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Este habitante del municipio de Uberaba consiguió que las casas de sus
vecinos, muchas de ellas sin ventanas ni electricidad, quedaran iluminadas
durante el día. Y todo con una simple botella de plástico. El invento consiste
en llenar una botella de dos litros con agua limpia y perforar el techo para
colocarla de modo que quede la mitad de ella en el exterior (ver vídeo). Cuando
la luz incide sobre la botella, el agua refleja la luz y proporciona una iluminación
equivalente a una bombilla de 50 vatios. El truco se hace más efectivo si se
añade cloro o lejía al agua para evitar la aparición de moho, y dura más si se
cubre el plástico con una película transparente que le proteja de la exposición
solar continua. Lo sorprendente es que, incluso en días nublados o lluviosos, el
invento funcionaba.
Pero siempre hay gente buena por el mundo para conseguir hacer la vida más llevadera. En
2002, un mecánico en Sao Paulo “se le encendió la bombilla”, e ideó un sistema de bajo
coste para iluminar una casa mediante luz natural. Alfredo Moser tomó una botella de
plástico de un litro y la llenó con una mezcla de agua y un poco de lejía (para evitar la
formación de algas), la selló y después de cortar un agujero en su techo de estaño de su
casa, la colocó la botella en el agujero (tapa hacia arriba) y selló la botella. La “botella solar”
captura los rayos del sol y los amplifica como si fuera un prisma, alumbrando con la
intensidad de una bombilla de 50 o 60 watios, y no se necesita un día muy soleado para ver
sus efectos.
Las «lámparas Moser» se encuentran en 140.000 hogares. La idea también ha sido popular
en otros 15 países más, como India, Bangladesh, Tanzania, Argentina y Fiyi, según
la entrevista realizada por la BBC a Angelo Díaz, director ejecutivo de la My Shelter
Foundation.
Según los cálculos de Díaz, para principios del próximo año, un millón de personas se
beneficiará con las ventajas que ofrecen este tipo de lámparas.
«Alfredo Moser ha cambiado la vida de una gran cantidad de personas, creo que para
siempre», «Gane o no el Premio Nobel, queremos que sepa que hay muchísima gente que
admira lo que hace», afirma Díaz.