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2- SEMINARIO DE PSICOLOGIA TRANSPERSONAL

JUNGUIANA
Abordaje de la teoría de Carl Jung, ampliando los conceptos de Psicología
Tradicional, vinculando al individuo con el conjunto de la humanidad

Modalidad del Seminario 8 Módulos de entrega semanal en 1


trimestre

La conciencia es un órgano de adaptación y orientación, en el


mundo interno como en el externo. El Yo que se identifica con la
mente consciente, es un complejo de representaciones, que
constituye el centro del campo de la conciencia proporcionando
continuidad e identidad respecto a uno mismo.

ABORDAJE DE LA TEORIA DE CARL GUSTAV JUNG


Cuestionario de autoexploración personal y privado:

1- ¿Qué considera usted por transpersonal?


2- ¿Con que asocia dicho termino?
3- ¿Qué siente cuando se habla de máscara y sombra?

El término transpersonal suele asociarse generalmente a


espiritual, dado que en este ir “más allá”, la identidad se
expande para entrar en contacto con una realidad generalmente
“invisible”, más grande y significativa. “Psicología
Transpersonal (o ‘Cuarta fuerza’) es el título dado a una
fuerza emergente en el campo de la psicología por un grupo de
psicólogos y profesionales hombres y mujeres de otros campos
que están interesados en el potencial y capacidades últimas del
ser humano que no tienen un lugar en la psicología conductista
o positivista (‘Primera Fuera’), en la teoría clásica psicoanalítica
(‘Segunda Fuerza’), o en la Psicología Humanista (‘Tercera
Fuerza’). La nueva Psicología Transpersonal que emerge está
interesada específicamente en el estudio científico y empírico así
como de una responsable aplicación de los descubrimientos
relevantes sobre: los valores últimos, conciencia unitiva,
éxtasis, experiencias místicas, autorrealización, el
significado último, la trascendencia del yo, el espíritu, la
unidad, la conciencia cósmica, la sinergia entre individuos
y especies, la felicidad, lo sagrado, fenómenos trascendentes,
percepción extrasensorial [entre otras que cita]”. A lo largo de
otras definiciones podemos encontrar también, experiencias
fuera del cuerpo, experiencias cercanas a la muerte, memorias
de vidas pasadas, estados alterados, expandidos o no ordinarios
de conciencia, amor, compasión, fusión con los otros,
canalización, voz o guía interior, proceso creativo, iluminación,
sin cronicidad, capacidades psíquicas, etc.(Sutich A. 1968).

ORIGEN DE LA PSICOLOGIA TRANSPERSONAL


WILLIAM JAMES

Los orígenes científicos de la Psicología Transpersonal


podemos rastrearlos hasta el 1901-2 cuando el gran eminente
psicólogo americano William James (1842-1910) de la
universidad de Harvard impartió las llamadas “Gifford Lectures”
en la Universidad de Edimburgo. En estas clases, que luego se
publicarían en formato libro titulado The Varieties of Religious
Experiences, James enfocó el estudio de las experiencias
religiosas desde un enfoque psicológico basado en el estudio de
las experiencias directas de personas individuales. Fue James
quien por primera vez (hasta la fecha conocido) utilizó en estas
clases el término transpersonal. Muchos son los pioneros como
Richard M. Bucke (1837-1902), C.G. Jung (1875-1961), Roberto
Assagioli (1888-1974) que asentaron las bases de lo que
posteriormente se convertiría en la Psicología Transpersonal.

Según Carl Jung las terapias conocidas hasta ese momento no


explicaban el proceso que hace el individuo, a través de su vida
para llegar al “Si Mismo”, a lo que hay de más elevado en el ser
humano.
Para lograrlo, sería necesario entonces, alcanzar una fuerza
elevadora, que nos reconciliara con lo mejor de nosotros
mismo y cuyo proceso de crecimiento interior puede hacerse a
partir de una experiencia de lo sagrado o númen. El
acercamiento a lo numinoso es la terapia esencial, cuando se ha
llegado a la experiencia numinosa uno se encuentra liberado de
los condicionamientos del Yo, la base de todas las terapias
transpersonales se encuentra en este descubrimiento.
Carl Jung hizo un exhaustivo estudio de la filosofía, la
mitología, la alquimia, las religiones orientales y el misticismo
occidental. Mientras cursaba la carrera de medicina, comenzó a
incursionar en el espiritismo, tomó contacto con el mismo a
través de un libro sobre los inicios del espiritismo publicado en
1882 por la “Society for Physical Research”.Esto sumado a la
lectura de filósofos como Schopenhauer y Kant, lo llevan a
replantear su visión acerca de la medicina. Señala: “Aunque me
resultaban extrañas y dudosas, las observaciones de los
espiritistas, constituyeron para mí los primeros informes acerca
de los fenómenos psíquicos objetivos….Yo hallaba tales
posibilidades sumamente interesantes y atractivas.
Enriquecieron mi existencia. El mundo adquiría profundidad y
relieve” .-Mas tarde al leer el trabajo de Psiquiatría del Dr
Richadr von Krafft-Ebing dice “…gracias a una repentina
iluminación había llegado a comprender que no podía existir
para mí otro objetivo que no fuese la psiquiatría, sólo en ella
podían confluir las dos corrientes de mis intereses y abrirse
camino, confundiendo su impulso. Se encontraba allí el terreno
común de la experiencia de los hechos biológicos y de los
espirituales, terreno que yo había estado buscando por todas
partes y en ninguna había hallado. Allí estaba finalmente el
lugar en que se producía el encuentro de la naturaleza y el
espíritu”
Se interesó por los aportes que Oriente y Occidente podían
hacer en relación a los caminos de crecimiento personal ofrecido
por ambos. Es sorprendente la capacidad perceptiva
demostrada por C. Jung ,en sus comentarios sobre Budismo
tibetano, la India y el Yoga, el Taoismo y la Meditación Zen, no
solo era capaz de comprenderlos, sino que consigue
relacionarlos con perspectivas occidentales de naturaleza
semejante .Demostró tener también profundos conocimientos
sobre el. I Ching, la Astrología, el Tarot, los Ovnis y los
Mandalas Se interesó por las culturas de los pueblos primitivos
en África y América del Norte .Revolucionó el paradigma
mecanicista de la psicología de su época, haciendo hincapié en
la importancia del inconsciente por sobre la del consciente. Uno
de sus conceptos mas importantes y revolucionarios es el del
“inconsciente colectivo”, fundamento del inconsciente personal y
que vincula al individuo con el conjunto de la humanidad.

