario: a comprar Jo més barato posible y a vender a precios mucho mas caros, El objeto consiste en reforzar el poder de la direccién dei Estado hacia fuera. Mercantilismo significa, pues, formacién moderna de poder estatal, directamente mediante aumento de los ingresos del principe, e indireclamente mediante aumento de la fuerza impositiva de la poblacién. 1054 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION El supuesto de la politica mercantilista residia en el alumbramiento en el pais del mayor nimero de fuentes de ingresos posible. Es erréneo, sin embargo, suponer que los tedricos y los estadistas mercantilistas confundic- ran Ia posesién de metales nobles con la riqueza de un pais. Sabian perfec- tamente que la fuente de dicha riqueza esta en Ja fuerza impositiva, y no es sino con el fin de aumentarlo que hicieron todo lo posible para retener en el pais el dinero que amenazaba con desaparecet del trifico. Otro punte pro- matico del mercantilismo era, en conexién concreta directa con la politica de poder del sistema, e] del mayor aumento posible de Ia poblacién y, para jer mantenerla a pesar de todo, la creacidn de las mis oportunidades po- sibles de venta al exterior y aun, en lo posible, de las de productos que com- prendian un m4ximo de mano de obra del pais, o sea, puts, de productos acabados, y no acaso de materias primas. Finalmente, el comercio habla de tener lugar en el mayor grado posible por medio de comerciantes propios, de modo que los beneficios vinieran a aumentar la fuerza impositiva interior. ‘Teoricamente, ese sistema se apoyaba en la teoria de la balanza comercial, que ensefia que un pais se empobrece tan pronto coma el valor de las importaciones rebasa el de las exportaciones; esta teoria se desartollé por vez primera en Inglaterra en el siglo xvi. Y, en términos gencralcs, Inglaterra es el pais de origen del mercantilis- mo. Las primeras trazas de su aplicacién se encuentran alli en el afio 1381. Al producirse, bajo el débil rey Ricardo II, una escasez de dineru, el Parla- mento nombré una comisién investigadora, que es la que primero trabajé ¢on el concepto de Ja balanza comercial, con todas sus caracteristicas esen- ciales. Al principio s6lo produjo leyes ocasionales: prohibicién de la impor- tacién y favorecimiento de la exportacién, pero sin que por ello toda la politica inglesa adoptara una orientacién mercantilista. El cambio decisivo suele situarse en 1440. En aquella ocasién surgieron (por medio de uno de los numerosos Statutes of employment decretados para combatir las de- ficiencias sefialadas) dos puntos de vista que ya se habian elevado antes, pero sélo ocasionalmente, a la categoria de principio, a saber: los comerciantes extranjeros que Ilevan mercancias a Inglaterra han de inyertir todo cl dinero que por ellas reciben en mercanctas inglesas y: los comerciantes ingleses que van a) extranjero han de devolver a Inglaterra, en moneda contante, una parte por lo menos del producto obtenido. A estas dos formulaciones se fue luego adaptando progresivamente el sistema conjunto del mercantilismo, hasta la Ley de Navegacién de 1651, con la exclusién de la navegacién ex- tranjera. El mercantilismo, como alianza del Estado con intereses capitalistas, apatecié bajo un doble aspecto. 1) Una de sus formas de aparicién fue la de un mercantilismo monopolistico estamental, tal como se nos presenta de modo tipico en Ja politica de los Estuardos y de la iglesia anglicana y, en par- ticular, en la del obispo Laud, decapitado més tarde, Ese sistema queria la creacién de una articulacién estamental de toda la poblacién en sentido cristiano-social, una estabilizacién de los estamentos, para poder volver 2 introducir cl sistema social de la caridad cristizna. En contraste violento con el puritanismo, que veia en todo pobre a un perezoso o un criminal, aquel SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1085 sistema simpatizaba con la pobreza. En la practica, el mercantilisme de los Estuardos se orienté en sentido predominantemente fiscal, por cuanto todas las nuevas industrias sélo podian importar en virtud de concesién real de monopolio y habijan de mantenerse constantemente bajo el control y Ja ex- plotacidn fiscal por parte del rey. Parecida, aunque no tan consecuente, fue la politica de Colbert en Francia. Perseguia éste un fomento artificial de la industria apoyado en monopolios, intencién en la que coincidia con los hu- gonotes, cuya persecucién vela por consiguiente con desagrado. En Inglate- za, la politica real y anglicana sucumbié en el Parlamento Largo debido a los puntanos. La lucha de éstos contra el rey se prolongé por muchos afios, bajo la consigna: “contra los monopolios”, que en parte se habian otorgado a extranjeros y en parte a cortesanos, en tanto que las colonias cran asigna- das a favoritos del rey. El estamento de los pequetios empresarios, que entre- tanto habian crecido, sobre todo en ef marco de los gremios, pero en parte también fuera de éstos, luchaba contra la politica monopolistica real, y el Parlamento Largo decreté la incapacidad electoral de los monopolistas. La obstinacién extraordinaria con la que el sentido econémico del pueblo inglés se ha erigido contra todos los cérteles y monopolios hallé expresién en dichas Juchas puritanas. 2) La segunda forma de] mercantilismo fue la del mercan- tilismo ngcional, que se limitaba a proteger sistemAticamente las industrias nacionales walmente existentes, pero no creadas por monopolios. ‘Casi ninguna de las industrias creadas pur el mercantilismo subrevivid a Ja época mereantilista. Las creaciones de los Estuardos fracasaron, Jo mismo que las de los Estados continentales del Occidente y las posteriores de Ru- sia. Ni constituye tampoco el mercantilismo nacional el punto de partida del desarrollo capitalista, sino que éste tuvo lugar primero en Inglaterra al lado de la politica monopolistico-fiscal del mercantilismo, de tal manera, que una capa de empresarios que habian prosperado independientemente del poder de Estado hall6, después del feacaso de la politica monopolistico-fis- ¢al de los Estuardos en el siglo xvm1, el apoyo sistematico det Parlamento. Por ‘iltima vez se enfrentaron aqui en lucha abierta los capitalismnos irracional y tacional: el capitalismo orientado en e] sentido de las oportunidades fisca- les y coloniales y de los monopolias estatales, y cl que se orientaba hacia las oportunidades del mercado, que se buscaban automdticamente, de dentro a fuera, en virtud de las realizaciones mercantiles propias. El punto en que entraron en conflict fue el Banco de Inglaterra. Habia sido creado por el escocés Paterson, aventurero capitalista tal como los Estuardos los cultivaban mediante la concesién de monopolios. Pero formaban, ademas, parte del Banco hombres de empresa puritanos, La (ltima vez que el Banco se desvid en el sentido del capitalismo de aventura fue en ocasién del asunto de la South-SeaCompany, Pero prescindiendo de dicho caso, podemos seguir paso @ paso en su comportamiento c6mo Ia influencia de Paterson y los de su calafia va perdiendo terreno frente a la influencia de la categoria raciona lista de los miembros del Banco, que cran todos directa o indirectamente de origen puritano o estaban baja Ja infinencia de la manera de ser puritana. El mercantilismo siguié ademis jugando el papel conocido en ta historia de la economia, En Inglaterra, sélo dejé definitivamente de ser operante 1056 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION con la introduccién del libre cambio, realizacién de los puritanos Dissenters (Cobden y Bright) y de su unién con intereses industriales, que ya podian prescindit ahora del apoyo mercantilista. § 2. El estado racional como asociacién de dominio institucional con el monopolio del poder legitimo * Desde el punto de vista de la consideracién sociolégica, una asociacién “po- Kitica” y en particular un “Estado” no se pueden definir por el contenido de To que hacen, En efecto, no existe apenas tarea alguna que una asociacién politica no haya tomado alguna vez en sus manes, ni tampoco puede decirse de ninguna, por otra parte, que la politica haya sido siempre exchisivamente propia de aquellas asociaciones que se designan como politicas, y hoy como Estados, o que fueron histéricamente las precursoras de] Estado modemo. Antes bien, sociolégicamente ¢l Estado modemo sélo puede definirse en \iltima instancia a partir de un medio especifico que, Io mismo que a toda asociacién politica, le es propio, a saber: el] de la coaccién fisica. “Todo Estado se basa cn Ja fuerza”, dijo cn su dia Trotsky en Brest-Litowsk. Y esto es efectivamente asi. Si sdlo subsistieran construcciones sociales que ignoraran le coaccién como medio, el concepto de Estado hnbiera desapare- cidu; entunces se hubieia producide lo que se designaria, cpn este sentido particular del vocablo, como “anarquia”. Por supuesto, la coaccién no ¢s en modo alguno el medio normal o tinico del Estado —nada de esto— pero si su medio especifico. En el pasado, las asociaciones ms diversas —empezau- do por la familia— emplearon la coaccién fisica como medio perfectamente normal. Hoy, en cambio, habremos de decir: el Estado es aquella comunidad humana que en el interior de un