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MACRONUTRIENTES Y MICRONUTRIENTES

LOS MACRONUTRIENTES
El organismo necesita una mayor cantidad de macronutrientes (gramos) que de
micronutrientes para funcionar correctamente. Generalmente, en esta categoría se
incluyen el agua, los carbohidratos, las grasas y las proteínas. Los macronutrientes
(excepto el agua) también pueden ser llamados nutrientes proveedores de energía. La
energía se mide en calorías y es esencial para el crecimiento, reparación y desarrollo
de nuevos tejidos, conducción de impulsos nerviosos y regulación de procesos
corporales. Los carbohidratos son necesarios para generar energía. Estos son la
principal fuente de energía (4 calorías por gramo) y constituyen la mayor reserva de
energética del cuerpo. Estos se encuentran en tres formas: azúcares (incluyendo la
glucosa), almidón y fibra. El cerebro humano funciona solo con la glucosa. Cuando se
produce en exceso, la glucosa se almacena en el hígado en forma de glucógeno. Los
carbohidratos también son importantes para la oxidación de las grasas y pueden ser
metabolizados en proteínas. Las grasas son utilizadas para la formación de esteroides y
hormonas. Estas sirven como solventes para las hormonas y las vitaminas liposolubles.
Las grasas proporcionan más del doble de las calorías que los carbohidratos y proteína
(alrededor de 9 calorías por gramo). La grasa extra se almacena en el tejido adiposo y
se quema cuando el cuerpo se ha quedado sin la energía de los carbohidratos. Las
proteínas proporcionan aminoácidos y constituyen la mayor parte de la estructura
celular. Son los últimos macronutrientes en ser utilizados por el organismo. En los
casos de extrema inanición, el organismo utiliza los músculos del cuerpo, compuestos
de proteínas, para generar energía; esto se conoce como emaciación. Al igual que los
carbohidratos, las proteínas también proporcionan 4 calorías por gramo. El agua
constituye una gran parte de nuestro peso corporal y es el principal componente de los
fluidos corporales. El cuerpo necesita de ésta más en mayor cantidad que de cualquier
otro nutriente. El organismo repone el agua a través de los alimentos consumimos y
los líquidos que bebemos cada día. El agua también funciona como transportados de
los nutrientes a las células y elimina los desechos a través de la orina. Asimismo, es un
agente fundamental en la regulación de la temperatura corporal y el equilibrio iónico
de la sangre. El agua es esencial para el correcto funcionamiento metabólico,
lubricación y amortiguación.
LOS MICRONUTRIENTES
Los micronutrientes incluyen los minerales y las vitaminas. A diferencia de los
macronutrientes, el organismo los requiere en cantidades muy pequeñas. Estos son
extremadamente importantes para la actividad normal del cuerpo y su función
principal es la de facilitar muchas reacciones químicas que ocurren en el cuerpo. Los
micronutrientes no le proporcionan energía al cuerpo. Las vitaminas son esenciales
para el funcionamiento normal del metabolismo (crecimiento y desarrollo) y para la
regulación de la función celular. Las mismas, junto con las enzimas y otras sustancias,
son esenciales para mantener la salud. Existen dos tipos de vitaminas, las liposolubles
(solubles en grasa) o solubles en agua. Cuando son producidas en exceso, las vitaminas
liposolubles se almacenan en los tejidos grasos del cuerpo. El exceso de las vitaminas
solubles en agua se elimina a través de la orina y por esto, se deben consumir todos los
días. Las vitaminas solubles en agua incluyen la vitamina B y C: las verduras de hoja
verde son ricas en vitamina B, mientras que la vitamina C se encuentra en abundancia
en las frutas cítricas. Las vitaminas liposolubles incluyen las vitaminas A, D, E y K. Los
alimentos ricos en estas vitaminas son: los vegetales de hoja verde, la leche y los
productos lácteos y los aceites vegetales. Los minerales se encuentran en forma
ionizada en el cuerpo. Se clasifican en macrominerales y micro-minerales (o minerales
traza). Los macro-minerales presentes en el organismo son el calcio, potasio, hierro,
sodio y magnesio. El hierro es un componente de la hemoglobina que está presente en
la sangre. El organismo necesita mayor cantidad de macro-minerales que de micro-
minerales. Entre los micro-minerales se encuentran el cobre, zinc, cobalto, cromo y
fluoruro. Estos, en su mayoría son cofactores necesarios para la función de las enzimas
en el cuerpo. Aproximadamente el 4% de la masa del cuerpo se compone de
minerales.
CLASIFICACIÓN DE LOS ORGANISMOS DE ACUERDO A SU MODELO NUTRICIÓN
TIPOS DE NUTRICIÓ
Aproximadamente hay 10 millones de especies diferentes en la Tierra. Y, según su
nutrición, se pueden dividir en dos grupos.
AUTÓTROFA: sintetiza sustancias orgánicas a partir de sustancias inorgánicas simples,
como las plantas.
HETERÓTROFA: los que necesitan alimentos procedentes de otros seres vivos, como
los animales.
La alimentación puede ser de varios tipos como carnívoros, omnívoros, herbívoros,
filtradores y descomponedores.
HERBÍVOROS
Son los que se alimentan de plantas. Y en la cadena trófica, los herbívoros son los
consumidores primarios; por ejemplo, la vaca y el oso panda; mientras que los que
comen carne son consumidores secundarios.
CARNÍVOROS
Son los que se alimentan a base de carne ya sea por depredación o consumo de
carroña. A pesar de que existen muchas especies de animales carnívoros, algunas
subespecies no son consumidoras exclusivas de carne. Por ejemplo, el tigre, el león.
OMNÍVOROS
Son los animales que se alimentan de todo, tanto de animales como de plantas.
Entre los mamíferos están el cerdo, el oso polar, el coatíe, el erizo y el perro. En las
aves están el cuervo, la urraca, los trepadores, etc. De igual manera, el ser humano es
un ser vivo omnívoro.
FILTRADORES
Son organismos acuáticos que poseen dispositivos para capturar las partículas
alimenticias que flotan en el agua. Estos animales son las almejas, krill, las esponjas, las
ballenas barbadas y muchos peces.
DECOMPONEDORES