LA ESTRUCTURA DE LA PSIQUIS

La psique para Jung abarca dos grandes mundos o polos: el


polo de la Conciencia y el polo de lo Inconsciente
La conciencia es la función o actividad que mantiene la relación
entre los contenidos Psíquicos y el Yo. El Yo aparece como
centro de la conciencia. Cualquier experiencia, ya sea que nos
venga de afuera o provenga de nuestro mundo interior, para
hacerse conciente, debe pasar por el Yo, si no lo hace
permanecerá en el inconsciente.
El foco del Yo, es un foco puntual, como un haz de luz, por lo
tanto en la conciencia no se pueden abarcar más que un
número limitado y pequeño de representaciones a la vez. No
puede haber varias representaciones del mismo peso y con el
mismo grado de lucidez en el mismo momento.
La conciencia es intermitente y discontinua, gran parte de
nuestra vida, transcurre o permanece inconsciente, como si la
conciencia no pudiese abarcar y digerir todo lo que nos pasa o
nos rodea .Recordemos todas las horas que pasamos durmiendo
o soñando, incluso durante nuestra vida vigil (vigilia), no
estamos continuamente atentos y conscientes, es un ritmo
fluctuante, que dependerá de la tipología psicológica de cada
uno. Por ejemplo una persona introvertida, pasara más horas
en contacto con lo inconsciente que una extravertida.
La conciencia es un órgano de adaptación y orientación, tanto
en el mundo interno como en el externo
El Yo, el cuál se identifica con la mente consciente, nos dice
Jung “Es un complejo de representaciones, que constituye el
centro del campo de la conciencia y que nos proporciona la
continuidad e identidad con respecto a uno mismo”Es necesario
aclarar el significado de la palabra complejo desde el punto de
vista Junguiano. Un complejo en un conglomerado,
constelación o red de tonalidad afectiva. Una gran cantidad de
situaciones que se agrupan en el mismo espacio y con un tono
afectivo similar y que generan movimiento energético dentro del
psiquismo, fue creada por Jung para enunciar un grupo de
ideas asociadas con fuertes cargas emotivas a nivel
inconsciente. Es incorrecto utilizar el término como sinónimo de
conductas anómalas.
El Yo, me permite saber que “sigo siendo yo”, va hilando
contenidos en el tiempo, a lo largo de la historia de vida y, me
relaciona con mi memoria y mis recuerdos.

Por medio del yo, también me ubico en el espacio y recibo


sensaciones y percepciones (frío, calor, sed, estados
afectivos).Otra de sus funciones es el pensamiento a través del
cuál podemos conceptuar y ordenar racionalmente. Según nos
dice Jung en su libro AION, el Yo comenzaría a formarse,
cuando el niño experimenta los primeros contactos con el
mundo externo, de esta manera, de la interrelación del Yo – No
Yo aparecería el límite
O la diferenciación entre mundo externo-mundo interno,
conciencia e inconsciencia.
La voluntad, para Jung es un elemento que pertenece a la
conciencia, pero no es una función, sería una parte de una
“fuerza creadora”de la que está dotado el Yo. Es energía
psíquica que se halla a disposición de la conciencia. El proceso
volitivo es suscitado por motivaciones conscientes y debe su
existencia a la cultura y a la educación. Según Jung, el hombre
primitivo, casi carecería de voluntad o mejor dicho, esta energía
se encontraría inmersa en el inconsciente (pensamiento
animista) A mayor conciencia, mayor voluntad.
Relacionado cercanamente se encuentra el inconsciente
personal, que incluye cualquier cosa que no esté presente en la
conciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente
personal sería como lo que las personas entienden por
inconsciente en tanto incluye ambas memorias, las que
podemos atraer rápidamente a nuestra conciencia y aquellos
recuerdos que han sido reprimidos por cualquier razón. Para
Jung es el campo del cuál emerge la conciencia, es duradero,
constante y continuo, siempre está, funciona silenciosa e
imperdurablemente .Lo inconsciente, se manifiesta o aparece
en la conciencia a través de: Intuiciones. Ideas Creativas,
Sueños, Irrupciones, Lápsus, Síntomas etc.