determinado territorio —el concepto del “territorio” es esencial a la definicién— reclama para si (con éxito) el mo- nopolio de la coaccién fisica legitima. Porque lo especifico de la actualidad es que a las demds asociaciones o personas individuales sdlo se les concede el derecho de la coaccién fisita en la medida en que cl Estado lo permite. Fste se considera, pues, como fuente nica del “derecho” de coaccién. La “politica” serfa, as{, pata nosotros: aspiracion a la participacién en el poder, o a la influencia sobre la distribucién del poder, ya sea entre Esta- dos 0, en el interior de un Estado, entre los grupos humanos que compren- de, lo cual corresponde tambitn esencialmente al uso lingiiisitco. Cuando se dice de una cuestién que es una cuestién “politica”, o de un ministro o un funcionario que es un funcionario “politico”, o de una decision que tiene caracter “politico”, entonces se entiende siempre con ello que los intereses de la distribucién, Ia conservacién o el desplazamiento del poder son deter minantes de la respuesta a aquella cuestién, o condicionan aquella decisién, o determinan Ia esfera de actuacién del funcionario en cuestién. E] que hace politica aspira a poder: poder, ya sea como medio al servicio de ottos fines © Reproduecién de Politik als Beruf (“La politica como profesién'"}, pp. 3-10 (Ges. Politische Schriften ["Obras politicas reunidas}, pp. 396-402). SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1057 —ideales 0 egoistas—, o poder “por cl poder mismo”, o sea para gozar del sentimiento de prestigio que confiere. EI Estado, lo mismo que las demds asociaciones politicas que lo han pre- cedido, ¢s una relacién de dominio de hombres sobre hombres basada en el medio de la coaccién legitima (es decir: considerada legitima). Asi, pues, para que subsista es menester que los hombres dominados se sometan a la autoridad de los que dominan en cada caso. Cuando y por qué lo hagan, sélo puede comprenderse cuando se conocen los motivas intemos de justifica- ¢ién y los medios externos en los que la dominacién se apoya. Motivos de justificacién interior, 0 sea motivos de legitimidad de una dominacién —para empezar con ellos— hay tres en principio. Primero, la autoridad del “pasado”, de la costumbre consagrada por una validez inme- morial y por la actitud habitual de su observancia: es ésta la dominacién “tradicional” tal como la han ejercido el patriarca y el principe patrimoniat de todos los tipos, Luego, la autoridad del don de gracia personal extraordi- nario (carisma), o sea la devocién totalmente personal y la confianza perso- nal en revelaciones, heroismo y otras cualidades de caudillaje del individuo: dominacin “carismitica”, tal come Ja ejercen el profeta o —en el terreno Kitico— el principe guerrero escogido o el conductor plebiscitado, el gran Geeaetaa y jefe politico de un partido Y, finalmente, la dominacién en virtud de “legalidad”, o sea en virtud de la creencia en la validez de un esta- tuto legal y de la “competencia” objetiva fundada en reglas racionalmente cteadas, es decir: disposicién de obediencia en el cumplimiento de deberes conforme a estatuto; ésta ¢s la dominacién tal como la ejercen el modemno “servidor del Estado” y todos aquellos otros elementos investidos de poder que en este aspecto se le asemejan. Se comprende que, en realidad, condicio- nan el sametimiento motivos muy poderosos de miedo y esperanza: temor de Ia venganza de poderes mégicos o del duefio del poder, esperanza de una recompensa en el otro mundo o en éste, af lado de otros intereses de la indole mds diversa. De ello hablaremos en seguida. Sin embargo, si se pre- gunta por los motivos de “legitimidad” de dicho sometimiento, entonces nos encontramos con esos tres tipos “puros”. Y¥ estas representaciones de a legi- timidad y su motivacién interna son para la estructura de la dominacién de muy considerable importancia Sin duda, los tipos puros s6lo se encuentran raramente en la realidad. Pero no nos proponcmos entrar aqui en el detalle de las modificaciones, las transiciones y las combinaciones sumamente com- plicadas de dichos tipos puros: en efecto, esto pertenece a la esfera de los problemas de Ja “teoria general de] Estado”. ‘Aqui nos interesa ante todo el segundo de los tipos en cuestién, o sea Ja dominacién en virtud de devocién de los dominados al “carisma” puramente personal del “caudillo”. Tiene aqui sus raices Ja idea de la vocacion en su expresién suprema, La devocién al carisma del profeta o del caudillo en la guerra o del gran demagogo en la asamblea (ekklesia) 0 el parlamento, sig- nifiea que éste pasa por el conductor interiotmente “llamado” de los hom- bres, que éstos no se le someten en virtud de costumbre o estatuto, sino porque creen en él, Sin duda, & mismo, si es algo mas que un vano y limita- do adveredizo, vive su propia causa, “persigue su misién”. Pero la devocisn 1058 SOCTOLOGIA DE LA DOMINACION de su séquito —de sus apéstdles, sus secuaces 0 sus partidarios— se dirige a su persona y sus cualidades. En las dos mayores figuras del pasado, la del mago y proféta por un lado y la del principe guerrero escogido, del jefe de banda y condoticro por cl otro, el caudillaje ha aparecido en todos los terrenos y en todas las épocas histéricas Sin embargo, es peculiar del Occi- dente: ef caudillaje politico primera eu Ia figura del “demagogo” libre, que sélo se desazrollé en el terreno de la ciudad-estado, propio exclusivamente de la civilizacién occidental y ante todo mediterranea, y luego del “jefe de partido” parlamentario, que también sélo crecié en el dmbito del Estado constitucional occidental. Sin embargo, esos politicos de “profesién”, en el sentido mas estricto del vocablo, no son en absoluto las solas figuras decisivas en el lenguaje de la lucha politica por-el poder, Decisiva es, antes bien, la clase de los medios auxiliates de que disponen, La cuestién: scémo hacen los poderes politica- merite dominantes para mantenerse en su dominio? se aplica a toda moda- lidad de dominacién politica en cualquiera de sus formas, o sea tanto a la tradicional como a la legal y la carismatica. ‘Toda empresa de dominio que requiere una administracién continua ne- cesita por una parte Ja actitud de obediencia en Ja actuacién humana con respecto a aquellos que se dam POE portadores del poder legitimo y, por otra parte, por medio de dicha obediencia, Ja disposicién de aquellos elementos materiales eventualmente necesarios para el empleo fisico de la cuaccién, es decir: ] cuerpo administrativo personal y los medios materiales de adminis. tracién. El cuerpo administrative, que representa extermamente a la empresa po- itica de dominio lo mismo que a cualquier otra, no s¢ halla ligado a la obe- diencia frente al detentidor del poder por aquella sola representacién de la legitimidad de que hablébames hace un momento, sino ademés por otros dos medios que apelan directamente al interés personal: retribucién material y honor social. Los feudos de los vasallos, las prebendas de los funcionarios patrimoniales y el sueldo de los modemos servidores del Estado —el honor de la nobleza, los privilegios de clase y el honor del funcionario— constitu- yen la paga, y el temor de perderla constituye €l fundamento ultimo y deci- sivo de la solidaridad del cuerpo de la administracién con el soberano. Esto se aplica asimismo al cavdillajc carismatico, a saber: honor militar y botin para-el séquito guerrero, y los spoils, o sean la explotacién de los stibditos por el monopolio de los’ cargos, beneficios politicamente condicionados y primas a la vanidad, para el séquito demagégico. Para e] mantenimiento de tedo dominio por la fuerza se necesitan ade- mds determinados clementos materiales externos, exactamente lo mismo que en la empresa econémica. Todos los ordenamientos estatales se pueden cla- sificar en dos grupos, segiin que se funden en el principio de que las personas que constituyen el cuerpo con cuya obediencia cl soberane ha ‘de contar, ya sean funcionarios o lo que fueren, poseen en propiedad los medios de admi- nistracién, ya se trate de dinero, edificios, material bélico, lotes de automévi- les, caballos 0 lo que sea, 0 que, por el contrario, el cuerpo administrativo esté “separado” de los medias de adminisiracién, en el sentido en que actual- SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1059 mente él empleado y el proletario estén “separados”, en la empresa capita- lista, de los medios materiales de produccién. O sea, pues, segin que el soberano tenga organizada la administracién por cuenta propia y la haga funcionar por medio de servidores, empleados, favoritos o personas de can- fianza que no son propietarios, esto es, poseedores por derecho propio de los medios materiales de la empresa, sino que es el sefior el que en el ejercicio de los mismos los dirige, 0 que ocurra lo contrario. Esta diferencia se encuen- tra por doquiera en todas las organizaciones administrativas del pasado. La asociacién politica en que los medios materiales de la administracién se encuentran total o parcialmente en el poder propio del cuerpo administra- tivo dependiente la designaremos come articulada “en clases”. El vasallo, por ejemplo, pagaba de su propio bolsillo, en la asociacién