Se alimentan de restos de organismos transformándolos en sustancias inorgánicas, que


pueden servir de alimento. Los hongos, por ejemplo, absorben los nutrientes de
organismos muertos y vivos. Así como las lombrices, las babosas y las nematodes.
NUTRIENTES DEL SUELO
Fassbender (1982) define la química de suelos como aquella parte de la ciencia del
suelo que estudia la composición, las propiedades y las reacciones químicas de los
suelos. Los esfuerzos mayores de aplicación de esta parte de la ciencia del suelo han
estado dirigidos a tratar de explicar y/o resolver problemas relacionados con la
dinámica de los nutrientes vegetales y con la fertilidad del suelo. El suelo es un ente
natural organizado e independiente, con unos constituyentes, propiedades y génesis
que son el resultado de la actuación de una serie de factores activos (clima,
organismos, relieve y tiempo) sobre un material pasivo (material parental), el cual se
altera por la acción de los factores ambientales y en su formación se desarrollan una
serie de procesos que transforman el material original hasta darle una morfología y
propiedades propias.
Antes de llevar a cabo el cultivo, lo más importante es conocer el tipo de suelo y
cuáles son las características de las plantas. Así sabes si tienes que aportar nutrientes o
si, por el contrario, hay excesos que pueden darte problemas en la cosecha. Ten en
cuenta también aspectos como el momento del ciclo de vida en el que se encuentra la
planta, la humedad del terreno, el pH o la actividad bacteriana de la tierra. Estos
rasgos pueden influir en la correcta absorción de los nutrientes del suelo.
1. Magnesio. Si los suelos son pobres en calcio, hay exceso de magnesio, las raíces se
dañan y las hojas se deforman y se secan. Si hay carencia de este elemento, las hojas
se decoloran en la zona del nervio y el borde, aparecen manchas moradas, se caen con
facilidad y se pierden. Es uno de los nutrientes esenciales de la clorofila y aporta
resistencia a la planta ante las adversidades del tiempo.
2. Potasio. Un exceso puede hacer que la planta no absorba otros nutrientes
importantes como el boro, el calcio, el hierro, el magnesio y el zinc. Si el suelo tiene
carencia de potasio, las hojas muestran manchas claras, se enrollan y se secan, la
planta crece mucho más despacio, los tallos son finos, las raíces son escasas, los frutos
no tienen el color que les corresponde y su sabor es ácido. El potasio favorece el
desarrollo de la raíz y hace que la planta sea más resistente frente a las adversidades
climatológicas, las plagas y las enfermedades. Además, incrementa el peso del fruto,
que es más rico en agua y azúcar.
3. Nitrógeno. Debido al exceso, las hojas adquieren un color verde oscuro, las raíces no
se desarrollan bien, el follaje no es muy abundante, los frutos tardan en madurar y la
planta se vuelve proclive a las plagas. En caso de déficit de nitrógeno, la planta sufre
debilidad general, las hojas tienen bordes morados y naranjas, se quedan rígidas y no
crecen todo lo que deberían. También nacen menos flores y la cosecha es de baja
calidad.
4. Fósforo. En exceso, este elemento inhibe la absorción de hierro. Su carencia
conlleva que el follaje y las raíces se desarrollen menos de lo normal y que dé menos
semillas. El fósforo influye en la floración de la planta, así como en el fructificación y la
maduración de los frutos, aporta consistencia a la planta y forma parte de la
fotosíntesis. Por eso influye también en la calidad y el número de semillas que
produce.
5. Azufre. Es muy poco probable tener exceso de azufre en el terreno. La carencia hace
que la planta crezca menos, que las puntas se sequen y que la hoja se decolore de
manera gradual. Se trata de uno de los nutrientes que participan en la formación de la
clorofila y aporta enzimas y proteínas. También tiene efectos sobre el desarrollo del
fruto.
6. Calcio. Influye en el desarrollo general de la planta y la dureza de los tejidos,
favorece el desarrollo de las raíces y de los frutos. Si hay un exceso de calcio, surgen
dificultades para absorber cobre, potasio y zinc. En caso de carencia, la planta crece
poco y las hojas presentan las puntas secas y se enrollan sobre sí mismas.
7. Hierro. Al igual que sucede con el azufre, es raro que haya exceso de hierro. Sin
embargo, la carencia puede limitar el desarrollo de la planta, algo que es común en
suelos alcalinos, salinos y calcáreos. Es un nutriente que forma parte de la clorofila.
Conocer los nutrientes en los que es rico el terreno y los que le faltan,
permite interpretar qué significan los cambios de tonalidad de las plantas.

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