LOS COMPLEJOS

Un complejo, es la imagen de cierta situación psíquica que tiene


un fuerte acento emocional y que además es incompatible con
la actitud normal de la conciencia. La vía regia al
inconsciente...no es el sueño, como pensó Freud, sino el
complejo, arquitecto de los sueños y los síntomas. Esta vía
tampoco es tan "real", ya que el camino señalado por el
complejo es más bien un sendero escabroso y extremadamente
tortuoso. Los complejos interfieren con las intenciones de la
voluntad y perturban la actuación consciente; producen
alteraciones de la memoria y bloqueos en el flujo de
asociaciones; aparecen y desaparecen según sus propias leyes;
pueden obsesionar temporalmente la conciencia o influir de
manera inconsciente sobre el lenguaje y la acción. En resumen,
los complejos se comportan como seres independientes. Los
complejos son de hecho "astillas de la psique". La etiología de su
origen es frecuentemente un trauma, un shock emocional o algo
parecido que provoca una fractura de la psique. Ciertamente,
una de las causas más comunes, es el conflicto moral, que
finalmente deriva de la aparente imposibilidad de afirmar la
totalidad de nuestra naturaleza. Hoy en día, todos saben que
las personas "tienen complejos". Lo que no se sabe, a pesar de
que teóricamente es mucho más importante, es que los
complejos pueden tenernos a nosotros. Los complejos son
puntos focales o nodales de la vida psíquica, de los cuales no
podemos prescindir; en efecto, no deben faltar, ya que de otro
modo, la actividad psíquica llegaría a una paralización fatal. Los
complejos obviamente representan cierta inferioridad en el más
amplio sentido...pero tener complejos no indica necesariamente
una inferioridad. Sólo significa que existe algo discordante, no
asimilado y antagónico, que puede ser un obstáculo, pero
también un incentivo para esforzarse más y así, quizá abrir
nuevas posibilidades de realización. Tener complejos, no
significa en sí neurosis...y el hecho de que sean dolorosos no es
una prueba de alteración patológica. El sufrimiento no es una
enfermedad; es el polo opuesto normal de la felicidad. Un
complejo se vuelve patológico sólo cuando pensamos que no lo
tenemos. Un complejo sólo se puede vencer, viviéndolo
completamente. En otras palabras, si hemos de evolucionar
más, debemos atraer hacia nosotros y beber de una lo que
hemos mantenido a distancia debido a nuestros complejos. ("
Lexicon Junguiano ", del Dr. Daryl Sharp)

Características de los complejos

Los complejos tienen autonomía


propia, son como pequeños
psiquismos independientes
dentro del psiquismo total, por lo
tanto pueden invadir total o
parcialmente al Yo en cualquier
momento, no dependen de la
voluntad del Yo, aunque el Yo
intenta defenderse de ellos, los
complejos aparecen igual,
independientemente de su
accionar recordemos que el
inconsciente tiene una función
compensatoria, por lo tanto, los
complejos cuando aparecen, lo
hacen cumpliendo esta función,
aunque la sensación que
producen en el individuo sea conflictiva y como consecuencia
vivenciada como algo negativo. Los complejos inconscientes
tienen una potencialidad mucho más fuerte que el Yo. Esto se
ve claramente en las obsesiones, por más que el individuo
quiera pensar en otra cosa, vuelven. Los complejos
inconscientes son incompatibles con el Yo, ya que, los primeros
son inconscientes y el segundo está en gran parte a nivel
consciente. Los contenidos del inconsciente personal son
contenidos rechazados por el Yo y mandados al inconsciente,
por lo tanto, estos contenidos son reprimibles pero no
aniquilables; el individuo los puede reprimir, pero cuando se
tengan que manifestar buscaran la forma de hacerlo, y lo harán
ya sea a través de síntomas inconscientes o a través de las
palabra. Recordemos que las palabras son símbolos, los
símbolos son energía inconsciente transformada, por lo tanto, al
venir del inconsciente, es algo positivo. Los complejos tienen un
aspecto positivo y un aspecto negativo, en el complejo materno,
por ejemplo, están tanto los aspectos positivos como los
negativos de la función materna. Si decimos que los complejos
tienen autonomía propia y que son como pequeños psiquismos
dentro del psiquismo total, se podría hablar entonces de que
existen dentro de uno tantas personas como complejos existen;
cada vez que se expresa un complejo se esta expresando una
estructura autónoma. La expresión de un complejo se
puede dar de diferentes formas, pero si prestamos atención, nos
damos cuenta que todas estas formas terminan remitiendo al
complejo materno o paterno.

Para resumir diremos entonces “un complejo se forma por


situaciones traumáticas de fuerte tonalidad afectiva y se
alimenta, va creciendo por conflictos morales” En el caso de una
persona con psicosis, existe una invasión total del complejo al
Yo, a esto se lo podría llamar un “estado de posesión”, el
individuo queda poseído por el complejo. Jung plantea en este
punto la pregunta acerca de si nosotros tenemos complejos o si
los complejos nos tienen a nosotros. Del movimiento de los
complejos dependen los estados de “malestar” o bienestar” de
las personas, según como y cuando invadan el Yo.
Como en el inconsciente se mueve energía todo el tiempo,
podemos entender entonces la manifestación de los complejos
como “manifestaciones vitales”, es necesario que los complejos
se expresen para uno poder darse cuenta que está vivo. Si uno
no pudiera manifestar los complejos, no expresaría nada.
Los complejos, al estar dentro del inconsciente personal y al
tener que ver con experiencias personales forman “el sistema de
creencias de cada individuo”.Lo que nosotros llamamos
contribuciones subjetivas, nos son otra cosa que expresión de
complejos. La investigación
acerca de los complejos no es fácil, porque se hace difícil
admitir dentro de uno “algo más fuerte que uno”,con mayor
potencia y autonomía propia; esto de por si trae un”problema
moral”, ya qué socialmente no es aceptado el hecho de que uno
pueda hacer cosas sin darse cuenta.