feudataria, la admi- nistracién y la jurisdiccion del distrito que le habia sido dado en feudo, y se equipaba y abastecia a s{ mismo para la guerra, y sus subvasallos hacian lo mismo. Esto comportaba consecuencias considerables desde el punto de vis- ta de la posicion de poder del sefior, que sélo se apoyaba asi en el vinculo personal de lealtad y en el hecho de que la posesién del feudo y el honor social del vasallo derivaban de la “legitimidad” de aquél. Sin embargo, encontramos también en todas partes, hasta en las forma- ciones politicas més tempranas, la administracién por cuenta propia del se- fior: por medio de esclavos dependientes personalmente de él, de funciona- tius domésticus, servidures, “favurits” personales y prebeudarios retribuidus a sus expensas con asignaciones en especie o en dinero, trata aquél de rete- ner la administracién en sus propias manos, de procurarse los medios para ello, ya sea de su bolsa o de los productos de su patrimonio, y de crearse un cjército dependiente personalmente de él, por cuanto estaba equipado y abas- tecido a cargo de sus graneros, sus almacenes y sus armerfas. En tanto que en la asociacién “en clases” el sefior gobierna con la ayuda de una “aristo- cracia” auténoma, 0 sca que comparte el poder con ella, aqui, en cambio, se apoya en siervos domésticos o en plebeyos, o sea en capas desposeidas, caren- tes de honor social propio, que le estan materialmente ligadas por completo y no disponen de poder propio concurrente alguno, Comesponden a este tipo todas las formas de dominacién patriarcal y patrimonial, de despotismo sultanesco y de ordenamiento estatal burocratico. Y en particular este dlti- mo, o sca aquel que en su formacién més racional catacteriza también, y aun precisamente, al Estado modermo. El desarrollo de éste se inicia por doquiera a partir del momento en que se empieza a expropiar por parte del principe a aquellos portadores de poder administrativo que figuran 2 su lado: aquellos poseedores en propiedad de medios de administracién, de guerra, de finanzas y de biencs politicamente utilizables de toda clase. E] proceso conjunto forma un paralelo completo con e} desarrollo de la empresa capitalista, con su expropiaci6n paulalina de los productores independientes. Al final vemos que, cfectivamente, en el Estado modemo concurre en una sola cima la disposicién de la totalidad de los medios politicos de explotacién, y que ya ni un solo funcionario es personalmente propietario del dinero que gasta o de los edificios, depésitos, utensilios y miquinas de guerra de que dispone. En el “Estado” actual, pues 1060 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION —y esto constitnye un rasgo esencial del concepto—, la “separacidin” del cuerpo administrativo, o sea de los funcionarios y los trabajadores adminis- trativos, de los medios materiales de administracién, se ha Itevado a cabo por completo. .. Desde el punto de vista de nuestra consideracién importa, pues, destacar lo puramente conceptual en el sentido de que el Estado moderno es una asociacién de dominio de tipo institucional, que en el interior de un territo- tio ha tratado con éxito de monopolizar la coacci6n fisica legitima como instrumento de dominio, y reine a dicho objeto los medios materiales de explotacién on manos de sus directores pero habiendo expropiado para ello a todos Ios funcionarios de clase autonomos, que anteriormente disponian de aquéllos por derecho propio, y colocéndose a si mismo, en lugar de ellos, en la cima suprema. § 3. La empresa estatal de dominio como edministracién, Direccién politica y hurocracia En el Estado moderno, el verdadero dominio, que no consiste ni en los discursos parlamentarios ni en las proclamas de monarcas sino cn cl manejo diario de la administracién, se encuentra necesariamente en manos de la Durocracia, tanto militar como civil. Porque también el oficial modemo superior dirige las batallas desde su despacho (Bureau). Lo mismo que el llamado progreso hacia l capitalismo a partir de la Edad Media constitu- ye la escala univoca de la modernizacién de la economia, asi constituye tam- dién el progreso hacia el funcionario burocritico, basado en el empleo, en sueldo, pensién y ascenso, en la preparacién profesional y la division del trabajo, en competencias fijas, en €l formalismo documental y en la subor- dinacién y la superioridad jerérquica, la escala igualmente unfvoca de la modernizacién del Estado, tanto del mon4rquico como del democratico. Asi es, en todo caso, cuando el Estado no es un pequefio cantén de administra- cin por turno, sino un gran Estado de masas. La democracia elimina la administracién en la misma medida que el Estado absoluto y en favor de funcionarios empleados por medio de honoratiores, ya sean éstos feudales, patrimoniales 0 patricios, o actin en virtud de atros titulos honorificos o hereditarios. Funcionarios a sueldo deciden acerca de las necesidades y las quejas de cada dia. En el aspecto que a tal efecto es decisivo, el titular del dominio militar, 0 sca el oficial, no se distingue del funcionario adminis- trative burgués. En efecto, también el ejército modemo de masas es un ejército burocratico, y el oficial es una categoria especial de funcionario, en contraste con el noble, el condottiere, el cabecilla o los héroes homéricos. La fuerza efectiva del ejército descansa en Ja disciplina. Y, en la administracién municipal, el avance del burocratismo se produce en condiciones sdlo lige- ramente modificadas. Y cuanto mayor es el municipio o cuanto mds inevita- blemente se va despojando, en virtud de la formacién de asociaciones de fines especificos condicionadas técnica o econémicamente, de sus rasgos autéc- tonos argénicos locales, tanto mas rapido es aquel avance. Lo mismo que en SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1061 In Iglesia tampaco fue, por ejemplo, el tan cacareado dogma de la infalibilidad, sino el episcopado universal el que elaboré la conclusién, importante desde el punto de del principio, de 1870. Ese fue, en efecto, cl que cred la “capellanocracia” y, en contraste con Ja Edad Media, convirtié al obispo y al cura en simples funcionarios del poder curial central. Y lo mismo cabe decir de las grandes empresas privadas de la actualidad, tanto mas cuanto mayores sun. Los empleados privados aumentan, segin lo indican las esta- disticas, m4s rapidamente que los obreros, y constituye un error suponer que ¢] trabajo intelectual de Ja oficina se distinga en lo mds minimo de aquel del despacho estatal. Antes bien, ambos son esencialmente homogéneos. Desde el punto de vista de la sociologia, el Estado moderno es una “empresa” con el mismo: titulo que una fabrica: en esto consiste precisamente su rasgo histérico es- pecitico. Y se halla asimismo condicionada de modo homogéneo, en ésta y en aquél, la relacién de poder en el interior de la empresa. Asi como la inde- pendencia rclativa del artesano, del pequefio industrial domestico, del cam- pesino con tierta propia, del comanditario, del noble y del vasallo se fundaba en que eran propietarios ellos mismos de los utensilios, las existencias, los medios monetarios o las armas con que ejereian sus respectivas funciones econémicas, politicas, o militares y de tos que durante dicho ¢jercicio vivian, asi descansa también la dependencia jerérquica del obrero, del empleado de escritoriv, del empleado técnica, def asistente académico de institute y del funcionario estatal y <1 soldado, exactamente del mismo modo, en el hecho de que los utensilios, existencias y medios pecuniarios indispensables para la empresa y su existencia econémica estén concentrados bajo la facul- tad de disposicién del empresario, en un caso, y del soberano politico en el otro... Ese fundamento econémico decisivo, o sea la “separacién” del tra- bajador de los medios materiales del trabajo —de los medios de produccién en la economia, de los medios bélicos en cl ejétcito, de los medios materiales administrativos en la administracién pdblica, y de los medias monetarios én todos ellos, de los medios de investigacién en el instituto universitario y en el laboratorio— es comtin, como tal fundamento decisive, tanto a la empresa politico-militar estatal moderna como a la econom{a capitalista pri- vada, En ambos casos, la disposicién de dichos medios est’ en manos de aquel poder al que el aparato de la burocracia (jucces, funcionarios, oficiales, capataces, empleados, suboficiales, etc.) obedece o 2 cuya Hamada atiende; aque] aparato igualmente caracteristico de todas aquellas formaciones y cuya existencia y funcién estén ligadas indisolublemente, tanto como causa cuan- to como efecto, a aquella “concentracién de los medios materiales de explo- tacién” 0, lo que es mAs, cuya forma constituye, “Socializacién” creciente significa hoy, inexorablemente, burocratizacién creciente. Pero también histéricamente, el “progreso” hacia lo buroerético, ha- cia el Estado que juzga y administra asimismo conforme a un derecho estatuido y a reglamentos concebidos racionalmente, esta en Ja conexién més intima con e] desarrollo capitalista modecno. La empresa capitalista moder- na descansa intemamente ante todo en dl céleulo. Necesita para su existen- cia una justicia y una administracién cuyo funcionamiento pueda calcularse 1062 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION tacionalmente, por lo menos en principio, por normas fijas generales con tanta exactitud como puede calcularse el sendimiento probable de una md- quina. Puede contentarse tan poco con la justicia Hamada en el lenguaje corriente “del Cadi”, o sea con el juicio segan el sentido de equidad del juez en cada caso o segiin otros medios y principios iracionales de Ja averigua- cidn del derecho, tales como imperaban por doquiera en el pasado y subsisten hoy todavia en Oriente, como con la administracién patriarcal que procede segiin arbitrio y gracia —por lo demas conforme a una tradicién inviolable- mente sagrada, pero con todo inacional-— de las asociaciones de poder teo- crdticas 0 patrimoniales del Asia y det pasado occidental. Sin duda, la cir- cunstancia de que esa “justicia del Cadi" y su administracion correspondiente sean a menudo venales, precisamente debido a su cardcter irracional, permite que surjan y subsistan (y a menudo debido a dichas cualidades prosperen y florezcan) el capitalisma del comerciante y del proveedor del Estado y todas aquellas otras modalidades del capitalismo prerracionalista conocidas en el mundo desde hace cuatro milenios y, en particular, e] capitalismo de aventureros y de rapifia enraizado sobre todo como tal en la politica, el ejé- cito y la administracién. Sin embargo, aquello que en contraste con dichas formas capitalistas remotas de lucto es especifico del capitalismo moderno, © sea la organizacién estrictamente tacional del trabajo en el terreno de la Wenica racional, no se ha oniginado en paste alguna —ni podia osiginarse— eu el uraico de aquellos urgauistnos etatales de cuustrucci 1. Po que, para ello, estas formas de empresa moderna, con su capital fijo y su caleulo exacto, son demasiado sensibles frente a Jas irracionalidades del derecho y de la administracion. Asi, pues, s6lo podia originarse: 1) alli donde, como en Inglaterra, la claboracién practica del derecho se hallaba cfectiva- mente entre las manos de abogados, los cuales, en interés de sus clientes, esto ¢s, de elementos capitalistas, ideaban las formas adecuadas de los negocios, y de nyo gremio salian luego los jueces, Bgados estrictamente a los “preceden- tes", o sea a esquemas calculables. 2) O bien alli donde el juez, come en el Estado burocritico con sus leyes racionales, es mas 0 menos un automata de parrafos, al que se le dan desde arriba los autos, con los costos y Jas tasas, para que emita hacia abajo Ja sentencia con sus fandamentos més 0 menos concluyentes, es decir, en todo caso, un funcionamiento que en conjunto puede calenlarse.* La exposicion se orienta en adelante hacia el reclutamiento de los cuer- pos adiministratives en la formacién det Estado racional.6 En el curso del proceso politico de expropiacién (véase el parrafo anterior) que tuvo lugar con éxito mayor 0 mentor en todos los paises del mundo, surgieron, al servicio inicialmente del principe, las primeras categorias de “politicos profesionales” ¢n otro sentido, esto es, en el sentido de individuos que no se proponian ser seffores ellos mismos, como los caudillos carisméticos, sino que entraban al 4 Hasta aqui fa parte de este pirmafo est reproducida de Parlamert und Regierang im neuge ‘edneten Deutschland ("Parlamento y gobierno en Alemania de nuevo ordenamicnto”}, pp. 13-18, ex Cesammelte politische Schiiiten “Obras pollticas reunidas”}, pp. 13943. 5 Frase de transiciém del editor. Lo que sigue esti tomado’de Politik als Beruf (“La politica omg profesidn") (véase més adelante p. 1072, nota 7}. SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1063 servicio de seiiores politicos. Ponianse en esta lucha a disposicién del prin- cipe y hacian de la atencién de su politica un modo de vida por una parte, y un ideal de vida por ia otra, Una vez. mds, sélo en Occidente encontramos esta clase de politicos profesionales al servicio también de otros poderes, al Jado del servicio del principe. Sin embargo, en el pasado dichos politicos se desarrollaron también aqui, en la lucha del principe contra los ¢stamentos, al servicio del primero. Llamaremos “estamentos” a los poseedores por derecho propio de medios militares, 0 de medios materiales importantes para la administracién, o de po- deres de dominio personales. Gran parte de ellos estaban muy lejos de dedicar su vida total o parcialmente, o aun mds que ocasionalmente, al servicio .de la politica. Aprovechaban, antes bien, su poder scfiorial en interés de la obtencién de rentas, o inclusive directamente de beneficios, y slo actuaban politicamente, al servicio de la asociacién politica, cuando el sefior o sus propics compaiieros de estamento se lo pedian especialmente, Ni obraba tampoco en otra forma una parte de aqucllas fuerzas auxiliares a las que el ptineipe recurria para la creacién de una empresa politica propia a su dispo- sicién exclusiva. Los “‘consejeros ¢ domo” y, mas atrés todavia, una parte considerable de los consejeros que se reunian en la “curia” y en las demas corporaciones consultivas de los principes poseian dicho cardcter. Sélo que con estas fuerzas auxiliares ocasionales 0 extraprofesionales el principe, por supuesto, no salfa del paso. Tenia, pues, que tratar de buscarse una plana mayor de fuerzas auxiliares que se dedicaran exclusivamente asu servicio, a titulo pot consiguiente de ocupacién principal. De dénde las reclutara de- pendia en parte muy considerable la estructura de la construccién politica dindstica en gestacién, y no sdlo ella, sino también el cardcter conjimto de la civilizacién correspondiente. Y hallabanse mucho mas en la misma nece- sidad aquellas asociaciones politicas que, con eliminacién total o limitacién considerable del poder del principe s¢ constitujan politicamente como comu- nidades (llamadas) “libres” —“libres” no en el sentido de Ja libertad con respecto del dominio coactivo, sino en el sentido de la falta del poder del Principe, legitimo en virtud de tradicién (consagrado por Jo regular por la teligién), como fuente exclusiva de toda autoridad. Histéricamente, aquéllas son exclusivamente originarias del Occidente, y su niicleo fue la ciudad como asociacién politica, tal como ésta aparecié primero en el 4mbito de la civi- lizacién mediterranea. La peculiandad tfpica del politico profesional, tanto de los “caudillos” como de su séquito, ha variado mucho y sigue siendo todavia muy diversa. Contra los estamentos, el principe se apoyaba en capas politicamente utilizables de cardcter no estamental. Pertenecian a éstas inicialmente, cn la India ¢ Indochina, en la China budista, en el Japon y en la Mongolia de los lamas, lo mismo que en las regiones cristianas de la Edad Media, los clé- rigos. Técnicamente, porque sabian escribic. La importacién de brahmanes, de sacerdotes budistas, de lamas y el empleo de obispos y curas a titulo de consejeros politicos ha tenido lugar por doquiera con objeto de procurarse fuerzas administraitvas que supieran escribir y pudieran utilizarse en las luchas del emperador, el principe o el khan contra Ia aristocracia. Los clérigos, 1064 socro.octs DE 1.4 DOMINACION sobre todo los célibes, estaban a] margen de Ja agitacién de los intereses politicos y econémicos normales, y no caian en la tentacién, como ocurtia con los feudatarios, de perseguir para su descendencia un poder politico frente al de su sefior. Estaban “‘separados” de los medios de explotacién de la administracién del principe por sus propias cualidades de estamento. Otra capa semejante Ja constituian los literatos de formacién humanista. Hubo una época en que se aprendfa a hacer discursos en latin y versos en griego con objeto de llegar a set consejero politico y, ante todo, redactor de as memorias politicas de un principe. Esta fue la época del primer floteci- miento de las escuelas de humanistas y de las fundaciones principescas de cdtedras de “‘pottica”; época que en Alemania pas6 répidamente, pero que ejercié con todo sobre ¢] sistema escolar una influencia duradera, aunque politicamente no tuviera mayores consecuencias. No asi, en cambio, en el Asia oriental. E] mandarin es alli 0, mejor dicho, fue originariamente algo parecido al humanista de nuestro Renacimiento, es decit: un literato de formacién humanista versado en los monumentos lingiiisticos del pasado remoto, En los diarios de Li-HungTschang se encuentra que también su mayor orgullo consistia todavia en que sabia hacer poesias y ¢ra ua buen caligrafo, Esta capa, con sus convencionalismos desaztollades en la Antigiie- dad china, ha decidido el destino conjunto de China, y tal habria sido tal vez también el nuestro, si los humanistas hubieran tenido en su época la meuor vpurtunidad de imponerse. La tercera capa era la de Ia nobleza cortesana. Una vez que los principes hubieron logrado despojar a la nobleza de su poder politico estamental, la atrajeton a la corte y la utilizaron en el servicio politico y diplomético. Con- tribuyé a la transformacién de la ensedianza en el siglo xvi en Alemania cl hecho de que en lugar de los literatos humanistas entraran al servicio de los principes politicos profesionales cortesanos. La cuarta categoria fue una formacién especificamente