CLASIFICACION DE LOS COMPLEJOS

Complejo paterno
En los hombres un complejo
paterno positivo, muy a menudo
produce cierta credulidad con
respecto a la autoridad y una
marcada buena voluntad para
doblegarse ante todos los dogmas
y valores espirituales; mientras
que en las mujeres activa los más vivaces intereses y
aspiraciones espirituales. En los sueños, las convicciones
firmes, las prohibiciones y los consejos sabios siempre emanan
de la figura paterna. El padre ejerce su influencia en la mente o
el espíritu de su hija, en su "Logos". Con esto la engrandece
intelectualmente, llegando a menudo a un nivel patológico que
en artículos posteriores he descrito como "posesión por el
ánimus". El padre es el primer portador de la imagen del
Ánimus. Dota a esa imagen virtual de sustancia y forma, porque
a causa de su Logos, él es la fuente de "espíritu" para la hija.
Desgraciadamente, a menudo esta fuente se contamina
precisamente donde esperamos obtener agua limpia. Puesto que
el espíritu que beneficia a una mujer no es puro intelecto, es
mucho más, es una actitud, el espíritu por el cual el hombre
vive. Incluso el llamado espíritu "ideal" no siempre es el mejor si
no sabe relacionarse con la naturaleza, es decir con el hombre
animal...Por lo tanto, todo padre tiene la oportunidad de
corromper, de uno u otro modo, la naturaleza de su hija, y
entonces el profesor, el esposo o el psiquiatra, deben afrontar
las consecuencias. Porque lo que ha sido arruinado por el
padre, sólo el puede arreglarlo.

Complejo Materno
En el hijo, los efectos típicos
son la homosexualidad y el
donjuanismo, y a veces la
impotencia (aunque aquí
participa también el complejo
paterno). En la
homosexualidad, la
heterosexualidad completa del
hijo, está ligada en forma
inconsciente a la madre; en el
donjuanismo, el individuo
busca inconscientemente a su
madre en cada mujer. (El) puede tener un Eros bien
diferenciado en vez de, o además de, la homosexualidad... Esto
le da una gran capacidad para la amistad, lo que a menudo crea
lazos de asombrosa ternura entre hombres e incluso puede
rescatar la amistad entre los sexos del limbo de lo imposible...
De la misma manera, su aspecto negativo, el donjuanismo,
puede aparecer en forma positiva como hombría gallarda y
decidida; esfuerzos ambiciosos por lograr las metas más altas;
oposición a toda estupidez, estrechez de mente, injusticia y
flojera; disposición para sacrificarse por lo que se considera
correcto, rayando a veces en el heroísmo; perseverancia,
inflexibilidad y tenacidad; curiosidad que ni siquiera evade los
enigmas del universo; y finalmente, un espíritu revolucionario
que lucha por cambiar el aspecto del mundo. La exageración del
lado femenino significa una intensificación de los instintos
femeninos, sobre todo del instinto maternal. El aspecto negativo
se aprecia en una mujer cuya única meta es dar a luz. Para ella,
su esposo es...antes que nada instrumento de procreación y lo
considera sólo como un objeto que se debe cuidar, junto con los
hijos, relaciones delicadas, gatos, perros y menaje. Como
sustituto, aparece un Eros hiperdesarrollado, lo que casi
invariablemente conduce a una relación incestuosa
inconsciente con el padre. Este Eros intensificado pone un
énfasis anormal en la personalidad de los demás. Los celos de la
madre y el deseo de superarla se convierten en el leitmotiv de
acciones futuras. Como una especie de supermujer (admirada
involuntariamente por la hija), la madre vive de antemano todo
lo que la hija podría vivir por sí misma. Le complace mantenerse
fiel a su madre con una desinteresada devoción, mientras al
mismo tiempo lucha inconscientemente, casi contra su
voluntad, para tiranizarla, naturalmente bajo una máscara de
completa lealtad y devoción. La hija lleva una existencia-
sombra, a menudo siendo visiblemente succionada por su
madre, y prolonga la vida de ésta mediante una especie de
continua transfusión de sangre. Es el ejemplo supremo del
complejo materno negativo. El lema de este tipo es: ¡lo que sea,
con tal que no se parezca a mi madre!... Todos los procesos
instintivos se encuentran con dificultades inesperadas; o la
sexualidad no funciona adecuadamente, no se desea tener
hijos, los deberes maternos parecen insoportables o se responde
con impaciencia e irritación a las exigencias de la vida
conyugal.. Gracias a su lucidez, objetividad y masculinidad, una
mujer de este tipo frecuentemente se encuentra en cargos
importantes en que su cualidad maternal descubierta
tardíamente, guiada por una fría inteligencia, ejerce una
influencia muy beneficiosa. Esta rara combinación de feminidad
y raciocinio masculino es valiosa tanto en el ámbito de las
relaciones íntimas como en los asuntos prácticos. Sin embargo,
junto a los de conocimiento más difundido, existen otros que
poseen la particularidad de llevar el nombre de personajes
históricos, figuras mitológicas o protagonistas de obras
literarias o bíblicas (Münchhausen, Cenicienta, Agripina, Edipo,
Bovary, Caín, etc.)