inglesa, un patri- ciado que abarcaba al pequefio comerciante y al pequetio rentista urbano y se designaba técnicamente como “gentry”: 0 sea una capa que él principe utilizé oniginariamente contra los barones, poniéndola en posesién de los cargos del “‘self- government”, pero de la que se fue luego haciendo cada vez més dependiente. Esa capa se mantuvo en posesién de todos los cargos de la administracién local, cjerciéndolos gratuitamente en interés de su propio poder social. Ha preservado a Inglaterra de la burocratizacién, que habla de constituir el destino de la totalidad de los Estados continentales. Una quinta capa fue peculiar dei Occidente, ante todo de! continente europea, y revistié importancia decisiva por lo que se refiere al conjunto de Ia estructura politica del mismo: Ia de los juristas de formacién universitaria. La formidable influencia del derccho romano, tal como lo habia transfor mado el Estado burocritico de la Roma decadente, no queda tan claramente de manifiesto en parte alguna como en el hecho de que la revolucién de la empresa politica en el sentido del desarrollo hacia el Estado racionat fuera obra de juristas cultivados. También en Inglaterra, aunque allf los grandes gemios nacionales de jutistas impidieron la recepcién del derecho romano. fo se halla en tegién alguna de la tierra ung analogia correspondiente, Todos SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1065 los intentos de un pensamiento juridico racional en la Escuela india de Mimansé y todo el cultivo continuo del pensamiento juridico antiguo en el Islam no han logrado impedir que el pensamiento juridico racional se viera astixiado por formas de pensar teoldgicas. Ante todo no se racionalizé por completo el procedimiento litigioso. Esto slo lo han logrado la recepeién de la jurisprudencia romana antigua, producto de una construccién polt tiea de cardcter absolutamente peculiar que ascendié de la ciudad-estado al imperio universal, por los juristas italianos, e] “usus modernus” de los pan- dectistas y canonistas de fines de la Edad Media, y las teorlas del derecho natural surgidas en cl pensamiento cristiano y secularizadas mds adelante. En el podesté italiano, en Jos juristas franceses del rey, que crearon los me- dios formales para.la socavacién del dominio de los seigrieurs por la monar- quia, en los canonistas y los tedlogos iusnaturalistas del conciliarismo, en los juristas de corte y los jueces ilustrados de los principes continentales, en Jos teotizantes necrlandeses del derecho natural y en los monarcémacos, en los juristas ingleses de la Corona y el Parlamento, en la “noblesse de robe” de Jos Parlamentos franceses y, finalmente, en los abogados de la época de la Revolucién, en todos ellos ha tenido este racionalismo juridico sus grandes representantes. Sin él, el advenimiento del Estado absoluto se concibe tan poco como la Revolucién. Cuando se examinan las objeciones de los Par- lamentos franceses 0 los cakiers de los Estados Generales franceses a partir del siglo xvi y hasta el aflo 1789, eucuéntrase por deyuivra el espisitu jurista. Y¥ quien estudia las profesiones de los miembros de la Convencién francesa, encuentra en ellas —pese a que habjan sido clegidas con un derecho clec- toral igual— a un solo proletario, a muy pocos empresatios burgueses y, en cambio, a cantidad considerable de juristas de todas clases, sin los cuales el espiritu espectfico que animaba a dichos intelectuales radicales y sus proyec- tos no se podria concebir, Desde entonces, el abogado moderno y la demo- cracia modema son sencillamente inseparables, y los abogados en el sentido nuestro, come estamento independiente, tampoco se dan mas que en el Occi- dente a partir de la Edad Media, en donde se desarrollaron a partir del “‘de- fensor”, del procedimiento formalista litigioso getménico, bajo la influencia de la racionalizacién del proceso. La importancia de los abogados en la politica occidental a partir del adve- nimiento de los partidos nada tiene de casual. En efecto, el juego politico de los partidos significa, precisamente, juego de elementos interesados, y pron- to habremos de ver lo que debe entenderse con ello, Y el llevar un asunto con eficacia en beneficio de los interesados es precisamente ¢] cometido del abogade de profesién. En ello, éste es superior a cualquier “funcionatio”. Sin duda, puede evar con éxito, o sea técnicamente “bien”, una causa apoyada en argumnentos Kigicamente endebles, 0 sea, en este sentido, “mala”, Pero solamente él, tambin, lleva con éxito —o sea, en este sentido, “bien” — una cansa apoyada en argumentos légicamente “sélidos”, 0 sea,-en este sen- tido, una causa “buena”. En cambio, el funcionario en’ calidad de politico convierte con demasiada frecuencia, mediante una conduccién técnicamente “mala”, una causa “buena” en si bajo todos los aspectos en una cau- sa “mala”. Porque es el caso que la politica actual tiene lugar de modo pre- 1066 SOCICLOGIA DE LA DOMINACION ponderante en piiblico y por los medios de la palabra hablada o escrita. ¥ el Sopesar los efectos de la misma cae en la esfera de las tareas propias del abo- gado, y no en 1a del funcionario profesional que no es un demagogo ni, de acuerdo con su misién, debe serlo, y si, pese a todo, se esfuerza por serlo, entonces suele convertirse por lo regular en un mal demagogo. A partir del Estado constitucional, y més ain a partir de Ja demecracia, el “demagogo” es cn Occidente cl tipo del jefe politico, El sabor desagrada- Bledel vacablo no debe hacer olvidar que no fue Cleén, sino Pericles, el primero que Ileyé dicho nombre. Sin cargo alguno, o bien —en contraste con los cargos designados por la suerte de la democracia antigua— investi- do con el nico cargo de elecciém, el de estratego superior, dirige le asamblea (ekklesia) soberana del pueblo (demos) de Atenas. Sin duda, la demagogia modema se sirve también del discurso oral, y aun en un volumen enone si se considera la cantidad de discursos electorales que wn candidato moderno ha de pronunciat, pero se sirve en forma més eficaz atin de la palabra impresa... Hay dos maneras de hacer de Ia politica una profesién. En efecto, se ive “para’’ la politica, 9 “de” la politica. Esta oposicién no es en modo alguno exclusiva, Por lo regular, antes bien, ambas cosas —idealmente por lo menos, pero en general también materialmente— van juntas. El que vive “para” la politica “hace de ella —en el sentido interior— su vida": 0 goza de Ja mera posesin del dominio que ejerce, o uutre su equilibriginterno y el sentimiento de su personalidad en la conciencia que tiene de conferir un sentido a su vida mediante el servicio de una “causa”. En este sentido inte- rior, toda persona seria que vive para una causa vive también al propio tiempo de dicha causa. Por consiguiente, la distincién se reficre a un aspecto mu- cho mds macizo de la cosa, 0 sea al econémico. Desde este punto de vista, vive “de" la politica como profesién el que aspira a hacerse de ella una fuente permanente de ingresos, y vive “pata” la politica aquel en quien no sucede tal cosa, Para que en este sentido econémico alguien pueda vivir “para” la poll- tica han de darse, en las circunstancias imperantes del ordenamiento de la propiedad privada, determinados supuestos: ha de ser —en condiciones nor- males— independiente de los ingresos que la politica le pueda reportar. Y en condiciones normales esto significa que ha de poseer biencs de fortuna o ha de tener una posicién privada que le tinda ingresos suficientes, Sin dude, el séquito de los principes guerreros pregunta tan poco por las condiciones de la economia normal como el séquito del héroe revolucionario de la calle. Uno y atro viven del botin, del robo, de confiscaciones, de contribuciones y de la imposicién de medios forzosos de pago carentes de valor, todo lo cual viene en esencia a ser lo mismo, Pero éste cs un fenémeno necesaria- mente extraordinario; en Ja economia normal, en cambio, s6lo los medios propios de fortuna prestan dicho servicio. Pero no basta con ello: en efecto, aqnél ha de ser ademds econdmicamente “sustituible”, en el sentido de que sus ingresos no han de depender de hecho de que haya de poner constante- mente todo su trabajo y su atencién, personales, 0 cn todo caso de modo muy preponderante, al servicio de sus ingresos. En este sentido cl més sus- tituible es el rentista, 0 sea aque! cuyos ingresos son totalmente independien- SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1067 tes de su trabajo, ya se trate, como en el caso del sefior territorial del pasado 0 de los grandes propictarios terratenientes y los setiores de calidad del pre- sente, de rentas de bienes inmuebles —en la Antigiicdad y en la Edad Media también de rentas de esclavos 0 siervos—, de titulos mobiliarios o de otras fuentes modemas andlogas de renta. Ni el trabajador ni el empresario (y menos aim precisamente el gran empresatio moderno, lo que no hay que olvidar) son “sustituibles” en tal sentido. Porque también el empresatio precisamente —el industrial en mucho mayor grado que el agricola, habida cuenta del cardcter estacional de Ja agricultura— esta ligado a su empresa y ¢s insustituible, Le resulta en efecto muy dificil hacerse representar, aunque sdlo sea temporalmente. Ni es tampoco sustituible, por ejemplo, el médica, y cuanto mas eminente es y mis ocupado esta tanto menos puede ausentarse de sus ocupaciones. Es mucho mas sustituible, en cambio, por razones de la misma técnica de la profesién, el abogado, el cual, por consiguiente, ha jugado también como politico profesional un papel mucho mayor y aun a menudo directamente dominant, —No queremos proseguir en este casuismo y nos limitamos a poner en claro algunas consecuencias La direccién de un Estado o de un partido por personas que viven (en el sentido econdémico de la palabra) exclusivamente para la politica y no de ella implica necesariamente un reclutamiento “plutocrdtico” de las capas politicamente dominantes. Con lo cual, por supuesto, no se afirma al propio tiampe, que, a la iuversa, la capa polfticamente doininante nu trate tunibién de vivir “de” la politica, o sea que no trate de aprovechar su dominio poli- tico en beneficio de sus intereses ecandmicos privados. Nada de eso. No ha habido capa alguna que no lo haya hecho en una forma u otra. Sdlo signi- fica, pues lo siguiente: que los politicos profesionales no se ven directamente obligados a buscar para su actividad politica una retribucién, como ha de hacerlo obviamente el que carece de bienes de fortuna propios. Y por otra parte tampoco significa, por ejemplo, que los politicos carentes de tales bie- nes tengan sole 0 preponderantemente en vista sus intereses privados en la politica, o que no piensen, o no piensen principalmente, “en la causa”. Antes bien, para el hambre acaudalado, la preocupacién por su “seguridad” eco- némica constituye consciente o inconscientemente, segiin lo revela la expe- tiencia, un punto cardinal de su orientacién vital. En cambio, ¢] idealismo totalmente desinteresado y sin prevenciones se encuentra, si no exclusiva si por lo menos precisamente, en las capas que, debido a la falta de bienes de fortuna, estan por completo al margen de los circulos interesados en el mantenimiento act orden econémico de una sociedad determinada, siendo esto asi, en particular, en las épocas excepcionales, es decir: revolucionarias. Sélo significa que ¢] reclutamiento no plutocratico de los politicamente inte- tesados, del caudillaje y de sw séquito, se halla ligado al supnesto obvio de que dichos interesados reciban del ejercicio de Ja politica ingresos regulares y seguros. La politica puede ser honorifica, y practicarse en este caso por personas de las que suelen designarsé camo “independientes”, 0 sea pudientes, rentistas ante todo, o bien hacer su direccién asequible a los que no dispo- nen de medios, y entonces ha de ser retribnida. El politica profesional que vive “de” la politica puede ser 0 un punto “prebendario” o un “funciona- 1068 SOCIOLOG[A DE LA DOMINACION tio”.a sueldo. Obtiene entonces ingresos de derechos y tasas por determi- nadas actividades, o recibe una cantidad fija en especie o cn dinero o ambas cosas ala vez, Puede adoptar el caracter de un “empresario”, como e] condo- tiero 0 el arrendatario o comprador de cargos del pasado, como el boss norte- americano, que considera sus costos como una inversién de capital de la que sata provecho mediante el empleo de su influencia. O puede percibir un sueldo fijo, como un redactor, un secretario de partido, un ministro o un fun- cionario politico. En el pasado, los fendos, regalos de tierras, prebendas de toda clase y, con el desarrollo de la economia monetaria, ante todo prebendas en forma de cspértulas constitufan la retribucién tipica de los principes, los. conquistadores victoriosos o los jefes de partido trivnfantes, a su séquito, en tanto que ésta consiste hoy ante todo en cargos de toda clase en los partidos, periddicos, cooperativas, cajas de seguros de enfermedad, en los municipios 0 el Estado, otorgados por los jefes de partido por servicios especiales. Frente a esto se sitda ahora el desarrollo de] funcionarismo moderno en un cuerpo de ttabajadores intelectuales altamente calificados y capacitados profesionalmente por medio de un prolongado entrenamiento especializado, con un honor de cuerpo altamente desarrollado en interés de la integridad, sin el cual gravitaria sobre nosotros el peligro de una terrible corrupcién o de una mediocridad vulgar, que amenazaria al propio tiempo el funciona- miento puramente técnico del aparato estatal, cuya importancia, mayormente vou una socializaciéu creuieute, ha ido aumentando siu cesar y seguird Ia ciéndolo. La administracién de tipo diletante por politicos de presa, que segtin el resultado de la eleccién presidencial dejaba cesanies en los Estados Unidos a centenares de miles de funcionarios, hasta los carteros, y no cono- cfa al funcionario profesional de por vida, hace ya mucho que ha sido que- brantada por medio de la Civil Service Reform. Determinan esa evolucién las necesidades puramente técnicas, ineludibles, de la administracién. En Europa, el funcionarismo profesional basado en 1a divisién del trabajo ha surgido gradualmente de una evolucién de medio milenio. Empezaron con ello las ciudades y las signorie italianas, y entre las monarquias los Estados conquistadores de los normandos. El paso decisivo se efectué en las finanzas de los principes. En las reformas administrativas del emperador Maximi- liano I puede apreciatse eudn dificilmente —inclusive bajo la presién de 1a necesidad extrema y del dominio turco— lograran los funcionarios en ese terreno, que es cl que menos soportaba el diletantismo del soberano, que entonces era todavia ante todo un sefor feudal, desposcer al principe. El desartollo de la técnica militar requerfa el oficial especializado, y el afina- miento del proceso juridico el jurista cultivado. En esos tres terrenos el funcionarismo profesional triunfo definitivamente, en los Estados mds avan- zados, cn el siglo xvt. Con ello habiase iniciado al propio tiempo, con el ascenso del absolutismo del principe frente a los estamentos, la dimisin paulatina de su dominio independiente en favor de los funcionarios profe- sionales, que habian empezado por hacer posible su victoria sobre aquéllos. _ Simulténeamente con el ascenso del funcionarismo de formacién profe- sional tuvo lugar asimismo —auaque en transiciones mucho menos percep- tibles— el desarrollo del “jefe politico”. Desde siempre y en todas partes SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1069 habia habido tales consejeros realmente eficaces de los principes. En el Oriente, la necesidad de descargar en lo posible al sultan de la responsabi- lidad personal por e] éxito del gobierno habia creado la figura del “Gran Visir”. En el Occidente, bajo la influencia ante todo de los informes de 1a embajada yeneciana en tiempos de Carlos V —la época de Maquriavelo—, que se lefan en los circulos diplomaticos con pasién, la diplomacia se convirtié primero en un arte deliberadamente cultivado, euyos adeptos, de formacién humanista por lo regular, se trataban mutuamente como una capa cultivada de inicia- dos, de modo andlogo a los estadistas humanistas chinos de altimos tiempos de los Estados parciales. La necesidad de una direccién formalmente uni- taria de la politica conjunta, inclusive la interior, por medio de un estadista dominante sélo surgié definitiva ¢ imperativamente con el] desartollo cons- titucional. Hasta ahi habia sin duda habido siempre semejantes personali- dades individuales como consejeros 0, mejor dicho —més concretamente—, como guias de los principes. Pero la organizacin de las autoridades habia seguido de momento, aun en los Estados mas avanzados, otros caminos. Se habian formado autoridades administrativas supremas colegiadas. En teoria, y en grado paulatinamente decreciente también de hecho, dichos cuerpos se reunian -bafo la presidencia del principe, que formvlaba la decision. Por medio de ese sistema -colegiado, que daba lugat a informes, contrainformes y votos motivados de la mayorfa y la minorfa, y rodeindose ademas de per- suns de su coufiauza —el “gablucie”— por cuya mediucién prouunciaba sus decisiones sobre los acuerdos del consejo de Estado —o como quicra que se llamara Ja autoridad suprema-—, el principe, que cada vez quedabz mds relegado a la posicién de un diletante, trataba de sustraerse al peso inevitablemente creciente de la formacién profesional de los funcionarios y de conservar la direccién suprema en sus manos: esta lucha latente entre @l funcionarismo profesional y la autoctacia se daba en todas partes, La si- tuacién sélo cambié frente a los Parlamentos y a las aspiraciones al poder de los jefes de los partidos. Condiciones muy diversas condujeron con todo al mismo resultado externo, aunque sin duda con algunas diferencias. Donde quiera que las dinastias retuvieron un poder efectivo en manos —como, por ejemplo, en Alemania— los intereses del principe se hallaban en adelante solidariamente enlazados con los del funcionarismo contra ¢] Parlamento y sus ambiciones de poder. Los funcionarios tenian interés en que también los puestos directives, los ministerios, se proveyeran de sus filas, convirtiéndose asi en oportunidad de ascenso para ellos mismos, Y el mouarca por su parte estaba interesado en poder nombrar los ministros, a su criterio, también de entre las filas