Complejo de Agar y Sara


Tendencia masculina o a veces inconsciente a clasificar a las
mujeres en dos grupos: las buenas, puras e intocables a
semejanza de la madre; y a las malas, aptas para la satisfacción
sexual, pero indignas de amor. El hecho fue anotado por Freud
y bautizado por la psicoanalista francesa Maryse Choisy,
aludiendo a un episodio bíblico: Sara, mujer de Abraham, creyó
que no podía tener hijos y autorizó a su esposo para que
cohabitara con su esclava egipcia Agar, de la que tuvo un hijo
llamado Ismael. Pero como más tarde Sara tuvo un hijo, Isaac,
el patriarca expulsó de su casa a Agar el Ismael.

Complejo de Agripina
Tiene el mismo
significado que el
complejo de Edipo,
descrito por Freud. Sin
embargo los psiquiatras
belgas Sollier y Courbon
reprocharon la
denominación freudiana
ya que el Edipo de la
leyenda griega no sabía que cometía un incesto, pues
desconocía el hecho de que su esposa, Yocasta, era en realidad
su madre. Consideran más adecuado el término Complejo de
Agripina, en razón de que la emperatriz romana de ese nombre
trató de seducir a su hijo Nerón.

Complejo de
Alejandro
Resentimiento del hijo
contra el padre. Se
cuenta que Alejandro
Magno, al enterarse de
los triunfos bélicos de
su padre Filipo de
Macedonia, exclamó
con ira y desaliento:
"Mi padre no me deja
ya nada por
conquistar". En este
caso los psicoanalistas hablan de una "ofensa narcisista del yo".
Federico el Grande sufría de este complejo y su biografía se
corta en dos mitades: neurótica, mientras vivía su progenitor, y
normalidad cuando ciñó la corona.

Complejo de Antigona
Fijación excesiva en la figura
de la madre e incapacidad
para aceptar las leyes de la
vida y del amor. Según la
mitología y la caracterización
dramática de Sófocles,
Antígona consagró su vida al
cuidad de Yocasta y Edipo:
sus padres.
Complejo de Aquiles
Tendencia a
ocultar la propia
debilidad, la
impotencia o la
homosexualidad
bajo la apariencia
de invulnerabilidad
o heroísmo.
Aquiles, héroe del
poema homérico
"La Ilíada", fue
sumergido por su
madre en la laguna
Estigia para lograr que su cuerpo quedara inmune a las
heridas; sin embargo, el talón, por donde lo sujetaba su madre,
no logró ser bañado por el agua mágica y permaneció
vulnerable. El término fue utilizado por primera vez por el
escritor francés Pierre Audiat.

Complejo de Aristóteles
Rebelión del hijo contra el padre, del
discípulo contra el maestro. El nombre
alude a la oposición que tuvo
Aristóteles hacia su maestro Platón. El
discípulo trata de destruir la obra de
su iniciador para imponer la suya,
nueva y propia. Alfred Adler modificó
las doctrinas psicoanalíticas de su
maestro Freud para imponer sus
propias teorías. Reza un adagio
antiguo:"El iniciado mata siempre a su
iniciador".
Complejo de Bovary
Llamado más corrientemente
"bovarismo", deriva de la famosa novela
de Gustave Flaubert "Madame Bovary".
En términos psicopatológicos, el
bovarismo consiste en una alteración
del sentido de la realidad, de raíz
esquizoide, por la que una persona se
considera otra de la que realmente es.
Introdujo el término el psicólogo francés
Jules de Gaultier, antes del
advenimiento de Freud y del
psicoanálisis.

Complejo de Brummel
Excesiva elegancia en el vestir que compensa,
en el fondo, un fuerte sentimiento de
inferioridad. El nombre recuerda a Jorge
Brummer (1778-1840), dandy famoso de la
Corte de Inglaterra, que actuó como un
verdadero dictador de la moda de su tiempo.
Complejo de Brunilda
Tendencia de las jóvenes a querer ver en su
novio un superhombre o un héroe,
sobrevaloración que después del
matrimonio se cambia en una
desvalorización absoluta. En el caso, el
hombre sigue siendo el mismo, cambia sólo
la actitud de la mujer. En la leyenda
germánica la walkiria Brunilda sólo se
muestra dispuesta a casarse con un varón
capaz de vencerla en toda clase de ejercicios
físicos. Mediante un engaño Sigfrido logra
vencerla y conquistarla. Brunilda descubre
el engaño y exige la muerte del ofensor.

Complejo de Cain
La figura bíblica de Caín se invoca para caracterizar la peculiar
psicología del primogénito, celoso del hijo segundo a quien
considera como un "intruso" y un rival. Al de Caín se opone el
complejo de Abel. El psicólogo francés Charles Badouin, el
primero en usar el término escribe: "El niño al que le cabe en
suerte un hermanito o una hermanita, reacciona primero, muy
generalmente, con unos celos desmedidos y de carácter
completamente animal, que subsisten luego, latentes y más o
menos bien reprimidos. La hostilidad del menor frente al mayor
aparece como una réplica natural a dicha hostilidad". Según
Freud, la rivalidad existente entre los hermanos sería la base de
la justicia. "El instinto gregario se va formando sólo
paulatinamente en la nursery como efecto de las relaciones
entre hijos y padres y como reacción al sentimiento de celos con
que el hijo mayor empieza por acoger la intrusión del hijo
menor. El primero descartaría de muy buena gana a éste
último, para separarle de los padres y despojarle de todos sus
derechos; pero en presencia del amor igual que los padres
manifiestan hacia todos sus hijos, y ante la imposibilidad de
mantener a la larga dicha actitud hostil, sin perjuicio para
aquellos mismos que empezaron por adoptarla, acaba por
operarse una identificación entre todos los hijos, y se constituye
un sentimiento de comunidad que sufrirá en la escuela su
desarrollo ulterior. La primera exigencia que nace de esta
reacción, es la de justicia, de trato igual para todos". (Ensayos
de Psicoanálisis).