de los funcionarios que le eran devotos, Por lo tanto, ambas partes tenfan interés en que la direccién politica se enfrentara al Parlamento unidad y compacta, 0 sea que el sistemna colegiado se teemplazara por un jefe de gabinete unitario. Por otra parte, el monarea necesitaba ademds, aunque s6lo fuera para sustraerse formalmente a la lucha y los ataques de los par- tidos, de una persona individual responsable que le cubriera, es decir: de una persona que respondiera ante el Parlamento, se le enfrentara y negociara con el mismo, Todos estos intereses actuaban aqui en el mismo sentido: en el sentido de un ministro funcionario individualmente rector. Y con mayor 1070 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION fuerza todavia actuaba cn ¢] sentido de Ja unificacién ¢] desarrollo del poder del Parlamento alli donde, coma en Inglaterra, éste iba ganando ventaja frente al monarca. Aqui se desarrollé el “gabinete”, con el jefe unitario del Parlamento a la cabeza, el leader, coma comité del poder oficialmente ignorado por las leyes, pero en realidad politicamente decisivo, 0 sea del partido que contaba en cada caso con la mayoria. En efecto, como tales, las corporaciones colegiadas oficiales no eran érganos del poder efectivamente dominante, el partido, y no podian ser por tanto el exponente del verdadero gobierno, Antes bien, el partido dominante necesitaba, para afirmar su poder en el interior y poder practicar una politica exterior de envergadura, un érgano combativo, compuesto exclusivamente de sus hombres realmente representativos y que actuara confidencialmente, y esto es, precisamente, el gabinete; en tanto que de cara al publico —y en especial de cara al péblico parlamentario— necesitaba un gua responsable para todas las decisiones: el jefe de gabinete, Este sistema inglés fue adoptado luego en el Continente en forma de los ministerios parlamentarios, y sdlo en Estados Unidos y las democracias influidas desde all4 se le enfrenté un sistema totalmente hetero- géneo, que ponia a la cabeza del aparato de funcionarios designado por él al jefe del partido vencedor, designado por eleccién popular directa, ligindolo 36lo a la aprobacién del Parlamento en materia de presupuesto y legislacién, E| desarrollo de la politica en “empresa”, que requerfa una preparacién en la Incha por el poder y en los métados de la misma, tales Como el sistema modemo de los partidos los ha ido desarrollando, imponia ahora ta separa- cién de los funcionarios piblicos en dos categorias, no sin duda totalmente, peto sf claramente distintas: Ja de los funcionarios profesionales por una parte y Ia de los funcionarios “politicos” por la otra, Los funcionarios “politicos” en el sentido propio del vocablo se distinguen por lo regular externamente por el hecho de que se les puede transferir y despedir, 0 por lo menos “po- ner a disposicién”, en cualquier momento, como es el caso de los prefectos franceses y de los funcionarios de igual clase de otros paises, en contraste con la “independencia” de los funcionarios judiciales. En Inglaterra perte- necen a dicha clase aquellos funcionarios que por convencién fija dejan sus cargos a] cambiar la mayorla parlamentaria o también el gabinete. Cuén- tanse en particular entre ellos aquellos cuya competencia abarca la atencién de la “administracién interior” en general, siendo el elemento “politico” de la misma Ja tarea, ante todo, del mantenimiento del orden en el pais, o sea de las relaciones de dominio existentes. En Prusia, después del decreto de Puttkamer® esos funcionarios tenian cl deber, so pena de medidas disci- plinarias, de “representar Ja politica del gobierno”, y se los utilizaba, lo mis- mo que a los prefectos en Francia, como aparato oficial para influir en las elecciones. Sin duda, la mayorfa de los funcionarios “politicos” compartian la cua- lidad de todos los demas, de acuerdo con el sistema alemin y en con- traste con el de otros paises, en el sentido de que también la objencién de dichos cargos iba ligada a un estudio académico, a pruebas profesionales y 2 6 1922. [E.) SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1071 un determinade servicio preparatorio. Este distintivo especitico del funcio- narismo profesional moderno slo les falta en Alemania a los jefes del apa. rato politico, 0 sea a los ministros. Ya bajo el régimen anterior a 1918 p uno ser ministro prusiano de ensefianza sin haber asistido a un instituto de ensefianza superior, en tanto que en principio sélo se podia ser conscjero dictaminador sobre la base de tas pruebas prescritas. Por supuesto, el jefe de departamento y consejera dictarminador —por ejemplo, bajo Althoff en ef Ministerio de Ensefianza— estaba infinitamente mejor informado acerca de los problemas propiamente técnicos del ramo que su superior. Y la situa. cién era la misma en Inglaterra. De ahi que aquél fuera, en todos los asuntos corriéntes, ¢] mais competente, No era esto absurdo en si mismo. En efecto, ¢] ministro era el representante de la constelacién politica que ocupaba el poder habia, pucs, de representar los criterics politicos de la misma y de apli- carlos a las propuestas de los funcionarios profesionales que le estaban subor- dinados, dictandoles en su caso las directivas de caracter politico. La situacién es totalmente andloga en la empresa cconémica privada: el “soberano” propiamente dicho, la asamblea de accionistas, influye tan poco sobre la diteccién de la empresa como tn “pueblo” regido por funcionarios profesionales, y las personas de quienes depende Ja politica de aquélla, ef “consejo de administracién” dominado por Jos bancos, sélo dan las directi- vas econémicas y eligen a los administradores, sin estar en condiciones de ditigit tdeuicamseute ta caupiesa ellus wisuivs. .. El verdadero funcionario —y esto es decisivo para la apreciacién del régi- men de] Imperio alemén antes de 1918—, de acuerdo con su propia profe- sién, no ha de hacer politica, sino que ha de “administrar” y, ante todo, de modo imparcial; y esto es ast también, al menos oficialmente, por lo que s¢ tefiere a los lamados funcionarios administrativos “politicos”, en la medida en que no se plantee la “razon de Estado”, es decir: en la medida en que no estén afcctados los intereses vitales de] orden dominante. El funcionario ha de ejercer su cargo sine ira et studio, “sin célera ni prejuicio”. No ha de hacer, pues, precisamente aquello que el politico, tanto el jefe como su séquito, han de hacer siempre y necesariamente, esto es, luchar. Porque el partidaimo, la lucha y la pasion —ira et studium— constituyen et elemento lel politico. Y mas que de nadie, del jefe politico. La actuacién de éste se a en efecto bajo un principio de responsabilidad muy distinto, y aun directamente opuesto, de aquel del funcionario. E] honor del funcionario esté en su capacidad para, cuando pese a sus representaciones el superior jerarquico persiste en una orden que a aquél le parece errénea, ejecutarla bajo la responsabilidad del mandante con la misma escrupulasidad que si correspondiera a su propia conviccién. Sin esta disciplina, moral en el sen- tido mas alto del vocablo, y sin esta abnegacién, todo el aparato se vendria abajo. 'Y el honor del jefe politico, o sea del estadista dirigente, est4, en cambio, precisamente en asumiir con caricter exclusivo suyo la responsabilidad de tado Jo que hace, responsabilidad que no puede ni debe declinar o descargar en otras. Precisamente Jos tipos de funcionarios de moral elevada suelen ser malos politicos, sobre todo en el concepto politico de la palabra “ircespon- 1072 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION sable”, tales como hemos encontrado siempre, en Alemania, en posiciones directivas. Esto ¢s lo que designamos como “burocracia” En la administracién de las asociaciones de masas, el funcionarismo de empleo fijo y preparacién especializada forma siempre el ndmero del apara- to, y su “disciplina” constituye un supvesto imprescindible del éxito. Y aun en mayor grado con el volumen creciente de 1a asociacién, complicacién creciente de sus tareas y, ante todo, dependencia creciente de su existencia (ya se trate de luchas por el poder en el mercado, en la liza electoral o en el campo de batalla)... Lo mismo que los italianos, y después de ellos los ingleses, crearon la organizacién econdmica capitalista moderna, asi crearon en su dia los bizantinos, y después de ellos los italianos, los Estados territo- tiales de la época absolutista, los franceses la centralizacién revolucionaria francesa y finalmente, superandolos a todos, los. alemanes la organizacién burocratica profesional, racional y especializada de todas las asociaciones humanas de dominio, desde la fabrica hasta el ejército y el Estado, con ver- dadero virtuosismo y no dejindose aventajar provisionalmente y en parte por otras naciones, ante todo por los norteamericanos, sino en la técnica de Ja orga- nizacién de les partidos. Y la Guerra Mundial * significé ante toda la exten- sién triunfal de esta forma de vida al mundo entero, movimiento ya iniciado desde, antes. En efecto, universidades, escuelas superiores técnicas y comer- ciales, escuelas industriales, academias militares, escuelas especializadas de todas las clases