Complejo de Cenicienta

Compensación elaborada
por el niño más pequeño o
poco querido de la familia.
Tema folklórico de muchos
cuentos. El hijo menos
querido será el que más
tarde salvará gracias a su
talento, a toda la familia
que se encuentra en una
situación dramática; colocado en una situación desmedrada, de
víctima, el mundo reconocerá sus méritos.

Complejo de Creso
El nombre del último rey de
Lidia (560-546 A. C.), el de
las más fabulosas riquezas
que recuerde la Historia,
designa al complejo que se
manifiesta por la búsqueda
patológica de superioridad
por medio del derroche del
dinero, el mecenazgo y las
propinas principescas.

Complejo de Dafne
Miedo de las jóvenes ante la
sexualidad. Se le llama también
"angustia de penetración". La
ninfa Dafne, en la mitología griega,
era perseguida por Apolo. En el
momento en que el enamorado
dios estaba a punto de alcanzarla,
la ninfa se transformó en laurel.

Complejo de Edipo
Amor patológico del hijo por la madre. Según Freud, todo niño
subconscientemente desea a su madre y odia a su padre. "El
pequeño se da cuenta - escribe el psicoanalista - de que el padre
le cierra el camino conducente hacia la madre; su identificación
con el padre toma un matiz de hostilidad, debido a este mismo
hecho, y acaba por confundirse con el deseo de sustituir al
padre junto a la madre". Esta situación surge entre el tercer y
quinto año de la vida, y se resuelve en el sexto. Muchos no
logran superar este conflicto psicoemotivo y canalizarlo en un
amor normal. La no
superación significa una
grave perturbación
evolutiva a una neurosis.
El de Edipo fue el primer
complejo descubierto y
descrito por Freud. El
nombre proviene de la
mitología griega y la
historia fue recreada por
Sófocles en una tragedia.

Complejo de Electra
Término propuesto por Jung para
designar la contrapartida del
Complejo de Edipo. Fijación
afectiva de la niña en la figura del
padre. Según la leyenda griega,
Electra, hija de Agamenón y
Clitemnestra, vengó a su padre
quien fuera asesinado por Egisto,
amante de Clitemnestra. Azuzó a
su hermano Orestes para que diera
muerte a su madre y a Egisto,
asesinos del padre de ambos.
Complejo de Empedocles
El nombre corresponde a un filósofo
griego del siglo V que se precipitó al
cráter del volcán Etna para hacerse
famoso por su suicidio. El complejo
designa la compulsión al suicidio por
realzar el propio equilibrio
autoestimativo quebrantado
apareciendo como un "héroe" ante sí y
los demás.

Complejo de Erostrato
Según la leyenda, Erostrato
incendió el templo de Diana, en
Éfeso, para pasar a la
posteridad, ya que no tenía
ningún mérito para conseguir
fama. Forma peculiar el
complejo de inferioridad de gran
incidencia criminógena. No
importan los medios con tal de
distinguirse, sobresalir, que se
hable de uno. Declaración
frecuente en los cuarteles de
policía:"Lo hice porque quería
salir en los medios". Haebig, el asesino de la calle Dardignac,
ejemplifica el complejo.

Complejo de Hamlet
Vacilación para actuar debido a la
duda, el escrúpulo y la meditación
excesiva. El príncipe de Dinamarca
de la obra de Shakespeare resulta el
símbolo de la irresolución.

Complejo de Job
Nombre global dado a las
dolencias "psicógenas" de la
piel. Se ha observado
proclividad a las dermatitis
psicosomáticas en personas
que se ofenden con facilidad,
que se sienten agraviadas, con
o sin motivo. En general las
alteraciones dérmicas
desaparecen cuando se
reestablece el equilibrio
autoestimativo y desaparece el
sentimiento de agravio. El nombre, creado por el psicoanalista
norteamericano Félix Deutsch, recuerda al patriarca bíblico
Job, quien tuvo que soportar como prueba divina, todo tipo de
sufrimientos y plagas, incluyendo ulceraciones de la piel.
Complejo de Judas
Animo de traición impulsado por
el resentimiento. El sujeto no
soporta la superioridad,
sobretodo moral, de otra persona
de mayor valía, y con sus
deslealtades y perfidias procura
reestablecer inconscientemente
su equilibrio autoestimativo
quebrantado. Las treinta
monedas de plata no explican
suficientemente la villanía de
Judas Iscariote, cuyo nombre
ostenta el complejo.

Complejo de Munchausem
Mentiras, historias
inverosímiles en las
que el narrador,
protagonista de sus
cuentos, se impone
como "superior"
sobre sus oyentes.
Mecanismo de
compensación a una
situación de
inferioridad. El
barón de Münchhausen protagoniza tres novelas del siglo XVIII
en las que relata aventuras extraordinarias e inverosímiles que
lindan con el absurdo. Como personaje literario es el prototipo
del mentiroso

Complejo de Narciso
Narcisismo. Sobreestimación de sí
mismo. Fase infantil del desarrollo
caracterizada por el deseo de ser
amado, con preferencia al deseo de
amar. El narcisista no logra superar
esta fase evolutiva, queda atrapado
en el yo. En la elección del objeto
amoroso escogerá siempre bajo la
influencia inconsciente de la imagen
que se tiene formada de su propio
yo, buscando en él una especie de
réplica de sí mismo. En la mitología
griega, Narciso era un bello pastor
que, al inclinarse sobre el agua de una fuente para beber,
percibió su imagen y se enamoró de sí mismo.