imaginables (escuelas de periodismo) y, adeinds: el examen profesional como supuesto de todos los cargos oficiales ptblicas de retribu- cién interesante y ante todo “asegurada”; el diploma de examen como base de todas las aspiraciones a alguna posicién ‘social {el conaubio y el comercio social con los circulos que se consideran como “la sociedad”); el sueldo con derecho a pensién, seguro y “conforme a la posicién” y, en lo posible, la mejora y el ascenso por antigiiedad, todo esto constituia ya desde antes la “exi- gencia del dia”, sustentada por el interés en la asistencia a las escuelas supe- tiores juntamente con e] afan de prebendas de sus alumnos, tanto en el Es- tado como fuera del mismo. Aqui sélo nos toca examinar las consecuencias en relacién con la vida politica. Porque este hecho escueto de la buroeratiza- cién universal se oculta en verdad también detrds de aquello que de modo eufemistico se designa como “socialismo del futuro”, detrés de la consigna de la “organizacin", de la “economfa cooperativista” y, de modo general, detrds de todas las expresiones andlogas del presente. En cfecto, éstas signi: fican siempre en su resultado (aunque 2 veces se propongan precisamente Jo contrario) creacién de burocracia. Sin duda, la burocracia no es ni con mucho Ja unica forma moderna de organizacién, como la fabrica no es tam- poco la tinica forma de empresa industrial. Peto ambas son, con todo, las que imprimen su sello a la época presente y al futuro previsible. Ei futuro es de la burocratizacién. . . La burocracia se caracteriza frente a otros vehiculos histéricos del orden de vida racional modero por su inevitabilidad mucho mayor. No existe 7 Reproducide de Politik als Beruf {La potitica como profesién”), pp. 10-15, 16.26 (Politische Schritten —"Obras politicas”—, pp. 402.15) 8 19141918, SOCIOLOGIA DEL ESTADO 1073 ejemplo histérico conocido alguno de que alli donde se entronizé por com- pleto —en China, Egipto y en forma no tan consecuente en el Imperio romano decadente y en Bizancio— volviera a desaparecer, como no sea con el hundimiento total de la civilizacién conjunta que la sustentaba. Y sin embargo, éstas no eran todavia mds que formas sumamente irracionales de burocracia, 0 sea “burocracias patrimoniales”. La burocracia moderna se dis- tingue ante todo de esos ejemplos anteriores por una cualidad que refuerza su cardcter de inevitable de modo considerablemente mis definitivo que el de aquellas otras, a saber: por la especializacién y la preparaci6n profesionales racionales, El antiguo mandarin chino no era un funcionario profesional, antes, por el contrario, era un gentleman cultivado literaria y humanistica- mente, Los funcionarios egipcio, romano-decadente y bizantino eran ya mu- cho mds burdcratas en el sentido nuestro. Pero las tareas estatales que tenfan a su cargo eran infinitamente simples y modestas en comparacién con las modernas, y su actuacién se hallaba tigada en parte tradicional y en parte patriarcalmente, o sea, en todo caso, irracionalmente. El funcionario antiguo era un puro empirico, lo mismo que el artesano del pasado. E] moderno, en cambio, tiene cada dia —y en forma cada vez mds inevitable— mayor pre- paracién profesional y especializacién en concordancia con la técnica racional de la vida modema. Todas las burocracias de la tierra siguen el mismo camino. El antiguo funcionario norteamericano de patrocinio partidista, por ejem- plo, era sin duda un “conocedor” experto del lugar de la lucha electoral y de la “prdetica” correspondiente, pero uo era en modo alguno un profesional de formacién especializada. Es en ello, y no en la democracia como tal, en lo que se fundaba la corrupci6n alli imperante, la cual es tan ajena al funcio- nario profesional universitario del “civil service”, que sélo ahora® empieza a formarse alli, como a la burocracia inglesa moderna, que de modo progresivo sc va introduciendo en cl lugar del “self-government” por honoratiores ("'gen- tlemen"). Pero alli donde el funcionario profesional preparado Hega a domi- « nar, su poder es sencillamente inquebrautable, porque entonces toda la orga- nizacién del abastecimiento vital mas elemental se halla cortada por el patrén de sus servicios. Puede concebirse teéticamente una eliminacién cada vez més extensa del capitalismo privado, aunque esto no constituya en modo alguno una empresa tan nimia como suelen sofiarlo algunos que no lo cono- cen, Pero, aun suponiendo que se lograra alguna vez, ello no significaria pricticamente en modo alguno, con todo, una ruptura de la acerada estruc- tura del moderno trabajo industrial, sino que significaria, por el contrario, que ahora se burocratizaria también la direccién de las empresas estatifica- cadas 0 confiadas a una forma cualquiera de “economia colectiva”. Las for- mas de vida de los empleados y trabajadores de las administraciones estatales de las minas y los ferrocarriles prusianos no son en absoluta sensiblemente distintas de aquellas de las grandes empresas capitalistas privadas. Pero si son, en cambio, menos libres, porque toda lucha por el poder con una buro- cracia estatal es indtil, y porque no se puede apelar alli a instaucia alguna interesada en principio contra ella y su poder, como es posible, en cambio, 8 Escrito el afo 1917, (E.] 1074 SOCIOLOGIA DE LA DOMINACION frente a la economia privada. Esta serfa toda la diferencia. Una vez elimi- nado ¢] capitalismo privado, Ja burocracia estatal dominarfa ella sola. Las ‘urocracias privada y publica, que ahora trabajan una al lado de la otra y, por lo menos posiblemente, una contra otra, manteniéndase, pues, hasta cierto punto mutuamente en jaque, se fendirian en una jerarquia Gnica; a la ma- nera, por ejemplo, del Egipto antiguo, sélo que en forma incomparablemente mds racional y, por tanto, menos evitable. ‘Una méqniina inerte es espiritu coagulado. Y sélo el serlo le da el poder de forzar a los individuos a servirla y de determinar el curso cotidiano de sus vidas de trabajo de mado tan dominante como es efectivamente e] caso en Ja fabrica. Es espiritu coagulado asimismo aquella maquina viva que repre- senta la organizacién burocratica con su especializacién del trabajo profesional aprendido, su delimitacién de las competencias, sus teglamentos y sus tela- ciones de obediencia jerirquicamente graduados. En unién con la maquina muerta, Ja viva-trabaja en forjar el molde de aquella servidumbre del futuro a la que tal vez los hombres se vean algin dia obligados 2 sometecse impo- tentes, como los fellahs del antiguo Estado egipcio, si una administracin buena desde el punto de vista puramente técnico —y esto significa una admi- nistracién y un aprovisionamiento racionales por medio de funcionarios— Tega a representar para cllos el valor supremo y tinico que haya de decidir acerca de Ja forma de direccién de sus asuntos. Porque esto lo hace la buro- ciacia incomparublauente mejor que cualquier vba estructura det poder. Y aquel molde, que nuestros literatos loan con candor, completado por la vinculacién del individuo a la empresa (inicios de ello en las JJarnadas “insti- tuciones de asistencia social”), a la clase (mediante solidez creciente de la articulacién de posesién) y aun tal vez algtin dia en el futuro a la profesién (por medio de la satisfaccién “litiirgica” de las necesidades estatales, es decir: de Ja asignaci6n de cargas estatales a asociaciones atticuladas por profesioues), seria tanto més irrompible si luego en el terreno social, por ejemplo, como en los Estados feudales del pasado, una organizacién en “estamentos” de los dominados se integrara a la burocracia o, en realidad, se le subordinara. Inia apareciendo, entonces, una articulacién social “orgdnica”, esto es, egipcio- oriental, s6lo que, en contraste con ésta, tan estrictamente racional como Io es una maquina. {Quién se atreveria a negar que algo por el estilo figura entre las posibilidades cle] futuro? Supongamos por un momento que precisamente dicha posibilidad constituye el destino ineludible, gquién no sonreiria en tal caso ante el temor de que la evolucién politica y social puedan conducimos en el futuro a un “individualismo”, una “demoeracia” u otra cosa por el estilo excesivos, y de que Ja “verdadera libertad” sdlo brillari cuando Ja “anarquia” actual de nuestra produccién econémica y la agitacién partidista de los Parlamentos se hayan eliminado en beneficio del “orden social” y de la “articulacién organica” 0, en otras palabras, del pacifismo de la impotencia socia] bajo las alas de] Gnico poder realmente inevitable: la burocracia en el Estado y Ja economia? En presencia del hecho bisico del progreso incontenible de la burocratiza- cién, la cuestién acerca de las formas politicas de la organizacién futura sdlo puede plantearse en los siguientes términos: SOCIOLOGIA DEL ESTADO: 1075 1) .Cémo es posible en presencia de la prepotencia de esa tendencia hacia Ja burocratizaciéu salvar todavia algan resto de libertad de movimiento “individual” en algin sentido? Porque a fin de cuentas constituye un burdo autoengafio creer que sin dichas conquistas de la época de los “derechos del hombre” podriamos —aun el mas conservador entre nosotros— ni siquiera vivir? 2)

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