Complejo de Otelo
Sentimiento morboso de celos. Celoso por antonomasia, el Moro
de Venecia de Shakespeare da su nombre al complejo.

Complejo de Pulgarcito
El hijo menor de una familia en que
hay numerosos hermanos y
hermanas acusa una psicología
particular. Señaló Adler el hecho de
que, por regla general, allí donde hay
muchos hermanos suele ser el más
pequeño el que llegue más lejos en la
vida. Supercompensación obtenida por el niño más joven, o el
niño malogrado y despreciado por la familia. El propio Adler
señaló al respecto el cuento popular "Pulgarcito".

Crisis

“Nuestra conciencia contemporánea no es


sino un recién nacido que empieza a decir «yo». Reconocer hasta
qué grado increíble las almas humanas son diferentes entre sí
fue una de las experiencias más impresionantes de mi vida. Si
la igualdad colectiva no fuera un hecho originario y la fuente
primera y la madre de todas las almas individuales, sólo sería
una gigantesca ilusión. Pero, a pesar de toda nuestra conciencia
individual, no deja de perpetuarse inquebrantablemente en el
seno del inconsciente colectivo, comparable a un mar sobre el
cual la conciencia del yo navegara cual un navío. Por eso nada o
casi nada del mundo psíquico originario ha desaparecido. Al
igual que los mares separan los continentes con su inmensidad
y los rodean como a islas, así la inconsciencia originaria asalta
por todas partes a las conciencias individuales. En el cataclismo
de la demencia, el mar originario se lanza en oleadas
desencadenadas al asalto de la isla que apenas emerge y la
traga. En el transcurso de los trastornos nerviosos, hay diques
que se rompen y campos fértiles que son devastados por la
inundación. Los neuróticos son, sin excepción, habitantes de
las costas, los más expuestos a los peligros del mar.
Las llamadas personas normales habitan en el interior de las
tierras, en un suelo seco y elevado, al borde de lagos y de ríos
apacibles; ninguna marejada, por poderosa que sea, puede
alcanzarles, y él mar está tan lejos que llegan a negar su
existencia. La identificación con el yo puede ser tan profunda
que los lazos que unen a la humanidad se aflojan y los hombres
se alzan unos contra otros. Es grande la tendencia a que esto se
produzca pues las voluntades individuales no son nunca
completamente idénticas. Y, para el egoísmo primitivo, está
claramente establecido que no es nunca el «yo» sino siempre
otro quien «debe». La conciencia individual está rodeada por los
abismos del inconsciente como por un mar amenazador. No está
segura ni inspira confianza más que en la apariencia; en
realidad, es algo frágil, vacilante sobre su base. En ocasiones,
basta simplemente un poderoso afecto para perturbar de la
forma más sensible el estado de equilibrio de la conciencia. El
lenguaje lo expresa perfectamente: «La cólera me ha puesto
“fuera de mí”», «me ha “sacado de quicio”», «se lo “llevaban” los
demonios», «se “salió” de sus casillas» («aus der Haut fahren»),
«hay cosas que le “ponen” a uno loco», «no sabía ya ni lo que
hacía», etc... Todas estas frases corrientes muestran con cuánta
facilidad una impresión quebranta la conciencia del yo. Estas
perturbaciones causadas por las impresiones no sobrevienen,
desgraciadamente, sólo por accesos, sino que pueden revestir
un carácter crónico que engendra transformaciones duraderas
de la conciencia. Debido a conmociones psíquicas, zonas
enteras de nuestra naturaleza pueden hundirse en lo
inconsciente y desaparecer de la superficie de la conciencia
durante años, incluso decenas de años. De ello pueden
derivarse transformaciones duraderas del carácter; por eso se
dice, y con razón: desde tal o cual acontecimiento «parece otro
hombre». Semejantes desventuras no se dan sólo en sujetos que
llevan el lastre de una grave herencia o en neuróticos, sino
también en personas consideradas normales.

Las perturbaciones suscitadas por las conmociones se llaman


en lenguaje técnico fenómenos de disociación. En el curso de los
conflictos psíquicos aparecen fallas de esta naturaleza que
amenazan con arruinar la estructura quebrantada de la
conciencia. El habitante del interior, del mundo normal, que se
jacta de no acordarse del mar, no vive tampoco sobre un terreno
seguro sino sobre un suelo freático en el que en cualquier
momento, por alguna hendidura continental, el mar puede
precipitarse poderosamente.

El primitivo conoce este peligro por la vida de su tribu y gracias


a su psicología propia; son los peligros del alma, según el
término técnico, entre los que cabe distinguir la pretendida
pérdida de alma y la posesión. Ambos son signos de disociación.
En el primer caso, el primitivo dice que un alma le ha
abandonado, que ha emigrado; en el segundo, que un alma, con
gran contrariedad por su parte, ha inmigrado a él. Esta manera
de expresar las cosas es, sin duda, un poco insólita, pero
designa bastante bien esos síntomas que hoy llamamos
fenómenos de disociación o estados esquizoides. Tales
fenómenos no son síntomas absolutamente morbosos, y se dan
también en las latitudes de lo normal. Son, en este caso,
transformaciones del sentimiento general de las cosas, saltos
irracionales del temperamento, conmociones imprevisibles,
aversiones súbitas, agotamientos psíquicos, etc. Se puede
observar incluso fenómenos esquizoides análogos a la posesión
del primitivo en el hombre considerado normal. Pues éste no es
tampoco invulnerable al demonio de la pasión, ni está al abrigo
de la posesión, aunque sólo sea por una fatalidad, por un vicio,
por una convicción exacerbada; en resumen, por todo un haz de
posibilidades que abren un abismo profundo entre él y los otros,
suscitando un doloroso desgarramiento de su alma.
La escisión del alma es, para el primitivo, lo mismo que para
nosotros, algo incongruente y enfermizo. Nosotros la
denominamos conflicto, nerviosismo, demencia. No fue por error
por lo que el relato bíblico de la Creación estableció una
armonía plena y entera entre las plantas, los animales, los
hombres y Dios en el símbolo del Paraíso, al comienzo de todo
devenir psíquico, y por lo que discernió el pecado fatal en ese
primer asomo de conciencia: «Seréis como dioses, conocedores
del Bien y del Mal». Para el espíritu ingenuo, pecar era
necesariamente romper la Ley, la unidad sagrada de la noche
originaria hecha de una conciencia vaga, difusa, de las cosas y
del universo (Allbewusstsein). Era la rebelión satánica del
individuo contra la unidad. Era un acto hostil de lo inarmónico
contra lo armónico, una ruptura de la alianza universal. Y, por
ello, en la maldición divina se dice: «Pondré enemistad entre ti y
la mujer, entre tu descendencia y su descendencia, y ésta te
aplastará la cabeza, y tú la herirás en el talón». Y, sin embargo,
la conquista de la conciencia fue el fruto más precioso del Árbol
de la Vida, el arma mágica que confirió al hombre su victoria
sobre la tierra y que le permitirá—esperémoslo así, por lo
menos—una victoria todavía mayor sobre sí mismo.
Conciencia individual significa ruptura y hostilidad. La
humanidad ha hecho innumerables veces tanto en su conjunto
como en actos aislados, la penosa y vivaz experiencia de ello. En
el individuo, el período de disociación es un período de
enfermedad; lo mismo ocurre en la vida de los pueblos. Sería
difícil negar que los tiempos actuales no sean también una de
estas épocas de disociación y de enfermedad. La situación
política y social, la dispersión religiosa y filosófica, el arte y la
psicología modernas: todo confirma esta opinión. Quienquiera
que posea, aunque sólo sea una parcela de sentimiento de
responsabilidad humana, ¿puede sentirse a gusto? Con toda
sinceridad, es preciso incluso confesar que nadie se siente a
gusto en este mundo contemporáneo; el malestar, por otra
parte, es creciente. «Crisis» es un término médico que designa
siempre un momento peligroso de la enfermedad.

El germen del mal disociador cayó sobre el alma humana el día


en que nació la conciencia, a la vez bien supremo y fuente de
todos los males. Es difícil juzgar el presente inmediato en que
vivimos. Pero si nos remontamos en la historia de la enfermedad
espiritual de la humanidad, encontramos accesos anteriores
que podemos abarcar más fácilmente con la mirada. Una de las
crisis más graves fue la enfermedad del mundo romano en el
curso de los primeros siglos de la era cristiana. El fenómeno de
disociación se reveló por fisuras de una amplitud sin precedente
que disgregaban el estado político y social, las convicciones
religiosas y filosóficas, así como por una decadencia deplorable
de las artes y las ciencias. Reduzcamos a la humanidad de
entonces a las proporciones de un solo individuo; tenemos ante
nosotros una personalidad desde todos los puntos de vista
altamente diferenciada, que en un principio ha conseguido, con
una suprema seguridad en sí mismo, extender su poder en
derredor de sí, pero que, una vez alcanzado el éxito, se ha
dispersado en un gran número de ocupaciones y de intereses
diferentes; hasta tal punto y de tal forma que acabó por olvidar
su origen, sus tradiciones e incluso sus recuerdos personales y
se imaginó que era idéntica a tal o cual cosa, lo que la precipitó
en un conflicto irremediable consigo misma. Este conflicto
ocasionó finalmente tal estado de debilidad que el mundo
circundante, al que anteriormente había yugulado, hizo en ella
una irrupción devastadora que apresuró el proceso de
descomposición. El estudio de la naturaleza del alma, al que me
he consagrado durante varios decenios, me ha impuesto, como
a otros investigadores, el principio de no considerar jamás un
hecho psíquico bajo un solo aspecto, sino tener siempre en
cuenta también su aspecto contrario. Pues la experiencia, por
poco vasta que sea, demuestra que las cosas tienen por lo
menos dos caras, y a menudo más. La máxima de Disraeli de no
tomar demasiado a la ligera las cosas insignificantes y muy a
pecho las cosas importantes es otra expresión de la misma
verdad; una tercera versión de ella nos la proporcionaría la
hipótesis de que toda manifestación psíquica está compensada
interiormente por su contrario o, para recurrir a los proverbios,
de que «los extremos se tocan» y de que «no hay mal que por
bien no venga». Así, toda enfermedad que disocia un mundo
constituye al mismo tiempo un proceso de curación”

Bibliografía: “Los complejos y el Inconsciente”


Editorial Trotta (Autor: Carl Gusta Jung/ Fecha publicación:
17.06.2008)
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Generación Empatica Reg. Número 2299158

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